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Claves del

ecologismo social
Agustín Hernández Aja, Alicia H. Puleo, Carlos Taibo, Cristina Rois,
Cthuchi Zamarra, Daniel López García, David Llistar, Dolores Romano
Mozo, Edith Pérez, Erik Gómez-Baggethun, Eva Aneiros, Fernando
Cembranos, Francisco Castejón, G e m m a Tarafa, Iñaki Barcena, Jaime
S. Barajas, jorge Riechmann, José Vicente Barcia, Juan Carlos del Olmo,
Julio Alguacil, Luis González Reyes, Luis Rico García-Amado, Mar R.
Gimena, María González Reyes, Marta Pascual, Marta Soler Montiel,
Paco Segura, Ramón Fernández Duran, Rosa Lago, Theo Oberhuber,
Yayo Herrero.

Colección ENSAYO, n° 1

La editorial de

ECOL©GISTA$
Título: Claves del ecologismo social

A u t o r e s : Agustín Hernández Aja, Alicia H. Puleo, Carlos Taibo, Cristina Rois, Cthuchi Zamarra,
Daniel López García, David Llistar, Dolores Romano Mozo, Edith Pérez, Erik Gómez-Baggethun,
Eva Aneiros, Fernando Cembranos, Francisco Castejón, G e m m a Tarafa, Kaki Barcena, Jaime
S. Barajas, jorge Riechmann, José Vicente Barcia, Juan Carlos del Olmo, Julio Alguacil, Luis
González Reyes, Luis Rico García Amado, Mar R. Gimena, María González Reyes, Marta Pascual,
Marta Soler Montiel, Paco Segura, Ramón Fernández Duran, Rosa Lago, T h e o Oberhuber,
Yayo Herrero.

[ d e a o r i g i n a l , m a q u e t a c i ó n y p r o d u c c i ó n : Ecologistas en Acción

C u b i e r t a : Biográfica

C o o r d i n a c i ó n editorial: Valentín Ladrero

Edita: Libros en Acción


La editorial de Ecologistas en Acción,
C / Marqués de Leganés 12, 2 8 0 0 4 Madrid, Tel: 915312739,
Fax: 915312611, formacion@ecologistasenaccion.org
www.ecologistasenaccion.org

© Ecologistas en Acción y los autores y autoras

P r i m e r a e d i c i ó n : noviembre 2 0 0 9

Impreso en papel 100% reciclado, ecológico, sin cloro.

ISBN: 978-84-613-5255-5
Depósito Legal: M - 4 3 5 3 0 - 2 0 0 9

Este libro está bajo una licencia Reconocimiento-No comercia I-Compartir bajo la misma licencia 3.0 España de Creative
Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.Org/licenses/by-nc-sa/3.0/es/
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índice

IVúlogo, 11

li Causas de una enfermedad sistémica:


ideologías de la destrucción, 13
l )na mirada crítica al concepto de progreso
Yuyo Herrero, 15

(ultura del crecimiento en un m u n d o finito


. Idilh Pérez, 21
mito del mercado y la democracia liberal
Iñaki Barcena Hinojal, 2 7

l ,a pobreza desde el ecologismo


Marta Pascual, 33

Deuda ecológica: la mirada medioambiental de los desiguales


inlercambios económicos
Iñaki Barcena Hinojal y Rosa Lago Aurrekoetxea, 41

1 ,a escapada virtual: el desarrollo de una ceguera colectiva


Fernando Cembranos Díaz, 47

Defensa de qué, de quién: miedo a la carta para la guerra global


Mar R. Gimena y Jaime S. Barajas, 53

(Capitalismo global
Carlos Taibo, 59
II. Diagnóstico de un sistema colapsado:
consecuencias de la insostenibilidad, 65
Biodiversidad: tirando piedras contra nuestro propio tejado
Theo Oberhuber, 67

Del crédito a la deuda ecológica en una generación


Juan Carlos del Olmo, 73

Cambio climático
Cristina Rois, 79

El inicio del fin de la era de los combustibles fósiles


y sus consecuencias,
Ramón Fernández Duran, 85

¿El final del capitalismo global?


Luis González Reyes, 91

Crisis alimentaria: agricultura industrial y transgénicos


Marta Soler Montiel, 97
Urbanización contra sostenibilidad
Agustín Hernández Aja, 103

Riesgo químico
Dolores Romano Mozo, 109

III. Escuchar la vida:


mensajes para una alternativa necesaria y posible, 117
Sostenibilidad: cultura de los límites
Erik Gómez-Baggethun y Luis Rico García-Amado, 119

Decrecimiento: menos para vivir mejor


Luis González Reyes, 125

Biodiversidad: elemento central de un nuevo paradigma


Theo Oberhuber, 131

Democracia directa, colectiva y cooperativa


Julio Alguacil Gómez, 135

Acerca de la tecnociencia y el principio de precaución


Jorge Riechmann, 143
Anticooperación: aportes al ecologismo social
Gemma Tarafa y David Liistar, 155

Soberanía alimentaria: un pacto social por la agricultura


Daniel López García, 163
Ecofeminismo: la perspectiva de género en la conciencia ecologista
Alicia H. Puleo, 169

Las mujeres, protagonistas de la sostenibilidad


Marta Pascual, 175

Las alternativas de la defensa antimilitarista


Eva Aneiros Vivas y Cthuchi Zamarra de Villanueva, 183

Cambio de paradigma energético


Francisco Castejón, 189

Menos transporte: los desafíos de la proximidad


Paco Segura, 197

C o n s u m o crítico: límites a la bulimia social


María González Reyes, 2 0 3
La batalla del lenguaje: toponimia de la resistencia
¡osé Vicente Barcia Magaz, 2 0 9

Indice alfabético, 219


Prólogo

Si miramos y nos fiamos de lo q u e observamos, llegaremos a la conclusión


de que la mayor parte de las cosas verdaderamente importantes van a peor.
El agua limpia, las reservas pesqueras, los espacios naturales, los bosques,
la energía fósil, la biodiversidad o el tiempo que las personas tienen para
dedicar a cuidar y relacionarse con los demás son bienes cada vez más
escasos y degradados. La brecha económica q u e separa a las personas en-
riquecidas de la gran parte de seres h u m a n o s empobrecidos y expoliados
crece de una forma obscena.
El enorme aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, fruto
de la actividad humana sobre todo en el m u n d o rico, o la proliferación de
productos químicos ajenos a la dinámica de la biosfera, están alterando los
equilibrios dinámicos y cambiantes de la naturaleza que explican la exis-
tencia de la especie humana. El cambio global es de tal calado q u e ya hay
quien propone que nuestra era geológica pase a denominarse Antropoceno,
ya que la especie humana se ha erigido en el principal configurador de las
dinámicas biogeofísicas de la Tierra.
A pesar de que cada vez existe un discurso verde aparentemente más
.isentado y de q u e se ha multiplicado la existencia de institutos, inves-
tigaciones, instituciones y publicaciones que tratan sobre los problemas
ambientales y sus soluciones, por el m o m e n t o , parece que la humanidad
continúa sin virar el r u m b o q u e conduce al deterioro social y ambiental.
En nuestra opinión, el gran problema es q u e aún no está asumido
por una gran parte de la población, ni desde luego por la clase política y
económica q u e ostenta el poder, la gran contradicción fundamental que
debe afrontar nuestra especie: la incompatibilidad esencial entre un sistema
socioeconómico basado en la extracción y generación de residuos creciente
y un planeta con límites.

11
El ecologismo social pretende desde hace décadas afrontar la situación
de encrucijada en la q u e nos encontramos, colaborando en el impulso de un
cambio de modelo q u e permita ajustar los procesos económicos humanos
a los límites biofísicos, a los tiempos de regeneración y a las dinámicas de
los ecosistemas, con criterios de equidad, de tal m o d o q u e la redistribución
y reparto igualitario de la riqueza ocupe un lugar central en la política y la
economía.
Para deshancar al lucro y los beneficios del puesto central q u e ahora
ocupan, debemos conseguir que muchas personas desplacen la mirada hacia
s lo verdaderamente importante: el mantenimiento de la vida y la justicia y la
equidad entre las personas.
Este libro quiere ofrece algunas claves básicas para poder interpretar la
realidad desde el prisma del ecologismo social: cómo funciona y se articula la
vida en la naturaleza; cuáles son los principales síntomas del desajuste entre
sociedad y naturaleza y cuáles sus consecuencias; por d ó n d e deben ir los
cambios para torcer esta trayectoria suicida; c ó m o y quién se apropia de los
bienes y servicios que presta el planeta; q u é riesgos supone el calentamiento
global; qué papel juega la visión de lo femenino sobre el m u n d o para facilitar
el cambio; q u é caminos pueden conducir a la sostenibilidad...
Esperamos poder contribuir a cambiar la mirada sobre lo que vemos y
animar a volcar esfuerzo y trabajo en la construcción de un m u n d o justo y
compatible con la lógica de la vida.

Ecologistas en Acción

12
I. Causas de una
enfermedad sistèmica:
gías de la destrucción

CLAVES DEL ECOLOGISMO SOCIAL


I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

14
Una mirada crítica
al concepto de progreso
Yayo Herrero
Centro Complutense de Estudios e Información Medioambiental
y miembro de Ecologistas en Acción

I D los últimos siglos, y sobre todo en las últimas décadas, el conocimiento


científico ha avanzado de una forma impresionante. En todas las áreas del
pensamiento: física, matemáticas, química, biología, economía, sociología,
etc. han aparecidos nuevas teorías y descubrimientos cuya aplicación ha
cambiado la vida a una velocidad vertiginosa. Máquinas, artefactos, medios
de transporte, nuevos negocios y formas de relacionarse son resultado de
esta vorágine de generación y aplicación de la tecno-ciencia.
("uñosamente, a la vez, vemos c ó m o casi todos los factores básicos en
los que se apoya la vida, tal y como la conocemos, van a peor. Las reservas
pesqueras en todo el m u n d o disminuyen rápidamente; los suelos pierden
paulatinamente la capacidad de producir alimentos; el ritmo de extracción
ile petróleo, imprescindible para mantener nuestra organización productiva
y económica, no va a poder seguir a u m e n t a n d o debido a su agotamiento;
el agua, el aire y el suelo se degradan debido a la contaminación química;
las desigualdades sociales se profundizan porque existe una desmesurada
¡ipropiación de bienes y riqueza por parte de una minoría; la articulación
comunitaria q u e ha garantizado la reproducción social (los cuidados en la
Infancia, en la vejez o a las personas enfermas, por ejemplo) se está destru-
yendo, entre otras cosas, porque hombres y mujeres dedican la mayor parte
de su tiempo a trabajar para el mercado; lo q u e se llama democracia se ha
convertido en un sistema hegemónico que dispone de medios de difusión
masivos, y una e n o r m e maquinaria tecno-militar capaz de convencer o
Imponer el modelo global...
i Por q u é a la vez que se ha generado tanto conocimiento y al mismo


15
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

tiempo que nacían más universidades, institutos y centros de investigación,


las variables que explican la vida se han ido deteriorando progresivamente?
¿Por qué el agua, el aire, los territorios, los mares, la biodiversidad o la vida
comunitaria se van destruyendo al mismo ritmo con q u e aparentemen-
te aprendemos sobre ellos? ¿Por qué, en medio de tanto deterioro, las
personas continúan creyendo firmemente q u e nuestra sociedad sigue un
camino lineal desde un pasado de atraso y superstición hacia un futuro
emancipador de mayor bienestar?
Para virar esta trayectoria que conduce al colapso, es preciso reflexionar
sobre la noción de progreso que han construido las sociedades occidentales,
un concepto que se basa en la separación entre cultura y naturaleza, y q u e
ha contribuido a construir una esfera social, tecnológica y económica que
ignora el funcionamiento de los sistemas naturales y crece a costa de su
destrucción.

Saber de dónde venimos para poder cambiar


La génesis del modelo de pensamiento occidental tiene su origen en la
Modernidad. Éste es un periodo complejo y largo en el q u e se consiguen
indudables logros, c o m o el establecimiento de los Derechos del H o m b r e y
la consolidación del concepto de ciudadanía (masculina). Sin embargo, es
también el m o m e n t o en el que se asientan las relaciones entre las personas
y la naturaleza q u e han terminado conduciendo a la actual crisis ecológica.
' En efecto, es durante el período m o d e r n o cuando se cimientan las bases
:
de un sistema tecno-científico que se ha venido desarrollando de espaldas
a los procesos de la biosfera q u e sostienen la vida, y al servicio de un mo-
delo socioeconómico q u e reduce el concepto de riqueza a lo estrictamente
monetario y q u e no conoce límites.
La ciencia moderna se construyó sobre la creencia de q u e la perso-
na que pensaba podía separarse del m u n d o y contemplarlo c o m o algo
independiente de sí misma. Al poder observar la realidad desde fuera, el
conocimiento generado se consideraba objetivo; neutral y universal. La
revolución científica moderna condujo a considerar la naturaleza como una
enorme maquinaria q u e podía ser descompuesta y estudiada en partes. La
naturaleza pasaba asía ser comprendida como una gran máquina previsible,
que funcionaba sujeta a unas leyes matemáticas, eternas e inmutables, que
determinan su futuro y explican su pasado.
En la actualidad sabemos que este modelo diseccionador, q u e ha sido
tan útil para aplicar en la industria, no es válido para comprender la vida

16
UNA MIRADA CRITICA AL CONCEPTO DE PROGRESO

sobre la Tierra. La lógica de las máquinas no sirve para entender el m u n d o


vivo. En un ecosistema, vegetales, animales y microorganismos interactúan
intensamente. Lo que una especie desecha es el alimento de otra; la materia
se recicla constantemente a través de la trama de la vida; la diversidad,
1

lauto natural como social, asegura la recuperación... La vida, desde sus


inicios, hace tres mil millones de años, se ha extendido por el planeta, no
por la fuerza, sino creando una red compleja y no es posible comprenderla
ignorando su dinamismo.
La visión atomizada y dispersa de la realidad tiene importantes reper-
cusiones en nuestro entorno. Muchas decisiones en temas urbanísticos, a
lu hora de planificar infraestructuras o de dispersar productos químicos o
xenobióticos al medio, alteran esta compleja red de relaciones con conse-
cuencias imprevisibles y no deseadas.
A pesar de q u e la propia ciencia desautorizó hace muchos años la
mecánica clásica o la separación entre cultura y naturaleza como visiones
i micas que pudiesen explicar la complejidad del m u n d o , estas miradas si-
guen fuertemente ancladas en los esquemas mentales de nuestra sociedad
y continúan siendo aplicadas en el ámbito tecno-científico.
Concebir el saber occidental como objetivo y universal, la oportunidad
de extenderlo q u e ofrecieron la colonización del resto del m u n d o y los
avances tecnológicos que hicieron posibles los deseos de crecimiento sin
limites, han hecho de la ciencia occidental el sistema de conocimiento
hegemónico y pretendidamente único, ante el que cualquier otro es con-
siderado atrasado o supersticioso. De este m o d o , se ignora q u e hay otras
muchas formas de conocimiento que han demostrado su utilidad y validez.
Si pensamos en la eficacia de la arquitectura vernácula para conservar el
calor y el frío de las casas, o en la. capacidad de muchos pueblos indígenas
para conservar los bosques en los q u e viven y la biodiversidad que éstos
albergan, comprobaremos que han existido otras culturas más eficaces que
l.i nuestra en estos empeños.

Un progreso lineal e ilimitado ,


I ,a revolución científica e ideológica que instaura el proyecto de la Moder-
nidad se amplía y consolida durante la Ilustración. Por una parte aparecen
los ideales ilustrados basados en la libertad intelectual y el desarrollo del
conocimiento al margen de la Iglesia; por otro, surgen dos fenómenos aso-
ciados: el capitalismo y la Revolución Industrial. La ciencia y su aplicación,
desvinculadas de la ética gracias a su supuesta objetividad y neutralidad, se

17
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

pusieron al ^servicio de la industria naciente y del capitalismo, consiguiendo


unos aumentos enormes en los ritmos de extracción y transformación,
gracias a la bonanza energética que ofrecieron las energías fósiles, primero
el carbón, y posteriormente, y hasta hoy, el petróleo. El capitalismo y la
Revolución Industrial, con la tecnología a su servicio, terminaron instrumen-
talizando los ideales de la libertad e igualdad e imponiendo unas relaciones
entre las personas y la naturaleza guiadas por la obtención de beneficios
a cualquier coste.
El concepto de progreso de la humanidad se fue construyendo, por tan-
to, basado en el distanciamiento de la naturaleza, de espaldas a sus límites
y sus dinámicas autoorganizadoras. El avance tecnológico fue considerado
el motor del progreso q u e posibilitaba construir uria -idea simplifieadora de
bienestar asociada al sobre-consumo de todo tipo de artefactos, bienes y
servicios. Esta dimensión consumista se ha consolidado sobre todo en las
últimas décadas, en la que la sociedad de consumo se ha autoproclamado
como la solución para todos los problemas humanos.
El lema "si p u e d e hacerse, hágase" se impuso, sin cuestionar el para
qué o para quién de las diferentes aplicaciones. La ausencia de reflejo dé
los deterioros sociales y ambientales en los indicadores reduccionistas que
asociaban de forma biunívoca riqueza y valor monetario, hicieron estas de-
gradaciones invisibles, y al no verlas, se siguió estimulando la maquinaria de
la producción de forma cada vez más creciente, a u m e n t a n d o en la misma
medida la inevitable destrucción que acompañaba a este crecimiento.
La palabra progreso dotaba de un sentido positivo a esta tendencia de
la evolución sociocultural. Se consideró que todas las sociedades, de una
forma lineal y universal evolucionaban de unos estadios de mayor atraso
(caza y recolección o ausencia de propiedad privada) hacia etapas más
avanzadas y modernas (civilización industrial o economía de mercado) y que
en esta evolución, tan natural y universal como las leyes de la mecánica
que explicaban el funcionamiento del m u n d o físico, las sociedades euro-
, peas se encontraban en el punto más adelantado. Al concebir la historia
de cada pueblo como una serie de acontecimientos q u e conducían desde
el salvajismo a la civilización, los europeos, convencidos de representar
el paradigma de civilización por excelencia, expoliaron los recursos de los
territorios colonizados para alimentar su sistema económico basado en el
crecimiento. Sometieron mediante la violencia militar, económica y sim-
bólica a los pueblos colonizados, a los q u e se consideraba salvajes y en un
estado muy cercano a la naturaleza.
Esta concepción de progreso, vigente en el presente, ha sido trágica para

18
UNA MIRADA CRITICA AL CONCEPTO DE PROGRESO

los pueblos empobrecidos y también para los sistemas naturales. La idea de


que más es siempre mejor, el desprecio.de]'saber tradicional, la concepción
de la naturaleza.como/un infinito almacén de recursos; la reducción de la
riqueza a lo estrictamente rrionetarie y la fe en que la tecnología y la ciencia
pueden salvarnos de cualquier problema, incluso de los que ellas mismas
1

han creado, suponen una remora en un m o m e n t o en el que resulta urgente


un cambio de paradigma civilizatorio.

Cambiar no es una opción


l.n un planeta físicamente limitado, resulta imposible ampliar el estilo de
vida occidental, con su e n o r m e consumo de energía, minerales, agua y ali-
mentos, al conjunto de toda la humanidad. El deterioro social y ambiental
no son ajenos a este modelo de desarrollo, sino q u e son parte inevitable
del mismo. Cambiar, por tanto, no es una opción sino una necesidad
imperativa: nos encontramos ante una crisis civilizatoria, q u e exige un
cambio en la forma en la que las sociedades se relacionan con la natura-
leza y entre ellas. La producción de necesidades y de bienes para satisfacerlas
han condicionado la configuración de las relaciones entre las personas. Si
la dinámica consumista y la obtención del beneficio en el menor plazo
posible rigen la organización económica, esta misma lógica se instala en
los procesos de socialización y educación, determinando finalmente que
la vida de cada individuo se oriente hacia la acumulación, olvidándose de
poner en el centro de interés el mantenimiento de vidas que merezcan la
pena ser vividas.
Hoy, el progreso es afrontar la insoslayable incompatibilidad que existe
entre un planeta Tierra con recursos limitados y finitos, y un sistema so-
cioeconómico, el capitalismo, que se b a s a e n la expansión continua y genera
L'i)ormes desigualdades. Se trata de establecer un nuevo contrato social que
considere a hombres y mujeres como seres interdependientes entre sí y
dependientes de la naturaleza.
Progresar será, por tanto, avanzar desde una lógica de guerra contra las
personas, los pueblos y los territorios a una cultura de paz que celebre la
diversidad de todo lo viva, que permita a todas las personas el acceso a los
bienes materiales en condiciones de equidad y que se ajuste a los límites
y ritmos de los sistemas naturales.
Vivir ejerciendo menos presión sobre los recursos y servicios que presta
rl planeta es una exigencia que viene impuesta por la finitud de los recursos
m.itcriales./¥fvíf'bíén con menos y en condiciones de justicia y equidad, es

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I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

un camino que hay que encontrar, sumando mayorías que puedan impulsar
los cambios. Esta nueva visión permitirá establecer alternativas, recuperar
lo valioso que perdimos y explorar nuevos caminos que permitan vivir
en armonía social y en paz con el planeta. Muchas personas, en todos los
continentes, lo están haciendo ya.

Bibliografía recomendada
• García, E. Medio ambiente, y sociedad: la civilización y los límites del planeta.
Alianza Ensayo, 2 0 0 4 .
• Mundford, L. Técnica y Civilización. Alianza, 1934.
• Novo, M. El desarrollo sostenible: su dimensión ambiental y educativa. Pear-
son Prentice Hall, 2 0 0 6 .
• Prigogine 1. y Stengers 1. La nueva alianza. Metamorfosis de la Ciencia.
Alianza, 1983.

20
Cultura del crecimiento
en un m u n d o finito
Edith Pérez
Coordinadora del Área de Antiglobalización,
Paz y Solidaridad de Ecologistas en Acción

"Cuanto más examinamos el papel del crecimiento en la


sociedad moderna, más claramente vemos que nuestra
obsesión por el crecimiento es un fetiche, es decir, un objeto
sin vida venerado por sus aparentes poderes mágicos"
Clive Eíamilton

La trampa del crecimiento continuo


¿Desempleo por doquier? Sólo el crecimiento creará puestos de trabajo.
¿La pobreza se multiplica? El crecimiento redimirá a los pobres, dará
prosperidad a todo el m u n d o . Los señuelos del crecimiento son infinitos
(Hamilton, 2 0 0 6 ) . Los gobiernos de cualquier tendencia sucumben ante
él, posibilitando la convergencia de derecha, socialdemocracia y socialismo
hacia este fin. La expansión de la producción de mercancías, servicios y
dinero es el sueño de cualquier sociedad, maximizar el PIB el de cualquier
país, y en consecuencia, en el ámbito micro, las personas se transforman
en consumidores y los deseos humanos pasan a definirse en función de las
mercancías, y por lo tanto, proporcionalmente a los ingresos. La ideología
del crecimiento atraviesa todas las esferas y se justifica por sí misma, cons-
tituyendo el dogma de fe de la cultura capitalista: "el crecimiento es prin-
cipio, medio y fin en sí mismo". Principio ideológico y motor del progreso,
medio de acumulación y de realización social e individual para llegar al fin
inevitable y único de la Política y de la Historia: crecer más.

21
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

Para llegar a esta conclusión hay que asumir una premisa: el crecimiento
tiene atributos de divinidad y es moralmente superior. A no ser que sus
ideólogos puedan rebatir la lógica de los siguientes argumentos:
v' 1. Para crecer sin parar en el ámbito macroeconómico hay q u e consu-
mir sin parar en el microeconómico: a más ritmo de crecimiento del PIB se
impone una mayor voracidad de consumo, y por lo tanto, la reproducción
de los mecanismos financieros, publicitarios, mediáticos y culturales para
mantenerla.
•. 2. Para crecer de forma continuada y acelerada hay q u e alimentarse
de algo real con lo que seguir impulsando esa dinámica. Cabría preguntarse
si el crecimiento p u e d e nutrirse de algo ficticio, sin traducción material o
productiva, dada la evolución de la economía financiera y la burbuja es-
peculativa a lo largo de los últimos años. Si tenemos en cuenta la relación
entre crecimiento global y consumo a pequeña escala parece que, a u n q u e
sean mínimos, tienen que existir puentes entre la economía productiva
y la especulativa. Se p u e d e n consumir ideas, pero incluso para ello hace
falta un nexo con lo real, con lo tangible (llámese televisión, telefonía o
materiales consumidos para producir la energía necesaria de una conexión
a Internet). Aunque el dinero se pueda crear y acumular de forma virtual,
su sentido último tiene un vínculo con la realidad claro. ¿De qué sirve tener
dinero si no es para poseer más mercancías? Se p u e d e crecer de la nada
pero no indefinidamente ya que ésta, a u n q u e no lo parezca, mantiene un
nexo imprescindible con la realidad.
3. Vivimos en un planeta finito, con unos límites tanto en los recursos ,
existentes como en la capacidad de los sumideros para asimilar residuos,
luego no se pueden extraer recursos y generar residuos de forma infinita. En
menos de un siglo hemos pasado de un m u n d o casi vacío de actividad hu-
mana a otro excesivamente lleno. Hasta la Revolución Industrial, la especie
humana vivió utilizando los recursos q u e provenían de los seres vivos y de
materiales del entorno próximo, utilizando la energía solar, contribuyendo
a cerrar los ciclos mediante el predominio de los movimientos verticales
de materia de la naturaleza (el ciclo del agua sería un ejemplo: fluye hacia
la cota cero de los mares y se va evaporando para renovarse, ganando
cota a través de la precipitación). Al comenzar a usar de forma masiva los
combustibles fósiles para acelerar las extracciones de la corteza terrestre y
extender el transporte horizontal por todo el planeta se puso en marcha
la espiral del crecimiento explosivo, característico de la actual civilización
(Naredo, 2 0 0 6 ) . Además, los materiales extraídos son devueltos al medio
tras su uso como residuos, sin cerrar los ciclos de materia y energía, y con

22
CULTURA DEL CRECIMIENTO EN UN MUNDO FINITO

consecuencias negativas para el conjunto de la biosfera, que se acentúan


por la necesidad de movilizar cantidades ingentes de tierras y materia ve-
getal. El crecimiento económico impulsa incesantemente este proceso del
que se nutre, basado en un aprovechamiento exclusivamente económico
ile los recursos, sin tener en cuenta su valor real q u e no p u e d e expresarse
en términos monetarios, sino en el valor de la vida, en los servicios de los
ecosistemas, etc. Las consecuencias de ello ya son tratadas en otros capítulos
de este libro.
4. A través de la huella ecológica, se ha comparado la demanda anual
de recursos por poblaciones humanas con la superficie de tierra necesaria
para generarlos y absorber residuos, incluyendo en sus cuentas la superficie
disponible para distintas actividades humanas. Si todos los habitantes del
m u n d o consumieran tanto como el consumidor medio de los países enri-
quecidos necesitaríamos cuatro planetas del tamaño de la Tierra. Esto nos
lleva a la conclusión de que para seguir en este planeta, es indispensable
que una mayoría de habitantes del m u n d o se queden fuera de las dinámi-
cas de consumo. La desigualdad es una condición necesaria, a u n q u e no
suficiente; para mantener el crecimiento, y lo es tanto en el acceso a los
1

recursos como en el perjuicio por los impactos ambientales causados.


5. Por último, si el crecimiento necesita engullir el m u n d o real, y el
ecosistema planetario tiene unos límites definidos y no sobrepasables, es
obvio q u e el crecimiento continuo e ilimitado es imposible. Puede ser fac-
tible crecer asumiendo una brecha de inequidad cada vez más abrupta, en
la que los que crecen sean cada vez menos y lo hagan de una manera más
voraz y autoritaria. Aún así, esa pequeña élite planetaria, antes o después,
chocaría inevitablemente con una realidad acotada.
Puesta en evidencia la paradoja del crecimiento continuo, cabría pre-
guntarse: ¿mejora el crecimiento la vida de la gente? ¿Aumenta la felicidad
humana? Se ha visto cómo a partir de un nivel de renta no hay diferencias
en la satisfacción declarada, en el grado de felicidad. A pesar de que en
listados Unidos los ingresos reales se triplicaron entre 1950 y 1990, en la
década de los 90 había menos estadounidenses satisfechos con sus ingresos
que en 1950 (Hamilton, 2 0 0 6 ) . La O M S estima q u e para el año 2 0 2 0 la I
depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo. Da la im-
presión d e que cuanto más se insiste en el éxito económico como medio
principal para lograr la felicidad, más se fomentan las patologías psicoso-
ciales. Tal vez considerar la acumulación de bienes como el camino hacia
la satisfacción sea, por lo tanto, un error.

23
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

La anulación de los vínculos


(o el vacío de la abundancia)
"No hay duda de que el Poder
el poder de joder se entiende
el ejercicio mayúsculo y violento contra los vínculos
es un contagioso corredor de fondo
cansino e incansable"
Ángel Calle

"Podríamos decir q u e es el mal de nuestra época: estamos demasiado


solos, pero no tenemos suficiente soledad"
Clive Hamilton

Todo este culto al crecimiento es difícil de comprender sin un "ejercicio


mayúsculo y violento contra los vínculos" que en los distintos niveles es-
tablecen las personas:
La construcción de la identidad sobre la base de la adquisición de
mercancías dificulta establecer un,vínculo consciente y saludable con las
propias necesidades humanas, favoreciendo sentimientos de insatisfacción
constantes y haciendo posible la desconexión entre lo q u e consideramos
importante para nuestro bienestar y el tipo de vida que llevamos.
El vínculo con lo q u e nos rodea (convertido en bien de consumo) y
su origen es aniquilado en la cultura del crecimiento. Las materias primas
necesarias para su elaboración, el proceso de producción, el transporte,
etc. El halo mágico que rodea al consumo nos hace percibir los productos
como nacidos por generación espontánea de' la estantería de un centro
comercial, aislados de su contexto de elaboración y procesamiento.
La gente busca y necesita un sentido de comunidad y pertenencia.
Para ser aceptada socialmente la persona ha de adoptar formas de com-
portamiento culturalmente aprobadas. El sentimiento de comunidad a
partir del consumo despersonalizado en el mercado inhibe las relaciones
comunitarias y vecinales de apoyo. C o m o señala Hamilton, a pesar de los
enormes avances en las comunicaciones, la gente sabe sobre sus vecinos
menos q u e nunca a lo largo de la historia. Desconfiamos de la gente, nos
mostramos incapaces de establecer vínculos entre nuestras propias con-
diciones de trabajo y de vida y las de los demás. El otro se presenta como
enemigo o, en el mejor de los casos, merecedor de nuestra desconfianza,
lo que tiene como consecuencia la fragilidad y fragmentación de las redes

24
CULTURA DEL CRECIMIENTO EN UN MUNDO FINITO

V movimientos sociales. Por otra parte, este proceso se acompaña de una


pérdida de la memoria que nos permite aprender de los errores del pasado
y de otras experiencias y alternativas: parece que nunca h u b o (y habrá)
nada distinto, obviando las potencialidades de transformación social de los <
procesos históricos. w¿
La vinculación cultura-naturaleza desaparece, por lo tanto, en un ífer-
cicio de dicotomización imposible. Sólo de esa manera se p u e d e crear, y
creer en, el crecimiento continuo en un planeta finito: alienándonos del
mundo del q u e irremediablemente formamos parte.

Bibliografía recomendada
• Hamilton, Clive. El fetiche del crecimiento. Laetoli, 2 0 0 6 .
• Naredo, ]osé Manuel. Raíces económicas del deterioro ecológico y social. Más
allá de los dogmas. Siglo XXI, 2 0 0 6 .
• Fernández Duran, Ramón. El crepúsculo de la era trágica del petróleo. Pico
del oro negro y colapso financiero (y ecológico) mundial. Editorial Virus /
Libros en Acción (Ecologistas en Acción), 2 0 0 8 .

25
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

26
El mito del mercado
y la democracia liberal
Iñaki Barcena Hinojal
Director del Departamento de Ciencia Política y de la Administración
de la Universidad del País Vasco y miembro de Ekologistak Martxan

l.n 1989 Francis Fukuyama, alto cargo de la Casa Blanca norteamericana,


escandalizó al m u n d o con su provocativo y visionario artículo - d e s p u é s
ampliado a libro- El fin de la-Historia. Sus tesis eran claras, diáfanas. Ar-
gumentaba que con la caída del Muro de Berlín, el socialismo soviético,
burocrático y real, entraba en bancarrota y eso anunciaba, tras más de dos
siglos de confrontación ideológica, la victoria sin reservas del capitalismo
como sistema económico sobre la planificación socialista. También colegía
l.i definitiva e inequívoca preponderancia de la democracia liberal c o m o
sistema político-institucional frente a los regímenes de partido único.
Decía Fukuyama que no dejaría de haber conflictos, enfrentamientos
y disputas ideológicas, pero las consideraba residuales, integrables y poco
problemáticas para un sistema político basado en un modelo de mercado
que se extendería en breve por todo el m u n d o y que había penetrado
incluso en el Irán del ayatolá ]omeini.
Dos décadas después, el capitalismo ha entrado en crisis. Hemos asistido
al anunciado pinchazo de la burbuja financiera, lo q u e ha traído consigo el
declive de la economía productiva y el decrecimiento en el propio m u n d o
occidental, dando origen a una situación que se ha llamado "socialismo
para ricos", d o n d e los Estados tienen q u e tomar las riendas de la economía
e intervenir en bancos y empresas transnacionales para que el negocio de
la acumulación siga funcionando.
Estas dos décadas han sido las de la aceleración de las dinámicas de la
globalización, no sólo en el ámbito económico, sino también en el político
y en el cultural. Los cambios tecnológicos han generado herramientas

27
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

muy poderosas en el ámbito de la comunicación q u e hacen que los flu-


jos de información sean mayores q u e nunca. Pero también son mayores
q u e nunca las demandas de energía y materias primas para alimentar el
crecimiento económico y la prometida desmaterialización de la economía
no acaba de llegar. El proceso de globalizáóión neoliberal no solamente es
asimétrico - h a y más teléfonos en la ciudad de Nueva York q u e en todo el
continente africano- sino que además se topa con los límites del planeta.
Es insostenible.
El mito del mercado libre, que durante varias décadas ha sido reforzado
tanto por el colapso del estalinismo como por el desarrollo sin preceden-
tes de la producción y del consumo, se topa con los límites del planeta.
Con la cruda realidad de la crisis ecológica que amenaza a ecosistemas y
comunidades, generando malestar en millones de personas desahuciadas
que en el Norte, y sobre todo en el Sur, no pueden aspirar a su parte de
la tarta productiva y con la denuncia de millones de mujeres cuyo trabajo
reproductivo no se contabiliza.
Desde hace siglos, en Occidente, el mercado dejó de ser un lugar de
trueque e intercambio, una parte más de la sociedad, para convertirse,
en palabras de K. Polanyi, en un dispositivo idealizado para organizar las
relaciones sociales. Es decir, el liberalismo económico c o m o ideología
emergente en los tres últimos siglos ha convertido al mercado en el prin-
cipio básico de una sociedad basada en contratos entre individuos, d o n d e
trabajadores y trabajo son tratados c o m o meras mercancías.
La "mano invisible" imaginada por Adam Smith es la metáfora preferida
para expresar y justificar universalmente este mito, por el cual el egoísmo
particular se convierte, por gracia del mercado, en hipotético provecho y
beneficio para todos y todas. La división del trabajo y el poder transforma-
dor del mercado hacen que la moral burguesa sea el referente ideológico
único para exportar urbi et orbi el desarrollo económico capitalista.
Así lo expresa retóricamente A. Smith cuando escribe que "los ricos y
los pobres son objeto de evaluaciones sociales opuestas, ya q u e existe una
disposición para admirar y valorar'a los ricos y poderosos y a despreciar y
desatender a las personas de pobre condición y entendimiento".
Sin embargo, pese a la oposición de la clase obrera y del campesinado,
el derrocamiento de las monarquías absolutistas y de la aristocracia feudal
sirvió para que el mercado capitalista se transformara gradualmente en un
fenómeno universal. Según el antropólogo Gérald Berthoud el liberalismo
clásico burgués, la nueva ideología de las denominadas clases medias,
restringió la sociedad humana a la lógica de los intereses individuales,

28
EL MITO DEL MERCADO Y LA DEMOCRACIA LIBERAL

expresada al completo en el libre intercambio, voluntario e intencionado,


amparado por el Estado y regulado por el mercado, q u e se idealiza como
una inextricable red de intercambios utilitarios que libera a las personas de
sus ligaduras tradicionales y comunitarias.
En este largo camino de idealización y de universalización del mercado
como herramienta básica de regulación y organización social, llegamos al
siglo XX cuando académicos c o m p EA. Hayel< definirán el mercado como
una institución natural. Demostrando su aversión a todo tipo de institución
comunitaria, este economista austríaco, en su obra Great Soáety, apuesta
por una sociedad basada en individuos despegados de toda pasión o sen-
timiento gregario y solidario y por "emplear todos los medios materiales
necesitados por los pobres de su propia sociedad para atender las demandas
comerciales anónimas de miles de desconocidos".
C o m o bien sabemos, no han faltado en todo este recorrido histórico,
profundos y encendidos debates y críticas sobre la economía burguesa
clásica basada en el llamado libre mercado. Karl Marx ha representado el
exponente teórico anticapitalista más conocido, y en su crítica planteó que
el capitalismo, c o m o cualquier otro m o d o de producción, no se limita a la
esfera económica. El mercado capitalista no se c o m p o n e tan sólo de rela-
ciones puramente materiales y económicas, sino q u e se asienta sobre una
superestructura jurídica, política y cultural diseñada por la clase dominante.
I as reglas de funcionamiento del mercado serán aquellas que convengan
a las clases acomodadas, y tanto el Estado como el resto de instituciones
defensoras del orden capitalista darán cobertura y legitimidad al m u n d o
mercantil organizando toda una batería de mitos en torno al mercado.
Ciiulio Palermo, economista de la Universidad de Brescia, los ha catalogado
como el mito del mercado justo, el del mercado libre, el de la igualdad de
oportunidades, el mito del mercado productor de riqueza y el del mer-
cado que descubre y administra la información. Escoge acertadamente el
concepto de mito para tratar de desmontar las falacias de la institución
mercantil, que teóricamente actúa como mecanismo creador de incentivos,
en libertad y sin relaciones de poder, sin clases. Toda persona parece actuar
como consumidor racional, de forma disciplinada y siguiendo las señales
ilc la oferta y la demanda.
Democracia y mercado se pretenden parejos pero son dicotómicos. *
C lomo dice G. Palermo siguiendo la tradición crítica marxista, "la igualdad
que el mercado acarrea consigo es puramente formal. Es'cierto que la ley
de mercado es igual para todos, pero somos nosotros los q u e no somos
iguales en el mercado 1...1 son sólo aquellos con una adecuada capacidad

29
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

de gasto quienes al final gozan de los bienes y de los servicios producidos


por la sociedad y eso hace a los hombres diferentes". Y a las mujeres.
C o m o escribía el politólogo canadiense C. B. Macpherson en su obra
La democracia liberal y su época, la democracia es el sistema político elegido
por el liberalismo burgués para justificar su orden económico asentándose
sobre una concepción intermedia entre el Homo fabery el Homo economicus,
entre un ideal de persona esencialmente consumidora de servicios y otra
hacedora y creadora.
Según Macpherson, esa democracia mercantil asociada a la existencia
de una economía capitalista de mercado y a la aceptación teórica de la
sociedad de clases, es un profundo error occidental, ligado a la filosofía del
individualismo posesivo que fue creada por filósofos como Hobbes, Locke,
H u m e y Smith. El liberalismo ha intentado interpretar su régimen demo-
crático como protección de los ciudadanos frente a los abusos de poder,
c o m o herramienta para el desarrollo de los individuos y como equilibrio
entre las diferentes clases y élites. Macpherson crítica su falta de veracidad y
propone la democracia como participación, como camino hacia la libertad
positiva y la igualdad que no resultan del mercado capitalista sino de la
propiedad colectiva del modelo socialista.
Son muchos los autores que como Macpherson o E. P. Thompson han
tratado de demostrar que liberalismo y democracia no son sinónimos y
que los regímenes democráticos basados en el sufragio universal se han ido
imponiendo tras largos y duros procesos de lucha y movilizaciones obreras,
artesanas y campesinas frente a los privilegios de las clases adineradas.
En el contexto actual de grave crisis ambiental, algo q u e reconoce en
sus últimos escritos el propio F. Fukuyama (El fin del hombre), hay quienes
se empeñan en ver.en el mercado y en el crecimiento económico la única
vía de solución a los problemas socio-ecológicos. Sin embargo, al igual q u e
en otros momentos históricos, s\ ecofascismo y las salidas autoritarias de la
crisis ecológica son un riesgo palmario. Por eso el ecologismo social propone
q u e para poder encaminarse a la sostenibilidad más allá del mercado las
decisiones políticas deben derivarse de procesos deliberativos públicos, ya
que la democracia en su versión participativa y directa p u e d e favorecer
los procesos de cambio hacia la sociedad libre, decreciente, sostenible e
igualitaria.

30
EL MITO DEL MERCADO Y LA DEMOCRACIA LIBERAL

Bibliografía recomendada
• Berthoud, Gerald. "Market" in Sachs, W. (ed.) The Development Dictionaty.
Zed Books Londres, 1992.
• Encina, |. y Barcena, I. (coords.) Democracia ecológica. Formas y expe-
riencias de participación en la crisis ambiental. Atrapasueños-Casa de las
Américas, Sevilla, 2 0 0 6 .
• Fukuyama, Francis. El fin de la Historia y el último hombre. Planeta. Bar-
celona, 1992.
• Macpherson, C. B. La democracia liberal y su época. Alianza, Madrid,
1997.
• Palermo, Giulio. El mito del mercado global. Crítica de las teorías neoliberales.
El Viejo Topo, Barcelona, 2 0 0 8 .
• Polanyi, Kart. La gran transformación. La Piqueta, Madrid, 1989.

31
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

32
La pobreza desde el ecologismo
Marta Pascual
Coordinadora del Área de Educación Ecológica de Ecologistas en Acción

l.l ecologismo social dirige necesariamente su mirada al bienestar de los


seres humanos. Si la pérdida de biodiversidad, el deterioro de los ecosis-
temas naturales o la crisis climática son indicadores del fracaso de nuestro
modo de vida, no lo es menos la constatación de las carencias de recursos
esenciales q u e sufren millones de seres humanos y la profunda inequidad
en la distribución de dichos recursos.
Pobreza es el nombre que hoy se da a esta situación de carencia. Aunque
Iras la palabra se esconden interpretaciones muy diferentes. Según corno 1

comprendamos la pobreza y d ó n d e coloquemos sus márgenes, perseguí- 1

remos u n o u otro.rnodo de estar en el m u n d o . Esta comprensión es clave


a la hora de darle respuesta política y económica.
No es fácil delimitar de qué hablamos cuando nombramos la pobreza.
1 os Objetivos del Milenio de la O N U se proponen en su primer punto
reducir la pobreza . Hacen referencia a las personas q u e viven con menos
1

ile un dólar al día. No especifican, sin embargo, si son propietarias o no de


una parcela suficiente de tierra fértil, si consumen alimentos contaminados
o si viven en un suburbio urbano. Las estadísticas hablan de países pobres
o ricos en función de su Producto Interior Bruto, no en función de los
recursos naturales q u e poseen o de aquellos que poseyeron y de los q u e
fueron expoliados. Indicadores como la renta o el PIB son hoy herramientas
centrales para medir la riqueza y la pobreza.
También se manejan otros índices más amplios c o m o el IDH (índice
ile Desarrollo Humano) que combina el PIB con otras variables como la

I Objetivo 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre. Meta 1 A: Reducir a la


mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de personas con ingresos inferiores a 1
dólar por día. Objetivos del milenio, ONU, 2 0 0 0 .

33
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

\ esperanza de vida, el analfabetismo o la nutrición. Aunque se acercan un


poco más a la realidad de algunos pueblos, su dependencia del PIB, su
dificultad para medir variables relaciónales, de dependencia o de deterioro
ecológico y el carácter etnocéntrico de sus mediciones (¿qué educación
se considera, qué alimentación?) siguen escondiendo buena parte de la
realidad.
En un m u n d o gobernado por el mercado, el indicador esencial de la
pobreza es el acceso a consumos mercantilizados. El resto de consumos,
aquellos que se pueden resolver sin dinero -progresivamente dificultados-
se desprecian en tanto q u e subconsumos. La cultura del desarrollo avala la
búsqueda de riqueza (es decir, de capacidad de consumo mercantilizado)
y desprecia los modos de vida q u e no aspiran a ella (a m e n u d o modos de
vida más cercanos a la sostenibilidad).
Se insiste en que el crecimiento del PIB, el aumento de la producti-
vidad, el desarrollo tecnológico o el libre comercio reducirán la pobreza.
Pero ni el PIB ni el índice de Desarrollo H u m a n o ni otros indicadores más
sofisticados incorporan en sus contabilidades variables esenciales qué el
desarrollo dañó, y que deciden la posibilidad o la imposibilidad de una
vida digna. Entre ellas podemos señalar la existencia de una red próxima
de apoyo afectivo y material, la relación con la tierra, el grado de deterioro
del medio en el q u e se pretende vivir, la existencia de bienes comunales
o servicios públicos de calidad, la organización colectiva, la propiedad y el
poder sobre los medios de producción, las reglas sociales relativas al apoyo
mutuo, o el riesgo de perder los bienes o la vida.

f "La gente no muere por falta de ingresos. La gente m u e r e por falta de


acceso a los recursos... Los indígenas en la Amazonia, las comunidades
montañesas en el Himalaya, los campesinos cuyas tierras no han sido
expropiadas y cuyas aguas y biodiversidad no ha sido destruida por la
deuda para crear una agricultura industrial poseen riqueza ecológica,
incluso a u n q u e no ganen un dólar al día".
Vandana Shiva 2

En cualquier caso es innegable q u e existen millones de personas q u e han


sido expropiadas de la posibilidad de resolver sus necesidades esenciales,
de vivir con dignidad, y en muchos casos, de sobrevivir, especialmente
en las zonas sobreurbanizadas del planeta (sin acceso a la producción de

' 2 Vandana Shiva, Cómo poner fin a la pobreza. ZNet, 11 mayo 2 0 0 5 . Consultable
•K en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=15959

34
LA POBREZA DESDE EL ECOLOGISMO

alimentos), d o n d e la economía de mercado es prácticamente la única vía


para resolver las necesidades básicas.
A escala mundial, los países del Sur se han convertido en pozos de
extracción y sumideros de vertidos para el Norte poderoso. El hurto de
recursos toma diferentes formas: apropiación directa de la producción
de alimentos y otras materias primas, expulsión de las poblaciones de sus
lerritorios, destrucción de ecosistemas y desaparición de especies, robo de
semillas, uso como vertedero... hurtos estos, que se hacen visibles bajo el
término de deuda ecológica} Esta apropiación explica que el fenómeno de
la pobreza en los países del Sur tenga rasgos específicos.
Las crecientes migraciones hacia el Norte son u n o de ellos. En las c o n d P
ciones actuales de deterioro y escasez de recursos -agravadas por el fuerte
.consumo de una minoría-, es necesario despertar una alerta: no sería des-
cabellado pensar en un horizonte en el que se defendiera abiertamente la - >;,;
desaparición de esas poblaciones excedentarias. Es posible imaginar un nuevo
fascismo q u e plantee la propuesta de mantener la sostenibilidad ecológica del
planeta (nos referimos al mantenimiento de los recursos y el nivel de vida),
pero con una población significativamente más reducida. El cínico "aquí ^
no cabemos todos", pronunciado desde el robo y el despilfarro del Norte,
puede hacerse hueco entre los sectores de población más favorecidos, y ti
orientar salidas políticas inhumanas a la crisis ambiental.
Si salimos de este marco sombrío moderno, etnocéntrico o desarrollocéntri-
co que explica la pobreza como una enfermedad a eliminar, encontraremos
interpretaciones diferentes. En las principales lenguas del África Subsaharia-
na no existe una palabra para designar al pobre en el sentido económico del
término. Las palabras q u e se utilizan para traducir esta palabra a m e n u d o
significan huérfano . Es decir, no carente de dinero sino de apoyo social. No
4

existe término q u e signifique "carente de lo necesario". En Mali el término


más cercano a pobreza es faantanya, es decir, "sin poder".
Para las culturas de lo colectivo (buena parte de las culturas centradas
en lo local) no es posible una pobreza sufrida de forma individual. A u n q u e
de forma excepcional se puedan pasar periodos de penuria debidos, por
ejemplo, a una mala cosecha, no es imaginable q u e una familia pase ham-
bre si a su lado vive otra que dispone de recursos excedentes. La penuria
tiene en éstas una dimensión grupal. Por tanto es menos frecuente que en

3 Ver campaña Quién debe a quién, www.quiendebeaquien.org


4 Latouche, Serge. La otra África. Autogestión y apaño frente al mercado global. Ooze-
bap, 2007. p. 110.

35
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

las culturas individualistas.


La historia y la antropología también muestran cómo la pobreza volun-
taria, la vida humilde, no fueron siempre despreciadas o temidas, antes bien,
podrían considerarse en muchas religiones y culturas como un estado de
equilibrio o de virtud.
Pero conviene tener en cuenta un matiz fundamental. La pobreza
extrema es bien diferente de la falta de ciertos medios. El binomio pobre-
miserable se representa, por ejemplo, con palabras diferentes en lengua
wolofy recibe una valoración muy diferente en cada una de sus acepciones.
La pobreza es bien diferente de la miseria. Si la primera no pone en riesgo
la vida, pero sí ciertos consumos deseables, la segunda amenaza la dignidad
y la supervivencia.
En las economías de subsistencia la pobreza, es decir la dificultad para
el acceso a bienes superfluos, no era una desgracia, sino una expresión
de la vida en un m u n d o que tenía sus reglas y sus límites. El despilfarro
no era posible en ellas. La vida de las economías de subsistencia puede
considerarse pobre, pero no indigna.
La miseria, sin embargo, podría definirse como la carencia de lo básico
para vivir, a veces coexistiendo con la propiedad de bienes superfluos, para-
dójicamente más accesibles. Las economías de subsistencia han estado, sal-
vo excepciones, a salvo de la miseria. Esta se extendió cuando el desarrollo
expulsó a las personas del medio vivo q u e les permitía la supervivencia.
Las categorías opuestas no serían entonces pobre-rico, sino mísero-rico,
siendo la miseria un m o d o de vida en situación de carencia, dañino para los
seres humanos, y la riqueza un m o d o de vida en situación de despilfarro,
dañino para el planeta, para el colectivo y también para los individuos, no
ricos y ricos.
Pero las transformaciones económicas de las últimas décadas han tras-
tocado, no sólo el estado y el acceso a los recursos, sino también nuestro
sistema de valores, nuestro modo de entender y vivir la escasez. El mercado
necesita del motor de la escasez para promover el consumo. Puede ser una
escasez material, producida por la privatización de recursos antes comunales
o por su monetarización, o subjetiva, inducida por el aparato publicitario.
Pero existe un nuevo mecanismo creador de escasez que apenas tiene
unas décadas de existencia. Consiste en reducir, deteriorar, envenenar o
consumir los recursos en los que se apoya la vida y en consecuencia que
resuelven nuestras necesidades más elementales. Hablamos del agua po-
table, del aire limpio, de la tierra fértil, de los bosques, de los mares vivos
o de la biodiversidad.

36
LA POBREZA DESDE EL ECOLOGISMO

Si preguntáramos a la Tierra qué significa la pobreza, probablemente


nos mostraría territorios deforestados, culturas desaparecidas, cauces secos,
poblaciones humanas desplazándose en busca de agua, camiones de ali-
mentos alterados con herbicidas, nudos de autovías. Quizá viera también
como pobres (sin vida) muchos lugares que nosotros consideramos los
escaparates de la opulencia.
Los seres humanos hemos pretendido distanciarnos de la red biótica a
la que pertenecemos. El resultado ha sido una pobreza ecosistémica que nos
pone a todos y todas en riesgo. Un ecosistema pobre, en desequilibrio, es
más dependiente y vulnerable. La destrucción de ecosistemas genera lo
que podríamos llamar pobreza ecosistémica, que supone vulnerabilidad del
sistema y en consecuencia vulnerabilidad de cada una de las especies que lo
habitan. Los ecosistemas aún vivos que habitamos se están empobreciendo
a gran velocidad.
Es imposible entender un m o d o de pobreza ambiental que no repercuta
en nuestra vida colectiva o en la de las generaciones futuras. Es imposible
por otra parte imaginar un m o d o de organización social que no repercuta
en los ecosistemas vivos. Los problemas ambientales son problemas socio-
ecológicos. Los problemas sociales son también socio-ambientales . 5

Sin embargo, curiosamente, la reflexión sobre la pobreza no suele


hacerse interdependiente de la reflexión sobre la riqueza. La pobreza
entendida c o m o un fenómeno aislado de la riqueza, requerirá soluciones
independientes y localizadas, centradas normalmente en el aumento de
ciertas rentas o el acceso a determinados consumos. Desde este enfoque
de igualar sólo hacia arriba, la lucha contra a pobreza ha adoptado estrategias
de mínimos (salario mínimo, prestaciones mínimas en servicios sociales,
rentas mínimas, cobertura sanitaria, pensiones mínimas), con la pretensión
de situar a toda la población del país o la comunidad por encima de la
linea umbral de la pobreza.
El sueño de igualar siempre hacia arriba sólo cabría en un m u n d o de
recursos infinitos, con una tecnología omnipotente y cargado de buena
voluntad. En un m u n d o lleno e interdependiente, no es admisible mante-
ner esta ceguera. Más por un lado significa menos por otro. Es necesario
completar las estrategias de mínimos con las estrategias de máximos. No es
posible la eliminación de la miseria sin atajar drásticamente los altos niveles
lie consumo de buena parte de la población del Norte y una pequeña parte
de la del Sur, que pueden llamarse despilfarro o riqueza. Lá lucha contra la

5 Martinez Alier, Joan. El ecologismo de los pobres. Icaria, Barcelona, 2 0 0 5 .

37
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

riqueza, entendida ésta como despilfarro, será probablemente m u c h o más


urgente y más eficaz q u e la supuesta lucha contra la pobreza.
Cierto que la reducción de la riqueza económica no asegura la equidad
en la distribución de los recursos, pero la hace posible, cosa q u e la riqueza
incontrolada no permite. La tarea q u e sigue es la lucha por la equidad.
Podemos pensar en dos vías para enfrentarnos a esta patología que es la
riqueza y encaminarnos hacia un m u n d o más justo: las luchas colectivas en
defensa de la tierra y la transformación de los modos de vida destructores
de la sostenibilidad.
Las alteraciones del ambiente natural debidas a la intervención humana
no afectan por igual a todos los seres humanos. Desde hace tiempo han
existido movimientos locales y globales de respuesta a estas injusticias
ambientales. Las respuestas a se han d a d o especialmente en el Sur, pero
también en el Norte.
Son prácticas q u e se han agrupado bajo el nombre de ecologismo de los
pobres. La ecología política ha estudiado muchas de estas prácticas. Joan
Martínez Alier ha recogido una gran variedad de "conflictos ecológico-
distributivos" y luchas, relativos a la extracción de materiales y energía (por
ejemplo, sobre biopiratería, privatización del agua, minería, defensa de
manglares, derechos sobre la pesca...), el transporte, los residuos (contra
sustancias tóxicas, contaminación transfronteriza...). Cabe añadir las luchas
centradas en la denuncia de las estructuras económicas y financieras, por
ejemplo, en contra del comercio desigual (contra las políticas de la O M C o
contra los acuerdos de liberalización comercial), en contra de las políticas de
los organismos internacionales y otras estructuras sustentadores del sistema
económico (contra el FMI, el Banco Mundial, el G-8...), en contra de las
prácticas de las transnacionales (por ejemplo, contra RepsoD, en contra de
la deuda externa o la deuda ecológica, etc. Existen también movimientos
que relacionan el calentamiento global con el crecimiento de la pobreza y
las migraciones, como Acción por el Clima . 6

Quienes más sufren su pérdida, protagonizan buena parte de esas luchas.


