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Javier Barnes
Universidad de Huelva
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Tomo I
u
Procedimiento
Administrativo
Tomo I
u
la ley
Procedimiento administrativo /
Héctor Pozo Gowland ... [et.al.]. - 1a ed. - Buenos Aires: La
Ley, 2012.
v. 1, 1536 ps.; 24x17 cm.
ISBN 978-987-03-2408-9
CDD 347.05
Primera edición:
© Héctor Pozo Gowland, 2012
© De esta edición, La Ley S.A.E. e I., 2011
Tucumán 1471 (C1050AACC) Buenos Aires
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
Impreso en la Argentina
Todos los derechos reservados
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o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio
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o cualquier otro sistema de archivo y recuperación
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I.S.B.N.: 978-987-03-2408-9
SAP: 41401551
SET: 41401520
Argentina
Cassagne, Juan Carlos - Miembro de Número de la Academia Nacional de
Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. Miembro correspondiente de
la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de Madrid y de la Academia
Interamericana de Derecho Internacional y Comparado. Director de la Re-
vista de Derecho Administrativo. Premio Konex de Platino correspondiente
a “Derecho Administrativo, Tributario y Penal” (1996). Autor de mas de 15
libros y de mas de 300 artículos de doctrina en publicaciones de la Argentina
y del exterior.
González Pérez, Jesús - Catedrático de Derecho administrativo. Es Académi-
co de número de las Reales Academias de Ciencias Morales y Políticas y de
Jurisprudencia y Legislación. Académico honorario o correspondiente de
numerosas Academias iberoamericanas. Y Profesor honorario o visitante
de también numerosas Universidades.
Hutchinson, Tomás - Miembro de la Academia Internacional de Derecho
Comparado. Profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires a cargo
de la cátedra de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho (UBA);
profesor titular por concurso de Derecho Administrativo II en la Facultad
de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Plata y de Derecho
Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Mar del Plata. Presidente del Tribunal de Disciplina del Colegio Público de
Abogados de la Capital Federal.
Rodríguez Arana Muñoz, Jaime - Sendín García, Miguel Ángel - Rodríguez
Arana Muñoz, Jaime: Catedrático de Derecho administrativo. Universidad
de la Coruña. Sendín García, Miguel Ángel: Profesor Agregado. Universidad
Europea Miguel de Cervantes (Valladolid).
Barnes Vázquez, Javier - Catedrático de Derecho Administrativo, Universidad
de Huelva, España. El presente trabajo, realizado y adaptado para la edición
de esta obra colectiva, forma parte de un proyecto de más largo alcance que
será publicado bajo el título “Tres generaciones de procedimiento adminis-
trativo” (Editorial Derecho Global – Global Law Press).
Cassese, Sabino - D’ Alterio Elisa - Prof. Cassese, Sabino: Giudice della Corte
costituzionale italiana Professore Emerito della Scuola Normale Superiore di
Pisa. Dott.ssa, D’Alterio, Elisa: Ricercatore di diritto amministrativo presso
l’Università degli studi di Catania (Italia); Consigliere giuridico del Ministro
italiano per la pubblica amministrazione e la semplificazione.
Mairal, Héctor - Abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, UBA
(1982); Master en derecho comparado, cum laude, SMU, EEUU (1963);
Profesor titular de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho
de la Universidad Nacional de Buenos Aires (1978-2008). Premio Konex
de platino por su contribución a las Ciencias Sociales en el campo del
Derecho Administrativo (2006). Miembro de la Academia Nacional de
Ciencias Morales y Políticas. Autor de cinco libros y numerosos artículos
sobre derecho administrativo y derecho comparado publicados en el país
y en el extranjero.
Sáenz, Jorge A. - Profesor Titular Consulto de Derecho Administrativo de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Barra, Rodolfo C. - Ex Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Miembro convencional constituyente de la reforma de 1994. Ex Presidente
de la Auditoría General de la Nación. Profesor titular de derecho adminis-
trativo en la Universidad Católica Argentina. Autor de nueve libros y más de
un centenar de trabajos en revistas especializadas. Ha dictado numerosas
conferencias en el país y en el extranjero
Sarmiento García, Jorge H. - Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Profesor
Emérito de la Universidad Nacional de Cuyo. Miembro Correspondiente de
la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba. Miembro
fundador de la Asociación Iberoamericana de Estudios de Regulación. Ex
Director y Director Honorario del Instituto de Estudios de Derecho Admi-
nistrativo de Mendoza.
Mata, Ismael - Se ha desempeñado como: Secretario de Recursos Hídricos de la
Nación, Director de Asuntos Jcos del Ministerio de O. y Servicios Pcos de la
Nación, Jefe de Asesores del M. de Defensa, Director de Ferrocarriles Arg. y
del Ente Regulador del Agua y Saneamiento. Asesor en materias de Reforma
del Estado de los Gobiernos de Panamá, Ecuador, República Dominicana,
Honduras, El Salvador, Nicaragua, Paraguay y Venezuela, y del Gobierno
Nacional y Gobiernos provinciales de Córdoba y Tucumán. Actualmente:
Perito jurídico designado por el Estado Nacional en causas de arbitraje inter-
nacional ante el CIADI. Profesor de Derecho Administrativo en las Univ. de
Bs. As., Austral, Rosario, La Plata y la Escuela de Abogados del Estado. Autor
de libros y artículos de Derecho Administrativo y ha dictado numerosas
conferencias sobre esa especialidad.
Pozo Gowland, Héctor M. - Abogado. Profesor .Universidad Católica Argen-
tina y Universidad Austral. Premios La Ley 50 aniversario (1985), Mención
de Honor Academia de Ciencias de Buenos Aires (1991) y Premio Miguel S.
Marienhoff Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos
Aires (2011); Publicaciones en La Ley, El Derecho, Revista Derecho Adminis-
trativo. Asesor en temas de servicios públicos y energía.
Sola, Juan V. - Abogado, Doctor en Derecho y Ciencias Sociales, Doctor en
Economía, cum laude. Diplome de Hautes Etudes Internationales. Institut
Universitaire de Hautes Etudes Internationales. Ginebra Suiza. Egresado
con medalla de oro del Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Profesor
Titular de Derecho Constitucional. Universidad de Buenos Aires. Director,
Maestría en Derecho y Economía. UBA. Director, Centro de Estudios en De-
recho y Economía. UBA. Foreign Member. Center of Capitalism and Society.
Columbia University. Académico de Número. Academia Nacional de Ciencias
Morales y Políticas. Académico Correspondiente. Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas de España.
Caputi, María Claudia - María Claudia Caputi se desempeña como Jueza de
la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Fe-
deral (sala II), es Abogada (UBA), Especialista en Derecho Administrativo
Económico (UCA), y maestría de Relaciones Internacionales por la UBA;
asimismo, se desempeña como docente en diversos cursos de posgrado de
la especialidad, y es autora de dos libros y de numerosos capítulos en obras
colectivas, ensayos, artículos y notas en revistas especializadas.
Prólogo.................................................................................................... XV
Título I - Ensayos
Capítulo I
A cuarenta años de la ley nacional
de procedimientos administrativos
I. Luces y sombras........................................................................... 1
II. Situación anterior a la sanción de la LNPA y su trascenden-
cia.................................................................................................. 4
III. La tarea de la Comisión redactora y las influencias doctrina-
rias................................................................................................. 8
IV. La regulación del acto administrativo........................................ 10
A. La función administrativa en sentido objetivo constituye
el eje doctrinario del sistema............................................. 10
B. El principio de la competencia.......................................... 11
C. La regulación del acto administrativo............................... 13
1) Generalidades.......................................................... 13
2) Requisitos esenciales.............................................. 14
3) Publicidad................................................................ 15
4) El silencio administrativo....................................... 15
5) Caracteres del acto administrativo......................... 16
6) Sistema de nulidades. El saneamiento.................. 18
7) La revocación del acto administrativo................... 19
XVIII Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
V. La regulación procesal................................................................. 23
A. Las normas procesales....................................................... 23
B. Las reformas a la LNPA introducidas por el decreto
1023/2001 y la ley 25.344.................................................... 24
1) Decreto 1023/2001.................................................. 24
a) Reformas al art. 7º de la LNPA..................... 24
b) El alcance de la indemnización en los
supuestos de extinción del contrato por
razones de oportunidad, mérito o conve-
niencia........................................................... 25
C. Las modificaciones introducidas por la ley 25.344 de
emergencia económica financiera.................................... 26
1) Reformas de carácter técnico que no afectan el
derecho de tutela judicial efectiva......................... 27
2) Reformas que afectan el derecho de tutela judicial
efectiva..................................................................... 27
VI. La transformación del procedimiento administrativo: las nue-
vas tendencias.............................................................................. 29
VII. La participación de los ciudadanos en la toma de decisiones
públicas. Las audiencias públicas............................................... 31
VIII. El procedimiento administrativo y la tutela judicial efectiva... 34
A. La función de garantía del procedimiento administrativo
y la tutela judicial efectiva.................................................. 34
B. El requisito del agotamiento de la vía administrativa...... 40
C. Un cambio paradigmático: la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de Costa Rica.................................... 41
IX. Conclusiones sobre las nuevas funciones del procedimiento
administrativo: la información y el consenso............................ 45
Capítulo II
Los desafíos del procedimiento
administrativo en el siglo XXI
Jesús González Pérez
I. Introducción................................................................................. 49
Procedimiento Administrativo XIX
Pág.
II. Actuaciones de las Administraciones públicas no sujetas a
procedimientos formalizados..................................................... 52
A. Idea general......................................................................... 52
B. Actuación de las Administraciones no sujetas a proce-
dimiento para la realización de los fines del Estado de
Derecho............................................................................... 54
C. Actuaciones de las Administraciones para la realización
de fines del Estado social................................................... 57
III. La tendencia a huir de las formalidades del procedimiento
administrativo.............................................................................. 60
A. Eficacia frente a garantía.................................................... 60
B. Las vías para eludir las garantías....................................... 62
1. Formas de previsión de medios............................. 62
a) Reclutamiento del personal............................... 62
b) Provisión de medios materiales......................... 65
2. Funciones de realización de fines.......................... 65
C. La reacción.......................................................................... 66
IV. Respeto de las garantías esenciales............................................ 67
A. El principio del debido proceso......................................... 67
B. Iniciación de los procedimientos...................................... 70
C. Audiencia............................................................................. 70
D. Órgano administrativo....................................................... 70
E. Reacción frente a los actos del procedimiento................. 70
Capítulo III
La posibilidad de unificación del procedimiento
administrativo en América Latina
Tomás Hutchinson
I. Introducción ................................................................................ 73
II. Los organismos regionales en América del Sur......................... 76
III. Perspectiva de la unificación del derecho en América Latina.. 78
IV. El derecho administrativo ante la globalización ....................... 80
A. Globalización y regionalización........................................ 80
XX Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
B. La integración y el acomodamiento de los ordenamientos
administrativos................................................................... 82
V. La posibilidad de unificación del procedimiento administrativo
en América Latina........................................................................ 83
A. Introducción........................................................................ 83
B. El procedimiento administrativo....................................... 84
C. Los antecedentes de las normas de procedimiento ad-
ministrativo en Sudamérica............................................... 85
VI. ¿Qué características podría tener una regulación única?......... 91
A. La imposibilidad de una regulación uniforme de todo
tipo de procedimiento........................................................ 91
B. A qué debería tender una unificación del procedimiento
administrativo..................................................................... 94
1) Preliminar................................................................ 94
2) El procedimiento como garantía de eficiencia
administrativa.......................................................... 95
3) El procedimiento como necesario equilibrio ....... 96
C. El nuevo modelo de procedimiento administrativo........ 98
D. El principio de juridicidad y la discrecionalidad admi-
nistrativa.............................................................................. 99
E. El procedimiento administrativo electrónico................... 103
VII. Conclusión.................................................................................... 104
Capítulo IV
El Procedimiento Administrativo como sistema de control
por la administración y por los ciudadanos: legalidad
y eficiencia
Jaime Rodríguez Arana Muñoz
Miguel Ángel Sendín García
I. Introducción................................................................................. 107
II. Procedimiento Administrativo común y procedimientos es-
peciales o formalizados............................................................... 108
III. Los sujetos en el Procedimiento Administrativo....................... 111
A. La Administración Pública Actuante................................ 111
Procedimiento Administrativo XXI
Pág.
B. Los interesados................................................................... 114
IV. El plazo máximo para resolver el procedimiento: obligación
de resolver y silencio administrativo.......................................... 118
V. Fases del procedimiento.............................................................. 123
A. Iniciación del procedimiento............................................ 123
B. Fase de Instrucción............................................................. 126
1) Alegaciones.............................................................. 126
2) Informes y dictámenes............................................ 127
3) Prueba...................................................................... 129
4) Trámite de audiencia.............................................. 131
5) Trámite de información pública............................ 132
C. Terminación del procedimiento........................................ 133
VI. Reflexión conclusiva.................................................................... 138
Capítulo V
El Procedimiento Administrativo en el tiempo y en el espacio:
una perspectiva histórica y comparada
Javier Barnes Vázquez
Pág.
2) Sectores del ordenamiento vinculados al pro-
cedimiento. El caso especial de la organización
administrativa.......................................................... 157
D. El procedimiento como sistema vivo y complejo ............ 161
1) La compleja composición del sistema jurídico del
procedimiento......................................................... 161
2) La aportación de una ley general al conjunto del
sistema...................................................................... 164
3) La integración dinámica del conjunto en cuanto
sistema vivo.............................................................. 164
III. El Procedimiento en perspectiva histórica. Cinco ejemplos
en la evolución de la Legislación General de Procedimiento:
España, Austria, Estados Unidos, Alemania y Japón. Leyes en
contexto........................................................................................ 165
A. La Ley española de 1889: común denominador de trámi-
tes y formalidades de la Administración estatal. La Ley
de procedimiento como técnica de racionalización del
trabajo y de impulso de la celeridad en la resolución de
los asuntos. Procedimiento “para” la Administración: “la
acción administrativa vista desde dentro”........................ 166
B. La legislación austríaca de 1925: una ley sistemática de
corte procesal en defensa del interesado. Procedimiento
“para” el ciudadano............................................................ 177
C. La Ley federal de Procedimiento Administrativo de 1946
(Administrative Procedure Act, APA). El procedimiento
para la elaboración de reglas (indicativas) y de regla-
mentos de las agencias independientes, basado en la
colaboración........................................................................ 181
1) Introducción: el crecimiento exponencial del
poder reglamentario de las agencias..................... 181
2) Contexto y precedentes. La influencia del “Informe
Final” de 1941.......................................................... 184
3) Significado y aportación del procedimiento de
elaboración de reglas y reglamentos...................... 191
(i) Naturaleza de los reglamentos y reglas objeto
de los procedimientos de la Ley de 1946....... 192
Procedimiento Administrativo XXIII
Pág.
