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Juan de Dios Ramírez, un hombre sesentón, cuenta la historia de cómo ha librado la batalla
de la supervivencia y la de su familia, entre las ramas de muchos cafetales del país,
especialmente del Quindío, Risaralda, Caldas, Valle del Cauca y el Huila.
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Su trabajo consiste en ‘ir al grano’. De lunes a sábado, a las 6:00 de la mañana, e incluso un
poco más temprano, inicia la labor de un recolector de café, en épocas de cosecha. En
realidad, el comienzo de su jornada depende de la hora a la que aclare el día. Basta con que
el recolector alcance a diferenciar el color de los granos, entre maduros y verdes.
Sus herramientas más importantes son el canasto o un recipiente de plástico que lleva una
correa para atarlo a su cintura, y un costal de fique o de fibra sintética para depositar el
grano cosechado. Otros elementos que no pueden faltar son el sombrero o la gorra para
protegerse del sol, y un plástico por si acaso llueve. No es raro ver a un recolector que
agregue a su cintura una cubierta con una peinilla (machete). Sin embargo, esta herramienta
no es necesaria para el desempeño de su oficio.
En tiempos de cosecha sí. En esa época uno se puede poner un ingreso mensual de más de
un millón y medio de pesos, libre, es decir, incluyendo la alimentación.
Un recolector de alto nivel puede coger hasta 25 arrobas diarias, es decir, unos cinco bultos
de grano en pepa. Eso significa que puede obtener un ingreso de más de medio millón de
pesos semanales. Pero el promedio está alrededor de 15 0 20 arrobas diarios, es decir entre
75.000 y $90.000 al día.
Este es un oficio lleno de culturas, costumbres, acentos y diversidad. Hay personas de todas
partes del país, con comportamientos y genios diferentes.
¿Cómo es el oficio?
El oficio consiste en recolectar a mano, pepa por pepa y árbol por árbol, el café maduro y
echarlo en el canasto. Cuando este se llena, hay que descargarlo en un costal.
No. Lo máximo que puede pasar es que a uno lo pique una culebra (no es frecuente), una
araña, un matacaballos, un alacrán, las avispas, las abejas o un abejorro.
Pero coger café es un oficio caché en el campo. Los jóvenes del sector rural sienten que ese
es un oficio fácil, descansado y mejor pago que los otros, sobre todo en tiempo de cosecha.
A cada trabajador se le asigna un surco, es decir, una hilera de árboles, y cuando finalice,
debe tomar el surco siguiente que esté sin asignar.
Sí. En un palo de café solo debe haber un recolector. El más bueno no es solo el que más
café coge al día, sino el que revisa bien el árbol para no dejar granos maduros sin
recolectar. Otra tarea es no coger café verde, ni llenar el canasto o el costal de hojas o
chamizas que se desprenden de los árboles. Un buen cogedor entrega el grano limpio.
Eso se sabe cuando el grano se descarga en la tolva del beneficiadero o la peladora, como le
llamamos nosotros.
El administrador señala las reglas, que casi siempre son las mismas. Por ejemplo, un
recolector no puede pasarse a coger café en un surco que no le fue asignado. Tampoco
puede saltearse árboles de su hilera, cuando estos no tienen una buena producción, es decir,
cuando no está ‘enmorenado’.
Es encontrar un palo de café repleto de granos maduros, en donde a uno le rinde mucho
llenar el canasto. Si a mí me toca un surco de árboles con mucha cosecha, eso lo llamamos
estar ‘enmorenado’ o ‘enmarrado’. Eso es pura suerte. Aunque hay trabajadores mañosos
que ya saben que hay un surco muy bueno y si ven que no les va a tocar a ellos se demoran
o aceleran en su hilera para que les toquen los árboles de mayor producción.
Eso es lo más común. En fincas grandes siempre hay grupos de amigos que están juntos y
se ayudan en el trabajo. Incluso que cantan juntos.
¿Qué cantan?
Hace muchos años cantaban rancheras y música tropical, romántica o colombiana, pero hoy
se impone en reguetón, el vallenato y hasta la salsa choque.
Hay de todo. Algunos cantan muy bien y otros regular. Los que no tienen buena voz
prefieren quedarse callados y escuchar a sus compañeros.
¿Usan celular?
Esa es la gran diferencia entre el recolector de café de antes del 2000 y hoy. Los
recolectores jóvenes no dejan su celular, usan audífonos con esos aparatos nuevos para
escuchar música (iPhods) o conectados a su teléfono. Los de más edad no abandonan el
radio.
¿Qué es jornalear?
Es trabajar al día, por el salario mínimo. Cuando no hay cosecha se bajan nuestros ingresos
porque ya le pagan a uno por el día.
Nos toca dedicarnos a desmalezar los cafetales, abonar, soquear, renovar cultivos, platear,
cortar plátano, arreglar cercas, rosar potreros o realizar cualquier otra actividad en el
campo, incluso ordeñar.
Han cambiado mucho. Por ejemplo, las desyerbas con azadón o machete están en vía de
extinción. Ahora se usa la guadañadora y herbicidas.
