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HISTORIA SOCIAL DE ROMA:

Cap. 1: Roma primitiva

(G. Alföldy, Alianza, 1984)

Uno de los elementos que incidieron en el surgimiento y particularidad de Roma son las
invasiones indoeuropeas (latino-faliscos), y a partir del S. VIII una fuerte influencia griega por
medio de sus colonias, pero su conversión en una ciudad-estado y la forma adoptada, se debió
básicamente a la dominación etrusca, inclusive su nombre (Ruma). REINO ETRUSCO: Hasta
fines del siglo VI mantienen su dominio sobre toda cuenca del Po, y hacia el sur hasta el Lacio y
la Campania. Roma está bajo influencia de varias ciudades etruscas, y es gobernada por
monarquías etruscas hasta el 508 a. C. aproximadamente, cuando Tarquinio (el último rey
según la tradición) es expulsado por la aristocracia antimonárquica. Los etruscos pierden su
poderío naval y su dominio en el Lacio en la batalla de Cumas frente a Hierón de Siracusa en el
474 a. C. ORDEN SOCIAL ARCAICO ROMA: Presente desde que estaba bajo influencia etrusca,
perduró tras el derrocamiento de la monarquía, con la diferencia que ahora la aristocracia se
reparte las funciones militar, jurídica y religiosa. Rasgos principales de la estructura social
arcaica: división horizontal, por agrupamiento de familias sobre base de parentesco sanguíneo,
generando sistema de clanes, curias y tribus (parecido a la de Grecia); división vertical, simple,
en dos grupos (nobleza y pueblo dependiente, luego clientela). Familia es una unidad
económica-social-religiosa central. Pater familias = poder ilimitado. Clan (gens): agrupamiento
de familias por ascendencia común y vecindad, con gentilicio común, primero fue un privilegio
de la nobleza patricia, no tenía jefatura. Curia: agrupaciones de clanes o parentelas bajo el
mando de un curio. Su número ascendía a 30 desde su fundación, según la tradición. Esta
categoría era importante en la vida pública como patrón de medida tanto para las funciones
sagradas, como base de asamblea popular o del ejército, cada curia ponía 10 jinetes (una
decuria), y 100 infantes (una centuria) estando constituida la primitiva legión por 300
caballeros y 3000 soldados a pie. Tribu: durante la monarquía, son agrupamientos de curias
según gentilicios (3 en total). Hacia el s. V su criterio de división se basa en el carácter
territorial. Estrato superior: patriciado, o nobleza de sangre y de tierra con privilegios
estamentales delimitados, procedente de una nobleza ecuestre que desempeñaba funciones
militares importantes en los comienzos de la monarquía etrusca (similar a todo orden social
arcaico, también presente en la Grecia Micénica). Estamento cerrado y homogéneo (debido a
la importancia de la ascendencia, y privilegios), cada vez más diferenciado por modo de vida
(signo exteriores de nobleza: vestimenta y uso de artículos de lujo), centralidad basada en la
propiedad de la tierra, y que se extendía a su rol destacado en el ejército, la asamblea popular
y el consejo de los ancianos (senado), únicos con facultad de votar magistrados, o de ser
dictadores y sacerdotes. Estratos inferiores: plebe, pueblo llano de libres, con derecho de
ciudadanía pero sin los privilegios del patriciado. Es una institución específica de Roma, (no es
un orden en la monarquía Etrusca, se conforma como tal en su lucha contra la nobleza patricia
después del 500 a. C.) compuesta en principio por campesinos independientes, y sectores
urbanos marginales (artesanos, comerciantes). No asimilable a la clientela, la cual era un
estrato aún inferior (ppalmente campesino) dependiente del patriciado. La relación de
fidelidad establecida entre cliente y patricio obligaba a aquél a prestaciones económico-
morales (asistencia en conflictos y apoyo en asamblea), y el noble ejercía una tutela y
protección personal, otorgándole una parcela de tierra para cultivo (relación parecida entre
amo y esclavo manumitido). El esclavo era propiedad del amo, una herramienta laboral
intercambiable, pero en el orden social arcaico la relación adquiere un tono patriarcal, dada su
situación dentro de la unidad familiar, similar a la de los otros miembros, o a la de los
campesinos libres que trabajan en las tierras del noble. Su sentido inicial es incrementar la
fuerza de trabajo familiar en el ámbito doméstico y la agricultura (esto en especial desde la
extensión de la propiedad del s. V a. C.), además son incluidos entre la clientela luego de su
liberación o manumisión, a fin de aumentarla y con ello el poder e influencia del patricio. Dos
formas de hacer esclavos entre los ciudadanos libres romanos: por venta de los hijos, y

servidumbre por deudas; se agrega a estos, la esclavización de extranjeros durante guerras y la


reproducción natural de los esclavos. Por las características patriarcales de esta forma de
esclavismo en este período no se dan las confrontaciones entre amos y esclavos, ni se alían
con los plebeyos frente a los patricios, en las luchas del s. V a. C. LUCHA DE ÓRDENES:
contradicción fundamental que se da entre el patriciado y la plebe por la ampliación de los
derechos políticos de los segundos y la solución de la crisis económica que sufrían. Es un hecho
único en la historia de los pueblos y de las tribus de Italia, durará más de dos siglos y tiene dos
etapas: la formación del polo plebeyo como estamento diferenciado y consciente enfrentado
al orden patricio (fines del s. V a. C.); y el compromiso entre los dos órdenes opuestos y
surgimiento de una nueva elite (por los años 60 del s. IV hasta principios s. III a. C.). Esta última
fase marca el fin de la sociedad arcaica, coincidiendo con la expansión romana en la península
itálica, y la instauración de una nueva estructura social. Causas del conflicto: explotación
económica y opresión política de amplias masas de la población, que reforzaron el proceso de
diferenciación social entre órdenes, y al interior del orden plebeyo, donde se distinguen
quienes aspiran a la equiparación política (admisión en las magistraturas) y a la integración
social (enlaces matrimoniales interórdenes), de aquellos que pugnaban por la solución del
endeudamiento y el reparto de tierras. La posibilidad de constituir un orden plebeyo aparece
recién tras caída de monarquía: cambios en situación exterior (el fin de la protección militar
etrusca dejo a Roma expuesta frente a poderosos vecinos, y la estrategia sustentada en la
amenaza de secesión política y militar por parte de la plebe resultó exitosa) y en las tácticas de
combate, con la adopción de la infantería o columna hoplita formada por la plebe, en
detrimento de la forma arcaica de luchar, representada por la caballería patricia. Proceso de
constitución de orden plebeyo: 1) creación de instituciones propias durante el s. V (494 -
Tribunado de la plebe y asambleas propias: concilia plebis, con la facultad de adoptar
resoluciones: plebiscita) y de comunidad sagrada particular (templo a la diosa Ceres-493); 2)
División en tribus por regiones (4 urbanae e inicialmente 16 tribus rusticae, que llegarían a ser
35 en el año 241) aumentando su participación en la asamblea popular y su rol en elección de
candidatos patricios favorables; 3) La promulgación de la Ley de las Doce Tablas (451 o 450 a.
C.). No hay que considerarla como una ley innovadora ni filoplebeya, sino que fijó por escrito el
derecho vigente, demarcando los derechos de cada orden y sus limitaciones (por ej.
casamiento interórdenes estaba prohibido, a fin de obstaculizar el ingreso de la plebe en el
patriciado), que si bien sus disposiciones eran bastante duras para los sectores subalternos,
por otro lado evitaba la arbitrariedad de la recurrencia al derecho consuetudinario y la
posibilidad de contar con protección legal para pobres y desposeídos; también tenía en cuenta
las relaciones de propiedad como criterio de cualificación social; 4) Una nueva división de la
ciudadanía en clases propietarias, una constitución timocrática de la sociedad, con la
institución de la magistratura de censor para determinar la cualificación económica del
ciudadano (443). Las escalas de propiedad se calculaban por el tipo de armamento que podían
equiparse y que regulaba la participación en el ejército a la vez que daba nombre a las clases
(classis: significa leva para la guerra). En orden descendente: por encima de las clases están los
equites o supra classem, constituida por la nobleza patricia; cinco clases constituidas por
plebeyos según el tipo de armamento que podían proveerse, por ejm. en la 5° estaban los
pobres que contaban sólo con una honda!!, y mas abajo estaba la infra classem o proletarios-
desposeídos que sólo realizaban tareas de ordenanzas y rastreadores a lo sumo. Esto afecta
directamente a la participación política de la plebe, ya que la habilita a participar de los
comicios (un voto por centuria, cada clase poseía un n° de centurias determinado) y favorece
especialmente a los plebeyos ricos que se encuentran sobrerepresentados. La importancia de
la propiedad en la determinación de estas escalas pone una cuña en el orden aristocrático, al
abrir la posibilidad de la inclusión del grupo de plebeyos ricos en el mismo, a través de su
participación militar y política, cada vez más importante. Hacia fines del siglo V es abolida la
prohibición del matrimonio entre patricios y plebeyos. Esta evolución sigue un camino distinto
al de Atenas, ya que no se crea un orden social democratizado, sino que se abre el orden
aristocrático a los ricos de la plebe.

Cap. 2: Inicio de la expansión hasta la 2ª Guerra Púnica. DISOLUCIÓN DEL ORDEN ARCAICO:
Desde mediados del s. V a. C. Roma emprende una ofensiva contra las ciudades etruscas,
aumentando su territorio y abriendo el camino para la disolución del mismo orden arcaico.