(ii) Clases de procedimientos de elaboración de
reglas y reglamentos........................................ 193
(iii) Organización interna de la agencia y proce-
dimiento forman las dos caras de una misma
medalla............................................................ 195
(iv) Las agencias constituyen estructuras organi-
zativas diseñadas para obtener la informa-
ción técnica y científica necesaria de modo
que, en última instancia, puedan adoptar
decisiones inteligentes y justas...................... 196
(v) La obtención y el tratamiento de la infor-
mación necesaria se consigue mediante un
método de trabajo y un procedimiento de
carácter cooperativo....................................... 197
4) Resumen.................................................................. 202
D. La Ley alemana de 1976: ley general de procedimiento
para el dictado de actos y la celebración de contratos..... 202
1) Historia y prehistoria: 1883-1958........................... 202
2) La reunión de 1958 de la Asociación Alemana de
Derecho Público (Vereinigung deutscher Staats-
rechtslehrer)............................................................. 205
3) Conclusión de la evolución histórica y del esque-
ma constitucional.................................................... 207
4) Las notas características de la Ley de 1976, desde
una perspectiva crítica............................................ 208
5) En busca de la identidad propia del procedimiento
administrativo.......................................................... 210
E. La Ley japonesa de Procedimiento Administrativo de
1993...................................................................................... 211
1) La historia. Tres grupos de procedimientos.......... 212
2) Dificultades y singularidades del Derecho Admi-
nistrativo japonés y las respuestas de la Ley de
Procedimiento de 1993........................................... 214
3) Prehistoria e intrahistoria de las “directrices ad-
ministrativas” (o actividad informal de la Admi-
nistración). La cultura del consenso...................... 216
4) Directrices administrativas: concepto legal.......... 220
XXIV Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
5) Los principios y reglas legales de las directrices
administrativas........................................................ 221
F. Las cinco leyes en perspectiva.......................................... 222
1) La evolución histórica y la variedad de soluciones
en la estructura interna que presentan las leyes de
procedimiento......................................................... 222
2) La emancipación del modelo o modelos origina-
rios............................................................................ 223
G. Conclusión parcial: la creciente posición relativa del
procedimiento en el seno del sistema del Derecho Ad-
ministrativo......................................................................... 224
1) De la defensa a la acción......................................... 224
2) Del recurso a la petición......................................... 225
3) Expansión ................................................................ 226
4) Resumen.................................................................. 226
IV. El Procedimiento Administrativo en perspectiva comparada:
El método de la “Comparación por pares” (O “Peer Review”). 227
A. La práctica del análisis comparado en materia de proce-
dimiento administrativo, una constante histórica........... 227
B. Primeros interrogantes: ¿qué comparar y cómo compa-
rar?....................................................................................... 229
1) Comparación entre procedimientos de igual o
similar naturaleza (generaciones) y la oportuna
selección de valores o criterios a cuyo trasluz
realizar la evaluación (vara de medir)................... 229
2) Contexto jurídico, perspectiva sistemática............ 231
C. La expansión mundial de la legislación de procedimiento
administrativo. De la heterogeneidad a la tipificación.... 233
D. El problema: ¿cuál es el término de la comparación?
¿Cómo se compara?............................................................ 235
E. La solución: un “mapa” o “carta de navegación”: la cla-
sificación por generaciones............................................... 238
1) Lo que subyace a la diversidad. Recapitulación... 238
2) Generaciones o especies......................................... 238
3) Función descriptiva y prescriptiva de la clasifica-
ción por generaciones............................................. 240
Procedimiento Administrativo XXV
Pág.
F. El procedimiento como sistema: referente obligado para
el análisis comparado......................................................... 240
V. Una breve semblanza de la ley Argentina de procedimiento
administrativo, del 3 de abril de 1972, a la luz del relato histó-
rico y comparado......................................................................... 242
A. Panorama y significado...................................................... 242
B. Contexto.............................................................................. 248
1) Procedimiento de primera generación.................. 248
2) Ley de “conceptos”, principios, criterios, derechos
y deberes.................................................................. 248
3) Ley perteneciente a la familia jurídica ibero-
americana................................................................ 250
C. Balance................................................................................ 253
VI. Bibliografía citada........................................................................ 253
Capítulo VI
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese
Elisa D’Alterio
I. Premisa......................................................................................... 261
II. El procedimiento administrativo en los ordenamientos nacio-
nales.............................................................................................. 263
III. Del nivel nacional al global: la técnica de los transplantes...... 271
IV. Diferencias respecto del modelo nacional................................. 281
V. ¿Hacia el desarrollo de un modelo global?................................ 290
VI. Efectos de la rule of law global.................................................... 294
VII. Conclusiones................................................................................ 300
Capítulo VII
Análisis crítico de la Legislación Nacional
de Procedimientos Administrativos
Héctor Mairal
I. Introducción................................................................................. 307
II. La situación previa....................................................................... 308
XXVI Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
III. El decreto-ley 19.549/72.............................................................. 310
IV. La jurisprudencia......................................................................... 312
V. Las modificaciones legislativas................................................... 315
VI. La situación actual....................................................................... 316
VII. Los cambios necesarios............................................................... 320
Capítulo VIII
Principios Generales del Procedimiento Administrativo
Jorge A. Sáenz
I. Introducción................................................................................. 325
II. Acerca de los llamados “principios generales”.......................... 326
III. Relevancia de los principios generales en el sistema jurídico
del Estado Constitucional de Derecho argentino...................... 327
A. Las fuentes de los principios en el sistema jurídico ar-
gentino................................................................................. 327
B. Función primordial de los principios generales en la
dinámica del sistema jurídico y su identificación............ 332
C. Una característica central de los principios: su fuerza
expansiva............................................................................. 336
D. Conclusiones ...................................................................... 340
IV. El procedimiento administrativo. Su trascendencia en la
validez y efectividad del orden jurídico y su relación con el
funcionamiento real del estado en la República Argentina...... 341
V. Los principios generales del procedimiento administrativo y
su limitada vigencia práctica....................................................... 346
VI. Los principios y su problemática vigencia en la actual situación
institucional.................................................................................. 362
Capítulo IX
La reforma de la ley de procedimientos administrativos
y la sustantividad del contrato administrativo
Rodolfo C. Barra
Pág.
III. El acto administrativo en el corazón del sistema...................... 376
IV. El contrato administrativo en la LPA.......................................... 377
V. La sustancia y los accidentes regulatorios................................. 381
Capítulo X
Procedimiento administrativo: Especies y clasificaciones
Jorge H. Sarmiento García
I. Introducción................................................................................. 385
II. Procedimiento general y procedimientos especiales............... 387
A. Ámbito Nacional................................................................. 389
B. Ámbito provincial............................................................... 395
III. Procedimientos declarativos ...................................................... 396
A. Procedimiento disciplinario.............................................. 397
B. Procedimiento de revisión “ex officio” ............................. 397
C. Procedimientos de la Administración de control ............ 405
D. Procedimiento interno, externo y reglamentario............. 412
E. Procedimiento recursivo o de impugnación.................... 413
F. Procedimientos lineales, competitivos y procedimientos
trilaterales............................................................................ 418
G. Procedimientos de aprobación automática y de evalua-
ción previa........................................................................... 419
IV. Procedimientos ejecutivos.......................................................... 420
Capítulo XI
Administración servicial y procedimiento administrativo
(El rediseño de la organización a través
del procedimiento)
Ismael Mata
Pág.
II. La administración pública como sistema.................................. 429
A. Caracteres de un sistema................................................... 429
B. Los subsistemas.................................................................. 431
III. La regulación del procedimiento administrativo...................... 433
A. Procedimiento y legalidad................................................. 433
B. La expansión del subsistema general................................ 436
C. La participación.................................................................. 440
D. El acceso a la información pública.................................... 440
IV. La decisión administrativa.......................................................... 443
V. Modelo de desempeño................................................................ 445
VI. Propuestas.................................................................................... 446
Capítulo XII
Antecedentes históricos y evolución normativa
del procedimiento administrativo en la Argentina
I. Introducción................................................................................. 449
II. Consideraciones preliminares acerca de la evolución del pro-
cedimiento administrativo.......................................................... 451
III. El procedimiento administrativo antes de la ley 19.549........... 456
A. Principios y reglas del procedimiento administrativo..... 456
B. Impugnación en sede administrativa de los actos admi-
nistrativos. Lo recursos administrativos........................... 461
C. La instancia administrativa previa para demandar al
Estado.................................................................................. 471
D. Proyectos de leyes de procedimiento administrativo...... 474
1) Proyecto de Ley Orgánica de la Administración
Pública Nacional de Fiorini (1960)......................... 474
2) Proyecto de Código Administrativo de Gordillo
(1964)........................................................................ 478
3) Proyecto de Linares-Gordillo................................. 480
4) Proyecto de Diez, Avila y Gordillo.......................... 480
Procedimiento Administrativo XXIX
Pág.
E. El procedimiento administrativo según la Procuración
del Tesoro............................................................................ 480
F. El procedimiento administrativo según la jurispruden-
cia......................................................................................... 481
G. El procedimiento administrativo según la doctrina........ 481
IV. La ley 19.549................................................................................. 481
A. Las normas sobre procedimientos administrativos en el
derecho comparado al momento de la sanción de la ley
19.549................................................................................... 484
B. Antecedentes considerados en la redacción de la ley
19.549................................................................................... 485
C. La recepción del régimen de Procedimientos Adminis-
trativos en la doctrina nacional......................................... 485
D. La evolución en la regulación del procedimiento admi-
nistrativo.............................................................................. 487
V. Evolución normativa de la ley 19.549......................................... 497
A. Reformas de la ley 19.549................................................... 498
1) Ley 21.686 (21 de noviembre de 1977)................... 498
2) Ley 25.344 (Octubre 19 de 2000)............................ 500
3) Decreto 1023/01...................................................... 504
B. Reformas al decreto 1759/72............................................. 505
1) Decreto Nº 9101/72, referido a la vigencia de di-
versos procedimientos especiales.......................... 505
2) Decreto Nº 1744/73................................................. 508
3) Decreto Nº 242/74................................................... 508
4) Decreto Nº 1383/74................................................. 508
5) Decreto Nº 3700/77................................................. 508
6) Decreto Nº 333/85................................................... 508
7) Decreto 1893/85...................................................... 508
8) Decreto 1883/91...................................................... 509
9) Decreto 722/96........................................................ 513
10) Decreto 1155/97...................................................... 514
VI. Consideraciones finales............................................................... 514
XXX Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
Capítulo XIII
Análisis económico de la ley de
procedimientos administrativos
Pág.
Capítulo XIV
Ética pública y procedimiento administrativo
I. Introducción................................................................................. 563
II. Los ámbitos de la ética y del derecho. Deslinde y complemen-
tación............................................................................................ 567
III. La moral como ingrediente del obrar administrativo............... 573
IV. La perspectiva histórica: el momento en el que surgió la ley
19.549............................................................................................ 578
V. El “efecto bisagra” de la LPA en la historia de la ética pública.. 583
VI. La sinergia o nexo de cooperación existente entre el adecua-
do diseño de los procedimientos administrativos y la mejor
consecución de los objetivos ínsitos en las normas sobre ética
pública.......................................................................................... 593
VII. Excursus: retomando los temas sobrevivientes......................... 599
Capítulo XV
Procedimiento administrativo en el estado constitucional
social de derecho
I. Introducción................................................................................. 609
II. Precisiones conceptuales sobre el procedimiento administrativo. 611
III. El art. 7º inc. d) de la LNPA y el debido procedimiento previo
a todo acto.................................................................................... 615
IV. Las formas esenciales y sus fines. Consecuencias derivadas de
su inobservancia.......................................................................... 617
V. Estado constitucional de derecho y derecho administrativo... 620
VI. Estado constitucional social de derecho, función administra-
tiva e interés público.................................................................... 623
VII. Proyección de los principios cardinales del estado constitu-
cional social de derecho sobre el procedimiento administra-
tivo............................................................................................. 625
XXXII Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
A. Las garantías fundamentales mínimas que debe respetar
el procedimiento administrativo que precede al acto
administrativo de gravamen.............................................. 625
1) Las proyecciones del control de convencionalidad
sobre la función administrativa.............................. 625
2) Garantías fundamentales mínimas en el procedi-
miento administrativo según la jurisprudencia de
la Corte IDH ............................................................ 628
a) Derecho al debido proceso legal en sede
administrativa.................................................. 628
b) Derecho a una decisión fundada................... 630
c) Principio de plazo razonable ......................... 631
d) Conclusiones................................................... 633
B. La proyección de los valores del Estado constitucional
social de derecho en el procedimiento administrativo... 634
1) Procedimiento administrativo constitucional...... 635
2) Procedimiento administrativo colectivo............... 639
3) Procedimiento administrativo urgente................. 641
VIII. Conclusiones.................................................................................................. 642
Capítulo XVI
Principio de la tutela administrativa efectiva
Armando N. Canosa
Pág.
A. Los procedimientos administrativos especiales.............. 676
B. La eficacia en el actuar de la administración ................... 677
Capítulo XVII
Principio de razonabilidad en el procedimiento
administrativo
Ezequiel Cassagne
Capítulo XVIII
Procedimiento Administrativo en las relaciones
económicas
Hernán Celorrio
Pág.
B. Procedimiento para actos reglamentarios........................ 737
C. Procedimientos en actividades de fomento.................... 740
D. Procedimientos impugnatorios......................................... 742
IV. La incidencia económica............................................................. 743
A. La subsunción impugnatoria............................................. 744
B. Los terceros afectados........................................................ 745
C. Temporaneidad y eficacia.................................................. 747
D. Publicidad adecuada.......................................................... 748
V. Conclusiones................................................................................ 749
Capítulo XIX
El interés público y el interés privado en el
procedimiento administrativo
Jorge A. S. Barbagelata
Pág.
Capítulo XX
Presunción de legitimidad de los actos administrativos
y proceso administrativo
I. Introducción................................................................................. 791
II. El Derecho Administrativo actual: de la unilateralidad a la
concertación................................................................................. 792
III. El deber de Procesalización de la Acción Administrativa......... 797
IV. La presunción de Legitimidad en un contexto procesalizado.. 805
V. Conclusión.................................................................................... 809
Capítulo XXI
El silencio administrativo
Héctor M. Huici
I. Introducción................................................................................. 813
II. La Ambigüedad: Una equiparación errada, inconveniente e
innecesaria................................................................................... 814
III. El derecho a peticionar, el silencio y el derecho........................ 816
IV. Antecedentes normativos del silencio administrativo.............. 819
V. La naturaleza jurídica del silencio administrativo negativo..... 824
VI. La Reforma de la ley 25.344......................................................... 828
VII. El silencio positivo....................................................................... 832
VIII. Las resoluciones tardías ......................................................................... 836
IX. El silencio y los terceros interesados.......................................... 838
X. Reflexiones finales....................................................................... 839
Capítulo XXII
Noción contractual en el Derecho
Público y Privado
Esteban Centanaro
................................................................................................................. 841
XXXVI Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
Capítulo XXIII
Los principios supranacionales
de derechos humanos en el procedimiento administrativo
Guillermo F. Treacy
I. Introducción................................................................................. 857
II. Los principios procesales en el procedimiento administrativo:
planteo de la cuestión.................................................................. 860
III. La recepción de los instrumentos internacionales de derechos
humanos en el derecho argentino.............................................. 864
IV. Las garantías del proceso judicial en el procedimiento admi-
nistrativo....................................................................................... 867
V. El principio de tutela administrativa efectiva............................ 870
VI. La trasposición de los principios supranacionales al procedi-
miento administrativo................................................................. 874
A. El principio de independencia e imparcialidad del órgano
decisor................................................................................. 875
B. La participación de los particulares en el procedimiento
administrativo..................................................................... 877
C. El plazo razonable de duración en los procedimientos
administrativos................................................................... 879
D. La no autoincriminación en el procedimiento administrati-
vo...................................................................................................... 882
E. El derecho a la asistencia letrada en el procedimiento
administrativo..................................................................... 884
F. El derecho a una decisión fundada................................... 886
VII. La revisión judicial de las decisiones administrativas.............. 887
A. El agotamiento de la instancia administrativa................. 888
B. La regla “solve et repete”.................................................... 893
VIII. Revisitando la teoría de la subsanación............................................... 894
IX. Consideración final: la revalorización del procedimiento ad-
ministrativo................................................................................... 896
Procedimiento Administrativo XXXVII
Pág.
