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Lógica del agua y lógica de la tierra

Introducción

Mi tesis de Maestría en Filosofía es sobre la democratización del espacio público en las

ciudades, y de manera particular me interesan las luchas territoriales en la Ciudad de México

relacionadas con recursos básicos como el agua y el cultivo de alimentos. El objetivo de este

trabajo es interpretar la resistencia campesina contra el Plan de Rescate Ecológico de 1992

en Xochimilco a la luz de la transformación espacial, en términos de producción social del

espacio, de la Cuenca del Valle de México.

Para interpretar esta lucha, primero hablaré del giro espacial iniciado por Henri Lefebvre.

Después, a partir de este marco teórico, describiré la transformación del espacio social de la

Cuenca del Valle de México para finalmente relacionarlo con esta lucha campesina en San

Gregorio, Xochimilco.

El argumento que pretendo sostener aquí es que la producción social del espacio bajo la

lógica de la modernidad colonial se impuso sobre la lógica de producción del espacio social

precolombino. Esta lógica de producción del espacio moderno, al comportarse de forma

expansiva, al paso del tiempo fue acorralando otras formas de producción espacial, como la

que a finales del siglo XX todavía se conservaban en Xochimilco, y que la defensa del

territorio fue insuficiente para atender el problema ecológico de fondo desencadenado por la

producción humana del espacio, que no era la tierra sino el agua. En este sentido creo que se

requiere de una crítica más profunda que cuestione los modos antropocéntricos de entender

la producción social del espacio y pueda atender a las características líquidas del territorio

que se hacen ineludibles en el caso de la Ciudad de México.


1. El giro espacial

La definición más común del espacio, una que podemos encontrar en un diccionario, es la

siguiente: “extensión que contiene toda la materia existente”.1 Tal definición parece que

entiende el espacio como un contenedor en el que la materia existente se encuentra. Tal vez

esta es la razón por la cual, aún hoy, el espacio es definido en estos términos es el que

tradicionalmente ha estado asociado a la matemática, como si el espacio fuera una cuestión

sólo de geómetras y abstracciones.

Descartes, aplicó la aritmética a la geometría2, dando lugar a la geometría analítica y al plano

cartesiano, que es una representación del espacio en estos términos. Luego llegó Kant quien

hizo de la aritmética una verdad sintética a priori del tiempo, mientras que la geometría

constituía las verdades sintéticas a priori del espacio3. El espacio moderno de Kant y

Descartes es un espacio absoluto y formal que pretendía conocimiento universal y necesario,

es decir, un conocimiento “cerrado”, concebido de una vez y para siempre, junto con un

criterio de verdad confiable, estable y fijo. Este espacio matemático sería un espacio dado y

sin alteraciones

El “giro espacial” se dio en los 90 del siglo pasado.4 Este giro tuvo lugar gracias al impacto

del texto llamado La producción del espacio del filósofo y geógrafo Herni Lefebvre. En esa

obra Lefebvre se rebela contra la concepción del espacio como mera abstracción matemática

y desvinculada de la materialidad de la vida, y arguye que “el espacio no está vacío, no es

1 Diccionario de la lengua española, “espacio”, RAE, http://dle.rae.es/?id=GSlrtMv


(consultada 30 de abril de 2018)
2 Hacking, Why Is there philosophy of matemathics at all, 9
3 Hacking, Why Is there philosophy of matemathics at all, 7
4 Julian Myers-Szupinska, Critical Landscapes, (Oakland: Universitiy of California

Press,2015), 21
ninguna especie de espacio en blanco como precondición para lo que sea que luego pueda

pasar dentro de él. El espacio es un producto y este es producido socialmente”. 5 El espacio

es producido por fuerzas políticas y sociales que generan el espacio específico de la

producción (mercancías, espectáculo y poder) y reproducción (la familia, la fuerza de trabajo

y las relaciones sociales de producción) capitalista reemplazando formas antiguas de vida.6

Así, para Lefebvre, el espacio no es una magnitud geométrica abstraída del cuerpo de los

seres humanos, sino algo concreto y mucho más: es una producción social. El espacio que

habitamos es una creación social y esta es material.

El espacio es un tipo especial de producto social, ya que él es posibilidad de toda otra

producción, y por lo tanto el lugar en el que se expresan las contradicciones de las formas de

producción y reproducción de la vida de cada sociedad.