C o m o ya han mostrado los trabajos de las ecofeministas, las mujeres son
protagonistas en no pocas de esas acciones de defensa y denuncia, así como
en la organización comunitaria de alternativas. Cada ver es m á s patente
q u e las luchas esenciales contra la pobreza están necesariamente unidas a
la defensa de la tierra.
Otros caminos para enfrentar el problema se dirigen a cambios culturales

6 www.accionporelclima.org

38
LA POBREZA DESDE EL ECOLOGISMO

y til valores, q u e desemboquen en cambios estructurales de organización


1

económica y política. "Tanto en Oriente como en Occidente, el hilo dorado


di' la búsqueda de la felicidad a través de la autolimitación, ha atravesado
Indas las épocas y todas las culturas... El ecologismo está al final de ese
hilo dorado." 7

I ,a inviabilidad del modelo y la producción de la miseria tienen su foco


t*n los modos de vida del Norte rico. Es en él d o n d e se necesita una mayor
V más radical transformación. Transformar nuestros modos de producción
y consumo exige cambiar de vida. Éste nuevo m o d o de vida habrá de ser
necesariamente más sobrio, pero no necesariamente menos feliz. El mer-
cado no cesa de exhibir y prometer la felicidad, situándola en espacios de
consumo parcialmente inaccesible. Nuestra infelicidad es necesaria para
MI negocio. Por eso es clave hacerse colectivamente la pregunta sobre las:
necesidades y la vida digna de ser vivida al margen del mercado.
Desde el marco del ecologismo social y desde la crítica a la economía
de mercado podríamos apuntar -algunas nuevas definiciones de lo q u e
llamaremos miseria, mejor que'pobreza: hurto de los recursos naturales y
ruptura del equilibrio que permite la supervivencia. Otra definición posible,
cercana a la faantanya de Mali: imposibilidad de organizar la vida comuni-
taria sobre la tierra.
Un m u n d o sin miseria habrá de ser un m u n d o comunitario que prac-
tique la suficiencia y la autocontención, un m u n d o libre de riqueza. Las
luchas ya iniciadas desde el Norte - d e denuncia de nuestro modelo de
desarrollo y de simplicidad voluntaria- y desde el Sur - p o r la defensa de
l,i tierra y la justicia ambiental- muestran caminos posibles.

Bibliografía recomendada
• Martínez Alier, Joan. El ecologismo de los pobres. Icaria. Barcelona,
2005.
• Naredo, (osé Manuel. "Sobre pobres y necesitados" en Riechmann, ).
Necesitar, desear, vivir. Catarata, Madrid, 1998.
• Riechmann, Jorge. La habitación de Pascal. Catarata, Madrid, 2 0 0 9 .
• Sahlins, Marshall. Economía de la edad de piedra. Akal, Madrid, 1977.
• /iegler, Jean. El hambre en el mundo explicada a mi hijo. El Aleph, Bar-

/ Estovan, Antonio. El hilo dorado, Ediciones del Genal, 2007, p.14.

39
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

celona, 2 0 0 0 .
• Bové, José y Dufour, Francois. El mundo no es una mercancía. Los agricul-
tores contra la comida basura. Icaria, Barcelona, 2001
• Shiva, Vandana. Cosecha robada. El secuestro del suministro mundial de
alimentos. Paidós, Barcelona, 2 0 0 3 .

40
Deuda ecológica: la mirada
medioambiental de los desiguales
intercambios económicos
Iñaki Barcena Hinójal y Rosa Lago Aurrekoetxea
Docentes e investigadores de la Universidad del País Vasco.
Miembros de Ekologistah Martxan

A principios de los años 9 0 , en el mismo m o m e n t o en q u e el desarrollo


wstcnible hacia su aparición triunfal en el escenario de la crisis ambiental,
emergió el concepto d e d e u d a ecológica^ En junio de 1992, en Río de
v

laueiro, se reunió la C u m b r e de la Tierra, el acontecimiento diplomático


que más jefes de Estado y de gobierno ha convocado jamás en el planeta.
Alli también, pero a 60 kilómetros de distancia, se reunió el Forum Glo-
bal, la cumbre alternativa a los gobiernos d o n d e se difundió el término
deuda ecológica, que aparece en el seno de los tratados que firman los
movimientos sociales y O N G . Éstos, tras posicionarse contra el pago de la
denominada deuda externa, apelan al reconocimiento de la deuda eco-
lógica y se comprometen a trabajar para identificar a escala internacional
loilos los débitos de naturaleza ecológica.
"De la misma manera, nos comprometemos a identificar tanto a los
acreedores ecológicos (grupos étnicos, comunidades, países y comuni-
dades golpeadas por el agotamiento de los recursos) como los deudores
(responsables del deterioro ambiental y social) y a sostener la adopción
de medidas de ajuste ecológico (cambio y modificación del actual modelo
ile desarrollo y consumo) para interrumpir las acciones de devastación y
contaminación hoy mismo. Pediremos a los gobiernos y al empresariado
nacional e internacional la reparación de la degradación ambiental que les
sea imputable y la provisión del resarcimiento económico de los daños"
(Global Forum di Rio, 1993, p. 48-49).
El desarrollo sostenible, hijo pródigo del matrimonio forzado entre el

41
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

crecimiento económico y la defensa de la naturaleza, ha sido durante años


el marchamo utilizado por todo tipo de agentes políticos, económicos,
académicos, sindicales, medioambientales... para aportar su grano de arena
en la lucha por mejorar el medio ambiente, pero a m e n u d o confundiendo
interesadamente crecimiento y desarrollo y poniendo en la dimensión
económica el fundamento de su defensa, marginando las más de las veces
los componentes social y ambiental.
Desde su nacimiento c o m o concepteóla deuda ecológica ha tratado de
revertir estas interesadas interpretaciones, poniendo a debate las desigual-
dades de los intercambios económicos y los impactos ecológicos de tales
intercambios. Este concepto nació en el ámbito de los movimientos popula-
res para tratar de contrarrestar el yugo de la deuda externa y hace referencia
a la obligación contraída por los países enriquecidos a consecuencia del
expolio continuo de los recursos naturales de los países empobrecidos, del
intercambio comercial desigual con éstos y del aprovechamiento exclusivo
del espacio ambiental global como sumidero de sus residuos. De esta forma,
sostenibilidad y desarrollo, justicia ambiental y equidad, se unen a la hora
de reclamar el reconocimiento de una deuda ecológica.
En ese sentido p u e d e ser un instrumento conceptual sintético y eficaz
para hablar de la injusticia en las relaciones Norte-Sur e intentar obtener:
• el reconocimiento del desequilibrio en el uso de los recursos natura-
les y en la contaminación producida, ayudados por indicadores c o m o
la capacidad de carga, el espacio ambiental y la huella ecológica, que
reproducen de manera concisa y plástica la insostenibilidad de nuestro
modelo de producción y consumo.
/ • la prevención, es decir, poner en marcha una serie de políticas am-
bientales y económicas que impidan la producción de nueva deuda,
el dictado de normativas que pongan freno a la esquilrn'ación de los
ecosistemas y busquen la desaparición de los daños sociales y ambien-
tales infligidos.
• la reparación monetaria y política de la deuda adquirida, asumiendo
que una gran parte del deterioro natural y social producido no tiene
vuelta atrás, porque es irreversible y no p u e d e ser reparado.
, • la compensación, en la medida de lo posible, de la deuda ya creada y
la abolición de la deuda externa. Lo cual supone la disposición a pagar
por un uso abusivo o indebido reconocido y la disposición a aceptar
tales compensaciones.
En el ámbito de la política internacional, Evo Morales o Rafael Correa,
presidentes de Bolivia y Ecuador respectivamente, han recogido el testigo

42
DEUDA ECOLÓGICA: LA MIRADA MEDIOAMBIENTAL DE LOS DESIGUALES INTERCAMBIOS ECONÓMICOS

dejado en la década anterior por Virgilio Barco (Colombia) o Fidel Castro


(Cuba) para asumir como propia la demanda de los movimientos indígenas
y campesinos, ecologistas y feministas y esgrimir en foros internacionales
los argumentos que se parapetan tras la denominada deuda ecológica.
No es fácil evaluar la deuda ecológica en su conjunto. En primer lugar
hay dificultades debidas al gran número de daños ambientales producidos
desde la época del colonialismo hasta hoy, lo que hace que sea imposible
cuantificarlos y evaluarlos todos. Un primer esfuerzo clarificador sería distin-
guir entre los mecanismos generadores de tal deuda (expolio de recursos,
pérdida de soberanía alimentaria, intercambio comercial injusto, aprove-
chamiento abusivo del espacio ambiental global...) y los componentes de
la misma (la deuda del carbono adquirida por los países industrializados
a causa de la desproporcionada contaminación de la atmósfera a través
de los gases de efecto invernadero, la biopiratería,» esto es, la apropiación
intelectual con fines mercantiles de saberes y conocimientos locales e in-
dígenas, la exportación de residuos, pasivos y externalidades ambientales o
la pérdida de soberanía alimentaria, etc.).
En segundo lulgar, la complejidad de las relaciones entre ecosistemas
y sociedad humana hace q u e sea difícil determinar con exactitud las
consecuencias de un d a ñ o ambiental. La contaminación se transmite y se
acumula a lo largo de la cadena trófica, y los factores que aumentan el
riesgo son muchos, a veces interactúan entre ellos y muchas veces tienen
efectos a largo plazo. Por eso es difícil aislar el efecto de cada elemento
contaminante y establecer una relación lineal de causa- efecto.
En tercer lugar, la evaluación monetaria ignora muchos otros aspectos
de las pérdidas q u e no pueden ser expresados con lenguaje económico.
Además estas estimaciones son discutibles porque dependen de la renta
(la muerte de un profesional es más cara que la de un empleado). Sin em-
bargo, en el ámbito empresarial e institucional p u e d e revelarse más eficaz
hablar un lenguaje cuantitativo y monetario. Del mismo modo, la evalua-
ción monetaria de los daños ambientales es útil en un contexto judicial: la
compensación monetaria del daño p u e d e ser la única manera para que las
víctimas, por lo menos, reciban algo y el culpable del daño sea castigado,
además de constituir un acicate preventivo o disuasorio que incentive a las
empresas a tomar precauciones para reducir el riesgo de accidentes.
La cuantificación monetaria no es la única manera de evaluar la deuda
ecológica: se pueden y se deben usar preferiblemente métodos de cuan-
tificación física. El flujo de materiales no es un indicador directo de con-
taminación (un gramo de mercurio contamina más que una tonelada de

43
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

hierro), pero p u e d e dar una idea de la dimensión física de una economía.


Usando esta metodología observamos que mientras desde un punto de
vista monetario las importaciones europeas son aproximadamente iguales
a las exportaciones, en términos de peso Europa importa aproximadamente
cuatro veces más de lo q u e exporta.
Además, las exportaciones europeas son m u c h o más caras que las
importaciones, es decir, el ingreso obtenido de la venta de una tonelada
de bienes exportados p u e d e ser utilizado para comprar cuatro toneladas
de bienes importados. Por eso los países del Sur, a causa de la pobreza y
la deuda exterior, se ven incentivados a vender una cantidad creciente de
bienes primarios, como combustibles fósiles, metales, minerales, etc., q u e
producen mucha contaminación y poca riqueza en el lugar de extracción
y de procesamiento, mientras que los países del Norte se especializan en
productos finales, más caros y menos contaminantes.
Así la deuda ecológica responde de forma integral al modelo dé la
globalizaclón capitalista. Incluye tanto la equidad c o m o la ecología, aporta
la crítica al sistema dominante de forma transversal, intergeneracional y
multidisciplinar. Es útil tanto para referirnos a las políticas internacionales
como a las nacionales y locales, a los organismos internacionales (BM, FMI,
O M C ) , las empresas transnacionales y los gobiernos y a poner en cuestión
nuestro m o d o de vida cotidiano en el Primer Mundo.
En el contexto de la crisis económica actual estamos asistiendo a una
serie de fenómenos (la bajada del precio de materias primas, la disminu-
ción de las emisiones de C 0 , la disminución del comercio internacional
2

o los cambios en el sistema de gobierno internacional) que en palabras del


investigador catalán Miquel Ortega nos deberían hacer repensar el modelo
económico actual en otros términos. El decrecimiento y el llamado Green
New Beal, la reconversión ecológica de la economía, son nuevas propuestas
a explorar y la deuda ecológica es un argumento central para caminar en
este sentido.

Bibliografía recomendada
• Barcena, I.; Lago, R.; Villalva, U. (eds.) Energía y deuda ecológica. Transna-
cionales, cambio climático y alternativas. Icaria, Barcelona, 2 0 0 9 .
• Global Forum di Rio. La Carta de la Terra. II manisfesto delTambientalismo
planetario. ISEDI, Torino, 1993.
• Martínez Alier, j. El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y len-

44
DEUDA ECOLÓGICA: LA MIRADA MEDIOAMBIENTAL DE LOS DESIGUALES INTERCAMBIOS ECONÓMICOS

guajes de valoración. Icaria-FLACSO, Barcelona, 2 0 0 4 .


Naredo, J. M. Raíces económicas del deterioro ecológico y social. Más allá de
los dogmas. Siglo XXI, Madrid, 2 0 0 6 .
Observatorio de la Deuda en la Globalización. Deuda ecológica. ¿Quién
debe a quién? Icaria, 2 0 0 3 .
Ortega, M. Impactes ecologics de la crisi económica ais pa'isos del Sud. Obser-
vatorio de la Deuda en la Globalización, Barcelona, 15 abril 2 0 0 9 .
Ortega, M. (ed.) La Deuda Ecológica Española. Impactos ecológicos y sociales
de la economía española en el extranjero. Muñoz Moya Editores y Univer-
sidad de Sevilla, 2 0 0 5 .
Simms, A. Ecological Debí: The Health ofthe Planet & the Wealth ofNations.
Pluto Press, London, 2 0 0 5 .

45
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

46
La escapada virtual:
el desarrollo de u n a ceguera colectiva
Fernando Cembranos Díaz
Psicólogo y miembro de Ecologistas en Acción

No resulta difícil imaginarse a un niño o una niña comenzando el día


pegado a la pantalla viendo los dibujos animados, mientras sus papas
apresurados le preparan el desayuno. De camino a la escuela, sin apenas
mirar por la ventanilla del coche, probablemente estará viendo una pelí-
cula en el DVD del cabezal del asiento delantero, mientras permanece
inmovilizado (por seguridad) en la parte trasera del automóvil. Una vez
en la escuela se entretendrá en el rincón virtual aprendiendo formas en
un programa interactivo. Sin apenas hacer caso de su merienda intentará
jugar con la game-boy. De vuelta a casa y con el televisor de su habitación
tratará de ver su serie preferida. Sus padres temerosos de dejarle fuera de
la competición del futuro le compraron muy pronto un ordenador en el
que ahora explora nuevos juegos. El día q u e finalmente fue al campo pasó
una buena parte de la mañana en el centro de interpretación, d o n d e hay
unos buenos simuladores del bosque y los animales q u e habitaban el valle
antes de que lo devorara la nueva urbanización.
La escapada virtual consiste en relacionarse, percibir, preocuparse, sentir
emociones y ocuparse más de las pantallas q u e del territorio, mientras éste
va siendo progresivamente devastado. En este capítulo nos centraremos en
las pantallas de televisión y en las de los videojuegos, a las que la pobla-
ción española dedicamos unas 4 horas y media al día de media (3 horas
SO minutos de televisión de media en la población general y 2 horas de
videojuegos de promedio en jugadores habituales).
Si se mira el planeta desde un satélite se observa que las llamadas zonas
desarrolladas son manchas grises y borrosas q u e se expanden al m o d o de
una enfermedad (las dos costas de EE UU, una amplia zona del centro

47
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

de Europa, la costa mediterránea, Japón y las nuevas economías asiáticas).


También se observa q u e las zonas áridas han ido creciendo en detrimento
de las zonas boscosas, a u m e n t a n d o con ello el color parduzco. Otras man-
chas han ido apareciendo en diferentes partes y la atmósfera, en general,
se ha hecho más gris.
Pues bien, a la vez q u e el planeta se ha hecho más borroso y desco-
lorido, las tecnologías de producción de realidad virtual, como si fuera
una estudiada correlación inversa, han ido adquiriendo más colores, más
definición y una mayor apariencia de realidad.
Las ventanas han ido siendo sustituidas por las pantallas y se ha ido
dejando de mirar la realidad de forma directa, prefiriendo ver lo que de
ella se filma o se recrea. La referencia de la realidad ya no es la observa-
ción directa de millones de ojos, sino lo que la pantalla dice. Y lo que la
pantalla dice es diseñado sólo por unos pocos que sirven a los fines de
quienes la controlan. Por eso la riqueza se muestra en términos de ventas
o de indicadores de la bolsa y no en la calidad del aire, el suelo, el agua,
las relaciones humanas, la igualdad de oportunidades o la biodiversidad. La
menor interacción con el territorio hace desconfiar a la gente de su propia
observación, y la referencia más valiosa se convierte en la pantalla misma,
Debilitadas las conexiones con los otros y con la realidad misma, no es fácil
distinguir qué es realidad y qué es ficción y se crean las condiciones para
implantar a través de las pantallas realidades falsas e interesadas.
Los mass-media han ido creciendo hasta convertirse en una especie de
nuevo medio ambiente. Para muchas personas ya no hay otra realidad
relevante que la que produce la pantalla. "Lo ha dicho la televisión".
En buena medida el tiempo con las pantallas es un tiempo manipulado
por quienes las financian, las controlan, las poseen, o se enriquecen o au-
mentan aceleradamente su poder gracias a ellas. En el caso de la televisión
se ve más claro. Por cada 10.000 minutos en los q u e la televisión habla
bien de las multinacionales sólo aparece u n o en contra. La televisión es un
medio por el cual las compañías más grandes del planeta se hacen aún más
grandes gracias a ella. La televisión y los videojuegos convierten a la mayor
parte de la población del planeta en espectadores o falsos protagonistas.
Muchas personas opinan q u e la televisión en realidad ha contribuido a
la conciencia ecológica ya q u e ocasionalmente han visto q u e en la progra-
mación se incluye un documental sobre el calentamiento global. Se olvida
q u e la televisión es esencialmente una máquina de crear deseos sobre
cosas q u e no se necesitan o q u e no p o d e m o s permitirnos desde el punto
de vista ecológico (cuando algo es necesario no suele hacer falta q u e te lo

48
LA ESCAPADA VIRTUAL: EL DESARROLLO DE UNA CEGUERA COLECTIVA

digan insistentemente y de manera seductora, como hacen los anuncios


de la televisión). La televisión se financia, existe y tiene su razón de ser
precisamente por este mecanismo.
La televisión dedica mucho más esfuerzo a hacer deseables los coches
(publicidad del automóvil, carreras, películas en las q u e los coches marcan
quién es quién) y a fomentar la movilidad horizontal que a hablar del ca-
lentamiento global. Y en cualquier caso nunca diría q u e General Motors,
Renault y BMW son ¡unto con otras compañías responsables del cambio
climático.
En buena medida lo q u e propone la televisión son unos estilos de vidaí -
insostenibles. Las soluciones que propone suelen necesitar más energía,'
emiten más residuos y son más mercantilizadas. En realidad lo que la .
televisión promueve es la dependencia del mercado, y en especial de las
grandes compañías, para conseguir la supervivencia y la felicidad.
C o m o tecnología de implantación de imágenes en el cerebro, la televi-
sión permite hablar directamente al interior de las mentes de millones de
personas y depositar en ellas imágenes y asociaciones emocionales (que
difícilmente se pueden modificar) capaces de lograr que la gente haga
lo que de otra manera nunca hubiera pensado hacer. ¿ C ó m o conseguir
suprimir las numerosas maneras diferentes de estar frescos, de desayunar
o de percibir la belleza que había en los diferentes territorios y culturas,
y sustituirlas por el aire acondicionado de Fuji, los potitos de Nestlé o la
cabellera al aire de L'Oreal?
No hay obreras, okupas, ecuatorianos o ecologistas controlando la pro-
gramación. .Junto con el sistema financiero, la televisión es el acelerador más
eficiente del proceso de globalización, en el que la producción y los residuos
se crean a escala mundial, y los beneficios y el control de los recursos sue-
len concentrarse en los mismos sitios. Las televisiones más importantes del
mundo son propiedad de las 100 compañías más grandes, que a su vez son
las que más se anuncian en televisión. Las cadenas públicas o se privatizan
o se mimetizan con las privadas y en cualquier caso quienes las financian,
en buena parte, son las mismas compañías. En la actualidad existen unos
conglomerados industrial-financiero-mediático-políticos, en los que resulta
muy difícil saber quién controla a quién, pues son un mismo ente o hacia
ello se encaminan. Se esperan además nuevas alianzas con los sectores
de la energía, las telecomunicaciones, la industria del entretenimiento, la
biotecnología, la aeronáutica, etc.
En sólo dos generaciones, la enorme variedad de producciones locales
en los diferentes sectores de la economía (alimentación, movilidad, energía,

49
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

comunicaciones, entretenimiento, finanzas, etc.) están controladas por un


reducido espectro de macrocompañías, q u e controlan la televisión o son
parte de ella. Las grandes corporaciones pueden extraer beneficios de todos
los rincones del planeta y de todos los rincones de nuestra conciencia, para
ello es necesaria una tecnología que cambie las cabezas, y las relaciones en
todos los lugares del mundo. Es necesaria una tecnología q u e legitime la
e n o r m e concentración de poder y elimine paulatinamente cualquier otro
sistema o alternativa en los cerebros y en los territorios. Esa tecnología es
la televisión.
La televisión es un aparato especialmente eficaz para suprimir millones
de interacciones entre las personas y todo lo que la interacción produce:
conocimiento, lenguaje, comunicación, cultura, estructuras de relación,
afecto, contacto, conflicto, creación, organización social y poder.
Es igualmente eficaz (en interacción con otros factores como el pro-
ceso de urbanización dispersa y el sistema de movilidad) para retirar a
las personas del territorio próximo, perdiéndose con ello la observación
directa, el conocimiento, las representaciones locales, las referencias físicas,
la responsabilidad y el cuidado del mismo.
Los mapas cognitivos se desarrollan en el cerebro a partir de las acti-
vidades que realizamos. La televisión se convierte en uno de los mayores
campos de experiencia mental, desplazando a la experiencia directa con
la realidad y con los otros. Una buena parte de nuestros mapas cognitivos
han sido implantados por la televisión. Estos mapas están gravemente
distorsionados, sesgados y desordenados con respecto a la realidad, al ser
introducidos sólo con la finalidad de mantener la atención a la pantalla
(para este fin, vale todo) y mientras ir introduciendo mensajes de naturaleza
comercial. La televisión marca la agenda de los temas a tratar y pensar.
La competencia de la pantalla de televisión con la realidad acarrea
numerosas consecuencias. De entrada suprime o debilita la conversación
inmediata, la de las comidas y las cenas, recorta la comunicación con las
personas más próximas dificultando su conocimiento y convierte lo cercano
en extraño. Favorece el aislamiento. La soledad que produce se resuelve
a su vez viendo aún más horas de televisión. La televisión calma el dolor
q u e ella misma provoca. Disminuye la información local, tanto de personas
c o m o de realidades, y por lo tanto disminuye las posibilidades de articular
relaciones y conocer y actuar sobre el territorio próximo. Homogeneiza las
cabezas y suprime la sociodiversidad, al seleccionar la pantalla un trozo muy
p e q u e ñ o de realidad y repartirlo a todos los cerebros por igual. Dejan de
ser conocidas las realidades que no han sido seleccionadas por la pantalla,

50
LA ESCAPADA VIRTUAL: EL DESARROLLO DE UNA CEGUERA COLECTIVA

sin q u e por otra parte se echen de menos: al no aparecer otras realidades


en ellas y ser las pantallas el principal referente, lo lógico es pensar q u e no
existen.
La televisión suprime la diversidad cultural. Con la ayuda de los satélites
y las parabólicas envía los mismos mensajes a una parte importante de la
población del planeta, aunque estos mensajes caen en lugares con condicio-
nes muy distintas. Por eso pueden verse casas victorianas y campos de golf
en Almería. La televisión rompe el delicado sistema entre cultura y territorio
que buscaba la adaptación de las soluciones a las características de cada
lugar y se sustituye por una propuesta única o trivialmente diferenciada,
que por otra parte beneficia a las compañías fuertes en detrimento de la
diversificación de la producción y de los beneficios.-'La' televisión viene a
ser el equivalente del monocultivo cultural.
A diferencia de la televisión, los video-juegos permiten la interacción
fundamentalmente con la máquina, a u n q u e también con otros participan-
tes. Permiten también una cierta actividad psicomotora e intelectual (reso-
lución de problemas). A diferencia de la televisión ocurren cosas (aunque
virtuales) como consecuencia de las acciones que la persona realiza.
Si bien con la televisión se aprende la pasividad, con el vídeo-juego se
aprende la irrelevancia de la acción. La persona actuante recibe una retroa- !

limentación precisa sobre las consecuencias virtuales de sus acciones y con


ellas sufre una ilusión de contingencia, una ilusión de poder. Sin embargo
no es más q u e una ilusión porque la clave es que en el espacio real no
ocurre nada c o m o consecuencia de sus acciones. En el espacio real cada
vez son menos personas las q u e deciden lo q u e ocurre (qué se produce,
qué se come, q u é se siembra, qué se ve).
Cabe relacionar el éxito de los videojuegos (además de por razones de
mercado y de su precisión para estimular) con la progresiva dificultad de
acceso a la interacción con las personas y con el territorio. La participación
en el espacio virtual se hace en buena medida en detrimento de las posibi-
lidades de participación en el espacio real. Se aprende a ser protagonistas
de la nada.

Bibliografía recomendada
• Baudrillard, J. Cultura y simulacro. Kairós, Barcelona, 1978.
• Bordieu, P. Sobre la televisión. Anagrama, Barcelona, 1997.
• Cembranos, F. "Televisión, interacciones sociales y poder". Revista Inter-

51
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

vención Psicosocial. Vol 13, n° 1, 2 0 0 3


• Debord, G. Comentarios sobre la sociedad del espectáculo. Anagrama,
Barcelona.
• Díaz Nosty, B. Informe anual de la comunicación: Años 2000-2001. Grupo
Zeta, Madrid, 2 0 0 2 .
• Mander,). Cuatro buenas razones para eliminar la televisión. Gedisa, Bar-
celona, 1984.
*• Pignotti, L. La supernada: ideología y lenguaje de la publicidad. Fernando
Torres Editor, Valencia, 1976.

52
Defensa de qué, de' quién:
miedo a la carta para la guerra global
Mar R. Gimena y Jaime S. Barajas
Alternativa Antimilitarista-Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC)

"La acción de preguntar supone la aparición de la


conciencia."
María Zambrano

Inevitabilidad del conflicto y evitabilidad de la violencia


Partimos de q u e los conflictos entre personas, grupos humanos o países
son inevitables. Son expresión de la vitalidad de una relación q u e lleva
consigo una complejidad de intereses y actitudes. Se refieren, por tanto, a
una realidad compleja y dinámica en la que se hacen presentes divergencias,
discrepancias y desigualdades entre diferentes sujetos sociales.
Sin embargo, los conflictos no tienen por qué abordarse de manera
violenta. Una cuestión es el conflicto y otra las formas de regularlo. Por
tanto, un conflicto, por muy grande que sea, no tiene que desembocar ne-
cesariamente en una guerra: no está destinado, de por sí, a militarizarse.

"Lo q u e caracteriza a una posición pacifista no es la negación del con-


flicto, sino la negación de la inevitabilidad de la violencia. El pacifismo
piensa en los seres humanos fundamentalmente como resultados cul-
turales, en d o n d e la naturaleza coloca su base pero no su construcción.
La cultura es una creación del ser humano, que ha sido y sigue siendo
moldeado por ella a lo largo de la historia. Desde esta concepción, por
tanto, el hecho de q u e la mayoría de las culturas hayan desarrollado
la violencia como m é t o d o para dirimir los conflictos, (¿acaso no han
desarrollado también la cooperación?, ¿en qué medida se amplifica por

53
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

medio de la transmisión histórica el peso de la vía violenta?) no nos


obliga a concluir que la violencia forma parte del ser humano. Ambos,
el ser h u m a n o y la cultura, son conceptos dinámicos, cambiables y
construibles. De ahí el e m p e ñ o en ir analizando los rasgos constitutivos
de una cultura de la violencia y sus contrapuestos: los rasgos de una
cultura de paz".
Carmen Magallón . 1

De enemigos a criminales:
el lento proceso de la militarización social
Tradicionalmente los procesos de militarización han respondido a la lógi
ca de fomentar el miedo a un determinado grupo para, a continuación,
identificar a ese grupo c o m o el enemigo y convencer a la población de
que hay que atacar/exterminar al tal enemigo con fuerzas militares y/o
paramilitares.
Ese proceso de generación de miedo y construcción del enemigo al que
tradicionalmente han recurrido las élites militaristas, con el paso del tiempo
se ha ido sofisticando y en la actualidad nos resultan incluso burdos los
métodos que se utilizaban hace relativamente poco. La novedad a la que
asistimos en estos momentos es el salto que supone la conversión de esos
enemigos en criminales. Desde el 11-S se ha producido una abolición de
las diferencias entre enemigos y criminales y se ha ido abriendo paso un
modelo de lucha, a la q u e ahora se califica de antiterrorista, en la q u e se
consagra la primacía del procedimiento sobre la ley, lo que sirve de cqartada
para el recorte d e libertades y derechos, recorte q u e afecta igualmente a
potenciales enemigos c o m o a las personas a las que se dice defender.
Este recorte de derechos habría provocado airadas reacciones por parte
de la sociedad civil en otro contexto sociopolítico. Pero en el contexto
actual de miedo al terrorismo global lo que ha suscitado son adhesiones e
incluso peticiones de mayores recortes.
El concepto de seguridad que nace del miedo a la amenaza, cuanto
más difusa o fantasmagórica mejor, pasa de ser un medio - m a n t e n i m i e n t o
de un espacio seguro en el que desenvolverse- a convertirse en un fin:
lo importante es la sensación de seguridad. Y cuanto más ilusoria es la
sensación de seguridad, más margen hay para las restricciones de derechos

1 Magallón, Carmen. "Hombres y mujeres: el sistema sexo-género y sus implica-


ciones para la paz". Mientras Tanto, 54, mayo-junio 1993.
DEFENSA DE QUÉ, DE QUIÉN: MIEDO A LA CARTA PARA LA GUERRA GLOBAL

y la legitimación del uso de la violencia, llegando a hacer aceptable la ani-


quilación del etiquetado como enemigo/criminal, como única solución al
problema de la inseguridad.

Crisis y control social: los ejércitos como garantes


de la seguridad interna y externa
Milton Friedman afirmaba que sólo una crisis, ya sea real o percibida, pro-
duce un cambio real, y cuando llega esa crisis, el cambio q u e desencadena
d e p e n d e de las ideas q u e haya en el entorno.
El contexto actual de crisis llega en un m o m e n t o en el que previamente
hemos asistido a una revitalización del discurso militarista tradicional, en
el que son los ejércitos, en sus diferentes modalidades, los únicos garantes
de la seguridad. Pero nos encontramos con, al menos, una característica
diferente, fruto de esta situación que Naomi Klein denomina "capitalismo
fundamentalista". En este contexto se ha conseguido convencer a gran parte
de la población de q u e los Estados no son buenos gestores y q u e lo más
eficaz es la exlernalización de los servicios que tradicionalmente prestaban y
gestionaban. Hemos asistido a la progresiva privatización de esos servicios
-sanidad, educación, transporte- y la última vuelta de tuerca dentro de esta
lógica era la privatización de las organizaciones encargadas de proporcionar
esa sensación de seguridad.
La empresa Blackwater (hoy llamada Xe tras los escándalos en que se
ha visto envuelta en lraq) es el más claro ejemplo de esta tendencia. Xe
entrena en sus propias instalaciones a más de 4 0 . 0 0 0 personas, cuenta
incluso con aviones y helicópteros de combate y sus actividades van desde
la fabricación de blindados hasta el entrenamiento de perros para las fuerzas
de seguridad.
Xe trabaja para el gobierno de Estados Unidos en lraq y una de sus
ramas fue la encargada de la seguridad - e n teoría la logística y el transpor-
te, en la práctica doscientas personas fuertemente armadas destinadas a
proteger las instalaciones del g o b i e r n o - durante las operaciones de rescate
en el Golfo de México tras el huracán Katrina.
C o m o muestra de todo esto, sirva el dato de que el gobierno de EE UU
en el año 2 0 0 7 estableció que el 7 0 % de su presupuesto de inteligencia lo
gestionaran contratistas, privados.
En el Estado español, el ejército, visto en la transición como mantenedor
del sistema franquista, ha jugado bien su baza de lavado de cara, presentán-
dose a su público como garante de las libertades fuera y dentro del territorio

55
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

del Estado. Los ejércitos han pasado de ser los ejecutores directos de las
guerras a los aliados de distintos pueblos para el mantenimiento de la paz
y la libertad. C ó m o se ha operado el cambio en las personas de a pie se
debe, entre otras causas, a una intensa campaña publicitaria -a pesar de
la cual han tenido que esperar a q u e el paro se dispare para tener más de
una solicitud por plaza ofertada en el ejército- y a una lógica de enemigo-
miedo-seguridad que ha permitido sembrar en terreno abonado las semillas
del ejército humanitario.

Un nuevo orden mundial: (a guerra global


La terminología de esta nueva guerra preventiva -lucha antiterrorista, ope-
ración quirúrgica, misión de p a z - intenta remitir a intervenciones con un
alto grado de precisión, en las q u e se va a cauterizar el ¡ejido infectado pero
respetando el sano, siempre justificadas en aras de la seguridad.
Pero se llame como se llame la guerra sigue siendo guerra. Un enfren
tamiento violento en el que fundamentalmente mueren y resultan heridas
personas civiles , población del territorio d o n d e transcurren los bombar-
2

deos, combates, etc. En el q u e lo que se produce es destrucción, miseria,


hambre y miedo. Y la guerra sigue siendo esencial para el funcionamiento
del sistema capitalista. Según Umberto Mazzei, durante más de un siglo las
crisis económicas del capitalismo nacen en el medio financiero y desem-
bocan en una guerra.
La posición hegemónica de EE UU en el m u n d o arranca del fin de la
Primera Guerra Mundial, enfrentamiento del q u e salió convertido en gran
acreedor financiero mundial. Desde entonces la economía de la primera
potencia mundial ha sido una suerte de keynesianismo de guerra. De las
sucesivas crisis se ha salido participando en sucesivas guerras: la Segunda
Guerra Mundial, Corea, Vietnam y finalmente la Guerra Fría. 1

El fin de la Guerra Fría supuso la pérdida del pretexto para esa econo-
mía de guerra, así que h u b o que inventar la "amenaza a la paz", situación
q u e permitió atacar a países en los que no se corría riesgo: primero Iraq y
después Serbia. Y los atentados del 11-S fueron la coartada definitiva para
convertir esa guerra, para defender la paz amenazada, en la fase en la que

2 ; Según señala Eric Hobsbawm, mientras en la Gran Guerra de 1914 sólo el 5%


i de las víctimas eran civiles, en la Segunda el porcentaje se elevó hasta el 6 6 % .
V \ Como apunta este anciano historiador que reside en Cambridge "en la actuali
S dad, la proporción de víctimas civiles de cualquier guerra se sitúa entre el 80 y
f el 90%".

56
DEFENSA DE QUÉ, DE QUIÉN: MIEDO A LA CARTA PARA LA GUERRA GLOBAL

nos encontramos ahora, la "guerra contra el terror": Afganistán, de nuevo


Iraq y ya veremos si Pakistán, Irán...
Pero no sólo EE UU ha participado y participa en misiones militares
fuera de su territorio o lejos de sus fronteras. Un número cada vez mayor
de Estados, entre ellos el español, se ha sumado a esta estrategia y despliega
tropas fuera de sus fronteras desde la fase que hemos llamado de amenaza
de ¡a paz, o envía tropas a zonas en las q u e los intereses económicos de sus
empresas se ven amenazados. En el caso del Estado español, Bosnia, Iraq,
Afganistán o el Indico son algunos ejemplos de esta política.
La necesidad d e participar en estas misiones internacionales para ser
alguien en el contexto mundial y la profesionalización total de las fuerzas
armadas, ha servido de justificación para el incremento continuo del gasto
militar en el Estado español. Así ha ocurrido con los sucesivos gobiernos,
desde Felipe González hasta el actual de Zapatero, quien en el año 2 0 0 8
batió el récord de gasto: 18.926,83 millones de euros, más de cincuenta
millones de euros al día.
Esta tendencia de incremento del gasto militar se ha detenido en el
Estado español en 2 0 0 9 debido a la crisis, pero en regiones del planeta
como América Latina asistimos recientemente a un preocupante proceso de
rearme. A nivel mundial el gasto militar ha crecido un 4 9 % en los últimos
diez años, y sólo Estados Unidos representa el 4 5 % del total.
La situación cotidiana de las personas q u e habitamos este planeta se
ve directamente influida por las macro y micro políticas de militarización
social progresiva que nos ha tocado vivir en los albores del siglo XXI. C ó m o
actuemos dependerá de lo q u e interioricemos colectiva y personalmente
para resistir y desobedecer.

Bibliografía recomendada
• Bricmont, |ean. Imperialismo Humanitario. El uso de los derechos humanos
para vender la guerra. El Viejo Topo, Madrid, 2 0 0 5 .
• Por qué el capitalismo necesita al terror. Entrevista a Naomi Klein 14-10-
2007. www.nodo50.org/tortuga/article.php3?id_article=6753
• Mazzei, Umberto. La situación económica mundial (II) www.argenpress.
info/2009/07/la-situacion-economica-mundial-ii.html
• Torres López, Juan; Garzón Espinosa, Alberto. Gasto militar, gasto
contra la sociedad. 12-11-2007 http://altereconomia.org/web/index.
php?option=com_content&task=view&id= 182

57
Capitalismo global
Carlos Tatbo
Profesor de Ciencias Políticas y Administración
de la Universidad Autónoma de Madrid

Lo común es que se considere que los últimos veinte años de la historia del
capitalismo han estado marcados por lo q u e ha dado en llamarse globaliza-
ción. Parece legítimo sostener, sin embargo, que ninguno de los elementos
presuntamente característicos de esta última faltaba en el capitalismo de
los decenios anteriores, con lo cual sobran los motivos para dudar de la
idoneidad y la necesidad del término q u e utilizamos para describir una
realidad sólo parcialmente nueva. En ese sentido, la decisión de otorgar
a la palabra globalización un peso extraordinario tuvo en su m o m e n t o un
carácter visiblemente interesado: a su amparo se trataba, por encima de
todo, de desterrar de nuestro lenguaje otros dos vocablos, imperialismo
y capitalismo, como si u n o y otro hubiesen dejado de servir para retratar
una realidad, la de hoy, que, sin embargo, p u e d e describirse sin mayores
problemas con el concurso de esos dos vocablos.
Lo anterior no significa q u e el capitalismo de los dos últimos decenios
no haya experimentado cambios. La consideración de esos cambios bien
p u e d e obligarnos a aceptar, aun a regañadientes, la palabra globalización
siempre y cuando por detrás agreguemos algún adjetivo q u e permita
recuperar discurso crítico. Así, y en la que cabe entender que es la mejor
opción, podríamos hablar de^globalización capitalista,^ expresión q u e tiene
la virtud de rescatar, con el adjetivo, el principal de los vocablos que se
intentaba desterrar de nuestro lenguaje. Los elementos que justificarían la
aceptación de que existe una globalización capitalista se refieren tanto a
factores q u e explicarían los cambios como a estos últimos, siempre en el
buen entendido de que ni los primeros ni los segundos son estrictamente
nuevos: más razonable parece identificar elementos que, ya presentes en
el pasado, han adquirido un inusitado vigor en el presente.

59
I. CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÈMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

¿Cuáles son esos factores que estarían en el origen de la globalización


capitalista? El principal es, sin duda, el crecimiento - u n 6 , 5 % a n u a l - regis-
trado en los intercambios comerciales desde el final de la Segunda Guerra
Mundial, mucho más rápido que el experimentado por la producción. De
resultas, en la segunda mitad del siglo XX el comercio mundial se multiplicó
por doce mientras la producción lo hacía por seis. El proceso fue posible
merced a una general desaparición de las barreras aduaneras y se vio acom-
pañado de un notable desarrollo de los flujos especulativo-financieros, con
varias consecuencias interesantes: la quiebra del sistema de Bretton Woods
y la crisis del petróleo del decenio de 1970, con las turbulencias esperables
en las economías capitalistas; los esfuerzos para compensar lo anterior de la
m a n o de inversiones en el Tercer Mundo; el impulso experimentado por la
internacionalización de los mercados financieros, en estrecha relación con
fórmulas desreguladoras; una activa desindustrialización en el Norte y, en
suma, el giro operado desde la producción estandarizada y en masa hacia
fórmulas más flexibles . 1

Más recientemente, a todo lo anterior se sumaron los efectos del hun


dimiento de los sistemas de tipo soviético y, si así se quiere, del progresivo
agotamiento del modelo chino. Y se agregaron las secuelas de desarrollos
tecnológicos como los vinculados con la producción en masa, la segmenta-
ción de los procesos productivos -facilita su internacionalización-, el control
a distancia, la mayor rapidez y eficiencia en el transporte, y la uniformización
de productos, hábitos de consumo, sistemas de venta y financiación , prác- 2

ticas todas ellas que ganaron terreno al amparo de gigantescos rponopolios


en buena medida sostenidos gracias a las inversiones acometidas por los
Estados.
Si se trata de resumir en un puñado de rasgos la condición de la globa-
lización capitalista, el primero de ellos nos habla de una primacía radical
de la especulación. En los dos últimos decenios los movimientos financieros
se han desarrollado de forma espectacular, y han perdido paulatinamente
su relación con los de bienes. Hoy en día se destinan en el planeta a ope-
raciones de cariz estrictamente especulativo sesenta veces más recursos
q u e los que corresponden a la compraventa efectiva, material, de bienes y
servicios . Dominique Plihon ha recordado al respecto q u e "una sola jor-
3

1 Hirst, P. y Thompson, G. Globalization in question. Polity, Cambridge, 1999, págs.


5-6.
2 Vidal Villa, J.M. Mundialización. Icaria, Barcelona, 1998, pág. 90.
3 Passet, R. La ilusión neoliberal. Debate, Madrid, 2001, pág. 123.

60
CAPITALISMO GLOBAL

nada de especulación afecta a una masa de capitales superior a la totalidad


de las reservas de cambio de los bancos centrales" . El segundo rasgo lo
4

configura una notable aceleración en los procesos de fusión de capitales: en


los dos últimos decenios del siglo XX se multiplicaron nada menos que
por siete los activos afectados por las fusiones , de tal manera que hoy
5

existen muchas empresas cuyo volumen de operaciones es mayor que el


producto interior bruto de numerosos Estados. Joaquín Estefanía ha tenido
a bien identificar al respecto una paradoja, toda vez que la "busca de una
mayor liberalización de los mercados" ha provocado "una concentración
de poder económico sin precedentes" . 6

Un tercer elemento caracterizador es la deslocalización, propiciada por la


integración de ambiciosas cadenas de producción y distribución esparcidas
por todo el planeta. A su amparo son muchas las empresas que han traslada-
do su actividad a otros países para así sacar provecho de ventajas como las
vinculadas con bajos salarios, ventajas fiscales o regímenes autoritarios que
permitan garantizar la obtención del beneficio más descarnado. Un cuarto
rasgo vertebrador de la globalización capitalista es, en fin, una general apues-
ta por \adesregulación,esto es, por la supresión de las normas que en su caso
pudieran limitar la libre circulación de los capitales. El objetivo, evidente,
no es otro que gestar una especie de paraíso fiscal de escala planetaria, de
tal suerte q u e los capitales, y sólo los capitales, puedan moverse a lo largo
y ancho del globo sin mayores obstáculos, arrinconando progresivamente
a los poderes políticos tradicionales y desentendiéndose por completo de
cualquier consideración de cariz humano, social o medioambiental.
A duras penas sorprenderá que el proyecto q u e acabamos de retratar
haya tenido dos consecuencias fundamentales. La una es un crecimiento
notable de las redes del crimen organizado, directamente beneficiadas,
claro, por la desregulación. La otra es una visible pérdida de peso de esos
poderes políticos tradicionales de los que acabamos de hablar, que, si bien
han ganado atribuciones en el terreno militar-represivo, las han perdido en
el ámbito económico y social en provecho de formidables corporaciones
económico-financieras q u e dictan la mayoría de las reglas del juego, en

4 Plihon, D. Le nouveau capltalisme. La Découverte, París, 2004, pág. 76.


5 Amin, S. "¿Nueva fase del capitalismo? (o cura de rejuvenecimiento del capitalismo
senil)", en M. Monereo y M. Riera (dirs.) Porto Alegre. Otro mundo es posible. El Viejo
Topo, Barcelona, 2001, pág. 72.
6 Estefanía, J. La mano invisible. El gobierno del mundo. Suma de letras, Madrid, 2007,
pág. 140.

61
I, CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD SISTÉMICA: IDEOLOGÍAS DE LA DESTRUCCIÓN

lo q u e cabe entender q u e configura una agresión en toda regla contra las


normas de la democracia representativa. Esto aparte, nada invita a concluir
que la globalización capitalista es un proceso espontáneo - o b e d e c e , antes
bien, a los intereses, bien tramados, de esas grandes empresas-, uniforme
- s e despliega con arreglo a pautas muy distintas según los espacios geográ-
ficos, c o m o lo testimonia el hecho de que el continente más pobre, África,
haya recibido en los últimos decenios un 0 , 6 5 % de los flujos de inversión
frente al 7 1 % que tenian por destino Estados Unidos, la Unión Europea y
j a p ó n - e igualitario -las diferencias de ingresos entre el 2 0 % más rico y
7

el 2 0 % más pobre de la población planetaria no han dejado de crecer, y


espectacularmente, en las dos últimas décadas-.
Si la globalización estaba llamada a llevar al capitalismo a las mayores
cotas de eficiencia y asentamiento, unos pocos años han servido para dar
al traste con todas las ilusiones al respecto. Ello es así hasta el punto de
que cabe preguntarse si el capitalismo mencionado, que históricamente
demostró una formidable capacidad de adaptación a los retos más dispares,
no está perdiendo dramáticamente esa habilidad y, guiado por un impulso
poderosísimo encaminado a multiplicar espectacularmente los beneficios
en un período de tiempo extremadamente breve, se muestra hoy incapaz
de deshacer el escenario de caos y crisis general q u e ha provocado. Y es
que, al respecto, importa subrayar q u e estamos obligados a dudar de la
capacidad del capitalismo para resolver sus propios problemas o, lo q u e es lo
mismo, para garantizar razonablemente los beneficios que desea obtener.
La situación es tan dramática, y el riesgo de un caos general tan evi-
dente, que los movimientos de contestación han empezado a percatarse
de q u e el problema no reside, como lo sugiere el discurso dominante, en
el capitalismo desregulado, sino en el capitalismo en sí mismo, en su doble
dimensión de explotación e injusticia, por un lado, y de agresiones contra la
naturaleza, por el otro. Acaso la única virtud del escenario contemporáneo
- n o nos engañemos: a u n q u e del caos general que acabamos de invocar
p u e d e n derivarse respuestas imaginativas, lo más razonable es concluir
q u e provocará, está provocando ya, un sufrimiento ingente para buena
parte de la población del planeta- es su capacidad para concitar respuestas
cada vez más numerosas, más conscientes y más firmemente decididas a
propiciar un nuevo orden de cosas marcado por la justicia, la solidaridad
y la reconciliación con un medio natural castigado por el crecimiento sin

7 Les Éconoclastes, Petit bréviaire des idées reçues en économie (La Découverte, Paris,
2003), pág. 59 (hay traducción castellana: Popular, Madrid, 2009).

62
CAPITALISMO GLOBAL

límites q u e ha postulado el capitalismo global.

Bibliografía recomendada
• Amin, S. El capitalismo en la era de la globalización. Paidós, Barcelona,
1999.
• Arrighi, C. El largo siglo XX. Akal, Tres Cantos, 1999.
• Arrióla,).; Guerrero, D. (dirs.) La nueva economía política de la globalización.
Universidad del País Vasco, Bilbao, 2 0 0 0 .
• Bauman, Z. La globalización. Consecuencias humanas. FCE, Buenos Aires,
1999.
• Bello, W. Desglobalización. Icaria, Barcelona, 2 0 0 4 .
• Centro Nuevo Modelo de Desarrollo. Norte Sur. La fábrica de la pobreza.
Popular, Madrid, 2007.
• Chomsky, N. El beneficio es lo que cuenta. Crítica, Barcelona, 2 0 0 0 .
• Chossudovsky, M. Globalización de la pobreza y nuevo orden internacional.
Siglo XXI, México, 2 0 0 2 .
• Latouche, S. La apuesta por el decrecimiento. Icaria, Barcelona, 2 0 0 8 .
• Martin, H. P; Schumann, H. La trampa de la globalización. Taurus, Madrid,
1998.
• Martínez González-Tablas, A. Economía política de la globalización. Ariel,
Barcelona, 2 0 0 0 .
• Sampedro, ).L. El mercado y la globalización. Destino, Barcelona, 2 0 0 2 .

63
II. Diagnóstico de un sistema
colapsado: consecuencias
de la insostenibilidad

Q.AVl'.S D E I ECOLOGISMO SOCIAL


Biodiversidad: tirando piedras
contra nuestro propio tejado
Theo Oberhuber
Miembro de Ecologistas en Acción

"No se corta una flor sin que se estremezca una estrella"


Proverbio Masai

A medida que los seres humanos hemos incrementado nuestras habilidades


y capacidades, aumentamos de forma simultánea nuestro impacto sobre
el entorno natural. En ocasiones por mera ignorancia, pero en otros casos
con evidente alevosía, estamos poniendo en riesgo el único elemento ge-
nerador de los bienes y servicios que nos resulta imprescindible para vivir
y q u e incluso utilizando toda la tecnología que disponemos nunca seremos
capaces de reproducir: la biodiversidad.
A u n q u e muchas de las causas de la pérdida de biodiversidad a las q u e
nos enfrentamos en la actualidad -destrucción del habitat, persecución
directa de determinadas especies o la introducción de especies exóticas
invasoras- eran problemas incluso en tiempos remotos, la diferencia hoy,
fundamentalmente, es de escala y velocidad. Antes de la Revolución Indus-
trial la degradación ambiental era mucho más gradual, produciéndose a lo
largo de cientos o miles de años, y relativamente localizada. Sin embargo,
las acciones acumulativas de las sociedades de rápido crecimiento e indus-
trialización han dado paso a problemas más complejos.
Los recursos q u e los seres humanos utilizamos cada año c o m o fuentes
de materiales y energía, y c o m o sumideros de residuos, superaron hace
tiempo la producción anual de la Tierra. La sobreexplotación de los recursos
naturales por parte de nuestra especie ha provocado que prácticamente
todos los ecosistemas de la Tierra hayan experimentado una transformación

67
II. DIAGNOSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

radical.
C o m o demuestran los cálculos de huella ecológica, una medida q u e
traduce todo nuestro consumo a territorio, h e m o s rebasado los límites
que impone el planeta y lo hemos hecho fundamentalmente a costa de la
biodiversidad, de esa biodiversidad de la que dependemos para vivir en el
presente y q u e requerirán las generaciones del futuro.
Si no adoptamos las políticas adecuadas, el declive actual de la biodiver-
sidad y la pérdida respectiva de servicios aportados por los ecosistemas van
a proseguir, y en algunos casos incluso a acelerarse. Las investigaciones lle-
vadas a cabo sobre el coste de la inacción muestran que si la actual tesitura
no varía, sufriremos graves consecuencias de aquí a 2 0 5 0 : se producirá una
disminución del 11% de las zonas naturales q u e existían en el año 2 0 0 0 ,
principalmente por su conversión a la agricultura, la expansión de infraes-
tructuras o el cambio climático; cerca del 4 0 % de las tierras actualmente
explotadas con medios de agricultura poco intensiva, podrían convertirse
en tierras de cultivo intensivo, lo que conlleva pérdidas suplementarias de
biodiversidad; y el 6 0 % de los arrecifes coralinos se encuentra en riesgo
de desaparecer a partir de 2 0 3 0 por culpa de la pesca, la contaminación,
las enfermedades, la invasión de especies exógenas o el blanqueamiento
de los corales provocado por el cambio climático . 1

La extinción de especies, que forma parte del curso natural de la historia


de la Tierra, se ha acelerado mil veces respecto al ritmo natural, y no hay in-
dicios de que este proceso se esté ralentizando, por lo que nos enfrentamos
a una extinción en masa de especies comparable a la de los dinosaurios,
pero que será la primera producida por las actividades h u m a n a s . 2

Esta situación se podría calificar de grave si supusiese la alteración de


nuestro entorno natural, la pérdida de los bosques y causase la desaparición
de especies emblemáticas como el oso polar o el tigre siberiano. Sin duda,
sería una importante pérdida para las futuras generaciones q u e nunca
disfrutarían de estas bellas especies. Pero no, no es sólo este el problema
al q u e nos enfrentamos. Desde hace miles de años venimos tirando pie-
dras contra nuestro tejado, y esas piedras cada vez son más abundantes

1 Comisión Europea. La Economía de ¡os ecosistemas y ta biodiversidad. Oficina de


Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas. 64pp.
2 Thomas, |. A., Telfer, M.C.; Roy, D.B.; Preston, C D . ; Greenwood,).|. D.; Asher,
(.; Fox R.; Clarke, R.T. y Lawton. J. H. "Comparative Losses of British Butterflies,
Birds, and Plants and the Global Extinction Crisis". Science 303:1879-1881.
2004.

