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La urbanización es el proceso de crecimiento y desarrollo de las ciudades.

El estudio amplio de
la urbanización obliga a prestar atención a la investigación del pasado y a la vez al análisis del
presente con base en la interpretación de efectos concretos en el entorno urbano. El nuevo
urbanismo representa un futuro mejor, un crecimiento para el entorno postmetropolitano. Las
grandes ciudades del mundo moderno han evolucionado juntamente con la globalización y la
reestructuración de procesos económicos que han marcado un punto de inicio para la
reorganización concurrente e interdependiente del orden social urbano actual.

A lo largo de la historia urbana se han producido cambios significativos para la sociedad actual,
dichos cambios han sido factores importantes en las causas expuestas en los procesos de
reorganización del entorno urbano moderno y se pueden observar al describir y cuantificar” las
nuevas transformaciones de urbanización y los efectos que provocan, éstas, relacionadas con el
crecimiento demográfico, el diseño, planificación urbana y los nuevos modelos económicos.”
(Borja y Castells, 1998; Singham, 1997)

La organización pública de la infraestructura de las megaciudades implica toda una serie de


inconvenientes relacionados con su extensión, la inmensidad de la ciudad suele ir acompañada
de un gran volumen de vehículos, lo cual tiene un efecto muy negativo sobre la contaminación
atmosférica. El espacio urbano de proporciones inmensas está asociado con situaciones
problemáticos muy diversas como la antes mencionada.
En la actual estructura social el emplazamiento geográfico urbano es el medio por el cual se
ejerce una manera de poder sobre la sociedad para mantener el control sobre las masas.
Una de las propuestas más destacadas en los discursos presentados por Soja y Castells,
describe a las megaciudades globales como conductoras del “urbanismo del tercer milenio”
(Castells 1997). El urbanismo, a grandes rasgos, propone ordenar el espacio urbano, requisito
fundamental e ineludible para garantizar la eficacia y la eficiencia de la ciudad, a medida que el
territorio, sea adecuado para el diseño y planificación del reordenamiento de las ciudades; que
son condiciones indispensables para la producción y el aumento continuo de la productividad.
El urbanismo es utópico, esto hace referencia a que es un proyecto ideal, o prácticamente
imposible de realizar en ciudades no desarrolladas como son las de tercer mundo, a diferencia
de las megaciudades en las que es más accesible normalizar y estandarizar las estructuras para
el buen funcionamiento de una sociedad productiva.

La urbanización de suburbia y el crecimiento de las ciudades exteriores han generado sus propias
líneas de reconceptualización en el que se han denominado Metrópolis Modernas, tal es el caso
de la ciudad de Nueva York o Los Ángeles, que, En la actualidad, son consideradas así por ser
lugares con centros de poder dominantes sobre las demás estructuras. Los procesos de
construcción de estas ciudades fueron planificados y diseñados de forma precisa para no obtener
un dominio de expansión descontrolado del espacio suburbano.

La reestructuración expansiva de la nueva jerarquía urbana, causó la transformación de la


metrópolis moderna; cosa distinta de cuando se habla de una ciudad histórica, lo que una vez
fue un urbanismo en su etapa civilizada, que se caracterizaba por un optimismo puro un tanto
exagerado a lo que es ahora.
Llegado el término “exópolis”, se puede constatar que el significado general de este peculiar
concepto radica en declarar de forma directa el crecimiento de las ciudades a medida que el
desarrollo humano en tecnología y en los demás ámbitos aumenta, todo esto gracias a la famosa
globalización, que nos ayuda a comprender la variedad de cambios económicos, culturales,
sociales y políticos que han dado forma al mundo en las últimas décadas. Factores como el
consumismo, la expansión del poder, la pobreza, las recientes culturas y los miles de cambios
en las políticas actuales, las enmiendas económicas y la urbanización social se atribuyen a la
globalización. El concepto exópolis indica cómo el fin del crecimiento de ciertas sociedades sin
las características propiedades urbanistas pasada.

El autor indica que el uso del término exópolis significa para él una gran extensión de crítica, de
muchos de los procesos de oposición y de los argumentos dualizados que han dado forma al
discurso que se propone de la nueva reestructuración de la forma urbana actual. Es importante
también enfatizar sobre el nuevo arreglo geográfico del urbanismo metropolitano, que es
producto de una desvinculación de ciertos territorios con diferente expansión y de un núcleo
urbano muy potente.

La disposición que indica la nueva exópolis es descrita principalmente como la edificación de


una urbanización en una sociedad conformada de miles de suburbios que esta en un aumento
constante de población. Es fundamental el papel que juega la globalización en la exópolis ya que
representa el centro de la ciudad dentro de las regiones más importantes del mundo, regiones
donde el poder y el dinero son factores importantes para el desarrollo de las metrópolis y lo que
con ellas conlleva.