Durante el s. IV aumentan tensiones sociales por razones económico-demográficas: a pesar de
anexiones del 426 (Fidenas) y el 396 a. C. (Veyes), no hubo reparto de tierra, sino que estas
fueron ocupadas por los hacendados ricos. A ello se sumó el proceso de reclamos por la
ampliación de derechos ciudadanos de los plebeyos ricos, que habían cumplido un papel
fundamental en dichas victorias como parte de la infantería pesada. En el 387 a. C. Roma es
saqueada por tribus galas, lo cual empeoró situación económica (aumento de esclavitud por
deudas y ventas familiares). Disturbios sociales frecuentes entre 385-375 a. C., 2
levantamientos de los descontentos, pero no pudieron derribar el orden imperante porque
atentaba también contra los intereses de los plebeyos acomodados, pero se puso en evidencia
la necesidad de reformas. Se llegó a un compromiso entre el patriciado reformista y los jefes
de la plebe: (367 a. C.) Leyes Licinio Sextias. Durante el siglo siguiente (hasta la ley Hortensia
287) la corriente reformista fue siempre a favor de la ampliación de los beneficios de la plebe,
orientándose principalmente en dos direcciones: solución a problemas económicos de la plebe
pobre a través de medidas de reforma agraria; solución de reclamos políticos de la plebe
dirigente a través de medidas de inclusión y extensión de derechos ciudadanos. Reforma
agraria: Por las Leyes Licinio Sextias se cancelaron las deudas de la plebe sin tierras; se limitó la
superficie de explotación de las tierras que se obtuvieron por conquista (la extensión de las
parcelas coincide sin embargo con la de los fundos más extensos=1,25 Km²); desde 340 a. C.
aumenta el ager público favoreciendo a más pobres; y con la lex Poetelia Papiria (326 a. C) es
abolida la esclavitud por deudas, que regía desde la promulgación de la Ley de las Doce tablas.
Reforma política: se publicaron las fórmulas procesales asegurando la igualdad de
oportunidades ante el tribunal; en 300 a. C. se proclamó el derecho a apelar ante la asamblea
popular una condena de la magistratura; desde 368, pero sobre todo con las leyes del 367 a.
C., se abre participación a plebeyos en las más altas magistraturas (cónsules, pretores e
inclusive como dictadores y censores); en el 300 acceden a altos cargos sacerdotales
(pontífices y augures), e incluso gracias a la lex Ovinia (antes del 312 a. C.) son admitidos en el
senado (en reemplazo de un senador patricio desde su función de censores) con pleno
derecho de voto; la asamblea popular resulta favorecida por la lex Publilia que recorta
atribuciones al senado (339 a. C.), lo cual pone freno a influencia conservadora de paters
patricios. En el 287 a. C. con la ley Hortensia (que surgió también ante la amenaza de secesión,
como las dos del siglo V, y que es considerada como el cierre de la lucha entre órdenes), se dio
fuerza de ley a los acuerdos alcanzados en la asamblea popular plebeya (asamblea plebiscita)
sin necesidad de una aprobación del senado. Esta evolución denota la comprensión de los
dirigentes plebeyos y la aristocracia patricia respecto de la necesidad de un acuerdo mutuo: el
senado y la asamblea popular representaban los mismos intereses, con lo cual se superaron
barreras estamentales a la vez que se funda un nuevo eje de diferenciación social: la
propiedad. Por ello es que la nueva aristocracia senatorial (constituida por la compenetración
de los representantes plebeyos y los líderes del patriciado) no implica por su constitución una
sociedad más igualitaria en términos económicos o sociopolíticos. Expansión territorial: el
proceso de reforma legislativa del sistema estamental arcaico, va unida orgánicamente a ella.
Después de consolidarse en el Lacio, se inicia una gran ofensiva desde mediados del siglo IV,
hasta el 270 a. C. aproximadamente, se completa el total sometimiento de la península italiana
(1ª fase de expansión territorial), fundamental para la resolución de problema demográfico-
económico por el aumento de tierras del Estado, por eso entre las causas de la guerra, debe
verse más a la necesidad de resolver los problemas internos, que a un impulso irracional de
expansión. Los éxitos politicos-militares romanos no se deben únicamente a las cualidades de
sus líderes, sino también a la superioridad de su orden social: por un lado un rosario de
colonias de ciudadanos a lo largo de la península, que servían de reserva de tropas y
armamento, y además el contar con un ejército de ciudadanos, con una conciencia de sí misma
diferente, a las fuerzas enemigas constituidas por nobles con sus vasallos. La península quedó
unificada en una red de comunidades de diferente status jurídico: 1) socios o aliados con
soberanía nominal; 2) ciudadanos sin derecho al voto en magistraturas, 3) poblados con
ciudadanía romana y autonomía municipal; y 4) las colonias romanas. Todas estas
transformaciones dan lugar en el transcurso de los 150 años entre las leyes L.S. y la 2ª guerra
Púnica a una nueva estratificación social basada en bases diferentes a la de la sociedad arcaica:
el patriciado retiene su importancia y significación social en las instituciones tradicionales,
pero ya no era el fundamento del orden, siendo reemplazados por un nuevo estrato alto. Este
se componía de la nobleza de sangre y de las familias plebeyas dirigentes, unidos
estrechamente gracias a los nuevos lazos familiares tejidos a la luz de las reformas alcanzadas
en los 150 años. Este estrato acaparó para sí las funciones de mando gracias a su riqueza y
prestigio, otorgados por la propiedad de la tierra, es decir que se formó un estrato altamente
homogéneo aunque dividido en dos capas en virtud de su prestigio y de la tradición (ex-
senadores y magistrados formaban la elite y los senadores "corrientes"). El estrato bajo ya no
es una masa indiferenciada, sino una capa heterogénea, aspecto que dificultará
posteriormente sus posibilidades de unificación y de alcanzar sus objetivos en los conflictos
con los sectores dominantes. Se articulaban en diferentes capas según su patrimonio:
campesinos ricos, pequeños artesanos, mercaderes y agricultores, jornaleros, esclavos y
libertos. A la vez esta nueva estratificación y estructuración de los distintos órdenes cambia el
eje de los conflictos sociales: la diferenciación según criterios de propiedad de la tierra es el
nuevo eje. El modelo social romano se generaliza gracias a la expansión militar, la colonización
y la extensión de la ciudadanía, generando una homogeneización social del territorio itálico, a
la vez que su sistema estatal se caracteriza por la heterogeneidad al incorporar los sistemas
locales de administración (polis griegas del sur junto con comunidades urbanas etruscas y
centros agrícolas de Campania). ORDEN SOCIAL ROMANO S. III a. C. Tres fueron los factores
condicionantes de la división de la sociedad romana: el desarrollo interno del cuerpo cívico
romano, la victoriosa expansión que convirtió a Roma de ser una ciudad-estado sustentada en
su comunidad urbana, a poseer una población de varios millones, reuniendo grupos sociales
muy heterogéneos, y el ineludible orden social aristocrático, que a pesar del triunfo de los
dirigentes plebeyos, no se llegó a una democratización, porque ellos no buscaban eliminar la
forma de dominio existente, sino integrarse y participar de él, esto llevó a la formación de una
nueva nobleza mas firme y poderosa. Para la gran masa de plebeyos pobres, la equiparación
política constituía una meta de su lucha, y al creerla cumplida al participar del disfrute de la
tierra estatal, a partir de las leyes L.S. y con la provisión de tierras fruto de la conquista de
Italia, creyeron que sus problemas estaban resueltos, aspecto que junto a la revitalización del
sistema clientelar, disminuyó en gran medida la conflictividad social. Con posterioridad a la 1ª
guerra púnica (264-241 a. C.) y con el desarrollo naval alcanzado en ésta, se diversifica la
economía romana: comercio y artesanía, desarrollo de economía monetaria (desde 269 a. C.
acuñación regular de moneda, lo cual permitía cuantificar la fortuna de los ciudadanos y
asignarles su posición social para cada una de las clases de censo). Los criterios de
diferenciación se complejizan (superando la antigua división según propiedad y status jurídico):
privilegios de sangre (descendencia, parentesco, etc.), status jurídico (ciudadanía y libertad),
tipo de actividad económica, capacidad personal, propiedad fundiaria, dinero, acceso a las
magistraturas y al senado, status de la comunidad en relación con Roma (socio, colonia, etc.).
Esta diversidad de factores afecta la homogeneidad de los diferentes estratos, aunque en
menor medida a la aristocracia senatorial recién constituida entre nobles y plebeyos, es la que
más se asemeja a un estamento, aunque sin cerrarse totalmente a los sectores inferiores. El
conflicto también cambia sus ejes durante el s. III a. C: estrato alto vs. proletarios; Roma vs.
Aliados y otras comunidades sometidas; amos vs. esclavos; pero no llegan a generar serios
conflictos internos (resolución pacífica por acuerdos o bien la férrea represión de los focos de
lucha). La alta integración entre la capa dominante y los pequeños campesinos propietarios
aseguraba la solución pacífica de las tensiones internas.