68
BIODIVERSIDAD: TIRANDO PIEDRAS CONTRA NUESTRO PROPIO TEJADO

y pesadas, hasta el punto q u e estamos destruyendo la biodiversidad y los


ecosistemas que generan los bienes y servicios de los q u e vivimos.

Biodiversidad y servicios ecosistémicos


Huyendo de definiciones científicas, la biodiversidad,\ abreviación de di-
versidad biológica, es el conjunto de todos los seres vivos del planeta, el
ambiente en el q u e viven y la relación q u e guardan con otras especies.
Por ello, la biodiversidad está compuesta por todos los animales, todas
las plantas y todos los organismos, así c o m o todos los ecosistemas, tanto
terrestres como marinos, junto a las relaciones que establecen entre sí. La
biodiversidad refleja el número, la variedad y la variabilidad de los orga-
nismos vivos y, también c ó m o éstos cambian de un lugar a otro y con el
paso del tiempo.
Se calcula que en la Tierra hay entre 5 y 30 millones de especies. Sin
embargo, hasta el momento, sólo se han identificado unos 2 millones. Para
subsanar esta deficiencia es imprescindible contar con investigaciones más
completas q u e pueden contribuir a q u e no se extingan. Incomprensible-
mente gastamos más dinero en conocer otros planetas que en identificar
todas las especies del nuestro, el único d o n d e sabemos q u e podemos
vivir.
La biodiversidad sustenta la producción, a través de los ecosistemas
sanos, de una amplia gama de servicios de los que d e p e n d e m o s : servicios3

de aprovisionamiento q u e nos facilitan por ejemplo alimentos; servicios de


regulación, q u e purifican el agua; servicios culturales, en los q u e basamos
por ejemplo muchas actividades de ocio, y servicios de apoyo, como los
ciclos de nutrientes y la formación del suelo. Sin estos servicios ecosistémi-
cos, sin el agua, la comida, la ropa, las medicinas, la protección contra el
frío y la lluvia, la diversión, la regulación de los gases de efecto invernadero,
y también la belleza de nuestros espacios naturales, nuestro planeta sería
irreconocible.
Aunque ni podemos ni debemos monetarizar la naturaleza, sí resulta
ilustrativo conocer los resultados de algunos estudios realizados para valorar
los servicios ecosistémicos. El primer estudio realizado a escala global, ya
en 1997, se propuso valorar en dólares todos los servicios ecosistémicos
que el ambiente natural vivo proporciona sin coste alguno a la humanidad,

3 EM. Millenium Ecosystem Assessment. Ecosystems and human well-being: a framework


for assessment. Island Press, Washington, DC. 2 0 0 3 .

69
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

y estimaron que la contribución era de 33 billones de dólares anuales o


más. Esta cantidad es casi el doble del producto interior bruto combinado
de todos los países del m u n d o en ese año. Esto resalta la importancia que
tienen los servicios que nos da la biodiversidad, a u n q u e normalmente no
sean recogidos por los indicadores económicos.
Un ejemplo de la importancia de los servicios de algunos ecosistemas
lo encontramos en el manglar, un ecosistema marino-costero ubicado en
los trópicos y subtrópicos del planeta, que además de ofrecer leña, pescado
y otros bienes, es una barrera natural que protege contra las marejadas.
En diciembre de 2 0 0 4 , en el Océano Indico se produjo un tsunami muy
devastador, que costó la vida de cientos de miles de personas. Sin embargo,
en algunas zonas de Indonesia y Malasia la presencia de manglares intactos
redujo ostensiblemente los daños y evitó la muerte de miles de personas.
Si no se hubiesen destruido gran parte de los manglares de la región estos
daños habrían sido mucho menores. Pese a ello, los manglares siguen des-
apareciendo por la construcción de hoteles, carreteras o aeropuertos.
Los servicios ecosistémicos son también esenciales en aspectos tan
importantes como la salud humana. Según la Organización Mundial de
la Salud, más de la mitad de la población en los .países del Sur d e p e n d e
para su asistencia sanitaria primaria directamente de las plantas localizadas
en sus lugares de origen. En los países del Norte los productos vegetales
aportan aproximadamente el 2 5 % de los fármacos que se emplean en la
medicina. Otro 13% de los fármacos se hacen con productos derivados de
los microorganismos, y el 3% a partir de animales terrestres.
Cientos de especies de plantas medicinales, cuyos elementos químicos
naturales constituyen la base de más del 5 0 % de todos los medicamentos
que se prescriben, están amenazadas de extinción. Esta situación ha mo-
vido a los expertos a llamar a la movilización para "asegurar el futuro de
la medicina mundial" . Y cada especie que desaparece es una posibilidad _
4

q u e se pierde de obtener nuevos medicamentos q u e puedan curarnos.


La biodiversidad también es fuente de bienestar por el impacto emo-
cional positivo que genera en la mayoría de las personas q u e se adentran
en los paisajes d o n d e lo natural domina sobre lo artificial. Una reacción
sentimental inspirada en la belleza, en el sentido de lo imponente y de la
fascinación, que resulta extraordinariamente gratificante y placentera. El
considerado padre de la biodiversidad, Edward O. Wilson, defiende que la

4 Hawkins, B. Plants for Life: Medinal Plant Conservation and Botanic gardens. Botanic
Gardens Conservation international, Richmond, Reino Unido, 2 0 0 8 .
BIODIVERSIDAD: TIRANDO PIEDRAS CONTRA NUESTRO PROPIO TEJADO

vinculación emocional que experimentamos casi todos los seres humanos


con otros seres de la naturaleza está en nuestros genes, forma parte de
lo más íntimo y profundo de nosotros mismos. Esta conexión innata, o
sentimiento de pertenencia, q u e aparece en la especie humana respecto
al resto de los seres vivos, ha sido bautizado por Wilson como biofilia /: 5

Sin embargo, según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio , los 6

servicios de los ecosistemas examinados se están degradando por las acti-


vidades humanas o se usan de manera no sostenible - a p r o x i m a d a m e n t e
el 6 0 % (15 de 2 4 ) - , incluyendo el agua dulce, la pesca, la purificación del
aire y del agua, la regulación del clima regional y local, los riesgos naturales
y las plagas. Y esta debacle se acentuará aún más en el curso de los próxi-
mos decenios a causa de múltiples factores, entre los q u e cabe destacar el
cambio climático global. Si seguimos minando las funciones naturales que
mantienen la unidad de este planeta estaremos creando unas condiciones
que harán la vida cada vez más difícil, especialmente para aquellos q u e ^ ,
están ya en el límite de la supervivencia.
Y es que resulta claro el impacto desproporcionado que tiene la pérdida
de biodiversidad sobre los más desfavorecidos, puesto que las consecuen-
cias de esta pérdida de biodiversidad y de la degradación de los servicios
aportados por los ecosistemas no están repartidas mundialmente de ma-
nera igualitaria. Eás.zonas con la biodiversidad y los ecosistemas más ricos
se encuentran en países empobrecidos, en los que millones de personas
dependen más directamente de ellos para cubrir sus necesidades básicas.
Por ello serán los pequeños agricultores y pescadores, junto a los pobres
de las zonas rurales y de sociedades tradicionales, y especialmente los 25
millones de refugiados ambientales, los q u e sufrirán la peor parte de esta
progresiva destrucción de la biodiversidad.

Bibliografía recomendada
• Wilson, E. O. El futuro de la vida. Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2 0 0 2 .
• Leakey, R.; Lewin, R. La Sexta extinción. El futuro de la vida y de la huma-

5 Wilson, Edward O. "Biophilia and the conservation ethic" en Stephen R.Kellers y


Edward O. Wilson (eds.) Theo Biophilia Hypothesis. Island Press, Washington D.C.
päg 31.
(i EM. Millenium Ecosystem Assessment. Ecosystems and Human 'Well-being-.Biodiversity
Sfntesis. World Resources Institute, Washington, DC, 2 0 0 5 .

71
I I . DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

nidad. Tusquets, 1997.


• VVWF. Living Planet Report 2008. World Wildlife Foundation, Geneva,
2008
• Comisión Europea. La Economía de los ecosistemas y la biodiversidad.
Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades
Europeas. 6 4 p p . 2 0 0 8 .

72
Del crédito a la deuda ecológica
en u n a generación
Juan Carlos del Olmo
Secretario General WWF España

Lo sabemos pero actuamos ignorándolo: tenemos un solo planeta, con una


capacidad limitada para mantener toda la biodiversidad que alberga, inclu-
yendo a los seres humanos. Al demandar de nuestro planeta más de lo que
está disponible sobrepasamos los límites ecológicos: en última instancia, lo
que está en juego es el bienestar y la supervivencia del ser humano. El he-
cho es que esta demanda se ha más q u e duplicado en los últimos 45 años,
debido tanto al crecimiento de la población como al creciente consumo
individual. Si en 1961 casi todos los países del m u n d o tenían capacidad de
sobra para satisfacer su propia demanda, hoy muchos sólo pueden hacerlo
importando recursos y utilizando la atmósfera global c o m o un sumidero
de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Y de seguir
así, en 2 0 3 0 serán necesarios dos planetas para satisfacer la d e m a n d a de
bienes y servicios de la humanidad.
Desde 1998, WWF publica cada año el Informe Planeta Vivo (1PV)
para mostrar el estado del planeta en términos de biodiversidad global y el
impacto de la actividad humana sobre sus recursos naturales. En su última
edición, el IPV nos advierte de que estamos consumiendo los recursos que
sustentan los servicios q u e d e m a n d a m o s del planeta demasiado rápido, a
mayor velocidad q u e el tiempo que se requiere para renovarlos. Del mismo
modo q u e el gasto desmedido está generando una recesión, el consumo
irresponsable está agotando el capital natural del planeta, hasta el punto
de poner en peligro nuestra futura prosperidad.
El Informe Planeta Vivo se basa en dos indicadores: el índice Planeta
Vivo, q u e refleja la salud de los ecosistemas del planeta, y la huella ecoló-
gica, q u e muestra el grado de demanda humana sobre esos ecosistemas.

73
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

El índice Planeta Vivo tiene en cuenta, para medir la biodiversidad global,


las poblaciones de 1.686 especies de vertebrados en todas las regiones
del mundo, y nos indica q u e las especies silvestres y los ecosistemas están
bajo una enorme presión en todos los biomas y en todas esas regiones
del mundo. Aunque la pérdida de biodiversidad se ha nivelado en algunas
zonas templadas, la imagen abrumadora que se vislumbra al promediar las
tendencias es la de una disminución global en la abundancia de las espe-
cies. El Índice Planeta Vivo ha descendido entre un 30 y un 4 0 % durante
las últimas cuatro décadas. Es decir, en una o dos generaciones, hemos
consumido un tercio de la riqueza natural del planeta.
Por otro lado, la huella ecológica mide la demanda de la humanidad
sobre la biosfera en términos del área de tierra y mar biológicamente
productiva requerida para proporcionar los recursos q u e utilizamos, y
para absorber nuestros desechos. La huella de la humanidad excedió la
biocapacidad total de la Tierra por primera vez en los años ochenta; ahora
excede la capacidad regeneradora del planeta en cerca del 30%. Un exceso
global que va en aumento, desgastando los ecosistemas y haciendo q u e se
acumulen desechos en el aire, la tierra y el agua.
La deforestación, la escasez de agua, la decreciente biodiversidad y
el cambio climático que resultan de ese exceso ponen en grave riesgo el
bienestar y desarrollo de todas las naciones. En un m u n d o sobreexplotado,
en particular los países con deuda ecológica se enfrentan al riesgo de una
drástica disminución de los servicios que prestan los ecosistemas y de los
q u e d e p e n d e la humanidad.
La huella ecológica total de un país se determina por su población y por
la huella promedio de sus ciudadanos. Esta última está en función tanto de
la cantidad de productos y servicios que consume un ciudadano promedio,
c o m o de los recursos utilizados o los desechos generados al proporcionar
dichos bienes y servicios. A escala mundial, la población y la huella pro-
medio han aumentado desde 1961. Sin embargo, más o menos a partir
de 1970, la huella global promedio por persona ha sido relativamente
constante, mientras que la población ha seguido creciendo.
En 2 0 0 5 , la huella ecológica global fue de 17.500 millones de hectá-
reas globales (hag), es decir 2,7 hag por persona (una hectárea global es
una hectárea con la capacidad mundial promedio de producir recursos y
absorber desechos). La huella de un país es la suma de todas las tierras
agrícolas, de pastoreo y de bosques, al igual que las zonas de pesca reque-
ridas para producir los alimentos, fibras y maderas que ese país consume,
para absorber los desechos emitidos por la generación de la energía q u e

74
D E L CRÉDITO A LA DEUDA ECOLÓGICA EN UNA GENERACIÓN

utiliza y para proporcionar espacio para su infraestructura. Puesto que las


personas consumen recursos y servicios ecológicos provenientes de todo el
mundo, su huella es la suma de estas áreas, independientemente de d ó n d e
estén ubicadas en el planeta. En cuanto a la oferta, el área productiva total,
o sea la biocapacidad, fue de 13.600 millones de hag, es decir 2,1 hag por
persona.
Si este exceso continúa aumentando, ¿qué podemos esperar del futuro?
Suponiendo un rápido crecimiento económico mundial y un cambio hacia
una mezcla equilibrada de fuentes de energía, el Grupo Intergubernamen-
tal de Expertos sobre el Cambio Climático pronostica q u e las emisiones
anuales de carbono se duplicarán para el año 2 0 5 0 .
Por otro lado, los cálculos moderados de las Naciones Unidas indican
que la población mundial ascenderá a 9.000 millones en el mismo período,
mientras q u e las proyecciones de la FAO muestran un importante aumento
en el consumo de alimentos, fibras y productos forestales. Es más, si per-
sisten los actuales esquemas de gestión, se prevé q u e las zonas pesqueras
disminuirán en más de un 9 0 % para el año 2 0 5 0 .
La población crece a la vez que hay menos biocapacidad disponible para
satisfacer las necesidades de cada individuo, lo que aumenta la dependencia
y la presión de unas naciones sobre la biocapacidad de otras.
Los ciudadanos de los países de ingresos bajos actualmente tienen en
promedio una huella más pequeña q u e la que tuvieron en 1961. En África,
por ejemplo, d o n d e la población se ha triplicado en los últimos 40 años, la
biocapacidad disponible por persona ha descendido en más de un 67%, y
la huella de una persona promedio ha disminuido un 19%. Contrastando
con lo anterior, el desplome de la biocapacidad por persona en el m u n d o
en su totalidad fue del 4 9 % . En ambos casos, esta disminución se d e b e
principalmente al hecho de que ahora más personas comparten la misma
cantidad de biocapacidad, y no a una disminución en la productividad de
la Tierra.
En muchos países con economías emergentes su creciente huella por
persona está asociada con un patrón de industrialización acelerada, similar
al fenómeno atravesado hace unas décadas por muchos países de ingresos
altos. En China, por ejemplo, tanto la huella por persona como la población
se duplicaron entre 1961 y 2 0 0 5 , un a u m e n t o de más de cuatro veces en
su huella ecológica total.
La creciente d e m a n d a sobre la biosfera de los países de ingresos altos
ha sido generada principalmente por un aumento en la huella por per-
sona, la cual creció un 7 6 % entre 1961 y 2 0 0 5 . La mayor parte de este

75
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

aumento se debió a un crecimiento de nueve veces en el componente de


carbono. Aunque el crecimiento de la población en los países de ingresos
altos ha sido más lento q u e en los países de ingresos medios o bajos, este
crecimiento rápido de la huella por persona sitúa a los países de ingresos
altos con una participación del 3 6 % de la huella total de la humanidad,
a pesar de tener sólo el 15% de la población mundial. Esto es, 2,6 veces
mayor que la huella total de los países de ingresos bajos.
Para una sociedad que ya ha sobrepasado la capacidad ecológica del
planeta, el crecimiento continuo de la población y de la huella por persona
es claramente un rumbo suicida e insostenible. Estos factores de consumo
deberían ser gestionados con estrategias que permitan reducir simultánea-
mente el exceso en el consumo y mejorar el bienestar humano. La eficiencia
con la cual se utilizan los recursos para proporcionar bienes y servicios
p u e d e mejorarse e n o r m e m e n t e mediante el desarrollo de innovaciones
a escala local, y la adopción de estrategias de gestión de los recursos y de
tecnologías desarrolladas en otros países.
El empoderamiento de la mujer, la educación y el acceso a la planifica-
ción familiar voluntaria pueden desacelerar o incluso revertir el crecimiento
de la población. La transferencia de tecnología de los países de ingresos
altos puede ayudar a los países' de ingresos medianos y bajos a obviar las
fases del desarrollo industrial que requieren un uso intensivo de recursos.
Puesto que más de la mitad de la población vive ahora en ciudades, las
decisiones sobre infraestructuras que se tomen en las ciudades también
tendrán una enorme influencia en la demanda futura sobre la biocapacidad
local y mundial. Podrían asegurar mejores condiciones de vida para sus
habitantes y minimizar su contribución a la huella global.
Pero si no hacemos nada y seguimos ignorando los datos, el exceso de
consumo actual del 3 0 % alcanzaría el 100% en la década de 2 0 3 0 , es decir,
necesitaríamos una capacidad biológica equivalente a dos planetas Tierra
para responder a la demanda de recursos y a la producción de desechos
de la humanidad.
Este escenario, siguiendo los patrones tradicionales de gestión, es incluso
conservador puesto que asume que no habrá ninguna sorpresa desagrada-
ble e impredecible: que la escasez de agua dulce no provocará una gran
perdida de biocapacidad, que no se dará una interacción entre procesos
q u e pudieran ocasionar que el cambio climático alcance el punto de no
retorno, que no habrá ningún daño irremediable debido a la contaminación
o ningún otro factor que pudiera disminuir drásticamente la biocapacidad.
Pero estas sorpresas p u e d e n ocurrir y deben ser previstas.

76
DEL CRÉDITO A LA DEUDA ECOLÓGICA EN UNA GENERACIÓN

Cuanto más tiempo persista el exceso en el consumo, mayor será la


presión que se ejerza sobre los servicios ecológicos, a u m e n t a n d o el riesgo
del colapso de los ecosistemas, con pérdidas permanentes de la produc-
tividad. Los científicos no pueden predecir con exactitud el punto de no
retorno en el cual la degradación de un ecosistema pueda acelerarse re-
pentinamente, o generar una insuficiencia q u e tenga un efecto de cascada
en otros ecosistemas. Sin embargo, la mayoría de los científicos están de
acuerdo en la necesidad de terminar con el consumo excesivo lo más rápido
posible para reducir este riesgo y permitir q u e los ecosistemas degradados
se recuperen.
La actual depresión en la economía mundial es una severa llamada de
atención sobre las consecuencias de gastar más de lo que tenemos. Pero la
posibilidad de una recesión económica palidece frente a la inminente crisis
del crédito ecológico. La buena noticia es q u e tenemos el conocimiento
y los medios para revertir esta crisis. El Informe Planeta Vivo identifica las
áreas clave en las cuales debemos transformar nuestros estilos de vida y
economías para acercarnos a la sostenibilidad.
Ha llegado la hora de tomar decisiones vitales. Los cambios que mejoren
nuestros estándares de vida al tiempo q u e reducen nuestro impacto sobre
el planeta no se darán fácilmente. Pero las elecciones de hoy definirán
durante m u c h o tiempo nuestras oportunidades futuras. Las ciudades, las
plantas de energía y las viviendas que construyamos en el presente situarán
a la sociedad en un escenario de consumo excesivo y dañino más allá de
nuestras vidas, o impulsarán a esta generación y a las futuras hacia estilos
de vida más responsables. Si la humanidad tiene la voluntad, p u e d e vivir
con los medios disponibles en el planeta asegurando el bienestar h u m a n o
y de los ecosistemas de los que depende. Es el m o m e n t o de hacerlo, es
hora de cambiar.

77
II. DIAGNOSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

78
Cambio climático
Cristina Rois
Miembro del Área de Energía de Ecologistas en Acción

A m e n u d o se dice que el cambio climático es el principal problema medio-


ambiental de este siglo. Puede parecer una afirmación m u y categórica en
un m u n d o asediado por tan graves y diversos problemas ambientales, pero
es q u e el clima tiene dimensión planetaria: la circulación de las masas de
aire en interacción con el océano, los continentes y la cubierta vegetal no
se restringe a una región, involucra a toda la Tierra. Posee una e n o r m e
inercia, así que, a u n q u e se quiera, no p u e d e revertirse la situación en escala
de generaciones. Afecta de modo directo al bienestar de la sociedad huma-
na, a la disponibilidad de agua, a la capacidad de producir alimentos, a la
seguridad de los asentamientos, etc. Todos los ecosistemas se han desarro-
llado durante los últimos milenios bajo unas ciertas condiciones climáticas
que ahora están cambiando, lo que significa q u e muchos desaparecerán y
otros habrán de transformarse. Puede imaginarse lo q u e esto implica para
la biodiversidad.
La causa del cambio climático es una alteración de la composición
de la atmósfera q u e actúa aumentando la retención de calor. La luz solar
atraviesa la atmósfera y calienta la superficie, en consecuencia ésta emite
energía a la frecuencia del infrarrojo. Algunos gases de la atmósfera son
capaces de absorber parte de esa radiación y el equilibrio resultante es el
adecuado para mantener la superficie del planeta unos 30°C más caliente
que la temperatura q u e le correspondería por distancia al Sol si estos gases
no existieran. Su presencia tiene un papel semejante al de los cristales en
un invernadero. Los principales gases de efecto invernadero son el vapor de
agua, dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.
Cualquier factor q u e altere la radiación recibida del sol o la reenviada
al espacio, o q u e altere la redistribución de energía entre atmósfera-tierra-

79
I I . DIAGNOSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

océano, p u e d e afectar al clima. En la actualidad el factor más alterado es


la concentración de los gases de efecto invernadero: casi todos alcanzaron
niveles sin precedentes durante los años 90 y continúan aumentando.
El C 0 es el más influyente en el desequilibrio climático, seguido por el
2

metano . 1

De 1750 a 2 0 0 5 , la concentración del C 0 aumentó en un 3 5 % . Estas


2

tasas de aumento no tienen precedentes en los últimos 6 5 0 . 0 0 0 años. La


causa es la quema de combustibles fósiles (carbón, fuel, gas) para produc-
ción de electricidad, transporte, procesos industriales, usos domésticos, etc.
En definitiva para obtener energía. Tanto como el 8 0 % del C O emitido a z

la atmósfera tiene ese origen, y el resto p u e d e atribuirse a la disminución


de su absorción por la vegetación, debido a cambios en el uso de las tierras,
incluyendo la deforestación y los incendios.
Las consecuencias ya son comprobables a u n q u e no espectaculares,
precisamente por la inercia del sistema climático. La temperatura media
global ha aumentado 0,74°C. Puede parecer poca cosa, pero cuando se
trata de valores medios de todo un planeta, las pequeñas cifras tienen un
significado enorme. Hace unos 10.000 años, al final de la última glaciación,
cuando todo el hemisferio norte estaba sepultado por una espesa capa de
hielo, la temperatura media era sólo 5°C más baja que la de hoy.
El nivel del mar ha aumentado entre 12 y 22 cm, en su mayor parte
por la dilatación del agua. La extensión del hielo ártico se ha reducido en
un 3 8 % respecto al promedio 1978-2000 y su espesor ha disminuido un
4 0 % . La situación es tal q u e los países del círculo polar esperan que en
pocos años el hielo no estorbe las perforaciones de extracción de gas y
petróleo.
Hay muchas evidencias de cambio, incluidos los sistemas biológicos, y
la probabilidad de que se deban a pura casualidad es ínfima. Así lo ven la
gran mayoría de los científicos, pero el hecho de que la variabilidad climática
natural sea alta, y que las transformaciones, por ahora, sólo sean claramente
visibles a los ojos de los especialistas, han permitido la ocultación del cambio
climático a la opinión pública durante más de veinte años. La obcecada re-
sistencia a admitir el problema sin duda se relaciona con su causa principal:
los combustibles fósiles. Son el talón de Aquiles de la poderosa industria
energética y un sistema socioeconómico ávido de energía porque el 8 0 %

1 El agua es el principal gas de efecto invernadero, pero la enorme superficie del


mar mantiene la participación de este gas en la atmósfera independientemente
de la acción humana.

80
CAMBIO CLIMÁTICO

de la utilizada es fósil. A u n q u e esta disponibilidad de energía ha aportado


bienestar también ha acarreado gravísimos inconvenientes (contaminación,
degradación ambiental, expolio y abuso, guerra, etc.). La historia del siglo
XX se ha construido sobre fuentes de energía muy concentradas que se han
explotado con derroche en los países llamados desarrollados, generando
impactos ambientales y sociales de ámbito mundial. El cambio climático
va a ser uno de sus peores legados. Ya se estima en unos 3 2 5 millones de
personas afectadas por el cambio climático puesto q u e sabemos q u e el
número de desastres debidos al tiempo atmosférico se ha incrementado
e n u n 4 0 % desde I 9 8 0 .
2

El curso del siglo XXI dependerá de la cantidad de C O que se emita,


z

en definitiva de c ó m o sea el sendero (económico, tecnológico, social...)


que escojamos transitar: como hasta ahora o tendiendo hacia fuentes re-
novables y a la austeridad en el consumo. C o n el conocimiento actual del
clima se puede estimar el intervalo de a u m e n t o de temperatura en que
podríamos movernos a finales de este siglo: de 1,1 °C a 6,4°C, dependiendo
del escenario. En correspondencia, las precipitaciones aumentarán en las
regiones más al norte pero se reducirán en buena parte del cinturón tropical.
Concretamente en la cuenca mediterránea podría haber una reducción de
precipitaciones de hasta un 2 0 % en la última década del siglo.
El mar aumentará su volumen tanto por expansión térmica c o m o por
aporte de la fusión de hielos de Groenlandia y la Antártida. Esto se reflejará
en más personas damnificadas por las inundaciones debidas a mareas y
tempestades costeras. Los cambios previstos incluyen el calentamiento de
las aguas superficiales, ciclones tropicales y extra-tropicales más intensos y
tormentas con olas mayores q u e las actuales. La frecuencia e intensidad de
estos fenómenos será variable según las regiones, pero los impactos van a
ser abrumadoramente negativos. Las zonas expuestas a mayor riesgo por
el número de afectados son Asia Meridional y Suroriental, con aumentos
menores pero igualmente importantes en África Oriental y Occidental y
el Mediterráneo, desde Turquía hasta Argelia. Si no se toman medidas
preventivas o de adaptación, en los escenarios de mayor nivel del mar estas
zonas vulnerables se p u e d e n convertir en inhabitables a final de siglo.
El agua será el gran vehículo de los impactos del cambio climático. Au-
mentará la evaporación del agua superficial y la variabilidad en las lluvias.
La subida del nivel del mar causará la intrusión de agua marina en acuíferos

2 Human Impact Report: Climate Change - The Anatomy of a Silent Crisis. Global
Humanitarian Forum, Geneva, 2 0 0 9 , www.ghf-ge.org

81
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

costeros y estuarios. La disponibilidad de agua dulce va a ser un problema^


en muchas áreas, las que ya hoy se encuentran en situación de estrés hídrico
y en nuevas zonas: norte y sur de África, la cuenca mediterránea, nordeste
de Brasil, oeste de EE UU y Australia. Por otra parte, la sexta parte de la
población mundial habita en cuencas fluviales dependientes de la fusión
estacional de hielo (glaciares o nieves). Hasta ahora les garantiza un flujo
uniforme tanto en invierno c o m o en verano, pero a medida que desapa-
rezcan los hielos se encontrarán dependiendo sólo de irregulares (a veces
torrenciales) flujos de lluvias en invierno y ausencia de caudal en verano.
Al mismo tiempo, en 2 0 8 0 hasta un 2 0 % de la población mundial p u e d e
encontrarse viviendo en cuencas que probablemente se verán afectadas
por inundaciones.
Las temperaturas cálidas y los flujos reducidos de agua promoverán
la polución tanto por patógenos como pesticidas, sales e incluso exceso
de nutrientes y sedimentos. Los países empobrecidos tienen actualmente
muy poca capacidad para controlar la disponibilidad de agua. Carecen de
infraestructuras para acumularla en pantanos, obtenerla del subsuelo o
canalizarla para irrigación.
El impacto del cambio climático sobre la agricultura es un complejo
balance entre la fertilización que induce el C O , el posible estrés hídrico
z

debido al aumento de la evapotranspiración de las plantas, junto con el dé-


ficit de agua disponible y el efecto sobre ellas del aumento de temperatura.
En latitudes medias y altas un calentamiento moderado p u e d e beneficiar
el rendimiento de cosechas y pastos, pero en las regiones tropicales, es-
tacionalmente secas, incluso un p e q u e ñ o aumento de la temperatura los
reducirá. Cuanto mayor sea la intensidad del cambio climático mayor será
la disparidad de rendimientos entre los países desarrollados y el resto. Aun-
que el m u n d o pueda disponer de suficientes alimentos durante el resto del
siglo, se prevé la polarización de la capacidad alimentaria con un sustancial
incremento del riesgo de hambre entre las naciones más pobres.
En definitiva, el impacto es mayor en las zonas cuya población es me-
nos o nada causante del cambio climático y tiene m e n o r capacidad p a r
adaptarse.
Aparte de los impactos progresivos, se sabe q u e los procesos de reali-
mentación de los fenómenos climáticos p u e d e n ser muy importantes y
provocar cambios bruscos y no recuperables, causados no tanto por la
variación rápida o lenta de la temperatura sino porque supere un valor
umbral y desencadene otros fenómenos q u e impliquen una modificación
veloz e irreversible del clima. Desde hace tiempo se señala que ese límite
CAMBIO CLIMATICO

estaría en 2°C sobre la época preindustrial (1,2°C sobre la actual), a u n q u e


hay discusiones sobre si el umbral debería ser aún más bajo. En todo caso,
los científicos señalan q u e las emisiones globales a mitad de siglo debieran
3

ser la mitad de las de 1990 y que los países industrializados deberían reducir
sus emisiones entre el 25 y el 4 0 % para 2 0 2 0 , t o m a n d o c o m o referencia
los niveles de 1990 para llegar a mitad de siglo a reducciones del 8 0 % .
En los últimos años la idea de que hay que frenar el cambio climático
ha ganado aceptación casi general entre público y gobernantes, pero en
gran medida se ha q u e d a d o en las palabras y sigue en contradicción con
el comportamiento ciudadano y las políticas en curso. El panorama mun-
dial se p u e d e resumir en que los países d o n d e han crecido más rápido
las emisiones de C O de origen fósil en los últimos años son los países
z

en vías de desarrollo, en los que el consumo de energía por habitante es


bajo o muy bajo pero están muy poblados. Mientras, en la mayoría de los
países ricos, partiendo de emisiones por habitante muy altas, las emisiones
totales han venido creciendo más lentamente. Aunque China ha superado
recientemente a EE UU como mayor emisor mundial -seguidos por la UE,
India y Rusia-, en emisiones por habitante está muy por detrás de los países
occidentales.
La crisis está dejando su huella: las emisiones energéticas de EE UU entre
2 0 0 7 y 2 0 0 8 se han reducido en un 2,8%, debido sobre todo al precio de
la gasolina; en la UE se estima una caída del 6% en 2 0 0 8 y otro tanto en
2 0 0 9 respecto al año anterior. Incluso España ha experimentado un fuerte
descenso del 8% el pasado año. Sin duda es un freno a la progresión del
calentamiento global, pero podría ser breve. Se teme que la recesión pueda
conducir a un aumento de las emisiones a largo plazo, precisamente porque
la contracción del consumo mantendrá bajos los precios de los combustibles
fósiles al tiempo q u e se hace difícil conseguir la financiación necesaria para
incrementar el peso de las energías renovables y las tecnologías eficientes . 4

De hecho, según una reciente estimación de la Agencia Internacional de


la Energía, la inversión mundial en renovables en 2 0 0 9 seguramente caerá
hasta u n 3 8 % .
A pesar de q u e el calentamiento global ha logrado cierto espacio en los

1 Contribución del Grupo de Trabajo 111 al Cuarto Informe de Evaluación del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, Resumen Técnico pág.
31. www.ipcc.ch
4 The Impact ofthe Financial and Economic Crisis on Global Energy Investment. O E C D /
IEA, 2 0 0 9 , http://www.iea.org/Papers/2009/G8_investment_ExecSum.pdf

• — 83
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

medios de comunicación y las agendas, hay un serio riesgo de quedarnos


anclados en una sociedad intensiva en carbono con unos gobernantes
muy poco dispuestos a la urgente transformación energética y económica
necesaria y con una opinión pública asustada ante el desempleo. Sería un
tremendo error esperar a que el cambio climático golpee nuestra puerta
para reaccionar. Debemos convencer a la sociedad de q u e frenarlo es
prioritario y q u e no disponemos de mucho más de una década.

Bibliografía recomendada
• Varios autores (Convenio de colaboración entre el Ministerio de Medio
Ambiente y la Universidad de Castilla-La Mancha). Evaluación Preliminar
de los Impactos en España por Efecto del Cambio Climático. Ministerio de
Medio Ambiente, 2 0 0 5 . http://www.mma.es/portal/secciones/cam-
bio_climatico/areas_tematicas/impactos_cc/eval_impactos.htm
• 1PCC: Cambio climático 2007: informe de síntesis. Contribución de los
Grupos de trabajo I, 11 y III al Cuarto Informe de evaluación del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Equipo de
redacción principal: Pachauri, R.K. y Reisinger, A. (directores de la
publicación). IPCC, Ginebra, Suiza, 104 págs. 2007. http://www.ipcc.
ch/publications_and_data/publications_ipcc_fourth_assessment_re-
port_synthesis_report.htm
• Stern Review: La economía del cambio climático, resumen en español, 2 0 0 6
http://www.mma.es/portal/secciones/cambio_climatico/documenta-
cion_cc/divulgacion/index.htm
• El cambio climático en España. Estado de situación. Documento resumen
noviembre de 2007 http://www.mma.es/secciones/cambio_climatico/
pdf/ad_hoc_resumen.pdf
• Meira Cartea, Pablo Ángel (Dir.); Arto Blanco, Mónica, Montero Souto,
Pablo. La sociedad ante el cambio climático. Conocimientos, valoraciones
y comportamientos en la población española. Fundación Mapfre, 2 0 0 9 .
http ://www.mma.es/portal/secciones/cambio_climatico/documenta-
cion_cc/divu!gacion/index.htm

84
El inicio del ñn
de la era de los combustibles fósiles
y sus consecuencias
Ramón Fernández Duran
Miembro de Ecologistas en Acción

"El pico del petróleo será un punto de inflexión histórico, cuyo


impacto mundial sobrepasará todo cuanto se ha visto hasta
ahora, y esto pasará en la vida de la mayoría de las personas
que viven hoy en el planeta"
W. Youngquist

"El petróleo es demasiado importante para dejárselo a los


árabes"
Henry Kissinger

Doscientos años no es nada


Hasta hace unos dos siglos la humanidad vivió prácticamente sin com-
bustibles fósiles. A principios del siglo XIX la población sobre el planeta
se situaba en algo menos de 1.000 millones de personas, de las cuales
sólo un , 3 % vivían en ciudades. Su base energética era la energía humana
y animal, complementada con el uso domesticado de diversas energías
renovables. No sería hasta comienzos del siglo XX q u e el uso de energías
fósiles (fundamentalmente el carbón, entonces, a u n q u e despuntaba ya
el uso del petróleo) desplaza a la matriz energética renovable previa. En-
1900, la población humana había experimentado un salto discreto, aunque
importante en términos históricos, hasta sobrepasar los 1.600 millones de
habitantes, y la tasa de urbanización mundial se había multiplicado por 5,

85
I I . DIAGNÒSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

alcanzando el 15%. La urbanización había estallado allí d o n d e se estaba


produciendo la revolución industrial, especialmente en Europa Occidental,
apareciendo las primeras urbes millonadas, aunque Londres había superado
dicho umbral a finales del XVIII.
Hoy en día, en los inicios del nuevo siglo, la población mundial supera
ya los 6.700 millones de personas y, por primera vez en la historia, más de
la mitad de ésta habita en ciudades. La población urbana es más de cien
veces la existente en 1800, concentrándose especialmente en más de 5 0 0
grandes metrópolis millonarias.
En la actualidad, la base energética renovable es claramente residual
(6%), y el grueso de las necesidades energéticas, más del 8 0 % , se garantiza
por los combustibles fósiles (crudo, carbón y gas), aunque es el petróleo
la fuente principal q u e mantiene en funcionamiento un m u n d o crecien-
temente industrial (incluido el agrobusiness), urbano-metropolitano y alta-
mente motorizado. Un 4 0 % de las necesidades energéticas globales están
garantizadas por el oro negro, y en los últimos sesenta años su demanda se
ha multiplicado por ocho. Sin él, y sin el carbón y el gas en ascenso tam-
bién, el m u n d o cada día más globalizado y e n o r m e m e n t e devorador de
recursos naturales (no sólo energéticos) que conocemos sería sencillamente
inviable.
Sin embargo, este m u n d o urbano-agro-industrial se enfrenta a dos, o
mejor dicho tres, enormes retos. Uno es el obligado cambio de la matriz
energética, pues como veremos estamos a punto de iniciar el principio del
fin de la era de los combustibles fósiles, que se producirá c o m o resultado
de alcanzar el techo o pico de la extracción del petróleo , m o m e n t o que 1

inaugurará el declive energético. El otro es c ó m o se podrá hacer frente a


la alimentación de una población en ascenso, cuyo crecimiento y nutrición
ha sido en muy gran medida factible hasta ahora gracias a los combustibles
fósiles, en especial al petróleo (debido a la agricultura y ganadería indus-
trializadas), a pesar de la extensión de la subalimentación (y hambrunas)
a sectores crecientes de la humanidad. Máxime si se pretende dedicar
crecientes cantidades de grano a la generación de agrocarburantes, con el
fin de paliar el declinar del petróleo, para el consumo principalmente del

1 El pico del petróleo coincide grosso modo con el momento de la extracción de la


mitad de reservas disponibles, es decir, aquellas más accesibles, de mayor calidad
y, por tanto también más baratas. Para más información sobre el tema de este
capítulo, ver Ramón Fernández Duran: El Crepúsculo de la Era Trágica del Petróleo.
Virus y Ecologistas en Acción (Libros en Acción), 2 0 0 8 .

86
EL INICIO DEL FIN DE LA ERA DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES Y SUS CONSECUENCIAS

parque motorizado de EE UU y Europa, con el firme apoyo productor de


Brasil, entre otros países exportadores.
Además, estamos en un contexto de población mundial todavía en
fuerte ascenso, y sobre todo de auge de nuevas demandas alimentarias (de
carne) de las clases medias de China e India, así como de estancamiento
de la producción agrícola mundial. Es por eso por lo que en los últimos
años se han disparado los precios de los alimentos, junto con el alza del
crudo, además de por la especulación. Por otro lado, los agrocarburantes'
están agravando los impactos sociales y medioambientales de la agricultura'
industrializada.
Y el tercer gran reto es el cambio climático, en marcha como resultado
sobre todo del consumo de combustibles fósiles, así como por la deforesta-
ción. En este breve texto nos intentaremos centrar en el primer gran reto,
que condiciona los otros dos, que además serán tratados en otras partes
del libro.

Crisis global, pico del petróleo


e inicio del fin de los combustibles fósiles
La crisis multidimensional planetaria que cristaliza en 2 0 0 7 , por el estallido
de la tremenda burbuja financiera del capitalismo global, tiene también
mucho q u e ver con la crisis energética y de recursos. La intensa expansión
financiera y crediticia de los últimos treinta años no hubiera sido posible
sin energía barata y, por supuesto, sin una política relajada de creación de
dinero a todos los niveles q u e favoreciera asimismo el crecimiento econó-
mico. Tras las crisis energéticas de los 70, la intensificación de extracciones
de petróleo por todo el m u n d o hizo factible este nuevo periodo de crudo
barato, que además logró erosionar el poder de la OPEP. Las crisis energé-í
ticas de los 70 fueron de carácter político, no por escasez física de crudo.''
En este último periodo, el capitalismo global ha podido disfrutar también
de materias primas baratas y agua asimismo abundante. Pero la subida con-
tinua del precio del crudo desde 2 0 0 0 , y sobre todo desde 2 0 0 3 , a partir
de la guerra contra Iraq, era un indicador de q u e una pequeña retirada de
oferta de oro negro en el mercado (en este caso 1,5 millones de barriles día,
debido a la feroz resistencia encontrada en Iraq) podía alterar bruscamente
el precio del crudo.
La razón es q u e la oferta existente a duras penas logra cubrir la de-
manda. La propia Agencia Internacional de la Energía reconoce q u e se ha
atravesado el pico de petróleo convencional en 2 0 0 5 , y que desde entonces

87
I I . DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

no ha hecho sino intensificarse la extracción de petróleo no convencional


(en aguas profundas o muy profundas, y a partir de las arenas bituminosas
de Alberta, en Canadá, o del crudo pesado del Orinoco), la obtención de
líquidos parecidos al petróleo (a partir del carbón o del gas natural) y la
producción de agrocarburantes, para hacer frente al auge de la demanda; y
todo ello está implicando crecientes impactos sociales y medioambientales
a escala planetaria. De esta forma, el alto precio del crudo en verano de
2 0 0 7 (70 $ el barril) fue un elemento determinante en el inicio del estallido
de la burbuja crediticia, y su fortísima elevación en 2 0 0 8 (hasta casi 150
$ el barril), debida asimismo a la especulación, fue igualmente uno de los
factores más importantes de la profundización de la crisis global.
Además, no hay alternativas energéticas viables (masivas, concentradas
y baratas, la triple condición necesaria en el presente modelo ) para cubrir 2

el vacío energético que irá dejando primero el petróleo, en torno a 2010


muy probablemente, seguido poco después del gas natural. Es más, asisti-
remos seguramente a dos picos en uno, pues la extracción del gas natural
en ascenso no podrá obviar el declive de la extracción de petróleo. Y poco
tiempo más tarde veremos el inicio del declive asimismo de todos los
combustibles fósiles, entre 2015 y 2 0 2 0 , a u n q u e el pico del carbón tenga
lugar algo después (en torno a 2030). La razón es la misma, pues el declive
conjunto del petróleo y el gas en muy pocos años arrastrarán la caída de
todos los combustibles fósiles, ya que el carbón no podrá cubrir el tremen-
do agujero que dejarán. Además, el modelo económico actual tiene dos
talones de Aquiles muy determinantes, para los cuales no hay alternativa al
petróleo: la movilidad motorizada y la agricultura industrializada, y ambos
son claves para su mantenimiento.
La profundidad de la crisis global ha traído un m o m e n t á n e o abarata-
miento del precio del crudo, pues a lo largo de 2 0 0 9 llegó a caer hasta
la tercera parte (menos de 50 $) desde su máximo en 2 0 0 8 . Pero esta
alegría ha durado poco y los precios del crudo y de las materias primas han
iniciado otra vez una fuerte subida. Probablemente, estamos entrando en
una meseta turbulenta con fuertes subidas y bajadas, con una tendencia
al alza, que se intensificará con toda seguridad cuando se inicie el declive
energético fósil. Esto repercutirá gravemente también sobre el crecimiento
económico, y especialmente sobre la dimensión financiera del actual capi-
talismo global, que probablemente se derrumbará. El castillo de naipes de
activos financieros e inmobiliarios casi con toda seguridad se vendrá abajo.

2 Ni el hidrógeno, ni la nuclear, ni la fusión lo son.

88
EL INICIO DEL FIN DE LA ERA CE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES Y SUS CONSECUENCIAS

Ya ha empezado a colapsar desde hace dos años, pero una masiva ayuda
estatal ha logrado frenar su caída por el m o m e n t o . Se iniciará, pues, una
era de decrecimiento obligado sin fondo y sin fin, como nos alerta Richard
Heinberg.

La necesidad de caminar hacia un mundo postfosilista


La llamada Guerra contra el Terror no ha sido, y no es, otra cosa que la Guerra
por Petróleo, y por extensión por la defensa de la hegemonía de EE UU y
del dólar contra nuevos e importantes actores mundiales (China, India) que
disputan ya los recursos fósiles escasos a Occidente. Más de dos terceras
partes del petróleo y del gas mundiales están en Oriente Medio y, en menor
medida, Asia Central. Europa se prepara ya también para este escenario,
pues tiene una enorme dependencia externa de combustibles fósiles (entre
otras zonas de Rusia). El incremento de las tensiones geopolíticas será aún
más acusado cuando atravesemos el pico del petróleo. Todo indica que
estamos entrando ya en la tercera crisis del petróleo, que sin lugar a dudas
será la definitiva. Dicha crisis marcará el imposible futuro del actual modelo
urbano-agro-industrial. La inviabilidad del crecimiento económico continuo
a partir de entonces, debido a q u e el suministro energético será declinante
desde ese m o m e n t o (la primera vez en más de doscientos años), será el
mayor ataque q u e se p u e d e prever a la lógica capitalista de expansión y
acumulación constante, especialmente en este capitalismo global basado
en la explosión financiera.
Pero el colapso del modelo actual p u e d e ser catastrófico u ordenado
en la transición obligada a un suministro energético declinante, a u n q u e en
cualquier caso es inevitable el paso a un nivel de complejidad e interre-
lación inferior al actual. La adaptación a ese nuevo escenario p u e d e ser
una oportunidad de oro para caminar hacia otros mundos posibles si la
hacemos de forma equitativa y consensuada, intentando solventar de forma
pacífica los conflictos q u e sin lugar a dudas se producirán (que ya están
aquí). Pero también existe el peligro de entrar en un periodo prolongado
de caos sistémicp, militarismo, guerra y autoritarismo- generalizados, con
escenarios tipo Maá Max. Por eso el No Blood for OH (no más sangre por
petróleo) debería ser el lema q u e presida la movilización y transformación
social en el futuro, pues de él se desprende también la necesidad de caminar
hacia una profunda mutación del modelo de sociedad, pareja a una fuerte
reducción del consumo energético.
Se han perdido treinta años preciosos para esa gran transformación

89
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

desde las últimas crisis del petróleo, y hoy nos encontramos en una situa-
ción aún más difícil para iniciar el camino hacia un m u n d o post-fosilista.
Dicha metamorfosis debería haber sido ya obligada para abordar el cambio
climático en marcha, pero tendrá que ser forzosa en las próximas déca-
das. Deberíamos caminar pues hacia ese nuevo mundo basado en energías
renovables (principalmente solar y derivadas), con estructuras sociales
y productivas más equitativas, autónomas y descentralizadas. Un nuevo
mundo que sin duda será menos urbanizado, menos interdependiente,
menos industrializado, menos jerarquizado, y seguramente menos poblado
y con mundos rurales vivos y diversos. Un inmenso y tremendo reto, pero
también una enorme oportunidad para caminar hacia mundos más justos
y sustentables.

Bibliografía recomendada
• Bermejo, Roberto: Un Futuro sin Petróleo. Colapsos y Transformaciones
Socioeconómicas. Catarata, Madrid, 2 0 0 8 .
• Fernández Duran, Ramón: El Crepúsculo de la Era Trágica del Petróleo.
Virus, Barcelona, 2 0 0 8 .
• Heinberg, Richard: Se Acabó la Fiesta. Guerra y Colapso Económico en el
Umbral del Fin de la Era del Petróleo. Barrabes Editorial, Benasque (Hues-
ca), 2 0 0 6 .
• Illich, Iván: Energía y Equidad. Barral, Barcelona, 1974.
• Los Amigos de Ludd: Las Ilusiones Renovables. La Cuestión de la Energía
y la Dominación Social. Muturreko Burutazioak, Bilbo, 2007.
• Sempere, Joaquim y Tello, Enric: El final de la Era del Petróleo Barato.
Icaria, Barcelona, 2 0 0 8 .

90
¿El ñnal del capitalismo global?
Luis González Reyes
Co-coordinador de Ecologistas en Acción

Ciclos sistémicos de acumulación


Vivimos tiempos turbulentos en los q u e parece, según afirman cada vez
más economistas, q u e estamos en una crisis económica de la profundidad
de la del 29. La crisis del 29 no fue una crisis más entre las crisis periódicas
del capitalismo, sino una crisis sistémica q u e marcó el cambio de un ciclo
sistémico de acumulación. Giovanni Arrighi sostiene q u e el capitalismo
1,

tiene ciclos largos (de aproximadamente un siglo de duración), q u e deno-


mina ciclos sistémicos.
En cada u n o de los ciclos ha habido una potencia hegemónica. De
este modo, el primer ciclo sistémico fue el hispano-genovés, el segundo el
holandés, al q u e siguió el británico y, ahora, estamos viendo el probable
final del estadounidense.
Cada ciclo ha tenido características propias, sin embargo hay importan-
tes elementos comunes en cuanto a su desarrollo. Todos se caracterizan por
una primera fase en la q u e la economía productiva es la preponderante.
Por economía productiva nos referimos a aquella en la q u e un capital se
invierte para producir una mercancía o un servicio q u e es posteriormente
vendido con un beneficio en el mercado. Sería el que se caracterizaría por
la fórmula D-M-D',. d o n d e D sería el capital, M la mercancía o servicio que
se genera con ese capital inicial, y produce un nuevo capital D', siendo
D<D'.
Esto ocurre hasta que las tasas de beneficio de la economía productiva
empiezan a decaer, fruto de la sobreproducción y saturación del mercado.

1 Arrighi. G. El largo siglo XX. Akal, 1999.

91
I I . DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

Es decir, que cada vez hay q u e invertir más capital para obtener el mismo
beneficio. En ese m o m e n t o las inversiones se desplazan hacia la economía
financiera, aquella en la que el "dinero genera dinero", es decir, se rige pof
la fórmula D-D'. Se invierte en bolsa para, con ello, obtener un beneficio
sin haber generado ningún servicio ni mercancía a la sociedad. Caracterís-
ticas principales de esta economía son su fuerte carácter especulativo, su
tendencia a crear burbujas financieras y su fuerte condicionamiento de la
economía productiva, por la ingente cantidad de capital que es capaz de
movilizar.
En la segunda parte del ciclo sistémico de acumulación las mayores tasas
de beneficio se producen en la economía financiera, una economía que se
va separando crecientemente de la base real sobre la que se sustenta toda
economía: la naturaleza y el trabajo.
Cada uno de los ciclos sistémicos que se han producido ha concluido
trágicamente con una crisis sistémica que ha traído aparejada una (o varias)
guerras. Tras éstas se ha producido un cambio de hegemonía y el inicio de
un nuevo ciclo sistémico de acumulación. Las guerras se producen por la
creciente competencia intercapitalista en un escenario de crisis profunda y
la necesidad de mantener las tasas de beneficios a toda costa. Así, la crisis
del 29 se enmarcó entre las dos grandes guerras mundiales del siglo XX,
q u e terminaron con la hegemonía británica y dieron paso a la estadouni-
dense.
Además, estos periodos históricos de cambios, siempre han sido ricos
en capacidad de articulación y creación por parte de los movimientos
sociales.
La nueva potencia hegemónica, en todos los casos, había ido creciendo a
la sombra de la anterior, basando su economía más en la parte productiva y
teniendo importantes tasas de crecimiento del P1B (que es un indicador de
la economía productiva más q u e de la financiera). Además, el nuevo ciclo
sistémico se ha caracterizado por implicar tasas de apropiación crecientes,
por meter dentro de la lógica del mercado a más regiones y ámbitos de
actividad. Eso es lo que ha permitido al capitalismo, que necesita crecer
para sobrevivir, salir fortalecido de estas crisis sistémicas.

¿Cambio de hegemón?
Las similitudes de lo ocurrido en tiempos pretéritos y lo q u e está pasando
ahora son evidentes. Centrándonos en un análisis general, sin entrar en
los detalles más concretos, podemos observar como, desde los años 70,

92
¿EL FINAL DEL CAPITALISMO GLOBAL?

se ha producido un importante cambio en la economía mundial y, sobre


lodo, en la economía de la potencia hegemónica, EE UU (y el resto de
potencias secundarias, como es la UE). Un cambio caracterizado por una
importantísima financiarización de su economía . 2

Una segunda línea de inquietante parecido tiene que ver con la pro-
fundidad de la crisis q u e estamos viviendo, en la cual el castillo de naipes
de las burbujas financieras se está desmoronando. Esto ocurrió en todas
las crisis sistémicas pretéritas. En tercer lugar podemos apreciar en los
últimos años un incremento de la lucha por los mercados y los recursos
estratégicos por parte de las potencias, cuyo epicentro está, sin lugar a
dudas, en Oriente Próximo y Medio para el control del petróleo. Además
podríamos señalar sin mucha dificultad cual podría ser ese nuevo hegemón
emergente: China.
Sin embargo no todo son similitudes, ya que encontramos una impor-
tante dificultad para este cambio de hegemonía y su consecuente comienzo
de un nuevo ciclo sistémico de acumulación. Pero antes de seguir con este
hilo argumental vamos a abrir un p e q u e ñ o paréntesis.

