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Ecuaciones Integrales - Texto Pa - Jose Miguel Marin-Antuna PDF
Ecuaciones Integrales - Texto Pa - Jose Miguel Marin-Antuna PDF
Introducción 7
2.1 Propiedades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
3.3 Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
3
4 ÍNDICE
8.1 Propiedades del operador integral entre lı́mites infinitos con núcleo dependiente
de la diferencia de variables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Bibliografı́a 183
Introducción
El libro que se presenta al lector es el resultado de la experiencia del autor como profesor de
un curso homónimo que, como postgrado y dentro del programa de la Maestrı́a en Fı́sica de la
Facultad de Fı́sica de la Universidad de La Habana el autor ha impartido por más de 40 años.
En el libro se desarrollan los aspectos fundamentales de la teorı́a de las ecuaciones integrales que
tienen importancia para la Fı́sica Matemática, que son las ecuaciones con núcleo real, continuo
y simétrico.
Luego se desarrolla, aún más, la teorı́a de ecuaciones integrales, estudiando la teorı́a general de
Fredholm para ecuaciones con núcleo arbitrario.
La teorı́a general de las ecuaciones integrales de Fredholm de primer tipo y el método regula-
rizador de Andrei Nikoláevich Tı́jonov es estudiado en un capı́tulo aparte, por su importancia
para la solución de problemas incorrectos de la Fı́sica Matemática.
Por último, se estudian los elementos principales del Método de Wiener-Hopf, conocido también
con el nombre de Método de Factorización, que tiene una amplia aplicación en la solución de
ecuaciones integrales en el semieje (0, ∞).
7
8 Introducción
Capı́tulo 1
Como puede comprenderse, esta definición es muy amplia; sin embargo, nosotros estudiaremos,
especı́ficamente, aquellas ecuaciones integrales de mayor aplicación y que son las siguientes.
Sea f (x) una función definida en el segmento a ≤ x ≤ b y K(x, s) una función definida en el
cuadrado {a ≤ x ≤ b, a ≤ s ≤ b}. Sea ϕ(x) una función desconocida en el segmento a ≤ x ≤ b.
Entonces, se llama ecuación integral de Fredholm de primer tipo a la ecuación que tiene
la forma que aparece a continuación:
Z b
K(x, s)ϕ(s)ds = f (x) (1.1)
a
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (1.2)
a
9
10 José Marı́n Antuña
En la definición dada arriba no se hace ningún tipo de especificación sobre las caracterı́sticas
del núcleo K(x, s) de la ecuación, salvo que está definido en un cuadrado del plano (x, s).
Sin embargo, dada su vinculación con los problemas fı́sicos, nosotros nos interesaremos, es-
pecı́ficamente, por aquellos núcleos que cumplan con las condiciones siguientes:
Para abreviar nuestro desarrollo futuro de la teorı́a, al conjunto de estas cuatro condiciones
le llamaremos propiedad A, de manera que, si decimos que un núcleo de cierta ecuación
integral cumple la propiedad A, estaremos suponiendo que satisface las cuatro condiciones
arriba expresadas.
Sea f (x) una función definida en el segmento a < x < b y K(x, s) una función definida en el
triángulo a ≤ s ≤ x ≤ b. Entonces, para la función desconocida ϕ(x) en a ≤ x ≤ b, la ecuación,
Z x
K(x, s)ϕ(s)ds = f (x) (1.3)
a
Z x
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (1.4)
a
se llama ecuación integral de Volterra de segundo tipo. Como se observa, las ecuaciones
de Volterra son aquellas en las que el lı́mite superior de la integral es variable.
Las ecuaciones de Volterra pueden ser consideradas como un caso particular de las de Fredholm,
ya que, si tomamos el núcleo K(x, s) 6= 0 para s ≤ x y K(x, s) ≡ 0 para s > x en las ecuaciones
de Fredholm (1.1) y (1.2), éstas se hacen equivalentes a las ecuaciones de Volterra (1.3) y (1.4).
Z Z Z
ϕ(M ) = λ K(M, P )ϕ(P )dP + f (M ) (1.5)
V
Veremos, ahora, algunos ejemplos de diversa ı́ndole que conducen a ecuaciones integrales.
∇2 u + λu = 0, ∀M ∈ V (1.6)
u|S = 0
Del cursolibro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del autor sabemos que la función de
Green para la ecuación de Poisson es
1
G(M, P ) = +v (1.7)
4πrM P
donde la función v es armónica en el dominio donde se busca la solución del problema:
∇2 u = −f (M ), ∀M ∈ V (1.8)
u|S = 0
La teorı́a desarrollada en el libro mencionado nos conduce a que la solución del problema
(1.8) se expresa en la forma:
Z Z Z
u(M ) = f (P )G(M, P )dP (1.9)
V
que es una ecuación integral de Fredholm de segundo tipo homogénea con núcleo
K(M, P ) ≡ G(M, P )
simétrico.
12 José Marı́n Antuña
∇2 u = 0, ∀M ∈ S (1.11)
u|C = f (M )
cos ϕ(x, s)
K(x, s) = (1.14)
r(x, s)
n−1
X
ϕ(n) + ak (x)ϕ(k) (x) = f (x) (1.15)
k=0
0
ϕ(a) = 0, ϕ (a) = 0, ..., ϕ(n−1) (a) = 0
para todo 1 ≤ k ≤ n − 1 y
con
n−1
X ak (x)(x − s)n−1−k
K(x, s) = (1.20)
k=0
(n − 1 − k)!
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds (2.1)
a
En todo nuestro desarrollo supondremos siempre que el núcleo de (2.1) cumple la propiedad A.
Introduzcamos la siguiente notación operacional. Llamemos A al operador lineal definido por,
Z b
Au = K(x, s)u(s)ds (2.2)
a
ϕ = λAϕ (2.3)
Z b
(u, v) ≡ (v, u) = u(x)v(x)dx (2.4)
a
15
16 José Marı́n Antuña
Z b Z b
(u, Av) = u(x) K(x, s)v(s)dsdx =
a a
Z b Z b
= v(s) K(x, s)u(x)dxds =
a a
Z b Z b
= v(s) K(s, x)u(x)dxds = (v, Au)
a a
LQQD.
Aquı́, hemos tenido en cuenta que el núcleo K(x, s) es simétrico, pues cumple la propiedad A.
Es evidente que la ecuación (2.1) o su equivalente (2.3) siempre tiene solución trivial, ya que
la función ϕ = 0 la satisface. A continuación daremos una importante definición.
Definición:
Aquellos valores de λ para los cuales la ecuación (2.1) tiene solución no trivial se llaman autova-
lores de la ecuación; las soluciones no triviales que les corresponden se llaman autofunciones
de la ecuación.
Como la ecuación integral (2.1) se define completamente por la expresión de su núcleo K(x, s),
muchas veces se dice que son los autovalores y las autofunciones del núcleo o, equivalentemente,
los autovalores y las autofunciones del operador A.
2.1 Propiedades.
1. Las autofunciones de la ecuación (2.1), correspondientes a distintos autovalores, son or-
togonales en el segmento [a, b].
Demostración:
Sea ϕ1 (x) la autofunción correspondiente al autovalor λ1 y ϕ2 (x) la autofunción corres-
pondiente al autovalor λ2 y que λ1 6= λ2 . Entonces, podemos escribir:
Z b
1
ϕ1 (x) ≡ K(x, s)ϕ1 (s)ds (2.6)
λ1 a
Z b
1
ϕ2 (x) ≡ K(x, s)ϕ2 (s)ds (2.7)
λ2 a
Multipliquemos (2.6) por ϕ2 (x) y (2.7) por ϕ1 (x) y restemos ambas expresiones. Entonces,
utilizando la notación operacional, obtenemos:
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 17
1
ϕ1 (x)ϕ2 (x) ≡ ϕ2 (x)Aϕ1 (s) (2.8)
λ1
1
ϕ2 (x)ϕ1 (x) ≡ ϕ1 (x)Aϕ2 (s) (2.9)
λ2
Restemos (2.8) y (2.9) e integremos. Nos queda:
1 1
− (ϕ1 (x), ϕ2 (x)) = (ϕ2 (x), Aϕ1 (s)) − (ϕ1 (x), Aϕ2 (s)) ≡ 0 (2.10)
λ 1 λ2
La igualdad a cero es en virtud de (2.5), ya que el núcleo es simétrico. Como por hipótesis
λ1 6= λ2 , finalmente queda:
Z b
(ϕ1 (x), ϕ2 (x)) ≡ ϕ1 (x)ϕ2 (x)dx ≡ 0 (2.11)
a
Demostrada la propiedad.
Debemos señalar que, si a un mismo autovalor λk le corresponden varias autofuncio-
nes linealmente independientes, es decir, si el autovalor es degenerado, siempre podemos
lograr que dichas autofunciones sean ortogonales entre sı́, aplicando el método de or-
togonalización desarrollado en el curso de Métodos Matemáticos de la Fı́sica. Siempre
consideraremos que dicha ortogonalización está ya realizada.
Por otra parte, si ϕ1 (x) es una autofunción correpondiente al autovalor λ1 , entonces,
como la ecuación es homogénea, la función ψ1 (x) = Cϕ1 (x) también será una autofunción
correspondiente a λ1 . Por consiguiente, siempre podemos elegir una constante tal que se
cumpla que la norma al cuadrado,
Z b
2
kϕk ≡ ϕ2 (x)dx = 1 (2.12)
a
En tal caso diremos que el sistema de autofunciones es ortonormado (es decir, orto-
gonal y de norma unitaria). También consideraremos siempre que este proceso está
efectuado, es decir, que siempre las autofunciones ya son ortonormales.
ϕ ≡ λAϕ (2.13)
ϕ∗ ≡ λ∗ A∗ ϕ∗ ≡ Aϕ∗ (2.14)
18 José Marı́n Antuña
Pero (2.15) significa que ϕ(x) ≡ 0, es decir es la solución trivial. Por consiguiente λ no es
un autovalor, ya que -por definición- autovalor es aquel valor de λ para el que la solución
es no trivial. Por lo tanto, λ tiene que ser real.
Demostrada la propiedad.
para todo k = 1, 2, ..., n. Las expresiones (2.17) son los coeficientes de Fourier del núcleo
K(x, s) en la base (2.16). De la teorı́a de Fourier sabemos que si un sistema de funciones
{ψi (x)} es ortonormado, es decir, si
entonces, para toda función f (x) del espacio de funciones ψi (x) tiene lugar la desigualdad
de Bessel:
∞
X
fk2 ≤k f k2 (2.19)
k=1
donde fk = (f, ψk ) son los coeficientes de Fourier de la función f (x) en la base ψk (x) y
Z b
2
k f k = (f, f ) ≡ f 2 (x)dx (2.20)
a
n Z b
X 1 2
ϕ (x) ≤
2 k
K 2 (x, s)ds (2.21)
λ
k=1 0 a
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 19
n Z b Z bZ b
X 1 2
2
ϕk (x)dx ≤ K 2 (x, s)dsdx (2.22)
λ
k=1 0 a a a
Es decir:
n Z
X b Z bZ b
ϕ2k (x)dx ≤ λ20 K 2 (x, s)dsdx (2.23)
k=1 a a a
Llamando M = max |K(x, s)|, pues el núcleo cumple la propiedad A y, teniendo en cuenta
la ortonormalidad de las autofunciones ϕk (x), de (2.23) obtenemos que:
4. En un segmento acotado [−l, l] del eje λ sólo puede haber un número finito de autovalores
de la ecuación (2.1).
Demostración:
Supongamos que en el segmento [−l, l] hay N autovalores λ1 , λ2 , ..., λN a los cuales les
corresponden las autofunciones ϕ1 (x), ϕ2 (x), ..., ϕN (x). Obtengamos una valoración para
el número N. Tenemos las identidades:
Z b
1
ϕk (x) ≡ K(x, s)ϕk (s)ds (2.25)
λk a
para todo k = 1, 2, ..., N . Estos son los coeficientes de Fourier del núcleo K(x, s) en la
base de las autofunciones consideradas. Por consiguiente, se cumple la desigualdad de
Bessel:
N b
ϕ2 (x)
X Z
k
≤ K 2 (x, s)ds (2.26)
k=1
λ2k a
N Z bZ b
X 1
2
≤ K 2 (x, s)dsdx (2.27)
λ
k=1 k a a
20 José Marı́n Antuña
Llamando M = max |K(x, s)| y teniendo en cuenta que, como −l < λk < l, para toda k
se cumple que λ2k < l2 , de (2.27) obtenemos que:
N
≤ M 2 (b − a)2 (2.28)
l2
Es decir:
N ≤ l2 M 2 (b − a)2 (2.29)
|λ1 | < |λ2 | < ..... < |λn | < .... (2.30)
Ello es evidente, ya que, por la propiedad 2 son reales y, por la propiedad 4, no existen
puntos de acumulación en el eje λ.
Corolario 2
Los autovalores de la ecuación (2.1) cumplen que
Supongamos dada cierta función integrable en [a, b] ψ0 (x), y consideremos el núcleo K(x, s) de
la ecuación integral (2.1). Construyamos la siguiente sucesión de funciones:
Z b
ψ1 (x) = K(x, s)ψ0 (s)ds (2.32)
a
Z b
ψ2 (x) = K(x, s)ψ1 (s)ds (2.33)
a
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 21
......
Z b
ψn (x) = K(x, s)ψn−1 (s)ds (2.34)
a
.......
Z b Z b
ψ2 (x) = K(x, t) K(t, s)ψ0 (s)ds dt ≡
a a
Z b Z b
≡ K(x, t)K(t, s)dt ψ0 (s)ds ≡
a a
Z b
≡ K2 (x, s)ψ0 (s)ds (2.35)
a
Z b
K2 (x, s) ≡ K(x, t)K(t, s)dt (2.36)
a
Z b Z b
ψn (x) = K(x, t) Kn−1 (t, s)ψ0 (s)ds dt ≡
a a
Z b
≡ Kn (x, s)ψ0 (s)ds (2.37)
a
donde
Z b
Kn (x, s) = K(x, t)Kn−1 (t, s)dt (2.38)
a
Obviamente, (2.36) es un caso particular de (2.38) para n = 2, donde K1 (x, s) ≡ K(x, s).
Las funciones dadas por (2.38), con n = 1, 2, ... se denominan núleos iterados de orden n.
Evidentemente, pueden ser escritos de la siguiente forma:
Z b Z b
Kn (x, s) = ... K(x, t1 )K(t1 , t2 )....K(tn−1 , s)dt1 ...dtn−1 (2.39)
a a
22 José Marı́n Antuña
Utilizando la notación operacional, tendremos que lo anterior puede ser escrito en forma com-
pacta:
ψ1 = Aψ0 (2.40)
...........
Z b
Kn (x, s) = Kp (x, t)Kq (t, s)dt (2.43)
a
Z b
q
Aψ= Kq (x, s)ψ(s)ds (2.44)
a
Teorema
Si el núleo K(x, s) de la ecuación (2.1) cumple la propiedad A, entonces, todos sus núcleos
iterados cumplen, también, la propiedad A.
Demostración:
Es evidente, de acuerdo con (2.39), que si K(x, s) es real, continuo y acotado en el cuadrado
{a ≤ x ≤ b, a ≤ s ≤ b}, Kn (x, s) también lo será, de manera que sólo tenemos que comprobar
la simetrı́a del núcleo iterado y que no es idénticamente nulo.
Comprobemos que Kn (x, s) = Kn (s, x). Para n = 2 tenemos que, como K(x, s) es simétrico:
Z b Z b
K2 (x, s) = K(x, t)K(t, s)dt ≡ K(s, t)K(t, x)dt ≡ K2 (s, x) (2.45)
a a
Suponiendo, ahora, que se cumple que Kn−1 (x, s) = Kn−1 (s, x), hallamos que
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 23
Z b Z b
Kn (x, s) = K(x, t)Kn−1 (t, s)dt ≡ K(t, x)Kn−1 (s, t)dt ≡ Kn (s, x) (2.46)
a a
por lo que, por inducción completa, queda demostrada la simetrı́a de todos los núcleos iterados.
Comprobemos, ahora, que los núcleos iterados no son idénticamente nulos. Supongamos lo
contrario, es decir, que hay núcleos iterados idénticamente iguales a cero y sea Km (x, s) el
núcleo iterado de menor orden idénticamente nulo. Es decir, que
Z b
K2p (x, s) = Kp (x, t)Kp (t, s)dt ≡ 0 (2.49)
a
Z b Z b
K2p (x, x) = Kp (x, t)Kp (t, x)dt ≡ Kp2 (x, t)dt ≡ 0 (2.50)
a a
lo que significa que Kp (x, s) ≡ 0 con p < m = 2p. Esto contradice (2.47). Por lo tanto, no se
puede admitir que haya núcleos iterados idénticamente nulos con m par.
Z b
Km+1 (x, s) ≡ K2p+2 (x, s) = Kp+1 (x, t)Kp+1 (t, s)dt ≡ 0 (2.51)
a
Z b
Km+1 (x, x) = [Kp+1 (x, t)]2 dt ≡ 0 (2.52)
a
de donde concluimos que Kp+1 (x, s) ≡ 0 con p + 1 < m = 2p + 1 lo que, de nuevo, contradice
(2.47). Por consiguiente, debemos concluir que ningún núcleo iterado es idénticamente nulo.
Por tanto, los núcleos iterados cumplen la propiedad A.
24 José Marı́n Antuña
Demostrado el teorema.
Teorema
Si la función ϕ(x) es autofunción del núcleo K(x, s) con autovalor λ0 , entonces, es autofunción
del núcleo iterado Kn (x, s) con autovalor λn0 .
Demostración:
ϕ ≡ λ0 Aϕ (2.53)
Z b
ϕ≡ λn0 Kn (x, s)ϕ(s)ds (2.55)
a
Demostrado el teorema.
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds (2.56)
a
donde el núcleo K(x, s) cumple la propiedad A. Recordemos, previamente, una relación útil.
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 25
En el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica vimos que, para dos funciones f (x) y g(x) del
espacio L2 [a, b] se cumplı́a la llamada desigualdad de Cauchy-Buniakovsky
Z b Z b Z b 1/2
2 2
f (x)g(x)dx ≤ f (x)dx g (x)dx (2.57)
a a a
O, de forma compacta:
p p
|(f, g)| ≤ (f, f )(g, g) ≡ k f k2 k g k2 (2.58)
Z b
[f (x) + λg(x)]2 dx ≥ 0 (2.59)
a
Para que (2.60) se cumpla para cualquier λ, debe cumplirse que el discriminante
Teorema
La ecuación integral (2.56) con núcleo que cumpla la propiedad A, tiene, al menos, un autovalor
y una autofunción.
Demostración
Como el núcleo K(x, s) cumple la propiedad A, existirá al menos, un punto (x0 , s0 ) tal que
K(x0 , s0 ) 6= 0. Escojamos como aproximación de orden cero la función
Z b
ψ1 (x) = K(x, s)ψ0 (s)ds ≡ Aψ0 (2.63)
a
ψ2 = Aψ1 ≡ A2 ψ0 (2.64)
...............
ψn = Aψn−1 ≡ An ψ0 (2.65)
...........
Es evidente que la sucesión funcional {ψn (x)} obtenida no es trivial, ya que, por ejemplo
Z b Z b
ψ1 (x0 ) = K(x0 , s)K(s, x0 )ds = K 2 (x0 , s)ds 6= 0 (2.66)
a a
pues K(x, s) cumple la propiedad A. Por tanto, ψ1 (x) 6= 0. Igual razonamiento nos conduce a
concluir que ψn (x) 6= 0. Introduzcamos la notación:
Z b
2
Nn ≡k ψn k ≡ ψn2 (x)dx (2.67)
a
Entonces tendremos:
q p
|Nn | ≡ |(ψp , ψq )| ≤ (ψp , ψp )(ψq , ψq ) ≡ Np Nq (2.69)
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 27
y, en particular:
p
|Nn | ≤ Nn−1 Nn+1 (2.70)
Es fácil ver que ninguna de las funciones ψn (x) de nuestra sucesión es idénticamente nula, pues
si suponemos, por ejemplo, que ψn (x) 6= 0 y ψn+1 ≡ 0, entonces, por (2.70):
p
|Nn | ≤ Nn−1 · 0 = 0 (2.71)
ψn (x)
ϕn (x) = √ (2.72)
Nn
Las funciones (2.72) tienen, evidentemente, norma unitaria. Como, de acuerdo con (2.65)
Z b
ψn (x) = K(x, s)ψn−1 (s)ds (2.73)
a
Z b
ϕn (x) = µn K(x, s)ϕn−1 (s)ds (2.74)
a
donde,
r
Nn−1
µn = (2.75)
Nn
De esta forma quedan construı́das las aproximaciones sucesivas. Nuestro objetivo será de-
mostrar que las aproximaciones sucesivas (2.74) convergen a una función que satisface la
ecuación (2.56). Para ello, demostremos primero la convergencia de la sucesión numérica {µn },
definida por (2.75). Es decir, veamos la segunda parte de la demostración.
Tenemos:
28 José Marı́n Antuña
r r
Nn−1 Nn−1 Nn
µn = ≡ =
Nn N n Nn
√ √ s
Nn−1 Nn Nn−1 Nn Nn
= ≥√ = ≡ µn+1 (2.76)
Nn Nn−1 Nn+1 Nn+1
Z b 2
2
|ϕn (x)| ≡ µ2n
K(x, s)ϕ n−1 (s)ds ≤
a
Z b Z b
≤ µ2n K 2 (x, s)ds ϕ2 (s)ds (2.77)
a a
De (2.77) y teniendo en cuenta que las funciones ϕn (x) son normalizadas, por lo que la segunda
integral es igual a la unidad, obtenemos:
Z b
2
|ϕn (x)| ≤ µ2n K 2 (x, s)ds (2.78)
a
Integrando (2.78) respecto a x entre a y b y teniendo en cuenta que ϕ(x) son normalizadas,
obtenemos:
1 ≤ µ2n C 2 (2.79)
Z bZ b
2
C = K 2 (x, s)dxds (2.80)
a a
Por lo tanto:
1
µ2n ≥ (2.81)
C2
Es decir, tomando sólo la raı́z positiva, pues de (2.75) se ve que µn son números positivos:
1
µn ≥ (2.82)
C
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 29
donde, de acuerdo con (2.80), 0 < C < ∞, ya que el núcleo K(x, s) cumple la propiedad A.
La expresión (2.82) significa que, efectivamente, la sucesión {µn } es acotada por debajo. Por
lo tanto, esta sucesión converge. Denotemos su lı́mite por:
1
lim µn = λ0 ≥ (2.83)
n→∞ C
Z b
ϕ2m (x) = µ2m K(x, s)ϕ2m−1 (s)ds (2.86)
a
Z b
ϕ2m+1 (x) = µ2m+1 K(x, s)ϕ2m (s)ds (2.87)
a
Z b
ϕ̄(x) = λ0 K(x, s)ϕ̄¯(s)ds (2.88)
a
Z b
ϕ̄¯(x) = λ0 K(x, s)ϕ̄(s)ds (2.89)
a
Evidentemente, las funciones ϕ̄(x) y ϕ̄¯(x) son normadas y no identicamente nulas. Analicemos
las funciones:
˜
ϕ̃(x) = ϕ̄(x) + ϕ̄¯(x) (2.91)
Z b
˜
ϕ̃(x) ≡ λ0 ˜
K(x, s)ϕ̃(s)ds (2.92)
a
Z b
ϕ̃(x) ≡ −λ0 K(x, s)ϕ̃(s)ds (2.93)
a
Los resultados (2.92) y (2.93) indican que el método de aproximaciones sucesivas nos da las
˜
funciones ϕ̃(x) y ϕ̃(x) que satisfacen la ecuación (2.56). Por lo tanto, queda demostrada la
existencia de la solución. Aquı́ son posibles tres casos:
˜
1) ϕ̃(x) ˜
6= 0, ϕ̃(x) 6= 0. Entonces, de acuerdo con (2.92) y (2.93), concluimos que ϕ̃(x) es una
autofunción de la ecuación (2.56) correspondiente al autovalor λ0 y que ϕ̃(x) es una autofunción
de la misma ecuación correspondiente al autovalor −λ0 .
