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I.

EVOLUCIÓN Y ANTESEDENTES DE LA SISMOLOGÍA Y LA INGENIERÍA


SISMORRESISTENTE.

1.1. EVOLUCION DE LA SISMOLOGÍA.


Como parte de la evolución, la sismología es una rama de la geofísica que
se encarga del estudio de terremotos y la propagación de las ondas
mecánicas (sísmicas) que se generan en el interior y la superficie de
la Tierra, así mismo que las placas tectónicas.
Estudiar la propagación de las ondas sísmicas, incluye la determinación del
hipocentro (o foco), la localización del determinado sismo y el tiempo que
este haya durado.
Por el surgimiento de la sismología incluye, entre otros fenómenos, el
estudio de maremotos y mareas asociadas (tsunamis) y vibraciones
previas a erupciones volcánicas. En general los terremotos se originan en
los límites de placas tectónicas y son producto de la acumulación de
tensiones por interacciones entre dos o más placas. Las placas tectónicas
(placas litosféricas) son una unidad estructural rígida, con un espesor de
100 km aprox., que constituye la capa esférica superficial de la tierra, según
la teoría de la tectónica de placas1 (esta teoría explica la particularísima
distribución, en zonas alargadas y estrechas, de terremotos, volcanes y
cordilleras.
La interpretación de los sismogramas que se registran al paso de las ondas
sísmicas permite estudiar el interior de la tierra.
Existen 3 tipos de ondas sísmicas. Las ondas P y L (son las productoras
de Tsunamis) se propagan a través del globo, y las primeras, longitudinales
y de comprensión-descomprensión, lo hacen en todos los medios. Las
ondas S, transversales a la dirección en que se propagan, sólo se
transmiten en medios sólidos
El origen de estos sismos se atribuye a la existencia de un gradiente térmico
entre el centro de la Tierra y la superficie de la misma. Este gradiente hace
que la masa de Tierra con densidad menor, salga hacia la superficie de la
Tierra en forma continua y la masa de Tierra con densidad mayor descienda
hacia el interior, este se puede comprender al observar el movimiento las
moléculas del agua cuando se calienta en un recipiente (ver Figura·1). Este
fenómeno que ocurre en la Tierra, provoca un movimiento continuo de
masa de no suave por la naturaleza del material, es decir, como la masa
que se mueve en la Tierra es un sólido, el movimiento se discretisa en los
lugares de ocurrencia de los sismos en un tiempo variable dependerá de
las constantes elásticas del material del lugar.
El movimiento de estas masas de Tierra desde el interior de la Tierra hacia
la superficie, y viceversa como se observa, ha generado en la superficie
zonas de contacto de tres tipos:

a. Zona de convergencia
Es la zona donde el material de la corteza ingresa al interior de la Tierra
experimentando una fuerte oposición de la corteza vecina llamada
también placa, es aquí donde se almacena y libera una gran cantidad de
energía como producto de la acumulación de esfuerzos, esto hace que
en estos lugares se tenga la presencia de los sismos más grandes en
magnitud como el sismo de Sumatra en Asia en diciembre del 2004 [11,
13]. La distribución espacial en profundidad de los sismos en estos
lugares varían desde los sismos superficiales (0 - 60Km) hasta los
sismos profundos (300Km – 700Km).
b. Zona de divergencia
Llamada también la zona de extensión (ver Figura 4), por aquí es por
donde sale el material desde el interior de la Tierra provocando a su paso
una acumulación de esfuerzos que más tarde se liberan mediante un
sismos. Los sismos aquí originados son de magnitudes moderadas por
que las constantes elásticas del material en esta zona con relativamente
bajas que no permite la acumulación de grandes esfuerzos capaces de
provocar sismos de gran magnitud.
c. Zona de deslizamiento horizontal
Aquí se tiene la presencia de fallas de movimiento predominantemente
horizontal. Este es el área que conecta la zona de convergencia con la
zona de divergencia, y es donde ocurren sismos superficiales como el
ocurrido en san Francisco (USA) en 1906 o el sismo en Turquía de Agosto
de 1999 originado por la falla de Anatolia.