Aristocracia senatorial: compuesta por un grupo dirigente reducido (nobilitas), los senadores
patricios y plebeyos que encabezaban el consulado (cargo máximo del Estado), a la cual se
suman las familias de otras ciudades aliadas. Este grupo permitía la entrada en su círculo de los
"hombres nuevos" provenientes de familias no senatoriales, ascendidos según su capacidad
personal. El fuerte control que la aristocracia senatorial detentaba sobre los más altos cargos
del Estado, debido a su situación de grandes propietarios, se volvió un privilegio fuertemente
reglamentado, y en una carrera que sólo ellos podían costear (necesidad de disponer de un
peculio establecido en los censos, disposición de influencia en las asambleas a través de su
clientela y de pactos de patronato, y capacidad para enfrentar las obligaciones financieras para
con la ciudad, amén de su instrucción recibida en las tradiciones de las familias dirigentes, les
suministraba una adecuada formación política). Además su rol en las instancias institucionales
se reproduce en el nivel simbólico: ejercen los altos cargos sacerdotales y representan la base
espiritual del Estado, la tradición que hay que resguardar y reproducir socialmente. Tras la
expansión territorial la nobleza reafirma su base económica agraria al limitar su acceso a las
nuevas actividades en crecimiento (comercio e industria artesanal, sector financiero) a fin de
mantenerse como una nobleza de la tierra y preservar las bases de su dominación (leyes que
prohiben relaciones entre nobleza y comerciantes ultramarinos del 218 a. C.). Los estratos
más bajos (pequeños campesinos y proletarios urbanos) fueron favorecidos por la reforma
agraria y la expansión romana, pero la recomposición fue más importante para los grupos
medios y altos debido a los intereses de la aristocracia en el compromiso que estas mantenían
con ellas, el apoyo que significaban para la dominación romana y el rol que cumplían en el
ejército. Esto tuvo como consecuencia política el fortalecimiento de su posición en la asamblea
popular y un mayor peso del voto del campesinado rico. Los libertos también vieron mejorada
su situación gracias a que las familias dirigentes les otorgaban la libertad y la ciudadanía
(restringida), por su importancia como apoyo político, además de obtener de ellos
prestaciones económicas y personales. Durante el s. III a. C. aumenta la importancia
económica de la mano de obra esclava en las fincas rurales, así como en la manufactura,
particularmente coincidiendo con la 2° guerra púnica (218-201 a. C.), durante la cual se registra
por 1° vez el empleo en masa de esclavos. Las fuentes de esclavos más importantes eran el
comercio, y sobre todo la guerra, aunque para el s. III las formas arcaicas de esclavitud no
habían desaparecido por completo. Los únicos levantamientos que involucraron esclavos en
este siglo se relacionan con movimientos de prisioneros de guerra recientes, pero por el
escaso número de sus integrantes y su poca repercusión, carecen de importancia. El principal
problema consistía en sí las comunidades conquistadas en la península, aceptarían la
preponderancia de Roma: su integración en un orden social homogéneo fue conseguida a
través del compromiso de las capas dirigentes locales con la aristocracia romana (inclusión en
la nobleza senatorial y la ciudadanía romana) y la colonización con campesinos romanos
pobres en las nuevas zonas. Hacia fines del siglo III a. C. se perfilan nuevas condiciones en la
estructura económica y el orden social, como resultado de la 2ª guerra púnica y de los
procesos de expansión territorial (sobretodo en Oriente): transformación de la nobilitas en una
oligarquía, la aparición de un estrato acaudalado de comerciantes, empresarios y banqueros,
la decadencia y proletarización del campesinado itálico, la extensión de propiedades en forma
de gran fundo, y la utilización masiva de esclavos en la producción.

CAP. 3: El cambio de estructura del siglo II a .C. Resultados de expansión territorial


mediterránea tras guerras púnicas (incorporación de península Ibérica, Grecia y norte de África
entre 170-133 a. C. aprox.): la incorporación de tierras de cultivo y de zonas de extracción de
metales, así como el incremento en la comercialización de esclavos favorecía el desarrollo de
la inversión, la actividad empresarial y la economía monetaria. Esto modifica la estructura
social: debajo de la aristocracia senatorial crece el grupo de los "hombres nuevos" o
caballeros, grandes propietarios y empresarios-comerciantes-banqueros ricos que ascendían
en la escala social; las capas altas locales; proletarios urbanos (campesinos empobrecidos y
libertos); los aliados que no poseían la ciudadanía romana; las masas esclavas de los fundos y
minas. La agudización de las condiciones de explotación incrementó los frentes de conflicto
interno que llevaron a la crisis social y a las guerras civiles. Estratos superiores, a partir de la
2ª guerra púnica. A medida que van apareciendo los nuevos ricos (caballeros) van perfilándose
claramente dos órdenes, el senatorial y el ecuestre, aunque esta diferenciación no impide el
ingreso de los últimos en el senado, generando una renovación constante de la elite dirigente
(recurso a la adopción de descendientes, ante la falta de descendencia masculina). Pero los
huecos llenados por los caballeros se refieren a las bajas magistraturas, a los cargos mas
elevados solo accedían una minoría privilegiada. Se consolida así un sistema oligárquico donde
la nobleza senatorial se reserva el acceso al cargo más alto (consulado) y se distancia dentro
del senado de los caballeros, constituyendo un orden estamental. Además aprovechan su
poder para acrecentar su riqueza anexionándose tierras del estado y parcelas de campesinos
pobres. Este cambio en estructura de propiedad agraria revelaba a su vez un cambio en los
supuestos morales de la nobleza de sangre. Se impone el espíritu de lucro (Catón), el orden
senatorial organizaba sociedades anónimas para poder desarrollar el comercio marítimo y la
gran industria, mediante el uso de testaferros!!. El aislamiento político de la nobilitas, junto
con al aumento de sus privilegios y riqueza, generó conflictos intra-oligárquicos, basados en la
preeminencia de ciertas familias, y de algunas personalidades, cuyos intereses no siempre
representaban al estamento en su conjunto, comprometiendo los fundamentos del equilibrio
entre linajes y ordenes. Este régimen oligárquico, llevó a que las masa desplazadas buscaran
en líderes como Mario, alcanzar sus reivindicaciones. Resonantes triunfos militares, estrechas
relaciones con los ejércitos, así como con las poblaciones de las provincias por la extensión del
sistema de clientelas, confluían en el acrecentamiento del poder de las grandes
personalidades, a partir de la victoria sobre Aníbal. El orden ecuestre estaba formado por
plebeyos ricos (de baja extracción social) que fueron haciéndose cargo de servicios públicos
para acrecentar su status (mantenimiento del ejército, obra pública, arriendo y explotación de
minas estatales, cobro de impuestos, etc.), lo cual generaba frecuentes conflictos con las
poblaciones locales. Estratos inferiores, itálicos y provinciales: el crecimiento económico
ligado a la evolución de sector agrario hacia economías de plantación y la importancia del
comercio exterior, da lugar a un estamento "intermedio" de artesanos y pequeños
comerciantes. El número de los libertos fue incrementándose en las ciudades y se dividió entre
aquellos que se enriquecieron con nuevas condiciones y los que se sumaron al proletariado
que sobrevivía de las donaciones de los ricos, a estos se sumaban los campesinos arruinados
que llegaban a las ciudades en busca oportunidades. La proletarización y empobrecimiento de
los campesinos romanos fueron consecuencia de la 2° guerra púnica, por muertes de
milicianos campesinos y la devastación de zonas que redujo la población rural, así como la
destrucción de asentamientos, dificultando su reconstrucción, la falta de recursos de estos
sectores. A esto se suma la ocupación de los terrenos despoblados por la guerra, convertidos
en ager público, por campesinos ricos, que poseían mucha mano obra esclava (había
disposiciones de que estas tierras podían ser ocupadas por quién tuviera condiciones de
explotación apropiadas, las cuales carecían los campesinos que volvían de la guerras). Esto fue
sobre todo en sur Italia. El recurso a la colonización no resultaba ya efectivo: la proletarización
campesina y el trabajo temporal como asalariados en fundos abundaban. El incremento de la
población urbana más pobre, representaba un material social y político altamente inflamable,
solo necesitaba líderes. Esto fue a reforzar el clientelismo de los distintos sectores nobles en
lucha (ya que eran ciudadanos con influencia en asamblea popular), gracias a su capacidad de
satisfacer sus demandas con la donación, en detrimento de los posibles líderes que surgieran
de la plebe. Las tensiones entre los socios itálicos del sur de la península y la capa dirigente
romana se debían a la discriminación de que eran objeto (no ciudadanos pero con obligaciones
de prestar ayuda militar, además de una menor parte en la distribución del botín de guerra)
junto con la explotación económica que padecía la población rural pobre de la zona.