Economía, sociedad y entorno


Vivimos en una sociedad capitalista, pero no sólo por el sistema económico
que impera, también por la proyección que este sistema económico genera
en la sociedad. De este m o d o nuestra sociedad también es capitalista por
sus atributos dominantes: individualismo, competitividad, consumismo, vida
en un presente continuo con una importante incapacidad para planificar
a medio-largo plazo, obsesión por el crecimiento y la velocidad, serias
dificultades para comprender la complejidad, irresponsabilidad sobre las
implicaciones de nuestros actos... Todo ello con un coste inmenso en forma
de sufrimiento para la mayoría de la población mundial.
Pero no sólo nuestra sociedad es capitalista, sino que estamos some-
tiendo a nuestro entorno a las mismas reglas de forma creciente. Así, la
naturaleza, q u e no funciona con la premisa de maximizar el beneficio
individual en el m e n o r tiempo posible, también se está intentando forzar
hacia los modos capitalistas. Esto implica que, por ejemplo, en lugar de
dejar evolucionar un ecosistema, c o m o un bosque, hacia grados crecientes
de complejidad a partir de un periodo inicial de crecimiento, le devolvemos

2 Fernández Duran, R., González Reyes, L., Rico García-Amado, L. "Crisis global".
El Ecologista. n° 59. 2 0 0 8 .

93
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

continuamente a su estado infantil de crecimiento con continuas talas.


C o n esto hemos llegado a una situación absurda y muy peligrosa, al
hacer que el sistema económico sea el que condiciona el social y el na-
tural. La situación debería ser justo la contraria, ya que tenemos un gran
sistema (el natural, el planeta q u e habitamos) q u e lo engloba todo. Una
de las cosas que engloba es al ser humano, a las sociedades humanas, que
son un subsistema del natural. Por último, y c o m o subsistema del social,
estaría el económico, que debería encargarse de satisfacer las necesidades
que tenemos los seres humanos de manera universal y en armonía con el
entorno.
Pero la cosa ha llegado todavía más lejos ya que, dentro del subsub-
sistema económico, una de las partes es la q u e está condicionándolo
fuertemente y, con ello, a la sociedad y nuestra relación con el entorno.
Nos referimos a la economía financiera, con su aceleración creciente de
los ritmos económicos (los balances de cuentas se hacen al día, no al año),
su presión para precarizar aún más el empleo y la vida, o su tremenda
capacidad de compra sobre la naturaleza y las personas.

Crisis económica, social y ambiental


Visto esto, retomamos el hilo de la crisis. Todas las crisis sistémicas han
venido acompañadas de profundas crisis en el plano de lo social, crisis que,
c o m o decíamos, han sido motores de articulaciones sociales notables.
Esto está volviendo a ocurrir ahora a nivel mundial, como podemos ver
con las crisis alimentarias o con el aumento el paro y la exclusión. Todo ello
está conllevando un incremento de las tensiones sociales como lo atestiguan
los brotes de xenofobia crecientes en Europa, o la respuesta violenta contra
la articulación política de las poblaciones más excluidas en América Latina.
Además, esta crisis social es planetaria, ya que el capitalismo ha conquistado
casi todos los territorios y ámbitos de nuestra vida.
Sin embargo, Ja 'novedad es que la- crisis económica actual se produce
j-uñto á una crisis ambiental sin precedentes. Hasta los tiempos actuales,
las sociedades humanas habíamos vivido en un planeta q u e tenía todavía
inmensos recursos por explotar y sumideros d o n d e dejar nuestra basura.
Esto ya no es así: los recursos se están agotando y los sumideros se están
saturando. Ejemplos palmarios de esto (pero ni mucho menos únicos)
serían el final de la era del petróleo que estamos viviendo y la dimensión
creciente del cambio climático.
Es decir, no sólo está en crisis el subsubsistema económico, sino q u e

94
¿ E L FINAL DEL CAPITALISMO GLOBAL?

también lo están el subsistema social y el sistema ambiental. Esto implica j


que no sea posible una transición de hegemonía c o m o la q u e se produjo i
en los anteriores ciclos sistémicos de acumulación. Ya no hay casi territorios
ni muchos ámbitos de nuestra vida por introducir en la lógica del capital.
Pero, sobre todo, no hay una base natural que pueda soportar una nueva
salida hacia adelante en forma d e c r e c i m i e n t o continuo. >
Si China va a ser el nuevo hegemón, no va a tener base social q u e
sostenga el necesario incremento del consumo, ni un planeta que le brinde
los recursos y los sumideros necesarios para ello.

Posibles escenarios futuros


Es probable q u e estemos asistiendo al final del capitalismo tal y c o m o se
ha desarrollado hasta ahora, lo que, desgraciadamente, no es lo mismo que
el final de cualquier tipo de capitalismo. El capitalismo globálizado actual,
como-sistema hegemónic© en el m u n d o , probablemente es imposible que
se pueda perpetuar, ya que no es posible mantener el crecimiento continuo
(indispensable para el capitalismo) en un planeta limitado. Es decir, es más
que posible el final de los ciclos sistémicos de acumulación tal y como
habían ocurrido hasta ahora.
Este final no será sin traumas y, a buen seguro, se escenificará con una
crisis de grandes magnitudes de la q u e ahora podríamos estar viviendo
sus primeras etapas. Una crisis que afecte, que afecta ya realmente, a los
distintos ámbitos: el económico, el social y el ambiental. Esta crisis p u e d e
llegar a ser de una magnitud que desmonte el sistema tal y c o m o lo cono-
cemos. Y la gravedad de la crisis probablemente sea mucho mayor si no
conseguimos parar esta loca huida hacia adelante y abrir caminos hacia
otros mundos d o n d e quepamos todos.
Un posible escenario futuro es el mantenimiento de sociedades capita-
listas poco conectadas entre sí que partan, como consecuencia de la crisis,
de estadios de baja acumulación y empiecen una predación de su entorno
y de sus sociedades a un ritmo m e n o r q u e el actual por tener un nivel
tecnológico necesariamente menor que el presente (también a causa de la
crisis).
Otro posible escenario, que no es incompatible con el anterior, es el
alzamiento de nuevos fascismos q u e probablemente tendrán un fuerte
carácter xenófobo y de defensa de los recursos propios frente a terceros,
debido a su escasez.
Por último, podemos vislumbrar otro escenario del tipo del imaginado

95
II. DlAGNÓSTCO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

por Juan Ibarrondo en sus fantasías de ciencia-ficción , en el que el capitalis-


3

mo deje de ser el sistema económico imperante y lo sustituyamos por una


economía que respete los límites físicos de nuestro planeta, que preste una
atención básica al cuidado de la vida, que pivote sobre la cooperación y la
ayuda mutua, y que garantice la satisfacción universal de las necesidades.
Para llegar a este punto es imprescindible q u e hoy esparzamos las se-
millas y las protejamos para que se puedan desarrollar.

Bibliografía recomendada
• Arrighi, C. El largo siglo XX. Akal, 1999.
• Riechmann,). La habitación de Pascal. Catarata, 2 0 0 9 .
• Naredo,). M. Raíces económicas del deterioro ecológico y social. Siglo XXI,
2006.
• Fernández Duran, R. Capitalismo financiero global y guerra permanente.
Virus, 2 0 0 3 .

3 Juan Ibarrondo. Retazos de la Red. Bassarai. 2005.

96
Crisis alimentaria:
agricultura industrial y transgénicos
Marta Soler Montiel
Departamento de Economía Aplicada ¡i, Universidad de Sevilla

Aparentemente vivimos en un mundo de abundancia material y, sin embar-


go, persisten las crisis alimentarias.-Él hambre se mantiene y aumenta con
la globalización. La FAO estima en 9 2 3 millones las personas hambrientas
en 2 0 0 7 , 80 millones más q u e en 1990'. El World Watch Institute eleva-
ba, ya a principios del siglo XXI, estas estimaciones a 1.100 millones de
personas hambrientas y a 2.000 millones de personas mal nutridas o con
2

deficiencias de vitaminas y minerales . 3

Simultáneamente, en los países enriquecidos continúan las crisis alimen-


larias resultado de alimentos dañinos para la salud. Desde las vacas locas,
la fiebre aftosa, los pollos con toxinas, la gripe aviar hasta la reciente gripe
porcina, no dejan de sucederse episodios de riesgos alimentarios en países,
como los europeos, d o n d e las políticas agrarias se concentran en reducir
los excedente agrarios.
Los excesos conviven con las carencias en un m u n d o ecológicamente
saturado . Mientras, nos alejamos del objetivo de la C u m b r e Mundial de
4

la Alimentación de 1996 de reducir a la mitad el número de personas


subnutridas en el m u n d o en 2015 respecto a 1990-92.
No es un problema de escasez material: la producción agroalimentaria
no deja de crecer. Desde mediados de la década de 1960, la producción
mundial de cereales ha crecido casi mil millones de toneladas . El consu-
5

I FAO 2008a.
¿ Flavin, 2001.
5 Gardnery Halweil, 2001.
4 Riechmann, 2 0 0 3 .
5 La producción de cereales pasó de 1.442 millones de toneladas en 1979-81 a

97
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

m o medio de alimentos per cápita ha aumentado casi una quinta parte


pasando de 2.360 calorías diarias a mediados de la década de 1960 a
2.800 calorías en la actualidad . La población mundial creció entre 1998
6

y 2 0 0 7 a una tasa anual media de L 2 3 % similar a la de la producción


7

mundial de cereales.
Sin embargo, la crisis alimentaria de 2 0 0 7 ha puesto de manifiesto la
fragilidad de los actuales mecanismos de acceso a los alimentos a través del
mercado. Entre 2 0 0 5 y 2007, los precios de trigo aumentaron un 8 9 % , los
del maíz un 7 1 % , mientras q u e las oleaginosas se encarecieron un 8 1 % y
los aceites vegetales un 8 2 % . El encarecimiento de los granos impulsó a
7

su vez el aumento de los precios de la carne y los derivados lácteos.


Entre las causas inmediatas están las malas cosechas en 2 0 0 5 y 2 0 0 6 ,
unidas a la reducción estratégica de reservas por parte de algunos de los
principales exportadores, que se tradujeron en una situación de incerti-
dumbre sobre los abastecimientos en el mercado e impulsó la volatilidad
de los precios. El encarecimiento de los alimentos también fue el resultado
del fuerte incremento en los precios del petróleo, que se tradujo en que
el precio de los fertilizantes se triplicara entre 2 0 0 6 y 2 0 0 7 , mientras el
coste del transporte se duplicaba. Por otra parte, el cambio hacia una dieta
cárnica y la nueva demanda que representan los agrocarburantes implican
8 9

un creciente consumo de grano por encima de la producción, reduciendo

1.889 en 1997-99 (FAO, 2002). En 2 0 0 4 / 0 5 alcanzó los 2.055 millones para


caer a 2.005 millones en 2 0 0 5 / 0 6 y recuperarse lentamente en 2 0 0 6 / 0 7 hasta
2.013 millones y alcanzar dos cosechas récord de 2.132 y 2.287 millones de
toneladas en 2 0 0 7 / 0 8 y 2 0 0 8 / 0 9 (FAO, 2008b, 2009).
6 FAO, 2 0 0 2 .
7 FAO, 2008c.
8 El consumo de carne a nivel mundial ha pasado de una media de 29,5 kilos por
persona al año en 1979-81 a 36,4 kilos en 1997-99 y con previsión de continuar
creciendo. Sin embargo, las diferencias entre países son muy importantes. En
los denominados "países desarrollados" se ha pasado de 78,5 kilos a 88,2 kilos,
mientras que en los "países en desarrollo" el aumento ha sido desde niveles
mucho más modestos, pasando de 13,5 a 22,5 kilos per cápita. Sin embargo, en
África Subsahariana el consumo de carne decrece desde 10,6 kilos a 9,4 kilos.
9 El 18% de la producción mundial de grano en 2 0 0 8 / 0 9 se destinó a usos distintos
de la alimentación humana y animal (FAO, 2009). Entre 2 0 0 5 y 2 0 0 7 la produc-
ción de trigo y cereales destinada a agrocombustibles creció un 103% pasando
de representar el 2,8% al 5,4% de los destinos. En el caso de las oleaginosas el
incremento fue de 113,9% pasando del 4,2% al 8,8% de las utilizaciones totales
(FAO, 2008d).

98
CRISIS AUMENTARÍA: AGRICULTURA INDUSTRIAL Y TRANSGÉNICOS

las reservas mundiales. Esta menor disponibilidad de grano y la consiguiente


subida de los precios atrajeron inversiones especulativas en los mercados de
futuro y opciones de las principales materias primas agrarias . Pero ¿qué 10

impulsa estos procesos?


A mitad del siglo XX, la rentabilidad de las empresas industriales re-
quería abundante m a n o de obra y una alimentación estable, barata y no
perecedera, que facilitara el consumo en masa de una producción también
en masa. Se pasa asía una agricultura industrial basada en la mecanización,
el uso de semillas comerciales con alta respuesta a agroquímicos c o m o
fertilizantes, herbicidas y fitosanitarios. Esta Revolución Verde fue capaz de
aumentar espectacularmente los rendimientos de los monocultivos, pero
con fuertes dependencias socioeconómicas y costes ocultos para el medio
ambiente.
De ser autosuficientes, los agricultores y ganaderos pasaron a ser los prin-
cipales clientes de las empresas de insumos y los principales abastecedores
de la industria agroalimentaria. La industrialización alimentaria implicó un
proceso de apropiación de las tareas agrícolas por parte de la industria y un
proceso de sustitución de la alimentación fresca por alimentos industriales".
Los alimentos se separan de su valor de uso orientado a cubrir necesidades
para convertirse en mercancías, es decir, en un "producto rentable de la
empresa capitalista, aprovisionado, producido y comercializado a escala
transnacional" .
12

El sistema agroalimentario actual está cada vez más dominado por un


n ú m e r o reducido de empresas multinacionales que imponen a los agricul-
tores costes crecientes y precios decrecientes para sus productos. En 2007,
las diez mayores empresas de semillas controlaban el 6 7 % del mercado
mundial de semillas patentadas, destacando Monsanto, DuPont y Syngenta.
Las diez mayores empresas de agroquímicos, la mayoría fusionadas con
empresas de semillas, controlaban el 8 9 % del mercado. Las cien mayores
empresas de alimentos transformados y envasados, con Nestlé a la cabeza,
concentraban el 7 4 % de las ventas y las diez mayores acumulaban el 3 5 %
de los beneficios de éstas. Las diez mayores empresas de la distribución

10 Para una explicación detallada y en profundidad de las causas que impul-


san la reciente crisis alimentaria más allá de los mitos consultar Hobbelink y
Vargas (2008) disponible en el apartado dedicado a la crisis alimentaria en
www.notecomaselmundo.org También www.derechoalalimentacion.org
11 Goodman y Redclift, 1991.
12 Friedman, 1991, p. 72.

99
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

comercia! alimentaria, lideradas por Walt-Mart y Carrefour, controlaban


4 0 % de las ventas de las cien mayores empresas . En el contexto actual13

de mercados saturados, las empresas de supermercados e hipermercados


tienen un poder estratégico al controlar el acceso al mercado de los ali
mentos, lo que les da capacidad para imponer condiciones de calidad
precio a los agricultores y a los consumidores, primando la rentabilidad por
encima de consideraciones sociales y medioambientales . 14

El deterioro ecológico que genera la agricultura moderna se plasma en


la degradación de tierras, q u e puede llegar a una pérdida irreversible de
capacidad productiva, por el excesivo laboreo y uso de agrotóxicos que
derivan en la salinización de los suelos, procesos de erosión y desertización.
La agricultura y la ganadería consumen más de 2/3 del agua utilizada por el
hombre, además de ser la principal fuente de contaminación de acuíferos
por nitratos, fosfatos y plaguicidas. Por otra parte, la actividad agropecuaria
industrial contribuye activamente al cambio climático al ser una importan-
te fuente de emisiones de gases de efecto invernadero . La pérdida de 15

biodiversidad cultivada implica además una creciente vulnerabilidad y


16

fragilidad para alimentar a la población en el futuro.


A este modelo agroalimentario irracional han venido a sumarse los
cultivos transgénicos . Impulsados por las principales multinacionales
17

agroquímicas, estas semillas patentadas presentan resistencias a herbicidas


producidos por la misma empresa o propiedades insecticidas en cultivos
como el maíz, la soja y el algodón destinados prioritariamente a la alimen-
tación animal.
Las semillas transgénicas están impulsando el consumo creciente de
herbicidas y refuerzan el riesgo de resistencias a insecticidas naturales como
el Bacillus thuringiensis. A la vez q u e contaminan campos de cultivos eco-
lógicos y convencionales, fortalecen la expansión de un sistema de cultivo
con fuertes impactos ambientales y sociales. La soja en Brasil y Argentina
es ilustrativa. Los crecientes costes de la semilla, los herbicidas y el com-

13 ETC, 2007.
14 Montagut y Vivas, 2007.
15 FAO, 2002, Guzmán Casado, 2 0 0 0 .
16 Consultar http://www.redsemillas.info http://www.redandaluzadesemillas.org y
http://www.grain.org
17 Para un análisis más detallado consultar Riechmann (2004): Transgénicos: el haz
y el envés. Una perspectiva crítica. Los libros de la Catarata y
www.ecologistasenaccion .org

100
CRISIS ALIMENTARIA: AGRICULTURA INDUSTRIAL Y TRANSGÉNICOS

bustible se compensan con la reducción de la mano de obra y el laboreo


al combinar la siembra directa y la engañosamente llamada agricultura de
conservación^. La rentabilidad de este paquete tecnológico proviene de
los altos precios de la soja para alimentar la ganadería intensiva en países
industrializados como los europeos, agronegocio de exportación que ade-
más aporta divisas a países muy presionados por los compromisos de una
elevada deuda externa . 10

Esta forma de producir alimentos no podría sostenerse sin un consumo


alimentario vinculado a una dieta crecientemente cárnica que es injusta y
ecológicamente insostenible. Cada caloría animal en un sistema ganadero
intensivo requiere entre 5 y 20 calorías vegetales: con el grano requerido
para alimentar animales bovinos cuya carne consume una persona se puede
alimentar a veinte. Por otra parte, la producción de un kilo de proteína
animal en ganadería intensiva requiere de promedio 40 veces más agua
que un kilo de proteínas de cereales. Una misma cantidad de tierra p u e d e
producir hasta 15 veces más proteínas para consumo humano si en ella se
cultivara verduras . 20

La demanda de los consumidores que mantienen dietas cárnicas orienta


la producción agrícola desplazando a la población pobre que no p u e d e
expresar sus necesidades en términos de poder de compra. Idéntico me-
canismo de mercado funciona con la producción de agrocarburantes . El 21

modelo de transporte motorizado privado imperante en los países enri-


quecidos genera una nueva demanda de grano que a su vez estimula la
expansión de los monocultivos y desplaza los cultivos de los campesinos
orientados a los mercados locales.

18 La reducción del laboreo, y los costes de maquinaria y mano de obra asociados,


van unidos a un fuerte aumento de la aplicación de herbicidas, menos costosos.
Es esta combinación la que hace atractivas semillas resistentes a herbicidas como
la soja Roundup Ready de Monsanto.
19 Información adicional puede consultarse en www.veterinariosinfronteras.org y
en www.notecomaselmundo.org
20 Riechmann, 2 0 0 3 , 2005.
21 Para un análisis detallado consultar Vargas, M. (2009): Agrocombuslibles ¿otro
negocio es posible? Icaria, el n° 34 de la revista Ecología Política de 2007 y el n° 54
de la revista Biodiversidad, Sustento y Culturas octubre 2 0 0 7 en
www.biodiversidadla.org

101
II. DIAGNOSTICO DE UN SISTEMA COIAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

Bibliografía citada
• ETC Group (2008): ¿De quién es la naturaleza? El poder corporativo y la
frontera final en la mercantilización de la vida, www.etcgroup.org
• FAO (2009): Perspectivas Alimentarias. Análisis de los mercados Mundiales
(Food Outlook. Global Market Análisis). Junio 2 0 0 9 www.fao.org
• FAO (2008a): El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2008
(SOFI): Los precios elevados de los alimentos y la seguridad alimentaria: ame-
nazas y oportunidades http://www.fao.org/SOF/sofi/index_es.htm
• FAO (2008b): Perspectivas Alimentarias. Análisis de los mercados. Noviem-
bre 2 0 0 8 . www.fao.org
• FAO (2008c): OECD-FAO Agricultural Outlook 2008-2017 www.fao.org
• FAO (2008d): Evaluación de la seguridad alimentaria y situación de la nu-
trición a escala mundial www.fao.org
• FAO (2002): Agricultura mundial: hacia los años 2015/2030 www.fao.org
• FAO (2000): El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI):
Inseguridad alimentaria: la población se ve obligada a convivir tonel hambre y
teme morir de inanición http://www.fao.org/SOF/sofi/index_es.htm
• Flavin, C. (2001 >: "Planeta rico, planeta pobre", en La situaáón del mundo 2001.
Informe Anual del WorldWatch Institute. Icaria y FUHEM, pág. 25-54
• Gardner, C. y Halweil, B. (2001): "Nutrir adecuadamente a los desnu-
tridos y a los sobrealimentados" en La situación del mundo 2001. Informe
Anual del WorldWatch Institute. Icaria pág. 111-143.
• Guzmán Casado, G. et al. (2000): Introducción a la agroecología como
desarrollo rural sostenible. Ed. Mundiprensa
• Hobbelink, H. y Vargas, M. (ed.) (2008): Introducción a la crisis Alimentaria
Global, www.notecomaselmundo.org
• Montagut, X. y Vivas, E. (2007): Supermercados, no gracias. Grandes
cadenas de distribución: impactos y alternativas. Icaria.
• Moore Lappé, F, Collins, )., Rosset, P. y Esparza, L. (2005): Doce mitos
sobre el hambre. Un enfoque esperanzador para la agricultura y la alimentación
del siglo XXI. Icaria.
• Riechmann, ). (2003): Cuidarla F(t)ierra. Políticas agrarias y alimentarias
sostenibles para entrar en el siglo XXI. Icaria.
• Riechmann, J. (2005): Todos los animales somos hermanos. Ensayos sobre el
lugar de los animales en las sociedades industrializadas. Catarata.
• Vargas Collazo, M. (2008): "Crisis alimentaria: ¿y si hablamos en serio?"
El Ecologista n° 58 p. 18-23.

102
Urbanización contra sostenibilidad
Agustín Hernández Aja
Profesor Titular del Deparlamento de Urbanística
y Ordenación del Territorio, Universidad Politécnica de Madrid

A m e n u d o el carácter local de la actividad de las organizaciones ecologistas


les ha llevado a poner el énfasis en las agresiones puntuales, centrándose
en la parte más evidente de la acción depredadora: el crecimiento urbano
en su vertiente inmobiliaria. Siendo evidente la necesidad de denunciar el
sistema de producción inmobiliario y desvelar el entramado de intereses
q u e lo sustenta, debemos de ampliar nuestro campo de reflexión y seña-
lar q u e esas operaciones son sólo parte de un sistema más complejo que
articula producción inmobiliaria, creación de infraestructuras y consumo
de espacios naturales, y que supone la destrucción del capital natural, el
despilfarro de recursos y energía y la creación de un statu quo social q u e
ignora cualquier pensamiento alternativo o crítico. No deberíamos de hablar
de "cultura del ladrillo" o "urbanismo depredador", ambos son piezas de un
sistema más complejo al que podríamos llamar/'urbanización global"; y que
tiene por resultado la degradación irreversible del suelo en lo ecológico, y
la desaparición del papel político del ciudadano en lo social.
La urbanización no sólo destruye el soporte físico y las redes ecológicas,
sino que produce la pérdida de sustancia de la ciudad para unos ciudadanos
que, al desaparecer ésta, dejan de serlo para convertirse en consumido-
res. La ciudad desaparece sumergida en el continuo urbanizado, q u e ha
sustituido espacios próximos, apropiables y legibles, por un laberinto sin
límite aparente en el q u e es difícil distinguir unos lugares de otros. En este
continuo es imposible q u e ningún espacio nos pertenezca y por tanto q u e
alcancemos la condición de ciudadanos. Nos encontramos inmersos en un
modelo económico q u e necesita agregar nuevos espacios y nuevas áreas
de actividad para sustentar el crecimiento de la economía monetaria, que
en su desarrollo va consumiendo tanto la sustancia de lo público (que

103
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

constituye la base de la ciudad) como la calidad de los espacios naturales


q u e invade.
Habrá para quien todo lo anterior no suponga más q u e un problema
de decisión o elección del tipo de vida que desearíamos vivir, y que opine
que se trata de una más de las transformaciones q u e los humanos hemos
sufrido en nuestro habitat y que es necesario asumir e incorporar. Pero más
allá de la elección moral o política de cada uno de nosotros, es necesario
hacer evidente que este modelo se basa en el consumo indefinido de_
recursos, suelos y energía en un planeta finito y no p u e d e ser mantenido
por más tiempo, salvo q u e su aplicación se limite a sectores cada vez más
reducidos de la población mundial.

La desaparición de las ciudades


en el marco de la urbanización metropolitana
La articulación de estructuras metropolitanas interconectadas y articuladas
tiene su correlato en la destrucción de los espacios intersticiales que incluye.
Se trata de un fenómeno relacionado con las distintas magnitudes con las
que crecen los espacios y sus necesidades funcionales, de forma q u e un es-
pacio que crece (o al conectarse de manera más eficaz se articula con otros)
no p u e d e hacerlo con la misma forma que tenía en el inicio, al cambiar de
tamaño sus funciones se alteran y los elementos q u e lo sustentan deben
de cambiar de dimensión. Al igual que un organismo no p u e d e soportar
un crecimiento constante sin metamorfosearse en otro, la ciudad no puede_
crecer indefinidamente, sin q u e al pasar de un determinado tamaño deje
de ser ciudad para transformarse en otra cosa.
En este nuevo modelo la ciudad central mantiene parte de las activida-
des y los atractores iniciales, pero no tiene una estructura viaria capaz de
absorber las nuevas demandas. En el centro se abandonan piezas enteras
(barrios) que antes formaban parte orgánica de la ciudad (convirtiéndose
en barrios degradados), mientras que en el territorio vemos cómo se des-
truyen las redes ecológicas, c ó m o desaparecen los espacios más valiosos y
cómo pierde su carácter unitario al ser atravesado por las infraestructuras,
dividido en fragmentos sin valor.

La evolución del consumo de suelo en España


En el caso español, el impacto de la urbanización sobre el territorio ha
crecido continuamente en los últimos años. Si analizamos los resultados
del programa Corine Land Cover, en el q u e se realizó la fotointerpreta-

104
URBANIZACIÓN CONTRA SOSTENIBILIDAD

ción de la evolución del consumo de suelo de las regiones europeas entre


1990 y 2 0 0 0 (tabla 1), podemos ver que en España se había producido
un crecimiento del consumo de suelo por vivienda del 6% y del 2 3 % por
habitante. Pero si comparamos los datos de 1990 con los datos de los nue-
vos desarrollos producidos entre 1990 y 2 0 0 0 , veremos q u e cada nueva
vivienda consumió un 3 6 % más de suelo q u e las viviendas existentes en
1990 y q u e cada nuevo habitante multiplicó por 4,6 el suelo consumido.

Tabla 1. Evolución del c o n s u m o de suelo entre 1 9 9 0 y 2 0 0 0


Total acumulado en 1990
Superficie artificial total 8.078 km 2

Superficie artificial sobre superficie nacional total 1,6%


Superficie artificial por vivienda 469 m /viv.2

Superficie artificial por habitante 208 m /hab.


2

Total acumulado en 2000


Superficie artificial total 10.454 km 2

Superficie artificial sobre superficie nacional total 2,1%


Superficie artificial por vivienda 499 m /viv.2

Superficie artificial por habitante 256 m /hab.


2

Nuevos desarrollos 1990-2000


Porcentaje sobre el total de superficie artificial en 2000 23%
Superficie artificial por nueva vivienda 638 m /viv.2

Superficie artificial por nuevo habitante 977 m /hab.


2

Un primera interpretación sin mayores profundizaciones podría llevarnos


a determinar (de hecho es la idea dominante) q u e los nuevos crecimientos
son menos densos q u e los anteriores, pero si analizamos la distribución
de los usos del suelo (tabla 2), podemos ver que en 2 0 0 0 el consumo de
suelo urbano por vivienda era de 314 m , mientras que para los nuevos
2

crecimientos 1990-2000 había sido sólo 215 m , lo que significa que pese
2

a la percepción generalizada de que se ha impuesto una morfología de


ciudad difusa, en realidad el crecimiento de la ciudad se ha producido con
una mayor densidad q u e la existente. Sí hemos consumido más suelo por
vivienda, pero no ha sido con un modelo de menor densidad.
El suelo se ha consumido mayoritariamente por los usos indirectos,
multiplicándose por 2,5 las "zonas industriales, comerciales y de transpor-
te", duplicándose las zonas de "extracción, vertido y en construcción" y
triplicándose las "zonas verdes artificiales".

105
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

Tabla 2. Distribución de superficies de suelo artificial


Total acumulado en 2000
Zonas urbanas 63% 314m /viv.
2

Zonas industriales, comerciales y de transporte 23% 116m /viv.


2

Zonas de extracción, de vertidos y en construcción 11% 56m /viv.


2

Zonas verdes artificiales no agrícolas 3% 13 mVviv.


Nuevos desarrollos 1990-2000
Zonas urbanas 22% 215m /viv.
2

Zonas industriales, comerciales y de transporte 51% 275 m /vlv.


2

Zonas de extracción, de vertidos y en construcción 20% 111 m /viv.


2

Zonas verdes artificiales no agrícolas 7% 37 m /viv.


2

¿ Q u é significa lo anterior? Q u e la ciudad no ha podido crecer de for-


ma semejante a la ciudad inicial, q u e pese a q u e cada nueva vivienda ha
consumido menos suelo q u e las viviendas existentes, éstas han tenido que
ir acompañadas de un despliegue de usos indirectos y de espacios degra-
dados o vacíos q u e equilibren y encubran las necesidades de movilidad del
modelo. Q u e en realidad lo q u e se ha producido no es el crecimiento de
la ciudad, sino el crecimiento de la urbanización y q u e estamos asistiendo
a una destrucción del suelo no sólo para la producción de nueva ciudad,
sino para la producción de infraestructuras.

Tabla 3. D e n s i d a d de autopistas y vías de ferrocarril en Europa


Autopistas Líneas ferrocarril
(km/millón habitantes) (km/1.000 km )
2

1980 1990 2001 PEIT 2020 1970 1980 1990 2003


Alemania 118 137 143 143 125 122 117 103
España 54 121 236 370 32 31 29 29
Francia 90 121 171 170 66 63 62 53
Italia 105 109 114 114 55 55 55 55
Reino Unido 48 55 60 61 80 75 70 71
Fuente: Eurostat, 2 0 0 4 , citado en Economía, Poder y Megaproyectos . (PEIT: Plan Es-
1

tratégico de Infraestructuras y Transporte. Escenario previsto para 2020).

C o m o podemos ver en la tabla 3, lo q u e se ha producido en España


es un crecimiento desmedido de las infraestructuras viadas q u e nos ha
llevado a superar a todos los países de nuestro entorno, esfuerzo que no

! Aguilera, Federico y Naredo, )osé Manuel (eds.). Economía, poder y megaproyectos.


Fundación César Manrique, Lanzarote, 2 0 0 9 .

106
URBANIZACIÓN CONTRA SOSTENIBILIDAD

se ha visto reflejado en el ferrocarril q u e ha m a n t e n i d o la m i s m a raquítica


situación en la q u e n o s e n c o n t r á b a m o s en los a ñ o s 7 0 .
Pero el c o n s u m o de s u e l o por vivienda no ha sido igual para t o d o s los
municipios. Ha sido proporcionalmente m e n o r en los municipios de más de
5 0 0 . 0 0 0 habitantes (tabla 4 ) , en d o n d e el c r e c i m i e n t o urbano se p r o d u c e
de la forma más intensiva ( c o n s u m i e n d o m e n o s s u e l o por vivienda), para
irse i n c r e m e n t a n d o de forma inversa al t a m a ñ o del municipio.

Tabla 4. S u e l o artificial por vivienda, población e n 2 0 0 0


100.001- 25.001- 10.001-
Tamaño ciudades (hab.) >500.000 500.000 100.000 25.000 <1 0.000
m suelo artfñcial/viv.
2
197 306 438 530 805
m suelo urbano/viv.
2
107 185 258 331 533
m suelo no urbano/viv.
2
90 121 180 199 272

Lo q u e se ha p r o d u c i d o ha sido un desarrollo urbano más d e n s o cuanto


m á s grande es la ciudad, c o n una carga de u s o s indirectos m a y o r c u a n t o
m á s p e q u e ñ o es el municipio. Podríamos pensar q u e los municipios pe-
q u e ñ o s están p a g a n d o las n e c e s i d a d e s de infraestructura q u e d e m a n d a
el sistema, de una forma más ineficiente y por tanto más agresiva c o n el
territorio.

Sostenibilidad, urbanización y territorio


La sostenibilidad implica una articulación a r m o n i o s a entre las n e c e s i d a d e s
sociales y la responsabilidad ambiental, articulación q u e resulta crítica en
la organización de la ciudad. Si analizamos las transformaciones urbanas
d e los últimos años, n o s e n c o n t r a m o s frente a u n a ciudad q u e incrementa
la segregación social, i n c u b a n d o un futuro de conflictos en nuestras ciu-
dades. O b s e r v a m o s la progresiva degradación de la ciudad c o m p a c t a q u e
c o n o c e m o s a favor de la creación de una periferia suburbana basada en el
c o n s u m o de los e s p a c i o s naturales y en la utilización masiva del v e h í c u l o
privado, c o n u n desarrollo d e s m e d i d o d e infraestructuras q u e c o n s u m e n
suelos y territorios, materiales y energía, a p o y a n d o una práctica inmobiliaria
q u e estimula la sustitución de las edificaciones frente a su rehabilitación
y c o n s e r v a c i ó n , i n c r e m e n t a n d o el despilfarro de recursos y la p r o d u c c i ó n
d e residuos.
La única forma de a b a n d o n a r este m o d e l o insostenible es propiciar un
m o v i m i e n t o de regeneración cultural q u e n o s permita reconducir las ten-
dencias contrarias a la sostenibilidad, r e c u p e r a n d o el sentido de la ciudad

107
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

a través de una planificación urbana q u e se centre en la rehabilitación de


la ciudad existente, incrementando la variedad urbana, la excelencia de los
equipamientos públicos, la calidad ambiental y la participación. Garantizan-
do al ciudadano el conjunto de estímulos esperables de la vida urbana en
su entorno próximo. Impidiendo el desarrollo suburbano y la construcción
de las infraestructuras que destruyen el territorio y generan expectativas
sobre su uso.

Nota: Los datos de consumo de suelo proceden del trabajo realizado por Agustín
Hernández Aja y Marian Simón Rojo (en el Departamento de Urbanística y Or-
denación del Territorio de la UPM), por encargo de AU1A para el Informe Técnico
sobre la relación de suelo y edificación en España. Periodo 1990-2000y sus proyecciones
al 2020 del Ministerio de Vivienda.

Bibliografía recomendada
• Aguilera, Federico y Naredo, )osé Manuel (eds.). Economía, poder y me-
gaproyectos. Fundación César Manrique, Lanzarote, 2 0 0 9 .
• Comisión de las Comunidades Europeas. Libro verde sobre el medio am-
biente urbano. Bruselas, 1990.
• European Environmental Agency (EEA) Urban Sprawl in Europe. The
ignored challenge. Commission of the European Communities, 2 0 0 6 .
• Hernández Aja, Agustín. Informe sobre los indicadores de sostenibilidad.
Dirección General de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo; Mi-
nisterio de Fomento, Madrid. 2 0 0 4 . http://habitat.aq.upm.es/indloc/
• Rees, William E. y Wackernagel, Mathis. Our Ecological Footprint: Reduc-
ing Human Impacton the Earth. Cabriola Island, BC, CAN: New Society
Publishers, 1996.
Versión en castellano: Nuestra Huella Ecológica: Reduciendo el Impacto
Humano sobre la Tierra. Colección Ecológica & Medio Ambiente, Lom
ediciones, Santiago de Chile, 2001.
• Unión Europea. 6° Programa de Acción Comunitaria en materia de Medio
Ambiente para el periodo 2002-2012. 2 0 0 2 .

108
Riesgo químico
Dolores Romano Mozo
Coordinadora del Área de Riesgo Químico del Instituto Sindical
de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS)

Todas las personas nacidas después de los años 5 0 ' tenemos DDE, un
metabolito del plaguicida DDT, en nuestros organismos, ¡unto a otras
muchas (¿decenas, centenares?) sustancias sintéticas tóxicas q u e pueden
dañar nuestra salud. Un estudio reciente de contaminantes en la población
de Cataluña, la única Comunidad Autónoma q u e se ha interesado hasta
el m o m e n t o por conocer los niveles de contaminantes corporales de sus
habitantes, ha corroborado la presencia de DDE en el 100% de la población
estudiada y de al menos 10 de los 19 contaminantes analizados en el 6 2 %
de la población . Un análisis de 107 sustancias tóxicas diferentes en sangre
2

de familias europeas determinó la presencia de al menos 18 sustancias en


todas las personas analizadas . Cuantas más sustancias se buscan en los
3

diferentes estudios, más se encuentran.


Las enfermedades relacionadas con la exposición ambiental a sustancias
químicas se han disparado en los últimos años, tanto en España como en
el resto del mundo. El cáncer, los problemas reproductivos (infertilidad,
malformaciones, enfermedades reproductivas), las alteraciones hormonales
(diabetes, problemas tiroideos, cánceres), las enfermedades inmunológicas
(dermatitis, alergias) y los problemas neurológicos, (problemas de aprendiza-
je, autismo, hiperactividad, Alzheimer, Parkinson), entre otras enfermedades

1 Después de la Segunda Guerra Mundial, en los años 50 comenzó el uso masivo


de sustancias químicas en la industria, agricultura, etc.
2 Miquel Porta. Conferencia impartida en la jornada "Exposición a compuestos quí-
micos como causa de enfermedades profesionales", Zaragoza, 5 junio 2 0 0 9 .
3 Watson, G. Cenerations X Resuíts of WWF's European Family Biomonitoring Survey.
WWF & DeTOX Campaign: Brussels, 2 0 0 5 .

109
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

relacionadas con la exposición a sustancias tóxicas, han alcanzado cifra


epidémicas . 4

La exposición a cancerígenos en los lugares de trabajo es responsable


de 32.000 muertes al año en Europa, 4.000 de ellas en España, además
de decenas de miles de enfermedades respiratorias, de la piel, del sistema
nervioso o cardiovasculares, entre otras . s

Los bebés, los niños y las niñas son especialmente vulnerables a Jas
sustancias tóxicas. Debido a su inmadurez no han desarrollado los sistemas
de detoxificación y eliminación de los adultos y sus órganos en desarrollo
son mucho más sensibles. Debido a su rápido crecimiento y desarrollo,
especialmente durante los primeros 10 días de vida, inhalan, ingieren y
absorben a través de la piel, más cantidad de sustancias tóxicas medio-
ambientales por kilogramo de peso corporal que un adulto. Al chupar y
mordisquear los objetos están más expuestos a sus componentes tóxicos.
Además, al reptar, gatear y arrastrarse por el suelo están más expuestos a
los contaminantes presentes en el polvo, la tierra y el aire, que presentan
niveles superiores de algunos tóxicos a ras de suelo . 6

Según la OMS, más del 4 0 % de la carga global de enfermedad atribuible


a factores medioambientales recae sobre los niños de menos de cinco años
de edad (ique sólo constituyen el 10% de la población mundial!). Por otra
parte, en torno al 6 5 % de las enfermedades infantiles tienen su origen en
la contaminación y degradación del medio ambiente. En España, igual q u e
en los demás países industrializados, el número de niños afectados por defi-
ciencias del neurodesarrollo relacionados con la exposición a neurotóxicos
es preocupante:
• Entre un 5 y 10% de los niños escolarizados tienen problemas del
aprendizaje.
• El déficit de atención con hiperactividad, de acuerdo con estima-
ciones conservadoras, afecta a entre el 3 y 6% de los niños en edad
escolar, aunque evidencias recientes sugieren que la prevalencia podría

4 Romano Mozo, Dolores y Riechmann, Jorge. "Salud y Calidad Ambiental" en


Sostenibilidad en España 2006. Madrid, Observatorio de la Sostenibilidad en España
págs. 345-350. 2006.
5 RPA. Assessment of the Impact of the New Chemicals Policy on Occupational Health.
Final Report - March 2 0 0 3 prepared for European Commission - Environment
Directorate-General. Risk & Policy Analysts Limited, Norfolk, 2 0 0 3 .
6 Unidad de Pediatría Medioambiental Valencia-Murcia. Infancia vulnerable.
http://www.pehsu.org/organization/vulnerable.htm

110
RIESGO QUÍMICO

alcanzar el 17%.
• La incidencia de autismo p u e d e alcanzar el 2 por cada 1.000 niños
en algunas comunidades, y la tendencia es a incrementarse.
• Cerca del I % de todos los niños sufren retraso mental.
Las alergias, el asma y las enfermedades respiratorias relacionadas con
la calidad del aire (en ambientes cerrados o en el exterior) han aumentado
en Europa, y ya afectan al 10% de la población infantil del continente. Los
síntomas relacionados con el asma en la infancia y la adolescencia afectan a
alrededor del 10% en España. Se estima q u e los factores ambientales están
asociados al 9 8 - 9 9 % de todos los cánceres (97.000 personas murieron en
2001 de cáncer en España) y al 8 5 - 9 6 % de los desarrollados durante la
época pediátrica. Cada año se detectan en España 9 0 0 casos nuevos de
cáncer entre niños y adolescentes (hasta los 14 años). 7

Ya hemos apuntado algunas vías de exposición, esto es, de entrada


de contaminantes en el organismo: la ingestión de alimentos y bebidas
contaminados, la inhalación de aire contaminado (en el trabajo, en los
hogares, en la calle y / o en los centros comerciales), el contacto de la piel
con contaminantes presentes en el agua, textiles, aire, etc. o en productos
cosméticos. Según nuestra ocupación, dieta, edad, sexo, lugar de residencia,
etc., unas vías tendrán más importancia q u e otras. En cualquier caso, todas
las vías se suman, por lo que estamos expuestos diariamente a un cóctel
de miles de sustancias químicas, lo que se conoce como multiexposición.
En el mercado europeo existen al menos 140.000 sustancias diferentes,
con las que se fabrican millones de productos y artículos de c o n s u m o . 8

Así, una pintura p u e d e contener cuatro o cinco sustancias, un champú una


docena o un ordenador un centenar. Las sustancias que componen un pro-
ducto o un artículo pueden liberarse al entorno y contaminar el agua, el aire,
el suelo y por tanto, los ecosistemas, los alimentos y las personas durante
cualquier fase de su ciclo de vida: durante su fabricación, durante su uso
industrial, durante su uso como componente de un producto o un artículo
y cuando se convierte en un residuo, ya sea industrial o doméstico.
Las sustancias más preocupantes son, por tanto, no sólo las q u e pue-
den provocar daños importantes a la salud, sino también las que p u e d e n

7 Romano Mozo, Dolores y Riechmann, Jorge, 2 0 0 6 . Obra citada.


8 Un producto o un preparado es una mezcla de sustancias, un artículo es un objeto
cuya forma o diseño es más importante para su función que su composición
química. Por ejemplo una pintura o un champú son productos o preparados y
un televisor, un balón o una bolsa son artículos.

111
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

p e r m a n e c e r más t i e m p o en el m e d i o a m b i e n t e sin d e s c o m p o n e r s e
(persistentes) y las que se acumulan en los organismos de los seres vivos
(bioacumulativas).
La contaminación es hoy un problema ambiental y de salud global. Se
detectan sustancias tóxicas en productos de consumo, agua de lluvia, agua
de boca, alimentos, suelos, plantas, simas marinas, lagos alpinos, animales
salvajes, etc. Los programas de biomonitorización detectan tóxicos en mues-
tras de leche, sangre, orina, cordón umbilical y tejidos grasos humanos a
lo largo y ancho del planeta. Los niveles más altos se detectan en animales
y poblaciones humanas del ártico, debido a q u e las corrientes marinas y
atmosféricas trasladan los contaminantes hacia los polos y hacia las zonas
más frías, d o n d e se condensan.
La contaminación química es también un problema transgeneracional.
Muchas de las enfermedades q u e sufrimos los nacidos después de los años
60 se deben a la exposición prenatal, la exposición de nuestros padres y
sobre todo de nuestras madres, que provocó alteraciones y daños durante
nuestro desarrollo fetal. También nosotros transmitiremos a nuestros hijos
contaminantes. Es difícil entender cómo hemos podido llegar a esta situa-
ción. A tanta enfermedad y tanto sufrimiento.
Una de las cuestiones que todos deberíamos saber, es que hasta la fe-
cha se ha permitido la fabricación y comercialización de la amplia mayoría
de las sustancias sin tener que garantizar q u e fuesen seguras, ni tener que
proporcionar información sobre sus propiedades peligrosas, toxicológicas
ni ecotoxicológicas . Sólo desde 1981 se exige a las empresas fabricantes
9

o comercializadoras de nuevas sustancias q u e notifiquen a las administra-


ciones ciertas características toxicológicas básicas. Esto ha afectado a unas
6.000 sustancias desde 1981.
<Se desconocen, por tanto, las propiedades peligrosas y los usos de la
amplia mayoría de las sustancias existentes en el mercado. De hecho, sólo

9 Hasta 1979, no se estableció un sistema de notificación para las nuevas sustancias


químicas que se quisieran introducir en el mercado. La notificación implicaba la
obligación de aportar a la autoridad competente información sobre la producción,
usos y características peligrosas de las sustancias que se querían comercializar. Se
estableció una distinción entre las sustancias comercializadas en el mercado inter-
no antes del 19 de septiembre de 1981, que se llamaron "sustancias existentes"
(son las 100.106 sustancias que componían el registro EINECS) y las "sustancias
nuevas" introducidas con posterioridad a esa fecha (son las 3.800 sustancias del
registro EL1NCS). A las "sustancias existentes" se les permitió mantenerse en el
mercado a pesar de no conocer sus características peligrosas.

112
RIESGO QUÍMICO

se dispone de información toxicológica básica del 2 5 % de las sustancias


en uso y, hasta la fecha, sólo se han realizado evaluaciones completas de
riesgo de 87 sustancias.
La prohibición o restricción de la fabricación o uso de las sustancias es
competencia de las autoridades, que deben demostrar q u e el riesgo q u e
genera una sustancia es inaceptable a través de un costosísimo y lento
proceso de evaluación de riesgos. Esto hace q u e en la práctica haya liber-
tad de mercado para las sustancias químicas, que se pueden comercializar
libremente hasta que las autoridades de cada país demuestren que los daños
q u e provoca son inaceptables . 10

Esta situación va a mejorar algo en el futuro, tras la aprobación del


nuevo Reglamento R E A C H " q u e obliga a los fabricantes e importadores
de sustancias químicas en Europa a proporcionar información, a través de
un proceso de registro, de las propiedades de las sustancias q u e produz-
can o importen en más de 1 tonelada al año. La cantidad de información
q u e tienen q u e proporcionar a la recién creada Agencia Europea de
Químicos (ECHA en sus siglas en inglés) aumenta con el volumen de
fabricación y la peligrosidad de las sustancias, de forma q u e las empre-
sas q u e fabriquen o importen más de 1.000 t/a de una sustancia (unas
3 0 . 0 0 0 según datos recientes) deberán proporcionar una evaluación de
riesgos bastante completa. REACH también establece un procedimien-
to de autorización, de forma q u e las empresas q u e quieran fabricar o
importar sustancias de elevado nivel de p r e o c u p a c i ó n incluidas en su
12

10 En 1993 se aprueba el Reglamento 7 9 3 / 9 3 sobre evaluación de sustancias quí-


micas, con el objetivo de establecer un sistema común de evaluar las sustancias y
evitar así las barreras al mercado interno que estaban suponiendo las restricciones
que diversos países miembros iban imponiendo a usos de algunas sustancias. El
principio básico que establecía este Reglamento era que no se puede restringir
ninguna sustancia hasta que no se hubiese realizado una evaluación de sus riesgos
sobre la salud y el medio ambiente. Las autoridades se responsabilizan de realizar
estas evaluaciones. Se estableció un listado de 110 sustancias (de entre las 100.106
existentes en el mercado) cuya evaluación era prioritaria y la evaluación de cada
sustancia se asignó a uno de los Estados miembros. La "carga de la prueba", esto
es, la responsabilidad de conocer los peligros y riesgos de las sustancias, recaía
en las administraciones, no en la industria.
11 Reglamento CE 1907/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de
diciembre de 2 0 0 6 , relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restric-
ción de las sustancias y preparados químicos (REACH).
12 Cancerígenas, mutágenas, tóxicas para la reproducción, muy persistentes y muy

113
II. DIAGNÓSTICO DE UN SISTEMA COLAPSADO: CONSECUENCIAS DE LA INSOSTENIBILIDAD

Anexo X I V deberán solicitar una autorización a la ECHA.


13

Por otra parte, algunos de los paradigmas científicos utilizados en las


evaluaciones de riesgo son erróneos. Así, se considera q u e la dosis hace
el efecto, esto es, q u e hay límites de exposición seguros a los tóxicos. La
toxicidad de una sustancia se valora en función de la cantidad que p u e d e
provocar un daño. Las más tóxicas son las q u e actúan a dosis más bajas.
Los toxicólogos y ecotoxicólogos calculan los niveles a los que las sustancias
tóxicas no producen efectos sobre la salud (dosis sin efectos observables o
DNEL) o sobre el medio ambiente (concentraciones ambientales previstas
sin efecto o PNEC), luego les aplican un factor de seguridad y establecen
así los límites de exposición que consideran admisibles.
Sin embargo, algunas sustancias como los disruptores endocrinos, no
siguen este patrón, y pueden provocar daños a dosis muy bajas y no pro-
vocarlos a dosis más elevadas. Otras actúan a niveles tan bajos que no es
posible determinar un nivel sin efecto (p. ej. algunos cancerígenos y dis-
ruptores endocrinos). Hay sustancias que se acumulan en el organismo, las
bioacumulativas, y por tanto no es posible calcular una exposición segura.
Hay sustancias para las q u e es más importante conocer el m o m e n t o en
el que actúan, por ejemplo las sustancias q u e pueden alterar el desarrollo
embrionario.
Por otra parte, las evaluaciones de riesgo se realizan para sustancias
concretas, cuando la realidad es q u e estamos expuestos a un cóctel de
sustancias, cuyos efectos se pueden sumar o potenciar.
A todo esto también habría q u e añadir el desconocimiento de los
ciudadanos y en muchos casos la falta de sentido común, de manera que
consideramos que si un producto o artículo se vende es porque será segu-
ro, y por tanto no nos planteamos la necesidad de reducir la cantidad de
sustancias químicas que ingerimos a través de la alimentación (productos
tratados con plaguicidas, pescados y grasas animales son los más contami-
nados), la posibilidad de reducir la exposición reduciendo la cantidad de
materiales sintéticos y de productos de limpieza, higiene o cosmética en
nuestros hogares, la posibilidad de reducir la exposición laboral, etc.
Por último, a diferencia de otros sectores, c o m o el energético, en el
que se tiene apoyo a la investigación, desarrollo e implantación de energías

bioacumulativas, tóxicas, persistentes y bioacumulativas o disruptores endocri-


nos.
13 De momento sólo se han incluido siete sustancias, a pesar de existir más de 1.500
sustancias de elevado nivel de preocupación.

114
RIESGO QUÍMICO

renovables y de sistemas de ahorro y eficiencia, la falta de información, la f


normativa y las condiciones de mercado no han permitido el desarrollo !.,\
industrial de la química verde, esto es, una química compatible con la í¡!
química de la vida, q u e sigue relegada a los centros de investigación.

Bibliografía recomendada
• Anastas, P. and Warner, J.C. Creen Chemistry: Theory and Practice. Oxford
University Press, 2 0 0 0 .
• Colburn, Theo; Myers, John Peterson; y Dumanoski, Dianne. Nuestro
Futuro Robado. Ecoespaña, Madrid, 1997.
• Commoner, Barry. En paz con el planeta. Crítica, Barcelona, 1992.
• European Environment Agency. Late lessons from early warnings: the
precautionary principle 1896-2000. European Environment Agency,
Copenhagen, 2001.
• Lowell Center for Sustainable Production. Integrated chemicals policy.
Seeking New Direction in Chemicals Management. Lowell Center for Sus-
tainable Production, University of Massachusetts Lowell, 2 0 0 3 .
• Riechmann, Jorge y Tickner, |oel (coords.) El principio de precaución.
Icaria, Barcelona, 2 0 0 2 .
• Schórling I. REACH- What happened and Why? The Only Planet Guide
to the Secrets of Chemicals Policy in the EU. The Greens/ EFA, Brussels,
2004.

115
III. Escuchar la vida:
mensajes para una alternativa
necesaria y posible

O . v i - oí"; i.-a ¡S.OGÍSMO .-,o< Í A I


• ESCUCHAR LA ,OA: M E N S A S PARA UNA ALTERNAVA NECESAR,A Y P O S , B
V LE

118
Sostenibilidad: cultura de los límites
Erik Gómez-Baggethun y Luis Rico García-Amado
Investigadores del Departamento de Ecología
de la Universidad Autónoma de Madrid

Un término, diferentes conceptos


En 1987' la Organización de las Naciones Unidas lanzó a la arena pública el
célebre documento 'Nuestro futuro común, también conocido como Informe
Bruntland, donde el concepto de desarrollo sostenible quedaba oficialmente
definido como aquel modelo que "permite satisfacer las necesidades del
presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de
satisfacer las suyas" . Desde entonces, el debate sobre la sostenibilidad ha
1

trascendido los círculos académicos y conservacionistas abriéndose paso en


la agenda política y el debate social. La vaguedad de la definición dejaba
no obstante las puertas abiertas a un uso retórico de la noción de sosteni-
bilidad , pasando en poco tiempo a ser cooptada c o m o palabra comodín
2

en el enverdecimiento del marketing político y empresarial.


