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NUESTRO PROGRAMA.

Escrito no antes de octubre de 1899.


Publicado por vez primera en 1925,
en la "Recopilación Leninista III"
T. 4 págs. 182-186

La socialdemocracia internacional está viviendo un período de vacilaciones


ideológicas. Hasta ahora se consideraba que las doctrinas de Marx y Engels eran
la base inconmovible de la teoría revolucionaria; pero hoy se afirma en todas
partes que estas doctrinas son insuficientes y han envejecido. Quien se declare
socialdemócrata y tenga el propósito de publicar un periódico de esta tendencia
deberá definir con precisión su actitud ante un problema que está lejos de
preocupar únicamente a los socialdemócratas alemanes.

Nosotros nos basamos por entero en la teoría de Marx, gracias a la cual el


socialismo dejó de ser una utopía para transformarse en una ciencia. Dicha
teoría sentó los sólidos cimientos de esta ciencia y trazó el camino que se debe
seguir desarrollándola y perfeccionándola en todos sus detalles. Reveló la
esencia de la economía capitalista contemporánea y explicó de qué manera la
contratación del obrero, la compra de la fuerza de trabajo, encubre el
sojuzgamiento de millones de desposeídos por un puñado de capitalistas,
dueños de la tierra, las fábricas, las minas, etc. Mostró que todo el desarrollo del
capitalismo contemporáneo tiende a sustituir la pequeña producción con la
grande y crea condiciones que hacen posible y necesaria la organización
socialista de la sociedad. Enseñó a ver, bajo el manto de las costumbres
arraigadas, de las intrigas políticas, de las leyes abstrusas y de las doctrinas
intrincadas, la lucha de clases, la lucha entre las clases poseedoras de todo tipo
y la masa de desposeídos, el proletariado, que está al frente de todos los parias.
La teoría de Marx esclareció en qué consiste la verdadera tarea de un partido
socialista revolucionario: no inventar planes de reorganización de la sociedad,
no predicar a los capitalistas y sus lacayos que deben mejorar la situación de los
obreros, no urdir conspiraciones, sino organizar la lucha de clase del proletariado
y dirigir esta lucha, cuyo objetivo final es la conquista del poder político por el
proletariado y la organización de la sociedad socialista.

Y ahora preguntamos: ¿qué han aportado de nuevo a esta teoría sus vocingleros
"renovadores", que tanto alborotan en nuestros días, agrupándose alrededor del
socialista alemán Bernstein? Absolutamente nada: no han hecho avanzar ni un
solo paso la ciencia que nos legaron Marx y Engels con el mandato de
desarrollarla; no han ensenado al proletariado ningún método nuevo de lucha;
no han hecho más que retroceder, tomando retazos de teorías atrasadas y
predicando al proletariado, en vez de la doctrina de la lucha, la de hacer
concesiones a sus enemigos jurados, a los gobiernos y partidos burgueses, que
no se cansan de inventar nuevos métodos de persecución de los socialistas. Uno
de los fundadores y líderes de la socialdemocracia rusa, Plejánov, tenía razón
de sobra para criticar implacablemente la novísima "crítica" de Bernstein181, de
cuyas concepciones han abjurado ahora incluso los representantes de los
obreros alemanes (en el Congreso de Hannover182).
Sabemos que estas palabras harán caer sobre nosotros un cúmulo de
acusaciones: se nos gritará que queremos transformar el Partido Socialista en
una orden de "ortodoxos" que persiguen a los
"herejes" por discrepar del "dogma", por tener opiniones propias, etc. Nos son
conocidas todas esas zahirientes frases de moda. Pero en ellas no hay ni un
ápice de verdad ni pizca de sentido común. No puede haber un Partido Socialista
fuerte sin una teoría revolucionaria que una a todos los socialistas, que sea el
venero de sus convicciones y que ellos apliquen a sus métodos de lucha y
medios de acción. Defender esta teoría -que, según nuestra firme convicción, es
la verdadera- de los ataques infundados y de los intentos de empeorarla no
significa en modo alguno ser enemigo de toda crítica. Nosotros no consideramos
en absoluto que la teoría de Marx sea algo acabado e intangible; por el contrario,
estamos persuadidos de que esta teoría ha colocado únicamente las piedras
angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos
si no quieren rezagarse de la vida. Creemos que para los socialistas rusos es
una necesidad singular desarrollar por sí mismos la teoría de Marx, pues esta
teoría brinda sólo los principios rectores generales que se aplican concretamente
a Inglaterra de un modo diferente que a Francia; a Francia de otro modo que a
Alemania, y a Alemania, de manera distinta que a Rusia. Por eso daremos
gustosos cabida en nuestro periódico a artículos que aborden problemas teóricos
e invitamos a todos los camaradas a discutir públicamente los puntos litigiosos.

