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Diciembre 2015
1.Datos formales de la residencia
Orientación: Humanística
Asignatura: Historia V
Horarios: Lunes y martes 18:50 hs. a 19:30 hs., Viernes 15 hs. a 16:20 hs.
colonial
2
Índice
2. Introducción…………………………………………………………………..…….…4
3. 3. Reflexiones……………………………………………………………….….16
4.1. 2. Reflexiones……………………………………………………....28
7. Reflexiones finales…………………………………………………………………...59
8. Bibliografía consultada……………………………………..……………………….61
3
2. Introducción
En el transcurso de mayo del corriente año, permanecí durante siete clases sentada
en el fondo del aula de 5to “G”, perteneciente al Colegio Nacional Monserrat. Un día de
agosto llegué, ignoré el que hasta entonces había sido mi asiento habitual y me paré al
frente, dando la espalda al pizarrón e intentando superar el nerviosismo para por fin mirar a
los alumnos, por primera vez desde ese ángulo. En ese preciso momento quizás no alcancé
a dimensionar de que no sólo había cambiado mi posición espacial en ese reducido recinto,
sino que acababa de pasar algo mucho más importante: había hecho un movimiento dotado
de tal carga simbólica que fue capaz de transformar mi rol en esa aula, ante esos alumnos y
en esa institución.
Lo que sucedió a lo largo de las seis clases en las que permanecí en esa posición
recién adquirida transformó mi mirada acerca de lo que creía que caracterizaba a esta
institución y al grupo de sujetos que se veían atravesados por ella pero, mucho más
importante aún, mis ideas y preconceptos acerca de todo lo que implicaba la tarea de
enseñar.
¿Qué hacer con ese cúmulo de nuevas informaciones? Sostengo que la práctica
docente no sería provechosa si se redujese a una mera vivencia en una institución durante
un cierto periodo de tiempo, pues se estaría eludiendo el fuerte compromiso moral que
asume quien se dedica a la enseñanza. La residencia y las prácticas son sólo la puerta de
entrada a un universo complejo, en donde se deben desarrollar estrategias que sirvan como
armas a través de las cuales conseguir lograr el propósito último: la transmisión de
conocimientos y valores. Por lo tanto, la vivencia debe transformarse en una experiencia, y
esto sólo puede ser logrado a través de la reflexión crítica.
Esto significa que la reflexión debe ser entendida como la “reconstrucción crítica de
la propia experiencia, poniendo en tensión las situaciones, los sujetos en las mismas, sus
acciones y decisiones y los supuestos implicados” (Edelstein, 2002, p. 478). Es esta
4
dificultosa labor la que se intentará llevar a cabo a lo largo de estas páginas, haciendo
inteligibles mis expectativas, vivencias y sentimientos a partir de su cruzamiento con
aportes teóricos que los ordenen y los doten de sentido, en este sentido la práctica reflexiva
me permitirá, como futura docente, dejar de “ser un mediador pasivo entre la teoría y la
práctica para convertirse en un mediador activo que desde la práctica reconstruye
críticamente sus propias teorías” (Edelstein, 2002, p.479).
Para tal fin, en este trabajo llevaré a cabo una revisión de la aproximaciones
institucional y áulica y de las propuestas teóricas sobre Historia y aprendizaje realizadas en
julio, para luego realizar un análisis de la construcción metodológica.
5
3. Revisión de la aproximación diagnóstica
6
modificó el punto de vista desde el cual percibía a la institución, pues pasé a jugar un rol
en ella. En la instancia de las prácticas, no sólo participé de cuanto acontecía en el campo
sino que, más importante aún, actué sobre él, lo cual modificó la calidad de los datos
obtenidos.
Por otro lado, es necesario reconocer que guiaré mi análisis a partir de los indicios
contenidos en los registros de mi tutora y en los registros de mi memoria, entendiendo
como tales “aquellas señales que nos permiten conjeturar, desde ciertas vinculaciones
conceptuales, la construcción de relaciones entre aspectos fragmentarios, ocultos o no
manifiestos de la vida social.” (Achilli, 1990, p. 8).
En primer lugar procederé a revisar la aproximación institucional realizada en julio
y luego me detendré más específicamente en una revisión de la aproximación aúlica.
7
En julio habíamos hecho hincapié en el edificio del Colegio Nacional Monserrat,
señalando que no sólo representaba un aspecto material de la institución sino que poseía un
particular valor simbólico1. Al mismo tiempo, también nos habíamos referido a este
espacio particular como regulador de los hábitos en los alumnos:
1
Informe de Julio, p. 3
2
Ibid.
8
Situaciones como estas sirvieron para brindarme indicios acerca de cómo circula el
poder al interior de la institución, más allá de que la necesidad de recurrir al preceptor
también devela mi dificultad para construir una posición de poder suficiente como para
conseguir dejar en claro cuándo se consideraba que la clase había terminado, o la necesidad
de haber realizado una aproximación institucional que me permitiese captar la importancia
de recurrir al preceptor.
Además, creo que no debí haber ignorado el hecho de que los alumnos también son
actores que poseen cierto poder dentro de la institución, eligen a qué reglas atenerse y a
cuáles no en función de qué valor y legitimidad le asignan a cada una. La elección de los
alumnos no es del todo libre, se encuentra en función de los marcos interpretativos que la
institución se propone y es capaz de generar, y que se transmiten a los sujetos para que
luego los interioricen y los hagan propios.
Por otro lado, considero que otra dimensión cuyo análisis es relevante retomar es el
carácter universitario de la institución, que fue tratado de forma demasiado sucinta en
nuestra primera aproximación y sólo en relación al plan de estudios:
Reconozco que este enfoque de lo que implica que una institución sea de carácter
preuniversitario fue un poco reduccionista y resultó insuficiente. Probablemente la
dificultad para poder explicitarlo se debió al peso decisivo de nuestra biografía escolar
entendida como “aquello que se vive y experimenta en determinadas circunstancias en las
que se producen los aprendizajes de contenidos formalizados. Es lo aprendido „informal‟ o
3
Op. Cit. p. 5
9
„implícitamente‟ en la prolongada estadía que uno pasa por las instituciones escolares”
(Alliaud, 2003, p. 1). Al ser egresadas de la Escuela Superior de Comercio Manuel
Belgrano quizás no fuimos capaces de captar las peculiaridades propias de un colegio
preuniversitario, debido a que ya las habíamos naturalizado como “lo esperable” de una
escuela de formación media.
La presencia de la Universidad como ámbito privilegiado hacia el que aspirar por
parte de los alumnos del Colegio Nacional Monserrat tuvo un peso significativo en mis
prácticas, no sólo por cuestiones cuasi anecdóticas tales como que durante los recreos
algunos alumnos me preguntasen acerca de cómo era la carrera de historia o cuántos años
había que estudiar. Más precisamente, considero que la Institución atraviesa a los alumnos
generando representaciones muy fuertes que definen al conocimiento como un bien, es
decir como un capital cultural de singular valor. Tomando el recaudo de recordar que los
hechos son multicausales, creo que la ausencia de cuestionamientos abiertos por parte de
los alumnos acerca de la finalidad o de la utilidad de lo enseñado durante mis prácticas,
podría ser un indicio de la fuerza que poseen estas representaciones.
Esta afirmación me lleva a realizar modificaciones a la hipótesis referente a la
composición del alumnado del Colegio Nacional Monserrat, sostenida en el informe de
julio:
…la composición del alumnado es bastante heterogénea, se señaló que muchos
alumnos provienen de zonas periféricas de la ciudad, aunque realmente no
pudimos esclarecer a qué se refería con ello. De cualquier manera, el cursillo
de ingreso no tendría que ser considerado necesariamente como un “filtro” en
donde sólo quienes pudieron acceder a una capacitación en una academia son
capaces de aprobar, debido a que el colegio provee un cursillo de un año,
gratuito, para quienes deseen inscribirse.4
Entiendo que la valoración del capital cultural por parte de la Institución como el
principal recurso que ofrece a su alumnado implica que desde el inicio, en el cursillo de
ingreso, se realiza una selección entre los alumnos que poseen capital cultural incorporado
y aquellos que no. Considerando que la acumulación de capital comienza a transmitirse
4
Ibid, 6.
10
desde el seno de la familia, desde donde se traspasa a los hijos o se invierte capital
económico para que puedan adquirirlo (Bourdieu, 1979), la composición del alumnado del
Monserrat no es tan heterogénea como asumí en un principio, sino que posee una gran
homogeneidad „intelectual‟ lo que no necesariamente coincide con una similar situación
socioeconómica. La escasa amplitud de las diferencias de rendimiento entre mis alumnos
durante mis prácticas, podría ser un indicio de este hecho.
No se debe olvidar que “la educación constituye un bien socialmente valorado en la
lucha por los posicionamientos sociales” (Tiramonti, 2004) y que por lo tanto los
conocimientos y la formación general propiciados por esta institución son especialmente
valorados como posibilitadotes de ascenso social.
Revisar las implicaciones del carácter universitario de la institución me lleva a
repensar el lugar de la historia en la misma. En julio habíamos abordado esta problemática
muy brevemente:
…la materia es una de las pocas que mantiene este lugar de preponderancia
sostenido durante los 7 años del plan de estudios. Sus programas, a la vez,
intentan mantener algunas conexiones con los de otras materias como
historia del arte y de la cultura. La función de la Historia en el Monserrat, tal
como lo expresó el profesor, es la de “poner al hombre, en todas sus
dimensiones, como sujeto de la historia, haciendo énfasis en la razón, la
ciencia, los medios en los que se llega al saber. Es una materia nuclear. 5
5
Ibid, p. 5.
11
La elección del tipo de historia a privilegiar no depende únicamente del proyecto
institucional sino también de cada docente en particular que posee cierta libertad para
adoptar una posición con respecto a qué historia enseñar.
A partir de lo acotado de mis observaciones, no pude recoger datos suficientes
como para realizar afirmaciones concluyentes acerca del tipo de historia efectivamente
impartido por la institución en general y más allá de mi curso asignado, pero sí podría
haber hipotetizado – a partir de lo sucedido en el aula – que el conocimiento distribuido es
valorado por si mismo, que es escasamente problematizado y que no se busca la
construcción de posiciones críticas o reflexivas en torno a él. Sin embargo, es muy
complejo poder discernir si esta relación con el conocimiento es sólo una dinámica propia
del aula o si obedece al atravesamiento por parte de la Institución.
