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EXISTEN
Antes de comenzar a especificar algunos de los usos más frecuentes de las geomallas, es
conveniente explicar qué son exactamente. Las geomallas son un tipo de geosintético formadas por
filamentos de poliéster de alta tenacidad, recubiertos y unidos por una envuelta de PVC. o bien de
fibra de vidrio. Se trata de materiales altamente resistentes y duraderos.
Dependiendo del tipo de uso que se quiera conseguir, las geomallas pueden
ser uniaxiales o biaxiales. En el primer caso, la geomalla proporciona refuerzo en una dirección,
mientras que las biaxiales lo hacen posible en más de una. En los últimos años, ya se han empezado
a desarrollar las geomallas triaxales que ofrecen una distribución multidireccional de la carga.
Las geomallas están catalogadas dentro de lo que se conocen como geosintéticos de refuerzo, junto
a los geotextiles y los geocompuestos.
Una de las preguntas que más se suelen hacer los jefes de proyectos a la hora de seleccionar las
geomallas es, ¿poliéster o fibra de vidrio? La respuesta es sencilla. Las de Poliéster se suelen usar
en tierras (muros de contención por tongadas, base de terraplenes…) y las de fibra de vidrio para
refuerzo de pavimentos (reasfaltado de carreteras con falla de base, ampliaciones de calzada….).
1. Limpieza de la superficie y sellado de las fisuras de más de 0,5 mm. Además de la eliminación de
las aristas afiladas.
2. Aplicación del riego de adherencia. Se trata de una emulsión bituminosa con 60/70 % de betún.
También se efectuará una dotación de 1,1 Kg/m2 residual de betún.
3. Instalación de la geomalla. Una vez hemos esperado a que la emulsión rompa, se procede a la
instalación de la geomalla empleando máquinas especializadas que aseguran que su correcta
extensión, evitando que queden arrugas.
4. Asfaltado y compactado. Finalmente pasamos al asfaltado empleando una extendedora de cadena
si es posible y posteriormente, se lleva a cabo el compacto con rodillo para evitar arrollamientos.