Está en la página 1de 18
III. TENDENCIAS CONTRAPUESTAS EN EDUCACION, SALUD Y VIVIENDA UNA VEZ que revisamos los debates en torno a la distribucién del ingreso, en este capitulo nos concentramos en las tres esferas clasicas de bienestar: educacién, salud y vivienda. Todas ellas son centrales en las condiciones de vida de las personas: educacién, salud y vivienda de calidad son fundamentales para una vida mas plena, aut6noma y libre. En primer lugar, las disparidades en cada una de ellas suelen ser el resultado de inequidades en otras esferas, como en la distribucién del ingreso, y ser a su vez causa explicativa de otras desigualdades. Asi, los sectores de bajos ingresos tendran menos acceso a la educacién, y luego un menor nivel educativo solo posibilitara posiciones laborales peor remuneradas, contribuyendo a la reproduccién intergeneracional de la desigualdad. En consecuencia, impactaran en forma negativa en la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo. Las desigualdades en salud, por su parte, implicaran una menor esperanza de vida de ciertos grupos; y un habitat mas deficitario conlleva menores posibilidades de acceso a ciertos servicios basicos asi como un patrimonio familiar mds exiguo. En segundo lugar, las disparidades en las tres dimensiones se potencian entre si: deficiencias en salud y en las condiciones de la vivienda afectaran el desempejio escolar o un menor capital educativo podra estar correlacionado con menos habitos de vida saludable, para nombrar algunos vinculos existentes. Ahora bien, cada una de estas dimensiones tiene su propia dinamica, temporalidad y puntos de inflexién. Afectadas por las condiciones generales, no necesariamente coinciden entre si, ni con ciclos socioecondmicos y politicos a nivel general. Al fin y al cabo, mientras en el capitulo anterior el periodo que comenzé en 2003 fue un claro punto de inflexion —mas alla del debate en torno a los logros—, las tendencias y los momentos de cambio de estas tres esferas, sin dejar de estar influidos por los ciclos politicos, presentan una temporalidad propia. Hay una dependencia del pasado: perduran instituciones, procesos y tendencias de mas largo aliento, ciertas politicas muestran continuidades entre los ciclos politicos, las instituciones tienen una inercia para adaptarse a las nuevas demandas y las medidas novedosas tardan en tener impacto o lo hacen limitadamente sobre desigualdades reluctantes. Se vera asi en las paginas siguientes que, comparadas con las desigualdades que se presentaron en el capitulo anterior, estas parecen ser mas dificiles de revertir. En este sentido, la pregunta sobre las condiciones iniciales es central. En efecto, para poder contrastar los resultados de nuestro periodo y las acciones realizadas, es preciso ponerlas en relacién con la situacién de 2003. Cabe agregar otro factor que sefialamos en el primer capitulo: en las formas de mirar cada esfera, algunas categorias se mantienen constantes y otras cambian a lo largo del tiempo. Nuevas preocupaciones se aduefian de la agenda publica reconfigurando nuestras miradas, los conceptos y a menudo los indicadores que usamos para evaluar la desigualdad. Nuestra percepcién de la desigualdad esté moldeada por las preocupaciones propias de nuestro tiempo, lo que nos obliga también a ser cautos cuando pretendemos reexaminar el pasado con categorias del presente. Nuestra hipétesis general sobre las tendencias contrapuestas, intentaremos mostrar, puede ser claramente evidenciada en cada uno de los tres temas de este capitulo. Observaremos, en una direccién, movimientos hacia una mayor igualdad y, en el sentido contrario, perdurabilidad —o para algunos, reforzamiento— de tendencias no igualitarias debido a herencias del pasado o por omisiones e incluso acciones del presente. Como hemos dicho, estas fuerzas contrapuestas no se neutralizan o equilibran entre si (como, por ejemplo, sucederia si se tratara de ingresos), puesto que presentan caracteristicas cualitativas distintas. Revisaremos estos temas comenzando nuestro recorrido con educacién, luego con salud, para finalizar con vivienda. IGUALDAD Y DESIGUALDAD EN EDUCACION La inclusién progresiva De las tres esferas, es en educacién donde hay mas debates protagonizados por los distintos actores: expertos, sindicatos, funcionarios, padres, docentes. Hay una vasta produccién realizada por universidades, centros de investigacién y el propio Ministerio de Educacién de la Nacidn, entre otras. A los medios y a la opinién publica el tema les importa, y mucho: la educaci6én aparece siempre entre las respuestas mas elegidas a la hora de buscar una solucién para distintos males que padecemos. Y es con respecto a la educacién donde se producen las mayores controversias piblicas sobre las tendencias contrapuestas. Estas se expresan en que, por un lado, desde los afios noventa se verifica un paulatino y constante incremento de la cobertura educativa y, en aiios mas recientes, un aumento de presupuestos muy significativo. Pero en direccién contraria, perduran desigualdades en el sistema: en la calidad de la educacién, en la cantidad de horas y dias de clase, en los presupuestos educativos provinciales, en los sueldos docentes. En rigor, nadie niega la persistencia de desigualdades, pero uno de los ejes del diferendo es si se atenuaron o no de modo cabal en nuestro periodo de interés. Repasemos estas tendencias por separado y luego las politicas del periodo, para finalizar con algunas hipdtesis sobre dichos contraluces. A fin de perfilar procesos de mas larga data, tomaremos datos de momentos distintos de las tltimas décadas del Sistema de Informacién de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) y del Sistema de Informacién sobre la Primera Infancia en América Latina (siPi).1 Vemos asi que la escolarizacién de los nifios de 5 afios conoce un incremento: impulsada por su obligatoriedad en 1993 con la ley Federal de Educacién, pasa del 73,6% en 2000 hasta el 97,8% en 2010. La escuela primaria ya era practicamente universal en los afios noventa, pero no sucedia lo mismo con la secundaria. La tasa neta de escolarizacién secundaria —que nos informa sobre el porcentaje de la poblacién que deberia estar en secundaria por su edad y que efectivamente lo esta— Ilegaba al 52,7% en 1993, alcanzé el 85,7% en 2003 y fue

También podría gustarte