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HB Trabajo Final - Odt
HB Trabajo Final - Odt
:: Introducción ….............................................................................................................. 1
:: Conclusiones …............................................................................................................ 7
:: Bibliografía …............................................................................................................. 9
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INTRODUCCIÓN
Hay varios aspectos a los que hay que dirigirse para esclarecer la historia del
ADN. Ello requiere, evidentemente, hablar del ADN dentro de la comunidad científica
--descubrimientos, importancia asignada-- y fuera de ella –significado social, uso en
distintos contextos--. Sin embargo, esos espacios no pueden tomarse como separados.
En el cruce entre ambos se encuentra una clave para entender la construcción de la
visión popular del ADN, y es la foto de James Watson y Francis Crick posando junto
con el modelo de la doble hélice en 1953, que llegó a ser un icono cultural (cfr. de
Chadarevian, 2003). El estudio de la foto permite entender por qué la doble hélice, y no
otro hallazgo relacionado con el ADN, llegó a cobrar ese valor icónico. A partir del
trabajo de Olby (2003) sobre la historia de la doble hélice, el de Nelkin y Lindee (2004)
sobre el papel y el significado del ADN en la cultura,1 y el de Soraya de Chadarevian
(2003) sobre la fotografía, me propongo analizar la historia del ADN y cómo ha llegado
a ser lo que es hoy.2 Para ello, describiré primero la reconstrucción popular de los
hechos y expondré a continuación las fases por las que pasó hasta la década de los 90,
relacionando los factores que contrubuyeron a su transformación.
1 Este libro trata específicamente sobre la cultura de EEUU. Sin embargo, dado el alto nivel de
globalización –sobre todo en lo que respecta a la cultura más popular, dominada por el cine y la
televisión--, hay una gran similitud entre Norteamérica y gran parte de los países europeos a
este respecto. Así, hablaré en términos generales para referirme al mundo occidental.
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UNA RETROSPECTIVA DISTORSIONADA
Después de todos los avances científicos que se han dado desde la propuesta de la
estructura helicoidal del ADN y la resonancia que han tenido fuera de la ciencia, no es
de extrañar que ahora lo veamos como un evento clave. Como ejemplo de la
retrospectiva popular, puede citarse el siguiente fragmento de un artículo de The
Guardian (Rutherford, 2013), que dice lo siguiente acerca de la propuesta de estructura
de doble hélice en 1953: “...la forma en que entendemos la vida cambió para siempre
aquel día, y comenzó la era moderna de la biología” ¿Fue esto así de verdad? Lo cierto
es que a lo largo de los años cincuenta la estructura helicoidal no tuvo la prominencia
que se le atribuye hoy en día; de los artículos dedicados al ADN en esos años, pocos la
mencionaban siquiera (Olby, 2003: 402-403). Lo que hay que preguntarse, entonces, es
cómo y por qué llegó a convertirse en un hallazgo considerado clave para la ciencia,
tanto dentro como fuera de la comunidad científica.
Relacionado con ello, tenemos la foto de Watson y Crick hecha por Barrington
Brown. Esta ha aparecido en libros de biología, pósters y medios de todo tipo, con lo
que puede considerarse sin duda un icono cultural. De Chadarevian (2003: 91,96)
menciona un contraste muy interesante al respecto: mientras que el público suele
coincidir acerca de las cualidades estéticas del modelo, al fotógrafo no le impresionó
cuando lo fotografió. No obstante, los científicos que comprendían sus implicaciones sí
que lo encontraban atractivo. La autora sugiere que si el modelo llegó a ser apreciado
positivamente, fue precisamente porque sabían que era importante. De hecho, la foto
tuvo un origen fortuito y no se publicó en ese momento (ibíd.: 95-96). Como podrá
verse, hay una estrecha relación entre la representación social de la foto y la relevancia
atribuida a la publicación de la estructura.
