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INTRODUCCIÓN

Este texto señala el origen del término epistemología, referido a la teoría del
conocimiento científico. El tema está centrado en el desarrollo de la ciencia
moderna y en particular en la crisis de los conceptos básicos a comienzos del siglo
XX. Esto significó el fin de la filosofía especulativa en su capacidad para dar
cuenta de las conceptualizaciones y de las teorías de la ciencia contemporánea. Al
avanzar el siglo, también los más destacados empiristas debieron admitir su
fracaso. La renuncia a las posiciones aprioristas y empiristas llevó a la necesidad
de concebir el conocimiento como un proceso constructivo que al nivel individual
se desarrolla desde el nacimiento hasta la edad adulta, y se prolonga al nivel
social con el desarrollo de la ciencia
EPISTEMOLOGÍA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO GARCÍA, ROLANDO

García, Rolando. Una de las personalidades más importante de la ciencia

argentina. Físico, meteorólogo, se especializó en filosofía de las ciencias.

Representante de la escuela del positivismo lógico en la Argentina. Fue decano de

la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y

verdadero artífice de toda una generación de brillantes científicos argentinos.

Debió emigrar en 1966 expulsado por la dictadura militar. Radicado en Ginebra,

Suiza, fue colaborador de Piaget en el Centro de Epistemología Genética. Es autor

de innumerables libros y publicaciones. Actualmente vive y enseña en México.

Herramienta también le publicó en el Nº 19, de otoño de 2002, un extenso

reportaje realizado por Marcelo Claros y Antonio Castorina.

Rolando García menciona en su obra epistemología y teoría del conocimiento

como surge la filosofía especulativa, para centrarse en el tema, él considera

relevante, ignora todos los sucesos y acontecimientos que surgieron en Asia y

solo se enfoca en el occidente dejando solo los inicios, en la Antigua Grecia,

donde filósofos como Sócrates, Platón fundan las primeras escuelas del saber, en

busca del conocimiento más allá de la mitología, dejando discípulos de la filosofía

especulativa. Luego surge el cristianismo y hubo una ruptura filosófica. San

Agustín dijo que no se puede ser cristiano y filósofo al mismo tiempo porque es

vana la pretensión de la mente de llegar a verdad alguna: a la verdad se llega sólo


por la revelación a través de la fe. El emperador Justiniano llevó a la práctica las

implicaciones de este dogma, cerrando la academia platónica con el argumento de

que allí se impartían enseñanzas paganas y perversas. Este éxodo de los filósofos

en Grecia que duró 6 siglos, no hay filosofía, ni ciencia en Europa.

Solamente la teología está autorizada a decir qué es conocimiento y qué es

verdad. Más tarde surge la doctrina de la doble verdad. Fue con Isaac Newton y la

revolución científica que comienza una crisis para la Iglesia, con la creación de

nuevas políticas fundamentadas en Leyes físico-matemáticos, Este cae cuando

surgen los inicios del siglo XX, la relatividad y la mecánica cuántica. Esta etapa

histórica del nacimiento de la filosofía se logra apreciar en la película en el mundo

de Sofía desde su inicio, también podemos ver el renacimiento, las obras, la

ciencia, el surgimiento de la geometría por Euclates, siguiendo la teoría de

Aristóteles y dándole otro giro a las teoría matemáticas, surge el empirismo Kant

donde tarta de darle sentido a la teoría del conocimiento 1901 Surge en Francia el

termino epistemología es el punto de partida del uso de la palabra epistemología,

como distinta a la teoría general del conocimiento que había sido edificada por los

filósofos. El término epistemología, que va a pasar al español como epistemología,

es Meyerson. Su libro publicado poco después, Identidad y realidad, comienza el

prólogo diciendo "me voy a ocupar de la filosofía de la ciencia o epistemología

como hoy empieza a usarse". a partir de ese momento se hace necesario

distinguir entre una teoría del conocimiento que podríamos llamar teoría del

conocimiento común, y una teoría del conocimiento científico que sería la


epistemología. Bertrand Russell, pública el libro El conocimiento humano, titulado

Los límites del empirismo. A principios del siglo XX fue el primer derrumbe

epistemológico del siglo, cuando la filosofía especulativa debió renunciar a

fundamentar los conceptos de la ciencia. Luego viene, hacia mediados del mismo

siglo, el segundo derrumbe epistemológico, que es la evidencia de la insuficiencia

del empirismo para fundamentar los conceptos científicos. La ciencia se quedó sin

epistemología. El autor solo hace mención del constructivismo por su colaboración

que realizo con Jean Piaget de la epistemología genética y hace mención de

Nelson Goodman sobre la construcción del conocimiento y una reflexión sobre la

evolución del pensamiento y la forma de percibir el mundo por Hilary Putnam.

