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Derechos de segunda generación: Derechos sociales

Los derechos sociales surgen del constitucionalismo social, luego del constitucionalismo clásico
con la revolución industrial, como una necesidad de regular las actividades laborales del hombre
y protegerlas. El Estado gendarme pasa a ser un Estado de bienestar. Aparece con la idea de
igualar para que todos tengamos las mismas oportunidades, y caracteriza al trabajo como una
actividad humana (no como una mercancía como se pensaba en el capitalismo). Por lo tanto
merece una protección especial, y en nuestro ordenamiento jurídico lo encontramos
consagrado en el art. 14 bis de la Constitución Nacional. A nivel internacional también tiene una
principal importancia en materia de derechos sociales, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales.

a) El art. 14 bis

El art. 14 CN fue el resultado de la reforma constitucional de 1957. La incorporación de la nueva


cláusula, produjo un doble efecto, por un lado se elevaron los derechos sociales y económicos a
jerarquía constitucional; por el otro, significó la inclusión de nuestra Ley Fundamental dentro de
la corriente de ideas que caracterizan al movimiento del constitucionalismo social, sin olvidar el
precedente de la Constitución de 1949. En sus tres párrafos consagra derechos de distinta índole
cuya titularidad corresponde a distintos sujetos.

i) Primer párrafo

Protege al trabajador que desarrolla sus tareas en relación de dependencia. El sujeto titular de
los derechos que acá se contemplan es el trabajador como persona física. Como consecuencia
del principio protectorio tiende a asegurarle garantías mínimas para la preservación de su
dignidad en la esfera de su actividad profesional. Una sola disposición está referida a las
relaciones de empleo público y es la que le garantiza su estabilidad. Algunas de las garantías que
protege son la jornada limitada, el descanso y vacaciones pagas, el salario mínimo vital y móvil,
igual remuneración por igual tarea, entre otras.

ii) Segundo párrafo

Consagra derechos cuya titularidad corresponde a los sindicatos (asociaciones gremiales de


trabajadores), con lo cual se incorpora como titular de derechos constitucionales una asociación
intermedia, característica esencial del movimiento del constitucionalismo social. Por primera
vez en nuestro sistema constitucional una persona jurídica es titular de derechos. A los
trabajadores que ejerzan la representación sindical se les otorga una protección especial con la
finalidad de asegurar su independencia.

A continuación de la fórmula que enuncia el principio de organización sindical libre y


democrática, el artículo se ocupa de las entidades que, gozan de status constitucional, es decir
los gremios. Su mención tiene por objeto reconocer los derechos considerados como
típicamente gremiales, entre los que menciona sólo tres: a) la huelga; b) la concertación de
convenios colectivos de trabajo; c) el recurso a la conciliación y el arbitraje.

La norma constitucional cuando habla de "gremios", entendemos que alude a "asociación


gremial" (o sindical) organizada, siempre que no ejerza el monopolio exclusivo y total de los
derechos, porque hay que admitir que puede haber y hay, otros sujetos activos (colectivos e
individuales) distintos de las asociaciones con personalidad gremial que están habilitados
constitucionalmente para ejercer derechos gremiales. En nuestra Constitución material la casi
totalidad de los sistemas legales que hasta la actualidad se han sucedido en la materia, exhiben
discrepancias con el art. 14 bis, porque lejos de institucionalizar la democracia sindical ha
consolidado la posición jurídica excluyente o dominante —hasta en el ámbito político— de las
asociaciones con personería gremial.

Por lo tanto, los derechos gremiales que consagra el segundo párrafo del art. 14 bis CN son los
siguientes:

 El derecho de huelga: es un derecho reconocido sólo a los gremios que se lo ha


interpretado en el sentido de que sólo los sindicatos con personería gremial tienen
derecho a declarar la huelga luego de agotadas las vías conciliatorias previas y para la
defensa de los intereses profesionales. Con lo que quedarían excluidas las huelgas
generales decretadas por oposición a las políticas oficiales o las huelgas de un sindicato
en adhesión a la medida de fuerza de otro.

 Los convenios colectivos de trabajo: otro de los derechos gremiales contemplados en la


norma en análisis, es el de concertar convenios colectivos de trabajo, con las
asociaciones de empleadores, un empleador o varios. Parte de la doctrina entiende que
el art. 14 bis, le ha reconocido en este campo "poder normativo" a las asociaciones
profesionales. Ello, en tanto y cuanto el convenio colectivo ha quedado equiparado al
mismo rango que el que poseen las leyes en razón de que establece normas generales
y abstractas.

 Conciliación y arbitraje: también aparece como derecho de los gremios la obligación de


someter los conflictos laborales a la conciliación y el arbitraje, es decir, por medios
pacíficos. Modalidad cuya aplicación se ha extendido como instancia previa al ejercicio
del derecho de huelga.

iii) Tercer párrafo

Consagra los derechos de la seguridad social, rama distinta al derecho del trabajo y que alcanza
no sólo a los trabajadores que desempeñan sus actividades en relación de dependencia sino
también a los trabajadores autónomos. Aquí aparece como titular de derechos constitucionales
otro "grupo intermedio": la familia. Alguna de las garantías que protege son las jubilaciones y
pensiones móviles, protección integral de la familia, acceso a una vivienda digna, entre otras.

b) El artículo 14 bis y la reforma de 1994

Como ya hemos advertido la reforma constitucional de 1994 con la modificación del artículo 75
que regula las facultades del Congreso, ha agregado cláusulas (en particular en los incisos 17,
19, 22 y 23) que resultan complementarias de las disposiciones de la parte dogmática. En lo que
respecta al art. 14 bis, cabe señalar su confluencia con el inc. 19 del art. 75, que establece una
serie de metas que deben guiar la labor legislativa, muchas de las cuales están directamente
relacionadas con la dimensión social de las personas.

Se establece que el Congreso deberá "proveer lo conducente al desarrollo humano", cláusula


que se relaciona con la concepción originaria de nuestra Constitución, que en su preámbulo
establece como uno de los fines del Estado argentino el de "promover el bienestar general ".
Más adelante desarrollaremos la voz "desarrollo humano " que como veremos alude al concepto
de sustentabilidad que importa una nueva relación entre los campos económico, ambiental y
social.
El segundo párrafo del inc. 23 del art. 75CN, agrega al régimen de seguridad social la protección
del niño y de la madre desde el embarazo, completando de esta forma las disposiciones del
tercer párrafo del artículo 14 bis. Así resulta notoria la ampliación del "techo ideológico" de
nuestra Ley Fundamental, como se expresa en el Capítulo I.

Es indudable que la reforma de 1994 ha ratificado el carácter social de nuestra CN y


consecuentemente, las responsabilidades que tal concepción atribuye al Estado. Las reformas
emprendidas en materia laboral y de seguridad social, deben realizarse en base a este mandato
constitucional y cumplir con los principios de legalidad y razonabilidad consagrados en nuestra
Constitución. Los derechos sociales deben ser reglamentados por ley del Congreso y es potestad
de este órgano determinar la extensión y contenido de los mismos.

Fallo "ATE c/ Ministerio del Trabajo" (2008)

La Dirección Nacional de Asociaciones Sindicales hizo lugar a la impugnación formulada


por la Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) y declaró la invalidez de
la convocatoria a elecciones de delegados del personal efectuada por la Asociación de
Trabajadores del Estado (ATE). Contra esa decisión, ATE interpuso un recurso jerárquico
que fue desestimado, y posteriormente interpuso un recurso extraordinario.

La Corte Suprema con su sentencia terminó iniciando el camino hacia la consagración


de la libertad sindical reconocida en el art. 14 bis CN y en tratados internacionales, en
particular en el ámbito de la Organización Internacional del Trabajo. Se termina
declarando inconstitucional el artículo 41, inc. a), de la ley 23.551 de asociaciones
sindicales que dispone que para ser delegado del personal se requiere "estar afiliado a
la respectiva asociación sindical con personería gremial y ser elegido en comicios
convocados por ésta". La Corte consideró que esa disposición era contraria al derecho a
la libertad de asociación sindical amparado tanto por el art. 14 bis de la Constitución
Nacional como por las normas de raigambre internacional —art. 75, inc. 22, CN—, en la
medida en que exige que los delegados del personal y los integrantes de las comisiones
internas y organismos similares previstos en su art. 40, deban estar afiliados a la
respectiva asociación sindical con personería gremial y ser elegidos en comicios
convocados por ésta. Expresó la Corte que: "Los términos 'libre y democrática' que
menta el artículo 14 bis —a los fines del derecho de sindicalización—, no por su
especificidad y autonomía, dejan de ser recíprocamente complementarios, y este orden
conceptual se corresponde con la interpretación del Convenio 87 de la Organización
Internacional del Trabajo y la labor de los órganos de control internacional de la
mencionada organización" y más adelante y de manera concomitante sostiene: "Existe
una diferencia fundamental entre el monopolio sindical instituido o mantenido por la
ley directa o indirectamente, y el que voluntaria y libremente quieran establecer los
trabajadores, ya que el primero no debe trascender los límites impuestos por las normas
expresas del Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual, aun
cuando manifiestamente no apunta a imponer el pluralismo sindical, sí exige que éste
sea posible en todos los casos".

Fallo “Orellano c/ Correo Oficial de la República Argentina S.A.” (2016)


La empresa Correo Oficial de la República Argentina despidió a Orellano por haber
participado en la convocatoria y realización de medidas de fuerza que no contaron con
el aval de ninguno de los sindicatos que representaban al personal. Orellano reclamó
ante la justicia que se dejara efecto el despido y se lo reincorpora a su puesto de trabajo
alegando que había sido víctima de una trato discriminatorio prohibido por la ley.
Concretamente, sostuvo que el despido era una injustificada represalia por su
participación en medidas legítimas de “acción gremial”. Al final interpuso recurso
extraordinario.

En su sentencia, la Corte rechazó ese argumento señalando que las medidas de fuerza
en las que participó el trabajador en modo alguno podían considerarse legítimas. La
Corte puntualizó que la huelga es un medio de presión, para lograr que se satisfagan
ciertas reclamaciones del sector laboral, que obstaculiza el normal desarrollo de las
actividades de producción de bienes o de prestación de servicios. Por ende, las medidas
de acción directa no solo perjudican al empleador, también afectan a los destinatarios
de dichos bienes y servicios, es decir, a los consumidores o usuarios.

La Corte recordó que el derecho huelga fue incorporado al texto de la Constitución


Nacional cuando la reforma de 1957 agregó el artículo 14 bis. En el primer párrafo, el
artículo 14 bis centró su atención en el “trabajador” disponiendo que la ley debe
asegurarle una serie de derechos, entre ellos, “la organización sindical libre y
democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial”. Y a
continuación, el segundo párrafo del artículo 14 bis de la Constitución Nacional
estableció que “queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de
trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga”. De modo que
corresponde entender que los “gremios” mencionados en el segundo párrafo del
artículo 14 bis como titulares del derecho de declarar una huelga no son otra cosa que
aquellas entidades profesionales que surgen como fruto del despliegue del derecho a la
“organización sindical libre y democrática” reconocido a los trabajadores en el párrafo
anterior, es decir, a las asociaciones sindicales a las que la Constitución habilita para el
ejercicio de derechos colectivos cuando satisfacen el requisito de su “simple inscripción
en un registro especial”.

La Corte también tuvo en cuenta que, del mismo modo, tanto los tratados
internacionales sobre derechos humanos como la doctrina elaborada por la
Organización Internacional del Trabajo a partir de las disposiciones de su convenio 87
sobre la libertad sindical contemplan al derecho de declarar una huelga como un
derecho que le corresponde a la asociación profesional de trabajadores.

Finalmente, el Tribunal señaló que la interpretación de los textos constitucionales e


internacionales en juego que se efectúa en este caso guarda coherencia con sus
decisiones anteriores en materia de libertad sindical (casos “Asociación Trabajadores del
Estado” y “Rossi”); de modo que la doctrina constitucional enunciada implica que, en lo
que atañe al derecho de adoptar medidas de acción directa, los sindicatos no pueden
ser discriminados en razón su grado de representatividad. Es decir, que tienen derecho
a declarar una huelga tanto los sindicatos que gozan de la personería gremial como las
asociaciones sindicales simplemente inscriptas.
Finalmente, la Corte Suprema resolvió que no son legítimas las medidas de fuerza
promovidas por grupos informales ya que el art. 14 bis de la Constitución Nacional y las
normas internacionales sobre derechos humanos solamente le reconocen el derecho de
declarar una huelga a los sindicatos, es decir, a las organizaciones formales de
trabajadores.

