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Fracaso escolar

El fracaso escolar es el hecho de no alcanzar el título académico


mínimo obligatorio de un sistema educativo. No debe confundirse con
el abandono escolar temprano o prematuro, indicador que también
incluye a quienes terminan la educación obligatoria con
aprovechamiento, pero no siguen estudiando en el caso español el
abandono escolar incluye a quienes fracasan en la Educación Secundaria Obligatoria y
además, a quienes logran el título y no estudian FP (Formación profesional), Bachillerato o
cualquier otro tipo de enseñanza.
La expresión «fracaso escolar» ha sido cuestionada,1 debido al agravio que implica, pues
parece señalar que quienes no alcanzan un título educativo se están convirtiendo en personas
fracasadas. Además, parece llevar la responsabilidad sobre el logro educativo hacia los
estudiantes, no teniendo en cuenta que el éxito escolar es un proceso en el que, aparte de
los estudiantes, también intervienen los profesores, la gestión de los centros educativos, las
autoridades educativas, las políticas educativas y las familias. Por ello se han
propuesto eufemismos y perífrasis, como «alumnos que abandonan el sistema educativo sin
la preparación suficiente», pero por ser más largas y novedosas no son tan informativas como
la propia de fracaso escolar.
También es importante saber que es el «rechazo escolar», ya que afecta a un gran número de
niños entre 9 y 16 años. Lo podemos definir como una incapacidad o una negativa bastante
dramática por parte del niño a asistir al colegio, aferrarse al hogar y/o los padres, ansiedad
por separación, ambivalencia intensa, preocupación por la muerte o ciertas pérdidas, etc. Se
suele asociar al rechazo escolar a la familia del niño.
Vamos a hablar del fracaso escolar, pero… ¿A qué se le llama fracaso escolar?, ¿Cuáles son
las causas?, ¿Y las consecuencias?, ¿Cómo afecta al alumno y a su familia y en general a
toda la sociedad?, ¿Es un problema que se escapa de las manos de los pedagogos y
especialistas…?
Muchas preguntas, muchos interrogantes a los que vamos a tratar de dar respuesta.
Vamos por tanto a tratar de definir elfracaso escolar, y cuando lo hacemos estamos hablando
de un problema que se vive, se ha vivido o se vivirá en la mayoría de los hogares españoles…
Los últimos sondeos hablan de un 29% de fracaso escolar, que es muy superior a la media
europea, en concreto, sólo nos supera Portugal. Quedamos muy lejos del 7% que existe en
Suecia por ejemplo. Esta media ha ido subiendo e incrementándose a pesar de que debido al
descenso demográfico cada vez son menos los estudiantes. Las cifras son ahora mismo
alarmantes. En la enseñanza media un 32% de los alumnos repiten curso, un 35% no terminan
con éxito 2º de ESO. El 48% no superan el bachiller y en la universidad el abandono de los
estudios ronda el 50%.
¿Pero, cuando hablamos realmente de fracaso? Hablamos de fracaso cuando un niño no es
capaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel pedagógico.
Dado que el único criterio para evaluar el éxito o el fracaso de los niños, son las
calificaciones, el fracaso se traduce en suspensos ,que porsupuesto suelen ser masivos y
hacer que los padres ya no sepan que hacer con ese niño o ese joven. No vamos a hablar de
uno o dos suspensos en alguna evaluación, que pueden ser absolutamente normales y
superables, sino de esos otros niños cuyas calificaciones son negativas al finalizar el curso
escolar. Para delimitar aún más el campo del que estamos hablando, podríamos referirnos a
aquellos alumnos que hayan acabado el curso con más de dos asignaturas pendientes, que
es cuando en principio repetirán curso, lo que evidentemente sería una medida del fracaso
escolar, aunque en niveles prácticos y hasta la ley de calidad, debido a la coordinación entre
los padres y los profesores, a veces se iba pasando a los niños de curso, y así se aplazaban
los conceptos de fracaso escolar hasta la finalización de cada ciclo de primaria o secundaria
que no pudieran superar, situación que en la actualidad, se ha reformado.
Entendemos por fracaso escolar aquella situación en la que un alumno sin limitaciones
intelectuales conocidas no supera los niveles de aprendizaje esperados para su edad, dentro
de un determinado plan de estudios y/o de una institución escolar dada.
Algunos autores prefieren hablar de dificultades escolares antes que de fracaso por las
connotaciones dramáticas de este término, y porque éste da una sensación de problema
definitivo e insoluble, amén de los conflictos en el seno familiar y la alteración en la
relación con maestros y compañeros que conlleva. Es, sin duda, un problema complejo que,
a menudo, exige un enfoque multidisciplinario.
El fracaso escolar va ligado al entorno del niño, y debe tenerse en cuenta
 el entorno familiar
 el propio colegio
 el entorno social del niño.
Artículos relacionados
En nuestra sección 'Los niños' encontrará todo tipo de información útil. Vea también los
artículos:
 La vuelta al colegio
 La depresión infantil
 El insomnio infantil
 El autismo
 Trastornos de conducta infantiles
 Trastorno de déficit de atención por hiperactividad.
El porqué del fracaso escolar
En cualquier etapa educativa, el fracaso escolar está determinado por una compleja red de
interacciones entre factores relacionados con el individuo, su familia, la escuela y el
entorno social. Por tanto, para identificar las razones del fracaso escolar de un niño o un
adolescente, sus capacidades y limitaciones no deben ser consideradas aisladamente sino
en el contexto de sus circunstancias sociales y ambientales.
La frecuencia de este problema es elevada y oscila según los distintos estudios y niveles
escolares entre el 2% y el 30%. Recientes datos del Consejo de la Juventud cifran el fracaso
escolar en adolescentes en un alarmante 30%, es decir, uno de cada tres jóvenes.
De las múltiples causas de fracaso escolar, las más frecuentes son los trastornos específicos
del aprendizaje. En general, se considera que estos trastornos son de origen madurativo con
una base biológica y se caracterizan por alteraciones en los procesos que intervienen en la
comprensión o el uso del lenguaje. El desarrollo satisfactorio del lenguaje oral ocupa un
lugar primordial entre los numerosos factores de los que depende el desarrollo escolar. Las
deficiencias del lenguaje oral receptivo y expresivo afectan seriamente el aprendizaje de la
lectura, la ortografía, la expresión escrita y las matemáticas, contribuyendo así de manera
significativa al fracaso escolar.
La dislexia es uno de los trastornos del aprendizaje más frecuentes. Básicamente consiste
en una dificultad para aprender a leer y escribir. No es un problema relacionado en absoluto
con la inteligencia, como mucha gente piensa, y afecta aproximadamente a uno de cada
ocho alumnos (12%) de 7 a 11 años. Los expertos señalan que la mejor forma de atajar este
problema es detectarlo precozmente, a ser posible antes de que el niño cumpla los siete
años y siempre antes de que concluya su educación primaria.
Un informe titulado “La prevalencia de niños con dislexia o dificultades de aprendizaje”
promovido por la Fundación Centro de Estudios de Aprendizaje y Reeducación presentado
recientemente concluía que:
 La mayoría de los alumnos con problemas de aprendizaje o dislexia son recuperables
si reciben a tiempo el apoyo que necesitan.
 Los tratamientos psicopedagógicos se deben realizar en grupos muy pequeños de
alumnos y con profesores especializados en esta materia (logopedas o
psicopedagogos).
 Cuanto más se espere para dar este tratamiento a los alumnos con problemas mayor
será el coste de éste para el sistema educativo.
 La falta de solución a estos problemas provoca a medio y largo plazo la
desmotivación del alumno por el estudio, la pérdida de la confianza en sí mismo e
incluso la depresión.
 Las repeticiones de curso no resuelven las dificultades de estos alumnos, sino que se
convierten en algo continuo a lo largo de su educación.
 Muchos de estos alumnos logran compensar sus trabas gracias a su inteligencia y al
esfuerzo, alcanzando así las exigencias de los primeros cursos de su educación y
pasando inadvertidos ante sus profesores. Sin embargo, a medida que se enfrentan a
aprendizajes más complejos resultan cada vez menos eficaces.
Fracaso escolar primario
El fracaso escolar primario se manifiesta desde el inicio de la escolarización y muchas
veces termina encuadrándose bien en un defecto intelectual en el límite de la normalidad,
bien en un trastorno de defecto de atención e hipercinesia.
El retraso mental leve puede pasar inadvertido hasta que el niño afectado se enfrenta a
exigencias escolares cada vez mayores. Es innegable, por otra parte, que ciertos niños
tienen dificultades para controlar su atención y actividad que pueden conducirles a ineptitud
para trabajar en clase o a la consecución de escasos progresos educacionales, mayor
necesidad de educación diferencial e incidencia aumentada de problemas sociales y
emocionales, como deterioro de la autoestima y deficiente adaptación social.
Fracaso escolar secundario
El fracaso escolar secundario es el que se refiere al alumno que tiene normalmente un
rendimiento suficiente y que, en un momento dado, comienza a fracasar en los estudios. Es
el prototipo de presentación en el adolescente y en el que nos centraremos a continuación.
Las causas de la aparición de este problema son nuevamente múltiples y van desde
enfermedades físicas u orgánicas (trastornos de los órganos de los sentidos, sobre todo
visual y auditivo, alteraciones neurológicas como epilepsia o tumores, trastornos
nutricionales por su peculiar forma de comer, intoxicaciones y consumo habitual de drogas
legales, como tabaco y alcohol, e ilegales, como marihuana y otros estupefacientes) hasta
enfermedades psiquiátricas como depresión y ansiedad. En este punto merece especial
atención la posibilidad de suicidio en un adolescente deprimido.
Causas del fracaso escolar
Las causas del fracaso escolar las podemos agrupar en tres tipos: las que
tienen que ver con el propio estudiante, con el sistema educativo o
con factores socioeconómicos ajenos al sistema educativo. Entre los
motivos relacionados con los estudiantes contamos con los que puedan
ser sus necesidades especiales, que les dificultan seguir ciertas materias,
y los que tienen que ver con su motivación. En cuanto a los factores
relacionados con el profesor, están su capacidad para atender a la
diversidad o los métodos didácticos que emplean. En cuanto a los centros, cabe destacar la
importancia del clima escolar, así como la autonomía para gestionarse. Los rasgos del sistema
educativo, como financiación, educación más o menos comprensiva, carrera docente, horarios,
etc. también se consideran características relevantes para explicar el fracaso escolar.
En cuanto a los factores extraescolares, cabe destacar la familia y el mercado de trabajo. La
familia influye al menos de dos formas; por un lado, criando al niño en un medio cultural similar
al del sistema educativo. Por otro lado, con su preocupación y supervisión sobre el trabajo
escolar de sus hijos. El mercado de trabajo puede influir en la medida que hace más atractivo
para los jóvenes no esforzarse en terminar sus estudios, pues saben que podrán encontrar un
trabajo sin necesidad de título.
Los expertos sobre fracaso escolar discuten sobre cuáles de estas causas son más importantes
y cómo se pueden abordar.

