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Esfera Orgánica:
Aquí englobaremos todas aquellas deficiencias que tienen que ver con trastornos que
impliquen disminución física, alteraciones sensoriales, de psicomotricidad, etc…. Serían
entre otras, enfermedades crónicas como la diabetes, o la epilepsia, alteraciones
cardíacas, enfermedades genéticas, etc, que pueden constituir un impedimento para
el aprendizaje normal del niño.
También otras características físicas , como tartamudez, estrabismo,
cojera, incluso obesidad, etc., que hacen que el niño pueda ser objetode burla o de
sentimientos de inferioridad y que harán que existan problemas de socialización y
afectivos que luego como veremos másadelante influirán también en su rendimiento y
aprendizaje.
Es importante incidir en detectar los defectos de visión o audición que necesitan pautas
de educación distintas.
A veces no es tan sencillo. Hemos comprobado que esto sucede en el caso de los
“hipoacúsicos”. No se trata de una deficiencia total, no es una sordera. Pero en algunos
de los fracasos escolares en los que el niño presenta dificultades desde el principio, a
veces en una exploración otorrina, se puede descubrir una “ hipoacusia”, es decir una
pérdida de audición que muy normalmente hace que el niño llegue a la edad escolar sin
que sus padres se hayan dado cuenta puesto que a veces no es muy acusada, pero que
evidentemente perjudica el aprendizaje sobretodo lectoescritor, y que condiciona todo
su rendimiento. A veces son remisibles con tratamiento, como por ejemplo las otitis
serosas, que al no ser dolorosas, pueden pasar desapercibidas y sin embargo provocan
una verdadera hipoacusia.
Por la etiología que es claramente neurológica, podemos englobar dentro de este
apartado dos importantes trastornos por su prevalenciaque inciden notablemente en la
definición de fracaso escolar. Ambos son considerados como trastornos de
aprendizaje, aunque realmente tienen una clara base orgánica.
Hablamos de La dislexia, que puede en los primeros años, convertirse en predictor de
un futuro fracaso escolar si no es detectada y tratada, puesto que todo el aprendizaje
está basado en un adecuado aprendizaje lectoescritor. En los últimos estudios se detecta
un 10% y hasta un 25% de dislexias en el aula, lo que nos previene sobre
la frecuencia de esta alteración. Trataré de dar unas nociones básicas de lo que significa
esta alteración que es la causa de muchos de los fracasos escolares en la actualidad.
Se puede hablar de dislexia cuando un niño con unnivel mental normal o
superior, aprendizaje adecuado y sin problemas emocionales graves, no es
capaz de establecer el mecanismo de la lectura y lleva un retraso de unos dos
años con respecto a su edad mental y cronológica.
La sintomatología es quizás, el capítulo más importante y por ello procuraré utilizar los
términos más asequibles y huir de conceptos excesivamente profesionales.
La lectura es muy lenta y siempre por debajo de la media del grupo de su clase. Se
producen en ella continuos tartamudeos. No hacen puntuaciones. Es muy fácil que se
cambien de línea, y se salten alguna porque su orientación espacial también es
deficiente.
Además existen inversiones especialmente en las trabadas, puede leer pardo por
prado, persa por presa, etc. Las rotaciones también son frecuentes, confunden la d -
p, o la p -q, d y b, n y v, etc., con giros en la percepción de la letra
de derecha - izquierda o arriba y abajo.
Confusión de letras parecidas por su sonido, p y c, c y t. O confundir las letras por el
punto de articulación. Suele ser muy frecuente la ll y la ñ, l y r, Las omisiones
son constantes, los padres dicen que " come muchas palabras y letras," o que " lee
muchas mentiras ".
La escriturapresenta las mismas dificultades que en lectura y yo diría que es uno de los
síntomas más fáciles de detectar por lo " evidente"A la dificultad especial de la
ortografía se le llama “disortografía”y es característica de la dislexia.
Tipos de fracaso escolar
Problemas físicos
Existen algunas condiciones médicas que pueden ser las causantes del fracaso escolar.
Problemas como la sordera o las alteraciones de la visión, son de los que más afectan en el
aprendizaje del niño. Por eso, ante un problema de fracaso escolar, es conveniente hacer
una revisión médica del pequeño con el fin de descartar problemas médicos.
Falta de motivación
Si el niño tiene falta de motivación, le costará alcanzar un rendimiento escolar adecuado a su
edad.