Propagación de las Ondas Sísmicas:


En la zona de convergencia de la placa de Nazca, se viene acumulando
energía elástica que luego se libera súbitamente en forma de ondas
elásticas, ésta energía se disipa al aumentar el área de influencia del frente
de ondas por la cual pasa la misma cantidad de energía a medida que las
ondas sísmicas se alejan del foco sísmico. Dentro de las clasificaciones de
las ondas sísmicas se agrupan en ondas internas y ondas superficiales.
o Ondas Internas. También llamadas ondas libres por que se propagan
en todas las direcciones por el interior de la Tierra, estas a su vez se
clasifican en:
o Ondas Longitudinales. Son ondas que por sus características en el
movimiento de sus partículas de aglutinamiento y enrarecimiento del
medio trasmisor, se asemeja a las ondas de sonido (ver Figura 5). Por
los sismólogos son llamados ondas P u ondas primarias porque son
los primeros en llegar a un registrador sísmico. Estas ondas por la
forma de su movimiento llevan consigo una energía relativamente
menor, esto hace que las personas en un sismo sientan un suave
movimiento al inicio de un sismo.
o Ondas Transversales. También llamadas ondas S u onda
secundaria porque es la segunda onda en llegar a la estación
sísmica. Como característica se tiene que las partículas se mueven
en forma perpendicular a la dirección de propagación de la onda
(similar a una cuerda vibrante, (ver Figura 6). Esta onda es la que
lleva una mayor cantidad de energía, sintiéndose con mayor fuerza
por las personas al paso de esta onda.

o Ondas Superficiales. Estas ondas viajan por la superficie de la


corteza en las diferentes direcciones pertenecientes al área que
comprende la superficie terrestre. Estas ondas son de dos tipos:

Ondas Love.
Llamada onda Lq, tiene como característica que las partículas
oscilan en forma similar a las ondas transversales, con la diferencia
que estas ondas Love limitan su movimiento en el plano horizontal
de la superficie como se muestra. La rapidez de esta onda es
aproximadamente igual a la rapidez de la onda transversal.
Ondas Rayleingh.
Llamada onda Lr, las partículas del medio describen orbitas elípticas
retrograda, ubicada en el plano vertical a la dirección de la
propagación, la velocidad de esta onda se estima que es 0.92 veces
la velocidad de la onda transversal.

