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ARBOL DE FUEGO

Son tan vivos los rubores


de tus flores, raro amigo,
que yo a tus flores les digo:
"Corazones hechos flores".

Y a pensar a veces llego:


Si este árbol labios se hiciera...
¡ah, cuánto beso naciera
de tantos labios de fuego...!

Amigo: qué lindos trajes


te ha regalado el Señor;
te prefirió con su amor
vistiendo de celajes...

Qué bueno el cielo contigo,


árbol de la tierra mía...
Con el alma te bendigo,
porque me das tu poesía...

Bajo un jardín de celajes,


al verte estuve creyendo
que ya el sol se estaba hundiendo
adentro de tus ramajes.
Espejo

Miré a la dulce niña del pasado


con piel ansiosa y con el ojo puro,
dibujando su forma contra el muro
donde el amor la había equivocado.
Era yo misma…cuerpo ya olvidado,
gesto de ayer y corazón seguro;
simple inocencia en el afán oscuro
y ssecreto del canto inaugurado.
Estaba allí, casual y sensitiva,
dueña del dardo y la manzana viva
en trémula quietud y extraño aliento.
Toqué su falda de vergel y danza,
entré en el corazón de la esperanza,
y recogí el engaño del momento.

DOLOR TREMENDO
Pienso en los niños pobres de mi tierra...
En Colorado Springs no hay gente mala.
Cómo quieren al perro y a su perra,
¡son los mejores muebles de la sala!

Aquí perros con suéter y bufandas,


con la alegria azul sobre los ojos.
Allá en mi tierra bajo jacarandas
niños pores sacándose los piojos...

Aquí toman los perros el desayuno


con leche, tostaditas, granizado.
¡Desconocen la pena del ayuno!

Qué tremendo, tremendo este dolor:


¡Vive mejor un perro en Colorado
que un niño pobre allá en El Salvador!

Fábula de la lechera para los niños


La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y
empezó a hacer planes futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los
que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.

Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo
más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el
mejor vestido para asistir a las fiestas.

Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a
uno.

Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al
suelo, regando su contenido.

Y así todos sus planes acabaron en un instante.

Moraleja:
No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna,

que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro,

mira que ni el presente está seguro.


La cigarra y la hormiga. Fábula sobre el esfuerzo

La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su
aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña
hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo
mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería


– le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.

Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se
habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba
por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se
acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha
comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.

- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué
hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?

- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.

- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.

Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el
tiempo.
Las ranitas y el tronco tallado

Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado
que se veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían
gran respeto por el tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer
tanto ruido para no molestar al tronco.
Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna tribu
que ya no habitaba en el lugar, pero como no se animaban a acercarse para ver bien de
que se trataba, solo podían divisar un rostro serio y que inspiraba mucha autoridad.

Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese
momento las ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que
ningún daño podía hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que habían
pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el
lago.
Moraleja: Lo que por ignorancia atemoriza, a veces es sólo digno de risa.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los
demás padres, estaremos encantados de recibirla.
El Cadejo

El Cadejo corresponde a una de esas historias que no solamente se conocen en un lugar


determinado de Centroamérica (en este caso en el Salvador), sino que existen versiones del
mismo relato en otras latitudes como por ejemplo en México.

Es una leyenda de origen indígena en la que se asegura que los canes son los animales idóneos
para ayudar al recién fallecido, a arribar a la tierra de los muertos.

A pesar de eso, con la llegada de las tropas españolas a Mesoamérica, dicho mito comenzó a
transformarse, pues en versiones posteriores se dice que esta leyenda se usa para ilustrar de
una manera clara, el contraste que existe entre “el bien” y “el mal”.

Los Cadejos son perros fantasmas más grandes de lo habitual. Generalmente se les puede ver
en parejas. Un can es de color blanco, en tanto que el otro posee un pelaje completamente
negro.

El galgo de color blanco tiene los ojos azulados y simboliza la luz del paraíso. Es decir, si el
alma de un difunto es conducida por éste, encontrará en descanso eterno en muy poco tiempo,
pues no tendrá obstáculos para llegar a su morada final.

Sin embargo, si durante ese trayecto se llegara a aparecer el cadejo negro, habría que tomar
ciertas precauciones, puesto que a este can se le asocia con el averno.

Su misión principal es la de llevar a almas inocentes al infierno, para complacer a Satanás. La


forma en la que los salvadoreños antiguos alejaban a este espíritu del mal, era quemando
incienso. (En ciertas regiones de ese país, a esta sustancia obtenida de las plantas se le conoce
como Sahumerio).

