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La novena de la divina misericordia fue dictada por el Señor Jesús a Santa Faustina como
preparación a la Fiesta de la Divina Misericordia, pero también puede hacerse en cualquier
otro tiempo. Su finalidad es pedir "por la conversión de todo el mundo, para que todas las
almas conozcan la misericordia del Señor y glorifiquen su infinita bondad" (Diario 1059)
Novena a la Divina Misericordia [332], que Jesús me ordenó escribir y hacer antes de la
Fiesta de la Misericordia. Comienza el Viernes Santo:
"Deseo que durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi
misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda aquella gracia
que necesiten en las penalidades de la vida, y especialmente en la hora de la muerte.
Cada día traerás a Mi corazón un grupo de almas diferentes y las sumergirás en el
océano de Mi misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi
Padre... Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención a
los méritos de mi amarga Pasión
Yo contesté: "Jesús, no sé cómo hacer esta novena y qué almas introducir primero en
Tu muy misericordioso Corazón. Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué
almas debía introducir en Su Corazón" (Del diario de sor Faustina, 1209)
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo
entero".
Jaculatoria: "Oh, sangre y agua que brotaron del Sagrado Corazón de Jesús como
una fuente de infinita misericordia para nosotros, Jesús en Ti confío".
Hoy en día son muchos los Católicos que conocen y recitan La Coronilla de la Divina
Misericordia y sabemos que esta se puede decir en cualquier momento del día, pero
Nuestro Señor Jesucristo específicamente le pidió a Sor Faustina que esta Coronilla también
fuese recitada como una novena. Jesús prometió a la humanidad:
Por cada uno de los nueve días, nuestro Señor dio a Santa Faustina una intención diferente:
toda la humanidad, especialmente los pecadores; Las almas de los sacerdotes y de los
religiosos; Todas las almas devotas y fieles; Los que no creen en Dios y los que aún no
conocen a Jesús; Las almas que se han separado de la Iglesia; Las almas humildes y las
almas de los niños; Las almas que especialmente veneran y glorifican Su misericordia; Las
almas retenidas en el purgatorio; Y las almas que se han vuelto tibias.
"Yo deseo que durante estos nueve días traigas almas a la fuente de mi misericordia,
para que puedan sacar de ellas fuerza y refrigerio y cualquier gracia que necesiten en
las penurias de la vida, y especialmente en la hora de la muerte". (Diario de sor
Faustina, 1209)
Nosotros también podemos hacer una novena de oración por estas intenciones,
especialmente orando en conjunto con la Coronilla de la Divina Misericordia. A continuación,
el segundo día de la Novena.
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación.
Intención: "Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y
sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza
para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi
misericordia fluye hacia la humanidad" (Diario, 1212)
La fuente del amor de Dios, vive en los corazones limpios, purificados en el mar de
misericordia, resplandecientes como las estrellas, claros como la aurora.
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas
de los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas; otórgales el poder de Tu bendición. Por el
amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu
luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz
canten alabanzas a Tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.
(Diario, 1213)
Esta novena debía comenzar el Viernes Santo y ser orados con una fe ardiente en
preparación para la gloriosa Fiesta de la Misericordia que iba a tener lugar en el Octavo Día
de Pascua (El Domingo después del Día de Pascua) 1209-1230).
Como observamos, en esta novena, Jesús mismo reveló a Santa Faustina, que cada día se
dedicaran las oraciones para un grupo diferente de personas.
El domingo de la Divina Misericordia es una fiesta relativamente nueva que fue instituida el
5 de mayo de 2000 por el Papa San Juan Pablo II. Una monja polaca, la hermana Faustina
Kowalska, ahora santa, escuchó a Jesús diciéndole:
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Intención: "Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de
Mi misericordia. Estas almas Me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una
gota de consuelo en medio de un mar de amargura" (Diario, 1214)
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu
Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección
constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la
legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de
los siglos. Amén. (Diario, 1215)
La Iglesia Católica enseña que es muy posible que aquellos de otras religiones y aquellos
que no han oído el Santo Nombre de Jesús pueden ser bienvenidos al cielo; pero que ellos
deben llegar por medio de sus obras y su impecabilidad. Tienen que ganarse el cielo.
Jesús le dijo a Santa Faustina Kowalska que los incrédulos y los que nunca habían oído Su
Nombre estuvieron en Sus pensamientos desde que Él sufrió y murió hace dos mil años. No
murió solo por ti y por mí. Murió por todos, por todos los tiempos, redimiendo a la humanidad
perdida con su sangre, a toda la humanidad.
Todo lo que las personas tienen que hacer para ganarse su salvación es elegirlo antes que al
mundo.