12
Esta situación pudo deberse a que concentré mi mirada en el contenido histórico,
probablemente como consecuencia de poseer una visión más academicista, debido a que
son los conocimientos que se privilegian en la universidad actual. Esto implicó un
obstáculo importante en el progreso de mis prácticas puesto que me dificultó poder conocer
mejor a aquellas personas hacia las que me dirigía y con las que deseaba entablar un
vínculo. Debí tomar nota de que “…la transmisión es una modalidad de relación con el
objeto, y una modalidad de relación con el otro sujeto, inseparablemente.”(Cornu, 2004, p.
2).
Organizaré mi revisión en torno a los siguientes ejes: la interacción entre los
alumnos, la interacción con el docente, el tipo de conocimiento histórico y las
características de su circulación en el aula.
La interacción entre los alumnos fue escasamente analizada en julio. Sin embargo, a
la luz de mi experiencia creo que es fundamental señalar que se trataba de un grupo unido,
si bien marcado por algunas diferencias que no implicaban un abandono de la cordialidad
entre ellos. Un indicio de esto podría verse en que no presentaron dificultades para realizar
las actividades grupales, a pesar de que no siempre se juntaron con los mismos compañeros.
Esto llevaría a pensar que el grupo tendía a construir el conocimiento a partir de la
colaboración entre pares, sin embargo esta realidad convivía con la puesta en práctica de
estrategias conjuntas para, por un lado, retrasar el avance de la clase pero también censurar
a los alumnos que respondiesen “demasiado bien” a las preguntas. En el informe de julio ya
había señalado que: en una ocasión un alumno fue prácticamente abucheado por sus
compañeros porque dio una respuesta “de diccionario”.6 Una situación similar se vivió
durante una de las clases:
P: ¿Qué autores de la ilustración recuerdan?
A: Montesquieu, Rousseau – los otros alumnos se ríen porque
se acuerda de los nombres y la alumna dice que el profesor del
año anterior se los hacía tragar.7
6
Informe de Julio, p. 9
7
Registro de clase, lunes 03/08
13
Este episodio permite varias interpretaciones. Por un lado, la aclaración de la
alumna sobre por qué recordaba el nombre de los autores podría estar indicando la
necesidad de justificarse ante sus pares ya sea porque el grupo no se reconocía o no quería
reconocerse a sí mismo como portador de ciertos conocimientos, ya sea porque
puntualmente estimaban que ella no solía realizar buenos aportes. En todo caso, insisto en
que ésta dinámica grupal pudo haber sido muy importante a la hora de animar a los
alumnos a participar o no en la clase. De haber tomado nota de ella, podría haber
desarrollado estrategias propias para contrarrestar su efecto y promover una mayor
voluntad de participación.
Por otro lado, es necesario destacar que en el informe de julio no realicé ninguna
acotación con respecto al vínculo establecido entre los docentes y los alumnos, creo que
esto también se debió a que concentré mis observaciones en el contenido. Sin embargo,
hubo algunos indicios de una relación mas bien personal entre los alumnos y el docente,
tales como preguntas acerca de su vida íntima, intercambio de comida, charlas sobre el fin
de semana de los chicos, que me llevó a pensar que quizás, y considerando mi condición de
practicante, esto implicaría alguna dificultad para construir una posición de asimetría con
respecto a ellos.
Durante mis prácticas comprobé que esto no fue así, desde el primer comenzaron a
llamarme “profe” y a dirigirse a mí en un lenguaje más bien formal. No obstante, el
reconocimiento de la asimetría existente entre alumno – docente no fue suficiente para
implicar que no tuviese que negociar de forma constante una posición de poder ante ellos. 8
Un ejemplo de esta situación se dio el día en el que anuncié la fecha de la evaluación, que
despertó profundas reacciones en contra y que tuvo que ser negociada con el profesor titular
y mi tutora.
Finalmente, quisiera realizar algunas reflexiones en torno al tipo de conocimiento
histórico construido y las características de su circulación en el aula. En el informe de julio
había señalado que se habían dado una serie de clases que explicaron el orden colonial de
manera cronológica, sucesiva, y en gran parte centrada únicamente en el tiempo del
proceso, sin ninguna relación de sincronía con el contexto. 9 A pesar de que los textos eran
8
Ver análisis didáctico de las clases para una reflexión más exhaustiva al respecto.
9
Informe de julio, p. 9.
14
buenos, en el sentido de que trataban las diferentes dimensiones históricas presentes en el
proceso con cierta exhaustividad y las problematizaban10.
Sostengo que estas hipótesis fueron en gran medida corroboradas. Los alumnos no
estaban acostumbrados a trabajar el contenido de manera reflexiva porque la historia no se
les presentaba como un campo de conocimiento conflictivo, la problematización desde el
libro de texto no era suficiente, se requería que el docente los involucrara apelando a ellos
como sujetos. La pregunta a continuación sería si mi propuesta fue capaz de afrontar el
desafío que suponía reconocer esta realidad, sobre todo interrogarse si la forma en que se
presentaron los contenidos tuvo la potencialidad para interpelar a los alumnos, esto será
desarrollado a lo largo de los otros apartados del trabajo.
Esta forma de conocimiento histórico como el predominante me llevó a aventurar
algunas hipótesis con respecto a la observación de la dificultad por parte de los alumnos
para abstraer conceptos:
Considero que en general, esta dificultad era bastante recurrente, y se
relaciona en gran manera con lo expuesto anteriormente sobre el
conocimiento memorístico, que dificulta que los conceptos puedan ser
extrapolados a otras situaciones o pensados con independencia de los
concretos junto a los que son presentados.11
Durante el desarrollo de mis clases, seguí observando esta dificultad, que estimo
que puede deberse al tipo de conocimiento histórico propiciado por la institución, el tipo de
conocimiento histórico que circulaba por el aula y la consiguiente relación de los alumnos
con él, junto con las limitaciones de mi propuesta para intentar construir otro modo de
aproximación a la historia.
Finalmente, quisiera volver a mencionar el condicionamiento que significaron para
mi práctica los horarios asignados para Historia en 5to G. Como hipoteticé en julio, los
lunes y martes, al tratarse de la última hora, los alumnos se encontraban ansiosos por
retirarse, mientras que los días viernes deseaban participar de los festejos realizados por los
10
Ibid, p. 8.
11
Ibid.
15
alumnos de séptimo año durante el recreo largo. Esto significó otro factor de resistencia al
dictado de clases que tuve que tener en cuenta.
3. 3. Reflexiones:
16
de mis expectativas y las contrastaré con lo que efectivamente tuvo lugar durante mis
prácticas, para de ese modo aventurar hipótesis que permitan acortar la distancia entre lo
pretendido y lo alcanzado.
En el informe de julio, llevé a cabo una toma de posición al respecto de qué historia
enseñar y para qué. Entonces, señalé que la historia es una construcción realizada desde el
presente hacia el pasado que admite múltiples interpretaciones. Por lo tanto, la finalidad
que se le asigne es un factor de peso para privilegiar la explicación de determinados
procesos históricos de una determinada manera y no de otra, y la adopción de ciertos
contenidos como más relevantes que otros.
En adición a esto, creo que pensar la historia como un objeto de enseñanza implica
centrarse en sus potencialidades para la formación de ciudadanos. En mi caso, considero
que la enseñanza de la historia tiene como finalidad la construcción de un pensamiento
crítico por parte de los alumnos, que les permita situarse como sujetos con capacidad de
agencia sobre sus propias realidades, encontrando en la comprensión del pasado conceptos
y categorías que les permitan acceder a entender mejor el presente.
Además de cuáles creo que son las finalidades de la historia, considero que es
importante tener en cuanta las características del contenido que me fue asignado. El tema
elegido por el docente fue Las Reformas Borbónicas en América latina. Si bien la elección
en torno a qué enfoque histórico adoptar para la enseñanza es en gran medida independiente
del contenido del que se trate, sí creo que algunos tienen vetas más interesantes que otros.
Así, tuve que pensar una propuesta que fuese capaz de interpelar a los alumnos como
agentes a partir de un contenido que probablemente les resultaba muy lejano y al que, de
acuerdo a lo comentado por el docente, normalmente se le asigna muy poco tiempo.
Decidí construir mi propuesta desde una perspectiva epistemológica centrada en un
enfoque estructural. Existe un extenso debate en las ciencias sociales en torno a qué implica
el estructuralismo, y en consecuencia se han construido múltiples definiciones.
En este caso, con enfoque estructural me refiero a que se entiende a la sociedad
como un sistema, es decir que el orden social es definido por las relaciones que las
17
diferentes partes que lo componen establecen entre sí y que sólo puede ser comprendido en
la medida en que se analice el funcionamiento de este conjunto.
En historia, esta concepción implica que el estudio de la realidad histórica no debe
limitarse a abarcar sólo los acontecimientos, sino que tiene que ser capaz de poder dilucidar
el sistema de relaciones que subyace tras ellos y sin el cual no pueden ser comprendidos del
todo. Por lo tanto, no implica un abandono del estudio de los acontecimientos, pero los
inserta en un esquema con mayor capacidad explicativa. En el caso de mi propuesta, el
contenido se articuló en torno al eje económico y político, pues consideré que era a través
de ellos que podría comprenderse mejor.
Considero que este enfoque fue mantenido durante el transcurso de mis clases. Las
reformas fueron presentadas no tanto como los momentos puntuales en los cuales se
promulgaron por parte del Rey, sino como parte de un proceso más amplio en donde las
diferentes medidas concretas adoptadas por la corona respondían a causas estructurales más
complejas:
12
Registro de clases, clase 07/08
18
En este fragmento se puede observar cómo indiqué que la instauración de los
nuevos virreinatos se da tras episodios concretos pero vinculé las causas de esos episodios
con realidades estructurales tales como la relación de los conquistadores con el territorio.
Al mismo tiempo, el enfoque estructuralista adoptado fue complejizado por la
incorporación de la interacción entre los individuos y estas estructuras, guiada ante todo
por las luchas de poder emprendidas entre los diferentes grupos sociales.