Fallo “Vizzoti c AMSA S.A.” (2004)

Vizzoti se había desempeñado como director médico de A.M.S.A. -una empresa de


medicina prepaga- durante 26 años, percibiendo una remuneración mensual de 11.000
pesos. La empresa decidió despedirlo “sin justa causa” y, consecuentemente, le abonó
27.048 pesos en concepto de indemnización. Disconforme, Vizzoti impugnó ante la
justicia la aplicación del tope para el cálculo indemnizatorio. Argumentó que se afectaba
su derecho a gozar de protección contra el despido arbitrario tal como lo establece el
artículo 14 bis de la Constitución Nacional. Y exigió que se le abonara la diferencia que
resultara de calcular la indemnización sobre la totalidad del sueldo que cobraba cuando
fue despedido. Al final interpuso recurso extraordinario.

La Corte Suprema sostuvo que la base salarial para el cálculo indemnizatorio no puede
ser reducida en más de un tercio (33%) del monto total de la remuneración. En otras
palabras, para la Corte no es inconstitucional que exista un límite para el cálculo de la
base, pero éste no puede ser inferior al 67% del monto que el trabajador recibía como
remuneración cuando estaba empleado.

El máximo tribunal realizó una interpretación del artículo 14 bis de la Constitución


Nacional en cuanto a la protección contra el despido arbitrario. Consideró que una de
las finalidades de la indemnización es reparar en concreto el daño que presumiblemente
produce el despido “sin justa causa”. Por ello, establecer topes máximos podría
desvirtuar este propósito reparatorio. En ese sentido, la Corte entendió que debe existir
una relación razonable entre el sueldo que percibía el empleado y el monto
indemnizatorio.

También agregó que el trabajador goza de una protección especial en la relación laboral,
que es un sujeto favorito o privilegiado del derecho. Dijo que debe haber una relación
proporcional entre el sueldo que el trabajador percibía en actividad y el monto que la
empresa debe pagar si decide concluir el vínculo laboral sin justa causa.

Finalmente, la Corte declaró inconstitucional la norma de la Ley de Contratos de Trabajo


que establece un tope para el cálculo indemnizatorio en los despidos sin justa causa.

Sistema de garantías

Las garantías son procedimientos que el ordenamiento jurídico otorga a los habitantes
para tornar posible el goce de los derechos reconocidos. Sin las garantías, no habría
posibilidad de un auténtico Estado de Derecho, pues las personas quedarían indefensas
frente a las violaciones a sus derechos provenientes del Estado y de otros particulares.
Son llaves o mecanismos para acceder a la jurisdicción, sólo cuando se den los requisitos
formales y materiales. Podemos distinguir, entonces, dos clases de garantías:

 Garantías genéricas: son todas aquellas que tienden a proteger toda clase de
derechos (amparo, debido proceso).

 Garantías específicas: son aquellas que protegen exclusivamente determinados


derechos (habeas corpus, habeas data).

a) El debido proceso
Es un conjunto de garantías procesales que tienen por objeto asistir a los individuos
durante el desarrollo del proceso judicial, y así protegerlos de los abusos de autoridades,
y permitirles defensa en sus derechos.
El art 18. CN menciona que ningún habitante de la nación podrá ser penado sin juicio
previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones
especiales, o sacados de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa.
Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo, y es inviolable la defensa en juicio
de la persona y de los derechos. De este artículo surgen los siguientes principios en
materia del debido proceso:

 Juicio previo: nadie puede ser castigado sin haber sido previamente juzgado y
sentenciado mediante el debido proceso.
 Juez natural: son jueces naturales los juzgados y tribunales creados por ley antes
de que se produzca el hecho que motiva el proceso, sin importar el o los
individuos que lo integren. Lo que no se puede es sacar al individuo de ese
juzgado “natural” y formar una comisión especial para que se lo juzgue.
 Ley anterior: ningún habitante puede ser penado sin juicio previo fundado en ley
anterior al hecho del proceso. De este principio se derivan otros dos:
i) Principio de legalidad: si al momento en que el individuo cometió el acto,
este no estaba prohibido por la ley, es un acto permitido y por lo tanto el
sujeto no podrá ser castigado.
ii) Principio de irretroactividad de la ley: las leyes en principio rigen para el
futuro y no pueden aplicarse a hechos ocurridos antes de su sanción. Sin
embargo, en materia penal, se admite la aplicación retroactiva de una ley
cuando es más benigna que la que regía al tiempo de cometerse el delito.
 Inviolabilidad de la defensa en público: durante el juicio, el individuo podrá hacer
lo que sea necesario para defender su persona y sus derechos, es decir, para
demostrar su inocencia o la legitimidad de los derechos que invoca.
 Declaración contra si mismo: nadie puede ser obligado a declarar contra si
mismo.

b) El amparo
Se ha definido comúnmente al amparo como una acción judicial breve y sumaria, rápida
y expedita, destinada a garantizar los derechos y libertades constitucionales distintos de
la libertad física (pues ella está protegida por el hábeas corpus), que tiene un ámbito
diferente del de los procesos ordinarios, por cuanto éstos no pueden satisfacer la
urgencia de la restauración de los derechos presuntamente conculcados, lo cual es un
elemento esencial en el proceso de amparo. El amparo tiene como objetivo restaurar el
derecho o, impedir que se siga produciendo el daño.

i) Evolución en nuestro derecho

El amparo en nuestro país es una creación pretoriana y jurisdiccional, que tuvo su origen
en los famosos casos "Siri" y "Kot", que admitieron, pese a la ausencia de regulación
procesal específica, la existencia de una acción destinada a la protección de los derechos
no alcanzados por el hábeas corpus, ya que se estimó que los preceptos constitucionales
y la experiencia institucional del país reclamaban de consuno el deber de asegurar el
goce y ejercicio plenos de las garantías individuales para la efectiva vigencia del Estado
de Derecho. En el caso "Siri" se protegía la libertad de prensa frente a una violación del
poder público. Mientras que en el caso “Kot” se admitió la acción respecto de una
violación proveniente de particulares.

La Corte Suprema en la mencionada jurisprudencia determina las características de la


acción al considerarla como excepcional, reservada a las delicadas y extremas
situaciones en las que, ante la ausencia de otras vías legales, se pone en peligro la
salvaguarda de derechos fundamentales del hombre.

La regulación legislativa recién aparecería una década después (1966-68) con la sanción
de la ley 16.986, reglamentaria del amparo contra actos de autoridad pública, mientras
que en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación se da cabida a esta acción
cuando va dirigida contra actos de particulares (art. 321, inc. 2º).

La última reforma de la Constitución Nacional en 1994 incorpora las garantías


individuales a su texto. El artículo 43, ubicado en el segundo capítulo —Nuevos Derechos
y Garantías— de la parte dogmática o doctrinaria contiene tres clases o tipos diferentes
de garantías, amparo, hábeas data y hábeas corpus. La Constitución prevé las dos formas
de amparo ya reguladas en nuestra legislación, contra actos del Estado y contra actos
de particulares. Ambos requieren para su admisibilidad formal la inexistencia de otra
acción o medio judicial "más idóneo" para hacer cesar la violación, restricción ilegítima
o peligro que impida el goce y ejercicio de un derecho.

Con criterio extensivo, la nueva norma constitucional no sólo garantiza el ejercicio de


derechos de jerarquía constitucional, sino también de aquellos contemplados en
tratados internacionales o en leyes comunes. De esta manera se produce un importante
avance que pone de manifiesto el neto corte garantista que ha tenido la enmienda
constitucional de 1994.
El amparo, a su vez, se encuentra regulado por la Ley 16.986, existente antes de la
reforma constitucional de 1994, pero que luego de la reforma es mejorada. Es
importante mencionar que el Estado también podría interponer un amparo, ya que es
una persona jurídica.

ii) Tipos de amparo

El amparo, además de que puede ser contra autoridades públicas o contra particulares,
se clasifica en tres tipos:

 Amparo individual: es aquel que sólo puede interponer el afectado, ya que se


está afectando un derecho subjetivo o el bien jurídico de una persona en
particular. Tiene un fin personal, no es homogéneo y protege intereses
individuales que son divisibles. Se encuentra regulado en el art. 43 CN, 1° párrafo.
 Amparo colectivo o de incidencia colectiva: es aquel que puede interponer el
afectado, el defensor del Pueblo, y las asociaciones que estén registradas y
permitidas por la ley. Se está afectando el derecho colectivo de un grupo de
personas por igual, con la misma fuente o causa del perjuicio. Tiene un fin
colectivo y protege intereses colectivos que son indivisibles. Se encuentra
regulado en el art. 43 CN, 2° párrafo. Se encuentra estrechamente relacionado
con los derechos que protegen contra cualquier forma de discriminación, el
medio ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como los
derechos de incidencia colectiva en general.
 Amparo individual con intereses homogéneos: es aquel que lo interponen los
integrantes del grupo afectado (“acción de clases”), y para invocarla el hecho
debe ser único y uniforme, homogéneo, y el interés debe ser individual pero que
afecte a cada uno por igual (incidencia colectiva referente a intereses
individuales homogéneos). Tiene un fin con intereses expansivos, es homogéneo
o único, y protege intereses individuales que son divisibles aunque afecten a
todos por igual. Se encuentra relacionado con los derechos que protegen contra
cualquier forma de discriminación, el medio ambiente, a la competencia, al
usuario y al consumidor, así como los derechos de incidencia colectiva en general
(pero con intereses individuales homogéneos). Hay un hecho único o continuado
que provoca la lesión a todos ellos.

iii) Requisitos del amparo

El amparo contiene una serie de requisitos para poder invocarlo, que pueden clasificarse
en formales y materiales.

Requisitos formales:

 Legitimación activa: en el amparo individual, la acción la interpone sólo el


afectado (más restrictiva); en el amparo colectivo la acción la interpone el
afectado, el defensor del pueblo o las asociaciones autorizadas por la ley (más
amplia); en el amparo individual con intereses homogéneos la acción la
interponen los integrantes del grupo afectado (“acción de clases”).
 Inexistencia de una vía mas idónea: ante la falta de otra garantía mas idónea, la
acción de amparo debe ser eficaz, rápida, expedita y que no presente grandes
complicaciones.
 Plazo: la acción debe interponerse dentro de los 15 días en que se produjo o
pudo haberse producido, o se tuvo conocimiento de la afectación al derecho.

Requisitos materiales:

 Acción/omisión: puede tratarse de una acción u omisión mientras esté


interviniendo una voluntad (de autoridad pública o de particulares)
 Arbitrariedad/ilegalidad manifiesta: refiere a que el hecho sea claro e
inequívoco, razonable y sea una cuestión no justiciable.
 Caso concreto: procede únicamente ante un caso en concreto.
 La afectación: procede cuando se lesione, restrinja, altere o amenace un derecho
de forma actual o inminente.
 Derechos protegidos: el derecho o la garantía afectada debe estar reconocida
por la Constitución Nacional, un tratado o una ley.

c) Habeas corpus

Es el medio para garantizar la libertad ambulatoria de las personas. Se trata de una clara
limitación al poder de los gobernantes que no pueden encarcelar a las personas en
contra de lo que establece la ley. La evolución del instituto lo ha llevado a aplicarse no
sólo en materia de libertad física, sino también en lo relativo a las condiciones de
detención de las personas encarceladas, como así también en otras cuestiones
vinculadas con ellas. En otros casos, nos permite que se de a conocer el paradero de una
persona, si su detención fue lícita o ilícita, y que en caso de ser ilícita se proceda a la
reparación del derecho a libertad física. La acción de habeas corpus se mantiene y puede
interponerse también durante el estado de sitio.

i) Antecedentes

Con la sanción de la Constitución de 1853, la primera reglamentación de esta garantía


fue el art. 20 de la ley 48. La Constitución de 1949 contempló expresamente el "hábeas
corpus". Actualmente se encuentra regulada por la ley 23.098; y es a partir de 1994 que
nuevamente alcanza jerarquía constitucional con su incorporación en el art. 43 CN, 4°
párrafo.

La celeridad es un elemento esencial de esta acción, por ello la norma constitucional le


da entonces, el carácter de "acción sumarísima" al procedimiento que se adopte para
su ejercicio.

ii) Clasificación de habeas corpus


El habeas corpus puede clasificarse en 5 tipos:

 Habeas Corpus clásico (o reparador): se usa para hacer cesar la detención ilegal
(detención sin orden de autoridad competente).
 Habeas Corpus Preventivo: se usa para cuando hay una amenaza real e
inminente contra la libertad física (no se trata de simples actos preparatorios).
Por ej.: orden de arresto ilegal que esta pronta a ejecutarse.
 Habeas Corpus Correctivo: se usa a favor de las personas detenidas en forma
legal. Su objeto es corregir las condiciones de detención legal cuando no fueran
las que corresponden. Por ej.: si a un preso no se le da de comer, entonces puede
interponer el ¨habeas corpus correctivo¨, para que se le de de comer.
 Habeas Corpus Restringido: se usa para los casos en que hay perturbación en
el derecho de locomoción, sin llegar a la privación de la libertad. Por ej:
seguimiento, vigilancia, no dejar entrar al trabajo, al estudio, a la casa, etc.
 Habeas Corpus de desaparición forzada de personas: hoy en día ya no se lo
utiliza, porque se utilizó muy frecuentemente durante la última dictadura militar.

iii) Legitimación activa y pasiva de habeas corpus

Legitimación activa: el habeas corpus puede ser interpuesto:

 Por el propio detenido.