2) ϕ̃(x) ≡ 0. Entonces, de (2.92) y (2.93) concluimos que ϕ̄(x) ≡ ϕ̄¯(x) ≡ ϕ(x) y, por lo tanto,
existe la autofunción ϕ(x) de la ecuación (2.56) correspondiente al autovalor λ0 . En este caso
(2.84) y (2.85) nos permiten afirmar que la sucesión {ϕn (x)} converge uniformemente a ϕ(x).
˜
3) ϕ̃(x) ≡ 0. Entonces, de (2.91) concluimos que ϕ̄(x) ≡ −ϕ̄¯(x) ≡ ϕ(x) 6= 0 y, por lo tanto,
existe la autofunción ϕ(x) de la ecuación (2.56) correspondiente al autovalor −λ0 . En este
caso, la sucesión {ϕn (x)} no converge (no tiene lı́mite), ya que las subsucesiones par e impar,
de acuerdo con (2.84) y (2.85), tienen lı́mites diferentes. Sin embargo, la sucesión {(−1)n ϕn (x)}
será convergente uniformemente a ϕ(x).
De esta manera queda demostrada la existencia de, al menos, una autofunción y un autovalor
de la ecuación (2.56), lo que demuestra el teorema de existencia. Pero, para poder decir
que el teorema está totalmente demostrado, es necesario demostrar aún que las convergencias
uniformes (2.84) y (2.85) tienen lugar. Eso lo abordaremos en la cuarta parte de esta larga
demostración.
En virtud de que las funciones ϕn (x) son normalizadas, llamando M = max|K(x, s)| y uti-
lizando la desigualdad de Cauchy-Buniakovsky, tendremos, por (2.74):
Z b Z b Z b 1/2
2 2
|ϕn (x)| = µn
K(x, s)ϕn−1 (s)ds ≤ µn
K (x, s)ds ϕn−1 (s)ds (2.94)
a a a
Ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo 31
de donde:
√ √
|ϕn (x)| ≤ µn M b − a ≤ µ1 M b − a ≡ M0 (2.95)
ε
|K(x0 , s) − K(x00 , s)| < (2.96)
µ1 M0 (b − a)
Por consiguiente:
Z b
0 00
|ϕn (x ) − ϕn (x )| ≤ µn |K(x0 , s) − K(x00 , s)||ϕn−1 (s)|ds ≤
a
Z b
ε(b − a)
≤ µ1 M 0 |K(x0 , s) − K(x00 , s)|ds < µ1 M0 ≡ε (2.97)
a µ1 M0 (b − a)
donde hemos tenido en cuenta (2.95), (2.96) y que µn ≤ µ1 . La expresión (2.97) nos establece
que la sucesión {ϕn (x)} es continua en [a, b].
Como {ϕn (x)} es uniformemente acotada y continua, de acuerdo con el teorema de Arzelá, de
ella puede sacarse una subsucesión {ϕnp (x)} convergente en media, es decir, tal que:
Z b
Imp ,np ≡ |ϕmp (x) − ϕnp (x)|2 dx < ε, ∀mp , np > N (ε) (2.98)
a
Demostremos que la subsucesión que podemos elegir es la de subı́ndices de igual paridad. Sean
m y n números de igual paridad y analicemos la siguiente expresión, donde tenemos en cuenta
que las funciones son normalizadas:
Z b Z b Z b Z b
2
Im,n = [ϕm (x) − ϕn (x)] dx ≡ + ϕ2m (x)dx
−2 ϕ2n (x)dx
ϕm (x)ϕn (x)dx =
a a a a
Z b Z b
2
= 2−2 ϕm (x)ϕn (x)dx = 2 − √ ψm (x)ψn (x)dx (2.99)
a Nm Nn a
Z b Z b
2
N m+n = ψ m+n (x)dx = ψm (x)ψn (x)dx (2.101)
2 2
a a
N m+n
Im,n = 2 − 2 √ 2 (2.102)
Nm N n
√
Como Nk > 0 y, además, N m+n < Nm Nn , por lo tanto, siempre se cumplirá que:
2
√
2 − Im,n 2N m+n Nm−2 Nn
=√ 2 =
2 − Im−2,n Nm Nn 2N m+n−2
2
√
2N m+n N N N n+m
= 2
√ m−2 m−1 = µm µm−1 2
(2.104)
2N m+n −1 N N
m m−1 N n+m
−1
2 2
donde hemos tenido en cuenta la definición (2.75). De acuerdo con esa misma definición, (2.104)
nos da:
2 − Im,n 1
= µm µm−1 2 ≥1 (2.105)
2 − Im−2,n µ m+n
2
La desigualdad en (2.105) viene dada por ser la sucesión {µn } monótona no creciente, bajo el
supuesto de que n > m.
2 − Im,n µ2m+n +1
= 2
≥1 (2.106)
2 − Im,n+2 µn+1 µn+2
Por consiguiente, queda demostrado que las subsucesiones con ı́ndices de igual paridad de la
sucesión {ϕn (x)} convergen en media y, como dichas subsucesiones son, a su vez, uniformemente
acotadas y continuas, también convergen uniformemente. De esta manera, quedan rigurosa-
mente establecidas las convergencias uniformes (2.84) y (2.85).
Nótese que la relación (2.108) nos está diciendo que Im,n es monótona no creciente y, como,
además, por (2.103), es acotada por debajo con cota igual a cero, se deduce que, para m, n → ∞,
Im,n → 0 lo que, igualmente, garantiza la convergencia en media de las subsucesiones con
subı́ndices de igual paridad.
1. En primer lugar, debemos señalar que este teorema no es válido para la ecuación de
Volterra y puede no ser cierto para las ecuaciones de Fredholm con núcleos no simétricos,
es decir, núcleos que no cumplan la propiedad A.
2. En segundo lugar, el lector puede comparar la afirmación de este teorema con el teorema
demostrado en el capı́tulo de Espacios Funcionales del libro de Métodos Matemáticos de
la Fı́sica del autor para los operadores autoconjugados totalmente continuos.
34 José Marı́n Antuña
Capı́tulo 3
El teorema de existencia que acabamos de demostrar en el capı́tulo anterior, nos permite afirmar
la existencia de, al menos, un autovalor y una autofunción para todo núcleo que cumpla la
propiedad A.
Desarrollaremos, ahora, un procedimiento para hallar todos los autovalores y todas las auto-
funciones de una ecuación integral de Fredholm de segundo tipo con núcleo que cumpla la
propiedad A, a partir del autovalor y de la autofunción cuya existencia está garantizada por el
teorema del epı́grafe anterior.
ϕ1 (x)ϕ1 (s)
H2 (x, s) = K(x, s) − (3.1)
λ1
Este núcleo casi cumple con la propiedad A. Decimos ”casi”, pues, evidentemente, como K(x, s)
cumple la propiedad A, (3.1) es simétrico, es continuo (pues ϕ1 (x) es acotada) y es real.
35
36 José Marı́n Antuña
Teorema.
Cualquier autofunción del núcleo (3.1), ϕ2 (x), correspondiente al autovalor λ2 , es, también,
autofunción del núcleo K(x, s) y es ortogonal a ϕ1 (x).
Demostración:
Sea ϕ2 (x) una autofunción de H2 (x, s) correspondiente al autovalor λ2 . Esto significa que se
cumple la identidad
Z b
ϕ2 (x) ≡ λ2
H2 (x, s)ϕ2 (s)ds ≡
a
Z b
ϕ1 (x) b
Z
≡ λ2 K(x, s)ϕ2 (s)ds − λ2 ϕ1 (s)ϕ2 (s)ds (3.2)
a λ1 a
Calculemos el producto interno de las funciones ϕ1 (x) y ϕ2 (x), teniendo en cuenta (3.2). Te-
nemos:
Z b Z b Z b
(ϕ1 , ϕ2 ) = ϕ1 (x)ϕ2 (x)dx = λ2 ϕ1 (x) H2 (x, s)ϕ2 (s)ds dx =
a a a
Z b Z b
λ2 b 2
Z Z b
= λ2 ϕ1 (x) K(x, s)ϕ2 (s)ds − ϕ (x) ϕ1 (s)ϕ2 (s)ds dx =
a a λ1 a 1 a
Z b Z b
λ2 b
Z Z b
= λ2 ϕ2 (s) K(x, s)ϕ1 (x)dx ds − ϕ1 (s)ϕ2 (s)ds ϕ21 (x)dx (3.3)
a a λ 1 a a
Pero, como ϕ1 (x) es autofunción del núcleo K(x, s) con autovalor λ1 y es, además, normalizada,
se cumple que
Z b
1
K(x, s)ϕ1 (x)dx ≡ ϕ1 (s) (3.4)
a λ1
Z b
ϕ21 (x)dx = 1 (3.5)
a
Sustituyendo (3.4) y (3.5) en (3.3), obtenemos que (ϕ1 , ϕ2 ) = 0 lo que significa que ambas
funciones son ortogonales. Además, de (3.2), como la última integral a la derecha es cero, nos
queda que
Z b
ϕ2 (x) ≡ λ2 K(x, s)ϕ2 (s)ds (3.6)
a
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 37
lo que significa que ϕ2 (x) es, también, autofunción del núcleo K(x, s) con autovalor λ2 .
Demostrado el teorema.
Teorema.
Demostración:
Por hipótesis, ϕ2 (x) es autofunción del núcleo K(x, s) y se cumple que (ϕ1 , ϕ2 ) = 0. Por lo
tanto, restando a la identidad (3.6) la expresión
λ2
ϕ1 (x)(ϕ1 , ϕ2 ) ≡ 0 (3.7)
λ1
obtenemos:
Z b Z b
λ2
ϕ2 (x) ≡ λ2 K(x, s)ϕ2 (s)ds − ϕ1 (x) ϕ1 (s)ϕ2 (s)ds =
a λ1 a
Z b Z b
ϕ1 (x)ϕ1 (s)
= λ2 K(x, s) − ϕ2 (s)ds = λ2 H2 (x, s)ϕ2 (s)ds (3.8)
a λ1 a
lo que significa que, efectivamente, ϕ2 (x) es autofunción del núcleo H2 (x, s).
Demostrado el teorema.
Los dos teoremas anteriores sirven de base para hallar todas las autofunciones de un núcleo
K(x, s) que cumpla la propiedad A. El procedimiento es el siguiente:
(a) H2 (x, s) ≡ 0.
En este caso el núcleo K(x, s) no tiene más autofunciones, pues la única ”auto-
función” posible de H2 (x, s) en este caso serı́a la función cero (ponemos autofunción
entre comillas, pues, por definición, la autofunción no puede ser idénticamente nula).
(b) H2 (x, s) 6= 0.
Entonces, hallamos por el método de aproximaciones sucesivas su autofunción ϕ2 (x)
y su correspondiente λ2 . En virtud de los teoremas demostrados, esta función será
autofunción de K(x, s).
38 José Marı́n Antuña
2
ϕ2 (x)ϕ2 (s) X ϕk (x)ϕk (s)
H3 (x, s) = H2 (x, s) − ≡ K(x, s) − (3.9)
λ2 k=1
λk
(a) H3 (x, s) ≡ 0.
En este caso, no existirán más autofunciones de K(x, s) fuera de ϕ1 (x) y ϕ2 (x).
(b) H3 (x, s) 6= 0. En este caso, hallamos la autofunción ϕ3 (x) con el autovalor λ3 que lo
serán, también, del núcleo K(x, s).
n−1
X ϕk (x)ϕk (s)
Hn (x, s) = K(x, s) − (3.10)
k=1
λk
con n entero.
En general, tienen lugar dos casos posibles:
(a) Que ninguno de los núcleos auxiliares (3.10) sea idénticamente nulo: Hn (x, s) 6= 0
para toda n.
Entonces, obtenemos una sucesión infinita de autofunciones de K(x, s)
λ1 , λ2 , ...., λn (3.15)
Además, como según (3.13)
n
X ϕk (x)ϕk (s)
Hn+1 (x, s) = K(x, s) − ≡0 (3.16)
k=1
λk
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 39
n
X ϕk (x)ϕk (s)
K(x, s) = (3.17)
k=1
λk
Definición:
n
X
K(x, s) = uk (x)vk (s) (3.18)
k=1
donde uk (x) y vk (s) son funciones integrables. Esta definición es general y no exige la simetrı́a
del núcleo.
El procedimiento de búsqueda de todos los autovalores y las autofunciones del núcleo K(x, s)
desarrollado arriba nos permite enunciar el siguiente teorema.
Teorema
Demostración:
La demostración de este teorema viene dada por el propio procedimiento arriba indicado. Si
Hn+1 (x, s) ≡ 0, entonces, el número de autovalores y de autofunciones del núcleo K(x, s)
es finito y éste puede expresarse por la fómula (3.18), lo que significa que, efectivamente, es
degenerado.
Demostrado el teorema.
Teorema.
Demostración:
40 José Marı́n Antuña
Por hipótesis, el núcleo K(x, s) es degenerado, es decir, tiene la forma dada por la fórmula (3.18).
Entonces, la ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo para este núcleo será:
Z b n
Z bX
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds = λ uk (x)vk (s)ϕ(s)ds =
a a k=1
Xn Z b
=λ uk (x) vk (s)ϕ(s)ds (3.19)
k=1 a
Por lo tanto
n
X
ϕ(x) = αk uk (x) (3.20)
k=1
donde
Z b
αk = λ vk (s)ϕ(s)ds (3.21)
a
n
X n
Z bX n
X
αk uk (x) = λ uk (x)vk (s) αm um (s)ds =
k=1 a k=1 m=1
n
X n
X Z b n X
X n
=λ αm uk (x) vk (s)um (s)ds = λ αm uk (x)ckm (3.22)
k=1 m=1 a k=1 m=1
donde
Z b
ckm = vk (s)um (s)ds (3.23)
a
n
X
αk = λ ckm αm (3.24)
m=1
Para que este sistema tenga soluciones no triviales, tiene que cumplirse que su determinante
sea nulo, es decir:
(λc11 − 1) λc12 ... λc1n
λc 21 (λc 22 − 1) ... λc2n
=0 (3.26)
... ... ... ...
λcn1 λcn2 ... (λcnn − 1)
(3.26) es una ecuación algebraica de grado n para determinar λ. Dicha ecuación tiene, cuando
más, n raı́ces λ1 , λ2 , ...., λn .
Demostrado el teorema.
Como consecuencia de ambos teoremas, podemos concluir la siguiente afirmación que, de hecho,
ya está demostrada.
Teorema.
Para que el núcleo K(x, s) que cumpla la propiedad A tenga un número finito de autovalores
es necesario y suficiente que sea degenerado.
3.3 Ejemplos
Veamos algunos ejemplos ilustrativos de los procedimientos desarrollados en estos dos epı́grafes.
1. Hallar todas las autofunciones y todos los autovalores de la ecuación integral de Fredholm
homogénea de segundo tipo:
Z π
ϕ(x) = λ cos(x − s)ϕ(s)ds (3.27)
0
2
λ1 = lim µn = (3.37)
n→∞ π
Hallemos, ahora, las demás soluciones. Para ello, construimos el núcleo auxiliar:
ϕ1 (x)ϕ1 (s)
H2 (x, s) = K(x, s) − ≡
λ1
q q
2 2
π
cos x π
cos s
≡ cos(x − s) − 2 =
π
= cos x cos s + sin x sin s − cos x cos s ≡ sin x sin s 6= 0 (3.38)
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 43
Como las autofunciones de H2 (x, s) son autofunciones también de K(x, s), hallemos por
aproximaciones sucesivas una autofunción del núcleo auxiliar. Evidentemente, para x0 =
π/2, H2 (x, x0 ) = H2 (x, π/2) = sin x 6= 0. Por lo tanto, por aproximación inicial tomamos:
Su lı́mite nos dará la autofunción del núcleo auxiliar H2 (x, s), que será otra autofunción
del núcleo K(x, s):
r
2
ϕ2 (x) = lim ϕn (x) = sin x (3.45)
n→∞ π
El autovalor correspondiente será:
2
λ2 = lim µn = (3.46)
n→∞ π
Nótese que el autovalor λ1 coincide con el autovalor λ2 .
Continuando el proceso, creamos el núcleo auxiliar
q q q q
2 2 2 2
π
cos x π
cos s π
sin x π
sin s
H3 (x, s) = cos(x − s) − 2 − 2 =
π π
= cos x cos s + sin x sin s − cos x cos s − sin x sin s ≡ 0 (3.47)
44 José Marı́n Antuña
2
X ϕk (x)ϕk (s)
K(x, s) = = cos x cos s + sin x sin s (3.48)
k=1
λk
2
λ1,2 = (3.51)
π
que es, por tanto, degenerado.
En el ejemplo desarrollado hemos querido ilustrar, con lujo de detalles, la aplicación
del método de aproximaciones sucesivas para la obtención de una solución de la ecuación
integral y el método de obtención del resto de las soluciones con ayuda del núcleo auxiliar.
Sin embargo, es necesario destacar que el penúltimo teorema de este epı́grafe nos ofrece
un método sencillo para hallar las autofunciones y los autovalores de una ecuación integral
de Fredholm homogénea de segundo tipo con núcleo degenerado, ya sea éste simétrico o
no simétrico.
Efectivamente, si el núcleo de la ecuación integral tiene la forma (3.18), entonces, la
solución podrá proponerse como la expresión (3.20).
Calculando los coeficientes ckm por la fórmula (3.23), puede construirse la ecuación alge-
braica para hallar las λn , autovalores de la ecuación.
Los coeficientes αk de (3.20) se proponen de manera que las autofunciones sean ortonor-
madas.
Ilustremos este método con los siguientes ejemplos.
2. Resolver por el método anteriormente descrito la ecuación integral (3.27) del primer ejem-
plo.
Tenemos que el núcleo es degenerado de orden dos:
2
X
ϕ(x) = αk uk (x) = α1 cos x + α2 sin x ≡ ϕ1 (x) + ϕ2 (x) (3.53)
k=1
Aquı́ el núcleo
ϕ(x) = αx (3.60)
donde el coeficiente c -único en este caso- de acuerdo con (3.23) es, integrando por partes:
46 José Marı́n Antuña
Z π
c= s cos sds = −2 (3.62)
0
Por lo tanto, el determinante (3.26) nos da la ecuación lineal −2λ − 1 = 0, por lo que el
autovalor de la ecuación (3.58) es:
1
λ=− (3.63)
2
q
2 3
De la condición k ϕ k = 1 hallamos que el coeficiente α = π3
, por lo que la autofunción
será:
r
3
ϕ(x) = x (3.64)
π3
y queda resuelto el problema. De acuerdo con la teorı́a desarrollada, esta solución es
única. Obsérvese que, aunque el núcleo (3.59) en este caso no es simétrico, sin embargo
la aplicación de los resultados del teorema mencionado es válida.
Definición:
La función f (x), integrable en el segmento [a, b], se llama ortogonal en ese segmento al
núcleo K(x, s) si,
Z b
Af ≡ K(x, s)f (s)ds = 0 (3.65)
a
Teorema.
Para que la función f (x), integrable en [a, b], sea ortogonal al núcleo K(x, s) que cumpla la
propiedad A es necesario y suficiente que sea ortogonal a todas las autofunciones de dicho
núcleo.
Demostración:
1. Necesidad.
Por hipótesis, se cumple (3.65). Entonces, si ϕk (x) son las autofunciones del núcleo K(x, s),
tendremos que
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 47
Z b
f (x)ϕk (x)dx = (f, ϕk ) ≡ (f, λk Aϕk ) ≡ λk (f, Aϕk ) ≡ λk (ϕk , Af ) ≡ 0 (3.67)
a
donde hemos tenido en cuenta la propiedad (2.5) del capı́tulo 2 para los núcleos que cumplan
la propiedad A y la expresión (3.65). (3.67) significa que f (x) es ortogonal a las ϕk (x).
Demostrada la necesidad.
2. Suficiencia.
Por hipótesis, (f, ϕk ) ≡ 0 y tenemos que demostrar que ello 1implica que Af ≡ 0. Hagámoslo
por reducción al absurdo; supongamos que Af 6= 0. Entonces, podremos construir las aproxi-
maciones sucesivas, tomando como aproximación inicial la función
ψ0 = f (x) (3.68)
ψ1 (x) = Af 6= 0 (3.69)
ψ2 (x) = A2 f 6= 0 (3.70)
................................................
ψn (x) = An f 6= 0 (3.71)
Pero, como (f, ϕk ) ≡ 0, teniendo en cuenta la propiedad (2.5) y la fórmula (2.34) de este
capı́tulo en el teorema de los núcleos iterados, tendremos:
ψn
ϕ∗n = √ (3.73)
Nn
(donde las hemos destacado con un asterisco, para diferenciarlas de las autofunciones ϕn (x))
de (3.72) tendremos que
Por otra parte, en el teorema de existencia demostramos que, para la sucesión de aproximaciones
sucesivas normalizadas se cumplen las convergencias uniformes de las subsucesiones de ı́ndices
de igual paridad:
{ϕ∗2m } ⇒ ϕ̄∗
{ϕ∗2m+1 } ⇒ ϕ̄¯∗ (3.75)
y, por lo tanto, los lı́mites dados en (3.75) serán, también, ortogonales a las autofunciones, es
decir:
La ortogonalidad (3.76) significa que ϕ̄∗ (x) y ϕ̄¯∗ (x) son linealmente independientes de las au-
tofunciones ϕk (x). Pero esto es absurdo, ya que, por el método de aproximaciones sucesivas,
las autofunciones del núcleo K(x, s) se obtienen, precisamente, como combinaciones lineales de
ϕ̄∗ (x) y ϕ̄¯∗ (x). Por consiguiente, tiene que cumplirse que Af ≡ 0.
Demostrada la suficiencia.
Demostrado el teorema.
˜
ϕ̃(x) + ϕ̃(x) − 2ϕ̄∗ (x) = 0 (3.77)
˜
ϕ̃(x) − ϕ̃(x) − 2ϕ̄¯∗ (x) = 0 (3.78)
˜
donde ϕ̃(x) y ϕ̃(x) son dos autofunciones del núcleo K(x, s). Las expresiones (3.77) y (3.78)
significan que, efectivamente, ϕ̄∗ (x) y ϕ̄¯∗ (x) son linealmente dependientes con esas autofuncio-
nes. Ello implica que serán linealmente dependientes con todas las autofunciones del núcleo
K(x, s), pues un teorema del Algebra Lineal establece que si, entre un conjunto de vectores,
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 49
Definición:
El núcleo K(x, s) se llama cerrado si no existe ninguna función f (x) 6= 0 ortogonal a dicho
núcleo.
Con la definición anterior podemos enunciar los siguientes corolarios del teorema anterior:
Corolario 1.
Para que un núcleo que cumpla la propiedad A sea cerrado es necesario y suficiente que el
conjunto de sus autofunciones sea cerrado.
Demostración:
Recordemos que, en un espacio de Banach, el conjunto de funciones {ϕn (x)} se llama cerrado
si es ortogonal, es decir, si
y no existe ninguna función f (x) 6= 0 del espacio ortogonal al conjunto. Por otra parte, el
conjunto {ϕn (x)} se llama completo si, para cualquier función f (x) 6= 0 del espacio se cumple
la igualdad de Parseval:
∞
X
c2n =k f k2 (3.80)
n=0
donde
1
cn = (ϕn , f ) (3.81)
k ϕn k2
son los coeficientes de Fourier de la función f (x) en el sistema {ϕn (x)}. En la teorı́a de las
series de Fourier se demuestra que, cumpliéndose (3.80), la serie de Fourier converge en media
a su función f (x).
Ello significa que un conjunto completo forma una base en el espacio en cuestión y, como
este espacio es de infinitas dimensiones, el conjunto estará formado por un número infinito de
funciones.