Sin embargo, han sido muchos los esfuerzos dedicados a dotar la noción
de sostenibilidad de contenidos más precisos, que permitan poner de relieve
sus implicaciones en términos de la reconversión del modelo económico,';
vigente sobre patrones socialmente justos y físicamente viables. La econo-
mía ecológica constituye uno de los principales foros de pensamiento en
torno a la teoría y práctica de la sostenibilidad. Este enfoque conceptúa la
economía c o m o un sistema abierto en continuo intercambio de materia-
les, energía y residuos con su entorno ecológico y social. La economía es
entendida c o m o subsistema de los sistemas socio-cultural y ecológico q u e

1 CMMAD, 1987.
2 Naredo, 1999.

119
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

la engloban, y q u e por tanto definen los límites a su expansión . 3

Límites ecológicos
El paso del uso retórico de la noción de sostenibilidad a su puesta en prác-
tica está por tanto supeditado a reencauzar el modelo económico dentro
de los límites físicos impuestos por la ecosfera. Esto supone la reconversión
del metabolismo económico de forma que se respeten los flujos de entrada
y salida , es decir, de forma que los patrones de extracción de recursos
4

no superen las tasas ecológicas de regeneración ni la emisión de residuos


supere las tasas ecológicas de asimilación y procesado. De esta manera,
,1a sostenibilidad queda delimitada por la adaptación á los ritmos de los -
ecosistemas, el uso exclusivo de energía proveniente del-sol y el cierre de"
los ciclos de ka materia.
Los límites ecológicos a la expansión económica vienen determinados
por la capacidad de los ecosistemas de amortiguar presidnes, propiedad
q u e se conoce bajo el término de. resilience. La resilience d e p e n d e a su
vez en última instancia del mantenimiento de altos niveles de biodiversidad,
ya que ésta dota a los ecosistemas de la complejidad y la heterogeneidad
necesarias para reorganizarse frente a las perturbaciones y el cambio, evi-
tando de esa manera el colapso de su estructura y funcionamiento.
C u a n d o las presiones derivadas del crecimiento económico desbordan
la resiliencia ecológica, las fuerzas productivas que apuntalan la economía
devienen en fuerzas destructivas, y los sistemas ecológicos de soporte vital
de los que dependemos se deterioran. Los ecosistemas no necesariamente
responden de forma progresiva a las presiones. Una vez alcanzados deter-
minados límites o umbrales, los sistemas ecológicos pueden incurrir en
colapsos difícilmente predecibles, tras los cuales pasan a estados q u e dejan
de ser ecológica y económicamente funcionales. Esto es lo que ocurrió por
ejemplo con el colapso por sobreexplotación de las pesquerías de bacalao
de Newfoundland en 1992, tras el cual 4 0 . 0 0 0 trabajadores perdieron su
empleo.
Casos de civilizaciones que han colapsado tras forzar de forma prolonga-
da los límites de los sistemas ecológicos sobre los que se asentaban vienen
dándose desde tiempo inmemorial . No obstante, estas averías parciales en
5

3 Georgescu-Roegen, 1971.
4 Daly, 1990.
5 Diamond, 2 0 0 6 .

120
SOSTENIBILIDAD: CULTURA DE LOS LIMITES

la maquinaria ecológica venían siendo reparadas sin excesivos problemas


gracias a la buena salud de la ecosfera en su conjunto. La particularidad
de la actual crisis ecológica reside en que, por primera vez en la historia,
la resiliencia del planeta en su conjunto p u e d e estar viéndose superada . 6

Lamentablemente, como se ha visto en los capítulos anteriores, la evidencia


científica apunta de manera creciente en esta dirección. Según la Global
Footprint Network la huella ecológica del planeta ha superado ya su propio
t a m a ñ o , y el informe de la Evaluación de Ecosistemas del Milenio de la
7

Organización de las Naciones Unidas concluye que el 6 0 % de los servicios


ambientales de los que d e p e n d e el bienestar humano tales como la depu-
ración del agua y el aire, la fertilidad de los suelos, o regulación climática,
están seriamente deteriorados . La sostenibilidad empieza por revertir esta
8

tendencia productiva de manera urgente, antes de q u e pueda ocurrir un


colapso ecológico global.
Cabe señalar q u e no es el planeta en sí el que está más directamente
amenazado, sino los sistemas ecológicos de soporte vital de los cuales de-
pende la existencia y bienestar de la especie humana. Los sistemas biofísicos
no conocen las prisas, y a escalas de tiempo geológicas su capacidad de
recuperación es enorme. En tan sólo unos cuantos millones de años, la
biosfera ha sabido sobreponerse a glaciaciones, meteoritos y otras pertur-
baciones que, en al menos seis ocasiones, han diezmado la biodiversidad
del planeta. Es la especie humana, más q u e Gaia, la q u e debería estar más
preocupada.

Límites sociales
Desde la óptica del ecologismo social la idea de sostenibilidad no puede
circunscribirse a la consecución de un modelo económico que sea armó-
nico con la naturaleza, sino que éste d e b e serlo también con las personas.
C u a n d o hablamos de los límites sociales al crecimiento lo hacemos por
tanto desde un planteamiento normativo. Es decir, no nos referimos a
límites físicos absolutos, sino a límites considerados c o m o socialmente
aceptables desde un posicionamiento político q u e aquí articulamos en
torno a la noción de justicia ambiental.
La justicia ambiental busca la resolución de los conflictos ecológicos

6 Rockstròm et al. 2 0 0 9 .
7 http://www.footprintnetwork.org/en/index.php/GFN/page/world_footprint/
8 EEM, 2 0 0 5 .

121
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

redistributivos mediante jel reparto equitativo de los beneficios (recurso


naturales y servicios ambientales) y los costes (contaminación y residuos
ligados al aprovechamiento económico de la naturaleza. A entender d
los autores, la legitimidad del modelo económico pasa, además, por que
dicho reparto sea puesto en práctica por el ejercicio del poder de grupos
sociales que no estén divididos ni organizados jerárquicamente en clases,
ya sean éstas de índole económica, sexual, étnica, cultural, u otras.
La igualdad^ (intrageneracional e intergeneracional) en el acceso a los
recursos y sumideros ecológicos tiene implicaciones directas para los mo-
delos vigentes de producción, distribución y consumo. La incompatibilidad
del modelo consuntivo de los países sobreindustrializados con la ¡dea de
justicia ambiental se p o n e de relieve por el consumo generalizado de bienes
posicionales , es decir, de bienes cuyo consumo sólo es viable mientras la
9

mayoría de la población no pueda acceder a los mismos. Un claro ejemplo


es el uso del automóvil en régimen de propiedad privada, d a d o q u e el pla-
neta no dispone de sumideros ecológicos capaces de absorber y procesar
las emisiones que resultarían de un coche por habitante.
Por lo tanto, braja el prisma del ecologism© social, la' sostenibilidad d e b e
1

ser articulada mediante una sociedad igualitaria, compuesta p o r persona


libres que respeten yforrienten la diversidad y dobdexpredomine el cuidado
de la vida.

Biomímesis: la naturaleza como modelo


En definitiva, la idea de sostenibilidad pasa por la aceptación de unos límites
q u e permitan mantener la escala de la economía a una distancia prudente
de los umbrales de presión marcados por lo socialmente aceptable y lo
ecológicamente viable. Los desarrollos teóricos en torno a la idea de biomí-
mesis nos ofrecen algunas de la claves para caminar en esta dirección.
m

La biomímesis consiste en imitar la naturaleza a la hora de construir lo


sistemas productivos humanos con el fin de hacerlos compatibles con la_
ecosfera. Esta idea se respalda en que la única empresa que no ha quebrado
en 4.000 millones de años es precisamente la naturaleza. La biomímesis
busca la coevolución dinámica entre los sistemas ecológicos y sociales,
de manera que los segundos se adapten a las restricciones impuestas (y
a las oportunidades ofrecidas) por los primeros, así como la promoción

9 Hirsch, 1976.
10 Riechmann, 2006.

122
SOSTENIBILIDAD: CULTURA DE LOS LIMITES

de sistemas complejos y diversos altamente resilientes con capacidad de


sobreponerse ante la adversidad.
Para ello se hace indispensable evolucionar de la economía de la
producción y el valor de cambio hacia un sistema económico basado en el
valor de uso, en el cual se contabilice la capacidad física de los ecosistemas
para sostener el bienestar h u m a n o y d o n d e la producción no sea un fin
en sí mismo, sino un medio para satisfacer las necesidades (finitas) de las
personas .11

Oportunidades para el cambio


La crisis económica que atravesamos es desastrosa si la analizamos con los
parámetros económicos al uso y lamentablemente es la clase trabajadora la
primera afectada por sus consecuencias. No obstante, desde una perspectiva
física, el planeta, exhausto tras tantos años de capitalismo espoleado por
un crecimiento económico frenético, toma una bocanada de aire ante la
momentánea relajación del metabolismo e c o n ó m i c o . 12

La actual crisis ofrece una oportunidad única para replantearnos la huida


hacia, delante en la q u e nos vemos inmersos y para desafiar los desastres
éticos, estéticos y ecológicos de la civilización industrial. Se da la coyuntura
para enfrentarnos a la contradicción ecológico-económica en la q u e nos ha
situado la apuesta por un modelo de crecimiento perpetuo en un planeta
finito, y para sentar las bases para una cultura de los límites, bajo la cual
desarrollar alternativas c o m o las que se describen con mayor profundidad
en otros capítulos de este libro.

Bibliografía citada
• C M M A D , 1987. Ourcommon future. (Trad. en castellano, Nuestro futuro
común. Alianza, Madrid, 1989.).
• EEM. Evaluación de Ecosistemas del Milenio. Estamos Gastando más de lo
que poseemos. Consejo de Evaluación de los Ecosistemas del Milenio,
Naciones Unidas, Nueva York, 2 0 0 5 .
• Daly, H.E. "Toward some operational principies of sustainable develo-
pment"'. Ecological Economics, 2: 1-6. 1990.

11 Max-Neef, 1994.
12 Martínez Alier, 2 0 0 9 .

123
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

• Diamond,). Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen


Debate, Madrid, 2 0 0 5 .
• Georgescu-Roegen, N. The Entropy Law and the Economic Process. Harvar
University Press, Cambridge, 1971. (Trad, castellano: La Ley de la Entropía
y el proceso económico. Fundación Argentaría - Visor, Madrid, 1996).
• Hirsch, F. The Social Limits to Growth. Routledge & Kegan Paul, London,
1976.
• Martinez Alier,). "La crisis económica vista desde la economía ecológi-
ca". Ecología Política 36, 2 0 0 9 .
• Max-Neef, M. Desarrollo a escala humana. Icaria, Barcelona, 1994.
• Naredo, J.M. "Sobre la sostenibilidad de los sistemas'". En: Naredo, J.M.
y Valero, A. (eds.) Desarrollo económico y deterioro ecológico. Fundación
Argentada - Visor, Madrid, pp. 57-70, 1999.
• Riechmann, ). Biomímesis. Ensayos sobre imitación de la naturaleza, ecoso-
cialismoy autocontención. Catarata, Madrid, 2 0 0 6 .
• Rockström, |. et al., "A safe operating space for humanity", Nature, 4 6 1 :
472-475. 2 0 0 9 .

124
Decrecimiento: menos para vivir mejor
Luis González Reyes
Co-coordinador de Ecologistas en Acción

"La revolución no es un tren que se escapa. Es tirar del


freno de emergencia".
Walter Benjamín

¿Saldrías esprintando si tienes que recorrer 20 km? No, porque la velocidad


te dejaría sin resuello. ¿Qué pasó con la gallina de los huevos de oro? El
ansia de acumulación mató a la gallina, y al futuro. Esto es lo que le está
pasando a nuestro planeta. Vivimos a una velocidad por encima de lo
sostenible. Una velocidad de apropiación de recursos y de generación de
residuos superior de las capacidades del entorno.
Así, el cambio climático es debido a q u e estamos generando gases de
efecto invernadero (residuos) por encima de la capacidad de ser asumidos
por parte de la atmósfera (sumidero). El agotamiento del petróleo (recurso)
se debe a que estamos consumiéndolo por encima de su tasa de renovación.
Podemos hacer un repaso por los problemas ambientales enmarcándolos en
estas dos categorías: excesiva velocidad de consumo de recursos o excesiva
velocidad de producción de residuos.
Podemos discutir si el pico del petróleo lo estamos atravesando ya, o
lo haremos en los próximos 10 o 20 años. También podemos enredarnos
en una discusión eterna sobre si, con la tendencia actual, será en 15 o 25
años cuando atravesaremos los 2°C de incremento de temperatura, esa
cifra a partir de la cual la probabilidad de q u e el calentamiento global se
dispare es alta.
Lo que no es discutible es que, si seguimos así, vamos a agotar el petró-
leo (como ejemplo de los recursos) y vamos a producir un cambio climático
geológico (como paradigma de la saturación de sumideros). Es decir, que

125
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

podemos discutir si vamos rapidísimo o extremadamente rápido, no qu


vamos demasiado deprisa. Así que, o frenamos o nos estampamos. Y frena
es de lo poco que tenemos que hacer con celeridad.
Desde los centros de poder se nos dice que, en realidad, estamos des
materializando la economía, que cada vez somos capaces de crecer co
menores cantidades de materia y energía. En realidad la actividad industrial
ha crecido en los últimos veinte años un 17% en Europa y un 3 5 % en
Estados Unidos, mientras se incrementaba de forma espectacular en China
' y la India. La producción mundial se está duplicando cada 25-30 años. En
resumen, el requerimiento total de materiales de la economía planetaria
170 para de crecer y, con él, los impactos.
La Solución es obvia: consumamos recursos y produzcamos residuo»
a los ritmos asumibles por la naturaleza. Pero, ¿por qué avanzamos en la
dirección contraria cuando esto es innegable? Vivimos en un sistema,_el
capitalista, que funciona con una única premisa: maximizar el beneficio
individual en el m e n o r tiempo. Uno de sus corolarios inevitables es que
el consumo de recursos y la producción de residuos no pueden parar de
crecer, formando una curva exponencial.
Veámoslo con un ejemplo. Partimos del Banco Central Europeo (BCE)
que presta dinero a los bancos privados a un tipo de interés. Pongamos que
el Santander toma unos millones de euros del BCE. Obviamente no lo hace
para guardarlos, sino para conseguir un beneficio con ello. Por ejemplo, se
los presta a un tipo de interés mayor, claro está, a Sacyr-Vallehermoso. ¿Para
qué le pide la constructora el dinero al banco? Por ejemplo para comprar
el 2 0 % de Repsol-YPF. Sacyr espera recuperar su inversión en Repsol con
creces, vía la revalorización de las acciones de la petrolera y/o el reparto
de beneficios. Ambas cosas pasan por un incremento continuado de los
beneficios de Repsol.
Es decir, que para que Sacyr rentabilice su inversión y le devuelva el
préstamo al Santander y este a su vez al BCE, Repsol no p u e d e parar de
crecer. Si no hay crecimiento la espiral de créditos se derrumba y el sistema
se viene abajo. El crecimiento no es una consecuencia posible de este sis-
tema, es una condición indispensable para q u e funcione. Es c o m o si dejas
de pedalear en una bicicleta, que te caes. Si la economía capitalista deja
de crecer se colapsa. Por eso nos insiste tanto el G-20 en la necesidad de
recuperar la senda del crecimiento. Por eso nos machaca el Gobierno con
que consumamos más.
¿Y cómo crece Repsol? Pues ya lo sabemos: vendiendo más gasolina
(a través de costosas campañas de publicidad), recortando los costes sala-

126
DECRECIMIENTO: MENOS PARA VIVIR MEJOR

ríales (como en YPF tras su compra), extrayendo más petróleo, incluso de


Parques Nacionales (como el Yasuní en Ecuador) o de reservas indígenas
(como las guaranís en Bolivia), bajando las condiciones de seguridad (como
en la refinería de Puertollano), subcontratando los servicios (como en el
transporte de crudo), apoyando a dictaduras (como en Guinea)...
No es q u e haya una mente maquiavélica que diga: voy a ventilarme el
planeta y a sus habitantes (aunque sí que hay quienes estén por la labor a
la vista de c o m o va el mundo). Es una simple cuestión de reglas de juego:
o te atienes a maximizar tus beneficios o te quedas fuera. Quedarse fuera
es que tu empresa sea absorbida o pierda su mercado. Atenerse a las reglas
significa que lo único que importa son las cuentas a final de año y, sólo
bajo presión socioambiental, el entorno o las condiciones laborales.
Pero el problema va más allá de los impactos ambientales y sus impli-
caciones sociales. Indudablemente, hablar de lo que supone la velocidad
del capitalismo implica nombrar a quienes expulsa y explota esta dinámica.
Vivimos en un m u n d o en el q u e hay 100 manzanas para 100 personas
y 20 (qué casualidad, la mayoría hombres) se quedan con 86. El sistema
no sólo produce acumulación, sino q u e necesita esa acumulación. Vamos,
q u e tenemos un problema>de sobrevelocidad; pero también de inequidad.
Tenemos una tarta en la q u e nos tenemos q u e preocupar del reparto justo
y también del tamaño, ya q u e no p u e d e ser demasiado grande.
Atajar el problema de sobrevelocidad que tenemos pasa por abando-
nar la obsesión intrínseca de este sistema por el crecimiento. Pasa por el
decrecimiento de quienes ya hemos crecido demasiado. Significa que en
las sociedades sobredesarrolladas tendremos q u e recortar drásticamente
nuestro consumo de recursos y producción de basuras hasta acoplarlos a
la capacidad de producción y reciclaje de la naturaleza. El decrecimiento
tiene c o m o principal virtud señalar la superación de la obsesión por el
crecimiento c o m o u n o de los elementos básicos en la transición hacia la
sostenibilidad.
¿En qué tendríamos que decrecer? Por supuesto en la producción y el
consumo, pero también en la velocidad de vida que tenemos como socie-
dad, en las distancias que recorremos y hacemos recorrer a los productos,
en la complejidad de nuestra tecnología (para la sostenibilidad tenemos
q u e hacer las cosas más sencillas, por lo m e n o s la mayoría de ellas), en las
agrupaciones sociales (la democracia requiere sociedades más pequeñas)
o en las horas de trabajo productivo (que no en las de cuidados). Además,
el decrecimiento implica un cambio de paradigma mental: decrecimiento
no es un término negativo, sino positivo.

127
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

Pero no en todo se tiene q u e decrecer ni de igual forma. Hay q u e cen-


trar los recursos colectivos en decrecer en el consumo de energías fósiles,
creciendo en el de renovables (hasta un punto); o decrecer en la producción
de materiales sintéticos, sustituyendo los imprescindibles por naturales.
Todo ello entendiendo que el aumento de la eficiencia y la apuesta por
los productos 100% reciclables son importantes, pero no suficientes. El
parque automovilístico actual es mucho más eficiente q u e el de hace 30
años pero... contamina más (hay más coches q u e recorren más kilómetros);
y una granja de cerdos puede producir deshechos 100% reciclables pero...
a una velocidad inasumible por los ecosistemas. Así que: más eficiencia,
cierre de ciclos de la materia, energía solar pero... con decrecimiento.
Sólo así las personas que viven en la miseria podrán aumentar sus nive-,.»
les de consumo de recursos y de generación de residuos para alcanzar los
mínimos para tener una vida digna. Sólo así dejaremos sitio en este planeta
al resto de especies. Es decir, la propuesta del decrecimiento no implica
q u e todo el m u n d o decrezca ni que decrezcamos en cualquier cosa, sino
q u e el decrecimiento busca la equidad en la austeridad. Es comprender-^
q u e "vivir mejor es. vivir con menos". El decrecimiento no es un objetivo,
es un medio hasta alcanzar parámetros de sostenibilidad.
Pero es una propuesta muy difícil de asumir al romper las reglas de juego
capitalistas e ir contra quienes detentan el poder. Por ello, decrecer es un
camino que pasa porque cada vez más espacios y tiempos» de nuestra vida
no se rijan por la ley del máximo beneficio, sino de la cooperación; porque
nuestro modelo sean las relaciones familiares, basadas en los cuidados, y-
no las empresariales.
Sin embargo el decrecimiento es algo inevitable, o decrecemos por las
buenas o lo haremos por las otras, ya que los límites de recursos y sumi-
deros del planeta los tenemos ya encima, y la física es tozuda. Decrecer
a la fuerza significa poner las bases para la aparición de alguna forma de
ecofascismo, en el que unos pocos acaparen y controlen unos recursos y
sumideros crecientemente escasos por medio de la fuerza. Si analizamos
la situación internacional parece q u e esta vía está ya en marcha.
Decrecer con criterios colectivos implica poner a trabajar a la economía
hacia su reconversión en una economía local, lenta, solar y de ciclos cerra-
dos. Significa ponerla a trabajar para satisfacer las necesidades humanas,
las reales, no las creadas. Significa avanzar hacia la equidad con solidaridad.
Éste camino también está ya en marcha, tal vez con más fuerza de la que
nos parece.

128
DECRECIMIENTO: MENOS PARA VIVIR MEJOR

Bibliografía recomendada
• Taibo, Carlos. En defensa del decrecimiento. Catarata, 2 0 0 9 .
• Latouche, Serge. La apuesta por el decrecimiento. Icaria, 2 0 0 8 .
• "Decrecimiento Sostenible" Revista Ecología Política. n° 3 5 . 2 0 0 8 .

129
I. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

130
Biodiversidad: elemento central
de un nuevo paradigma
Theo Oberhuber
Miembro de Ecologistas en Acción

"Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen,


conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar,
en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó al hombre
a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos;
llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar,
en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra."

Estas líneas del Génesis, que resumen uno de los mitos más conocidos de la
creación de los seres humanos, demuestran el antropocentrismo (doctrina
q u e considera al hombre como centro y fin absoluto de la naturaleza) de
la especie humana, y se han convertido en una excusa ideal para matar,
destruir y dominar todo el planeta, y si nos dejan, incluso otros planetas
cercanos.
C o m o indica Stephen W. Hawking, en su libro Historia del tiempo, "vemos
el universo en la forma que es porque nosotros existimos". Y sobre la for-
mación del universo concluye diciendo q u e si no fuese c o m o es (o que si
no hubiese evolucionado como evolucionó) nosotros no existiríamos y que,
por lo tanto, preguntarse cómo es q u e existimos (o por q u é no existimos)
no tiene sentido.
El antropocentrismo ha favorecido que, en la carrera permanente por
el progreso y el desarrollismo, la naturaleza haya sido considerada como
mero combustible, y los elevados impactos sobre la biodiversidad que ha
provocado esta carrera, no hayan sido valorados ni siquiera como un mal

131
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

menor. La gran mayoría de la población ha considerado que nosotros, 1


humanos, somos lo único importante, y sólo algunas culturas minoritaria'
q u e realmente convivían con la naturaleza, reconocían al resto de 1
seres vivos como iguales, o al menos como seres con derecho a la vid
Lamentablemente la mayoría de esos pueblos o han sido civilizados has
su desaparición, o fueron exterminados por los civilizadores.
Por ello, uno de los elementos centrales en el replanteamiento d
nuestro sistema de valores, y el primer paso necesario para crear un nuev
paradigma, es superar el antropocentrismo. Mirar y reconocer a nuestro
entorno como compañero de viaje e inspiración, y erradicar el especismo
opresor, que considera que todo individuo que no pertenece a la especie
humana no merece ser respetado ni es digno de recibir una consideración
igualitaria de sus intereses básicos.

Ecología profunda
Una de las teorías, convertida en movimiento, q u e desarrolla una claja
alternativa al antropocentrismo y plantea propuestas concretas para la_
transformación cultural, es la de la ecología profunda. Ésta, considera a la
humanidad parte de su entorno, proponiendo cambios culturales, políti-
cos, sociales y económicos para lograr una convivencia armónica entre los
seres humanos y el resto de los seres vivos. Según su creador, Arne Naes_~>
se distingue de la ecología superficial, o de corto alcance, en el cuestiona-
miento más hondo de las causas y fundamentos de la crisis ecológica, no
limitándose a aquello que pone en peligro el bienestar o la supervivencia
de la especie humana, sino que declara la interdependencia fundamental
entre todos los fenómenos y el hecho de que, c o m o individuos y c o m o
sociedades, estamos inmersos, y finalmente somos dependientes, de los
procesos cíclicos de la naturaleza . La ecología profunda, con una visión
1

holística del mundo, pasa de la concepción del universo c o m o máquina a


verlo como una red de relaciones, lo que implica un pensamiento sistémico
y el abandono del concepto antropocéntrico . 2

Una de las aportaciones más interesantes del movimiento de la ecología


profunda son los ocho puntos que propone como plataforma de conciencia-
ción ecológica. Con diferentes niveles de concreción, sirven para impulsar
los cambios individuales y colectivos necesarios para la transformación

1 Iglesias, Elisa. "Ecología profunda", El Ecologista n° 61. pág 27-29, 2 0 0 9 .


2 Capra, Fritjof. La trama de la vida. Anagrama, Barcelona, 1998.

132
BIODIVERSIDAD: ELEMENTO CENTRAL DE UN NUEVO PARADIGMA

cultural. Las principales ideas que marcan sus propuestas están basadas en
el valor intrínseco que tiene la vida, sea humana o no, con independencia
de su utilidad para los seres humanos, y en que la diversidad de las formas
de vida contribuye a hacer realidad estos valores en sí mismos. Por ello, la
ecología profunda defiende que los.seres humanos no tienen derecho a
reducir esta riqueza y diversidad, excepto para satisfacer necesidades hu-
manas vitales. Además, considera que la intervención humana en el m u n d o
no-humano es excesiva, y la situación está e m p e o r a n d o rápidamente.
Sin duda, la aplicación de estos planteamientos supondría cambios
sustanciales en las políticas que afectan a las estructuras básicas de la eco-
nomía, la tecnología y la ideología, y constituiría un primer paso hacia la
sostenibilidad.

Biomímesis
Desde hace decenios, ecólogos c o m o Ramón Margalef, H. T. O d u m o
Barry C o m m o n e r han propuesto q u e la economía humana debería imitar
la "economía natural" de los ecosistemas. A mediados de los años noventa,
la idea de ecomímesis había avanzado lo suficiente c o m o para plasmarse
en un sólido manual . Janine M. Renyus, la investigadora q u e lo escribió
3

(popularizando así el término biomimicry en el m u n d o de habla inglesa),


destaca que los sistemas naturales tienen las siguientes diez propiedades
interesantes: funcionan a partir de la luz solar, usan solamente la energía
imprescindible, adecúan forma y función, 1ó reciclán todo, recompensan
la cooperación, acumulan biodiversidad, contrarrestan los excesos desde el
interior, utilizan la fuerza de los límites, aprenden de su contexto, y cuidan
de las generaciones futuras.
Nuestra especie viene imitando a otros componentes de la biodiversidad
desde su creación. Desde la forma de alimentarse o de refugiarse, hasta
la elaboración de nuevos materiales o la construcción de grandes infraes-
tructuras, ya q u e "detrás de cada ser vivo hay dos o tres mil millones de
años de investigación y desarrollo". Y nuestra especie, una de las últimas
4

en llegar, se ha aprovechado de esa experiencia.


Esta imitación, sin embargo, se ha caracterizado por copiar de la natura-
leza aspectos concretos, tales como la forma de volar de los pájaros, imitar

3 Benyus, ]anine M. Biomimicry: Innovation Inspired by Nature, William Morrow,


Nueva York, 1997. Véase al respecto www.biomimicry.org
4 Commoner, Barry. El círculo que se cierra. Plaza y |anés, Barcelona, 1973, p. 41.

133
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

la piel de una lagartija de la península arábiga para lograr superficies libres


de fricción, o más recientemente en copiar el sistema eléctrico del corazón
de la ballena jorobada para fabricar un pequeñísimo marcapasos.
Sin embargo, no hemos imitado a la naturaleza a la hora de crear los
sistemas productivos humanos para que éstos sean compatibles con la
biosfera. No hemos aprendido a funcionar con ciclos cerrados como los
ecosistemas, no hemos basado nuestro modelo energético en el sol, no
hemos aprendido que cada residuo de un proceso se convierte en la materia
prima de otro y, especialmente, no hemos querido entender q u e todo en
nuestra biosfera tiene límites. La naturaleza nos proporciona el modelo
para una economía sostenible, y de alta productividad, pero d e p e n d e de
nosotros el querer aprender de ella, o seguir esquilmándola con un mo-
delo capitalista, aun sabiendo q u e ese camino nos lleva a un callejón sin
salida.
Concluyendo, identificar al ser h u m a n o como un integrante más de la
naturaleza, y no como su centro, y copiar la economía de la naturaleza,
que tiene una eficacia demostrada durante miles de millones de años, de-
ben formar parte irrenunciable de un nuevo paradigma que renuncie a los
esquemas de dominio. Un paradigma que se caracterice por crear nuevas
formas de relación con la naturaleza, y en el q u e la naturaleza sea uno de
los factores condicionantes.

"Observa los fenómenos naturales y encontrarás en ellos


un manantial inagotable de normas para el espíritu"
Juan Ramón Jiménez

Bibliografía recomendada
• Capra, Fritjof. La trama de la vida. Anagrama, Barcelona, 1998.
• Riechmann, jorge. Un mundo vulnerable: ensayos sobre ecología, ética y
tecnociencia. Catarata, Madrid, 2 0 0 0 .

134
Democracia directa,
colectiva y cooperativa
Julio Alguacil Gómez
Profesor de Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid

C o m o es sabido hay diversas miradas sobre la ¡dea de democracia, diferen-


tes maneras de entenderla que llevan a incorporar distintas adjetivaciones
junto al vocablo para clarificar de que se habla: democracia liberal, repre-
sentativa, burguesa, proletaria, participativa, consensual, directa, deliberativa,
delegada, asociativa... lo que ya nos indica la complejidad del concepto.
Pero estas miradas quizá las podríamos sintetizar en dos, una que defiende
que la democracia viene de la mano del liberalismo y del capitalismo, y la
otra q u e considera q u e la democracia se construye permanentemente en
la búsqueda de la utopía , encaminándose hacia una construcción creativa,
1

permanente y recurrente de los derechos humanos.


La primera perspectiva, desde la ecología política, no la podemos consi-
derar sino como un falseamiento de la democracia, un aderezo ideológico
basado en ese falso dilema entre la libertad y la igualdad, d o n d e la apuesta
por el impulso de la primera compromete gravemente la segunda, al apli-
car procedimientos que encubren y normalizan las múltiples asimetrías en
nuestras sociedades. No es posible la democracia con mayúsculas en un
cisterna que (des) regula sus relaciones sobre la base de las desigualdades,
de las separaciones, de la generación de entropía, de la explotación y de la
dominación (sea de grupos humanos o de los recursos naturales); y cuando
prevalecen estas asimetrías se destruye la libertad de acción y la libertad

1 "Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino
diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo cami-
ne, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar".
Eduardo Galeano

135
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

política. Así, la democracia de mercado está fundamentada en dos o tres


principios culturales y subjetivos c o m o la propiedad; la competitividad yja
.acumulación ilimitada, tanto de intangibles (poder, conocimientos, dinero),
como de objetos, materiales y bienes económicos. Son principios excluyen-
tes e insostenibles que inhiben la satisfacción de las necesidades humanas
para la mayoría, entre ellas la necesidad de libertad y de participación.
Desde la segunda mirada, se descubre un recorrido inagotable en la
recreación permanente de los derechos de ciudadanía, rompiendo con ese
falso dilema entre libertad e igualdad y preconizando que la libertad sólo
es posible en una sociedad igualitaria, y la igualdad sólo es posible en una
sociedad libertaria.
C o m o concepto políticamente consciente y procedimental, la democra-
cia se suele adscribir a la polis griega. Se trataba de una democracia directa,
pero meritocrática, solo accesible para los hombres propietarios, únicos con
estatus de ciudadanos. El resto, las mujeres, los no propietarios y los me-
tecos, quedaban excluidos de la ciudadanía. Pero nos interesa el vínculo
que se establece entre la democracia y un espacio, un lugar, como es la
ciudad (en su sentido histórico). La vida en común (relaciones humanas)
y su soporte físico (medio ambiental) van íntimamente vinculadas. Es en
la ciudad, considerada en su conformación por tres variables, densidad,
dimensión y diversidad, donde en su combinación equilibrada permite el
surgimiento de la política y de la democracia. La proximidad, el cara a
2

cara, permite una democracia directa. La vida en común de un número


significativo de población precisa de una democracia colectiva, y la plu-
ralidad de condiciones, atributos, identidades diferentes, precisa de una
integración de las partes que comparten, de una democracia cooperativa.
No en vano, rezaba el viejo proverbio alemán de la Edad Media: "el aire
de la ciudad nos hace libres".

Un recorrido desde los derechos humanos


(ampliados, ampliándose)
Caminando por el recorrido histórico de los derechos humanos, p o d e m o s
comprobar cómo junto a las tres clásicas generaciones de derechos asocia-

2 "El arte de unir a los hombres entre sí para establecer vida social común, cultivarla
y conservarla" (Althusius: La política: metódicamente concebida e ilustrada con ejemplos
sagrados y profanos. 1603). [ohannes Althusius (1557-1638), pensador y jurista
alemán, considerado como el padre del federalismo moderno y fiel defensor de
la soberanía popular.

13 6
DEMOCRACIA DIRECTA, COLECTIVA Y COOPERATIVA

das al Estado nación (civiles, políticos y socioeconómicos), pero desplegados


en la ciudad, aparecen con fuerza los derechos ambientales que no pueden
circunscribirse a un territorio acotado, sino al conjunto del planeta. Frente a
los efectos de la globalización neoliberal, entran en juego los derechos de
la humanidad a un patrimonio que es común, en primer lugar ambiental,
pero extensible a todo el patrimonio cultural, histórico, económico, y a
un medio social exento de violencia. Se preconiza el acceso equitativo
y sostenible a los recursos del planeta c o m o ampliación de los derechos <c
humanos y se p o n e en cuestión la propiedad privada, al considerar que
ésta no d e b e exceder hasta el punto de comprometer el uso democrático
de los bienes comunes. Emerge así una cuarta generación de derechos, lo
que algunos han denominado como bienes públicos y otros como derechos
republicanos, q u e han surgido durante el último cuarto del siglo XX y mo-
tivan el refuerzo de una creciente conciencia global sobre la sostenibilidad
ambiental y la solidaridad, como estrategias irrenunciables para corregir la
sociedad del riesgo, que afecta a cada uno de nosotros independientemente
de nuestro origen nacional, social o cultural. Se incorporan los derechos
de la humanidad a q u e los recursos económicos - s e a n éstos de carácter
estatal o no estatal- no sean utilizados c o m o intereses individuales y cor-
porativos, protegiéndose de la codicia y del lucro particular, y asegurando
su utilidad social y eficiencia universal. Y en su mirada ambiental, preconiza
los derechos del ecosistema, el respeto a la biodiversidad, y por extensión
el derecho de las otras especies vivas a su existencia vinculándose a los
propios derechos de la humanidad como especie.
De otro lado, la creciente intensidad del contacto y relación desigual
entre las diferentes culturas y comunidades territoriales p o n e de relieve
el desarrollo de los nuevos derechos culturales, el respecto a la sociodi-
versidad. El derecho de los pueblos, de las minorías, de los territorios y
de las culturas. Los derechos de la humanidad sólo se garantizan con una
quinta generación de derechos que amplían y profundizan la democracia,
haciéndola más participativa y reflexiva. El derecho de los grupos humanos
(culturales, étnicos, migrantes...) a ser los protagonistas de la gestión de sus
recursos y de su desarrollo. En definitiva, el derecho de los ciudadanos a la
autodeterminación, a deliberar y decidir sobre las acciones que afectan a sus
condiciones de vida de la forma más directa posible. La ciudadanía no será
plena si los ciudadanos no tienen la oportunidad de participar activamente
en la consecución de la satisfacción de sus necesidades, y este proceso
se inicia y se proyecta desde la esfera del m u n d o de la vida cotidiana. El

137
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

aeceso de la política empieza en el propio cuerpo , en el territorio, efí 3

ámbito de la vida cotidiana y se proyecta a lo universal que, a su vez, debe


enriquecer y favorecer la emancipación de la comunidad territorial.
Es, por tanto, en el ámbito local, en un contexto de proximidad, de
contacto directo, de confianza, de conocimiento mutuo, d o n d e los sujetos
pueden entrar en estrategias de construcción conjunta que les permitan
generar y acceder a "estructuras comunes de acción política" , q u e a su vez 4

permitan el acceso a la conciencia glocal. La glocalización, "pensar global,


actuar local <--> pensar local, actuar global", reflexiona en una estrategia
encaminada a articular solidariamente lo local, construyendo la globaliza-
ción de los derechos de ciudadanía y la democracia reflexiva desde abajo:
desde la democracia consensual de los indígenas, desde la democracia
deliberativa de los movimientos sociales, desde la democracia participativa
de los "presupuestos participativos".
Precisamente, es desde el ecologismo político, donde se han construido
puentes en los análisis de la naturaleza y los análisis de la sociedad, incor-
porando al debate sobre la democracia los avances ecosistémicos de las
ciencias naturales: la autonomía de las partes que conforman el sistema
(por ejemplo los seres humanos) es posible, paradójicamente, por la inter-
dependencia, por la simbiosis . La concepción del funcionamiento de la
5

naturaleza que extrae el ecologismo social y político otorga preeminencia á


la interdependencia sobre la competición, y a la igualdad sobre la jerarquía.
Según plantea Ángel Valencia siguiendo a Dobson "la visión del m u n d o
natural como un sistema entrelazado de objetos interdependientes (tanto
sensibles como no sensibles) genera un sentido de igualdad, por cuanto
cada ser es considerado necesario para la viabilidad de los demás. Según
esta visión, ninguna parte del m u n d o natural es independiente, y, por tanto,
ninguna puede reclamar su 'superioridad'" . Todas las partes son recíprocas,
6

son iguales (a la par que diferentes), son partes que tienen parte y que en los
seres pensantes deben generar conocimiento, comunicación y conciencia

3 Harvey, D. Espacios de esperanza. Akal, Madrid, 2 0 0 3 .


4 Held. D. Political Theory and the Modern State. Stanford (Ca.), Stanford University
Press, Stanford, 1989.
5 Simbiosis: Asociación de individuos animales o vegetales de diferentes especies,
sobre todo si los simbiontes sacan provecho de la vida en común (Diccionario
Real Academia Española).
6 Valencia Sáiz, A. "Democracia, ciudadanía y ecologismo político". Revista de
Estudios Políticos, 102, 1998, pp. 77-94.

138
DEMOCRACIA DIRECTA, COLECTIVA Y COOPERATIVA

sobre ello, para orientar la acción colectiva y obtener una autonomía solida-
ria, una autonomía que se construye sobre la dependencia del ecosistema y
del sistema social (de lo colectivo), un tomar y tener parte en el ámbito de
pertenencia. Esta relación simbiótica desde el punto de vista ecosistémico
"ayuda a crear un sentido de igualdad" , dé reciprocidad, de participación,
7

de democracia ambiental.
Precisamente uno de los pilares de la idea de sostenibilidad es el concep-
to de ecosistema que también ha sido fundamental para desarrollar la idea
de integralidad y de complejidad. La diversidad de elementos y la coope-
ración ¡entre ellos, vigorizándose mutuamente, transpenetrándose de forma
recíproca, solidaria e inclusiva, son partes de la definición de-ecosistema; y
se trata-de una orientación básica para establecer criterios de sostenibilidad.
La sostenibilidad ambiental es impensable sin la articulación de y con lo
social, es impensable sin la participación. La integración y la inclusión son
dos. aspectos definitorios de ia idea de sostenibilidad. La integración con-
1

lleva la participación: ser parte de una red social, estar en un lugar, sentirse
parte de una comunidad, tomar y tener parte en las decisiones y asuntos
públicos, y en la acción colectiva. La acción integrada significa la búsqueda
de la operatividad bajo la aceptación de la complejidad, el reconocimiento
de la coexistencia y la apuesta por la cooperación.
La ¡complejidad, la coexistencia y d a . cooperación llevan implícita la
necesidad de establecer una asociación de diferentes elementos a distintos
niveles, a b a n d o n a n d o la idea del elemento dominante o del elemento
central. De tal m o d o q u e la identidad y la autonomía de cada elemento se
construye en la interacción recíproca y solidaria con los otros elementos.
En consecuencia, el sistema, entendido como relaciones inclusivas entre sus
partes, significa la construcción de una democracia compleja y reflexiva en
la que concurren múltiples dimensiones.

Democracia reflexiva en los procedimientos


y democracia compleja en las dimensiones
>La democracia y el desarrollo h u m a n o sostenible son interactivos. La op-
timización de cada u n o de ellos se produce en su asociación. El desarrollo
social no podrá frenar la entropía, decrecer e innovar sin la democratización
de las estructuras, y éstas aplicarán procedimientos más democráticos si
se sitúan en la perspectiva del derecho síntesis, del derecho al desarrollo

7 Dobson, A. Pensamiento político verde. Paidós, Barcelona, 1997, p. 50.

139
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA AITERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

humano. El nexo viene determinado, por tanto, por su complejidad, por


la potencialidad que le confieren las combinaciones sinérgicas que se es-
tablecen entre distintas dimensiones, y entre éstas y los procedimientos:
\ democracia consensual, deliberativa y participativa, que alcanzan su mayor
í optimización en ámbitos de escala humana, de proximidad. De tal m o d o
que los procedimientos deben tener su proyección en el control de la
propia complejidad, en d o n d e los ciudadanos no avanzan en sus derechos
de ciudadanía si no lo hacen en todas las dimensiones simultáneamente.
Así podemos entender, también, a la democracia c o m o una simbiosis de
dimensiones:
Una democracia política, entendida como el pleno derecho a participar
de las estructuras políticas, siendo en el ámbito de lo local desde d o n d e
mejor se puede desarrollar la participación, entendida c o m o la máxima
capacidad de decisión en un marco de pluralidad y de equilibrio entre
libertad e igualdad.
Una democracia cultural/ q u e se sitúa en la estrategia de superación de
la dominación cultural y de la autoexplotación o explotación reflexiva (del
hombre sobre la mujer, del blanco sobre el negro, del adulto sobre el niño,
de unas culturas sobre otras...). La defensa y lucha por los derechos civiles,
la lucha contra la exclusión social de colectivos desfavorecidos (donde las
variables edad, género, etnia... obtienen una e n o r m e centralidad), la parti-
cipación como atributo cultural de la ciudadanía, q u e se expresa en estra-
tegias encaminadas a la democracia participativa y a la ética en la política,
van directamente aparejadas a la ¡dea de inclusión en la vida social, política
y económica, lo que conlleva la igualdad entre géneros, la ¡nterculturalidad,
la igualdad de oportunidades, el acceso a los recursos culturales, y muy
especialmente - e n el marco de la globalización-, el acceso al conocimiento
y a la comunicación.
Una democracia ambiental; tan necesaria para superar el desequilibrio de-
rivado de la quiebra sujeto-objeto, de la contradicción Hombre-Naturaleza,
significa un avance sobre los derechos de cuarta generación, y particular-
mente del derecho a la corresponsabilidad sobre la sostenibilidad y en la
mejora del medio ambiente. La implicación de los ciudadanos en la resolu-
ción de la crisis ambiental es crucial, en la medida que la descentralización
d e los procesos, la comunicación en y entre las redes y la participación de
los ciudadanos llevan a un devenir consciente sobre las responsabilidades
de cada cual. El consumo responsable, por ejemplo, no es posible sin ese
devenir consciente. La democracia ambiental, se fundamenta, en conse-
cuencia, en la participación directa de la ciudadanía en la gestión de sus

140
DEMOCRACIA DIRECTA, COLECTIVA Y COOPERATIVA

recursos ambientales (el patrimonio común es mundial) y, su construcción


es ecosistémica, es decir, es por definición compleja y reticular. Estas ini-
ciativas, en suma, al reconocerse en el medio social y el entorno físico, se
colocan en una posición preferencial para afrontar actividades sociales y
ambientales de responsabilidad pública y de defensa de los intereses generales
de las comunidades locales, que también son intereses globales.
Una democracia económica/que viene definida por el control del proceso
productivo por parte de los participantes que cooperan en el mismo, y por
la apropiación de los medios de producción y lo producido por parte de
los trabajadores. La democratización del trabajo o liberación en el trabajo se
inscribe en la lógica de superación de la "experiencia social escindida" entre 8

la vida cotidiana (donde ganan protagonismo los valores democráticos) y la


vida laboral (donde persiste el predominio de valores autoritarios). Se trata
pues de la integración plena del sujeto en los procesos económicos a través
de una economía social q u e tiene como principio la democratización de
9

la economía.
Para q u e los sujetos puedan ser agentes activos de su desarrollo tienen
q u e adoptar este enfoque complejo de la democracia. Esta transpenetra-
ción entre las múltiples vertientes de la democracia viene hilvanada por
los procedimientos, por la participación, y ayuda a construir la idea de
democracia participativa como proceso, como "democracia sin fin" . Sin 10

embargo, este proceso de creatividad permanente precisa de algunas con-


diciones para aplicar los procedimientos (democracia directa, consensual,
deliberativa, cooperativa, participativa) imposibles en el actual paradigma

8 Tezanos, |. F: "La democratización del trabajo en los umbrales de la sociedad


post-industrial". En Tezanos, |. R: La democratización del trábalo. Sistema, Madrid,
1987, pág. 21.
9 En expresión de ). Defourny: "La economía social está compuesta por actividades
económicas ejercidas por sociedades, principalmente cooperativas, mutualidades
y asociaciones, cuyos principios de actuación se caracterizan por la finalidad de
servicio a los miembros o al entorno, la autonomía de gestión, los procesos de
decisión democrática y la primacía de las personas y del trabajo sobre el capital
en el reparto de beneficios". Defourny, J. "Orígenes, contexto y funciones de
un Tercer gran sector". En VV.AA.: Economía Social. Entre Economía Capitalista y
Economía Pública, pp. 17-39. CIRIEC, Valencia, 1993.
10 Concepto-sentido asignado a la democracia participativa en el resumen editado
por el 11 Foro Social Mundial de Porto Alegre (2001): Tesis sobre la democracia
participativa.

141
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

del capitalismo: aumentar el tiempo liberado sobre el trabajo h e t e r ó n o m o " ,


reconstruir la ciudad a una escala humana, y una nueva cultura política
orientada a habilitar e integrar a los sujetos a la gestión de sus vidas, y a la
distribución del poder. Éstos son los principales desafíos en nuestro camino
hacia la utopía.

Bibliografía recomendada
• Dahl, R. E. La democracia: una guía para los ciudadanos. Taurus, Madrid,
1999.
• Dahl, R. E. La democracia económica: una aproximación. Hacer, Madrid,
2002.
• Dobson, A. Pensamiento político verde, Barcelona, Paidós, 1997.
• Held, D. Modelos de democracia. Alianza Editorial, Madrid, 2001.
• Valencia Sáiz, A. "Democracia, ciudadanía y ecologismo político", Revista
de Estudios Políticos, 102, 1998, pp. 77-94.

11 Gorz, A.: Metamorfosis del trabajo. Sistema, Madrid, 1995.

142
Acerca de la tecnociencia
y el principio de precaución
Jorge Riechmann
Profesor titular de Filosofía Moral en la Universidad de Barcelona
y vicepresidente de CIMA (Científicos por el Medio Ambiente)

Ecologismo: ¿movimiento irracionalista


o autocrítica de la ciencia moderna?
En un libro meritorio d o n d e estudia los aspectos económicos del calenta-
miento climático (con las limitadas herramientas de la teoría económica
convencional neoclásica), el catedrático de la U C M Jaime Terceiro Lomba
escribe que el ecologismo "no se ha caracterizado en las últimas décadas
por contrastar sus opiniones con la ciencia, ni con los hechos" . 1

Es un desatino. Por descontado, el ecologismo - c o m o cualquier otro


movimiento social- tiene sus "franjas lunáticas" (las personas más o menos
desequilibradas q u e se acercan a un movimiento social buscando el nicho
que proteja un poco en este nuestro "mundo grande y terrible", que decía
el pensador sardo y dirigente comunista Antonio Cramsci). Pero, para el
ecologismo en su conjunto, lo que podríamos llamar el "cociente ciencia/
ideología" seguramente es mayor que el de cualquier otro movimiento
social de los últimos siglos, incluyendo a la burguesía revolucionaria -ra-
cionalista, enciclopedista e ilustrada- del XVIII. El pensador ecosocialista
español Manuel Sacristán se refirió al ^ o l o g í s r h o como "autocrítica de
la ciencia moderna" , y este modo de ver resulta más acertado que el de
2

1 |aime Terceiro Lomba, Economía del cambio climático, Taurus, Madrid, 2 0 0 9 ,


p. -12.
2 Lo recuerda |oaquim Sempere en el documental "Movimientos sociales" de
Integral Sacristán (ocho documentales y un libro preparados por Xavier |uncosa,

143
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

Terceiro Lomba, en mi opinión.


Lo q u e ocurre, claro, es que la ciencia y la técnica - e l complejo d
ciencia y tecnología, q u e solemos abreviar escribiendo C y T - se nos ha
vuelto un asunto mucho más problemático en el siglo XX.

Aparición de la tecnociencia
El siglo XIX exaltó el crecimiento industrial y cultivó la creencia en el pro-
greso, no pocas veces con acentos religiosos o hasta mesiánicos. Pero es
en determinados tramos del siglo XX cuando se desarrolla una auténtica
tecnojatríaen amplias car^xieJa^Jüblacjón occidental (y luego, progresiva-
mente, en el m u n d o entero). En 1900, una visita al Palacio de las Máquinas
en la Exposición Universal de París convenció al historiador Henry Adams
de q u e las fuerzas mecánicas habían comenzado a sustituir a las motivacio-
nes emocionales y espirituales en el gobierno de las cuestiones humanas,
desalentadora experiencia q u e plasmó en el capítulo "La Dinamo y la
Virgen" de The Education of Henry Adams . El cambio hacia una religión de
1

la tecnología, observó el microbiólogo y pensador ecologista Rene Dubos,


se hace visible en el contraste entre las dos Exposiciones Universales que
tuvieron lugar en Chicago en 1893 y 1933.

"La Exposición Universal de Chicago de 1893 se mantuvo en la


tradición clásica de las Bellas Artes, sin referencia alguna a los nuevos
estilos de arquitectura y mobiliario industriales q u e se estaban creando
en EE UU I...] Cuarenta años más tarde, los organizadores de la Expo-
sición Universal se habían convertido a la religión de la tecnología. Su
propósito principal era celebrar 'El Siglo del Progreso' transcurrido desde
• la fundación de la ciudad en 1833. Estaban tan impresionados por el
papel de la tecnología científica en la creación de riqueza que abogaban
por un m u n d o en el que las máquinas determinaran los rasgos de la
vida humana. C o m o decía la guía de la Exposición: 'La ciencia descubre,
el genio inventa, la industria aplica y el hombre se adapta a las cosas
nuevas, o es moldeado por ellas. [...] Individuos, grupos, razas enteras
de hombres caminan al paso que marcan [...] ciencia e industria.'
El voluminoso grupo escultural del Palacio de la Ciencia era aún más
explícito que la guía en dar a entender que las máquinas habían llegado
a ser más poderosas que los hombres. La escultura representaba a un

|oan Benach y Salvador Lopez Arnal), El Viejo Topo, Barcelona, 2006.


3 Henry Adams, The Education of Henry Adams, Houghton Mifflin, Boston, 1906.

144
ACERCA DE LA TECNOCIENCIA Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

hombre y una mujer con los brazos extendidos, como en gesto de temor
a la ignorancia; entre ambos se alzaba un enorme y anguloso robot que
casi los doblaba en tamaño, inclinado sobre ellos y rodeándoles con un
brazo rígido y metálico en ademán protector." 4

El ominoso lema de la Exposición de 1933 fue "La ciencia descubre/


la industria aplica/ el hombre se conforma". Pocos años después, y sin salir
de EE UU, el e n o r m e esfuerzo bélico de la Segunda Guerra Mundial va a
dar origen a lo q u e se llamará la Big Science o "megaciencia". Es en estos
años cruciales cuando a la ciencia académica "clásica" se le superpone un
complejo entramado industrial, militar y político que modifica radicalmente
su organización, y se establece lo que luego fue llamado el contrato social de
la ciencia entre científicos, ingenieros, militares, políticos y grandes empre-
sas industriales . La materialización inicial de este contrato es el "proyecto
5

Manhattan" para la fabricación de las primeras bombas atómicas, y su texto


fundacional es el informe de Vannevar Bush Science, the Endless Frontier en
1945. 6

La Big Science es una suerte de estadio inicial de la tecnociencia, q u e


r o m p e la separación tradicional entre ciencia y tecnología . Frente a la 7

idea tradicional de teoría como contemplación discursiva, emerge una rela-


ción esencialmente activa de manipulación, desconstrucción y recons-
trucción de la realidad q u e p o n e la representación teórica al servicio de
la actividad manipulativa ./ka/tecnoeiencj'a es esencialmente intervención
8

.4 Rene Dubos, Un dios interior, Salvat, Barcelona, 1986, p. 181.


