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Así es un día de un recolector de café

Juan de Dios Ramírez, un hombre sesentón, cuenta la historia de cómo ha librado la batalla
de la supervivencia y la de su familia, entre las ramas de muchos cafetales del país,
especialmente del Quindío, Risaralda, Caldas, Valle del Cauca y el Huila.

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Este es un oficio lleno de culturas, costumbres, acentos y diversidad.


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Portafolio
marzo 20 de 2018 - 04:00 p.m.

Su trabajo consiste en ‘ir al grano’. De lunes a sábado, a las 6:00 de la mañana, e incluso un
poco más temprano, inicia la labor de un recolector de café, en épocas de cosecha. En
realidad, el comienzo de su jornada depende de la hora a la que aclare el día. Basta con que
el recolector alcance a diferenciar el color de los granos, entre maduros y verdes.

(Lea: Así es la vida de un conductor de coche fúnebre).

Sus herramientas más importantes son el canasto o un recipiente de plástico que lleva una
correa para atarlo a su cintura, y un costal de fique o de fibra sintética para depositar el
grano cosechado. Otros elementos que no pueden faltar son el sombrero o la gorra para
protegerse del sol, y un plástico por si acaso llueve. No es raro ver a un recolector que
agregue a su cintura una cubierta con una peinilla (machete). Sin embargo, esta herramienta
no es necesaria para el desempeño de su oficio.

¿Coger café es un buen negocio?

En tiempos de cosecha sí. En esa época uno se puede poner un ingreso mensual de más de
un millón y medio de pesos, libre, es decir, incluyendo la alimentación.

¿Hasta cuántas arrobas al día puede recolectar un trabajador?

Un recolector de alto nivel puede coger hasta 25 arrobas diarias, es decir, unos cinco bultos
de grano en pepa. Eso significa que puede obtener un ingreso de más de medio millón de
pesos semanales. Pero el promedio está alrededor de 15 0 20 arrobas diarios, es decir entre
75.000 y $90.000 al día.

¿Cómo es la relación entre los recolectores?

Este es un oficio lleno de culturas, costumbres, acentos y diversidad. Hay personas de todas
partes del país, con comportamientos y genios diferentes.

(La humorista Alexandra Montoya cuenta qué le saca la ‘chispa’).

¿Cómo es el oficio?

El oficio consiste en recolectar a mano, pepa por pepa y árbol por árbol, el café maduro y
echarlo en el canasto. Cuando este se llena, hay que descargarlo en un costal.

¿Coger café es un oficio peligroso?

No. Lo máximo que puede pasar es que a uno lo pique una culebra (no es frecuente), una
araña, un matacaballos, un alacrán, las avispas, las abejas o un abejorro.
Pero coger café es un oficio caché en el campo. Los jóvenes del sector rural sienten que ese
es un oficio fácil, descansado y mejor pago que los otros, sobre todo en tiempo de cosecha.

¿Cómo se decide cuál es el árbol que le toca a cada recolector?

A cada trabajador se le asigna un surco, es decir, una hilera de árboles, y cuando finalice,
debe tomar el surco siguiente que esté sin asignar.

¿En un árbol solo trabaja un recolector?

Sí. En un palo de café solo debe haber un recolector. El más bueno no es solo el que más
café coge al día, sino el que revisa bien el árbol para no dejar granos maduros sin
recolectar. Otra tarea es no coger café verde, ni llenar el canasto o el costal de hojas o
chamizas que se desprenden de los árboles. Un buen cogedor entrega el grano limpio.

¿Cómo se detecta que el costal tiene muchas hojas?

Eso se sabe cuando el grano se descarga en la tolva del beneficiadero o la peladora, como le
llamamos nosotros.

¿Qué reglas hay en el cafetal y quién las impone?

El administrador señala las reglas, que casi siempre son las mismas. Por ejemplo, un
recolector no puede pasarse a coger café en un surco que no le fue asignado. Tampoco
puede saltearse árboles de su hilera, cuando estos no tienen una buena producción, es decir,
cuando no está ‘enmorenado’.

(Anécdotas y curiosidades de un rector de universidad).

¿Qué es estar ‘enmorenado’?

Es encontrar un palo de café repleto de granos maduros, en donde a uno le rinde mucho
llenar el canasto. Si a mí me toca un surco de árboles con mucha cosecha, eso lo llamamos
estar ‘enmorenado’ o ‘enmarrado’. Eso es pura suerte. Aunque hay trabajadores mañosos
que ya saben que hay un surco muy bueno y si ven que no les va a tocar a ellos se demoran
o aceleran en su hilera para que les toquen los árboles de mayor producción.

