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Universidad La Gran Colombia

Literatura Latianoamericana

Parcial

Docente: Andrés Torres

Alumna: Maira D’Antoni

Fecha de entrega: 10/09/2018


Una lectura de El Túnel de Ernesto Sábato en términos de “cosmovisión”

En el presente trabajo nos proponemos realizar una lectura crítica de El Túnel de Ernesto
Sábato, proponiendo una vinculación con el mito del Yurupary. Pero para desarrollar este
escrito, será preciso que tengamos dos lecturas que abordan dicho mito que son textos de
Betty Osorio de Negret “Literatura indígena en Colombia” y Margarita Becerra Cano “En
memoria del abuelo sabedor Miru Púu, una voz Tukano del Vaupés”. En esta dirección,
plantearemos un análisis del texto de Sábato en términos de cosmovisión y en otro
apartado, plantearemos los elementos que hacen de este escrito una novela moderna para
luego volver a estrecharlo con el mito del Yurupary. En principio, nos interesa proponer
como una especie de concepto, la cosmovisión como aquella manera de percibir el mundo
que el texto va generando dentro las fronteras del texto mismo. Por otro lado, iremos
desarrollando el modernismo en la novela y sus consecuencias, tomando como referencias
“Emergencia de lo siniestro” de Jesús González Requena y “El Túnel como novela
modernista” de Maarten Steenmeijer.

1. La primera persona del singular como forma creadora

El Túnel desarrolla la historia de un crimen ocurrido en Buenos Aires, Argentina. Consiste


en que Juan Pablo Castel tanto personaje principal como narrador del texto, asesinó a una
mujer cuyo nombre es María Iribarne. La voz del narrador está construida en primera
persona del singular, lo cual no es un detalle inocente. Esta primera persona permite
construir un universo estrecho dentro del texto, es decir los límites de la visión del mundo
textual están condicionados por una voz que es, aparentemente mucho más subjetiva que
si el narrador fuese omnisciente.

En principio, es preciso citar un fragmento de las primeras líneas del texto, donde se
aproxima desde ya una lectura en términos de cosmovisión:

¡Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una
noticia en la sección policial!. Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana
aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la
hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción. ¿Un individuo
es pernicioso?. Pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción. (Sábato, 1948:4)

Nótese que términos como “convicción”, “afirmación” van configurando una visión de
mundo de cómo debe ser percibido algún acto, en cierta medida se va gestando, de alguna
forma un precepto moral que será consolidado en el sintagma “buena acción”. Entonces,
el orden del texto –entiéndase en dirección con el término griego κόσμος (kósmos)- no se
percibe como un acto de falta moral, contrario a lo que habitualmente, en el marco real
de una sociedad como la argentina, sería ilegal. En esta dirección es que nos permitimos
leer que el texto plantea una cosmovisión propia. Y en este caso, podría interpretarse un
primer acercamiento al mito del Yurupary, donde la cosmovisión es clara y se propone
cómo debe organizarse una sociedad, de acuerdo a ciertas normas morales. Siguiendo a
Becerra (2007), “El relato cumple aquí con otra de sus funciones: es una guía de
supervivencia porque establece reglas de conducta que se aplican a la vida diaria.” (5)
El texto de Sábato se sigue desarrollando en esta vía del narrador en primera persona
como creador de la percepción del mundo dentro del escrito hasta el final del mismo.
Entonces, nos permitimos pensarlo como un texto modernista, según lo plantea Maarten
Steenmeijer (1992), este procedimiento nos esclarecería este comportamiento de construir
una percepción del mundo mediante la utilización del narrador en primera persona: “Si
los realistas pretendían registrar la realidad (pretensión de objetividad), los modernistas
más bien proyectaban la realidad o, mejor dicho, una realidad (perspectiva subjetiva)” (4)
Aquí se deja en claro el hecho de crear visión de mundo, crear percepción. En ese aspecto
podemos establecer un vínculo entre el mito del Yurupary y El Túnel. Ambos crean visión
de mundo, el primero pretende establecer una moral para la sociedad, el segundo no, pero
genera su propia moral intrínseca al texto. Ambos crean mundo, no retratan la realidad,
como hubiera pretendido el realismo.

