Está en la página 1de 14

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios superiores Acatlán


Temas selectos de Filosofía en México
Héctor Noé Gutiérrez Fuentes

América frente a sí misma y frente a la historia universal: dos perspectivas de la historia de


América

La comprensión de América, ya sea como concepto o como un hecho histórico, genera una
serie de problemas y caminos muy oscuros. ¿Qué entendemos por América? ¿Cómo se ha
contado su historia? Dentro de esas preguntas, cabe la siguiente: ¿Cómo se ha comprendido
el mexicano en la historia de América? Por supuesto que la respuesta a esas preguntas
requiere de un trabajo riguroso y constante. El presente ensayo no intentará brindar una
respuesta, sino que intentará comprender el fondo del preguntar por la historia de América.

Este escrito presentará una dilucidación de la pregunta por la historia de América, para lo
cual será necesario indagar los supuestos y fundamentos en los que se sostiene el quehacer
histórico. Nos centraremos con especial atención en la figura de América frente a la Historia
Universal, con la finalidad de comprender la diferencia entre la historia interna de América
y cómo se ha situado frente a la historia universal.

La cuestión a tratar exige un camino explicativo con el fin de esclarecer los elementos que
incluye. Una vez recorrido el camino, será posible explorar la confrontación de ambas
nociones de la historia de América. En primer lugar, es necesario exponer de manera general
las nociones de historia universal y la historia de las ideas. Para el primer caso tomamos como
paradigma de explicación a Turgot; en el segundo caso, el móvil es José Gaos. A partir de
esta confrontación inicial será posible adentrarnos en la comprensión de la historia de
América. Para ello, recurriremos a La invención de América de Edmund O’ Gorman. Revisar
las ideas de este autor nos permitirá reconocer ambas perspectivas en el estudio de América
y señalar los supuestos que incluyen. Finalmente, con el fin de profundizar en los supuestos
del quehacer histórico, se recurrirá a ciertos pasajes de Los grandes momentos del
indigenismo en México de Luis Villoro. Lo anterior no es una gran pretensión, sino que ahí
se puede explorar de manera particular cómo funcionó en la conciencia de ciertos hombres
la concepción de América frente a la historia Universal y desde dentro de América.

¿Por qué adentrarnos en estos temas? Sin duda que puede presentarnos un camino sinuoso
así como distintas replicas sobre la noción de filosofía e historia de la humanidad. Sin
embargo, creo que al adentrarnos en estas reflexiones nos puede guiar en los caminos posibles
para la comprensión de nuestro ser histórico actual. Es decir, que la preocupación por nuestro
pasado ofrece luz sobre nuestro presente. Al intentar comprender cómo se concibe a América
lo que hacemos en realidad es un intento de comprender nuestra situación histórica e indagar
las razones por las que hoy en día imperan ciertas concepciones e ideas en el mexicano.

§1.- La historia universal y la historia de las ideas

Turgot representa la ocasión de comprensión de la idea de la historia universal. Este


acercamiento está justificado en tanto que en su texto Discurso sobre el progreso humano
Turgot establece un modo de comprender la historia humana desde la noción de progreso,
teniendo como base al cristianismo. El motivo concreto de acercarnos a este pensador
quedará expuesto con toda vivacidad más adelante, ahora nos interesa observar los elementos
fundamentales de los conceptos de historia y progreso, pues ahí podremos observar dos
modos de comprender la historia esbozada desde la lente del cristianismo.