Capítulo XXIV
Potestades sancionatorias de la Administración
en la Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos
Pág.
Título II - Relación con otras ramas del derecho
Capítulo XXV
Una aproximación constitucional a la Ley Nacional
de Procedimientos Administrativos
Alberto B. Bianchi
I. Planteo.......................................................................................... 918
II. El procedimiento administrativo como reglamentación formal
del derecho de petición............................................................... 920
III. El debido proceso adjetivo en el procedimiento administrati-
vo................................................................................................... 924
A. Las reglas procesales básicas............................................. 924
B. El acceso a las actuaciones. El pedido de vista................. 928
C. Los requisitos de las notificaciones................................... 930
D. La peligrosa “tesis de la subsanación”.............................. 931
E. El silencio de la Administración........................................ 932
IV. Las raíces constitucionales de la causa como requisito del acto
administrativo.............................................................................. 935
V. El artículo 17 LPA y la protección constitucional de los derechos
adquiridos ................................................................................... 936
A. El fundamento constitucional del artículo 17 LPA........... 936
B. El concepto de derecho de propiedad.............................. 937
C. La noción de derecho adquirido....................................... 940
D. El acto administrativo como fuente de derechos adqui-
ridos 941
E. El fundamento constitucional de la acción de lesividad. 944
VI. La injustificada deferencia judicial hacia los reglamentos dic-
tados bajo el artículo 99(2) de la Constitución.......................... 944
A. Planteo................................................................................. 944
B. Los reglamentos en los Estados Unidos............................ 946
1) Clases........................................................................ 946
2) El procedimiento de sanción (rulemaking)........... 949
3) Los controles previos a su vigencia........................ 955
Procedimiento Administrativo XXXIX
Pág.
C. Diferencias entre los reglamentos en los Estados Unidos
y la Argentina...................................................................... 961
D. La “doctrina de la deferencia” en los Estados Unidos...... 965
1) Enunciado................................................................ 965
2) La deferencia en caso de interpretación adminis-
trativa de las leyes.................................................... 965
3) Bowles v. Seminole Rock y la deferencia en la in-
terpretación administrativa de un reglamento..... 973
4) Una primera síntesis............................................... 975
5) Dificultades en la aplicación de Chevron.............. 977
6) Crítica doctrinaria a Chevron................................. 979
7) La deferencia en materia tarifaria.......................... 980
8) La deferencia hacia los actos administrativos....... 985
9) El caso de las opinión letters................................... 986
E. La deferencia judicial hacia los reglamentos en la Corte
Suprema Argentina............................................................. 987
1) La evolución jurisprudencial.................................. 987
2) Síntesis de la doctrina de la deferencia en la Ar-
gentina...................................................................... 996
F. Conclusiones....................................................................... 997
VII. Las opciones constitucionales de la LPA. ¿A quién protege el
procedimiento administrativo?.................................................. 1000
A. Planteo................................................................................. 1000
B. El agotamiento de la instancia........................................... 1001
C. El plazo de caducidad para demandar a la Administra-
ción 1003
1) Las dificultades del control judicial de la Admi-
nistración Pública.................................................... 1004
2) La aprobación constitucional del plazo de cadu-
cidad......................................................................... 1012
D. La cuestión en el derecho comparado.............................. 1013
E. Reflexiones sobre el sistema.............................................. 1016
VIII. Conclusiones................................................................................ 1019
XL Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
Capítulo XXVI
Procedimiento administrativo y derecho procesal
Derecho constitucional de probar
en el procedimiento administrativo
Osvaldo A. Gozaíni
Capítulo XXVII
Derecho político y derecho administrativo
Oscar Camilión
Pág.
Capítulo XXVIII
Procedimiento Administrativo y Derecho Municipal
Alberto Biglieri
I. Introducción................................................................................. 1090
II. Apuntes sobre interpretación y analogía ................................... 1092
III. Es la economía............................................................................. 1092
IV. Ampliación jurisprudencial del Primer Título del Código de
Vélez.............................................................................................. 1094
V. Los casos en los que la LNPA no incide directamente en el
derecho local................................................................................ 1095
VI. Cuestiones Complejas ................................................................ 1095
VII. Poder de Policía y Regulación..................................................... 1096
VIII. Poder de policía, sanciones y otros procedimientos especia-
les .................................................................................................. 1097
IX. El derecho administrativo municipal......................................... 1099
X. Normas de Derecho Administrativo Municipal........................ 1101
XI. El contencioso administrativo.................................................... 1101
XII. La paradigmática LNPA............................................................... 1102
XIII. La LNPA como paradigma doctrinario....................................... 1102
XIV. El artículo 7º de la LNPA. Paradigma analógico........................ 1102
XV. Contribución Provincial.............................................................. 1103
XVI. Compromisos internacionales y Supranacionalidad................ 1104
XVII. Conclusión.................................................................................... 1106
XVIII. Epílogo.......................................................................................... 1107
Capítulo XXIX
Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
Pág.
IV. Los principios generales del procedimiento administrativo.... 1120
V. Los procedimientos tributarios................................................... 1131
VI. El procedimiento administrativo y el procedimiento tributario:
similitudes y diferencias.............................................................. 1152
VII. Procedimiento Administrativo y Derecho Tributario............... 1157
Capítulo XXX
Procedimiento Administrativo y Derecho del Trabajo
La actuación de la Administración
en el ámbito laboral
Marcelo Navarro
Pág.
3) Policía del trabajo.................................................... 1185
4) El régimen administrativo sancionador laboral.
Particularidades....................................................... 1187
5) Organización del sistema de inspección laboral.. 1189
6) Régimen sancionador laboral................................ 1191
IV. Otras funciones a cargo de la administración laboral............... 1194
A. Competencias de la administración laboral respecto de
las relaciones individuales de trabajo .............................. 1194
1) Declaración de insalubridad.................................. 1194
2) Registro laboral........................................................ 1195
3) Funciones en materia remuneratoria.................... 1195
4) Mediación y conciliación........................................ 1195
5) Intervención en el proceso preventivo de crisis
empresaria............................................................... 1196
6) Atención del régimen de riesgos del trabajo......... 1196
B. Facultades atinentes a las relaciones colectivas del tra-
bajo ................................................................................... 1197
1) Facultades referidas al régimen sindical............... 1197
2) Facultades en materia de negociación colectiva.. 1198
3) Composición de conflictos colectivos................... 1199
Capítulo XXXI
La Actuación de la Administración
en el Ámbito Previsional y de la Seguridad Social
I. Introducción................................................................................. 1201
II. La Seguridad Social. Definición.................................................. 1204
III. Tendencias y principios de la Seguridad Social......................... 1205
A. Tendencias.......................................................................... 1205
B. Principios de la Seguridad Social...................................... 1207
IV. La Previsión Social....................................................................... 1209
V. La internacionalización de la seguridad social ......................... 1210
XLIV Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
VI. Organización de la Seguridad Social en la República Argenti-
na................................................................................................... 1216
A. Constitución Nacional........................................................ 1216
B. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.......... 1217
C. Sistema Único de Seguridad Social .................................. 1218
D. Contribución Única de la Seguridad Social...................... 1222
E. Comisión Administrativa de Revisión de la Seguridad
Social (CARSS) ................................................................... 1222
F. Sistema Nacional del Seguro de Salud. Obras Sociales .
Superintendencia de Servicios de Salud........................... 1224
1) Sistema Nacional del Seguro de Salud................... 1224
2) Obras Sociales.......................................................... 1225
3) Superintendencia de Servicios de Salud............... 1226
G. Riesgos del Trabajo. Gestión del Sistema. Ley 24.557...... 1229
1) Aseguradoras de riesgos del trabajo...................... 1229
2) Superintendencia de Riesgos del Trabajo............. 1230
H. Comisiones Médicas. Función, distribución y competen-
cia territorial ....................................................................... 1233
I. Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agra-
rios (RENATEA)................................................................... 1234
J. Fondo Nacional de Empleo. Prestación por desempleo
ley 24.013............................................................................. 1236
VII. Facultades Jurisdiccionales de la Administración de Seguridad
Social............................................................................................. 1237
VIII. Competencia Nacional y Provincial en materia de Seguridad
Social............................................................................................. 1239
IX. Conclusión ................................................................................... 1242
Capítulo XXXII
Procedimiento administrativo y derecho internacional
Alberto M. Sánchez
I. Introducción................................................................................. 1243
II. La Globalización.......................................................................... 1246
Procedimiento Administrativo XLV
Pág.
III. Derecho internacional y derecho de la integración.................. 1247
IV. Incidencia de las normas de integración en el derecho inter-
no............................................................................................... 1253
V. La importancia de los principios................................................ 1256
VI. Procedimiento Administrativo y principios............................... 1259
A. Principio de legalidad......................................................... 1262
B. Principio del debido procedimiento................................. 1263
C. Principio de impulso de oficio........................................... 1263
D. Principio de razonabilidad................................................. 1263
E. Principio de imparcialidad................................................ 1264
F. Principio de informalismo................................................. 1265
G. Principio de presunción de veracidad.............................. 1265
H. Principio de celeridad........................................................ 1265
I. Principio de eficacia........................................................... 1266
J. Principio de verdad material............................................. 1267
K. Principio de participación................................................. 1267
L. Principio de simplicidad.................................................... 1267
M Principio de uniformidad................................................... 1268
VII. La normación internacional en la materia................................. 1268
A. Derecho de petición a las autoridades.............................. 1268
B. Derecho al debido proceso................................................ 1268
VIII. Conclusiones................................................................................ 1269
Capítulo XXXIII
Sistema de justicia interna
de las Naciones Unidas
I. Introducción................................................................................. 1271
II. La Organización de las Naciones Unidas................................... 1272
A. Origen.................................................................................. 1272
B. Estructura............................................................................ 1273
1) Órganos principales................................................ 1273
XLVI Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
2) Órganos subsidiarios............................................... 1277
3) El sistema de las organizaciones de las Naciones
Unidas...................................................................... 1278
C. El personal de las Naciones Unidas................................... 1279
1) Designación del personal....................................... 1279
2) Normas que rigen el comportamiento y actuación
de los empleados. El derecho de defensa.............. 1280
3) Inmunidad de jurisdicción..................................... 1282
III. El sistema de justicia interna de las Naciones Unidas.............. 1283
A. Características..................................................................... 1283
B. Estructura ........................................................................... 1284
C. Sistema informal de administración de justicia............... 1285
1) La Oficina del Ombudsman.................................... 1286
2) La División de Mediación....................................... 1286
D. Sistema formal de administración de justicia.................. 1289
1) Evaluación Interna.................................................. 1289
2) Tribunal Contencioso-Administrativo de las Na-
ciones Unidas........................................................... 1291
a) Integración.................................................... 1291
b) Competencia................................................ 1292
c) Legitimación................................................. 1293
d) Medidas precautorias durante la evalua-
ción interna y durante el procedimiento.... 1295
e) Requisitos de admisibilidad de la deman-
da................................................................... 1295
f) Facultades del Tribunal............................... 1297
g) Quinto informe de las actividades de la
Oficina de Administración de Justicia........ 1299
3) Tribunal de Apelaciones de las Naciones Unidas. 1300
4) Oficina de Administración de Justicia................... 1307
5) Asistencia letrada al personal................................. 1308
6) El Consejo de Justicia Interna................................. 1309
E. Diferencias con el anterior sistema................................... 1310
Procedimiento Administrativo XLVII
Pág.
IV. Aspectos remarcables del Sistema de Justicia Interna de las
Naciones Unidas. Su posible aplicación al Derecho Adminis-
trativo argentino........................................................................... 1311
V. Conclusiones................................................................................ 1316
Capítulo XXXIV
Procedimiento Administrativo y Derecho Informático
Carlos E. Delpiazzo
I. Objeto............................................................................................ 1319
II. Peculiaridades de la Administración Electrónica..................... 1325
A. Supuestos............................................................................ 1325
1) Nuevos requerimientos........................................... 1325
2) Requerimientos permanentes................................ 1329
B. Transformaciones de la organización administrativa .... 1330
III. Peculiaridades del Procedimiento Administrativo Electróni-
co................................................................................................... 1332
A. Supuestos............................................................................ 1332
1) Nuevas exigencias................................................... 1333
2) Exigencias permanentes......................................... 1335
B. Transformaciones de la actividad administrativa............ 1336
IV. Tramitación del Procedimiento Administrativo Electrónico... 1340
A. Sustanciación: el expediente electrónico......................... 1340
B. Comunicaciones: las notificaciones electrónicas............ 1348
V. Conclusión.................................................................................... 1354
Capítulo XXXV
La influencia del derecho penal
en el procedimiento administrativo
Derecho Penal Administrativo como
subsistema del Derecho Penal
Pág.
III. Derecho administrativo disciplinario........................................ 1358
IV. Derecho penal administrativo.................................................... 1362
A. La afectación de un bien jurídicamente tutelado como
presupuesto de la punibilidad........................................... 1366
B. El principio de legalidad.................................................... 1367
C. La regla de tipicidad........................................................... 1369
D. La culpabilidad................................................................... 1369
E. Otros principios del derecho penal administrativo......... 1372
IV. Control judicial suficiente........................................................... 1381
V. Colofón.......................................................................................... 1382
Capítulo XXXVI
Procedimiento Administrativo y su
relación con el Derecho Aduanero
Enrique C. Barreira
Pág.
F. La tentación de la administración por deslizarse en el
plano inclinado del poder.................................................. 1405
G. Características del acto de la aduana que autoriza la
destinación u operación solicitada por el particular....... 1407
V. El procedimiento aduanero impugnatorio (contencioso) y su
metodología en el C.A................................................................. 1410
VI. La recepción de los principios de la LNPA en el procedimiento
aduanero....................................................................................... 1415
A. Celeridad, economía, sencillez y eficacia......................... 1415
1) El impulso de oficio................................................. 1416
2) Las “cargas” del administrado ............................... 1417
3) La perentoriedad de los plazos y su cómputo....... 1419
4) Plazos máximos para que la administración se
expida....................................................................... 1420
5) La apelación directa al Tribunal Fiscal por retardo
de la administración en el dictado de la decisión
administrativa en los procedimientos de impug-
nación de repetición y para las infracciones......... 1421
6) El amparo por mora de la administración............. 1421
7) Equiparación del nivel de la tasa de interés activa
y pasiva a fin de alentar la celeridad de la admi-
nistración en los procedimientos aduaneros........ 1421
8) Disminución de las instancias recursivas.............. 1423
B. El principio del debido proceso adjetivo ......................... 1424
1) Derecho a ser oído, ofrecer y producir prueba y a
una decisión fundada ............................................. 1424
2) Domicilio.................................................................. 1425
3) Notificaciones.......................................................... 1426
4) El dictamen jurídico y la verdad jurídica objetiva. 1427
5) Representación y patrocinio letrado...................... 1427
C. Principio de equilibrio en la relación jurídica de la aduana
y el administrado en el procedimiento administrativo.1428
1) Efecto suspensivo de la impugnación en materia
tributaria.................................................................. 1428
L Héctor M. Pozo Gowland
Pág.