También en las provincias anexadas surgieron este tipo de conflictos entre la población local y
los romanos asentados (generalmente militares), en forma de movimientos sociales
heterogéneos que incluían tanto a estratos bajos como altos locales en contra de la
dominación romana (Viriato en Hispania 147 –139 a. C.). Los cambios en la estructura
productiva así como las condiciones resultantes de las campañas de anexión de territorial y las
guerras (abundancia de esclavos extranjeros, disminución de la población campesina local y
obligaciones de leva militar), favorecían el uso de mano de obra esclava en gran fundo, cuya
importancia aumentó a partir del siglo II a. C. La mano de obra esclava no sustituyó por
completo a la libre, pero se generalizó su uso en ciertos sectores de la economía: plantaciones,
pastoreo, minería, manufactura y en ciertos oficios artesanales especializados, así como en el
servicio doméstico. Los rasgos patriarcales de esclavitud se diluyen: ya no forman parte de la
familia, están segregados de la comunidad por su carencia de derechos, y son considerados
solo como instrumentos de trabajo junto con los demás enseres. Sin embargo no eran un
grupo homogéneo: los esclavos urbanos gozaban de una situación ventajosa (y entre ellos se
destacaron luego los que cumplían funciones en casas nobles pues podían acumular riqueza y
comprar su libertad) respecto de lo rurales que trabajaban en condiciones durísimas (cadenas,
venta y pocas manumisiones); había una estratificación interna de los esclavos según el tipo
trabajo y su especialización. Pero en general en este período es cuando los esclavos
soportaron la peor condición de vida y la menor consideración social. Las formas de resistencia
esclava tomaron la forma de levantamientos, pero sólo en aquellos sectores de producción
que por sus características permitían contactos, comunicación y lazos entre ellos, como en el
caso de los pastores y los profesionales (gladiadores). Los primeros levantamientos esclavos se
producen en zonas marginales de la península (Apulia) dedicadas a la ganadería (185 -184) y
son fuertemente reprimidas. COMIENZO DE CRISIS: Los enfrentamientos entre las mismas
familias de la nobilitas (el conflicto entre la familia de los Escipiones y el resto de la nobleza
aristocrática), así como las restricciones de acceso a los puestos más altos por parte de la
nobleza senatorial hacia senadores corrientes y ecuestres, originaban nuevos problemas en el
seno de la capa dirigente. La degradación material del campesinado romano y el surgimiento
de una masa proletaria, creaba un peligroso caldo de cultivo a cualquier tentativa
revolucionaria. La tensión entre Roma y sus aliados itálicos ya no tienen solo un origen político,
sino también social (levantamiento Apulia). Movimientos de resistencia de la población
sometida de las provincias (Hispania, Grecia) complicaban aún más la situación. Finalmente el
odio de las masas esclavas contra sus amos, constituía una amenaza contra todo el sistema de
dominación romano. Todos estos conflictos dan cuenta de nuevos tipos de crisis, cuyas
principales tensiones provienen de las restricciones de movilidad social de los grupos rurales y
proletarios, esclavos, socios itálicos y provinciales. En este sentido los grupos más favorecidos
por las nuevas posibilidades de movilidad económica-social eran los urbanos: esclavos y
libertos, artesanos y comerciantes, caballeros ricos, cuyos conflictos podían resolverse de
manera pacífica. El sistema de dominación y gobierno de una ciudad-estado no servía para
administrar y controlar los nuevos territorios anexados, que convertían a Roma en cabeza de
un imperio mundial. Las provincias no eran administradas sino saqueadas por los delegados
romanos y los colonos ricos. La aristocracia a diferencia de las 2 primeras guerras púnicas, ya
no tenía la masa del campesinado en que apoyarse, resquebrajándose aún más el viejo sistema
político. A esto se suman las influencias ideológico-espirituales de las zonas colonizadas
(filosofía helénica), que relajó la fuerte conciencia de grupo de las capas altas y quebró el
orden social basado en la tradición romana arcaica (esta filosofía prendió sobretodo en aquel
estrato social que debiera ser el guardián del mos maiorum), introduciendo factores de
conflicto intra-oligárquico (caso de los Escipiones, quienes veían en lo helénico el sistema
ideológico perfecto, tanto para legitimar el derecho de Roma a dominar el mundo, como su
propia posición social dirigente). Mientras que la expansión en Italia había sido la solución a
costa de terceros, de los problemas económicos de los sectores empobrecidos de la población,
ahora la expansión en el Mediterráneo hacia tambalear el orden vigente. El afán de riquezas y
de poder minó la lealtad, la honestidad y la disciplina romana. Los intereses de los grupos
dirigentes urbanos ya no se correspondían con la solución de las necesidades de los sectores
oprimidos, sino que inclusive estos reclamos iban directamente contra sus intereses. La crisis
culminó en conflictos violentos, caracterizados por la heterogeneidad de los intereses en
pugna y de los grupos enfrentados, y por la imposibilidad de que estos diferentes conflictos
confluyesen en una impugnación generalizada del orden social romano. Las revueltas y guerras
civiles de finales de la República acabaron con el marco político sin afectar demasiado la
estructura del orden social. La lucha decisiva no fue entre los sectores oprimidos y
dominantes, sino intra-oligárquica, desviándose de la solución de los problemas sociales, a la
lucha por el poder político, aspecto que llevará a la caída de la República. Cap.4: Crisis de la
República y de la sociedad romana. CONFLICTOS DE LA SOCIEDAD ROMANA EN LA
REPÚBLICA TARDÍA: desde mediados s. II a. C. hasta fin de guerras civiles en el año 30 a. C. si
bien algunos autores hablan de "revolución", para Alfoldi es mejor el uso de "crisis" por la
heterogeneidad de los procesos que llevaron al fin de República: variedad de tipos de
conflictos y cambios en el carácter global de los mismos. En general los conflictos abiertos se
agrupan en cuatro principales: GUERRAS SERVILES: Esclavos campesinos contra amos y estado
romano, que van desde 1° levantamiento en Sicilia (135 a. C.) hasta la represión de revuelta
Espartaco (71 a. C.). Causas: se derivan del propio desarrollo del esclavismo desde la 2ª guerra
púnica: incremento de importancia de mano obra servil en la economía agraria (gran fundo),
incremento de cantidad de esclavos (fácilmente reemplazables), aumento en la brutalidad del
trato, escaso control en las fincas, y status anterior de los esclavos (ciudadanos fuertes e
inteligentes, de estados helenísticos, y otras comunidades libres). Movimientos heterogéneos
y débilmente articulados: la 1ª fue en Sicilia (135-132 a. C.) formada por esclavos maltratados y
pastores armados por sus amos, que formaron bandas de asaltantes y ocuparon la ciudad de
Enna, con eco entre los esclavos de Roma, Ática y Asia Menor; la 2ª oleada comenzó también
en sur Italia y al extenderse hacia Sicilia se generaliza (104-101 a. C.), debido a que los amos se
resistían a liberar a los esclavos provenientes de los estados aliados de Roma (orden del
senado romano en situación crítica por la guerra cimbria 113101 a. C.); el último
levantamiento importante y el más peligroso es el del gladiador tracio Espartaco (74-71 a. C.).
Elementos estructurales comunes a todos los levantamientos: comienzan en pequeños grupos
aislados (pastores y gladiadores) con acceso a armamento y difícilmente controlables,
devienen rápidamente en movimientos masivos por confluencia de fugitivos; su composición
es esencialmente de esclavos agrarios y se unen indigentes campesinos no esclavos. La actitud
de los esclavos urbanos y otros sectores pobres de las ciudades, es de indiferencia y hostilidad
hacia estas rebeliones. Estos movimientos no se proponen el cambio del sistema social, sino
crear un estado esclavista propio (no buscaban abolir la esclavitud, sino invertir los papeles y
tratar como esclavos a sus amos, como en Sicilia o Aristónico en Pérgamo) o la huida de Italia y
regreso a la tierra origen (Espartaco quería volver a Tracia o sino ir a la Galia). Alfoldy critica la
postura de que el estado Imperial fue resultado del temor que las clases propietarias le tenían
a las luchas esclavas: por el contrario estas concientizaron a los amos sobre los riesgos del
maltrato a los esclavos y las condiciones de estos mejoraron desde la revuelta de Espartaco,
por lo cual no se registran nuevos grandes levantamientos en los últimos 40 años de la
República a pesar de la constante debilidad institucional !!!!!!. LA RESISTENCIA DE LOS
PROVINCIALES: se inician con el levantamiento de Aristónico en Pérgamo (133 a 129 a. C.) y
culminan con la rendición de Atenas (86 a. C.), que se había aliado con Mitrídates (Rey del
Ponto). Su cohesión fue menor que los movimientos esclavos y a menudo se cruzaron ambos
levantamientos. Todos fracasaron y fueron violentamente reprimidos, pero la opresión en las
provincias disminuyó y las capas altas locales, fueron integradas mediante la concesión de la
ciudadanía romana para asegurar su apoyo a Roma y al orden social vigente. GUERRAS CON
LOS ALIADOS ITÁLICOS: se agudizan las tensiones desde mediados s. II a. C., conduciendo al
levantamiento del 125 a. C. Fregellae, y sobretodo a la gran insurrección de los socii itálicos
que estalló entre el 91 y el 89 a. C. Estos conflictos incluyeron capas altas y bajas con
diferentes objetivos: el derecho de ciudadanía a los 1° y solución de los problemas
socioeconómicos a los 2°. El fin de guerra llega con la extensión del derecho de ciudadanía,
beneficiándose más las capas dirigentes itálicas, como en el caso de los provinciales. Además
fueron incluidos en los conflictos intra-oligárquicos expresados en la guerra civil, resultando
muy perjudicados con la reacción oligárquica de Sila contra los partidarios de Mario. Estos
últimos dos tipos de revueltas no pueden ser considerados como movimientos sociales
homogéneos, tanto en su composición como en sus objetivos. Los provinciales luchaban por
recuperar la independencia de las zonas sometidas, y los socii itálicos lo que buscaban era
alcanzar el status romano. GUERRAS CIVILES: Violentos enfrentamientos en el seno de la
sociedad romana entre formaciones políticas del cuerpo ciudadano (reformadores o
populates, y optimates o aristócratas) por el poder y liderazgo (estos grupos de interés se
caracterizan por su heterogeneidad interna). El contenido social de dichos enfrentamientos fue
cada vez mas relegado por la dimensión política, culminando con la transformación del marco
político romano, pero no con el cambio de este orden social. Este proceso se inicia con un
recrudecimiento de violencia intra-oligárquica desde el asesinato de Tiberio Graco en la
asamblea popular (133 a. C.), incrementándose con la muerte de su hermano Cayo Graco (121
a. C.), y degenerando en la guerra civil entre Mario y Sila (88-82 a. C.), pasando por la de
Pompeyo (y sus seguidores) y César (49-45 a. C.), y por último entre Octavio y Marco Antonio
(31-30 a. C.), que culminó con la autocracia del primero y bajo el nombre de Augusto
(“consagrado” o “santo”) instaura y consolida el Imperio (27 a. C.). Serie de semejanzas
estructurales en distintos momentos de este proceso: tensiones intra-ciudadanas (entre
facciones de nobleza senatorial; entre ésta y el orden ecuestre; entre estratos altos y
proletarios; terratenientes ricos y campesinos pobres) en un marco de debilitamiento de orden
oligárquico (aspecto muy visible desde Tiberio Graco hasta la disolución del régimen
constitucional silano) debido a las guerras contra los aliados y contra las provincias, así como
los levantamientos de esclavos, favorecen la acción reformista de los grupos "populares" de la
nobleza senatorial, a lo cual sigue el período de reacción de los "optimates" (Sila 82-79 a. C.); a
estos movimientos internos se suman las consecuencias de la reestructuración del ejército,
que desde las reformas de Mario en el 104-100 a. C. (incorporación de proletarios armados por
el estado al ejército; reparto de tierras en las provincias conquistadas entre los veteranos
militares) se politiza y participa activamente a favor de sus jefes en los conflictos internos; la
aparición de generales con ejércitos que responden a su liderazgo (César, Pompeyo) en su
lucha por el poder, se extiende hasta que Augusto instaura el principado. A pesar de estas
conexiones, nunca se entrelazaron los conflictos intra-oligárquicos con los demás. Debido a la
total disparidad de intereses no se da una alianza entre populares y los esclavos insurrectos, ni
coinciden sus intereses con las luchas de los provinciales, y aunque hay estrechas relaciones
entre populares y los socii itálicos, en la guerra contra los aliados, populares y optimates se
unen para rechazar la impugnación a su dominio!!!. Cabe destacar que no solo los líderes de
los optimates, sino también los de los populares, eran senadores. Además se dan cambios en
la composición interna de los grupos oligárquicos y también en el contenido de los reclamos
(los populares comienzan apoyando medidas de reforma agraria y favoreciendo a proletarios,
con la intervención de los líderes militares la lucha se instala por el control de las instituciones
y el acceso al poder). La guerra civil se presenta como una nueva forma de dirimir el conflicto
interno, y aparece en consecuencia como única solución, el cambio del sistema político.
