Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Personajes:
Bernardo
Juventino
Rigoberto
Sala de una casa. Época actual. Bernardo canta mientras escucha música y barre. Tocan
la puerta. Entra Juventino.
BERNARDO: Juventino que bueno que viniste, pasa, pasa, tanto tiempo sin verte, que te
has hecho… cuéntame… pero no te quedes callado… ¿qué te sirvo?... siéntate hombre…
de verdad que gustazo verte
JUVENTINO: La última vez que nos vimos no decías lo mismo… de hecho me corriste de
tu casa y me dijiste que no me volviera a parar por aquí.
BERNARDO: ¿Yooooo?....
BERNARDO: Mi estimadísimo Juve, yo por nada perdería tu amistad y mucho menos por
miserables $10,000 pesos, nuestra amistad vale… vale… mucho más.
JUVENTINO: Pues debo de confesar que me sentí confundido con tu llamada, llegue a
pensar que todavía ocupabas el dinero y me lo ibas a volver a pedir… ¿era eso?
JUVENTINO: Fíjate lo que son las cosas Berna, si ahora me pidieras pedido el dinero con
gusto te lo prestaría…
BERNARDO: Mejor que nunca, ¿y tú?, que tal, como va por la vida
JUVENTINO: Mira tú. Casi me convencías de tu maravilloso cambio, casi derramaba una
lágrima, casi te prestaría el dinero… casi… pero no lo tengo
BERNARDO: Acaso dije: “Le voy a pedir prestado dinero a Juventino para pagártelo”
JUVENTINO: No, pero por lo que entendí tu herma… a ver… espérame… ¿Tu
hermana?.. ¿Cuál hermana?... hasta donde yo sé tú no tienes ninguna hermana.
BERNARDO: No… bueno sí… pero no. Todo esto es muy complicado.
JUVENTINO: A ver cuéntame en que andas metido ahora, dinero no te puedo prestar,
pero si mi atención.
JUVENTINO: ¿A Rigoberto?
JUVENTINO: ….
BERNARDO: Ahí tengo ropa que dejo mi mamá antes de irse a Monterrey, te vistes de mi
hermana, le dices a Rigoberto que tú también partirás para Monterrey con mi mamá y yo
mi libro del problema
JUVENTINO: De verdad que estas completamente rematado, con tu permiso yo me voy.
BERNARDO: De mi hermana
JUVENTINO: Es lo mismo
BERNARDO: ¿Cuál?
BERNARDO: No se puede, si no estoy yo presente no vale por que el trato fue de que yo
le ayudaría, y conociéndolo me va a decir que yo no hice nada y que la labor fue de él, ¿si
entiendes?
(tocan la puerta)
BERNARDO: Mira Juventino, ya te lo pedí por las buenas, no quería llegar a estos
extremos, si no te metes en este momento y te conviertes en mi hermana, le marco a tu
mujer y le digo que su querido perrito el pecas no se perdió si no que me lo regalaste.
JUVENTINO: No te atreverías
BERNARDO: Como se llame, pero ya metete de una buena vez ahí y cámbiate
JUVENTINO: No
JUVENTINO: Eres igual que Rigoberto, por eso son amigos, pero esto te lo voy a cobrar
algún día.
BERNARDO: Si, si ,si… pero ya metete ahí y cámbiate lo más rápido posible
RIGOBERTO: Bueno que tanto haces, porque tardas tanto en abrir la puerta.
BERNARDO: Claro, para ella eres el hombre perfecto y muere de ganas por conocerte.
RIGOBERTO: Siempre me pongo así de nervioso cuando voy a conocer una mujer.
BERNARDO: No…
RIGOBERTO: Se me hace que tu hermanita ni está y nada más me estás dando atole con
el dedo
BERNARDO: Te juro que no… ya viene… (Grita hacia adentro del cuarto) ¡¡Hermana!!!...
¡¡Hermana!!!..
BERNARDO: No te enojes Rigo, mira… (Hablando fuerte para que escuche Juventino) en
lo que sale mi hermana le voy a hablar por teléfono a Martha la esposa de Juventino
BERNARDO: Para que escuches bien (Nuevamente fuerte) que le voy a hablar a Martha
la esposa de Juventino y le voy a decir que su perro el pecas…
RIGOBERTO: (Emocionado) Ya la oí, hasta parece que hablaron los ángeles. Eso merece
otro brindis, sírveme la otra.
RIGOBERTO: Si, eres muy gentil al presentarme a tu hermana, eres un santo… (rie)
RIGOBERTO: Que si eres un santo, entonces eres un perro “San Bernardo” (rie)
BERNARDO: No le veo la gracia. Pero ya que estas tan contento, ahora si podemos
finiquitar nuestro asuntillo.
RIGOBERTO: De una vez pongamos las cosas en claro, no te voy a devolver el pagaré
hasta que tu hermana me dé el sí, oíste.
(Larga pausa.)
BERNARDO: ¡¡Hermana!!
JUVENTINO: (Entrando mal vestido de mujer y tapándose la cara con una chalina) Ya
estoy aquí
RIGOBERTO: No, disculpe usted teresita, el caso es que me mal entendió, yo lo que
quize decir es que usted no necesita arreglarse, porque ya de por si es usted muy… muy
bella… me haría el favor de descubrirse la cara para poder admirar su linda cara.