2) Retiro de la mercadería bajo el régimen de garan-
tía.............................................................................. 1429
VIII. Reflexiones finales....................................................................... 1431
Capítulo XXXVII
Procedimiento Administrativo
y Medio Ambiente
I. Presentación................................................................................. 1433
II. Aspectos a resaltar del procedimiento administrativo para
aplicar al medio ambiente........................................................... 1433
III. Recursos y habilitación de la instancia. Amparo....................... 1434
IV. Legitimación................................................................................. 1441
V. Permisos, habilitaciones.............................................................. 1449
VI. Procedimientos especiales.......................................................... 1450
A. EIA........................................................................................ 1450
B. Audiencias públicas............................................................ 1463
C. Evaluación Ambiental Estratégica..................................... 1470
VII. Conclusiones................................................................................ 1472
Título I - Ensayos
Capítulo I
I. Luces y sombras
La seguridad jurídica, un valor del que suelen desentenderse
muchos de los protagonistas del mundo del derecho, se mantiene y
consolida con la estabilidad de las instituciones.
Ello no implica, sin embargo, desconocer la dinámica de los
cambios que impulsa la realidad social, movida más por las ideas
que brotan del pensamiento político o filosófico, antes que de las
creencias (1) arraigadas en el seno de la sociedad o de las necesidades
primordiales de la población.
(1) Ampliar en: Ortega y Gasset, José, Obras Completas, t. V, p. 384, Alianza
Editorial, Madrid, 1983.
2 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
(10) Ver: Perrino, Pablo E. – Canda, Fabián O., El proyecto de Código Con-
tencioso Administrativo para la Nación (un examen de sus principales institutos), ED,
183-899.
Juan Carlos Cassagne 7
(13) Linares, Juan Francisco, Demandas contra la Nación y los decretos del
Poder Ejecutivo, p. 997, LA LEY, 1970-138, reproducido en Derecho Administrativo,
Doctrinas Esenciales, t. IV, p. 261 y sigtes., (direc. Gordillo, Agustín), La Ley, Buenos
Aires, 2010.
10 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
B. El principio de la competencia
En la doctrina del Derecho Administrativo solía afirmarse que
la competencia se distinguía de la capacidad del Derecho Privado
(donde ésta constituye la regla o principio general) por constituir
la excepción a la regla, que es la incompetencia (18). Es lo que se ha
denominado el postulado de la permisión expresa (19).
Pero la comparación no puede realizarse –tratándose de enti-
dades– con la capacidad de las personas físicas sino con la corres-
pondiente a las personas jurídicas y, en tal sentido, existe cierta
semejanza entre ambas instituciones, en la medida en que sus
criterios rectores se encuentran regulados por el principio de la es-
1) Generalidades
2) Requisitos esenciales
La LNPA estatuye, en sus arts. 7° y 8°, los requisitos esenciales del
acto administrativo, concretándolos a través de la regulación de los
elementos de dicha figura jurídica que así reciben categorización
propia en el derecho sustantivo.
Esta formulación legislativa vino a poner fin a un estado de cosas
que conspiraba contra la seguridad jurídica, caracterizado por la
extraordinaria disparidad de opiniones que había sobre el punto,
susceptibles de generar discusiones típicamente verbales, que des-
orientaban a quienes debían resolver algún problema vinculado con
los elementos del acto administrativo.
Si bien esta tendencia se perfila en el derecho comparado y en la
legislación provincial argentina, la regulación que llevó a cabo la ley
nacional de procedimientos administrativos es mucho más completa
en cuanto abarca prácticamente todos los elementos del acto.
En esa línea, siguiendo a Marienhoff, la LNPA aborda sucesiva-
mente lo atinente a la competencia, causa, objeto, forma y finalidad
del acto administrativo, sin incluir el elemento moralidad, al cual la
fuente doctrinaria atribuye carácter autónomo considerando que tal
requisito es parte del objeto o contenido del acto administrativo (25).
El dictamen jurídico proveniente de los servicios permanentes
de la Administración Pública es considerado esencial (art. 7°, inc. d),
3) Publicidad
4) El silencio administrativo
ejecución del acto traiga aparejados mayores perjuicios que su suspensión o cuando
se alegare fundadamente una nulidad ostensible y absoluta.
(32) Véase: Cassagne, Juan Carlos, La suspensión del acto en sede adminis-
trativa y los efectos de la interposición de recursos, Acto Administrativo, publicación
de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, Católica de Tucumán, 1982.
(33) Conf. Perrino, Pablo E., Teoría de la invalidez del acto administrativo, p.
124, en AA.VV., Acto administrativo y reglamento, RAP, Buenos Aires, 2002.
(34) Hutchinson, Tomás, Ley nacional de procedimientos administrativos.
Ley 19.549. Comentada, anotada y concordada con las normas provinciales, t. I, p.
303, Astrea, Buenos Aires, 1987.
Juan Carlos Cassagne 19
(42) Cfr. Bosch, Jorge T., La extinción de los actos administrativos…, cit., p.
39.
(43) Fallos, 177:194; 181:425; 186:42; 188:135; 192:45; 194:254; 197:548; 201:329,
entre otros.
(44) Hay autores que se han ocupado de resaltar la falta de coherencia de la
doctrina jurisprudencial de la Corte y en tal sentido puede consultarse el estudio
de Comadira, sobre dicha doctrina (cfr. Comadira, Julio R., La Anulación de
Oficio del Acto Administrativo. La denominada “Cosa Juzgada Administrativa”, p. 91
y sigtes., Buenos Aires, 1981). Cabe apuntar, sin embargo, que la estabilidad del acto
regular y, en definitiva, la afirmación de una tendencia garantística, protectora de
los derechos de propiedad y de las libertades de los ciudadanos, ha constituido una
constante en la jurisprudencia de la Corte y en la mayoría de la doctrina adminis-
trativa argentina.
(45) Por ejemplo, en nuestro Curso de Derecho Administrativo, t. I, p. 795, 10º
ed., La Ley, Buenos Aires, 2011.
Juan Carlos Cassagne 23
V. La regulación procesal
(46) Ver: Muñoz, Guillermo A., Naturaleza de los plazos establecidos por la
ley 19.549 para la impugnación judicial de los actos administrativos, p. 637 y sigtes.,
publicado en la obra de Muñoz, Guillermo A. - Grecco, Carlos M., Fragmentos
y testimonios del Derecho Administrativo, Ad Hoc, Buenos Aires, 1999.
(47) Cassagne, Juan Carlos, Acerca de la caducidad y prescripción de los
plazos para demandar al Estado Nacional, ED 45-829.
24 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
1) Decreto 1023/2001
(48) El decreto 1023/2001 (B.O. del 16/8/2001) se dictó en ejercicio de las faculta-
des delegadas al Poder Ejecutivo por el art. 1° inciso II, apartado e) de la ley 25.414.
(49) B.O. del 21/11/2001.
Juan Carlos Cassagne 25
(54) Fallos: 312:1017; 314:1147 y 315:2346; conf. Cám. Nac. Cont. Adm. Fed., Sala
I, causa “Greppi”, sent. del 28/11/200, con nota de Cassagne, Juan Carlos, El
plazo de caducidad no rige en las acciones tendientes al reconocimiento de derechos,
LA LEY 2001-E, 17.
(55) Fallos: 315:656; 316:2477 y 318:1349.
(56) Conf. opinión vertida por nosotros y Pablo E. Perrino en la Revista Jurí-
dica La Ley respecto de “La reforma de la ley 25.344 y las garantías del administrado”,
LA LEY, Sup. Act. del 15/11/2001.
Juan Carlos Cassagne 29
(57) Perrino, Pablo E., La excepción del ritualismo inútil y su vigencia a pesar
de su derogación por la ley de emergencia 25.344, p. 407 y sigtes,. v. 13, REDA, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 2002.
(58) Al respecto, puede consultarse con provecho el trabajo de Tawil, Guido
S., A propósito del 75 Aniversario de La Ley, su influencia en nuestra especialidad y
el futuro del procedimiento administrativo, en Derecho Administrativo, Doctrinas…,
cit., t. I, p. 115 y sigtes.
(59) Font I Llovet, Tomás, Simplificación, descentralización, liberalización.
¿Hacia una nueva Administración Pública?, en la obra Comentarios a la ley 26/2010, p.
45 y sigtes., de 3 de agosto, de Régimen Jurídico y de Procedimiento de las Administra-
ciones Públicas de Cataluña (Tornos Mas, Joaquín, Coord.), Iustel, Madrid, 2012.
(60) Vid, Durand, Julio César, El procedimiento administrativo en Argentina
cit., p. 298 y sigtes., en la obra Tendencias actuales…
30 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
(61) Véase: Tawil, Guido Santiago, Sobre el futuro del procedimiento admi-
nistrativo, p. 11 y sigtes., Revista de Derecho Administrativo Nº 9, Lima, 2010.
Juan Carlos Cassagne 31
(69) Arts. 11, 32, 73 y 74, ley 24.065, y 6º, 16, 18, 29, 67 y 68, ley 24.076.
(70) Arts. 46 y 48, ley 24.065, y 46 y 47, ley 24.076, Comadira, Julio R., Re-
flexiones sobre la regulación de los servicios privatizados (con especial referencia al
Enargas, ENRE, CNT y ETOSS), p. 249, en Derecho Administrativo, Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 1996.
(71) Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, t. II, p. X-12, 5º
ed., Fundación de Derecho Administrativo, Buenos Aires, 1998. Sin embargo, en el
derecho estadounidense, la jurisprudencia de la Corte Suprema ha sentado la doc-
trina según la cual el derecho de participación activa de los ciudadanos no deriva
de la Constitución (por ejemplo, en “City of Madison, Joint School District v. Wis-
consin Employment Relations Comisión”, 429 v.s., 167, esp. P. 178 (1976) citado por
Sacristán, Estela, Las sesiones abiertas (open meeting) en el Derecho Adminis-
trativo norteamericano como forma de publicidad de los actos estatales, p. 19, tesina
presentada en la Carrera de Especialización en Derecho Administrativo Económico
de la Pontificia Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 1998).
(72) CNFed. Cont. Adm., Sala IV, in re “Youssefian, Martín v. Secretaría de Co-
municaciones”, del 23/6/1998.
34 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
(76) Ver al respecto; Canosa, Armando N., Influencia del derecho a la tutela
judicial efectiva en materia de agotamiento de la instancia administrativa, ED-166-
988.
(77) Principio que se desprende del caso “Fernández Arias”, resuelto por la Corte
Suprema de Justicia, en el año 1960 (Fallos: 247:646).
(78) Aberastury, Pedro (h.) y Cilurzo, María Rosa, Curso de Procedi-
miento Administrativo, p. 19 y sigtes., Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1998.
(79) Fallos: 247:646 (“Fernández Arias”) y 311:334 (“Di Salvo”).
(80) Véase: Aberastury, Pedro (h.) y Cilurzo, María Rosa, Curso de
Procedimiento…, cit., p. 22, quienes apuntan que debe reconocerse la revolución que
operó el caso “Fernández Arias”.
36 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
de que el primero es el que decide la cuestión de fondo finalmente mientras que el se-
gundo es el que agota la vía administrativa de una situación contenciosa (cfr. Linares,
Juan Francisco, Derecho Administrativo, ps. 544-545, Buenos Aires, Astrea, 1986).
Al propio tiempo, hay autores como Soria que han precisado más aún el concepto de
acto definitivo, sosteniendo que son aquellos que “se exhiben de ordinario como el
eslabón final de un encadenamiento de situaciones heterogéneas y no equivalentes
que lo preceden y complementan” (Soria, Daniel Fernando, Los actos adminis-
trativos de trámite equiparables a definitivos y su impugnabilidad judicial, LA LEY,
1990-C, 947). La confusión o, si se quiere, la mezcla de conceptos, aparece en algunas
obras de la antigua doctrina española, que probablemente habría seguido Varela (ver
Abella, Fermín, Tratado teórico-práctico de lo contencioso-administrativo, p. 570,
2º ed., Madrid, Administración, 1888).
(98) Cfr. González Arzac, Rafael M., Los plazos de impugnación judicial
de actos administrativos, ED, 51-955.
(99) Arts. 30 a 32 de la LNPA, sin prescribir plazos de caducidad para la pro-
moción de la demanda. Ver Estrada, Juan Ramón, Agotamiento de la vía admi
nistrativa y habilitación de la instancia judicial: dos importantes fallos de la Corte
Suprema, p. 323, REDA, núm. 4, Buenos Aires, Depalma, 1990.
(100) Entre los trabajos doctrinarios cabe mencionar: Gordillo, Agustín
A., El reclamo administrativo previo, LA LEY, 89-777.
42 A cuarenta años de la ley nacional de procedimientos ...
I. Introducción
A mediados del siglo XX, cuando la humanidad salía de una
de las más terribles guerras que había conocido en su historia, los
Estados reunidos en la Conferencia de San Francisco, trataron de
iniciar una nueva era en la que la convivencia entre los pueblos
tuviera su fundamento en la dignidad humana y se preservara a las
generaciones venideras del flagelo de la guerra (1). Se multiplicaron
las Declaraciones reconociendo derechos de todo orden, no sólo ci-
viles y políticos, sino también económicos y sociales, garantizando
unas condiciones de existencia dignas para todos y el derecho “de
A. Idea general
Aunque en un principio se fue extendiendo la sujeción de la
actuación de las Administraciones públicas a un procedimiento,
c) Por otro lado, están las garantías para hacer efectivas las
prestaciones que sean necesarias, que se realicen y que se realicen
a tiempo. Hace unos años, en un curso sobre Justicia contencioso-
administrativa que tuvo lugar en la Universidad de Santo Tomás de
Aquino de Tucumán, ante la crisis de la Justicia administrativa, mi
intervención versó sobre “Nuevos sistemas de control de la Admi-
nistración pública” (12). A pesar del pesimismo que me dominaba
en orden a la posibilidad de encontrar un sistema de control que
pudiera garantizar este tipo de prestaciones y, concretamente, mi
desconfianza hacia la institución del Ombudsman –implantado
en casi todos los países con los nombres más dispares– admitía
que, pese a sus limitaciones, el control de un órgano que, aunque
dependiente del Parlamento, fuera cualificado y gozara de cierta
independencia podría actuar con alguna eficacia para atender las
pretensiones de ciertas prestaciones, a través de un procedimien-
to ágil y bien organizado. Aunque ello supondría: más personal
dependiente del Presupuesto, en definitiva, más burocracia…
Por lo que, quizás, sería peor el remedio que el mal que se quiere
remediar.
(20) Al problema me referí en uno de los pocos trabajos que he dedicado al tema de la
función pública. Cfr. La selección de los funcionarios públicos, p. 126 y sigtes., en Segunda
semana de estudios sobre la reforma administrativa, Presidencia del Gobierno, 1959.
(21) Así, en mi trabajo La dignidad de la persona, p. 222 y sigtes., 2º ed.,
Civitas.