¿De qué hablan los trabajadores en los cafetales?

Hablamos de nuestras propias historias, de la familia, de la novia, la esposa, los hijos, de


nuestros planes y hasta del país. Algunos viven bien informados, les gusta escuchar los
noticieros de radio y televisión.

¿Arman grupos de amigos?

Eso es lo más común. En fincas grandes siempre hay grupos de amigos que están juntos y
se ayudan en el trabajo. Incluso que cantan juntos.

¿Qué cantan?

Hace muchos años cantaban rancheras y música tropical, romántica o colombiana, pero hoy
se impone en reguetón, el vallenato y hasta la salsa choque.

Y ¿qué tal lo hacen?

Hay de todo. Algunos cantan muy bien y otros regular. Los que no tienen buena voz
prefieren quedarse callados y escuchar a sus compañeros.

Pero hay gente que tiene mucho talento.

¿Usan celular?

Esa es la gran diferencia entre el recolector de café de antes del 2000 y hoy. Los
recolectores jóvenes no dejan su celular, usan audífonos con esos aparatos nuevos para
escuchar música (iPhods) o conectados a su teléfono. Los de más edad no abandonan el
radio.

¿Qué hacen cuando no hay cosecha?

Nos toca dedicarnos a jornalear.

¿Qué es jornalear?

Es trabajar al día, por el salario mínimo. Cuando no hay cosecha se bajan nuestros ingresos
porque ya le pagan a uno por el día.

¿Trabajar en qué actividades?

Nos toca dedicarnos a desmalezar los cafetales, abonar, soquear, renovar cultivos, platear,
cortar plátano, arreglar cercas, rosar potreros o realizar cualquier otra actividad en el
campo, incluso ordeñar.

¿Cómo han cambiado las herramientas de hace unos años a hoy?

Han cambiado mucho. Por ejemplo, las desyerbas con azadón o machete están en vía de
extinción. Ahora se usa la guadañadora y herbicidas.

¿Qué hace un recolector en los días libres?

Algunos, como yo, nos dedicamos a descansar y a compartir con la familia. Otros practican
deportes, juegan fútbol, tejo, les gusta el ciclismo o el baloncesto. Pero a algunos les gusta
el traguito. Reciben sus salarios y se van para el pueblo a una cantina a tomar cerveza o
aguardiente, y regresan el lunes a trabajar sin un solo peso en el bolsillo. Eso lo hacen
especialmente los andariegos, es decir, quienes se la pasan de región en región en busca de
actividades donde se paguen mejores salarios.

¿Trabajan los festivos?

En tiempo de cosecha sí. En esta época no se descansa sino el domingo, es decir que
trabajamos los lunes festivos y las fiestas patrias como el 20 de julio y el 7 de agosto si
caen entre semana.

(Diálogo con una azafata: un vuelo cargado de anécdotas).

¿Cómo es la alimentación?

Le puedo asegurar que es lo mejor. Siempre disponemos de comida casera y con productos
frescos. Los desayunos incluyen caldo y carne o huevos, arepa o pan y café o chocolate,
todos los días. El almuerzo consta de sopa, generalmente sancocho, carnes, arroz, yuca o
papa, plátano, ensalada y jugo o limonada.

Por la noche, hacia las 6:00 de la tarde nos dan la comida, que varía entre fríjoles, lentejas,
arveja, habichuelas, arroz, yuca o papa, plátano, carne, pollo o huevo frito. Es algo similar
al almuerzo.

También nos dan mediasnueves, en la mañana y las onces o el algo en la tarde.

Y ¿Cómo es la dormida?

Muchos duermen en sus casas porque viven cerca de la finca donde trabajan. Otros se
hospedan en la hacienda cafetera, en campamentos adecuados para ello, dotados de catres,
esteras, colchones de paja o colchonetas muy incómodas y poco aconsejables para la salud.
Pero uno se acostumbra.

¿El alojamiento y la alimentación lo paga el trabajador?

Eso se decide a la hora del contrato. El patrón y el trabajador deciden si incluye o no


alimentación, y de esa manera se pacta el salario. Eso significa que el recolector sí paga un
precio por la alimentación. Nunca se firma un contrato. Todo se hace de palabra.

¿Quién les lava y arregla la ropa?

Casi siempre lo hacemos nosotros mismos en el lavadero o en la quebrada más cercana.


Algunos les pagan a señores de la vereda que prestan este tipo de servicios.

