Está en la página 1de 3

Estereoscopía Cristológica

Tal vez la expresión “estereoscopía” pueda parecer hasta un neologismo forzado para esta reflexión, sin
embargo, considero que puede resultar una ilustración válida e interesante.

La estereoscopía es la técnica o conjunto de técnicas que sirven para crear la ilusión de profundidad o
efecto 3D sobre una superficie plana. Usualmente requiere de lentes especiales para poder apreciar su
efecto. Por otra parte está la visión estereoscópica que es la visión que tenemos al ser capaces de
observar con ambos ojos. Esta visión nos hace percibir la profundidad de los objetos, calcular las
distancias para poder tomar cosas y la capacidad de enfocar personas u objetos a distintos distancias
desde el punto de vista del observador.

Esta semana hemos estado sumidos en la reflexión cristológica y hemos visto que a ratos es fácil
perderse en las discusiones o explicaciones sobre las dos naturalezas de Jesús. Algunos han preferido
abordar a un Jesús eminentemente humano y otros le han preferido eminentemente divino. Creo que
acá está el valor de la “analogía estereoscópica”.

Cuando se trata de una película en 3D es imposible verla sin los lentes y ambos ojos en
funcionamiento, si nos quitamos los lentes, lo que antes era vivo y lleno de volumen visual, ahora se
vuelve borroso. En la vida cotidiana, si decidimos un día caminar con un ojo tapado e intentamos hacer
nuestra rutina normal, probablemente sea el día en que rompamos más cosas y hasta nos golpeemos la
cabeza en más de una ocasión. Con un ojo tapado, el sentido de profundidad desaparece.

Darle prioridad a lo humano por sobre lo divino o viceversa, es sacarse los lentes 3D en la sala de cine
o caminar un día entero con prescindiendo de la visión de uno de nuestros ojos. La imagen de Cristo se
vuelve borrosa, y la profundidad de su presencia se convierte en algo plano. Necesitamos una
cristología que sea capaz de tener una visión 20/20, que nos permita ver al Jesús humano y al Jesús
divino sin pretender separarlos porque son una unidad.

Una visión distorsionada de Cristo, nos brindará una visión distorsionada de la humanidad. En mi
experiencia, he observado que aquellos que han elegido ver a un Jesús prioritariamente divino, son
aquellos que más preocupación tienen por la salvación del “alma”, la preocupación por las cuestiones
“celestiales”, por el “más allá”. Por otra parte tenemos a los que han elegido ver a un Jesús que es
principalmente humano. Estos enfatizan el “más acá”, lo “ecológico” y la “justicia social”. Ninguno
de mis hermanos antes descritos están haciendo mal, pero ambos grupos están haciendo la misión de la
iglesia de manera incompleta, viendo unas cuestiones por sobre las otras. Si somos capaces de adoptar
una perspectiva cristológica con ambos ojos bien abiertos, entonces podremos ver que la salvación no
es sólo de almas sino de seres humanos integrales, podremos ver que no todo se trata del “más acá” y
que también hay un “más allá” del que no sabemos tanto como creemos, pero que está ahí.

No alejados de estas líneas han sido los aportes de González y Maldonado. Jesús es divino, es humano,
es cercano, no alterna entre sus dos naturalezas, estas siempre están presentes. Jesús nos salva, quiere
salvar al universo y está interesado en nuestra santificación. Todo esto puede ser explicado usando
diversas metáforas que van desde Jesús como satisfacción de la justicia de Dios, hasta entender a Jesús
como la cabeza de una nueva humanidad.1

1 Justo L. González, Zaida Maldonado, “Introducción a la Teología Cristiana”. Pág. 75-94


La analogía estereoscópica puede seguir usándose en otras áreas. Esta semana me encontré con dos
autores que sin lugar a dudas nos obligan a mirar las cosas desde ángulos diferentes.

María Pilar de Miguel

¿Será que la figura que la cristología ortodoxa ha construido, transformó al Jesús de Nazaret en un
instrumento de opresión imperial y religiosa? Esta es la pregunta que el sub-texto de María Pilar de
Miguel insinúa.

Si Jesús es la revelación de Dios, entonces “el símbolo de Cristo señala la masculinidad como una
característica esencial del ser divino mismo”.2 “La creencia de que el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros como un varón indica que, gracias a su semejanza corporal natural, los hombres gozan
de una identificación más estrecha con Cristo que las mujeres”3 “ Si la masculinidad es esencial para
la función crística, entonces las mujeres están separadas del lazo salvador...”4

Este es el tipo de declaraciones que con el que María Pilar de Miguel nos desafía como si dijera “han
caminado toda tu teología con un ojo cerrado, tomen, miren, este es el ojo de la mujer, el ojo que
completa el espectro del Cristo que han secuestrado siglos de teología androgénica. Só con ambos ojos
abiertos, el masculino y el femenino, el mensaje del evangelio serán verdaderamente buenas noticias
para hombres y mujeres.”

Leonardo Boff

¿Y si Jesús no vino para llevarnos “más allá” sino para liberarnos a una nueva experiencia, una
novedad de vida, una nueva creación en el “más acá”? A estas alturas ya no sé si esa es una pregunta
que sugiere/afirma Boff, o que simplemente termina flotando en mi cabeza.

Leonardo Boff nos muestra la obra de Cristo desde un eje con raíz en la tierra, en el planeta tierra. Es
una revolución en el ser interior la que Cristo debe de despertar. Es una revolución que lleva a la toma
radical de posiciones frente al sistema en que el ser humano vive. Jesús libera la conciencia de la
persona, la libera para “dar y ponerse al servicio de los demás”5.

Conclusiones

Si en palabras de Alberto Roldán, queremos vivir una “vida abierta a las acciones del Espíritu de Dios
que, tanto bíblica como experiencialmente no se reduce sólo a la intimidad ni mucho menos a lo
individual sino que es abarcadora, englobando todas las dimensiones de la vida y de la realidad,”6
entonces necesitamos al menos dos cosas: 1.- Tener ambos ojos abiertos para poder comprender la
tridimensionalidad de la espiritualidad con la que Jesús nos desafía. 2.- Escuchar estas otras voces que
nos dicen que en medio de nuestras discusiones hemos perdido de vista otros aspectos de la vida
cristiana, el evangelio y la salvación. Ni siquiera se trata de tirar por la borda todo lo aprendido y la
tradición con ello, se trata de considerarlos, sopesarlos, tomar los aspectos que son útiles para nuestras
comunidades de fe y continuar en el camino dialogando con estos nuevos amigos y amigas.

2 María Pilar de Miguel, “10 Mujeres escriben teología”. Pág. 80


3 Íbid. Pág. 81
4 Íbid, Pág. 81
5 Boff, Leonardo, “Jesucristo el Libertador”. Pág. 83
6 Roldán, Alberto, “¿Para Qué Sirve La Teología?”. Pág. 163

También podría gustarte