5 |avier Echeverría, La revolución tecnocientífica, FCE/ España, Madrid, 2003, p. 31,
p. 77-82.
6 Vannevar Bush, Science, the Endless Frontier, National Science Foundation, Wash-
ington, 1945; reeditado en 1960 y 1990.
7 Véase Gilbert Hottois, El paradigma bioético -una ética para la tecnociencia (An-
thropos, Barcelona, 1991), capítulo 1; |osé Sanmartín, Tecnología y futuro humano
(Anthropos, Barcelona, 1990), capítulos 1 y 2; Hans (onas, Técnica, medicina y ética
(Paidos, Barcelona, 1997), capítulo 5; |avier Echeverría, La revolución tecnocientífica
(FCE/ España, Madrid, 2003), sin duda la monografía más completa e innovadora
consagrada en nuestro país al tema.
8 El neologismo tecnociencia resulta necesario porque lo que está en juego no es
simplemente una técnica de base científica, sino algo que va mucho más allá:
la nueva ciencia es en su misma esencia tecnológica (está orientada a la mani-
pulación técnica de la realidad), y la técnica moderna se desarrolla entrelazada
estrechamente con las ciencias naturales. La elaborada definición de la tecno-
ciencia que propone |avier Echeverría es la siguiente: un sistema tecnocientífico

145
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

,qn el m u n d o :

"Así como la ciencia teórica podía ser llamada pura e inocente^ la te


nociencia, al ser esencialmente actividad productora y modificador
de^ mundo, no es nunca totalmente inocente. La praxis' es étrcapiejit
prdbleiWátíca. Las cuestiones éticas se colocan hoy en el nivel de la in
vestigación llamada básica debido a q u e el proyecto del saber es hace
y poder. Esto es cierto, por ejemplo, tanto para lo que se refiere a la
investigación básica en física como para lo que se refiere a la genética
molecular.
Retomando, en un contexto contemporáneo, la primera pregunta
kantiana: ¿quépuedo saber?, G. Ropohl advierte q u e esta pregunta une,
de ahora en adelante, el saber y el hacer: lo que yo puedo saber está ligado
a lo que yo puedo hacer o fabricar."^

La tecnociencia lleva en su misma entraña la modificación del m u n d o : es


siempre operatividad, productividad y transformación de lo dado. Por eso,
en su caso, los problemas éticos no tienen que ver sólo con "aplicaciones",
sino con la misma base de la investigación. J&fltítlici- p¡d/fípi^iSr'.^-el;fnoíqr
Se la tecnociencia contemporánea:

"Las tecnociencias modifican el m u n d o social, no sólo la naturaleza. Lo


principal es la transformación del m u n d o que producen, y en particular
del m u n d o social. El conocimiento científico es un medio para modificar
la correlación de fuerzas en una guerra, para obtener beneficios eco-
nómicos, para mejorar la salud de un país, etc. 1...1 La tecnociencia no
sigue el programa baconiano, conocer bien la naturaleza para poderla
dominar mejor, sino q u e se orienta hacia la transformación, el control
y en algunos casos el dominio de las sociedades y los seres humanos.
La tecnociencia es una nueva modalidad de poder, que se plasma en la
organización de los sistemas de CyT en los diversos países. Por ello está
estrechamente vinculada al poder político, económico y militar." 10

Los vínculos entre la tecnociencia moderna y la actividad militar han sido

es un sistema de acciones regladas informacionales y vinculadas a la ciencia, la


ingeniería, la política, la empresa, los ejércitos, etc. Dichas acciones son llevadas a
cabo por agentes, con ayuda de instrumentos, y están intencionalmente orientadas
a la transformación de otros sistemas con el fin de conseguir resultados valiosos
evitando consecuencias y riesgos desfavorables.
9 Hottois, El paradigma bioético, op. cit., p. 28.
10 Echeverría, La revolución tecnocientífica, op. cit., p. 150.

146
ACERCA DE LA TECNOCIENCIA Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

estrechísimos desde el surgimiento de la "megaciencia" (Big Science) en EE


IJU, durante la Segunda Guerra Mundial, que como antes apunté puede
considerarse la primera forma de tecnociencia m o d e r n a " ; y la forma
"madura" de esta última se desarrolla desde mediados de los años setenta
aproximadamente, en estrecha relación con la "revolución informática", la
intensa mercantilización de las actividades de I+D y la creciente privatiza-
ción del conocimiento . 12

No estamos a la altura
de nuestros poderes tecnocientíficos
Los accidentes industriales y los sobresaltos tecnocientíficos han ido jalonan-
do el desarrollo de la conciencia ecologista en los últimos decenios: DDT
(con sus dañinos efectos y los de otros plaguicidas de síntesis) a partir de
los años cuarenta, pruebas nucleares atmosféricas (entre 1945 y 1990 se
producirán 1.814 pruebas nucleares), bomba de hidrógeno (1951), desastre
del Creat London Smog en Inglaterra (1952), incendio en el reactor británico
de producción de plutonio Windscale 1 con una gran fuga radiactiva (1957),
desastre de las malformaciones producidas por la talidomida (1961), "gran
apagón" de Nueva York y su región (1965), accidente atómico del B-52
norteamericano que se estrella en Palomares (1966), naufragio del petrolero
Torrey Canyon en Bretaña (1967), planes de expansión electronuclear de
los años setenta, contaminación de la bahía japonesa de Minamata (desde
los años cincuenta, pero el juicio se celebra en 1972)...
Resulta difícil evitar la impresión de q u e en el tumultuoso desarrollo
de las sociedades tecnológicamente avanzadas - q u e no resulta desatinado
denominar "sociedades del riesgo", como sugirió hace ya años el sociólogo
alemán JJlrich B e c k - han prevalecido actitudes demasiado "amigas del
13

11 Momentos decisivos fueron la construcción del primer ciclotrón en Berkeley por


parte de Lawrence (1932), y sobre todo el "proyecto Manhattan" en Los Alamos
durante los años de la Segunda Guerra Mundial, dirigido por Oppenheimer, que
condujo a la fabricación de las primeras bombas atómicas. El informe de Van-
nevar Bush Science, the Endless Frontier (1945) dotó de un cuerpo teórico a estos
cambios y diseñó el sistema de CyT estadounidense de la posguerra. Véase una
caracterización de la megaciencia en Echeverría, La revolución tecnocientífica, op.
cit, p. 29-40.
12 Echeverría, La revolución tecnocientífica, op. cit, p. 23-24 (además de muchos otros
pasos del libro).
13 El lector o lectora interesados pueden recurrir al ensayo pionero de Patrick
Lagadec, La civilisation du risque (Seuil, París, 1981); la obra seminal de Beck es

147
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

riesgo", o tolerantes con el mismo, en demasiados centros de poder ec


nómico y político. En efecto: cuando las nuevas herramientas tecnológica
parecen prometer recompensas sociales y - s o b r e t o d o - beneficios privado
' . instantáneos, se pasa de inmediato a ¡a fase de aplicación masiva, sin atender a
hecho de q u e la ciencia rara vez tiene mucho que decir sobre los efecto
a medio y largo plazo de estas aplicaciones sobre la misma sociedad j
sobre los ecosistemas. A la euforia inicial sucede luego un largo y a vecé?
amargo despertar inducido por efectos secundarios, indirectos, de largo
alcance... No hay más q u e pensar en los efectos a largo plazo de la fisión
nuclear o los plaguicidas agrícolas para darnos cuenta de cómo los efectos
totales - p a r a bien y para m a l - de estas aplicaciones de la tecnociencia van
muchísimo más allá de los usos inmediatos para los que fueron concebidas,
transformando y configurando la sociedad y la biosfera de manera muchas
veces sorprendente y no siempre positiva, lia lógica de la prudencia
casa bien con la lógica del lucro inmediato.
Se diría que los desarrollos éticos, sociales, económicos y políticos no
han estado a la altura de los poderes de intervención que disciplinas tec-
nocientíficas como la química de síntesis, la física atómica, las ciencias de la
computación, la biología molecular o las nanotecnologías vienen proporcio-
nando a la humanidad. En cierto sentido, no estamos a la altura de nuestros
propios productos: hemos creado un m u n d o objetual, una "tecnosfera", que
nos sobrepasa, y cuyos efectos últimos estamos muy lejos de dominar.

La subestimación de los riesgos tecnológicos


ha sido una constante
A menudo, entre las advertencias tempranas acerca de daños sanitarios
y medioambientales q u e podrían causar determinados nuevos productos
y / o procesos, y la acción eficaz para contrarrestar ese daño, han transcu-
rrido decenios - a veces hasta un siglo, como en el caso paradigmático del
amianto-. La subestimación de los riesgos tecnológicos ha resultado por
desgracia una constante. La acumulación de "falsas pruebas negativas"
(productos y/o procesos que fueron considerados inocuos en su momento,
en determinados niveles de exposición y "control", pero q u e luego resul-
taron dañinos), al mismo tiempo que resulta prácticamente imposible dar
ejemplos de "falsos positivos" (casos donde se tomasen medidas cautelares

Risikogeselkchaft (Suhrkamp, Francfort del Meno 1986, que ya se ha traducido


castellano: La sociedad del riesgo, Paidos, Barcelona, 1998).

148
ACERCA DE LA TECNOCIENCIA Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

que luego hayan resultado innecesarias) , apunta hacia sistemas de toma


l4

de decisiones gravemente sesgados a favor de una innovación tecnológica


que no toma suficientemente en cuenta la protección de la salud y del
medio ambiente.
Para tratar de hacer frente a este gravísimo problema se ha desarrollado,
desde hace más de tres decenios, el conjunto de ideas que conocemos bajo
la denominación principio de precaución y las propuestas políticas preventivas
y precautorias basadas en el mismo. El principio de precaución debería
aplicarse a la toma de decisiones en condiciones de ignorancia o incertidumbre . ÍS

Surge en una circunstancia histórica concreta: la crisis ecológica mundial


que se hace patente a partir de los años sesenta-setenta del siglo XX. Y
tiene precisamente q u e ver con dos rasgos determinantes en esa crisis:
• El impacto sobre la biosfera de los sistemas industriales que han
creado las sociedades modernas ha alcanzado un nivel en el q u e po-
demos hablar de daños catastróficos e irreversibles para los seres vivos y los
ecosistemas. En tales casos, la noción de "reparación de los daños" o
compensación por los mismos deja de tener sentido.
• Los procesos de toma de decisiones, a u n q u e estén basados en el

14 En un importante informe de la AEMA (Lecciones tardías a partir de alertas tem-


pranas: el principio de precaución 1896-2000, Centro de Publicaciones del MMA,
Madrid, 2003), a través de 14 detallados estudios de caso, se analiza la forma en
que los responsables políticos han aplicado -o más bien dejado de aplicar- el
principio de precaución en los últimos cien años. Los casos tratan de la crisis de
la EEB o de las "vacas locas", del uso de hormonas sintéticas y agentes antimi-
crobianos para fomentar el crecimiento de los animales de crianza, el uso de la
hormona sintética y cancerígena DES para evitar los abortos espontáneos en las
mujeres, la explotación excesiva de los bancos pesqueros del hemisferio norte,
el uso de la radiación en medicina, el amianto, los CFC, los PCB, el benceno, el
MTBE (un sucedáneo del plomo en la gasolina), el estaño de tributilo (un agente
antiincrustante para botes y barcos), la contaminación química de los Grandes
Lagos de Norteamérica y la contaminación atmosférica causada por el dióxido de
azufre. Pues bien: aunque durante la redacción del informe los responsables del
mismo invitaron a representantes de la industria a presentar ejemplos de "falsos
positivos" y debatirlos en detalle, no pudieron hacerlo. Quizá un candidato fuese
el "efecto 2000" que en la antesala del cambio de siglo pareció tan amenazante
para los sistemas informáticos.
15 Acerca de la gestión del riesgo en las sociedades tecnológicas avanzadas véase
jorge Riechmann, "Sobre prestidigitación con riesgos y gestión de Apocalipsis",
capítulo 10 de Un mundo vulnerable (segunda edición), Los Libros de la Catarata,
Madrid, 2 0 0 5 .

149
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

mejor conocimiento científico disponible, a m e n u d o se desarrollan


condiciones de ignorancia o incertidumbre. La actitud precautoria - q u
rehuye el autoengaño acerca de estas ignorancias o incertidumbres
no es anti-científica, sino que plantea explícitamente la cuestión de lo
criterios para las decisiones políticas cuando la ciencia no ofrece un
respuesta unívoca, o hay conflicto entre diferentes expertos.
En rigor, siempre hemos decidido y decidiremos en condicione_s_d
incertidumbre (la ciencia no prueba nada definitivamente, con el 100°/í
de certeza; sencillamente,'aventura las hipótesis q u e encajan mejor con los
| hechos conocidos en un m o m e n t o dado). Lo que pone a la orden del día el
í principio de precaución son las condiciones nuevas en las que tenemos que tomar
i decisiones: la inaudita potencia tecnocientífica, lo lejano en el espacio y el
tiempo de los posibles impactos sanitarios y medioambientales, la extensión
de los efectos en un m u n d o crecientemente globalizado, los problemas de
irreversibilidad, la magnitud de los posibles daños, el deterioro creciente
de sistemas biosféricos fundamentales... El enfoque cautelar o precautorio
recomienda actuar antes de que existan pruebas fehacientes del daño,
especialmente si se trata de perjuicios a largo plazo o irreversibles. Pues
cuando se avistan problemas graves en el horizonte, no es razonable es-
perar a saberlo todo para actuar (en la literatura especializada sobre riesgo
y precaución esto se describe con la fórmula "parálisis por los análisis").
Argumentar que "si usted no puede demostrármelo científicamente con
total certeza, entonces yo estoy científicamente legitimado para no hacerle
caso alguno" es un sofisma inaceptable, pero en el que se ha incurrido de-
masiadas veces. Ramón Folch ha señalado q u e el diagnóstico médico más
,, preciso es el que emana de la autopsia: pero seguramente el interesado
; nábría preferido un diagnóstico a medias y una terapia a tiempo. 16

Más vale prevenir que curar:


el principio de precaución' 7

El principio deprecaución viene a decir q u e "es mejor prevenir q u e curar":


los problemas ecológicos y sanitarios -sobre todo los problemas graves- hay
q u e preverlos de antemano e impedir que lleguen a producirse, ya q u e

16 Ramón Folch: Ambiente, emoción y ética, Ariel, Barcelona, 1998, p. 65.


17 Se desarrollan estas ideas en jorge Riechmann y [oel Tickner (coords.): El principio
de precaución, Icaria, Barcelona, 2001. Perspectivas más profundas en )oel Tickner
(ed.): Precaution, Environmental Science and Preventive Public Policy, Island Press,
Washington, 2003.

150
ACERCA DE LA TECNOCIENCIA Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

muchos de ellos pueden ser irreparables a posteriori. Tal y c o m o aseveraban


los expertos firmantes de la Declaración de Wingspread,
"es necesario aplicar el principio de precaución: cuando una actividad
amenace con daños para la salud humana o el medio ambiente, deben
tomarse medidas precautorias aun cuando no haya sido científicamente
determinada en su totalidad la posible relación de causa y efecto. En
este contexto, a quien propone una actividad le corresponde la carga
de la prueba, y no a la gente. El proceso de aplicación del principio
de precaución d e b e ser transparente, democrático y con obligación de
informar, y d e b e incluir a todas las partes potencialmente afectadas.
También d e b e involucrar un examen de la gama completa de alterna-
tivas, incluyendo la no acción." 18

El principio de precaución se formuló por vez primera en la Conferencia


de las NNUU sobre el Medio H u m a n o celebrada en Estocolmo en 1972;
se incorporó en los setenta a la legislación ambiental germano-occidental
(Vorsorgeprinzip); fue aplicado internacionalmente por vez primera en la
Primera Conferencia Internacional sobre la Protección del Mar del Norte
en 1984, y en la Convención de Viena sobre la protección de la capa de
ozono en 1985; y ha sido recogido como uno de los principios rectores
claves de la política ambiental de la Unión Europea y de sus Estados
miembros en numerosos textos legales del máximo rango, entre otros en
esa especie de "Constitución europea" q u e es el Tratado de Maastricht (el
cual, modificado por el Tratado de Niza de 2001, sigue siendo el Tratado
constitutivo de la UE):

"La política de la Comunidad en el ámbito del medio ambiente tendrá


c o m o objetivo alcanzar un nivel de protección elevado, teniendo pre-
sente la diversidad de situaciones existentes en las diferentes regiones
de la Comunidad. Se basará en los principios de precaución y de acción
preventiva, en el principio de corrección de los atentados al medio
ambiente preferentemente en la fuente misma, y en el principio de
que quien contamina paga. Las exigencias de la protección del medio
ambiente deberán integrarse en la definición y en la realización de las

18 Declaración de Wingspread (Wisconsin), enero de 1998, recogida en "El principio


de precaución ante la incertidumbre científica", Daphnia 13, Madrid, junio de
1998, p. 16. Los trabajos de la conferencia de Wingspread han dado origen a un
libro importante: Carolyn Raffensperger y )oel Tickner, Protecting Public Health
and the Environment: implementing the Precautionary Principle, Island Press, 1999.

151
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

demás políticas de la Comunidad" (artículo 130.2 del Tratado de Maas-


tricht, y luego artículo 174.2 del Tratado constitutivo de la UE; además,
cabe recordar q u e en el proyecto de Tratado constitucional para Europa
actualmente estancado se mantiene la misma formulación).

Allí donde existan amenazas de daños graves e irreversibles, la falta de


certeza científica completa no debe usarse como razón para atenuar los
controles o postergar las medidas que impidan la degradación de la salud
y el medio ambiente, sino q u e p o f e l contrario se impone una actitud de
vigilante y prudente anticipación que identifique y descarte de entrada las
vías que podrían llevar a desenlaces catastróficos. Es cierto que los ries-
gos forman parte de la vida y q u e no p u e d e pensarse en su eliminación
completa: pero no todos los riesgos son aceptables, y en cualquier caso
deberían ser los expuestos a posibles daños quienes decidieran si aceptan
o no tal exposición.
Se ha señalado q u e el principio de precaución presupone y f o m e n t a
cinco "virtudes" específicas:
• Responsabilidad: al iniciar una actividad nueva, recae sobre el inicia-
dor la carga de la prueba de demostrar que no hay vía alternativa más
segura para lograr lo q u e ha de lograrse.
- • {Respeto: en condiciones de riesgo grave, se impone la actuación pre-
ventiva para evitar daños, incluso si no existe una certidumbre científica
total de las relaciones causa-efecto.
•: Prevención: existe el deber de ingeniar medios que eviten los daños
potenciales, más que de buscar controlarlos y "gestionarlos" a poste-
riori.
/ • Obligación de saber e informar: existe el deber de comprender, investi-
gar, informar y actuar sobre los potenciales impactos; no cabe escudarse
en la ignorancia.
• Obligación de compartir el poder, democratización de la toma de de-
cisiones en relación con la ciencia y la tecnología. 19

La cultura clásica del riesgo defiende la libre empresa y la comerciali-


zación de productos sin trabas en tanto q u e la peligrosidad no haya sido
probada. La nueva cultura del riesgo, fundada en el principio de precau-
ción, invierte la proposición considerando que la prudencia se impone en

19 )oel Tickner: "A commonsense framework for operationalizing the precautionary


principle". Paper presentado en la Wingspread Conference on Strategies for Implement-
ing the Precautionary Principle, Racine, 23 al 25 de enero de 1998.

152
ACERCA DE LA TECNOCIENCIA Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN

tanto no se haya probado la inocuidad. Primum nonnocere (4o primero,


20

no hafcendaño) es un principio recogido desde hace siglos en el juramento


s

hipocrático que tienen que pronunciar los profesionales de la medicina;


y el m o d e r n o principio de precaución vendría a ser una actualización de
aquel criterio antiquísimo a un m u n d o q u e ha cambiado profundamente.
Por lo demás, los tradicionales objetivos de la medicina preventiva coinciden j
en alto grado con los más recientes y generales del principio de precau-1
ción .21

Ante actividades q u e pueden plantear riesgos graves, la primera pregun-


ta tendría q u e ser: pero ¿verdaderamente necesitamos esta actividad, proceso,
p r o d u c t o ? La prohibición de los ftalatos -potencialmente cancerígenos
22

y dañinos para el aparato reproductor masculino en desarrollo- en la UE


es un ejemplo de aplicación del principio de precaución específicamente
relacionado con la protección de la salud infantil.

Una coincidencia llena de simbolismo


En 1930, el premio Nobel de física Robert Millikan aseguró q u e la hu-
manidad no podía construir nada q u e causara verdadero daño a algo tan
grande como la Tierra. Pero en ese mismo año el ingeniero químico Tho-
mas Midgley inventó los clorofluorcarbonados (CFC), que en los decenios
siguientes fueron liberados a la atmósfera hasta adelgazar peligrosamente
la protectora capa de ozono estratosférico: esto es, dañando gravemente
esa Tierra tan grande y en apariencia invulnerable.
En el nivel de riesgo en que se mueven nuestras "sociedades del riesgo",;
la reparación de los daños es imposible: el planteamiento ha de ser más¡
bien la prevención de riesgos.
El enorme poder de la tecnociencia convierte todo -incluidos nosotros
m i s m o s - en posibles objetos de su capacidad manipuladora y transforma-
dora. Ahora bien: a müyor poder, mayor responsabilidad. Esta atañe en primer

20 Daniel Borrillo: "Análisis de la regulación comunitaria y española sobre la uti-


lización, liberación intencional y comercialización de organismos modificados
genéticamente". Instituto de Estudios Sociales Avanzados del CSIC, Documento
de Trabajo 94-04, Madrid (febrero de 1994), p. 8.
21 Andreu Segura, "La medicina preventiva y el principio de precaución", El País, 4
de marzo de 2 0 0 3 .
22 Jorge Riechmann (coord.): Necesitar, desear, vivir. Sobre necesidades, desarrollo hu-
mano, crecimiento económico y suslentabilidad. Los Libros de la Catarata, Madrid,
1998.

153
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

lugar a científicos y tecnólogos, pero también a todos los ciudadanos


ciudadanas de una sociedad penetrada de tecnociencia q u e aspira a so
democrática.
La enorme capacidad del ser h u m a n o para generar peligro y dañojn
guarda ninguna proporción con su limitado poder de gestionar ese peligr
y daño: ésta es la justificación última del principio de precaución. Q u e está
en la base del cambio radica! de rumbo q u e hoy necesitamos.

154
Anticooperación :
aportes al ecologismo social
Gemma Tarafa y David Llistar
Observatori del Deute en la Globalització

Las relaciones Norte-Sur van m u c h o más allá de la cooperación al de-


sarrollo. Determinadas políticas agrícolas, de transporte, comerciales...
q u e actualmente se despliegan en el Norte a distintas escalas (bajo
planteamiento de política interna), están directamente ligadas a futuros y
dolorosos impactos sobre numerosas poblaciones (como el calentamiento
global).
Sin embargo sigue acotándose la solución de los problemas del Sur a
la buena voluntad del Sur y a la compasiva ayuda al desarrollo. C o m o si la
globalización y la lluvia de interferencias destructivas que el Norte produce
a través de determinadas políticas públicas y privadas no existieran. Todo
un ejercicio de simplificación y recorte de la realidad q u e a todas luces,
resulta inaceptable.
Por ese motivo es necesario q u e los distintos movimientos sociales y
organizaciones q u e batallan por la justicia global (desde el ecologismo
social, al movimiento de solidaridad internacional, pasando por el anti-
militarismo y el feminismo) acuerden un concepto amplio q u e abarque
todas aquellas interferencias negativas q u e determinados grupos de in-
terés del Norte (Global) desencadenan sobre los pueblos del Sur Global.
De m o d o q u e p u e d a analizarse si hay forma alguna de vivir y convivir
bien en cualquier parte del m u n d o mientras persistan esas interferencias
destructivas, más intensas cuanto más profunda es la globalización. Tra-
taremos de definir en el presente capítulo dicho concepto, para luego
mostrar algunas de sus cualidades desde el p u n t o de vista de la ecología
política.

155
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

Definiendo anticooperación
Si la opinión popular asocia la cooperación internacional a todo aquell
q u e se moviliza desde el Norte en favor del Sur, resulta intuitivo definir 1
contrario, la anticooperación, como todo aquello que originado en el Nqrt
interfiera negativamente sobre el vivir y convivir bien de los pueblos^d
Sur. Por ejemplo, la ocupación de Iraq por Estados Unidos, o la pesca in
dustrial española cuando esquilma los ecosistemas de las costas en las qu
faenan los pescadores artesanales de países africanos y latinoamericanos.
.La anticooperación c o m o lo opuesto a la buena cooperación entre las
sociedades del Norte y del Sur.
Desde esta perspectiva conviene preguntarse en qué formas interfiere
la Unión Europea, el Estado español o una Comunidad Autónoma sobre
las sociedades periféricas actuales, y con q u é grado de impacto. Algo que
ya se ha venido haciendo indirectamente a través de algunos estudios de
metabolismo social, o de forma más explícita a través de informes de im-
pactos de empresas transnacionales o de determinadas políticas públicas
(por ejemplo, de tratados de libre comercio o de mecanismos de interna-
cionalización), incluso del consumo, que distintas organizaciones cercanas
al ecologismo social han avanzado.
.La anticooperación p u e d e estudiarse desde distintas dimensiones:
tecnoproductiva, comercial, financiera, militar, ambiental, migratoria,
simbólico-ideológica, diplomática y solidaria . A pesar de esta distinción, en
1

la práctica algunas anticooperaciones se despliegan de forma combinada


desde ámbitos distintos. Nos detendremos en este capítulo solamente en
la anticooperación ambiental.
-i

Anticooperación ambiental
Se define como la producida por cualquiera de las interferencias transna-
cionales negativas que afectan a la biodiversidad de países empobrecidos,
provocadas por políticas, decisiones, usos y costumbres, tanto a escala
individual como colectiva, que tienen origen en el Norte. Se d e d u c e que
si una política en nuestro país afecta a la biodiversidad de un país tercero
(como en el caso de las metas de uso de agrocombustibles para transporte
en la UE), ello lógicamente afectará a sus poblaciones. Por tanto, la antico-
operación ambiental sirve a la ecología política.
Un estudio reciente, en el q u e el Observatori del Deute en la Glo-

1 Llistar, 2 0 0 9 .

156
ANTICOOPERACIÓN: APORTES AL ECOLOGISMO SOCIAL

balització (ODG) analizaba el impacto de la economía catalana sobre la


biodiversidad mundial, traía a la luz algunas pruebas fehacientes de esta
anticooperación. Las importaciones hacia Cataluña de soja (la mayoría
transgénica) argentina, brasileña, boliviana y paraguaya para alimentar la
ganadería intensiva catalana; las importaciones de petróleo, gas y uranio
principalmente de África, de agrocombustibles p r o c e d e n t e de palma
africana de plantaciones en Malasia, Colombia e Indonesia; la importa-
ción de minerales c o m o el oro y el cobre producidos en explotaciones
mineras contaminantes c o m o las de Yanacocha en Perú; la importación
de maderas tropicales, etc., son algunos de los mecanismos principales de
destrucción de los ecosistemas de los cuales dependen miles de pequeños
campesinos y comunidades indígenas de países empobrecidos. Junto a las
importaciones, la biodiversidad del Sur se ve pisoteada por inversiones
contaminantes de capital catalán, c o m o por ejemplo Cementos Molins en
Bangladesh, que eluden las regulaciones europeas a b a n d o n a n d o en países
empobrecidos todos los pasivos ambientales q u e les permite la ausencia
de gobierno.
En tercer lugar, el comercio tanto legal c o m o ilegal de especies en
peligro de extinción de países de Sur, c o m o por ejemplo las 139 unida-
des de hipopótamos q u e se importan hacia Cataluña desde Tanzania y
2

Zambia para ornamentos de marfil, trofeos de caza, carne para cocina de


lujo, etc. En cuarto lugar, la bioprospección -la explotación de la biodi-
versidad en busca de recursos genéticos y bioquímicos valiosos-. Se trata
de.un negocio en expansión. En Cataluña, el sector farmacéutico se gastó
1.566 millones de euros en materias primas sólo durante el año 2 0 0 2 ,
c o m o por ejemplo las q u e se obtienen por la tala del cerezo africano del
Camerún, utilizado en los tratamientos de trastornos de próstata y en alto
peligro de extinción . En quinto lugar, las políticas oficiales de apoyo a la
3

internacionalización de la empresa catalana desplegadas por la Generalitat


de Cataluña. Se trata de dinero público q u e no discrimina en absoluto
los proyectos empresariales a los q u e apoya en términos de potencial
anticooperación.
El diagrama de la siguiente página resume las principales interferencias
destructivas de la economía y sociedad catalanas sobre la biodiversidad
global.

2 CITES-Cataluña, 2007.
3 Apéndice 11 de CITES.

157
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

Anticooperación ambiental - D e u d a ecológica

Fuente: ODG, 2 0 0 9 . Jurado, A. y Llistar, D.

Se trata de un estudio que podría realizarse para la sociedad-economía espa-


ñola y que afloraría interesantes conclusiones, parecidas a las obtenidas en el
estudio sobre el caso de Cataluña, pero con un impacto mucho mayor.

¿Qué aporta la anticooperación al ecologismo social?


1. Volver a comenzar: redefinir la cooperación y la ayuda
La cooperación no p u e d e convertirse en la tradicional relación d o n a n t e /
receptor establecida bajo las consideraciones y lógica del donante, a veces
paternalistas, otras veces interesadas. En su lugar, la cooperación d e b e
partir de una relación de igual a igual en la q u e sendas partes logren vivir
y convivir mejor. Y no sólo retóricamente. Deben considerarse entonces
todas aquellas interferencias en ambos sentidos q u e puedan ser positivas
desde esa perspectiva, midiendo como positivo lo q u e cada lenguaje de
valoración establezca. De hecho, en una relación de cooperación auténtica
no es necesario un lenguaje único.
Por otra parte, es necesario abrir el concepto de cooperación y ayuda
a todas esas interferencias positivas, no sólo a las etiquetadas c o m o ayuda

158
ANTICOOPERACIÓN: APORTES AL ECOLOGISMO SOCIAL

o cooperación. Por ejemplo, determinadas políticas de responsabilidad


ambiental, de inmigración, de transparencia en los instrumentos del Estado
como CESCE , energéticas, comerciales, podrían considerarse de coopera-
4

ción o ayuda.
Los movimientos sociales por la justicia global y el sector de la coopera-'
ción afín a ese cometido deben hacer un ejercicio constante de búsqueda
de los orígenes de los problemas, de sus mecanismos e instrumentos, de
localización de los grupos de interés que los imponen, y dedicar sus esfuer-
zos a todos ellos.
"i !,
/2. „Ahol¡r la anticooperación i ¡' 1

Mucho más eficaz (y honesto) que el envío de dinero y capacitación téc- í


nica para los pobres^es abolir la deuda externa, reparar la deuda ecológica- '
y¡ dejar de generar nueva, prohibir la venta de armas,-abandonar a los
1

dictadores pro-occidentales, dejar de boicotear la puesta en marcha de un


régimen internacional de protección de los derechos humanos, liquidar los
paraísos fiscales y el secreto bancario, asumir los costes de la mitigación y
adaptación al calentamiento global, desarrollar esquemas de decrecimiento
material y energético, etc. Además de eficaz, permitiría a cada región, a cada
pueblo, determinar y establecer su propio modelo, sin ninguna imposición
occidental de esquemas capitalistas preestablecidos.

3. Transnacionalizar la presión política o regionalismos alternativos. Crear


redes transnacionales/ regionales de presión política, ganar escala, subir en
la jerarquía. ' *'••*&
Distintas experiencias de transnacionalización de resistencias o de regiona-
lización alternativa (es decir, cuando distintos grupos locales en resistencia
sei coordinan desde distintos países en campañas internacionales) han
conducido a resultados muy exitosos. Por ello conviene la creación de
redes transnacionales de justicia-global, sean formales o informales, ante
la necesidad de presionar políticamente de forma eficaz delante de pro-
blemáticas q u e son de naturaleza transnacional. Ante la nueva jerarquía
de poder global-local, se trata de globalizar a los pueblos para dotarlos de
mayor poder . Algunas organizaciones, c o m o el Transnational Institute o
5

4 Compañía Española de Crédito a la Exportación.


5 Verger, A. y Llistar, D. "La jerarquía global-local en el sistema de estratificación
mundial. Nuevas estrategias ante nuevos escenarios". Revista de Ciencias Sociales
Cizañe Zientzien Aldizkaria, 1, 129-146. 2 0 0 5 .

159
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

redes c o m o la Red Birregional Enlazando Alternativas o Nuestro Mun


No Está en Venta, apelan a la construcción de regionalismos alternativo
la globalización de los de abajo . 6

4. Exigir cláusulas de responsabilidad exterior. Trascender las fronteras.


Un m o d o eficaz de cooperar es tejiendo las costuras q u e necesita tod
régimen cercano a la justicia global: consiste en presionar a las instituci
nes para que leyes y normas a nivel estatal (o comunitario) contenga
cláusulas de responsabilidad exterior. Desde el ecologismo social debería
surgir grupos de trabajo q u e se encargaran del seguimiento de las leye
que afloran en los parlamentos, q u e señalaran cuándo y en qué dirección
conviene hacer presión.

5. Construir conceptos puente (deuda ecológica, soberanía alimentaria,


alimentos kilométricos, anticooperación...)
Uno de los mensajes recurrentes de la teoría de la anticooperación es el
peligro de fragmentar los análisis cuando se pretende solucionar los proble-
mas. C u a n d o se trocean los análisis también se pierde de vista la prioridad
de las distintas soluciones, hecho que no conviene ante la complejidad de
los problemas ni la totalidad de los factores. Por ello, construir conceptos
que muestren los enlaces entre problemas aparentemente separados ayuda
tanto a construir una visión y un abordaje más sistémicos, así c o m o a vin-
cular movimientos sociales y organizaciones q u e muchas veces se mueven
en departamentos estancos.

6. La lógica de la seguridad y el crecimiento en el sistema mundial capi-


talista: los dos grandes motores de la anticooperación. O de la necesidad
del decrecimiento socialmente sostenible.
Revisando la anticooperación se aprecia q u e se produce como consecuen-
cia de decisiones políticas tomadas en el Norte Global claramente vincu-
ladas con la necesidad de los actores del sistema capitalista de expandirse
(crecimiento) y de auto-conservarse (seguridad) en un ambiente hostil de
alta competitividad. Es decir, la anticooperación se origina por una suerte
de efectos colaterales de decisiones y actitudes cuya lógica interna es
perdurar y sobre todo, crecer material y energéticamente en una especie
de competición, por encima de los derechos de terceros. Las políticas de
crecimiento y securitarias generan violencia, producen anticooperación.

6 Keet, 2006.

160
ANTÍCOOPERACIÓN: APORTES AL ECOLOGISMO SOCIAL

Por tanto, los esquemas planteados por las nacientes corrientes de decrecí- \
miento (socialmente sostenible), simplicidad, las transition towns, etc., al igual /
que la noción andina del buen vivir, etc., podrían representar justamente
vías de salida obligatorias para la abolición de la anticooperación. O cuanto :
menos, una bajada de tensión.

Bibliografía recomendada
• Keet, D. Alternativas estratégicas Sur-Sural sistema económico y régimen de
poder globales. Transnational Institute, Amsterdam, 2 0 0 6 .
• Llistar, D. Anticooperación. Interferencias globales Norte-Sur. Icaria, Barce-
lona, 2 0 0 9 .
• Martínez Alier, j. El ecologismo de los pobres. Icaria, Barcelona, 2 0 0 6 .
• O D G . Introdúcelo de criteris de responsabilitat exterior en la futura Ltei de
Biodiversitat. Dep. Mediambient. Generalitat de Catalunya (documento
mecanografiado). 2 0 0 9 .
• Ortega, M. (coord.). La deuda ecológica española: impactos sociales y
ambientales de la economía española en el exterior. Muñoz Moya Editores
Extremeños, Sevilla, 2 0 0 6 .

161
I". ESCUCHAR L A V,DA: MENSAJES PARA UNA ALTERNA™ NEC R,A Y POSALE
BA

162
Soberanía alimentaria:
un pacto social por la agricultura
Daniel López Careta
Técnico e Investigador en Desarrollo Rural Sustentable

La agricultura como (des)encuentro entre sociedad


y naturaleza
La actividad agraria cubre la q u e quizá es la primera necesidad del ser
h u m a n o : la alimentación. Transforma elementos abundantes e inertes
(minerales, agua y energía solar) en bienes vivos y útiles (alimentos), sin
degradar -al nienos en las formas tradicionales de agricultura- la base de
renovación de los recursos utilizados. La actividad agraria es la actividad
*5 humana q u e más superficie ocupa en el planeta, y por tanto la de impactos
mas extensos a nivel territorial, para lo b u e n o y para lo malo.
El medio rural acoge nada más -y nada m e n o s - que el 5 0 % de la po-
blación mundial y el 2 5 % de la población española; y en él la agricultura
es el elemento central de las culturas y las economías locales. El mito occi-
dental del triunfo de la Sociedad sobre la Naturaleza no se puede separar
de la industrialización y la pérdida de importancia de la agricultura y la
alimentación en las sociedades industrializadas. En el Estado español se ha
pasado, desde 1975 a la actualidad, del 25 al 4% de la población activa
dedicada al sector agrario, y del 38 al 2 0 % del gasto familiar destinado a
alimentación.
Tras medio .siglo de Revolución Verde sabemos que su paquete tecnológi-
1

co_(maquinaria pesada, semillas híbridas, fertilizantes y pesticidas químicos)

1 Impulsada en la segunda mitad del siglo XX desde instituciones globales como la


FAO o el Banco Mundial para industrializar y homogeneizar las prácticas agrarias
en todo el planeta.

163
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

ha fracasado para salvar al m u n d o del hambre. Si bien la producción d


cereales se ha triplicado desde entonces , el número de personas hambrien-
2

tas no deja de crecer. Además, por todo el m u n d o hay cada vez mayores
problemas de agotamiento y contaminación de suelos y acuíferos; y surgen
problemas sanitarios como la gripe aviar, o las verduras contaminadas de
pesticidas: los alimentos industriales se han revelado tóxicos. El modelo
industrial de producción orienta las producciones hacia el mercado global,
a b a n d o n a n d o las demandas locales y arruinando a las familias agricultoras
con modelos de producción dependientes de un mercado, una tecnología
y un capital controlados por los países del Norte. La denominada revolu-
ción genética pretende generalizar el cultivo de los organismos modificados
genéticamente (OMG), o transgénicos, en la misma línea. Por su parte, la"
propuesta del agrocombustible ha servido para elevar de forma espectacular
los precios de consumo de los alimentos básicos, mientras los campesinos
y campesinas no perciben ese sobreprecio y se hacen más dependientes
del paquete tecnológico globalizado. <lfá agricultura, .fuente histórica de
editora y riqueza, se ha convertido en una actividad tóxica y contaminante,
generadora de hambre y pobreza.

La soberanía alimentaria:
un concepto para la transformación social
La liberalización del mercado agroalimentario, impulsada en su m o m e n t o
por el GATT y en las últimas décadas por la O M C , está siendo una fa-
3

lacia en los países centrales, que mantienen el proteccionismo de forma


encubierta. Sin embargo, en los países empobrecidos está teniendo unos
resultados desastrosos, expresados en las hambrunas crónicas, la emigración
masiva, y la profunda degradación de los ecosistemas. Por ello, en todo el
m u n d o diversas organizaciones agrarias y rurales se han ido oponiendo a
la conversión de la alimentación en una mercancía dentro del mercado
global capitalista, presionando a sus gobiernos para que no prosperen las
negociaciones sobre agricultura en la O M C .
^Muchas de estas organizaciones se han unido desde 1993 en lia Vía
éapipesjna, un movimiento internacional q u e agrupa a 2 0 0 millones de
campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres ru-

2 La población mundial tan sólo se ha duplicado en este mismo período.


3 Generai Agreement on Trade and Taxes, antecesor de la Organización Mundial del
Comercio (OMC).

164
SOBERANÍA ALIMENTARIA: UN PACTO SOCIAL POR LA A G R I Q J L T U R A

rales, indígenas, gente sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas de


53 países y cuatro continentes. Es La Vía Campesina quién ha impulsado
el concepto de soberanía alimentaria c o m o alternativa al modelo 'capitalista
de-agrteultura global-. Para ellas y ellos "Soberanía alimentaria es organizar
la producción y el consumo de alimentos de acuerdo a las necesidades de
las comunidades locales, otorgando prioridad a l a producción y el c o n s u m o
locales" .
4

La soberanía alimentaria plantea limitar dependencias respecto los a

rnerxados ^globales y aprovechar los recursos locales para reconstruir sis-


temas agroalimentarios sostenibJes social y ecológicamente. Para la mitad
de la población mundial q u e actualmente vive en el campo y del campo,
la soberanía alimentaria es una cuestión de supervivencia. Para el resto de
población, que vivimos en las ciudades atrapados en la dependencia del
petróleo, el trabajo asalariado, el consumo de masas y la precarización de
nuestras vidas, supone una perspectiva distinta desde la que entender la
economía, y desde la que reorientar nuestras propuestas políticas hacia la
descentralización.
Un número creciente de organizaciones trabajamos hoy en la línea de
reconstruir el modelo agroalimentario del Norte en clave de soberanía
alimentaria, para dejar de presionar sobre las agriculturas del Sur . La 5

soberanía alimentaria y la agroecología ponen en tela de juicio el propio


modelo de desarrollo de sociedades postindustriales como la española, y
permiten proponer modelos sostenibles de gestión del territorio y de los
recursos naturales. Así nos estamos encontrando para revitalizar nuestro
tejido agrario local desde una perspectiva de sustentabilidad social y eco-
lógica. La producción agraria es un bien social colectivo, y toda la sociedad
debemos hacernos responsables de ella.

Algunas ideas para construir la soberanía alimentaria


en lo local
La soberanía alimentaria se puede concretar en sociedades como la
nuestra en propuestas muy concretas q u e pongan freno a la degradación
de la actividad agraria y del medio rural, y que lleven a la práctica modelos

4 Extraído de http://www.viacampesina.org el 6-5-2009


5 Para muchas de estas organizaciones, la Plataforma Rural esta siendo en el Estado
español el espacio de encuentro desde donde hablar y colaborar juntos/as agri-
cultores/as, ecologistas, consumidores/as y otras organizaciones sociales, www.
nodo50.org/plataformarural/

165
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

alternativos de gestión del territorio y de producción, distribución y cons


m o de los alimentos.
La agricultura ecológica aporta innumerables beneficios ecológico
en sus formas de producción al eliminar el uso de sustancias químicas d
síntesis, pero debemos ir mucho más allá, hacia modelos agrarios verdad
ramente agroecológicos. La agroecología propone procesos integrales_de
6

desarrollo local sustentable basados en el aprovechamiento de los recursos


locales y el cierre de ciclos ecológicos; el manejo de la biodiversidad como
principal recurso para la estabilidad y riqueza de los ecosistemas; el cono-
cimiento tradicional campesino; los mercados locales y la búsqueda deja,
justicia social y la diversidad cultural.
7

Las variedades vegetales y las razas animales creadas por las socieda-
des campesinas han permitido obtener alimentos en una gran variedad
de ecosistemas y en base a la gran diversidad de culturas que hay en el
mundo, y son un seguro de vida colectivo frente el cambio climático. Las
multinacionales semilleras están controlando los bancos de semillas públicos
y cambian las leyes para controlar una biodiversidad creada por toda la
humanidad. Y sus semillas transgénicas nos traen el peligro de contaminar
todo este patrimonio genético. Debemos impulsar la libre circulación e
intercambio de material genético por medios tradicionales y eliminar los
transgénicos, ¡porque la coexistencia es imposible!
El modelo industrial de ganadería es altamente contaminante, se basa
en los piensos transgénicos y está generando graves problemas sanitarios
para los humanos . Además, en la actualidad se consume demasiada carne,
8

y sabemos q u e producir un kilogramo de carne consume diez veces más


recursos que las mismas calorías de origen vegetal. Sin embargo, el pastoreo
y otros usos del campo son necesarios para mantener la diversidad paisajís-
tica y los ecosistemas, y para proteger los bosques del fuego u otros peligros
ecológicos. La legislación de protección de espacios naturales d e b e reco-
nocer su papel y facilitar las formas tradicionales de manejo extensivo q u e
sean sostenibles. Por su parte, la normativa sobre industria agroalimentaria

6 Para ampliar sobre la agroecología: Guzmán Casado, González de Molina y


Sevilla Guzmán: Introducción a la agroecología como desarrollo rural sustentable.
Mundi-Prensa, 2000.
7 Por ejemplo, las certificaciones ecológicas no hablan nada respecto del trabajo
ilegal en las explotaciones, tan común en agricultura, o de la justicia laboral de
las grandes empresas de exportación de alimentos ecológicos.
8 Vacas locas, gripe aviar, gripe porcina...

166
SOBERANÍA ALIMENTARIA: UN PACTO SOCIAL POR LA AGRICULTURA

no diferencia a Campofrío o El Pozo de una quesería tradicional de Picos


de Europa, haciendo imposible que las pequeñas explotaciones puedan
obtener ese valor añadido de sus producciones primarias. Y es la pequeña
industria artesanal la q u e mantiene la diversidad de usos del campo y el
empleo en actividades sostenibles en el medio rural.
En cualquier caso, los/as consumidores/as d e b e m o s buscar formas
lo más directas posibles de relación con la producción (en asociaciones
de consumidores, mercados locales, etc.) para eliminar intermediarios y
permitir que los precios bajen para el consumo y se queden enteros para
los y las productoras y para q u e cubran los verdaderos costes (sociales y
0

ecológicos) de la producción. También debemos apoyar a toda la gente


que hoy en día se plantea volver al campo y cultivar la tierra, ya que cada
vez quedan menos agricultores y agricultoras. Hay que volver a producir
para que no se pierda el trabajo y el conocimiento acumulados durante
siglos por las sociedades campesinas adaptando semillas, bosques y vegas;
construyendo acequias, norias, molinos y caminos; y desarrollando el
conocimiento y las instituciones que han permitido históricamente el uso
sostenible de los recursos naturales de forma comunal. Y hay q u e sacar la
agricultura de las negociaciones de la O M C y de los tratados multilaterales
de comercio global, para proteger las pequeñas producciones locales en
todo el planeta.
En cualquier caso, el actual modelo urbano-industrial no es sostenible,
con su producción y su consumo de masas. La ciudad, dependiente ecoló-
gicamente de los mercados globales, no es sostenible y, mucho menos, en
tiempos de crisis y de escasez de petróleo. Para superar esta crisis debemos
facilitar y organizar la reconstrucción local de las economías hacia el equi-
librio territorial, con un consumo menor y con mayores grados de autode-
pendencia y descentralización política y productiva en todo el planeta. Y
la actividad agraria (agroecológica, por supuesto) y la soberanía alimentaria
deben estar en el centro de las nuevas propuestas de sociedad.

9 Los precios finales de los alimentos suponen una media de 4,5 veces los precios
percibidos en origen por los/as productores/as.

167
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNÍA ERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE
LT

168
Ecofeminismo: la perspectiva de género
en la conciencia ecologista
Alicia H. Puteo
Profesora de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valladolid
y directora de la Cátedra de Esludios de Género de esa misma Universidad.

El ecofeminismo surgió del encuentro entre feminismo y ecología. Quizás


precisamente por esa doble pertenencia, todavía es un gran desconocido
para los dos movimientos, a pesar de que en su variedad de corrientes abre
un horizonte prometedor para feministas y ecologistas.
Quiero comenzar subrayando que ser ecofeminista no implica afirmar
q u e las mujeres estén de manera innata más ligadas a la Naturaleza y a la
Vida que los hombres. A u n q u e algunas teóricas así lo han visto, jdesde una
perspectiva constructivista de la subjetividad de género podemos conside-
rar q u e el interés que, según estudios internacionales, poseen las mujeres
por los temas ecológicos no es un mecanismo automático relacionado con
el sexo. Hay mujeres infatigables en la defensa del medio ambiente y otras/!
que detestan y combaten el ecologismo. Mujeres y ecología no son sinónimos:
Ahora bien, como para otros aspectos de las identidades de género, la realidad
nos muestra gran variedad de individuos pero también tendencias vincula-
das con la socialización en ciertas tareas y actitudes. El colectivo femenino
no ha tenido, por lo común, acceso a las armas y ha sido tradicionalmente
responsable de las tareas del cuidado de la vida más frágil (niños/as, mayores
y enfermos) y del mantenimiento de la infraestructura material doméstica
(cocina, ropa, etc.), desarrollando, en términos estadísticos, una subjetividad
relaáonal, atenta a los demás y con mayor expresión de la afectividad. Cuan-
do estas características se unen a una adecuada información y a una sana
desconfianza hacia los discursos hegemónicos, se dan las condiciones para
q u e se despierte su interés por la ecología.

169
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

El cuerpo propio
A mediados de los años setenta del siglo XX, Françoise d'Eaúbóflírf,
creadora del término ecofeminismo, vio el problema de la superpoblación
mundial como un relevante punto de contacto entre las reivindicaciones
feministas y las preocupaciones ecologistas. Reclamó la libertad de las mu-
jeres para decidir tener o no tener hijos cuando todavía las leyes de Francia
no la reconocían. Hoy esta libertad sigue siendo una asignatura pendiente
en numerosos países. Desde mi propuesta de un ecofeminismo ilustrado
- e s decir, de un ecofeminismo que se inscribe en la tradición de la crítica
a la opresión y a la defensa de la igualdad - considero de fundamental
1

importancia que los Derechos Sexuales y Reproductivos sean aceptados


c o m o lo que son: Derechos Humanos q u e salvaguardan la autonomía
de las mujeres al tiempo que disminuyen la presión demográfica sobre la
Tierra.
Las mujeres no sólo están expuestas a sufrir la violencia de género
(feminicidios, muerte a manos de un hombre q u e no acepta la separación,
mutilaciones sexuales rituales, acoso sexual, violación en tiempos de gue-
rra y de paz, etc.), sino que también soportan una mayor incidencia de
la contaminación medioambiental debido a sus características biológicas.
Las sustancias tóxicas presentes en ambientadores, material informático,
plásticos, pinturas, plaguicidas, etc. actúan como disruptores endocrinos
peligrosos q u e afectan en primer lugar - a u n q u e no exclusivamente- a
la salud de mujeres y de niñas y niños incluso durante la vida fetal. Los
xenoestrógenos (sustancias químicamente similares al estrógeno femenino
natural) parecen tener un papel fundamental en el incremento del cáncer
de mama en los últimos cincuenta años. C o m o p u e d e inferirse, la preocu-
pación feminista por la salud de las mujeres en la sociedad química conecta
con los objetivos ecologistas.

Género, clase, raza, geopolítica y ecología


El pensamiento y la praxis ecofeministas han revelado las conexiones entre
desigualdad de género, sexismo, racismo, clasismo, división Norte-Sur y
deterioro medioambiental, ffos riesgos medioambientales son mayores para
las mujeres de barrios populares con fábricas contaminantes y vertederos,
para las trabajadoras de ciertos seGtores industriales y de la agricultura que
emplea agrotóxicos. También lo son para las habitantes más humildes de

I Puleo, 2008.

170
ECOFEMINISMO: LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA CONCIENCIA ECOLOGISTA

los países empobrecidos, i %

(Vandana Shiva,la célebre ecofeminista de India, fue una de las primeras


en mostrar el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres rurales
pobres del Tercer Mundo debido al mal desarrollo, un desarrollo colonizador
que acaba con el cultivo de las huertas de subsistencia familiar, arrasa los
bosques comunales y aniquila la biodiversidad. Esas mujeres se ven obliga- i
das a caminar kilómetros para buscar la leña que antes encontraban junto :
a su aldea y enferman con nuevas dolencias debidas a la contaminación
por pesticidas. Ellas conocen la cara siniestra de la modernización . Suelen j 2

terminar viviendo con sus hijos en los barrios chabolistas de las grandes ¡
capitales del llamado Sur. Sin embargo, en ocasiones, son protagonistas de i
esa resistencia y esas luchas que |oan Martínez Alier ha llamado "ecolo-
3

gismo de los pobres" . 4

Considero q u e una de las manifestaciones actuales más elocuentes del


encuentro entre la mirada feminista y la ecológica es el fenómeno de los
grupos de mujeres reivindicativas en la lucha por la soberanía alimentaria. La
aspiración de igualdad de género en conexión con las propuestas y deman-
das de La Vía Campesina está mostrando que muchas mujeres encuentran
en la agroecología una nueva forma de empoderarse en la familia y en la
sociedad. Salen del ámbito doméstico, obtienen reconocimiento y recursos,
denuncian la violencia de género y otras formas de opresión patriarcal que
las afectan, mejoran su salud, la de los suyos y la de toda la sociedad al
tiempo que preservan el ecosistema.

Sesgo de género y antropocentrismo


Él androcentrismo o sesgo patriarcal de la cultura es el resultado de una
historia que ha excluido a las mujeres de los espacios declarados importan-
tes. Desde el pensamiento androcéntrico se han devaluado todas aquellas
actividades y formas de percibir y sentir el m u n d o consideradas femeninas.
La religión y la filosofía han presentado a ¡a mujer como Naturaleza y
sexualidad . Y el pensamiento occidental ha generalizado una percepción
5

arrogante del m u n d o en la q u e la Naturaleza es simple materia prima, in-


6

2 Shiva, 1995.
3 Shiva, 2 0 0 3 .
4 Martínez Alier, |oan, El ecologismo de los pobres, Icaria, Barcelona, 2 0 0 4 .
5 Puleo, Alicia, Dialéctica de la sexualidad. Género y sexo en la Filosofía Contemporánea,
Cátedra, Madrid, 1992.
6 Warren, 1996.

171
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

I ferior y existente para ser dominada y explotada por una razón despojada
¡j de sentimientos compasivos . 7

En diálogo con la llamada "ética del cuidado", el ecofeminismo ha seña-


lado que todas las tareas relacionadas con la subsistencia y el mantenimiento
de la vida (empezando por las domésticas y las propias de pueblos ajenos al
mercado) han sido injustamente devaluadas de acuerdo al estatus inferior
8

otorgado a la Naturaleza. Se revelan, así, nexos de mutua legitimación entre


patriarcado y capitalismo.
También la compasión y el amor por los animales no humanos han sido
afectados por el estatus de género. Una cultura que ha mitificado al guerrero y
al cazador, suele ver las actitudes de empatia con las criaturas sufrientes como
sensiblería e infantilismo propio de mujeres., La Mujer ha sido naturalizada,
.y la Naturaleza ha sido feminizada. Debemos superar ambos procesos de
dominación. Ahora que las mujeres estamos saliendo del m u n d o doméstico,
decididas a participar de pleno derecho en el ámbito del trabajo asalariado,
de la política y de la cultura, tenemos que lograr que nuestras voces cuenten
a la hora de determinar la calidad de vida y los valores éticos.
Las mujeres no somos las salvadoras del planeta ni las representantes privi-
legiadas de la Naturaleza, pero podemos contribuir a un cambio socioculturál
hacia la igualdad que permita que las prácticas del cuidado, que histórica-
mente fueron sólo femeninas, se unlversalicen, es decir, que sean también
propias de los hombres, y se extiendan al m u n d o natural no humano.
Creo que una posición ecofeminista ilustrada, en tanto teoría crítica de la
cultura androcéntrica y antropocéntrica, nos permite comprendernos mejor
como especie y entender las causas y las consecuencias de la tajante división
entre Naturaleza y Cultura que marca nuestra historia e intentar superarla.
Los seres humanos somos Naturaleza y Cultura en una compleja unidad.
Será necesario recordar a los varones que también comparten esa misma
doble pertenencia, una verdad a menudo olvidada debido a la construcción
de la virilidad patriarcal. Lograríamos, así, una redefinición del ser h u m a n o
un poco más realista, más modesta, más igualitaria y más apta para hacer
frente a los problemas del siglo XXI.