¿Qué hacen cuando se enferman?

La mayoría no tenemos seguridad social, porque hay mucha inestabilidad laboral. Un


recolector de café no dura mucho tiempo en una finca, máximo dos o tres meses. Cuando se
acaba la cosecha, estar personas se van para otras regiones del país.
Si uno se enferma acude a remedios caseros o va a una droguería a que le formulen.

Édmer Tovar Martínez


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ESPAÑOLPRODUCCION DE CAFE

Un Día en La Vida De Un Recolector de Café en


Colombia
JULIO G, NOVEMBER 21, 2016

Home Español Un Día en La Vida De Un Recolector de Café en Colombia

Era el año 1920 en el pequeño pueblo de Jericó, Colombia, cuando mi abuelo, Gilberto
Velásquez, tomó la decisión de dejar atrás a su familia e hizo el recorrido de 130 km al pequeño
pueblo cafetalero de Risaralda. Tenía 8 años. El logro dominar el comercio del café, comenzando
desde el recolector hasta llegar al administrador de finca, haciéndose de una buena reputación y
el respeto de la comunidad cafetalera local. Su arduo trabajo dio resultados y adquirió varias
fincas y se casó con la hija de un reconocido productor de café, con la cual tuvo 16 hijos – mi
padre fue uno de ellos. Mi abuelo ya falleció, asesinado en 1983 por la mafia, por rehusarse a
pagar la “vacuna” (extorsión) mensual; pero su legado y su pasión por la planta hermosa continua.

Este es el tipo de historias detrás de los diligentes trabajadores del café que comienzan su día en
la finca antes de que amanezca y vuelven a casa después del atardecer. Muchos de los recolectores
viajan desde pueblos lejanos en busca de trabajo, dejando atrás a sus seres queridos por meses a
la vez, haciendo lo que tengan que hacer para poder proveer para sus familias. Este movimiento
del café de tercera ola ha hecho un excelente trabajo enfocándose el comercio direct, comprando
directamente a las fincas, pagando precios elevados por un producto de calidad. Estamos más
conscientes del trabajo intenso que conlleva la producción del café y lo injusto que es el pago
que reciben muchos de los caficultores. Pero en realidad, ¿qué tanto sabemos?

English Version:A Day in the Life of a Colombian Cherry Picker


Raúl, administrador de Finca El Ocaso, atravesando los campos para charlar con los
recolectores

La vista desde las montañas en el pueblo de Salento, Colombia

Desde el Amanecer Hasta el Atardecer


Para muchos recolectores en Finca El Ocaso en Salento, Colombia, el día inicia a las 4:30am con
un recorrido a pie de varios kilómetros hasta la finca. Los recolectores son recibidos cada mañana
con una taza caliente de Aguapanela, una bebida típica Colombiana hecha de azúcar morena. EL
aguapanela provee un golpe de energía natural, justo lo que se necesita para que los trabajadores
comiencen su día en los campos de café. Enfrentándose a diversas condiciones de clima, desde
las lluvias frías de invierno, hasta el calor sofocante de verano, los trabajadores comienzan su
trayecto montaña arriba a las 5:30am en punto. Se recolecta el café hasta las 8:30, cuando los
trabajadores regresan a la base de la montaña a la casa-hacienda y reciben un buen desayuno, el
cual normalmente consiste de una arepa (tortilla de maíz), huevos, plátanos, y chocolate caliente.
De ahí, los trabajadores vuelven a subir la montaña para la segunda ronda. Continuan cortando
hasta las 12:30, y en este punto los sacos están llenos con desde 40 hasta 60 kilos de frutos de
café, aveces más, dependiendo de la temporada. Los recolectores se reunen en la estación de
peso, donde hacen fila para pesar lo que recolectaron en la mañana. Luego de pesar el café, se
sirve el almuerzo, y a las 1:15 los trabajadores regresan a la montaña a seguir cortando por el
resto de la tarde. A las 5:30 se pesa por segunda y última vez, luego se disfruta de una buena
cena. Después de un día de 12 horas, de los cuales 10 horas se pasan en la montaña cortando café,
el cielo nocturno clausura el día – es tiempo de ir a casa y descansar.

Regresando a los campos a seguir cortando.


Jorge, El Patrón del Corte, mostrándonos la calidad del café. Solo los frutos más maduros
Jorge en modo trabajo, cortando los frutos, dejando los verdes para que continúen madurando

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Educar sobre el Café?