El estudio de estas ondas sísmicas por el interior de la Tierra, según Bath


debe considerarse en un medio de capas esféricas de igual curvatura para
una mejor aproximación.
Así estas ondas tienen distintas velocidades cuando pasan por las distintas
capas de la Tierra debido a las distintas densidades la cual hace que la
velocidad de estas ondas cambie en su magnitud. La propagación de las
ondas sísmicas.
se realiza obedeciendo las leyes físicas para la onda mecánica, es decir,
cumple el principio de Huygens, donde cada punto del frente de onda se
comportará como un nuevo fuente de ondas sísmicas, y la superposición
de las ondas generadas por las partículas vecinas formará la nueva frente
propagándose de esta manera como una onda viajera en todas las
direcciones. La onda sísmica al llegar a una interface de dos capas se
comportara de acuerdo con las leyes de Snell.
Los cambios de velocidad de la onda sísmica cuando pasan de un medio a
otro se justifican mejor con la segunda ley de Snell (ley de refracción).
Como el interior de la Tierra está dividido por capas compuesto por material
de distintas densidades, la rapidez de la onda estará continuamente
cambiando, esto hace que la trayectoria de la onda sísmica cambie,
dependiendo de la distancia y las distintas capas que atraviesa la onda
sísmica. Esto se entiende por el principio de Fermat, donde la onda sísmica
sigue un camino para llegar de un punto a otro, de manera que le tome el
menor tiempo para llegar a su destino.
1.2. ANTECEDENTES DE LA SISMOLOGÍA
Los recientes terremotos ocurridos han dejado de manifiesto la alta
vulnerabilidad sísmica de las estructuras y de sus contenidos.
Pocos son los casos de estructuras que, sin presentar daños estructurales
de consideración, sufrieron daños no estructurales que causaron pérdidas
parciales o totales de operación. Del mismo modo, la masificación de la
construcción en altura en el país en los últimos 20 años, sumado a la
magnitud del terremoto de febrero de 2010, generaron en muchos
propietarios una sensación de insatisfacción por su percepción del
movimiento fuerte. Si bien es preciso reconocer el excelente desempeño
estructural de las edificaciones, no se puede concluir lo mismo en materia
de protección de función, protección de contenidos y percepción de la
población. Por estas razones, resulta necesario promover el uso de
tecnologías, probadas a nivel internacional y reconocidas por la comunidad
profesional, orientadas a mejorar la respuesta sísmica de las estructuras,
más allá de los requisitos mínimos de la normativa nacional vigente.
Durante su vida útil, las estructuras son sometidas a diversas solicitaciones
de servicio, como las provenientes de las cargas propias del uso del edificio
y de fenómenos naturales. Entre estos últimos, las mayores demandas o
solicitaciones sobre una estructura son causadas, generalmente, por
eventos sísmicos. Durante un sismo, la energía liberada en la fuente se
propaga a través del suelo en forma de ondas. Esta energía, que es
transmitida luego a las estructuras y sus contenidos, y que se manifiesta
fundamentalmente como movimiento, aceleración y deformación de los
componentes y sistemas estructurales y no estructurales, se disipa a través
de daño de dichos componentes. En el caso de edificios, la disipación de
energía se produce típicamente en la interacción entre el suelo y las
fundaciones, en el daño de elementos estructurales tales como muros,
vigas, columnas, encuentros viga-columna, conexiones, y en la interacción
entre el sistema estructural y sistemas no estructurales, principalmente
tabiques.
Esta filosofía de diseño no se ha orientado a que no se produzcan daños
en las estructuras y sus contenidos, los que, en casos extremos, pueden
incluso limitar o imposibilitar el uso de una estructura con posterioridad a
un sismo severo. En el caso de estructuras críticas, esenciales y/o
estratégicas el objetivo de desempeño de la norma de prevenir el colapso
estructural suele no ser suficiente, ya que se requiere que la estructura
continúe operando durante e inmediatamente después de ocurrido un
sismo severo. En algunos casos, puede ser un requerimiento del propietario
o inversionista alcanzar objetivos de desempeño superiores al de la
normativa, tales como protección de la inversión y/o protección de la
operación. Estos objetivos superiores pueden alcanzarse aplicando
técnicas de diseño por desempeño y/o implementando sistemas de
protección sísmica en las estructuras, tales como aislación sísmica y
disipación de energía.
El diseño sísmico convencional. Se fundamenta en la capacidad de las
estructuras para disipar la energía que le entrega el sismo por medio de
deformaciones inelásticas, las que como se ha mencionado anteriormente,
implican cierto grado de daño y/o deterioro de la estructura. Para alcanzar
niveles de deformación compatibles con las demandas sísmicas, las
estructuras deben cumplir con los requisitos de detallamiento sísmico
indicados en las normativas correspondientes a cada material. En las
últimas décadas ha ganado aceptación entre la comunidad profesional el
uso de sistemas de protección sísmica en estructuras. Entre ellos, los
sistemas de aislación sísmica y de disipación de energía han sido los más
utilizados. En términos generales, los sistemas de aislación sísmica actúan
reflejando la energía del suelo, impidiendo que esta ingrese a la estructura,
previniendo el daño estructural y no estructural. Por su parte, los sistemas
de disipación de energía, que si bien no evitan el ingreso de energía a la
estructura, permiten que la disipación de energía se concentre en
dispositivos especialmente diseñados para esos fines, reduciendo
substancialmente la porción de la energía que debe ser disipada por la
estructura.
El uso de disipadores de energía reduce la respuesta estructural,
reduciendo el daño de componentes estructurales y no estructurales.

1.3. INGENIERÍA SISMORRESISTENTE


La Ingeniería Sismo-Resistente, es parte de la dinámica estructural, que
estudia el comportamiento de las edificaciones ante la acción sísmica e
investiga los métodos de cálculo estructural, que garantizan su buen
comportamiento y seguridad estructural ante los sismos.
La Ingeniería Sismorresistente es una propiedad o atributo de que se dota
a una edificación, mediante la aplicación de técnicas de diseño
de su configuración geométrica y la incorporación en su constitución
física, de componentes estructurales especiales que la capacitan para
resistir las fuerzas que se presentan durante un movimiento sísmico,
lo que se traduce en protección de la vida de los ocupantes y de la
integridad del edificio mismo.
Es una tecnología que diseña y ejecuta procesos constructivos con
elementos estructurales, distribuidas previa aplicación de principios
básicos como la simplicidad, simetría, resistencia, rigidez y continuidad
de las obras, que les permita resistir los usos y las cargas sísmicas a que
estarán sometidas durante su vida útil y también a los sismos. Al determinar
durante la etapa de diseño, cuál ha de ser la forma geométrica general de
la edificación, se debe procurar que está conformada por volúmenes de
formas simples y dispuestas de manera simétrica respecto de los ejes
longitudinal y transversal de la planta.
El lograr que la simplicidad de formas y la simetría de volúmenes sea una
característica de la geometría general del edificio, garantiza que los efectos
que sobre él causen los posibles movimientos sísmicos a que se
puede ver sometido a lo largo de su vida útil, le causen el mínimo daño
dado el comportamiento homogéneo que esa configuración confiere a toda
la edificación.
Principios de la sismorresistencia:
Forma regular
Bajo peso
Mayor rigidez
Buena estabilidad
Suelo firme y buena cimentación
Estructura apropiada
Materiales competentes
Capacidad de disipar energía
Fijación de acabados e instalaciones.

