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OPCIÓN B
LOS NOVISMOS
Hacia mediados de la década de los sesenta vuelve a cambiar el rumbo de la poesía española.
Un grupo de dos entre 1939 y principios de los cincuenta, manifiesta una actitud de ruptura
con la estética res de los años setenta comienzan su actividad en pleno desarrollo económico:
se han formado en una situación de mayor apertura internacional, por lo que han podido leer
la obra de escritores extranjeros y están influidos por los medios de comunicación de masas.
Son los llamados novísimos, cuyos planteamientos estéticos son los jóvenes poetas,
dominantes desde 1966 hasta 1985, aunque algunos evolucionaron de forma más personal a
partir de 1975.
Los novísimos fueron presentados como un movimiento de ruptura vanguardista con la poesía
social e indagador de un nuevo lenguaje que llegó al experimentalismo formal. No creían que
la poesía pudiera cambiar la realidad y compromiso, testimonio y solidaridad. Adoptaron,
pues, una actitud formalista.
-Deseo de ruptura con la poesía anterior: se manifiesta claramente en el rechazo del uso
directo del "yo", en la rechazaron conceptos tan extendidos como oposición al estilo realista y
en la ausencia de posturas éticas o sociales.
-Modelos poéticos muy variados: por un lado, recuperan la vanguardia (el cubismo, el
surrealismo, a través de Aleixandre y los postistas..), por otro, recogen influencias del
simbolismo francés, del modernismo y de poetas ingleses contemporáneos.
-Exhibicionismo cultural: introducen elementos temáticos provenientes de mitologías exóticas
y decadentes (ambientaciones lujosas, exóticas, en la línea modernista) o de la cultura de
masas (el cine, la televisión, el rock, las novelas policíacas, la publicidad, los cómics, las revistas
de modas, la música pop, etc.). Así los medios de comunicación de masas se convierten en
referente cultural y fuente de nuevos mitos populares. Los poemas se llenan de nombres de
ciudades o de personas, de descripciones de vestidos, fiestas, mitos orientales o clásicos, y
mitos contemporáneos (Marilyn, Bogart, Che Guevara, Kennedy, etc.). Asimilan, pues, una
mitología frívola o vuelven a temas y asuntos de otras épocas, de origen cultural e histórico,
por lo que también se les llama culturalistas.
-Experimentación lingüística: buscan una expresión poética llamativa, caracterizada por un
lenguaje rico y barroco. Practican la escritura automática, que evita el discurso lógico, con la
ruptura del verso, la disposición gráfica original, o la supresión de los signos de puntuación, y
emplean técnicas como la del collage extensas citas preceden al poema o se incorporan a él
versos completos de otros autores, letras de canciones, frases publicitarias, textos de
manuales de instrucciones... Este uso de la intertextualidad, en ocasiones excesivo, hace del
poema un objeto metaliterario, cargado de referencias culturales. Además, alternan un
lenguaje exuberante de imágenes opacas y visionarias con otras técnicas, como la métrica
culta del modernismo, pero tampoco abandonan el tono coloquial de algunos poetas de la
generación anterior.
LA POESÍA DE LA EXPERIENCIA
Tras los Nueve Novísimos podemos simplificar el panorama poético español en una serie de
grupos, de tendencias estéticas, que han venido conviviendo desde los años 70 a los 90. Sólo a
finales de los 80 se puede hablar de una tendencia estética con planteamientos distintos.
-La primera tendencia será la de los continuadores de la estética novísima, que ya en los 80
comienza su declive, y que afecta en especial a los que más defienden el decadentismo y el
culturalismo. Serán los llamados posnovísimos de Luis Antonio de Villena. Sus temas versarán
en torno a la juventud perdida, al cuerpo, la homosexualidad, el Mediterráneo como el tono
jubiloso o elegíaco para su espacio de aventura y placer poemas, y los maestros Cavafis,
Cernuda, Gil-Albert y Brines.
-La segunda tendencia será la que denominamos poesía de la reflexión, también llamada de la
"poética del silencio", cuyos poetas, bajo el magisterio de Paul Celan, María Zambrano y José
Angel Valente se plantean la creación partiendo del axioma de que la experiencia poética es,
como la mística, inefable, y la palabra un torpe instrumento, una imprescindible imperfección
del silencio
-La tercera tendencia viene a recuperar la tradición simbolista y surrealista, en algunos poetas
confluye con los planteamientos de la poesía del silencio, y sigue, como las anteriores, muy
ligada a la estética de la antología Nueve novísimos. Representativos de lo dicho serían algunos
de los últimos libros de Pere Gimferrer, Jorge Urrutia, César Antonio Molina, Blanca Andreu,
Ana Rosetti, Almudena Guzmán, Juan Carlos Sunen y Juan Carlos Mestre.
También está marcada por la historia y la reflexión moral. Los temas son subjetivos,
relacionados con la experiencia personal: el paso del tiempo, las relaciones personales, los
conflictos urbanos..
Toman como modelos a algunos poetas anteriores como Jaime Gil de Biedma, José Ángel
Valente o Luis Cernuda.
Luis García Montero (1958-). El autor más destacado de su generación. Admirador de Gil de
Biedma y Ángel González, es poeta, crítico literario, ensayista y profesor de Literatura Española
en la Universidad de Granada. Su poesía se caracteriza por un lenguaje coloquial, el uso de la
ironía, la ambientación urbana, la preocupación ética, el gusto por lo intimista y por la
reflexión a partir de situaciones cotidianas. Entre sus obras más destacadas, están El jardín
extranjero (1983), Las flores del frío (1991), Habitaciones separadas (1991) y Completamente
Viernes (1998).
Otros poetas destacados son: Felipe Benítez Reyes (1960-), con Paraíso manuscrito (1982) y
Los vanos mundos (1985); Jon Juaristi (1951-), con Diario de un poeta recién cansado (1986);
Miguel d'Ors (1946-), con Es cielo y es azul (1984) Carlos Marzal (1961-), con El último de la
fiesta (1987) y Vicente Gallego (1963-), con La luz de otra manera (1987).
Como ramificación de esta tendencia se cultiva una poesía elegíaca que reflexiona sobre el
paso del tiempo y la pérdida, en la que destaca Eloy Sánchez Rosillo (1948), con Páginas de un
diario (1981)