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2.- La revisión del aspecto formal del tratado internacional y su ley aprobatoria
comprende dos dimensiones: i) el análisis de la representación válida del Estado
colombiano en las fases de negociación, celebración y firma del acuerdo
internacional; y ii) la plena observancia del trámite legislativo dispuesto para su
ley aprobatoria.
4.- En ese orden de ideas, los requisitos que establecen las reglas y subreglas
jurisprudenciales que guían la labor de esta Sala en el ejercicio de la revisión
formal de la constitucionalidad del tratado internacional y su ley aprobatoria, son:
Tal verificación ha sido realizada por la Corte con base en los artículos 7º a 10º de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, incorporada al
ordenamiento interno por la Ley 32 de 1985, por remisión que hace el artículo 9º
de la Carta en el sentido de que las relaciones exteriores del Estado se
fundamentan en el reconocimiento de los principios aceptados por Colombia.
8.- Ahora bien, esta Sala considera necesario resaltar que, de acuerdo con el
ordenamiento jurídico colombiano, en particular la Ley 70 de 1993[32], la
expresión grupos étnicos incluye a las comunidades indígenas y a las
afrodescendientes. Lo anterior ha sido reconocido por este Tribunal, en especial en
la sentencia C-461 de 2008[33], que reiteró que las comunidades
afrodescendientes también son consideradas grupos étnicos, titulares de derechos
constitucionales fundamentales a la propiedad colectiva de sus territorios
ancestrales, a la conservación, al uso, a la administración de los recursos naturales
y a la realización de la consulta previa, en los casos en que se tomen medidas que
los afecten de forma directa y específica.
9.- En esta oportunidad, la Corte reitera las reglas jurisprudenciales, en las que se
establece que (i) la diversidad de identidades étnicas y culturales debe ser objeto de
especial protección y reconocimiento constitucional; (ii) una de las formas de
materializar dicha protección se da con el derecho a la participación que le asiste a
los pueblos interesados, cuando se va a tomar una medida legislativa o
administrativa que los pueda afectar de forma directa; y (iii) las comunidades
afrodescendientes también son consideradas grupos étnicos.
10.- La sentencia C-030 de 2008[34], que examinó una demanda contra la Ley
1021 de 2006[35], estableció que, de acuerdo con las disposiciones
constitucionales e internacionales que regulan el derecho a la consulta previa, es
obligación de los Estados realizar dicho procedimiento a las comunidades étnicas,
cuando la Ley contenga disposiciones susceptibles de afectar directamente a los
destinatarios, independientemente de que el efecto se considere positivo o
negativo.
Dicha providencia fue reiterada por la sentencia C-702 de 2010[36], que analizó si
una reforma constitucional debía someterse a consulta previa. Dicho fallo indicó
que toda medida legislativa que afectara de forma directa a una comunidad étnica,
debía pasar por dicho procedimiento cubriendo no solamente leyes en sentido
estricto, también los decretos y actos legislativos que afecten de manera directa a
los destinatarios de la medida.
La primera regla hace referencia a toda medida que afecte directamente a las
comunidades étnicas, lo que excluye de dicho procedimiento a las políticas que se
dirigen a toda la población de forma general. A pesar de que la Corte ha indicado
que el grado de afectación se debe analizar en cada caso concreto, existe un patrón
común que se refiere a la incidencia de la medida en la confirmación de la
identidad de la comunidad. Con fundamento en lo anterior, el fallo indicó que
temas relacionados con el territorio y la explotación de los recursos naturales, en
las zonas donde se encuentran asentados los pueblos étnicos, deben ser sometidas
al proceso de consulta previa. Lo anterior, bajo el entendido de que la comunidad
tiene una relación con la materia objeto de consulta.
11.- En esta ocasión, la Corte reitera las reglas jurisprudenciales establecidas en los
fallos anteriormente referidos, en las que establece que (i) toda medida legislativa o
administrativa que afecte de forma directa a las comunidades étnicas que se
encuentran en el territorio nacional, debe someterse al proceso de consulta previa
y, (ii) las materias concernientes a la confirmación de la entidad de dichas
comunidades, tales como su territorio, la explotación de recursos naturales y los
temas relacionados con las entidades locales de las unidades territoriales de dichos
pueblos, también deben someterse a dicho proceso.
Adicionalmente, señaló que las disposiciones del tratado objeto de estudio en esa
oportunidad, partían de un marco general y abstracto que involucraba a la totalidad
de la población colombiana, sin que se incluyeran normas que afectaran de forma
directa a los grupos étnicos con imposición de restricciones, gravámenes, o
beneficios. En consecuencia la Corte no consideró que fuera necesario realizar la
consulta previa para la aprobación de dichos acuerdos. No obstante, se resaltó que
esto no significaba que las medias legislativas y administrativas que se expidieran
en desarrollo y aplicación de los instrumentos internacionales, estuvieran exentas
de someterse a dicho procedimiento cuando afecten de manera directa a una
comunidad étnica.
14.- La Sala reitera las reglas jurisprudenciales sobre el ejercicio del derecho a la
consulta previa frente a tratados internacionales, que establecen que (i) las leyes
aprobatorias de tratados deben ser objeto de consulta previa cuando el texto afecte
de forma directa a las comunidades étnicas; (ii) las medidas legislativas o
administrativas que se adopten en el desarrollo del tratado que involucren
directamente a una población étnica, deben someterse al proceso de consulta antes
de que se presente la norma para su aprobación en el Congreso de la República; y
(iii) prima facie no es necesario someter el instrumento internacional a dicho
procedimiento, si éste se refiere a creación de zonas de libre comercio, sin embargo
se debe hacer consulta cuando las medidas que se tomen en desarrollo del tratado
afecten de forma directa a una comunidad étnica.