 Por otra persona en su nombre.
 Por el juez, de oficio (cuando toma conocimiento de un arresto ilegal, amenaza
a la libertad, etc.)

Legitimación pasiva: el habeas corpus sólo puede interponerse contra las autoridades
públicas.

d) Habeas data

El habeas data es una garantía que poseen las personas para exigirle explicaciones a
aquellos organismos públicos o privados que tienen datos o información sobre ella o su
familia, y así averiguar qué datos puntuales tienen y por qué y para qué los tienen. Se
encarga de proteger los datos personales de la persona (autodeterminación de la
información) que se encuentran en los bancos de datos públicos o privados. El habeas
data protege el derecho a la intimidad o a la privacidad.

Constituye una novedad dentro de nuestro derecho y es un mecanismo de defensa


frente al "poder informático" que permite invadir el derecho a la privacidad reconocido
en el art. 19 de nuestra Constitución.

El fenómeno aparece con la organización del relevamiento de datos sobre las personas
para la creación de bancos, de parte de la administración pública como así también de
entidades privadas. Nadie discute la utilidad de esas fuentes de información, ellas
constituyen una valiosísima herramienta para la concreción de variados fines, que hacen
a la satisfacción del interés general. Pero frente a esta cara de la moneda, surge
igualmente otra realidad que se relaciona con el poder que adquiere quien maneja esos
datos. Ellos pueden ser también empleados para influir en variadas formas sobre la
buena fe de las personas, para de ese modo lograr objetivos que lejos de satisfacer a los
titulares de esa información se convierten en serias amenazas para sus actividades, su
buen nombre u honor o se transformen en un canal susceptible de ser utilizado con fines
de tipo discriminatorio. Las consecuencias no deseadas pueden ser múltiples y obligan
a la búsqueda de nuevas garantías que desde el campo del derecho constitucional
permitan que las personas no se vean privadas de su derecho a la intimidad.

El habeas data se encuentra consagrado en el art. 43 CN, 3° párrafo, y regulado por la


Ley 25.326. La acción puede ser interpuesta tanto por personas humanas como jurídicas.

i) Finalidad del habeas data

 Acceder al registro de datos.


 Actualizar datos atrasados
 Corregir información inexacta.
 Lograr que se preserve cierta información obtenida legalmente pero que no
debe ser expuesta públicamente a terceros.
 Cancelar datos sobre “información sensible” (ideas religiosas, políticas, sexuales,
etc) que puedan usarse para discriminar y afectar la libertad.

ii) Clasificación de habeas data

 Habeas Data Informativo: para que el organismo informe sobre qué datos tiene
sobre la persona, con qué fin o motivo ,y cómo o de dónde los obtuvo.
 Habeas Data Rectificador: para corregir datos falsos o erróneos y para completar
los incompletos, o actualizar los que estén atrasados o desactualizados.
 Habeas Data Preservador (o confidencial): para hacer que no sean expuestos
públicamente o que se saque de los archivos, la información personal
relacionada con asuntos íntimos de la persona (religión, orientación sexual,
ideología política, enfermedades, etc), ya que puede dar lugar a discriminación.

iii) Ámbitos que no cubre el habeas data

 Documentación histórica: consultada por investigadores y científicos.


 Documentación económica: referida a la actividad comercial, empresarial o
financiera de la persona.
 Secreto periodístico: no puede aplicarse para revelar la fuente de información
periodística, ya que se estaría violando el derecho a la libertad de prensa.

iv) Legitimación activa y pasiva de habeas data

Legitimación pasiva: el habeas data puede interponerse contra autoridades públicas


(datos públicos) y contra particulares (datos privados).
Legitimación activa: el habeas data en principio sólo podía interponerse por el afectado,
pero luego de que el fallo “Urteaga” sentara jurisprudencia, hoy en día también pueden
interponer el habeas data los parientes consanguíneos de segundo grado del afectado.

Fallo “Siri” (1957)

La policía de la provincia de Buenos Aires había clausurado el diario "Mercedes" que se


publicaba en la ciudad del mismo nombre del periódico. La clausura fue llevada a cabo
sin aclarar razones del por qué de la misma. Como consecuencia, Ángel Siri invocando
su calidad de director y administrador del periódico se presentó ante la justicia alegando
la violación de su derecho a la libertad de imprenta y de trabajo consagrado por la
Constitución Nacional en los artículos 14, 17 y 18. Los objetivos perseguidos por el
director del diario eran, en primer lugar, que se retirara la custodia policial del local
donde se imprimía el periódico, y en segundo lugar que se levantara la clausura del
mismo.

Ángel Siri se presentó ante el juez solicitando que requiriera a la policía un informe sobre
quién había ordenado la clausura y los motivos de la misma. Requerido dicho informe
por el juez, el comisario informó que la orden había sido emitida por la "Dirección de
Seguridad de la Policía" y que el motivo lo desconocía. Ante la falta de especificación
sobre los motivos de la clausura del diario, el juez requirió informes del Jefe de Policía
de la Provincia de Buenos Aires, de la Comisión Investigadora Nacional y del Ministerio
de Gobierno de dicha provincia, todos los cuales manifestaron ignorar las causas de la
clausura y la autoridad que la dispuso. Tras apelar la decisión del juez, la Cámara de
Apelaciones en lo Penal de Mercedes confirmó la sentencia.

Como consecuencia el afectado dedujo un recurso extraordinario dejando en claro que


no había interpuesto un recurso de Habeas Corpus sino que se trataba de una petición
a las autoridades por la violación de garantías constitucionales. La Corte revocó la
sentencia de la cámara de apelaciones ordenando a la autoridad policial a "cesar con la
restricción impuesta" (o sea con la clausura).

El amparo en el caso Siri surge cuando el solicitante interpone ante la Cámara de


Apelaciones un recurso de revocatoria y en subsidio el de apelación. El primer recurso
es desestimado, ya que la Cámara considera que no hay restricción que afecte al
recurrente. El recurso de apelación es concedido. La Corte, apartándose de la doctrina
tradicionalmente declarada por el tribunal, revoca la sentencia apelada y hace cesar la
restricción impuesta al solicitante. Siri actuó de este modo porque, si bien el informe de
la situación del local dado al tribunal de segunda instancia demostraba efectivamente la
violación de un derecho constitucional, la Cámara considera que por no tratarse de un
recurso de hábeas corpus no hace lugar a su pedido y su local continuaba clausurado,
impidiéndole continuar con la publicación del diario.

La Corte al momento de dictar la sentencia no contaba con todos los elementos


necesarios para tal fin, ya que carecía de una ley que reglamentara la acción de amparo,
mientras que los tribunales inferiores habían considerado que el recurso solicitado era
el de hábeas corpus y por ello desestimaron el pedido. La jurisprudencia anterior
consideraba que solo se hacía lugar a los casos que configuraban en el hábeas corpus
que protege la libertad personal y física de las personas.

Más allá de todo esto, la Corte falla a favor de Siri por considerar que efectivamente
había una falta grave a las garantías protegidas por la Constitución, aunque no se
encontraban reglamentadas dichas violaciones, esto no era un impedimento para que
la Corte no hiciera lugar al pedido, ya que como jueces tienen la obligación de hacer
respetar y velar por el cumplimiento de la Constitución.

El elemento esencial para justificar la sentencia dictada es la efectiva clausura del


establecimiento sin orden que emane de autoridad competente y la restricción de las
garantías constitucionales que surgen de dicha clausura.

La prueba producida sirvió para demostrar la falta de justificación de la restricción a los


derechos de Siri, ya que la orden de clausura del diario no emanaba de una autoridad
competente. En este caso el agente productor de los hechos lesivos es de carácter
público (autoridad pública).

Fallo “Kot” (1958)

La firma Samuel Kot S.R.L., propietaria de una fábrica textil ubicada en el partido de San
Martín, provincia de Buenos Aires, sufrió una huelga tras un conflicto con su personal.
La huelga primeramente fue declarada ilegal por la "Delegación San Martín del
Departamento Provincial del Trabajo"; por esta razón Kot ordenó a sus obreros retornar
al trabajo dentro de las 24 horas. Esto trajo aparejados muchos despidos. Un mes y
medio más tarde, el presidente del Departamento Provincial del Trabajo declaró nula la
resolución de la Delegación San Martín e intimó a la empresa a reincorporar a los
obreros que había despedido. Tras la negación de la empresa, los obreros despedidos
ocuparon la fábrica paralizándola totalmente. Acto seguido, Juan Kot (gerente de la
empresa) formuló una denuncia por usurpación pidiendo la desocupación de la fábrica.

Dos días después el juez resolvió el sobreseimiento definitivo en la causa y no hacer


lugar al pedido de desocupación alegando que se trataba de un conflicto gremial en el
que los obreros no intentaban ocupar la fábrica para ejercer sobre ella un derecho de
propiedad. Apelada esta resolución, la Cámara de Apelaciones en lo Penal de la Plata
confirmó el sobreseimiento definitivo. Contra esta sentencia, el interesado dedujo
recurso extraordinario pero la Corte lo declaró improcedente.

Kot, al darse cuenta que su denuncia por usurpación no le daba resultados favorables,
inició otra causa paralelamente. Antes de dictarse la sentencia de la cámara de
apelaciones -que confirmara el sobreseimiento definitivo-, se presentó ante la misma
deduciendo recurso de amparo para obtener la desocupación de la fábrica. Para invocar
el recurso mencionado, Kot se basó en lo resuelto por la Corte en el caso Siri; en la
libertad de trabajo; en el derecho a la propiedad; y en el derecho a la libre actividad,
todos estos mencionados por la Constitución Nacional. La cámara de apelaciones
desechó el recurso planteado interpretando que se trataba de un recurso de Habeas
Corpus. Contra esta sentencia, el interesado interpuso recurso extraordinario.

La Corte falló a favor de Kot, haciendo lugar al recurso de amparo luego de revocar la
sentencia de la Cámara de Apelaciones. Ordenó que se entregara a Kot el
establecimiento textil libre de todo ocupante indicando que “la Cámara de Apelaciones
se confunde al considerar el recurso invocado por el afectado como un recurso de
habeas corpus. El interesado interpuso una acción de amparo invocando los derechos
constitucionales de la libertad de trabajo, de la propiedad y de la libre actividad; o sea,
dedujo una garantía distinta a la que protege la libertad corporal (habeas corpus)”, así
fue que la Corte ratificó lo resuelto en el Caso Siri (en este último la restricción ilegítima
provenía de autoridad pública, y en el Caso Kot es causada por actos de particulares).

La Corte sostuvo que el art. 33 CN al hacer mención de los derechos y garantías implícitos
no excluye restricciones emanadas de particulares; “nada hay, ni en la letra ni en el
espíritu de la Constitución, que permita afirmar que la protección de los llamados
derechos humanos esté circunscripta a los ataques que provengan sólo de autoridad
pública”.

“Si no se hiciera lugar al recurso de amparo se estaría sometiendo al afectado a recurrir


a una defensa lente y costosa a través de los procedimientos ordinarios. Esto
perjudicaría en mucho más al interesado dado que lo ocupado por los obreros no es un
inmueble improductivo, sino una fábrica en funcionamiento, privada de producir. En
cuanto al fondo del asunto, es notoria la restricción ilegítima por parte de los obreros,
ya que ninguna ley de nuestro ordenamiento jurídico les reconoce la facultad de recurrir
por sí mismos a actos para defender lo que estimen su derecho”. Aún si los obreros
tuvieran toda la razón, la ocupación de la fábrica por aquéllos es ilegítima.

Fallo “Halabi c/ Poder Ejecutivo Nacional” (2009)

La causa se inició por la demanda de Ernesto Halabi, en la que pidió se declare la


inconstitucionalidad de la ley 25.873 y de su decreto reglamentario (1563/04), porque
consideró que, al disponer la intervención de las comunicaciones sin determinar en qué
casos y con qué justificativos, violan el derecho a la privacidad, en su condición de
consumidor, y el derecho a la confidencialidad, en su condición de abogado.