El consejo que te podemos dar es que, si vas de paseo por el campo, procura regresar a tu
domicilio antes de que se oculte el sol, pues a veces los cadejos andan sueltos.
Leyenda de la Carreta Bruja

Se dice que, desde antes del siglo pasado, en algunos poblados del Salvador, cuando el reloj
marca las 12:00 de la noche, se puede oír con toda claridad el rechinar de las ruedas de una
carreta, que pasa a toda velocidad por las veredas desoladas.

El relato que hoy les voy a compartir, me lo contó un amigo muy querido. Según él, un hombre
había ido a visitar a unos parientes. De tan a gusto que estaba en la reunión, aquel sujeto perdió
la noción del tiempo, abandonando el domicilio casi a las doce de la madrugada.

Sin embargo, no le dio miedo avanzar por aquel camino oscuro, puesto que desde chico había
estado acostumbrado a caminar únicamente alumbrado por la luz lunar.

Avanzó tranquilamente con dirección a su hogar hasta que de momento escuchó los chirridos
de las ruedas de un carruaje.

– ¿Quién podrá ser a estas horas de la noche? Le pregunto el hombre a su perro.

Continuó su camino, aún y cuando el sonido de la carreta se hacía más y más fuerte. En el
instante exacto en el que pasó por afuera del camposanto municipal, sintió un escalofrío que le
recorrió todo el cuerpo y enseguida se persignó.

Ya casi llegaba a su morada, cuando literalmente se le pusieron los cabellos de punta, pues
alcanzó a escuchar como los animales de la granja estaban aterrorizados.

De repente y como una ráfaga, vio pasar a la Carreta Bruja frente a sus ojos. El cochero tenía
la cabeza de zacate y del interior del carruaje sólo se podía observar un extraño resplandor de
color rojizo.

Lo más confuso de esta leyenda es que el hombre no supo cómo ingresó a su casa y más aún,
cuál fue el motivo por el que estuvo metido en la cama por más de tres días, con fiebres que
superaban los 40°.
La Ciguanaba

Hay quien dice que la leyenda de la Ciguanaba es


exactamente igual a la de la Siguanaba (misma que por cierto ya está incluida en esta
compilación). Sin embargo, luego de revisar varias fuentes, nos dimos cuenta de que existe un
relato distinto al anterior.

Tal vez la confusión generada en la población, se deba al hecho de que, en ambas crónicas, no
solamente el nombre es prácticamente idéntico, sino que también integran varios elementos en
común.

A continuación, comenzaremos a relatar dicha leyenda, para que tú puedas compararla con la
otra.

En esta historia, nos encontramos con que una bella mujer, era pretendida por un cacique. No
obstante, la muchacha estaba completamente enamorada de otro hombre.

Esto hizo enfurecer a aquel hombre poderoso, pues ninguna otra chica del pueblo se había
atrevido a rechazarle. Encolerizado fue al domicilio de la joven, la raptó y la encerró en una
cueva.

En tanto que, al prometido de la muchacha, lo golpeó y finalmente lo tiró al río para que se
ahogara.

Luego de innumerables intentos, la mujer logró escapar de su encierro y encontró a un chamán,


quien le entregó una pócima para que se convirtiera en un ser inmortal.

Desde ese día, la gente de los pueblos que se encuentran cerca de un río, jura que por las
noches una mujer vestida de blanco se pasea por la orilla, buscando el cuerpo de su amado.
Uga la tortuga. Cuento infantil sobre la perseverancia

- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la tortuga.

Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas,
casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona.

- ¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día, harta de que sus
compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus
tareas.

Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas
como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas
de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.

- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis
compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.

- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es


hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo
mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de haberlo
conseguido.

No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren
tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y
siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La
constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos
proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de
lo que eres capaz.

- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba:


alguien que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo
intentaré.

Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.

Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía
porque era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.

- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles


metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr
grandes fines.

FIN

El niños y los clavos, un cuento sobre los berrinches de los


niños

Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le
dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él
clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así
con los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar
su genio y su mal carácter,que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo
dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había
conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día
que controlase su carácter, sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había
sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano,
hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo:

- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca,
pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la
misma.

Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado
y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no
importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física
es igual que una herida verbal.

Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes
hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten
una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos,
hicieron que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y
colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN
Daniel y las palabras mágicas, un cuento infantil sobre la
amabilidad

Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy


aventurero y este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su
cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.

En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si
las regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas
cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando no
entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin


cesar. Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas,
imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.

Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más
quiere. Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la
mañana un buenos días, preciosadebajo de la almohada; o cuando papá
encuentra en su coche un te quiero de color azul.

Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen
sentir bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la
cara de felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables
son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás.

Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta:


¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?

FIN

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