50 José Marı́n Antuña
Para los espacios de Banach se demuestra (ver libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del
autor) que todo conjunto de funciones completo es cerrado y viceversa.
Pues bien, el teorema demostrado establece que toda función f (x) ortogonal al núcleo es orto-
gonal a sus autofunciones y viceversa.
Si K(x, s) es cerrado, entonces, no existirá ninguna función f (x) 6= 0 ortogonal a dicho núcleo
y, por lo tanto, no existirá ninguna función ortogonal a las autofunciones del mismo y ello
significa que el conjunto de las autofunciones también es cerrado.
Demostrado el corolario.
Corolario 2.
Demostración:
Efectivamente, pues, si el núcleo es cerrado, por el corolario anterior el conjunto de sus auto-
funciones también es cerrado y, por lo tanto, completo; es decir, forma una base en el espacio
de infinitas dimensiones. O sea, el conjunto de autofunciones tiene un número infinito de
elementos, lo que significa que el núcleo K(x, s) no es degenerado.
Demostrado el corolario.
El teorema demostrado y sus corolarios son de gran importancia en la teorı́a de las ecuaciones
integrales que estamos desarrollando.
Supongamos dado un núcleo K(x, s) que cumpla la propiedad A y sean {ϕk (x)} sus autofuncio-
nes, que supondremos ortonormadas. Entonces, si f (x) es cierta función integrable, le podemos
poner en correspondencia su serie de Fourier a través de las autofunciones:
∞
X
f (x) ∼ fk ϕk (x) (3.82)
k=1
Z b
fk = (f, ϕk ) ≡ f (x)ϕk (x)dx (3.83)
a
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 51
Definición.
La función f (x) se llama emanante del núcleo K(x, s) si puede ser expresada en la forma
Z b
f (x) = K(x, s)h(s)ds ≡ Ah (3.84)
a
donde h(s) es cierta función seccionalmente continua en [a, b]. Tiene lugar el siguiente teorema
de Hilbert-Schmidt.
Teorema.
Cualquier función f (x) emanante del núcleo K(x, s) que cumpla la propiedad A puede ser de-
sarrollada en una serie de autofunciones de dicho núcleo convergente absoluta y uniformemente
en [a, b].
Demostración:
Teniendo en cuenta (3.83) y (3.84) y el hecho de que K(x, s) cumple la propiedad A, podemos
escribir que:
ϕk 1 hk
fk ≡ (f, ϕk ) = (Ah, ϕk ) = (h, Aϕk ) = h, = (h, ϕk ) = (3.85)
λk λk λk
∞ ∞
X X ϕk (x)
f (x) ∼ fk ϕk (x) ≡ hk (3.86)
k=1 k=1
λk
De acuerdo con el criterio de Cauchy, para que la serie que figura a la derecha en (3.86) converja
absoluta y uniformemente en [a, b] es necesario y suficiente que, para ε > 0 exista una N (ε) > 0
tal que para n, m > N se cumpla que
m
X ϕ k (x)
h <ε (3.87)
k
λk
k=n
N
(
N N
)1/2
X X X
ak b k ≤ a2k b2k (3.88)
k=1 k=1 k=1
m
X ϕ (x)
( m m 2 )1/2
k
X X ϕ k (x)
hk ≤ h2k (3.89)
λk λk
k=n k=n k=n
Valoremos cada suma dentro del radical en la expresión (3.89). Tenemos que:
Z b
ϕk (x)
= K(x, s)ϕk (s)ds ≡ Aϕk (3.90)
λk a
no son otra cosa que los coeficientes de Fourier del desarrollo del núcleo en serie de sus auto-
funciones. Por consiguiente, tiene lugar la desigualdad de Bessel:
∞ 2 Z b
X ϕk (x)
≤ K 2 (x, s)ds (3.91)
k=1
λk a
Pero, como K(x, s) cumple la propiedad A, llamando M = max |K(x, s)|, tendremos:
m 2 ∞ 2 Z b
X ϕk (x) X ϕk (x)
≤ ≤ K 2 (x, s)ds ≡ (b − a)M 2 ≡ M1 (3.92)
k=n
λk k=1
λk a
Z b
hk = h(x)ϕk (x)dx = (h, ϕk ) (3.93)
a
no son más que los coeficientes de Fourier del desarrollo de la función h(x) en serie de auto-
funciones del núcleo K(x, s). Por lo tanto, para ellos tiene lugar, también, la desigualdad de
Bessel:
∞
X Z b
h2k ≤ h2 (x)dx ≤ m2 (b − a) ≡ M2 (3.94)
k=1 a
donde hemos llamado m = max |h(x)|. Este máximo existe, ya que, por hipótesis del teorema,
la función h(x) es seccionalmente continua y, por tanto, acotada en [a, b]. La expresión (3.94)
está diciendo que la serie numérica de h es acotada; es decir, convergente. Por consiguiente,
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 53
por el criterio de Cauchy para series numéricas, podemos afirmar que, para ε > 0, existe un
N (ε) > 0 tal que, para n, m > N , se cumple que
m
X ε2
h2k < (3.95)
k=n
M1
m
X ϕ (x)
k
hk <ε (3.96)
λk
k=n
lo que significa que el criterio de Cauchy se cumple para la serie funcional (3.86). Queda, ası́,
demostrada la convergencia absoluta y uniforme de la misma.
Siempre que tengamos un sistema cualquiera de funciones ortonormadas {ϕk (x)}, podemos
crear la serie de Fourier asociada a la función f (x) (3.86).
Obsérvese que en esa expresión pusimos el signo ∼, en vez del signo igual. El signo igual podrá
colocarse, solamente, en el caso en que se cumpla la igualdad de Parseval
∞
X
fk2 =k f k2 (3.97)
k=1
Ahora bien, sin entrar en esas consideraciones, para la serie (3.86) siempre tendrá lugar la
desigualdad de Bessel
∞
X
fk2 ≤k f k2 (3.98)
k=1
Es decir, para demostrar la convergencia uniforme de la serie (3.86) no hemos tenido que suponer
la convergencia de ninguna otra serie; sino que, simplemente, hemos puesto en correspondencia
a la función h(x) su serie de Fourier
∞
X
h(x) ∼ hk ϕk (x) (3.99)
k=1
y nos hemos valido de la desigualdad de Bessel (3.91), que siempre tiene lugar.
54 José Marı́n Antuña
La desigualdad de Bessel siempre se cumple, pues ella se deduce de una relación casi evidente,
que es:
∞
X ∞
X
0 ≤k hk ϕk (x) − h(x) k2 =k h k2 − h2k (3.100)
k=1 k=1
y que viene a ser algo ası́, como una generalización del teorema de Pitágoras a los espacios
funcionales.
La expresión (3.100), teniendo en cuenta que (ϕk , ϕi ) = δki y que hk = (h, ϕk ), es evidente, ya
que:
∞ ∞ ∞
!
X X X
0 ≤k hk ϕk (x) − h(x) k2 = hk ϕk − h, hk ϕk − h =
k=1 k=1 k=1
∞ X
X ∞ ∞
X
= hk hi (ϕk , ϕi ) − 2 hk (h, ϕk ) + (h, h) =
k=1 i=1 k=1
∞
X ∞
X ∞
X
= h2k −2 h2k + 2
k h k =k h k − 2
h2k (3.101)
k=1 k=1 k=1
Demostremos que dicha serie converge, precisamente, a f (x); es decir, veamos la segunda parte
de la demostración del teorema de Hilbert-Schmidt.
∞
X
ω(x) = f (x) − fk ϕk (x) (3.102)
k=1
∞
X ∞
X
(ω, ϕm ) = (f, ϕm ) − fk (ϕk , ϕm ) = (f, ϕm ) − fk δkm = fm − fm ≡ 0 (3.103)
k=1 k=1
Por consiguiente, ω(x) y el núcleo K(x, s) son, también, ortogonales, de acuerdo con el teorema
demostrado en el epı́grafe anterior. Es decir:
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 55
Z b
K(x, s)ω(s)ds ≡ Aω = 0 (3.104)
a
∞
X
k ω k2 = (ω, ω) = (f, ω) − fk (ϕk , ω) ≡
k=1
≡ (f, ω) = (Ah, ω) = (h, Aω) = (h, 0) ≡ 0 (3.105)
∞
X
f (x) ≡ fk ϕk (x) (3.106)
k=1
Demostrado el teorema.
Z b
Kn (x, s) = K(x, t)Kn−1 (t, s)dt (3.107)
a
que las autofunciones ϕk (x) del núcleo K(x,s), correspondientes a los autovalores λk eran,
también, autofunciones del núcleo iterado (3.107) con autovalores λnk . La expresión (3.107) nos
dice que el núcleo iterado es una función emanante del núcleo K(x, s). Por consiguiente, por
el teorema de Hilbert-Schmidt, tendrá lugar el desarrollo
∞
X
Kn (x, s) = Knk (s)ϕk (x) (3.108)
k=1
ϕk (s)
Knk (s) = (Kn (x, s), ϕk (x)) ≡ (3.109)
λnk
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
Kn (x, s) = (3.110)
k=1
λnk
Por último, digamos, sin efectuar ninguna demostración por ahora, que es posible afirmar que
si el núcleo K(x, s) no es degenerado y si la serie bilineal
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
(3.111)
k=1
λk
Sin embargo, la afirmación recı́proca, es decir, que el núcleo no degenerado K(x, s) puede ser
desarrollado en la serie bilineal (3.111) aún no ha sido demostrada.
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (3.112)
a
donde K(x, s) cumple la propiedad A, f (x) es una función seccionalmente continua en [a, b] y
λ es un parámetro dado.
En el desarrollo teórico que efectuaremos a continuación, podremos ver que las propiedades
de la ecuación (3.112), ası́ como de su solución, están ı́ntimamente ligadas a la solución de la
correspondiente ecuación homogénea
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds (3.113)
a
Z b
f (x) + g(x) = λ K(x, s)[f (s) + g(s)]ds + f (x) (3.115)
a
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 57
Z b
g(x) = K(x, s)h(s)ds (3.116)
a
La expresión (3.116) significa que la función g(x) es emanante del núcleo K(x, s). Por con-
siguiente, de acuerdo con el teorema de Hilbert-Schmidt, ella admite un desarrollo en serie de
autofunciones de dicho núcleo convergente absoluta y uniformemente en [a, b]:
∞
X
g(x) = gk ϕk (x) (3.117)
k=1
Supongamos, además, que f (x) puede ser desarrollada, también, en serie de las autofunciones
del núcleo K(x, s):
∞
X
f (x) = fk ϕk (x) (3.118)
k=1
Z b
fk = (f, ϕk ) = f (x)ϕk (x)dx (3.119)
a
∞
X Z b ∞
X Z b ∞
X
gk ϕk (x) = λ K(x, s) gk ϕk (s)ds + λ K(x, s) fk ϕk (s)ds =
k=1 a k=1 a k=1
∞
X Z b ∞
X Z b
=λ gk K(x, s)ϕk (s)ds + λ fk K(x, s)ϕk (s)ds =
k=1 a k=1 a
∞ ∞
X gk X fk
=λ ϕk (x) + λ ϕk (x) (3.120)
k=1
λk k=1
λk
donde hemos intercambiado la integración con la sumatoria, ya que suponemos que (3.117) y
(3.118) convergen uniformemente y hemos tenido en cuenta que, por definición de autofunción
y de autovalor del núcleo K(x, s):
Z b
ϕk (x)
K(x, s)ϕk (s)ds = (3.121)
a λk
58 José Marı́n Antuña
λgk λfk
gk = + , ∀k = 1, 2, 3, ... (3.122)
λk λk
λfk
gk = (3.124)
λk − λ
∞
X λfk
ϕ(x) = f (x) + ϕk (x) (3.125)
k=1
λk − λ
|λk |
|λ| < (3.126)
2
En virtud de ello, tendremos:
|λk | |λk |
|λk − λ| ≥ |λk | − |λ| > |λk | − = (3.127)
2 2
Por lo tanto:
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 59
1 2
≤ (3.128)
|λk − λ| |λk |
Valoremos la siguiente suma, teniendo en cuenta (3.128):
m m m
X λfk X fk ϕk (x) X fk
ϕk (x) ≤ |λ| ≤ 2|λ| ϕk (x) (3.129)
λk − λ λk − λ λk
k=n k=n k=n
Pero, para ε > 0, existirá un N (ε) > 0 tal que, para n, m > N , se cumplirá que
m
fk
ϕk (x) < ε
X
λk 2|λ| (3.130)
k=n
ya que ésto fue demostrado en la primera parte de la demostración del teorema de Hilbert-
Schmidt. Colocando (3.130) en (3.129), obtenemos:
m
X λfk
ϕk (x) < ε (3.131)
λk − λ
k=n
La desigualdad (3.131) significa que se cumple el criterio de Cauchy para nuestra serie,
por lo que ésta converge absoluta y uniformemente. Ası́ queda demostrado que existe la
solución de la ecuación (3.112), que viene dada por la fórmula de Schmidt (3.125) y que
dicha solución, para el caso en que λ 6= λk , es única.
2. Que λ = λk0 . Es decir, que el parámetro λ en la ecuación (3.112) coincide con uno de los
autovalores del núcleo.
Entonces, de (3.123), tendremos que:
∞
X λfk
ϕ(x) = f (x) + ϕk (x) + Cϕk0 (x) (3.133)
λk − λ
k=1,(k6=k0 )
60 José Marı́n Antuña
∞ r
X λfk X
ϕ(x) = f (x) + ϕk (x) + Cs ϕks (x) (3.136)
λk − λ
k=1,(k6=k0 ) s=0
Como consecuencia del desarrollo del presente epı́grafe, tiene lugar el siguiente teorema, cono-
cido con el nombre de Alternativa de Fredholm:
Teorema.
Si la ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo tiene sólo solución trivial,
entonces, la correspondiente ecuación no homogénea tiene solución única y, si la ecuación ho-
mogénea tiene solución no trivial, entonces, la ecuación no homogénea, o bien no tiene solución,
o bien tiene infinitas soluciones.
Demostración:
Demostrado el teorema.
Es conveniente decir que nosotros hemos llegado a la alternativa de Fredholm por medio del
estudio de la teorı́a de las ecuaciones con núcleos simétricos; sin embargo, es posible demostrar
que ella es válida, también, para las ecuaciones con núcleos no simétricos.
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 61
Veamos la ecuación,
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (3.137)
a
Z b
ϕ1 (x) = f (x) + λ K(x, s)ϕ0 (s)ds (3.139)
a
Z b
ϕ2 (x) = f (x) + λ K(x, s)ϕ1 (s)ds (3.140)
a
........................................................................
Z b
ϕn (x) = f (x) + λ K(x, s)ϕn−1 (s)ds (3.141)
a
Por su construcción, es evidente que, si la sucesión de funciones {ϕn (x)} ası́ construida converge
a una función continua, ésta será la solución de la ecuación (3.137). Tiene lugar el siguiente
teorema.
Teorema.
1
|λ| < λ0 = (3.142)
M (b − a)
62 José Marı́n Antuña
donde M = max |K(x, s)|, entonces, para cualquier función continua f (x), la sucesión {ϕn (x)}
de las aproximaciones sucesivas converge uniformemente a la solución de la ecuación (3.137) y
esta solución es única.
Demostración:
∞
X
S(x) = [ϕk (x) − ϕk−1 (x)] (3.143)
k=1
Por consiguiente, se ve, claramente, que si la serie (3.143) converge, convergirá la sucesión
{ϕn (x)} y viceversa.
Z b
|ϕ1 (x) − ϕ0 (x)| = f (x) + λ
K(x, s)f (s)ds − f (x) =
a
Z b
= λ K(x, s)f (s)ds ≤ |λ|mM (b − a) (3.145)
a
donde m = max |f (x)|, que siempre existirá, pues, por hipótesis, f (x) es continua. De forma
similar, teniendo en cuenta (3.140) y (3.139):
Z b Z b
|ϕ2 (x) − ϕ1 (x)| = f (x) + λ
K(x, s)ϕ1 (s)ds − f (x) − λ K(x, s)ϕ0 (s)ds =
a a
Z b
= λ K(x, s)[ϕ1 (s) − ϕ0 (s)]ds ≤ |λ|2 mM 2 (b − a)2 (3.146)
a
q = |λ|M (b − a) (3.148)
de (3.147) obtenemos:
Es decir, hemos obtenido, para la serie (3.143), un mayorante numérico convergente, ya que,
de acuerdo con (3.142), q < 1.
Por el criterio de Weierstrass, concluimos, por lo tanto, que la serie (3.143) converge uniforme-
mente en [a, b].
Por consiguiente, la sucesión {ϕn (x)} de las aproximaciones sucesivas converge uniformemente
a la función ϕ(x), que será la solución de la ecuación (3.137).
Demostremos, ahora, que esta solución es única. Para ello, supondremos que existen dos
soluciones ϕ1 (x) y ϕ2 (x) de la ecuación (3.137). Analicemos la función
Z b
ω(x) = λ K(x, s)ω(s)ds (3.151)
a
Z b 2 Z b Z b
2 2 2
ω (x) = λ K(x, s)ω(s)ds ≤ λ K (x, s)ds ω 2 (s)ds (3.152)
a a a
Z b Z b
2 2 2
|ω(x)| ≤ |λ| |K(x, s)| ds |ω(s)|2 ds (3.153)
a a
Z b Z bZ b Z b
2 2 2
|ω(x)| dx ≤ |λ| |K(x, s)| dsdx |ω(s)|2 ds ≤
a a a a
Z b
2 2 2
≤ |λ| M (b − a) |ω(x)|2 dx (3.154)
a
64 José Marı́n Antuña
donde hemos tenido en cuenta la cota de K(x, s) en la primera integral y hemos sustituido la
variable muda de integración por x, ya que es una integral definida. De (3.154) obtenemos que:
Z b
2 2 2
[1 − |λ| M (b − a) ] |ω(x)|2 dx ≤ 0 (3.155)
a
Es decir:
Z b
2
(1 − q ) |ω(x)|2 dx ≤ 0 (3.156)
a
donde q < 1 viene dado por (3.148). Por tanto (1 − q 2 ) > 0 y, como la integral en (3.155),
evidentemente, no es negativa, de (3.156) se concluye que
Z b
|ω(x)|2 dx ≡ 0 (3.157)
a
De (3.157) se deduce que ω(x) ≡ 0, o sea, ϕ1 (x) ≡ ϕ2 (x), lo que demuestra la unicidad.
Demostrado el teorema.
Hay una consecuencia importante del teorema que acabamos de demostrar y que enunciaremos
en forma de corolario del mismo.
Corolario.
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds (3.158)
a
no puede tener autovalores menores en módulo que λ0 dado por (3.142). Es decir, que, obliga-
toriamente, los autovalores λk de la ecuación (3.158) cumplen que
1
λ k ≥ λ0 = (3.159)
M (b − a)
Demostración:
El teorema que acabamos de demostrar establece que, para cualquier λ que cumpla con (3.142),
la ecuación no homogénea (3.137) tiene solución única. Por la alternativa de Fredholm, ello
implica que la correspondiente ecuación homogénea (3.158) sólo tiene solución trivial; es decir,
no tiene autovalores en el intervalo (−λ0 < λ < λ0 ). En un eje λ los autovalores estarán fuera
de dicho intervalo.
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 65
Demostrado el corolario.
Si el parámetro λ está fuera de dicho intervalo, habrá que tener en cuenta la alternativa de
Fredholm al buscar la solución y apoyarse en la fórmula de Schmidt (3.125) o la fórmula (3.136)
que -recordamos- son válidas, exclusivamente, para ecuaciones con núcleo simétrico.
Como dijimos arriba, el método de aproximaciones sucesivas para encontrar la solución dentro
del intervalo (−λ0 < λ < λ0 ) es válido para ecuaciones con núcleo arbitrario.
Por último, es conveniente destacar que el proceso estudiado en este epı́grafe es una particu-
larización del visto en el capı́tulo Elementos de Espacios Funcionales y Operadores del
libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del autor.
Las aproximaciones sucesivas aquı́ construidas no son otra cosa que un caso particular de la
serie de Neumann estudiada en el epı́grafe de dicho capı́tulo titulado Complementos de la
teorı́a espectral de operadores, al estudiar las ecuaciones operacionales.
El teorema aquı́ demostrado es la particularización del teorema general allá demostrado para
las ecuaciones operacionales en un espacio de Banach.
1
λ=1> ≈ 0.31 (3.161)
M (b − a)
Por lo tanto, la solución no puede ser hallada por el método de aproximaciones sucesivas.
Por ello, buscaremos la solución de la ecuación homogénea correspondiente para, luego,
aplicar la alternativa de Fredholm. La ecuación homogénea es
Z π
ϕ(x) = λ cos(x + s)ϕ(s)ds (3.162)
0
con núcleo
66 José Marı́n Antuña
Z π
C1 cos x + C2 sin x = λ [cos x cos s − sin x sin s][C1 cos s + C2 sin s]ds =
0
Z π Z π
2
= λC1 cos x cos sds − λC1 sin x cos s sin sds +
Z π 0 Z π0
+ λC2 cos s sin sds − λC2 sin x sin2 sds =
0 0
π π
= λ C1 cos x − λ C2 sin x (3.165)
2 2
ya que cos s y sin s son ortogonales en [0, π]. De (3.165) concluimos que los autovalores y
las autofunciones son:
π
λ1 =, ϕ1 (x) = C1 cos x
2
π
λ2 = − , ϕ2 (x) = C2 sin x (3.166)
2
Nótese que se comprueba lo planteado en el corolario del teorema del epı́grafe anterior:
los autovalores están fuera del intervalo (−1/π, 1/π) en el eje λ. También se constata
que, por ser el núcleo degenerado de orden dos, existen no más de dos autovalores y
dos autofunciones del núcleo. Los coeficientes C1 y C2 los hallamos de la condición de
normalización:
Z π Z π
2
k ϕ1 k = C12 2
cos xdx = 1, k ϕ2 k = 2
C22 sin2 xdx = 1 (3.167)
0 0
de donde
r
2
C1 = C2 = (3.168)
π
Por lo tanto, finalmente, la solución de la ecuación homogénea (3.162) vendrá dada por
las autofunciones y los autovalores:
r
2 2
ϕ1 (x) = cos x, λ1 =
π π
r
2 2
ϕ2 (x) = sin x, λ2 = − (3.169)
π π
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 67
Vemos que λ = 1 en la ecuación (3.160) no coincide con ningún autovalor del núcleo. Por
lo tanto, la ecuación homogénea
Z π
ϕ(x) = cos(x + s)ϕ(s)ds (3.170)
0
sólo tiene solución trivial y, por la alternativa de Fredholm, la ecuación (3.160) tiene
solución única, dada por la fórmula de Schmidt (3.125).
En ella, f (x) = 1, λ = 1.
Tendremos, por tanto:
f1 ϕ1 (x) f2 ϕ2 (x)
ϕ(x) = 1 + + (3.171)
λ1 − 1 λ2 − 1
Calculemos los coeficientes:
r Z π r
2 2
f1 = (1, ϕ1 ) = 1 · cos xdx = sin x|π0 = 0 (3.172)
π 0 π
r Z π r r
2 2 0 2
f2 = (1, ϕ2 ) = 1 · sin xdx = cos x|π = 2 (3.173)
π 0 π π
Por lo tanto:
2 π2 sin x 2 sin x
ϕ(x) = 1 + =1− (3.174)
2
−π − 1 1 + π2
2. Z 2
ϕ(x) = 3 xsϕ(s)ds + 3x − 2 (3.175)
0
K(x, s) = xs (3.176)
1 1
λ=3> = (3.177)
M (b − a) 8
2 2
s3 2 8
Z Z
Cx = λ xsCsds = λCx s2 ds = λCx | = λCx (3.179)
0 0 3 0 3
Ası́ pues, obtenemos el único autovalor (ya que el núcleo es degenerado de orden uno):
λ = 38 .