Algunos, como yo, nos dedicamos a descansar y a compartir con la familia. Otros practican
deportes, juegan fútbol, tejo, les gusta el ciclismo o el baloncesto. Pero a algunos les gusta
el traguito. Reciben sus salarios y se van para el pueblo a una cantina a tomar cerveza o
aguardiente, y regresan el lunes a trabajar sin un solo peso en el bolsillo. Eso lo hacen
especialmente los andariegos, es decir, quienes se la pasan de región en región en busca de
actividades donde se paguen mejores salarios.
En tiempo de cosecha sí. En esta época no se descansa sino el domingo, es decir que
trabajamos los lunes festivos y las fiestas patrias como el 20 de julio y el 7 de agosto si
caen entre semana.
¿Cómo es la alimentación?
Le puedo asegurar que es lo mejor. Siempre disponemos de comida casera y con productos
frescos. Los desayunos incluyen caldo y carne o huevos, arepa o pan y café o chocolate,
todos los días. El almuerzo consta de sopa, generalmente sancocho, carnes, arroz, yuca o
papa, plátano, ensalada y jugo o limonada.
Por la noche, hacia las 6:00 de la tarde nos dan la comida, que varía entre fríjoles, lentejas,
arveja, habichuelas, arroz, yuca o papa, plátano, carne, pollo o huevo frito. Es algo similar
al almuerzo.
Y ¿Cómo es la dormida?
Muchos duermen en sus casas porque viven cerca de la finca donde trabajan. Otros se
hospedan en la hacienda cafetera, en campamentos adecuados para ello, dotados de catres,
esteras, colchones de paja o colchonetas muy incómodas y poco aconsejables para la salud.
Pero uno se acostumbra.
ESPAÑOLPRODUCCION DE CAFE
Era el año 1920 en el pequeño pueblo de Jericó, Colombia, cuando mi abuelo, Gilberto
Velásquez, tomó la decisión de dejar atrás a su familia e hizo el recorrido de 130 km al pequeño
pueblo cafetalero de Risaralda. Tenía 8 años. El logro dominar el comercio del café, comenzando
desde el recolector hasta llegar al administrador de finca, haciéndose de una buena reputación y
el respeto de la comunidad cafetalera local. Su arduo trabajo dio resultados y adquirió varias
fincas y se casó con la hija de un reconocido productor de café, con la cual tuvo 16 hijos – mi
padre fue uno de ellos. Mi abuelo ya falleció, asesinado en 1983 por la mafia, por rehusarse a
pagar la “vacuna” (extorsión) mensual; pero su legado y su pasión por la planta hermosa continua.
Este es el tipo de historias detrás de los diligentes trabajadores del café que comienzan su día en
la finca antes de que amanezca y vuelven a casa después del atardecer. Muchos de los recolectores
viajan desde pueblos lejanos en busca de trabajo, dejando atrás a sus seres queridos por meses a
la vez, haciendo lo que tengan que hacer para poder proveer para sus familias. Este movimiento
del café de tercera ola ha hecho un excelente trabajo enfocándose el comercio direct, comprando
directamente a las fincas, pagando precios elevados por un producto de calidad. Estamos más
conscientes del trabajo intenso que conlleva la producción del café y lo injusto que es el pago
que reciben muchos de los caficultores. Pero en realidad, ¿qué tanto sabemos?
Saludos al Chef
Por muy importante que son los recolectores en todo el proceso del café, las mujeres dedicadas
que cocinan todas sus comidas son igual de esenciales en el flujo de la operación de la finca.
Sandra, la esposa del administrador de Finca El Ocaso, maneja la cocina. Se despierta a las 3am
durante el tiempo de cosecha a encender el horno de leña para cocinar la comida para hasta 40 o
50 trabajadores. Si crees que es difícil prepararte 3 comidas al día, ¡imagínate cocinar para más
de 40 hombre hambrientos! Tres generosas comidas son parte de la compensación que reciben
los trabajadores y le brindan la energía que necesitan para trabajar en los campos desde el
amanecer hasta el atardecer. Definitivamente es un trabajo en equipo, donde cada trabajo es igual
de importante que el siguiente.
Haciendo la Conexión
Entre los trabajadores del café hay muchos tipos de personas, entre ellos muchas madres, padres,
esposas, y esposos, tratando de ganarse la vida y sobrevivir día a día. Aunque muchos de estos
profesionales del café son de escasos recursos, son ricos en espíritu, con metas y aspiraciones
como cualquiera. Como amantes del café y ciudadanos del mundo, es imperativo que entendamos
la importancia de mantener la transparencia en cuanto a nuestro café y que seamos conscientes
de las vidas detrás de la bebida sin la cual no podríamos existir.
PDG Español
Cerca de 300.000 pesos semanales puede
ganar un recolector de café
Archivado en Nacionales
Cerca de 28 mil a 50 mil pesos diarios puede reunir un recolector de café durante época de
buena cosecha en Risaralda. La recolección del kilo recolectado cuesta entre 350 y 400
pesos.
Se promedia que al día se estarán recolectando cerca de 70 kilos durante esta muy buena
cosecha, pero en la semana pico de la recolección alcanzan a acopiar hasta 150 kilos.
De los 28 mil pesos, que es lo mínimo que cobran por día, el acumulado lo pagan cada
sábado. Los recolectores empiezan a las 6:30 de la mañana a trabajar y terminan cuando se
cansen, de cada uno de ellos depende su sueldo.