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La literatura del siglo XVIII. Ensayo y teatro.

1. Contexto histórico-cultural

1.1. La Ilustración

La Ilustración es el movimiento filosófico, literario y científico que se desarrolló en


Europa durante el siglo XVIII, llamado “Siglo de las Luces”. Para los ilustrados la razón
y el espíritu crítico debían predominar, por lo que la filosofía y la ciencia fueron las
disciplinas más valoradas. Esta circunstancia relegó la creación literaria a un segundo
plano.

El Siglo de las Luces fue denominado así por la intención de los ilustrados de disipar
las tinieblas mediante las luces de la razón. Los pensadores de la Ilustración sostenían
que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir
un mundo mejor.

1.1.1. Características principales de la Ilustración

 Racionalismo. Se comienza a considerar que la razón debe funcionar con


independencia de la fe, y se ejerce una crítica racional de lo anterior. Dentro de
la misma línea de pensamiento se fomenta el empirismo, la generación de
conocimiento a partir de la experiencia.
 Progresismo. Se cree que la felicidad se puede lograr mediante el progreso, y
que la aplicación de la razón permitirá la evolución progresiva de la humanidad.
 Naturalismo. La Naturaleza está conformada por reglas que el hombre debe
intentar descubrir mediante la razón para que sirvan de guía a su progreso.
 Enciclopedismo. Se busca la síntesis de los conocimientos, en un enfoque
contrario a la especialización. El ejemplo más claro de este punto de vista
ilustrado es la Enciclopedia Francesa1.
 Tolerancia. Se fomenta la libertad política y religiosa hasta niveles desconocidos
hasta el momento. Hay movimientos antiabsolutistas e igualitarios.

1.2. El caso español

La adopción de los postulados ilustrados y neoclásicos en España se produjo a


través de la influencia francesa, especialmente destacada desde la instauración de la
dinastía borbónica (1700). Esta influencia se concretó en la constitución de Francia
como destino preferente de los viajes de estudio, en numerosas traducciones de libros
franceses y en la creación de las reales academias, la Biblioteca Nacional y el Museo
del Prado, entre otras instituciones de intención compiladora y reguladora.

En el caso español las ideas ilustradas de preponderancia de la razón, tolerancia


religiosa y antiabsolutismo entraron en oposición con una fuerte tradición religiosa y
monárquica. Como consecuencia, los ilustrados españoles acomodaron las ideas
procedentes de Francia a los moldes religiosos, haciéndolas compatibles con las
creencias religiosas tradicionales, a veces con no poco esfuerzo.

2. El siglo XVIII literario

En el terreno estrictamente literario el neoclasicismo español debió lidiar con una


herencia barroca especialmente brillante y exitosa, que dificultó la creación de una
identidad en torno a los ideales de la reglamentación clásica, que iban en contra de lo
sostenido, por ejemplo, por Lope de Vega, que permaneció a lo largo del siglo XVIII
como indiscutido máximo representante del teatro español.

Por otro lado, el rechazo hacia la fantasía y la expresión de sentimientos llevó la


prosa hacia terrenos no estrictamente literarios, como el ensayo, en detrimento de la
novela, la poesía y el teatro.

2.1. La herencia barroca

La brillantez de las creaciones literarias del barroco español no sólo complicó la


implantación de la estética neoclásica, que encontraba dificultades para argumentar una
oposición efectiva a la estética barroca, sino que también propició la continuación de
sus modelos literarios. En particular la comedia clásica heredera de Lope de Vega y
Calderón de la Barca siguió cultivándose hasta mediados del siglo XVIII, si bien en este
siglo no se añadió ninguna obra relevante al género. Antonio de Zamora y José de
Cañizares, entre otros, escribieron comedias en el siglo XVIII, especialmente comedias
de magia y comedias de santos, que estaban centradas en explotar la espectacularidad
de los efectos escénicos.

2.1.1. Antonio de Zamora

Escribió comedias religiosas y de santos, históricas y de figurón. Fue poeta oficial de


la Corte. Aportó una obra a la tradición de la leyenda de Don Juan: No hay plazo que no
se cumpla ni deuda que no se pague o Convidado de piedra.

2.1.2. José de Cañizares

Compuso un centenar de piezas, principalmente comedias burlescas, de magia, de


santos e históricas y melodramas. Fue Fiscal de Comedias de la Corte.

2.1.3. Ramón de la Cruz

Aunque escribió zarzuelas y comedias, y algunas obras de otros géneros, su éxito y


su fama se deben a los sainetes, de los que escribió más de trescientos. Eran obras
humorísticas breves sin más pretensión que el entretenimiento. Algunos se centraban
en los apuntes costumbristas, como Las tertulias de Madrid, El Rastro por la
mañana o La pradera de san Isidro, y otros son parodias de tragedias neoclásicas de
estilo solemne, como Inesilla la de Pinto, parodia de Inés de Castro de La Motte,
o Manolo, uno de sus sainetes de mayor éxito, que se burla de los momentos trágicos
de las obras neoclásicas.