Exigiendo que la autofunción sea normalizada:
Z 2
2 2
kϕk =C x2 dx = 1 (3.180)
0
Z 2
r r Z 2 r
3 3 2 3
fk = (3x − 2) xdx = (3x − 2x) = 4 (3.182)
0 8 8 0 8
Por lo tanto:
q q
3 · 4 38 38 x 9x
ϕ(x) = 3x − 2 + 3 = −2 (3.183)
8
−3 7
3. Z 1
ϕ(x) = 3 xsϕ(s)ds + 3x − 2 (3.184)
0
1
s3 1
Z
λ
Cx = λ xsCsds = λCx |0 = C x (3.186)
0 3 3
Por lo tanto, el autovalor y la autofunción ya normada serán:
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 69
√
λ = 3, ϕ(x) = 3x (3.187)
Vemos que, en este caso, el parámetro λ en la ecuación (3.184) coincide con el autovalor
de la correspondiente ecuación homogénea (3.185).
De acuerdo con la alternativa de Fredholm, o bien no existe solución, o bien existen
infinitas soluciones de (3.184).
Esto se determina, como sabemos, analizando el producto interno de la inhomogeneidad
con la autofunción. Tenemos:
Z 1 √ √ Z 1 2 √
(f, ϕ) = (3x − 2) 3xdx = 3 (3x − 2x)dx = 3(x2 − x2 )|10 = 0 (3.188)
0 0
ϕ(x) = Kx − 2 (3.190)
4. Z 1
ϕ(x) = (x + s)ϕ(s)ds + 18x2 − 9x − 4 (3.191)
0
ϕ(x) = C1 + C2 x (3.193)
λ2 + 12λ − 12 = 0
70 José Marı́n Antuña
1 1
λ0 = = (3.197)
M (b − a) 2
la solución única de la ecuación (3.191) vendrá dada por la fórmula de Schmidt (3.125)
que aquı́ toma la forma:
2
2
X fk ϕk (x)
ϕ(x) = 18x − 9x − 4 + 1 (3.198)
k=1
λk − λ
5. Z 1
ϕ(x) = 2 xϕ(s)ds + 2x − 1 (3.202)
0
1 √ √ Z 1 2 √
Z
2 1
(f, ϕ) = (2x − 1) 3xdx = 3 (2x − x)dx = 3 − 6= 0 (3.205)
0 0 3 2
Es decir, la inhomogeneidad no es ortogonal a la autofunción y, por la alternativa de
Fredholm, la ecuación (3.202) no tiene solución.
Z x
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (3.206)
a
Z x
ϕ1 (x) = f (x) + λ K(x, s)ϕ0 (s)ds (3.208)
a
Z x
ϕ2 (x) = f (x) + λ K(x, s)ϕ1 (s)ds (3.209)
a
.............................................................
Z x
ϕn (x) = f (x) + λ K(x, s)ϕn−1 (s)ds (3.210)
a
Teorema.
72 José Marı́n Antuña
Para cualquier función f (x) continua en [a, b] y para cualquier λ, la sucesión {ϕn (x)} de las
aproximaciones sucesivas converge uniformemente a la solución de la ecuación (3.206) y dicha
solución es única.
Demostración:
Analicemos la serie
∞
X
S(x) = [ϕk (x) − ϕk−1 (x)] (3.211)
k=1
por lo tanto, si la serie (3.211) converge, también converge la sucesión {ϕn (x)} y viceversa.
Z x
|ϕ1 (x) − ϕ0 (x)| = f (x) + λ
K(x, s)f (s)ds − f (x) =
a
Z x
= λ
K(x, s)f (s)ds ≤ |λ|mM (x − a) (3.213)
a
(x − a)n
|ϕn (x) − ϕn−1 (x)| ≤ m|λ|n M n (3.214)
n!
(b − a)n
|ϕn (x) − ϕn−1 (x)| ≤ m|λ|n M n (3.215)
n!
De esta manera, hemos hallado para la serie (3.211) un mayorante numérico convergente para
cualquier valor de λ debido a la presencia de n! en el denominador.
Por el criterio de Weierstrass concluimos que la serie (3.211) converge uniformemente en [a, b]
para cualquier λ y, por consiguiente, la sucesión {ϕn (x)} de las aproximaciones sucesivas con-
verge uniformemente en [a, b] para cualquier λ a la solución ϕ(x) de la ecuación (3.206).
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 73
Para ello, supondremos que, para cierta λ̄ existen dos soluciones de (3.206), ϕ1 (x) y ϕ2 (x),
diferentes entre sı́. Entonces, la función:
Z x
ω(x) = λ̄ K(x, s)ω(s)ds (3.217)
a
Z x
ϕ(x) = λ̄ K(x, s)ϕ(s)ds + ω(x) (3.218)
a
ϕ0 (x) = ω(x)
Z x
ϕ1 (x) = ω(x) + λ̄ K(x, s)ω(s)ds ≡ 2ω(x)
a
.......................................................
Pero, la sucesión funcional (3.219) es, evidentemente, divergente, lo que contradice la primera
parte de la demostración de este teorema, donde fue demostrado que, para toda inhomo-
geneidad continua, las aproximaciones sucesivas convergen uniformemente.
Por consiguiente, debe cumplirse, forzosamente, que ω(x) ≡ 0, lo que implica que ϕ1 (x) ≡
ϕ2 (x), con lo que queda demostrada la unicidad.
Demostrado el teorema.
Nótese que el teorema demostrado nos permite concluir que la ecuación no homogénea de
Volterra (3.206) siempre tiene solución única y que la ecuación homogénea sólo tiene solución
trivial.
74 José Marı́n Antuña
En ocasiones, es posible utilizar la técnica de las transformadas integrales para resolver deter-
minadas ecuaciones integrales.
1
t:
p2
1
sin t :
p2 +1
y que, de acuerdo con el teorema de la convolución,
Z t
1
sin(t − τ )ϕ(τ )dτ : Φ(p)
0 p2 +1
de (3.220), aplicando la transformada de Laplace, obtenemos la ecuación operacional:
a 1
Φ(p) = 2
+ 2 Φ(p) (3.221)
p p +1
de donde, para la transformada de la función incógnita Φ(p), se obtiene:
a(p2 + 1)
Φ(p) = (3.222)
p4
Por consiguiente, aplicando la fórmula de Mellin para el cálculo del original a partir de
la transformada, tendremos que (a > 0):
Cálculo de todos los autovalores y las autofunciones 75
s+i∞
a(p2 + 1) pt a d3 t3
Z
1 2 pt
ϕ(t) = e dp = [(p + 1)e ]p=0 = a t + (3.223)
2πi s−i∞ p4 6 dp3 6
t
t2
Z
ϕ(t) = + et−τ ϕ(τ )dτ (3.224)
2 0
Como:
2
t2 :
p3
1
et :
p−1
12 1
Φ(p) = 3
+ Φ(p) (3.225)
2p p−1
de donde:
p−1
Φ(p) = (3.226)
p3 (p − 2)
1 d2 (p − 1)ept (p − 1)ept t4
t 1 1
ϕ(t) = 2
+ 3
|p=2 = − − + e2t (3.227)
2 dp p−2 p=0 p 4 4 8 8
Con el empleo de esta técnica puede acometerse, con relativa facilidad, la solución de ecuaciones
integrales de Volterra del tipo indicado, ası́ como de ecuaciones integro-diferenciales, donde la
función incógnita se encuentre bajo las operaciones de derivación y de integración, a la vez, en
la misma ecuación.
76 José Marı́n Antuña
2. Z 2π
ϕ= sin(x + s)ϕ(s)ds + sin x + cos x (3.229)
0
3. Z 2π
ϕ(x) = λ cos(x − s)ϕ(s)ds (3.230)
0
4. Z 1
ϕ(x) = 2 xϕ(s)ds + 2x − 1 (3.231)
0
5. Z 1
5
ϕ(x) = (xs + x2 s2 )ϕ(s)ds + x (3.232)
2 −1
6. Z 1
1
ϕ(x) = 2 ex+s ϕ(s)ds + ex (3.233)
e −1 0
7. Z 2
ϕ(s)
ϕ(x) = ds + x (3.234)
1 xs
8. Z 2
x
ϕ(x) = 2 ϕ(s)ds + x (3.235)
1 s
Capı́tulo 4
En el presente capı́tulo estudiaremos uno de los resultados más importantes de la teorı́a de las
ecuaciones integrales de la Fı́sica Matemática.
Con la equivalencia que estableceremos, se logra dar un carácter cerrado, armónico y de gran
belleza a la teorı́a y lograremos, además, dar justificación a las propiedades de los autovalores
y las autofunciones de los problemas de frontera que hemos enunciado y sólo parcialmente
demostrado en el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica del autor.
d dy
L[y] = k(x) − q(x)y (4.1)
dx dx
donde k(x) > 0 y q(x) son funciones continuas en cierto intervalo de definición [a, b].
77
78 José Marı́n Antuña
El operador (4.1) es un operador lineal autoconjugado. En el mencionado libro vimos que, por
operador autoconjugado se entiende al operador A que cumpla que A∗ = A.
3 X
3 3
X ∂2y X ∂y
L[y] = aik + bk + cy (4.2)
i=1 k=1
∂xi ∂xk k=1 ∂xk
3 3
X ∂ X ∂y
L[y] = aik + cy (4.3)
i=1
∂x i
k=1
∂x k
d
y2 L[y1 ] − y1 L[y2 ] = h(x) (4.4)
dx
donde h(x) es cierta función que se expresa a través de y1 (x) y y2 (x) sin cuadraturas.
donde f (x) es una función continua dada en el intervalo [a, b]. Analicemos, simultáneamente,
el problema homogéneo correspondiente:
Aclaremos que si en uno de los extremos del intervalo, x = a ó x = b, o en ambos, se verifica que
k(x) = 0, entonces, en lugar de la condición de igualdad a cero de la función y(x) en ese punto,
en el problema (4.5) y su correspondiente (4.6), sólo debemos exigir que la función y(x) sea
acotada, cosa que ya estudiamos en los capı́tulos correspondientes a la teorı́a de las Funciones
Especiales, del libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica.
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 79
Definición:
Llamaremos función de Green G(x, s) del operador L[y] en el intervalo [a, b] a la función de
dos variables que cumpla las siguientes condiciones:
2. G(a, s) = G(b, s) = 0.
∂G ∂2G
3. G(x, s) tiene en el intervalo abierto (a, b) derivadas ∂x
y ∂x2
continuas para todo x 6= s
y cumple la ecuación
El subı́ndice x en el operador L indica que las derivadas están tomadas con respecto a la variable
x, de manera que s juega el papel de un parámetro en la misma.
Con estos conceptos ya hemos tenido que ver anteriormente, en el Capı́tulo del Método de la
Función de Green del libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica.
Aquı́, no obstante, haremos un estudio detallado, dirigido a los objetivos que nos proponemos
en esta teorı́a.
La definición dada nos permite enunciar las dos siguientes propiedades para la función de Green:
∂G
1. La derivada ∂x
tiene una discontinuidad de primer tipo en el punto x = s.
Recordemos que se llama discontinuidad de primer tipo al punto x0 para la función
f (x), si los lı́mites de esta función por la derecha y por la izquierda en el punto x0
son finitos y desiguales entre sı́; (también se le conoce con el nombre de singularidad
esencial).
Demostración:
Tenemos, por definición, que la función G(x, s) satisface la ecuación (4.7).
Integremos (4.7) con respecto a x entre s−ε y s+ε, donde ε > 0 es arbitraria. Tendremos:
Es decir:
80 José Marı́n Antuña
Z s+ε
∂G s+ε
k(x) | − q(x)G(x, s)dx = −1 (4.9)
∂x s−ε s−ε
Teniendo en cuenta que k(x), q(x) y G(x, s) son continuas en [a, b], tomando el lı́mite
para ε → 0 en (4.10), obtenemos:
∂G ∂G
k(s) (s + 0, s) − (s − 0, s) = −1 (4.11)
∂x ∂x
Es decir:
∂G ∂G 1
(s + 0, s) − (s − 0, s) = − (4.12)
∂x ∂x k(s)
Demostrada la propiedad.
Es decir, hemos demostrado que la ecuación (4.7) implica la condición (4.12).
Para futuros cálculos, es conveniente demostrar la afirmación recı́proca, es decir, que
(4.12) implica a (4.7).
Demostrémoslo. Para ello, supongamos que
De aquı́:
∂G(x0 + ε, s) ∂G(x0 − ε, s)
k(x0 + ε) − k(x0 − ε) −
Z ∂xx0 +ε Z ∂x x0 +ε
− q(x)G(x, s)dx = − f (x, s)dx (4.15)
x0 −ε x0 −ε
∂G
Sea x0 6= s. Entonces, ∂x
es continua (pues sólo es discontinua en x = s) y k(x), q(x) y
G(x, s) son continuas.
Por lo tanto, en este caso para ε → 0 queda
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 81
Z x0 +0
0= f (x, s)dx, x0 6= s (4.16)
x0 −0
de donde
Z x0 +0
f (x, s)dx = 1, x0 = s (4.18)
x0 −0
Por consiguiente, f (x, s) = δ(x − s), ya que ésta es la única función posible con tal
comportamiento.
Ası́ queda demostrado que la discontinuidad implica que G(x, s) satisface (4.7)
O sea, (4.7) y (4.12) son equivalentes.
Tiene lugar el siguiente teorema relativo a las caracterı́sticas de la solución del problema (4.5).
Teorema.
1. Existe la función de Green G(x, s) del operador L[y] única en [a, b] y simétrica con respecto
a sus variables.
2. El problema no homogéneo (4.5) siempre tiene solución única, que se expresa por la
fórmula
Z b
y(x) = G(x, s)f (s)ds (4.19)
a
Demostración:
L[y] = 0 (4.20)
82 José Marı́n Antuña
es una ecuación diferencial ordinaria de segundo orden; por lo tanto tiene dos soluciones line-
almente independientes.
Llamemos y1 (x) y y2 (x) a dos soluciones linealmente independientes, a las que exigiremos que
cumplan que
Evidentemente, y1 (x) y y2 (x) son linealmente independientes en [a, b]. Propongamos la función
G(x, s) en la forma:
donde c(s) es cierto parámetro, en principio función de s. La función ası́ construida cumple
los requisitos 1 y 2 de la definición de función de Green, pues es continua respecto a ambos
argumentos y, además:
y, para a ≤ s ≤ x ≤ b:
ya que y1 (x) y y2 (x) son dos soluciones linealmente independientes de la ecuación (4.20).
Por lo tanto, la función construida cumple una de las propiedades demostradas para la función
de Green.
∂G ∂G 1
(s + 0, s) − (s − 0, s) ≡ c(s)y1 (s)y20 (s) − c(s)y10 (s)y2 (s) = − (4.27)
∂x ∂x k(s)
Pero
donde
y s) y2 (s)
W (s) = 0(
6= 0 (4.29)
y1 (s) y20 (s)
es el wronskiano de las funciones y1 (x) y y2 (x), el cual no es idénticamente nulo, ya que las
funciones son linealmente independientes.
1
c(s) = − (4.30)
k(s)W (s)
y1 (x)y2 (s)
G(x, s) = − , ∀a ≤ x ≤ s ≤ b
k(s)W (s)
y1 (s)y2 (x)
G(x, s) = − , ∀a ≤ s ≤ x ≤ b (4.31)
k(s)W (s)
Como puede observarse de (4.31), la función de Green construida es continua. Sin embargo no
es evidente de (4.31) que sea simétrica, ya que al intercambiar x por s en estas ecuaciones en
los denominadores aparece k(x) y W (x) en lugar de dichas funciones evaluadas en s.
Analicemos de manera más detallada las caracterı́sticas del parámetro c(s) dado por (4.30).
d d
[k(x)W (x)] = {k(x)[y1 (x)y20 (x) − y10 (x)y2 (x)]} =
dx dx
d d
y1 (x) [k(x)y20 (x)] − y2 (x) [k(x)y10 (x)] ≡
dx dx
≡ y1 (x)L[y2 (x)] − y2 (x)L[y1 (x)] ≡ 0 (4.32)
Por consiguiente, c(s) -que habı́amos, inicialmente, propuesto como función de s- resulta ser
una constante:
1
c(s) = − ≡c (4.33)
k(s)W (s)
Por consiguiente, la función de Green construida resulta ser, además, simétrica como se requerı́a.
De esta forma queda demostrada la existencia de la función de Green, ya que hemos logrado
construirla con la expresión (4.31).
Demostremos, ahora, que la función de Green es única. Para ello, supongamos la existencia de
dos funciones de Green G1 (x, s) y G2 (x, s) del operador L[y].
Entonces, la función
Pero, por hipótesis del teorema, el problema (4.6) sólo tiene solución trivial. Por lo tanto,
w(x, s) ≡ 0 y G1 (x, s) ≡ G2 (x, s), lo que demuestra la unicidad de la función de Green.
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 85
Una vez demostrado que la función de Green (4.31) del operador L[y] es única, queda de-
mostrado automáticamente que, si la fórmula (4.19) es solución del problema (4.5), ésta será
única, ya que suponer dos soluciones diferentes del problema (4.5) nos conducirı́a a que su
diferencia serı́a solución del problema homogéneo (4.6), el cual sólo tiene solución trivial.
Por lo tanto, sólo nos queda demostrar que la función (4.19) es solución del problema (4.5).
Z b Z b
L[y] = Lx [G(x, s)]f (s)ds ≡ − δ(x − s)f (s)ds ≡ −f (x) (4.37)
a a
Además:
Z b
y(a) = G(a, s)f (s)ds = 0 (4.38)
a
Z b
y(b) = G(b, s)f (s)ds = 0 (4.39)
a
Las expresiones (4.37), (4.38) y (4.39) prueban que, efectivamente, la fórmula (4.19) nos da la
solución única del problema (4.5).
Demostrado el teorema.
π
y 00 + y = cos x, ∀0 < x <
2
y(0) = 0 (4.40)
y(π/2) = 0
El problema (4.40) es un caso particular del problema (4.5), con k(x) = 1, q(x) = −1 y
f (x) = − cos x, a = 0, b = π/2. Es evidente que el problema homogéneo correspondiente
π
y 00 + y = 0, ∀0 < x <
2
y(0) = 0 (4.41)
y(π/2) = 0
86 José Marı́n Antuña
sólo tiene solución trivial. Por consiguiente, tiene validez el teorema demostrado; es decir, existe
la función de Green única del operador y la solución única del problema (4.40) viene dada por
la fórmula (4.19). Construyamos la función de Green.
que cumplen los requisitos establecidos: y1 (0) = 0, y1 (π/2) 6= 0, y2 (0) 6= 0, y2 (π/2) = 0. Como
aquı́ k(s) = 1 y el wronskiano
sin s cos s
W (s) = = − sin2 s − cos2 s = −1 (4.43)
cos s − sin s
π
G(x, s) = sin x cos s, ∀0 ≤ x ≤ s ≤
2
π
G(x, s) = sin s cos x, ∀0 ≤ s ≤ x ≤ (4.44)
2
La solución única del problema (4.40) será, por lo tanto, de acuerdo con (4.19):
Z π/2 Z π/2
y(x) = G(x, s)f (s)ds = − G(x, s) cos sds =
0 0
Z x Z π/2
− sin s cos x cos sds − sin x cos s cos sds =
0 x
Z x Z π/2 x π
2
= − cos x sin s cos sds − sin x cos sds = − sin x (4.45)
0 x 2 4
Pasaremos, ahora, al estudio de uno de los problemas de mayor relevancia en la teorı́a de las
ecuaciones integrales con núcleo simétrico y que le confiere a éstas una importancia destacada
en la Fı́sica Matemática.
donde L[y] es el operador (4.1) definido en el epı́grafe anterior, p(x) > 0 es una función continua
en [a, b] y λ es cierto parámetro.
Nótese que la ecuación del problema (4.46) es la misma ecuación generatriz de las funciones
especiales que estudiamos en el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica.
En el problema (4.46) hemos supuesto condiciones de frontera de primer tipo homogéneas para
basar nuestro futuro desarrollo en lo elaborado en el epı́grafe anterior.
Sin embargo, es necesario expresar que todo el desarrollo que a continuación efectuaremos puede
ser demostrado con rigor para condiciones de frontera de segundo tipo, de tercer tipo y mixtas
en el problema (4.46).
Z b
y(x) = λ G(x, s)p(s)y(s)ds (4.48)
a
donde G(x, s) es la función de Green del operador L[y] definida en el epı́grafe anterior.
Teorema.
La ecuación integral (4.48) es equivalente al problema (4.46); es decir, cualquier solución del
problema (4.46) es solución de la ecuación (4.48) y viceversa.
Demostración:
El problema (4.49) es idéntico al problema (4.5) del epı́grafe anterior con inhomogeneidad
f (x) = λp(x)y(x).
Como, por hipótesis, λ = 0 no es autovalor del problema (4.46) y el problema (4.47), por tanto,
sólo tiene solución trivial, se cumplen los requisitos del teorema demostrado en el epı́grafe
anterior y la solución única de (4.46) será (4.48).
Demostrado el teorema.
Llamemos
p
ϕ(x) = y(x) p(x) (4.50)
p
y multipliquemos (4.48) por p(x). Obtenemos:
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 89
p Z b p p
y(x) p(x) = λ G(x, s) p(x)p(s)y(s) p(s)ds (4.51)
a
Si llamamos
p
K(x, s) = G(x, s) p(x)p(s) (4.52)
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds (4.53)
a
cuyo núcleo (4.52) es, evidentemente, real, continuo y simétrico; es decir, cumple la propiedad
A.
Ası́ pues, hemos transformado el problema (4.46) en una ecuación integral de Fredholm ho-
mogénea de segundo tipo equivalente (4.53), cuyo núcleo cumple la propiedad A.
Teorema.
Demostración:
Por definición, un núcleo es cerrado si no existe ninguna función f (x) 6= 0 que sea ortogonal al
mismo (y, por tanto, ortogonal a sus autofunciones).
Por consiguiente, tenemos que demostrar que, para toda función f (x), la igualdad
Z b
K(x, s)f (s)ds = 0 (4.54)
a
Z b
1
y(x) = p K(x, s)f (s)ds = 0 (4.55)
p(x) a
Z b p
y(x) = G(x, s) p(s)f (s)ds = 0 (4.56)
a
p
L[y] = − p(x)f (x), ∀a < x < b
y(a) = 0 (4.57)
y(b) = 0
p
− p(x)f (x) ≡ 0 (4.58)
Demostrado el teorema.
Del teorema demostrado sacamos la importantı́sima conclusión de que, como el núcleo K(x, s)
es cerrado, por lo tanto no es degenerado y ello significa que tiene un número infinito de
autovalores y de autofunciones.
Con ello quedarán definitivamente establecidas estas propiedades para los problemas de frontera
de Sturm-Liouville en una dimensión espacial, que hemos estudiado a lo largo de todo el libro
de Métodos Matemáticos de la Fı́sica, incluyendo los de la ecuación generatriz de las
funciones especiales.
Propiedad 1
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 91
El problema (4.46) tiene un conjunto infinito de autovalores {λn }, que pueden ser ordenados
en forma creciente:
lim λn = ∞ (4.60)
n→∞
Demostración:
Como el problema (4.46) es equivalente a la ecuación integral (4.53), donde ϕ(x) y K(x, s)
vienen dados, respectivamente, por (4.50) y (4.52) y como nosotros demostramos que el núcleo
K(x, s) de la ecuación (4.53) es cerrado y, por tanto, no degenerado, la ecuación (4.53) y su
problema equivalente (4.46) tendrán un número infinito de autovalores y de autofunciones.
Los autovalores son reales y cumplen (4.60), en virtud del corolario 2 de la propiedad estudiada
en el epı́grafe 3 del capı́tulo anterior.
Demostrada la propiedad.