En primera instancia se hizo lugar a la demanda, argumentando que la ley y su decreto


eran demasiado amplios y no dejaban en claro en qué casos y con qué justificativos
pueden ser utilizados los datos personales obtenidos del modo cuestionado en esta
causa. La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo
Federal confirmó dicho pronunciamiento. El Estado Nacional interpuso recurso
extraordinario.
En el marco del caso, la Corte convocó a una audiencia pública a la que concurrieron,
además de las partes, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal y la
Federación Argentina de Colegios de Abogados, quienes argumentaron en contra de la
constitucionalidad de la ley.

La sentencia tiene dos aspectos relevantes: por un lado crea la acción de clase, esto es
una garantía de los derechos de dimensión colectiva, y por otro protege la privacidad
en el uso de Internet y telefonía personal frente a posibles intromisiones de organismos
del Estado.

Creación de la acción colectiva o acción de clases:

La sentencia destaca que hubo una mora del legislador al no dictar una ley para facilitar
el acceso a la justicia, y siendo estos derechos constitucionales de carácter operativos,
es obligación de los jueces darles eficacia.

Hay casos en que por una sola causa se afectan los derechos de numerosas personas y
en los que resulta muy difícil para cada uno de los afectados promover una acción
judicial. En estos supuestos resulta afectado el acceso a la justicia.

Hay una clara afectación del acceso a la justicia, porque no se justifica que cada uno de
los posibles afectados de la clase de sujetos involucrados deba promover una nueva
demanda peticionando la inconstitucionalidad de la norma.

Dado que es la primera oportunidad en la que se delinean los caracteres de la acción


colectiva y que no existe una reglamentación al respecto, cabe ser menos riguroso a la
hora de evaluar el resto de los recaudos que habrá que exigir en lo sucesivo en procesos
de esta naturaleza.

Para el futuro es indispensable formular algunas precisiones dirigidas a los jueces que
traten este tipo de acciones:

Se debe resguardar el derecho de la defensa en juicio, de modo de evitar que alguien


pueda verse afectado por una sentencia dictada en un proceso en el que no ha tenido
la posibilidad efectiva de participar.

Se debe verificar la precisa identificación del grupo o colectivo afectado, la idoneidad de


quien pretenda asumir su representación y la existencia de un planteo que involucre,
por sobre los aspectos individuales, cuestiones de hecho y de derecho que sean
comunes y homogéneas a todo el colectivo.

Se debe arbitrar un procedimiento apto para garantizar la adecuada notificación de


todos aquellas personas que pudieran tener un interés en el resultado del litigio, de
manera de asegurarles tanto la alternativa de optar por quedar fuera del pleito como la
de comparecer en él como parte o contraparte.
Se deben implementar adecuadas medidas de publicidad orientadas a evitar la
multiplicación o superposición de procesos colectivos con un mismo objeto a fin de
aventar el peligro de que se dicten sentencias disímiles o contradictorias sobre idénticos
puntos.

Finalmente, la Corte Suprema declara la inconstitucionalidad de la Ley 25.873 y su


respectivo decreto, estableciendo un efecto erga omnes (no inter partes como se venía
haciendo en todos los fallos).

Fallo “Dessy” (1995)

Joao Gastón Dessy interpuso habeas corpus por considerar que el Servicio Penitenciario
Federal ‑Prisión Regional del Norte, unidad 7‑ había agravado ilegalmente sus
condiciones de detención (art. 3 inc. 2 ley 23.098 ) al violar su correspondencia y afectar
sus derechos a la intimidad, privacidad y a una pena con fin resocializador. En tal sentido
señaló como fundamento de su presentación que el personal penitenciario le había
rechazado una pieza de correspondencia que pretendía enviar, y luego precisó que le
sean devueltas las piezas cerradas que entrega. Sostiene que la obligación de entregar
abiertas las cartas que se propone despachar, para permitir a las autoridades del penal
ejercer la censura de su contenido contraviene la Ley Penitenciaria Nacional que sólo
prescribe la supervisión de las cartas recibidas pero no de las remitidas (arts. 91 y 92),
viola los arts. 18 y 19 CN. y la Convención Americana de Derechos Humanos.

La Cámara Federal de Resistencia, confirmando el fallo de 1ª instancia, rechazó el hábeas


corpus. La defensora oficial interpuso recurso extraordinario, que fue concedido. El
recurso extraordinario resulta procedente pues el apelante ha tachado de
inconstitucional un acto de autoridad nacional desarrollado de acuerdo con un
reglamento que a su juicio afectaría las garantías constitucionales de inviolabilidad de la
correspondencia y privacidad e intimidad en las que funda su derecho y la sustancia del
planteo conduce a determinar el alcance de dichas cláusulas (art. 14 inc. 3 ley 48 ).

El propósito de readaptación social del penado, que debe estar en la base del
tratamiento carcelario y es expresamente predicado en el art. 1 LPN. se ve controvertido
por disposiciones y actos de autoridad como los que han dado lugar a esta causa, ya que
censurar y obstaculizar la comunicación del recluso con el exterior es un modo de
distanciarlo del medio social al que deberá reintegrarse tras el cumplimiento de la pena.

Lq seguridad de una prisión y la finalidad de impedir que desde su interior sean


conducidas actividades delictivas o planes de fuga, configuran propósitos
incuestionables del Estado. Pero esto no justifica la censura de la correspondencia de
los internos, ya que éstos pueden mantener, mediante el régimen de visitas,
conversaciones privadas y "visitas íntimas periódicas".

De tales consideraciones se verifica un supuesto en que la reglamentación en que se


fundan los cuestionados actos de la autoridad carcelaria ha violado la ley y esa
circunstancia la ha puesto en contradicción con las normas constitucionales citadas,
pues aquélla ha ido más allá de los límites trazados por la política legislativa y las
características de la materia quebrantando las garantías constitucionales enunciadas, lo
que obliga a esta Corte a su declaración de inconstitucionalidad (arts. 18 , 19, 28 , 31 y
99 inc. 2 CN.).

Por ello, habiendo dictaminado el procurador general, se declara procedente el recurso


extraordinario, se deja sin efecto la sentencia en lo que ha sido materia de recurso y se
declara la inconstitucionalidad de las disposiciones del reglamento referidas a la
correspondencia que remiten los internos.

Fallo “Verbitsky” (2005)

El Centro de Estudios Legales y Sociales interpuso un habeas corpus en representación


de todas las personas detenidas en prisiones y comisarías de la Provincia de Buenos
Aires. Relató que los detenidos, incluidos mujeres y menores, padecían condiciones de
superpoblación y hacinamiento porque los calabozos estaban en un estado deplorable
de conservación e higiene.

El Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires rechazó el hábeas corpus,


al considerar que debía analizarse cada caso en concreto. La actora interpuso recursos
de nulidad y de inaplicabilidad de ley, que fueron declarados inadmisibles por la
Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Contra ese pronunciamiento
interpuso un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de la Nación, que fue
denegado y dio lugar a un recurso de queja.

La Corte consideró que la presencia de adolescentes y enfermos en establecimientos


policiales y/o en comisarias superpobladas de la Provincia de Buenos Aires era
susceptible de configurar un trato cruel, inhumano o degradante u otros análogos y
generar responsabilidad del Estado Nacional, con flagrante violación a los principios
generales de las Reglas Mínimas para el tratamiento de reclusos de las Naciones Unidas.

Por este motivo, sostuvo que, dado que dicha situación ponía en peligro la vida y la
integridad física del personal penitenciario y policial y generaba condiciones indignas y
altamente riesgosas de trabajo, debía instruirse a la Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Buenos Aires y a los demás tribunales de dicha provincia para que hicieran
cesar urgentemente el agravamiento o la detención misma. Por otra parte, reconoció
legitimación al Centro de Estudios Legales y Sociales para interponer el hábeas corpus
colectivo a pesar de que la Constitución Nacional no menciona en forma expresa el
hábeas corpus como instrumento deducible en forma colectiva.

En consecuencia, fijó los estándares de protección de los derechos de los presos que los
distintos poderes provinciales deben respetar para cumplir con el mandato de la
Constitución Nacional y con los pactos internacionales de derechos humanos que tienen
jerarquía constitucional.
También ordenó a la justicia provincial a verificar y remediar las condiciones indignas de
detención de los presos detenidos a su disposición así como disponer la inmediata
libertad de los adolescentes y enfermos detenidos en comisarías.

Por último, exhortó a los poderes ejecutivos y legislativos provinciales a revisar la


legislación que regula la excarcelación y la ejecución penitenciaria y a tomar como
parámetro la legislación nacional en la materia.

Finalmente, la Corte reconoció al Centro de Estudios Legales y Sociales legitimación


colectiva para interponer un habeas corpus correctivo y colectivo a favor de las personas
detenidas en las comisarías bonaerenses y ordenó al Gobierno de la Provincia de Buenos
Aires que revirtiera las condiciones inhumanas de confinamiento existentes.

Parte Orgánica: Formas de gobierno

i) Introducción

Abordar la problemática de la forma de gobierno constituye en los países de América


Latina una temática de permanente actualidad, aunque de difícil tratamiento. Su
desarrollo se enfrenta a un entrecruzamiento de pasiones y prejuicios que va desde
aquellos que consideran que el presidencialismo está tan enraizado que hace a la
esencia de nuestras realidades institucionales y que su modificación traería aparejado
más males que beneficios, hasta quienes, por el contrario, lo demonizan hasta ubicarlo
como principal causante de todos nuestros problemas.

Por eso hablamos de lo que se conoce como “crisis de representación”, una teoría que
se encarga de explicar por qué las democracias ya no son tan efectivas y presentan
consecuencias negativas. Contiene dos presupuestos: un presupuesto sociológico y un
presupuesto epistemológico.

 Presupuesto sociológico: es el presupuesto al que se referían nuestros padres


fundadores, que explica lo relacionado a las minorías y la mayoría. Si existiera
una misma participación para minorías y la mayoría, esto generaría que las
minorías tengan más poder. Sin embargo, este presupuesto ya se encuentra
descontinuado, ya que las minorías y la mayoría ya no son las mismas de antes
que nuestros padres fundadores caracterizaban; hoy en día tenemos muchas
minorías distintas y que además no se encuentran en el poder.
 Presupuesto epistemológico: es el presupuesto que mejor explica la “crisis de
representación”, ya que refiere a que ésta se debe al alejamiento entre la
población y los gobernantes. Este alejamiento se debe a la intensificación del
control interno del Estado, y una falta de control externo por parte del Estado.
La población tiene una relación de mando y obediencia con el sistema de control.
ii) Diferentes formas de democracia

Desde fines del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX, a la aparición de la democracia le
seguiría la adopción de una de estas dos formas de gobierno que por ello se consideran
los modelos clásicos de organización de la estructura gubernativa en una democracia
constitucional. Esto fue así, en aquellos Estados que se iban pronunciando a favor de los
principios del constitucionalismo. Existieron ensayos de otras modalidades como el
gobierno de asamblea durante los tumultuosos años de la Revolución Francesa, pero
sólo se consolidarían el presidencialismo y el parlamentarismo. Curiosamente uno y otro
se establecerían en distintas áreas geográficas. El parlamentarismo de cuño británico,
producto de la evolución de las instituciones inglesas, se asentaría en Europa. El
presidencialismo —ideado por la imaginación y el pragmatismo del constituyente
estadounidense—, por su parte, se instalaría en los Estados Unidos para luego
extenderse hasta los más lejanos confines del continente americano, a medida que las
antiguas colonias españolas y portuguesas se independizaron y accedieron a la
democracia.

Cuando hablamos de forma de gobierno de la democracia nos referimos a toda


modalidad que contemple como sustrato básico a los caracteres del Estado de Derecho.
Es decir, la supremacía de la Constitución, la separación de poderes, la declaración de
derechos y garantías, el sufragio universal como único mecanismos para el acceso al
poder, el carácter temporal del ejercicio de funciones electivas, la función de control
suficientemente desarrollada, los principios de legalidad, igualdad y razonabilidad, entre
otros postulados fundamentales.

a) Presidencialismo

La separación entre los poderes es concebida de manera tajante, al menos en la teoría


constitucional. El Poder Ejecutivo es unipersonal y es ejercido por el Presidente de la
República quien concentra en su persona las calidades de Jefe de Estado y de Jefe de
Gobierno. Los ministros y secretarios de Estado, según cual sea la terminología que se
utilice en cada Constitución, son meros asistentes del Presidente, quien los designa y
remueve libremente, sin que deba mediar para ello la intervención de ningún otro
órgano. En los sistemas donde existe el Vicepresidente, su presencia en el Poder
Ejecutivo sólo se efectiviza en caso de acefalía permanente o temporaria en la
Presidencia de la República. Sin embargo, esta cuestión admite excepciones (en el caso
de Costa Rica por ejemplo).

