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LOS LIBROS APOCRIFOS

Por Jack Fleming

Siempre me ha sorprendido que estudiantes de la Biblia me hagan la pregunta, si considero a


las versiones: Nueva Jerusalén, Nácar - Colunga, Torres Amat y otras traducciones y revisiones
que contienen los libros apócrifos; si ellas son una buena Biblia.
Mi sorpresa radica en el simple raciocinio de ¿cómo alguien puede considerar "buena" una
Biblia a la cual se le han añadido libros y los presentan como inspirados? Escuchar a algunos
predicadores hacer elogios a esas versiones, y que uno con la experiencia que otorga la vejez,
inmediatamente percibe que únicamente lo hacen para impresionar a su audiencia, eso no me
sorprende.
Así que he llegado a pensar que no se tiene un conocimiento adecuado de lo que son los libros
apócrifos. Por lo tanto he decido presentar esta pequeña consideración sobre esta materia.
La historia nos enseña que el surgimiento y fortalecimiento de la iglesia católica romana, no se
debió exclusivamente a las armas y autoridad del emperador Constantino, sino que su gran
aliada para consolidarse y perdurar a través de los siglos, fue someter al pueblo en la
ignorancia de la Palabra de Dios.
No se limitó solamente a prohibir su lectura, sino que mandó a las llamas de la hoguera a todos
aquellos fieles que osaran obedecer al Señor antes que a Roma.
El Papa Gregorio IX en el concilio de Valencia en el año 1229 prohibió oficialmente su lectura, y
todos aquellos que fueren sorprendidos en tan "grave pecado" debían ser entregados a sus
inquisidores para ser quemados públicamente.
La traducción de la Biblia a varios idiomas favoreció el avance y robustecimiento de la iglesia
cristiana, definió la victoria de la Reforma en tiempos cuando la iglesia católica romana tenía
poder sobre la vida y la muerte de las personas, cuando Roma ponía y sacaba reyes.
Doscientos años antes de Jesucristo, el Antiguo Testamento fue traducido en Alejandría desde
el hebreo al griego. Esta traducción se la conoce como la septuaginta y fue la que el Señor
utilizó durante su ministerio terrenal, aunque él, deseando que todos le entendieran, les
hablaba en Arameo, que era el idioma del pueblo.
Siglos después, un monje católico, Jerónimo, que había vivido en Antioquia y Bethlehem,
realizó una traducción al Latín directamente del hebreo; ésta fue la única que la iglesia católica
reconoció como auténtica.
Por muchos siglos el pueblo fue privado de leer la Biblia porque desconocían ese idioma, y los
curas durante la misa debían citar los pocos pasajes que leían desde un misal, en Latín. Pero
Dios no iba a dejar indefinidamente a los suyos sin Su Palabra, así que levantó instrumentos
humanos que él había preparado para que hicieran las traducciones al idioma del pueblo.
Paradojalmente estos eran monjes y sacerdotes que habían tenido el privilegio de estudiar
profundamente la Biblia en sus monasterios. La prueba que éstos fueron instrumentos
escogidos por Dios, estaba en que en los monasterio no se estudiaba la Biblia, pero ellos
fueron motivados por el Espíritu Santo para dedicarse a tan "extraña" labor en ese lugar. Y fue
esa Palabra que Dios prometió que no volvería vacía, la que comenzó a trabajar en los
corazones de estos monjes, quienes arriesgando sus vidas, hicieron tan valioso aporte a la
obra del Señor.
John Wycliffe tradujo la Biblia al inglés, Martín Lutero al alemán, Juan Calvino al francés,
Casiodoro de Reina al castellano. Dios bendijo las publicaciones de estas traducciones para
ponerlas al alcance del pueblo, con la invención de la imprenta por Gutemberg en el año 1435.
La reacción de la iglesia católica fue poner precio a las cabezas de estos "herejes" y calificó
estas traducciones como herejes y blasfemas, confiscándolas y quemándolas en hogueras
públicas. Su odio contra la Biblia les llevó también a quemar a "los herejes", que portaran un
ejemplar o parte de ese libro maldito.
Esto es lo que los católicos inteligentes se cuestionan: ¿Es esta la actitud racional de un
hombre que se auto proclama infalible ?¿Cuál es la razón para prohibir lo que el Señor mandó
leer? ¿Qué es lo que pretenden ocultar?