La presencia y el papel del ADN en la cultura ha tomado una forma que apenas
se parece a la entidad biológica a la que se refiere (Nelkin y Lindee, 2004: xi-xxvi). El
ADN ha penetrado en debates acerca de la identidad y la reproducción, en la definición
de la familia y del ser humano, aparece en novelas y en el cine, y un largo etcétera. Sin
embargo, esto no era así en las dos décadas que siguieron a la publicación de la
propuesta de la doble hélice. En aquellos años la crianza ganaba en el famoso debate
nature vs nurture, y las perspectivas y opiniones articuladas entorno al esencialismo
genético no predominaban aún (véase más abajo). Como mostraré en el desarrollo
histórico, hay que tomar en cuenta la ideología subyacente, relacionada con la herencia,
para comprender el devenir del ADN como elemento cultural y científico. Un análisis
2 Dado que el ADN afianzó su posición en la cultura popular en los años 90 ( cfr. Nelkin,
Lindee, 2004), y que parece que hoy en día sigue manteniendo una posición fuerte, no
consideraré los cambios ocurridos desde finales del siglo pasado.
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conjunto del desarrollo de los tres puntos presentados pone de relieve la compleja
estructura que forman y lo erróneo que resulta interpretarlos sin perspectiva histórica.
El objetivo de este apartado es mostrar el trayecto histórico del ADN ¿Qué pasó desde
que se publicaron los artículos con la estructura en 1953 hasta lograr la hélice doble?
¿Qué razones hay para que haya llegado a tener la presencia cultural que hoy tiene?
Para responder a estas preguntas, he distinguido tres periodos: el primero comprende la
década de 1950 y principios de 1960, cuando el ADN no era aún popular. El segundo
abarca las dos décadas siguientes, las de 1970 y 1980, que fueron un periodo de
transición en el que el ADN y su estructura tuvieron un protagonismo creciente en la
investigación biológica y biomédica y se fueron instalando en el imaginario popular. Por
último, el tercero se refiere a la década de 1990, cuando la presencia del ADN en la
investigación biológica quedó establecida, al menos en apariencia, pues los debates
sobre su protagonismo biológico se mantienen hasta hoy. Esta división es un tanto
arbitraria, ya que no hace igual justicia a la evolución en los distintos ámbitos
involucrados, por lo que debe entenderse como una guía flexible para estructurar el
desarrollo y subrayar el cambio que en él se da.3
3 Con flexible quiero decir que hay casos (ej.: la publicación del libro de Wilson) que los
incluiré en una década que no les corresponde por estar muy cerca o tener mayor relevancia en
ese otro periodo. También caracterizaré cada etapa por una cantidad limitada de eventos; esta
selección es conveniente para hacer más clara la intención de la exposición y la división por
décadas, a costa de no hacer justicia a la complejidad de la situación. A lo largo de toda la
sección, debe entenderse que hay más eventos característicos de una visión “pro-naturaleza ” o
“pro-entorno” que se dan más adelante o más atrás en el tiempo, pero las limitaciones del
trabajo no permiten incluirlos todos.
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(ibíd.: 403). No obstante, todavía hubo que esperar más de una década hasta que se
dedujo su papel en la célula. Otro aspecto a considerar es su relación con la herencia,
que sería crucial para la popularización del ADN y el modelo de la doble hélice (ibíd.:
405). Aunque los trabajos de Oswald Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty en
1944 y Al Hershey and Martha Chase en 1952 sugerían que el ADN era material
hereditario, la investigación en los primeros años muestra que la comunidad científica
no estaba aún convencida de ello (ibíd.: 402).