II. PRINCIPIOS DEL DISEÑO POR DESEMPEÑO SISMICO


Los objetivos básicos de diseño es evitar colapsos de estructuras durante sismos
de gran intensidad que se presentan durante la vida útil de estas estructuras y
que además éstas no presentan daños de consideración durante sismos
moderados, es decir aquellos que son frecuentes en la mencionada vida útil. Sin
embargo, el comportamiento observado de estructuras durante sismos de
distintas características en diversas partes del mundo sugiere que estos
objetivos no se han alcanzado de manera satisfactoria.
En particular es relevante mencionar los daños importantes en estructuras de
concreto reforzado que se han observado en sismos moderados y que no
corresponden al sismo de diseño del lugar donde ocurrieron estos sismos, y que
sin embargo han llevado al colapso de estructuras o a daños en elementos
estructurales o no estructurales. En este último caso, aun cuando los daños sólo
ocurrieron en elementos no estructurales, fueron de tal magnitud que impidieron
el uso de la edificación un tiempo considerable, hasta que se llevó acabo las
reparaciones o reforzamientos necesarios.
El mal desempeño sísmico de estructuras sismo resistentes modernas durante
eventos sísmicos recientes ha puesto en evidencia que la confiabilidad del
diseño sísmico no solo era menor que la que se esperaba, sino que presenta
grandes inconsistencias entre estructuras que tienen un mismo sistema
estructural, lo cual ha enfatizado la necesidad de replantear las metodologías
actuales de diseño sísmico. Es así que, como parte de este replanteamiento, la
comunidad internacional de Ingeniería Estructural ha resaltado la importancia de
complementar la fase numérica del diseño sísmico con una fase conceptual y de
implementación basadas en el control de la respuesta dinámica de las
estructuras sismorresistentes.
La filosofía de diseño por desempeño se ha constituido dentro de este contexto
como la alternativa más viable para el planteamiento de metodologías de diseño
sísmico que den lugar a estructuras que satisfagan las cada vez más complejas
necesidades de las sociedades modernas. Los avances logrados hasta el
momento han permitido plantear requerimientos de diseño sísmico basados en
esta filosofía y sugieren que la siguiente generación de códigos estará basados
en ella. La necesidad de replantear los procedimientos actuales de diseño
sísmico se hizo más notoria después de los sismos de Loma Prieta en 1989,
Northridge en 1994 y Kobe en 1995.En particular, a mediados de 1988 se inició
una serie de discusiones informales entre ingenieros, expertos tanto en la
práctica como investigadores, estado unidensenses y japoneses,
acerca de cómo diseñar estructuras sismorresistentes con desempeño
predecible.
En 1992 se iniciaran esfuerzos por desarrollar un marco de referencia que hiciera
posible la elaboración de una nueva generación de códigos basados en el
concepto del diseño por desempeño. Con este fin la Sociedad de Ingenieros
Estructurales de California (SEAOC) estableció el Comité Visión 2000. De
manera paralela empezó a plantearse en Japón un marco que permitiera el
desarrollo de enfoques de diseño basados en esta filosofía. Es así que en este
país se llevan a cabo discusiones importantes, desde principios de los noventa,
acerca dela necesidad y posibilidad de adoptar varios de los principios de la
filosofía de diseño por desempeño en su Código de Diseño Sísmico.
El sismo de Kobe que produjo pérdidas directas por 9914 billones de yenes, llevó
al Ministerio Japonés de Construcción a plantear un proyecto oficial para el
desarrollo de una metodología de diseño por desempeño. En el caso de El caso
del sismo de 1985 en la ciudad de México es un ejemplo claro de la falla de
reglamentos construcción moderna para evitar el colapso de estructuras en
sismos excepcionales. Ejemplos de los tipos de daño que aquí se mencionan se
han observado en sismos de distintas características que han ocurrido en
diversas partes del mundo (Fintel, 1994).El Comité Visión 2000 describe el
concepto de Diseño por Desempeño como las elección de los objetivos de
diseño, sistemas estructurales y configuración apropiados (Fase Conceptual) el
dimensionamiento y detallado de una estructura, así como de sus elementos no
estructurales y contenido (Fase Numérica) y la garantía del control de la calidad