Ellos desean ocultar lo mismo que descubrieron los monjes que se dedicaron al estudio de la
Biblia, John Wyclif, Jan Hus, Zwinglio, Lutero, Calvino, Knox y miles de otros que hasta
nuestros días continúan desertando, porque se encuentran con la poderosa Palabra de Dios y
tienen no solamente que reconocer, sino que doblegarse ante la evidencia que el catolicismo
no se puede sostener con la Biblia, es más, sus practicas y creencias son opuestas a la
enseñanza de Dios.
Por ejemplo, el catecismo de Roma, inclusive los que usan los niños para su primera
comunión, enseñan solamente nueve de los diez mandamientos de la ley de Dios, y para
completar el número de diez han dividido el décimo en dos ¿Por qué? Porque han eliminado el
segundo que dice: "No te harás imagen ni te inclinarás ante ellas" (Ex.20: 4).
Cualquiera que lea la Biblia sin prejuicios ni fanatismos, verá desmoronarse todos los credos
católicos ante sus propios ojos. Jesús reconoció la Biblia como la infalible Palabra de Dios,
predicó y enseñó de ella. En Jn.10: 35 dijo: "La Escritura no puede ser quebrantada" En Mt.24:
35 "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" Nos manda leerla y escudriñarla
(Jn.5:39). Reprendió a los saduceos diciéndoles (Mt.22: 29) "erráis, ignorando las Escrituras".
Si nos privan de la Biblia, nos están quitando la enseñanza verdadera, el alimento espiritual no
contaminado, nuestra consolación y esperanza; es más, nos estarían ocultando el camino de la
salvación.
2Tm.3: 15 "Las Sagradas Escrituras te pueden hacer sabio para la salvación, por la fe que es
en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia". Heb.4:12 "La palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón". Lc.11:
28 "Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan".
Dios nos dice que Su Palabra es viva y eficaz, que es útil y nos hace sabios, nos manda a
escudriñarla; pero hombres que se consideran infalibles se han opuesto a este mandamiento
divino.
Otro tipo de persecución encubierta que está sufriendo la Biblia en nuestros días, es la
inundación de traducciones y revisiones donde se siembra la duda sobre muchos pasajes,
añadiendo notas al margen donde dicen a sus lectores: "Este pasaje no se encuentra en los
originales, o que no existen pruebas suficientes sobre su autenticidad". El Señor nos dijo que:
"La Escritura no puede ser quebrantada" "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán".
Hoy pretenden reemplazar la Biblia de Dios, por la Biblia CATÓLICA, la Biblia PENTECOSTAL,
la Biblia de Ryrie, etc. El cristianismo histórico siempre rechazó las notas explicatorias al
margen, porque creemos en la libre interpretación bajo la dirección única del Espíritu Santo.
Dios no necesita la ayuda de estos teólogos modernistas para darse a entender al hombre,
cuya principal motivación es respaldar el movimiento ecuménico y sembrar la duda, o guiar a
"sus" doctrinas a quienes estén buscando la verdad.
Dios reveló Su Palabra a los santos hombres de la antigüedad, ésta fue escrita en rollos de
cuero y posteriormente en papiros. El cuidado, preservación y copias de esos rollos Dios la
encomendó a su pueblo escogido, Israel. Dice la Biblia en el Nuevo Testamento Rm.3: 2 "A los
judíos les ha sido confiada la Palabra de Dios" .
A este pueblo que la iglesia católica discriminó, persiguió y asesinó brutalmente durante las
cruzadas y la "Santa" inquisición; fecha que hemos de tener presente para comprender cual fue
el motivo y contexto histórico que impulsó a la iglesia católica para añadir los libros apócrifos,
los cuales fueron reconocidos oficialmente por Roma recién en el concilio de Trento en el año
1546.
También es muy importante destacar que la Reforma había tomado cuerpo, para comenzar una
labor más pública y masiva, con las 95 tesis que clavó el monje Martín Lutero el 31 de Octubre
de 1517 en la puerta de la iglesia de Wittenberg.
El Señor ha dicho que a los judíos les ha sido confiada la Palabra de Dios, pero los líderes
católicos en un desprecio absoluto por el Antiguo Testamento y su pueblo escogido, Israel,
hicieron caso omiso a este reconocimiento divino y añadieron libros apócrifos o
deuterocanónicos, como ellos gustan en llamar.