Esta visión implica una determinada concepción acerca de los actores sociales
como sujetos:
…los sujetos de esta historia no son los grandes hombres ni tampoco las
masas anónimas de personas sujetas a determinadas condiciones de
existencia, sino los individuos que tienen una relación compleja con las
estructuras de las que forman parte: por un lado, están enmarcados por
ellas y éstas operan sobre sus condiciones de existencia, pero por otro lado
13
son capaces de modificarlas a partir de sus prácticas.
Creo que la expectativa de poder abordar a los actores sociales de esta manera fue
alcanzada sólo en parte. Si bien a lo largo de cada una de las clases intenté que los alumnos
pensaran las reformas en relación a los sujetos que las llevaban a cabo y también desde el
lugar de quienes estaban subsumidos a ellas, contemplándolos no como meros receptores
sino como agentes capaz de oponer resistencias de distinto tipo, en pocas ocasiones fueron
abordados como individuos.
Aún en las primeras tres clases, que no estaban centradas en la dimensión social, las
reformas económicas y políticas nunca fueron presentadas con independencia de los actores
sociales, pero estos siempre fueron trabajados como grupos sociales en donde los diferentes
actores que los componían eran anónimos y parte de grupos homogéneos. Esto se manifestó
en las dos clases destinadas a explicar la dimensión social, en donde desde el principio y
aún antes de avanzar sobre los contenidos específicos, los alumnos fueron capaces de
aventurar respuestas sobre el descontento social a partir de lo que habíamos visto en las
clases anteriores:
13
Informe de Julio, p. 12.
19
P: ¿Quiénes eran los privilegiados?
A: Los españoles
A: Los peninsulares
A: Los criollos
P: Antes de las reformas ya se encontraban integrados, se casaban entre sí y
formaban alianzas. Tenían el poder en las ciudades. Pero con estas reformas
va a generarse una serie de tensiones. ¿Qué se les ocurre que puede alterar
esta relación?
A (varios): Pierden poder
A: Se benefician los españoles.14
14
Registro de clases. 11/08.
20
con un concepto de sujeto social desprovisto de esquematismos.” (Finocchio, 1993, p.106).
De esta forma, los alumnos podrían haber construido una visión más compleja de los
sujetos en el presente.
Por otro lado, a partir del fragmento de registro previamente citado se puede notar
cómo las reformas fueron introducidas como esencialmente conflictivas debido a la
divergencia de intereses entre los actores sociales. Esto se corresponde con mi concepción
acerca del cambio histórico:
Por lo tanto, creo que durante mis prácticas pude dar cuenta de esta conflictividad
entre grupos sociales con intereses divergentes como explicativa del cambio histórico.
Desde que presenté las reformas como una respuesta al problemático contexto europeo
hasta que señalé como su principal consecuencia las resistencias por parte de los grupos de
origen local, creo que pude lograr exponer una vinculación entre historia, conflicto y
actores sociales, sin embargo creo que a los alumnos se les dificultó construir la noción de
la historia como conflictiva. Esto es porque se mostró a las reformas y su desarrollo como
la única opción a adoptar por parte de la Corona y a la resistencia de los dominados como
la única respuesta esperable. Si hubiese incluido aspectos tales como los planes de la
Corona para Latinoamérica que no fueron llevados a cabo o la asimilación al nuevo
contexto por parte de ciertos súbditos, los alumnos podrían haber atisbado la idea de que los
procesos históricos no apuntan a un destino unívoco. Este tratamiento habría ayudado a
15
Informe de julio. p. 12
21
que los alumnos pudiesen pensar en cómo sus acciones también pueden dar forma al
acontecer desde el presente.
Por otro lado, creo que también pude dar cuenta del carácter contradictorio de las
reformas:
Tras haber realizado mis prácticas, creo que pude dar cuenta de la multicausalidad del
proceso histórico abordado. Por ejemplo, durante la primera clase la problemática de las
16
Registro de clases. Clase 07/08
17
Informe de julio, p. 12
22
Reformas Borbónicas fue introducida haciendo referencia a las múltiples causas que
llevaron a que la Corona se decida a ponerlas en práctica y durante el resto de las clases
constantemente se hizo referencia a estas causas como las determinantes del proceso:
P: Habíamos visto que había dos periodos dentro del orden colonial. Por
un lado el caracterizado por el pacto de dominación colonial instalado
desde la conquista de América y por el otro el que se inicia con las
Reformas Borbónicas. ¿Por qué se produjo este cambio?
A: Guerras
A: Con la ilustración.
P: ¿Y dónde se produjeron estos cambios?
A: La ilustración.
P: ¿Por qué buscamos las causas de los cambios en América en Europa?
A: Porque éramos colonias
A: dependíamos de la metrópoli.18
18
Registros de clases, 04/08
19
Registros de clases, 10/08
23
Finalmente, en el informe de julio había tomado posición en relación a la concepción
del tiempo histórico a la que adhería y que consideraba la necesaria a adoptar para la
enseñanza. Entonces, acordé con Romero en que “Quien analiza un momento preciso, una
coyuntura, encuentra allí (…) la combinación de cosas que perduran con cosas que están
cambiando” (1995). Sobre todo por las características particulares del proceso histórico que
me tocó abordar, en donde lo nuevo quería ser impuesto sobre lo viejo, busqué realizar un
contraste permanente entre las características del orden colonial anterior y su versión
reformulada.
Además, una visión multicausal del tiempo implica reconocer que “…existe una
multiplicidad de tiempos históricos que se desarrollan a ritmos diferentes”20 y que “se
debe considerar que los procesos deben estudiarse tanto en sincronía como en diacronía,
(…) no se entiende cabalmente si no se tiene en cuenta cómo operan sus diferentes
dimensiones en un mismo momento o cómo se van desarrollando a lo largo del tiempo”. 21.
Creo que durante el desarrollo de mis clases, insistí en el aspecto sincrónico al ligar los
procesos europeos con los americanos, y al señalar que las reformas sucedieron de forma
simultánea, lo cual no sólo fue explicitado sino también implicado al realizar vinculaciones
entre ellas:
Por otro lado, creo que el aspecto diacrónico no fue lo suficientemente desarrollado,
más allá de su introducción a través de la utilización del recurso línea de tiempo. Tras mi
experiencia, sostengo que habría resultado provechoso extenderme más allá temporalmente,
tanto en el pasado como en el futuro, para comprender mejor las motivaciones de las
reformas y cómo dejaron una marca importante en la sociedad aún incluso después de la
revolución. Si bien vinculé las reformas a las revoluciones americanas, extenderme hacia el
20
Ibid, p. 13.
21
Ibid.
22
Registro de clases, 04/08
24
periodo posrevolucionario hubiese permitido ver que la influencia de la dominación
española no se acabó tras la revolución, permitiendo una visión más compleja y acorde a un
enfoque estructuralista donde los grandes acontecimientos no siempre son capaces de
romper con las estructuras de larga data a las que muchas veces se enfrentan.
A continuación, realizaré un análisis más pormenorizado de los contenidos
seleccionados para llevar adelante mi propuesta de aprendizaje, interrogándome y
reflexionando en torno a si me permitieron facilitar la transmisión de mi enfoque
historiográfico o si, por el contrario, lo obstaculizaron.
23
Ver anexo
25
cuales intentaron implementarlas, sus características y las tensiones y resistencias que estas
crearon.
Por otro lado, creo que la construcción conceptual también dio cuenta del enfoque
estructural sostenido en Julio. De este modo, el contenido se organizó en torno a las
estructuras económicas y políticas, ya que se sostuvo que eran fundamentales para
comprender el proceso. Además, también se incorporó a las estructuras sociales, aunque
con un nivel de jerarquía inferior. Creo que esta construcción permitió insertar a los
acontecimientos en un esquema explicativo que los dotase de sentido, pero también
sostengo que los concretos con los que decidí trabajar resultaron insuficientes, por lo que
muchas veces los alumnos tuvieron dificultades para abstraer los conceptos a los que hacían
referencia. Por ejemplo, en las evaluaciones pude notar cómo al intentar describir las
reacciones sociales a los cambios introducidos por las reformas borbónicas no pudieron dar
cuenta de que la conflictividad social fue generalizada, más allá de la rebelión de Tupac
Amaru II a la que sí hicieron referencia. Una de las causas de esto puede ser que, por falta
de tiempo, decidí no trabajar la Rebelión de los Comuneros, la cual habría ayudado a
comprender mejor la diversidad de reacciones ante las reformas y que no se trató de un caso
aislado.
Por otro lado, cuanto a la multicausalidad histórica, creo que mi construcción
conceptual da cuenta de ella en gran medida, por ejemplo al señalar la necesidad de
reafirmar el control y de incrementar la recaudación de recursos por parte de la Corona. Sin
embargo, por ser antecedentes, no se incluyeron causas relevantes tales como la aparición
de la Ilustración, la Revolución Industrial o el contexto de guerras europeo, a pesar de que
durante el dictado de las clases sí fueron tratados.
Considero que hubiese sido interesante hacer mayor hincapié en las causas de
origen local que llevaron a la Corona a realizar un intento por centralizar y racionalizar el
poder, ya que fueron muy escasamente trabajadas. De haber puesto el foco en la situación
local, los actores sociales habrían adquirido un protagonismo mayor y coincidente con
aquél que les atribuyo en mi posicionamiento teórico en relación a la historia. Mi hipótesis
es que se me dificultó darle una vuelta de tuerca en este sentido, debido a que los alumnos
ya habían visto cómo debía ser normativamente la distribución del poder local y el
funcionamiento de las instituciones, pero no cómo se dio de hecho. Como estos contenidos
26
antecedían al proceso histórico que me fue asignado pero no fueron incorporados, debí
haber tenido en cuenta que mi construcción conceptual tendría que haber compensado este
vacío para que los alumnos comprendiesen mejor la necesidad de estas reformas.
En cuanto a los actores sociales, la construcción conceptual dio lugar a que
pudiesen ser tratados muchos de ellos y en relación a las estructuras políticas y económicas.