Dios pone ante nosotros la Vida y la Muerte y nos permite elegir entre estas dos opciones. El
infierno eterno, en sí mismo, una elección que hacemos como seres humanos libres
haciendo uso de nuestro libre albedrío. Nosotros, con nuestros actos, elegimos donde
queremos estar
Estamos llamados a dar lo mejor de nosotros y honrar Nuestro Señor. Estamos llamados a
ser Luz en un mundo lleno de tinieblas
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia a las almas (de los herejes y de los
cismáticos) * que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por
persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo
y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están acogidos en el
sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran
misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1219)
Este tipo de personas ven a las más inocentes como hierbas prematuras a ser regadas por
propagandas que presentan noticias tergiversadas y que confunde sus pequeñas almas
Ellos miran la inocencia en el vientre materno y niegan que allí hay un ser humano cuya vida
debe ser protegida por toda comprensión de los derechos humanos. Consideran la nueva
inocencia de nuestros ancianos y enfermos como una carga y un gasto que fácilmente
podrían ser eliminados con la eutanasia.
Así, los humildes de corazón y los inocentes parecen las víctimas del mundo. Y sin embargo,
Jesús nos dice que si queremos entrar en el Reino de los Cielos, debemos convertirnos y ser
inocentes como un niño.
Si queremos ser perdonados, debemos responder con "un corazón humilde y contrito" a su
llamado de amor, porque la Escritura nos dice que Él nunca rechazará tal corazón.
La clave de la eternidad está en manos de los inocentes que la sociedad perversa usa,
abusa y mata. En el mundo por venir, ellos son los que serán elevados.
Hoy Jesús nos pide que le llevemos a las almas humildes y a las almas de niños pequeños, a
los más inocentes: "Se parecen más a mi propio corazón".
Hoy en día, mientras oramos, debemos llevarles a los bebés no nacidos, a los niños
pequeños, a los ancianos, a la humilde vecina, cuya meta es su familia por quien da su vida,
etc.
Llevémosle a Él las almas sencillas, que son la sal de la tierra sobre la cual se construye toda
estabilidad y bondad en la sociedad humana.
Llevémosle a Él las buenas personas sin las cuales este mundo sería un infierno vivo. Ellos,
y no los poderosos y creadores de diferencias y guerras, son los que hacen la vida habitable.
Son la única bondad que la humanidad tiene para ofrecer.
Ora hoy la Novena de la Divina Misericordia con mucho ardor en tu corazón y sumérgelos a
todos ellos en el mar de la misericordia.
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Intención: "Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños
pequeños, y sumérgelas en Mi misericordia. Éstas son las almas más semejantes a
Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía. Las veía como
ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes
enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia; concedo
Mi confianza a las almas humildes" (Diario, 1220)
Oración: Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho: Aprendan de Mí, que soy
manso y humilde de corazón. Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a
las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan
a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete
perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas
tienen una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un
himno de amor y misericordia por la eternidad (Diario, 1221)
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las
almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de
Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la
tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, Te suplico por el
amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo
entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu misericordia por
los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1223)
El perdón y la misericordia no son debilidades, aunque el mundo las vea como tal. Se
necesita una fuerza enorme para perdonar. Se requiere sacrificio, trabajo y humildad
para ser misericordioso. Estas no son gracias ganadas de forma simple. Son difíciles de
trabajar a lo largo de la vida y son regalos profundamente sanadores que damos, tanto a
nosotros mismos, como a aquellos que perdonamos.
Sin perdón, todos estamos condenados a pasar nuestras vidas sumergidos en el miedo y
escondiéndonos detrás de falsas fachadas para protegernos unos de otros.
Sin perdón, no puede haber misericordia, y sin misericordia, no puede haber vida.
Hay pecados tan arraigados en nuestro interior que nos impiden ser misericordiosos hasta
con nosotros mismos. Sólo por la gracia de Dios y por el poder salvífico de su Cruz, podemos
tomar control sobre ellos y sanar las heridas y el daño que hay en nuestro corazón.
Jesús nos pide que le traigamos las almas que especialmente veneran y glorifican Su
Misericordia: “Son las imágenes vivas de Mi Corazón Compasivo”.
Oremos ahora la Novena de la Divina Misericordia y llevemos ante Jesús a aquellos que
conocen lo que es vivir en el amor y en el perdón y que pronto también nosotros seamos
incluidos en ese grupo de personas misericordiosos.
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Intención: "Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo
especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron Mi
Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de
Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la
vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a
cada una en la hora de la muerte” (Diario, 1224)
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y
veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están
encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio
viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones,
desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico,
oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto
en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: “A las almas que
veneren esta infinita misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria
durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte”. Amén. (Diario,1225)
El Purgatorio es una realidad, en eso estamos claros; pero hay muchas hipótesis sobre lo
que allí se vive y cómo se purifica el alma.