Turgot parte por describir cómo es la vida antes de la aparición del cristianismo. Afirma que
el hombre vivía entregado al vicio y a la extravagancia. Dado que no había un Dios que
gobernase en su corazón, entonces no tenía la delicadeza suficiente para tratar a los hombres,
lo cual implicó que en política hubiese leyes atroces, crueldad de los reyes, tiranías y toda
clase de injusticias. Turgot menciona lo siguiente: “Todas las naciones hundidas en las
supersticiones más extravagantes; las obras de arte, los más viles animales, y los vicios
deificados”1

Con lo anterior, es posible notar una doble comprensión de lo humano. En primer lugar se
entiende un cambio temporal con la llegada del cristianismo. Ese cambio denota la diferencia
entre los hombres creyentes y los idolatras. Los creyentes forman parte del avance de la
humanidad, por ellos ya ha pasado el espíritu. Los idolatras, al tiempo que se encuentran lejos
de la felicidad, también se encuentran lejos de las cumbres del progreso humano. De este
modo, el cristianismo es la vara de medida sobre la humanidad. Mientras más cercanos sean
a la religión revelada, más cercanos se encontrarán al progreso y a la felicidad; por el
contrario, entre más lejanos sean los hombres a dicha religión, se encontrarán más cercanos
a lo primitivo, infante y bárbaro del hombre.

1
Turgot, Discursos sobre el progreso humano, Madrid, Tecnos: 1991, p.5.

[2]
Así, la idea de Turgot sobre el progreso y la historia humana giran en torno a la religión
Cristiana. Es ella la que trae el progreso consigo, el cual se da en dos sentidos: moral y
político. Moral en tanto que hace noble al corazón humano, pues está en posesión del Amor
Divino. Político en tanto que la religión lleva al hombre a la finalidad del progreso, es decir,
a la felicidad. Si la política tiene como uno de sus principios la realización de la felicidad
humana, entonces el hombre podrá alcanzar en su vida en sociedad la más alta felicidad que
se encuentra en el Amor de Dios.

Con lo anterior, entonces, la idea de historia en Turgot incluye dos parámetros o criterios
fundamentales: progreso y felicidad. La historia humana debe ser juzgada en virtud de la
lejanía o cercanía al progreso o felicidad, y a la religión. Dado que la religión revelada es el
punto más alto que puede alcanzar la humanidad, los hombres que se encuentren fuera de
ella, no tendrán un lugar fuera de la historia, pero sí un lugar en lo primitivo de la historia
humana. Turgot mismo señala que América antes de la conquista se encontraba en la infancia;
mientras no se dé la interiorización de los ideales cristianos, América seguirá siendo una
tierra de hombres idolatras e injustos.

Con lo anterior considero que han quedado claro a partir de qué criterios se realiza el juicio
histórico en Turgot. Ahora podemos pasar a la exposición de la historia de las ideas de José
Gaos. Gaos expone esta idea en ‘La historia de las ideas en general y en México’, que forma
parte de En torno a la filosofía mexicana. El propósito de acercarnos a Gaos es notar un giro
radical con respecto a la noción de Historia. Frente a la noción de la historia universal, y con
el fin de investigar la historia de las ideas en México, Gaos presenta su historia de las ideas,
para lo cual debe comprender de cierto modo tanto a la historia, a la filosofía y a las ideas.
En lo siguiente se intentará clarificar el texto de Gaos en sus líneas generales.

Gaos comienza su texto explicando que a los filósofos de habla hispana les dicen más
pensadores en vez de filósofos. Pero ello es parte un problema mayor: la inclusión de la
filosofía en la historia del pensamiento. Según comprendo, Gaos menciona el asunto de los
pensadores porque éstos se ven inmiscuidos en un mayor grado en los problemas de la
cultura, nacionales y políticos, que los filósofos y científicos dedicados a la teoría. Al mismo
tiempo, se pretende que con el calificativo de Pensador pueda denotarse una falta de
originalidad a comparación de los teóricos. Menciona Gaos: “Así se dice como consecuencia

[3]
del no requerirse de los “pensadores” la originalidad que se requiere de los filósofos stricto
sensu.”2

La originalidad o su falta es un problema para Gaos, sobre todo si estos pensadores tienen
alguna injerencia en la política. Creo que para Gaos ello implica que la historia no puede ser
sólo historia, sino que hay una división en tres partes, según él mismo señala: 1.- De la
filosofía, la cual explica la historia de las ideas filosóficas. 2.- Del pensamiento, la cual es
más general, porque incluye ideas, ya sea profesadas como convicciones o propias. 3.- De
las ideas: la cual trataría la relación entre las ideas, sean ellas de cualquier clase.