Hay que fomentar en ellos el hecho de hacer cosas por sí mismos y la satisfacción personal
que produce alcanzar una meta.
Es importante que tenga una imagen positiva del colegio y se deben evitar comentarios sobre lo
aburridas que pueden ser las clases o lo que cuesta comenzar cada lunes.
La capacidad de memorizar
La memoria es fundamental en el rendimiento académico. Esta se puede ejercitar a través de
juegos y actividades más divertidas.
Hay que tener en cuenta que es importante memorizar lo que estudian, pero también deben
entenderlo. Por eso, primero deberán comprender y después memorizar los contenidos.
Dificultades de aprendizaje
Una de las causas más comunes de fracaso escolar, son las dificultades de aprendizaje. Entre
las que se incluyen: dislexias y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
(TDAH).
Autoestima
Muchas veces las malas calificaciones esconden una baja autoestima en los niños. Si
sienten que no son capaces de alcanzar las metas que se proponen, será difícil que las
logren. Es muy importante que cuidemos el concepto que tienen de ellos mismos
y que les devolvamos una imagen positiva de quienes son y de lo que hacen. Hay
que enseñarles a integrar los errores en el proceso de aprendizaje y no venirse abajo
ante las dificultades: todos los problemas tienen solución.
Atención
Desde muy pequeños hay que habituarles a tareas que les ayuden a centrar su atención
durante períodos de tiempo apropiados a su edad. Para aprender es fundamental que
sean capaces de concentrarse en lo que tienen entre manos.
Lectoescritura
Es una de las llaves del éxito escolar. La lectura y la escritura son imprescindibles
para todas las asignaturas y si no las dominan, eledificio se tambalea desde sus
cimientos. Hay que ofrecerles modelos adecuados desde pequeñitos y fomentar en
ellos el amor por la lectura y la escritura. Si observamos dificultades en este campo,
es preciso atajarlas cuanto antes.
Motivación
A veces detrás del fracaso está el desinterés y la falta de motivación de los chavales
por todo lo que huele a colegio. Esto conlleva falta de esfuerzo personal y abandono
de sus tareas. Debemos fomentar en ellos el afán por hacer las cosas por sí mismos
y la alegría por conseguir las metas que se marquen. También conviene que les
demos una imagen positiva de lo académico: evitemos comentarios sobre lo «rollo»
que es el cole o la rabia que da volver a clase el lunes.
Memoria
Esta capacidad -tan denostada durante algunos años- es clave para el rendimiento
académico. Se puede ejercitar y estimular con juegos y actividades divertidas. Eso sí,
tan importante es que memoricen lo que estudian como que lo entiendan. Para
ello deberán comprender primero y retener después. También conviene que
memoricen «de forma adecuada», es decir, relacionando lo nuevo con los
conocimientos ya adquiridos.
Hábitos de estudio
Señales de alerta
Ciertas circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar
si no se detectan a tiempo:
Medidas preventivas
Hay que actuar ante la aparición de las primeras dificultades. No es bueno pasar
por alto las malas notas una y otra vez sin poner medidas para solucionar los
problemas de base. Si no, la pelota se irá haciendo cada vez más y más grande.
Hay que concebir el curso como una carrera de fondo. De nada sirve el sprint final
en los exámenes de junio si no se han conseguido buenas calificaciones desde el inicio
de curso.
No permitir que se instalen en el papel de perdedores. Aunque las notas suelan ser
malas, cuidemos su autoestima para que no sientan el fracaso como algo esperado y
normal. En estos casos, además de medidas de refuerzo, precisan mucha comprensión
y que les transmitamos afán de superación.
Éxito Escolar
Es importante entender los factores genéticos y ambientales que pueden
influir en el éxito escolar, desde la concepción. También es importante
documentar el impacto de los programas preescolares sobre el desempeño
académico futuro de un niño y sobre las mejores prácticas para fomentar el éxito y la
realización escolar. Este tema abarca todos estos aspectos.
La trayectoria hacia el éxito escolar comienza tan pronto como los niños son concebidos, y
están influenciados por la genética y el medio ambiente. En el preescolar, podemos predecir
qué niños tendrán problemas de comportamiento y aprendizaje en la escuela primaria,
basados en sus características individuales, sus padres y la dinámica familiar.