Jesús González Pérez 65
C. La reacción
La reacción frente al desolador panorama actual no se ha dejado
de producir en todos los países.
La preocupación por el fenómeno, efectivamente, ha dado lugar a
su vez a la preocupación por la erosión de la confianza del ciudadano
en los titulares de los órganos públicos. Es más, me atrevo a afirmar
que si a nivel político se produjeron las reacciones conocidas en los
distintos países, no se debieron al hecho de la generalización de la
corrupción. No. De lo que se preocupó básicamente la clase políti-
ca fue de evitar que fuera en aumento la desconfianza ciudadana.
Uno de los objetivos de las reacciones –así, del Informe Nolan– era
“reconstruir esa confianza pública”; más que uno de los motivos era
el principal. En todo él está presente la afirmación que se hace en
un momento del mismo: “La erosión de la confianza pública en los
titulares de los oficios públicos es una cuestión muy seria”.
La preocupación por la Ética pública es hoy general, como se
puso de manifiesto en el I Congreso Internacional de Ética pública
celebrado en Washington en noviembre de 1994, por el elevado nú-
mero de participantes de los más diversos países y por la actualidad
de los temas que fueron tratados en las ponencias y comunicaciones
presentadas. Los Estados de la América de habla española no han
escapado de esa preocupación general (22).
(26) Cfr. Ob. cit. p. 677 y sigtes., en la que figuran las dos ponencias.
70 Los desafíos del procedimiento administrativo en el siglo XXI
C. Audiencia
Se inicie el procedimiento de oficio o a instancia de intere-
sado, debe reconocerse el derecho a comparecer a cualquiera
que ostente derechos o intereses que pudieran resultar afecta-
dos por la resolución, estableciéndose las medidas idóneas para
que pueda llegar a conocer la existencia del procedimiento, de
modo que, una vez personado pueda realizar cuantos actos de
instrucción fueren necesarios para aparar –y en su caso acreditar
su veracidad– los datos que estime oportunos para que se adopte
una decisión justa.
D. Órgano administrativo
Es necesario que el órgano ante el que se ha de tramitar el pro-
cedimiento esté rodeado de unas garantías mínimas de objetividad,
independencia e imparcialidad, a cuyo efecto deberá reglamentarse
adecuadamente el régimen de abstención y recusación.
La posibilidad de unificación
del procedimiento administrativo
en América Latina
Tomás Hutchinson (*)
I. Introducción
Agradezco a los coordinadores de esta obra el haberme permitido
participar en ella, en recuerdo de los cuarenta años de la sanción de
la ley 19.549 (1) que trajo un singular cambio a lo que ocurría ante-
(14) Fix Fierro, Héctor-López Ayllón, Sergio, El papel del Derecho internacio-
nal en América. La soberanía nacional en la era de integración regional, p. 317, UNAM
y Sociedad Americana de Derecho Internacional, México D.F., 1997.
(15) No faltan por estos lares, quienes abogan por la aplicación de las prácticas
americanas también en derecho administrativo.
Tomás Hutchinson 79
A. Globalización y regionalización
Conviene advertir que conceptos como los de globalización y re-
gionalización, son opuestos y tienden a obstaculizarse mutuamente.
La formación de bloques económicos, regionales es una tendencia
contraria a la globalización. De hecho, esta regionalización es un
proteccionismo disfrazado de globalización (22). La Unión Europea,
no fue creada para globalizar sus mercados, el Tratado de Libre
Comercio no tiene por objeto abrir fronteras indiscriminadamente
y el Mercosur es una especie de una unión aduanera con aranceles
elevados para terceros países. Todos estos tratados son regionaliza-
dores, no globalizadores (23).
Sin embargo, si bien esa diferenciación no es importante para
el tema que trato, me pareció que era necesario resaltarlo, indican-
(24) Los tiempos del Derecho y del poder se corresponden con los tiempos del
Estado. La forma del Estado se identifica con el poder, ordenado y ordenador, y con
el orden jurídico que lo legitima (Duguit, León, Las transformaciones del derecho
público y privado, p. 23, Heliasta, Buenos Aires, 1975.
(25) Antiguamente los modelos estatales que prevalecieron fueron las ciudades-
estado y los imperios. Entre las primeras (v. gr. Atenas, Esparta, Cartago, Florencia,
Venecia, Génova) existía una delimitación estrecha de la potestas pública. El imperio
llevaba consigo la dominación de unas ciudades por otra, que se erigía en cabeza
de una organización política. En la época moderna aparece el Estado-nación que
acompañó al ocaso del Estado-feudal. Comprendió el período que va desde el inicio
del siglo XVI hasta mediados del siglo XX. La posmodernidad se ubica a mediados
del siglo XX, luego que finaliza la segunda guerra mundial, se crean los organismos
internacionales políticos, económicos y financieros. Algunos ya hablan de otro pe-
ríodo: la hipermodernidad (Lipovetsky, Gilles-Charles, Sébastien, Les Temps
Hypermodernes, p. 72 y sigtes., Grasset, París, 2004.
(26) Ohmae, Kenichi, El fin del Estado-nación. El ascenso de las economías re-
gionales, p. 158, Andrés Bello, Santiago de Chile, 1997.
(27) La región internamente (art. 129 C.N.) y la supranacional, hacia lo externo,
tratan de asumir esa realidad.
(28) Se ha señalado que el Derecho está inserto en los tres órdenes independien-
tes del mundo jurídico: el orden normativo o positivo compuesto por la legislación;
el orden de la realidad o de la conducta compuesto por el obrar público y el de los
particulares y el orden de los valores o de la justicia, compuesto de los criterios de
valoración para juzgar el orden normativo y el de las conductas (Goldschmidt, Wer-
ner, Introducción filosófica al derecho, p. 21, 6º ed., Depalma, Buenos Aires, 1996).
82 La posibilidad de unificación...
A. Introducción
Al analizar uno de los muchos proyectos de código contencio-
so administrativo en el orden federal de nuestro país, el profesor
español González Pérez decía (33), “Al hacer la exposición de los
distintos puntos del proceso contencioso argentino, nos referiremos
al Derecho español, resaltando, en los casos de divergencia entre
ambas legislaciones, cuál de los criterios es preferible, pues creemos
que esta labor de Derecho comparado es altamente interesante para
llegar a sentar unos principios jurídicos que puedan inspirar a los
distintos pueblos de la comunidad hispánica en la regulación de sus
instituciones fundamentales, pues si la existencia de una comuni-
dad nacional implica un conjunto normativo que sea la expresión
de la vida que anime a esa comunidad (Derecho nacional), la exis-
tencia de una comunidad hispánica ha de implicar la existencia de
una idea de la vida que debe plasmar en las normas de los diversos
pueblos de la misma, no sólo en aquellas de sus normas que, por
estar más íntimamente ligadas a la vida íntima del pueblo, reflejen
mejor el espíritu común, sino también en aquellas otras que, por su
carácter más técnico y formal, se encuentran más alejadas de ese
“entre los Principios Generales del Derecho y los principios generales del procedi-
miento existe una relación meramente ideal o conceptual de género a especie, tra-
tándose en realidad de la misma cosa, Así, junto a la “especie” de la contratación, del
proceso, del derecho laboral, etc., todas ellas simples caras de un mismo poliedro”.
(32) No dejo de percibir que, en nuestro caso, al ser un país federal y siendo la
materia de competencia de las Provincias o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
para que pudiera existir esa homogeneidad requerida, deberían las jurisdicciones lo-
cales adherir a la legislación nacional. Debe señalarse que actualmente algunas leyes
locales han seguido “in totum” a la legislación nacional y varias otras son similares,
con lo cual existen antecedentes para pensar que nos sería difícil esa adhesión.
(33) González Pérez, Jesús, El proceso contencioso-administrativo argentino,
ps. 250/280, Revista de Estudios Políticos, n° 48 (1949), sección Mundo Hispánico.
84 La posibilidad de unificación...
B. El procedimiento administrativo
Suele presentarse al procedimiento administrativo sólo como
un medio de garantía de la esfera jurídica de los particulares y como
presupuesto para la posterior impugnación judicial del acto admi-
nistrativo (34). Pero lo cierto que ese sería un concepto muy limi-
tado del procedimiento. Como bien ha dicho González Pérez, “El
procedimiento es un concepto de la teoría general del Derecho. Es
un concepto de validez general, aplicable a cada una de las ramas
particulares del Derecho” (35), que tiene una conexión sustancial
con la función administrativa.
El procedimiento administrativo consiste en la serie de actuacio-
nes que ha de llevar a cabo, en el conjunto de formalidades y trámites
que tiene que observar la Administración Pública para emitir sus
decretos, disposiciones o resoluciones. El procedimiento es la vía, el
camino que ha de seguir la Administración para llegar a un fin: un
hacer o un pronunciamiento (acto administrativo). La Administra-
ción, a diferencia del Poder Judicial no actúa “directamente” para la
aplicación de la ley (36); a la Administración lo que le preocupa, en
primer lugar y de modo directo, es la consecución de fines prácticos
de interés general: satisfacer el bien común. La actividad administra-
tiva es concreta, satisface inmediata y continuamente las necesida-
des colectivas. Cuando la Administración crea un impuesto, no lo
(37) La Administración dice el derecho (ius dicere -de dico, is, ere, dixi, dictum:
decir; narrar, contar -Diccionario Latín Sopena, 2008, p. 162) al decidir: aprobado,
aplazado, designado, cesanteado, etc., por virtud de la autotutela declarativa que
posee (conf. Hutchinson, T., Tratado jurisprudencial y doctrinario. Derecho ad-
ministrativo. Medios de actuación jurídico-administrativa, t. I, vol. I, p. 114, La Ley,
Buenos Aires, 2010).
(38) Brewer Carías, Allan Randolph, Principios del Procedimiento Ad-
ministrativo. Hacia un estándar continental, p. 163, en Christian Steiner (Ed), Pro-
cedimiento y Justicia Administrativa en América Latina, Konrad Adenauer Stiftung,
n F. Konrad Adenauer, México, 2009.
(39) A las cuales pueden agregarse, en otros países de América Latina, a Costa
Rica (Ley General de la Administración Pública, de 1978, que no sólo reguló el pro-
cedimiento administrativo, sino aspectos esenciales del derecho administrativo),
Honduras (Ley de procedimientos administrativos de 1987), Panamá (la ley 38 de 31
de julio de 2000 del Estatuto Orgánico de la Procuraduría de la Administración, que
regula el Procedimiento Administrativo General y dicta disposiciones especiales y
México (Ley Federal de Procedimiento Administrativo de 1994).
86 La posibilidad de unificación...
aplicar de forma supletoria las disposiciones del presente Estatuto (inciso final
del art. 2º ERJAFE). La Constitución de Ecuador es una de las más extensa del
mundo, pues tiene 444 artículos (a modo de ejemplo, la de Suecia –Instrumento
de Gobierno– contiene 13 artículos y 9 disposiciones transitorias). Fue redac-
tada entre el 30 de noviembre de 2007 y el 24 de julio del 2008, por la Asamblea
Nacional Constituyente en Montecristi, Manabí, y presentada un día después
(25 de julio) por dicho organismo. Fue sometida a referéndum constitucional el
28/IX/2008, ganando la opción aprobatoria. La Constitución, que desplazó a la
de 1998, entró en vigencia el 20/X/2008. Su primera enmienda se dio el 7/V/2011
mediante referéndum, entrando en vigencia el 13/VII/2011 con su publicación en
el segundo suplemento del R.O. nº 490. Los artículos enmendados: art. 77 num.
9; art. 77 num. 1 y 11; art. 312 primer inciso; disposición transitoria vigésimo
novena, art. 20 del Régimen de Transición y arts. 179 y 181.
(54) Freitas do Amaral, Diogo y otros, Código do Procedimento Adminis-
trativo anotado, 3º ed. Almedina, Coimbra, 1999.
90 La posibilidad de unificación...
1) Preliminar
(69) Pido disculpas a los lectores por no usar la palabra paradigma, tan común-
mente empleada últimamente por nuestra doctrina. Pero me niego a seguir a tontas
y a la tolondra la moda al uso. Aquel vocablo proviene del latín paradigma, y este del
griego παράδειγμα (parádeigma), que según el Diccionario de la Real Academia es-
pañola significa, ejemplo o ejemplar. El filósofo y científico Kuhn dio a paradigma su
significado contemporáneo cuando lo adoptó para referirse al conjunto de prácticas
que definen una disciplina científica durante un período específico de tiempo. Kuhn
define al paradigma: “Considero a los paradigmas como realizaciones científicas
universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de
problemas y soluciones a una comunidad científica”. Se discute la ambigüedad del
uso que el propio Kuhn hace del término y su valor científico, pues en 1969, como
agregado a su libro original, lo define como “una completa constelación de creencias,
valores y técnicas, etc. compartidas por los miembros de una determinada comunidad”
(Kuhn, Thomas S. The Structure of Scientific Revolutions, 2º ed., Univ. of Chicago
Press, Chicago & Londres, 1970). El propio Kuhn prefería los términos ejemplar o
ciencia normal, que tienen un significado filosófico más exacto. Si pensamos que,
lejos está el Derecho de ser una ciencia, parece que el uso del vocablo paradigma
dista de ser oportuno.
Tomás Hutchinson 99
(70) Son palabras dichas en 1815 por Firveé. Ver Hutchinson, T., El control de
la Administración Pública (Reflexiones de un Seminario), p. 206 y sigtes., en Revista
Jus, nº 34, La Plata, 1983.
(71) “Una de las principales causas que hemos señalado... para la progresiva
deformación del sistema administrativo y la creciente importancia del parasistema,
es la inexistencia de control social adecuado de la Administración Pública, o sea la
insuficiencia o inexistencia de participación ciudadana” (Gordillo, Agustín A., La
administración paralela, p. 125, Civitas, Madrid, 1982).
100 La posibilidad de unificación...
VII. Conclusión
Heller (82) analizó la constitución mutua de Estado y derecho
en la modernidad, resultando que la versión contemporánea de esa
idea queda expresada en la fórmula Estado de derecho. Sin embargo,
una vez que se reconoce la globalización en diversos ámbitos (eco-
nomía, ambiente, derechos humanos, etc.), es menester plantear la
consecuencia de aplicar acuerdos en los diversos órdenes jurídicos
de cada país que suscribe tratados con sus contrapartes, pero no
ya en un plano inter-Estados, sino en un plano supra-Estados, pues
I. Introducción
Como todos los Ordenamiento jurídicos, el español ha consagra-
do la obligación de que la Administración siga un procedimiento
para actuar al máximo nivel, configurando el procedimiento como
una exigencia de relevancia constitucional. Concretamente, el art.
105 CE (1) establece que la ley regulará “el procedimiento a través
del cual deben producirse los actos administrativos, garantizando,
cuando proceda, la audiencia al interesado”. Es decir, la Administra-
ción, salvo que incurra en nulidad de pleno derecho, no puede actuar
de plano, al margen del procedimiento establecido. El principio de
juridicidad, el sometimiento a la ley y al derecho que vincula a la
cada trámite trae causa del que precede, ordenándose estos trámites
de forma preclusiva, sino que se trata de un procedimiento flexible,
que se limita a regular unos trámites de los que, según el caso, se
hará uso o no.