Ninguno de los conflictos más importantes de la República consistió en el enfrentamiento
entre opresores y oprimidos, esa es la razón por la que el resultado de tales luchas nunca iba a
entrañar un cambio del orden social. No hay transformaciones en la estructura económica o
social, sólo modificaciones en la composición interna de los estratos (ascenso de veteranos por
afincamiento en colonias, homogeneización de las capas altas y del orden social general en
todo el imperio, así como un inicio de heterogeneización de las capas bajas). Pirámide social
de la República Tardía: El orden social no cambió, la sociedad continuó dominada por un
estrato muy reducido numéricamente y de rasgos estamentales: la aristocracia senatorial
(nobleza y hombres nuevos), orden ecuestre (caballeros) en la cúspide; luego las elites locales
urbanas y grandes propietarios, junto con nuevos ciudadanos provinciales e itálicos; entre las
capas bajas encontramos a los libertos (cuyo número crece descomunalmente por las
liberaciones en masa), artesanos, comerciantes, proletarios y esclavos urbanos (con la
variedad de ingresos entre todos ellos, algunos de los cuales ascenderán notablemente en el
Imperio libertos y esclavos imperiales llegan a manejar cuestiones de estado), y en el campo
una gran heterogeneidad que va desde colonos y veteranos acomodados, temporeros,
desposeídos hasta masas de esclavos. Las enormes pérdidas humanas, consecuencia de los
diversos enfrentamientos, favorecieron el recambio social en todos los estratos. Causas reales
generales de la crisis: debido a la expansión producida después de la victoria sobre Aníbal, se
potenció la insuficiencia de la estructura político-social hecha a medida de la antigua ciudad-
estado, generando un cambio en las relaciones sociales y pérdida de las pautas éticas de
comportamiento (El mos maiorum dejó de ser el sistema de referencia, pero las nuevas
corrientes espirituales nunca buscaron sustituirlo sino mas bien revitalizarlo, pero sin lograrlo).
El régimen republicano se basaba en la cooperación entre los magistrados y la asamblea
popular bajo control del senado aristocrático: con la expansión territorial se hizo imposible
mantener ese equilibrio entre sectores de poder. La formación de un orden social mas o
menos unitario, con la paulatina integración de las diversas regiones del imperio, se logró
esencialmente por la plena integración de los itálicos al sistema social romano, por el
otorgamiento del derecho de ciudadanía a las elites locales de las provincias y por la
colonización itálica en las provincias, pero no hay que magnificar su alcance, la República
tardía fue incapaz de superar las contradicciones sociales, ni las reformas y ni siquiera la guerra
civil, lograron atenuar la crisis. además de eje de las demás actividades productivas (como la
manufactura de productos destinados para la economía campesina, o los elaborados con
materias primas agrícolas, y además los principales objetos que se comerciaban eran los
productos agrarios). La estructura social no sólo está determinada por la estructura
económica, sino mediada por factores sociales, jurídicos y políticos (origen, derecho a la
ciudadanía, libertad), pero el criterio decisivo es la propiedad de la tierra (no el dinero). Las
capas altas estaban constituidas por los grandes terratenientes (aunque no significaba que
estén desinteresados del comercio y otros negocios monetarios), y la mayoría de las capas
bajas estaban ocupados en actividades agrarias. No se cristaliza un estrato intermedio por la
imposibilidad de valorar otras actividades en forma autónoma debido a su dependencia de la
agricultura (comercio, manufacturas) además de ser una minoría. Existe también relación
directa entre 1- El carácter conservador de sociedad; y 2la estructura económica agraria: la
naturaleza estable de ésta última dificulta cambios en la distribución riqueza, razón por la cual
la jerarquización social permaneció constante, su permeabilidad limitada y su ideología
fuertemente tradicionalista. El nuevo marco político (la monarquía) e institucional (la
integración de las provincias) convalidan y refuerzan este orden social, vigente desde la
República tardía. La Monarquía retoma los principios rectores de los dirigentes romanos:
máximo poder, máxima dignidad, máxima riqueza, y los cambios vinieron de la incorporación
de un nuevo vértice: redefinición y precisión de funciones-posiciones sociales. Respecto al
orden senatorial, seguían ocupando los puestos más importantes, pero ahora el servicio ya no
era hacia el estado romano, sino hacia el emperador; las capas bajas fueron ubicadas respecto
del emperador en una relación de protección paternal parecida a la clientela, hasta llegar al rol
de súbditos (sometimiento a voluntad). El orden ecuestre adquirió más funciones e
importancia en el principado (administración financiera-económica del imperio y de bienes del
emperador). La jerarquización interna de los dos órdenes estamentales más altos pasaron a
depender del servicio al emperador y de la carrera y cargos administrativos desempeñados.
También entre esclavos y libertos surge una nueva capa: los siervos y libertos imperiales. Como
consecuencia de la extensión del modelo a todas provincias, las capas altas fueron
desplazando su procedencia geográfica a las provincias, y también las familias imperiales, con
lo cual el poderío económico y político también se desplazó hacia aquellas. La integración de
los provinciales se estimuló mediante el trazado de una extensa red viaria, con la introducción
de una administración unitaria, atrayendo a los provinciales al servicio militar y sobretodo
mediante la concesión de la ciudadanía: Caracalla (211-217 d. C.) hace ciudadanos romanos a
todos libres de imperio!!!. Hubo una urbanización de las zonas conquistadas bajo la forma de
colonias y municipios (otorgamiento de la autonomía ciudadana), donde las elites locales se
asimilaron a las capas altas romanas e itálicas. Este sistema de sociedad distaba de ser algo
homogéneo, debido a que el desarrollo en cada región, se producía acorde a las condiciones
locales. En las capas bajas las diferencias fueron sobre todo regionales: la zona del
Mediterráneo presenta similitudes con Italia, pero las provincias del norte Europa muestran
una menor estratificación y más homogeneidad interna! Existe una cesura sur-norte en el
imperio!! Que inclusive ya era conocida por sus contemporáneos. La sociedad se polariza en:
honestiores por un lado y por el otro de humiliores y tenuiores (según la terminología jurídica
romana, desde mediados del siglo II d. C.). Criterios de definición estratos altos: riqueza,
desempeño de altos cargos, prestigio personal, pertenencia por origen familiar tres ordenes
dirigenciales: senatorial, ecuestre y decurional (elites locales urbanas). Factores que
cualificaban la pertenencia a las capas altas: origen, derecho ciudadanía, libertad, procedencia
étnica-regional, capacidad personal, formación y lealtad a monarquía. Todo esto relacionado
con el sector productivo y cual es la fuente de riqueza: siendo la propiedad de la tierra un
factor determinante (en el Alto Imperio aumenta continuamente la concentración parcelaria).