durante la construcción y del mantenimiento a largo plazo (Implantación de
manera que a niveles especificados de movimiento sísmico, y con niveles
predefinidos de confiabilidad, la estructura no se dañe más allá de ciertos
estados límite de daño a otros estados de utilidad). Esto tiene como objetivo
producir Sistemas Estructurales que sean capaces de resistir las excitaciones
sísmicas por medio de un mecanismo plástico consistente y estable, que sea
capaz de absorber demandas importantes de comportamiento plástico y disipar
un gran porcentaje de la energía que la excitación sísmica introduce a la
estructura. Esto significa controlar el daño e interrupción del servicio de la
estructura durante un sismo mediante la consideración explícita de las
deformaciones, para esto se debe contar, con procedimientos más confiables
para la determinación de las demandas máxima y acumulada de deformación
plástica. Esto es posible si para el temblor de diseño asociado con determinado
nivel de daño estructural se conoce tanto la demanda máxima de desplazamiento
lateral como la demanda acumulada de deformación plástica. Hay evidencias de
que las capacidades de un edificio se deterioran cada vez que incursionan en su
rango de comportamiento plástico. De ahí que el daño estructural dependa no
solo de la magnitud de las demandas de deformación plástica, sino también de
su secuencia de ocurrencia. Considere el diseño y construcción de un hospital
en una zona de intensa actividad sísmica. La sociedad impone como espectativa
el que dicha estructura sobreviva sismos severos en condiciones de operación
continua.
El mal desempeño sísmico, comentado anteriormente se debe a algunas de las
deficiencias y lagunas existentes en los procedimientos actuales de diseño
sísmico. En particular en el énfasis que se pone en la resistencia y rigidez de la
estructura y la falta de atención a demandas que pueden ser relevantes en su
desempeño sísmico (en este caso de aceleración), hace imposible para el
diseñador considerar todos los aspectos de importancia durante el diseño
sísmico. Las mejoras en el entendimiento de la respuesta y desempeño
estructural de los sistemas estructurales tradicionales pronto llevaron a concluir
que no sería posible establecer los niveles de confiabilidad deseados, ni plantear
niveles de confiabilidad consistentes, a menos que las metodologías de diseño
sísmico actualicen su formato.
El diagrama de capacidad se obtiene a partir de un análisis estático no lineal del
edificio. Además también se debe mencionar que “hay demasiadas incertidumb
res asociadascon la generación de las características del movimiento del terreno
de un lugar específico, así como con los modelos analíticos que se emplean en
la actualidad para representar el comportamiento estructural” (Gupta y
Krawinkler, 2000). Esto sugiere que el emplear procedimientos complejos o
elaborados para aplicar el criterio de diseño sísmico por desempeño no
necesariamente garantiza un análisis confiable del comportamiento estructural
del caso en estudio. Es preocupación de todo ingeniero dedicado al proyecto
estructural, lograr diseños que no sólo cumplan con las disposiciones mínimas
reglamentarias, sino que adicionalmente satisfagan las demandas del cliente en
cuanto a tiempo de elaboración del proyecto estructural con suficiente claridad y
cantidad de detalles, costo de obra dentro de las expectativas presupuestarias
del inversionista, facilidad constructiva para el contratista general, etc., Si bien
todas estas preocupaciones son reales y legítimas, hay una más que permanece
para siempre en la conciencia del proyectista: esperar que la estructura se
comporte durante los eventos sísmicos, tal y como lo concibió en las diferentes
etapas que constituyen el diseño estructural. De alguna manera, todo proyecto
estructural lleva implícitamente un objetivo y/o desempeño esperado de su
comportamiento durante la vida útil de la estructura, y este no es un concepto
novedoso, sin embargo, las tendencias actuales en la normatividad sísmica han
enfocado sus esfuerzos en establecer límites explícitos que servirán como base
para el diseño basado en el desempeño. En particular para el diseño sísmico,
los criterios de desempeño quedan expresados por los objetivos que desde hace
muchos años se han establecido en las normas y textos de ingeniería y que son:
