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SUJETOS DE DERECHO INTERNACIONAL.

1° LOS ESTADOS.

Los sujetos primarios y plenarios del DI siguen siendo los Estados


soberanos, ya que sólo ellos disponen de personalidad internacional sin
condiciones. Cualquier otro sujeto lo es o será en función de que
aquellos que le confieran personalidad jurídica.
Por todo lo anterior, lo primero que nos preguntamos es cómo y
cuando nace un Estado. Esta cuestión fue planteada a la denominada
Comisión de Arbitraje, órgano asesor de la Conferencia sobre el
establecimiento de la Paz en Yugoslavia (1991-1995), a la que
denominaremos Badinter. La existencia o no de un Estado, es una
cuestión de hecho que ha de tratarse en función de los principios del DI
que determinan los elementos constitutivos del Estado, que se define
como una comunidad compuesta por un territorio y una población
sometida a un poder político organizado y cuya nota característica es la
de su soberanía. Guiándonos por esta definición, analizaremos a
continuación: El Territorio, la Población y el Gobierno o la Organización
Política.

a. Territorio.
El territorio es el espacio físico –terrestre, marítimo y aéreo- sobre
el que se proyecta la soberanía o jurisdicción del Estado y en el que se
ostenta el derecho exclusivo a ejercer sus funciones. Así lo señaló el
tribunal arbitral en el asunto de la Isla de Palmas. El territorio es un
elemento característico del Estado. Otros sujetos, como las
organizaciones internacionales, no poseen territorio propio, sino única y
exclusivamente locales situados en el territorio de un Estado con el que
han concertado su sede, o cuentan en el mejor de los casos, con un
territorio funcional sobre el que ejercen sus competencias.
La dimensión del territorio es indiferente, en principio, para que el
DI le atribuya condición de Estado.
En cuanto a su fisonomía, todo Estado cuenta con un espacio
terrestre y con espacio aéreo, sin embargo, no todos los Estados cuentan
con un espacio marítimo, y aunque esta particularidad no afecta la
estatalidad, si influyen en su estatuto jurídico, como lo veremos en su
oportunidad.
Por lo tanto, lo esencial radica en la existencia de un territorio
cierto y básicamente estable, aunque sea reducido. A propósito de la
delimitación de la frontera de Polonia y la entonces Checoslovaquia, la
corte de la Haya afirmó, además, que “...las cláusulas concernientes al
reconocimiento inmediato de la soberanía de los Estados interesados
sobre los territorios...suponen la existencia de un territorio enteramente
circunscrito y delimitado, particularmente frente al otro Estado...”(1923).
Sin embargo, esta formulación no puede ser generalizada, a que luego,
en 1923 en una sentencia arbitral se observó “...para que un Estado exista
y pueda ser reconocida como tal con un territorio sin el cual no podría ni
existir..., es suficiente que este territorio tenga una constancia
suficientemente cierta.”
Finalmente, contar con un territorio definido no comporta
inexcusablemente un territorio reconocido, delimitado y menos aún
demarcado. Se ha señalado así que la pervivencia de conflictos sobre
límites controversias territoriales, no puede ser un obstáculo para la
existencia de un Estado, a menos que se afecte a la totalidad del territorio
del pretendido Estado, como lo que ocurre por ejemplo, entre China y
Taiwán.

b. Población.
No hay Estado sin población, pero el número o la densidad son
indiferentes. En los seis Estados más populosos de la tierra –China,
India, Estados Unidos, Indonesia, Brasil y Rusia- vive el 50% de la
población mundial. No obstante ello, es tan Estado China con sus más de
1.200 millones de habitantes como Nauru y Tuvalú con sus poco más de
9.000. lo mismo ocurre con la densidad, en Mónaco es muy elevada
(unos 15.000 habitantes por kilómetro cuadrado); en Canadá o Australia,
sin embargo, no llega a los tres habitantes por kilómetro cuadrado.
Esta población está compuesta esencialmente por nacionales sin
embargo, esto ni siquiera es un requisito sine qua non. De hecho hay
países donde la nacionalidad es un estatuto muy privilegiado que se
sustenta sobre la actividad de mayorías extranjeras (por ejemplo en las
denominadas Petromonarquías árabes).
A su vez la población puede ser homogénea o heterogénea, en
función de los individuos que la componen, existiendo así minorías
dentro del Estado que, a su vez pueden influir en la organización
política. Piénsese por ejemplo, en las minorías étnicas. La comisión
Badinter, por resolución de 11 de enero de 1992, puso de relieve la
necesidad de el reconocimiento de la identidad de estos grupos y el
respeto de sus derechos, lo que desde luego, no es una tarea fácil.
Por otra parte, el Estado ejerce competencias sobre todos los
individuos, nacionales y extranjeros, con algunas limitaciones, en este
último caso derivadas del régimen de extranjería y protección
diplomáticas. Sin embargo las competencias que el Estado ejerse sobre
sus nacionales trascienden las fronteras del Estado para manifestarse
fuera, bien en el territorio de otro estado, bien en espacios
internacionales, ello porque la nacional, como la definió la CIJ en el
asunto Nottebohm (1955) “...constituye la expresión jurídica del hecho
de que el individuo a quien se le ha conferido...está de hecho más
estrechamente vinculado a la población de ese Estado que a la de
cualquier otro Estado.”

c. Gobierno u Organización Política.


Por gobierno debe entenderse la existencia de una organización
política capaz de establecer y mantener el orden interno y apta para
participar en las relaciones internacionales de forma independiente. Es
por tanto, el elemento definidor por excelencia del Estado como sujeto
de DI, circunstancia que expresó la CIJ en el asunto sobre el Sahara
Occidental (1975) al considerar que éste, habitado por tribus nómadas, si
bien no era terra nullius en el momento de la colonización española,
tampoco era un Estado. Este elemento se manifiesta en una doble
proyección: 1) Hacia el exterior o ad extra, que implica la autonomía del
Estado sin injerencia de otros y en igualdad respecto de sus pares; y 2)
Hacia el interior o ad intra, es decir, la plenitud de jurisdicción sobre su
población y territorio.
Es por ello, que podemos señala que la existencia de un gobierno,
constituye una presunción de la existencia del Estado. Tanto es así que el
DI Clásico condicionaba este elemento a su efectividad, sin embargo, es
posible encontrar una serie de casos que nos demuestran lo contrario.
Así, por ejemplo, los llamados gobiernos en el exilio, que mantienen
viva la estatalidad cuando la ocupación y pretendida anexión de otro
Estado fuerza su dislocación con los otros elementos (población,
territorio). En este contexto, la conservación de la estatalidad soberana
por los países bálticos a pesar de los 50 años (1940-1990) que formaron
parte de la URSS, puede servir de ejemplo.
Las características del gobierno son, en todo caso, una cuestión
interna. Así la resolución 2625 establece en este sentido que “...todo
Estado tiene el derecho inalienable a elegir su sistema político...”, y la
CIJ ha tenido ocasión de reiterarlo recientemente en el asunto de las
actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua (1986). Lo
esencial en todo caso es que el sistema permita la realización de las
actividades propias del Estado y, entre ellas, su participación en la
sociedad internacional.

