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Literatura Latianoamericana
Parcial
En el presente trabajo nos proponemos realizar una lectura crítica de El Túnel de Ernesto
Sábato, proponiendo una vinculación con el mito del Yurupary. Pero para desarrollar este
escrito, será preciso que tengamos dos lecturas que abordan dicho mito que son textos de
Betty Osorio de Negret “Literatura indígena en Colombia” y Margarita Becerra Cano “En
memoria del abuelo sabedor Miru Púu, una voz Tukano del Vaupés”. En esta dirección,
plantearemos un análisis del texto de Sábato en términos de cosmovisión y en otro
apartado, plantearemos los elementos que hacen de este escrito una novela moderna para
luego volver a estrecharlo con el mito del Yurupary. En principio, nos interesa proponer
como una especie de concepto, la cosmovisión como aquella manera de percibir el mundo
que el texto va generando dentro las fronteras del texto mismo. Por otro lado, iremos
desarrollando el modernismo en la novela y sus consecuencias, tomando como referencias
“Emergencia de lo siniestro” de Jesús González Requena y “El Túnel como novela
modernista” de Maarten Steenmeijer.
En principio, es preciso citar un fragmento de las primeras líneas del texto, donde se
aproxima desde ya una lectura en términos de cosmovisión:
¡Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una
noticia en la sección policial!. Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana
aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la
hago porque yo mismo haya matado a un ser humano: es una honesta y profunda convicción. ¿Un individuo
es pernicioso?. Pues se lo liquida y se acabó. Eso es lo que yo llamo una buena acción. (Sábato, 1948:4)
Nótese que términos como “convicción”, “afirmación” van configurando una visión de
mundo de cómo debe ser percibido algún acto, en cierta medida se va gestando, de alguna
forma un precepto moral que será consolidado en el sintagma “buena acción”. Entonces,
el orden del texto –entiéndase en dirección con el término griego κόσμος (kósmos)- no se
percibe como un acto de falta moral, contrario a lo que habitualmente, en el marco real
de una sociedad como la argentina, sería ilegal. En esta dirección es que nos permitimos
leer que el texto plantea una cosmovisión propia. Y en este caso, podría interpretarse un
primer acercamiento al mito del Yurupary, donde la cosmovisión es clara y se propone
cómo debe organizarse una sociedad, de acuerdo a ciertas normas morales. Siguiendo a
Becerra (2007), “El relato cumple aquí con otra de sus funciones: es una guía de
supervivencia porque establece reglas de conducta que se aplican a la vida diaria.” (5)
El texto de Sábato se sigue desarrollando en esta vía del narrador en primera persona
como creador de la percepción del mundo dentro del escrito hasta el final del mismo.
Entonces, nos permitimos pensarlo como un texto modernista, según lo plantea Maarten
Steenmeijer (1992), este procedimiento nos esclarecería este comportamiento de construir
una percepción del mundo mediante la utilización del narrador en primera persona: “Si
los realistas pretendían registrar la realidad (pretensión de objetividad), los modernistas
más bien proyectaban la realidad o, mejor dicho, una realidad (perspectiva subjetiva)” (4)
Aquí se deja en claro el hecho de crear visión de mundo, crear percepción. En ese aspecto
podemos establecer un vínculo entre el mito del Yurupary y El Túnel. Ambos crean visión
de mundo, el primero pretende establecer una moral para la sociedad, el segundo no, pero
genera su propia moral intrínseca al texto. Ambos crean mundo, no retratan la realidad,
como hubiera pretendido el realismo.
2. Lo modernista en El Túnel
“Existió una persona que podría entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté” (Sábato,
1948:5)
Para expresar estas dudas epistemol6gicas, los modernistas no se servían del narrador omnisciente del realismo (que,
en general, no ahorraba esfuerzos para quitar todos los obstáculos entre el lector y el mundo novelesco) sino que
focalizaban desde el punto de vista de los personajes y que acudían a procedimientos que pusieran en primer piano las
actividades de la mente (el mon6logo interior, el flujo de conciencia) y que acentuaran las restricciones epistemológicas
de esta: limitando el punto de vista a uno solo o yuxtaponiendo distintos puntos de vista equivalentes (o sea, no
privilegiando ninguno de ellos); dislocando el orden cronológico, cronométrico y lógico; emancipando lo irracional y
sus síntomas (los deseos, las pasiones, los instintos, los sueños, los actos gratuitos). (5)
Marta y la prostituta han tenido una expresión semejante; la prostituta simulaba placer; María, pues,
simulaba placer; Marta es una prostituta.
—¡Puta, puta, puta! —grité saltando de la bañadera.
Mi cerebro funcionaba ya con la lúcida ferocidad de los mejores días: vi nítidamente que era preciso
terminar y que no debía dejarme embaucar una vez más por su voz dolorida y su espíritu de comediante.
Tenía que dejarme guiar únicamente por la lógica y debía llevar, sin temor, hasta las últimas consecuencias,
las frases sospechosas, los gestos, los silencios equívocos de María. (Sábato, 1948: 56)
Nótese que las puñaladas son en partes que representan la sexualidad femenina, el pecho
y la zona del vientre. Eso condensa de manera gráfica en el texto que María muere a causa
de su comportamiento sexual indeseado por Juan Pablo Castel.
Ahora bien, dicho esto hasta aquí, es importante tener en cuenta que la vinculación con
el mito del Yurupary es el elemento de lo sexual, se comporta como el desencadenante
de los sucesos que con fundamentales dentro del texto. Osorio explica en su texto los
diferentes núcleos que aparecen en el mito, y si observamos, cada uno de ellos se
desenlaza por un acto sexual.
En ambos textos, lo sexual desencadena hechos requeridos por la cosmovisión del texto.
Habíamos mencionado que en El Túnel existe lo que se denomina una ética relativa, es
decir, la cosmovisión intrínseca al texto, que configura la voz del narrador en primera
persona, se ve alcanzada: asesinar a María. Ese asesinato que devuelve el equilibrio al
texto, que comienza contando que asesinó a esa mujer y lo cierra contando detalladamente
las puñaladas que le hundió tanto en el pecho como en el vientre, se ve motivado por lo
sexual, es decir, por lo que el narrador considera, es un mal comportamiento sexual por
parte de María. Lo mismo pasa en el Yurupary, por ejemplo en el momento en que las
mujeres se dirigen hacia el río y quedan encintas porque el payé así lo quiere. De esa
manera es concebida Seucy, narra Osorio, madre del Yurupary. Esta niña, aún virgen
comió de un fruto que la dejó encinta, el mal comportamiento de esa muchacha, por querer
responder al desenfreno de un deseo que era el de comer aquella fruta, ocasiona uno de
los sucesos más necesarios del texto: el nacimiento de Yurupary.
3. Conclusión
Hasta aquí, hemos realizado una lectura crítica de El túnel de Sábato, estrechándolo con
el mito del Yurupary. Pudimos ver que se vinculan en puntos como el planteo de una
cosmovisión, así sea desde una ética relativa en El Túnel y en el Yurupary, desde una
ética que se esperaba para la sociedad a la que perteneció el mito. Lo sexual ha
funcionado en ambos textos como elemento disparador para que se cumpliera con esa
cosmovisión en cada uno de ellos.
Bibliografía
Becerra Cano, M. (2007) “En memoria del abuelo sabedor Miru Púu, una voz Tukano
del Vaupés” en revista Antípoda. Volumen n° 5 – pp 31 a 50.