Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Facultad de Ingeniería.
Integrantes:
Alarcón Bryan
Arévalo Juan
Rodríguez Jairo
Semestre: 7° Semestre.
Fecha:11/02/2019
2018-2019
Introducción.
Tanto por el aspecto de inversión, como por las consecuencias derivadas de su falla, los
taludes constituyen hoy una de las estructuras ingenieriles que exigen mayor cuidado por
parte del proyectista.
Con la expansión de los canales, del ferrocarril y de las carreteras, provocaron los
primeros intentos para realizar un estudio racional en este campo, pero no fue sino hasta
el advenimiento de la Mecánica de los Suelos cuando fue posible aplicar al diseño de
taludes normas y criterios.
Los taludes térreos son parte esencial de la mayoría de las obras hidráulicas. En presas de
almacenamiento, las estructuras de contención se construyen con frecuencia por medio
de materiales de tierra y enrocamiento. Los canales de conducción o descarga se forman
por suelos.
Los bordes, ampliamente usados como obras de protección en ríos, lagos, presas y costas,
se edifican con base en materiales arenosos o arcillosos. Los márgenes de cauces naturales
están constituidos por rocas y, en muchas ocasiones, también por suelos. De allí, el
primordial papel que juega la estabilidad de taludes térreos en la seguridad y el correcto
funcionamiento de las obras hidráulicas, pues su falla puede provocar interrupción de
servicios o, en casos extremos, catástrofes.
1. Tema: Estabilidad de taludes.
2. Objetivos
Conocer los criterios y métodos para determinar la estabilidad de taludes dentro
del campo hidráulico.
3. Marco teórico
Si se mantiene el nivel del agua exterior, el ascenso del nivel freático disminuye la
estabilidad de los taludes, y el descenso hace lo contrario. La influencia de las
condiciones de carga hidráulica inducidas por el diferencial entre los niveles del agua
dentro y fuera del talud se ha estudiado ampliamente en el pasado, prestando, sin
embargo, poca atención a la condición en la que el nivel de agua mantiene la misma
elevación dentro y fuera del talud. Este fenómeno se denomina como sumersión.
En los taludes de material granular resulta frecuente encontrar niveles del agua de
igual elevación dentro y fuera del talud, como taludes aguas arriba y abajo en presas
de enrocamiento con corazón impermeable.
En presas de enrocamiento o grava con cara de concreto, el talud aguas abajo está
sujeto a la misma condición.
Ilustración 2 Presa con cara de concreto
Los escenarios similares se aprecian en márgenes de ríos, que pueden estar formados
por materiales granulares o cohesivos. Una de las dificultades adicionales que se
encuentran al estudiar los efectos de sumersión en las márgenes de ríos es la frecuente
y muchas veces rápida fluctuación de niveles del agua exterior, además de la
incertidumbre que se presenta al pretender anticipar dichos niveles en la etapa de
diseño de nuevos bordos o revisión de los existentes.
Las fallas que ocurren durante el primer llenado en muchas presas constatan la
importancia de este fenómeno. Es por ello que, en el diseño de las presas, se deben
analizar los taludes aguas arriba para diferentes niveles de sumersión. Sin embargo,
es necesario distinguir dos efectos que se presentan de manera simultánea durante la
sumersión. En primera instancia, la sumersión hace disminuir el peso propio del
estrato saturado y, en consecuencia, se incrementa la estabilidad global del talud, si el
material tiene componente cohesivo en su resistencia al corte. Este efecto se puede
demostrar analíticamente en los estudios de estabilidad de talud cuando los
parámetros de los materiales se supongan sin cambio durante la saturación.
Estos dos efectos, uno por factores meramente mecánicos y el otro por el cambio en
las propiedades de los materiales, son contrarios en sus contribuciones a la estabilidad
del talud. Los dos se combinan y se compensan entre sí, generando resultados netos
que se pueden manifestar por el incremento o la disminución del factor de seguridad
del talud. Debido a la dificultad de anticipar el nivel de sumersión más crítico, se
requieren analizar los taludes aguas arriba, suponiendo varios niveles de sumersión.
(Luis Emilio Rendón Díaz-Mirón, 2011)
Existen por lo menos tres métodos analíticos que pueden ser utilizados para analizar
la estabilidad de taludes sujetos a fuerzas gravitacionales, hidráulicas y de sismo; de
equilibrio límite, solución con mecánica de medios continuos y análisis de elemento
finito. Estos métodos suponen generalmente condiciones de deformación plana para
simplificar el problema.
