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4 DE ENERO

Dios va adelante "Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te
intimides" (Deuteronomio 31:8).

Un antiguo proverbio inglés recuerda que "aquel que se rehúsa a partir dice adiós muchas veces". Fue lo que ocurrió
con Moisés, en sus momentos finales con el pueblo de Israel. Tenía miedo de que después de su partida el pueblo
dejase los caminos de Dios. Sus palabras de despedida, presentadas en Deuteronomio 31, repiten consejos y
desafían: "Sé fuerte y valiente". Primero él se dirige al pueblo; y después, a Josué. En la parte final del capítulo, Dios
también presenta el mismo consejo al nuevo conductor, y además lo repite cuatro veces más en el primer capítulo
del libro de Josué. En total, son siete recordaciones de que el liderazgo, la fidelidad, los nuevos desafíos y las
conquistas exigen fuerza y coraje.

La garantía de la presencia divina permanece firme, pero no elimina los problemas. Necesitas seguir adelante con fe
y enfrentar las crisis con fuerza y valor, confiando en que Dios calma la tempestad, o fortalece los brazos para
soportarla. Como enseñó Elena de White: "En esta vida debemos arrostrar pruebas de fuego y hacer sacrificios
costosos, pero la paz de Cristo es la recompensa" (Testimonios para la ig lesia, t. 5, p. 199).

Por eso, el desafío continúa: "Sé fuerte y valiente". Cuanto más oscura sea la noche, más valioso será el amanecer.

Dios estará a tu lado, pero enfrenta los desafíos confiando en él, y también haciendo tu parte. No esperes que todo
ya aparezca listo en tus manos; no te sitúes como víctima de ninguna situación o persona y no desistas frente a la
primera dificultad. Si caes. aprende a levantarte. Y ten sueños osados. Sé "fuerte y valiente"; Dios está contigo.

La promesa que más marcó a Josué, y también a ti, que tienes un año entero por delante, está en el versículo 8, que
dice: "Y Jehová va delante de ti". Si todavía tienes dudas sobre el futuro; si estás enfrentando una crisis espiritual,
emocional o financiera; si tienes algún problema de salud; si estás pasando por una prueba de fe y te sientes solo,
débil o desanimado, renueva tu seguridad. Con el Señor delante de ti, no hay río que no se detenga a tu paso, ni
muro que no caiga ni puerta que no se abra. Fortalece tu confianza en el Señor y cambia tu ansiedad por la paz que
él ofrece. No te olvides: tus problemas pasan, pero Dios es eterno.

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