“Producir estructuras capaces de resistir sismos de intensidad moderada sin
daño estructural y con pequeño o nulo daño no estructural; y lograr una
seguridad adecuada contra la falla ante los sismos de mayor intensidad que
puedan llegar a presentarse en el sitio.” Los distintos planteamientos se
concentran en establecer conceptualmente los niveles de desempeño que se
deben considerar y las intensidades sísmicas a ellos asociadas. En general, se
definen cuatro niveles de desempeño (Operación Completa, Ocupación
Inmediata, Seguridad de Vida, Colapso Incipiene) con los correspondientes
niveles de sismo (Frecuente, Ocasional, Raro y Muy Raro). Llevar estos
conceptos de diseño a procedimientos concretos aplicables en la práctica diaria
de la ingeniería estructural, representa una tarea que todavía no se ha
completado a cabalidad. Para tal efecto, se requiere, estrictamente, que se
realicen etapas de pre diseño, diseño local y revisión del diseño, y que se repitan
estos tres pasos para cada uno de los niveles sísmicos de diseño contemplados,
así como sus estados límites asociados. Para las aplicaciones en la práctica de
la ingeniería, los niveles de desempeño necesitan expresarse en términos de
indicadores cuantitativos de la relación entre la amplitud probable de la respuesta
estructural y la correspondiente capacidad del sistema para evitar la ocurrencia
de cada modo de falla.
Quizás las grandes pérdidas económicas observadas en los sismos importantes
de los últimos años, no deberían resultar sorprendentes, pues los códigos hasta
entonces establecían de manera explícita como principio fundamental y casi
único satisfacer los requerimientos de resistencia; poco o nada se definía
puntualmente en cuanto al nivel de daño que podría ser socialmente aceptado,
o en cuanto a los grandes trastornos que se generan por la interrupción en el
funcionamiento de ciertas instalaciones. Ampliamente se ha reconocido que el
proceso de diseño sísmico seguido hasta ahora, no podrá satisfacer las
necesidades de la sociedad, en cuanto no podrán estimar de manera confiable
el comportamiento estructural. Esto ha llevado a la aceptación de un diseño
basado en el desempeño, en el que el principal reto ha sido intentar definir los
niveles de desempeño deseados para los diferentes niveles de excitación
sísmica, y la forma de implantar estos niveles en la práctica de la ingeniería a
través de los códigos de diseño. La definición de los límites o niveles de
desempeño está relacionada no sólo con aspectos del comportamiento de
elementos estructurales, sino también con elementos no estructurales y con el
contenido de los edificios.
El diseño de estructuras basado en la resistencia sísmica propuesto en las
normativas y códigos mayormente usados, tiene como objetivos principales que
las estructuras sean capaces de resistir sismos de baja intensidad sin sufrir
daños estructurales significativos, es decir que no lleven al colapso posterior de
la estructura; con daños reparables para sismos moderados y de mayor
intensidad. Siguiendo esta filosofía, de diseño, el desempeño de las estructuras,
en términos de daño potencial, no ha sido cuantificado, o por lo menos no se
tiene una norma a la cual regirnos en nuestro medio, debido a que generalmente
solo se considera un nivel del movimiento del terreno para el cual se prevé que
la estructura no colapsará, es decir que en la actual filosofía de diseño,
diseñamos solo para un sismo y no se revisa su desempeño ante otras
solicitaciones. Estas previsiones raramente reconocen que pueden ocurrir daños
sustanciales y grandes pérdidas asociadas a sismos de naturaleza frecuente.
Por este motivo es importante notar que la seguridad ante el colapso debido a
grandes sismos, no implica necesariamente un comportamiento aceptable de la
edificación durante sismos de pequeña y moderada intensidad, como se ha
comprobado en sismos no muy alejados de la actualidad. Una vez que sectores
cada vez más amplios de la comunidad de ingeniería estructural accedieron al
planteamiento del diseño sísmico por desempeño, se replanteó su alcance y se
identificaron muchos otros beneficios en la aplicación.
http://www.academia.edu/5454318/DISE%C3%91O_S%C3%8DSMICO_BASA
DO_EN_DESEMPE%C3%91O_DE_EDIFICIOS_DE

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