Son los métodos más utilizados ampliamente para el análisis de la estabilidad de taludes
y han sido usados por varias décadas para taludes terrestres sujetos a fuerzas
gravitacionales (Terzaghi 1943, Taylor 1948, Bishop 1955, Morgenstern y Price 1965,
Janbu 1973), entre muchos otros han desarrollado modificaciones para tomar en cuenta
las cargas por sismos. Henkel (1970) desarrolló la aplicación de métodos de equilibrio
límite a la inestabilidad inducida por el oleaje en los taludes marinos. El principio básico
que incluyen este tipo de análisis es el cálculo de los momentos o fuerzas actuantes y los
momentos o fuerzas resistentes. En un análisis determinístico, el factor de seguridad
contra la falla es tomado como la relación entre las fuerzas resistentes y los momentos o
fuerzas actuantes. El talud es considerado estable si el factor de seguridad es mayor que
uno. La no determinación del factor de seguridad puede ser causa de probables
desplazamientos en taludes estables o fallados. Se pueden realizar también análisis
probabilísticos (Rahman y layas 1985), en los cuales se toman en cuenta las
incertidumbres de la carga y la resistencia al esfuerzo cortante de los sedimentos. El
resultado de estos análisis es una relación entre la probabilidad de falla y el ancho y
profundidad de la superficie de falla.
El análisis de elemento finito ha sido usado ampliamente por varios años para calcular la
respuesta de los depósitos de suelo ante sismos (e.g. Seed e Idriss 1969, Lysmer et. al.
1975), y oleaje (Arnold 1973, Kraft y Watkins 1976, Wright y Dunham 1972, Wright
1976). En el primer caso, la selección de las dimensiones generales del modelo del
elemento finito y el tipo de fronteras empleadas son muy importantes. Para evitar la
reflexión espuria de los esfuerzos de oleaje en las fronteras laterales estables, se usan
fronteras artificiales de transmisión que proporcionan un medio por el cual la energía de
los esfuerzos de oleaje se absorbe. Para el análisis de la respuesta del lecho marino a
cargas de oleaje, el suelo bajo una ola particular es caracterizado por elementos finitos
extendiéndose a la máxima profundidad del movimiento previsto.
Las fronteras laterales del modelo de elemento finito son llamadas condiciones de frontera
congruentes con la suposición de un grupo finito de olas planas. Las cargas producidas
por los cambios de presión en el lecho marino son aplicadas como cargas estáticas en la
parte superior de la malla del elemento finito, y son calculados los desplazamientos y
esfuerzos correspondientes. Sin embargo, estos modelos elásticos no lineales
generalmente no son compatibles con análisis que incluyan zonas substanciales de falla
en el suelo, ya que estos no describen exactamente la naturaleza plástica del
comportamiento del suelo a la falla. Idealmente, un modelo de suelo debería incorporar
los efectos de la plasticidad cíclica, pero este tipo de modelo es generalmente muy
complejo para análisis rutinarios. (Luis Emilio Rendón Díaz-Mirón, 2011)
Las cargas del agua se aplican sobre la cara del talud, siendo éste formulado en términos
de esfuerzos totales.
Para la parte sumergida, éstos se calculan con el peso volumétrico sumergido y en la parte
no sumergida, los esfuerzos efectivos vienen siendo los mismos esfuerzos totales
calculados con el peso volumétrico total o saturado. Las cargas de agua ya no se aplican
sobre la cara del talud.
La resistencia al corte en los suelos se define por lo general en término de la ley de Mohr-
Coulomb lineal, a través de dos parámetros:
Estos tres tipos cubren casi todas las posibles formas en que la ley Mohr-Coulomb queda
interpretada en los suelos.
El primer tipo de suelo es común en arcillas naturales saturadas, donde la cohesión resulta
la resistencia no drenada, denominada UU por sus siglas en inglés.
Con el segundo tipo se pueden interpretar los resultados de las pruebas: no drenada,
consolidada no drenada o drenada, en suelos compactados saturados o casi saturados.
El tercer tipo describe el comportamiento de los suelos granulares, haciendo el uso del
ángulo de fricción interna efectivo.
El talud está cimentado sobre un estrato del mismo suelo, siendo d el cociente entre la
profundidad de la cimentación y la altura del talud H. El nivel de sumersión se nota por
el parámetro normalizado η.
1. Regla de flujo no asociado. El ángulo de dilatancia del suelo se toma igual a cero en
todos los casos en estudio, ya que esta hipótesis ofrece una condición por la que se logran
los factores de seguridad más conservadores, en comparación con los resultados
conseguidos bajo suposiciones distintas.
Bibliografía
Anguas, P. G. (2002). ESTABILIDAD DE TALUDES SUMERGIDOS. MEXICO: SANFANDILA.