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La economía informal es el conjunto de actividades económicas desarrolladas por los trabajadores

y las unidades económicas que están insuficientemente contempladas por sistemas formales o no
lo están en absoluto. Entre estas actividades se encuentran, por ejemplo: el trabajo doméstico no
declarado, la venta ambulante espontánea, la provisión de servicios callejeros, etc.

La economía informal genera entre la mitad y las tres cuartas partes de todo el empleo no agrícola
en los países en desarrollo. Aunque no es posible generalizar con respecto a la calidad de los
empleos informales, con frecuencia implican malas condiciones laborales y está relacionada con el
aumento de la pobreza. El empleo informal puede tener características como falta de protección
en casos como el no pago de salarios, obligación de hacer sobretiempo o turnos extraordinarios,
despidos sin aviso ni compensación, condiciones de trabajo inseguras y ausencia de beneficios
como las pensiones, el reposo por enfermedad o el seguro de salud. Las mujeres, los migrantes y
otros grupos de trabajadores vulnerables que no tienen otras oportunidades se ven obligados a
aceptar trabajos en condiciones de informalidad. La Resolución sobre trabajo decente y economía
informal adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo en 2002 pidió brindar atención a
las necesidades de trabajadores y unidades económicas en la economía informal, con énfasis en
un enfoque integrado desde la perspectiva del trabajo decente. La OIT ha puesto práctica
mecanismos para recopilar y compartir los resultados de buenas experiencias y políticas de todo el
mundo, relacionadas con sus cuatro objetivos estratégicos, con el fin de mejorar el “saber hacer” y
el “mostrar cómo”.

El tema entra en consideración a nivel mundial en el año 1970, y en la República Dominicana se


viene observando su desarrollo desde los tiempos del régimen trujillista. Sus principales
características son que está subordinado al sector formal (e incluso de ser explotado por él) y
todos los países, sin excepción, participan de la misma.

Las causas que abren paso a este sector de la economía son numerosas, pero entre las principales
podemos mencionar el desplazamiento del sector primario o economía agrícola, a la
preponderancia de otros sectores. Gran parte de la población residente en las zonas rurales se
movilizó a los centros urbanos del país, causando un remanente de población del cual muchos no
han podido ser empleados en el sector formal.

Por otro lado, el incremento de la fuerza laboral de origen femenino, envejeciente, juvenil e
infantil. La precaria condición económica que presentan los hogares dominicanos, ha producido un
sobrante de mano de obra que termina formando parte de la economía informal para poder suplir
sus necesidades. Otro aspecto de este sector es la incapacidad del sector formal y del Estado de
generar suficientes empleos. El pueblo dominicano se ve forzado a sumergirse en la economía
informal por la falta de interés en el tema del desempleo que presentan los dirigentes políticos y el
empresariado.

También cabe destacar como última causa el rol que juega la baja calidad en la educación pública
del país. La mala condición en que se encuentra la educación dominicana hace que las personas
menos pudientes tengan menos oportunidades de conseguir un trabajo en el sector formal.
Todo esto trae consigo una serie de consecuencias que afectan de manera negativa la economía
de la República Dominicana. Una de estas secuelas producidas por la economía informal es la
creación de empleos por parte de empresas informales. Este hecho permite que esos trabajadores
informales se conviertan en una carga adicional para el Estado. Por otra parte, la injusta
distribución de la presión tributaria entre los diferentes sectores. El sector formal es el que
soporta los ajustes fiscales y la fiscalización permanente, mientras que la parte informal maneja
sus operaciones y ganancias sin efectos directos de la presión fiscal. Asimismo, esta situación
también causa una competencia desleal entre profesionales. Al mismo tiempo, muchas leyes y
también derechos humanos se ven violentados por los empleadores de esos trabajadores
empleados en la economía informal. Las actividades que comprende este sector no son registradas
por los censos o las encuestas, y esto hace que no sean reguladas de ninguna manera.

En conclusión, podemos decir que la economía informal es un problema a nivel mundial, pero
enfocados en la República Dominicana es causado por múltiples factores: movilización
poblacional, necesidad de trabajar, pocas oportunidades de empleo, y educación de baja calidad; y
esto produce consecuencias negativas como la carga adicional al Estado, la injusta distribución de
ajustes fiscales, competencia entre profesionales, y el irrespeto a las leyes y derechos humanos.
Esta situación se hace extiende cada día más en nuestro país, así que es momento comenzar a
buscar soluciones para terminar con la existencia de la economía informal.