Ello nos deja ver que Gaos no está pensando en la historia de la filosofía como un estrato
separado y aparte del mundo. Gaos tiene un interés en las ideas, las cuales abarcan en mayor
grado que las ideas filosóficas. Las ideas son de muchas clases y los hombres las poseen, ya
sean originales o recibidas por otros. Sin embargo, para comprender con mayor profundidad
esto, hay que revisar que Gaos no entiende por idea algo en general y abstracto. Una idea no
es un concepto o una palabra, ni siquiera es un eide. Gaos entiende lo siguiente por Idea: “es
siempre reacción de un hombre a una determinada situación de su vida.”3

Con lo anterior, podemos comenzar a notar dos cosas. La primera es que una idea no es algo
abstracto, le pertenece a un hombre, y como tal es una reacción a una determinada situación.
El pensamiento de Gaos va orientado a un sujeto perteneciente a una circunstancia, en la cual
se manejan ciertas ideas en este sentido, y frente a las cuales el hombre tiene una reacción,
lo cual sería el conformar sus propias ideas, independientemente de que sean o no originales.
La idea, en última instancia, es inseparable de la reacción, por lo tanto, es inseparable de su
circunstancia; la segunda es que con esta concepción de la idea no es posible comprender que
tengamos ideas que no estén en ‘acto’ por decirlo de algún modo. Es decir, que no hay ideas
muertas o inactivas. Por ejemplo, si yo constantemente pienso en el comunismo, pero ello no
muestra un movimiento más allá del pensamiento, ello no es una idea. Una idea es siempre
viva, siempre origina movimiento porque ella misma es movimiento.

Así, Gaos llega a plantear su historia de la filosofía en los siguientes términos: “En suma,
que la historia de la filosofía deberá anular la presunta existencia deshumanizada en que

2
Gaos, J, En torno a la filosofía mexicana, México: Alianza, 1980, p. 18
3
Ibid. p.20.

[4]
nos ofrece las doctrinas y volver a sumergirlas en el dinamismo de la vida humana,
mostrándonos su funcionamiento teleológico en ella.”4 Esto nos lleva a pensar que la noción
de idea tal como la entiende Gaos, lleva a una nueva manera de concebir la historia de la
filosofía y de llevarla a cabo, si no habría incoherencia, pues una idea de la historia de la
filosofía que no tenga movimiento no sería una idea en sentido estricto gaosiano. Además,
es posible notar que si la historia de la filosofía trata las ideas filosóficas, la investigación de
esa historia debería incluir dos cosas: qué ideas tiene un autor, y cómo esas ideas se ven en
su forma de ser según su propio pensamiento; además de que denotarían la circunstancia que
le permite al autor tener tales o cuales ideas.

Con lo anterior, tenemos un cuadro completo sobre dos nociones de historia que han regido
el quehacer de esta disciplina. Por un lado, la historia universal juzga los momentos de las
sociedades humanas en virtud de un principio superior brindado por la religión: el punto más
alto que puede alcanzarse es la cristianización del mundo, hacia ese punto va dirigido el
progreso; por otro lado, la historia de las ideas presenta la vitalización de la investigación
histórica, dotando de movimiento a las ideas que los hombres poseen y la conexión entre
ellas. Un hombre tiene una idea como respuesta a determinada situación de su vida, así el
hombre no es separable de su circunstancia. Lo cual implica que la historia debe hacerse
desde dentro de una comunidad o situación, la cual dotará de significado y sentido a
determinadas ideas. Para ello hay que investigar en los textos y recabar toda la información
posible sobre lo que influye y lo que permite a cierto autor tener sus ideas, ya que son
dependientes de su contexto.

§2.- La Invención de América

Leo en Edmund O’Gorman un modo en que las tesis arriba expuestas se confrontan en la
comprensión de un hecho histórico, es decir, en la comprensión del descubrimiento de
América. Recurrimos a este autor en tanto que su análisis de América permite observar los
supuestos de diversas nociones de historia. Además, en esa confrontación es posible notar
cómo la historia de América se puede notar desde dentro o desde fuera de ella. La doble
visión de la historia de América es lo que nos interesa resaltar con especial atención.

