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Paradigma tradicional:
- base positivista
- apoyo en un cartesianismo mecanicista
- reduccionismos biopatológicos o psicopatológicos: transforman en ineficaz e
ineficiente a los esfuerzos que se hacen para mejorar las condiciones de salud de
la población
- la salud se evalúa en términos de enfermedad y muerte.
- tiene un soporte importante en el poder que el Estado otorga a los funcionarios
públicos.
- En sus comienzos mantenía la preeminencia del modelo causal lineal de la
enfermedad infecciosa: agente–huésped. A esta matriz se le sumaron los
principios básicos de higiene general (tratamiento de las excretas, agua potable,
higiene corporal y del hábitat, etcétera).
A partir del final de la Segunda Guerra Mundial, particularmente desde la década de 1970
en adelante, la irrupción incontrolada de los intereses industrial-profesional de la
enfermedad y fomentada por poderes locales en los países de nuestra región cristalizó
este paradigma de la salud pública.
Cuál es el rol de los poderes públicos que deberían garantizar la vigencia y protección
de los Derechos Humanos?
En el contexto social actual, impactado por la sensación de inseguridad y las dificultades
para asegurar el acceso a los servicios más básicos para la vida humana, el sistema de
servicios de salud se ve afectado por esos factores que impiden una atención eficaz y
oportuna a las necesidades de la población. Esto favorece la resolución de los conflictos
por vía del aparato judicial, criminalizando o penalizando de este modo situaciones que
podrían resolverse desde un encuadre que promueva su solución integral.
Se debe trabajar por la inclusión de la salud mental en la agenda pública, a fin de
promover un mayor interés de parte de la dirigencia política y la sociedad en general.
Diversos factores obran desfavorablemente en torno de este objetivo:
a) el tratamiento dispensado por los medios masivos de comunicación: no se
comunican los determinantes colectivos que impactan sobre las personas. Se
expone con mayor frecuencia la situación que atraviesan los enfermos
hospitalizados, y no lo que le sucede a la inmensa mayoría de las personas que,
teniendo padecimientos mentales, no son detectadas como tales y, por ese
motivo, no reciben atención. Hay que desarrollar iniciativas que permitan la
inclusión del tema en la agenda pública de manera menos reactiva y a partir de la
difusión de aquellas acciones que actualmente promueven la restitución de
derechos y el incremento de posibilidades para la externación e inclusión social.
b) Se carece de información sistemática y actualizada sobre la cantidad y gravedad
de las dolencias en salud mental o sobre las estrategias que se emplean para su
mitigación, ya que en los medios políticos, académicos o científicos no se han
promovido estudios epidemiológicos que abarquen a importantes muestras
poblacionales.
Para que las iniciativas se establezcan como dispositivos deben formularse en función de
modificar un estado o situación y que tenga efectos previstos al momento de ser ideadas.
Esto habla de una intencionalidad expresa y manifiesta, de la posibilidad de generar
efectos que se deriva de su atributo dinámico, independientemente de la duración, la
potencia y la legibilidad de estos efectos.
La política pública incide en la vida cotidiana de las personas, ya que conecta los
sistemas socioculturales en el nivel macro con la vida privada de los sujetos.
Nunca las decisiones que se toman son “neutrales” o carentes de contenido ideológico:
las decisiones públicas tienen consecuencias distributiva, generalmente se promueven
intereses de algunos en detrimento de otros.
Es central en el curso de las políticas el sistema de valores que adoptan las personas en
condiciones de tomar decisiones ya que sirve de fundamento para las decisiones que se
emplean en el momento de comparar, jerarquizar o elegir los diferentes cursos de acción
y evaluar los resultados.
Los problemas son una construcción surgida de quien la está interpretando.
Problematizar es un proceso que no ocurre de manera espontánea. Es una cuestión que
despierta la atención, el interés o la movilización de los actores sociales. Muchos autores
se refieren a ello como “problematización de una cuestión social”, entendida como
núcleos problemáticos presentes en una sociedad, tales como desigualdad, desocupación
y pobreza, que alcanzan hegemonía en determinados períodos y ocupan un lugar
destacado en el debate público, en el pensamiento social y en las preocupaciones de
gobierno.
El problema en las políticas públicas puede describirse teniendo en cuenta:
1. Que surge en un contexto complejo.
2. Que se incluye en una red de significados (conceptos, ideas, nociones) que le dan
sentido para poder ser interpretado.
3. Que existen causas que lo ocasionan
4. Que existe la posibilidad de visualizar sus consecuencias, sea a partir de la experiencia
o previendo escenarios futuros.