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Contribuyamos a una obra magna:


¡la creación de una mejor humanidad!

Dentro de este torbellino de acción que Robert Gilbreath, en su libro


¡Sálvese quien pueda!, denomina “La época de la trituradora”, o “El
espasmódico mundo económico en donde estamos compitiendo”, nos
agota el desgaste provocado por la avalancha de interminables cambios, y
esto hace que escasamente tengamos espacios de reflexión para
concientizamos sobre lo que hoy estamos haciendo, que es precisamente
la creación del mañana de nuestro país.

Los mapas trágicos del hambre en el mundo se han delineado


precisamente en las regiones en donde hay carencias educativas;
regiones en donde no importa la cantidad de recursos naturales que haya
porque ahí los sistemas políticos son deficitarios y prevalecen la injusticia,
el hambre y la ignorancia.

Por otra parte, podemos ver cómo países que parecían tener asegurado
un lugar privilegiado en el mundo hoy sienten que caducan sus políticas y
sistemas sociales. A una democracia que se le modela sólo con base en la
opinión pública no le es fácil mantener una directriz objetiva a largo plazo,
y si bien es importante la revalorización del individuo, el exceso crea
inconformidades por doquier.

A México, país de jóvenes donde la edad promedio es de 19 años y que


cuenta con todas las características y problemas de una sociedad en
transformación, le debemos enfatizar una misión muy especial:

¡La creación de una humanidad mejor con rostro joven y fresco!

Hoy debemos preocuparnos por una educación más congruente con los
tiempos que van a vivir mañana nuestros jóvenes de hoy, reforzarlos con
más valores de orden superior y con principios funda-1 mentales para que
no repitan los errores generacionales tan arraigados en el inconsciente
colectivo nacional y que, como molde repetitivo, multiplican la cultura de
la dependencia, la predisposición al fracaso y la tendencia a los hábitos
castrantes.

Padres de familia, maestros, líderes organizacionales, todos podemos


contribuir a la obra magna que México requiere: el compromiso para la
creación de una humanidad mejor, pero... ¡a partir de ahora!

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