4
Ibid. p.21.

[5]
El punto de partida de O’Gorman es la concepción común que se tiene sobre América. Esta
concepción común nos permite acercarnos a la interpretación de América y a evaluar si le
hace justicia al hecho histórico. Por lo anterior, la historia del descubrimiento de América
permite descubrir el hilo conductor de la investigación del ser de este continente.

La noción descubrimiento de América carga una serie de consideraciones sobre cómo se


piensa a este continente. El hecho de que América se haya descubierto encierra la idea de
que es tiene algo novedoso en sí. Hay que descubrir en qué consiste dicha novedad, ella es
explorable en dos sentidos. El primero, en el cual nos centraremos ahora, es la idea común
de América.

Para que América haya podido ser descubierta se necesita pensar al ser del continente como
una cosa en sí en la historia. Al mismo tiempo, lo anterior significa que América es un ente
descubrible. Esta tesis parte del hecho de que américa apareció en el mundo al ser
descubierta. Ello implica que debe ser un ente que está ahí, listo para mostrarse como es al
personaje que lo descubre. Según O’Gorman, tal idea sugiere un presupuesto ontológico, es
decir, se debe suponer a América como una cosa en sí.

Parte de las consecuencias de tener a América como cosa en sí, es que la historia que se
construye sobre esa idea parece indicar que a este continente le pueden suceder infinidad de
cosas distintas sin que afecte en absoluto a su ser, ya que éste depende de ser esencialmente
América. Es decir, parece suponer cierta independencia de América con respecto a sí misma
y sus hechos concretos. Con ello podría explicarse que con el hecho de que Colón percibiera
por primera vez a América le quedaría descubierto tal ente, el cual estaba ahí por sí mismo
como un para sí, listo para ser descubierto.

Además, puesto de ese modo, el motivo histórico del descubrimiento sería ajeno a los
personajes de la historia, pues dado que América tiene que ser descubierta, Colón o cualquier
personaje, es sólo un medio para la realización del fin del descubrir américa. Sin embargo,
no sólo se dejan fuera nociones básicas de historia como que la historia la hacen los hombres
o el agente histórico, sino que se supone que quien observó América de hecho observó
América; lo cual significa que América como cosa en sí es un ente que estuvo ahí siempre
como América, pero que hacía falta la ocasión para descubrirlo.

[6]
Lo anterior arroja las siguientes consecuencias: 1.- América era completamente desconocido.
2.- Colón nunca tuvo ni pudo tener la intención de descubrir América; a pesar de ello, lo que
hizo fue descubrirla. 3.- aunque Colón no tuvo la intención, América se descubre cuando se
topó con la tierra; pero este acto al carecer de intencionalidad, debe ser algo casual o fortuito.

Dado que faltaba una explicación para la intención de Colón, se coligió que este personaje
ciego de su intención, formaba parte del destino de América, el cual consiste en ser
descubierta. Colón pasa a ser “ciego y dócil instrumento de aquella teleología que se supone
inmanente a la cosa, de tal suerte que (…) se acaba por concebir a la historia como el
resultado de designios inmanentes a las cosas.”5 Esto implica, que la historia no se realiza
por los actos de los hombres, sino que tienen una causa desconocida, que actúa aún a pesar
de la voluntad particular de cada persona.

O’Gorman no se conformará con esta explicación de América. Señalará que, además de que
nos deja en condiciones absurdas, no le hace justicia al hecho que intenta interpretarse.
Comenta el autor: “Lo esencial al respecto es reconocer que cualquier acto, si se le
considera en sí mismo, es un acontecimiento que carece de sentido, un acontecimiento del
que, por lo tanto, no podemos afirmar lo que es (…) Para que lo tenga, para que podamos
afirmar lo que es, es necesario postular una intención o propósito.”6 Esto mostraría que las
tesis del descubrimiento de América pueden refutarse desde una reducción al absurdo, lo cual
significa que desde sí mismas son insostenibles.