Fracaso escolar y desigualdad social


Existe una clara relación entre desigualdad social y económica, tal como demuestra un
metaestudio reciente sobre 150 artículos académicos, recogido en el libro Desigualdad: Un
análisis de la (in)felicidad colectiva del especialista británico en salud pública Richard
Wilkinson prueba que existe una clara correlación positiva entre fracaso escolar e índice de
Gini en los países de renta más alta.

Fracaso escolar y origen socioeconómico y cultural


Una de las causas que más está asociada al fracaso escolar es el origen socioeconómico y
cultural de las familias (Martínez García 2013). Una vez que la escolarización es obligatoria y
se alcanza cierto nivel medio de bienestar familiar, la renta no es tan importante para explicar
el fracaso escolar, pero sí lo son las expectativas familiares, la distancia entre la cultura escolar
y la cultura familiar y los costes de la educación post-obligatoria. Según Boudon (1983) debemos
distinguir entre efectos primarios, secundarios y techo/suelo. Los efectos primarios son las
características individuales, como la capacidad cognitiva, y familiares, como el nivel cultural,
que influyen en el éxito escolar, pero que son ajenas a la escuela. Los efectos secundarios son
los costes y beneficios asociados a estudiar, tanto directos (tasas, material escolar...), como
indirectos (transporte, alimentación...) como de oportunidad (ingresos que se dejan de percibir
por estudiar). Los costes influyen más en las familias de origen humilde, debido a su mayor
aversión al riesgo y a que sus expectativas son más bajas. El efecto suelo se refiere a que los
hijos de familias de origen popular no descienden más de clase social por no estudiar, mientras
que el efecto techo es el miedo de las familias de origen alto a que sus hijos desciendan de
clase social si no estudian. Para autores como Bourdieu y Passeron (2001) o Bernstein (1977)
los efectos primarios, como distancia entre la cultura escolar y la cultura familiar son más
importantes que el resto de efectos.

