Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EPILOGO
EPILOGO
dedicado a Ellos.
... o
PROLOGO
dedicado a Nosotros,
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Lo miramos boquiabiertos.
Capítulo VI
–¡Oh, mein Gott ! –juré– ¡No tío Kurt! ¡No estoy loco!
¡Eres tú el que peca de obstinado! Pero a mí me vas a
escuchar. Y me vas a permitir exponer mi idea; ¿die
prüfen?
Capítulo VII
–¿Qué elementos?
Capítulo VIII
Capítulo IX
–Es que los sacos que le voy a prestar tienen todos los
bolsillos, argollas y ganchos necesarios –explicó–.
Llevarán las pistolas ametralladoras, que son muy
pequeñas a pesar de disparar mil balas por minuto, en
una cartuchera sobaquera, y recurrirán a ellas sólo en
caso de necesidad, puesto que portarán las Itakas en las
manos. Las Itakas pueden usarse con correa para el
hombro o con cartuchera de pierna, mas para el caso le
sugiero la correa. Tienen capacidad de 8 cartuchos, lo
que les confiere un poder de fuego infernal; con una sola
carga les debería alcanzar para una emboscada, pero, si
deben sostener un tiroteo, encontrarán más cartuchos en
la chaqueta. Igualmente, en otros bolsillos estarán los
cargadores de repuesto para las pistolas ametralladoras y
en el cinturón las diez granadas de fragmentación. Por las
dudas que se vean obligados a demoler algo, les proveeré
también de dos panes de trotyl con detonador electrónico
a cada uno, los que irán igual-mente sujetos en la
chaqueta. El equipo se los completaré con dos cuchillos
de monte, cuya vaina está cosida en la parte interior de
la chaqueta. ¿Conforme, Dr. Siegnagel?
Capítulo X
–Ahora no, ahora no, Dr. Ud. está tan cansado como
Yo y no conviene continuar con las hipótesis sino ir a
dormir cuanto antes. Cuando vuelva, le dije. ¡Verá que
entonces hallará la manera de explicármelo!
Capítulo XI
Capítulo XIII
Capítulo XIV
¡Avalokiteshvara.
¡Avalokiteshvara,
y el Imperio de su Kristos.
de nuestros Camaradas,
de Jehová,
en la copa de su ira.
de parte de Jehová.
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
–¿Beraj y Birchaj?
Capítulo XVIII
Y aquí estamos en Córdoba, tratando de hallar a la
bendita Orden.
HIPEREPILOGO
–Me temo que nada podré hacer por Ud., pues es muy
poco lo que me reveló Oskar sobre la Orden de Caballeros
Tirodal. Desde luego, no me dio ningún dato sobre sus
miembros o los lugares de las reuniones.
Post Scriptum