La palabra "apócrifo" proviene del griego "apokrupha" y significa "no reconocido" o "no
canónico", es decir, que no corresponde al canon de las Sagradas Escrituras.
La Biblia tiene una división natural de dos Testamentos, el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento, al antiguo corresponden todos los libros sagrados que se escribieron ANTES de la
venida del Señor, y el nuevo contiene los libros que se escribieron con posterioridad a Su
venida.
El Nuevo Testamento contiene 27 libros, que son exactamente iguales en las Biblias católicas y
las Biblias de los cristianos evangélicos. Vale decir que en el Nuevo Testamento no existe
ningún conflicto, porque en las Biblias católicas y evangélicas encontramos los mismos 27
libros, el problema se presenta en el Antiguo Testamento.
Los judíos siempre han reconocido hasta nuestros días, solamente los 39 libros del Antiguo
Testamento que contienen las Biblias evangélicas. El Señor Jesucristo ni sus apóstoles jamás
hicieron ninguna referencia a los libros apócrifos, aún considerando que en el Nuevo
Testamento existen alrededor de 260 citas recopiladas del Antiguo Testamento y 370 alusiones
a pasajes de allí.
Por lo tanto, si ni los judíos, a quienes les fue confiada la Palabra de Dios, ni el Señor
Jesucristo, ni sus apóstoles reconocieron como inspirados divinamente los libros apócrifos
¿Por qué 53 obispos en el concilio de Trento en el año 1546, fecha en que se hallaba en pleno
apogeo la Reforma, insistieron en considerar a los libros apócrifos dentro del canon de las
Escrituras Sagradas?
Primero hemos de señalar cuales son los libros apócrifos y cual es su origen. Los judíos fueron
muy celosos con la misión que Dios les encomendó de preservar Su Palabra, aún poniendo en
peligro sus propias vidas, como lo registra también la historia moderna con el descubrimiento
de los rollos del Mar Muerto en el año 1948.
Ellos poseían además otra literatura clásica de la época, pero que nunca consideraron, ni antes
ni ahora, como inspirada por Dios. Entre esa literatura clásica estaban los siguientes rollos:
Tobías Judit I y II de Macabeos Sabiduría Eclesiástico Baruc Las adiciones al libro de Ester La
epístola de Jeremías La oración de Azarías Susana El dragón y la campana La oración de
Manasés
Eran aproximadamente 15 rollos o libros como diríamos hoy. El Antiguo Testamento con sus 39
libros, fue completado 400 años antes de Cristo. En el sigo II antes de Cristo, es decir, 200
años antes que viniera el Señor a la tierra, se hizo una traducción al griego en Alejandría,
Egipto; no por motivos religiosos sino culturales, Egipto nunca ha sido un país cristiano.
Esta tarea fue encomendada a 70 estudiosos para completar la biblioteca de Alejandría que
tanto les enorgullecía en esa época, razón por la cual tradujeron no solamente los 39 rollos del
Antiguo Testamento, sino que también los clásicos de entonces, vale decir, los escritos
apócrifos.
Estos 70 estudiosos trabajaron separadamente para una vez finalizada su labor, confrontarla y
corregirla. Hicieron varias copias de todos los libros de la cultura judía como se les había
encomendado, pero no todas contenían los mismos libros apócrifos, debido a que estos
hombres eran hombres cultos y conocían que esos libros eran de menor trascendencia.
Estas traducciones, conocidas como la septuaginta, contenían todas los 39 libros del canon del
Antiguo Testamento, más 12 a 15 libros apócrifos que también fueron traducidos para
enriquecer la gran biblioteca de Alejandría, en un esfuerzo por conservar la literatura de las
diferentes culturas de la época, recordemos que ellos no eran cristianos, su interés y labor
encomendada fue meramente cultural.
El historiador judío Josefo, en el año 90 DC. escribe una lista de los libros sagrados para los
judíos y no incluye ni uno solo de los apócrifos.
En el siglo V de nuestra era, Jerónimo, un fraile católico hizo una traducción al latín utilizando la
septuaginta e incluyó algunos libros apócrifos, pero declaró enfáticamente en su propia
introducción, que estos no formaban parte del canon inspirado de Dios.