Fracaso escolar y género


Se observa una tendencia en diversos países a que el fracaso escolar de los chicos sea mayor
que el de las chicas. Esto ha planteado el debate de a qué se debe el diferencial de rendimiento
educativo entre chicos y chicas. Hay quienes sostienen que estas diferencias se deben a
caractarísticas psicológicas asociadas de forma natural a cada sexo. Por otra parte, hay quienes
afirman que estas diferencias se deben a las relaciones de género, a cómo chicas y chicos se
desenvuelven en el entorno escolar, siendo las chicas más obedientes con el orden escolar,
mientras que los chicos tienden a ser más rebeldes, para desafiar la autoridad establecida. Por
último, hay quienes sostienen que chicos y chicas se enfrentan a diferentes
oportunidades laborales. Las oportunidades laborales de las mujeres con bajo nivel educativo
son mucho peores que las de los chicos, por lo que ellos estarían tentados de dejar el sistema
educativo y ponerse a trabajar en mayor medida que las mujeres.

Fracaso escolar e inmigración


La relación entre fracaso escolar e inmigración es mucho más matizada de lo que tiende a
pensarse. La categoría "inmigrante" agrupa a una realidad social tan heterogénea que no tiene
valor para el estudio del problema educativo. Esto se debe a qué tan inmigrante es la persona
que entra irregularmente en un país sin conocer el idioma y sin experiencia con
una sociedad urbanizada y de servicios como el gerente de una multinacional que proviene de
un país más desarrollado que el país de acogida. Por tanto, como primer paso conviene
distinguir los inmigrantes según el país de origen. Además, también es muy relevante la
experiencia educativa previa de los inmigrantes y de su familia en el país de origen. Procediendo
así, se observa que buena parte de las diferencias observadas entre inmigrantes y nativos se
deben a las diferentes características socioeconómicas de las familias. Igualmente la población
inmigrante suele tener una renta más baja, parte de sus problemas son sencillamente el fruto
de la desigualdad económica simple.
Muchas son las causas que pueden originar un fracaso escolar. Las más reseñables son
los trastornos de aprendizaje y los trastornos emocionales. Las cifras varían según los
diferentes estudios, pero son aproximadamente las siguientes: Sólo un 2% se debe a
factores intelectuales. Alrededor de un 29% de fracaso se debe tanto a trastornos de
aprendizajes, entre los que destaca por su importancia la dislexia. Aproximadamente la
misma proporción se debe a factores emocionales de todo tipo y un preocupante 10 %
lo ocupa en este momento, el trastorno más estudiado en España en psicología infantil
en los últimos años: TDAH, o trastorno de déficit de atención con hiperactividad.

 Esfera Orgánica:
Aquí englobaremos todas aquellas deficiencias que tienen que ver con trastornos que
impliquen disminución física, alteraciones sensoriales, de psicomotricidad, etc…. Serían
entre otras, enfermedades crónicas como la diabetes, o la epilepsia, alteraciones
cardíacas, enfermedades genéticas, etc, que pueden constituir un impedimento para
el aprendizaje normal del niño.
También otras características físicas , como tartamudez, estrabismo,
cojera, incluso obesidad, etc., que hacen que el niño pueda ser objetode burla o de
sentimientos de inferioridad y que harán que existan problemas de socialización y
afectivos que luego como veremos másadelante influirán también en su rendimiento y
aprendizaje.
Es importante incidir en detectar los defectos de visión o audición que necesitan pautas
de educación distintas.
A veces no es tan sencillo. Hemos comprobado que esto sucede en el caso de los
“hipoacúsicos”. No se trata de una deficiencia total, no es una sordera. Pero en algunos
de los fracasos escolares en los que el niño presenta dificultades desde el principio, a
veces en una exploración otorrina, se puede descubrir una “ hipoacusia”, es decir una
pérdida de audición que muy normalmente hace que el niño llegue a la edad escolar sin
que sus padres se hayan dado cuenta puesto que a veces no es muy acusada, pero que
evidentemente perjudica el aprendizaje sobretodo lectoescritor, y que condiciona todo
su rendimiento. A veces son remisibles con tratamiento, como por ejemplo las otitis
serosas, que al no ser dolorosas, pueden pasar desapercibidas y sin embargo provocan
una verdadera hipoacusia.
Por la etiología que es claramente neurológica, podemos englobar dentro de este
apartado dos importantes trastornos por su prevalenciaque inciden notablemente en la
definición de fracaso escolar. Ambos son considerados como trastornos de
aprendizaje, aunque realmente tienen una clara base orgánica.
Hablamos de La dislexia, que puede en los primeros años, convertirse en predictor de
un futuro fracaso escolar si no es detectada y tratada, puesto que todo el aprendizaje
está basado en un adecuado aprendizaje lectoescritor. En los últimos estudios se detecta
un 10% y hasta un 25% de dislexias en el aula, lo que nos previene sobre
la frecuencia de esta alteración. Trataré de dar unas nociones básicas de lo que significa
esta alteración que es la causa de muchos de los fracasos escolares en la actualidad.
Se puede hablar de dislexia cuando un niño con unnivel mental normal o
superior, aprendizaje adecuado y sin problemas emocionales graves, no es
capaz de establecer el mecanismo de la lectura y lleva un retraso de unos dos
años con respecto a su edad mental y cronológica.
La sintomatología es quizás, el capítulo más importante y por ello procuraré utilizar los
términos más asequibles y huir de conceptos excesivamente profesionales.
 La lectura es muy lenta y siempre por debajo de la media del grupo de su clase. Se
producen en ella continuos tartamudeos. No hacen puntuaciones. Es muy fácil que se
cambien de línea, y se salten alguna porque su orientación espacial también es
deficiente.
Además existen inversiones especialmente en las trabadas, puede leer pardo por
prado, persa por presa, etc. Las rotaciones también son frecuentes, confunden la d -
p, o la p -q, d y b, n y v, etc., con giros en la percepción de la letra
de derecha - izquierda o arriba y abajo.
Confusión de letras parecidas por su sonido, p y c, c y t. O confundir las letras por el
punto de articulación. Suele ser muy frecuente la ll y la ñ, l y r, Las omisiones
son constantes, los padres dicen que " come muchas palabras y letras," o que " lee
muchas mentiras ".
 La escriturapresenta las mismas dificultades que en lectura y yo diría que es uno de los
síntomas más fáciles de detectar por lo " evidente"A la dificultad especial de la
ortografía se le llama “disortografía”y es característica de la dislexia.
Tipos de fracaso escolar

Como hemos apuntado anteriormente, el término de fracaso escolar


hace referencia a la situación que se produce cuando un alumno con
inteligencia normal o superior no es capaz de alcanzar el nivel de
rendimiento medio esperado para su edad y nivel escolar.