2. Lo modernista en El Túnel

Considerar El Túnel como una novela modernista, según como mencionamos en el


apartado anterior, que argumenta Steenmeijer, nos hallamos adentrados en la lectura de
González Requena (1997) en cuanto a que él asegura que el romanticismo apuntaba a
encontrar una armonía entre la razón y la pasión, hecho que no sucede en el modernismo,
en detalle, tampoco en Sábato. Esta falta de equilibrio entre la razón y la pasión puede
leerse a lo largo de la novela, por ejemplo:

“Existió una persona que podría entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté” (Sábato,
1948:5)

Aquí la connotación del término “entenderme”, equivalente comúnmente a que una


persona comprende a otra, tiene una connotación positiva, por lo cual, podría ser
considerado irracional matarla, pero no bajo los dominios de la pasión, en todo caso,
cuando no se halla en sintonía con la razón. Como hemos aludido con anterioridad, el
narrador en primera persona que nos presenta la novela, plantea una moral exclusiva del
texto, Steenmeijer le llamará “relativismo ético”, y podemos asegurar que está facilitado
por la presencia de lo irracional que ahora mismo se ha desarrollado. Con respecto a lo
irracional, afirma Steenmeijer (1992):

Para expresar estas dudas epistemol6gicas, los modernistas no se servían del narrador omnisciente del realismo (que,
en general, no ahorraba esfuerzos para quitar todos los obstáculos entre el lector y el mundo novelesco) sino que
focalizaban desde el punto de vista de los personajes y que acudían a procedimientos que pusieran en primer piano las
actividades de la mente (el mon6logo interior, el flujo de conciencia) y que acentuaran las restricciones epistemológicas
de esta: limitando el punto de vista a uno solo o yuxtaponiendo distintos puntos de vista equivalentes (o sea, no
privilegiando ninguno de ellos); dislocando el orden cronológico, cronométrico y lógico; emancipando lo irracional y
sus síntomas (los deseos, las pasiones, los instintos, los sueños, los actos gratuitos). (5)

En uno de los puntos alude a la “emancipación de lo irracional” , como en términos de


dejar expuestos “los puntos oscuros de la psique”, ya emancipados por Freud. El texto irá
trabajando sobre las pasiones de Juan Pablo Castel, poniendo en permanente tensión, la
meticulosidad con la que narra los hechos, llegando a ser sistemático, en contraposición
con lo sexual, que es el desencadenante de su irracionalidad.
Lo sexual brota desde sus deseos reprimidos y sale a flote, comienza a desarrollarse a
partir de los deseos sexuales que se explicitan en la narración, por otro lado, lo sexual
comienza a manifestar la irracionalidad cuando Juan Pablo Castel comienza a sospechar
que Hunter quizás podría ser amante de María Iribarne.
Lo sexual como factor desencadenante de lo irracional, se condensa en dos pasajes claves,
el primero, el de la prostituta que él asocia con María y el otro, que él la mata una vez que
ella hubiera tenido un encuentro con su amante Hunter. Citamos a continuación ambos
pasajes, con el fin de analizarlos en profundidad:

Marta y la prostituta han tenido una expresión semejante; la prostituta simulaba placer; María, pues,
simulaba placer; Marta es una prostituta.
—¡Puta, puta, puta! —grité saltando de la bañadera.
Mi cerebro funcionaba ya con la lúcida ferocidad de los mejores días: vi nítidamente que era preciso
terminar y que no debía dejarme embaucar una vez más por su voz dolorida y su espíritu de comediante.
Tenía que dejarme guiar únicamente por la lógica y debía llevar, sin temor, hasta las últimas consecuencias,
las frases sospechosas, los gestos, los silencios equívocos de María. (Sábato, 1948: 56)

Lo sexual en este pasaje, despierta el deseo de asesinarla. La prostituta le recuerda a


María, la sospecha de que tiene amantes parece verse confirmada aquí. El paralelismo
entre que ambas simulaban placer, condesa este hecho y entonces asocia que ella también
es, como le grita “puta”. Eso lo conducirá a cometer el crimen, por ende, pareciera irónico
que dijese que debe guiarse únicamente por la lógica.
Por otro lado, el pasaje del asesinato configura la muerte de María como consecuencia de
sus actos sexuales que Juan Pablo Castel no había querido que hiciera.