Fue lamentable que los incluyera en su traducción, porque pese a su propia advertencia, fue
usada en el concilio de Trento para reconocerla oficialmente como la traducción oficial de
Roma, incluyendo siete libros apócrifos que Jerónimo también había traducido, esta versión fue
llamada la Vulgata.
Las opiniones dentro de la iglesia católica estaban muy divididas para aceptarlos como
inspirados, aún en el mismo concilio de Trento varios obispos se opusieron. Pero a partir de
ese año 1546 el Vaticano ahogó todo intento de discrepancia, obligando al clero a aceptar esos
siete libros apócrifos, condenando como herejía a quienes se opusieran
El último libro del Antiguo Testamento fue escrito 400 años antes de Cristo, y el concilio se
realizó 16 siglos después de Cristo, lo que deja en evidencia el hecho irrefutable, y la historia
no se puede cambiar, que la inclusión de los siete libros apócrifos del Antiguo Testamento, fue
realizada por el Vaticano 2.000 años DESPUÉS que se escribiera el Antiguo Testamento.
La razón que tuvo el papa para agregar estos siete libros apócrifos, fue porque en ellos creyó
encontrar algún argumento, contra las fuertes voces de protesta que muchos monjes estaban
levantando desde el mismo seno de la iglesia católica contra la corrupción de Roma.
Especialmente contra la inmoral venta de indulgencias, que consistía en la venta oficial del
perdón de los pecados, perdón que podía ser comprado incluso antes de cometerlos.
La Reforma había logrado gran fuerza, y su argumento más sólido estaba basado en la Palabra
de Dios como única fuente de verdad, atacando las doctrinas y prácticas antibíblicas de Roma.
Así que la estrategia que los líderes católicos idearon, fue elevar la tradición que es de origen
humano, al mismo nivel de la autoridad de la Palabra de Dios.
Se concentraron en confundir al pueblo y acallar a esos monjes reformadores, dictaminado en
ese concilio de Trento, que la única Biblia oficial de la iglesia sería la Vulgata. donde serían
incluidos 7 de los 15 libros apócrifos, en los que Roma creyó ver algún punto de apoyo para
sus prácticas e intereses, dejando de lado los otros 8 libros que también habían sido traducidos
en la septuaginta de Alejandría.
A partir de entonces, 2 mil años después que se escribió en Antiguo Testamento, Roma obligó a
todos los católicos a reconocer y aceptar como inspirados los libros apócrifos:
Tobías - Judit - I y II de Macabeos - Sabiduría - Eclesiástico y Baruc, más la adición a los libros
de Ester y Daniel, que los judíos hasta nuestros días no reconocen como inspirados, lo mismo
que los cristianos evangélicos.
Esto significa que el Nuevo Testamento es igual para todos con sus 27 libros, pero el Antiguo
Testamento de las versiones judía es igual a la que usan los evangélicos con sus 39 libros;
pero la versión católica difiere de la judía y la evangélica, porque ellos añadieron esos siete
libros apócrifos.
Ninguno de los escritores de esos libros dice que están hablando por mandato de Dios, por el
contrario, algunos explícitamente lo niegan, como en el prólogo de Eclesiástico, I Mac.4: 46, 9:
27, etc. En II Mac. 2: 3 dice el autor: "todo esto expuesto en cinco libros por Jasón de Cirene,
INTENTAREMOS NOSOTROS compendiarlo en uno solo". Y concluyendo el II libro de
Macabeos dice el autor en 15: 38 "Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo
que YO pretendía si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible".
Ningún lector imparcial pondría en duda que es un libro de origen humano, cuando el mismo
autor afirma que no lo es. Estos libros no añaden nada de la voluntad de Dios, ni en relación
con Israel y menos aún con la iglesia. Ellos narran, particularmente I y II de Mac., sucesos del
pueblo judío, pero con muchos errores históricos y geográficos.
Sin embargo, la mayoría deben ser clasificados como novelas religiosas de ficción y fantasía;
abundan las repeticiones de detalles triviales de escaso interés, en cambio son numerosos los
errores que contienen, citaré algunos: En el libro de Judit 1: 1-7 llama a Nabucodonosor, rey de
Siria y declara que él reinó en Nínive, pero la historia nos dice que el único rey que existió con
ese nombre, fue el rey de Babilonia, esto es también lo que la Biblia confirma.