Sin embargo, estos actores sociales fueron concebidos como grupos anónimos, tal como ya
señalé en la revisión del enfoque historiográfico. Además, tampoco se trabajó con
profundidad el aspecto de la militarización de los virreinatos, a pesar de que durante la
fundamentación de la propuesta señalé que pretendía avanzar sobre conceptos como estos
para que sirviesen como avances a partir de los cuales el profesor pudiese anclar los
contenidos posteriores y que coincidía con Halperin Donghi en la importancia de esta
innovación para explicar el destino posterior de las colonias españolas. La causa de esto fue
que con el transcurrir de las clases decidí que era necesario dedicar más tiempo a trabajar
un concepto más complejo y central en la propuesta como lo fue la descentralización
administrativa.
Con respecto al conflicto y al carácter contradictorio de la historia, creo que esta
construcción conceptual me permitió introducir estas dimensiones. Puntualmente, adquirió
la forma de una oposición entre lo nuevo y lo preexistente. Esta tensión fue
permanentemente enunciada durante las clases. Sin embargo, en el mapa conceptual no
ocupa un lugar central sino que se encuentra en casos puntuales. Esto podría resultar
explicativo de porqué en determinados momentos se me dificultó poder presentar toda la
información de manera problemática y devino en un relato más bien cronológico,
descriptivo y carente de significatividad.
Finalmente, querría realizar un par de consideraciones con respecto a los enlaces
cruzados, los cuales “…nos ayudan ver cómo un concepto en un dominio de conocimiento
representado en el mapa está relacionado a un concepto en otro dominio mostrado en el
mapa (…) En la creación de nuevo conocimiento, los enlaces cruzados a menudo
representan saltos creativos” (Novak, Cañas, 2006, p.2) ”. Considero que no abarqué
relaciones muy relevantes entre las reformas económicas y las reformas políticas, a pesar de
que sí las trabajé durante las clases:
27
P: ¿Cuáles son las funciones del intendente?
A: Lo del coso fiscal
P: Claro… es el que se encarga de llevar a cabo las reformas económicas.
Entonces...- escribo en el pizarrón:
INTENDENTE ES CLAVE24
4.1. Reflexiones:
24
Registro de clases. 07/08
28
existencia de diferentes temporalidades. Intentar arriesgar una respuesta a esta pregunta es
muy complejo. Por un lado porque los presupuestos téoricos que sostuve nunca fueron
explicitados por mi parte, simplemente estuvieron implícitos en mis prácticas, sobre todo en
mi discurso. Por otro lado, resulta complicado poder establecer en qué grado estas formas
de pensar la historia pudieron ser construidas por los sujetos en el transcurso de sólo seis
clases.
Sin embargo, creo poder aventurar que la presencia de mi enfoque historiográfico en
mis clases no es un indicador suficiente para poder afirmar que logré la transmisión de
estos conocimientos, sólo indica que fueron enunciados. Más aún, creo que en este
momento sería pertinente recordar que enseñanza no es sinónimo de aprendizaje, ni
tampoco sinónimo de presentar la información. Para enseñar se requiere mucho más que
simplemente exponer un conjunto de conocimientos ante los alumnos, seleccionados,
interpretados y ordenados en función de un determinado punto de vista teórico.
29
Insisto sobre lo señalado anteriormente, cuando afirmé que es importante aclarar
que no existe una respuesta correcta a la pregunta hipotética sobre qué teoría del
aprendizaje es mejor, puesto que lo importante y lo que busca tanto un practicante como un
docente es que se pueda posibilitar el aprendizaje en un determinado grupo de alumnos. No
hay una teoría universal e infalible, sólo algunas que sirven y se ajustan mejor a las
necesidades de unos grupos más que a las de otros. Por lo tanto, la elección del
posicionamiento en relación al aprendizaje que realicé en julio estuvo fuertemente
vinculada a la aproximación áulica que hice en ese momento.
Además, también había señalado que “… para mi práctica sería interesante tomar
ideas de varios autores, puesto que al ser esencialmente constructivistas no se contradicen
epistemológicamente, sino que ponen el énfasis sobre diferentes aspectos de una misma
problemática.”.25 A partir de esto, se puede decir en que el constructivismo coincide en que
el aprendizaje se realiza en el interior del individuo, en el sentido que la incorporación
definitiva de un nuevo conocimiento siempre depende en última instancia del sujeto y su
proceso cognitivo, aún cuando este conocimiento es posibilitado por la interacción del
sujeto con el medio, es decir su actividad (las características de esta interacción son
analizadas de diferente manera de acuerdo a las diferentes posturas teóricas). Lo que nos
ayudan a entender las distintas perspectivas son las maneras a partir de las cuales podemos
posibilitar el proceso de aprendizaje.
Por otro lado, se acuerda en que lo que sucede a nivel interno en los individuos es
un cambio en sus estructuras cognitivas, es decir una reorganización de sus elementos a
través de la incorporación de nuevos componentes, principalmente conceptos. Este
constante cambio en la organización cognitiva lleva consecutivamente no sólo a un cambio
cuantitativo en relación a cuántos conceptos son manejados por el alumno, sino también
cualitativo en relación a con qué criterios organiza las informaciones y establece relaciones
entre ellas.
Una consecuencia lógica de esta perspectiva es que entonces se hace necesario, sino
imprescindible, tener en cuenta la configuración de las estructuras cognitivas ya existentes
en los alumnos, como punto de partida. En el informe de julio había señalado:
25
Informe de julio, p. 14
30
… a partir del diagnóstico áulico realizado creo que será muy importante
tener en cuenta en mi propuesta los conocimientos previos por parte de los
alumnos. En mi caso particular la necesidad de apelar a lo que los alumnos ya
saben es aún más evidente puesto que al tratarse de una reforma no pueden
comprenderse las rupturas y permanencias sin esto.26
26
Informe de Julio, p. 14.
27
Ibid.
31
dimensión económica sin la cuál no se podría haber entendido la necesidad de las reformas
políticas y finalmente se trató la dimensión social, que fue una consecuencia de las dos
primeras. Sin embargo, como ya señalé, creo en el caso de las dimensiones económicas y
políticas el nexo entre ambas fue escasamente abordado. En la clase sobre las reformas
políticas, me referí en pocas ocasiones y de forma muy casual a la vinculación existente
entre ambas, la cual sin embargo era clave en mi propuesta de enseñanza y por lo tanto
debió haber sido destacada.
En general, los contenidos fueron abordados de una manera sucesiva que respetaba
la estructuración lógica que había pensado durante la planificación, sin embargo creo que
debí haber explicitado más el porqué de este ordenamiento. Primero, porque se trató de una
elección y por lo tanto habría ayudado a promover la visión de la historia como una
construcción entre muchas otras posibles. Segundo, porque mi objetivo era que los alumnos
pudiesen entender al proceso de manera que pudiesen establecer relaciones entre los
diferentes conceptos trabajados.
Durante la mayoría de las clases, introduje los nuevos contenidos intentando de
alguna manera vincularlos lógicamente con los anteriores, como se puede ver a
continuación:
32
P: Eso es lo que la reforma busca, basado en el sistema francés.
Racionalizar. Entonces ¿Cuáles creen que pueden ser los objetivos de las
reformas borbónicas? ¿Con qué fin se realizaron?28
A: Metales
A: Bien, un primer objetivo va a ser incrementar los recursos. ¿Qué
significa que es global la guerra? ¿Qué tendrían que hacer para evitar
ataques?
A: más control
Este diálogo corresponde a la segunda clase, y se dio luego de que los alumnos
señalasen al contexto de guerras europeo y a la ilustración como las causas de las reformas.
De este modo, lo que intenté hacer fue vincular los objetivos de las reformas con las causas
que llevaron a ellas. Es decir que los conceptos fueron seleccionados y presentados de
manera que poseían una articulación lógica entre sí, lo cual posibilitó que los alumnos
efectivamente pudiesen establecer relaciones entre ellos.
Mientras que en otras clases la introducción del nuevo contenido se realizó de
manera desconectada con respecto a los conocimientos previos de los alumnos, como
sucedió durante la introducción al tema de las reformas fiscales:
Esta situación pudo obedecer a que en ese momento privilegié otros factores como
el tiempo por sobre la asimilación de los contenidos. Además, esto también resultó en
perjuicio para los alumnos porque no introduje el nuevo contenido problematizándolo. Si
bien en julio sostuve la potencialidad de la exposición por parte del docente en tanto
“…fuese propicia a plantear interrogantes, problemáticas y multiplicidad de relaciones
28
Registro de clases, 04/08
29
Registro de clases, 04/08
33
entre lo que se conoce y lo que no se conoce de manera que sea capaz de posibilitar una
participación creativa por parte del alumno”30 , en estos casos no logré introducir el
contenido de esta manera. Mi hipótesis es que esto se debió a que me circunscribí
demasiado al proceso histórico en particular. De haberme permitido un mayor uso creativo
de los conceptos habría podido generar interés en los alumnos, interpelándolos desde el
presente.
¿Qué implica problematizar el contenido? En términos constructivistas, se trata de
crear un conflicto cognitivo al interior de las estructuras mentales de los individuos. La
noción de conflicto cognitivo se relaciona con un estado de desequilibrio que surge cuando
una concepción que tiene un individuo choca con alguna otra concepción que posee el
mismo individuo o bien con el ambiente externo. Esto implica que el conflicto tiene que
darse dentro del individuo, por lo que lo que corresponde al profesor es crear un ambiente
que favorezca su surgimiento.
Tras mi experiencia, creo que los alumnos lograron aprender mejor aquellos
conceptos que fueron presentados de una manera conflictiva y en tensión con lo que ellos
ya conocían. De esta forma, el conflictivo cognitivo posibilitó aprendizajes significativos.
Esto se pudo ver en las evaluaciones, en donde la mayoría de los alumnos pudieron dar
cuenta de las características de la descentralización administrativa y de la liberalización
comercial.
En efecto, la descentralización administrativa se expuso y siempre se mostró en
oposición a la centralización del poder, tratando de dar cuenta de cómo se relacionaban
estos dos términos aparentemente contradictorios. Por otro lado, la liberalización comercial
siempre se trabajó en tensión con la conservación del monopolio comercial. Creo que estas
fuertes oposiciones realizadas con respecto a lo que los alumnos ya sabían sobre el orden
colonial, fueron fundamentales para permitir que los alumnos incorporasen estos conceptos
a su estructura cognitiva.
