Está en la página 1de 3

Mirumoto Nobusuke nació en el seno de una familia samurai, cuando su madre, estaba encinta, los

shugenja miraron los presagios, vieron una nube con forma de daisho que, tras pasar por encima del
hogar familar se desprendió la parte izquierda, los shugenja lo tomaron como un presagio de que
sería un gran guerrero, pero tendría alguna tara, cuando Nobosuke nació, ese presagio fue cierto, al
nacer el niño con un solo brazo.
Su padre Mirumoto Lei, hombre poco creyente en presagios, pensó que lo mejor para el niño sería
que estudiara en la escuela Kitsuki, donde, el arma del samurái, era más su intelecto que sus brazos.
Sin embargo, su madre, Mirumoto Sakura, criada en la familia Togashi, consideró que eso sería una
afrenta a los dioses. Durante mucho tiempo estuvieron indecisos, hasta que el niño, con 5 años,
cogió por primera vez un palo y, aun con solo un brazo, fue capaz de vencer a los niños con los que
jugaba, algunos algo mayores que él, y, obviamente, ninguno tullido.
Desde ese momento, Lei, decidió que el niño debía ser bushi, sin embargo, el conocía únicamente el
combate Niiten, y era obvio que el niño no sería capaz de hacerlo, así que, solo podía enseñarle lo
básico. Cuando Nobusuke tuvo 10 años, su padre le envió con una carta al Dojo más cercano, con la
esperanza de que pudieran entrenarle.

El viaje de Nobusuke fue un desastre, dojo tras dojo le decían lo mismo, el clan dragón usaba la
ancestral técnica Niiten, y con un solo brazo no podía aprenderla, no había forma de enseñarle, sin
embargo, el chico no se rindió, buscó y buscó hasta que, en una pequeña aldea, cerca de una cima
de una montaña, un samurái, con pinta de monje le vió y habló con él.
Nobusuke no entendio apenas nada de lo que decía ese samurái, hasta que tras unos minutos de
conversación le preguntó:
-¿Qué es lo que buscas en estas montañas?
Nobusuke le dijo: Busco a alguien que me enseñe el camino del bushi.
-¿Y por qué?
-Porque desde pequeño he sentido que era lo que debía ser, era a donde me llevaba mi espíritu
-Sin embargo te falta un brazo, parece que tu espíritu y tu cuerpo no están en sincronía.
- Puede ser que tengáis razón, pero aunque mi cuerpo este tullido, mi mente y mi alma no.
-Bien chico, igual que el gusano se convierte en una mariposa, hasta un tullido puede ser un gran
guerrero, si eres capaz de seguirme hasta la cima de la montaña, sin mi ayuda, te llevaré a un dojo
donde puedas conseguir tu anhelo.
Y partió, sin bajar el ritmo, a escalar la montaña, Nobusuke iba detrás de él, alegre al principio, pues
pensaba que llegaría a ser un gran samurái, sin embargo, el camino se hacía cada vez más
escarpado, y al principio, tuvo que ayudarse con una mano, no obstante, la subida hacia la cima era
imposible para un chico joven y tullido, el monje en ningún momento paró, miró hacia detrás o
comprobó que le estuviera siguiendo de ninguna manera, simplemente escaló. El niño, poco a poco
empezó a perderle terreno, hasta que, finalmente, le perdió de vista.
Nobusuke se sintió desesperanzado, no solo sabía que no podía seguir subiendo, sino que además
sabía que estaba perdido, sin apenas comida, pues no le había dado tiempo a petrecharse, y en mitad
de una montaña, había perdido la noción del tiempo escalando y se dio cuenta que empezaba a
anochecer.
Intentó seguir, pero el camino era muy duro y empinado, con un solo brazo como tenía le resultaba
imposible escalar la escarpada cima, por lo que gritó, pidiendo ayuda al monje, pero este no le
escuchaba. Siguió intentándolo, pero tras varios intentos más, se sintió impotente, y se refugió para
llorar, por su destino, gimoteando, se quedó dormido.
Al despertar, se encontró en una cama mullida, a su lado se encontraba el monje, que se presentó
con el nombre de Mirumoto Hosei, que, sonriendo, le contestó a su muda pregunta:
- Has llegado al Dojo, la entrada se encontraba oculta en la cueva en la que te refugiaste, espero que
hayas aprendido tu primera lección, el camino más difícil no es siempre el adecuado, debes buscar a
tu alrededor la salida a tus problemas. Bienvenido a la escuela Taoísta Mirumoto.

Desde entonces Nobusuke ha entrenado con ellos todo el tiempo, y, hace poco, se graduó como
yoriki.

Durante su estancia en la escuela, Nobusuke siempre fue un chico reservado, su condición al nacer
siempre le ha pesado, aún hoy, es por ello que apenas se acercó a la gente, hizo amistad con
Mirumoto Hosei, su sensei y el que le enseñó casi todo lo que sabe, de él también obtuvo su afición
al go.

También hizo amistad con Togashi Sakura, una monje Togashi que pasaba tiempo en la escuela.
Una chica de 20 años actualmente, inteligente y con una profundidad abrumadora.

Al poco de graduarse, tanto Sakura como Hosei notaron que Nobusuke se encontraba abrumado,
había algo que le impedía buscar la Iluminación, estaba más belicoso de lo normal, entrenaba con
demasiada energía, así que hablaron con él, le explicaron que si su espíritu no estaba en calma, el
jamás lo estaría, y que debía superar sus límites para llegar la Iluminación, por ello, le convencieron
de que saliera de tierras dragón, que conociera el Imperio y se demostrara a si mismo que era tan
bueno como cualquier otro.
Nobusuke no lo tenía claro, pero los consejos de su sensei siempre le habían servido, por lo que al
final aceptó y comenzó su viaje por el Imperio.
FICHA DE PERSONAJE:

Fuego 2: Agilidad 3
Aire 2: Reflejos 3
Tierra 2: Voluntad 3
Agua 2
Vacío 3

Ventajas:
Propósito Elevado (Demostarme que soy útil)
Aliado (Mirumoto Hosei 2+1)
Fuerza de la Tierra
Equilibrio

Desventajas:
Manco
Dubitativo (Iaijutsu)

Habilidades:
Kenjutsu 3
Meditación 3
Etiqueta 2
Atletismo 1
Conocimiento: Teología 1
Iaijutsu 1
Defensa 1
Conocimiento: Clan Dragón 1
Conocimiento: Bushido 1

También podría gustarte