En Tobías, un ángel se presenta y dice una gran mentira, sostiene que él es Azarías, el hijo de
Ananías; pero muy bien sabemos a la luz de la Biblia, por lo que el mismo Señor Jesucristo
dijo, que un ángel es una criatura espiritual y no puede ser engendrado, ellos fueron creados
por Dios y no se reproducen.
El libro de Baruc sostiene haber sido escrito por un hombre que se identifica como secretario
de Jeremías, y cita el libro de Daniel; pero el libro de Daniel no fue escrito hasta muchos años
después de Jeremías, porque Jeremías escribió al comienzo de los 70 años de la cautividad y
Daniel al final.
Estos libros enseñan principios opuestos a lo revelado por Dios y se contradicen con el resto
de las Sagradas Escrituras. En Ef. 2: 9 , en Tito 3: 5 y muchos otros, se enseña que somos
salvos por fe, no por obras; en cambio en el libro de Tobías se realza la importancia de las
obras, principalmente la donación de dinero para agradar a Dios y obtener el perdón de los
pecados.
Estas eran las enseñanzas que Roma necesitaba desesperadamente para justificar la venta de
indulgencias; y quizás también sea esta la razón por la cual algunos líderes ecuménicos de
nuestros días, que se dedican a la inescrupulosa práctica de recoger dinero "para el Señor".
Porque piden dinero para el Señor, no para ellos; aunque compran propiedades, negocios,
empresas, viajan y hacen muchas otras cosas con ese dinero, pero siguen diciendo que es
"para el Señor"; estos personajes ecuménicos han consentido en publicar una Biblia con los
libros apócrifos.
Parece que se cansaron de repetir y atemorizar al pueblo de Dios con los mismos versículos
sacados de contexto: "Dios ama al dador alegre" y cortan el versículo, o "vosotros me habéis
robado" y también eluden lo que sigue donde indica que se lo está diciendo a Israel.
En el libro de Tobías 12: 9 dice: "La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado". Como
se regocijarían los líderes religiosos que han hecho del pedir dinero una profesión, si pudieran
predicar sobre este pasaje. O sobre Tobías 4: 10 "Porque la ofrenda libra de la muerte e impide
caer en las tinieblas". O del cap.10: 10-11 "Por haber practicado la limosna, se libró Ajikar de la
trampa mortal que le había tendido Nadab...ved, pues, hijos, a dónde lleva la limosna y a donde
la injusticia: a la muerte".
Los católicos añaden un asterisco sobre la palabra limosna para agregar la interpretación oficial
de Roma, dice la nota al margen: "limosnas" aquí significan "todas sus buenas obras".
Seguramente que si los líderes ecuménicos lograran el reconocimiento de estos libros
apócrifos, incluirían también una nota al margen diciendo: "limosnas aquí significa el diezmo y
las ofrendas".
Realmente no hay temor de Dios, el hombre codicioso, por amor al dinero es capaz de
cualquier cosa; no solamente de torcer la Palabra de Dios, sino de añadirle todo lo que sirva
para satisfacer su codicia.
Los libros apócrifos nunca han sido reconocidos como inspirados por los judíos, a quienes se
les encomendó el cuidado de las Escrituras (Rm.3: 2). Inclusive los mismos católicos han
tenido que rendirse ante el peso de la historia y de las evidencias internas de la Biblia.
En sus Biblias contemporáneas traen una nota aclaratoria en cada uno de ellos, por ejemplo en
la Biblia Jerusalén página 531 dice en la introducción de los libros apócrifos de Tobías y Judit:
"No tienen un texto del todo seguro. El libro de Tobías depende de un original semítico que se
ha perdido. También se ha perdido el original hebreo del libro de Judit. Es dudoso que esté
representado por ninguno de los textos hebreos que circularon en la Edad Media. Entraron
tarde en el canon de las Escrituras. La Biblia hebrea no admitió los libros de Tobías y Judit, ni
tampoco los aceptan los protestantes. Se trata de libros deuterocanónicos que la iglesia
católica ha reconocido tras algunas vacilaciones en la época patrística".
Y otras aclaraciones similares añaden en cada uno de los siete libros apócrifos. Por lo tanto es
vergonzoso que los ecuménicos estén ahora incluyendo en la Palabra de Dios esos escritos
espurios, cuando la propia iglesia católica está eludiendo responsabilidades sobre la
legitimidad de esos libros. Yo sólo estoy exponiendo los hechos, las conclusiones sáquelas Ud.
mismo.

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