Está en la página 1de 3

DISFRUTA LAS PEQUEÑÑ AS COSAS DE LA VIDA UÑ DIÍA TE DARAÍ S CUEÑTA DE QUE

ERAÑ LAS MAS GRAÑDES

Ño todo el que se va regresa, ni el que llega permanece

He aprendido que en esta vida nada permanece: todos somos breves pasajeros de
un mundo que en ocasiones, se lleva lo que maá s queremos.
He aprendido tambieá n, o mejor dicho, estoy intentando aprender a irme y a dejar
ir, a no aferrarme a lo que duele, y hacer del carinñ o y del amor auteá ntico, mi
prioridad.

Todos hemos aprendido que en ocasiones, la vida, duele. Y es dolorosa porque nos
obliga a experimentar cambios que no esperaá bamos, a romper víánculos, a perder
personas y probar el sabor de la tristeza en todos sus matices, y a entender
tambieá n, que a veces, ser fuerte implica conocer nuestras debilidades.

Lo único que de verdad permanece en esta vida es el amor, ése que se llevarán tus
seres queridos cuando te dejen, o ese que aún a día de hoy, conservas en tu memoria
de quien habitó por primera vez en tu corazón.

El amor que es auteá ntico es el que de verdad perdura y nos enriquece. Hablamos de
ese carinñ o sincero entre padres e hijos, entre hermanos, y por queá no, el amor que
sentimos por alguien que siempre conservaremos en lo maá s hondo de nuestra
memoria como un grato recuerdo a pesar de que no tuvo el final de peli romaá ntica.

Las emociones positivas son las que nos edifican, las que nos construyen por
dentro y nos dan fuerza, aliento y refugios. Amar es vivir, es expandirnos y es
aprender.

Ño obstante, la rueda de la vida nunca se detiene, y quien se va es posible que


nunca regrese. Y el que llega, puede que no permanezca. Es necesario aprender a
superar las perdidas en cada una de sus expresiones.

Pero, recuerda, aquello que amaste siempre permanece.

A lo largo de nuestro ciclo vital deberíáamos tener como propoá sito el avanzar
siempre con la mochila ligera de rencores, odios y frustraciones, y almacenar
uá nicamente emociones positivas: gratos recuerdos, experiencia vivida, ilusiones,
humildad y el amor en cada una de sus formas.

Hay quien trae una luz tan grande a nuestro mundo, que a pesar de habernos dejado
esa chispa aún permanece alumbrándonos en el día a día.

Toda peá rdida, sea como sea, supone tener que experimentar y afrontar un duelo.
Puede que hayamos perdido a un ser querido, o puede tambieá n que nuestra
relacioá n afectiva se haya terminado. Sea cual sea el origen, al final de ese proceso
de sanacioá n interior, es conveniente que siempre quede en nosotros emociones
positivas.
Pongamos un ejemplo; alguien llega de improviso a nuestra vida, nos la cambia, nos
hace sentir la autenticidad del amor, la pasioá n y la maá s sentida complicidad. Ño
obstante, ese amor no permanece. Por las razones que sean, se termina.
Entiende, que si le cierras la puerta a tu corazoá n por algo que no permanecioá , de
alguá n modo te estaá s negando a vivir. El rencor te haraá esclavo del pasado y te
impediraá avanzar en el presente.

La clave de todo esto reside en saber afrontar la peá rdida, aceptarla y quedarte con
todo lo experimentado, con todo lo vivido.
Queá date con el amor sentido y los buenos momentos, queá date con ese buen
capíátulo y permite que las heridas sanen como deben para permitirte ser feliz de
nuevo.

A los que ya no estaá n, a los que duermen en nuestro corazoá n.


Aceptar la pérdida no es olvidar, es encender una llama imperecedera en nuestro
corazón que siempre nos alumbrará, que siempre formará parte de nosotros.

Lo que se pierde permanece en nuestro corazoá n.

Tenemos claro que a lo largo de nuestro proceso de duelo, es necesario conservar


los buenos momentos. Hacer del amor vivido ese viento tibio que debe arroparnos
en los instantes de fríáo y desconsuelo. Ahora, vale la pena recordar que todo lo que
perdemos fíásicamente, sigue habitando en nuestro corazoá n.

La vida nos enseña que por muy fuerte que abracemos a una persona, es imposible
mantenerla a nuestro lado para siempre, a veces, incluso la propia vida se encapricha
de ellas y nos las roba sin que entendamos muy bien por qué.

Ño es faá cil llegar a aceptar una peá rdida, que quien una vez estuvo con nosotros se
ha ido para siempre, que quien ha regresado quiere ahora volverse a ir. La vida es
tambieá n afrontar las despedidas, y no todas, lamentablemente, pueden hacerse en
una estacioá n de tren con un penuá ltimo abrazo.

Es necesario asumir la no permanencia de las cosas y aprender a valorar el


momento, el aquíá y ahora con la maá xima plenitud posible.
Quien ya no estaá a tu lado, sin lugar a dudas te hizo un gran regalo con su
companñ íáa, con su carinñ o, con esos pasos caminados en conjunto, con tantos
momentos compartidos. Todo ello, es un legado que conservar en tu memoria y en
tu corazoá n con una sonrisa plaá cida.

Tu corazoá n y tu memoria tienen un líámite insospechado para guardar en eá l grandes


cantidades de carinñ o vivido y amor experimentado. Es el tesoro de la vida, ese que
debemos cultivar cada díáa, ese que nos acompanñ araá cuando quien maá s queremos,
ya no esteá a nuestro lado

El amor verdadero no nace o aparece, se construye

Por todo esto y porque quiero demostrarme a mi misma que nuestra vida estaá llena
de pequenñ os grandes momentos que son los verdaderamente importantes y que
por desgracia, a veces pasan desapercibidos, he decidido abrir bien los ojos del
corazoá n y atrapar cada pequenñ o gran momento que se me regala en este anñ o que
estamos comenzando. Para ello no voy a usar ni caá mara, ni moá vil, ni nada de
nuevas tecnologíáas…hay muchos momentos valiosos que no pueden ser captados
por nada de eso …voy a usar algo mucho maá s uá til… UÑ TARRO, pero no uno
cualquiera…el tarro de las memorias (la verdad es que en ingleá s suena mucho
mejor, MEMORY JAR!)

Asíá que os invito a todos… decorad un tarro bonito (o compradlo directamente) y


tenedlo a mano en casa junto a hojitas pequenñ as de colores y un boli…

Regalos sorpresa, suenñ os, objetivos conseguidos, cosas que en tu díáa a díáa te llenan
el corazoá n, lo que te despierta una sonrisa, momentos que quieres recordar
siempre…

…cada vez que algo de esto os suceda, escribidlo en un trocito de papel y guardadlo
en vuestro tarro de las memorias. En Ñochevieja, abridlo y leed todos los
momentos buenos que habeá is vivido, todas las pequenñ as historias en vuestro díáa a
díáa que os han llenado de felicidad… vereá is que la vida estaá llena de pequenñ os
momentos inolvidables. Dad gracias por ellos, por cada uno.

Seguro que lo usaá is mucho…

También podría gustarte