Propiedad 2
q(x)
λn > min , ∀a < x < b (4.61)
p(x)
Demostración:
Z b Z b
2
k ϕn k ≡ ϕ2n (x)dx ≡ yn2 (x)p(x)dx = 1 (4.62)
a a
Z b Z b
d dyn
yn (x){L[yn ] + λn p(x)yn (x)}dx ≡ yn (x) k(x) dx −
a a dx dx
Z b Z b
2
− q(x)yn (x)dx + λn yn2 (x)p(x)dx ≡ 0 (4.63)
a a
La igualdad a cero en (4.63) está dada por el hecho de que, en el integrando a la izquierda, la
expresión entre llaves es idénticamente nula.
Teniendo en cuenta (4.62), de (4.63) obtenemos, integrando por partes la segunda integral:
Z b Z b
d dyn
λn = q(x)yn2 (x)dx
− yn (x) k(x) dx =
a a dx dx
Z b Z b
0
= 2 b
q(x)yn (x)dx − yn (x)k(x)yn (x)|a + k(x)[yn0 (x)]2 dx (4.64)
a a
En (4.64) el segundo sumando es cero en virtud de las condiciones de frontera del problema
(4.46) y la última integral a la derecha es definida positiva, pues k(x) > 0.
Z b Zb
q(x) 2
λn > q(x)yn2 (x)dx≡ yn (x)p(x)dx =
a a p(x)
q(x∗ ) b 2 q(x∗ )
Z
= y (x)p(x)dx = (4.65)
p(x∗ ) a n p(x∗ )
Aquı́, hemos aplicado el teorema del valor medio integral y tenido en cuenta (4.62).
q(x∗ ) q(x)
∗
≥ min (4.66)
p(x ) p(x)
Propiedad 3
Las autofunciones del problema (4.46) correspondientes a distintos autovalores son ortogonales
en [a, b] con peso p(x); es decir:
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 93
Z b
yn (x)ym (x)p(x)dx =k yn k2 δnm (4.67)
a
Demostración:
En virtud de las propiedades demostradas en el epı́grafe 3 del capı́tulo anterior, las autofunciones
de la ecuación integral (4.53) correspondientes a distintos autovalores son ortogonales, o sea:
Z b
ϕn (x)ϕm (x)dx =k ϕn k2 δnm (4.68)
a
Sustituyendo en (4.68) las autofunciones ϕn (x) y ϕm (x) por su expresión (4.50), queda de-
mostrada la propiedad.
Cualquier función f (x) continua y dos veces diferenciable en (a, b) y que cumpla las condi-
ciones de frontera del problema (4.46), puede ser desarrollada en una serie de autofunciones
convergente absoluta y uniformemente en (a, b):
∞
X
f (x) = fn yn (x) (4.69)
n=1
Z b
fn = f (x)yn (x)p(x)dx (4.70)
a
Demostración:
Sea f (x) una función continua y dos veces diferenciable en (a, b) y tal que f (a) = f (b) = 0.
d
L[f ] = [k(x)f 0 ] − q(x)f (x) ≡ k(x)f 00 + k 0 (x)f 0 − q(x)f (x) ≡ −h(x) (4.71)
dx
Es decir, el operador L aplicado sobre f (x) nos da cierta función continua que llamamos −h(x).
Esto significa que f (x) es una función que es solución del problema:
94 José Marı́n Antuña
De acuerdo con lo estudiado por nosotros en el epı́grafe anterior, la solución del problema (4.72),
es decir, la función f (x), tiene la forma:
Z b
f (x) = G(x, s)h(s)ds (4.73)
a
Z b
p p p h(s)
f (x) p(x) = G(x, s) p(x) p(s) p ds (4.74)
a p(s)
Es decir:
Z b
F (x) = K(x, s)H(s)ds (4.75)
a
p
F (x) = f (x) p(x) (4.76)
h(s)
H(s) = p (4.77)
p(s)
p
y el núcleo K(x, s) = G(x, s) p(x)p(s) es el mismo dado por la expresión (4.52).
Pero, (4.75) significa que la función F (x) es emanante del núcleo K(x, s) que cumple la
propiedad A.
∞
X
F (x) = Fn ϕn (x) (4.78)
n=1
Equivalencia entre problemas de frontera y ecuaciones integrales 95
donde
Z b Z bp p
Fn = F (x)ϕn (x)dx ≡ p(x)f (x)yn (x) p(x)dx ≡
a a
Z b
≡ f (x)yn (x)p(x)dx ≡ fn (4.79)
a
∞
X
p p
p(x)f (x) = fn yn (x) p(x) (4.80)
n=1
Como conclusión de las propiedades demostradas podemos decir que el sistema de autofunciones
{yn (x)} del problema de Sturm-Liouville (4.46) es cerrado y completo y define, por tanto, una
base en un espacio funcional de infinitas dimensiones de Hilbert dado por todas las funciones
continuas y dos veces diferenciables en (a, b) y que cumplen las condiciones de frontera de
(4.46). Cualquier función de ese espacio podrá ser expresada como una combinación lineal de
dicha base.
En el presente epı́grafe haremos una extensión, en forma breve, de los resultados establecidos
anteriormente, al caso multidimensional. No nos detendremos en las demostraciones de las
propiedades, ya que ellas no aportan nada nuevo, sustancial; simplemente enunciaremos los
resultados fundamentales.
∇2 v + λv = 0, ∀M ∈ V
v |S = 0 (4.81)
donde S es la superficie frontera del dominio V . Aquı́, para fijar ideas, hemos tomado el primer
problema de frontera.
96 José Marı́n Antuña
En el libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica vimos que la solución del problema de Dirichlet
homogéneo:
∇2 v = −f (M ), ∀M ∈ V
v |S = 0 (4.82)
Z Z Z
v(M ) = G(M, P )f (P )dP (4.83)
V
donde
1
G(M, P ) = +u (4.84)
4πrM P
Aplicando la fórmula (4.83) al problema (4.81), obtenemos que la solución de éste puede ser
escrita en la forma:
Z Z Z
v(M ) = λ K(M, P )v(P )dP (4.85)
V
La expresión (4.85) es una ecuación integral de Fredholm homogénea de segundo tipo en tres
dimensiones con núcleo simétrico.
De forma análoga puede llegarse a una expresión similar para el segundo y el tercer problema
de frontera de Sturm-Liouville; la función G(M, P ) será, entonces, la función de Green del
problema de Neumann o la del tercer problema de frontera para la ecuación de Poisson.
En general, es posible demostrar que toda la teorı́a desarrollada en los capı́tulos anteriores
para las ecuaciones integrales de Fredholm en una dimensión espacial es válida para las ecua-
ciones multidimensionales del tipo (4.85), incluyendo las propiedades de los autovalores y de
las autofunciones.
En el caso que nos ocupa, se ve que el núcleo de la ecuación (4.85) es real, simétrico y no trivial,
ya que esas propiedades son cumplidas por la función de Green.
Z Z Z Z Z Z
|K(M, P )|dP, K 2 (M, P )dP (4.86)
V V
K̄
K(M, P ) ∼ α
(4.87)
rM P
con α = 1 < 3, lo que garantiza dicha convergencia, de acuerdo con la teorı́a desarrollada en el
libro de Métodos Matemáticos de la Fı́sica.
Por consiguiente, la ecuación integral (4.85) tiene solución y es válida toda la teorı́a expuesta
en los capı́tulos anteriores.
Por último, podemos señalar que, además de simétrico, el núcleo de la ecuación (4.85) es
cerrado, lo que se deduce del hecho de que el problema (4.82) homogéneo, es decir, el problema
∇2 v = 0, ∀M ∈ V
v |S = 0 (4.88)
como sabemos, sólo tiene solución trivial. Ello significa, de acuerdo con (4.83), que, efectiva-
mente
Z Z Z
K(M, P )f (P )dP = 0 (4.89)
V
∇2 v + λv = 0, ∀M ∈ S
v |C = 0 (4.90)
Z Z
v(M ) = K(M, P )v(P )dS (4.91)
S
donde el núcleo
1 1
K(M, P ) = G(M, P ) = ln +u (4.92)
2π rM P
Para las ecuaciones integrales del tipo (4.91) son válidas todas las conclusiones hechas en la
teorı́a desarrollada en los capı́tulos anteriores y el núcleo (4.92) es cerrado, por lo que el sistema
de los autovalores y las autofunciones es infinito, cerrado y completo y cumple las propiedades
vistas en el epı́grafe anterior.
Capı́tulo 5
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (5.1)
a
donde K(x, s) y f (x) son continuas para a < x < b, a < s < b.
Z b Z b
ψ(x) = λ K(x, s)ψ(s)ds + λ K(x, s)f (s)ds (5.3)
a a
donde la inhomogeneidad que aparece a la derecha en (5.3) está expresada como emanante del
núcleo K(x, s).
99
100 José Marı́n Antuña
b−a
xi = a + ih, sj = a + jh, h = , i, j = 1, 2, ..., n (5.4)
n
n
X n
X
ψ(xi ) = λ K(xi , sj )ψ(sj )h + λ K(xi , sj )f (sj )h (5.5)
j=1 j=1
n
X n
X
ψi − λh Kij ψj = λh Kij fj , i = 1, 2, ..., n (5.7)
j=1 j=1
1 − λhK11 −λhK12 ... −λhK1n
−λhK21 1 − λhK22 ... −λhK2n
∆(λ) = (5.8)
... ... ...
−λhKn1 −λhKn2 ... 1 − λhKnn
1 − λhK11 ... K1j ... −λhK1n
−λhK21 ... K2j ... −λhK2n
∆ij =
... ... ... ...
(5.10)
−λhKn1 ... Knj ... 1 − λhKnn
|{z}
columna i
En la expresión de arriba, la columna con los elementos Kmj , con m = 1, 2, ..., n se encuentra
en la columna i de la matriz. Teniendo en consideración (5.8), (5.9) y (5.10), la solución del
sistema (5.7), por la regla de Kramer, es:
n
∆i 1 X
ψi = = λh ∆ij fj , i = 1, 2, ..., n (5.11)
∆(λ) ∆(λ) j=1
n
1 X
ϕi = fi + λh ∆ij fj , i = 1, 2, ..., n (5.12)
∆(λ) j=1
1
t=− (5.13)
λh
podemos escribir:
K11 + t K12 ... K1n
K21 K22 + t ... K2n
∆(t) = t−n ≡ t−n δ(t)
(5.14)
... ... ...
Kn1 Kn2 ... Knn + t
Como se sabe del Algebra Matricial, si tenemos una matriz cuyos elementos son funciones de
la variable t:
a11 a12 ... a1n
a21 a22 ... a2n
A(t) = (5.15)
... ... ...
an1 an2 ... ann
a011 a12 ... a1n
a11 a012 ... a1n
0
a021 a22 ... a2n a21 a022 ... a2n
A (t) = + + ...
... ... ...
... ... ...
a0n1 an2 ... ann an1 a0n2 ... ann
a11 a12 ... a01n
a21 a22 ... a02n
... + (5.16)
... ... ...
an1 an2 ... a0nn
1 K12 ... K1n K11 + t 0 ...
K1n
0
0 K22 + t ... K2n K21 1 ... K2n
δ (t) = + + ...
... ... ...
... ... ...
0 Kn2 ... Knn + t Kn1 0 ... Knn + t
K11 + t K12 ... 0
K21 K22 + t ... 0
≡ δ1 + δ2 + ... + δn
... + (5.17)
... ... ...
Kn1 Kn2 ... 1
n
X
δ 0 (t) = δα (t) (5.18)
α=1
donde δα (t) es el determinante de orden n−1 que se obtiene al tachar en δ(t) la fila y la columna
α. Análogamente:
n
X
00
δ (t) = δα1 α2 (t) (5.19)
α1 ,α2 =1;α1 6=α2
donde δα1 α2 (t) es el determinante de orden n − 2 que se obtiene al tachar en δ(t) las filas y
columnas α1 y α2 .
De manera similar:
X 1→n
X
δ (m) (t) = δα1 α2 ...αm (t) ≡ m! δα1 α2 ...αm (t) (5.20)
α1 ,α2 ,...,αm =1;α6 =α2 6=...6=αm α1 <α2 <...<αm
Ecuación Integral de Fredholm de Segundo Tipo. Teorı́a General 103
donde δα1 α2 ...αm (t) es el determinante de orden n − m que se obtiene a partir de δ(t) al tachar
las filas y columnas α1 , α2 ,...,αm . La igualdad de la extrema derecha en (5.20) es evidente, si
se tiene en cuenta que, al ordenar de menor a mayor los ı́ndices de sumatoria α1 , α2 ,...,αm , se
obtiene la permutación de los sumandos.
Es evidente que
Por consiguiente, el desarrollo en serie de Taylor del determinante δ(t) queda en la forma:
1 (m)
δ(t) = δ(0) + δ 0 (0)t + ... + δ (0)tm + ... + tn (5.22)
m!
Kβ 1 β 1 Kβ 1 β 2 ... Kβ 1 β l
K Kβ 2 β 2 ... Kβ 2 β l
δα1 α2 ...αm (0) = β2 β1 ≡ K β1 ... βl
(5.23)
... ... ... β1 ... βl
Kβ β 1 Kβ l β 2 ... Kβl βl
l
1→n n
1 (m) X β1 ... βl 1 X β1 ... βl
δ (0) = K ≡ K (5.24)
m! β1 ... βl l! β ,β ,...,β =1 β1 ... βl
β 1 <β2 <...<βl 1 2 l
donde, a la derecha en (5.24), hemos dividido por l! al quitar el ordenamiento de los ı́ndices
β. Colocando (5.24) en (5.22) y, a su vez, en (5.14), obtenemos, para el determinante ∆(λ), la
expresión:
n−1 n
−n
X
m1 X β1 ... βl
∆(λ) = t t K =
(n − m)! β β1 ... βl
m=0 1 ,...,βn−m =1
n n
(−λh)l
X X β1 ... βl
=1+ K (5.25)
l! β1 ... βl
l=1 β1 ,...,βn−m =1
n n
(−λh)l
X X β1 ... βl , i
∆ij = Kij + K (5.26)
l! β1 ... βl , j
l=1 β1 ,...,βl =1
104 José Marı́n Antuña
donde
Kα 1 β 1 Kα 1 β 2 ... Kα1 βs
α1 ... αs K Kα 2 β 2 ... Kα2 βs
= α2 β1
K (5.27)
β1 ... βs ... ... ...
Kα s β 1 Kα s β 2 ... Kαs βs
Veamos, ahora, el paso al lı́mite en la solución del sistema (5.7), cuando h → 0. Para ello, a
(5.25) pongamos en correspondencia la expresión:
∞
X (−λ)l
D(λ) = 1 + dl (5.28)
l=1
l!
donde
Z bZ b Z b
t1 ... tl
dl = ... K dt1 ...dtl (5.29)
a a a t1 ... tl
t1 ... tl
K
t1 ... tl
es el determinante cuyos elementos son el núcleo evaluado en las variables t1 , t2 , ..., tl , respec-
tivamente.
∞
(−λ)l b b b
Z Z Z
X t1 ... tl xi
D(xi , sj , λ) = K(xi , sj ) + ... K dt1 ...dtl (5.30)
l! a a a t1 ... tl sj
l=1
Z b
D(xi , s, λ)f (s)ds
ϕ(xi ) = f (xi ) + λ (5.31)
a D(λ)
De esta manera es lógico esperar que la solución de la ecuación integral de Fredholm de segundo
tipo tenga la forma:
Z b
ϕ(x) = f (x) + λ R(x, s, λ)f (s)ds (5.32)
a
Ecuación Integral de Fredholm de Segundo Tipo. Teorı́a General 105
D(x, s, λ)
R(x, s, λ) = (5.33)
D(λ)
La serie D(λ) se conoce con el nombre de determinante de Fredholm y la serie D(x, s, λ) con
el nombre de primer menor de Fredholm. La definición de estas series ha sido efectuada de
manera formal. Los teoremas de Fredholm, que veremos más adelante, justifican la existencia
de las series como paso al lı́mite para h → 0.
5.2.1 Introducción
Lema.
n
X
a2ij = 1 (5.34)
j=1
entonces, |A| ≤ 1.
Demostración:
n n
!
X X
F (a11 , ...., ann ) = A + λi a2ij − 1 (5.35)
i=1 j=1
∂F
= Aij + 2λi aij = 0, i, j = 1, 2, ..., n (5.36)
∂aij
donde Aij es el complemento algebráico del determinante A para el elemento aij . Multiplique-
mos (5.36) por aij y sumemos respecto a j; obtenemos:
106 José Marı́n Antuña
n
X n
X
Aij aij + 2λi a2ij = 0, i = 1, 2, ..., n (5.37)
j=1 j=1
El primer sumando en (5.37) no es otra cosa que el determinante A. Por consiguiente, teniendo
en cuenta (5.34), nos queda:
A + 2λi = 0 (5.38)
A
λi = − , i = 1, 2, ..., n (5.39)
2
Aij
aij = ≡ a−1
ji , i, j = 1, 2, ..., n (5.40)
A
La igualdad (5.40) nos indica que la matriz k aij k y su inversa transpuesta k a−1
ji k son iguales.
Por consiguiente, tienen iguales determinantes. Es decir:
1
A= (5.41)
A
Es decir, A2 = 1. Esto significa que los valores extremos del determinante A son ±1 , por lo
que, efectivamente, |A| ≤ 1.
Demostrado el lema.
El lema que acabamos de demostrar sirve de base para la demostración del siguiente teorema.
Teorema de Hadamard.
Si los elementos bij del determinante B son reales, entonces, se cumple que
v !
u n n
uY X
|B| ≤ t b2ij (5.42)
i=1 j=1
Demostración:
bij
aij = √ (5.43)
si
donde
n
X
si = b2ij (5.44)
j=1
Dada su construcción, el determinante A satisface las condiciones del lema anterior. Por con-
siguiente, |A| ≤ 1 y, como
n
Y √
B=A si (5.45)
i=1
obtenemos que
n v
Y √ Y n u n
√ uY
|B| = |A| si ≤ si ≡ t si (5.46)
i=1 i=1 i=1
Demostrado el teorema.
Corolario.
Si los elementos bij del determinante B son reales y cumplen que |bij | < M , entonces,
Demostración:
n
X
si = b2ij ≤ M 2 n (5.48)
j=1
v
u n
uY √
|B| ≤ t si ≤ M 2n nn = M n nn/2
i=1
Demostrado el corolario.
108 José Marı́n Antuña
∞
X (−1)n λn
D(λ) = dn (5.49)
n=0
n!
donde
Z b Z b
t1 ... tn
dn = ... K dt1 ...dtn (5.50)
a a t1 ... tn
K ξ1 η 1 ... Kξ1 ηm
ξ1 ... ξm
K = ... ... (5.51)
η1 ... ηm K ξm η 1
... Kξ m η m
∞
X (−1)n λn
Dp (x1 , ..., xp , s1 , ..., sp ) = dn (x1 , ..., xp , s1 , ..., sp ) (5.52)
n=0
n!
donde
Z b Z b
t1 ... tn x1 ... xp
dn (x1 , ..., xp , s1 , ..., sp ) = ... K dt1 ...dtn (5.53)
a a t1 ... tn s1 ... sp
en virtud del corolario del teorema de Hadamard. Por lo tanto, valorando los términos de la
serie (5.52), obtenemos un mayorante numérico:
por consiguiente, de acuerdo con el criterio de D’Alembert, la serie mayorante converge para
toda λ y, por el criterio de Weierstrass, obtenemos que la serie de Fredholm (5.52) converge
uniformemente para toda λ; es decir, es una función entera de λ.
La demostración efectuada es válida, inclusive, para el caso en que p = 0, por lo que, au-
tomáticamente, queda demostrada la convergencia uniforme de la serie (5.49) que también da
una función de λ analı́tica en todo el plano complejo λ.
Analicemos la expresión:
Z b Z b
... Dp (τ1 , ..., τp , τ1 , ..., τp , λ)dτ1 ...dτp (5.58)
a a
donde el menor Dp (τ1 , ..., τp , τ1 , ..., τp , λ) viene dado por (5.52). No es difı́cil ver que, de acuerdo
con (5.53):
Z b Z b
... dp (τ1 , ..., τp , τ1 , ..., τp )dτ1 ...dτp =
a a
Z b Z b Z b Z b
t1 ... tn τ1 ... τp
= ... dτ1 ...dτp ... K dt1 ...dtn ≡ dn+p (5.59)
a a a a t1 ... tn τ1 ... τp
Por consiguiente, para (5.58) obtenemos, haciendo el cambio de ı́ndice de sumatoria m = n+p:
110 José Marı́n Antuña
b b ∞
(−1)n λn
Z Z X
... Dp (τ1 , ..., τp , τ1 , ..., τp , λ)dτ1 ...dτp = dn+p =
a a n=0
n!
∞
X (−1)m λm−p
p dp D(λ)
= (−1) dm ≡ (−1)p (5.60)
m=p
(m − p)! dλp
Ası́ pues, obtenemos la Primera Relación entre el determinante de Fredholm y los menores
de Fredholm:
b b
dp D(λ)
Z Z
... Dp (τ1 , ..., τp , τ1 , ..., τp , λ)dτ1 ...dτp = (−1)p (5.61)
a a dλp
De manera similar, la simbologı́a ...t̆α ... y ...t̆β ... significarán que la variable t se encuentra en
lugar de xα o de sβ , respectivamente.
Las llamadas Relaciones Fundamentales de Fredholm se expresan por las siguientes ecua-
ciones:
para 1 ≤ α ≤ p.
para 1 ≤ β ≤ p.
K(t1 , t1 ) ... K(t1 , tn ) K(t1 , s1 ) ... K(t1 , sp )
...
t1 ... tn x1 ... xp K(tn , t1 ) ... K(tn tn ) K(tn , s1 ) ... K(tn , sp )
K ≡ (5.64)
t1 ... tn s1 ... sp K(x1 , t1 ) ... K(x1 tn ) K(x1 , s1 ) ... K(x1 , sp )
...
K(xp , t1 ) ... K(xp tn ) K(xp , s1 ) ... K(xp , sp )
t1 ... tn x1 ... xp
K =
t1 ... tn s1 ... sp
n
X
n+α+m t1 ... tn x1 ..̆α . xp
= (−1) K(xα , tm )K +
t1 ..̆m . tn s1 ... sp
m=1
p
X
n+α+m+β t1 ... tn x1 ..̆α . xp
+ (−1) K(xα , sβ )K (5.65)
t1 ... tn s1 ..̆β . sp
β=1
Ello implica multiplicar el primer sumando por (−1)n−m+α−1 , de manera que obtenemos:
n α
..t˘m ..
t1 ... tn x1 ... xp X t1 ..̆m . tn x1 xp
K =− K(xα , tm )K
t1 ... tn s1 ... sp t1 ..̆m . tn s1 ... sp
m=1
p
X t1 ... tn x1 ..̆α . xp
+ (−1)α+β K(xα , sβ )K (5.66)
t1 ... tn s1 ..̆β . sp
β=1
p
X
dn (x1 , ..., xp , s1 , ..., sp ) = (−1)α+β K(xα , sβ )dn (x1 , ..̆α ., xp , s1 , ..̆β ., sp ) −
β=1
n Z b
α
X
− K(xα , tm )dn−1 (x1 , ..t˘m .., xp , s1 , ..., sp )dtm ≡
m=1 a
p
X
≡ (−1)α+β K(xα , sβ )dn (x1 , ..̆α ., xp , s1 , ..̆β ., sp ) −
β=1
Z b
−n K(xα , t)dn−1 (x1 , ..t̆α .., xp , s1 , ..., sp )dt (5.67)
a
112 José Marı́n Antuña
Tomando en (5.62) y (5.63) p = 1, obtenemos, para el primer menor de Fredholm, las relaciones
siguientes:
Z b
D(x, s, λ) = K(x, s)D(λ) + λ K(x, t)D(t, s, λ)dt (5.68)
a
Z b
D(x, s, λ) = K(x, s)D(λ) + λ D(x, t, λ)K(t, s)dt (5.69)
a
Si llamamos
D(x, s, λ)
R(x, s, λ) = (5.70)
D(λ)
Z b
R(x, s, λ) = K(x, s) + λ K(x, t)R(t, s, λ)dt (5.71)
a
Z b
R(x, s, λ) = K(x, s) + λ R(x, t, λ)K(t, s)dt (5.72)
a
La función (5.70) es una función meromorfa en el plano complejo λ, tiene puntos singulares
tipo polo en los ceros de D(λ).