III. Tipos de Estados.


Atendiendo al gobierno, es posible establecer una clasificación, en
Estados simples o unitarios y Estados compuestos.
a) Estados simples o unitarios: la soberanía reside en los
órganos centrales del gobierno que ejercen su autoridad
en todo el territorio. La jurisdicción, la legislación y el
gobierno es común;
b) Estados compuestos: a su vez se clasifican:
1. Estados de Unión Personal: Son aquellos en que dos o
más Estados independientes y soberanos se unen bajo un
gobernante común. Ambos conservan su absoluta
independencia interna y externa, y sólo el soberano es
común, como en el caso de España y Alemania bajo el
reinado de Carlos V.
2. Estados de Unión Real: En este caso, dos o más Estados
independientes, forman un solo Estado para los efectos
de soberanía externa, como en el caso de Austria y
Hungría entre 1867 y 1918.
3. Confederación de Estados: Consiste en la reunión de
varios Estados soberanos e independientes que
conservan su soberanía externa e interna y se unen con
fines políticos determinados, poseyendo una estructura
especial (congreso o dieta) para tratar asuntos comunes.
Es el caso de la Confederación Germánica establecida
por el Congreso de Viena de 1815.
4. Estado federal: Consiste en la reunión de Estados que
ante la comunidad internacional constituyen uno sólo, y
dentro del cual existe un gobierno central con imperio
en todos ellos, sin perjuicio de que cada Estado en
particular tenga autonomía y gobierno propio respecto
de materias que la constitución general del Estado le
reconoce. Respecto de estaos Estados, se plantea la
cuestión de si los entes que lo componen tienen
subjetividad internacional, ante lo cual podemos
precisar:
a) El Estado federal es sujeto de DI en su conjunto
lo que implica negar en cierta medida la
subjetividad internacional de los Estados
miembros. Eso admite algunas excepciones,
como en el caso de Ucrania y Bielorrusia, que
son miembros originarios de las UN.
b) Los Estados miembros o federados, no gozan de
potestad para celebrar tratados, salvo que sean
autorizados por la constitución o sean aprobados
por el gobierno federal. Así, en la federación
Suiza, para ciertas materias los Estados gozan de
esta facultad –economía pública y relaciones de
vecindad y policía.
c) La personalidad internacional la tiene por tanto,
el Estado federal.

Estados Dependientes:
a.Protectorados: es la unión de Estados en la que uno de ellos –el
protector- se obliga a la protección internacional del otro y a
cambio de ello, el Estado protegido renuncia al ejercicio de
las funciones relativas a la política exterior. Por ejemplo, , la
ciudad libre de Dantzig estuvo bajo la protección de la
sociedad de las naciones hasta 1938 y Túnez fue protectorado
de Francia hasta 1956;
b. Estados Vasallos y Mandatos: El Estado
vasallo no tiene función alguna en la política exterior y debe
además pagar tributos. Algunos Estados balcánicos y Egipto
respecto de Turquía, Marruecos español respecto de España.
Los Mandatos constituyen una asociación no paritaria para
administrar las colonias que tenía Alemania antes de la
Primera GM. Fueron creados por la sociedad de las naciones,
y las colonias se entregaron en administración a algunos
miembros de la Sociedad. Así, Siria y Palestina estaban bajo
mandato de Francia e Inglaterra respectivamente. Los
mandatos tenían caracteres propios de los protectorados o de
los Estados protectorados o de los vasallos.

Casos espaciales:
1. Principado de Mónaco, en virtud del tratado de 1918 con Francia
se obligó a ejercer sus derechos de soberanía en perfecta
conformidad con los intereses políticos, militares y económicos
de Francia. Las medidas que el principado adopte en relaciones
internacionales deben ser objeto de acuerdo previo con el
gobierno francés.
2. Reino de Bután, ubicado en los Himalayas entre la India y China,
en virtud de un tratado de 1949 con la India se dispuso que el
gobierno de la India no ejercerá interferencia alguna en la
administración interna de Bután, pero éste acepta ser guiado por
el Consejo de Gobierno de la India en lo relativo a sus relaciones
internacionales.
3. Valles de Andorra, situado entre España y Francia, se encuentra
sometido a la soberanía conjunta de dos copríncipes: el obispo de
la Sede de Urgell y el Presidente de la República Francesa. Los
dos copríncipes tienen la representación de los Valles en el orden
internacional.

Vías de nacimiento y/o extinción de Estados.


1. La manera más usual de nacimiento de un Estado, es por el
establecimiento en un territorio que no pertenece a nadie, de un
grupo humano.
2. La Disolución o desmembramiento de un Estado existente para
formar dos o más, como ocurrió con la República Checa y
Eslovaca en 1992, es una vía de nacimiento, pero también de
extinción de Estados.
3. La unificación, por la cual dos o más Estados se fusionan,
también es una vía de nacimiento y extinción de Estados. Fue el
caso de la República Árabe Unida entre 1958 y 1961, constituida
por Egipto y Siria. También en el caso de Alemania, producto de
los tratados suscritos entre la República Federal y la República
Democrática Alemana, sobre unión monetaria, económica y social
y sobre el establecimiento de la unidad alemana, en 1990. cuando
la unión o absorción se produce por la fuerza, se denomina
anexión y carece hoy de efectos jurídicos internacionales dada la
ilegitimidad del título en que se basa.
4. Por el fin de una unión real, como en el caso de Austria y Hungría
en 1918. Es un caso de nacimiento y extinción.
5. La Separación (pacífica) y la Secesión (violenta), da lugar al
nacimiento de uno o varios Estados sin la correlativa extinción de
otro u otros Estados. Caso de separación, ha sido el de Singapur
respecto de Malasia en 1965, y caso de secesión fue el de Panamá
respecto de Colombia, en 1903.
6. Por un tratado también se puede dar nacimiento a un Estado como
ocurrió en el Congreso de Viena de 1815, o por resolución de un
organismo internacional, como ocurrió con Israel en 1948.