Tanto el titular del Poder Ejecutivo como los miembros del Congreso son elegidos de
manera independiente a través del sufragio universal, es decir, como resultado del
pronunciamiento directo de la soberanía popular. El mandato de los ocupantes de
ambos poderes no puede modificarse una vez que ellos han sido electos. Dicho de otra
forma, ni el Congreso, ni el Presidente pueden remover al o a los titulares del otro poder
por razones de tipo político. La única causal de excepción a esta regla la constituye un
eventual juicio político al Presidente, al Vicepresidente o a los ministros, el que
precisamente, no puede fundarse en motivos de orden político.

b) Parlamentarismo

La composición del Poder Ejecutivo es colegiada, las jefaturas de Estado y de gobierno


se encuentran separadas, quedando la primera a cargo de un presidente o de un
monarca quienes ejercen un poder de tipo simbólico o ritualista, mientras que la
segunda recae en la persona del Primer Ministro quien a su vez preside un Consejo de
Ministros o gabinete. Este último órgano compone el "Gobierno" y ello es así dado que
todos sus integrantes son individual y solidariamente responsables de la gestión
gubernamental ante el Parlamento. Los miembros del Gabinete deben ser
parlamentarios.

En lo que hace a la relación orgánica, existe una suerte de colaboración entre los poderes
políticos del Estado. Este esquema de relaciones conlleva un proceso de designación del
gobierno en el que participan el jefe de Estado y el Parlamento, pero que precisa en
última instancia de la confianza de este último para gobernar. El Parlamento es el único
órgano cuyos ocupantes son elegidos a través del sufragio del pueblo. Los mandatos de
los miembros de los poderes políticos pueden verse interrumpidos antes de la
finalización del mandato para el que han sido elegidos. En el caso del Parlamento por su
disolución; mientras que el gobierno puede ser removido por la aprobación de una
moción de censura que provoca el retiro de la confianza parlamentaria. Duverger se
refiere a estas dos herramientas bajo la expresión: "medios de acción recíproca", la que
grafica con claridad el sentido que tiene esa suerte de juego paralelo y recíproco de
relación que surge entre los dos poderes políticos del Estado.

c) Semipresidencialismo

El semipresidencialismo es una suerte de régimen híbrido en cuyo interior conviven


elementos propios del presidencialismo con otros extraídos del parlamentarismo. Así se
presenta una estructura en la cual el Poder Ejecutivo está integrado por un Consejo de
Ministros a cuya cabeza se sitúa el Primer Ministro, y el Presidente, jefe de Estado, quien
es elegido por sufragio universal y cuenta con importantes poderes propios. Esto último
a diferencia de lo que ocurre en el parlamentarismo, donde el jefe de Estado es una
figura representativa pero que carece de facultades efectivas. Es una creación de las
Constituciones finlandesa, alemana de Weimar, ambas de 1919, irlandesa, islandesa y
austriaca, sancionadas poco después de la segunda guerra mundial. Asimismo, todos los
ex países que pertenecieron al Pacto de Varsovia, han tomado a esta forma mixta como
modelo para la organización de sus estructuras de gobierno.

El Presidente de la República para llevar a cabo sus funciones y sobre todo mantenerse
en la posición tan especial en que la Constitución lo sitúa, debe presentarse como el
representante indiscutido de toda la ciudadanía, por encima de los partidos y de todo
interés particular. En tal sentido el ballottage se presenta como un instrumento por
demás adecuado para ello. Inclusive, el hecho de que los candidatos a la presidencia
presenten sus candidaturas con independencia de toda bandería política, coadyuva a
preservarlos y a colocarlos ante el electorado como potenciales "árbitros" más que
como hombres de partido.

Las relaciones Ejecutivo/Legislativo son similares a las que se producen en el marco del
Parlamentarismo. Sin embargo, existen dos importantes diferencias entre ambos
sistemas. La primera, que los miembros del gabinete no tienen que ser necesariamente
parlamentarios. Inclusive, en la mayoría de los países que han adoptado este sistema, el
número de no parlamentarios ministros supera el de parlamentarios. En algunas
oportunidades excepcionales, se ha recurrido a un gabinete integrado totalmente por
técnicos —así ocurrió en Portugal, a fines de los setenta, en el siglo pasado—. La
segunda diferencia, consiste en que la confianza no tiene porque ser expresa, condición
sine qua non en el parlamentarismo, sino que puede ser tácita. Esto es, gracias al silencio
del Parlamento en pronunciarse en el transcurso de un breve plazo de tiempo, se
presume que ha brindado el apoyo para la conformación de un nuevo gobierno.

Derechos de tercera generación: Derechos de incidencia colectiva

Los derechos de incidencia colectiva constituyen la tercera generación de derechos y se


corresponden con una nueva etapa del derecho constitucional. Nuestro derecho
constitucional positivo los ha consagrado primero en los textos provinciales y a partir de
1994 en la Ley Fundamental de la Nación. En efecto, así ocurre en el nuevo capítulo de
la parte dogmática titulado "nuevos derechos y garantías" en el que se desarrollan el
derecho a un ambiente sano (art. 41CN) y los derechos de los consumidores y usuarios
(art. 42CN). A su vez en el art. 43, 2º párrafo se constitucionaliza un tipo especial de
amparo, el denominado "colectivo", cuya finalidad es garantizar el pleno goce de los
mencionados derechos y de los “de incidencia colectiva en general”.

a) Protección al medio ambiente

El art. 41 CN establece con respecto a la protección del medio ambiente:

 El derecho a gozar de un ambiente sano.


 El deber de preservarlo para generaciones presentes y futuras.

El derecho a un ambiente sano depende de cada lugar y tiempo, y se logra a través de


acciones que protejan el medio ambiente, y de sanciones para quien lo daña. El Estado
debe dictar normas que obliguen a las industrias a preservar el medio ambiente, y
además, puede impartir castigos para quienes no cumplan con dichas normas. Por
ejemplo: multas en dinero, limpiar aquello que hayan contaminado.

El Estado tiene el deber de dar información y educación ambiental. Debe enseñarle a la


gente a cómo usar en forma racional los recursos naturales, preservando el patrimonio
cultural, natural y biológico. A su vez, debe mostrarle a la gente cuáles son las
consecuencias del daño ambiental, para que tomen conciencia de que antes de
recomponer el ambiente o repararlo económicamente, es mejor evitar el daño.

El Estado también debe encargarse de los delitos ecológicos en el Código Penal, y cada
provincia debe hacerlo de forma autónoma. Es importante mencionar que, ante la
violación de un derecho de medio ambiente, se puede interponer una acción de amparo
colectivo, consagrada en el art. 43 CN, 2° párrafo.

i) La sustentabilidad del desarrollo

La preservación del medio ambiente resulta posible cuando se armoniza con el concepto
de desarrollo. El nuevo concepto incluirá la variable ambiental. Así el límite a toda acción
de desarrollo estará dado por la no afectación del ambiente, dentro de parámetros
previamente establecidos. Esta posición es la que da nacimiento a la noción de
desarrollo sustentable.

Este objetivo demanda enormes esfuerzos para su puesta en práctica. Su aplicación


obliga a un trabajo conjunto de los gobiernos y las sociedades y dentro de éstas de los
distintos sectores que las componen, a efectos de corregir errores, cambiar actitudes,
ajustar conductas. Cada sector deberá ceder algo de su propio interés, ese algo podrá
consistir para un industrial en controlar los procesos de fabricación de modo que su
actividad no sea contaminante, para un productor forestal en reponer los árboles que
tala dentro de determinadas proporciones, para un cazador en renunciar a atrapar
determinadas especies, para un ciudadano común en contribuir en cada una de sus
acciones a evitar que se acentúe la contaminación.

Además cada obra, actividad, acción que se emprenda, deberá ser efectuada teniendo
en cuenta que ellas no produzcan determinado tipo de consecuencias negativas para el
medio ambiente. Dichas consecuencias no se limitan a nuestra realidad actual, sino que
deben considerar también a los futuros habitantes del planeta. La protección del planeta
es una deuda que todos tenemos para con las generaciones futuras. El carácter
intergeneracional es una de las características que presenta la protección del medio
ambiente y en particular su vinculación con el desarrollo. Su formulación plantea uno de
los dilemas más acuciantes de la época actual, cual es el de asegurar posibilidades de
supervivencia a nuestros descendientes.

Dado que el tratamiento compartido asegura medidas más adecuadas, para encontrar
consensos se debe buscar el modo de compartir el tratamiento de estas cuestiones. A
tal fin se deben concretar los canales de participación más adecuados a esos efectos. La
materia ambiental y la gestión de los recursos naturales han permitido, a lo largo de las
últimas décadas, una cada vez más importante presencia ciudadana en todas las
decisiones que atañen a estas dos cuestiones. La legislación y las prácticas de las
democracias más desarrolladas así lo demuestran. Esto ha sido posible gracias a un rol
muy activo de los sectores independientes, emprendido por organizaciones no
gubernamentales.
Con la consagración del derecho al ambiente sano, a partir de la década del '60 en el
siglo pasado, nace la tercera generación de derechos, la que viene a sumarse a las dos
precedentes —individuales y sociales—. Estos centran su enfoque, en el entorno en el
cual debe transcurrir la vida humana a partir de una proyección ad infinitum que obliga
a todos por igual, en aras al logro de la equidad intergeneracional.

Como consecuencia de ello, el derecho constitucional incorpora al plexo de la Ley


Fundamental un nuevo derecho humano, que reconoce al hombre el acceso a un medio
ambiente sano y equilibrado.

ii) Principales reformas en el derecho público argentino nacional y provincial

 Reconocimiento constitucional de la protección del medio ambiente.


 Incorporación del concepto de desarrollo sustentable.
 Defensa de intereses difusos, bajo distintas modalidades.
 Reconocimiento del derecho de libre acceso a la información pública.
 Nueva modalidad para el reparto de competencias Nación-Provincias (art. 41, 2°
párrafo, CN).
 Reconocimiento explícito a las provincias del dominio originario de los recursos
naturales situados en su territorio (art. 124, in fine , CN).
 Incorporación de institutos de la democracia participativa.
 Modificación de la jerarquía de los tratados internacionales dentro de la
pirámide jurídica del derecho argentino (art. 75, inc. 22, CN).
 Régimen especial para los tratados de integración.
 Nuevas facultades provinciales en materia de regionalización y de celebración de
tratados internacionales.
 Fortalecimiento de la descentralización territorial, en el nivel municipal.
 Municipios de carta o convención en varias Constituciones provinciales.
 Institutos propios a la democracia participativa, como audiencias públicas,
evaluación de impacto ambiental, etc., en numerosas Constituciones
provinciales y cartas orgánicas municipales.
 Profundización de un modelo de federalismo de "concertación" como
herramienta para la construcción de consensos interjurisdiccionales en materia
ambiental y de desarrollo sustentable.

iii) Federalismo y Ley General del Ambiente

La problemática ambiental encaminada al desarrollo sustentable requiere de una


articulación particular entre niveles de gobierno. La CN en el párrafo 3° del art. 41
resuelve la cuestión en los siguientes términos: "Corresponde a la Nación dictar las
normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las
necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales". El
planteo teórico de la cuestión resulta sencillo no lo es transformar en normas el
programa constitucional. Se plantea la dificultosa línea divisoria entre las potestades
nacionales y las provinciales, para cuya determinación debe existir una base
consensuada de solución entre niveles de gobierno. A poco de efectuada la reforma
consideramos que la reglamentación del art. 41CN, no podía concretarse en una única
norma ya que no se trataba de una nueva materia a codificar. Este no ha sido el deseo
del constituyente, de lo contrario hubiese incluido a la materia ambiental entre los
códigos del art. 75, inc. 12.

La Ley General del Ambiente 25.675 (de presupuestos mínimos) contempla una serie de
instrumentos para la obtención de los objetivos que establece, los que de manera
directa o indirecta hacen a la implementación de una democracia participativa. De esta
manera se completan los cometidos establecidos para las autoridades por el
constituyente de reforma en el art. 41, segundo párrafo. En adelante "todo habitante
podrá obtener de las autoridades la información ambiental que administren y que no se
encuentre contemplada legalmente como reservada"; el párrafo anterior les reconoce
este derecho a "las personas físicas y jurídicas, públicas o privadas". Asimismo, el art. 19
de la Ley General del Ambiente en el capítulo titulado: "Participación ciudadana"
establece que "toda persona tiene derecho a ser consultada y a opinar en
procedimientos administrativos que se relacionan con la preservación y protección del
ambiente, que sean de incidencia general o particular, y de alcance general". En otras
de las disposiciones se impone la necesidad de acudir a estos procedimientos de
"consultas o audiencias públicas" para autorizar actividades que "puedan generar
efectos negativos y significativos sobre el ambiente". También deberán asegurarse estas
instancias, según el legislador, "en los procedimientos de evaluación del impacto
ambiental y en los planes y programas de ordenamiento ambiental del territorio".

