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Ignoran CIA
Ignoran CIA
Caminemos entonces hacia otras formas de ignorancia menos beneficiosas. Antes de entrar en
ello, permítaseme una aclaración que exigiría mucha más extensión de la que aquí puedo
concederle pero que es necesario señalar. Cuando hablamos de conocimiento, no debemos
pensar solamente en las formas usuales de la ciencia y la tecnología. En la sociedad se produce
continuamente una enorme cantidad de conocimientos que circulan por ella y sin los que la
sociedad no podría reproducirse a sí misma. Junto a las instituciones de ciencia, tecnología y
educación, la estructura epistémica de una sociedad incluye todo el conocimiento que nace y
fluye por las instituciones económicas (empresas, mercados, instituciones de consulta, etc.),
por los medios de comunicación y redes sociales y, sobre todo, por las instituciones del estado
que necesitan una continua alimentación cognitiva: el sistema jurídico, el de seguridad, la
administración pública, cada vez más necesitada de conocimiento experto, ... En fin, la
estructura epistémica de una sociedad no es menos importante que la social, económica o
política. Es aquí donde la ignorancia deja de ser ausencia para convertirse en presencia
estratégica.
Las más importantes de estas ignorancias son las que se generan debido a las relaciones de
dominación y opresión sociales. En primer lugar, las ignorancias debidas a la clase social. Así,
desde el siglo XIX, se produjeron numerosos informes en muchos países industrializados que
trataban de mostrar la miseria en la que vivían las capas proletarizadas. La lucha contra esa
forma de ignorancia fue tan titánica como variada y alcanzó al mismo arte produciendo,
recordemos, la novela realista. En tiempos recientes, en España, en el tiempo de la dictadura,
solamente iniciativas no gubernamentales como los informes FOESSA, eran los únicos que
permitían vislumbrar un mapa de las desigualdades. Desgraciadamente, la ignorancia sobre los
de abajo sigue dependiendo de las iniciativas activistas epistemológicas. Y no me refiero
solamente a las estadísticas y cifras frías sino sobre todo a la profunda ignorancia de la
experiencia humana bajo condiciones de opresión de clase, a las resistencias imaginativas a
tomar la perspectiva de los de abajo.
Charles Mills, desde la perspectiva de raza, propuso el término "ignorancia blanca" para
nombrar la ceguera racial de la modernidad hacia todas las experiencias de las etnias y razas
subordinadas y oprimidas. Desde Bartolomé de las Casas hasta ahora se ha desarrollado una
lucha desigual, antagónica, entre la necesidad de elaborar públicamente la experiencia del
sufrimiento debido a la opresión racial y las cegueras sistémicas sin que por ello hayan
disminuido los puntos ciegos al racismo cotidiano. Vivo en un país donde la memoria del
sufrimiento debido a la estructura de la dominación colonial sigue estando ocluida por el
sistema educativo en virtud de estrategias muy claras de identidad y orgullo nacionalista. Mills,
por cierto, fue el padre del término, tan luminoso, de "epistemologías de la ignorancia".
La filósofa feminista Nancy Tuana ha investigado desde la perspectiva de género cómo los
estereotipos y roles sociales de la sociedad patriarcal han producido ignorancias y sesgos en la
investigación fisiológica y anatómica. Productos del interés en el desconocimiento de espacios
de la experiencia humana como es el placer sexual femenino. Es muy recomendable la puesta
al día de estas denuncias por las investigadoras Eulalia Pérez Sedeño y S.García Dauder, Las
"mentiras"científicas sobre las mujeres, donde dan cuenta de muchos de estos dislates y
barreras sistémicas al conocimiento del cuerpo de más de la mitad de la humanidad.
Desconocimiento al que se suma la propia ignorancia patriarcal diaria, entre cuyas
manifestaciones está la indiferencia hacia el trabajo y cuidado que las mujeres realizan
cotidianamente.
Uno de nuestros más desconocidos (aquí, sólo aquí) filósofos del exilio español, el sevillano
José Medina, catedrático de la Northwestern University de Chicago, en un libro que ya se
considera referencia imprescindible de la epistemología crítica, Epistemologies of resistance,
propone el término "héroes epistémicos" para calificar a aquellas personas como Sojourner
Truth o Rosa Park cuyo sacrificio personal permitió que la sociedad se hiciera consciente de sus
cegueras hacia sus zonas oscuras, como el racismo (duplicado en el caso de la mujer). En
España, José Heredia Moreno, documentalista crítico, produjo y rodó recientemente un
documental El amor y la ira en el que da cuenta de la ceguera hacia los guetos del pueblo
gitano y lo que ocurre en ellos, algo que sigue siendo ignorado por nuestra buena conciencia
de que aquí nadie es racista (ni machista, ni...). Ignorancia estratégica.
La socióloga Linsey McGoey está realizando un iluminador trabajo para impulsar el campo de
la sociología de la ignorancia (Introduction to Sociology of Ignorance). Ya he dedicado otra
entrada a su descripción de cómo el neoliberalismo es una escalada en la producción de
ignorancia. Mientras que la teoría clásica del mercado de la Escuela Austriaca consideraba
beneficioso el que los agentes económicos ignorasen todo excepto sus intereses para que el
mercado funcionase bien, el nuevo orden económico, sostiene, exige que las grandes
corporaciones de control (seguros, consultoras, macro instituciones como el FMI, OCDE, BCE,
etc.) usen la impredicibilidad de los mercados como estrategia para evitarse responsabilidades
por los desastres que sus malas políticas producen.