Muchos concuerdan que en el Purgatorio nos enfrentaremos a lo que hemos hecho desde el
punto de vista de aquellos a quienes lo hicimos, es decir, purgaremos nuestros pecados.
Si, por ejemplo, golpeaste a alguien en vida y nunca le pediste perdón y lo enmendaste, en el
Purgatorio experimentarás golpes muchos peores de los que causaste. Si te fuiste de lengua
floja "fuiste chismoso(a)", entonces en el Purgatorio sentirás la humillación y las heridas
causadas por tus ligeras palabras.
Así lo describe Santa Brígida, una Santa de la iglesia católica que tuvo muchos encuentros
con las almas del Purgatoria. Ella cuenta lo siguiente:
"Un día me encontraba cosiendo cuando se apareció el alma de una mujer con un
aspecto horrible. Sus pupilas desprendían odio, tenía la vestimenta sucia y
abandonada y las manos llenas de llagas. Pero lo que más espanto le produjo fue ver
que ese espectro tenía un gran clavo atravesándole los labios y la lengua de forma
grotesca. Parecía como si se hubiera deseado sellarlos de esa manera macabra y
dolorosa para impedir el habla. Como el alma no podía comunicarse a causa de ese
terrible instrumento, la monja comenzó a orar desesperadamente por ella. Sólo
entonces el clavo se desprendió un poquito y dijo: “Estoy en este estado porque sufro
un purgatorio en un nivel muy profundo, cerca de los abismos infernales. Padezco de
esta manera porque durante mi vida cometía constantemente un pecado que la
justicia divina ha considerado de enorme gravedad. Éste era el pecado de la lengua.
Era gran amiga de cotillear, criticar y calumniar a otras personas"
Las almas del Purgatorio no están siendo torturadas, están siendo educadas acerca de su
verdadero yo. Ellas se ven a sí mismas como son, y esta visión lastima. Es el dolor más
profundo imaginable para enfrentar la realidad completa de sus propios pecados. Pero de
esta pena viene la verdadera purificación y conversión
Hoy Jesús nos dice que le llevemos a las Almas que están en la prisión del Purgatorio y que
las sumerjamos en el abismo de Su misericordia ...
"Todas estas almas son grandemente amadas por Mí ... Está en vuestro poder
traerles alivio". (Jesús a Sor Faustina)
Por favor, oren la Novena de la Divina Misericordia con nosotros. Traigan a sus
pensamientos a sus seres queridos que han muerto y que ahora están en el Purgatorio y
llévenlos al abismo de la misericordia de Jesús
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Intención: "Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y
sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre
refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas
cumplen con el justo castigo que se debe a Mi justicia. Está en tu poder llevarles
alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su
nombre... Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente
por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi
justicia" (Diario, 1226)
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio
y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la
dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima
alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están bajo Tu justo
escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya
que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites. Amén. (Diario, 1227)
Seguir a Jesús significa hacer lo que Jesús nos enseñó a hacer, incluso cuando duele,
incluso cuando la gente se burla de nosotros, nos rechaza y nos ataca por hacerlo.
La tibieza es una de las peores enfermedades que le puede ocurrir a un cristiano. Los
cristianos tibios no son nada. No pueden salvar a nadie. No pueden transformar el mundo.
No son la Luz que brilla en la oscuridad.
Los cristianos tibios usan los privilegios y los muchos dones de sus vidas para la auto-
complacencia y sus vanidades. Ellos no siguen a Cristo, excepto cuando hay alguna
necesidad especial, recurren a Él, pero solo por necesidad y luego lo desechan.
"Estas almas me hieren más dolorosamente... Mi alma sufrió el más horrible asco del
Jardín de los Olivos a causa de las almas tibias".
Las almas tibias causaron un inmenso dolor en el corazón de Cristo cuando cargó con sus
pecados en Getsemaní.
Oremos ahora por esas almas que están tibias. Ellos tienen la fe y la rechazan. Ellos ven el
Camino y no lo caminan. Ellos son quizás los más perdidos de todos. Oremos además para
que nosotros tampoco caigamos en la tibieza
Oración inicial
Dios, Padre Misericordioso, te damos gracias por los favores extraordinarios que
concediste a tu hija Santa Faustina a través de quien has manifestado de modo
especial el abismo de tu Misericordia sobre la humanidad dolorida y alejada de Ti Te
rogamos, con gran confianza, que también con nosotros manifiestes tu Misericordia
concediéndonos las gracias que te pedimos en esta Novena si no son contrarias a
nuestra salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Oración: Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas
tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se
parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu
amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y
atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes
todo
Oración: Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias, que, sin embargo,
están acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de misericordia, Te
suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz,
permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia. Amén. (Diario,
1229)