Por otro lado, en julio acordé con Vigotsky en la importancia del aspecto social de
la transmisión de la información. De acuerdo a su ley de la doble formación de procesos
psicológicos, todas las funciones mentales superiores se originan en una relación social, la
30
Informe de julio, p. 16.
34
interacción externa desencadena procesos internos. Por lo tanto, el conflicto cognitivo
puede producirse de manera externa entre los pares y luego de manera interna.
Sostengo que a lo largo de mi práctica intente proponer actividades en donde los
alumnos tuviesen que construir el conocimiento en conjunto, desde la lectura guiada hasta
tareas en donde debían reflexionar junto con sus compañeros y luego compartir sus ideas.
Sin embargo, como ya mencioné con anterioridad, creo que en muchas ocasiones no tuve
en cuenta ni respeté los tiempos de aprendizaje propios de los alumnos, como sucedió en
este caso:
19:07 – 19:17, paso por los grupos preguntando si está todo bien. La mayoría
lee lentamente la guía y la subraya. Se comienza la corrección, sólo dos
grupos terminaron. Uno con errores. Varios no tenían la parte de “antes de las
reformas” completa.31
31
Registro de clases, 0
32
Informe de julio, p. 17.
35
que acompañar, suplantaron la posibilidad de que los alumnos construyesen el
conocimiento por sí mismos. Esto ocurrió sobre todo cuando realizaba preguntas y al no
obtener respuestas las brindaba.
Estas dos experiencias contrapuestas me permiten comprender la complejidad de la
tarea de andamiaje por parte del docente, pues no sólo debe saber cuándo dar un soporte a
sus alumnos sino, sobre todo, cuándo brindarles la oportunidad de andar por sí mismos.
Por otro lado, quisiera reflexionar acerca de la potencialidad de la utilización de las
teorías del aprendizaje constructivistas en cuanto a la conformación de la historia como
objeto de conocimiento. En efecto, si bien las diferentes teorías hacen referencia a cómo lo
seres humanos aprenden en general, es necesario poder tomar conciencia de cuáles son las
nociones que pueden ayudar mejor a construir un objeto complejo como éste porque, de
acuerdo con Stodolsky “la enseñanza se ve afectada por la naturaleza del conocimiento
mismo” (1991, p. 22.).
Considero que durante mis prácticas el elemento más valioso que introduje en este
sentido fue la elaboración de una línea de tiempo33. Este recurso didáctico se incluyó con el
objetivo de funcionar como un organizador avanzado para los alumnos, al mismo tiempo
que introducía la noción de temporalidad histórica sostenida desde mi enfoque
historiográfico. De acuerdo con Ausubel, “los organizadores son presentados a un nivel
más elevado de abstracción, generalidad e inclusividad que el nuevo material por
aprenderse” además, la principal función de éstos consiste en “tender un puente entre lo
que el alumno ya sabe y lo que necesita saber antes de que pueda aprender
significativamente” (1970, p. 157).
En este caso, creo la línea cumplió su función en cierta medida, sin embargo sus
características no me permitieron introducir concretamente qué tipo de cambios fueron
los introducidos por las reformas, sino más bien las causas de que se llevase a cabo la
reformulación del pacto de dominación colonial, es decir que no resultó un inclusor lo
suficientemente amplio. De haber resultado una herramienta más potente, los alumnos
habrían presentado menos dificultades para comprender o dotar de sentido a los conceptos
que fueron desarrollados durante las clases siguientes o se habría dificultado menos la
33
Ver anexo I
36
recuperación conceptual al principio de cada clase. Esto se puede notar incluso en las
evaluaciones, en donde la mayoría de los alumnos pudo señalar las causas de las reformas
pero tuvo más dificultades señalando en qué consistieron. Además de tener en cuenta las
posibles fallas en la elaboración de la línea de tiempo, creo necesario reflexionar sobre
cómo utilicé este organizador avanzado durante la clase, lo cual será retomado en el
análisis didáctico propiamente dicho.
En conclusión, creo que, sobre todo al momento de planificar las clases, tuve en
cuenta los diferentes aportes de las teorías del aprendizaje. No obstante, considero que su
aplicación fue un poco errática, ya que se dio en momentos puntuales y en otros no. Una
posible razón para esto fue que en el momento de encontrarme en el aula quizás privilegie
otros factores, tales como la duración de la clase y llegar a tratar todos los contenidos.
37
Para tal fin, llevaré adelante un análisis pormenorizado de lo que tuvo lugar o no
durante la clase del día viernes 7 de agosto, el tercer encuentro que sostuve con los alumnos
del 5to “G”.34
Coincido con Stodolsky (1991) cuando señala que la práctica docente en un aula no
es una actividad uniforme ni monótona, sino que existen una gran cantidad de variaciones
de las actividades y los contenidos incluso durante una misma clase. Esto se debe a que
“Una clase es una actividad social, tiene un modelo de organización, una estructura. (…)
como todos los otros tipos de actividades sociales, se construye” (Lemke, 1997, p. 18).
Efectivamente, las clases fueron organizadas y estructuradas de una determinada manera
desde el momento de su planificación, aunque a veces tuvieron que ser reformuladas debido
a microdecisiones tomadas en función de lo que efectivamente sucedía en el aula.
Durante mi planificación, pensé la estructura de las clases marcando sus diferentes
momentos en función de las actividades que se iban a realizar en cada uno. En general,
esto se correspondió con lo que efectivamente sucedió durante la clase que pretendo
analizar, por lo cuál creo que sería útil abordarla a partir de su división en segmentos de
actividad:
Además, como la forma del contenido es indisociable del mismo, considero como
algo central en el análisis la autorreflexión acerca de si las actividades y las interacciones
que promoví durante los diferentes segmentos permitieron o no la transmisión de
conocimientos.
34
La descripción densa de la clase se encuentra en el Anexo.
38
Por otro lado, guiaré mi análisis teniendo en cuenta las metas y expectativas
globales planteadas para esta clase en particular, las cuales se encuentran contenidas en los
siguientes objetivos:
La elección de esta clase responde a varios motivos. Por un lado, considero que no
fue una de las mejores, pero algunos errores cometidos me brindaron elementos que me
permitieron repensar no sólo cómo serían planteadas las clases restantes sino también cómo
desempeñar mi futura tarea docente, por lo cual fue una instancia de aprendizaje
interesante. Por otro lado, también se evidencian muchas situaciones que se repitieron a lo
largo de todas las clases.Teniendo en cuenta que el análisis didáctico es multirreferencial
(Edelstein, 2012) se tendrá en cuenta en cada segmento las dimensiones manifiestas que
considero como las más relevantes.
El primer segmento que deseo analizar es muy breve pero sin embargo es un
momento que considero altamente significativo. Se trata del inicio de la clase, el cuál
consiste en una invitación a comenzar por parte del profesor y una ratificación por parte de
los alumnos (Lemke, 1997). Esto demuestra cómo no es la campana la que determina
cuándo ha comenzado la clase, y cómo “la hora de Historia” no implica necesariamente que
ya sea la clase de Historia. También se trata de una instancia de construcción de poder por
parte del docente.
39
A Través de acciones no verbales “Le pido a un alumno si puede cerrar la puerta y
lo hace” y verbales “. Comienzo a hablar en voz alta, desde el frente de la clase, antes de
que terminen de acomodarse. P: Buenas tardes chicos” “P: Voy a hacer un breve repaso”
intenté señalar a los alumnos que la clase ya había comenzado y marcar un contraste para
indicar que ya había terminado el periodo de recreo. Lo cuál también pareció ser ratificado
por ellos: A: Buenas tardes - La mayoría de los alumnos miran al frente y saludan”.
Segmento II:
De acuerdo con Lemke, este tipo de diálogo es una transposición de una exposición
o monólogo de un profesor en forma de diálogo y suele ser usado cuando se desea
recuperar información. Estimo que resultó perjudicial para los alumnos, pues a partir de sus
escasas respuestas debí haber deducido que durante las clases anteriores habían entablado
una relación de exterioridad con respecto a los conocimientos que en ese momento buscaba
recuperar.
40
Sus intervenciones buscaban “acertar”, enunciando los conceptos por los que yo
preguntaba pero sin dominar su significado, como cuando un alumno utilizó la palabra
“centralizar” para referirse a lo que sucedía con los impuestos pero al mismo tiempo
seguían sin poder asociarla con un aumento de la presión fiscal.
Creo que la explicación a esto podría encontrarse en el tipo de preguntas que
realicé, que apuntaban a la recuperación de un conocimiento tópico:
…este tipo de pensamiento produce una configuración del contenido, cuyos
elementos son datos que tienen sólo una relación de contigüidad y que se
presentan a través de términos más que de conceptos. Se trata siempre de
datos que no admiten ambigüedades y que pueden ser nombrados con
precisión” (Edwards, 1985, p.5)
Es decir que este conocimiento se caracteriza por la existencia de una palabra
precisa como la única respuesta posible, la cuál yo esperaba como pie para continuar con
mi exposición. Incluso mi respuesta durante este episodio, probablemente reforzó la idea de
que sólo esperaba de ellos que fuesen capaces de dar con las palabras correctas.
Las preguntas propias del diálogo triádico no logran crear un conflicto cognitivo.
Así, los alumnos no se vieron interpelados a participar, pues no se dio lugar a la discusión.
Hubiese resultado interesante utilizar estrategias como la vinculación entre el pasado y el
presente. Los alumnos no disponían de conocimientos amplios con respecto al sistema
impositivo colonial, pero probablemente sí tenían algunas nociones con respecto al sistema
impositivo en la actualidad. Remitirme al presente me habría permitido trabajar con lo que
los alumnos sabían e involucrarlos.
Además, también creo que la exposición dialogada devino en un diálogo triádico
porque en él es el docente quien tiene el poder y el control sobre la circulación de los
conocimientos y el ritmo de la clase. Inconscientemente busqué que así fuese porque
deseaba seguir adelante con la clase, no quería “perder el tiempo” que había destinado a
contenidos nuevos en mi planificación.