La presencia social del ADN era escasa. El estudio de Nelkin y Lindee (2004)
muestra que el ambiente se imponía sobre la biología: el consejo familiar, en el que
destacaba el libro Baby and Child Care de Spock, daba primacía al entorno de
crecimiento y desarrollo (ibíd.: 137-138); las teorías sociológicas dominaban las
explicaciones sobre del crimen (ibíd.: 134); y el fracaso académico se asociaba
principalmente al ambiente (ibíd.: 163). El esencialismo genético no era la ideología
dominante, y el ADN no había entrado aún en medios populares como el cine o los
cómics (ibíd.: 182-183). Fue una etapa en la que el neomendelismo de la primera mitad
del siglo, que tuvo una expresión radical en la ciencia nazi, fue revertido y la crianza
sustituyó a la herencia como el factor considerado como más influyente (López Beltrán,
2005: 339; Nelkin y Lindee, 2003: 36-37). Para entender la fama del ADN y la
recepción de la propuesta de la doble hélice hay que tener en cuenta el ambientalismo
que dominaba en la posguerra, además de los intereses científicos que guiaban la
investigación en biología. La imagen cultural del ADN y de la propuesta de Watson y
Crick de 1953 no se formó ella sola, sino que requirió la acción de otros factores que
aún no se habían dado.
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- Etapa de transición: años 70 y 80.
En este periodo se aprecian cambios significativos en el papel del ADN, pues se le había
asignado un papel en la célula y los científicos empezaron a convencerse de sus
implicaciones para la herencia (Olby, 2003: 404-405). El suceso clave para su
popularización fue la publicación del libro The Double Helix de Watson en 1968, en el
que el autor ofrece un relato personal de los hechos que llevaron al descubrimiento (de
Chadarevian, 2003: 97-101). Su enorme éxito literario –asociado también a la
controversia que causó-- supuso un punto de inflexión también para la foto, que
figuraba entre sus páginas. Soraya de Chadarevian argumenta que el retrato de
Barrington Brown encarna el relato de Watson: la actitud jovial de los científicos, su
protagonismo junto con el modelo y los métodos simples que sugieren la creatividad de
los científicos. A lo largo de los 70, la demanda de la foto creció considerablemente, el
retrato captó la reconstrucción de Watson, y contribuyó a su popularidad. Esta aumentó
a partir de 1987, al menos en el Reino Unido, año en que la BBC hizo una serie de
televisión sobre la historia contada en el libro de Watson, The Double Helix. Esto
requirió la construcción del modelo, que se realizó con la guía de la foto de Barrington
Brown (ibíd.: 103). El tema llegó a la TV, uno de los medios más populares –si no el
más popular--, poniendo en el camino de la fama tanto a la foto como a la estructura de
doble hélice del ADN.
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130). Todo ello indica un giro teórico cada vez mayor hacia el individuo y en especial a
su biología, proceso que tomará su forma definitiva en los 90.
Una mirada amplia hacia estos años revela la entrada definitiva del ADN en la
cultura pupular. Las líneas que separan el “hombre”, la “naturaleza”, la “vida” y las
“máquinas” empezaron a hacerse borrosas, mientras el ADN se afianzaba como
elemento sólido de diferenciación (Nelkin, Lindee, 2004: 43). El gen cada vez se hacía
más parecido al germoplasma de los eugenistas de comienzos de siglo, adquiriendo
nuevos poderes; puede decirse que el alma de cada persona, su esencia, pasó a situarse
en el ADN (ibíd.: 20, 37-39). Los debates en torno a la identidad del individuo y de la
familia se centraban ya en esta molécula (ibíd.: 58); el creciente miedo por la violencia
agudizó la preocupación por el crimen, que cada vez se analizaba más en términos de
predisposición genética (ibíd.: 158); y en el ámbito de la reproducción ganaba
importancia la continuidad de los genes, lo cual se reflejó en las nuevas tecnologías de
reproducción (ibíd.: 188). Este análisis cultural (ibíd.) muestra cómo el ADN se
incorporó como medio para articular multitud de problemas sociales, sirviendo de
herramienta para elaborar discursos y argumentos desde posturas distintas y a menudo
opuestas.