Con esto, podemos dar paso a observar el proceso de La invención de América. Esta tesis
tiene como punto de partida los hechos históricos que rodean la aparición del continente. Sin
embargo, en esta tesis sólo se mostrará al final la doble significación de América, a la luz de
lo que O’Gorman denomina el Viejo mundo y el Nuevo mundo.

De manera general, el mundo constaba de tres partes: Europa, Asia y África. Estos tres son
concebidos de manera jerárquica según el desarrollo o progreso cultural que han alcanzado.
De tal modo que la imagen del mundo es tal que Europa tiene primacía por sobre las demás
partes del mundo. Aunado a lo anterior, Colón no tenía la intención de descubrir América,
sino de establecer una conexión entre España y las costas Asiáticas. Con ello, queda claro

5
O’Gorman, America, en Estudios de Historia de la filosofía en México, México: UNAM, 1980, p.74.
6
O’Gorman, La invención de América, México, FCE, 1950, p.16.

[7]
que América estaba totalmente fuera del panorama histórico. América, en este contexto es
una cosa inexistente e impensable.

Dado que tal era la imagen del mundo, el viaje de Colón no pudo haber tenido la intención
de descubrir América, pues no estaba si quiera dentro de los límites del pensar del español el
que haya una porción de tierra desconocida hasta ese momento. Es decir, el límite del mundo
estaba en tres partes de tierra. Con esa visión Colón emprende su viaje, pero al notar que en
efecto no era una tierra Asiática la vieja imagen del mundo queda en crisis.

Ahora, dado que en el viaje de Colón no se tenía la intención de llegar a América, se tuvo la
imagen de que se llegó a tierras Asiáticas. Esa tesis intentó ser oficial, sin embargo, los
resultados, a partir de la investigación de Américo Vespucio, fueron diametralmente
opuestos. Se llegó a la conclusión de que la nueva tierra era, de hecho, un continente. Aunque
no se le llamó así de inmediato, esa palabra establece la diferencia entre las tres partes
antiguas del mundo y la nueva parte del mundo. Es decir, que en el concepto de continente
incluye el hecho de que América es la cuarta parte del mundo, nueva en cuanto a que se tiene
noticia de su ser, y se guarda la relación entre las antiguas partes del mundo como contenidas
por la tierra.

Al tener América el nombre que le corresponde, se le inserta con ello a la noción nueva del
mundo. Sin embargo, O’ Gorman señala que puesto así, la historia de América siempre estará
destinada a la imitación de lo que es la vieja Europa. Es decir, que dado que América obtiene
su ser a partir de la inclusión a la imagen del mundo, en la historia la visión del viejo mundo
que permanece es la del mundo europeo. Así, las nuevas tierras son como la infancia de la
humanidad, y tendrán que actualizarse al grado de llegar a ser como Europa, de llegar a ser
la nueva Europa.

Con esta visión, concluye, O’Gorman, se da la invención de América a imagen y semejanza


del inventor, es decir, de Europa. Sólo de ese modo se aceptó que América fuese equiparable
a las otras partes del Mundo, es decir, la razón ofrecida es de un tinte espiritual, pues si el
medio del juicio fuese la parte física únicamente, se tendría que haber aceptado la diferencia
radical de América con el mundo.

[8]
Con lo anterior podemos notar las nociones de historia que imperan en la tesis del
descubrimiento de América son dobles. A partir de la idea propuesta por O’Gorman sobre la
invención de América, puede notarse este doble significado de América. Un sentido queda
totalmente expuesto, es decir, la comprensión de América dentro del panorama de la historia
universal. Esta visión es reluciente desde la comprensión de américa como el nuevo mundo
y el viejo mundo. Es decir, América sólo es el nuevo mundo en medida que pueda llegar a
ser como Europa, la cual es el paradigma de la civilización y el progreso. La historia, en ese
sentido, se muestra con cierta jerarquía, pues las naciones han de avanzar en camino a la
europeización de su propio ser; en cambio, en contraste con esa idea, es posible argüir que,
aunque el continente adquiere con esa contraposición su significado, puede investigarse el
sentido de América sin tomarse en cuenta su relación con Europa. Por lo menos, puede
hacerse tal investigación sin tomar a Europa como el punto de llegada de las civilizaciones,
abriendo un campo de comprensión para América que ya no es centralizada en Europa.7