Teniendo en cuenta simplemente el inicio y la evolución del


rendimiento escolar a lo largo de la vida académica del niño, el fracaso
escolar puede clasificarse en cuatro grupos: primario, secundario, circunstancial y habitual.
Cada uno de ellos con distintos niveles de gravedad y requisitos terapéuticos diferentes.

 Fracaso escolar primario. Desde los primeros años de escolarización el niño


presenta un bajo rendimiento académico que suele estar asociado a dificultades
madurativas. El pronóstico de este tipo de fracaso es inicialmente incierto, puede
solucionarse espontáneamente o ser la base de un fracaso escolar permanente, por
tanto la monitorización cercana del niño y la facilitación de recursos será
imprescindible para asegurar un desarrollo académico adecuado y adaptado a los
requisitos planteados por el sistema educativo.

 Fracaso escolar secundario. Se produce cuando después de unos años de


rendimiento educativo adecuado surgen los problemas. En general, ese cambio es
debido a cambios normales ocurridos en la vida del niño, como es la transición a la
adolescencia o el paso de la etapa primaria a la secundaria. Es determinante en este
caso, la existencia previa de una metodología de trabajo sistemática que hubiese sido
internalizada por el niño, pues en la medida que estos patrones hayan estado presentes
es más fácil recuperarlos o simplemente adaptarlos al momento evolutivo. Cuando el
rendimiento académico no ha sido producto de un proceso de aprendizaje óptimo, es
más difícil superar el escollo que pueda darse en un determinado momento, pues
además de las variables que estén afectando en ese momento, habrá que desarrollar
técnicas básicas de aprendizaje en las que el alumno sea deficitario.

 Fracaso escolar circunstancial. Es un fenómeno transitorio y aislado que responde


a causas concretas y excepcionales, que siendo identificadas, pueden ser, en general,
abordadas sin mayores problemas. En general se trata de alumnos con buenas
habilidades para el aprendizaje, pero que se ven afectados por situaciones de alto
impacto emocional que no saben manejar o que simplemente superan sus recursos
psicoafectivos (comenzar a salir con alguien, ruptura de pareja, divorcio de los padres,
cambio de centro escolar, problemas con el grupo de amigos, etc.)

 Fracaso escolar habitual. Las malas notas y los suspensos constituyen la


característica más habitual del niño desde el comienzo de su escolaridad. Se trata de
alumnos que han presentado siempre una gran desadaptación escolar, entre otras
causas, debido a características personales como déficit cognitivo, retrasos en el
desarrollo, problemas de lectoescritura, etc. Esta desadaptación pueda darse también
en otras áreas de su desarrollo como la social, y no es infrecuente que estos niños o
jóvenes pertenezcan a familias que presentan cierto grado de desestructuración o muy
poco (o nulo) interés por el rendimiento académico de sus hijos, o un gran
desconocimiento acerca de cómo debe darse el proceso de aprendizaje.

CÓMO HACER FRENTE AL FRACASO ESCOLAR


El rendimiento académico de los hijos es algo que preocupa mucho a los padres.
Sin embargo, en la actualidad el fracaso escolar es un problema frecuente al que
las familias deben enfrentarse cada día.
A pesar del tiempo y esfuerzo que muchos padres hacen buscando alternativas para
solucionar el problemas, en ocasiones no se obtienen los resultados deseados.
Antes de continuar, debes saber que se entiende por fracaso escolar cuando no
se logra el título académico mínimo obligatorio de un sistema educativo.
La forma de evaluar el fracaso escolar son las calificaciones, que se traduce en muchos
suspensos.

Las causas del fracaso escolar


Es indispensable conocer cuáles son las posibles causas del fracaso escolar para poder ponerle
fin.
Las causas más frecuentes tienen que ver con los trastornos de aprendizaje y el malestar
emocional. Se estima que sólo un 2% se debe a factores intelectuales y alrededor del 29% a
trastornos del aprendizaje, en los que destaca la dislexia.
Las posibles causas del fracaso escolar, incluyen las siguientes:

Problemas físicos
Existen algunas condiciones médicas que pueden ser las causantes del fracaso escolar.
Problemas como la sordera o las alteraciones de la visión, son de los que más afectan en el
aprendizaje del niño. Por eso, ante un problema de fracaso escolar, es conveniente hacer
una revisión médica del pequeño con el fin de descartar problemas médicos.

Baja autoestima del niño


Si los niños tienen una baja autoestima, esto puede afectar a su rendimiento académico y
serán más propensos al fracaso escolar.
Cuando los niños tienen malas notas, se tiene una imagen de ellos como menos competentes e
incapaces de alcanzar el nivel deseado. Esto hace que el niño muestre desinterés y prefiera no
intentarlo, por miedo a fracasar.
[pull_quote_center]Muchas veces, los niños prefieren ser vistos como vagos que como
estúpidos.[/pull_quote_center]
Es importante, hacer que mejoren el concepto que tienen de ellos mismos y devolverles una
imagen positiva de quienes son.
Los niños deben aprender a integrar los errores en el proceso de aprendizaje y no venirse abajo
ante las dificultades.

Ambiente sin estimulación


Para evitar el fracaso escolar, es necesario que los niños crezcan en un ambiente que los
estimule. Para eso, el papel de la familia es muy importante y deben implicarse en su vida
escolar.
[quote_box_center]Los valores y los modelos que la familia transmita al pequeño van a ser
cruciales en sus intereses y hábitos, al igual que también influirán en su forma de
actuar.[/quote_box_center]

Problemas con la lectoescritura


Cuando no se tienen las habilidades necesarias en lectoescritura, el rendimiento escolar puede
verse afectado.
[pull_quote_center]Leer y escribir es fundamental para construir aprendizajes y para demostrar
lo que saben.[/pull_quote_center]
Lo mismo sucede con las deficiencias del lenguaje oral y expresivo, estas afectan al aprendizaje
de la lectura, la ortografía, la expresión escrita y las matemáticas, contribuyendo de manera
significativa al fracaso escolar.