El acceso ampliado a la justicia para la protección del ambiente actúa como


complemento de esta nueva forma de vivir la democracia. En tal sentido la reforma
constitucional avanza con la creación del llamado "amparo colectivo". La Ley General
del Ambiente ya citada, establece un esquema a fin de dar solución a esta cuestión. En
efecto, "es una ley marco en materia de presupuestos mínimos de protección ambiental,
que el Congreso ha sancionado en virtud del mandato del tercer párrafo del art. 41,
reúne en su texto aspectos básicos de la política ambiental nacional, en consonancia con
diversas contribuciones de la comunidad jurídica y de la sociedad en general. La norma
abreva en nuestra organización federal, considerando el concepto de presupuesto
mínimo y su determinación en virtud de la distribución de competencias Nación-
Provincias, proveyendo por ende el andamiaje institucional básico sobre el cual deben
sancionarse e interpretarse las leyes sectoriales de presupuestos mínimos. Asimismo,
plantea los objetivos, principios e instrumentos de la política ambiental nacional, que se
constituyen como criterios y herramientas fundamentales para que las autoridades
legislativas provinciales, y administrativas de los diversos niveles de gobierno puedan
ejercer el poder de policía ambiental, y la comunidad regulada y la sociedad civil
participen en los procesos de toma de decisión.
La norma también dedica un capítulo al daño ambiental, incorporando elementos que
podrán ser sumamente útiles para los jueces y magistrados y la comunidad en general.
La ley adopta el esquema de norma marco y deja de lado el recurso a la elaboración de
un Código. Esto queda claro a partir de la definición de presupuesto mínimo como "...
toda norma que concede una tutela ambiental uniforme o común para todo el territorio
nacional y tiene por objeto imponer condiciones necesarias para asegurar la protección
ambiental (...) debe prever las condiciones necesarias para garantizar la dinámica de los
sistemas ecológicos, mantener su capacidad de carga y, en general, asegurar la
preservación ambiental y el desarrollo sustentable".

La Ley General del Ambiente crea el Sistema Federal Ambiental cuyo objetivo es la
coordinación de la política ambiental a escala regional y nacional en aras del logro del
desarrollo sustentable.

b) Derechos de consumidores y usuarios

Surge para subsanar aquella desigualdad que existe en la relación comercial entre el
consumidor o usuario (la parte débil o dominada) y el proveedor o prestador de servicio
(la parte fuerte o dominante).

Junto al derecho al ambiente sano aparece también el de los consumidores y usuarios,


con lo cual la calidad de vida digna, comprende también una competencia genuina que
confiere a las personas libertad de elección de bienes y servicios. El art. 42 regula otro
de los derechos llamados de tercera generación. Los derechos de los consumidores ya
habían sido objeto de protección con anterioridad por la jurisprudencia que había
determinado principios y pautas que luego se incorporaron al ordenamiento jurídico por
caso la nulidad de cláusulas abusivas. En 1993 esta tendencia se vería confirmada con la
sanción de la ley 24.240 de defensa del consumidor, la que contempla un amplio abanico
de facultades para esta categoría de sujetos.

La norma tiene carácter programático, ya que deriva al legislador el establecimiento de


los métodos de protección para prevenir y solucionar conflictos. También da una
directiva a las autoridades para que permitan el efectivo goce de los derechos que
consagra. Aparece como novedosa la protección de la relación de consumo, y para
garantizarla se utilizan valores de reconocido rango constitucional anterior a la
introducción de esta norma, como la libertad, la igualdad, el derecho a la información,
la protección de la propiedad en sentido constitucional, la integridad psicofísica y la
seguridad.

Se mencionan también a los grupos sociales intermedios que reciben la protección


constitucional y que no estaban previstos en el texto anterior, como las asociaciones de
consumidores y de usuarios. Estos nuevos sujetos de derechos constitucionales y las
provincias deben participar en los órganos de control de los servicios públicos, sin
embargo todavía no se ha cumplimentado esta exigencia que hace a la esencia de la
constitucionalidad de estos organismos de fiscalización. En el segundo párrafo del art.
43 de la Constitución se legitima a las asociaciones para interponer la acción de amparo
en defensa de los intereses que constituyen su objeto. A diferencia de la protección del
medio ambiente, la protección de usuarios y consumidores puede ser protegida
mediante la acción de amparo individual con intereses homogéneos (“acción de clases”).

i) Ley de Defensa del Consumidor

Según la Ley de Defensa del Consumidor 24.240, los consumidores o usuarios tienen los
siguientes derechos:

 Libre elección en el mercado de productos y servicios: el Estado debe eliminar


aquellas prácticas que impidan esta libre elección (monopolios). También debe
asegurar la competencia leal y efectiva (surtidos y precios bajos).
 Educación para el consumo: el Estado a través de programas debe capacitar a los
consumidores, para que sepan elegir con fundamento, reconozcan engaños y
sepan cuáles son sus derechos y obligaciones.
 Información: el consumidor o usuario debe tener información veraz, detallada,
eficaz y suficiente sobre las características del producto o servicio que va a
adquirir o sobre un adecuado uso o consumo. Esta información debe
suministrarla el proveedor.
 Organización: a través de grupos sociales con protección constitucional como
organizaciones de consumidores o usuarios.
 Participación en los órganos de control de los servicios públicos.
 Protección contra los riesgos que puedan afectar a su salud, seguridad o la del
medio ambiente: el Estado va a revisar los productos que están en el mercado, y
sus proveedores o importadores serán responsables ante cualquier falla.
 Acceso a la justicia: cuentan con la acción de amparo, pero previo a este juicio
debe hacerse la conciliación obligatoria.
 Indemnización o reparación de los daños y perjuicios sufridos.

Además, el art. 3 de la Ley 24.240 establece el principio protectorio: en caso de duda, se


va a interpretar siempre a favor del consumidor.

El Estado por su parte debe darle protección a estos derechos. A través de las leyes, el
Estado debe prevenir o solucionar problemas que surgen en estas relaciones
comerciales, y regular servicios públicos, permitiendo a las asociaciones de
consumidores y usuarios que participen de los organismos de control.

Por último, vale agregar que recientemente se sancionó la Ley 26.361, modificatoria de
la Ley de Defensa del Consumidor. Esta nueva ley introduce varias mejoras a la anterior,
especialmente en lo referido a modos de rescisión de contrato, atención personalizada
de las empresas para reclamos del los consumidores, aumento de multas para empresas
infractoras, etc.

Fallo “C.E.P.I.S. y otros c/ Ministerio de Energía y Minería (2016)


El Centro de Estudios para la promoción de la Igualdad y la Solidaridad (CEPIS) promovió
una acción de amparo colectivo contra el Ministerio de Energía y Minería de la Nación
(MINEM) con el objeto de que se garantizara el derecho constitucional a la participación
de los usuarios, y que en forma cautelar se suspendiese la aplicación del nuevo “cuadro
tarifario” previsto por la Resolución MINEM 28/2016, hasta tanto se diera efectiva
participación a la ciudadanía.

Con arreglo a esta pretensión la clase afectada estaría conformada por “todo aquel
usuario del servicio de gas, quien no contó con la posibilidad de que sus intereses sean
representados con carácter previo al aumento tarifario”.

Con posterioridad, el señor Carlos Mario Aloisi adhirió a la demanda. También la


Asociación Consumidores Argentinos Asociación para la Defensa, Educación e
Información de los Consumidores (Consumidores Argentinos) se presentó,
cuestionando no solo la Resolución MINEM 28/2016, sino también la Resolución MINEM
31/2016. Asimismo, acudieron varias cámaras de comercio e industria, concejales,
diputados, senadores e intendentes, cuya comparecencia se tuvo presente.

El Juez de Primera Instancia dispuso dar publicidad a la iniciación del amparo colectivo
en el Centro de Información Judicial y procedió a la inscripción del proceso en el Registro
Público de Procesos Colectivos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Luego
rechazó la acción interpuesta.

La Sala II de la Cámara Federal de La Plata dispuso, en primer lugar, acumular a la


presente todas las acciones colectivas que correspondiesen, conforme a lo dispuesto en
las Acordadas 32/2014 y 12/2016 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En cuanto
al fondo de la cuestión planteada, declaró la nulidad de las resoluciones ministeriales
cuestionadas y decidió retrotraer la situación tarifaria a la existente con anterioridad al
dictado de las normas privadas de validez con efectos generales para todos los usuarios
y para todo el país.

La Corte Suprema considera que el caso debe ser analizado porque está en juego la
interpretación de la Constitución Nacional, y existe trascendencia institucional porque
el conflicto ha generado una litigación de características excepcionales que compromete
principios básicos del debido proceso constitucional en la tutela de los derechos de los
usuarios y del Estado Nacional.

El tribunal, por unanimidad, resolvió:

 Que para la fijación de tarifas de gas, la audiencia pública previa es de


cumplimiento obligatorio.

 Se confirma la sentencia apelada en cuanto declara la nulidad de las resoluciones


cuestionadas.
 La decisión se circunscribe al colectivo de los usuarios residenciales.
 Respecto de ellos, las tarifas deben retrotraerse a los valores vigentes previos al
aumento dispuesto por las resoluciones que se invalidan.
 Se mantiene la tarifa social.
 Se pone en conocimiento del Congreso de la Nación la necesidad de dar
cobertura al cargo de Defensor del Pueblo de la Nación.
 Se recuerda a los tribunales el riguroso cumplimiento de la acordada de la Corte
Suprema de Justicia sobre procesos colectivos.

Por lo tanto, por unanimidad la Corte anuló el aumento de gas respecto de los usuarios
residenciales.

Fallo “La Pampa c/ Mendoza” (2017)

La provincia de La Pampa interpuso una demanda en el año 2014 ante la Corte Suprema,
que sostenía que la Provincia de Mendoza incumplía la obligación de negociar y celebrar
de buena fe los convenios para regular los usos del río Atuel. Afirmaba que la mayor
prueba de su mala fe era la maliciosa demora en el tratamiento y el posterior rechazo
por su legislatura del convenio marco de 2008, que preveía un plan de obras a realizar y
financiar por las dos provincias involucradas y por el Estado Nacional. Solicitó que se
declare la presencia de daño ambiental, como consecuencia de los incumplimientos
señalados y que se ordenara su cese y la recomposición del ambiente. Sostuvo además
que debía fijarse un caudal de agua mínimo a ingresar al territorio pampeano, teniendo
en cuenta el derecho humano al agua, al crecimiento armónico y equilibrado entre las
provincias.

El tribunal sostuvo que su intervención en el presente litigio se enmarca en el artículo


127 de la Constitución Nacional, según la cual las quejas de las provincias “deben ser
sometidas a la Corte Suprema de Justicia y dirimidas por ella”.

Con el voto de la mayoría (Lorenzetti, Highton, Maqueda y Rosatti), la Corte resaltó que
este conflicto entre las dos provincias, es distinto del que resolviera la Corte en 1987, y
que debe resolverse en base a un federalismo de concertación que supere enfoques
separatistas para lo cual el Tribunal debe ejercer su competencia dirimente. Dijo que el
caso, en su visión actual, involucra un problema ambiental; que existe un derecho al
agua que debe superar el modelo dominial para ser ecocéntrico sistémico. Sostuvo que
el acceso al agua potable incide directamente sobre la vida y la salud de las personas, y
es fundamental su protección para que la naturaleza mantenga su funcionamiento como
sistema y su capacidad regenerativa y de resiliencia. También afirmó que la lucha contra
la desertificación implica enfocarse en la oferta de agua, y no sólo en el derecho al agua
como demanda. En función de ello se ordenó que deberán presentar un plan de obras,
la distribución de sus costos, dentro del ámbito de la Comisión Interprovincial del Atuel
Inferior, debiendo participar el Estado Nacional. Asimismo se ordenó a las partes fijar un
caudal hídrico apto para la recomposición del ecosistema afectado en el noroeste de la
provincia de La Pampa en el plazo de 30 días (dándole la razón de este forma a la
Provincia de La Pampa). Enfatizó además la necesidad de abordar el conflicto del Atuel
desde una perspectiva de unidad -como una cuenca hídrica- dado que los recursos
naturales son interdependientes y deben ser cuidados de manera integrada.

Fallo “Mendoza y otros c/ Estado Nacional y otros (2008)

En julio de 2004 un grupo de vecinos que residen en la Cuenca Matanza-Riachuelo


interpusieron demanda ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación contra el Estado
Nacional, la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44
empresas para obtener indemnización por daños y perjuicios sufridos como
consecuencia de la contaminación de la Cuenca, cese de la contaminación y
recomposición del medio ambiente.