El Reconocimiento de los Estados.


En 1936 el Instituto de Derecho Internacional con sede en
Bruselas, definió el reconocimiento de Estados como “...el acto libre por
el cual uno o varios Estados constatan la existencia sobre un territorio
determinado de una sociedad humana políticamente organizada,
independiente de cualquier toro Estado existente, capaz de observar las
prescripciones del DI, y manifiestan consiguientemente su voluntad de
considerarlo como miembro de la Comunidad Internacional.”
Esta definición del IDI y que aún se encuentra vigente, recoge la
doctrina que niega al reconocimiento efectos constitutivos de su
subjetividad internacional, aunque es un elemento trascendental a efectos
de la oponibilidad y como premisa de las relaciones que el nuevo Estado
esté en condiciones de entablar con los demás Estados.
A continuación analizaremos cinco consideraciones, que se
encuentran ligadas a esta definición:
1. Los sujetos que realizan el reconocimiento;
2. Sus Características;
3. La forma en que puede llevarse a cabo;
4. Los Efectos que produce;
5. La Revocación.
1. Los Sujetos.
El reconocimiento de un Estado puede ser realizado por otro Estado o
por una organización internacionales. En el primer caso el
reconocimiento es competencia de el poder ejecutivo a través de los
órganos encargados de la acción exterior. En el segundo, en cambio, nos
encontramos ante el denominado reconocimiento colectivo, aunque el
reconocimiento en este caso –que se produce por ejemplo, cuando se
admite al nuevo Estado como miembro- no implica necesariamente el
reconocimiento por todos y cada uno de los demás miembros.

2. Sus Características.
El reconocimiento de Estados se caracteriza por ser un acto libre y
discrecional. De tal manera que es una prerrogativa de cada sujeto de DI
decidir si va a reconocer un nuevo Estado y cuando. El DI no impone
una obligación de reconocer y, en consecuencia, el retraso o la negativa
de reconocimiento no generan responsabilidad internacional. Son
muchas las circunstancias y los factores que pueden motivar las actitudes
negativas y de retraso pero, sin duda, las de carácter político, son las que
más influyen. Pese a lo anterior, la discrecionalidad del Estado al
reconocer encuentra algunos límites:
a) La observancia de las normas imperativas de DI. Así, el
reconocimiento de un Estado nacido gracias a la
intervención o el uso de la fuerza de un tercero sería en
si mismo un ilícito internacional. Se señala que si no es
posible reconocer las adquisiciones territoriales de un
Estado mediante la fuerza, tampoco se admite el
reconocimiento de un nuevo Estado internacionalmente
ilegítimo. La práctica de las ONU nos ofrece una serie
de ejemplos en los que el Consejo de Seguridad ha
recomendado o impuesto la obligación de no reconocer
a Estados cuyo nacimiento se había producido en
contravención a las normas de ius cogens. Así ocurrió,
por ejemplo, en 1983, cuando el C. De S. Invitó a los
Estados a no reconocer a la República Turca de Chipre,
proclamada ese año por la administración turco-
chipriota instalada en el norte de la isla desde 1974,
invitación que hasta hoy sólo ha sido desoída por el
gobierno de Ankara.
b) La verificación de los elementos del Estado en el sujeto
reconocido. En ocasiones puede ocurrir que el
reconocimiento se otorgue a un Estado in status
nascendi., caso del reconocimiento prematuro, lo que
puede significar incluso un acto de intervención en los
asuntos internos de otro Estado. Así, cuando en 1776
Francia reconoció la independencia de EE.UU., Gran
Bretaña le declaró la guerra. En el ámbito de la
descolonización el reconocimiento de Estados fue
utilizado para apoyar la lucha de los movimientos de
liberación frente a potencias coloniales reacias a
reconocer el principio de la libre determinación de los
pueblos, que estudiaremos en su oportunidad. El
reconocimiento se basa en una apreciación de los hechos
fuertemente impregnada de consideraciones políticas,
que a veces encarecen la verificación de la presencia de
los elementos del Estado.

En todo caso, dentro de los límites señalados, nada impide que un


Estado o grupo de Estados, o una organización internacional, haga
depender el reconocimiento de la satisfacción de condiciones
adicionales. Ello ocurrió cuando la UE, al plantear su posición frente a
los nuevos Estados surgidos de la descomposición del bloque socialista,
acordaron no conformarse con la mera verificación en cada caso de los
elementos constitutivos del Estado, sino que insistieron en la satisfacción
de otras condiciones para proceder al reconocimiento formal de quienes
lo solicitaran. Se solicitó a los nuevos Estados contar con una base
democrática y aceptar una serie de obligaciones internacionales,
derivadas de la Carta de las Naciones Unidas, el Acta de Helsinki (1975)
y la Carta de París (1990), así como ciertos compromisos en materia de
DD.HH., derechos de minorías, desarme, etc... Pese a lo anterior, la
misma resolución del IDI (art. 6), señala que el reconocimiento es
incondicional, de manera que si un Estado hubiere adquirido un
compromiso con motivo del reconocimiento, como en el caso señalado
precedentemente, el incumplimiento de ese compromiso no anula el
reconocimiento ni autoriza su revocación, pero acarrea las consecuencias
de la violación de un compromiso internacional.

3. Forma en que se lleva a cabo.


Respecto a la manera en que se realiza el reconocimiento, rige el
principio del no-formalismo, distinguiéndose entre reconocimiento de
iure que es el definitivo y pleno; y el reconocimiento de facto, que es el
provisional o limitado a ciertas relaciones jurídicas.
El reconocimiento de iure deriva de una declaración expresa o bien
de un hecho positivo que indique claramente la intención de otorgar
dicho reconocimiento, tal como el establecimiento de relaciones
diplomáticas.
Por su parte, el reconocimiento de facto deriva de una declaración
expresa, o bien de un hecho que implique dicha intención, tal como un
acuerdo con alcance limitado o carácter provisional.
El reconocimiento expreso, a su vez puede ser unilateral o mutuo o
recíproco. El reconocimiento implícito, es una consecuencia inexcusable
de determinados actos, de manera que el principal problema es la
constatación de la voluntad de reconocer por parte del sujeto al que son
imputables los actos que se trate. En todo caso existen conductas que no
ofrecen dudas sobre la voluntad de reconocimiento que las acompaña,
como, por ejemplo, el establecimiento de relaciones diplomáticas con el
nuevo Estado, pero habrá que concretar caso a caso si existe o no la
voluntad de reconocer.

