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LENGUAJE EN LA ARQUITECTURA

Para comenzar a entender acerca del lenguaje en la arquitectura


debemos de saber que en primera la arquitectura es una de las bellas
artes y por lo tanto hablar de un lenguaje del arte parecerá bastante
natural para unos y muy poco adecuado para otros. Es muy común
oír referencias al lenguaje de la pintura, de la música, arquitectura
etc. Pero la mayoría de las veces tales referencias son de carácter
claramente metafórico, o bien se refieren a los medios o recursos de
que se vale cada manifestación artística particular, al estilo o la
manera de expresión peculiar.
Algunos admiten condescendientemente que el arte podrá
considerarse, si se quiere, un lenguaje expresivo o emotivo, pero que
de ningún modo comunica nada: y como esta nota de la
comunicación de un significado es esencial al lenguaje en sentido
estricto, el arte sólo puede designarse como lenguaje en sentido
impropio.
Por otro lado hay pensadores de alto rango que no solo consideran
que el arte es un lenguaje, sino que constituye el lenguaje por
excelencia, siendo las voces científicas y convencionales de
significado establecido productos intelectualizados y artificiosos,
similares a la notación algebraica.
Charles Morris dice: no veo ninguna razon que impida ver las artes
como lenguajes, dependientes en parte del lenguaje hablado, menos
adecuados para otros...... Pienso que se puede defender con cierta
dignidad el carácter lingüístico de las artes si el análisis se centra en
el signo iconico.
Collingwood considera que el arte es el lenguaje en el pleno sentido
del termino, así como toda expresión lingüística genuina es arte.
Expresión e imaginación son las que distinguen esencialmente el
arte de actividades que erróneamente se confunden con este, como
lo son la artesanía, la representación, la magia y el entretenimiento.
La expresión lingüística es, asimismo, comunicativa por excelencia;
lo que comunica es siempre una emoción, y lo hace mediante un
acto consciente y deliberado, a diferencia de lo que puede designarse
como una manifestación involuntaria de una emoción, que ocurre
cuando, por ejemplo, nos traiciona nuestra fisiología ( el gesto que
nos arranca la alegría o el dolor, la palidez del miedo o el rubor de la
vergüenza) .
Expresar una emoción es traer a la claridad de la inteligencia una
agitación confusa de nuestro ánimo, dándole forma de imagen.
Esta conformación de nuestros sentimientos es, a la vez, el comienzo
de la vida consciente y el puntode partida tanto de la inteligencia
como del lenguaje.
Porque la inteligencia, empieza no con los conceptos, sino con las
imágenes; los conceptos son racionales que el intelecto establece
entre las imágenes, y éstas son las que constituyen los elementos
primarios con que empezamos a comprender la experiencia
inmediata, emocional.
La teoría epistemológica según la cual, el conocimiento empieza por
los datos de los sentidos desprovistos de emotividad: los datos
sensoriales se nos ofrecen cargados de sentimiento, y su
interpretación científica común es producto de una esterilización.
Antes de empezar a pensar, sentimos la realidad que nos rodea como
una corriente emotiva,en este nivel no nos hemos elevado al nivel de
la conciencia; ni siquiera podemos decir que experimentamos
emociones , pues estas no han sido aun configuradas en nada
definido. Su configuración y definidad comienza con la toma de
conciencia de lo que experimentamos como una corriente puramente
informa, cuando lo enmarcamos en una imagen.
Conciencia e imaginación coinciden en el primer grado de la
inteligibilidad: con ellas se establece, asimismo, la vida activa del
hombre, pues al tomar conciencia de lo que nos ocurre comenzamos
a gobernar nuestra existencia, siendo, en cambio, meramente
pasivos, determinados por el psiquismo asociativo, en el nivel
inconsciente preimaginario.
El dato, en rigor, es ya una imagen pues contiene el fluir de las
impresiones, que no son dadas sino dentro de una forma, como tal
color, tal sonido, o aun tal sentimiento, puesto que son tambien
impresiones las sensaciones psíquicas internas.
La imaginación es neutra con respecto a lo real o lo irreañ; no
establece tales relaciones. Imaginar se contrapone a percibir:
imaginamos la parte posterior del objeto que observamos, la
habitación contigua, la calle que se prolonga más allá de donde
alcanza la vista. Lo imaginario no es precisamente lo ficticio,
imaginar no equivale a inventar, pero tampoco solamente a
reproducir o recordar; es comprensión elemental, toma de
conciencia. La imaginación es neutra con respecto a lo verdadero o
lo falso: verdadero o falso es el pensamiento que enuncia relaciones
entre imágenes, pero las imágenes mismas aparecen antes de ser
calificadas por el intelecto, se limitan a dar forma a los sentimientos.
La conciencia en su estado primario de imaginación no abstrae, sino
solo concentra la atención hacia los contenidos de interés vital, una
vez fijada la forma, ha nacido la inteligencia y, con ella, también la
libertad: la vida humana pasa de meros estados padecidos a actos
deliberados, que gobiernan la corriente ciega de las sensaciones e
impulsos automáticos. La actividad del pensamiento presupone la de
la atención, en que se apoya como base; lo que solo existía como
oscuro sentimiento , se convierte por obra de la atención, en saber
consciente, la multiplicación informe del flujo de las sensaciones se
constituye en la unidad estable de una imagen. Ahora puede el
intelecto ejercer su labor vinculativa entre las imágenes y avanzar
hacia generalizaciones cada vez mas complejas. La atención hacia
determinados contenidos no puede librarnos , ciertamente, de las
sensaciones que se nos imponen, pero si puede decidir cuales de
ellas han de ser situadas en el foco de la conciencia, prestándoles
apoyo y dirección, en tanto que el resto de la corriente es refrenado o
eludido. El intelecto racionalmente borda luego sus tramas
abstractivas sobre un material ya seleccionado por la atención
preferencial de la conciencia, y es así la imaginación la que
establece previamente las bases de la libertad. También el lenguaje
conceptual es precedido por las expresiones de la imaginación.
Hay algo en el lenguaje intelectualizado que no posee el lenguaje en
su forma imaginativa originaria , y es el significado abstracto. En el
lenguaje originario no podemos diferenciar entre expresión y
significación: se quiere significar lo que se dice, y nada mas.
Mientras que en la forma intelectualizada encontramos ambas cosas:
expresividad y significado. Como lenguaje, expresa cierta emoción;
como simbolismo, se refiere mas allá de esta emoción al
pensamiento cuya carga emotiva constituye. Sin emoción no seria
lenguaje; sin significación no seria lenguaje intelectual.

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