Luego de varias audiencias públicas citadas, en julio de 2008 la Corte dictó la sentencia
en la que se determinó la responsabilidad que les cabe al Estado Nacional, la provincia
de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en las acciones destinadas a un
mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la recomposición del ambiente y
la prevención de daños futuros. La Corte estableció un programa de intervención que
obliga a la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) a seguir un
cronograma de actuación de medidas que se vinculan a: a) producción y difusión de
información pública; b) control de la contaminación industrial; c) saneamiento de
basurales; d) extensión de obras de aguas, cloacas y desagües pluviales; e) realización
de un plan sanitario de emergencia; f) adopción de un sistema internacional de medición
para evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos. A fin de asegurar la correcta
ejecución de la sentencia, la Corte delegó el proceso de ejecución al Juzgado Federal de
Primera Instancia de Quilmes que tiene que controlar el cumplimiento de la sentencia.
Asimismo, la Corte creó un Cuerpo Colegiado conformado por el Defensor del Pueblo de
la Nación junto con algunas ONG que se habían presentado en carácter de terceros con
el fin de fortalecer y habilitar la participación ciudadana en el control del cumplimiento
del fallo.

En el fallo la Corte no adoptó expresamente una perspectiva de derechos humanos. Sin


embargo, plantea que el objetivo del programa de intervención debe ser el
mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes y requiere que se adopten
programas sanitarios específicos para satisfacer las necesidades de la población de la
Cuenca. En rigor, estás formulas utilizadas dejan abierta la posibilidad de promover el
tema de los derechos humanos en la fase de ejecución. Además las ONG, en su
presentación como terceros a la causa, sostuvieron que en el caso resultan directamente
afectados algunos derechos económicos, sociales y culturales. El principal derecho
involucrado es el derecho a la salud que se extiende a los factores determinantes básicos
de la salud como, entre otros, el acceso a agua limpia y potable y a condiciones sanitarias
adecuadas y un medio ambiente sano.
Es importante mencionar que tanto en el fallo “Mendoza” como en el fallo “Halabi”, la
Corte toma un papel activo (fallos activistas), establece las medidas a tomar por parte
del Estado.

Poder Legislativo y Desafuero

Fallo “Bussi c/ Estado Nacional” (2007)

Hechos:

Antonio Domingo Bussi fue elegido diputado nacional por la provincia de Tucumán como
candidato del partido Fuerza Republicana. En aquellos comicios, celebrados el 24 de
octubre de 1999, obtuvo más de 100 mil votos. La justicia electoral oficializó su
candidatura sin que se formularan objeciones o impugnaciones a su postulación, y la
Junta Electoral Nacional de Tucumán lo proclamó oficialmente como diputado nacional
el 22 de noviembre de ese mismo año.

Sin embargo, el 1° de diciembre, cuando la Cámara de Diputados de la Nación se reunió


para tomar juramento a los nuevos legisladores, resolvió no incorporarlo al cuerpo, en
razón de la denuncia de un grupo de diputados que alegó que existían razones éticas
que lo inhabilitaban para ocupar el cargo (inhabilidad moral). Bussi había sido parte de
la última dictadura militar y fue interventor de la Provincia de Tucumán por esa época.
Incluso había ordenado el aniquilamiento de los grupos subversivos de la provincia
tucumana.

Así, no se le tomó juramento y se impidió su incorporación. Posteriormente, el 10 de


mayo de 2000, esa cámara resolvió rechazar su diploma de Diputado Nacional electo.
En reemplazo, ocupó el cargo su suplente en la lista, el diputado L. Klett. La Cámara
adoptó esta decisión según la interpretación que realizó del artículo 64 de la
Constitución Nacional, donde se afirma que “cada Cámara es juez de las elecciones,
derechos y títulos de sus miembros en cuanto a su validez.” Los diputados entendieron
que esta cláusula constitucional los habilitaba a rechazar el pliego de un diputado por
motivos éticos o políticos.

Bussi presentando un amparo para poder acceder a su cargo, argumentó ante la justicia
que la Cámara de Diputados no tenía facultades para rechazar su diploma de diputado
electo por razones éticas o políticas, y que tampoco le podía exigir requisitos adicionales
a los que impone la Constitución Nacional para ser miembro del cuerpo.

Dijo que las consideraciones de tipo éticas sólo le corresponden al pueblo en el


momento de elegir a los candidatos y no pueden ser luego revisadas por la Cámara para
admitirlo o no. Alegó que así se violaba su derecho político a ejercer el cargo de diputado
para el que había sido elegido por el pueblo tucumano.

En virtud de otra cláusula constitucional que así lo establece , admitió que los diputados
pueden expulsar de la cámara a uno de sus miembros. Pero que ello debe hacerse una
vez que éste ha sido incorporado al cuerpo, y cuando la causal de inhabilidad moral se
produce con posterioridad al ingreso.

Decisión de las instancias inferiores:

Tanto el juzgado de primera instancia con competencia electoral como la Cámara


Nacional de Apelaciones se negaron a tratar el planteo de Bussi. Consideraron que no
era una cuestión que pudieran resolver los jueces, sino que era materia propia y
excluyente de los legisladores. Es decir, que no era una cuestión justiciable, sino política.
Ambas instancias dijeron que las decisiones relativas a la integración de uno de los tres
órganos esenciales de la estructura del Estado -cuyas competencias excluyentes hacen
a la forma republicana de gobierno- es un acto que escapa al control judicial. De lo
contrario, se estaría poniendo en juego la independencia del Poder Legislativo.

Decisión de la Corte:

Dos años después, en octubre de 2001, luego de que Bussi presentara un recurso
extraordinario, la Corte Suprema revocó la decisión de la Cámara y resolvió que la
demanda de Bussi no planteaba una mera cuestión política no justiciable, sino que
ameritaba ser revisada judicialmente. El máximo tribunal afirmó que ante la
presentación de una causa, la decisión sobre la existencia y los límites de las atribuciones
de los poderes legislativo, judicial y ejecutivo le correspondía a la Corte.

En consecuencia, ordenó que los jueces de la instancia inferior dictaran una nueva
sentencia conforme con ese criterio. Así, no dijo si el planteo era correcto o no, sino que
mandó a que se controlara la decisión de la Cámara de Diputados en cuanto a la negativa
a incorporar al legislador electo Bussi. La Corte sostuvo que el que tiene la habilidad
moral para elegir a un funcionario es el pueblo, por medio del voto, y no la Cámara que
no lo dejó acceder a su cargo.

La justicia electoral, luego de estudiar el caso nuevamente, volvió a rechazar la petición


de Bussi, aunque por una razón diferente. La Cámara entendió que no subsistía el motivo
del reclamo, ya que el diputado L. Klett, su suplente, había asumido en su reemplazo a
pedido del partido que ambos integraban. Estos jueces estimaron que la incorporación
de Klett, en mayo de 2000, “inviste la representación del pueblo de Tucumán”, y que, al
haber sido decidida por el propio partido, ya no existía el agravio que alegaba Bussi.

Una vez más el referente tucumano apeló ante la Corte, que a su vez volvió a revocar la
sentencia del tribunal inferior. El 4 de noviembre de 2003, el máximo tribunal resolvió
que la justicia electoral debía dictar otra resolución en la que evaluara si la Cámara de
Diputados tenía facultades para rechazar a un representante electo por motivos éticos
o políticos. Es decir, que el hecho de que el suplente se hubiera incorporado a la Cámara
de Diputados a pedido del partido que ambos integraban, no impedía que la justicia
revisara la decisión de ese cuerpo de no admitir a Bussi.
La Corte aclaró que el agravio para Bussi persistía, pues L. Klett ya había tomado el cargo
cuando el caso llegó por primera vez ante ella , y desde aquel primer fallo se entendía
que el planteo no era abstracto. Es decir, que aunque el suplente de Fuerza Republicana
hubiera asumido en reemplazo, subsistía en agravio para Bussi. Por ello, el máximo
tribunal consideró inaceptable que después de aquella sentencia la Cámara hubiera
resuelto nuevamente en forma contraria, lo que equivalía a desconocer la autoridad de
las resoluciones de la Corte. Agregó que el agravio subsiste -como mínimo- hasta que el
mandato por el que había sido elegido no venciera. Ello ocurriría en diciembre de 2003,
poco más de un mes después de esta sentencia de la Corte.

Finalmente, en el año 2007 la Corte falla a favor de Bussi, aunque el diputado ya no


podía acceder a su cargo porque se había vencido en el 2003, pero al menos con esta
decisión la Corte sentaba un precedente para que no vuelva a repetirse con otra
persona. Sin embargo, la Corte obtuvo fuertes críticas por la decisión tomada en este
fallo, ya que no estaba cumpliendo expresamente con lo que decía la Constitución (no
estaba realizando una interpretación armónica).

Poder Judicial y Consejo de la Magistratura

Fallo “Rizzo c/ Poder Ejecutivo Nacional” (2013)

Dentro del paquete de leyes de la Reforma Judicial de 2013 en Argentina, se encontraba


la Ley 26.855 de reforma del Consejo de la Magistratura, que establecía la elección
popular de los representantes de los estamentos técnicos -abogados, magistrados,
académicos- en el Consejo de la Magistratura. Establecía que los representantes de los
estamentos técnicos en el Consejo de la Magistratura, iban a ser votados por la totalidad
del pueblo, y adosados a las boletas de los partidos políticos. Las elecciones tendrían
lugar dentro de las Elecciones Primarias Abiertas y Simultáneas (PASO).

El Presidente del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, y abogado del juez
Fayt, el Dr. Jorge Rizzo, con el patrocinio letrado del abogado Adriano Patricio Díaz
Cisneros, presentó una acción de amparo solicitando su inconstitucionalidad en
representación de la agrupación de abogados "Gente de Derecho". Rizzo planteó que la
nueva ley proscribía la Agrupación "Gente de Derecho", al impedirle postular candidato
propio en las próximas elecciones en el Consejo de la Magistratura, ya que, con la nueva
ley, éstas se decidían por el sufragio universal, y a través de los partidos políticos.

Paralelamente el apoderado del Partido Demócrata Cristiano de la Argentina, Dr. Carlos


Lionel Traboulsi, presentó otro recurso de amparo solicitando la inconstitucionalidad de
la ley 26.855 de reforma y convocatoria a elecciones populares del Consejo de la
Magistratura.

La juez María Romilda Servini de Cubría emitió, el 11 de junio de 2013, dos sentencias,
en uno y otro amparo, dictaminado que dicha ley era inconstitucional al no adecuarse a
las pautas del art. 114 CN, y dejando sin efecto el llamado a elecciones nacionales a
representantes del Consejo de la Magistratura.

El representante del Estado Nacional interpuso, entonces, recurso de "salto de


instancia" - Per Saltum- contra los fallos dictados por la juez María Servini de Cubría en
dos causas para llegar a la Corte Suprema de Justicia. La Corte Suprema de Justicia
declaró admisible los recursos extraordinarios por salto de instancia, al sopesar que las
sentencias recurridas traían, como efecto, la cancelación de un procedimiento electoral
mediante el sufragio universal destinado a cubrir cargos públicos electivos, una
circunstancia de gravedad institucional.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación termina declarando la inconstitucionalidad de


los artículos 2º, 4º, 18 y 30 de la ley 26.855, que establecía una nueva regulación del
Consejo de la Magistratura de la Nación, y del decreto 577/13, que realizaba la
convocatoria para la elección de candidatos a consejeros.

La ley resulta inconstitucional en cuanto: a) rompe el equilibrio al disponer que la


totalidad de los miembros del Consejo resulte directa o indirectamente emergente del
sistema político-partidario, b) desconoce el principio de representación de los
estamentos técnicos al establecer la elección directa de jueces, abogados, académicos
y científicos, c) compromete la independencia judicial al obligar a los jueces a intervenir
en la lucha partidaria, y d) vulnera el ejercicio de los derechos de los ciudadanos al
distorsionar el proceso electoral. La legitimidad democrática no proviene nunca del voto
popular, sino de la propia Constitución Nacional.

La sentencia ratifica la facultad de los tribunales de realizar control de


constitucionalidad, es decir juzgar la conformidad de una ley con la Constitución
Nacional y para abrogar, dejando inaplicables, aquellas que pudieran contravenirla. Este
principio instituye la atribución más importante del poder judicial, y hace de ello un
importante referencia en materia de control de constitucionalidad.