4. Efectos del Reconocimiento.


Para determinar los efectos del reconocimiento, es necesario
distinguir dos doctrinas que tradicionalmente han existido en torno a este
tema. La Tesis Constitutiva y la Tesis Declarativa.
a) Tesis Constitutiva: Para esta tesis el reconocimiento es
indispensable para que el Estado adquiera la calidad de
sujeto de DI, de manera que el Estado no existe mientras
no es reconocido. Esta tesis ha sido objetada, ya que se
produciría un vacío jurídico entre el nuevo Estado y
aquellos que aún no lo reconocen. Además la calidad de
sujeto dependerá de elementos muchas veces subjetivos.
b) Tesis Declarativa: es la tesis mayoritaria y sostiene que
el Estado existe con independencia de que haya sido o
no reconocido, y que el reconocimiento solo constata
este hecho, haciéndolo oponible con todas sus
consecuencias al Estado que reconoce y permitiendo a
partir de ahí, el establecimiento de las relaciones que son
propias entre sujetos internacionales. Desde este punto
de vista, los efectos del reconocimiento son
esencialmente retroactivos y se trasladan al momento en
que el Estado comenzó de hecho a existir como tal. La
resolución del IDI se pronunció en este sentido, y así lo
han venido haciendo una serie de organismos y
resoluciones posteriores.

Si bien es cierto, el reconocimiento tienen efectos esencialmente


declarativos y que el Estado existe con independencia de que haya sido
reconocido o no, ha de admitirse que la relevancia de sus consecuencias
al poner fin a una situación políticamente incierta, puede darle en ciertas
ocasiones al reconocimiento un cierto aire constitutivo. Así debemos
admitir que el reconocimiento influye en la incorporación práctica del
Estado a la sociedad internacional, constituyendo una garantía de respeto
de los derechos que le son atribuidos por el derecho internacional y
determina sus relaciones. El sujeto que reconoce está admitiendo la
existencia del Estado y, al mismo tiempo, asumiendo las obligaciones
que para con él le conciernen como miembro de la sociedad
internacional –aceptación de soberanía, de su igualdad, obligación de no
intervención en asuntos internos, cooperación, arreglo pacífico de las
controversias, etc...
Además de los efectos de carácter internacional, el reconocimiento
de un Estado produce efectos que se sustancian en el orden interno, en la
medida que comportan la homologación de decisiones resultantes del
ejercicio de sus competencias ejecutivas, legislativas y judiciales.. en
todo caso la falta de reconocimiento parece no influir en el respeto a la
inmunidad de jurisdicción y ejecución, pero sí en la capacidad del Estado
extranjero para litigar ante los tribunales estatales y a la admisión de su
titularidad sobre los bienes. También en otros aspectos el reconocimiento
ha sido considerado esencial, como en materia de exequátur y ejecución
de sentencias dictadas por los tribunales del no reconocido, o en materia
de extradición, etc...
5. Por último, debemos preguntarnos si el reconocimiento es
revocable. Este tema se discutió en el IDI, que recogió finalmente la
distinción entre el reconocimiento de iure o definitivo, que es
irrevocable, incluso en el caso de incumplimiento de condiciones
eventualmente pactadas; y el reconocimiento de facto o provisional.

Las Modificaciones Políticas de los Estados o Reconocimiento de los


gobiernos.

Las alteraciones que pueden producirse en la organización política


interna de un Estado –cambio de estructura, de régimen político o de
gobernantes- no afectan en principio la situación internacional de este,
salvo en los casos de desaparición del gobierno. Esto se debe a que las
orientaciones políticas internas de un Estado pertenecen su competencia
exclusiva, siempre que no violen una obligación de DI, CIJ, 1986, asunto
de Actividades Militares y Paramilitares en pro y contra Nicaragua. Sin
embargo, los cambios internos de un Estado, como un nuevo gobierno
surgido por vía irregular, esto es, en contradicción al orden
constitucional establecido, provoca efectos en el plano internacional en
torno a su reconocimiento.
Concepto: Es el acto mediante el cual se declara la voluntad de un
Estado de mantener relaciones con un gobierno que ha venido a sustituir
a otro en forma irregular.
El reconocimiento internacional es un procedimiento normal que
se lleva a cabo, por medio de un nota de respuesta a la notificación de
instalación del nuevo gobierno, una felicitación o la acreditación de una
misión especial a la ceremonia de transmisión de mando.

Doctrinas Sobre el Reconocimiento.


1. Criterios de Legitimidad:
a. Legitimidad Dinástica;
b. Legitimidad Democrática.

2. Criterios de Efectividad.
3. Criterios Abolicionistas:
a. Doctrina Estrada;
b. Doctrina del Presidente Thomás Jefferson.
1. Criterios de Legitimidad:
a. Dinástica: Fue consagrado en el tratado de Verona de 1822,
según el cual: “...El gobierno representativo es incompatible
con el principio monárquico, como la máxima de la
soberanía del pueblo es contraria al principio de derecho
divino...” Por medio de este tratado –donde se establece la
Santa Alianza- los Estados se comprometieron a unir sus
esfuerzos para destruir el sistema de gobierno representativo
en cualquier Estado europeo o donde él exista y para
impedir que se introduzca donde es desconocido.
b. Democrática o Doctrina Tobar. Carlos Tobar, Ministro de
Asuntos exteriores ecuatoriano, lo enunció en 1907. Según
este criterio, los gobiernos surgidos de golpes de Estado y
de revoluciones no deben reconocerse hasta que demuestren
que gozan del apoyo de sus países, apoyo que debería
reflejarse en el asentimiento de una Asamblea
Representativa. Con esta doctrina se busca terminar con los
cambios violentos de gobierno. La doctrina Tobar inspiró
entre las Repúblicas Centroamericanas un tratado en 1907 y
tuvo aplicación efímera en nuestro continente. Se le objeta
por que el no reconocimiento puede dificultar el amparo de
ciudadanos y patrimonio ante el nuevo gobierno.

2. Doctrina de la efectividad.
Seguida por Lauterpach y por la práctica del Reino Unido y de varios
países, según la cual hay obligación de reconocer a los gobiernos que
ejercen un control efectivo sobre el territorio y la población que en él
se asienta. En 1950 el gobierno británico reconoció a la República
Popular China, sin embargo, en 1980 decidió que en el futuro no
reconocería nuevos gobiernos, sino sólo a Estados, y ante un cambio
inconstitucional el gobierno de su majestad decidiría la naturaleza de
sus relaciones con el nuevo régimen a la luz de si este era capaz de
ejercer un control efectivo sobre el territorio del Estado y de si
carecía probable que continuara ejerciéndolo.