§4.- Villoro y el indigenismo

Considero que un ejemplo concreto de lo anteriormente expuesto se da en Los grandes


momentos del indigenismo en México. Aquí intentaré ejemplificar que en la sección sobre el
primer momento expuesto por Villoro es posible notar una doble comprensión de América.
Con ello será posible detallar cómo se comprende América, al mismo tiempo que notar con
mayor claridad los supuestos que subyacen al modo en que se piensa la historia del
continente.

En primer lugar, es necesario señalar que aunque Villoro se concentra en el problema del
indigenismo, nos sirve como acceso a la cuestión que tratamos en tanto que nos adentra en
los testimonios brindados acerca del continente, así como a la condición de posibilidad de las
opiniones y el contenido de dichos testimonios. Lo anterior se sostiene en tanto que el

7
En el texto: Apuntes para ubicar nuestras historias de las ciencias, Gorbach y López Beltrán apuntan a que
las comprensiones históricas tienen siempre una carga política, lo cual significa que su desarrollo así como el
científico, tiene ciertas preferencias y modos de establecerse. Esto significa que la historia y la ciencia han
estado a expensas de lo que se dice en Europa. La propuesta de estos autores es no tener una investigación
eurocentrista, ello permitirá la apreciación y valoración de la ciencia y de la historia de América sin que sea
juzgada por valores distintos a los que presenta el panorama concreto de América. Esto se puede observar en:
Gorbach, Frida y Carlos López Beltrán, (2008). “Apuntes para ubicar nuestras historias de las ciencias”, en
Frida Gorbach y Carlos López Beltrán (editores), Saberes locales. Ensayos sobre historia de la ciencia en
América Latina, El Colegio de Michoacán, México, p.11-38.

[9]
propósito de Villoro es explorar cuál es el ser del indio que se manifiesta en la conciencia
mexicana, es decir, no se adentra como tal en el indio sino que distancia al indio y a quién lo
observa como investigador o actor de la historia. Villoro lo expresa del siguiente modo:
“Con lo que no interrogamos por lo que el indio sea en sí mismo, sino por lo que en el indio
revelan aquellos que de él se ocupan”8 En fin, con ello se centra en la conciencia indigenista.

Una vez teniendo claro lo anterior, Villoro recurre a una descripción histórica, de la cual
reconoce sus limitantes. Sin embargo, toma como eje conductor aquellos autores que en su
testimonio recogen los puntos centrales que pueden ejercer influencia sobre el pensamiento
de más autores. Así, al adentrarnos al primer momento, notaremos que Villoro habla de
Sahagun y de Cortés, aunque pudo haberlo hecho de algún otro autor.

Para nuestro propósito, es suficiente con el acercamiento a Sahagún. Nos centraremos en el


eje principal, es decir, en la doble visión de este personaje sobre el indio. Acerca de los
primeros testimonios sobre el indio y América, Villoro comenta que los autores, en general,
tuvieron un doble interés. El primero era la descripción del misterio encontrado en las tierras
desconocidas. El segundo, lo hacían en calidad de religiosos o devotos al gobierno español.9

Bajo esa misma perspectiva, Sahagun observa y relata su testimonio sobre lo encontrado en
las nuevas tierras. Su testimonio se divide en dos partes: Perfil sobre natural y perfil natural
del indio. En el fin sobrenatural lo que impera en la descripción es la visión del indio bajo
los parámetros de la religión cristiana. A partir de ellos todo es juzgado y valorado. Intentaré
dejar más clara esta posición.