Pero las capas altas además se rigen por mentalidad estamental corporativa: ingreso está
fuertemente reglamentado y controlado por actos formales de ingreso y de adquisición de
nueva identidad y privilegios. Las crecientes prerrogativas en materia de derecho penal que
disfrutaban en el siglo II d. C. los sectores privilegiados, contradicen la supuesta igualdad de
todos los ciudadanos ante la justicia. La posición social se vuelve cada vez más hereditaria
debido a la concentración familiar de rasgos de prestigio y poder, aunque hay que precisar que
la sociedad romana no se configuro nunca como una sociedad de castas, porque la capacidad
personal tuvo siempre un papel importante, sobretodo en la administración imperial. La
ciudadanía es el derecho imprescindible para alcanzar status elevado, y condiciona la posición
social. Hay dos categorías de ciudadano: el de pleno derecho (cives Romani): con acceso a los
cargos del estado, la prestación del servicio militar y el disfrute del derecho privado como la
herencia, y la ciudadanía "a medias" o el de derecho latino (ius Latii) que carecía de aquellos
privilegios. La libertad personal vs. la esclavitud: importancia de la jerarquía interna (ingenui o
"nacidos" libres, liberti y servi). Respecto al origen regional-étnico, los más importantes eran
los romanos e itálicos, abundando los prejuicios antisemitas y contra sirios y egipcios. EXISTÍA
ESTA AMBIVALENCIA EN EL ORDEN SOCIAL ROMANO: persistencia del principio aristocrático
de preeminencia por origen noble y determinación de status social por cuna, pero hay un
margen a la capacidad y a la ambición individual. ORDEN SENATORIAL: Augusto fija en 600 la
cantidad de senadores, cifra que permanecerá casi sin cambios por dos siglos. Su principal
fuente de ingresos proviene de la producción agrícola, y su cohesión como estamento esta
apuntalada por un fuerte tradicionalismo y por la importancia de lazos ideológico-jurídicos con
los demás miembros de la orden, a pesar de la heterogeneidad y fluctuaciones internas
(ingreso de hombres nuevos y adopción de herederos, ante la falta de descendencia
masculina). Los hombres nuevos están sobrerepresentados: dos factores, 1) más esfuerzo
personal para ser integrados a la aristocracia romana, por lo cual prestan más servicios en la
administración del Estado, lo cual 2) los favorece frente al emperador por lealtad, razón
importante de ascenso social en los estratos altos. Además los cambios en la estructura
económica por la integración de nuevas zonas y la pérdida de preponderancia italiana en la
economía favorece el ingreso de las capas altas provinciales (origen de la mayoría de los
homines novi) al senado. Esto beneficia a la posterior homogeneización de las diversas
regiones del imperio por adopción del estilo de vida y referencias estamentales comunes. El
acceso al senado está fuertemente reglamentado como carrera de los honores (distintos
cargos según los rangos ascendentes desde miembro del senado hasta cónsul y prefecto de
Roma) con patrocinio del emperador, y reproduce dentro del primer orden, el propio sistema
jerárquico de la sociedad. Esto genera un orden cerrado, sobre la base de un reducido número
de altos funcionarios disponibles, cuya capacidad para afrontar situaciones extendidas de
conflicto es muy limitada, este sistema aristocrático muestra sus deficiencias ya con el
levantamiento de los Bátavos (69 d. C.), entrando en una crisis irreversible con los desafíos que
tuvo que enfrentar a partir de la 2ª mitad del siglo II. ORDEN ECUESTRE: estaba constituido por
un n° mayor que el de los senadores. También tenían una conciencia de grupo estamental,
pero con relación al primer orden era menor su cohesión interna por su heterogeneidad étnica
y económica, además de la dispar dedicación profesional, lo cual lo hacía un orden más
permeable que el senatorial. No es hereditario, sino configurado como "nobleza personal", en
lugar de una nobleza de sangre, aunque en la práctica los hijos de los caballeros eran
aceptados entre los equites. Esta orden es la fuente de reclutamiento de los nuevos senadores
por relaciones de parentesco, matrimonios y amistad. Aún más amplia es la apertura de este
orden hacia abajo, se hallaban muy integrado con las capas altas urbanas del decurionado,
dadas las dificultades para avanzar en el estamento senatorial se otorgaban cargos en
ciudades a los caballeros, llegando a pertenecer al mismo tiempo a ambos órdenes (ordo
equester y ordo decuriorum). Aunque la posesión de tierras era generalmente su principal
fuente de riqueza, se dedicaban en mayor medida que los senadores a otras fuentes de
ingreso no agrarias (Comerciantes, empresarios, banqueros, arrendadores de los impuestos de
aduana, etc.). La heterogeneidad en su composición social se debía a que podían ser de
sectores bajos, como los hijos de libertos que ascendían gracias a su habilidad con los negocios
o a las relaciones personales con personajes influyentes del Imperio, o ciudadanos que
ingresaban en esta orden después de una larga carrera militar, pero la mayoría pertenecían al
decurionato, y debían su rango a su fortuna. Los caballeros que entraban al servicio del estado
formaban una nobleza de toga, con relación a los demás de su propia orden, hallándose los
que estaban en lo alto del funcionariado, formando parte junto con los senadores más
relevantes, de la elite del imperio. Por eso la línea divisoria decisiva en la jerarquía social y
política, de los sectores dominantes, no era simplemente la que existía entre senadores y
caballeros, sino la que se establecía entre las distintas clases de rango, en el interior de ambos
órdenes. ORDEN DECURIONAL: Esta orden es todavía más heterogénea que la equestre y
carecía de una institución aglutinadora a escala de todo el imperio, que les diese cohesión
interna. La organización estamental de los decuriones, se organizaba como una corporación
independiente en cada ciudad. La pertenencia a este orden no era hereditaria, pudiendo
ingresar cualquier ciudadano acaudalado, pero en la práctica los hijos de los decuriones al
heredar la fortuna de sus padres, lo más probable era que continuasen como miembros de
esta orden. Los decuriones eran ricos a escala local, existiendo grandes diferencias en el censo
mínimo requerido según las provincias e inclusive hacia el interior de las mismas. A pesar de
sus diferencias, los distintos ordines decurionum poseían grandes semejanzas, debido a que
compartían los mismos derechos y obligaciones, sus miembros en todas las ciudades tenían la
misma unidad de funciones: no solo los privilegios jurídicos penales, sino también su tarea de
garantizar el funcionamiento autónomo de las ciudades y sus funciones económicas de utilidad
pública. En esta orden también había una estratificación interna, que se fue acrecentando a
partir de los gobiernos de Trajano y Adriano, los inferiores entre los decuriones comenzaron a
encontrarse con dificultades financieras que les imposibilitaban cumplir con los gastos propios
a su cargo, pasando el decurionato a convertirse en una carga para mucha gente rica. Dadas
sus responsabilidades políticas, los miembros de esta orden constituían la columna vertebral
del sistema de dominio romano, no solo por el alivio que representaba al Estado que ellos
cargaran con el peso de la administración local, sino también como capa superior común a
todas las ciudades a pesar de su diferencia étnica o social, eran los representantes legitimados
de los ideales y costumbres romanos, contribuyendo a la cohesión interna del imperio. En las
ciudades también se encuentran los liberti ricos, dedicados principalmente al comercio, la
banca y la producción artesanal y en algunos casos a la propiedad fundiaria. Pero a causa de su
origen no libre solo en casos excepcionales entraban al decurionato. Estratos inferiores. La
composición social de estos estratos es mucho más heterogénea, pero conocieron un proceso
de integración a escala de todo el Imperio. Su separación es más nítida verticalmente, que
horizontalmente. La división mas clara es entre plebs urbana y la plebs rustica, con una notoria
mejor situación de los primeros. Horizontalmente podría hablarse de cierta gradación social en
virtud de su situación jurídica entre ingenui, liberti y servi, aunque la variada gama en el
interior de estas categorías, hace que sus fronteras de demarcación sean imprecisas. La fuente
principal de esclavos en esta época es mas interna que externa: hijos de familias serviles y
sobretodo por la esclavización voluntaria. En líneas generales la situación de los esclavos
mejoró con relación a su estado en la República tardía. La plebs rustica estaba mas
diversificada que la plebe urbana, y cada una de estas categorías podía englobar a posiciones
sociales muy diferentes (esclavos bajo relación patriarcal y esclavos de los fundos, y dentro de
estos últimos la capa privilegiada de los vilici y los actores). La explotación servil en los
latifundios era un fenómeno local en Italia, existiendo en África una mayor explotación por
medio de los coloni (arrendatarios de un pequeño trozo de tierra que explota con su familia y
que paga al propietario una renta anual en dinero por los productos obtenidos). La mayoría de
los coloni eran libres, pero había también libertos y esclavos (cuasi coloni). Dentro de la
heterogeneidad de los coloni tenemos entre las nuevas categorías de diferenciación social, a
los coloni normales (pequeños arrendatarios), los coloni inquilini (campesinos sin tierras
obligados a diversas prestaciones personales) y los stipendiarii (otras personas que vivían en
parte dentro, en parte fuera del dominio, y debían prestaciones personales a los primeros
citados). Pero los esclavos y colonos eran una minoría dentro de la población rural del imperio,
la mayoría seguían siendo pequeños campesinos propietarios. Los sectores mas oprimidos en
este periodo no son los esclavos de los latifundios, sino las masas campesinas peregrinas
nominalmente libres y carentes totalmente de recursos. La estructura en órdenes y estratos. Al
no existir un estamento intermedio consistente, puede afirmarse que la sociedad se dividía en
dos grupos principales: senadores caballeros y decuriones sin rango ecuestre (200.000 menos
de un 1 % de la población total), agrupados jerárquicamente en distintos órdenes (unidades
sociales constituidas cerrada y corporativamente, con sus respectivos niveles de riqueza,
funciones y rango). Estas capas altas se componían de una aristocracia imperial y una elite
municipal. Los sectores inferiores estaban integrados en estratos (no estamentos como las
superiores) o capas particulares en función de su actividad económica en la ciudad o en el
campo y de criterios jurídicos como los de ingenui, liberti o servi, no existiendo líneas claras en
sentido horizontal. El posicionamiento social no se fundamentaba unilateralmente en esta
estratificación social, sino que un papel fundamental tenían las relaciones personales entre los
individuos situados mas arriba o mas abajo. El concepto de clase no resulta muy adecuado
para definir este orden social, ya que este se articulaba no solo en base a criterios económicos,
sino también en función de criterios sociales y jurídicos que no coincidían muchas veces con
los económicos. La elasticidad del modelo social romano, mostró sus cualidades al delinear la
dirección del desarrollo social en todo el Imperio, ocupando un lugar fundamental la movilidad
social entre los órdenes (dándole fortaleza y estabilidad al sistema de dominación), aunque no
hay que sobrevalorarla, ya que los que podían hacer uso de las oportunidades de ascenso