-Tareas productivas. El niño es más productivo cuando entiende bien las tareas que debe de
realizar y para qué son. En casa debe de tener un sitio cómodo, ordenado, bien iluminado
para llevar a cabo sus deberes diarios. Es necesario que tenga un horario para realizar sus
actividades y así se convertirá en una rutina, permitiéndole alcanzar el éxito escolar.
-Buen ambiente familiar. Los niños aprenden tanto en la escuela como en casa, y en este
sentido, es fundamental que el entorno sea adecuado, es decir, los padres deben de hablar con
sus hijos desde el respeto y el entendimiento. Del mismo modo, deben enseñarles buenos
hábitos desde que son pequeños.
Hoy en día, el éxito escolar en los niños se determina por la conjunción de múltiples
aspectos que van desde su interacción social y familiar, una guía y estímulos adecuados, hasta
una buena alimentación.
El éxito en la escuela no tiene nada que ver con que el niño estudie más o menos en
comparación con sus compañeros. Lo que sí es cierto es que hay una serie de estímulos y
condiciones que, si están presentes en la vida de nuestros hijo, favorecerán su desempeño
académico en gran medida. A continuación revisaremos los aspectos que llevan a los niños
a sobresalir.
¿Qué se entiende por éxito escolar?
Cuando hablamos de éxito escolar nos referimos a un concepto integral. No tiene nada que
ver con la antigua concepción de que nuestro hijo es exitoso si presenta las mejores
calificaciones. De hecho, está comprobado que la mejor nota no necesariamente refleja un
alto grado de conocimiento, o incluso que dicho aprendizaje perdure con el tiempo.
De allí partimos de la idea de que el éxito escolar, en realidad, debe reflejar un alto grado de
integración con la sociedad. En otras palabras, el niño debe ser capaz de desenvolverse
correctamente con sus compañeros y con sus maestros; y entre otras cosas, debe ser capaz de
procesar la información de forma correcta.
En vista de lo anterior, en las últimas décadas el concepto de éxito escolar ha cambiado. Ya
no se considera que el mejor alumno es aquel que tiene las más altas calificaciones sino aquel
que consigue tener todos los aspectos de su vida equilibrados. En cambio, en el pasado,
muchos de los alumnos con las mejores calificaciones presentaban:
Problemas de conducta.
Dificultades para socializar.
Enfermedades psicosomáticas.
Entre otros.
¿Quién viene a ser entonces un niño exitoso? Aquel que logre aprender los preceptos
inculcados, tanto por los padres como por los profesores, y que además que pueda integrarse
en la sociedad de forma eficiente. Esto no quiere decir que un alumno con dificultades para
socializar sea inferior, sino que su éxito escolar no debe basarse únicamente en sus
calificaciones.
Estímulos para conseguir el éxito escolar en los niños
Hábitos saludables
Los buenos hábitos contribuyen en gran medida al bienestar de las personas
y, por ello, deben cultivarse desde la infancia. Un buen descanso y una
nutrición apropiada brindarán a los niños la energía necesaria para poder
realizar todas las actividades diarias necesarias.
Se estima que el desayuno aporta un 25% de las calorías diarias que
necesita el organismo para funcionar correctamente. Los niños que no
desayunan presentan: poca energía durante las clases, déficit de atención, dolores de cabeza
y no logran retener la información. Lo mismo ocurre cuando no descansan lo suficiente por
las noches. De allí la importancia de llevar un estilo de vida saludable.
Cuidado con el efecto Pigmalión
Hay que tener cuidado con las expectativas que nos creamos y el efecto Pigmalión. Por otro
lado, hay que tener cuidado con las exigencias que realizamos a nuestros hijos. Muchas veces
resulta contraproducente exigirles calificaciones altas y reconocimientos, si no se les apoya
ni les ayuda en el proceso. Asimismo, no es conveniente enseñarles que las calificaciones
altas lo son todo, hay que enseñarles también a valorar el proceso de aprendizaje.
Muchos niños sufren de estrés al no poder conseguir las máximas notas que les exigen sus
padres. Por ello, es necesario evaluar hasta qué punto es bueno exigirles sin conocer a fondo
sus capacidades. Recordemos que todo niño tiene potencial para aprender, pero es necesario
respetar su ritmo y saber cómo y cuándo ayudarlo para que pueda beneficiarse del
conocimiento.