7 Plumwood, 1992.
8 Mellor, 1997.

172
ECOFEMINISMO: LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LA CONCIENCIA ECOLOGISTA

Bibliografía recomendada
• Agrá, María Xosé (comp.). Ecología y feminismo. Ed. Comares, Granada,
1997.
• Mellor, Mary. Feminism and Ecology. Polity Press, Cambridge, N e w York
University Press, 1997.
• Plumwood, Val. Feminism and the Mastery of Nature. London-New York,
Roulledge, 1993.
• Puleo, Alicia. "Del ecofeminismo clásico al deconstructivo: principales
corrientes de un pensamiento poco conocido", en Celia Amorós y Ana
de Miguel (ed.), Teoría feminista. De la Ilustración a la globalizaáón, vol. 3,
ed. Minerva, Madrid, 2005, pp.121-154.
• Puleo, Alicia. "Medio ambiente y naturaleza desde la perspectiva de
género", en Garrido, E, González de Molina, M., Serrano, J.L. y Solana,
|.L. (eds.), El paradigma ecológico en las ciencias sociales, Icaria, Antrazyt,
2 0 0 7 , pp.227-252.
• Puleo, Alicia. "Libertad, igualdad, sostenibilidad. Por un ecofeminismo
ilustrado", en Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política, Madrid, Con-
sejo Superior de Investigaciones Científicas, n° 38, enero-junio 2 0 0 8 ,
pp.39-59.
• Shiva, Vandana. Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo. Trad. Instituto
del Tercer Mundo de Montevideo (Uruguay), Madrid, Cuadernos inaca-
bados 18, Horas y horas, 1995.
• Shiva, Vandana. Manifiesto para una democracia de la Tierra, justicia, soste-
nibilidad y paz. Paidós, Barcelona, 2 0 0 6 .
• VV. AA. Soberanía alimentaria desde y para el empoderamiento de las mujeres.
La visión sur en el empoderamiento de las mujeres para la equidad de género.
Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gasteiz,
2009.
• Warren, Karen (ed.). Ecological Feminist Philosophies. Hypatia Book, Indiana
University Press, 1996.

173
II. ESCUCHAR LA V,OA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATE NECESAR.A У POSALE

174
Las mujeres,
protagonistas de la sostenibilidad
Marta Pascual Rodríguez
Coordinadora del Área de Educación Ecológica de Ecologistas en Acción

Los enemigos del cuidado de la vida


Ante preguntas del tipo: ¿qué es más importante, tener cariño o tener una
pantalla de plasma?, ¿respirar sin dificultad o la nueva línea del AVE? el mer-
cado no dudaría en la respuesta. Aquello q u e produce beneficio al capital
es prioritario frente a lo que beneficia a las personas. El mantenimiento de \
la vida no entra en sus cuentas.
~Ni los mercados, ni el Estado, ni los hombres como colectivo se sien-
ten responsables del mantenimiento último de la vida. Pero debajo de un '
.sistema económico que aparenta mantenerse sobre la nada, encontramos
un batallón de madres, abuelas, empleadas de hogar y amigas, que hacen <
posible que los seres humanos, fuerza de trabajo y fuerza de consumo,
cumplan cotidianamente sus funciones en el mercado.
,4ia.lógica de Lracumulación y el'crecimiento' permanente choca con la
lógica de la vida. Los trabajos de las mujeres responden a la segunda de
jellasr-El mercado capitalista a la primera.
Junto con el patriarcado y el capitalismo, este sistema interpretativo se
asienta en una construcción filosófica deudora de la Modernidad, el pensa-
miento dicotómico, q u e organiza el m u n d o en pares de opuestos. En estos
pares un término se considera superior al otro, llegando a tomarlo c o m o
una excepción e incluso hasta hacerlo invisible.
Algunas de las dicotomías que han sustentado el sometimiento de las !
mujeres y de la naturaleza son éstas (a la izquierda el término jerárquica- ;

175
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

m e n t e superior, a la derecha el secundario):


Hombre Mujer
Cultura Naturaleza
Mente Cuerpo
Razón Emoción
Libertad Necesidad
Autonomía Dependencia
Producción Reproducción
Público Privado

El hombre es la norma, c o m o lo es la cultura, q u e d a n d o la mujer y la


naturaleza en un puesto secundario y en muchos casos prescindible.

La reproducción humana
y la mano invisible del cuidado
Es patente el fracaso de esta ordenación del mundo. La crisis ecológica y
la crisis de los cuidados son dos manifestaciones de ello.
En la base de la supervivencia están los trabajos q u e el mercado ignora.
Se pueden llamar "trabajos reproductivos", "trabajo doméstico", "trabajo
de cuidados", etc. Consisten en una nebulosa de tareas asociadas a la re-
producción humana, la crianza, la resolución de las necesidades básicas, la
promoción de la salud, el apoyo emocional, la facilitación de la participación
social...
Son trabajos de Sísifo, tareas infinitamente repetidas. Se podría decir
que, igual que los servicios de la naturaleza se enfrentan de forma constante
a la degradación y luchan contra el a u m e n t o de la entropía, los trabajos
de cuidados, realizados esencialmente por las mujeres, nadan contra la
corriente del desorden, la suciedad, el desabastecimiento de la despensa y
el a b a n d o n o afectivo.
Todas las personas necesitamos cuidados a lo largo de toda nuestra
vida. Por eso, más que seres dependientes somos seres interdependientes.
No sólo necesitan apoyo los niños y niñas, las personas mayores o quienes
sufren una discapacidad. Existen también los dependientes sociales, personas
adultas y sanas, mayoritariamente hombres, q u e no tienen ni la formación
ni la intención de resolver el trabajo de cuidados q u e detraen . 1

La mano invisible del cuidado, es decir, las mujeres, llegan a rescatar a

I Del Río, Sira. La crisis de los cuidados: precariedad a flor de piel. CGT-Comisión
Confederal contra la Precariedad.

176
LAS MUJERES, PROTAGONISTAS DE LA SOSTENIBILIDAD

todos estos seres dependientes. Pero el injusto reparto de estos trabajos


exige su politización y dignificación.

La economía feminista y el trabajo:


el misterio de un champiñón
Las economistas feministas han subvertido las premisas económicas. Rede-
finen el marco de lo económico poniendo en duda las dicotomías centrales:
trabajo/no trabajo, público/privado, mercado/gratuidad. Asignan valor
económico (en un sentido no necesariamente monetario) a las activida-
des tradicionalmente realizadas por las mujeres, y comprueban q u e así las
cuentas del mercado no cuadran. 2

Los mercados, espacios gobernados por el Homo economicus, se con-


sideran independientes del ámbito doméstico. El Homo economicus es ese
ser q u e brota cada mañana c o m o un champiñón en el puesto de trabajo,
alimentado, lavado y planchado. El mercado no se pregunta de d ó n d e ha
salido, ni cómo se ha repuesto del estado en el que salía el día anterior. Esta
ceguera hace posible y naturaliza la apropiación del trabajo doméstico.
jila ,relación entre el trabajo de mercado y el doméstico se representa
muy bien con la metáfora de un iceberg. Flotando visible está el mercado.
Debajo,'haciéndolo flotar, con un tamaño mucho mayor, el trabajo de
mantenimiento de la vida.
Uno de los conceptos esenciales que la economía feminista ha subver-
tido es el de trabajo. Para la economía de las páginas salmón de los perió-
dicos, trabajo es trabajo productivo monetarizado, es decir, empleo. Los
trabajos reproductivos quedan fuera. Esto explica q u e preparar una papilla
para el propio hijo no sea trabajo, pero sí prepararla siendo empleada de
una escuela infantil.
Muchos de los trabajos que históricamente han venido desarrollando
las mujeres y la naturaleza no tienen valor monetario y difícilmente p u e d e
cuantificarse su trascendencia. La fotosíntesis, el ciclo del carbono o la lim
pieza del baño no figuran en la cuenta de resultados de ninguna empresa.
Son invisibles, c o m o las mujeres o la naturaleza q u e los realizan.
Una vez más, la mirada desde las gafas de la sostenibilidad nos ofrecería
un panorama bien distinto. Si intentáramos clasificar los trabajos en relación
con su aportación a la supervivencia humana, a la cabeza estarían la crianza,

Para saber más de economía feminista, ver la obra de Cristina Carrasco, Cristina
Borderías, ¡Vl Angeles Duran y Amaia Pérez Orozco.
a

177
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

Ja alimentación, los trabajos dirigidos a la salud... y en los últimos puest


quedarían seguramente los que realizan los ejecutivos de empresas,fin
rieras, los fabricantes de armas e incluso muchos gobernantes. Podríam
hablar con más propiedad de trabajos constructores de la vida y trabajo
destructores de la vida.
En cualquier caso, j#S6s'teftíbiU(3ad'sociaf'necesita de un cambio revé
lucionarió en el espacio doméstico: ,<la corresponsabilidad de hombres-y
mujeres en el reparto del trabajo. La participación equitativa de hombres
y mujeres en las tareas de mantenimiento de la vida no sólo permitirá que
éstos se hagan conscientes de la magnitud, centralidad y a veces penosidad
de estos trabajos, sino que p u e d e poner en marcha una de las transforma-
ciones culturales más grandes y necesarias de la historia.

La crisis de los cuidados


Por el m o m e n t o el cambio social de la corresponsabilidad en el espacio
doméstico no se ha dado. Más aún, las contradicciones se han agudizado
con el acceso de muchas mujeres al espacio laboral mercantilizado. La ne-
cesidad de cuidados en nuestra sociedad es cada vez mayor. Al tiempo, las
mujeres participan de forma progresiva en los mercados como asalariadas
y disminuye su disponibilidad para estas tareas.
La distribución del trabajo de cuidados se está reorganizando en el seno
del colectivo femenino, una vez más sin participación de los hombres. Y
lo hace por diferentes vías. Una es la conciliación, trasladándola a otras
personas, vía mercado o apoyo informal. Otra es la redistribución interge-
neracional (aquí aparece la abuela). En tercer lugar se da una redistribución
por clase o etnia, comprando en el mercado servicios domésticos. Las
cadenas globales de cuidados (mujeres inmigrantes que cuidan a personas
del Norte y a su vez encargan a sus familiares del Sur el cuidado de quienes
dependen de ellas) son efecto de este desplazamiento de trabajo, siempre
entre mujeres.
En el Norte se comienza a hablar de "crisis de los cuidados". Resulta,
curioso el paralelismo entre la crisis ambiental y la crisis de los cuidados.
Ambas son resultado de la traslimitación, en un caso de los tiempos vitales
disponibles para el cuidado, en el otro, de los recursos q u e la tierra p u e d e
ofrecer. Ambas exportan sus efectos indeseables a territorios lejanos, en un
caso en forma de deuda ecológica y en otro en forma de cadenas globales
de cuidados.

178
LAS MUJERES, PROTAGONISTAS DE LA SOSTENIBILIDAD

Deuda ecológica y deuda de los cuidados


Así c o m o la huella ecológica es un indicador q u e traduce a unidades de
superficie el uso de recursos y la deuda ecológica un indicador de la desigual
responsabilidad en la destrucción del medio, en paralelo podríamos hablar
de "huella de cuidados" y "deuda de cuidados". La huella de cuidados sería
la relación entre el tiempo, el afecto y la energía amorosa que las personas
reciben para atender a sus necesidades y las q u e aportan para garantizar
la continuidad de otras vidas humanas.
El balance de esa huella de cuidados para la mayor parte de los hombres
sería negativo pues consumen más energías amorosas y cuidadoras que las
q u e aportan. Para la mayor parte de las mujeres el balance sería altamente
positivo.
Siguiendo con el paralelismo, podría hablarse de deuda de cuidados,
c o m o la deuda q u e el patriarcado ha contraído con las mujeres de.todo el
m u n d o por el trabajo que realizan y han realizado gratuitamente a lo largo
de siglos. La huella de cuidados y la deuda de cuidados pueden ser, como
lo son sus homónimos en el ámbito ecológico, elementos de denuncia de
un orden social basado en la explotación de las mujeres.

Las mujeres en la defensa de la naturaleza


y la sociedad
Pero la aportación de las mujeres al mantenimiento de la vida va más
allá del espacio doméstico. En muchos lugares del m u n d o a lo largo de
la historia, parte de la producción para la subsistencia ha dependido o
d e p e n d e de ellas. Se han ocupado de mantener la productividad en las
parcelas comunales, han organizado la vida comunitaria y los sistemas de
protección ante el a b a n d o n o o la orfandad, y han defendido su tierra y la
supervivencia de sus familias y su comunidad.
Las mujeres han tenido y tienen un papel protagonista en movimientos
de defensa del territorio, en luchas pacifistas o en movimientos de barrio.
Si los recursos naturales se degradan o se ven amenazados, a m e n u d o
encontramos a grupos de mujeres organizados en su defensa. Ellas son
protagonistas de muchas de las prácticas del "ecologismo de los pobres". La
conservación de semillas, la denuncia de las tecnologías de la reproducción
agresivas con las mujeres, las luchas como consumidoras, la protección
de los bosques, las contestaciones ante la violencia y ante la guerra, son
conflictos en los q u e la presencia femenina es significativa.
Citemos como ejemplos la publicación del libro Primavera silenciosa,

179
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

de Rachel Carson, el movimiento Chipko en la India, la lucha contra


residuos tóxicos del Love Canal en EE UU, la protección del manglar
la costa ecuatoriana o las intervenciones de Mujeres de Negro en Israel,
todos estos casos las mujeres protegen aquello que, de forma directa, 1
permite la supervivencia: los bosques, el agua, las parcelas comunitarias
la vida humana.
Vemos que existen vínculos entre las mujeres y la defensa ambiental,
p u e d e haberlas entre el feminismo y el ecologismo.

La sostenibilidad necesita de las mujeres


Parece necesario terminar defendiendo la necesidad de las mujeres para
el cambio hacia la sostenibilidad.
•La historia de las mujeres las ha abocado a realizar aprendizajes que
sirven para enfrentarse a la destrucción y hacer posible la vida. Las mujeres
-gran parte de las mujeres- se han visto obligadas a vivir más cerca d e Ta
tierra. Se han hecho responsables de sus hijos e hijas y por ellos han apren-
dido a prever el futuro y mantener el abastecimiento de la familia: Por eso
han desarrollado habilidades de supervivencia que la cultura masculina tía
despreciado.
Sus conocimientos han demostrado ser más acordes con la pervivencia
de la especie q u e los construidos y practicados por la cultura patriarcal y
por el mercado. Por eso, la sostenibilidad debe mirar, preguntar y aprender
de las mujeres.
No hay duda de que la cultura del cuidado tendrá que ser rescatada y
servir de inspiración a una sociedad social y ecológicamente sostenible. ,<

Bibliografía recomendada
• Carrasco Bengoa, Cristina. "Mujeres, sostenibilidad y deuda social". Re-
vista de Educación, n° extra I, 2 0 0 9 (Ejemplar dedicado a: Educar para
el desarrollo sostenible), pp. 169-191.
• Borderías Mondéjar, Cristina; Carrasco Bengoa, Cristina; Alemany, Car-
me (comps.). Las mujeres y el trabajo: rupturas conceptuales. Icaria, 1994.
• Amoroso, M I. et al. Malabaristas de la vida. Mujeres, tiempos y trabajos.
a

Icaria, Barcelona, 2 0 0 3 .
• Bosch, A., Carrasco, C. y Grau, E. "Verde que te quiero violeta. Encuen-
tros y desencuentros entre feminismo y ecologismo". En E. Tello, La

180
LAS MUJERES, PROTAGONISTAS DE LA SOSTENIBILIDAD

historia cuenta (pp. 321-346). Barcelona, El Viejo Topo, 2 0 0 5 .


Bosch, Anna; Grau, Elena; Carrasco Bengoa, Cristina: "La huella civili-
zadora: desigual aportación de hombres y mujeres al cuidado de la vida
humana". En El Ecologista n° 46, 2 0 0 5 - 2 0 0 6 , pp. 53-55.
Pérez Orozco, A. Perspectivas feministas en torno a la economía: el caso de
los cuidados. Madrid: Consejo Económico y Social, 2 0 0 6 . Colección
Estudios, 190.
Shiva, Vandana. Abrazarla vida. Horas y horas, Madrid, 1985.

181
• ESCUCHAR LA V,DA: MENSAJES PARA UNA ALTERNAT,VA NECESAR,A y POSÍBLE

182
Las alternativas
de la defensa antimilitarista
Eva Aneiros Vivas y Cthuchi Zamarra de Villanueva
Alternativa Antimilitarista- Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC)

"Querer la autonomía del otro y no negarle la libertad es crear


una igualdad hecha de armonía".
Simone Weil

El modelo de la defensa nacional


frente a la defensa antimilitarista
Para entender el punto de vista antimilitarista - q u e propone, como es
sabido, no sólo la abolición de los ejércitos del mundo, sino también una
renovación profunda del sistema de valores q u e posibilita la guerra y otro
tipo de violencias institucionales y estructurales- hay que tener en cuenta
q u e se parte desde un paradigma totalmente diferente al de la defensa
nacional, la que cabría encuadrar dentro del m u n d o nacional-capitalista en
el que habitamos.
Mientras q u e los modelos militares se desarrollan en un ámbito de
competencia contra el oponente, primando el objetivo de triunfar sobre él,
los modelos alternativos que se proponen desde el antimilitarismo surgen
de una interpretación del conflicto como algo consustancial a los proyectos
de vida humanos. Al aflorar el conflicto se d e b e tomar conciencia de él,
para de esta manera permitirnos resolverlo o regularlo por métodos q u e
posibiliten el grado más alto de bienestar para las partes. La militarización
de un conflicto supone el ejercicio de una lógica de exclusión que niega la
posibilidad de diálogo entre los actores sociales, los convierte en enemigos
y establece como forma única de relación la contraposición del poder y de

183
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

la fuerza. Lejos de resolver satisfactoriamente los conflictos, la utilizaci *


de la violencia acaba por agravar sus consecuencias.
De este modo, desde el paradigma de defensa nacional se trata de aprov
char identidades colectivas para justificar proyectos políticos de dominació
territorial (Estados), de forma q u e se hace necesaria una identidad colee
tiva exógena, un otro, q u e en caso de conflicto puede ser deshumanizad
y demonizada transformándola en enemigo (o terrorista, más acorde con
los tiempos de guerra asimétrica). Incluso en los modelos de defensa civil
no-violenta prima la visión de una comunidad contra un oponente, aunque
desde estos planteamientos se trata a toda costa de no deshumanizar a ese
o p o n e n t e y evitar emplear la violencia contra él. Por el contrario, desde
un punto de vista antimilitarista, no se parte desde esa dualidad, nosotros
contra otros, sino q u e desde un análisis no-violento se entiende que los
enemigos se construyen social y culturalmente. Y que el papel q u e una
persona juegue en un conflicto depende, en buena medida, de si se asume
el uso de medios pacíficos y cooperativos con el fin de llegar a acuerdos
mutuamente aceptables.

Antimilitarismo en tiempos de guerra


Ante la pregunta - q u e seguramente han hecho a todo objetor/a de con-
ciencia, insumiso/a o antimilitarista de cualquier parte y época del m u n d o -
de, c ó m o hacer frente a una invasión sin ejercitarse tiene q u e responder
necesariamente desde el mismo paradigma de defensa nacional. Y es que
desde un paradigma antimilitarista, se hubieran deconstruido los procesos
anteriores para llegar a esa situación. Se suele responder q u e desde un
punto de vista nacionalista, un país, sea lo que sea a lo que se refiera ese
término, dispone de un gran repertorio de técnicas de acción no-violentas
para hacer frente a invasiones armadas, golpes de Estado y otras formas
de agresión. Estas tácticas irían, desde formas de no cooperación, c o m o la
huelga general, a la protesta y persuasión, pasando por la desobediencia
civil. Existe toda una corriente de investigación a tal efecto que, si bien no es
muy conocida, ha demostrado con estudios de casos históricos y propuestas
teóricas la efectividad de tales métodos. Los estudios de Gene Sharp, Adam
Roberts, Theodor Erbert y otros autores, publicados en la revista británica
Peace News, han generado un debate técnico desde los años setenta del
siglo pasado en el que han participado incluso investigadores militares (y
por supuesto antimilitaristas, como Brian Martin).
Desde el movimiento antimilitarista, a raíz de una intensa actividad ya en

184
LAS ALTERNATIVAS DE LA DEFENSA ANTIMILITARISTA

la Primera Guerra Mundial, se ha respondido proponiendo igualmente un


sistema de defensa popular, llamado a veces "defensa popular no-violenta"
y otras "defensa social". Esto es, para defender a la sociedad de la amenaza
de guerra, la cual se manifiesta mucho antes de que llegue a producirse.
De este modo se cambian las respuestas habituales a los interrogantes bá-
sicos acerca de qué habría que defender, quién habría de defenderlo, cómo
habría q u e defenderlo o, no menos importante, para qué, en la conclusión
de que es necesario un nuevo consenso al respecto. Por supuesto, desde
la perspectiva antimilitarista se considera la institución militar c o m o el
principal agresor a la sociedad, ya q u e desvía ingentes fondos económicos
y consolida situaciones de opresión.
Un ejemplo prototípico es el actual estado de guerra permanente contra
el terror islamista. Para Occidente, países c o m o Irán se han convertido en
enemigos por sus regímenes políticos, inestabilidad, etc. En Europa en con-
creto, el norte de África se ve" como un peligro por su situación sociopolítica
y por ser la puerta de entrada de la migración Sur-Norte. Ante esto, se
prevén medidas que van desde el despliegue militar in situ (Iraq, Afganistán,
Sudán...) o en nuestras fronteras (Ceuta y Melilla) al endurecimiento de las
leyes de extranjería. Las medidas tomadas desde esta perspectiva militarista
no sólo no solucionan ningún conflicto, sino que lo agravan, pues crean
más presión social, más desigualdad, más descontento y todo esto justifica
endurecer aún más las medidas tomadas, en una espiral militarista sin fin.
Frente a la respuesta habitual, el antimilitarismo plantea analizar las
causas del conflicto para actuar sobre ellas. En el ejemplo que planteamos
se abrirían dos líneas de acción: en el exterior, potenciar políticas de coope-
ración realmente solidarias, y en el interior potenciar el respeto al diferente
y promover el conocimiento mutuo.
En la práctica, la efectividad de las propuestas no-violentas se han ma-
nifestado ya en regiones en conflicto (o guerra) como Colombia, Palestina,
Iraq, Filipinas o Angola, d o n d e se han puesto en marcha propuestas de
proyectos de vida no-violentos evitando tomar partido por alguno de los
actores armados y tratando de autogestionar su futuro en una zona alta-
mente militarizada.

Antimilitarismo en el postconflicto
Diversas redes de mujeres feministas latinoamericanas, serbias, croatas y
montenegrinas, israelíes y palestinas (muchas de ellas insertas en la Red
Internacional de Mujeres de Negro contra la Guerra) proponen también,

185
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

para lo que se llama la postguerra y/o el postconflicto, políticas de recons-


trucción social frente a lo que exclusivamente proponen los Estados de
reconstrucción a secas. Políticas no de leyes de punto final y olvido, sino
de verdad, justicia y reparación. Estas propuestas parten de la idea, harto
demostrada, de q u e las mujeres históricamente son las que en esta situa-
ción de postguerra/postconflicto han mantenido la ardua tarea de tejer de
nuevo las relaciones interpersonales y comunitarias rotas, renunciando a
su labor exclusiva de "cuidadoras y de descanso del guerrero", para pasar a
realizar la labor de sujetos de la política activa cotidiana. Por lo tanto, estas
políticas necesariamente deben contar con las mujeres, auténticas expertas
en los procesos de reconstrucción social, y con el resto de personas que,
incluso en la situación de guerra, no se han dejado llevar por la barbarie y
el sinsentido que genera.
En definitiva, se podría entender la propuesta antimilitarista como una
aplicación al ámbito macrosocial de relaciones entre comunidades de lo
q u e diversas corrientes feministas, pacifistas o no-violentas proponen para
el ámbito de las relaciones interpersonales. Por eso, el antimilitarismo ha
puesto siempre especial atención en la coherencia entre fines y medios, de
forma q u e se tenga muy en cuenta la forma en la que se hacen las cosas.
Se trata de actuar con horizontalidad, mediante consenso, detectando
actitudes patriarcales y promoviendo la acción no-violenta, como forma
de ir transformando poco a poco el paradigma dominante por otro más
humano.
Desde esta perspectiva de defensa planteada, en la actual situación de
crisis capitalista no queda otra que empezar a hacer evidentes a nuestras
sociedades acomodadas sus contradicciones en lo relacionado con la crisis
y la defensa de sus poblaciones. Y una buena forma de hacerlo es promo-
viendo las actitudes de responsabilidad,'autogestión y desobediencia.
Ante la crisis global actual, una alternativa real y eficaz es acabar con
el gasto militar a nivel mundial, pues por un lado se liberarían una gran
cantidad de recursos que podrían ser destinados a fines realmente útiles,
y por otro, se acabaría con una institución (la militar) q u e es uno de los
pilares y la principal garante del modelo capitalista y explotador q u e nos
toca vivir. Lejos de ser una utopía, la abolición de los ejércitos y el gasto
militar se convierten en la única posibilidad de generar una dinámica de
relaciones sociales que nos permita vivir en un m u n d o que no excluya a
sus habitantes más frágiles.
Por otro lado, para generar un discurso coherente, práctico y global, se
hace inevitable buscar respuestas globales y tejer redes entre movimientos

186
LAS ALTERNATIVAS DE LA DEFENSA ANTIMILITARISTA

(ecologista, feminista, economía crítica, antimilitarista, etc.) y entre grupos


afines de distintos países, creando redes permanentes c o m o p u e d e ser la
European Peace Action, formada por diversos grupos antimilitaristas euro-
peos.

Bibliografía recomendada
• Colectivo Utopía Contagiosa. "Modelos de defensa y alternativas no-
violentas", en Mambrú, n" 52, primavera 1995.
• Magallón, Carmen. "Hombres y mujeres: el sistema sexo-género y sus
implicaciones para la paz", Mientras Tanto, n° 54. mayo-junio 1993.
• Martin, Brian. Uprooting War. Freedom Press, London, 1984
• Martin, Brian. Social Defense, Social Change. Freedom Press, London,
1993.
• Ortega, Pere y Pozo, Alejandro. Noviolenciay Transformación social. Icaria,
Barcelona, 2 0 0 5 .
• Randle, Michael. Resistencia civil. La ciudadanía ante las arbitrariedades de
los gobiernos. Paidós Ibérica, 1998.
• Schell, jonhatan. El mundo inconquistable. Poder, no violencia y voluntad
popular Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Madrid, 2 0 0 5 .
• VV.AA. Casto militar y alternativas sociales (1997). Colectivo Tritón,
1997.

187
Cambio de paradigma energético
Francisco Castejón
Doctor en Físicas, investigador en temas de energía
y miembro de Ecologistas en Acción.

La necesidad de la energía
De todas las actividades q u e realizamos los humanos, las relacionadas con I
la energía son, seguramente tras las militares, las que más impacto ambiental
y social ocasionan. Pero, por otro lado, la energía es uno de los factores
q u e han permitido que la calidad de vida haya mejorado para una parte
de la humanidad. Sin embargo, otra gran parte de la población mundial
no tiene acceso a las ventajas que estos desarrollos nos han traído, si bien
sufren algunas de sus desventajas.
El consumo energético per cápita ha aumentado 10:000 veces en los
últimos 10.000 años. Este dato ayuda a entender los cambios profundos
q u e se han producido en las tecnologías y las formas de vida, cambios que
se han acelerado en los últimos 2 0 0 años tras las sucesivas revoluciones
tecnológicas q u e han tenido lugar. La Revolución Industrial de mediados
del siglo XIX, la extensión del uso del automóvil a grandes capas de la
población, la mecanización de la agricultura, la urbanización a gran escala
y el advenimiento de la sociedad de consumo, son algunos de los hitos
q u e han marcado ese gran aumento del consumo de energía. Todos estos
grandes cambios sociales y económicos se han basado, entre otras cosas,
en el metabolismo de la energía. Y las ventajas que nos han aportado han
venido acompañadas de inconvenientes, tanto de índole ambiental como
social.
Hoy en día, en los países industrializados, la energía está detrás de casi
todos los bienes y servicios que consumimos y usamos. No tenemos más
q u e pensar en nuestras actividades cotidianas para darnos cuenta de este

189
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

sencillo hecho: la iluminación y construcción de nuestras propias casas, el


transporte hasta nuestro puesto de trabajo, si es q u e no tenemos la mala
suerte de estar desempleados, la ropa que usamos, los ordenadores, etc.
Se p u e d e decir sin ambages que nuestro m u n d o se mueve por la energía.
Y su escasez es realmente impopular cuando se produce.
Pero, ¿cuánta energía necesitamos? Se puede demostrar que, a partir de
ciertos mínimos, el a u m e n t o de consumo energético no aporta un mayor
nivel de vida. A veces se produce el efecto contrario: un a u m e n t o del
consumo viene acompañado de una disminución de la calidad de vida. Si
medimos ésta por el Índice de Desarrollo H u m a n o (IDH) y comparamos
este índice y el consumo de electricidad per cápita de un país a otro, se
ve q u e existe un gran grupo de países cuyo IDH no aumenta, o incluso
disminuye en relación con el consumo. En éstos el consumo va aproxi-
m a d a m e n t e desde los 4.000 kWh por persona y año de Portugal, con un
IDH de 0,92, al consumo de casi 16.000 kWh de Canadá, con un IDH
de 0,95. Es decir, un gran a u m e n t o del consumo de electricidad produce
una modesta mejora del IDH. Llama la atención el caso de Kuwait, con
un consumo similar al de Canadá y con un IDH más bajo (0,88), o los
casos de Australia e Irlanda q u e tienen un IDH casi idéntico (0,95), con
consumos muy diferentes, de 10.000 y 6.000 kWh respectivamente.
Sin embargo, los países con consumo e IDH más bajos pueden au-
mentar sensiblemente sus niveles de vida con un modesto a u m e n t o del
consumo. Por ejemplo, China registra un IDH de 0,79 con un consumo de
unos 8 0 0 kWh por persona y año, en comparación con Marruecos que con
un IDH de 0,64 tiene un consumo sólo algo menor, de unos 7 5 0 kWh.
A pesar de que el IDH es una medida imperfecta de la calidad de vida
- p o r ejemplo, no tiene en cuenta las desigualdades de rentas-, es una
buena indicación estadística del nivel de vida medio de un país q u e integra
varios factores c o m o la educación, la sanidad y la renta. Examinando el
IDH de todos los países y sus consumos energéticos, cabe decir q u e en la
actualidad es necesario un mínimo de energía para garantizar los servicios
que mantengan los aspectos básicos del bienestar y la civilización, mientras
q u e un aumento grande del consumo energético no supone una mejora
significativa del bienestar.
Por tanto, tenemos que intentar construir un nuevo paradigma ener-
gético q u e nos permita disfrutar de las ventajas de la energía, librándonos
de sus principales inconvenientes. Pero no nos engañemos, ya p o d e m o s
anticipar que no hay soluciones mágicas y q u e cualquier forma de obtener
energía tiene impactos.

190
CAMBIO DE PARADIGMA ENERGÉTICO

Los impactos de la energía


La energía presenta aspectos negativos en forma de impactos ambientales
y sociales. Las ventajas que aporta conllevan, por tanto, una serie de gra-
ves inconvenientes. El asunto es c ó m o tener las ventajas que nos aporta
el consumo de energía, minimizando los inconvenientes y librándonos de
sus servidumbres.
Un problema grave es q u e nuestro paradigma energético actual está
basado en fuentes que se agotarán y que, de hecho, ya empiezan a es-
casear. Estas fuentes están, además, mal distribuidas. En la actualidad, la
búsqueda de reservas energéticas en forma de petróleo, gas o carbón tiene,
por ejemplo, una negativa y poderosa influencia sobre las relaciones inter-
nacionales. El control de las reservas energéticas está detrás de numerosos
conflictos militares o es un ingrediente poderoso para explicar las políticas
internacionales de muchos países.
La necesidad de energía y la escasez de algunas fuentes, la convierten
en un gran elemento de negocio en el que participan grandes compañías
multinacionales que, a menudo, son capaces de dictar las políticas de los
Estados. La necesidad de energía afecta también a la soberanía de los Esta-
dos y su dependencia es capaz de minar las mismas bases de la democracia.
Las formas concretas en que se genera, transporta y consume la energía,
tienen, por tanto, una gran influencia sobre la sociedad.
La ordenación del territorio es uno de los elementos en el que más
influye el metabolismo energético. Pensemos en la influencia q u e sobre el
territorio tiene la instalación de grandes centrales generadoras de energía,
las grandes concentraciones industriales c o m o las petroquímicas, la minería
del carbón, los grandes puertos para el atraque de grandes barcos petrole-
ros o metaneros, etc. Un elemento clave en las sociedades industriales es
el transporte, especialmente en la época de la globalización. La forma en
q u e nos transportamos deja grandes heridas en el territorio en forma de
autovías, aeropuertos y puertos, que debería obligarnos a meditar sobre la
necesidad de reducir el transporte hasta lo estrictamente necesario y, sobre
todo, a buscar las formas menos dañinas para desplazarnos.
El principal impacto ambiental del consuno energético es el cambio
climático originado por los gases de efecto invernadero procedentes de la
q u e m a d e combustibles fósiles. Y el problema es que aproximadamente el
8 0 % de la energía primaria que consume la humanidad procede de tales
sustancias. En primer lugar, la generación de electricidad y el transporte,
seguidas por la industria y la agricultura, son las principales actividades res-

191
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

ponsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y éste es el gran


desafío al que debemos enfrentarnos en la construcción de un nuevo para-
digma energético. Pero no el único, puesto q u e el cambio climático no.es
el único impacto ambiental de la energía. Debemos considerar, además, las
lluvias acidas, la contaminación del aire q u e respiramos, las mareas negras^
la contaminación de ríos, la destrucción de hábitats naturales, la inundación
de valles para construir grandes presas, la minería a cielo abierto, los residuos
radiactivos, los accidentes nucleares, etc. Una serie de impactos graves que
deben hacernos reflexionar sobre el consumo antes de producirlo.
Mención aparte merece la electricidad, una forma de la energía extre-
madamente versátil y muy limpia d o n d e se consume. En la actualidad, sin
embargo, la generación de electricidad se realiza con grandes impactos
ambientales, puesto q u e está basada sobre todo en el carbón, el gas, las
nucleares y, en menor medida y dependiendo de los países, en las energías
renovables. La electricidad ha contribuido de forma decisiva a nuestra for-
ma de vida y su disponibilidad marca una gran diferencia entre los países
industrializados y los países pobres. En la actualidad existen unos 2.500
millones de personas sin acceso a la electricidad, lo que es una verdadera
tragedia y forma parte de la misma injusticia que supone la e n o r m e des-
igualdad entre la parte del m u n d o que vive en la opulencia y la q u e vive
en la miseria.

La construcción del nuevo paradigma


La primera reflexión que debemos acometer se refiere a los cambios q u e el
modelo económico d e b e sufrir para que la sociedad pueda transitar hacia
un paradigma energético sostenible. El crecimiento del PIB no d e b e ser
la medida ni el objetivo del desarrolló. Y es obligado tener en cuenta en
la contabilidad económica, de alguna manera, los bienes y servicios q u e
obtenemos de la naturaleza. No se p u e d e continuar actuando c o m o si el
planeta fuera infinito y, por tanto, las fuentes de recursos y los sumideros de
residuos tuvieran coste cero. Por tanto, resulta imprescindible la contención
del consumo mediante medidas de ahorro y eficiencia.
C u a n d o se habla de los problemas energéticos de la humanidad, sin
tener en cuenta estos cambios obligatorios, siempre se obtiene un ritmo de
aumento del consumo imposible de satisfacer. Ni los combustibles fósiles, ni
la energía nuclear, ni las energías renovables serían suficientes para alimentar
a una población creciente, con unos niveles de consumo crecientes a los
ritmos actuales. Los cambios económicos y sociales han de pasar primero

192
CAMBIO DE PARADIGMA ENERGÉTICO

por el cambio en la contabilidad que, sin duda, tendrá influencia en las


pautas del consumo. La era de la energía abundante y barata está a punto
de terminar. Estas son malas noticias, porque la asunción de medidas q u e
asignen a la energía su verdadero precio, sin haber tomado las precauciones
necesarias para amortiguar los impactos de estas subidas de precios sobre
las capas más pobres de los países industrializados y sobre los países pobres,
tendrían unos impactos gravísimos.
La equidad es, por tanto, otro elemento clave de este nuevo paradigma.
Los cambios que se produzcan en las formas de obtención de la energía
deben ser generalizables a todo el planeta, para que todos sus habitantes
disfrutemos de la calidad de vida que la energía nos otorga. El Norte rico
d e b e renunciar a ser una fortaleza de bienestar en la que las poblaciones;
de la Periferia se esfuerzan por entrar. Los movimientos migratorios actuales
nos muestran a las claras que es ilusorio que nos podamos encerrar en nues-
tras fronteras, sobre todo en un m u n d o globalizado donde la información
fluye. Lo más sensato y ético es cooperar con nuestras mejores tecnologías
y medios para q u e toda la humanidad disfrute, en la medida de lo posible,
de nuestro bienestar. Pero también son necesarias medidas económicas
que protejan a las capas más desfavorecidas de los países industrializados
para acometer estos cambios.
El papel de las nuevas tecnologías es básico en el cambio de paradigma
energético. Está claro q u e las tecnologías, según cuáles sean, abren algunas
puertas y cierran otras. Pero también lo está que, si aceptamos q u e se
necesitan unas cantidades mínimas de energía, éstas habrán de obtenerse
mediante las formas menos impactantes q u e sea posible. Y la investigación
y desarrollo son claves en la búsqueda de estas nuevas tecnologías menos
dañinas. Son necesarias técnicas de almacenamiento energético, de elabo-
ración de nuevos vectores c o m o el hidrógeno, de ahorro y eficiencia y de
fuentes renovables.
El modelo energético deberá basarse en fuentes que sean renovables
o virtualmente inagotables para librarnos de la espada de Damocles que
supone su agotamiento. C a b e criticar, por ejemplo, la falta de previsión de
una sociedad y una industria que, aun conociendo el hecho inevitable de
q u e el petróleo se acabará, sigue construyendo, al gran ritmo q u e permiten
las modernas cadenas de montaje, una e n o r m e cantidad de automóviles
y de grandes infraestructuras para que éstos circulen. Incluso se sabe que
estamos muy cerca de un máximo de producción, conocido como el pico
del petróleo, a partir del cual la oferta no podrá seguir creciendo para
satisfacer la demanda.

193
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

También cabe criticar la propuesta de relanzamiento de la energíají


clear de fisión como solución a los problemas aquí señalados. Los residuo
radiactivos de alta actividad y la seguridad son dos problemas sin resplve
por la industria nuclear, q u e muestran que esta tecnología es inmadura
puesto q u e se puso en marcha a nivel industrial con problemas técnico*
abiertos. Además, el uranio es no renovable, con lo que también terminará,
por agotarse, y las soluciones que se ponen sobre la mesa para evitar esta
limitación, como el reproceso de residuos, tienen a su vez el inconveniente
de ser tecnologías de doble uso militar y civil, q u e contribuirían a generar
un m u n d o más inseguro. Es inoportuno invertir en esta fuente de energía
tan problemática las grandes cantidades de fondos que requiere.
La fusión es una tecnología nuclear que carece de estos dos problemas
fundamentales de la fisión: no genera residuos de alta actividad y los futuros
reactores son intrínsecamente seguros, a u n q u e sí generarán residuos de
media y baja. Otra desventaja es que almacenarán una pequeña cantidad
de tritio, material débilmente radiactivo, y q u e estarán basados en tecno-
logías caras y complejas. El esquema de generación es centralizado, pues
todo hace pensar q u e los reactores habrán de ser de gran t a m a ñ o para
resultar rentables. Los reactores de fusión están aún en fase experimental y
se prevé que no producirán electricidad de uso comercial hasta mediados
de este siglo. No es descabellado que estos reactores formen parte del
nuevo paradigma energético. Sin embargo, tienen sus propios impactos
ambientales y será la sociedad futura quien decidirá si éstos se compensan
por la electricidad producida.
Así pues, es. imprescindible la sustitución de las energías no renova-
bles, en las q u e en su m a y o r parte se basa nuestro c o n s u m o , p o r otras
f u e n t e s energéticas renovables. A c t u a l m e n t e existe ya una panoplia
de fuentes renovables q u e están t e n i e n d o una buena aportación en
la cesta energética de países c o m o España. Una buena combinación
de eólica terrestre y m a r i n a ' , de las diferentes energías solares , de la
2

1 Podemos disponer aerogeneradores en la tierra y en el mar, donde los vientos


son más constantes y, por tanto, la producción es mayor. El impacto mayor de
ambos es el paisajístico, puesto que los otros pueden minimizarse con la coloca-
ción cuidadosa de los parques.
2 Existen ya tres formas de aprovechamiento de la dispersa energía solar. La foto-
voltaica, que genera electricidad directamente y que puede colocarse sobre los
tejados de las viviendas, minimizando así su impacto, aunque ha de experimentar
alguna ruptura tecnológica para aumentar la eficiencia de sus paneles que permita
una bajada de precio. La solar térmica, que proporciona agua caliente sanitaria

194
CAMBIO DE PARADIGMA ENERGÉTICO

biomasa }. de la geotérmica y de las energías m a r i n a s p o d r í a n cubrir


3 4

una gran parte del suministro.


Las energías renovables tienen la característica de enmarcarse bien en el
paradigma de la generación distribuida, d o n d e las fuentes están muy próxi-
mas a los lugares de consumo. C o n dos grandes ventajas, la disminución
de las pérdidas de transporte y el hecho de q u e los impactos estén cerca
de quien disfruta de la energía. Está claro q u e si veo físicamente que el
a u m e n t o de mi consumo supone, por ejemplo, la instalación de un nuevo
aerogenerador en las montañas cercanas de mi ciudad, pensaré antes si
me compensa. La generación distribuida tiene un gran potencial gracias a
las nuevas tecnologías de control de redes eléctricas. C u a n d o se escriben
estas líneas, ya se han registrado aportaciones punta de casi el 4 5 % en la
red eléctrica española en varias ocasiones. Si bien estas aportaciones se
han producido durante poco tiempo y en horas de baja demanda, se ha
demostrado q u e el sistema eléctrico, con los nuevos sistemas de control,
resiste perfectamente una gran aportación eólica, en contra de lo que se
había anunciado.
En la actualidad, las renovables todavía son más caras q u e las energías
convencionales, medidos sus costes por los imperfectos sistemas del merca-
do que, como se ha comentado, no contabilizan los impactos ambientales.
Sin embargo, incluso a u n q u e no se modifique esta contabilidad como
sería deseable, a medida q u e los combustibles fósiles escaseen y q u e las

y calefacción y podría generar ahorros del 3 0 % del consumo doméstico. Final-


mente, la energía solar termoeléctrica de torres o paraboloides, que calienta un
fluido a gran temperatura con el que se produce electricidad.
3 La biomasa no es más que el aprovechamiento de la energía solar previamente
capturada por los seres vivos. De entrada la eficiencia global será menor que la
de las otras solares, puesto que la fotosíntesis es un proceso menos eficiente en la
captura de energía que los paneles solares. La finalidad de la fotosíntesis es generar
vida: convertir materia inorgánica en orgánica. La biomasa ha de aprovecharse
con gran cuidado para no perder energía en su ciclo vital y para no generar
excesivos daños ambientales. Tiene la gran ventaja de que no es intermitente: se
puede almacenar como se hace con el carbón o el petróleo. Podemos usarla para
generar electricidad o en forma de biocombustibles para el transporte. De éstos
deberían usarse los de segunda generación cuando estén disponibles, puesto que
presentan eficiencias energéticas globales similares a los de algunos petróleos.
4 Las energías marinas son las que se obtienen de las olas y de las mareas. Las
primeras están todavía en fase de prototipo y con las segundas tenemos que tener
cuidado con los tipos de centrales basados en grandes presas y sus impactos sobre
algunos grandes estuarios.

195
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

tecnologías renovables avancen, esta correlación de precios se invertirá si


ninguna duda.
El principal inconveniente que se les p u e d e poner a las renovables e
su intermitencia: no necesariamente van a estar disponibles cuando se jas
necesita. Aunque la gestión de la d e m a n d a p u e d e ayudar a paliar este
problema, sería imposible un suministro completo basado en las renovables
sin un avance en las tecnologías de almacenamiento . 5

C o m o conclusión de este capítulo cabe decir que el cambio de paradig-


ma energético es necesario y posible. Los cambios económicos y sociales
necesarios para que se produzca son de gran calado. Es necesario proteger
a las capas más débiles de la población, tanto de los países pobres como
de los industrializados. Pero también es imprescindible cambiar la escala
de valores de la sociedad y hacer q u e la austeridad y el respeto por la na-
turaleza pase a formar parte de las prioridades. Además, resulta necesario
el desarrollo de una serie de tecnologías, algunas de las cuales ya están
disponibles. Deberían intensificarse los esfuerzos de investigación en estas
tecnologías que nos han de proporcionar la base del nuevo modelo.

Bibliografía recomendada
• Puig, Josep y Coraminas, (oaquim. La ruta de la energía. Anthropos,
1990.
• Castejón, Francisco. ¿Vuelven las Nucleares? Talasa, Madrid, 2 0 0 4 .
• Lucena, Antonio. Energías alternativas y tradicionales. Talasa, Madrid,
1998.
• Ruiz, Valeriano. El reto energético. Almuzara, Córdoba, 2 0 0 6 .

5 En la actualidad existen ya sistemas a base de sales que permitirían almacenar


varios MW de potencia durante 8 horas, lo que habilitaría las centrales termo-
eléctricas para salvar las noches. Además, el hidrógeno, que puede ser también
producido con renovables, será un excelente vector energético, una vez que se
avance en técnicas para su almacenamiento.

196
Menos transporte:
los desafíos de la proximidad
Paco Segura
Coordinador del Área de Transporte de Ecologistas en Acción

A Antonio Estevan

Pocas cosas han cambiado tanto en las últimas décadas como nuestra ¡
capacidad de desplazar personas o mercancías, gracias a los medios i
motorizados. Basta pensar q u e hasta hace poco más de un siglo la única
manera de desplazarse horizontalmente o de acarrear cargas en el medio
terrestre estaba supeditada al esfuerzo muscular de personas o animales.
Esto cambió de forma drástica primero con la introducción del ferrocarril,
luego con el automóvil y su generalización en la sociedad occidental, y por
último con el avión.
La movilidad (concepto que se refiere al número de desplazamientos y
a la distancia recorrida) goza de un gran prestigio en nuestra sociedad, hasta
el punto q u e se considera un rasgo distintivo de la misma y toda una con-
quista social. Así que todo son parabienes y felicitaciones por el imparable
crecimiento de la movilidad motorizada, de m o d o que parece impensable
un futuro en el q u e el binomio más rápido/más lejos no continúe su ritmo
ascendente .1

Pero pagamos un alto precio por esta gran movilidad, aunque a menudo
no lo consideremos como contrapartida a las ventajas del aumento del trans-
porte. Así, el transporte es el principal consumidor de petróleo; genera una

I Elena Díaz. "¿Transporte o cercanía?" En Ecologista-Letra A-Libre Pensamiento,


invierno 2 0 0 6 / 2 0 0 7 .

197
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

cuarta parte de las emisiones de C 0 en España, y es el sector d o n d e m


2

están creciendo sin aparente control. Pero además, es.el'mayor responso


de-la-pérdida de habitabilidad demuestras ciudades: mala calidad del air
ruido, falta de espacio, etc. Sin olvidar los accidentes de tráfico, q u e a pesa
de su notoria reducción, en 2 0 0 8 aún supusieron cerca de 3.000 fallecidos
en las carreteras y ciudades del Estado. Por otro lado, las infraestructuras
de transporte - a cuya construcción dedicamos una desmesurada cantidad
de fondos- ocupan zonas fértiles y fragmentan nuestro territorio, haciendo
q u e pierda biodiversidad y valor paisajístico.
¿Qué ganamos a cambio? Ganamos velocidad y supuestamente tiempo;
aunque si lo pensamos más detenidamente, las cosas no son tan claras. El
transporte motorizado permite recorrer más distancia en menos tiempo,
lo que ha supuesto la expansión de la urbanización a lugares cada vez
más alejados de los centros urbanos y ha creado un tipo de poblamiento
muy extendido sobre el territorio, conectado por carreteras y vías rápidas,
por medio de las cuales se accede a urbanizaciones, centros comerciales,
empresas, servicios, lugares de ocio, etc. Esta expansión de la urbanización
ha aumentado las distancias que tenemos que recorrer cada día y el tiempo
empleado en transportarnos. Así que vamos más rápido, pero tardamos
más porque todo está más lejos . 2

No es de extrañar el continuo crecimiento del transporte si tenemos


en cuenta la magnitud de las fuerzas que lo impulsan. Por un lado, está el
transporte internacional de mercancías, q u e viene creciendo a un ritmo
q u e durante la última década ha duplicado al a u m e n t o del P1B mundial.
Sin este transporte masivo de todo tipo de objetos y materias no sería
posible la economía capitalista globalizada q u e prolifera en la práctica
totalidad del planeta. Por otro lado, está la gran cantidad de viajes moto-
rizados a los que nos obliga cada día nuestro modelo urbanístico disperso.
Y también destaca el incremento de los viajes de turistas a larga distancia,
q u e ya suponen unos 8 5 0 millones de desplazamientos internacionales
cada año.

¿Movilidad sostenible?
La creciente conciencia sobre los impactos del transporte ha puesto de
moda las alusiones a una imprecisa movilidad sostenible. Muchas de las estra-
tegias para disminuir la insostenibilidad del transporte se mencionan desde

2 Elena Díaz: obra citada.

198
MENOS TRANSPORTE: LOS DESAFÍOS DE LA PROXIMIDAD

hace tiempo y no dejan de ser repetidas en todo tipo de libros verdes, libros
blancos, estrategias de movilidad sostenible y demás documentos q u e se
prodigan en todos los ámbitos, desde el internacional al local. Pero no se
llevan a la práctica aquellas más relevantes, que no son otras q u e las que
tienen q u e ver con una reducción del transporte. Sin olvidar que buena
parte de los planes q u e nos han llevado a esta situación tan insostenible,
c o m o el PEIT , utilizan la movilidad sostenible como coartada.
3

Entre las estrategias de aplicación de la movilidad sostenible, durante


tiempo se ha intentado (en rigor han sido más declaraciones q u e intentos
reales) desacoplar el crecimiento económico del aumento del transporte,
algo condenado al fracaso si no cambia el modelo de producción-consumo
actual, en el q u e el crecimiento de la economía necesita del incremento
continuo del transporte de mercancías y personas.
Por otro lado, buena parte de las esperanzas para la consecución de
una movilidad sostenible se ponen en la tecnología, con el énfasis en
las mejoras de eficiencia. Pero es difícil q u e así cambie drásticamente la
situación de insostenibilidad del transporte. Es improbable, por ejemplo,
q u e la apuesta por el coche eléctrico - m á s allá de alguna mejora en
las emisiones contaminantes en c i u d a d - cambie muchas cosas a mejor,
es decir, q u e reduzca nuestra movilidad, la dispersión urbanística o la
necesidad de más y más infraestructuras y de materiales en la construc-
ción de vehículos. Más bien será al contrario si hacemos caso de quienes
vaticinan q u e pasaremos de los más de 8 0 0 millones de coches q u e
hoy existen en el m u n d o a nada m e n o s q u e 3.000 millones en 2 0 5 0 .
Lo mismo c a b e decir de los agrocombustibles: i n d e p e n d i e n t e m e n t e
de su mayor o m e n o r eficacia en la reducción de emisiones de C 0 2

y de otros graves problemas ambientales y sociales, no propiciarán un


cambio de m o d e l o q u e reduzca significativamente la insostenibilidad
del transporte.
En cuanto a la fiscalidad como camino hacia la movilidad sostenible,
hay q u e ser conscientes de sus limitaciones en las condiciones actuales,
d o n d e unos mayores impuestos - a u n q u e su implantación sea deseable- no
tendrían demasiada repercusión, por ejemplo, en buena parte del comercio
internacional de mercancías, si bien podrían reducir el movimiento de pro-
ductos de escaso valor añadido en relación a su masa. Si transportar una

3 PEIT, Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte 2 0 0 5 - 2 0 2 0 , del Minis-


terio de Fomento. Para una crítica al PEIT ver: Segura, Paco. "El PEIT, echando
gasolina al fuego". El Ecologista n° 43, primavera 2 0 0 5 .

199
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

camisa desde China hasta Europa cuesta diez céntimos de euro, no paree
q u e ni a u n q u e se triplicara el precio del transporte las cosas cambien d
forma notoria . 4

En definitiva, lo q u e necesitamos con urgencia es menos y mejo


transporte, no llamadas vacias a la movilidad sostenible sin ambición" d
cambiar el statu quo. El camino razonable va, pues, en la dirección de crear
proximidad y reducir el transporte.