social, era una minoría (Pertinax fue una excepción). La lucha de clases era poco factible, al
igual que en la República tardía, debido a que los grupos subalternos estaban ligados de
distintas maneras a las capas superiores y perseguían su propio interés. La monarquía era la
forma política mas apropiada para asegurarse la consistencia de una sociedad regida
aristocráticamente, un sistema de dominio unitario donde los integrantes de los estratos
inferiores fueron incluidos en el sistema de ejercicio del poder de acuerdo con una gradación
jerárquica equilibrada. La repartición de las funciones públicas entre los tres órdenes
dirigentes bajo la dirección del césar, respondía mejor a la realidad social, además el gobierno
imperial proveía una serie de normas ideológicas y éticas, que brindaban a la sociedad en su
conjunto, un sistema unitario de referencia (culto al emperador y la obligación moral de
guardar lealtad al césar). La mejoría en la condición de los esclavos, favoreció la desaparición
de los levantamientos serviles. Los conflictos ocasionados por la plebe, no generaron graves
problemas a para Roma, en cambio frente a los levantamientos de los provinciales
subyugados, donde participaban distintas capas de la población, la reacción fue violenta
debido al peligro que representaban (como frente a los galos en el 21, contra los treverienses y
bátavos en el 69, y con los judíos entre el 66 y el 70). LA CRISIS DEL IMP. ROM.Y EL CAMBIO EN
LA ESTRUC. SOC. (SIGLO III) La muerte de Marco Aurelio (180) marca el fin de la edad de oro, y
el inicio de una crisis general, que no se presentó a un mismo tiempo en todo el imperio y tuvo
distintas repercusiones en cada una de las partes del mismo. Externamente las invasiones
bárbaras continuaban sin interrupción, mientras que internamente, el nuevo sistema político
(el Dominado) convirtió al Estado en una institución todopoderosa, que reglamentaba
brutalmente la vida de sus súbditos, pero a su vez el poder de los césares se torna cada vez
más inseguro. Esa debilidad de la monarquía era consecuencia de la preponderancia adquirida
por el ejército, principalmente por las grandes unidades estacionadas en Panonia, Mesia, en el
Rin, en Capadocia y en Siria. Ese peso de lo militar significaba una alteración radical de las
primitivas estructuras de poder. La economía también entró en crisis, disminución geométrica
de la producción agraria, y sobretodo una disminución radical de las ramas productivas
urbanas, no era posible detener la inflación, confluyendo todo en una creciente pobreza,
potenciada por las catástrofes naturales. Cabe destacar el retroceso de la esclavitud y su
influencia en la carencia de mano de obra, junto a la expansión del colonato, indicaban un
cambio claro en la estructura de los estratos inferiores. Una de las variables más importantes
respecto a la crisis de este periodo se conecta con el debilitamiento del decurionato: el
crecimiento de la gran propiedad, hacia peligrar la mediana propiedad, tamaño característico
de las propiedades de los decuriones. Simultáneamente el retroceso de la esclavitud y el
sometimiento de masas campesinas a los latifundios mediante el colonato, dejó a estas
propiedades con seria merma de trabajadores. Alteraciones en los estratos superiores. Un
tercio de los senadores en este periodo seguía siendo de origen italiano, y si bien siguieron
gozando de bienestar y privilegios, perdieron el poder que tenían en el Principado: el senado
como institución quedó excluido del acontecer político, aumentando en su lugar, la
importancia del consilium y la burocracia imperial, además los altos cargos de la
administración, pasaron a ser propiedad de los caballeros. El siglo III fue la gran época del
orden ecuestre, los caballeros venían a constituir la capa superior más activa y el sostén mas
firme del Estado. Su lugar jerárquico siguió siendo de segundo rango, pero los escalones mas
elevados del orden ecuestre se unían a la elite senatorial, mientras que el resto pasaba a ser
parte del decurionato. Numerosos decuriones habían lucrado con el comercio y la artesanía,
representándoles una gran pérdida el retroceso de estos sectores económicos. Sin embargo el
tipo de decurión mas extendido, era el hacendado, inclusive en mayor medida que en el Alto
imperio, pero ahora se enfrentaba a graves problemas como la falta de mano de obra y las
devastaciones bárbaras, además del progresivo gravamen a que los sometió el Estado. Las
obligaciones del ordo decurionum quedaron ahora establecidas con gran exactitud, ello
suponía el fin de la iniciativa particular que había jugado un importante papel en el Alto
Imperio. La admisión ya no quedo a arbitrio de los órganos municipales, sino que se
transformó en una obligación si reunía el mínimo de fortuna exigido, lo que condujo a que el
rango decurional sea más heredable que antes. Pero lo que antes fueron los codiciados
honores municipales, ahora se transformaron en serias cargas para los sectores más
pudientes, llevando a debilitar este orden, antes fuerte y seguro de sí mismo. Tanto los libertos
ricos, como los esclavos y libertos imperiales, se extinguieron después de la época
Antoniniana. Respecto a los militares, no solo los jefes sino también los soldados gozaban de
una situación favorecida, desarrollándose un fuerte sentimiento de unidad, mediante su
colegiación en asociaciones. Un veterano podía tener un patrimonio equivalente al del censo
decurional, pero estaba exento de contribuir al Estado. Alteraciones en los estratos inferiores.
Las auténticas víctimas de la crisis fueran las masas trabajadores, tanto del campo como de la
ciudad, llegando a producirse una nivelación en el estrato de los humiliores, adquiriendo un
perfil cada vez más uniforme. El ser o no ser libre, ya no contaba como factor decisivo de
dependencia social. La decadencia de las pequeñas y medianas propiedades en el curso de la
crisis del siglo III, condujo a la concentración fundiaria en pocas manos y a la expansión del
colonato como sistema de explotación adecuada frente al alto costo de los esclavos. Se le
arrendaba una parcela al colono por 5 años, existiendo ya en este periodo la perpetua
conductio, la sujeción de por vida del arrendatario. El cambio de estructura. El orden social
tradicional se desintegró: el poder, riqueza, prestigio y adscripción a un orden rector ya no
están van unidos como antes, donde era inconcebible que una nobleza con prestigio y riqueza,
no constituyese al mismo tiempo la capa alta política. Criterios jurídicos clásicos como el
derecho a la ciudadanía y la libertad, perdieron su importancia, el lugar de origen y el principio
de mérito sufrió cambios (la mayoría de los emperadores procedían de la periferia del
imperio). Mientras que la alta sociedad se desintegró en capas diversamente estructuradas, los
estratos inferiores desarrollaron una estructura cada vez más unitaria. El nuevo estrato
dominante está formado por los altos oficiales ecuestres, los funcionarios de la administración,
como los miembros de la institución militar, y su máxima representación en los emperadores
autoritarios de tiempos del Dominado.

El sistema de dominio del siglo III, suscitaba el rechazo del orden senatorial, de los decuriones
y de las masas populares del campo y de la ciudad. Pero justamente la composición de esta
coalición hizo imposible la formación de un movimiento unitario de los oprimidos contra el
Dominado, porque si bien sus objetivos coincidían (defensa contra el imperio de la milicia y de
la burocracia estatal), sus intereses eran distintos, además la milicia era el instrumento de
poder decisivo, frente al cual toda resistencia resultaba inútil. La monarquía imperial se
transformó en despotismo: Augusto había sido el “primero” entre los ciudadanos, y el “padre”
del pueblo, a partir de Septimio Severo el emperador recibe el título de “dominus”, teniéndose
por un “señor” sobre sus súbditos. Lo primero que entró en crisis fue el antiguo sistema de
valores: el tradicionalismo, la ética política y el culto al emperador ya no bastaban. Las
religiones mistéricas orientales y el cristianismo no solo prometían consuelo y salvación, sino
que satisfacían necesidades teológicas, morales y litúrgicas. Los militares se vincularon al culto
a Mitra, quién como dios solar invicto encarnaba el ideal del soldado. Los senadores y el
estrato culto se entregaron al neoplatonismo. El estado romano mediante los círculos
políticamente decisorios de la sociedad (los emperadores, la burocracia imperial y los altos
militares) con su mentalidad conservadora se aferraban al sistema de valores anticuado, que
sin darse cuenta ellos mismos habían destruido. Los emperadores del siglo III no querían
cambiar el mundo romano, es más, estaban convencidos que sus medidas de fuerza era la
única forma de restaurar el antiguo orden social. LA SOCIEDAD TARDOROMANA. La transición
de la Antigüedad a la Edad Media, representó una larga secuencia de transformaciones
graduales. Con Diocleciano (284-305), Constantino el Grande (306-337) y hasta Valentiniano I
(364-375), hubo cierta estabilización, pero los cambios en la estructura operados en el siglo III
eran irreversibles. Las relaciones campo-ciudad dejaron de basarse, como en el Alto Imperio
en la fuerza de los centros de producción urbanos, para reposar sobre la creciente importancia
de las fincas rurales, significativamente desde el siglo IV las grandes haciendas pasaron
progresivamente a cubrir su demanda de productos manufacturados recurriendo a la
producción propia y no tanto al comercio. Los propietarios de los latifundios fueron mas
claramente que antes la capa rectora económicamente determinante en la sociedad
tardorromana, en tanto que la gran masa desposeída se hizo cada vez más dependiente de ese
estrato de terratenientes. Este proceso que confluye con la desintegración del Imperium
Romanum, no debe atribuirse exclusivamente a las invasiones bárbaras, sino a un conjunto de
factores múltiples y complejos, entre los que ocupa un lugar fundamental la alienación del
sistema estatal de la sociedad romana: a los progresivos problemas sociales políticos y
económicos, la monarquía imperial solo fue capaz de oponer una política forzada de poder y
centralización, que le exigía un aparato de poder cada vez más enorme y más costoso. El
Estado romano solo supo hacer uso de métodos coercitivos con el objeto de recaudar para el
fisco. Este estado convertido en un fin en sí y para sí, ya no encarnaba los intereses de la capa
de grandes propietarios de tierras. El prestigio social de una persona dependía de la riqueza
poseída pero también de la amplitud de la parcela de poder, que era consecuencia de su
relación con el soberano y no de la pertenencia a un estamento cerrado. El orden ecuestre fue
absorbido arriba por el estamento senatorial y abajo se diluyó en los cuerpos de decuriones,
quienes recibieron el nombre de curiales. Las órdenes primitivas se diluían en distintos grupos
de rango: los illustres y spectabiles, los senadores y clarissimi, los sacerdotales, los principales
y decuriones, los negotiatores, plebei, los circumcelliones, los servi y coloni. La inclusión en un
determinado grupo de rango, ya no dependía del origen regional o étnico. A partir de
Constantino la mayoría del ejército es reclutado entre los bárbaros. El derecho de ciudadanía
como la diferencia entre libres y esclavos, había perdido su significación anterior. El sistema
coercitivo de prestaciones laborales, exacciones tributarias y heredabilidad de los oficios, venía
a representar una nueva forma de falta de libertad.