Saludos al Chef
Por muy importante que son los recolectores en todo el proceso del café, las mujeres dedicadas
que cocinan todas sus comidas son igual de esenciales en el flujo de la operación de la finca.
Sandra, la esposa del administrador de Finca El Ocaso, maneja la cocina. Se despierta a las 3am
durante el tiempo de cosecha a encender el horno de leña para cocinar la comida para hasta 40 o
50 trabajadores. Si crees que es difícil prepararte 3 comidas al día, ¡imagínate cocinar para más
de 40 hombre hambrientos! Tres generosas comidas son parte de la compensación que reciben
los trabajadores y le brindan la energía que necesitan para trabajar en los campos desde el
amanecer hasta el atardecer. Definitivamente es un trabajo en equipo, donde cada trabajo es igual
de importante que el siguiente.

Sandra liderando la cocina, preparando alimentos para los diligentes recolectores.

Lo Más Importante Es La Compensación Justa


A los recolectores se les paga por kilo los frutos que recolectan. Hay muchas fincas que se
enfocan en cantidad y no en calidad, e instruyen a los recolectores a que recolecten todos los
frutos que vean – rojos, verdes, amarillos, negros, o incluso podridos. El objetivo es recolectarlo
todo, ya que cada fruto tiene su valor. Definitivamente existe un mercado para este tipo de café,
pero como probablemente te imaginas, no está al nivel de calidad del café de especialidad.
En Finca El Ocaso, y muchas otras fincas de especialidad, las cosas se hacen diferente. Se paga
un extra por kilo, pero hay una condición: recolectar solo los frutos MADUROS. Un fruto sobre-
desarrollado o subdesarrollado puede alterar completamente la taza final. Finca El Ocaso entrena
a sus recolectores a solo recolectar frutos maduros, y son estos frutos maduros que le han dado
su reputación de producir una de las tazas más sabrosas de la región, y la llevaron a calificar para
la final de la Taza de Excelencia en el 2010. Es este tipo de instrucción y entrenamiento que
ayuda a producir granos de alta calidad. Cada sesión de peso es monitoreado cuidadosamente y
sí un recolector trae más de un puñado de frutos verdes en su saco recibe un strike, y justo como
en el béisbol tres strikes y estás fuera. Puede parecer muy severo, pero al final del día, es un
negocio, y la finca tienen que funcionar como una máquina bien engrasada. Un mal recolector
puede arruinar la calidad del producto final, reduciendo su valor y reduciendo la ganancias del
resto de los miembros del equipo.
Después de una mañana lluviosa en los campos, los recolectores llegan para la primera sesión
de peso del día.
Raul, el administrador de la finca, pesa cada saco, y apunta el peso total de cada trabajador,
para pagarles al final del día

Haciendo la Conexión
Entre los trabajadores del café hay muchos tipos de personas, entre ellos muchas madres, padres,
esposas, y esposos, tratando de ganarse la vida y sobrevivir día a día. Aunque muchos de estos
profesionales del café son de escasos recursos, son ricos en espíritu, con metas y aspiraciones
como cualquiera. Como amantes del café y ciudadanos del mundo, es imperativo que entendamos
la importancia de mantener la transparencia en cuanto a nuestro café y que seamos conscientes
de las vidas detrás de la bebida sin la cual no podríamos existir.

Un corto filme en nuestra finca, Finca El Ocaso, en el 2014

Escrito por D. Velásquez, Campesino Specialty Coffee y editado por N.Bhatt


Traducido por Amec V. y Editado por Karla Ly

PDG Español
Cerca de 300.000 pesos semanales puede
ganar un recolector de café
Archivado en Nacionales

Cerca de 28 mil a 50 mil pesos diarios puede reunir un recolector de café durante época de
buena cosecha en Risaralda. La recolección del kilo recolectado cuesta entre 350 y 400
pesos.

Recolector de café en Colombia.


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Se promedia que al día se estarán recolectando cerca de 70 kilos durante esta muy buena
cosecha, pero en la semana pico de la recolección alcanzan a acopiar hasta 150 kilos.

De los 28 mil pesos, que es lo mínimo que cobran por día, el acumulado lo pagan cada
sábado. Los recolectores empiezan a las 6:30 de la mañana a trabajar y terminan cuando se
cansen, de cada uno de ellos depende su sueldo.

Los interesados pueden ir a sus respectivos comités departamentales de cafeteros, en el


caso de Risaralda, les darán mayor información y la asignación en las fincas que necesitan
los recolectores, en la Carrera 9 No. 36 - 43 de Pereira. O comunicándose con la línea
telefónica 3290360.

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