Sin embargo, esto resultó contraproducente. En primer lugar porque cometí el error
de no percatarme de que difícilmente se puede lograr algún tipo de transmisión de
conocimientos a través de la simple enunciación del contenido por parte del docente y su
recepción pasiva por parte del alumno. Si los alumnos no manejaban los conceptos
41
referentes a la dimensión económica, sobre los cuales se construía mi propuesta, no
dispondría de los conocimientos necesarios para anclar el resto de los conceptos.
Otro motivo por el cual estimo que hubo escasa participación por parte de los
alumnos, fue debido a que la recuperación de contenidos no resultó ni significativa ni
estimulante.
Esto se relaciona con la escasa interacción propiciada entre los alumnos durante
este segmento. Si bien al pensar en las teorías del aprendizaje que iba a utilizar coincidí con
Vigotsky en que el conocimiento se construye mejor a través de la cooperación, la actividad
de recuperación de contenidos no la posibilitó:
: Voy a hacer un breve repaso sobre lo que estuvimos viendo en las clases anteriores. ¿Me
pueden explicar cuáles fueron los principales objetivos que se buscaron alcanzar a través de
las reformas borbónicas?
A: Incrementar los recursos (los alumnos hablan entre sí).
A: Por las guerras y todo eso. - Obtengo pocas respuestas.
Esto implicó que la actividad se redujo a un diálogo puntual con los alumnos que sí
respondían a las preguntas, mientras que los otros permanecían ajenos a lo que se estaba
hablando. Si se sostiene junto a Stodolsky que “la complejidad, novedad, y necesidad de la
información” (1997, p. 32) tienen relación con el nivel de participación de los alumnos, se
podría hipotetizar que como no se introdujo ninguna información novedosa junto a la
recuperación de conceptos, estos no se vieron atraídos a prestar atención. El bajo nivel
cognitivo y el ritmo acelerado y marcado únicamente por mí, provocaron que este segmento
no permitiese una adecuada recuperación de los conocimientos previos.
Por otro lado, creo que en este segmento resulta interesante analizar el uso del
pizarrón: El esquema realizado en él a medida que realizaba mi exposición, pretendía ser
una síntesis que rescatase los conceptos que se iban recuperando. Sin embargo, no resultó
de utilidad debido a que casi ningún alumno tomó nota. Asumo que fue porque se trató de
una reproducción de lo enunciado durante la clase anterior pero traspasado al pizarrón.
Segmento III:.
42
La actividad principal durante este segmento fue una lectura guiada que pretendió
abordar los conceptos correspondientes a la dimensión política de la reformulación del
pacto de dominación colonial.
Debido a las características propias del contenido (una reformulación de una
realidad preexistente), en numerosas ocasiones tuve la intención de plantear el contraste
entre lo que los alumnos ya habían aprendido durante la primera parte del año sobre orden
colonial y los nuevos conceptos que pretendía enseñar. Es por ello que decidí introducir la
lectura guiada a través de una pregunta que apelaba a sus conocimientos previos, para luego
ponerlos en cuestión:
En este momento la respuesta que esperaba por parte de los alumnos era que el
virrey acataba las órdenes pero no las obedecía. El diálogo triádico con el que contaba para
introducir el tema nuevo resultó infructuoso. Por un lado, porque la pregunta pudo haber
resultado confusa y debí tomar nota de ello, los alumnos pudieron haber interpretado que el
virrey tomaba las decisiones “directamente” en el sentido de que no consultaba al poder
central, mientras que lo que yo intentaba preguntar era cómo tomaba el virrey las órdenes
que le daba el Rey. Esta situación me permite tomar conciencia de la importancia de utilizar
un vocabulario adecuado y del papel del lenguaje como facilitador u obstaculizador de la
comunicación.
Además, también pudo suceder que los alumnos no recordasen lo que el profesor
les había repetido en numerosas ocasiones durante las clases que observé. En vez de seguir
preguntando y ofreciendo pistas para que pudiesen elaborar su respuesta, decidí señalar que
estaba mal y decir la respuesta correcta a continuación. Incluso utilicé exactamente la
misma frase que había utilizado el profesor.
Creo que en este caso se conjugaron por un lado mis expectativas de aceptar una
única respuesta como la correcta y por otro lado que también adopté la forma de
43
conocimiento mayoritariamente propiciada no sólo por el profesor sino por la institución en
general, caracterizada por ser de tipo memorística, que ya había diagnosticado en julio. Los
alumnos no fueron capaces de recuperar ese conocimiento y aplicarlo en otro contexto
distinto al sistema de conocimientos del que formaba parte cuando se lo presentaron por
primera vez, porque no habían logrado incorporarlo a sus esquemas cognitivos. Sin dudas,
como ya señalé en la revisión de la aproximación áulica, debí tener más en cuenta mi
propio diagnóstico a la hora de pretender trabajar con sus conocimientos previos e intentar
acceder a ellos de otras maneras, quizás a través de la utilización de otros recursos que me
permitiesen encontrar las estructuras cognitivas preexistentes sobre las cuales anclar los
nuevos conceptos.
Por otro lado, durante la lectura guiada el ritmo fue demasiado rápido y marcado
únicamente por mi parte, ignorando nuevamente el tiempo de aprendizaje necesario por
parte de los alumnos. Probablemente esto se debió a que mis acotaciones no lograron
ampliar ni problematizar el contenido, deviniendo en diálogos triádicos con frecuencia:
En la guía: “¿Cómo lograron los Borbones que se implementaran estas reformas fiscales
y mercantiles?”
P: ¿Cómo les parece que podían conseguir esto?
A: Mejorando el control - no hay muchas respuestas.
P: Exactamente. Seguí leyendo.
44
ejemplos, contraejemplos y analogías. Me ceñí al proceso histórico que estaba enseñando
en cuanto tal, y tuve grandes dificultades para separar los conceptos de los concretos junto a
los cuales eran presentados.
Otro momento relevante para analizar en este segmento es la introducción de uno de
los conceptos más complejos que se iban a tratar en esta clase: La descentralización.
La respuesta del segundo alumno fue buena, sin embargo no era correcta. Mi
búsqueda por concluir el diálogo triádico a través de la valoración positiva de su respuesta
llevó a una confusión entre descentralización administrativa y descentralización del poder,
que sería mantenida por los alumnos hasta en momento de la integración durante la cual
detecté el problema y dediqué tiempo suficiente a realizar la diferenciación.
Por otro lado, considero que este segmento resulta muy ilustrativo con respecto a la
situación en la que se encuentra el docente cuando por diferentes imprevistos la clase no
puede llevarse a cabo de la manera en que fue originalmente planificada. En efecto, durante
mi planificación había establecido que dedicaría los primeros cuarenta minutos a trabajar
con el contenido referente a la creación de una burocracia imperial, la militarización y la
creación de los nuevos virreinatos, mientras que durante los cuarenta minutos restantes
trabajaríamos puntualmente el sistema de intendencias para así reforzar el concepto de
descentralización de la administración y relacionarlo con la centralización del poder, pues
era uno de los objetivos principales planteados para la clase. Sin embargo, lo que sucedió
fue esto:
Paula se queda callada al frente. No quiero seguir avanzando sobre la segunda parte de la
clase porque tendría que comenzar una actividad en pequeños grupos y se interrumpiría
cuando fuese el recreo. Una alumna se para a enchufar el cargador del celular. Comienzan a
conversar. Aún no toca la campana.
15: 43 Los alumnos empiezan a hacer ruido.
15:44 suena la campana. Los alumnos salen.
P: Era muy importante reforzar el control - Paula sigue al frente, atrás hablan de otras
cosas, un alumno está tirado sobre el banco - porque el territorio estaba amenazado
por otras potencias, las guerras Europeas se habían globalizado (Los alumnos están
haciendo tareas de otra materia, sigue la lectura)
46
Sostengo, como lo hice en mi propuesta de julio, que esta resistencia podría haber
sido disuelta no sólo desde la sanción y el control sino también a través de actividades que
llamasen la atención de los alumnos en cuanto requiriesen de su colaboración para ser
llevadas adelante.
En su mayoría, la relación con el conocimiento propiciada por mí y adoptada por los
alumnos en este segmento fue de exterioridad, en este tipo de relación:
. Los conceptos fueron apenas mencionados, tuvieron muy poco desarrollo y escasa
separación con respecto a los concretos junto a los cuales eran presentados. Esto llevó,
lógicamente, a que los alumnos tampoco pudiesen apropiárselos, más allá de durante clases
posteriores alcanzaron a memorizarlos a fuerza de repeticiones.
Segmento IV:
47
Sin embargo, estimo que no generé las condiciones iniciales necesarias para que
esta actividad pudiese alcanzar dichos objetivos:
Escribo en el pizarrón:
ADMINISTRACIÓN
P: Ahora vamos a ver más sobre esto… para eso hagan grupos… ¿Cuántos son hoy?
A: 26
P: bueno, hagan grupos de tres personas (Paula reparte pedazos de afiche, los alumnos se
agrupan para trabajar) Voy banco por banco repartiendo una “intendencia” a cada uno - .
Ahora, lo que les repartí son las intendencias en que se dividió el virreinato del río de la
plata… lo que pasa es que no todos tienen que hacer la misma actividad…algunos la van a
hacer desde lo que es el poder de la metrópoli y otro desde los subditos.
A: ¿Qué somos nosotros? ¿España? (se refiere a la cartulina). Detrás de cada afiche dice
“España” o “América”, le señalo que se fije.
Este momento resulta interesante para ser revisado. Podría haber tomado la
respuesta brindada por el pequeño grupo de alumnos para introducir un debate acerca de la
48
visión de los colonizadores – y de occidente - como los proveedores de la civilización y
trasladarlo hasta la actualidad. Sin embargo, mi respuesta lo calificó como erróneo y
demostró que, a pesar de lo sostenido en mi enfoque historiográfico y al planificar la clase,
lo que estaba buscando era una sola respuesta, la cual consideraba como la correcta, que me
permitiese concluir el plenario antes de que tocase la campana.
La mayoría de los alumnos realizó la actividad y conversó al respecto, es decir que
la interacción entre ellos fue buena, no obstante durante el plenario no hubo mucha
participación y tuve que llamarles la atención reiteradas veces. Esto muestra como no pude
aprovechar esta instancia en común para incorporar aportes que resultasen superadores de
lo hablado por los alumnos en los pequeños grupos, por lo que nuevamente optaron por no
escuchar.