Cuando hacemos referencia al proceso de cómo se da el conocimiento, debemos

partir de que este se da en la relación del sujeto con el objeto, la manera como el

sujeto cognoscente, es decir, el hombre, capta y percibe el objeto cognoscible, es

decir, la realidad. Realidad que está imbuida en la vitalidad de nuestro ser

humano, que se lanza a la comprensión de su existencia y lo existente.

Acerca del desarrollo de una teoría de que es el conocimiento y como se

diferencia, se ha hablado mucho, como nos presenta el mismo Dr. Rolando, en un

sinfín de teorías que se anulan unas a las otras, que sin embargo van arrojando

nuevos avances donde construir la comprensión del mundo mismo, desde el

hecho intelectual del conocimiento. Ahora de por si el humano es importante que

se nutra del mismo conocimiento, para ir armando su relación con el mundo y la

forma en que actúa con las cosas. Todo conocimiento en si es utilizable, ya sea

incluso para hablarlo o escribirlo, utilizarlo. Para mí, de por sí, conocer es
necesario para vivir y para disfrutar la experiencia vital, ya que conocer es una de

las acciones más amplias y extensas que podemos tomar en la misma vida. La

teoría de Jean Piaget, ha tenido una fuerte influencia en la construcción de los

planes de estudio en la enseñanza chilena, además de los nuevos

descubrimientos de la neurociencia, que traen a la neuroeducación. Para nosotros

dentro de la carrera de la pedagogía, la construcción y el funcionamiento del

conocimiento tiene grandes repercusiones en la manera de actuar como

profesionales.

En Grecia, la filosofía, la religión, la magia, la superstición y la ciencia coexistían

buscando darle una respuesta a todas las preguntas que surgían al hombre.

Luego vino el cristianismo y se hizo una ruptura entre estas puesto que se

consideraba que ningún cristiano podía ser filósofo y cristiano al mismo tiempo,

cerrando la academia de varios filósofos con el argumento de que eran paganas y

perversas. Durante seis siglos la filosofía no tuvo ningún avance científico. En el

año 762, aparece Bagdad, la élite científico-filosófica del mundo y durante cinco

siglos, el centro intelectual del mundo. Posteriormente, Tomas de Aquino quien

advirtió que no era posible mantener la total dominación de la teología en la

interpretación de los fenómenos del mundo terrenal, introduce la Doctrina de la

Doble Verdad y comienza la ciencia en el mundo occidental.

Durante el renacimiento, surge la revolución científica, la cual culmina con Newton

y su teoría de las leyes naturales (XIX). Según él, el mundo está creado por Dios,

pero Dios estableció leyes que rigen al mundo físico sin mediar más la voluntad de
Dios, dándole así el poder al hombre. De esta manera, se rompe la doctrina

Tomista. Aquí acaba la dictadura de la teología. Luego, renace la filosofía, con

Descartes como padre. Después, Kant se encarga de elaborar el sistema filosófico

donde planteó con toda claridad el problema del conocimiento.

Finalmente surgen las escuelas empiristas de principios del siglo XX y se crea una

sociología de la ciencia, ciencia sin epistemología. Luego Piaget caracteriza la

ciencia como una institución social. La ciencia pasa a desarrollarse por fin

simultáneamente con la cultura.

Lo anterior nos permite comprender que el proceso del conocimiento y la manera

como se ha ido constituyendo como tal hasta nuestros días, se da en el proceso y

bajo el enfoque del hombre, que como ser pensante da respuesta a sus

inquietudes y desarrolla técnicas para atender las necesidades que el espacio y el

tiempo le han ido presentando para la gobernabilidad y convivencia con el mundo,

dentro del mundo, para el mundo y con los del mundo, y diversas maneras que

nos llevan a hablar en nuestros días sobre una verdadera teoría del conocimiento.

Teoría en la que grandes hombres como Hessen, Kuhn, Habermas, Bunge,

Descartes y tantos otros nos han querido esclarecer de qué manera se origina el

conocimiento; surgiendo a la vez diversas corrientes (empiristas, racionalistas,

positivistas, etc.) que defienden a capa y espada lo que ellos creen como
verdadero, es decir su propio conocimiento, el punto de enlace del sujeto y objeto

mencionados anteriormente.

Comencemos nuestro recorrido por los caminos del conocimiento, partiendo

precisamente por el desconocimiento del hombre del mundo que habitaba y su

necesidad de irlo comprendiendo y manejarlo, como parte indivisible de su ser, por

el mismo hecho de pertenecerle y hacer parte de él, en su proceso evolutivo que

dio origen y conformación a la ciencia, y su razón de ser hombre pensante.

El hombre en su esencia y existencia es la magna obra de la creación por ser el

depositario de un universo que fue puesto en sus manos para poder conocerlo,

gobernarlo y hacer uso de él a su antojo y plena libertad, pero esta libertad y

sometimiento como aparece más explícitamente en el Génesis, debía ir

acompañada de un elemento que le permitiera dar uso a toda esa grandeza que

aparecía frente a sus ojos y que él, con el paso del tiempo aprendería a conocer y

manejar. Este elemento primordial que le permitiría dicho uso era la razón, el

pensamiento.