Me acerqué a su cama y cuando estuve a su lado, me dijo tristemente:


—¿Qué vas a hacer, Juan Pablo?
Poniendo mi mano izquierda sobre sus cabellos, le respondí:
—Tengo que matarte, María. Me has dejado solo.
Entonces, llorando, le clavé el cuchillo en el pecho. Ella apretó las mandíbulas y cerró los ojos
y cuando yo saqué el cuchillo chorreante de sangre, los abrió con esfuerzo y me miró con una mirada
dolorosa y humilde. Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé muchas veces el cuchillo en su pecho y
en su vientre. (Sábato, 1948: 56)

Nótese que las puñaladas son en partes que representan la sexualidad femenina, el pecho
y la zona del vientre. Eso condensa de manera gráfica en el texto que María muere a causa
de su comportamiento sexual indeseado por Juan Pablo Castel.
Ahora bien, dicho esto hasta aquí, es importante tener en cuenta que la vinculación con
el mito del Yurupary es el elemento de lo sexual, se comporta como el desencadenante
de los sucesos que con fundamentales dentro del texto. Osorio explica en su texto los
diferentes núcleos que aparecen en el mito, y si observamos, cada uno de ellos se
desenlaza por un acto sexual.
En ambos textos, lo sexual desencadena hechos requeridos por la cosmovisión del texto.
Habíamos mencionado que en El Túnel existe lo que se denomina una ética relativa, es
decir, la cosmovisión intrínseca al texto, que configura la voz del narrador en primera
persona, se ve alcanzada: asesinar a María. Ese asesinato que devuelve el equilibrio al
texto, que comienza contando que asesinó a esa mujer y lo cierra contando detalladamente
las puñaladas que le hundió tanto en el pecho como en el vientre, se ve motivado por lo
sexual, es decir, por lo que el narrador considera, es un mal comportamiento sexual por
parte de María. Lo mismo pasa en el Yurupary, por ejemplo en el momento en que las
mujeres se dirigen hacia el río y quedan encintas porque el payé así lo quiere. De esa
manera es concebida Seucy, narra Osorio, madre del Yurupary. Esta niña, aún virgen
comió de un fruto que la dejó encinta, el mal comportamiento de esa muchacha, por querer
responder al desenfreno de un deseo que era el de comer aquella fruta, ocasiona uno de
los sucesos más necesarios del texto: el nacimiento de Yurupary.

3. Conclusión
Hasta aquí, hemos realizado una lectura crítica de El túnel de Sábato, estrechándolo con
el mito del Yurupary. Pudimos ver que se vinculan en puntos como el planteo de una
cosmovisión, así sea desde una ética relativa en El Túnel y en el Yurupary, desde una
ética que se esperaba para la sociedad a la que perteneció el mito. Lo sexual ha
funcionado en ambos textos como elemento disparador para que se cumpliera con esa
cosmovisión en cada uno de ellos.
Bibliografía
Becerra Cano, M. (2007) “En memoria del abuelo sabedor Miru Púu, una voz Tukano
del Vaupés” en revista Antípoda. Volumen n° 5 – pp 31 a 50.

González Requena, J. (1997) Emergencia de lo siniestro. En


http://www.gonzalezrequena.com/

Osorio, B. (1993) “Literatura indígena en Colombia” en Gran Enciclopedia de


Colombia. Colombia: Biblioteca El Tiempo, Círculo de Lectores.

Sábato, E. (1948) El Túnel. En http://biblio3.url.edu.gt/Libros/sabato/tunel.pdf

Steenmeijer, M. (1992) “Neurosis epistemológica.El Túnel como novela modernista” .


Holanda: Universidad de Nimega. En https://revista-
iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/4998/5157

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