Crear cercanía y accesibilidad


La disyuntiva pasa por seguir a u m e n t a n d o la movilidad para hacer accesi-
bles lugares más lejanos, ocupando cada vez más territorio e incrementando
los impactos, o aumentar la accesibilidad para conseguir que las necesidades
cotidianas se puedan resolver en un entorno cercano, en lo posible andan-
do, reduciendo el uso de los medios motorizados.
De esta manera el objetivo central de toda política de transportes de
orientación ecológica, q u e persiga la reducción de la movilidad moto-
rizada y, por tanto, de la carga de transporte sobre el medio ambiente,
manteniendo o mejorando al mismo tiempo la accesibilidad, tiene que ser
necesariamente la creación de proximidad o cercanía.
Es difícil explicarlo mejor que c o m o lo hizo Antonio Estevan hace ya
15 años , con su habitual lucidez analítica. Sirvan estos párrafos q u e se
5

transcriben a continuación c o m o homenaje a su impagable labor en la


tarea de desvelar las falacias del modelo de transporte en el q u e estamos
inmersos.

"La creación de proximidad en todos los planos personales, sociales


y económicos es la única estrategia de fondo capaz de instaurar un
proceso de aproximación continua hacia la plena compatibilización
ecológica del transporte. La creación de proximidad no es simple-
m e n t e un nuevo conjunto de técnicas de planificación territorial,
por más q u e estas técnicas sean ciertamente necesarias y urgente
su desarrollo y aplicación. Es, sobre todo, una concepción global
de la organización de las relaciones humanas, y también un criterio

4 Antonio Estevan: "Los límites ambientales de la movilidad". En Fundado Mobilität


Sostenible y Segura. Mobilitats 2008. Realidades, tendencias y retos de la movilidad
en Cataluña, julio 2 0 0 8 .
5 Antonio Estevan: "Contra transporte, cercanía" Archipiélago n° 18-19, invierno
1994.

200
MENOS TRANSPORTE: LOS DESAFÍOS DE LA PROXIMIDAD

rector de la conducta individual, aplicable a todos los ámbitos de


la existencia. La creación de proximidad presenta, obviamente, im-
portantes implicaciones económicas. Exige avanzar hacia sistemas
e c o n ó m i c o s autocentrados, bien a d a p t a d o s a sus condicionantes
ecológicos, especializados en la satisfacción eficiente de necesidades
a partir de los recursos locales, refinados en la obtención y en el buen
aprovechamiento de los bienes mas masivos o más dependientes del
transporte: agua, energía, alimentos, materiales de construcción...
Exige también otras formas de utilizar los objetos y de establecer las
preferencias e n t r e ellos, valorando y a g o t a n d o su durabilidad, apre-
ciando la cercanía del origen de las cosas, y su grado de vinculación
a la propia cultura. Presenta también importantes implicaciones so-
ciales. Revaloriza los c o m p o r t a m i e n t o s y las redes de apoyo m u t u o
y de solidaridad inmediata. Facilita el intercambio directo de bienes
y servicios y la resolución de múltiples necesidades en el seno de
los diversos círculos a los q u e se extienden las relaciones persona-
les. Conlleva la aceptación de múltiples responsabilidades sociales
y ambientales compartidas en el plano local. Cuestiona la validez
y a u n la viabilidad a largo plazo de las grandes estructuras sociales
centralizadas verticalmente y desarticuladas en el plano horizontal,
en sus diversas expresiones territoriales (metrópolis), productivas
(grandes corporaciones) o burocráticas.
"[...] El concepto de creación de proximidad [...] no contiene
nada de aislamiento personal o social, ni mucho menos de retroceso
histórico - u n concepto imposible-, ni de estancamiento, ni de declive
técnico, económico o cultural. Antes al contrario, la construcción de
sociedades capaces de alcanzar la plena adaptación a su propio sustrato
físico y el máximo disfrute de lo cercano, de establecer nuevas formas
de interconexión con lo lejano tan satisfactorias c o m o compatibles, y
de conciliar ambos logros en sistemas indefinidamente estables y en
continuo perfeccionamiento material y moral, constituye un e m p e ñ o
mucho más arduo y q u e requiere mucho más esfuerzo e inteligencia
humana que la lucha en la batalla de la competitividad por un puesto
de honor en la economía global capitalista, para rodar con ella hacia el
abismo ecológico.
"[.. .1 La reorganización de las economías y las sociedades desarrolla-
das para cortar el insostenible proceso de globalización que ellas mismas
han desencadenado, y para instaurar en su lugar la creación sistemática
de proximidad y cercanía, constituye un debate prácticamente por

201
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

comenzar, que promete ser uno de los más vivos y complejos de los
muchos que ha suscitado el ecologismo" . 6

Bibliografía recomendada
• Agencia Europea de Medio Ambiente. Transport at a crossroads. TERM
2008: indicators tracking transport and the environment in the European
Union. 2 0 0 9 . Los informes TERM de cada año están disponibles en
www.eea.europa.eu
• Estevan, Antonio y Sanz, Alfonso. Hacia la reconversión ecológica del
transporte en España. Catarata y Bakeaz, 1996. El libro, agotado, se
p u e d e consultar en www.bakeaz.org/es/publicaciones/mostrar/95-
hacia-reconversi
• Estevan, Antonio. La enfermedad del transporte, www.ciudad-derechos.
org/espanol/pdf/eed.pdf
• Kuneman, Gijs. Toward More Sensible Decision Making on Infrastructure
Building. Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, T&E,
1997. http://www.transportenvironment.org/Publications/prep_hand_
out/lid.TO
• Serrano, Antonio. Cambio Global España 2020. Programa Transporte.
Informe Base. Universidad Complutense y Fundicot. 2 0 0 9 . Consultable
en: www.fundicot.org
• Sledsens, Ton (Coord.). Transport and the Economy, the Myths and the
Facts. Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, T&E, die
2 0 0 1 . www.transportenvironment.org/docs/Publications/2002%20
Pubs/BrochureMyths.pdf

6 Antonio Estevan: "Contra transporte..." Obra citada.

202
Consumo crítico:
límites a la bulimia social
María González Reyes
Miembro de ConsumeHastaMorir
y coordinadora del Área de Consumo de Ecologistas en Acción

Un modelo de consumo que se sostiene


a base de crear desigualdades y destruir
Vivimos en una sociedad que ha sustituido las vías públicas por calles priva-
das cargadas de publicidad, donde los transeúntes se convierten en audien-
cias y d o n d e las ciudades cada vez se parecen más a gigantescos centros
comerciales. En los últimos tiempos se ha producido una mercantilización
de'casi cualquier aspecto d e nuestra vida: el agua q u e antes era gratuita
ahora nos la venden empaquetada en botellitas individuales, la diversión
pasa por gastar dinero en lo que la industria del ocio marca c o m o última
tendencia, y ya no cuidamos a nuestros mayores sino que pagamos a otros
para que lo hagan.,Cualquier.cosa es susceptible de producirse, venderse,
.desearse y comprarse.
La ideología dominante promueve el consumismo p o r q u e lo necesita
para q u e el sistema se siga manteniendo, de m o d o q u e se sustituyen las
identidades locales por una identidad global basada en el consumo. C o m o
resultado, las sociedades del Norte están formadas por individuos cada vez
más hedonistas, individualistas, despreocupados y egoístas.
De este m o d o , el consumo se ha convertido en la manera que el sis-
tema capitalista impone para resolver las necesidades humanas, aunque
éstas p u e d a n ser resueltas de otros muchos modos. Dado q u e este sistema
económico es insaciable en cuanto a la acumulación de capital se refiere,
el límite en el consumo no lo marcan las necesidades de los consumidores
y consumidoras, sino su capacidad de gasto y endeudamiento. El consumo

203
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

se convierte en un fin en sí mismo, una medida de cumplimiento de los


proyectos vitales y un hecho q u e sustenta y da sentido a la vida contem-
poránea.
En este sentido, el modelo de consumo de los países del Norte es
insostenible en su esencia: en un planeta de recursos limitados, la ¡dea
de un consumo sin límites no puede sostenerse. Desde una perspectiva
económica, cuestionarlo equivale a poner de manifiesto q u e la doctrina
del crecimiento infinito es la responsable directa de la crisis ambiental y las
desigualdades sociales. Desde un enfoque sociocultural, la crítica colisiona
con u n o de los pilares de socialización e identidad globalizada de la clase
consumidora.
La filosofía sobre la q u e se sustenta la globalización neoliberal (el de-
recho inalienable del empresariado a maximizar sus beneficios) implica
la construcción paralela de la idea de que el consumismo es también un
derecho social, una forma de democracia. Esta ideología de mercado ha
separado la co-evolución entre las personas y los ecosistemas, y ha produ-
cido una desarticulación de las estructuras socioeconómicas, culturales y
ecológicas tradicionales.

Consumir desde una mirada crítica


El consumo crítico se basa en reflexionar sobre nuestra manera de vivir,
comprar, usar y tirar, así c o m o en repensar y cuestionar el conjunto de
ideas y valores que sustentan y legitiman el sistema económico actual. De
este m o d o el acto de consumo se convierte en un acto político consciente
q u e sirve para transformar las cosas.
Frente a la lógica del consumismo, supone transmitir la idea de q u e el
sistema de consumo está acabando con la vida. Por lo tanto el consumo
crítico plantea, en primer término, la necesidad de realizar una disminución
drástica del consumo y la construcción de nuevos paradigmas de compor-
tamiento que incorporen la idea de decrecer en la capacidad de producir
y consumir: vivir mejor con menos. También resulta necesario reasociar
las decisiones de compra a las necesidades de las personas, así c o m o idear
alternativas para satisfacerlas sin pasar necesariamente por la condición de
gastar dinero.
En este sentido, a u n q u e cambiar los hábitos personales es importante,
la solución real sólo será eficaz si estos actos individuales van acompañados
de procesos colectivos que persigan una acción política. Se trata de crear
una clase consumidora que sepa moverse de m o d o colectivo y consciente,

204
CONSUMO CRITICO: LIMITES A LA BULIMIA SOCIAL

y q u e trabaje para salir de la religión de la economía del crecimiento.


En este contexto, para generar alternativas se hace necesario establecer
criterios que aporten coherencia práctica a la crítica política. Estos criterios
han de enmarcarse en los principios de la biomímesis (imitar a la natu-
raleza): cerrar los ciclos de la materia, consumir y producir residuos en
función de las capacidades naturales, centrar la producción y el consumo
en lo local, basar la obtención de energía en el sol, potenciar una alta di-
versidad e interconexión biológica y humana, acoplar nuestra velocidad a la
de los ecosistemas y aplicar el principio de precaución. Estas son las bases
a partir de las cuales comenzar a actuar desde lo colectivo para construir
un m o d o de relación con el entorno en el que la economía no ocupe la
centralidad.
El'Consumo crítico supone, p o r lo tanto, analizar el ciclo de vida de
;

aquello que adquirimos: q u é recursos han sido necesarios extraer, cómo


se\ha producido, cuál ha sido su cadena de distribución y q u é ocurre con
el residuo generado una vez q u e se consume.
Por ello, desde esta mirada también es importante comenzar a plantearse
la necesidad de saber cómo y por quién han sido producidas y distribui-
das las cosas que consumimos. Saber si los beneficios de lo que pagamos
por el producto se reparten de manera justa a lo largo de la cadena de
producción, y si esta cadena es demasiado larga para ser sostenible. Así, es
interesante valorar si el criterio más importante a la hora de comprar es el
precio, y si los productos alternativos son caros o es que los convencionales
son demasiado baratos.
Por otro lado, la gran distribución se ha ido imponiendo como referente
en el modelo de consumo actual, especialmente en el caso de alimentos
y productos de primera necesidad. En el Estado español, ocho de cada diez
personas compran sus alimentos en estos establecimientos, y sólo cinco
empresas distribuidoras minoristas controlan más del 5 0 % de la produc-
1

ción alimentaria .2

En las últimas décadas, las empresas transnacionales, entre las que se


encuentran las grandes cadenas de supermercados, han venido creciendo
no sólo en tamaño, sino también en influencia económica, social y política.
Por eso, hoy ya se han convertido en los principales exponentes del proceso
de globalización neoliberal, con efectos devastadores sobre la sostenibilidad
ambiental, la distribución de la riqueza y la soberanía alimentaria de los

1 El Corte Inglés, Mercadona, Carrefour, Eroski, Auchan-Alcampo


2 Fuente: IDEAS: Boletín n° 15. Septiembre 2 0 0 6 .

205
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

pueblos.
Y, por último, es importante tener en cuenta q u e el ciclo de vida de un
producto no termina cuando lo hemos consumido: hay q u e analizar oye
ocurre con el residuo que se genera. En este sentido, se hace muy necesario
evitar la comercialización de productos sobreempaquetados y luchar contra
la cultura del usar y tirar, que son los factores q u e más han incrementado
los niveles de residuos derivados del consumo.

El consumo crítico como alternativa


A partir de estas ideas, se están construyendo y expandiendo una variedad
de alternativas que promueven un consumo crítico, consciente y sostenible.
Sustentados en los criterios de la economía ecológica, están en marcha
proyectos que, a pequeña escala, ensayan prácticas de consumo social y
ambientalmente responsables. Estas alternativas están cada vez más pre-
sentes y sus propuestas ponen en entredicho el sistema de producción,
distribución, financiación y consumo, y conllevan una profunda crítica a
sus consecuencias: el comercio actual no es justo ni equitativo, la banca
convencional no es ética y la industria de la alimentación intensiva no es
sostenible.
Cada uno de estos proyectos nace a partir de objetivos distintos, pero
comparten su riqueza a la hora de señalar posibles soluciones a los proble-
mas del modelo de consumo vigente. Así, las cooperativas autogestionadas
de consumo de productos ecológicos son una iniciativa ciudadana que
fomenta el trato directo entre quienes ejercen el consumo crítico y quienes
se dedican a la producción sostenible, además de generar una cultura de
cooperación local y regenerar las relaciones sociales y comerciales q u e las
grandes superficies han deteriorado. Vale la pena comprobar que, actual-
mente, existen unos 2 0 0 grupos de este tipo repartidos por todo el territorio
español, q u e han crecido exponencialmente en cantidad, articulación y
eficacia logística.
También las cooperativas de trueque crean redes ciudadanas q u e inter-
cambian bienes y servicios, cuestionando la cultura de la competitividad
y el economicismo del comercio convencional. Son proyectos basados en
la cooperación y la ayuda mutua, alternando la esencia monetarista del
sistema de intercambios.
En un sistema en el que más del 9 0 % de los recursos naturales em-
pleados se transforman en desechos, destacan diferentes iniciativas q u e
apuestan por la recuperación de residuos que, una vez tratados, vuelven

206
CONSUMO CRITICO: LIMITES A LA BULIMIA SOCIAL

al mercado. Los proyectos de reutilización como las tiendas gratis o libres


van en la misma línea: son espacios de gestión colectiva q u e recogen pro-
ductos textiles para ofrecerlos de forma gratuita, partiendo de una crítica
a la industria de la moda, a la tiranía de la obsolescencia acelerada y a la
deslocalización de las actividades productivas hacia las zonas periféricas,
d o n d e los costes laborales son menores y hay una mayor permisividad
ambiental.
De la reutilización y del reciclaje nacen igualmente propuestas de bri-
colaje social, que reeducan a las consumidoras y consumidores en la repa-
ración y el arreglo de muebles, electrodomésticos y demás productos que
habitualmente son considerados basura antes de tiempo. Y este modelo
de aprendizaje se ha extendido a muchos otros bienes, c o m o pequeñas
viviendas, productos de elaboración natural y alimentos artesanales.
En definitiva, propuestas como éstas, u otras similares que se basen en
los mismos principios, suponen una apuesta por la innovación y la creati-
vidad y tienen sus raíces en procesos colectivos y participativos, por lo que
comparten no sólo una mirada crítica al consumismo, sino también una
esencia propositiva para que pueda hacerse efectiva una transformación
del modelo de sociedad en que vivimos.

El consumo como acto colectivo de cambio


Ante las crisis q u e recorre el planeta, el discurso económico busca una
única opción: reactivar el consumo como vía para retomar la senda del
crecimiento infinito. Esta huida hacia delante viene dada por la necesidad
de las élites económicas de perpetuar un sistema que les permite concen-
trar la riqueza.
La propuesta neoliberal parte de su propia esencia contradictoria: ante
el colapso social, ambiental y financiero propone seguir alimentando el
mismo modelo de vida, de producción, de acumulación, de distribución,
de movilidad y de consumo que ha creado el problema.
Por todo ello urge la búsqueda de alternativas, y nuestra propuesta se
sustenta en crear un estilo de vida q u e apueste por recuperar el valor de
lo colectivo, de la sencillez, la diversidad, lo duradero y lo lento, q u e dé
prioridad a los procesos de reproducción frente a la hegemonía de la pro-
ducción, que privilegie el equilibrio frente al crecimiento y el uso frente a
la posesión. Un modelo de consumo comunitario y de cercanía, d o n d e la
construcción de la cultura y la identidad no se basen en la adquisición de
bienes de consumo.

207
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

En este sentido, el ejercicio de un consumo crítico, consciente y res-


ponsable requerirá de una transformación de la conciencia colectiva, de la
aplicación de nuevos criterios para la toma de decisiones de compra, de
acciones políticas que promuevan un cambio del sistema y de la potencia-
ción de aquellas alternativas que rompan con el paradigma del crecimiento
económico y del máximo beneficio en el mínimo plazo.

Bibliografía recomendada
• Klein, Naomi. No Logo. Paidós, 2001.
• López García, Daniel y López López, |, A. Con la comida no se juega.
Traficantes de Sueños, 2 0 0 4 .
• Lodeiro, Toni. Consumir menos, vivir mejor. Txalaparta, 2 0 0 8 .
• Alonso, Luis Enrique. La era del consumo. Siglo XXI, 2 0 0 6 .

208
La batalla del lenguaje:
toponimia de la resistencia
José Vicente Barcia Magaz
Responsable de Prensa y Comunicación de Ecologistas en Acción
y miembro del instituto de Periodismo Preventivo y Análisis Internacional

"Una historia sólo merece ser contada cuando las palabras no


pueden agotar su sentido"
Julián Ríos

La batalla continúa. El planeta y sus habitantes están en peligro y las conse-


cuencias son cada vez más difíciles de soslayar. Los actores, perpetuadores
del sistema frente a preservadores, colisionan, afilan prácticas, argumentos
y estrategias, d o n d e el^ lenguaje es otro lugar de confrontación entre los
que quieren perpetuar un modelo de colapso social y ambiental, y aquellos
movimientos sociales que, como el ecologismo social, proponen una crítica
profunda y una alternativa transformadora q u e preserve las condiciones
para una" vida digna y sostenible.

Desmaterialización de la realidad
El gigante capitalista, desbocado y sin límites tras la caída del Muro de
Berlín, implementa sus tácticas de control para poder perpetuarse, acuciado
c o m o está, por el peso de sus propias contradicciones.
Envejecido, rígido y anquilosado, el capitalismo comienza a ser cons-
ciente del límite de su plasticidad. A la serpiente dorada ya le q u e d a n
pocas pieles que mudar. Por ello, juega y apuesta denodadamente por la
transformación del alma colectiva , utilizando para ello una vasta panoplia
1

1 Un conjunto de estrategias que funcionarán en un doble sentido: como meca-

209
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

de mecanismos y tecnologías de la comunicación.


J • Revitaliza y actualiza e\ concepto .de alienación, reduciendo el interés
público al artificio del espectáculo, culminándose de este m o d o una
2
auténtica cultura de la anestesia .
• Construye una agenda Setting^ en la q ue se controlan los flujos
temáticos y en la q u e q uizá no se diga directamente lo q u e se tiene
q u e pensar, pero sí se persuade colectivamente para q ue se acepten los
temas sobre los q ue hay q ue hacerlo.
• Los medios de comunicación son pieza fundamental en toda esta
estrategia, p r o p o n i e n d o un tratamiento informativo q u e responde
prioritariamente a una estructura de producción económica en un
,v contexto capitalista:­máximo beneficio al mínimo coste y én el me­
/У дог t i e m p o posible. De lo q ue se deriva una lógica informativa en la
que se selecciona lo q u e se emite y lo q u e se omite, despachando los
mensajes de la disidencia con informaciones superficiales en las q ue se
obvian las causas y los agentes de solución, fabricándose una imagen
estereotipada q u e tiene c o m o objetivo generar un cordón sanitario en
torno a esa resistencia.
• Además, se articula toda una ingeniería del ruido, q ue somete el
silencio necesario al pensamiento creativo a un continuo abordaje coti­
diano de miles de estímulos informativos de toda naturaleza, generando
necesariamente una percepción social confusa.
• A todo lo cual, hay qu e añadir otro elemento esencial: el sistemático
deterioro democrático, propio de una sociedad a la q ue se adiestra para
adorar las nuevas tecnologías de la información, asumiendo de manera
automática las limitaciones y determinaciones de estas tecnologías en el
contenido de las informaciones. Hay q ue añadir además, lo q ue algunos
4
expertos han definido como sondeocracia . Es decir, dha democracia

nismo de arrastre y derribo de lo que n o puede ser metabolizado por d sjstema,


o como forja de un pacto de con sen timien to en tre un a parte de la población y
quienes gobiern an . Esto último, como resultan te de lo que Ramón Fern án dez
Duran den omin a "con quista del Alma".
2 La actualización de la alien ación que Fern an do Cembran os precisa a través de
una de sus acuñacion es: "escapada virtual".
3 La teoría de la agen da Setting (McCombs y Shaw), subraya la importan cia de los
medios sobre la opin ión pública y la capacidad que éstos tien en para modelarla a
partir de la selección de los temas que son n oticiables, en detrimen to de aquellos
que se ign oran .
4 Lo que a juicio de expertos en opin ión pública y comun icación política, como

210
LA BATALLA DEL LENGUAJE: TOPONIMIA DE LA RESISTENCIA

b a s u r a ' q u e descansa, sobre todo, en las nuevas tecnologías y d o n d e


se interroga al sujeto sobre realidades descontextualizadas o banales,
utilizándose además en un doble sentido: c o m o arma arrojadiza en la
confrontación partidaria y, también, c o m o afianzamiento de un pacto
tácito de consentimiento.
Sin embargo, todas estas formas de control, y otras muchas, no podrían
ser posibles sin la apropiación del lenguaje. Sentencia Borges desde su
formidable El Informe de Brodie, que no hay palabra simple, ya<jue hasta el
más ínfimo vocablo invoca la.complejidad del-universo. Una complejidad
en la que el capitalismo ha usado las palabras para vaciarlas de sus signifi-
cados primigenios, convirtiéndolas en la infantería pedagógica del engaño
o la resignación. De este modo, resulta fácil percibir cómo se ha roto la
línea, q u e para todos los comunicólogos debiera ser sagrada, que une el
significante con el significado y, por tanto, la palabra con la realidad.
La presunta desmaterialización de la economía, tan denunciada por los
economistas ecológicos , es una rama más de una filosofía sistémica que
5

ha fijado como otro de sus mayores objetivos modificar el mapa cognitivo


colectivo a través de la desmaterialización de la realidad en su conjunto. Así,
el capitalismo ha alejado de manera decidida la palabra de su significado,
manteniendo la etiqueta sintáctica pero haciendo trampa en su designación
semántica. Ejemplos de lo anterior son términos como libertad, democracia,
desarrollo, terrorismo, radicalidad... q u e designan conceptos acuñados
interesadamente y que tienden a reflejar polaridades simplistas:
• Utopías prefabricadas por Occidente para un consumo global (ya
sea real o deseado).
• Enemigos caricaturizados y sentidos desde un miedo colectivo,
inducido por los perpetuadores del sistema.

El lenguaje de la preservación
En oposición a todo lo anterior, el ecologismo social articula su discurso y
sus prácticas a través de un lenguaje que posibilita la toma de conciencia,
a partir de análisis rigurosos y contrastados sobre la realidad de las condi-

M . Lourdes Vinuesa, puede socavar el concepto de democracia en favor de otros


a

sucedáneos.
5 La desmaterialización se idea como trampa para masas, pero es claro que el poder
del sistema radica en el dominio de la psicología de las masas y, sobre todo, en
el control de los recursos naturales, lo que es bien físico y palpable.

211
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

d o n e s de vida pasadas, presentes y de futuro . 6

Ante la deconstrucción de la realidad q u e opera el sistema, disociando


causas y consecuencias, el planteamiento del ecologismo social estriba
en la interconexión de todas las facetas de la realidad, lo q u e aporta una
perspectiva de coherencia compleja y profunda a todas las alternativas que
desde este movimiento se proponen.
Se trata, en definitiva, de desmitificar la realidad, desnudándola de
simbolismos estériles, para descubrir el contexto d o n d e se muestran las
causas, las consecuencias, las formas de dominación, las alternativas y los
agentes de solución.
Algunos conceptos que podrían definir el espíritu del ecologismo social
son:
• La memoria: la memoria de la tierra y sus gentes. La memoria
c o m o materia prima, junto a la experiencia, del aprendizaje colectivo.
Memoria de los atajos que no son ciertos . Memoria de la posibilidades
7

rotas... y también memoria de los logros históricos.


• La autenticidad: el vínculo inquebrantable entre la teoría y la prác-
tica. El aval del compromiso personal en una lucha colectiva a través 8

de la acción respetuosa pero decidida.


• La acción: desde la óptica de la percepción social, uno es lo que
hace. El ecologismo social no disocia, asocia, construyendo verdades en
red. Verdades que producen acciones concretas en las q u e se disfruta,
resiste, cuestiona, quiebra inercias y propone alternativas.
• Lo colectivo: desde la libertad personal, se toma lo colectivo c o m o
referencia de plenitud. El espacio para la democracia cierta y cotidiana.
Lugar para la pluralidad y la negociación. Espacio para la resistencia y
la transformación.
El lenguaje puede ser, y lo es, un claro indicio de lo q u e es el ecologis-
mo social y los movimientos de resistencia a los que se asocia. Igualmente,
el lenguaje del sistema, es un síntoma del capitalismo. D o n d e éstos dicen
sociedad de consumo, marketing, daños colaterales, guerras preventivas,

6 Buen ejemplo son los estudios científicos que fueron la base fundamental de las
reivindicaciones ecologistas en torno al calentamiento global a finales de los 70
y primeros 80 y que con palabras diferentes a las que ahora se utilizan venían a
pronosticar la inminencia del cambio climático de consecuencias trágicas.
7 Arthur Koestler define esos atajos en su novela Espartaco: los gladiadores (1940)
como la Ley de los Desvíos, de infaustas consecuencias.
8 Según Lanza del Vasto, la estrategia de la no-violencia pasa por un compromiso
personal que avala de facto los argumentos del disidente.

212
LA BATALLA DEL LENGUAJE: TOPONIMIA DE LA RESISTENCIA

fronteras, etc., el ecologismo social sostiene conceptos como decrecimiento,


austeridad, racionalidad, sostenibilidad, igualdad, deuda ecológica, etc.
Lo que a continuación se propone, es un glosario, en absoluto unívoco,
de algunas de las palabras y conceptos esenciales que articulan los análisis
y propuestas del ecologismo social. Las fuentes principales para definir su
significado están extraídas de los textos recogidos en este libro. Sin embargo,
estás fuentes no son las únicas, siendo las definiciones tributarias de otros
muchos textos de formidables autores, c o m o es el caso de la referencia a
la ¡nfoesfera inspirada en Ramón Fernández Duran. Evidentemente, faltan
otros conceptos q u e por posibilidades de espacio no se asoman a este capí-
tulo. Otros muchos están emergiendo en estos precisos momentos a través
de la fragua del compromiso práctico, q u e discurre de m o d o singularmente
intenso a través del discurso de la acción.

Toponimia de la resistencia
Agrocarburantes
Combustibles obtenidos a partir de cultivos o restos vegetales, cuyo objetivo
es paliar las consecuencias de la crisis del petróleo, con el fin de mantener
las actuales líneas de producción y transporte. Sin perjuicio de que una
producción y uso local basada en técnicas agroecológicas pudiera ser acep-
table, el actual desarrollo de los agrocarburantes abunda en el desequilibrio
social y ambiental de los países del Sur, implantando monocultivos, gene-
ralmente transgénicos, en detrimento de la biodiversidad y la producción
local de alimentos.

Anticooperación
Acción concertada desde el Norte y cuyas consecuencias negativas reper-
cuten en el Sur, ya que persigue la consecución de objetivos que perpetúen
la primacía de Occidente.

Antinuclear
Actitud de rebeldía ante los grupos de presión q u e tratan de legitimar la
existencia de un sistema de aprovechamiento energético que se ha desve-
lado inseguro - l o demuestran los accidentes e incidentes a lo largo de los
a ñ o s - , dependiente - y a q u e precisa para su desarrollo de materias primas
muy escasas en nuestra planeta, como el uranio, y cuyo proceso de enrique-
cimiento sólo es abordable por algunos países- y antidemocrático, porque
beneficia sólo a las grandes corporaciones de la energía y porque abunda

213
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA V POSIBLE

en un modelo de producción energética basado en la concentración, en


detrimento de otros sistemas que, como el solar, p u e d e desarrollarse de
manera descentralizada.

Biocentrismo
La vida como valor central del que se nutren todas las especies a través
de una red de interdependencias de las q u e el ser h u m a n o forma parte
sin ser su centro.

Biodiversidad
Estrategia central para la preservación de la vida a través de un paradigma
de desarrollo vital condicionado a los recursos existentes en la zona, lo q u e
se logra por medio de relaciones entre individuos de la misma especie y
entre especies diferentes, en las q u e confluyen procesos de cooperación,
complementariedad, apoyo mutuo y competitividad. También se dice de
la diversidad genética de las diferentes especies.

Biomímesis
Emulación humana de las estrategias que se producen en la naturaleza para
generar un modelo de desarrollo sostenible a través de la preservación del
entorno q u e se habita y del que se depende.

Biopiratería
Expolio del conocimiento sobre los recursos naturales que atesoran las
comunidades primigenias (sobre todo sus mujeres) a favor de intereses
económicos ajenos a estas poblaciones.

Cambio climático
Alteración global de los ciclos climáticos, producida y acelerada por la ac-
ción humana y cuyas consecuencias pueden ser catastróficas e irreversibles.
Evidencia de los efectos de la globalización.

C o n s u m o crítico o responsable
Actitud contraria a la cultura del consumismo compulsivo, q u e vincula
éticamente al consumidor con los procesos sociales, económicos y eco-
lógicos, en la producción, transporte y venta de cualquier bien, teniendo
en cuenta los recursos naturales que precisa, las emisiones q u e genera y
los residuos que produce. En torno a estas ideas florece una extensa red
ciudadana de la que nacen propuestas como las cooperativas de consumo,

214
LA BATALLA DEL LENGUAJE: TOPONIMIA DE LA RESISTENCIA

de trueque, etc.

Decrecimiento
Herramienta para la sostenibilidad q u e combate el mito capitalista del cre-
cimiento continuo en un planeta finito. Se propone el decrecimiento en el
consumo de recursos naturales en las regiones de mayor desarrollo, como
elemento principal para establecer las bases de un desarrollo sostenible
social y ambientalmente, q u e nos aleje de la actual situación de colapso,
provocando además la mejora en las condiciones para la sostenibilidad en
las regiones más empobrecidas.

Democracia ambiental
Participación directa de las personas y las comunidades en la gestión de
los recursos naturales, desarrollando una perspectiva de corresponsabilidad
que vincule coherentemente las causas locales con los efectos globales, y
viceversa.

y D e u d a de los cuidados
Deuda acumulada a lo largo de los siglos por el patriarcado, a causa de las
desiguales dedicaciones de hombres y mujeres a las imprescindibles tareas
relacionadas con la reproducción social y los afectos.

D e u d a ecológica
El concepto de deuda ecológica persigue el reconocimiento internacional
de los desajustes socioeconómicos producidos por el expolio de los recursos
naturales por parte de Occidente, así c o m o la reparación y compensación
necesarias para restablecer condiciones de equilibrio ecológico y justicia
internacional.

Ecoeficiencia
Conjunto de mecanismos paliativos, desarrollados desde el ámbito tecno-
lógico, q u e tratan de minimizar los impactos negativos del uso o consumo
de determinados bienes tecnológicos en el medio ambiente. Reclamo
publicitario con el que se intenta crear una ilusión ecológica q u e legitime el
consumo de tecnologías energéticamente más eficientes.

Ecofascismo
Control y disfrute de los recursos naturales por una parte minoritaria de
la humanidad, utilizando para ello herramientas de legitimación social y

215
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

mecanismos de imposición económico-diplomático-militares.

J
Ecofeminismo
Corriente de pensamiento que relaciona las lógicas y mecanismos de des-
trucción del planeta con la subordinación y explotación de la mujer por
parte del capitalismo y el patriarcado. Rebelión por la ética del cuidado
contra el contexto de androcentrismo, creando redes de gestión de lo
cotidiano desde un prisma de sostenibilidad.

Ecología política
Sistema de relaciones entre sujeto, comunidad y entorno. El ecologismo
político plantea una transformación política y social que vertebre de mane-
ra armónica los agentes necesarios para crear un modelo auténticamente
sostenible.

Ecologismo de los pobres


Considera que la acumulación de riqueza en un sistema interconectado
es intrínsecamente generadora de injusticias sociales y degradadora de los
servicios ecosistémicos. Las comunidades mantienen un vínculo directo con
la naturaleza y sus recursos, proponiendo una relación entre ser h u m a n o
y medio que respete los ritmos de regeneración de esos recursos. Herra-
mientas básicas del ecologismo de los pobres son la reivindicación de la deuda
ecológica, la democracia ambiental y la soberanía alimentaria.

Ecologismo social
Movimiento social q u e persigue la transformación política a través de
la creación de un nuevo contrato social, basado en la sostenibilidad y la
justicia, entre la ciudadanía y el entorno, contrario al paradigma de desa-
rrollo actual y que traslada una lectura compleja y relacional, en la que se
fundamentan sus críticas y alternativas.

Energías renovables
Sistemas de aprovechamiento energético de m e n o r impacto negativo, que
utilizan recursos renovables y que pueden desarrollarse de manera descen-
tralizada, como es el caso de las energías solar y eólica.

Gestión de la d e m a n d a
En una sociedad sostenible, el sistema de producción y consumo no debe-
ría tratar de dar respuesta a la oferta recibida, sino, más bien, gestionar en

216
LA BATALLA DEL LENGUAJE: TOPONIMIA DE LA RESISTENCIA

función de los límites físicos y con criterios de equidad la d e m a n d a que


es posible satisfacer.

{ Globalización
Mundialización de los valores y prácticas del imperialismo, considerando
legítimo la utilización de todos los recursos (económicos, militares, psico-
sociales, etc.) para perpetuar el modelo occidental.

Huella ecológica
Unidad de medida q u e vincula el consumo personal a la extensión del
territorio y recursos naturales necesarios para satisfacer ese consumo.

Infoesfera
También d e n o m i n a d a Tercera Piel. M e c a n i s m o de control psicosocial
q u e oculta el vínculo de dependencia de nuestra especie con el planeta,
mediante el domino de los medios de comunicación, difundiendo mitos
c o m o el de la desmaterialización de la economía y generando trampas de
alienación masiva c o m o la escapada virtual.

Movimiento slow
Ciudadanía opuesta a la cultura de la velocidad dictada desde los paráme-
tros de desarrollo propios del libre mercado. Por el contrario, desde este
movimiento se p r o p o n e un retorno a los ritmos naturales, a la proximidad,
a la calma como forma de mejorar la producción y el consumo responsa-
ble. Muestras de la acción slow, son sus negativas al consumo de comida
rápida, apostando por la slow food, o la creación de una cultura urbana de
la lentitud (slow cides).

Movilidad sostenible
Lejos del edulcorado institucional al que se ha visto sometido este con-
cepto, la movilidad sostenible pasa necesariamente por la búsqueda de
una cultura de la proximidad que reduzca las necesidades de transporte
e infraestructuras añadidas, desterrándose o limitando valores c o m o la
velocidad y globalización.

Pacifismo
Valor connatural del ecologismo, que se sustancia en un discurso y prácticas
claramente no-violentos y antimilitaristas, denunciando y desobedeciendo
el papel de los ejércitos y demás cuerpos represivos, así como la cultura de

217
III. ESCUCHAR LA VIDA: MENSAJES PARA UNA ALTERNATIVA NECESARIA Y POSIBLE

la guerra en la q u e se amparan valores de dominación, jerarquía, violencia


estructural, machismo, etc.

Principio de precaución
Confrontándose con el poderoso influjo de la tecno-ciencia, se priorizala
salud humana y medioambiental sobre cualquier proceso de investigación
o producción que pueda representar riesgos presentes o futuros. Un rasgo
esencial del principio de precaución es que la prudencia se impone hasta
que la inocuidad de cualquier proceso tecno-científico ha sido probada.
Clara violación de este principio, internacionalmente aceptado, es la pro-
ducción de organismos genéticamente modificados o la liberación de aquellas
sustancias q u e generan de manera persistente y bioacumulativa un autén-
tico riesgo químico.

Servicios ecosistémicos
Producción de los recursos esenciales para la vida por los ecosistemas:
aire, agua o alimentos. Todas las especies son bio e interdependientes y
generadoras de servicios ecosistémicos.

Soberanía alimentaria
Creación de sistemas agroalimentarios Iocales que hacen posible la indepen-
N

dencia social, promoviendo el consumo cercano y sostenible mediante la


preservación del entorno, la utilización de especies autóctonas y el respeto
a los ciclos naturales.

Sostenibilidad
Paradigma de desarrollo q u e se fundamenta en el respeto a los límites
del planeta y en la democracia ambiental c o m o condición básica para la
continuidad de la vida.

218
índice alfabético

ll-S, 54, 5 6 Banco Mundial (BM) 38, 44, 163


Big Science, 145, 147
Accesibilidad, 2 0 0 Biocapacidad, 74, 7 5 , 76
Acción por el Clima, 3 8 Biocentrismo, 214
Acuíferos, 41, 51, 83 Biocombustibles, 195
Acumulación (de capital, de bienes), 19, 21, Biodiversidad, 11, 16, 17, 3 3 , 67, 68, 6 9 , 70,
2 3 , 8 9 , 91, 92, 9 5 , 125, 127, 136, 175, 71, 7 3 , 74, 79, 100, 120, 121, 131, 137,
2 0 7 , 216 156, 157, 166, 171, 198,213
África (Occidental, Oriental, Subsahariana), Biomasa, 195
3 5 , 6 2 , 7 5 , 8 1 , 8 2 , 98, 157, 185 Biomímesis, 122, 133, 2 0 5 , 214
Agencia Europea de Medio Ambiente, 2 0 2 Biopirateria, 38, 4 3 , 214
Agencia Europea de Químicos (ECHA), Bioprospección, 157
113, 114 Biosfera, 16, 2 3 , 7 4 , 121, 134, 148, 149
Agencia Internacional de la Energía, 83, 87 Bulimia social, 2 0 3
Agenda Setting, 210
Agricultura ecológica, 166 Calentamiento global, 1 2 , 3 8 , 8 3 , 125, 155,
Agricultura industrial, 34, 97, 99 159, 212
Agrocarburantes o agrocombustibles, 86, Calidad ambiental, 108, 110
8 7 , 88, 9 8 , 156, 157, 199, 213 CaUdad del aire, 4 8 , III, 198
Agroecología, 102, 165, 171 Cambio climático, 4 4 , 71, 79
Agroquímicos, 9 9 Campesin@s, 4 3 , 101, 157, 164
Agrotóxicos, 100, 170 Caos sistemico, 89
Aire contaminado, 111 Capa de ozono, 151, 153
Alienación, 210, 217 Capitalismo, 17, 18, 19, 27, 29, 44, 55, 57,
Amazonia, 34 59, 61, 62, 6 3 , 79, 87, 91, 9 5 , 96, 123,
Androcentrismo, 171, 216 127, 135, 172, 2 0 9 , 211, 216
Anticooperación (ambiental), 156, 157, 158, Cataluña, 109, 155, 1 5 7 , 2 0 0
159, 160 Cercanía, 197, 2 0 0 , 2 0 1 , 2 0 7
Antimilitarismo, 183, 185, 186 Clase obrera, 28
Antimilitarista, 183, 184, 185, 186 Cuma, 79, 80, 81, 82
Antinuclear, 213 Clorofluorcarbonados (CFC), 149, 153
Antropocentrismo, 131, 132, 171 C 0 (dióxido d e carbono) 44, 7 3 , 79, 80,
2

Asia (Meridonal, Sudoriental), 81, 89 81, 8 3 , 198, 199


Autogestión, 35, 186 Combustibles fósiles, 22, 44, 80, 8 3 , 85, 86,

219
87, 8 8 , 8 9 , 191, 192, 195 Deforestación, 74, 80, 87
Comercio global, 167 Democracia (directa, participativa, liberal,
C o m p o n e n t e s tóxicos, 110 ambiental, cooperativa...), 15, 27, 2 9 ,
Concentraciones ambientales previstas sin 3 0 , 127, 135, 136, 138, 139, 149, 173,
efecto (PNEC), 114 215, 216, 218
Conciliación, 178 Derechos ambientales, 137
Conferencia de las NN UU sobre el Medio Derechos humanos, 57, 135, 136, 137, 159,
Humano, 151 170
Conferencia de Wingspread, 151 Desertización, 100
Consumismo, 93, 2 0 3 , 2 0 4 , 207, 214 Deslocalización, 61
C o n s u m o (sociedad de, de energía, bien de, Deuda de cuidados, 179
niveles de, crítico, responsable, de suelo, Deuda ecológica, 35, 38, 41, 42, 4 3 , 44, 73,
de recursos...), 18, 19, 22, 24, 2 8 , 34, 158, 159, 160, 178, 179, 215
36, 37, 39, 41, 68, 7 3 , 76, 77, 8 3 , 87, Deuda extema, 38, 41, 42, 159
8 9 , 9 5 , 9 8 , 101, 104, 105, 107, 108,
122, 126 128, 140, 165, 167, 189 192, Ecoeficiencia, 215
195, 199, 2 0 3 - 2 0 8 , 211, 214 218 Ecofascismo, 30, 128, 215
Contaminación (de suelos, química, medio- Ecofeminismo, 38, 169, 170, 171, 172, 173,
ambiental) 15, 42, 4 3 , 44, 68, 76, 81, 216
100, 110, 112, 147 Ecología (política), 38, 44, 101, 124, 135,
Convención de Viena, 151 138, 155, 156, 169, 170, 173, 216
Cooperación, 5 3 , 9 6 , 128, 139, 155, 156, Ecología (profunda, superficial), 132, 133
158, 159, 185, 2 0 6 Ecologismo de los pobres, 39, 44, 161, 171,
Cooperativas (de trueque, de consumo), 179, 216
141, 2 0 6 , 214 Ecologismo social, 12, 30, 33, 39, 121, 122,
Crecimiento (económico, industrial, conti- 138, 155, 156, 158, 1 6 0 , 2 0 9 , 2 1 1 - 2 1 3 ,
nuo, infinito), 17, 18, 21, 22, 2 3 , 24, 2 5 , 216
2 8 , 30, 42, 60, 62, 7 5 , 8 7 , 8 8 , 9 3 , 103, Ecologismo, 33, 39, 143, 169, 180, 2 0 2 ,
120, 121, 123, 126, 144, 153, 160, 175, 217
199, 2 0 4 , 2 0 5 , 2 0 7 , 2 0 8 , 215 Ecomímesis, 133
Crédito ecológico, 77 Economía de mercado, 18, 35, 39
Crisis alimentaria, 97, 98, 99 Economía ecológica, 119, 124, 2 0 6
Crisis ambiental, 30, 35, 94, 140, 178, 2 0 4 Ecosfera, 120-122
Crisis de los cuidados, 176, 178 Ecosistema(s), 12, 17, 23, 28, 33, 35, 37,
Crisis del petróleo, 60, 8 9 , 90, 213 42, 4 3 , 67-71, 73, 74, 77, 79, 120, 123,
Crisis ecológica, 16, 28, 121, 132, 149, 176 128, 133, 134, 139, 149, 156, 157, 164,
Crisis económica, 44, 91, 94 166, 171, 2 0 4 , 2 0 5 , 218 171
Crisis energética, 87 Ejércitos, 55, 56, 146, 183, 186, 217
Crisis global, 86, 8 8 , 93, 186 Emisiones (contaminantes, de CO¿), 11, 4 4 ,
Cultivos ecológicos, 100 7 5 , 8 3 , 100, 122, 192, 198, 199, 214
Cultura de paz, 19, 54 Energía (solar, nuclear, térmica...), II, 19,
Cultura del cuidado, 180 22, 28, 38, 49, 67, 7 5 , 81, 8 3 , 87, 104,
C u m b r e Mundial de la Alimentación, 97 119, 120, 126, 128, 163, 189, 190, 191,
193, 194, 195, 201, 2 0 5 , 213
DDE, 109 Energías renovables, 8 3 , 8 5 , 90, 192, 195,
DDT, 109, 147 216
Decrecimiento, 27, 44, 63, 89, 125, 127, Equidad, 12, 19, 38, 42, 4 4 , 9 0 , 128, 173,
128, 129, 159, 160,213,215 193, 217
Defensa popular no-violenta, 185 Escapada virtual, 47, 210, 217

220
ÍNDICE ALFABÉTICO: CLAVES DEL ECOLOGISMO SOCIAL

Espacios naturales, II, 6 9 , 103, 104, 107, Impacto (daño) ambiental, 4 3 , 189, 191,
166 192, 195
Especie humana, I I , 17, 22, 67, 70, 71, 121, Imperialismo, 57, 59, 217
131 133, 137, 172, 180, 214, 217 Incendios, 80 ,
Especies, 35, 37, 67-70, 74, 128, 137, 138, índice de Desarrollo H u m a n o (IDH), 33,
157, 214, 218 34, 190
Especismo, 132 Indígenas, 17, 34, 4 3 , 127, 139, 157, 165
Especulación, 60, 61, 87, 88 lnfoesfera, 213, 217
Estado español (España) 55, 57, 8 3 , 84, Informe Bruntland, 119
104 106, 108 I I I , 156, 163, 194, 198, Informe Planeta Vivo (IPV), 73, 77
202, 205 Insostenibilidad, 42, 6 5 , 198, 199
Estrés hídrico, 82
Etica del cuidado, 172, 216 lusticia (ambiental, global, social), 12, 19, 3 9 ,
Europa, 44, 4 8 , 8 6 , 8 9 , 94, 106, 110, 111, 42, 62, 121, 122, 155, 159, 160, 166,
113, 126, 152, 185, 2 0 0 173, 186, 215, 216
European Environmenl Agency, 115
European Peace Aclion, 187 La Vía Campesina, 164, 165, 171
Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, Libertad, 17, 18, 29, 30, 56, 113, 135, 139,
123 140, 170, 173, 176, 183, 211, 212
Libre comercio, 34, 156
Eaantanya, 35, 39 Love Canal, 180
FAO, 7 5 , 97, 9 8 , 100, 102, 163
Fascismo, 35 Materias primas, 24, 28, 35, 44, 87, 8 8 , 9 9 ,
Feminismo, 155, 169, 173, 180 156, 213,
Fertilizantes, 9 8 , 9 9 , 163 Medio rural, 163, 165, 167
Fondo Monetario Internacional (FMI), 38, Mercado, (economía de, libre, capitalista,
44 global, local...), 15, 18, 24, 27-30, 34-
Fuentes de energía, 7 5 , 81 36, 39, 4 9 , 51, 60, 87, 9 0 - 9 3 , 98-101,
III, 113, 115, 127, 136, 164-167, 172,
Gases de efecto invernadero, 11, 4 3 , 69, 7 3 , 175-178, 180, 2 0 4 , 2 0 5 , 207, 217
79, 80, 125, 191, 192 Metabolismo (económico, social, energéti-
Generación distribuida, 195 co), 120, 123, 156, 189, 191
Género, 54, 122, 169, 170-173, 187 Modernidad, 16, 175
Gestión de la demanda, 216 Movilidad (motorizada, sostenible), 4 9 , 50,
Global Forum di Rio, 41, 44 8 8 , 106, 197-200, 207, 217
Globalización (capitalista, neoliberal), 2 ,
7
Movimiento Slow, 217
2 8 , 44, 49, 59-63, 97, 137, 155, 160, Movimientos sociales, 2 5 , 41, 92, 138, 143,
2 0 4 , 2 0 5 , 217 155, 159, 160, 2 0 9
Glocalización, 138 Mujeres (de Negro Contra la Guerra), 15,
Great London Smog, 147 19, 28, 38, 54, 136, 149, 169, 170,
Green New Deal, 44 171, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 185,
Grupo Intergubernamental de Expertos 186, 214
sobre Cambio Climático (1PCC), 75 M u n d o postfosilista, 89
Guerra Fría, 56
Guerra global, 53, 56 Naturaleza, II, 12, 16, 17, 18, 19,25, 41,
53, 6 5 , 69, 92, 9 3 , 121, 122, 126, 131,
Huella de cuidados, 179 133, 134, 138, 140, 146, 163, 169, 171,
Huella ecológica, 2 3 , 42, 6 8 , 73-75, 108, 172, 176, 177, 1 7 9 , 2 0 5 , 2 1 4 , 2 1 6
121, 179, 217 Neurotóxicos, 110

221
Niveles de consumo, 3 7 , 128, 192 Progreso, 15-19, 21, 131, 144
No Blood for OH, 89 Proximidad, 197, 2 0 0 , 201, 217
Norte-Sur, 42, 155, 161, 170
No-violencia (no-violenta) 184, 186, 212 Quién d e b e a quién, 35, 45
Nuestro m u n d o no está en venta, 160 Química verde, 115
N u e v o orden mundial, 56
REACH, 113, 115
Occidente, 2 8 , 3 9 , 89, 185, 211, 213, 215 Reciclaje, 127, 2 0 7
OPEP, 8 7 Recursos (naturales, fósiles, locales, ambien-
Ordenación del territorio, 191 tales, excedentes, tóxicos...), 18, 19, 22,
Organismos Modificados Genéticamente 2 3 , 33, 34, 35, 36, 37, 3 8 , 39, 41, 42,
(OMG), 153, 164 4 3 , 4 9 , 60, 67, 73, 74, 7 5 , 76, 8 6 , 87,
Organización de las Naciones Unidas 8 9 , 9 3 , 9 5 , 103, 104, 107, 120, 122,
(ONU, Objetivos del Milenio de la), 33, 125, 126, 127, 128, 135, 137, 140, 141,
7 5 , 119, 121, 123 157, 163, 165, 166, 167, 178, 179, 186,
Organización Mundial de la Salud (OMS), 192, 201, 2 0 4 , 2 0 5 , 2 0 6 , 211, 214, 215,
2 3 , 70, 110 216, 217, 218
Organización Mundial del Comercio Red biótica, 37
(OMC), 38, 44, 164, 167 Red Birregional Enlazando Alternativas, 160
Oriente (Próximo, Medio), 39, 8 9 , 93 Reproducción (social) 15, 113, 176, 179,
207, 215
Pacifismo, 53, 217 Reservas energéticas, 191
Países del Norte, 44, 70, 164, 2 0 4 Residuos (radiactivos, tóxicos...), II, 22,
Países del Sur, 35, 44, 70, 213 2 3 , 38, 42, 4 3 , 49, 67, 107, 119, 120,
Participación, 30, 31, 51, 108, 136, 139, 122, 125, 126, 128, 180, 192, 194, 2 0 5 ,
140, 176, 178, 215 2 0 6 , 214
Patriarcado, 172, 175, 179, 215, 216 Resiliencia, 120, 121
Paz (cultura de) 19, 20, 54, 56, 115, 170 Reutilización, 2 0 7
Peace News, 184 Revolución Industrial, 17, 18, 22, 67, 86,
Pesticidas, 82, 163, 164, 171, 173, 187 189
Petróleo (pico del, crisis del), 15, 18, 2 5 , 60, Revolución Verde, 99
8 0 , 85-87, 89-90, 9 3 , 94, 9 8 , 125, 127, Riesgo químico, 109, 218
157, 165, 167, 191, 193, 195, 197, 213
Plan Estratégico de Infraestructuras y Trans- Segunda Guerra Mundial, 109, 145-147
portes (PE1T), 106, 199 Semillas transgénicas, 100, 166
Plataforma Rural, 165 Servicios ecosistémicos, 6 9 , 70, 216, 218
Pobreza (ambiental, ecosistémica), 21, 3 3 - Soberanía alimentaria, 4 3 , 160, 163, 164,
3 9 , 42, 63, 164 165, 167, 171, 173, 2 0 5 , 216, 218
Polución, 82 Sociedades del riesgo, 147, 153
Prácticas del cuidado, 172 Sostenibilidad (ecológica, ambiental, social),
Primera Conferencia Internacional sobre la 12, 3 0 , 34, 3 5 , 38, 42, 77, 103, 107,
Protección del Mar del Norte, 151 108, 110, 119, 120, 121, 122, 124, 127,
Primera Guerra Mundial, 156, 185 128, 137, 139, 140, 173, 175, 180, 2 0 5 ,
Principio de precaución, 115, 143, 149-154, 213, 215, 216, 218
2 0 5 , 218 Sustancias químicas, 109, III, 112, 113, 114,
Producción sostenible, 2 0 6 166
Producto Interior Bruto (P1B), 21, 22, 3 3 ,
34, 92, 192, 198 Tecnociencia, 134, 143, 144, 145, 146, 148,
Productos ecológicos, 2 0 6 153, 154

222
ÍNDICE ALFABÉTICO: CLAVES DEL ECOLOGISMO SOCIAL

Tecnolatría, 144
Tercer Mundo, 60, 171, 173
Tercera piel, 217
Tóxicos, 110, 112, 114, 164
Trabajo de cuidados, 176, 178
Transgénicos, 97, 100, 164, 166, 213
Transnacionales (empresas, redes), 21, 38,
44, 156, 159, 2 0 5
Transnational Institute, 159, 161
Transporte, 15, 22, 24, 38, 55, 9 8 , 101, 105,
106, 155, 190, 191, 197, 198, 1 9 9 , 2 0 0 ,
2 0 2 , 213, 214, 217
Tratado de Maastricht, 151
Tratado de Niza, 151

Unión Europea (UE), 62, 8 3 , 9 3 , 108, 151,


152, 153, 156
Urbanización, 47, 50, 8 5 . 86, 103, 104, 106,
107, 189, 198

Velocidad (cultura de la), 67, 7 3 , 9 3 , 125,


127, 128, 198, 2 0 5 , 2 1 7
Violencia (de género) 18, 5 3 , 55, 137, 160,
170, 171, 179, 184, 218
Vivir mejor con menos, 125, 2 0 4

223

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