Fallo “Uriarte y otro c/ Consejo de la Magistratura de la Nación” (2015)

Los actores dedujeron acción meramente declarativa "con el fin de hacer cesar el estado
de incertidumbre generado mediante la Resolución 331/14 del plenario del Consejo de
la Magistratura de la Nación, y el artículo 7° del 'Reglamento de Subrogaciones de los
Tribunales Inferiores de la Nación', aprobado por la Resolución 8/14 de ese cuerpo
colegiado, solicitando que se declare la inconstitucionalidad de ambos; y, en su mérito,
se deje sin efecto la designación del Dr. Laureano Alberto Durán, como juez subrogante
del Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional N° 1 de La Plata,
Provincia de Buenos Aires, con competencia electoral en ese distrito. En su demanda
aclararon que el pedido de inconstitucionalidad abarcaba "a todas las normas y actos
actuales y futuros que modifiquen las normas citadas en tanto configuren circunstancias
sobrevinientes de las que no sea posible prescindir; y la invalidez de todos los actos que
realice el Dr. Durán en tanto se encuentre al frente de esa función.
El juez de primera instancia hizo parcialmente lugar a la demanda. Por un lado, declaró
la inconstitucionalidad de las dos resoluciones del Consejo de la Magistratura que
habían sido cuestionadas y dejó sin efecto la designación de Durán.

La Sala 1 de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata hizo lugar a la apelación


interpuesta por el Consejo de la Magistratura y revocó esa decisión. Uriarte y otros
terminan interponiendo recurso extraordinario.

La Corte declaró la inconstitucionalidad de la ley 27.145 del 18 de junio de 2015 que


establecía el régimen de subrogaciones y fijó un régimen transitorio de designación de
subrogantes. Además, declaró la inconstitucionalidad del reglamento de designaciones
de subrogantes del Consejo de la Magistratura y de todas las listas de conjueces.
Finalmente, invalidó la resolución 331/14 del Consejo de la Magistratura y el decreto
1264/15 del Poder Ejecutivo Nacional que designaron al Dr. Laureano Durán como juez
subrogante a cargo del Juzgado Federal N° 1 de La Plata y la designación de todos los
jueces subrogantes nombrados en las mismas condiciones.

La Corte Suprema, por unanimidad, sostuvo que la ley era inconstitucional porque
afectaba la independencia judicial y la garantía de juez natural para los ciudadanos, en
tanto permitía al Consejo de la Magistratura elegir subrogantes para un tribunal o caso
determinado, en forma discrecional, sin sorteo ni parámetro objetivo alguno y sin dar
prioridad a los jueces designados mediante el procedimiento constitucional. Además, la
ley establecía que los jueces subrogantes podían nombrarse por una mayoría inferior a
la requerida para nombrar jueces titulares.

De esta manera, el régimen de la ley resultaba contrario a la jurisprudencia fijada por


este Tribunal en los precedentes “Rosza”, “Rizzo” y “Aparicio” tendiente a asegurar el
derecho de los justiciables a contar con un juez independiente e imparcial.

La Corte advirtió que en la actualidad aproximadamente un cuarto de los cargos de los


tribunales nacionales y federales se encuentran vacantes en forma permanente y que,
en los hechos, hoy la regla es designar un subrogante y la excepción nombrar a un juez
mediante el procedimiento constitucional.

Por ello, concluyó que las disposiciones de la ley 27.145 permiten que, en forma paralela
a los jueces designados de acuerdo con las reglas de la Constitución Nacional, se
conforme un cuerpo de conjueces para cada fuero, instancia y jurisdicción –que sólo en
el ámbito de la Capital Federal alcanzaría al millar- y cuyo nombramiento para un
tribunal, o incluso para un caso concreto, es definido en forma discrecional y por simple
mayoría por el Consejo de la Magistratura.

De este modo, los propios órganos a los que la Constitución Nacional les asigna la
función de designar jueces no sólo no cubrieron, en tiempo y forma, el importante
porcentaje de cargos vacantes sino que, además, dictaron normas por las que
habilitaron a designar jueces al margen del procedimiento constitucional creando una
justicia de excepción en la que no rige la garantía del juez natural ni de independencia
judicial.

Función Ejecutiva y Decretos del Poder Ejecutivo

Fallo “Colegio Público de Abogados c/ Estado Nacional” (2008)

La causa fue iniciada como consecuencia de la demanda interpuesta por el Colegio


Público de Abogados de la Capital Federal, que veía afectada la percepción del “derecho
fijo” y la potestad de controlar la matrícula de los abogados que litigan en esta Ciudad,
tal como había sido establecido en el año 1985 por la ley 23.187. En la referida Audiencia
Publica, el Colegio Publico de Abogados insistió en que la emergencia económica ha
terminado y que la delegación legislativa tiene limitaciones.

La Corte señaló que las normas citadas fueron dictadas por el Presidente de la Nación
en el marco de la delegación legislativa contemplada en el art. 1º, inciso “f”, de la ley
25.414.

No obstante -remarcó el Tribunal- el Congreso no delegó en el Poder Ejecutivo una


potestad genérica de derogar cualquier ley con el fin de lograr una reducción del gasto
público -como alegó el Estado Nacional, demandado en este pleito- puesto que ello no
sólo no surgía del texto de la ley sino que, además, tal criterio sería tan indeterminado
que violaría el art. 76 de la Constitución Nacional.

El citado art. 1º, inc. “f”, permite al Ejecutivo derogar total o parcialmente leyes que
“afecten o regulen el funcionamiento operativo de organismos o entes de la
administración”, lo que debe entenderse en referencia a leyes cuya derogación, por su
especificidad, no altera o modifica de manera grave otros fines o políticas legislativas
que las dirigidas explícitamente al funcionamiento de la administración pública.

El decreto 1204/2001, destacó la Corte, excede los términos de esta delegación, porque
no afecta ni regula de manera específica a la administración o sus entes
descentralizados, sino que lo hace respecto de quienes ejercen la abogacía. En este
sentido, dijo que no es relevante que la administración pueda verse “indirectamente”
beneficiada al no tener que afrontar los gravámenes que deben pagar sus abogados y
no se advierte, ni se ha alegado, qué beneficio sobre algún organismo público se
derivaría de la exención de la matriculación en el Colegio Público de Abogados.

Se desechó también el argumento del Estado Nacional, según el cual mediante el


decreto aludido se ejercían atribuciones que eran de competencia exclusiva del
Presidente de la Nación. Se dijo en la sentencia que desde la presidencia de Urquiza
hasta la ley 23.187, existieron al menos siete leyes que regularon esta materia.

La Corte recordó que el artículo 76 de la Constitución Nacional prohíbe que el Congreso


delegue facultades en el Poder Ejecutivo, pero también estableció excepciones
específicas que se inspiran en criterios jurisprudenciales imperantes en los Estados
Unidos de Norteamérica. La idea fundamental de esta prohibición radica en que el
Congreso no puede delegar el poder de hacer las leyes.

Por ello, la delegación que de modo excepcional se admite debe reunir ciertos recaudos,
entre los que cabe subrayar: 1º) que la delegación sin bases o criterios inteligibles para
su ejercicio está prohibida; 2º) cuando las bases estén formuladas en un lenguaje
demasiado genérico e indeterminado, la actividad delegada será convalidada por los
tribunales si el interesado supera la carga de demostrar que la disposición dictada por
el Presidente es una concreción de la específica política legislativa que tuvo en miras el
Congreso.

De tales premisas, la Corte deduce que cuanto más amplia e imprecisa sea la delegación,
menor será el alcance de las atribuciones que podrá ejercer el Poder Ejecutivo. Y a la
inversa, cuanto más claras sean las directivas de la ley delegatoria, mayores
probabilidades de éxito tendrá quien defienda la validez de las normas dictadas en su
cumplimiento porque con mayor facilidad podrá demostrar su adecuación a la ley.

En el presente caso, el Tribunal objetó los argumentos del Estado Nacional, quien se
apoyó en una lectura sumamente amplia e indeterminada de la ley 25.414 y no
demostró que, pese a ello, el decreto formaba parte de una política que efectivamente
adoptó el Congreso. Por el contrario, se limitó a solicitar una aplicación mecánica del
texto legal, en la versión vaga e inexpresiva por él mismo propuesta.

Finalmente, la Corte declara la inconstitucionalidad de dos artículos del Decreto 1204/01


que eximían a los abogados del Estado de matricularse en colegios públicos y pagar tasas
por dicha matriculación, la Corte estableció, luego de realizar una Audiencia Pública,
expresas limitaciones al Poder Ejecutivo para el ejercicio de funciones legislativas
delegadas por el Congreso en el marco de la Ley 25.414.

Fallo “Consumidores Argentinos c/ Estado Nacional” (2010)

La actora, “Consumidores Argentinos, Asociación para la Defensa, Educación e


Información del Consumidor”, promovió acción de amparo contra el Poder Ejecutivo
Nacional, con el objeto de que se declarase la inconstitucionalidad del decreto de
necesidad y urgencia 558/02, que modificó la ley 20.091 de entidades de seguros.

La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo


Federal, al confirmar la sentencia del juez de primera instancia, hizo lugar a la demanda.
El Estado Nacional dedujo recurso extraordinario.

Finalmente, con la opinión coincidente de todos sus ministros, la Corte sostuvo que los
Decretos de Necesidad y Urgencia fueron establecidos para atenuar el presidencialismo
y que, por lo tanto, su uso por parte del Poder Ejecutivo debe ser limitado. “El texto de
la Constitución Nacional no habilita a elegir discrecionalmente entre la sanción de una
ley o la imposición más rápida de ciertos contenidos materiales por medio de un
decreto”, dijeron los jueces.
La Corte declaró la inconstitucionalidad del decreto 558/02 del 27 de marzo de 2002 que
modificó la ley 20.091 de entidades de seguros. En los aspectos principales, la opinión
de los jueces es coincidente al considerar que el DNU cuestionado es inconstitucional.

Función Legislativa, Sanción de ley y Juicio político

Fallo “Moliné O’ Connor” (2004)

El juez de la Corte Suprema Eduardo Moliné O’Connor fue destituido por el Senado de
la Nación el 3 de diciembre de 2003, por la causal de mal desempeño en el ejercicio de
su función. La acusación se basó en distintos cargos por su actuación en los casos
“Meller”, “Magariños”, y “Macri”, que se presentan sintéticamente más adelante.

Al respecto, se aclaró que el motivo del juicio era la conducta previa al dictado de esos
fallos, que habría inspirado un desvío en el ejercicio de sus atribuciones, y no el
contenido de sus sentencias. Más allá de la defensa que Moliné O´Connor alegó en
forma particular sobre cada cargo, en forma general negó que existiera en la Corte una
“mayoría automática menemista” -que él supuestamente integraba- y enumeró las
razones por las que consideraba que el juicio político era inconstitucional. Así, dijo que
se estaba desconociendo la independencia de los jueces; criticó que se lo enjuiciara
sólo a él por sentencias en las que había votado junto con otros magistrados; denunció
prejuzgamiento por parte de quienes lo acusaban e impugnó la decisión del Senado de
suspenderlo sin goce de haberes durante la sustanciación del proceso, por ser ésta una
medida contraria a la Constitución.

En este sentido, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal manifestó


públicamente su preocupación por el modo en que se llevó a cabo el juicio político. La
institución sostuvo que fue iniciado a pedido del Presidente de la Nación, Néstor
Kirchner, por lo que se había vulnerado la división de poderes. También argumentó
que el hecho de que la esposa del presidente, Cristina Fernández de Kirchner, en su
calidad de senadora, dirigiera el proceso contra Moliné desvirtuaba la imparcialidad
que debe imperar en todo tribunal de juicio.

El 3 de diciembre de 2003, tras una deliberación secreta de tres horas y media, el


Senado, en sesión pública y por voto nominal, destituyó a Moliné O’Connor por mal
desempeño en el ejercicio de su función. Como se dijo, sólo prosperaron dos de los
nueve cargos formulados en su contra, y ambos estaban vinculados con el caso
“Meller”.

Tampoco prosperó la solicitud de inhabilitación para ocupar empleo de honor, de


confianza o a sueldo de la Nación.

Dos meses atrás, el 8 de octubre de 2003, el Senado había suspendido al juez de su


cargo sin goce de haberes. Finalizado el juicio político que culminó con su destitución,
Moliné O’Connor manifestó públicamente que llevaría el caso ante la Corte Suprema y
ante la CIDH.

Al máximo tribunal se le plantearon tres cuestiones vinculadas entre sí. La primera, si


el Senado tenía la facultad de suspender al juez y, en ese caso, si la había ejercido
correctamente. La segunda, si el Senado podía dejar en suspenso el cobro de sus
haberes y si ello estaba justificado. La tercera -y más relevante-, si la Corte podía
revisar la decisión del Senado, y de ser así, en qué aspectos y con qué alcance. Una
respuesta afirmativa a esta última pregunta llevaría a responder también si en el caso
concreto de Moliné O’Connor se había vulnerado su derecho de defensa y la garantía
del debido proceso.

Todos los jueces de la Corte se excusaron de intervenir en la resolución del caso por
haber sido colegas del magistrado destituido. Por ello, el máximo tribunal estuvo
integrado por conjueces elegidos entre los miembros de las Cámaras Federales.

Finalmente terminan rechazando el recurso extraordinario y la queja de Moline O’


Connor.

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