Una vez obtenidas las relaciones de Fredholm, pasaremos al estudio de los teoremas de Fred-
holm.
Teorema
Ecuación Integral de Fredholm de Segundo Tipo. Teorı́a General 113
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (5.73)
a
Z b
ϕ(x) = f (x) + R(x, s, λ)f (s)ds (5.74)
a
donde
D(x, s, λ)
R(x, s, λ) = (5.75)
D(λ)
es la resolvente de la ecuación.
Demostración:
Existencia:
Z b Z b
0 0 0
ϕ(x) = f (x) + K(x, s) f (s) + λ R(s, s , λ)f (s )ds ds =
a a
Z b Z b Z b
0 0 0
= f (x) + K(x, s)f (s)ds + λ K(x, s) λ R(s, s , λ)f (s )ds ds =
a a a
Z b Z b Z b
= f (x) + K(x, s)f (s)ds + λ λ K(x, s)R(s, s , λ)ds f (s0 )ds0 ≡
0
a a a
Z b Z b Z b
≡ f (x) + K(x, s)f (s)ds + λ λ K(x, t)R(t, s, λ)dt f (s)ds =
a a a
Z b Z b
= f (x) + λ K(x, s) + λ K(x, t)R(t, s, λ)dt f (s)ds =
a a
Z b
= f (x) + λ R(x, s, λ)f (s)ds ≡ ϕ(x) (5.76)
a
En (5.76) hemos obtenido la identidad ϕ(x) ≡ ϕ(x), lo que demuestra que la fórmula (5.74)
nos da la solución de la ecuación (5.73).
114 José Marı́n Antuña
Unicidad:
Z b Z b Z b
0 0 0
R(x, s, λ)ϕ(s)ds = R(x, s, λ) f (s) + λ K(s, s )ϕ(s )ds ds =
a a a
Z b Z b Z b
0 0 0
= R(x, s, λ)f (s)ds + R(x, s, λ) λ K(s, s )ϕ(s )ds ds =
a a a
Z b Z b
= R(x, s, λ)f (s)ds + {R(x, s, λ) − K(x, s)}ϕ(s)ds (5.77)
a a
Z b Z b
R(x, s, λ)ϕ(s)ds = K(x, s)ϕ(s)ds (5.78)
a a
La relación (5.78) debe ser satisfecha por toda solución de la ecuación (5.73).
Por consiguiente, cualquier solución de la ecuación (5.73) tiene que venir dada por la fórmula
(5.74), lo que demuestra la unicidad de la solución.
Demostrado el teorema.
Corolario
dm D(λ0 dp D(λ0 )
D(λ0 ) = 0, = 0, ∀m = 1, 2, ..., p − 1, 6= 0 (5.79)
dλm dλp
b b
dp D(λ0 )
Z Z
... Dp (x1 , ..., xp , x1 , ..., xp , λ0 )dx1 ...dxp = (−1)p 6= 0 (5.80)
a a dλp
En este conjunto existe un menor no idénticamente nulo. Siempre se encuentra tal menor.
Definición:
Se llama rango r de la raı́z λ0 del determinante de Fredholm D(λ) al menor orden de los
menores de Fredholm no iguales idénticamente a cero: 1 ≤ r ≤ p.
Con estas ideas previas, pasaremos a enunciar y demostrar el segundo teorema de Fredholm.
Teorema.
Z b
ϕ(x) = λ0 K(x, s)ϕ(s)ds (5.82)
a
Demostración:
Como, por definición de rango, se cumple que Dr (x1 , ..., xr , s1 , ...sr , λ0 ) 6= 0 idénticamente,
tendremos que existe al menos un punto x01 , ..., x0r , s01 , ..., s0r tal que
Para la función (5.84) ası́ definida, evidentemente, se cumple que ϕα (x0α ) = 1 y, además, que
ϕα (x0β ) = 0, ya que, en este último caso, el determinante en el numerador tiene dos columnas
iguales.
r
X
cα ϕα (x) = 0 (5.85)
α=1
entonces, teniendo en cuenta lo dicho arriba, tendremos que, evaluando (5.85) para x = x01 ,
obtenemos c1 = 0, evaluando para x = x02 , obtenemos c2 = 0 y ası́ sucesivamente, hasta llegar
a que, evaluando para x = x0r , cr = 0.
De acuerdo con la relación fundamental de Fredholm (5.62) del epı́grafe anterior, tenemos que:
Z b
ϕα (x) = λ0 K(x, t)ϕα (t)dt (5.89)
a
Demostremos, por último, que no existen otras soluciones que sean linealmente independientes,
es decir, que cualquier otra solución de la ecuación (5.82) es combinación lineal del sistema
(5.84).
Teniendo en cuenta la relación fundamental de Fredholm (5.63) del epı́grafe anterior con p =
r + 1 y β = r + 1, obtenemos para la función (5.90) la relación:
r
X Dr (x01 , ....̆α ..., x0r , sr1 , ...s0r , λ0 )
H(x, s, λ0 ) = (−1)α+r+1 K(x0α , s) +
α=1
Dr (x01 , ..., x0r , sr1 , ...s0r , λ0 )
Z b
+K(x, s) · 1 + λ0 H(x, t, λ0 )K(t, s)dt (5.91)
a
r
X Dr (x01 , ....̆α ..., x0r , sr1 , ...s0r , λ0 )
(−1)α+r+1 K(x0α , s) =
α=1
Dr (x01 , ..., x0r , sr1 , ...s0r , λ0 )
r
X
=− K(x0α , s)ϕα (x) (5.92)
α=1
Entonces, para la función (5.90) -que llamaremos resolvente generalizada- obtenemos, de (5.91),
teniendo en cuenta (5.92), la expresión:
Z b r
X
H(x, s, λ0 ) = K(x, s) + λ0 H(x, t, λ0 )K(t, s)dt − K(x0α , s)ϕα (x) (5.93)
a α=1
118 José Marı́n Antuña
Una vez obtenida esta relación y apoyados en ella, demostremos que cualquier solución de la
ecuación (5.82) es combinación lineal del sistema (5.84).
Para ello, supongamos que la función ϕ(x) es solución de la ecuación (5.82); ello significa que
se cumple la identidad:
Z b
ϕ(x) ≡ λ0 K(x, s)ϕ(s)ds (5.94)
a
Z b Z b Z b
0 0 0
H(x, s, λ0 )ϕ(s)ds − λ0 H(x, s, λ0 ) K(s, s )ϕ(s )ds ds ≡ 0 (5.95)
a a a
Restemos a la derecha de (5.94) la expresión (5.95); como ésta es cero, el resultado no se altera.
Z b Z b
ϕ(x) ≡ λ0 K(x, s)ϕ(s)ds − H(x, s, λ0 )ϕ(s)ds +
a a
Z b Z b
0 0 0
+λ0 H(x, s, λ0 ) K(s, s )ϕ(s )ds ds =
a a
r
Z bX r
X Z b
= λ0 K(x0α , s)ϕα (x)ϕ(s)ds = λ0 ϕα (x) K(x0α , s)ϕ(s)ds (5.96)
a α=1 α=1 a
Llamemos:
Z b
Aα = λ 0 K(x0α , s)ϕ(s)ds (5.97)
a
Demostrado el teorema.
Como resultado del primer y segundo teorema de Fredholm, ası́ como del corolario del primer
teorema, podemos enunciar el teorema conocido como Alternativa de Fredholm:
Ecuación Integral de Fredholm de Segundo Tipo. Teorı́a General 119
Teorema.
Si la ecuación integral de Fredholm de segundo tipo homogénea sólo tiene solución trivial,
entonces, la ecuación no homogénea tiene solución única.
Demostración:
El segundo teorema de Fredholm nos dice que si D(λ) = 0, entonces, la ecuación homogénea
tiene solución no trivial; pero en ese caso, de acuerdo con el primer teorema, no podemos
garantizar nada sobre la ecuación no homogénea, pues la resolvente, dada por la fórmula (5.75),
no está definida.
Por consiguiente, o no existe solución para la ecuación no homogénea o ésta tiene infinitas
soluciones.
Esta situación quedará precisada con el tercer teorema de Fredholm, que estudiaremos en el
próximo epı́grafe.
Demostrado el teorema.
Definiciones
3. Los autovalores del núcleo conjugado se definen como aquellos valores de µ para los cuales
D̄(µ) = 0 (5.101)
Es decir:
D∗ (µ∗ ) = 0 (5.102)
Z b
H̄(x, s, µ0 ) = K̄(x, s) + µ0 H̄(x, t, µ0 )K̄(t, s)dt −
a
r
X
− K̄(x0α , s)ψα (x) (5.104)
α=1
Z b
H(x, s, λ0 ) = K(x, s) + λ0 K(x, t)H(t, s, λ0 )dt −
a
r
X
− K(x, x0α )ψα∗ (s) (5.106)
α=1
Ecuación Integral de Fredholm de Segundo Tipo. Teorı́a General 121
Con las consideraciones previas del punto anterior, pasaremos a enunciar y demostrar el tercer
teorema de Fredholm que se expresa en los siguientes términos.
Teorema.
Sea D(λ0 ) = 0. Para que la ecuación integral de Fredholm de segundo tipo no homogénea
Z b
ϕ(x) = λ0 K(x, s)ϕ(s)ds + f (x) (5.107)
a
tenga solución es necesario y suficiente que la función f (x) sea ortogonal a la autofunción del
núcleo conjugado correspondiente al autovalor µ0 = λ∗0 .
Demostración:
1. Necesidad.
Supongamos que la ecuación (5.107) tiene por solución la función ϕ(x). Entonces, la ecuación
(5.107) se convierte en identidad.
Z b
∗
ϕ (x) ≡ K ∗ (X, s)ϕ∗ (s)ds + f ∗ (x) (5.108)
a
Multipliquemos (5.108) por la autofunción ψ(x) del núcleo conjugado correspondiente al auto-
valor µ0 e integremos entre a y b.
Z b Z b Z bZ b
∗ ∗
f (x)ψ(x)dx ≡ ϕ (x)ψ(x)dx − µ0 K ∗ (x, s)ϕ∗ (s)ψ(x)dxds =
a a a
Z b Z b a Z b
∗ ∗
= ϕ (x)ψ(x)dx − ϕ (s) µ0 K̄(s, x)ψ(x)dx ds =
a a a
Z b Z b
∗
= ϕ (x)ψ(x)dx − ϕ∗ (s)ψ(s)ds ≡ 0 (5.109)
a a
En el penúltimo paso hemos tenido en cuenta el hecho de que ψ(x) es la autofunción del núcleo
conjugado correspondiente al autovalor µ0 es decir, que
122 José Marı́n Antuña
Z b
ψ(s) ≡ µ0 K̄(s, x)ψ(x)dx (5.110)
a
Demostrada la necesidad.
2. Suficiencia.
Z b
ϕ(x) = f (x) + λ0 H(x, s, λ0 )f (s)ds (5.111)
a
Z b Z b
0 0 0
ϕ(x) = f (x) + λ0 K(x, s) f (s) + λ0 H(s, s , λ0 )f (s )ds ds =
a a
Z b Z bZ b
= f (x) + λ0 2
K(x, s)f (s)ds + λ0 K(x, s)H(s, s0 , λ0 )f (s0 )ds0 ds (5.112)
a a a
ϕ(x) = f (x) +
Z b( Z b r
X
)
+λ0 H(x, s, λ0 ) − λ0 K(x, t)H(t, s, λ0 )dt + K(x, x0α )ψα∗ (s) f (s)ds +
a a α=1
Z bZ b
+λ20 K(x, t)H(t, s, λ0 )f (s)dsdt =
a a
Z b Z bZ b
= f (x) + λ0 H(x, s, λ0 )f (s)ds − λ20 K(x, t)H(t, s, λo )f (s)dsdt +
a a a
r
X Z b Z bZ b
+λ0 K(x, x0α ) ψα∗ (s)f (s)ds + λ20 K(x, t)H(t, s, λ0 )f (s)dsdt ≡ ϕ(x) (5.113)
α=1 a a a
donde hemos tenido en cuenta (5.111) y el hecho de que la integral dentro de la sumatoria es
cero, en virtud de la ortogonalidad de f (x) con las autofunciones.
Al obtener la identidad ϕ(x) ≡ ϕ(x) queda comprobado que (5.111) satisface la ecuación, lo
que significa la existencia de la solución.
Ecuación Integral de Fredholm de Segundo Tipo. Teorı́a General 123
Demostrado el teorema.
Con los teoremas de Fredholm demostrados queda concluida la teorı́a general de las ecuaciones
integrales de Fredholm de segundo tipo con núcleo arbitrario.
Dada la importancia que revisten los núcleos simétricos para la Fı́sica estudiaremos en el
próximo capı́tulo algunos aspectos complementarios de la teorı́a para las ecuaciones con núcleo
simétrico.
124 José Marı́n Antuña
Capı́tulo 6
En el presente capı́tulo analizaremos las ecuaciones integrales de Fredholm de segundo tipo con
núcleo simétrico.
Z b
ϕ(x) = K(x, s)ϕ(s)ds (6.1)
a
De acuerdo con la teorı́a desarrollada en el epı́grafe anterior, la ecuación (6.1) tiene solución no
trivial para aquellos valores de λ que sean raı́ces de la ecuación D(λ) = 0.
Dichos valores, λ1 , λ2 ,..., λn ,... son los autovalores del núcleo, a los que les corresponden las
autofunciones ϕ1 (x), ϕ2 (x),..., ϕn (x), ...
Consideraremos que el núcleo de la ecuación (6.1) es simétrico. Ello significa que se cumple la
igualdad:
Dado el sistema de autovalores y autofunciones del núcleo simétrico K(x, s), pongamos en
correspondencia a dicho núcleo la serie bilineal:
125
126 José Marı́n Antuña
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
K(x, s) ∼ (6.3)
k=1
λk
Teorema.
Demostración:
Analicemos el núcleo
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
H(x, s) = K(x, s) − (6.4)
k=1
λk
de la ecuación
Z b
ϕ(x) = λ H(x, s)ϕ(s)ds (6.5)
a
que, de acuerdo con el teorema de existencia, tiene, al menos, un autovalor λ0 y una autofunción
ϕ0 (x).
Z b Z b (Z b " ∞
# )
X ϕk (x)ϕk (s)
ϕ0 (x)ϕm (x)dx ≡ K(x, s)ϕ0 (s) − ϕ0 (s) ds ϕm (x)dx ≡
a a a k=1
λk
Z b (Z b ∞ Z b )
ϕk (s)
X
≡ λ0 K(x, s)ϕm (x)dx − ϕk (x)ϕm (x)dx ϕ0 (s)ds =
a a k=1
λk a
Z b
ϕm (s) ϕm (s)
= λ0 − ϕ0 (s)ds ≡ 0 (6.6)
a λm λm
Aspectos Complementarios de la Teorı́a de Ecuaciones con Núcleo Simétrico 127
En las operaciones de (6.6) hemos tenido en cuenta, después de sustituir ϕ0 (x) por la identidad
que se obtiene de (6.5), que ϕm (x) son autofunciones del núcleo K(x, s) correspondientes a λm
y que, por lo tanto, son ortogonales, es decir:
Z b
ϕk (x)ϕm (x)dx = δkm (6.7)
a
La expresión (6.6) nos indica que, efectivamente, ϕ0 (x) es ortogonal a todas las autofunciones
ϕk (x) del núcleo K(x, s).
Demostremos, ahora, que ϕ0 (x) es, también, autofunción del núcleo K(x, s). Teniendo en
cuenta (6.6), obtenemos:
Z b( ∞
) Z b
X ϕk (x)ϕk (s)
ϕ0 (x) ≡ λ0 K(x, s) − ϕ0 (s)ds = λ0 K(x, s)ϕ0 (s)ds −
a k=1
λk a
∞
ϕk (x) b
X Z Z b
−λ0 ϕk (s)ϕ0 (s)ds ≡ λ0 K(x, s)ϕ0 (s)ds (6.8)
k=1
λk a a
Como conclusión llegarı́amos al absurdo de que, al ser ϕ0 (x) ortogonal a todas las autofunciones
del núcleo K(x, s) y ser, a su vez, autofunción de dicho núcleo, deberı́a ser ortogonal a sı́ misma.
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
K(x, s) ≡ (6.9)
k=1
λk
Demostrado el teorema.
Z b
Kn (x, s) = K(x, s)Kn−1 (t, s)dt, n = 1, 2, ... (6.10)
a
Según vimos en el Capı́tulo 2, las autofunciones ϕk (x) del núcleo K(x, s), correspondientes a
los autovalores λk , son también autofunciones del núcleo iterado (6.10) con autovalores λnk .
128 José Marı́n Antuña
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
Kn (x, s) ∼ (6.11)
k=1
λnk
Teorema.
Para el núcleo iterado (6.10) la serie bilineal (6.11) converge absoluta y uniformemente a él.
Demostración:
De acuerdo con (6.10), el núcleo iterado es emanante del núcleo K(x, s). Por lo tanto, por
el teorema de Hilbert-Schmidt, admite un desarrollo en serie de autofunciones convergente
absoluta y uniformemente:
∞
X
Kn (x, s) = Knk (s)ϕk (x) (6.12)
k=1
donde
Z b
ϕk (s)
Knk (s) = Kn (x, s)ϕk (x)dx ≡ (6.13)
a λnk
ya que las funciones ϕk (x) son autofunciones del núcleo iterado con autovalores λnk . Por con-
siguiente:
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
Kn (x, s) = (6.14)
k=1
λnk
Demostrado el teorema.
Definición.
El núcleo simétrico K(x, s) se llama definido positivo si todos sus autovalores son positivos
y se llama definido negativo si todos sus autovalores son negativos.
Z bZ b Z b Z b
I= K(x, s)f (x)f (s)dxds = f (x) K(x, s)f (s)ds dx =
a a a a
b ∞ ∞ ∞
fk b fk2
Z Z
X fk X X
= f (x) ϕk (x)dx = f (x)ϕk (x)dx ≡ (6.15)
a k=1
λk k=1
λk a k=1
λk
En este resultado hemos tenido en consideración el hecho de que la integral encerrada entre
llaves es la expresión de una función emanante del núcleo, por lo que, de acuerdo con el teorema
de Hilbert-Schmidt, admite el desarrollo en serie de autofunciones escrito.
Teorema.
Para que el núcleo K(x, s) sea definido positivo es necesario y suficiente que la integral (6.15)
cumpla que I ≥ 0.
Demostración:
Necesidad.
∞
X f2 k
≥0 (6.16)
k=1
λk
Suficiencia.
Sea K(x, s) definido positivo; es decir, que sus autovalores cumplen que λk > 0. Entonces,
tendremos que
∞
X f2 k
I= ≥0
k=1
λk
Demostrado el teorema.
Sin embargo, en ningún momento se ha hablado de un recı́proco para esta afirmación. Para los
núcleos definidos positivos y definidos negativos tiene lugar el siguiente teorema de Mercer.
Teorema.
130 José Marı́n Antuña
Si el núcleo K(x, s) es definido positivo o definido negativo, entonces, la serie bilineal converge
absoluta y uniformemente a dicho núcleo.
Demostración:
Sea K(x, s) un núcleo definido positivo; es decir, sus autovalores λk > 0. Analicemos la siguiente
función:
m
X ϕk (x)ϕk (s)
Hm (x, s) = K(x, s) − (6.17)
k=1
λk
Las autofunciones de K(x, s), excepto las m primeras, serán autofunciones de Hm (x, s). Por lo
tanto, Hm (x, s) es también definido positivo. En particular
m
X ϕ2 (x)
k
Hm (x, x) = K(x, x) − (6.18)
k=1
λk
Entonces, tomando
f (x) = 0, x no ∈ Sδx0
f (x) < 0, x ∈ Sδx0 (6.19)
obtendrı́amos I < 0, lo que es imposible, ya que, por hipótesis, K(x, s) es definido positivo.
Además, Hm (x, s) ≥ 0, pues, según vimos, también es definido positivo. Por consiguiente, de
(6.18), obtenemos que
m
X ϕ2 (x)
k
≤ K(x, x) (6.20)
k=1
λk
∞
X ϕ2 (x)
k
k=1
λk
Aspectos Complementarios de la Teorı́a de Ecuaciones con Núcleo Simétrico 131
m 2
X ϕk (x)
(6.21)
λk
k=n
m
(
m m
)1/2
( 2 2
X ϕ k x)ϕ k (s) X ϕ k (x) X ϕ k (x)
≤ < ε, ∀n, m > N (6.22)
λk λk λk
k=n k=n k=n
Demostremos, ahora, que la serie bilineal converge en media a nuestro núcleo K(x, s). Efecti-
vamente, tenemos que:
Z b" m
#2
X ϕk (x)ϕk (s)
K(x, s) − ds =
k=1 a λk
" #2
Z b m m
X ϕk (x)ϕk (s) X ϕk (x)ϕk (s)
K 2 (x, s) − 2K(x, s) + ds =
a λk k=1
λk
k=1
m m m
X ϕ2k (x) ϕ2k (x)
X X ϕ2k (x)
= K2 (x, x) − 2 + ≡ K 2 (x, x) − (6.23)
k=1
λ2k k=1
λ2k k=1
λ2k
Z b Z b
2
K (x, s)ds = K(x, s)K(x, s)ds ≡ K2 (x, x) (6.24)
a a
m b m m
ϕ2 (x)
Z
X ϕk (x) X ϕk (x) ϕk (x) X
k
2 K(x, s)ds ≡ 2 ≡2 (6.25)
k=1
λk a k=1
λk λk k=1
λ2k
y que:
132 José Marı́n Antuña
Z b "X m
#2 m Z b 2
ϕk (x)ϕk (s) X ϕk (x)ϕ2k (s)
ds = +
a k=1
λk k=1 a
λ2k
m X m m
ϕk (x)ϕl (x) b ϕ2k (x)
X Z X
+ ϕ k (s)ϕ l (s)ds = (6.26)
k=1 l=1
λ2k a k=1
λ2k
(k6=l)
pues
Z b
ϕk (s)ϕl (s)ds = δkl (6.27)
a
Z b" m
#2 m
2
X ϕk (x)ϕk (s) X ϕ k (x)
K(x, s) − ds = K2 (x, x) − <ε (6.28)
a k=1
λk
k=1
λ2k
para m > N , ya que, por el teorema anterior, la serie del núcleo iterado K2 (x, s) converge
uniformemente.
Por consiguiente, queda demostrada la convergencia en media de nuestra serie bilineal al núcleo
K(x, s).
Por último, como K(x, s) es continua y antes habı́amos demostrado la convergencia uniforme
de la serie bilineal, por el teorema de Dini concluimos la convergencia uniforme de la serie
bilineal al núcleo K(x, s).
Demostrado el teorema.