Motivaciones externas
Para que un niños sea exitosos, no basta con llevarlo al colegio todos los días. Hay que
ayudarlo de diversas maneras a sentir interés por el aprendizaje. Desde preguntarle cómo le
va en sus tareas hasta sentarse con él a hacerlas. Una forma muy sencilla y útil de apoyarlos
consiste en proporcionarles las herramientas que necesitan para sentirse cómodos estudiando.
Una buena área de estudio puede favorecer significativamente su interés por las actividades
escolares e, incluso, puede ayudarle a desarrollar otros intereses afines, tales como: la lectura,
la escritura, la pintura, el dibujo, etcétera. También puedes promover las conversaciones en
la mesa para que tu hijo intervenga y así pueda sentirse más cómodo al hacerlo en clase.
Trabajo en equipo
Evalúa junto a sus maestros cómo se desenvuelve el niño con sus compañeros de escuela. Es
importante que sepas si tu hijo cuenta con amigos en el salón de clases, o si no está a gusto
en su escuela. De ser así, no te precipites y lo culpes por no tener amistades. En su lugar,
evalúa el panorama y enséñalo con amabilidad a socializar. También es bueno que:
Eduques en valores.
Brindes afecto.
Estimules su autoaceptación.
Escuches lo que tenga que decir, sin juzgarlo.
Como padre, es importante que seas el guía y colaborador número uno de tu hijo. No
escatimes en proporcionarle toda la ayuda que él te pida: llévalo puntualmente a clases,
ayúdale con sus tareas, y si necesita hacer trabajos en grupo permite a los niños que vayan a
tu casa.
Estos sencillos consejos te permiten estar en alerta a las necesidades de aprendizaje de tu
hijo, y siendo tú su colaborador y guía, de seguro encontrará el éxito integral para triunfar en
la escuela.
La consejería de Educación ha editado un decálogo de consejos para padres con
recomendaciones para facilitar el ambiente adecuado para el éxito escolar desde los propios
hogares.
La directora general de Innovación Educativa, Ana Millán, explicó que «los padres deben
comprometerse a participar de forma efectiva en el proceso de aprendizaje de sus hijos para
obtener mejores resultados y crear pautas en la vida familiar a favor del nuevo periodo para
que el año escolar sea un éxito».
Educación también sugiere establecer objetivos al comienzo del curso: preguntar a los niños
cuáles son sus expectativas, qué les gustaría aprender este año y en qué les gustaría
profundizar, al tiempo que se aconseja comentar con ellos las nuevas materias que les
motivan, algo que también favorece el aprendizaje en el aula.
1º. Tener en cuenta el curso anterior.
Antes de comenzar, es importante que las familias de los alumnos, junto a ellos, reflexionen
sobre lo ocurrido en el curso anterior. Es importante encontrar las fortalezas y debilidades
académicas que lo marcaron, y analizar sus causas. Buscar aquello que funcionó bien, que
favoreció el proceso de aprendizaje, y aquello que falló o que pudo hacerse mejor. Es muy
importante reforzar los éxitos, buscar varias explicaciones de los motivos que propiciaron o
no el éxito y, dependiendo de la edad del alumno, definir medidas para reforzarlas o
superarlas.
2º. Establecer objetivos.
Es recomendable que las familias conozcan cuáles son las expectativas de los estudiantes:
qué les gustaría aprender este año, qué tienen previsto aprender en el curso, qué retos les
esperan y cuáles son las áreas o materias que les motivan, les interesan e ilusionan. De esta
forma, se identificarán nuevos intereses y se podrán establecer objetivos a desarrollar.
Asimismo, es importante que los alumnos conozcan cuáles van a ser sus objetivos durante el
curso escolar y no los perciban como imposiciones, sino como acuerdos, dividiéndolos en
anuales, trimestrales, mensuales e incluso semanales y diarios. Tenerlos en un lugar visible
de la casa y del lugar de estudio del niño, para que no caigan en el olvido.
3º. Elaborar una «planificación para el curso».
Una vez establecidos los objetivos, es importante identificar las estrategias necesarias para
su cumplimiento y realizar una planificación para todo el curso. Esto puede incluir la
elaboración de un calendario que fije un ritmo de trabajo y que permita ordenar las tareas que
se deben realizar, dedicando un tiempo diario a repasar lo visto en clase y no dejando atrás
tareas ni trabajos.
4º. Fijar horarios.