3. Criterios Abolicionistas.
a. Doctrina Estrada: En 1930, genaro Estrada, Secretario de
Relaciones Exteriores de México, envió una circular a las
representaciones diplomáticas expresando que el
reconocimiento implica una intromisión en los asuntos
internos de otro Estado y que México se limita a mantener o
retirar cuando lo juzgue procedente, a sus agentes
diplomáticos, sin calificar el derecho que tengan las
naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir sus
gobiernos o autoridades. En todo caso observamos que el
retiro de una misión diplomática implica un no
reconocimiento en cierta medida, es decir una calificación.
b. Doctrina del Presidente Thomás Jefferson: Se analiza si el
nuevo gobierno es obedecido libremente por la población y
si tiene poder para hacerse respetar y cumplir sus
compromisos internacionales.???

Efectos del reconocimiento.


Mediante el reconocimiento los demás Estados admiten que el nuevo
gobierno es el único que representa y puede obligar a su Estado. De esta
manera, el reconocimiento no importa la aprobación de su política ni del
cambio del régimen ocurrido, sólo es la comprobación de un hecho. Así
el reconocimiento de un gobierno genera el efecto principal de constatar
la capacidad de representar al Estado. Ello implica la posibilidad de
mantener relaciones diplomáticas, celebrar tratados, y en general
otorgarle validez a los actos jurídicos que realice. Por su parte, la
incapacidad se traduce en que los actos del gobierno no reconocido
carecen de efectos jurídicos para el Estado que se niega a reconocer. Los
tribunales europeos y estadounidenses al examinar el problema de los
decretos y actos del gobierno revolucionario soviético, sentaron el
criterio de que tales actos debían ser ignorados, sosteniéndose la llamada
doctrina del orden público.

La Responsabilidad Internacional del Estado.

La eficacia de todo sistema jurídico descansa, en gran medida,


sobre el régimen de la responsabilidad, es decir sobre el conjunto de
reglas que regulan los efectos de conductas lesivas de derechos
subjetivos. Como cualquier ordenamiento jurídico, el DI cuenta con
normas de este tipo.

Características de la Responsabilidad Internacional Contemporánea.


1. El origen de la responsabilidad internacional se configura
como la consecuencia de la comisión por un Estado de un
ilícito internacional, haya causado o no daños. En el artículo 1
del proyecto sobre responsabilidad internacional que redacta la
Comisión de Derecho Internacional señala “Todo hecho
internacionalmente ilícito de un Estado de un Estado
compromete su responsabilidad internacional.”
2. Incurrir en responsabilidad internacional no es privativo de los
Estados sino de todo sujeto de DI. Las organizaciones
internacionales, aptas de ser titulares de derecho y
obligaciones internacionales y para reclamarlos, pueden
también comprometer su responsabilidad, con un
comportamiento no conforme a sus obligaciones, como
también sufrir una lesión en sus derechos, a causa de un ilícito
de un Estado o de otra organización internacional.
3. La responsabilidad internacional se hace objetiva, se convierte
en un relación causal, desvinculándose de la culpa o el dolo,
como elemento necesario para el nacimiento del hecho ilícito.
Esta solución, consagrada en los trabajos de la Comisión de
Derecho Internacional, se aleja de la concepción heredada de
Hugo Grocio en el siglo XVII y sostenida mayoritariamente
hasta la segunda GM. El dolo o intención, la culpa o
negligencia del Estado infractor siguen jugando un papel en el
régimen de la responsabilidad internacional, pero ahora en el
marco de la imputabilidad del ilícito y de la reparación,
respectivamente.
4. El art. 19 del proyecto de la CDI, acuñó la distinción entre dos
tipos de ilícitos, atendiendo a la gravedad de las obligaciones
violadas: los crímenes y los delitos internacionales.
5. Hoy puede hablarse de una responsabilidad internacional
penal de los individuos. En este mismo sentido, y en el marco
de conflictos recientes, el C. De S. Ha establecido Tribunales
Internacionales para el enjuiciamiento de los presuntos
responsables de violaciones graves de DI Humanitario en el
territorio de la antigua Yugoslavia y en Ruanda. Sin perjuicio
de que los individuos responsables de tales crímenes sean
órganos de un Estado, la responsabilidad internacional les
alcanza individualmente, diferenciándose de la
responsabilidad internacional en que incurre el Estado autor de
un crimen internacional.
6. Recientemente se ha planteado la necesidad de configurar
regímenes de responsabilidad internacional no subordinados a
la comisión de ilícitos, debido a la realización de actividades
que conllevan riesgos y cuyos efectos trascienden las fronteras
estatales, como son los casos de la utilización de la energía
nuclear y el lanzamiento de objetos al espacio.

Hechos Generadores de la Responsabilidad Internacional.


1) El Ilícito Internacional.
Es indiscutible que el hecho generador actual de la responsabilidad
internacional descansa en la ilicitud de un comportamiento. Bastarán
entonces, como lo sostiene la jurisprudencia, dos elementos para que un
determinada conducta pueda ser calificada como un hecho
internacionalmente ilícito:
a) Elemento Objetivo del ilícito, esto es, que consista en la
infracción de una obligación internacional;
b) Elemento Subjetivo del ilícito, esto es, que tal conducta
ilícita sea atribuible a un sujeto de derecho
internacional.