∞
X
R(x, s, λ) = λn−1 Kn (x, s) (6.29)
n=1
1
|λ| < (6.30)
M 2 (b − a)
∞
X
(λA)n ≡ I + λR(λ) (6.31)
n=0
1
|λ| < (6.32)
kAk
∞
X
R(x, s, λ) = λn−1 An (6.33)
n=1
Si el núcleo K(x, s) es simétrico, entonces, el núcleo iterado Kn (x, s) que aparece en (6.29) se
expresa a través de su serie bilineal. Por lo tanto, tendremos:
∞ ∞
X
n−1
X ϕk (x)ϕk (s)
R(x, s, λ) = K(x, s) + λ =
n=2 k=1
λnk
∞ ∞
1 X X λn
K(x, s) + ϕk (x)ϕk (s) =
λ k=1 n=2
λnk
∞
X λ
= K(x, s) + ϕk (x)ϕk (s) (6.34)
k=1
λk (λk − λ)
D(x, s, λ)
R(x, s, λ) = (6.35)
D(λ)
134 José Marı́n Antuña
Z b
D(x, x, λ)dx = D0 (λ) (6.36)
a
b
D0 (λ)
Z
R(x, x, λ)dx = (6.37)
a D(λ)
Por consiguiente, de acuerdo con (6.34), para los núcleos simétricos, obtenemos:
Z b Z b ∞
X λ
R(x, x, λ)dx = K(x, x)dx + (6.38)
a a k=1
λk (λk − λ)
Sea, ahora, λk0 una raı́z de la ecuación D(λ) = 0, de multiplicidad p. En virtud del teorema
sobre el residuo logarı́tmico de una función en su cero:
D0 (λ)
Res , λk0 = p (6.39)
D(λ)
Por consiguiente, si la raı́z tiene multiplicidad p, en la suma de la expresión (6.34) hay que
sumar por todas las autofunciones del autovalor λk0 de multiplicidad p.
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
K(x, s) = (6.40)
k=1
λk
∞
X ϕk (x)ϕk (s)
R(x, s, λ) = (6.41)
k=1
λk − λ
Como la expresión general de la solución de la ecuación integral es
Z b
ϕ(x) = f (x) + λ R(x, s, λ)f (s)ds (6.42)
a
∞ ∞
ϕk (x) b
Z
X X fk ϕk (x)
ϕ(x) = f (x) + λ ϕk (s)f (s)ds ≡ f (x) + λ (6.43)
k=1
λk − λ a k=1
λk − λ
7.1 Introducción
Z b
ϕ(x) = λ K(x, s)ϕ(s)ds (7.1)
a
Si tenemos una clase de funciones emanantes del núcleo, como se ve de (7.1), la solución existirá.
Si el núcleo es cerrado; es decir, si
Z b
K(x, s)F (s)ds = 0 (7.2)
a
implica que F (s) ≡ 0, entonces, se puede garantizar la unicidad. Sin embargo y pese a lo
dicho, persiste un obstáculo; la ecuación es un problema incorrecto. Escribamos la ecuación
operacional
y = Ax (7.3)
137
138 José Marı́n Antuña
Teorema.
Sea A un operador continuo que represente R en R1 y para el cual existe el operador inverso. Si,
a la vez, al compacto M ∈ R le corresponde el compacto M1 ∈ R1 , entonces, la representación
inversa en M1 es acotada.
Demostración:
Hay que demostrar que, para cualquier ε > 0, existe un δ > 0 tal que k ȳ − ȳ¯ k< δ implica que
k x̄ − x̄¯ k< ε, donde ȳ ∈ M1 , ȳ¯ ∈ M1 , x̄ = A−1 ȳ, x̄¯ = A−1 ȳ¯. Vamos a efectuar la demostración
por reducción al absurdo. Supongamos que, para ε > 0 y δ > 0 arriba mencionados, existen
ȳ1 y ȳ¯1 tales que, a pesar de ser k ȳ1 − ȳ¯1 k< δ, ocurre que k x̄1 − x̄¯1 k> ε. Tomemos por δ a
(n) (n) (n) (n)
δn = n1 y las sucesiones de vectores ȳ1 , ȳ¯1 , x̄1 y x̄¯1 . Como los conjuntos son compactos,
siempre se pueden lograr subsucesiones convergentes, es decir, tales que
(n) (n) (n) (n)
x̄1 → x̄1 , x̄¯1 → x̄¯1 , ȳ1 → ȳ1 , ȳ¯1 → ȳ¯1
Entonces, en el lı́mite para n → ∞, tendrı́amos que ȳ1 = ȳ¯1 en tanto que x̄1 6= x̄¯1 . Pero ésto es
absurdo, pues Ax̄ = ȳ y Ax̄¯ = ȳ¯. Por lo tanto, tiene que ser k x̄1 − x̄¯1 k< ε.
Demostrado el teorema.
Tratemos de escoger un conjunto compacto al que pertenezca la función ϕ(x). Todo nuestro
razonamiento será efectuado bajo la suposición de que el núcleo es cerrado. Los problemas
sobre la existencia serán analizados posteriormente.
Consideraremos que ϕ ∈ C(a, b); es decir, al espacio normado de funciones continuas en (a, b) y
que f ∈ L2 [c, d]; es decir, al espacio normado y separable de las funciones cuadrado integrables
en [c, d].
Z d Z b 2
Q= K(x, s)ϕ(s)ds − f (x) dx (7.4)
c a
Si logramos hallar una función ϕ(x) que realice el extremo de este funcional, ésta será la solución
de la ecuación integral de Fredholm de primer tipo (7.1).
Z b
R= {p(s)[ϕ0 (s)]2 + q(s)ϕ2 (s)}ds (7.5)
a
Lα [ϕ, f ] = Q + αR (7.6)
Si α es pequeña, el extremo del funcional (7.6) estará cercano al extremo del funcional (7.4);
es decir, a la solución de la ecuación (7.1). Las funciones ϕα (x) que realizan el extremo del
funcional Lα resultan una clase compacta de funciones a la cual pertenece ϕ(x). Existe una
teorı́a para la solución de las ecuaciones integrales de Fredholm de primer tipo que puede
resumirse en tres teoremas que, a continuación, veremos.
Teorema.
Para cualquier función continua f (x) y cualquier parámetro α > 0, existe una función única
ϕα (x) que realiza el mı́nimo del funcional (7.6).
Demostración:
Supongamos, inicialmente, que ϕα (x) existe y realiza el extremo del funcional (7.6); hallemos
la condición de extremo. Para ello, veamos la familia uniparamétrica de funciones:
será una función del parámetro β y si ϕα (x) nos da el extremo de (7.6), entonces, la función
(7.8) tendrá un extremo para β = 0. Por consiguiente, deberá cumplirse que
l0 (β)|β=0 = 0 (7.9)
Z d Z b Z b
0
l (0) = 2 K(x, s)ϕα (s)ds − f (x) K(x, s)ψ(s)ds dx +
c a a
Z b
+2α {p(s)ϕ0 (s)ψ 0 (s) + q(s)ϕ(s)ψ(s)}ds =
a
Z d Z b
2 [K(x, s)ϕα (s)ds − f (x)] K(x, s)ψ(s) dx + 2αp(s)ϕ0 (s)ψ(s)|ba +
c a
Z b
+2α [−(p(s)ϕ0 (s))0 + q(s)ϕ(s)]ψ(s)ds = 0 (7.10)
a
Z d Z b Z b
2 K(x, s)ϕα (s)ds − f (x) K(x, s)ψ(s)ds dx =
c a a
Z d Z b Z b
0 0 0
= 2 K(x, s )ϕα (s )ds K(x, s)ψ(s)ds dx −
c a a
Z d Z b
− 2 f (x) K(x, s)ψ(s)ds dx =
c a
Z b Z b Z d
= K(x, s)K(x, s )dx ϕα (s0 )ϕα (s)ds0 ds −
0
a a c
Z b Z d
− 2 K(x, s)f (x)dx ψ(s)ds =
a c
Z bZ b Z b
0 0 0
= H(s, s )ϕα (s )ϕα (s)ds ds − 2 F (s)ψ(s)ds (7.11)
a a a
Z d Z d
0 0
H(s, s ) = K(x, s)K(x, s )dx, F (s) = K(x, s)f (x)dx (7.12)
c c
Z b Z d
l0 (0)
0 0 0 0 0
= H(s, s )ϕα (s )ds − F (s) − α(p(s)ϕ (s)) − αq(s)ϕ(s) ψ(s)ds +
2 a c
+2αp(s)ϕ0 (s)ψ(s)|ba = 0 (7.13)
Tomemos las funciones ψ de forma tal que se anulen en los extremos del intervalo [a, b]. En-
tonces, de acuerdo con el Lema Fundamental del Cálculo Variacional, de (7.13) concluimos que
la función que realiza el extremo del funcional (7.6) debe ser solución de la ecuación:
Ecuación Integral de Fredholm de Primer Tipo 141
Z d
H(s, s0 )ϕα (s0 )ds0 − F (s) − α[(p(s)ϕ0 (s))0 − q(s)ϕ(s)] = 0 (7.14)
c
3) Unicidad de la solución.
Z b
1
ϕ(s) = − D(s, s0 )ϕ(s0 )ds0 + d(s) (7.16)
α a
donde
Z b Z b
0 0 1
D(s, s ) = G(s, t)H(s, s )dt, d(s) = G(s, t)F (t)dt (7.17)
a α a
Esto significa que (7.14) es equivalente a la ecuación integral de Fredholm de segundo tipo
(7.16). Como la ecuación (7.14) homogénea sólo tiene solución trivial, por lo tanto, por la
teorı́a de Fredholm, la ecuación no homogénea tiene solución única.
Tenemos que:
donde Mα es un funcional lineal respecto a ϕ y a ψ y que es igual a cero por (7.14). Por
consiguiente:
Teorema.
Z d Z b 2 Z b
Lα [ϕ, f ] = K(x, s)ϕ(s)ds − f0 (x) dx + α {p(s)[ϕ0 (s)]2 + q(s)ϕ2 (s)}ds (7.21)
c a a
Es decir, que si el extremo del funcional (7.21) es ϕ0 (s, α), el teorema afirma la convergencia
uniforme de esta función, para α → 0, a la solución de la ecuación (7.1) de inhomogeneidad
f0 (x).
Demostración:
Por hipótesis, la función ϕ0 (s, α) realiza el extremo del funcional (7.21). Por lo tanto
Z b
Lα [ϕ0 (s, α), f0 ] ≤ Lα [ϕ0 (s), f0 ] = α {p(s)[ϕ00 (s)]2 + q(s)ϕ20 (s)}ds ≡ αC0 (7.22)
a
La primera integral del funcional se anula, ya que ϕ0 (s) es solución de la ecuación (7.1); C0
es cierto número. Veamos en el espacio de funciones con primera derivada continua C 0 (a, b) la
clase de funciones que satisfacen la condición
Z b
{p[ϕ0 ]2 + qϕ2 }ds ≤ C0 (7.23)
a
Demostremos que esta clase de funciones es compacta; es decir, que satisface el teorema de
Artzelá. En otras palabras, hay que demostrar que esta clase de funciones es uniformemente
Ecuación Integral de Fredholm de Primer Tipo 143
acotada y equicontinua; entonces, por el teorema de Artzelá, será compacta. Tenemos que, en
particular, se cumple de (7.23) que:
Z b
p[ϕ0 ]2 ds ≤ C0 (7.24)
a
Es decir:
Z b
C0
[ϕ0 (s)]2 ds ≤ C1 ≡ (7.25)
a min p(s)
Z b
C0
ϕ2 (s)ds ≤ C2 ≡ (7.26)
a min q(s)
s2
Z
0
ϕ (s)ds = |ϕ(s2 ) − ϕ(s1 )| (7.27)
s1
Z Z 1/2
0 2
2
p
s2 [ϕ (s)] ds s2 1 ds
≤ C1 |s2 − s1 | (7.28)
s1 s1
2
De (7.28), tomando |s2 − s1 | < δ, donde δ = √ε , obtenemos que
C1
Z 1/2
s2 Z s2
[ϕ0 (s)]2 ds
12 ds <ε (7.29)
s1 s1
r
C2
|ϕ(s0 )| ≤ (7.31)
b−a
144 José Marı́n Antuña
y como
p
|ϕ(s) − ϕ(s0 )| ≤ C1 (b − a) (7.32)
concluimos que
r
C2 p
|ϕ(s)| ≤ + C1 (b − a) (7.33)
b−a
La desigualdad (7.33) se cumple, simultáneamente, para toda s ∈ [a, b] y toda ϕ(s) de la clase
de funciones analizada. Por lo tanto, queda demostrada la acotación uniforme. Ası́ pues, por el
teorema de Artzelá la clase M de funciones es compacta en C 0 (a, b). Veamos, ahora, la función:
Z b
f0 (x, α) = K(x, s)ϕ0 (s, α)ds (7.34)
a
Como para f¯ y f¯ pertenecientes a M1 tales que k f¯− f¯ k< δ corresponden ϕ̄ y ϕ̄¯ pertenecientes
a M1 tales que k ϕ̄ − ϕ̄¯ k< ε, en virtud del teorema sobre la continuidad de la representación
inversa de un conjunto compacto en un conjunto compacto, concluimos, por lo tanto, de (7.36)
que, para ε > 0, existe una α0 > 0 tal que, para α tales que 0 < α < α0 , se cumple que
y, por consiguiente
Definición.
Ecuación Integral de Fredholm de Primer Tipo 145
Entonces, para la familia regulada, de acuerdo con el primer y segundo teorema de Tı́jonov, se
cumple la convergencia uniforme:
ϕ(s, α) ⇒ ϕ(s), ∀α → 0
Es decir, el primer y segundo teorema de Tı́jonov dan como conclusión que el problema extremal
para el funcional (7.6) nos da la familia regulada de soluciones aproximadas.
Teorema.
Z b
K(x, s)ϕ(s)ds = f (x) (7.39)
a
Entonces, para cualquier ε > 0 y cualesquiera γ2 > γ1 > 0, existe una δ0 (ε, γ2 , γ1 , f0 ) > 0 tal
que si
para todo
δ2
γ1 < < γ2
α
Demostración:
146 José Marı́n Antuña
Tenemos que:
Z b
{p[ϕ0 ]2 + qϕ2 }ds ≤ γ2 + C0 (7.43)
a
k f¯ − f¯ k< δ0 (7.44)
se cumple que
δ0 (ε, γ2 , f0 )
δ0 (ε, γ2 , γ1 , f0 ) = q (7.47)
1 + γ2 γ+C 1
0
Por consiguiente,
Ecuación Integral de Fredholm de Primer Tipo 147
|ϕ1 (s, x) − ϕ0 (s)| ≤ |ϕ1 (s, x) − ϕ0 (s, α)| + |ϕ0 (s, x) − ϕ0 (s)| (7.48)
Para valores de α grandes, el primer sumando a la derecha de (7.48) es estable y pequeño por
el teorema del problema extremal, en tanto que el segundo sumando es inestable (grande).
Al disminuir α, el segundo sumando es más estable y tiende a cero para α → 0; sin embargo,
el primer sumando se hace inestable.
Es decir, el parámetro α juega el papel de regularizador; hay que elegirlo ni muy grande (en tal
caso converge el primer sumando y diverge el segundo), ni muy pequeño (converge el segundo
y diverge el primero), sino que hay que elegirlo dentro del diapasón dado por la relación
δ2
γ1 < < γ2 (7.49)
α
En su lugar resolvemos la ecuación con f1 (x) por el método de hallar la extremal ϕ1 (s, α) del
operador Lα descrito en el primer y segundo teorema de Tı́jonov.
Este tercer teorema de Tı́jonov afirma que esta función ϕ1 (s, α) es cercana a la solución real
ϕ0 (s) para valores cercanos entre sı́ de las inhomogeneidades f1 (x) y f0 (x), respectivamente,
para cierto diapasón del parámetro α.
Este resultado es muy importante, ya que en los problemas fı́sicos muy a menudo no se conoce la
forma exacta de la función f0 (x) y en su lugar sólo nos es factible conocer su forma aproximada
f1 (x).
148 José Marı́n Antuña
Capı́tulo 8
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x) (8.1)
−∞
donde suponemos que el núcleo es una función continua y acotada en todo el eje y cumple que
Z ∞
|K(x)|dx = M < ∞, |K(x)| < m (8.2)
−∞
Para las ecuaciones del tipo (8.1) la teorı́a de Fredholm desarrollada en el Capı́tulo 5 no es
aplicable, ya que en la expresión del determinante de Fredholm:
149
150 José Marı́n Antuña
∞ ∞ ∞
λ2
Z Z Z
K(t1 , t1 ) K(t1 , t2 )
D(λ) = 1 − λ K(t1 , t1 )dt1 +
K(t2 , t1 ) K(t2 , t2 )
dt1 dt2 + ... (8.3)
−∞ 2 −∞ −∞
las integrales divergen. Nosotros aquı́ trabajaremos en el espacio funcional {ϕ(x)} con x ∈
(−∞, ∞), donde ϕ(x) son funciones acotadas, continuas y con norma dada por
Recordemos que un operador A es continuo si, para ε > 0, existe una δ > 0 tal que k x1 −x2 k< δ
implica que k y1 −y2 k=k A(x1 −x2 ) k< ε y es completamente continuo si representa un conjunto
acotado en un conjunto compacto. Es fácil constatar que nuestro operador es acotado.
Efectivamente:
Z ∞
k Aϕ k≤k ϕ k |K(x − s)|ds = M k ϕ k (8.5)
−∞
Z ∞ Z ∞
K2 (x, s) = K(x − t)K(t − s)dt ≡ K(x − s − τ )K(τ )dτ ≡ K2 (x − s) (8.6)
−∞ −∞
∞ ∞
Z Z
|K2 (t)| = K(t − τ )K(τ )dτ ≤ |K(t − τ )K(τ )|dτ ≤ mM (8.7)
−∞ −∞
Además:
∞ ∞ ∞ Z ∞Z ∞
Z Z Z
|K2 (τ )dτ =
K(t − τ )K(τ )dτ dt ≤
|K(t − τ )K(τ )|dτ dt =
−∞ −∞ −∞ −∞ −∞
Z ∞ Z ∞
= |K(τ )| |K(t − τ )|dt dτ = M 2 (8.8)
−∞ −∞
De manera totalmente similar, podemos garantizar para el núcleo iterado de orden n que:
Z ∞
n
k A k≡ |Kn (t)|dt ≤ M n , |Kn (x, s)| ≤ nM n−1 (8.9)
−∞
Ecuaciones Integrales entre Lı́mites Infinitos 151
Es decir, los núcleos iterados y la norma del operador iterado son, también, acotados. De esta
forma, podemos garantizar la existencia de la resolvente
∞
X
R(t, λ) = λn−1 Kn (t) (8.10)
n=1
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds (8.11)
−∞
en la forma
Z ∞
iωx
e =λ K(t)eiω(x−t) dt = eiωx λK(ω) (8.13)
−∞
donde
Z ∞
K(ω) = K(t)e−iωt dt (8.14)
−∞
Por consiguiente, obtenemos que los autovalores de la ecuación (8.11) vienen dados por el
conjunto Λ de valores de la función
1
λ(ω) = (8.15)
K(ω)
Para un parámetro λ fijo en la ecuación (8.11), la ecuación λ(ω) = λ tiene, en general, varias
raı́ces ωk .
Es lógico preguntarse si existen, acaso, otros puntos del espectro del operador. La respuesta es
negativa y lo veremos más adelante.
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x) (8.16)
−∞
Z ∞
u(ω) = u(x)e−iωx dx (8.18)
−∞
Z ∞ Z ∞
−iωx
I(ω) = e K(x − s)ϕ(s)ds dx ≡ K(ω)ϕ(ω) (8.19)
−∞ −∞
f (ω)
ϕ(ω) = (8.20)
1 − λK(ω)
Z ∞
1 f (ω)dω
ϕ(x) = eiωx (8.21)
2π −∞ 1 − λK(ω)
donde hemos hecho uso de la expresión de la transformada inversa de Fourier. Las condiciones
de desarrollo de las funciones f y K en integral de Fourier y de integrabilidad absoluta de estas
funciones son suficientes para demostrar que ϕ(x) es solución de (8.16). En cada caso particular
esto se puede comprobar.
Ecuaciones Integrales entre Lı́mites Infinitos 153
Transformemos la fórmula (8.21) en una expresión más cómoda de analizar; después de ello,
las condiciones serán impuestas sólo a la función K. Tenemos, colocando (8.21) en (8.16):
Z ∞ Z ∞
λ iωs f (ω)dω
ϕ(x) = f (x) + K(x − s) e ds =
2π −∞ −∞ 1 − λK(ω)
Z ∞ Z ∞
λ f (ω) iωs
= f (x) + e K(x − s)ds dω (8.22)
2π −∞ 1 − λK(ω) −∞
Z ∞ Z ∞
iωs
e iωx
K(x − s)ds = e e−iωt K(t)dt ≡ eiωx K(ω) (8.23)
−∞ −∞
Z ∞
ϕ(x) = f (x) + λ R(x − s, λ)f (s)ds (8.24)
−∞
donde
∞
eiωt
Z
1
R(t, λ) = dω (8.25)
2π −∞ λ(ω) − λ
En esta forma de expresar la solución nos interesan, sólamente, las propiedades de R(t, λ). Las
condiciones de desarrollo de K(t) en integral de Fourier y de integrabilidad absoluta de K(ω)
son suficientes para garantizar que (8.24) es solución de la ecuación (8.16).
A modo de ejemplo ilustrativo, veamos el caso en que el núcleo de la ecuación (8.16) tiene la
forma:
2a
K(ω) = (8.27)
a2 + ω2
y, por consiguiente
154 José Marı́n Antuña
1 a2 + ω 2
λ(ω) = = (8.28)
K(ω) 2a
√
ω= 2aλ − a2 (8.29)
a
Figura 8.1: Plano λ con corte a partir del punto 2
De aquı́ que el conjunto espectral Λ existe para λ ≥ a/2. La resolvente será, de (8.25):
∞ ∞
eiωt eiωt dω
Z Z
1 a
R(t, λ) = dω = (8.30)
2π −∞ λ(ω) − λ π −∞ a2 + ω 2 − 2aλ
Para calcular (8.30) con la ayuda de residuos, consideremos λ y ω complejos. En el plano λ con
un corte efectuado a partir del punto λ = a/2 de ramificación de la función (8.29), (fig. 8.1) es
decir, tomando como corte el conjunto espectral Λ, quedará definida la rama univaluada
Ecuaciones Integrales entre Lı́mites Infinitos 155
√
ω1 = 2aλ − a2 (8.31)
de la función (8.29), para la cual Im ω > 0. Por consiguiente, la función (8.31) representa todo
el plano λ en el semiplano superior de ω. En el plano ω los puntos ω1 y −ω1 (fig. 8.2) son
raı́ces del divisor de (8.30).
Por lo tanto, considerando la integral para t ≥ 0 (para t < 0 cerramos por debajo, de acuerdo
con el lema de Jordan), obtenemos:
∞
eiωt dω
iωt
eiω1 t
Z
a a e
= 2πi Res , ω1 = 2a (8.32)
π −∞ ω 2 − (2aλ − a2 ) π ω 2 − ω12 2ω1
√
2
aei 2aλ−a |t|
R(t, λ) = √ (8.33)
2aλ − a2
156 José Marı́n Antuña
De la fórmula (8.25) se ve claro que si λ no pertenece al conjunto espectral Λ, lo que significa que
la ecuación homogénea (8.11) sólo tiene solución trivial, entonces, la ecuación no homogénea
(8.16) tiene solución única, dada por la fórmula (8.24), donde la resolvente se expresa por (8.25).
Esta afirmación es equivalente al primer teorema de Fredholm.
Por otra parte, para los valores del espectro Λ, la ecuación homogénea, de acuerdo con lo visto
en el epı́grafe anterior, tiene solución no trivial (autofunciones), lo que equivale al segundo
teorema de Fredholm para nuestro caso.
De la expresión (8.20) se ve que si λ ∈ Λ y si el numerador f (ω) tiene un cero del mismo orden
que el denominador 1 − λK(ω) en aquellos puntos ω donde el denominador es cero, entonces,
existirá la solución.
Z ∞
f (ωk ) ≡ e−iωk x f (x)dx = 0 (8.34)
−∞
Veamos esto más detenidamente. Para ello, analicemos los gráficos de las funciones K(ω) y
λ(ω), a los que supondremos la forma presentada en la figura 8.3 (a) y (b).