Falta de motivación
Si el niño tiene falta de motivación, le costará alcanzar un rendimiento escolar adecuado a su
edad.
Hay que fomentar en ellos el hecho de hacer cosas por sí mismos y la satisfacción personal
que produce alcanzar una meta.
Es importante que tenga una imagen positiva del colegio y se deben evitar comentarios sobre lo
aburridas que pueden ser las clases o lo que cuesta comenzar cada lunes.

Dificultades para concentrarse


La falta de atención está muy relacionada con el fracaso escolar. De manera que si el niño
tiene dificultades para concentrarse en la tarea, difícilmente podrá adquirir nuevos
conocimientos.
Desde que son pequeños deben acostumbrarse a centrar su atención en tareas habituales
acordes a su edad.

La capacidad de memorizar
La memoria es fundamental en el rendimiento académico. Esta se puede ejercitar a través de
juegos y actividades más divertidas.
Hay que tener en cuenta que es importante memorizar lo que estudian, pero también deben
entenderlo. Por eso, primero deberán comprender y después memorizar los contenidos.

Dificultades de aprendizaje
Una de las causas más comunes de fracaso escolar, son las dificultades de aprendizaje. Entre
las que se incluyen: dislexias y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
(TDAH).

[quote_box_right]Los expertos señalan que la mejor forma de atajar el problema es detectarlo


de forma precoz, si es posible antes de los 7 años del niño. [/quote_box_right]
La dislexia es uno de los trastornos de aprendizaje más frecuente. Esta consiste en la
dificultad para aprender a leer y escribir. No es un problema relacionado con la inteligencia
y afecta aproximadamente a 1 de cada 8 alumnos de entre 7 y 11 años de edad.
Cómo evitar el fracaso escolar
El fracaso escolar afecta a muchos niños. Te contamos qué factores
influyen para que los pequeños tengan problemas escolares y cómo
podemos atajarlos desde los primeros años de colegio.
¿Qué factores influyen?
Ambiente familiar
Los modelos que se ofrecen a los hijos son fundamentales para su desarrollo.
Los niños necesitan un ambiente familiar rico en estímulos,donde capten una
verdadera implicación de la familia en su vida escolar. También hay que dedicar
tiempos de atención «exclusiva» a los estudios en casa.

Autoestima
Muchas veces las malas calificaciones esconden una baja autoestima en los niños. Si
sienten que no son capaces de alcanzar las metas que se proponen, será difícil que las
logren. Es muy importante que cuidemos el concepto que tienen de ellos mismos
y que les devolvamos una imagen positiva de quienes son y de lo que hacen. Hay
que enseñarles a integrar los errores en el proceso de aprendizaje y no venirse abajo
ante las dificultades: todos los problemas tienen solución.

Atención
Desde muy pequeños hay que habituarles a tareas que les ayuden a centrar su atención
durante períodos de tiempo apropiados a su edad. Para aprender es fundamental que
sean capaces de concentrarse en lo que tienen entre manos.

Lectoescritura
Es una de las llaves del éxito escolar. La lectura y la escritura son imprescindibles
para todas las asignaturas y si no las dominan, eledificio se tambalea desde sus
cimientos. Hay que ofrecerles modelos adecuados desde pequeñitos y fomentar en
ellos el amor por la lectura y la escritura. Si observamos dificultades en este campo,
es preciso atajarlas cuanto antes.

Motivación
A veces detrás del fracaso está el desinterés y la falta de motivación de los chavales
por todo lo que huele a colegio. Esto conlleva falta de esfuerzo personal y abandono
de sus tareas. Debemos fomentar en ellos el afán por hacer las cosas por sí mismos
y la alegría por conseguir las metas que se marquen. También conviene que les
demos una imagen positiva de lo académico: evitemos comentarios sobre lo «rollo»
que es el cole o la rabia que da volver a clase el lunes.
Memoria
Esta capacidad -tan denostada durante algunos años- es clave para el rendimiento
académico. Se puede ejercitar y estimular con juegos y actividades divertidas. Eso sí,
tan importante es que memoricen lo que estudian como que lo entiendan. Para
ello deberán comprender primero y retener después. También conviene que
memoricen «de forma adecuada», es decir, relacionando lo nuevo con los
conocimientos ya adquiridos.

Capacidad del alumno


A veces, el problema radica en que el niño tiene dificultades de aprendizaje o baja
capacidad intelectual. En estos casos se precisa una atención especializada cuanto
antes. Pero el caso opuesto también puede conllevar fracaso escolar; hay niños con
altas capacidades que pueden no ver satisfechas sus necesidades en el colegio
(contenidos que se les quedan muy bajos, aburrimiento, intereses diferentes). Si no se
detecta a tiempo, ¡malo!

Hábitos de estudio

 A estudiar también se aprende.


 De nada sirve que se pasen las horas muertas delante del libro si no aprovechan ese
tiempo.
 Debemos proporcionarles unas técnicas de estudio que les permitan aprender
deforma ágil y eficaz.
 También es preciso que cuenten en casa con un rincón de estudio libre de
distracciones.
 Es necesario habituarles aque se ejerciten en el trabajo individual y no dejen
aparcadas las asignaturas hasta el examen.

Señales de alerta
Ciertas circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar
si no se detectan a tiempo:

 Problemas de salud. Una pequeña anemia (detectable con un simple análisis de


sangre) puede ser el origen de esa apatía que perjudica a su rendimiento. Una pérdida
auditiva o algún defecto en la visión, si no se corrigen a tiempo, les pueden hacer ir
cada vez más rezagados. Estemos pendientes y no pasemos por alto las revisiones de
su pediatra.
 Conflictos emocionales. Las malas rachas personales también pueden perjudicar la
marcha de los niños en el colegio. La falta de estabilidad familiar les afecta
muchísimo: una época en la que haya más problemas, discusiones o reproches en casa
puede hacer que su rendimiento baje. Además, en estos periodos suelen aprovechar
peor las clases, ya que tienen la cabeza en otro sitio. Intentemos transmitirles
seguridad y, si se pasa por un mal momento en casa, charlemos con ellos para calmar
sus preocupaciones.
 Problemas relacionales. A veces, no sentirse aceptado por los compañeros o no tener
amigos puede hacer que se retraigan académicamente. Por no hablar de los complejos:
verse gordo, avergonzarse de llevar unas gafas o rechazar el aparato corrector de los
dientes pueden ser detonantes de un bloqueo.