¿Cuáles son, pues, los problemas principales que surgen al aplicar a Rusia el
programa común de todos los socialdemócratas? Hemos dicho ya que la esencia
de este programa consiste en organizar la lucha de clase del proletariado y en
dirigir esta lucha, cuyo objetivo final es la conquista del poder político por el
proletariado y la organización de la sociedadsocialista. La lucha de clase del
proletariado se divide en lucha económica (contra los distintos capitalistas por
separado o contra grupos aislados de capitalistas, por mejorar la situación de los
obreros) y lucha política (contra el gobierno, por ampliar los derechos del pueblo;
es decir, por la democracia y por extender el poder político del proletariado).
Algunos socialdemócratas rusos (entre los que figuran, al parecer, los editores
del periódico Rabóchaya Mysl) consideran incomparablemente más importante
la lucha económica, llegando casi a aplazar la lucha política para un futuro más
o menos lejano. Tal opinión es errónea por completo. Todos los
socialdemócratas coinciden en que es necesario organizar la lucha económica
de la clase obrera, en que es preciso hacer agitación entre los obreros en este
terreno, o sea, ayudarles en su lucha diaria contra los patronos, llamar su
atención sobre todos los casos y tipos de opresión y explicarles, de este modo,
la necesidad de unirse. Pero echar al olvido la lucha política a causa de la lucha
económica significaría apartarse de un postulado fundamental de la
socialdemocracia internacional, significaría olvidar lo que nos enseña toda la
historia del movimiento obrero. Los partidarios acérrimos de la burguesía y del
gobierno que la sirve han intentado más de una vez incluso organizar
asociaciones obreras de carácter puramente económico para, de esta forma,
apartar a los obreros de la "política" y del socialismo. Es muy posible que también
el gobierno ruso logre emprender algo por él estilo, pues ha procurado siempre
dar al pueblo limosnas mezquinas, mejor dicho, seudolimosnas, con tal de que
no piense en su falta de derechos ni en su opresión. Ninguna lucha económica
puede proporcionar a los obreros un mejoramiento duradero. Incluso es
imposible sostener esa lucha a gran escala si los obreros carecen del derecho
de organizar libremente reuniones y sindicatos, de editar periódicos propios y
enviar mandatarios a las asambleas representativas del pueblo, como lo hacen
los obreros de Alemania y de todos los países europeos (excepto Turquía y
Rusia). Y para conquistar esos derechos hay que desplegar la lucha política. En
Rusia están privados de derechos políticos no sólo los obreros, sino todos los
ciudadanos. Rusia es una monarquía autocrática, absoluta. El zar es el único
que dicta las leyes, nombra a los funcionarios y los vigila. Por eso parece que él
y su gobierno no dependen en Rusia de ninguna clase y se preocupan de todos
por igual. Pero en realidad, todos los funcionarios proceden de una sola clase, la
clase de los propietarios, y están subordinados a la influencia de los grandes
capitalistas, que manejan a los ministros como títeres y obtienen de ellos cuanto
quieren. Sobre la clase obrera rusa pesa un doble yugo: el de los capitalistas y
el de los terratenientes que la expolian y saquean; y para que no pueda luchar
contra ellos, la policía la ata de píes y manos, la amordaza y persigue todo intento
de defender los derechos del pueblo. Cualquier huelga contra un capitalista
conduce a que el ejército y la policía sean lanzados contra los obreros. Toda
lucha económica se transforma sin falta en una lucha política, y la
socialdemocracia tiene el deber de unir indisolublemente una y otra en la lucha
única de clase del proletariado. El objetivo primero y principal de esta lucha debe
ser la conquista de los derechos políticos, la conquista de la libertad política. Si
los obreros de San Petersburgo, solos y con una pequeña ayuda de los
socialistas, supieron arrancar rápidamente al gobierno concesiones como la
promulgación de una ley que reduce la jornada de trabajo183, toda la clase
obrera rusa, bajo la dirección única del Partido Obrero Socialdemócrata de
Rusia, sabrá arrancar concesiones de una importancia incomparablemente
mayor por medio de una lucha tenaz.

La clase obrera rusa sabrá desplegar también sola su lucha económica y política
aun en el caso de que no cuente con la ayuda de ninguna otra clase. Pero los
obreros no están solos en la lucha política. La completa falta de derechos del
pueblo y la brutal arbitrariedad de los funcionarios-bachibozuks indignan
asimismo a todas las personas de alguna cultura y honradez, las cuales no
pueden ver con resignación que se persiga toda manifestación de libertad de
palabra y de pensamiento; indignan a los polacos, finlandeses, hebreos y
adeptos de las sectas religiosas rusas, que son perseguidos por igual; indignan
a los pequeños comerciantes, industriales y campesinos, que no tienen a quien
acudir en busca de defensa contra las tropelías de la burocracia y de la policía.
Todos estos grupos de la población son incapaces, tomados por separado, de
sostener una lucha política tenaz; pero cuando la clase obrera enarbole la
bandera de esa lucha, desde todas partes se le tenderán manos de ayuda. La
socialdemocracia rusa se pondrá al frente de todos los combatientes por el
derecho del pueblo, de cuantos luchan por la democracia, ¡y entonces será
invencible!
Tales son nuestras concepciones fundamentales, que explicaremos de manera
sistemática y detallada en nuestro periódico. Estamos convencidos de que así
marcharemos por la vía que ha trazado el Partido Obrero Socialdemócrata de
Rusia en su Manifiesto.
181 Se alude al artículo de J. Plejánov Bernstein y el materialismo, publicado en julio de 1898 en
el núm. 44 de Die ?eue Zeit ("Tiempos Nuevo"), órgano de la socialdemocracia alemana.
182 El Congreso de Hannover de la socialdemocracia alemana se celebró del 9 al 14 de octubre
de 1899. Después de discutir el problema principal que figuraba en el orden del día -Ataques
contra las ideas fundamentales y la táctica del partido-, el congreso condenó las concepciones
revisionistas de Beinstein.
183 Lenin se refiere a la ley del 2 (14) de junio de 1897 por la que se reducía a once horas y
media la jornada de trabajo en las fábricas. Esta ley fue promulgada bajo la presión del vasto
movimiento huelguístico desencadenado en toda Rusia, y sobre todo en San Petersburgo, en
1893 y 1896.

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