Para ello, tengamos en cuenta la dependencia funcional inversa ω = ω(λ) y para un autovalor
dado λ0 , llamemos ω0 = ω(λ0 ). Con ayuda del desarrollo de Taylor podemos escribir que
dλ K 0 (ω)
= 2 (8.36)
dω K (ω)
Ecuaciones Integrales entre Lı́mites Infinitos 157
Por consiguiente:
K 2 (ω0 )
ω 0 (λ0 ) = (8.37)
K 0 (ω0 )
K 2 (ω0 )
ω(λ) = ω(λ0 ) − ∆λ (8.38)
K 0 (ω0 )
Hagamos una prolongación analı́tica al plano complejo λ, considerando
Entonces, en el plano complejo ω, las dos raı́ces ω0 y −ω0 , que están originalmente sobre el
eje real de dicho plano, se desplazan como se indica en la figura 8.4(b). En la figura 8.4(a) se
158 José Marı́n Antuña
muestra el plano λ.
Esto significa -pues ν > 0- que si nos acercamos al punto λ0 en el plano complejo λ desde el
semiplano superior (lo que se indica en la figura 8.4(a) con una flecha), los puntos en el plano
complejo ω, que se encuentran desplazados según se muestra en la figura 8.4(b), se acercarán
al eje real por debajo y por encima, respectivamente.
Todo lo dicho queda claro, si observamos el gráfico de K(ω) en la figura 8.3(a). En ella, para
ω0 > 0, tenemos K 0 (ω0 ) < 0 y, de (8.38), por lo tanto
K 2 (ω0 )
ω(λ) = ω0 + iν (8.40)
|K 0 (ω0 )|
Si ω0 < 0 la situación se invierte, ya que, en ese caso, K 0 (ω0 ) > 0 y, por tanto, el desplazamiento
es hacia abajo.
Ecuaciones Integrales entre Lı́mites Infinitos 159
Z ∞
1
ϕ(x, λ) = eiωx ϕ(ω, λ)dω (8.41)
2π −∞
Veamos a dónde tiende esta integral, para ν → 0. Para ello, analicemos la integral siguiente:
Z
1
ϕ+ (x, λ0 ) = eiωx ϕ(ω, λ0 )dω (8.42)
2π C+
Esta integral no varı́a para ν → 0, pues los puntos desplazados tienden a los puntos −ω0 y ω0
del eje real, como indican las flechas en la figura 8.5 y su valor se calculará, teniendo en cuenta
160 José Marı́n Antuña
el lema de Jordan, por el residuo en el punto desplazado al semiplano superior (en este caso,
ω0 ) si x > 0 y por el residuo en el punto desplazado al semiplano inferior (−ω0 ) si x < 0.
Si, ahora, el desplazamiento de λ es efectuado al semiplano inferior (es decir, si tomamos ν < 0),
entonces, se invertirá el desplazamiento de los puntos ω0 y −ω0 , de manera que, analizando la
integral
Z
1
ϕ− (x, λ0 ) = eiωx ϕ(ω, λ0 )dω (8.43)
2π C−
por el contorno dibujado en la figura 8.6, tendremos, por el lema de Jordan, que ella será
calculada por el residuo en el punto desplazado al semiplano superior, que en este caso será
−ω0 , para x > 0 y, para x < 0, tendremos que tomar el residuo en ω0 .
Z ∞
ϕ+ (x, λ0 ) + ϕ− (x, λ0 ) 1
ϕ0 (x, λ0 ) = = eiωx ϕ(ω, λ0 )dω (8.44)
2 2π −∞
donde hemos tomado el lı́mite, para cuando el radio de las semicircunferencias en las figuras
8.5 y 8.6 tiende a cero (es decir, tomamos la integral por el eje real en el sentido de su valor
principal).
Si λ0 tiene raı́ces múltiples, todo el análisis efectuado se complica y hay que establecer mayores
exigencias a las funciones K(ω) y f (ω). No realizaremos este análisis aquı́.
Z ∞
1
R(x, λ) = eiωx R(ω, λ0 )dω (8.45)
2π −∞
donde
1 K(ω)
R(ω, λ) = ≡ (8.46)
λ(ω) − λ λ − λK(ω)
Z ∞
ϕ(x) = λ e−a|x−s| ϕ(s)ds + e−a|x| (8.47)
−∞
2a
K(ω) = f (ω) = (8.48)
a2 + ω 2
Los gráficos de K(ω) y λ(ω) se muestran en la figura 8.7 (a) (b). Aquı́ tendremos:
f (ω) 2a
ϕ(ω, λ) = = 2 (8.49)
1 − K(ω) ω − (2aλ − a2 )
K(ω) 2a
R(ω, λ) = = 2 (8.50)
1 − λK(ω) ω − (2aλ − a2 )
162 José Marı́n Antuña
o sea, la misma expresión de la transformada, por lo que sus transformadas inversas serán
iguales. Para ω(λ) tendremos:
√
ω(λ) = 2aλ − a2 (8.51)
Consideremos que 0 < arg (2aλ − a2 ) < 2π. Entonces, se obtiene, en general:
2aeiωx
Z
1
ϕ+ (x, λ) = R+ (x, λ) = dω (8.52)
2π C+ ω 2 − (2aλ − a2 )
2aeiω(λ)x
ϕ+ (x, λ) = i , ∀x > 0
2ω(λ)
2ae−iω(λ)x
ϕ+ (x, λ) = −i , ∀x < 0 (8.53)
−2ω(λ)
Es decir, finalmente:
√
2aλ−a2 |x|
ei
ϕ+ (x, λ) = ia √ (8.54)
2aλ − a2
√
2
e−i| 2aλ−a ||x|
ϕ− (x, λ) = −ia √ (8.55)
| 2aλ − a2 |
Estos valores son idénticos para R+ (x, λ) y R− (x, λ), respectivamente. Entonces, de acuerdo
con (8.44), tendremos:
a √
ϕ0 (x, λ) = − √ sin[| 2aλ − a2 ||x|] (8.56)
| 2aλ − a2 |
ϕ+ − ϕ− ia √
= √ cos[| 2aλ − a2 ||x|] (8.57)
2 | 2aλ − a2 |
√ √
ϕ(x, λ) = ϕ0 (x, λ) + A(λ) cos[| 2aλ − a2 ||x|] + B(λ) sin[| 2aλ − a2 ||x|] (8.58)
Es conveniente destacar que, con ello, no se agota ni con mucho la teorı́a de ecuaciones integrales;
simplemente, hemos presentado algunos de los aspectos más relevantes de la misma.
El lector interesado en ampliar y profundizar en este tema, debe remitirse a la literatura espe-
cializada sobre el mismo.
164 José Marı́n Antuña
Capı́tulo 9
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x)
0
V.A. Fok hizo una importante contribución al desarrollo de métodos generales de solución de
este tipo de ecuaciones (V.A. Fok, Sobre algunas ecuaciones integrales de la Fı́sica Matemática,
Cuadernos de Matemática 14 (en ruso), (1944)).
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x) (9.1)
−∞
165
166 José Marı́n Antuña
R∞ R∞
Para valores reales de λ y las condiciones −∞
|f (x)|2 dx < A, −∞
|K(x)|2 dx < 1, esta ecuación
tiene solución única.
Z ∞ Z ∞
1 1
U (k) = √ u(x)e ikx
dx ↔ u(x) = √ U (k)e−ikx dx (9.2)
2π −∞ 2π −∞
Z ∞Z ∞
1
u(x) = u(s)eik(s−x) dsdk =
2π −∞ −∞
Z ∞ Z ∞ Z ∞
1 1 −ikx 1
=√ √ iks
u(s)e ds e dk ≡ √ U (k)e−ikx dk (9.3)
2π −∞ 2π −∞ 2π −∞
Z ∞ Z ∞
λ ikx
Φ(k) = √ e K(x − s)ϕ(s)dsdx + F (k) (9.4)
2π −∞ −∞
Calculemos:
Z ∞ Z ∞ Z ∞ Z ∞
λ ikx λ iks
√ e K(x − s)ϕ(s)dsdx = √ ϕ(s) K(x − s)e dx ds =
2π −∞ −∞ 2π −∞ −∞
= {y = x − s} =
Z ∞ Z ∞ Z ∞ Z ∞
λ ik(y+s) λ iks
√ ϕ(s) K(y)e dy ds = √ ϕ(s)e K(y)eiky dy =
2π −∞ −∞ 2π −∞ −∞
λ √ √ √
= √ 2πΦ(k) 2πK(k) = λ 2πΦ(k)K(k) (9.5)
2π
Ası́,
√
Φ(k) = λ 2πΦ(k)K(k) + F (k) (9.6)
De aquı́,
F (k)
Φ(k) = √
1 − λ 2πK(k)
El Método de Wiener-Hopf (Método de Factorización) 167
por tanto,
∞ ∞
F (k)e−ikx
Z Z
1 −ikx 1
ϕ(x) = √ Φ(k)e dk = √ √ dk (9.7)
2π −∞ 2π −∞ 1 − λ 2πK(k)
√ F (k)K(k) √
Φ(k) − F (k) = λ 2π √ = λ 2πR(k)F (k) (9.8)
1 − λ 2πK(k)
donde
K(k)
R(k) = √ (9.9)
1 − λ 2πK(k)
y por tanto,
Z ∞
ϕ(x) = f (x) + λ R(x − s)f (s)ds (9.10)
−∞
donde
Z ∞
1
R(x) = √ R(k)e−ikx dk (9.11)
2π −∞
Hasta aquı́ todo es igual al Capı́tulo anterior, aunque se haya empleado otra forma de definir
la transformada de Fourier.
Los resultados deben ser iguales, con tal de que se respete en todo momento el convenio inicial.
Se puede comprobar fácilmente que para el ejemplo del Capı́tulo anterior
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x) (9.12)
−∞
Z ∞ √
aλ a2 −2aλ
ϕ(x) = f (x) + √ e−|x−s| f (s)ds (9.13)
a2 − 2aλ −∞
O sea, para las ecuaciones entre lı́mites infinitos podemos trabajar con transformadas de Fourier
y con las restricciones adecuadas a las funciones, obtener las soluciones.
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x) (9.14)
0
Para ello, estudiaremos la transformada de Laplace como función de variable compleja y sus
propiedades analı́ticas.
Z ∞
1
F (k) = √ f (x)eikx dx (9.15)
2π −∞
Supongamos a k compleja, y veamos las propiedades de F (k) como función de variable compleja.
Para ello escribamos f (x) = f− (x) + f+ (x), con
f− (x) = 0, ∀x > 0
f− (x) = f (x), ∀x < 0 (9.17)
Entonces,
Z 0 Z ∞
1 ikx 1
F (k) = √ f− (x)e dx + √ f+ (x)eikx dx = F− (k) + F+ (k) (9.18)
2π −∞ 2π 0
Veamos
Z ∞
1
F+ (k) = √ f+ (x)eikx dx (9.19)
2π 0
El Método de Wiener-Hopf (Método de Factorización) 169
Sea
∞ ∞ ∞
Z Z Z
e−(k2 −τ− )x dx =
ikx
ik1 x−k2 x
f+ (x)e dx ≤ |f+ (x)||e |dx < M
0 0 0
M M
= e−(k2 −τ− )x |0∞ = <∞ (9.21)
k2 − τ− k2 − τ−
Por lo tanto, F+ (k) es analı́tica para Im k > τ− y F+ (k) → 0, ∀k → ∞ en ese dominio. Nos
preguntamos ahora cómo hallar f+ (x) a partir de F+ (k).
Z ∞ Z a+i∞
−px 1
F (p) = f (x)e dx; f (x) = F (p)epx dp (9.22)
0 2πi a−i∞
lo que equivale a que integramos por una recta paralela al eje Im p que pasa por el punto
Re p = a.
Entonces tendremos
Z ∞
F (−ik) = f+ (x)eikx dx ≡ F+ (k) (9.23)
0
y, por tanto,
Z −∞+ia Z ∞+ia
1 −ikx 1
f+ (x) = F (−ik)e (−idk) ≡ F+ (k)e−ikx dk (9.24)
2πi ∞+ia 2π −∞+ia
Por consiguiente, como F+ (k) es analı́tica para Im k > τ− , para hallar la antitransformada inte-
gramos por cualquier recta paralela al eje real contenida en el semiplano superior de analiticidad.
1 √1 , √1 .
En vez de 2π
pondremos 2π
ya que en la transformada directa utilizamos 2π
Ası́ pues,
170 José Marı́n Antuña
Z ∞+ia
1
f+ (x) = √ F+ (k)e−ikx dk (9.25)
2π −∞+ia
con a > τ− .
Debemos observar que si τ− < 0, entonces f+ (x) es decreciente exponencialmente para el semieje
positivo, y viceversa. O sea, existe su transformada con k real, el dominio de analiticidad
contiene al eje real y podemos integrar por el eje real, con a = 0 y la fórmula que se obtiene es
la habitual.
Pero si τ− > 0 (o sea, f+ (x) crece exponencialmente para el semieje positivo), entonces el
dominio de analiticidad no contiene al eje real y por tanto no existe F+ (k) con k real, pero sı́
existe con k complejo, y f+ (x) se halla por la fórmula obtenida.
Esto, por tanto es una prolongación de la transformada de Fourier al plano complejo k que
permite extender su uso a funciones no integrables absolutamente en el eje real.
para x → −∞.
Su transformada de Fourier
Z 0
1
F− (k) = √ f− (x)eikx dx (9.27)
2π −∞
Z ∞+iτ
1
f− (x) = √ F− (k)e−ikx dk (9.28)
2π −∞+iτ
con τ < τ+ . El razonamiento que sigue es igual al anterior: si τ+ > 0, el dominio de analiticidad
de F− (k) contiene al eje real, pero si τ+ < 0 (o sea, f− (x) crece exponencialmente), entonces no
lo contiene y por tanto sı́ existe F− (k) de variable compleja, pero no existe F− (k) de variable
real.
Z 0
1
F (k) = √ f (x)eikx dx (9.29)
2π −∞
es analı́tica respecto a k compleja en la franja τ− < Im k < τ+ , que puede contener o no al eje
Re k (en dependencia de los signos de τ− y de τ+ ).
El Método de Wiener-Hopf (Método de Factorización) 171
Entonces,
Z ∞+iτ
1
f (x) = √ F (k)e−ikx dk (9.30)
2π −∞+iτ
En el Capı́tulo anterior vimos el ejemplo K(x) = e−a|x| . A la luz de lo visto ahora, su transfor-
mada de Fourier
1 1
F (k) = √
2π a + k 2
2
es analı́tica en la franja −a < Im k < a (que contiene al eje real, pues K(x) es decreciente
exponencialmente, lo que implica que existe la transformada en el sentido antiguo).
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds (9.31)
0
Introduzcamos
ϕ+ (x) = 0, ∀x < 0
ϕ− (x) = ϕ(x), ∀x > 0 (9.33)
Z ∞
ϕ− (x) = λ K(x − s)ϕ+ (s)ds, ∀x < 0 (9.34)
0
172 José Marı́n Antuña
Z ∞
ϕ+ (x) = λ K(x − s)ϕ+ (s)ds, ∀x > 0 (9.35)
0
Z ∞
ϕ− (x) + ϕ+ (x) = λ K(x − s)ϕ+ (s)ds, ∀x (9.36)
0
O sea, ϕ+ (x) es solución de la ecuación integral, y ϕ− (x) se expresa a través de ella. Supongamos
que
Z ∞
1
K(k) = √ K(x)eikx dx (9.39)
2π −∞
con µ < τ+ .
Entonces tenemos:
∞ ∞
Z Z
K(x − s)ϕ+ (s)ds ≤ |K(x − s)||ϕ+ (s)|ds = {y = x − s} =
0 0
Z −∞
− |K(y)||ϕ+ (x − y)|dy =
Z xx Z x
M M1 (τ+ −µ)y x
= |K(y)||ϕ+ (x − y)|dy < M M1 e µx
e(τ+ −µ)y dy = e |−∞ =
−∞ −∞ τ+ − µ
M M1 µx τ+ x −µx
= (∀τ+ − µ > 0) = e e e (9.41)
τ+ − µ
Z ∞
1
ϕ+ (x) ↔ Φ+ (k) = √ ϕ+ (x)eikx dx (9.43)
2π 0
Z 0
1
ϕ− (x) ↔ Φ− (k) = √ ϕ− (x)eikx dx (9.44)
2π −∞
Como µ < τ+ , entonces hay una franja (µ < Im k < τ+ ) donde Φ+ (k) y Φ− (k) son a la vez
analı́ticas.
√
Φ+ (k) + Φ− (k) = λ 2πK(k)Φ+ (k) (9.45)
ası́,
√
[1 − λ 2π]Φ+ (k) + Φ− (k) = 0 (9.46)
L+ (k)
L(k) = (9.48)
L− (k)
Por el teorema de unicidad de las funciones analı́ticas, existe una sola función entera que coincide
con ellas en la franja y con cada una por separado en los semiplanos respectivos: Pn (k).
Esta función crece para k → ∞ igual que lo hacen L+ (k)Φ+ (k) y L− (k)Φ− (k). Entonces,
Pn (k) Pn (k)
Φ+ (k) = ; Φ− (k) = (9.50)
L+ (k) L− (k)
La solución dependerá de constantes arbitrarias que se pueden hallar a partir de las condiciones
del problema en cuestión.
Ejemplo
Sea la ecuación
Z ∞
ϕ(x) = e−|x−s| ϕ(s)ds (9.51)
0
1 2
K(k) = √ 2
(9.52)
2π k + 1
Ası́,
√ 1 2 2λ k 2 − 2λ + 1
L(k) = 1 − λ 2π √ = 1 − = =
2π k 2 + 1 k2 + 1 k2 + 1
k2 −2λ+1
k+i L+ (k)
= ≡ (9.53)
k−i L− (k)
k 2 − (2λ − 1)
L+ (k) = (9.54)
k+i
2
√ un cero en k = (2λ − 1) y es analı́tica univaluada y diferente de cero para Im k >
tiene
Im 2λ − 1.
√ √
Para 0 < λ < 21 esta región se define por la condición Im k > 1 − 2λ con 1 − 2λ ≤ µ < 1.
Para λ > 12 L+ (k) es analı́tica y diferente de cero para Im k > 0. (Tiene un polo en k = −i,
pero queda fuera del semiplano donde es univaluada).
El Método de Wiener-Hopf (Método de Factorización) 175
L− (k) = k − i (9.55)
tiene un cero en k = i, por lo que es analı́tica univaluada y diferente de cero para Im k < 1 (o
sea, logramos determinar ese semiplano de analiticidad para ella).
Ası́ las cosas, hemos logrado la factorización necesitada de la función L(k) dada en la ecuación
(9.53).
k 2 − (2λ − 1)
Φ+ (k)L+ (k) = Φ+ (k) (9.56)
k+i
Igual,
Como Φ+ (k) tiende a cero cuando k → ∞, en tanto L+ (k) dada por (9.54) tiende a ∞ como
k 1 cuando k → ∞, concluı́mos que la función entera que coincide con ambas en la franja en
este caso es un polinomio de grado cero (Pn (x) = C). Por tanto
de donde
k+i
Φ+ (k) = C (9.59)
k2 − 2λ + 1
por lo que
Z ∞+iτ
C k+i
ϕ+ (x) = √ e−ikx dk (9.60)
2π −∞+iτ k2 − (2λ − 1)
Aplicando residuos cerramos el contorno por debajo para que se cumplan los requisitos del
Lema de Jordan,
√ ya que x > 0 y obtenemos (los dos polos simples están sobre el eje Re k y son
iguales a ± 2λ − 1):
176 José Marı́n Antuña
√ √
i
C k+i −ikx
h
ϕ+ (x) = − √ 2πi Res 2 e , 2λ − 1 + Res ..., − 2λ − 1 =
2π k − (2λ − 1)
√ √
√
2λ − 1 + i −ix√2λ−1 − 2λ − 1 + i ix√2λ−1
= −C 2πi √ e + √ e =
2 2λ − 1 −2 2λ − 1
" √ √ #
√ 1 −ix√2λ−1 1 e−ix 2λ−1 1 ix√2λ−1 1 eix 2λ−1
= −iC 2π e − √ + e + √ (9.61)
2 2i 2λ − 1 2 2i 2λ − 1
√
Finalmente, haciendo D = −iC 2π, obtenemos:
√
√
sin x 2λ − 1
ϕ+ (x) = D cos x 2λ − 1 + √ (9.62)
2λ − 1
Observemos que para 0 < λ < 12 esta solución crece exponencialmente con x y que para
1
2
< λ < ∞ es acotada en el infinito.
Conclusión:
donde A(k), B(k) y C(k) son funciones conocidas de la variable compleja k en la franja τ− <
Im k < τ+ , y A y B son diferentes de cero en dicha franja.
A(k) L+ (k)
= (9.66)
B(k) L− (k)
(llamada primera factorización), donde L+ (k) es analı́tica y diferente de cero en Im k > τ−0 y
L− (k) es analı́tica y distinta de cero en Im k < τ+0 , de forma tal que las franjas τ− < Im k < τ+
y τ−0 < Im k < τ+0 tengan una parte común, es decir, una intersección no nula.
C(k)
L+ (k)Ψ+ (k) + L− (k)Ψ− (k) + L− (k) =0 (9.67)
B(k)
C(k)
L− (k) = D+ (k) + D− (k) (9.68)
B(k)
(llamada segunda factorización), donde D+ (k) es analı́tica en Im k > τ−00 y D− (k) es analı́tica
en Im k < τ+00 .
Si las tres franjas: τ− < Im k < τ+ , τ−0 < Im k < τ+0 y τ−00 < Im k < τ+00 tienen una parte común
en la franja τ−0 < Im k < τ+0 , entonces en esta franja se puede escribir
donde L+ (k)Ψ+ (k) + D+ (k) es analı́tica para Im k > τ−0 y −L− (k)Ψ− (k) − D− (k) es analı́tica
para Im k < τ+0 .
Por tanto, existe una función única entera Pn (k) que coincide con ellas en cada semiplano y
con las dos en la franja.
Entonces, despejando
Pn (k) − D+ (k)
Ψ+ (k) = (9.70)
L+ (k)
Todo el método está debidamente fundamentado con teoremas, que el lector interesado en
profundizar en este método puede encontrar en el libro de Teorı́a de Funciones de Variable
Compleja de los autores Sveshnikov y Tijonov, publicado por la editorial ”Mir” en inglés.
Z ∞
ϕ(x) = λ K(x − s)ϕ(s)ds + f (x) (9.72)
0
definimos:
ϕ+ (x) = 0, ∀x < 0
ϕ+ (x) = ϕ(x), ∀x > 0 (9.73)
f+ (x) = 0, ∀x < 0
f+ (x) = f (x), ∀x > 0 (9.75)
con µ < τ+ .
√
Φ+ (k) + Φ− (k) = 2πλK(k)Φ+ (k) + F+ (k) + F− (k) (9.79)
o sea,
El Método de Wiener-Hopf (Método de Factorización) 179
L+ (k)
L(k) = (9.81)
L− (k)
Entonces,
tendremos
L+ (k)Φ+ (k) − D+ (k) = −L− (k)Φ− (k) + L− (k)F− (k) + D− (k) = Pn (k) (9.84)
de donde
Pn (k) + D+ (k)
Φ+ (k) =
L+ (k)
−Pn (k) + L− (k)F− (k) + D− (k)
Φ− (k) = (9.85)
L− (k)
√
1. λn = n2 π 2 , ϕn (x) = 2 sin nπx, n = 1, 2, ...
1 1 1 1
λ1 = , ϕ1 (x) = √ (sin x + cos x), λ2 = − , ϕ2 (x) = √ (sin x − cos x)
π 2π π 2π
Solución de la ecuación no homogénea:
sin x + cos x
ϕ(x) =
1−π
q q
3. λ1 = λ2 = π2 , ϕ1 (x) = π2 cos x, ϕ2 (x) = π2 sin x
3
ϕ(x) = Kx2 − x
2
donde K es una constante arbitraria.
181
182 José Marı́n Antuña
x2 + 2
ϕ(x) =
x
8. Autovalor y autofunción de la ecuación homogénea:
r
3
λ0 = 1, ϕ0 (x) = x
7
Solución de la ecuación no homogénea: ϕ(x) = −x.
Bibliografı́a
Referencias
183