Esta característica lo distingue de los procedimientos especiales
o procedimientos formalizados, que regulan de forma preclusiva
el procedimiento en otras normas legales o reglamentarias (GON-
ZÁLEZ NAVARRO). Esta posición ha sido corroborada por el propio
Tribunal Supremo (Sentencia del Tribunal Supremo de 12 de febrero
de 1986. FJ. 1).
En España la regulación del procedimiento administrativo co-
mún es una competencia exclusiva del Estado tal y como establece
claramente el artículo 149.1.18 CE, que afirma que corresponde al
Estado la competencia exclusiva sobre “el procedimiento adminis-
trativo común”.
Que esto sea así, no cierra el camino a una regulación por parte
de las Comunidades Autónomas del procedimiento administrativo,
pues dicha competencia debe entenderse, como apunta el propio
artículo 149.1.18 CE, “sin perjuicio de las especialidades derivadas
de la organización propia de la Comunidades Autónomas”.
La primera cuestión que se plantea es, entonces, precisar qué es
lo que debe entenderse por procedimiento administrativo común,
pues es éste el ámbito al que se circunscribe la citada competencia
exclusiva del Estado. El Tribunal Constitucional lo ha delimitado
señalando que éste “está integrado por los principios o normas, que,
por un lado, definen la estructura general del iter procedimental
que ha de seguirse para la realización de la actividad jurídica de la
Administración y, por otro, prescriben la forma de elaboración, los
requisitos de validez y eficacia, los modos de revisión y los medios de
ejecución de los actos administrativos incluyendo señaladamente las
garantías generales de los particulares en el seno del procedimiento,
considerando todos estos aspectos propios de la competencia estatal
en el art. 149.1.18 CE” (Sentencia del Tribunal Constitucional del 5
de abril del 2001. FJ. 8. Véase también Sentencia del Tribunal Cons-
titucional del 29 de noviembre de 1988. FJ. 32).
La segunda cuestión es determinar cuál es el papel que pueden
jugar las Comunidades Autónomas en la regulación del procedi-
miento administrativo fuera de ese ámbito que acabamos de se-
110 El Procedimiento Administrativo como sistema de control...
B. Los interesados
como tal cualquier persona, con el único requisito de que esté dotada
de capacidad de obrar (art. 32.2 LRJAPPAC).
En lo que se refiere a la forma de acreditar la representación, el
artículo 32.3 LRJAPPAC la presume para los actos y gestiones de
mero trámite y la exige para formular solicitudes, entablar recursos,
desistir de acciones y renunciar a derechos en nombre de otra per-
sona. Además, la ley establece que se podrá realizar la acreditación
de la representación por cualquier medio válido en derecho que deje
constancia fidedigna, o mediante declaración en comparecencia
personal del interesado (art. 32.3 LRJAPPAC).
La falta o insuficiente acreditación de la representación no impe-
dirá que se tenga por realizado el acto de que se trate, siempre que
se aporte aquélla o se subsane el defecto dentro del plazo de diez
días que deberá conceder al efecto el órgano administrativo, o de un
plazo superior cuando las circunstancias del caso así lo requieran
(art. 32.4 LRJAPPAC).
B. Fase de Instrucción
1) Alegaciones
2) Informes y dictámenes
resto de los plazos permita o exija otro plazo mayor o menor (art.
83 LRJAPPAC). Si no se emite en esos plazos pueden continuar las
actuaciones, salvo que se trate de informes preceptivos que sean
determinantes para la resolución del procedimiento, en cuyo caso
se podrá interrumpir el plazo de los trámites sucesivos (art. 82.3
LRJAPPAC). La no emisión del informe en plazo puede generar la
responsabilidad del órgano encargado de remitirlo (art. 83.3 LRJA-
PPAC).
3) Prueba
4) Trámite de audiencia
Bibliografía
Parejo Alfonso, L.; Jiménez Blanco, A.; Ortega Álvarez, L.: Manual
de Derecho administrativo. Quinta edición, 1998.
El Procedimiento Administrativo
en el tiempo y en el espacio:
una perspectiva histórica y comparada
I. Observaciones preliminares
(11) En la España del siglo XIX, a partir de la década de los ochenta, se habla
de procedimiento administrativo para hacer referencia a la tramitación ordenada y
racional de los expedientes administrativos (en particular, cuando se trata de pro-
cedimientos administrativos en vía de petición). El primer Reglamento de Procedi-
miento, que se adelanta en un año a la Ley de 1889, es el del Ministerio de Ultramar
(para las oficinas del Ministerio y de las de Cuba, Filipinas y Puerto Rico), aprobado
por Decreto, de 23 de septiembre de 1888 (Decreto Orgánico sobre Reforma del Pro-
cedimiento Administrativo). El procedimiento como secuencia de actos de autoridad
o curso por el que discurre el expediente se pone de manifiesto en la propia estructura
de esta norma y de las que la seguirían de inmediato en el período 1889-1890: registro
de documentos – modo de incoación del expediente administrativo – tramitación
del expediente administrativo – resolución definitiva y notificación al interesado –
recursos administrativos (alzada, nulidad) – plazos para el procedimiento – infrac-
ción de las reglas de procedimiento (responsabilidad, queja). Antes de esa década se
utilizaba, a su vez, en un sentido distinto: infra capítulo primero, núm. II.1
(12) Capítulo quinto. Desde las primeras enseñanzas universitarias sobre el
procedimiento administrativo, como las que se impartían en la Universidad de la
Habana en el curso académico 1889-1990, hasta nuestros días, las cosas han cambia-
do considerablemente, se han hecho mucho más complejas. Por ejemplo, en los dos
cursos de Derecho Procesal de la Universidad de la Habana, por ejemplo, el Plan de
Estudios de 1886 encarga lecciones diarias que permitan explicar también lo que al
procedimiento administrativo atañe. Cfr. Academia de Derecho, 1890. Por otro lado,
ya en 1888 se había publicado en la Habana un libro de casos prácticos de Derecho
Administrativo, con ejemplos de procedimiento: García Ruiz, Lucas, 1888.
148 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(13) Por ejemplo, la Real Orden del 14 de mayo de 1846, dictando reglas para el
establecimiento de nuevos riegos, fábricas y otras empresas agrícolas e industriales
para el aprovechamiento del agua de los ríos, arts. 2 y ss.
(14) P.ej., en el caso de la nota anterior.
(15) Paradigmático resulta el caso del Reglamento para la Dirección de lo Con-
tencioso, del 15 de febrero de 1850, impulsado por el entonces Ministro de Hacienda,
Bravo Murillo.
150 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
Gaceta de Madrid núm. 176, de 25/06/1870. Por otra parte, la primera ley general
sobre procedimiento administrativo en materia específica –para la reclamación
económico-administrativa– data de 1881 (Ley del 31 de diciembre de 1881).
(17) M. Colmeiro, 1868, pp. 264 y ss., 339 y ss.
(18) Privilegio éste que se utiliza, por ejemplo, en materia de contrabando y
defraudación, sólo en lo que se refiere a la aprehensión de géneros, y tienen exclusi-
vamente por objeto la declaración, venta y distribución de los géneros decomisados,
según los arts. 53 y ss. del Decreto de 20 de junio de 1852, de sobre jurisdicción de
Hacienda y represión de los delitos de contrabando.
(19) Véase el comentario o introducción crítica al Real decreto aprobando la
instrucción para el procedimiento contra deudores en la Hacienda pública (Gaceta
de Madrid núm. 151, de 30/05/1884), que realizan los Abogados del Estado Federico
Arriaga del Arco e Isidoro Torres Muñoz, que lleva por título El Procedimiento Admi-
nistrativo de Apremio, de 1884. Más tarde, por ejemplo, y referido a Cuba, Arazoza y
Sandoval, Antonio J. de, 1895.
(20) Cfr. La Real Orden Circular del 25 de mayo de 1846 (vid. diario El Clamor
Público, en su edición de sábado, 6 de junio de 1846); Real Orden Circular, de 30 de
octubre de 1861. Tomo la noticia de “La Correspondencia de España. Diario Universal
de Noticias”, en su edición de 5 de noviembre del mismo año, página 1; etc.
(21) Vid. en sentido afirmativo la Real Orden declarando aplicable el pro-
cedimiento administrativo para hacer efectivos los repartos de regantes, del 9 de
septiembre de 1879.
152 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(22) Además de las referencias citadas en notas anteriores, pueden verse otras
de carácter incidental o contextual, respecto de Cuba, García y Gragitena, Leandro,
1860 (segunda parte, p. 78); de México, Memoria, 1857 (pp. 540 y ss.), Corresponden-
cia, 1878; a Uruguay, Memoria, 1873; en relación a Argentina, Fuente Ruiz, Francisco
de la, 1880; Filipinas, Organización, 1892, p. 21; etc.
(23) Aunque más tímidamente. Por todas, véase la Ley prusiana de 1883, cir-
cunscrita, en dos de sus títulos, a los recursos administrativos: infra III.
(24) José de la Cuesta Crespo, 1890. De la obra da cuenta el diario El Correo
Militar, en su edición de sábado, 23 de agosto de 1890.
Javier Barnes Vázquez 153
(25) Los ejemplos pueden multiplicarse. En el caso de los EE.UU., las primeras
atribuciones de potestades reglamentarias datan de 1790, Final Report, 1941, p. 97.
En el caso de España, desde la hacienda y la contabilidad (Decreto de Cortes de
7 de agosto de 1813, por el que se aprueba el Reglamento para la Tesorería General,
las de Ejército y de Provincia y para la Contaduría mayor de Cuentas, en adelante),
pasando por las normas relativas al ingreso y ascenso en todos los empleos de la
Administración activa del Estado (v.gr.: Real Decreto de 17 de junio de 1852, arts. 11
y ss.); hasta las minas (Real Decreto de 4 de julio de 1825, aprobando la Ley general
de Minas, arts. 5 y ss.).
(26) Así, por ejemplo, la doctrina de la natural justice o justicia procesal
aplicada a la acción administrativa en Gran Bretaña; el due process en EE.UU.,
o los derechos de defensa en Francia. Vid, como introducción a estos casos, la
obra colectiva coordinada por J. Barnes, 1993, en particular págs. 367, 460 y ss.;
sobre la construcción jurisprudencial en Austria de los vicios del procedimiento,
pp. 408 y s.
Gráficamente, en los EE.UU., en 1940, seis años antes de la promulgación de la
Ley de 1946, podría decirse que “nuestro procedimiento administrativo se encuentra
regulado por 350 sentencias del Tribunal Supremo”. Cfr. Joanna Grisinger, 2008, p. 381.
Sobre el papel de los tribunales en Viena y el área de influencia de la Ley austríaca
de 1925 (Polonia y Checoslovaquia, 1928; Reino de Yugoslavia, 1930), véase el docu-
mento “Administrative Procedures on the Territory of former Yugoslavia”, realizado
bajo el proyecto SIGMA Support for Improvement in Governance and Management
A joint initiative of the OECD and the European Union, principally financed by the
EU, (Prof. Dr. Ivan Koprić Faculty of Law University of Zagreb Croatia), pág. 2. Cfr.
OCDE: www.oecd.org/dataoecd/52/20/36366473.pdf.
(27) Por ejemplo, el Reglamento de 1865 dictado en ejecución de la Ley de
Montes de 1863, además de numerosas reglas materiales sobre la titularidad, uso y
aprovechamiento forestales, establece el procedimiento de deslinde de los montes
154 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
Las fuentes de las que emanaban sus reglas devinieron, pues, hete-
rogéneas y dispersas. Podría decirse, pues, que son cuatro los estratos
o capas en los que se han ido sedimentando las reglas y principios
de procedimiento a lo largo de la historia:
(37) Como las que se refieren, por ejemplo, al ámbito de aplicación; al procedi-
miento sancionador; a la ejecución de los actos administrativos; o a la ordenación e
instrucción del procedimiento.
(38) Law on Administrative Enforcement, o Ley de ejecución forzosa (2011), que
modera las amplias facultades coercitivas con que contaba la Administración china;
Ley de procedimiento sancionador o Administrative Punishment (1996); Ley regula-
dora del procedimiento de recurso administrativo, o Administrative Reconsideration
(1999); Ley reguladora del procedimiento de solicitud de licencias, permisos o auto-
rizaciones, o Administrative Licensing (promulgada en 2003, con efectos desde 2004),
una Ley orientada a las necesidades del mercado. Por otra parte, la Ley reguladora
de la jurisdicción contencioso-administrativa data de 1989: Laws on Administrative
Litigation (1989). No existe, sin embargo, y he ahí una diferencia notable con la legis-
lación occidental de procedimiento, una ley general y comprensiva de procedimiento.
(39) Es el caso de la legislación federal de procedimiento administrativo. Infra núm. III.
(40) Así es considerada comúnmente por la doctrina alemana y también entre
nosotros, por el carácter escalonado que presentan las distintas “piezas” que lo in-
tegran, y la específica ponderación que en cada una de esas fases se realiza (causa,
necesidad, justiprecio, pago y toma de posesión). Vid. Javier Barnes, “Sobre el pro-
cedimiento administrativo: evolución y perspectivas”, en Innovación y reforma en
el Derecho Administrativo (editado por J. Barnes), Editorial Derecho Global-Global
Law Press, Sevilla, 2006, p. 276.
Javier Barnes Vázquez 157
(41) Por ejemplo, la Ley italiana del 25 de junio de 1865, n. 2359, de Espropria-
zioni per pubblica utilità, considerada por cierto por algún autor como la primera ley
de procedimiento administrativo italiana (Marco d’Alberti, 1992; y en cuyo artículo
2 se contiene una curiosa colaboración privada: “Sono opere di pubblica utilità, per
gli effetti di questa legge, quelle che vengono espressamente dichiarate tali per atto
dell’autorità competente.
Possono essere dichiarate di pubblica utilità non solo le opere che si debbono
eseguire per conto dello Stato, delle provincie o dei comuni, nell’interesse pubblico,
ma anche quelle che allo stesso scopo intraprendono corpi morali, società private
o particolari individui”.
La Ley española, de mayor perfección técnica y de carácter más administrativo en
sentido estricto que la anterior, de expropiación forzosa por causa de utilidad públi-
ca, del 10 de enero de 1879, es igualmente una ley de procedimiento administrativo,
como lo era también ya antes el Real Decreto del 17 de julio de 1836, que contenía
la ley sobre enajenación forzosa de la propiedad particular en beneficio público.
(42) La Ley de procedimiento alemana de 1976 resulta a estos efectos paradig-
mática, puesto que su objeto típico no es sólo el dictado de actos administrativos,
sino la celebración de contratos. Cfr. art. 9.
(43) Particularmente visible desde el modelo instaurado en España en el Texto
Refundido de la Ley del Suelo de 1992 hasta nuestros días.
(44) La legislación sobre transparencia y acceso a la información constituye
un ejemplo elocuente.
158 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(45) Así se sostiene en la doctrina alemana. Vid., por todos, el relato histórico
de Schmidt-Assmann, 2012, número marginal 10.
(46) En igual sentido, L. Parejo Alfonso, 2012, p. 230.
(47) En el caso español, por ejemplo, la Ley de 1992, en su Título II (“De los
órganos de las Administraciones públicas”), determina –normas de procedimien-
to– cómo se realiza la encomienda de gestión, la delegación o la avocación; cómo se
decide sobre la competencia cuando un órgano se estime incompetente; cómo se
realizan las comunicaciones entre órganos; etc.