Segmento V:
Este pequeño segmento fue el cierre de la clase, retomando los conceptos que se
utilizaron durante la actividad realizada:
19:23. P: En realidad desde el punto de vista de la corona eso es favorable… por eso mayor
control, vean que todos pusieron como ventaja mayor control pero muy pocos que permitía
una mayor recaudación, pero el intendente no sólo se encargaba de controlar sino que
junto con esto también de recaudar… lo que no tuvieron en cuenta (los españoles) es
que…por querer recaudar más iban a generar una serie de tensiones sociales muy
importantes, algunas que van a durar y otras que no. Eso vamos a ver la proxima clase.
19:24 Suena la campana, Los alumnos salen por un ruido afuera.
Rescato que en esta clase pude realizar un cierre apropiado, pues durante las clases
anteriores no me había asegurado de disponer del tiempo suficiente para ello. Se trató de un
pequeño resumen en donde se utilizaron estrategias de selección de los conceptos a tener en
cuenta, una contextualización retrospectiva – al tener en cuenta los objetivos de la corona
ya trabajados – y una contextualización prospectiva – introduciendo las tensiones sociales
que serían trabajadas en la próxima clase.
49
5. 2. Reflexiones en torno al análisis didáctico de las clases
Luego de haber realizado un análisis pormenorizado de los puntos que estimo más
relevantes de una de las clases, procederé a reflexionar más general acerca de las formas y
las relaciones con el conocimiento, interacciones, enfoques historiográficos y manejo de
recursos, que circularon y se construyeron en el aula a lo largo de las seis clases.
En primer lugar, debe tenerse en cuenta que para poder hablar de “conocimientos”
en el aula se debe tener en cuenta que estos se construyen en función de la lógica del
contenido y la lógica de las interacciones (Edwards, 1985).
Con respecto a la lógica del contenido, los presupuestos epistemológicos sobre los
que se construyó el contenido fueron abordados en la revisión del enfoque historiográfico.
No obstante, sería pertinente realizar un par de consideraciones.
Sostengo que los contenidos se presentaron conceptualmente desde un mayor a un
menor nivel de abstracción. Durante la primera clase, se construyó un organizador
avanzado, ayudado por el recurso línea de tiempo, que presentó una estructura general de
los conceptos a trabajar. A lo largo de las diferentes clases, se fueron viendo cada uno de
los conceptos en sus distintos niveles de abstracción, para finalmente realizar una síntesis
integradora en la última clase. No obstante, creo que la lógica de las interacciones
sostenida en mi vínculo con los alumnos no permitió que ellos pudiesen abstraer los
conceptos de manera de que se transformasen en aprendizajes significativos.
Volviendo sobre la importancia de la forma como indisociable del contenido, creo
que la forma en que se llevaron a cabo las interacciones en las clases no favoreció
instancias suficientes para que los alumnos adquiriesen mayor protagonismo en su propio
proceso de aprendizaje. Aún cuando realicé algunos intentos por plantear actividades en
donde se pudiese desarticular la manera en la que estaban acostumbrados a relacionarse con
el conocimiento, creo que no fueron los suficientes. Igualmente, debe tenerse en cuenta que
resulta en extremo complicado dislocar un habitus erigido a lo largo de cinco años.
En lo que me compete, creo que me resultó difícil romper con la lógica de las clases
universitarias, que en general consisten en monólogos sobrecargados de contenido. Por otro
lado, a pesar de que sostengo que lo importante en la educación media es que los alumnos
adquieran una armazón conceptual que les permita pensarse críticamente y actuar
50
activamente en la sociedad, en el momento de dar las clases terminé adoptando un
posicionamiento cuasi positivista de la educación, privilegiando la cantidad de contenidos
en función del tiempo disponible por sobre los aprendizajes significativos logrados y sin
tener en cuenta la importancia de las interacciones con los alumnos y entre ellos como una
potente herramienta de formación de conocimientos, es por esto que considero que las
escasas interacciones que involucrasen a más de un alumno a la vez fueron una recurrencia
durante mis clases. Una prueba de esto, además de la escasez de actividades realizadas por
los alumnos, fue la abundancia de diálogos triádicos, que retuvieron y centraron en mí el
poder sobre la construcción de los significados. Creo que esto se debió a que terminé
valorizando mi propuesta más por el contenido histórico que por los conceptos que este me
posibilitaba enseñar.
De esta manera, creo que el conocimiento que finalmente fue propiciado fue en gran
parte un conocimiento tópico, es decir un conocimiento con un nivel mínimo de
abstracción. Sin embargo, en vistas de ciertos diálogos que tuvieron lugar en el aula y a lo
realizado en el momento de la evaluación, creo que los alumnos sí pudieron dar forma a un
conocimiento de tipo operacional, pues pudieron realizar relaciones, reflexiones, utilizando
los conceptos trabajados como herramientas, como se pudo ver en la actividad realizada en
el segmento IV del análisis didáctico.
Sin embargo, creo que las lógicas del contenido y de las interacciones que tuvieron
lugar durante mis prácticas propiciaron sobre todo una relación de exterioridad con el
conocimiento por parte de los sujetos.
En conclusión, creo que durante mis prácticas pude presentar todos los contenidos
que había señalado como fundamentales para explicar los conceptos que había elegido
enseñar durante la construcción de mi mapa conceptual, pero se me dificultó poner en
práctica las formas a través de las cuales los alumnos lograrían aprenderlos. Sobre todo, a
nivel del discurso creo que debería haber utilizado estrategias tales como la repetición con
variación, analogías, y un mejor uso de estrategias narrativas en general, que permitiesen
que los alumnos tuviesen una atención más activa.
Esto me lleva a pensar en los recursos utilizados durante mis clases. Creo que a lo
largo de ellas fui aprendiendo a lograr un buen uso del pizarrón, utilizándolo para señalarles
a los alumnos cuáles eran los conceptos claves y de los que debían tomar nota, o para
51
apuntar las consignas de las actividades y así realizar una acción que me ayudase a ponerlas
en marcha. Por otro lado, llevé a cabo una escasa utilización de imágenes y documentos, a
excepción de dos oportunidades en donde se proyectó un mini documental y se trabajó con
tablas y gráfico. No sólo considero que se trate de una cuestión de número de recursos sino
de saber trabajar con ellos. Ahora reflexiono la importancia que tiene realizar una
introducción adecuada y utilizar los datos proporcionados por ellos de manera que
potencien la problematización de lo que se pretende trabajar, y no sean simples
constataciones.
En relación a esto, considero que una de las recurrencias que tuvo lugar durante mis
clases fue la dificultad de los alumnos para poder recuperar los conceptos trabajados
previamente. Esto se debió a que seguramente no pudieron incorporarlos. Las causas de
esta situación puede ser múltiples: desde falta de problematización, el ritmo acelerado y
centrado en mi persona de la clase, la falta de diversificación de recursos, etc.
Pero sostengo que, ante todo, los alumnos carecieron de un organizador previo lo
suficientemente idóneo como para poder comenzar a anclar los nuevos contenidos dentro
de su esquema interpretativo. Como ya sostuve en el apartado correspondiente a teorías del
aprendizaje, la línea de tiempo no contemplaba ni problematizaba lo suficiente las
características propias del proceso, ni tampoco incluía los conocimientos previos de los
alumnos, lo cual se evidencia al ver que durante la clase debí apoyarme en el pizarrón para
poder escribir las características del pacto de dominación anterior. Más aún, sólo se trabajó
con la línea durante las primeras tres clases y sólo durante la primera de manera intensa. Al
hacerlo tampoco pude problematizarla lo suficiente. Mi hipótesis es que terminé
considerando a la línea de tiempo más como una forma de mostrar las causas y los
antecedentes que llevaron a las reformas que como una poderosa herramienta a través de la
cual comenzar a involucrar a los alumnos. Además no fue utilizada con un nivel de
abstracción suficiente, pues seguí circunscribiéndome al proceso sin aventurarme en
preguntas más complejas y problematizadoras tales como qué entendían por reforma o
revolución.
En conclusión, creo que durante las clases muchos de mis supuestos se vieron
trastocados ya sea por situaciones imprevistas o porque no tuve presentes mis propios
diagnósticos acerca del grupo de alumnos y de la institución para estructurar mi propuesta
52
intentando trabajar a partir de ellos. Además, debo reconocer el peso que tuvo mi paso por
la universidad en la estructuración de las formas a través de las cuales comencé a
relacionarme con el conocimiento, que se mostraron muy poco fructíferas al ser trasladadas
hacia los alumnos, pues carecieron de las destrezas didácticas suficientes.
53
valoración no remite a la posesión de conocimientos valiosos por sí mismos – como quizás
lo creen tanto Felipe como su maestra - sino en relación a lo que la docente ha estimado
como lo correcto.
Sostengo, por el contrario que la evaluación no es la culminación del proceso de
aprendizaje sino una instancia más de éste, y que “en el acto de aprender como en ningún
otro, necesitamos la tranquilidad o seguridad de que no se ponen en juego en cada
respuesta, actividad o pregunta nuestra capacidad, nuestra inteligencia o todos los esfuerzos
empeñados hasta el momento.” (Litwin, 2008, p. 175). Si bien la evaluación de lo que los
alumnos saben se realiza a lo largo de todas las clases, a través de preguntas y de
actividades, el instrumento de evaluación conocido comúnmente como “prueba” suele
poseer una serie de características que lo distinguen cualitativamente de estas otras
instancias.
Por un lado, debe reconocerse la carga psicológica que conlleva para el sujeto una
situación que se reconoce como extraordinaria debido a su escasa frecuencia, en donde no
puede dialogar en busca de ayuda por parte de sus compañeros y en donde posee un tiempo
limitado para poder dar cuenta de un contenido abordado a lo largo de un determinado
número de clases.
Por otro lado, este instrumento de evaluación se caracteriza por estar ligado a la
acreditación de los conocimientos es decir que los legitima. Además, es una instancia que
se hace necesaria porque la apreciación informal por parte del profesor acerca de los
conocimientos adquiridos no es siempre suficiente (Davini, 2008).