Sahagun llega a América con las buenas nuevas. Enviado por la corona española y el
vaticano, trae consigo la conquista y la palabra de Dios. Bajo esta perspectiva, se señala que
el indio se encuentra en un estado primitivo y de caída, es decir, su estado natural es el
pecado. La causa de ello, sin embargo, no es culpa del indio, sino de que ha sido engañado
por Satanás, dado que se encuentra en la idolatría, lo cual significa que adora a otros dioses;

8
Villoro,L, Los grandes momentos del indigenismo en México, México, FCE: 1998, p.13.
9
Al respecto, con el fin de dilucidar los testimonios de los viajes de Indias, se propone la categoría de viajero
filosófico con diferencia del viajero que pudiese incluir propósitos religiosos o políticos al respecto. Tal
propuesta incluye una reflexión sobre el valor epistémico del testimonio, sin embargo, el valor verdadero de la
categoría tiene relación con el camino que ofrece para indagar la historia de América. Se puede observar lo
anterior en: Cañizares, J. (2007). “Cómo escribir la historia del Nuevo Mundo”, Fondo
de Cultura Económica, introducción y capítulo 1, p. 19-114.

[10]
además, se encuentra en un estado de pecado original y parece imposible que por sí mismo
pueda salir de ahí. 10

Bajo la perspectiva anterior el indio siempre aparece como lejano a Dios, retrasado en cuanto
a su civilización y sus costumbres, además de salvaje e idolatra. En contraposición con ello,
se desarrolla el perfil natural del indio, en el cual parece que todo lo anterior no tiene mucha
importancia. Cabe aclarar que el perfil natural del indio se hace desde una perspectiva fuera
de la religión cristiana.

El perfil natural toma en cuenta ciertos aspectos positivos que Sahagún encuentra en el indio.
Por ejemplo: menciona que tienen una educación casi ascética, lo cual los inclina a las
virtudes y no al vicio. Al mismo tiempo, se preocupan por reprender a los viciosos y
castigarlos, lo cual denota que tienen cierto código moral. Dado que se preocupan por la
educación, es posible notar que se preocupan lo noble y que rechazan lo vil y bajo de la
naturaleza humana, consecuencia de ello es el deseo de alejarse de los vicios.

Conclusiones

Considero que con el camino recorrido hasta aquí es prudente notar lo siguiente: en primer
lugar, a partir de la confrontación entre la historia universal y la historia de las ideas, hemos
vislumbrado dos nociones diferentes de comprender la historia. En la primera el mundo se
comprende desde una finalidad establecida por la religión; en la segunda se atiende a la
explicación del presente por medio del pasado, recurriendo a la noción de idea como cierta
reacción de un hombre a su situación concreta. Ahí no funciona la explicación teleológica
porque lo que interesa es la comprensión de la circunstancia del pensador así como de sus
ideas; ello sólo puede hacerse desde lo particular de la circunstancia de cada cual.

A partir de lo anterior como esquema de las teorías de la historia, adentrarnos en O’Gorman


nos permite observar que el modo en que comprendemos América se ve ofuscado por el
binomio de viejo y nuevo mundo.11 Parece que a pesar de intentar comprender los problemas

10
Al respecto, por ejemplo, Agustín reconoce cuatro estados del hombre: 1.- Antes de la ley; 2.- Bajo la ley;
3.-Bajo la gracia; y 4.- Eternidad. Estos cuatro estados representan la cercanía del hombre con Dios. Véase:
Agustín de Hipona, Exposición de algunos pasajes de la Epístola a los romanos, Madrid, BAC: 2002, p.17.
11
Aunque también este autor se concentra en los problemas particulares de América, prácticamente ellos se
abordan desde esta perspectiva del continente, pero ello a razón de que en ella se inscriben. Es decir, no es

[11]
de América, en su ser ya está incluido desde su nombre la relación que tiene con Europa
desde la conquista. Aquí se puede comenzar a notar que América y la historia se ven o se
comprenden desde los parámetros de la historia Europea. Con ello, O’Gorman ya avistaba
que el mundo está constituido de manera jerárquica.