Antes de analizar cada uno de estos elementos, es necesario


precisar que la responsabilidad internacional se concibe como un
responsabilidad causal o derivada de un resultado, como es la violación
del Derecho, siendo irrelevante la falta o conducta doloso o culposa del
Estado infractor, como la comisión de un daño a otro sujeto. Tanto es así,
que hoy se admite que el ilícito pueda existir sin que su autor haya
producido daños materiales al sujeto lesionado, lo que ocurre por
ejemplo cuando una aeronave militar realiza un vuelo no autorizado por
el espacio aéreo de otro Estado. En este caso el daño es irrelevante.
Elementos del Hecho Ilícito.
1° Elemento Subjetivo: la atribución al Estado de la violación de
una obligación internacional.
Es principio universalmente aceptado que los Estados son
internacionalmente responsables sólo por sus propios actos o hechos
ilícitos, es decir por aquellos que se les puede imputar o atribuir. De esta
manera, el sujeto que deba enjuiciar un caso de responsabilidad
internacional habrá de realizar un operación de atribución o de
imputación a un Estado de conductas lesivas de obligaciones
internacionales, constatando finalmente que estamos en presencia de
hechos ilícitos de dicho Estado; entonces, éste será internacionalmente
responsable de los mismos. Estas conductas pueden consistir tanto en
acciones como en omisiones.
Pero cuando podemos afirmar que una conducta lesiva de una
obligación internacional constituye el hecho de un Estado. La doctrina ha
concluido que serán hechos de un Estado los comportamientos activos u
omisivos realizados por uno o varios órganos del Estado actuando en el
ejercicio de las prerrogativas del poder público. Este principio se
encuentra reconocido en el art. 5 del proyecto de la CDI, encuentra
también reconocimiento en la jurisprudencia.
Conviene precisar que
a. No es competencia del DI, sino del derecho
interno, la concreción de la estructura
orgánica del Estado, tanto respecto de la
designación de personas que han de actuar
como órganos del Estado, así como la
determinación de su estatuto.
b. Todos los órganos del Estado pueden
comprometer su responsabilidad
internacional, independiente de que
pertenezcan al poder ejecutivo legislativo o
judicial; sean o no órganos encargados de las
relaciones exteriores; o se trate de órganos de
carácter superior o subordinados;
Las conductas ilícitas realizadas por particulares que no reúnen la
calidad de órganos del Estado ni han actuado por su cuenta, no
constituirán hechos ilícitos a él atribuibles. En este sentido la CIJ
descartó la asistencia prestado por los EEUU a los contras nicaragüenses
fuera suficiente para concluir que estas fuerzas estuvieran sometidas a
aquel país y, por lo tanto, sus actos le fueran imputables. Ello con
independencia de considerar hecho ilícito de EEUU dicho apoyo a los
contras. Asunto de las actividades militares y paramilitares en y contra
Nicaragua, CIJ, 1986.
Tampoco es atribuible al Estado la conducta de un movimiento
insurreccional establecido en su territorio o en cualquier otro territorio
sometido a su jurisdicción. Sin embargo, este principio se ve modificado
cuando el movimiento insurreccional consigue su objetivo, esto es,
conformar el nuevo gobierno del Estado o constituir un nuevo Estado,
por secesión o tras un proceso descolonizador en parte del territorio. En
esos casos surge una nueva regla, en virtud de la cual se le atribuye
responsabilidad al nuevo Estado surgido de estos movimientos.

2° Elemento Objetivo: La violación de una Obligación


Internacional.
La violación de un hecho internacionalmente ilícito resulta cuando
se produce la violación de una obligación internacional. Así debe
definirse el elemento objetivo del hecho internacionalmente ilícito, ya
que es más preciso que otras fórmulas como la violación de una norma
internacional, pues la obligación puede ser creada por una norma pero
también puede ser fruto de un acto unilateral del propio Estado, de la
decisión de un tribunal o de un órgano de una Organización
Internacional.
Resulta unánimemente admitido que la violación de una
obligación internacional debe entenderse como una conducta no
conforme con la prescrita por el DI, con la requerida por la obligación
violada. En todo caso es irrelevante para el surgimiento de un hecho
internacionalmente ilícito:
a) la fuente de la obligación violada, ya se trate de una obligación
creada por un tratado internacional, ya proceda de una fuente
consuetudinaria, o de un acto unilateral;
b) el tipo de obligación violada, tanto de si esta resulta de una
obligación que impone un comportamiento, como una obligación que
impone al sujeto un resultado, o consiste en la obligación de prevenir un
acontecimiento dado.

Crimen y Delito Internacional.


Señalamos que es irrelevante para la existencia de un hecho
internacionalmente ilícito el contenido de la obligación violada, sin
embargo uno de los más significativos aportes del proyecto de artículos
de la CDI, propuesta por el relator Roberto Ago, se asienta precisamente
en la importancia para la sociedad del contenido de la obligación
violada, a los fines de diferenciar dos tipos de ilícitos: el crimen
internacional i crimen de Estado, y el delito internacional. Art. 19 del
proyecto.
A. El Delito Internacional: merecen esta calificación todas las
infraccione que hacen nacer una relación bilateral clásica entre Estado
infractor y lesionado. Son ilícitos ordinarios, los que no generan una
responsabilidad agravada o cualificada cuyas consecuencias no
trascienden del círculo restringido de los mencionados Estados porque el
derecho subjetivo infringido sólo afecta al Estado que es titular del
mismo. El delito internacional no atenta contra los intereses esenciales
de la sociedad internacional, no infringe obligaciones cuya protección le
interesa hasta el punto de merecer un amparo adicional. Así sucede por
ejemplo, con la infracción por un Estado de un tratado comercial
bilateral, que le obliga a autorizar la entrada en su territorio de un
contingente específico de mercancías provenientes del otro Estado parte.
B. Crimen Internacional: la CDI lo define en su art. 19.2, como el
hecho internacionalmente ilícito resultante de una violación por un
Estado de una obligación tan esencial para la salvaguardia de intereses
fundamentales de la comunidad internacional que su violación está
reconocida como crimen por esa comunidad en su conjunto. Se pone
énfasis entonces que el crimen internacional, a diferencia del delito
internacional, concierne a la comunidad internacional en su conjunto, su
comisión trasciende la relación meramente bilateral entre el autor y la
víctima del mismo. Esto es así porque un Estado puede ser autor de un
crimen sin lesionar directamente a otros Estados, cuando las víctimas
son sus propios nacionales, por ejemplo, en el caso del genocidio u otras
violaciones graves y masivas a los derechos humanos. A modo de
ejemplo, la CDI enumera algunos casos de violaciones constitutivas de
crímenes internacionales en el art. 19.3, y así la violación de
obligaciones que afecten al mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales, a la libre determinación de los pueblos a la salvaguardia
del ser humano, como las que prohíben el genocidio, la esclavitud y el
apartheid, a la protección del medio humano. En general son todas
obligaciones internacionales que derivan de normas de ius cogens o de
DI imperativo.
Circunstancias que Excluyen la Ilicitud.
Hay casos en que la conducta de un Estado supone la violación de
una OI y, sin embargo, no cabe considerar que esa conducta comporte
una ilicitud que haga nacer su responsabilidad. Ello se debe a la
concurrencia de determinadas circunstancias a las que se reconoce este
efecto.
Si bien la doctrina no ha alcanzado acuerdo sobre el número,
contenido e incluso terminología de las circunstancias excluyentes de la
ilicitud, la CDI ha acogido en el proyecto de art. Las siguientes: el
consentimiento, las contramedidas, la fuerza mayor y el caso fortuito,
peligro extremo, Estado de necesidad y la legítima defensa, advirtiendo
que no constituyen una lista cerrada. Es necesario advertir que estas
circunstancias no excluyen la responsabilidad internacional del Estado
que ha desarrollado un comportamiento ilícito, sino que actúan sobre la
raíz, excluyendo directamente la ilicitud del comportamiento estatal.