En una etapa inicial el sujeto se limita a contemplar y observar lo que le rodea,

como un bebe, un recién nacido para este nuevo mundo que habría de habitar.

Por supuesto, esta referencia solo hace énfasis al proceso de sistematizar y

pensar dicho mundo, porque el hombre como tal tiene ciertamente gran grado de

conocimiento y percepción del mundo.


Fijar un comienzo definido para establecer, a partir de allí, el nacimiento de un

pensar científico resulta una tarea aventurada. Si bien es cierto que la ciencia,

como actividad socialmente organizada, es privativa del mundo moderno, no

puede desconocerse de que se hacía ciencia, de algún modo en la antigüedad,

por lo menos en lo que se refiere a ciertos temas y áreas del conocimiento. La

dificultad se presenta por el hecho de que lo científico –como modo específico del

conocer -, no surge de una vez perfilado y completo, sino que se va conformando

en un proceso lento, generalmente discontinuo.

Se da ahora un proceso de observar sistemáticamente datos de un modo

organizado y regular para encontrar respuestas a lo que no sabemos, pero

deseamos conocer. Mediante observaciones bien hechas se pueden intimar

muchas otras cosas, importantes sin duda, pero falta un trabajo teórico, esencial

para que tales informaciones lleguen a esclarecer el núcleo de la cuestión de los

conocimientos que deseamos asimilar.

El conocimiento surge de la práctica social, de la manera como el hombre se

relaciona con lo otro, con lo que le rodea y su interacción con quienes comparte su

vivencia. Es producto social porque el conocimiento nace de la obligación de

aprehender la manera como se vincula con los otros y en su condición de saber

con quien lo hace. Descubrir las causas y el origen de las cosas, de qué están
conformadas, su finalidad, y hacedor de las mismas.[3] Finalmente es social

porque es la manera como el hombre se relaciona e intercambia ideas con otros

sujetos, naturaleza y propia realidad, complementándose mutuamente en la

construcción del conocimiento y su lucha por alcanzarlo según su propia clase y

condición.

Es producto histórico porque el sujeto se enmarca en un contexto estipulado que

condiciona todo aquello que puede percibir y alcanzar, dejando como resultado

los deseos de volver a las fuentes que calmaron la sed de sus primeros

interrogantes, y cuyo marco referencial, histórico y social le dieron sus respuestas

condicionando de esta manera el surgimiento del conocimiento. Un hecho histórico

puede dar luces hacia donde se dirige el conocimiento, el caso de la Revolución

Industrial.

Hay quien considera el conocimiento como la máxima aspiración del ser humano,

siendo el progreso derivado de la ciencia y las nuevas tecnologías lo que

constituye el ejemplo más claro de ello. Conocimiento, progreso, y ciencia, son

términos estrechamente relacionados en la inmensa mayoría de las sociedades

humanas actuales, siendo las demostraciones científicas las únicas herramientas

válidas para obtener verdad; y el progreso, el resultado obtenido en la progresiva

adquisición de conocimientos. Las consecuencias derivadas de dicha asunción

hacen más que interesante realizar una reflexión crítica acerca de la validez de la

ciencia para demostrar determinadas proposiciones y de la garantía de sus

criterios demostrativos. Sin embargo, como la naturaleza de su veracidad carece


de demostración empírica, su crítica sólo puede realizarse desde el mismo punto

de vista filosófico que le dio origen.

El actual método científico asegura las hipótesis demostrativas, lo que le permitió

desvincularse y avanzar respecto a las formas epistemológicas de la tradición

filosófica inspiradas en suposiciones metafísicas. Sin embargo, debería de

garantizar también la verificabilidad del significado para impedir trayectorias

científicas que enfrenen el conocimiento. Aquellas proposiciones que no cumplan

dicho criterio, pese a poder entrar en consideración científica, en ningún caso

deben ser incluidas como teorías, dogmas, o paradigmas que determinen el

sentido de las investigaciones científicas. En este caso, las observaciones

empíricas que contradigan dicha suposición deberían ser consideradas válidas e

indicadoras de una suposición equivocada. No aceptar el criterio neopositivista del

significado en las hipótesis y paradigmas científicos, supone asumir una

direccionalidad dogmática y sectaria de la ciencia en base a suposiciones que no

pueden discutir. La ciencia no debe aspirar a explicar realidades en base a

proposiciones que se encuentran fuera de los límites empíricos. Los científicos

deberían unificar criterios que permitan el avance de conocimientos fiables, y su

inquietud no ha de ser otra que la comprensión de la realidad de los fenómenos y

procesos naturales. Los avances derivados de la ciencia deberían de responder a

una mejor comprensión de la naturaleza y no a una mayor capacidad de

manipulación. Por ello, los intereses políticos y/o económicos no deberían interferir

ni controlar la decisión y dirección de las investigaciones científicas.

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