El espacio, en este sentido es un bien producido mediante las relaciones de producción,

reproducción y fuerzas productivas. Si bien a primera vista parece que el campo de reflexión

de una caracterización así del espacio sería terreno sólo de la economía, me parece pertinente

explicitar que tanto las fuerzas productivas como las relaciones de producción dependen de

la organización social, y en tanto que son sociales también tienen una necesaria dimensión

política. Entendido así, el espacio no sólo no es un concepto matemático abstracto, sino que

es un producto social en el que se expresa la política.

1. De agua a tierra.

5 Myers-Szupinska, Critical Landscapes, 23


6 Myers-Szupinska, Critical Landscapes, 23
Lefebvre dice: “el escultor más que el pintor, el arquitecto más que el músico o el poeta,

trabajan sobre una materia que les resiste o les esquiva. Cuando el espacio no queda bajo la

supervisión del geómetra, posee las propiedades y cualidades físicas de la tierra”.7 En caso

de la cuenca del Valle de México estas propiedades y cualidades físicas de la tierra eran más

bien agua.

Anterior a la conquista española el sistema lacustre del Valle de México funcionaba como

un conjunto de vasos comunicados que desembocaba en el lago de Texcoco8. Los mexicas

se asentaron en 1325 en un islote del lago de Texcoco. Tal ubicación les permitió establecer

planes de defensa militar de su territorio, pero por otro lado, el lago también era un peligro

debido a las inundaciones.9 Según las crónicas en 1446, la ciudad de México-Tenochtitlan

sufrió una inundación tan grave que los habitantes decidieron construir un dique para

contener el flujo del lago de Texcoco10 y en 1499 se construyó el albarradón de Ahuízotl, que

protegía a la ciudad de corrientes provenientes del sur de la Cuenca. 11 En estas dos obras

tenemos los primeros registros de cómo la producción humana del espacio comenzaría a

alterar el medio físico de la cuenca. La relación que la ciudad sostenía con el agua del lago

era de contención.

La caída de Tenochtitlan se fecha en 1521. Los conquistadores españoles, aún con el peligro

del lago, no sólo decidieron quedarse, sino, en un acto político, también destruir y transformar

el espacio que habían conquistado. Así comenzaron a producir una nueva ciudad bajo la

7 Lefebvre, La producción del espacio, 89


8 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México (México: Conagua-SEMARNAT,
2014), 34
9 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 38
10 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 40
11 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 40
lógica de la modernidad occidental, siguiendo un patrón reticular ordenada alrededor de una

plaza central12. Tal edificación retaba las características físicas del lugar que continuaba

amenazado por las mismas problemáticas que la antigua ciudad de México-Tenochtitlan: las

inundaciones. Inundaciones graves se registraron en 1555, 1604 y 1607.13 Posterior a la

última inundación los conquistadores pensaron en abandonar la ciudad o bien, en planificar

en un sistema para desaguar la cuenca. Se optó por la segunda opción y la obra más

importante en este sentido fue proyectada en el siglo XVII, que consistió en un tajo abierto,

un túnel y una zanja que desviaba el caudal de agua que provenía del norte. Tal construcción

actualmente drena la corriente del río Cuautitlán además de caudales procedentes del

poniente.14 Si la producción de la ciudad reticular con una plaza en el centro ya consistía en

otra forma de producir el espacio ajena al agua, la decisión de desaguar la cuenca se sumaría

a esta lógica en la que la relación con el agua cambiaría de contenerlas a expulsarlas, dando

inicio a una transformación física radical en el que un lago daría lugar a un gigantesco páramo

de concreto, amenazando, a su vez, a todas las otras formas de producción espacial que

dependían del ecosistema del lago, como, por ejemplo, la producción agrícola en chinampas.

A pesar de la desecación del lago de Texcoco, los habitantes la Ciudad de México

continuaron teniendo una relación estrecha con el agua a través de la navegación por los

canales que venían de los cuerpos de agua del sur y que habían sido el medio de transporte

desde antes de la conquista. Uno de los más importantes era el Canal de la Viga, mediante el

cual eran trasportados los alimentos y las flores que venían de Xochimilco. Sin embargo, a

principios del siglo XX, con la emergencia de la ciudad contemporánea, su aumento de

12 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 41


13 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 40
14 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 48
población y la ocupación de tierras con fines habitacionales e industriales, comenzaron a

desaparecer los canales. El canal de La Viga, fue declarado en 1940 como un peligro para la

salud, comenzó rellenarse y en 1967 a pavimentarse.15 Esta nueva transformación espacial

obligó a un cambio en el medio de transporte para la distribución de los productos agrícolas

que venían del sur: de chalupas a motores de gasolina, afectando, una vez más el modo de

reproducción de la vida de los espacios que permanecían vinculados al entorno lacustre.