1° El Consentimiento del Estado Lesionado.


El consentimiento de un sujeto que tiene derecho a la observancia de una
OI específica, excluye la ilicitud del hecho de un Estado que, en ausencia
de tal consentimiento, constituiría la violación de una OI. La CDI ha
establecido en el art. 29.2 del proyecto un límite expreso, esto es, que no
podrá invocarse el consentimiento del Estado lesionado cuando se trate
de la violación de una obligación derivada de una norma imperativa de
DI general. Frente al ilícito que supone una violación de una norma de
ius cogens no hay consentimiento que valga.
En cuanto a las condiciones para que esta circunstancia surta sus
efectos:
1) Real: tanto es así que el proyecto
admite incluso que el consentimiento
sea implícito, con tal que sea
indudable;
2) Válido en el DI: implica una
voluntad no viciada por causas tales
como el error, el fraude, la
corrupción o la coerción;
3) Atribuible internacionalmente al
Estado: es decir, debe provenir del
órgano que al efecto pueda expresar
su voluntad; y
4) Anterior a la comisión del acto cuya
ilicitud pretende excluir: un
consentimiento posterior sólo
implicará la renuncia de hacer valer
la reparación, sin excluir la ilicitud.

2° Las Contramedidas.
El art. 30 del proyecto de la CDI señala que “la ilicitud de un hecho de
un Estado que no esté en conformidad con una obligación de ese Estado
para con otro quedará excluida si el hecho constituye una medida
legítima según el DI contra ese otro Estado, a consecuencia de un hecho
internacionalmente ilícito de ese otro Estado.” En este sentido la CDI ha
incluido dentro de esta circunstancia las Contramedidas, esto es, la
ejecución por un Estado de las sanciones decididas por una Organización
Internacional contra otro de sus países miembros, por ejemplo, las
sanciones económicas decididas por el C de S contra Iraq tras su
invasión en Kuwait, 1990, y ha excluido las retorsiones ya que ellas no
vulneran una OI, como por ejemplo en el caso de la ruptura de relaciones
diplomáticas.

3° Fuerza Mayor o Caso Fortuito


En cuanto la distinción de fuerza mayor y caso fortuito, podemos señalar
que hay una diferencia muy sutil entre ambas, en torno a la causa y al
efecto de ambas circunstancias. En cuanto a la causa, la fuerza mayor
viene producida por una fuerza o coerción irresistibles, mientras que el
caso fortuito se debe a un acontecimiento imprevisible. En cuanto al
efecto, el de la fuerza mayor se traduce en la imposibilidad material del
Estado de comportarse de otro modo que contraviniendo una OI, en el
caso fortuito, el Estado podrá no darse cuenta de que su comportamiento
infringe una OI. De todos modos, la distinción carece de consecuencias,
al ser objeto ambas circunstancias de una regulación única, que se
caracteriza por la existencia de una relación de causalidad entre un
acontecimiento imprevisto o fuerza irresistible no imputables al Estado
que invoca esta circunstancia y la imposibilidad del cumplimiento de una
obligación.
4° Peligro Extremo.
Art. 32 del proyecto, que señala que une stado estará en la situación de
peligro extremo cuando el órgano que adopta un comportamiento
determinado no tiene en ese momento otro medio de salvarse o salvar a
las personas confiadas a su cargo, que actuar de una manera no conforme
a la OI que le incumbe. A diferencia de lo que ocurre en el Estado de
necesidad, el peligro extremo no amenaza al propio Estado, a su
supervivencia, sino a la de la persona que adopta el comportamiento
ilícito y a las personas a su cargo.
Condiciones:
a) El comportamiento elegido por el órgano estatal, aunque ilícito,
debe ser el único posible para lograr su objetivo;
b) Dicho comportamiento no debe crear un peligro comparable o
superior al que se pretende evitar,
c) Debe tratarse de una situación extrema;
d) El Estado que lo invoca no debe haber contribuido,
intencionalmente o por negligencia, a crear la situación de
peligro.

5° Estado de Necesidad.
Art. 33 del proyecto entiende por E de N un comportamiento libre y
voluntariamente adoptado por un órgano de un Estado que viola los
derechos de otro Estado con la finalidad de salvaguardar un interés
esencial del primero, amenazado por un grave e inminente peligro.
Requisitos :
a. Debe existir un peligro grave e
inminente;
b. Que amenace con dañar un
interés esencial para el Estado;
c. Que no haya sido provocado por
éste;
d. Que sólo puede atajarse mediante
una conducta contraria a lo
establecido por el DI;
e. Tal conducta no puede afectar a
un interés esencial del Estado
víctima.
Se diferencia con las contramedidas como con la legítima defensa, en
que ambas tienen como base el comportamiento de un Estado que
reacciona ante el ilícito de otro Estado, lo que no ocurre en el E° de N.
En cuanto a la fuerza mayor o caso fortuito, no se da en ellas el carácter
deliberado o voluntario del Estado que concurre en el E° de N. Algo
similar ocurre en el caso del peligro extremo, puesto que aunque en esta
circunstancia el Estado no se ve forzado fatalmente a infringir el DI, su
posibilidad de elegir ante el respeto de la obligación internacional y su
infracción es más teórica que real, debido a que en el E° de N el peligro
extremo se localiza en el mismo Estado.

6° La Legítima Defensa.
La ilicitud queda excluida si el acto constituye una medida legal de
legítima defensa tomada en conformidad con la carta de las NU.