Finalmente, con Villoro nos abrimos paso a una nueva comprensión de América. No sólo
porque Villoro sea alumno de Gaos y por ello realice historia de las ideas. Considero que ello
queda en segundo plano. La exposición que hace Villoro tanto de Cortés como Sahagun,
muestran que el observador o investigador de América en sus inicios la observo con dos
perspectivas distintas. Así, aunque Villoro anuncie en la conclusión que los momentos del
indigenismo deben superarse con vistas a la comprensión del ser del mexicano, con su
exposición nos abre un camino nuevo para la comprensión de América por América; por lo
menos, abre un camino de comprensión para la historia de las ideas en América y con ello
una posibilidad fundamental de entendernos a nosotros mismos.

De este modo, en un mismo autor encontramos dos perspectivas sobre el indio: en la sobre
natural, el indio sólo puede mostrarse como retrasado, primitivo, dócil, manso, en otras
palabras: necesita la conquista puesto que trae consigo la evangelización o adoctrinamiento.
Desde esta perspectiva, Dios se convierte en el artífice de la conquista, pues si hay un hombre
tal como el indígena, no hay mejor cosa que podría pasarle que conocer la palabra divina y
abandonar la idolatría; desde esta perspectiva ha sido comprendida la historia de américa en
mayor medida. Al respecto, Villoro señala: “América queda así incluida en la universal
historia del género humano. Su primera entrada en la escena universal presenta el papel de
acusado, de reo contra Dios y contra el hombre. La filosofía de la historia que considera así
el papel americano es una filosofía de raíz sobre natural.” 12
De este modo, considero que
no es gratuito que el subtítulo del primer momento indique la relación de américa con la
Providencia. Desde la providencia, América se ve como algo que tiene que superarse a sí
misma en su naturaleza primitiva para alcanzar el máximo designio del género humano, es
decir, la vida religiosa del cristianismo.

una falta de consciencia del autor, sino un hecho que tiene que analizarse. Estos problemas son, en general,
las dos américas y el problema de la América hispano latina.
12
Ibíd: p.51.

[12]
A pesar de lo anterior, creo que cuando Villoro muestra la perspectiva natural de Sahagun
nos ofrece una vía de salida de esa visión de américa. La perspectiva natural permite el
maravillarse como el viajero filosófico, frente a lo desconocido que era américa, y que aún
lo es para nosotros a pesar de vivir aquí. Me refiero a que, a pesar de encontrarnos en
América, conocemos la visión de nuestra historia desde la historia universal o desde el
dualismo del nuevo y viejo mundo señalado por América. En medida que esas nociones de
historia se alejan de lo particular de nuestra situación, parecen dejar de lado el hecho que
Villoro señala de que la historia debe poder dar cierta explicación de nuestro estar aquí
concreto y determinado.13

Bibliografía

 -Cañizares, J. “Cómo escribir la historia del Nuevo Mundo”, México, FCE: 2007.
 -Gorbach, Frida y Carlos López Beltrán, “Apuntes para ubicar nuestras historias de las
ciencias”, en Frida Gorbach y Carlos López Beltrán (editores), Saberes locales. Ensayos
sobre historia de la ciencia en América Latina, El Colegio de Michoacán, México, p.11-38.
 -O’Gorman, America, en Estudios de Historia de la filosofía en México, México: UNAM:
1980.
 Estudios de Historia de la filosofía en México, México: UNAM: 1980.
 -O’Gorman, La invención de América, México, FCE, 1950.
 -Gaos, J, En torno a la filosofía mexicana, México: Alianza, 1980.

 -Turgot, Discursos sobre el progreso humano, Madrid, Tecnos: 1991.


 -Villoro, El sentido de la historia, en Historia, ¿para qué?, Buenos Aires, Siglo XXI editores:
1980.
 -Villoro, Los grandes momentos del indigenismo en México, México, FCE: 1998.

13
Véase: Villoro, El sentido de la historia, en Historia, ¿para qué?, Buenos Aires, Siglo XXI editores: 1980.

[13]
[14]

También podría gustarte