Además, el crecimiento urbano e industrial canceló muchos proyectos encaminados a sanear

los ríos y dejar libres sus cauces así que los ríos también fueron entubados y convertidos en

drenaje para las aguas negras. Sobre ellos ahora hay más de ochenta kilómetros de vialidades

por donde hoy, en lugar de canoas, circulan millones de automóviles.16

1. Luchas y resistencias en Xochimilco: 1992

A partir de 1959, el lago de agua dulce de Xochimilco, comenzó a ser inyectado con aguas

negras provenientes de la, ya para entonces, densa e industrializada Ciudad de México,17 no

obstante en 1987 la Ciudad de México y Xochimilco fueron declarados por la UNESCO

“patrimonio cultural y natural de la humanidad”18, y la chinampería se incluyó en la

declaratoria argumentando que era el único recuerdo que quedaba del paisaje lacustre de la

capital azteca.19 Un par de años después de la declaratoria de la UNESCO el DDF puso en

marcha el “Plan de rescate ecológico de Xochimilco”, que en realidad se trataba de un plan

15 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 52


16 Comisión Nacional del agua, El agua que mueve a México, 73
17 Patrimonio y paisajes culturales, p 50
18 Patrimonio y paisajes culturales, p54
19 Patrimonio y paisajes culturales, p54
turístico que le permitiría expropiar tierras ejidales, vulnerando aún más a los ejidatarios cuya

producción agrícola dependía de las chinampas, que a su vez dependía del lago. Este plan

desató la resistencia organizada por parte de los productores del área chinampera20. “En una

histórica reunión celebrada en junio de 1992 con las autoridades del entonces Departamento

del Distrito Federal, los campesinos y chinamperos de San Gregorio plantearon:

«entendemos que la ciudad deba seguir creciendo, pero, ¿por qué no dejar en ella terrenos

para la agricultura para seguir siendo campesinos y seguir sembrando legumbres y alimentos

para la población? […]». Esta utopía pasó a la realidad, aunque en pequeña escala […]”21.

Los campesinos, además de mantener su crítica sobre la edificación de grandes obras nuevas,

señalaron, que, si no se tomaba un compromiso serio con el tema del agua, no habría

verdadero rescate ecológico22. De esta negociación política con el gobierno los chinamperos

lograron la conservación de la zona agrícola, sin embargo, no se logró ningún acuerdo para

transformar la relación que los asentamientos humanos en la cuenca del Valle de México

tenían con el agua. Tal vez porque esto requería pensar la defensa del territorio no sólo en

términos de producción del espacio como tierra firme y hábitat exclusivamente humano, sino

también términos del agua misma, es decir desde una óptica que incluyera esta dimensión no

humana, la cual lleva siglos siendo expulsada de nuestro espacio social.

Conclusión

20 Aréchiga Córdoba, A la orilla del agua, 83


21 Chinampas de la ciudad de mexico 97
22 Chinampas de la ciudad de mexico 97
En la Cuenca del Valle de México, los primeros pobladores de la isla del lago de Texcoco,

produjeron un espacio que comenzó a transformar la geografía del lugar conteniendo las

aguas del lago. La conquista española es una continuidad de la transformación, pero a la vez

una ruptura, ya que su relación con el agua no es ya sólo de contención sino de abierta

exclusión.

Si bien ambas formas de producción del espacio constituyen alteraciones del ecosistema de

la cuenca del Valle de México, la forma que se impuso, debido a la conquista política y

militar, fue la de la ciudad reticulada moderna que desaguó el lago de Texcoco. Esta forma

de producir espacio expansivamente ha llegado hasta regiones agrarias, como Xochimilco,

cuya lucha política fue una lucha por la conservación de una forma disidente de la

hegemónica de producir y reproducir el espacio. Es importante agregar que no fue el primer

levantamiento campesino de carácter político, pues la región del lago de Xochimilco fue

región de lucha zapatista durante la Revolución Mexicana, por el orden de propiedad del

espacio. Sin embargo la defensa del territorio en este sentido fue insuficiente para atender el

problema, pues el problema de fondo, que es el agua, parece, que requiere de una crítica más

profunda que cuestione la lógica de producción espacial en relación con el agua y no sólo

con la tierra, especialmente en tiempos de caos climático global.

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