Disfrutó de un gran éxito y ejerció un gran control sobre la programación de los


teatros madrileños de la Cruz y del Príncipe.

2.2. El Neoclasicismo

La expresión estética asociada a la Ilustración se denomina Neoclasicismo.

2.2.1. Características principales del Neoclasicismo

 Clasicismo: retorno a los clásicos grecolatinos como modelo.


 Academicismo: imposición de reglas a las que se deben ajustar las obras
literarias.
 Contención: rechazo a la imaginación, la fantasía y la expresión de sentimientos.
 Didactismo: las obras tienen un marcado carácter crítico, didáctico y moralizador.

2.2.2. El ensayo

El auge de este género refleja la intención didáctica dominante en este periodo.


Predominan las obras de divulgación, reflejo de los impulsos reformistas que alentaba
la Ilustración.

2.2.2.1. Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)

Benedictino, fue catedrático de Teología en la Universidad de Oviedo. Su obra está


constituida principalmente por unos trescientos “discursos” de tema muy diverso en los
que intentaba difundir las novedades científicas y acabar con las supersticiones y
creencias sin fundamento, tal y como muestran los subtítulos de sus recopilaciones de
ensayos:

 Teatro crítico universal, o Discursos varios en todo género de materias, para


desengaño de errores comunes (1726-40).
 Cartas eruditas y curiosas, en que, por la mayor parte, se continúa el designio
del Teatro Crítico Universal, impugnando, o reduciendo a dudosas, varias
opiniones comunes (1742-60).

2.2.2.2. Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)

Fue miembro de tres reales academias y un destacado político reformista que, debido
a las turbulencias políticas de la época, alternó periodos de destierro con periodos de la
más alta responsabilidad. Como ministro de Justicia intentó modernizar la justicia
disminuyendo la influencia de la Inquisición.

Cultivó la poesía y el teatro (tragedia El Pelayo, comedia El delincuente honrado),


pero destaca por sus ensayos de economía, política, agricultura, filosofía y costumbres,
principalmente por el Informe sobre la ley agraria (1784-87) y la Memoria para el arreglo
de la policía de espectáculos y diversiones públicas (1790).

2.2.2.3. José Cadalso (1741-1782)

Estudió en París y Londres, conoció muchos países europeos durante su periodo de


formación, e hizo carrera militar, además de literaria. Como Jovellanos, sufrió periodos
de destierro. Cultivó la poesía y el teatro, pero es más conocido por su prosa,
fundamentalmente por la obra prerromántica Noches lúgubres, por las Cartas
marruecas (1773-74) y por el opúsculo satírico “Los eruditos a la violeta” (1772).

2.2.3. El teatro

2.2.3.1. Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)

En 1808 tomó partido por los franceses. Después estuvo apartado de la corte por
“afrancesado”.

En el teatro buscaba un medio instruir deleitando, e mostró apego a las reglas


clásicas, como la de las tres unidades (acción, lugar y tiempo).
Sólo escribió comedias, y ello con gran apego a las normas clásicas, como él mismo
expone en el “Prólogo” a sus obras completas (1825), en el que se encuentra su
definición del género cómico: “Imitación en diálogo (escrito en prosa o en verso) de un
suceso ocurrido en un lugar y en pocas horas entre personas particulares, por medio
del cual […] resultan puestos en ridículo los vicios y errores comunes en la sociedad, y
recomendadas por consiguiente la verdad y la virtud”.

Sus obras más conocidas son El viejo y la niña (1790), La comedia nueva (1792) y,
sobre todo, El sí de las niñas, todas ellas sátiras de las costumbres sociales de la época.

2.3. El prerromanticismo

Algunos autores del siglo XVIII muestran ya actitudes propias del romanticismo,
como la exaltación de los sentimientos, el gusto por lo exótico o la atracción por la coche,
la muerte y lo misterioso.

2.3.1. José Cadalso (1741-1782)

Claramente prerromántica tanto por su tema como por su tratamiento es la obra en


prosa Noches lúgubres, que narra la desesperación de un enamorado ante la muerte
de su amada, que le lleva a desenterrar sus restos para despedirse.

La tragedia Solaya o los circasianos se sitúa en un escenario exótico, Circasia,


región de la Rusia meridional, y aunque se atiene a las reglas neoclásicas para la
tragedia presenta rasgos prerrománticos, como el gusto por lo exótico. Don Sancho
García explora la temática medieval y contiene el exotismo de lo árabe que atraerá a
los románticos, aunque responde al esquema de la tragedia neoclásica en cinco actos
y respeta las tres unidades.

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