(48) El texto íntegro puede consultarse en http://biblioteca.minhac.es/basis-
cicdocs/tlpesp_search.html.
(49) Por ejemplo, arts. 15 y ss. (sobre el modo en que el Director procede con
los expedientes); 22 y ss. (de las actuaciones que corresponden a los subdirectores y
jefes de servicio); 45 y ss. 49 y ss. (sobre el modo de proceder de los auxiliares letra-
dos y los oficiales de Dirección, 90 y ss. (sobre los registros generales y particulares
y la forma de proceder), 118 y ss. (de cómo ha de realizarse la coordinación y arreglo
de los expedientes); 138 y ss. (de cómo se confeccionan los dictámenes); etc. Mayor
relevancia jurídica presenta el procedimiento sancionador contra los empleados:
86-89 (expediente gubernativo o disciplinario).
Javier Barnes Vázquez 159
(55) Por ejemplo, en la Ley española de 1992, se establecen las relaciones en-
tre las Administraciones Públicas (Título I); los órganos de las Administraciones
públicas: principios generales y competencia; órganos colegiados; la abstención y
la recusación (Título II). El Proyecto de Ley dominicana de 2012 regula el órgano
colegiado (art. 55 y ss.).
Asimismo, en Alemania se postuló desde la doctrina que el funcionamiento de
los órganos colegiados y la formación de su voluntad; el orden del día; las órdenes
de servicio, entre otras cosas, habrían de constituir el objeto natural de lo que po-
dríamos llamar el “procedimiento administrativo interno”. Cfr. Bettermann, 1958,
p. 132.Capítulo Tercero.
(56) Cfr. Sección primera de la Parte Primera de la Ley (en versión de la refor-
ma de 1991).
(57) Así, desde la Ley española de 1958, por ejemplo, la portuguesa de 1991, la
brasileña de 1999; la peruana de 2001; boliviana de 2002; etc.
(58) P. ej., en el ámbito interno, arts. 78 y 81, relativos a las funciones y fun-
cionamiento, del Comité de Bioética de España, de la Ley 14/2007, del 3 de julio, de
Investigación Biomédica, y a nivel global la Declaración universal sobre Bioética y
Derechos Humanos (19 de octubre de 2005, http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_
ID=31058&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html) cuyo objeto consiste en
“proporcionar un marco universal de principios y procedimientos que sirvan de guía
a los Estados en la formulación de legislaciones, políticas u otros instrumentos en el
ámbito de la bioética”. Entre esos principios de procedimiento, se pueden destacar
los contenidos en los arts. 19 a 21 (Comités de Ética, Evaluación y Gestión de Riesgos,
Prácticas Transnacionales).
(59) Supra núm. I.
Javier Barnes Vázquez 161
Con todo, hay una relación aún más profunda entre procedimiento
y organización, hasta el punto de poder afirmarse que la reforma del
procedimiento sin la reforma de la organización representa una refor-
ma a mitad de camino (61). Y es que el procedimiento está en manos
de la Administración: es dirigido o supervisado por ella, esto es, por el
personal a su servicio. Más aún: si cada generación de procedimiento
se corresponde con una clase de Administración (jerárquica, impe-
rativa y autárquica, de un lado, y colaborativa, dependiente y en red,
de otro), no basta entonces con la modulación del procedimiento en
cada escenario, sino que se requiere igualmente la reestructuración
de las respectivas organizaciones para que éstos sean operativos.
(62) De modo significativo, por lo que hace a Austria, vid. H. Schäffer, 1993, p.
412.
(63) Valga para el caso de España el ejemplo de la Ley de Costas, 22/1988, de
28 de julio, una norma en la que predominan las determinaciones sustantivas y en
la que, sin embargo, se establece el procedimiento administrativo de deslinde (arts.
11-16), como instrumento clave para determinar e identificar los bienes que integran
el dominio público marítimo-terrestre.
(64) Así sucede, por ejemplo, en Alemania, en materia tributaria y social. Vid.
H. Meyer, “El procedimiento administrativo en la República Federal de Alemania”,
en El procedimiento administrativo en el Derecho Comparado, págs. 283 y ss. Tam-
bién en España (cfr. Disposición Adicional Quinta y siguientes de la Ley 30/1992); en
Austria (tributos, funcionarios, etc. vid. H. Schäffer, p. 413; etc.
(65) Por ejemplo, el Decreto dictando varias disposiciones relativas al
procedimiento administrativo para realizar los débitos a favor de la Hacienda
procedentes de ventas de Bienes nacionales. Gaceta de Madrid núm. 176, del 25
de junio 1870.
(66) Por ejemplo, Ley del 20 de febrero de 1870, por la que se establecen las
reglas y formalidades que han de observar los que soliciten autorización para cons-
truir canales de riego;
(67) Por ejemplo, los arts. 15 y ss. de la Ley, de 30 de julio de 1878, determi-
nando las condiciones a que habrá de sujetarse todo español o extranjero que
pretenda establecer o haya establecido en los dominios españoles una industria
nueva.
(68) Por ejemplo, desde el Real Decreto del 22 de diciembre de 1833, que
contiene las Ordenanzas Generales de Montes, con numerosas normas de pro-
cedimiento.
(69) P.ej., Ley de Colonización y repoblación interior y su Reglamento provisional
del 14 de diciembre de 1907. Asimismo, vid. el Real decreto aprobando el reglamento
para la ejecución del Real decreto del 27 de octubre de 1877 sobre concesión de terre-
Javier Barnes Vázquez 163
(i) Que la ley general opera como si de una Constitución se tratara dentro
del complejo conjunto de normas de procedimiento: impone unos estándares
mínimos en la cúspide del ordenamiento y sirve de base para su ulterior desa-
rrollo. Puede operar como marco en el que deban moverse las especialidades.
(ii) Que la ley general concentra y “centraliza” el Derecho Administrativo
en la medida en que completa, aunque no reemplaza, lo dispuesto por las leyes
sectoriales, habida cuenta de que no es posible, ni deseable, una completa
uniformidad.
(iii) Que el legado jurisprudencial y las leyes sectoriales no son las únicas
guías o referentes procedimentales con que cuenta la Administración y el
ciudadano. Y, a la inversa, que las leyes sectoriales y la jurisprudencia encuen-
tran, a partir de ese momento, en la ley general un parámetro consistente y
fiable (73).
(iv) Que la ley general requiere de la colaboración de las leyes materiales
para que conecten y se integren con ella, bien para desarrollar y concretar ese
común denominador, o bien para elegir entre medios alternativos establecidos
en su caso en la ley general. Y, a la inversa, la ley general ha de actualizarse
en función de los avances que los sectores especiales puedan aportar. En
ocasiones, la ley general ha de llevar lo mejor de cada casa –de cada sector– y
elevarlo como modelo, o modelos, a tener en cuenta.
gobierno español de las Indias tan sólo pudo parecerles una afirmación
triunfante de la obediencia debida a los reyes.” (74)
(74) Cfr. John H. Elliot, Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña
en América (1492-1830), Taurus Historia, Madrid, 2006, pp. 205-206.
(75) Diez años antes, por Ley del 16 de enero de 1879, se dispuso el nombramiento
de una Comisión que procediera a redactar un proyecto de reformas en la organiza-
ción administrativa civil y económica y en el procedimiento administrativo. Gaceta
de Madrid núm. 17, del 17 de enero de 1879. A tal efecto, por ejemplo, consta que el
Ministro de Hacienda pasaría una circular a todos los directores de su departamento
para que reunieran a la mayor brevedad todos los datos que pudieran facilitar los tra-
bajos encomendados a la “comisión de reformas en el procedimiento administrativo.”
Cfr. La Correspondencia de España. Diario Universal de Noticias, del 31 de agosto
de 1879. Sobre algunos antecedentes, puede verse la opinión del diario Epoca, en su
edición del 15 de abril de 1888, atribuyendo los méritos de la idea de modernizar a la
Administración mediante una ley de procedimiento a los Gobiernos conservadores.
Se trata en todo caso de una obra sistemática y organizada, como desvela la
inmediata publicación de los reglamentos ministeriales. A la misma Ley de 1889 se
168 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(79) La Ley dispone que los reglamentos se redactarán observando los criterios
comunes (sobre las siguientes 18 bases afirma). “Cada Ministerio hará y publicará un
reglamento de procedimiento administrativo para todas las dependencias centrales,
provinciales y locales del mismo, o uno por cada dependencia o grupo de ellas, si por
razón de la diversa índole de su función fuera más conveniente.” El denominador
común (las 18 bases) permite un desarrollo diverso, incluso dentro de cada Minis-
terio, en función, pues, del ramo y de la materia.
170 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(92) Por ejemplo, los reglamentos llegaron a tener una notable extensión:
(93) Véase el párrafo anterior.
(94) No contiene normas relativas a los órganos, ni a la competencia, nada
dispone sobre los interesados, o los vicios del acto administrativo, como haría luego
su sucesora, en 1958.
Javier Barnes Vázquez 173
“Al efecto propondrá a las Cortes una ley que, al tiempo mismo
que dé garantías, exija aptitud y, sobre todo, moralidad; una ley de
procedimiento administrativo que facilite, que abarate, que pon-
ga cerca del ciudadano la Administración pública, y que mejore
ésta” (95). O, dicho de otro modo, se organiza el procedimiento para
señalar las reglas a que debe amoldarse en lo sucesivo “para evitar
toda arbitrariedad en la tramitación y para facilitar la pronta y acer-
tada resolución de los múltiples asuntos que diariamente se ventilan
en las oficinas del Estado” (96). Acierto en la decisión y defensa de los
intereses de los individuos, será una constante desde entonces en las
leyes de procedimiento. Buen funcionamiento de la Administración
y respeto de las garantías ciudadanas. Función dual ésta que desde
entonces acompaña a los procedimientos de primera generación, a
los destinados a la emanación de actos administrativos (97).
h) Estrategia codificadora
(109) Como los que lucen, por ejemplo, en el art. 35 de la Ley de 1992: derecho a
conocer el estado de tramitación del expediente, a obtener copia de los documentos
que presenten, a utilizar las lenguas oficiales, etc.
(110) Art. 14 de la Ley.
(111) Por ejemplo, el art. 103 del Reglamento de procedimiento que se ha de
observar en el Ministerio de Gracia y Justicia, del 17 de abril de 1890, redactado en
cumplimiento de la Ley de 1889.
Javier Barnes Vázquez 177
(112) La Ley más relevante desde la segunda posguerra europea del siglo XX es la
norteamericana, de una muy escasa extensión. Frente a ella, la Ley federal Yugoslava,
considerada “la más amplia y detallada codificación del mundo” del procedimiento
administrativo, afirmación ésta hecha como si ello fuere un atributo positivo en sí mis-
mo, no resulta convincente, a efectos de la institución del procedimiento en sí misma
contemplada y su influencia sobre el funcionamiento efectivo de la Administración, ante
todo por su carácter supletorio. La cita corresponde a Ivo Krbev, 2003, p. 2. Lo relevante,
como luego se insiste (infra núm. 3), no es sino el equilibrio entre la unidad y la diversidad.
(113) Véase el documento “Administrative Procedures on the Territory of for-
mer Yugoslavia”, realizado bajo el proyecto SIGMA Support for Improvement in Gov-
ernance and Management A joint initiative of the OECD and the European Union,
principally financed by the EU, (Prof. Dr. Ivan Koprić Faculty of Law University of
Zagreb Croatia), pág. 2. Cfr. OCDE: www.oecd.org/dataoecd/52/20/36366473.pdf.
(114) Michael Stolleis, p. 239.
178 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(123) A título de ejemplo, la Ley española de 1958; la Ley italiana 241 de 1990,
tal como recuerda Aldo Sandulli, 2010, p. 203; o la misma Ley dominicana, de 2012,
que lleva por expresivo título “Derechos de las Personas en sus Relaciones con la
Administración y de Procedimiento Administrativo”.
(124) Cfr. H. Schäffer, 1993, p. 411.
(125) Art. 1 y ss.
Javier Barnes Vázquez 181
(135) Por todos, para la larga historia que precede a la Ley, vid. Joanna Grisin-
ger, 2008, así como el Final Report of Attorney General’s Committee on Administrative
Procedure, iniciado en 1939 a instancias del Presidente Roosevelt, y concluido en 1941.
Puede verse en http://www.law.fsu.edu/library/admin/1941report.html.
(136) Joanna Grisinger, 2008, p. 382.
184 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
en 1903 (en el ámbito del comercio interestatal) en lo que hace a los pro-
cedimientos denominados “formales”, en los que se celebraban solemnes
audiencias públicas (146).
(146) Final Report, 1941, pp. 105 y ss. La importante agencia “Interstate Com-
merce Commission” sólo podría dictar normas, desde 1903, una vez celebrada una
audiencia oral pública. Y ello sin perjuicio de que los primeros reglamentos se re-
gistraran ya en 1790, relacionados con el comercio con los indios (ibídem, p. 97.).
(147) Joanna Grisinger, 2008, pp. 402, 404-405.
(148) Así se infiere del estudio histórico citado en nota anterior, y de la lectura
del Final Report, 1941.
(149) Final Report, 1941, pp. 110, 114, etc.
(150) Análoga solución a la ensayada por la Ley española de 1889, con su com-
pletitud por medio de reglamentos especiales.
(151) Joanna Grisinger, 2008, p. 403, asimismo p. 405 y las referencias allí con-
tenidas.
Javier Barnes Vázquez 187
(176) Ronald M. Levin, 2011, p. 875. La Ley define como «reglas» o «normas»
(rules), no sólo las «normas reglamentarias» o reglamentos, sino también, nótese
bien, reglas de carácter no legislativo o no vinculante, tales como «criterios inter-
pretativos», «directrices», declaraciones políticas, esto es, soft law (Derecho blando
o indicativo). Las agencias no pueden articular todas sus interpretaciones legales
y su posición sobre las respectivas políticas públicas de las que son responsables a
través de normas vinculantes. De ahí que las guías o recomendaciones (guidance
documents, o advisory documents) cumplan una función fundamental: la de facilitar
el cumplimiento y canalizar el ejercicio de la potestad discrecional de la agencia.
Javier Barnes Vázquez 193
Ahora bien, pese a estar integradas por expertos, tal había sido
la advertencia de sus redactores, el conocimiento de las agencias
resulta habitualmente incompleto e insuficiente. De ahí que el sector
privado, los expertos y los usuarios deban de aportar sus conoci-
mientos (información), sus pareceres u opiniones. La participación
tiene por objeto inmediato la obtención y tratamiento de la mejor
información posible.
(193) Vid. Final Report, 1941, p. 103. En 1902 son muchas las agencias que así
actúan y en 1913 constituye ya una práctica generalizada. En el primer caso, la Ley
establecía la participación de los expertos en química agrícola para determinar la
pureza de los productos alimentarios e identificar cuándo un producto ha de en-
tenderse adulterado.
En 1913, se extiende por aquellas que aún no lo habían incorporado de forma
sistemática: el Sistema de la Reserva Federal (para el mundo bancario), la Comisión
del Mercado de Valores; la Comisión de las Comunicaciones, etc.
(194) Así en los casos indicados en la nota anterior. Ibídem.
(195) Ibídem.
(196) Sobre este último punto, ibídem, p. 103.
Javier Barnes Vázquez 199
(i) la transparencia;
(ii) la apertura a la crítica y al debate;
(iii) la revisión permanente de los resultados;
(iv) y el trabajo convergente y cooperativo (206).