Medidas preventivas
 Hay que actuar ante la aparición de las primeras dificultades. No es bueno pasar
por alto las malas notas una y otra vez sin poner medidas para solucionar los
problemas de base. Si no, la pelota se irá haciendo cada vez más y más grande.
 Hay que concebir el curso como una carrera de fondo. De nada sirve el sprint final
en los exámenes de junio si no se han conseguido buenas calificaciones desde el inicio
de curso.
 No permitir que se instalen en el papel de perdedores. Aunque las notas suelan ser
malas, cuidemos su autoestima para que no sientan el fracaso como algo esperado y
normal. En estos casos, además de medidas de refuerzo, precisan mucha comprensión
y que les transmitamos afán de superación.

Éxito Escolar
Es importante entender los factores genéticos y ambientales que pueden
influir en el éxito escolar, desde la concepción. También es importante
documentar el impacto de los programas preescolares sobre el desempeño
académico futuro de un niño y sobre las mejores prácticas para fomentar el éxito y la
realización escolar. Este tema abarca todos estos aspectos.
La trayectoria hacia el éxito escolar comienza tan pronto como los niños son concebidos, y
están influenciados por la genética y el medio ambiente. En el preescolar, podemos predecir
qué niños tendrán problemas de comportamiento y aprendizaje en la escuela primaria,
basados en sus características individuales, sus padres y la dinámica familiar.

Predictores de problemas académicos incluyen:

o Trastornos del lenguaje y la alfabetización, incluyendo dificultades para reconocer y


usar los sonidos de las palabras habladas antes de los seis años
o Déficit de la atención
o Dificultades sociales (por ejemplo, llevarse bien con sus pares)
o Dificultades emocionales (por ejemplo, control de las emociones negativas, agresión,
falta de autorregulación)
o Entorno familiar en riesgo (por ejemplo, pobreza, mono parentalidad) y padres en
situación de pobreza.
Estos factores de riesgo se combinan de forma aditiva o interactiva para predecir las
dificultades escolares. Es importante destacar que algunos de ellos pueden ser superados o
mitigados por buenas habilidades sociales, estrechas relaciones entre compañeros y adultos
y una disciplina positiva pero firme
El esfuerzo, la constancia, una buena planificación y la motivación son elementos
fundamentales a la hora de alcanzar el éxito escolar y obtener resultados académicos buenos
y que reflejen el trabajo del estudiante.
En un país como España donde el fracaso escolar es un problema, son muchos padres los
que tienen dudas a la hora de inculcar el valor de los estudios a sus hijos. El éxito académico
conlleva tiempo y concienciarse de que si se quiere tener un futuro profesional digno
conviene dedicar horas al estudio.
El fracaso y el abandono escolar son uno de los grandes problemas de la sociedad. A veces
los malos resultados son consecuencia de métodos erróneos por parte de los educadores,
problemas personales en las familias de los niños, o trastornos que sufren algunos niños y
que les impide progresar en sus estudios al ritmo que se requiere a su edad.
Al margen de las causas que provocan unas malas calificaciones y que, en cada caso habrá
que valorar el problema de raíz y buscar soluciones, el éxito escolar se puede alcanzar
cuando los siguientes aspectos que vamos a nombrar se llevan a cabo:
–Una autoestima alta y motivación. Es importante que los niños sean conscientes de que
estudiar les beneficia y les convierte en personas cultas y de provecho. En ese sentido, es
importante valorar los esfuerzos de nuestro hijo y felicitarle cuando consiga buenas
calificaciones o se esmere por lograrlas para que siga trabajando en la misma dirección.
-Metodología didáctica y buenos profesores. El sistema educativo debe garantizar métodos
adecuados para el aprendizaje de los niños y adaptarse a las nuevas realidades y necesidades,
esto último les ayudará a alcanzar el éxito escolar. Los padres deben de preocuparse por la
enseñanza que reciben sus hijos en clase y cerciorarse de que los profesores son los adecuados
y que hacen clases amenas y realmente productivas para que los pequeños puedan alcanzar
el éxito escolar.
-Flexibilidad. Los centros educativos deberían fomentar la participación de los alumnos en
clase, reducir los ratios y evitar la masificación en el aula.
-Dedicación suficiente a los estudios. Siempre hemos incidido en la importancia de hacer
una buena planificación, coger apuntes en clase, subrayar las palabras claves, realizar los
deberes diarios y, realmente es la labor de los estudiantes. Los niños deben de esforzarse y
llevar al día sus estudios. Eso sí, no todo es estudiar, también tienen que disponer de tiempo
para realizar actividades de ocio y que les permitan explorar sus habilidades.
-Supervisión. Para los niños es muy importante que sus padres les pregunten acerca de lo
que han aprendido cada día y que revisen sus cuadernos si el niño así lo desea para alcanzar
el éxito escolar.
Otras de las recomendaciones que os aportamos desde Cosas de Educación para que
vuestros hijos puedan alcanzar el éxito escolar son las siguientes:
-La lectura es fundamental. Es la base de cualquier aprendizaje y es muy útil que el niño
aprenda a comprender bien los textos escolares. Es de suma trascendencia que tenga material
interesante para leer como pueden ser lecturas adecuadas a su edad y a sus gustos, y de esta
forma es muy probable que le empiece a gustar este ámbito.
–Apertura al conocimiento. Si tanto los padres como los niños se sienten perdidos en la
búsqueda del éxito académico, es buena idea que los niños trabajen e interactúen con otros
que destaquen por sus notas brillantes y así puedan aprender de ellos y copiar su método de
estudio.