Sabiendo esto, creo que el buen docente debe reconocer que tradicionalmente, en el
acto de evaluar, es sobre todo él quien detenta el poder y en consecuencia debe tomar
conciencia de la gran responsabilidad moral que implica valorar los conocimientos, y en
consecuencia actuar justamente. ¿Qué implicaría actuar de forma justa? Sobre todo, no ligar
necesariamente el aprendizaje logrado a los resultados obtenidos, crear condiciones de
evaluación con las que los alumnos ya estén familiarizados, proponer actividades que
impliquen tareas cognitivas que ya se hayan desarrollado durante las clases y corregir
respetando la singularidad de las respuestas otorgadas por los alumnos.
Además, no se debe olvidar que el instrumento de evaluación también debe servir
como una herramienta a través de la cual poder recolectar datos e informaciones, que nos
54
permitan valorar nuestra enseñanza. En este sentido, no sólo se deberían tener en cuenta los
resultados esperados sino también los inesperados, para que nos ayuden a reflexionar
acerca de cuáles fueron los aprendizajes que promovimos o que obstaculizamos.
En este apartado, se realizarán algunas reflexiones en torno a cómo se desarrolló
esta instancia y qué reflexiones me posibilitó, a partir de la construcción y puesta en
práctica de un instrumento de evaluación diseñado para 5to G del Colegio Nacional
Monserrat.
55
realizando sobre ellos diferentes acciones. Si bien durante las clases se trabajó escasamente
con material documental, éstos fueron seleccionados de manera que no resultasen
complejos de entender, pues aludían directamente a los concretos que ya habían sido
trabajados durante las clases. No obstante, considero que aún así su utilización ocasionó
problemas. Esto se pudo observar en el primer ítem, que solicitaba lo siguiente:
1a) Encierra con un círculo aquellas que hacen referencia a las reformas estudiadas
y colócales nombre. Señala en dos de ellas las principales novedades que introduce
con respecto a la etapa anterior.
35
Ver anexo. Grilla de corrección tema 1 y tema 2.
56
capaces de identificarlo también pudieron señalar las novedades representadas por esta
reforma.
Por otro lado, resulta interesante tomar nota de que la mayoría de los alumnos, ante
la opción de elegir una reforma y señalar las novedades introducidas por ella, decidieron
elegir las reformas administrativas y comerciales y señalar como tales la descentralización
administrativa y la liberalización comercial respectivamente. Considero que esto puede
deberse a que fueron dos conceptos sobre los que se hizo mucho hincapié durante las clases
y que fueron introducidos de una manera que les produjo cierto nivel de conflicto
cognitivo.
No obstante, el instrumento de evaluación no promovió que tuviesen que explayarse
y desarrollar los conceptos, por lo cual resulta complicado poder precisar en qué medida
habían podido ser apropiados por ellos.
El segundo ítem del punto número uno proponía lo siguiente:
1b) Identifica con una cruz aquellas que corresponden a las reacciones de diferentes
grupos ante la reformulación del pacto colonial por parte de la Corona.
En esta actividad se esperaba que los alumnos pudiesen " Identificar y diferenciar a
las rebeliones y los conflictos intraelite como reacciones ante la reformulación del pacto de
dominación”36. El 70% de los alumnos fue capaz de realizar esta actividad apropiadamente.
Sin embargo, considero que hubiese resultado interesante plantear una actividad en donde
pudiesen dar cuenta de las variaciones entre las reacciones sociales tratadas en las clases,
pues la propuesta fue pensada desde un enfoque historiográfico que privilegiaba la
consideración de los actores sociales como grupos sociales que entablaban relaciones
conflictivas entre sí.
Finalmente, el tercer ítem del punto número uno planteaba lo siguiente:
1c) Elige dos imágenes en las que encuentres una relación de tensión/conflicto entre
las reformas propuestas y los grupos americanos. Fundamenta tu elección
36
Ibid.
57
En este caso, se produjo un problema con la comprensión de la consigna. Algunos
alumnos entendieron que había que elegir dos imágenes y vincularlas a partir de su relación
conflictiva, mientras que otros eligieron dos imágenes y señalaron en cada una las tensiones
que suponía entre las reformas y los grupos americanos. Ante esta situación, decidí que
contemplaría ambas opciones como las correctas pues la consigna era ambigua y tanto en
un caso como en otro se ponían en juego los mismos conceptos y las mismas relaciones
entre ellos. Considero que fue una buena decisión, pues se privilegió el aprendizaje logrado
por los alumnos por sobre la forma a través de la cual daban cuenta de él. Además, debe
tomarse nota de que la actividad que debían realizar revestía una mayor complejidad
cognitiva pues implicaba relacionar conceptos entre sí.
La mayoría de los alumnos pudieron identificar la existencia de tensiones sobre todo
entre las reformas económicas y políticas y los grupos sociales americanos. Sin embargo,
en algunos casos sólo expusieron la problemática sin vincularla explícitamente a alguna de
las reformas. Por ejemplo, en un caso dijeron que las rebeliones indígenas fueron causadas
por el aumento de la mita. Si bien la respuesta no es incorrecta, no explicaron el porqué de
ese aumento a través de los conceptos trabajados en clase.
Finalmente, la consigna número dos permitía que los alumnos expresasen su
opinión en torno a un fragmento escrito por Halperin Donghi y que la justificasen.
Considero que el carácter más libre de la actividad les permitió que desarrollar ciertos
conceptos y vinculaciones que no habían sido trabajadas en la consigna anterior, o que
habían tenido escasa oportunidad de desarrollar. Lo que se esperaba es que los alumnos
pudiesen “Identificar en el contexto Europeo los factores que explican la puesta en práctica
de las Reformas Borbónicas por parte de España a mediados del siglo XVIII”37.
Muchos de ellos presentaron dificultades para comprender el fragmento,
probablemente a causa de que previamente no se trabajó con citas de historiadores,
resultando un lenguaje complejo de aprehender en el momento. Sin embargo, la mayoría
pudo responder adecuadamente y señaló a la reformulación del pacto de dominación
colonial como un esfuerzo emprendido por la Corona para centralizar el poder.
37
Ibid.
58
En líneas generales, los resultados obtenidos por los alumnos fueron positivos, sin
embargo cabría preguntarse hasta qué punto se puede decir, a partir de ellos, que se logró el
aprendizaje de los conceptos trabajados. En general, considero que en las evaluaciones
dieron cuenta de un conocimiento operacional, en donde podían utilizar los conceptos y
operar con ellos pero siempre en relación con los concretos que ya habían sido trabajados.
El instrumento de evaluación también promovió este tipo de conocimiento. Además,
considero que la primera consigna de la evaluación presentaba una baja dificultad
cognitiva, pues implicaba tareas tales como la identificación y la designación. Por otro lado,
aunque la segunda consigna implicó un mayor nivel de dificultad cognitiva la mayoría de
los alumnos pudieron contestarla. Creo que la operación cognitiva más compleja que los
alumnos lograron llevar a cabo fue la de relacionar los diferentes conceptos entre sí.
Creo que como practicante, habría sido interesante conocer si tras el fin de mis
prácticas existieron dificultades o no para recuperar estos contenidos, pues sería un
indicador de en qué medida lograron ser interiorizados o no por los alumnos.
7. Reflexiones finales
Durante los apartados precedentes, intenté llevar a cabo una reflexión crítica acerca
de lo acontecido durante mi residencia junto a los alumnos de 5to G en el Colegio Nacional
Monserrat. A partir de ella, intenté dar cuenta de las muy diversas y complejas dimensiones
que se pusieron en juego y atravesaron mi práctica en el aula.
Descubrí que, al posicionarme por primera vez en el rol de profesora, me vi
acompañada por mi propia biografía escolar, mi formación académica, mi subjetividad, mi
sistema de valores y mis opiniones sobre el papel de la historia como formadora de
ciudadanos y sobre cómo aprenden los individuos, incluso por mis inseguridades y
balbuceos.
Sin que esto fuese suficientemente complicado de por sí, también me aventuré en
las vicisitudes propias de intentar entablar un vínculo con sujetos que en un principio me
fueron extraños, pero que luego aprendí a conocer. Entre ellos, alumnos, y yo, profesora,
existió desde un principio cierto vacío que debía ser salvado de forma urgente a través de
un puente. Los detalles sobre su laboriosa construcción fueron el objeto de este informe.
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Si bien podría parecer que las variadas reflexiones realizadas se enfocaron
sobremanera en los errores y en las equivocaciones cometidas, creo que esto fue necesario
pues me permitió exponer y escudriñar en las causas y consecuencias de muchas
situaciones que pueden obstaculizar el proceso de aprendizaje por parte de los alumnos.
Enseñar no es sencillo. Ante todo, ni siquiera se cuenta con la falsa garantía de que
un conocimiento histórico sólido, correcto y pertinente sea suficiente para ello. Aun cuando
es imprescindible conocer adecuadamente los procesos históricos, creo que es mucho más
importante poder desarrollar estrategias que nos permitan involucrar a los alumnos en ellos,
hacer propias las problemáticas y los deseos de los hombres del pasado. No es suficiente
con pararse en frente a un grupo de alumnos e improvisar, esperando finalmente mejorar a
fuerza de pruebas y errores, porque entonces se estaría desechando el compromiso ético
que se asume al enseñar. Por el contrario, considero que en mi práctica docente será
imprescindible remitirme permanentemente a la tarea reflexiva realizada en esta instancia,
para recordar que la formación docente debe ser constante y que la autocrítica debe ser
acompañada por la búsqueda de herramientas teóricas que permitan superar los conflictos
que se presenten.
Esta experiencia me resultó iluminadora, pues me permitió darme cuenta de la
importancia de involucrarse con lo que sucede en el aula. No olvidar qué está sucediendo
en el mundo en ese momento, de qué institución se trata, quiénes son los alumnos y quién
soy yo. Además de los conocimientos disciplinares y didácticos, sostengo que la pasión y la
seguridad son atributos fundamentales para esta difícil tarea, por lo que intentaré
perfeccionarlos mientras me desempeñe en esta desafiante profesión.
60
8. Bibliografía consultada:
61
Finocchio, S. (1993). Enseñar ciencias sociales. Troquel. Serie Flacso Acción.
Buenos Aires.
62
Anexo I
Materiales de enseñanza
63
Anexo II
Registro ampliado
64
Anexo III
Evaluación
65