En la postmetrópolis, hay espacio para el optimismo y el pesimismo, la nostalgia y la exuberancia,


la desesperación y la esperanza en el futuro. Existen complejas ramificaciones utópicas y
distópicas acerca de la justicia social y del desarrollo económico, y acerca de la mejora de las
desigualdades étnicas, de clase y de género. Y como nueva forma de espacio para vivir está
abierta a una multiplicidad de enfoques interpretativos, que retan cualquier intento de reducir la
explicación a causas y consecuencias limitadas. De ahí la necesidad de mantener el ámbito de
la interpretación crítica radicalmente abierto a perspectivas muy diferentes, mientras al mismo
tiempo son guiados por un proyecto político, por interpretaciones de la postmetrópolis que
pueden ayudar en la práctica a conseguir una mayor justicia social y espacial.

Los múltiples cambios presentados entorno a la globalización, la reestructuración económica y la


urbanización han producido una odisea de situaciones urbanas cotidianas y de las prácticas
espaciales repleta no sólo de polarizaciones sociales de una creciente magnitud, sino también
de polarizaciones espaciales intensificadas y de una creciente multiplicidad de lo que se ha
venido en llamar «desajustes espaciales».

Un factor importante tratado en la obra es el desequilibrio empleo-vivienda, indica el autor como


está recibiendo la mayor atención por parte de los urbanistas y ha demostrado como el mal
desequilibrio de una organización mal distribuida de vivienda entre diferentes clases sociales ha
provocado la inestabilidad urbana, por otro lado, el desarrollo creciente de la exópolis ha traído
con sí oportunidades de empleo que han colaborado con la vida urbana. Los desafíos surgidos
a partir de esta discordancia espacial alcanzan de forma profunda cuestiones como los planes
de transporte, la política industrial, la regulación medioambiental, el gobierno regional, el
desarrollo comunitario, el bienestar social, la política urbana y la amplia lucha por la justicia social
y espacial. La desequilibrada geografía de empleo y vivienda muestra, así, una reveladora
ventana a través de la cual podemos explorar algunos de los puntos más representativos de la
geografía reestructurada en las grandes metrópolis.

El autor a su vez también quiere enfatizar en las relaciones que se manejan entre la estructura
de organización de las metrópolis industriales con el medio ambiente, la vinculación que tienen
estos dos grandes entes tiene mucho que ver con la urbanización que ha provocado que los
índices de contaminación actuales incrementen, esto pasa debido al mal uso que la industria
hace de los recursos, causando un daño ecológico irreparable.

Éste es uno de los temas que más profundamente abordan los estudios acerca de la
urbanización. El espacio, como consecuencia de un crecimiento desorganizado, está mal
distribuido. Si retomamos nuestro concepto del origen de las ciudades de la Revolución
Industrial, el crecimiento de una ciudad se produce por la extensión de los terrenos para vivienda
e industria, ello causado porque hay mucha gente. En una explosión demográfica como la que
atañe actualmente, el crecimiento de estos espacios ha de ser muy acelerado y, como tal, poco
planificado y muy desordenado.
Para finalizar es importante aclarar cómo una civilización moderna ha contribuido a miles de
problemas, que cuya principal causa de deterioro y conflicto han sido la sobrepoblación y la mala
organización en el urbanismo. Hay que tomar en cuenta que factores tanto socioeconómicos
como políticos han sido elementos importantes de los efectos provocados por el urbanismo en la
época actual.

En el mundo actual se cuenta con muchos ejemplos sencillos que pueden servir de guía para
manejar una exópolis actual, como lo mencionábamos anteriormente, en el caso de Los Ángeles,
que cuenta con una reestructuración con rasgos muy peculiares de una época contemporánea.
Hay que dejar claro que e el rasgo más importante en el desarrollo de una metrópolis es el manejo
de poder sobre los demás Estados que son paralelos a ella; asimismo poner en cuestión el tema
de la mala urbanización, producto de una redistribución con percances sobre la población, y
buscar soluciones para disminuir rápidamente la cantidad de habitantes para mejorar la calidad
de vida de los habitantes en las grandes ciudad.
Sin más que hablar se debe tomar conciencia sobre como los líderes actuales han continuado
con la tendencia actual de alargar los problemas sobre sociedad más pobre y con problemas que
le son irrelevantes a las sociedades con menos índices en varios ámbitos. Con respecto a las
personas deben ser más cuidadosas con su entorno y ser escrupulosas con respecto a la
desinformación que se tiene actualmente sobre procesos de reconstrucción, globalización y
organización mundial actual, que afectan el entorno en todos los ámbitos posibles.

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