Economía informal es el nombre que se le da a un gran número de actividades que están


catalogadas dentro del sector informal de la economía.

Generalmente, este tipo de actividades no cumplen con ciertas características económicas y


administrativas propias de una economía formal (por ejemplo, no utilizan tecnologías complejas ni
formas avanzadas de producción, no tienen una división del trabajo establecida, no están
constituidas jurídicamente como las empresas modernas, y tienen distintos tipos de relaciones
laborales al mismo tiempo).

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), define como pertenecientes al


sector informal de la economía a los ayudantes de familia a los cuales no se les paga un salario, a
las empleadas del servicio doméstico, a los trabajadores que se encuentran trabajando por su
propia cuenta en actividades propias o familiares (excluyendo trabajadores y técnicos) y a los
obreros y empleados asalariados del sector privado y patrones o empleadores vinculados a
empresas con diez o menos personas ocupadas. Por el contrario, el empleo formal agruparía a los
profesionales y técnicos independientes, los empleados del Estado y los asalariados y patrones de
empresas privadas de más de diez personas.

Sobre lo anterior, Hugo López Castaño dice: “Formales serían las actividades reguladas, aquellas
que se acomodan a las formas previstas. Informales las que carecen de regulación o las que no
obedecen las reglamentaciones legales existentes” [1] .
Una de las características que hace que una determinada actividad pertenezca al sector informal
es la de tener una escala reducida; es decir, que las personas o empresas no manejan una
producción numerosa o una gran cantidad de recursos.

No existen muchas barreras para entrar al sector informal. Generalmente, estos negocios, trabajos
o actividades se desarrollan en un lugar establecido y sus ingresos dependen de ese lugar y los
recursos que se encuentren en éste, por ejemplo un barrio o un sector. Igualmente, la propiedad
de los negocios o empresas es de una sola persona o familia, y en algunos casos no se cumple con
reglamentaciones sobre salarios, impuestos, salud y limpieza, normas de construcción, etc.

Muchas veces este tipo de actividades no son registradas por los censos o las encuestas, razón por
la cual el sector informal es muy difícil de medir, siendo más común en los países en vía de
desarrollo que en los países industrializados.

Antecedentes

La informalidad es persistente en América Latina y el Caribe y está emparentada con la pobreza y


la desigualdad. Si no se toman medidas deliberadas pasarán más de 50 años para reducir la
informalidad a la mitad. En América Latina y el Caribe hay al menos 130 millones de personas
trabajando en condiciones de informalidad. Los datos de la OIT revelan que entre el 20% de la
población con mayores ingresos en la región las situaciones de informalidad afectan al 30% de las
personas. En cambio, entre el 20% de la población con menos ingresos, 73,4% están en situación
de informalidad. Por otra parte, al descomponer la tasa de 47,7% de informalidad se observa que
la mayoría está en el sector informal (31%), pero también cuentan los trabajadores domésticos
(5,2%) e incluso quienes trabajan en el sector formal donde estas relaciones informales no
debieran existir (11,4%).

La economía informal es uno de los principales paliativos de las precariedades que enfrenta la
población adulta y en ocasiones de menores de edad, cuando no pueden acceder a un empleo
formal para abastecer al menos una parte de sus necesidades.

Las estadísticas oficiales son más que evidentes. De acuerdo con la Encuesta de Fuerza de Trabajo
del Banco Central, el 56% de la mano de obra activa en el país trabaja en actividades laborales de
informalidad.

El hecho de que los trabajadores informales representen más de la mitad del universo de
empleados en el país, evidencia la importancia que tiene la informalidad en la economía nacional.
La informalidad se expresa de diversas formas: vendedores ambulantes, chiriperos,
establecimientos comerciales con locales, pero que no están debidamente formalizados debido,
principalmente, al exceso de burocracia para acceder a la formalidad y el posterior incremento de
costos que representa para pequeños negocios.

Sin embargo, muchas empresas formales también fomentan la informalidad, pues tienen en esos
hombres y mujeres a sus principales intermediarios comerciales.

Por ejemplo, los vendedores de tarjetas de llamadas son trabajadores informales que se nutren de
la formalidad.

Otro ejemplo es el de las empresas productoras de ron, cerveza y cigarrillos, ya que gran parte de
sus ventas se desarrolla en colmados que operan de manera informal en barrios de la capital y
pueblos del interio

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