-Tareas productivas. El niño es más productivo cuando entiende bien las tareas que debe de
realizar y para qué son. En casa debe de tener un sitio cómodo, ordenado, bien iluminado
para llevar a cabo sus deberes diarios. Es necesario que tenga un horario para realizar sus
actividades y así se convertirá en una rutina, permitiéndole alcanzar el éxito escolar.
-Buen ambiente familiar. Los niños aprenden tanto en la escuela como en casa, y en este
sentido, es fundamental que el entorno sea adecuado, es decir, los padres deben de hablar con
sus hijos desde el respeto y el entendimiento. Del mismo modo, deben enseñarles buenos
hábitos desde que son pequeños.
Hoy en día, el éxito escolar en los niños se determina por la conjunción de múltiples
aspectos que van desde su interacción social y familiar, una guía y estímulos adecuados, hasta
una buena alimentación.
El éxito en la escuela no tiene nada que ver con que el niño estudie más o menos en
comparación con sus compañeros. Lo que sí es cierto es que hay una serie de estímulos y
condiciones que, si están presentes en la vida de nuestros hijo, favorecerán su desempeño
académico en gran medida. A continuación revisaremos los aspectos que llevan a los niños
a sobresalir.
¿Qué se entiende por éxito escolar?
Cuando hablamos de éxito escolar nos referimos a un concepto integral. No tiene nada que
ver con la antigua concepción de que nuestro hijo es exitoso si presenta las mejores
calificaciones. De hecho, está comprobado que la mejor nota no necesariamente refleja un
alto grado de conocimiento, o incluso que dicho aprendizaje perdure con el tiempo.
De allí partimos de la idea de que el éxito escolar, en realidad, debe reflejar un alto grado de
integración con la sociedad. En otras palabras, el niño debe ser capaz de desenvolverse
correctamente con sus compañeros y con sus maestros; y entre otras cosas, debe ser capaz de
procesar la información de forma correcta.
En vista de lo anterior, en las últimas décadas el concepto de éxito escolar ha cambiado. Ya
no se considera que el mejor alumno es aquel que tiene las más altas calificaciones sino aquel
que consigue tener todos los aspectos de su vida equilibrados. En cambio, en el pasado,
muchos de los alumnos con las mejores calificaciones presentaban:
Problemas de conducta.
Dificultades para socializar.
Enfermedades psicosomáticas.
Entre otros.
¿Quién viene a ser entonces un niño exitoso? Aquel que logre aprender los preceptos
inculcados, tanto por los padres como por los profesores, y que además que pueda integrarse
en la sociedad de forma eficiente. Esto no quiere decir que un alumno con dificultades para
socializar sea inferior, sino que su éxito escolar no debe basarse únicamente en sus
calificaciones.
Estímulos para conseguir el éxito escolar en los niños
Hábitos saludables
Los buenos hábitos contribuyen en gran medida al bienestar de las personas
y, por ello, deben cultivarse desde la infancia. Un buen descanso y una
nutrición apropiada brindarán a los niños la energía necesaria para poder
realizar todas las actividades diarias necesarias.
Se estima que el desayuno aporta un 25% de las calorías diarias que
necesita el organismo para funcionar correctamente. Los niños que no
desayunan presentan: poca energía durante las clases, déficit de atención, dolores de cabeza
y no logran retener la información. Lo mismo ocurre cuando no descansan lo suficiente por
las noches. De allí la importancia de llevar un estilo de vida saludable.
Cuidado con el efecto Pigmalión
Hay que tener cuidado con las expectativas que nos creamos y el efecto Pigmalión. Por otro
lado, hay que tener cuidado con las exigencias que realizamos a nuestros hijos. Muchas veces
resulta contraproducente exigirles calificaciones altas y reconocimientos, si no se les apoya
ni les ayuda en el proceso. Asimismo, no es conveniente enseñarles que las calificaciones
altas lo son todo, hay que enseñarles también a valorar el proceso de aprendizaje.
Muchos niños sufren de estrés al no poder conseguir las máximas notas que les exigen sus
padres. Por ello, es necesario evaluar hasta qué punto es bueno exigirles sin conocer a fondo
sus capacidades. Recordemos que todo niño tiene potencial para aprender, pero es necesario
respetar su ritmo y saber cómo y cuándo ayudarlo para que pueda beneficiarse del
conocimiento.
Motivaciones externas
Para que un niños sea exitosos, no basta con llevarlo al colegio todos los días. Hay que
ayudarlo de diversas maneras a sentir interés por el aprendizaje. Desde preguntarle cómo le
va en sus tareas hasta sentarse con él a hacerlas. Una forma muy sencilla y útil de apoyarlos
consiste en proporcionarles las herramientas que necesitan para sentirse cómodos estudiando.
Una buena área de estudio puede favorecer significativamente su interés por las actividades
escolares e, incluso, puede ayudarle a desarrollar otros intereses afines, tales como: la lectura,
la escritura, la pintura, el dibujo, etcétera. También puedes promover las conversaciones en
la mesa para que tu hijo intervenga y así pueda sentirse más cómodo al hacerlo en clase.
Trabajo en equipo
Evalúa junto a sus maestros cómo se desenvuelve el niño con sus compañeros de escuela. Es
importante que sepas si tu hijo cuenta con amigos en el salón de clases, o si no está a gusto
en su escuela. De ser así, no te precipites y lo culpes por no tener amistades. En su lugar,
evalúa el panorama y enséñalo con amabilidad a socializar. También es bueno que:
Eduques en valores.
Brindes afecto.
Estimules su autoaceptación.
Escuches lo que tenga que decir, sin juzgarlo.
Como padre, es importante que seas el guía y colaborador número uno de tu hijo. No
escatimes en proporcionarle toda la ayuda que él te pida: llévalo puntualmente a clases,
ayúdale con sus tareas, y si necesita hacer trabajos en grupo permite a los niños que vayan a
tu casa.
Estos sencillos consejos te permiten estar en alerta a las necesidades de aprendizaje de tu
hijo, y siendo tú su colaborador y guía, de seguro encontrará el éxito integral para triunfar en
la escuela.
La consejería de Educación ha editado un decálogo de consejos para padres con
recomendaciones para facilitar el ambiente adecuado para el éxito escolar desde los propios
hogares.
La directora general de Innovación Educativa, Ana Millán, explicó que «los padres deben
comprometerse a participar de forma efectiva en el proceso de aprendizaje de sus hijos para
obtener mejores resultados y crear pautas en la vida familiar a favor del nuevo periodo para
que el año escolar sea un éxito».
Educación también sugiere establecer objetivos al comienzo del curso: preguntar a los niños
cuáles son sus expectativas, qué les gustaría aprender este año y en qué les gustaría
