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ANTÍGONA de Sófocles.

Por: Elard Meza Llerena


Complementación Pedagógica – Arequipa
Con Antígona nos encontramos ante un texto liberador, de protesta, una obra teatral que contiene
los elementos necesarios para luchar contra la opresión. Antígona desea libertad (enterrar a su
hermano) y esta libertad se le negara con una ley por demás absurda. ¿Qué hacer cuando ello
ocurre? ¿Cuándo las libertades más básicas se han ignorado? Pues simplemente es el momento
de luchar, de exigir, y en el caso nuestro que forma más bella de luchar que a través del teatro.
Aun cuando Antígona sabe que está marcada por el destino y las desgracias que heredara de sus
padre (Edipo y Yocasta) “¿Acaso sabes cuál de las desdichas que nos vienen de Edipo va a dejar
de cumplir Zeus en nosotras mientras aún estemos vivas?” quiere luchar por justicia, sus
hermanos de manera trágica han muerto y uno de ellos está prohibido de recibir los honores
funerarios. Es en este punto donde inicia el conflicto, ¿Por qué negar el derecho a la sepultura?
Desde siempre el hombre ha tenido la necesidad de celebrar la muerte como forma de cerrar el
círculo de la vida, sea en velorios modernos, piras fúnebres o incinerando barcos fúnebres como
los vikingos. Es la necesidad de darle un fin a la vida en este mundo, y en algunas culturas, es la
forma de abrir la puerta a otra forma de vida. Es esto lo que Antígona desea y está dispuesta a
llegar hasta las últimas consecuencias por lograrlo. “Yo le enterrare. Hermoso será morir
haciéndolo”.
La ley prohíbe que el cuerpo de Polinices sea sepultado, ¿Es justa esta ley? Creonte considera que
si, de esta manera muestra su firmeza y dominio del poder. “Que se le deje sin sepultura y que su
cuerpo sea pasto de las aves de rapiña y de los perros, y ultraje para la vista” pero nadie está de
acuerdo, es ante los ojos de todos una aberración que más que un ley pareciera un capricho. El
coro mismo en textos llenos de ironía se lo menciona “a ti te es posible valerte de todo tipo de
leyes, tanto respecto a los muertos como a cuantos estamos vivos” y el mismo Creonte lo sabe
“Algunos hombres de la ciudad, por el contrario, vienen soportando de mala gana el edicto”, por
tal es una ley injusta. Antígona se dispone a luchar contra esta ley, levantar su brazo contra la
opresión “ANTÍGONA: (MOSTRANDO SUS MANOS) Si, junto con estas manos, quieres levantar
el cadáver” busca en Ismene, su hermana, la ayuda para este cometido. Pero es rechazada. Ante
la búsqueda de un cambio los temores se imponen, el miedo no nos deja luchar por causas justas,
cuando ello conlleva a arriesgar nuestra integridad o nuestros bienes. Pero Antígona no importa
ello, luchara contra las leyes humanas (ley de Creonte) amparada por las leyes divinas impuestas
por los dioses “Tú, si te parece bien, desdeña los honores de los dioses”, “Pero sé agradar a
quien más debo complacer” y sin más apoyo que su propia voluntad da inicio al cambio, la
protesta ante la opresión.
Es en este punto donde aparece el mensajero/soldado que descubre el cuerpo sepultado y se dirige
a dar las buenas y malas noticia a Creonte, la manera en que lo hace y la gracias con la cual
debiera ser interpretado, consiguen que la presencia de este personaje aligere la carga dramática
en que se encuentra la obra, nos anima, nos relaja para llegar con nueva fuerza a la segunda parte
de la tragedia.
Se confrontan opresor y liberador, Antígona echa en cara lao injusta de la ley de Creonte y la
poca aceptación que tiene “Estos también lo ven, pero cierran la boca ante ti” El temor
nuevamente se cierne sobre el pueblo ante la tiranía y es en esos momento cuando surge un
defensor, ya sea porque cree en ella o por amor a la muchacha, pero Hemón, hijo de Creonte, hace
suyas las palabras de Antígona y advierte a su padre que está realizando un acto injusto “va a
morir de indigna manera por unos actos que son los más dignos de alabanza”, “Es que veo que
estas equivocando lo que es justo” y finalmente ante las actitudes cada vez más dictatoriales de
su padre , Hemón e increpa que no solo sus ideas pueden imponerse, que debe escuchar a los
demás “no existe ciudad que sea de un solo hombre”.
Lo que continua de la tragedia es irremediable, Antígona parte a su fin con diciendo textos mu
sentidos y trágicos, he de resaltar el que más me gusta en lo personal “¡Oh, tumba, oh cámara
nupcial….!”, el sacrificio por el bien mayor esta realizado, quizá no se hubo un cambio
inmediatamente, pero se dejó la semilla.
Aparece la razón (Tiresias), que en un principio es ignorada, posteriormente Creonte abrirá sus
oídos y su pensamiento cambiara, pero el destino trágico de sus acciones ya está encaminado.
Las muertes se suceden y finaliza la tragedia, con el dictador reconociendo su error y cargando
de manera voluntaria sus culpas “¡Ay de mí! Esto, que de mi falta procede, nunca recaerá sobre
otro mortal”… Bueno, la última parte del dictador reconociendo sus errores podría encajar mejor
en la ciencia ficción.

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