Es fundamental fijar los horarios para el estudio que deben seguir los alumnos, incluyendo
también periodos de descanso ya que, según los expertos, los tiempos de trabajo no deberían
extenderse más de dos horas seguidas. Es recomendable que ellos participen en la elaboración
de ese horario, para que adquieran mayor compromiso. Es fundamental revisar el tiempo de
ocio, que deberá reducirse tras el período vacacional, limitando el uso de la televisión, los
videojuegos o los teléfonos móviles, para dedicarlo a otras actividades como las deportivas
o las actividades culturales.
5º. Crear hábitos.
Antes de empezar el curso escolar, es importante retomar horarios e ir adecuando las horas
de sueño a la época de estudios, haciendo que la transición sea progresiva. De esta manera,
es más fácil lidiar con el cambio de rutina y asegurar el máximo rendimiento desde los
primeros días de clase. Desarrollar hábitos en la vida familiar que favorezcan la puntualidad
y asistencia a clase, el aseo, la higiene, la alimentación sana y equilibrada, el orden y la
organización, el respeto hacia los demás, el cuidado del
medioambiente, del mobiliario y material escolar, entre otros.
6º. Revisar los espacios y materiales dedicados al estudio.
Preparar las condiciones de estudio que se van a tener, buscar el espacio adecuado que
favorezca la concentración, sin ruidos ni sonidos que distorsionen, con una adecuada
iluminación y, en la medida de lo posible, con mobiliario adecuado para evitar problemas
musculares. Es fundamental revisar con detalle que el alumno disponga de todo lo necesario
para iniciar el curso. Es clave organizar los materiales escolares utilizados el año anterior
(mochilas, textos y útiles), para saber cuáles están en buen estado y si se pueden seguir
usando. Es importante fomentar el consumo responsable y evitar el comprar por comprar, ya
que se pueden reciclar los materiales del año pasado y colaborar en no generar más residuos
de los que ya generamos, siendo respetuosos con el medio ambiente. Recordamos también
las cuatro 'r' del reciclaje: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar.
7º. Fomentar la motivación y la autoestima.
Es imprescindible transmitir a los alumnos que ellos son los responsables de su estudio y su
trabajo durante el curso, elogiando sus éxitos, por pequeños que sean. Es más importante
valorar el esfuerzo que los resultados, por ello, en el proceso de aprendizaje es necesario
animar al alumno cuando tenga dificultades, evitar el reproche ante fracasos o las
comparaciones con los demás. Recompensar los logros con frases de ánimo y felicitación es
más efectivo que comprarle un regalo.
8º. Colaborar con el centro educativo.
Abrir canales de comunicación con los docentes, colaborando con ellos y mostrando una
actitud positiva hacia el centro. Visitar al profesorado y tener entrevistas con el tutor permitirá
la participación de la familia en el aprendizaje de sus hijos. No ocultar información al tutor
ni quitar autoridad a los docentes delante de su hijo, fomentando el respeto a sus profesores
y al resto de miembros de la comunidad educativa. Conocer las normas del centro ayuda al
proceso educativo de los alumnos y respetar el horario del mismo, siendo puntual en la
llegada. Es importante controlar las faltas de asistencia de su hijo.
9º. Usar la agenda.
Desde la primera semana, es conveniente que sus hijos lleven una agenda personal donde
figuren los horarios de clase y las tareas que deben realizar, con sus respectivas fechas de
entrega. Puede, además, llevar un listado con los temas vistos y el cronograma del centro,
que incluya fechas de reuniones, celebraciones y entrega de boletines. Si la agenda escolar
es el instrumento de comunicación entre el centro educativo y las familias, compruebe
diariamente la agenda y lea las anotaciones que su hijo o los profesores han hecho y responda
a las mismas en caso necesario. Fomentar la responsabilidad y autonomía de los alumnos
sobre su propio trabajo: no han de ser los padres quienes tengan que estar investigando cuáles
son las tareas diarias de sus hijos o preguntándolo a otros padres.
10º. Despertar la curiosidad.
Usar materiales que despierten la curiosidad y el interés de los alumnos por el aprendizaje.
Programe durante el año visitas a museos y bibliotecas, conciertos, librerías o visitas a
municipios cercanos, donde puedan complementar lo visto en clase y las temáticas que les
interesan. Utilizar estrategias efectivas de estudio como la elaboración de resúmenes y
esquemas facilitará el aprendizaje. Por otra parte, realizar actividades extraescolares en el
propio centro educativo favorece la curiosidad, estimula la creatividad, fomenta el
compañerismo, la identificación con el centro y la integración en la comunidad educativa.