profundizar, al tiempo que se aconseja comentar con ellos las nuevas materias que les
motivan, algo que también favorece el aprendizaje en el aula.
1º. Tener en cuenta el curso anterior.
Antes de comenzar, es importante que las familias de los alumnos, junto a ellos, reflexionen
sobre lo ocurrido en el curso anterior. Es importante encontrar las fortalezas y debilidades
académicas que lo marcaron, y analizar sus causas. Buscar aquello que funcionó bien, que
favoreció el proceso de aprendizaje, y aquello que falló o que pudo hacerse mejor. Es muy
importante reforzar los éxitos, buscar varias explicaciones de los motivos que propiciaron o
no el éxito y, dependiendo de la edad del alumno, definir medidas para reforzarlas o
superarlas.
2º. Establecer objetivos.
Es recomendable que las familias conozcan cuáles son las expectativas de los estudiantes:
qué les gustaría aprender este año, qué tienen previsto aprender en el curso, qué retos les
esperan y cuáles son las áreas o materias que les motivan, les interesan e ilusionan. De esta
forma, se identificarán nuevos intereses y se podrán establecer objetivos a desarrollar.
Asimismo, es importante que los alumnos conozcan cuáles van a ser sus objetivos durante el
curso escolar y no los perciban como imposiciones, sino como acuerdos, dividiéndolos en
anuales, trimestrales, mensuales e incluso semanales y diarios. Tenerlos en un lugar visible
de la casa y del lugar de estudio del niño, para que no caigan en el olvido.
3º. Elaborar una «planificación para el curso».
Una vez establecidos los objetivos, es importante identificar las estrategias necesarias para
su cumplimiento y realizar una planificación para todo el curso. Esto puede incluir la
elaboración de un calendario que fije un ritmo de trabajo y que permita ordenar las tareas que
se deben realizar, dedicando un tiempo diario a repasar lo visto en clase y no dejando atrás
tareas ni trabajos.
4º. Fijar horarios.
Es fundamental fijar los horarios para el estudio que deben seguir los alumnos, incluyendo
también periodos de descanso ya que, según los expertos, los tiempos de trabajo no deberían
extenderse más de dos horas seguidas. Es recomendable que ellos participen en la elaboración
de ese horario, para que adquieran mayor compromiso. Es fundamental revisar el tiempo de
ocio, que deberá reducirse tras el período vacacional, limitando el uso de la televisión, los
videojuegos o los teléfonos móviles, para dedicarlo a otras actividades como las deportivas
o las actividades culturales.
5º. Crear hábitos.
Antes de empezar el curso escolar, es importante retomar horarios e ir adecuando las horas
de sueño a la época de estudios, haciendo que la transición sea progresiva. De esta manera,
es más fácil lidiar con el cambio de rutina y asegurar el máximo rendimiento desde los
primeros días de clase. Desarrollar hábitos en la vida familiar que favorezcan la puntualidad
y asistencia a clase, el aseo, la higiene, la alimentación sana y equilibrada, el orden y la
organización, el respeto hacia los demás, el cuidado del
medioambiente, del mobiliario y material escolar, entre otros.
6º. Revisar los espacios y materiales dedicados al estudio.
Preparar las condiciones de estudio que se van a tener, buscar el espacio adecuado que
favorezca la concentración, sin ruidos ni sonidos que distorsionen, con una adecuada
iluminación y, en la medida de lo posible, con mobiliario adecuado para evitar problemas
musculares. Es fundamental revisar con detalle que el alumno disponga de todo lo necesario
para iniciar el curso. Es clave organizar los materiales escolares utilizados el año anterior
(mochilas, textos y útiles), para saber cuáles están en buen estado y si se pueden seguir
usando. Es importante fomentar el consumo responsable y evitar el comprar por comprar, ya
que se pueden reciclar los materiales del año pasado y colaborar en no generar más residuos
de los que ya generamos, siendo respetuosos con el medio ambiente. Recordamos también
las cuatro 'r' del reciclaje: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar.
7º. Fomentar la motivación y la autoestima.
Es imprescindible transmitir a los alumnos que ellos son los responsables de su estudio y su
trabajo durante el curso, elogiando sus éxitos, por pequeños que sean. Es más importante
valorar el esfuerzo que los resultados, por ello, en el proceso de aprendizaje es necesario
animar al alumno cuando tenga dificultades, evitar el reproche ante fracasos o las
comparaciones con los demás. Recompensar los logros con frases de ánimo y felicitación es
más efectivo que comprarle un regalo.
8º. Colaborar con el centro educativo.
Abrir canales de comunicación con los docentes, colaborando con ellos y mostrando una
actitud positiva hacia el centro. Visitar al profesorado y tener entrevistas con el tutor permitirá
la participación de la familia en el aprendizaje de sus hijos. No ocultar información al tutor
ni quitar autoridad a los docentes delante de su hijo, fomentando el respeto a sus profesores
y al resto de miembros de la comunidad educativa. Conocer las normas del centro ayuda al
proceso educativo de los alumnos y respetar el horario del mismo, siendo puntual en la
llegada. Es importante controlar las faltas de asistencia de su hijo.
9º. Usar la agenda.
Desde la primera semana, es conveniente que sus hijos lleven una agenda personal donde
figuren los horarios de clase y las tareas que deben realizar, con sus respectivas fechas de
entrega. Puede, además, llevar un listado con los temas vistos y el cronograma del centro,
que incluya fechas de reuniones, celebraciones y entrega de boletines. Si la agenda escolar
es el instrumento de comunicación entre el centro educativo y las familias, compruebe
diariamente la agenda y lea las anotaciones que su hijo o los profesores han hecho y responda
a las mismas en caso necesario. Fomentar la responsabilidad y autonomía de los alumnos
sobre su propio trabajo: no han de ser los padres quienes tengan que estar investigando cuáles
son las tareas diarias de sus hijos o preguntándolo a otros padres.
10º. Despertar la curiosidad.
Usar materiales que despierten la curiosidad y el interés de los alumnos por el aprendizaje.
Programe durante el año visitas a museos y bibliotecas, conciertos, librerías o visitas a
municipios cercanos, donde puedan complementar lo visto en clase y las temáticas que les
interesan. Utilizar estrategias efectivas de estudio como la elaboración de resúmenes y
esquemas facilitará el aprendizaje. Por otra parte, realizar actividades extraescolares en el
propio centro educativo favorece la curiosidad, estimula la creatividad, fomenta el
compañerismo, la identificación con el centro y la integración en la comunidad educativa.

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