La pirámide social se correspondía con el modelo constituido durante la crisis del siglo III: los
honestiores formaban grupos realmente heterogéneos y muy escalonados en cuanto a su
rango. Los humiliores de las ciudades y del campo, constituían en cambio una capa
relativamente homogénea. No puede decirse que los curiales constituían una capa intermedia,
pero las enormes diferencias sociales que los separaban tanto de los estratos inferiores, como
de los terratenientes y representantes del poder estatal, es una muestra de la diferencia entre
la sociedad tardorromana, y la del Alto Imperio. Estratos superiores. Si bien el orden ecuestre
no fue suprimido formalmente, dejo de existir como estamento, por su absorción en el
estamento senatorial y el decurionato. Los senadores alcanzaron nuevas funciones de mando,
pero siempre en la administración civil, y no en el mando militar, ya que estas funciones
estaban totalmente separadas en la etapa tardorromana. Mediante una ley de Valentiniano el
orden senatorial se subdividió en tres grupos de rango: los illustres, los spectabiles y los
clarissimi. Pero en el periodo tardorromano el orden senatorial era todavía más heterogéneo,
como consecuencia de la extracción geográfica de sus miembros, se creó una separación
Occidente – Oriente, donde los miembros de la cámara romana pertenecían a la nobleza
terrateniente y defendían valores conservadores, entre los segundos, no pocos se habían
elevado de los medios artesanales de Constantinopla. Los frentes entre paganos y cristianos
levantaron dentro del estamento senatorial, barreras adicionales. Por ultimo cabe destacar la
existencia entre las capas sociales superiores, de grupos que quedaban excluidos del orden
senatorial y cuyos intereses se diferenciaban radicalmente de la nobleza tradicional, como los
altos mandos militares y los intelectuales, sobretodo la jerarquía eclesiástica. A la monarquía
imperial, le faltaba ese estrato superior suficientemente homogéneo y con intereses
uniformes, en el que se apoyaba tradicionalmente. En esta etapa es ilusorio hablar de la
autonomía administrativa de las ciudades, los curiales desde la legislación de Constantino no
fueron tratados en forma diferente a los no libres: no podían abandonar sus comunidades, y
para vender su fundo precisaban la autorización del gobernador, pero sin duda lo peor eran los
servicios obligatorios a los que estaban sometidos (eran responsables del aprovisionamiento
de cereal, de las obras y juegos públicos, de llevar las finanzas de sus comunidades, del
endeudamiento público y sobretodo de recaudar los impuestos, factor que contribuyó a la
exacerbación de los antagonismos sociales). Las reiteradas disposiciones de la legislación
tardoromana, no pudieron frenar la creciente huida de los curiales, de sus comunidades de
pertenencia. Estratos inferiores. Los distintos estratos de los humiliores iban unificándose cada
vez más. Si bien la esclavitud no se extinguió, la diferenciación libre – no libre tenía poca
importancia en el marco de las nuevas relaciones sociales. Mientras que los esclavos tuvieron
cierta mejora en su situación jurídica, en la práctica grandes masas de la población libre, se
vieron reducidas al nivel de esclavos, ya que no podían elegir ni el lugar de residencia ni la
profesión. En ocasiones la legislación imperial hablaba de los colonos como posesión. Además
los trabajadores agrarios podían encontrar en el terrateniente, cierta protección contra los
abusos del más grande explotador: el Estado, a diferencia del comerciante o artesano urbano
que generalmente estaba indefenso frente a cualquier funcionario corrupto. Los colonos
representaban en la estructura agraria, la capa de campesinos más representativa y más
homogénea, siendo la forma de dependencia social más extendida dentro de las fronteras del
Imperio, tanto antes como después de la caída de Roma. Paralelamente desde el siglo IV al VI,
la estructura del estrato de los grandes propietarios conoció pocas modificaciones. Por último
la pobreza en las ciudades y en el campo es un fenómeno creciente. La desintegración del
Imperio Romano. La pobreza, la falta de libertad y la opresión, existió siempre en toda la
historia de Roma, pero en el periodo tardoromano llegó a su máxima expresión, agudizando
las tensiones sociales tanto en el campo como en la ciudad. Estos movimientos de resistencia
no generaron un movimiento unitario, debido a que en su horizonte mental, ellos luchaban
contra la violencia y la opresión, pero no por un cambio de sociedad. Los colonos y esclavos
fugitivos, no buscaban reunirse en bandas contra los terratenientes, sino que esperaban
encontrar un señor o un amo que les dé un mejor tratamiento. Todavía en los años 30 del siglo
V, el Estado tenía la suficiente fuerza para controlar las posibles sublevaciones (Nórica), por
ende dichas agitaciones tuvieron un papel limitado en la disolución del sistema de dominación
romano. Si el imperio no pudo resistir la presión bárbara fue por la alienación del Estado de la
sociedad romana. La caída del imperio romano de occidente no hay que buscarla en el
levantamiento de los estratos inferiores contra un sistema de poder sostenido por las capas
altas, sino porque el orden estatal romano acabó por descansar en un estrato muy reducido de
su propio aparato de poder y al mismo tiempo se convirtió en una carga para toda la sociedad.
Con todo, la sociedad tardorromana no se convirtió en una sociedad de castas. Otros factores
de alienación: las haciendas se transformaban en unidades económicas y políticamente
autosuficientes, se autoabastecían de todo lo que necesitaban. Además los propietarios se
retiraban cada vez con mas frecuencia a su latifundio, donde tenían poderes soberanos,
fortificaban sus haciendas, armaban sus propios ejércitos privados, que muchas veces eran
mas efectivos que las tropas regulares. De esta manera entre un gran fundo y el poder central,
el principal vínculo era el de la obligación tributaria, que en tales circunstancias, carecía de
sentido. Una clara muestra es el movimiento de los patrocinios, por el que gran parte de la
población se entregaban en calidad de siervos a los terratenientes, en busca de protección y
colocándose bajo la custodia (patrocinium) de una persona influyente, a quién en
contrapartida le entregaban productos agrarios o dinero, primero como regalo y luego como
tributo regular. Se construía así una comunidad de intereses entre los grandes propietarios y
los estratos inferiores, que entraba en contradicción con los intereses del Estado. La
desintegración del orden estatal romano, no vino aparejado de la alteración del orden social
reinante, por el contrario condujo al fortalecimiento de los terratenientes, debido a la
extensión del colonato y a otras formas de dependencia similares. No solo las fuerzas que
debían contener a los bárbaros se debilitaban cada vez más, sino que llegaron a acostumbrarse
a ellos e inclusive a considerarlos un mal menor, preferible al orden estatal romano. La
tragedia de la monarquía consistía no solo en que debía tolerar los asentamientos bárbaros
dentro de sus fronteras, sino que llegó a fomentarlos en su propio interés, pero al hacerlo
cavaba su propia tumba. Con la huida de grandes masas de la población ante las invasiones
bárbaras y la presión fiscal, regiones enteras quedaron abandonadas, debiendo recurrirse a los
asentamientos germánicos para repoblarlas. Por último para el ingreso al ejército comenzó a
recurrirse cada vez más a los bárbaros, llegando a depender el gobierno imperial de dicha
ayuda militar no romana. El cristianismo contribuyó a brindar un sistema de referencia común,
para romanos y bárbaros en lo religioso y en lo ético. La responsabilidad del cristianismo no
consistió en que minó el patriotismo romano, sino en que romanos y bárbaros dejaron de
verse tan distantes y extraños, a diferencia del mos maiorum, que creaba una frontera de
separación insalvable entre romanos y no romanos. En el imperio romano de Oriente las
condiciones sociales y políticas fueron más favorables y no produjeron un divorcio tan radical
entre el Estado y la sociedad. Las relaciones entre el emperador y la capa alta de los
terratenientes y en especial con el senado de Constantinopla, eran estrechas. La iglesia
oriental tenía lazos muy fuertes con el estado y le brindó un gran apoyo, además la
heredabilidad obligatoria de los oficios y profesiones urbanos, estuvo en gran medida ausente,
y sobretodo el imperio romano de Oriente, se hallaba mejor protegido frente a los bárbaros
que Occidente. La crisis del imperio tardorromano evocaba hasta cierto punto la crisis de la
República tardía: tampoco entonces fueron alteradas las estructuras fundamentales del orden
social vigente, sino que se vino abajo una forma de organización política ya superada, pero ya
no se levantó una forma de Estado genuinamente romana, sino que fueron nuevos estados los
que asumieron el papel del imperio romano Occidental.

En el año 321 Constantino declara el domingo día de descanso para los jueces, artesanos y
todas las urbanae plebes, prescribiendo que los campesinos se entreguen al trabajo agrícola,
libremente y sin restricciones. Página: 20 Un ejemplo es el de los Bagaudas, grupos de
salteadores y bandoleros, formados por campesinos jurídicamente independientes, colonos,
esclavos, etc. En las ciudades las revueltas se originaban por hambre, pero generalmente por
cosas triviales, que liberaban los sentimientos reprimidos.

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