Lo que tenemos, entonces, es una situación que revela rasgos comunes desde
cada una de las tres perspectivas examinadas. En la biología, el ADN cobró importancia
hasta el punto en que reaparecieron temas de literatura eugenésica de comienzos de
siglo –deseo de “mejores niños”, reivindicación de la reproducción diferencial de clases
y razas--, con una legitimidad tomada de los últimos avances en genética molecular
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(ibíd.: 36-37). En la sociedad, la genética aumentaba su popularidad, tanto en
movimientos políticos neo-nazis (cfr. ibíd.: 179-180), como en televisión (ibíd.: 72-74)
o en revistas como Time (ibíd.: 105). El ADN se convirtió en un punto de apoyo para
pensar los problemas de la época, y esto jugó un papel importante en la recepción de los
descubrimientos científicos relacionados con él. Entre ellos, el mejor reconocido por la
sociedad fue el de la estructura helicoidal. Esto no se debe a que fuera más importante
que otros –y no lo es--, en gran medida a su asociación con la herencia biológica.
CONCLUSIONES
A lo largo del trabajo pueden verse múltiples cambios que ha sufrido el ADN a lo largo
de los 50 años, tanto en la investigación biológica como en la cultura. Resulta evidente
que desde la perspectiva popular actual o de los años 90, una mirada hacia atrás
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ofrecería una imagen deformada de la historia. En los tres hilos históricos que he
seguido –en la doble hélice en la ciencia, en la foto y en la cultura-- puede verse una
transición hacia la ideología del esencialismo genético. También se aprecia la
complejidad histórica de esa transformación, que sigue ritmos diferentes en cada ámbito
debido a las particularidades de cada uno: hay un desarrollo en la ciencia, otro distinto
en las manifestaciones sociales aisladas, ciertos eventos llevan por otras vías a su
popularización mediática, etc. Se trata, por tanto, de un proceso que no es uniforme,
sino que se enrevesa a medida que el ADN y la genética ocupan los territorios que han
llegado a conquistar.
Esta evolución llega en este trabajo a los años 90, cuando la situación toma una
forma que poco ha cambiado hasta hoy. La fama que toma la foto en esa última década,
la importancia que se le sigue atribuyendo al descubrimiento de la estructura helicoidal
y la presencia del ADN en debates de todo tipo marcan hasta qué punto ha penetrado en
nuestro imaginario. Como defienden Nelkin y Lindee (2004: 201-204), esto se debe a la
mutua conformación entre las ideas científicas propuestas y las ideas sociales sobre
raza, familia, etc. que los científicos reflejan. No se trata de una serie de
descubrimientos totalmente ajenos a la cultura que luego entran fortuitamente en ella,
sino de unos conocimientos que surgen en medios donde hay ideologías prevalecientes
donde encajar. El resultado es una ideología del esencialismo genético, a pesar de
tratarse de una simplificación cuya utilidad es cuestionable incluso para la biología.
Tomando esto en cuenta, resulta más fácil entender la reconstrucción deformada de los
hechos: descubrimiento heroico, cambio inmediato en nuestra forma de ver el mundo,
etc. Esto acentúa la necesidad de tomar una perspectiva histórica y, como propone
López Beltrán (2005: 339-340), tratar esa concepción reduccionista de la herencia como
una perspectiva que podría haberse evitado y criticar los valores que con ella se han
introducido en nuestra sociedad.
8
Bibliografía
Gould, Stephen Jay (1981), “La medición de las cabezas. Paul Broca y el apogeo
de la craneología”. Traducción de Ricardo Pochtar y Antonio Desmonts. Barcelona:
Crítica, 90-124.
López Beltrán, Carlos, (2005) “Por una nueva historiografía de los conceptos
científicos. El caso de la herencia biológica” en M. & Guillaumin (Ed.), Historia,
Filosofía y enseñanza de la Ciencia, México, pp. 307-346.
Nelkin, Dorothy, Lindee, M. Susan (2004), The DNA mystique: The gene as a
cultural icon, University of Michigan Press.
Olby, Robert, (2003) ”Quiet debut for the double helix” Nature, 421: 402-405.
Rutherford, Adam (2013). DNA double helix: discovery that led to 60 years of
biological revolution. The Guardian. 25 de abril [online] URL:
https://www.theguardian.com/science/2013/apr/25/dna-double-helix-60-years-
biological-revolution [consultado 9/1/2018].