Las Consecuencias Derivadas de la Comisión de un Hecho


Internacionalmente Ilícito.
Tradicionalmente se ha sostenido, que al autor del hecho ilícito le
incumbirá una nueva obligación, la obligación de reparar al Estado
lesionado. La existencia de esta obligación, y los principios que la rigen,
fueron recogidos con meridiana claridad en el asunto de la fábrica de
Chorzow (1928), al advertir la CPJI que el principio esencial que deriva
de la noción misma de acto ilícito, es que la reparación debe borrar todas
sus consecuencias y restablecer el estado de cosas que hubiera existido si
dicho acto no se hubiere cometido.
Pero la reparación no es la única consecuencia jurídica tras la
comisión de un ilícito, de modo que el relator especial de la CDI,
Arangio Ruiz, ha propuesto distinguir consecuencias de carácter
sustantivo y otras de carácter procesal o adjetivo. Las consecuencia
jurídicas sustantivas, derivan de la misma obligación violada, en tanto,
son aquellos derechos que adquiere el Estado lesionado contra el
infractor como resultado de un hecho ilícito. Son la cesación del hecho
ilícito y la reparación. Las consecuencias jurídicas procesales, consisten
en la facultad del Estado lesionado de recurrir a medidas para obtener
tanto la cesación como la reparación o para infringir un castigo al Estado
responsable del ilícito.
En esta materia cobra relevancia la distinción entre crimen y delito
internacional, ya que la comisión de uno u otro ilícito supondrá para el
Estado autor diferentes consecuencias jurídicas, agravándose en el caso
del crimen internacional.

1. La cesación del Ilícito.


El Estado cuyo comportamiento es ilícito, está obligado a desistir del
mismo, a ponerle fin, a cesar en su violación de DI. Esta obligación
surge únicamente, en relación con los hechos ilícitos de carácter
continuado, que se prolongan en el tiempo. Pensemos en el caso de un
Estado que mantiene en vigor una ley que está internacionalmente
obligado a abrogar, o en el caso de la ocupación indebida de un
territorio, como la de Iraq respecto de Kuwait a partir del 2 de agosto de
1990. como puede deducirse de los ejemplos mencionados, la cesación
del ilícito es una obligación que está naturalmente vinculada a la
obligación primaria que ha sido incumplida por el Estado infractor, en la
medida que su violación no lo desliga de su cumplimiento del derecho
internacional, sino que todo lo contrario. Por ello, la exigencia de la
cesación del ilícito que realice el Estado lesionado responde a la
necesidad de que se satisfaga por el infractor la relación jurídica original
establecida entre las partes, y mantenida por la norma primaria. El
objetivo esencial de la cesación no es otro que el de anular el
comportamiento ilícito.
Pero la cesación del ilícito no elimina las otras consecuencias
jurídicas que de él dimanaron. La obligación de reparar seguirá su curso.

2. La Reparación.
El término reparación se utiliza en sentido amplio para referirse a todas
las medidas que el autor del ilícito debe adoptar para cancelar sus
consecuencias.
La CPJI, en el referido asunto de la Fábrica de Chorzow (1928),
trazó las líneas básicas a las que se debe sujetar la obligación de reparar,
sentando el principio esencial que se debe, en la medida de lo posible,
restablecer el Estado que verosímilmente hubiera existido de no haberse
producido el hecho ilícito.. para cumplir dicho objetivo, el Estado
infractor deberá acogerse a alguna de estas modalidades:
a) La Restitutio in Integrum, o restitución natural;
b) La Restitución por equivalencia o compensación; o
c) La Satisfacción.

a) Restitutio in integrum o restitución en especie supone la forma


más perfecta de reparación, pues supone la realización por el
Estado infractor de un comportamiento tendiente a recuperar statu
quo anterior, bien adoptando la acción en que consistía la
obligación violada, bien siguiendo otra acción que restablezca
dicho Estado de cosas, si la obligación violada tenía por contenido
una abstención. La restitución puede ser de diverso tipo: de
personas, de naves, de documentos, de derechos. No obstante ello,
en la práctica internacional, no es esta modalidad la que prima, lo
que se debe a diversos factores: imposibilidad material, cuando la
situación creada por el ilícito se revela irreversible; imposibilidad
jurídica, que puede ser reconocida en tratados internacionales;
oposición del Estado responsable o desinterés del Estado
lesionado; por la falta de jurisdicción de los Tribunales
internacionales que resuelven las controversias entre Estado
infractor y Estado lesionado.
b) La reparación por equivalencia es la forma más frecuente en la
práctica internacional. Usualmente reviste la modalidad de una
indemnización pecuniaria, pero nada impide que la reparación se
realice en especie, como lo que ocurrió cuando Portugal entregó a
España obras de arte para sustituir las que desaparecieron de la
Embajada española en Lisboa durante los incidentes de 1975. Este
tipo de reparación funciona con carácter sustitutivo de la
reparación o bien cuando ella no es suficiente para completar en
su integridad la reparación debida al Estado lesionado. Son
indemnizables los siguientes daños: 1. Los daños causados por el
hecho internacionalmente ilícito; 2. Los causados directamente al
Estado o a sus nacionales.
1. Son indemnizables todos los daños causados por el hecho
internacionalmente ilícito, debiendo en consecuencia
presentar una relación de causalidad con el hecho ilícito.
Este nexo o relación de causalidad existirá si el daño es
consecuencia lógica del acto realizado, siempre que el autor
del hecho ilícito pueda haberlo previsto;
2. La reparación por equivalencia alcanza normalmente al
resarcimiento de los daños sufridos por el Estado, pudiendo
catalogarse éstos de dos tipos: primero, los daños materiales
causados directamente al Estado (sea en su territorio, su
organización, sus bienes, locales diplomáticos, buques); y
en segundo lugar, los daños indirectos al Estado, que
abarcan los que sufren sus nacionales, y donde se
distinguen los de carácter patrimonial y los de tipo moral.
Por último debemos hacer referencia a la determinación de
la cuantía de los daños de carácter patrimonial. Existe
unanimidad en que la compensación abarca la pérdida
material causada por el hecho ilícito, o daño emergente,
pero una minoría descarta que se extienda a la pérdida de
ganancias que se hubieran podido obtener o lucro cesante,
aunque existe jurisprudencia en uno u otro sentido.
c) La satisfacción, consiste en la reparación por daños morales
infringidos a particulares, de carácter inmaterial y no pecuniario.
La práctica diplomática ha puesto de manifiesto las diversas
modalidades que adopta la satisfacción: 1) Las disculpas
presentadas por el Estado infractor al lesionado; 2) el castigo de
las personas responsables, como ocurrió en el caso de la muerte en
Palestina en 1948 del conde Bernadotte, donde las NU exigieron
de Israel no sólo la presentación de disculpas y el pago de una
indemnización sino también el castigo de los responsables del
hecho; 3) la constatación de la ilicitud del acto realizado por un
Estado, pronunciado por un organismo internacional, como en el
asunto del Estrecho de Corfú (1949); 4) las garantías contra la
repetición del hecho ilícito, y 5) la indemnización punitiva, es
decir, el pago de una suma de dinero sin relación con la magnitud
de la pérdida del material.

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