4) Resumen
(i) primero, por el Derecho material, más que por el procedimiento, aunque
sea consciente del valor de éste;
(ii) segundo, por un control del juez más profundo y extenso, que compensa
o sustituya la debilidad del procedimiento en sede administrativa;
(iii) y, tercero, por una larga tradición en los procedimientos administra-
tivos en vías de recurso, previos a la jurisdicción.
(241) Ibídem.
Por lo demás, desde la perspectiva de la doctrina alemana que gira en torno al
paradigma de la dirección se pone de manifiesto que la Ley de 1976 no hace uso de
las posibilidades que el procedimiento para dirigir los procesos sociales y alcanzar
otros objetivos estratégicos. Por todos, E. Schmidt-Assmann 2003, in totum.
(242) La primera generación, vigente y necesaria, se corresponde con ese estado
de cosas inicial: es una Administración “ejecutiva”. La tercera, en cambio, se desarrolla
en los territorios en los que la Administración es autoprogramable y, para ello, nótese
bien, necesita y requiere de los demás: otras Administraciones, sector privado, sociedad.
Javier Barnes Vázquez 211
(294) Arts. 1 y 2.
Javier Barnes Vázquez 223
1) De la defensa a la acción
3) Expansión
4) Resumen
(302) La comparación puede ser ad intra, dentro del propio Estado, entre dos
procedimientos distintos, y en sus distintos niveles (federal y federado, por ejemplo),
o ad extra, entre diversos sistemas u ordenamientos jurídicos.
(303) Al fin y al cabo, procedimiento y organización constituyen las primeras
piedras en la construcción de la Administración contemporánea, a partir del siglo XIX.
(304) La doctrina de cada país se ha concentrado con frecuencia en su propio
sistema, lo que ha terminado por generar conceptos “nacionales” de procedimiento
administrativo.
(305) El anexo bibliográfico así lo atestigua.
(306) Kodderitzsch, L.. 1996, p. 131.
228 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
Sin duda, una de las razones que, a nuestro juicio, explican este
singular fenómeno –transmisibilidad, interacción, interés– res-
ponde al hecho de que toda obra “codificadora” del procedimiento
administrativo –sea en forma de leyes generales o comunes, a modo
de principios o de reglas uniformes y de detalle– ha sido fruto, sin
excepción, del trabajo de la doctrina científica, y de la experiencia
de altos funcionarios y prácticos del Derecho. Entre los estudiosos
siempre ha estado presente el comparatismo, en cualquiera de sus
manifestaciones, niveles o estadios.
del Grupo del Banco Mundial. Así, puede consultarse el documento How to Reform
Business Licenses, 2010 (anexo E). O, más aún, los esfuerzos de la OCDE en materia
de procedimiento administrativo en general, y por su relación con la inversión, en
particular: véanse en tal sentido el documento Streamlining administrative procedures
y, en unión, con la United Nations Industrial Development Organisation (UNIDO),
el estudio Effective Policies for Small Business, (anexo E).
(310) Sobre el tema, Tom Ginsburg, 2002.
(311) La primera recoge principios generales y algunas reglas aisladas, mien-
tras que la segunda un procedimiento tipo, de petición y de recurso, la teoría del
órgano, del acto, la responsabilidad y los principios de la potestad y procedimiento
sancionadores.
230 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
Suscita un menor interés, por ello, el mero contraste sin más entre
ordenamientos nacionales, o la observación de elementos o principios
aislados del procedimiento, tales como la participación, la prueba, o
la motivación, por ejemplo. Resulta más ilustrativo, por el contrario, el
análisis comparado de modelos o tipos de procedimiento equivalentes
y sus respectivos elementos, dentro del contexto adecuado, es decir, en
el marco del correspondiente modelo de gobierno y administración.
El análisis de conjunto y de contexto, como ya notábamos, conduce
derechamente a una visión “macro-jurídica”.
(325) Sobre este último extremo, véase el Capítulo Quinto. Asimismo, J. Barnes,
2012.a y 2012.b.
Javier Barnes Vázquez 237
2) Generaciones o especies
(330) Véanse, a título de ejemplo, los arts. 134 y ss. de la Ley de procedimiento
española, 30/1992.
(331) Por ejemplo, artículos 6-25, de la Ley 9/2006, del 28 de abril, sobre evalua-
ción de los efectos de determinados planes y programas en el medio ambiente.
Javier Barnes Vázquez 239
En otras palabras:
La primera generación tiene por objeto el dictado de resoluciones que afec-
tan a los derechos e intereses de los ciudadanos, a cargo de una Administración
que, por convención, llamamos aquí “imperativa”. Aquí la Administración
actúa como si de un juez se tratara. Se trata de una clase de procedimiento
que se inicia antes de que se inventara la electricidad.
La segunda generación se especializa en la elaboración de toda clase
de normas reglamentarias, programas, planes o proyectos, en un entorno
también de Administración imperativa (para la aprobación de Reglamentos
ejecutivos, por el ejemplo). En este escenario, la Administración opera como si
de un legislador se tratara. Es un procedimiento que se propaga en la segunda
mitad del siglo XX, antes de la invención de Internet.
La tercera generación de procedimientos se mueve en el marco de las
nuevas formas de gobernanza, en un medio ambiente de colaboración, cuando
240 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
(i) leyes generales o comunes –allí donde existen– combinadas con leyes
especiales;
(ii) normas que llevan el nombre de procedimiento, y de normas que no
lo llevan;
(iii) de prácticas internas no vinculantes y de prácticas externas mante-
nidas por sujetos privados;
(iv) de discrecionalidad procedimental en manos de la Administración,
de mayor o menor escala;
(v) de directrices jurisprudenciales a los distintos niveles.
(332) Supra II
Javier Barnes Vázquez 241
(333) Así, por ejemplo, como se ha notado, la Ley norteamericana de 1946, por
sí sola, ofrece escasa información acerca de cómo es el procedimiento norteame-
ricano: además de su historia y precedentes, y la razón misma de aquella Ley, será
necesario conocer las reglas específicas de cada una de las agencias, establecidas
bien por el legislador, bien por la propia agencia; así como la jurisprudencia básica
del Tribunal Supremo, varios centenares de sentencias.
(334) Por ejemplo, en España, al legislador central sólo le corresponde la regu-
lación del “procedimiento administrativo común” (art. 149.1.18ª C.E.); en Alemania,
al legislador federal le cabe establecer exclusivamente la actividad externa de la Ad-
ministración imperativa (art. 84 GG) y, en consecuencia, la actividad de ejecución
de las decisiones singulares, esto es, un concepto muy limitado de procedimiento;
en cambio, al legislador federal austríaco le incumbía, en 1925, la entera regulación
del procedimiento; etc.
242 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
A. Panorama y significado
La Ley federal argentina de 1972 tiene la virtud de ser la primera
ley general de su tiempo en tierras americanas –excepción hecha
de la estadounidense de 1946, antes examinada–; la que iniciaría la
expansión de la gran familia de leyes de procedimiento administra-
tivo ibero-americanas (335), en continuo avance hasta la fecha (336).
B. Contexto
En términos muy simples, y en el marco de la reflexión histórica
y comparada que aquí se ha esbozado, conviene registrar y no difu-
minar, a nuestro juicio, los siguientes elementos de la Ley argentina:
(367) Por ejemplo, Ley alemana de 1976 (supra núm. III). Han de considerarse
siempre las razones de tal fenómeno, sin embargo.
(368) Por ejemplo, legislación austríaca de 1925; Ley española de 1958.
(369) Supra núm. II.
(370) Para acreditar cuanto se ha dicho, vid. supra núm. III in totum.
Javier Barnes Vázquez 251
C. Balance
A resultas de cuanto antecede, y desde la específica perspectiva
en la que se ha situado la presente reflexión, la Ley argentina ha
traído el instrumental jurídico para disciplinar la acción adminis-
trativa consistente en el dictado de actos administrativos, en las
condiciones y circunstancias antes aludidas, cubriendo así una pri-
mera necesidad cual es la de revestir con el Derecho las decisiones
que afectan a los derechos e intereses de los ciudadanos. Quedan,
sin embargo, muchas cosas fuera, como sucede también con otras
leyes homólogas de procedimiento. Este aniversario bien merecería
traer una reflexión más honda y ambiciosa.
(371) Por ejemplo, el derecho a una decisión fundada, como parte del proceso
debido, resulta ser, en su originaria construcción jurisprudencial, más un deber de
congruencia con lo planteado (principio de congruencia), que un deber de motiva-
ción, de carácter sin duda más general, puesto que no se ha de limitar la Adminis-
tración a responder a lo pretendido, sino que ha de extenderse a todos los elementos
que sirvan de justificación en cada caso, lo que, por de pronto, puede variar en virtud
del tipo de procedimiento. Así, mientras en un procedimiento competitivo deberá
la Administración motivar por qué es mejor un candidato o una propuesta que otra,
en términos relativos o por comparación, en un procedimiento sancionador tendrá
que justificar todos los elementos atinentes al presupuesto de hecho y a la conse-
cuencia jurídica (el tipo del ilícito), al margen y con independencia de que hayan
sido formulados por el afectado.
252 El Procedimiento Administrativo en el tiempo ...
Sitjar y Cortey, Andrés, 1889. Discurso del Ilmo. Sr. D. Andres Sitjar
y Cortey, Presidente de la Real Audiencia Territorial de la Habana,
leído en el acto de la apertura de los Tribunales, el día 2 de enero de
1889, Habana Imp. del Gobierno y Capitanía General, 1889.
El procedimiento administrativo
en el orden global (*)
I. Premisa
El Principio n. 10 de la Declaración de Río sobre ambiente y desa-
rrollo prevé que el “mejor modo de tratar las cuestiones ambientales
es asegurar la participación de todos los ciudadanos interesados, en
los distintos niveles”. El Acuerdo norteamericano para la cooperación
en materia de trabajo (Naalc), en su artículo 5º, párrafo 1, establece
que “cada parte contratante debe asegurar que el procedimiento
administrativo (...) dirigidos a la aplicación de la legislación propia en
materia de trabajo estén inspirados en principios de imparcialidad,
equidad y transparencia”. En las “Líneas guía” para acuerdos relati-
vos a las relaciones con las organizaciones no gubernamentales de
(4) Sobre el punto, véase M. D’ALBERTI (bajo la dirección de), Le nuove mete del
diritto amministrativo, p. 67, Il Mulino, Boloña, 2010, donde se evidencia la relevancia
de los principios comunes del derecho administrativo “para reconducir a mayor
uniformidad y homogeneidad disposiciones fragmentadas y a veces discordantes
unas respecto de otras, para garantizar mayor certeza jurídica y para asegurar tutelas
más sólidas a los destinatarios de las normas”.
266 El procedimiento administrativo en el orden global
nes; permitir que el particular haga valer sus derechos hasta la fase
preparatoria de la decisión; lograr que se involucren los ciudada-
nos a fin de compartir determinadas decisiones de interés público
general. En otros términos, la participación en el procedimiento
administrativo realiza tres actividades, que pueden resumirse en
las funciones consultiva, defensiva y democrática (5). Cada una de
estas funciones puede asumir un peso distinto en relación a las otras,
según el ordenamiento nacional que se considere y por ende, según
el contexto jurídico en el que se aplica el instituto (6). Por ejemplo,
las normas francesas tienden a privilegiar la función defensiva en los
procedimientos individuales y a garantizar formas de democracia
administrativa en algunos procedimientos generales, como los de
materia ambiental (7). En este sistema, actúa un modelo que puede
definirse por la separación, tendiente a limitar el recurso jurisdic-
cional a medida que se extienden y perfeccionan los procedimientos
participativos, sustrayendo de este modo el ejercicio de la democra-
cia administrativa del control de los jueces. Un segundo ejemplo es la
Administrative Procedure Act-APA estadounidense. En este sistema,
el procedimiento de participación no se sustrae al control del juez,
pero éste se autolimita, reconociendo un amplio poder discrecional a
la administración al asegurar la participación de los particulares. El
modelo puede ser definido como funcionalista: en esta sede, el juez
tiene la facultad de controlar las reglas mínimas establecidas por la
APA, pero las administraciones son libres de garantizar derechos
ulteriores a los particulares, en ejercicio de su poder discrecional (8).
(9) Por sobre todas, recuérdese la decisión de la House of Lords, Bushell and
Another v. Secretary of State for the Environment, 4 de febrero de 1980 [1981] AC
75, donde se discute la aplicación de la cross-examination en un procedimiento
administrativo relativo a la valoración de datos útiles a los findes del programa de
construcciones viales en el Reino Unido.
(10) Artículo 13, ley 241/1990.
(11) En tal contexto, la motivación es instrumental sobre todo al control
jurisdiccional y no a la garantía de transparencia de la acción administrativa.
268 El procedimiento administrativo en el orden global
(18) Piénsese por ejemplo, en el control sobre el erreur de fait o sobre el erreur
de qualification juridique des faits (Francia), o en el examen de la corrección del uso
de las facultades discrecionales mediante la verificación de la relación entre los
medios empleados y el fin perseguido en aplicación del principio de proporcionalidad
(Alemania, Italia) o a la relevancia del error on the face of the record, según un
parámetro general de razonabilidad de la decisión administrativa (Reino Unido), o
a la posibilidad de aplicar determinados test previstos a nivel normativo –substancial
evidence test y el arbitrary and capricious test– y por vía jurisprudencial –hard look
doctrine– (Stati Uniti).
(19) Entre los primeros estudios de justicia administrativa, recuérdese el
trabajo de R. BONNARD, Le controle jurisdictionnel de l’administration. Etude de
droit administratif comparé, Delagrave, París, 1934. Más recientemente, la obra de
A.R. BREWER-CARIAS, Judicial Review in Comparative Law, Cambridge University
Press, 1989.
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 271
(26) “La prevalencia de tomar prestado sugirió una clave para entender los patrones
y el cambio. Los sistemas relacionados entre sí mediante una serie de préstamos podría
–en sus similaridades y diferencias– indicar el ímpetu para crecer” (N. del t.).
A. WATSON, Legal Transplants: An Approach to Comparative Law, Edinburgh,
1974.
(27) Véase D.W. LEEBRON, Linkages, p. 5 y sigtes., en American Journal of
International Law nº 96, 2002. Los mecanismos de transplante jurídico contribuyen,
en vía general, a un proceso de globalización del derecho. Sobre el punto, véase S.
CASSESE, The Globalization of Law, p. 973 y sigtes., en New York University Journal
of International Law and Politics nº 4, vol. 37, 2005.
(28) Véase el párrafo 2.
(29) Finalidad y contenidos de tales institutos a nivel global presentan, en
cambio, algunas variantes respecto de los modelos nacionales. Sobre el particular
véase párrafos 4 y 5.
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 275
di Basilea II alle attività di negoziazione e sul trattamento degli “effetti del doppio
inadempimento”, de julio de 2005).
(34) Se trata de las Gatt Safeguard Measures.
(35) (N. del t.: un proceso de certificación transparente y predecible”). La
expresión fue utilizada en la conocida decisión del Appellate Body dell’OMC, United
States – Import Prohibition of Certain Shrimp and Shrimp Products (Shrimp-Turtle)
(12 de octubre de 1998, WT/DS58/AB/R). Para un análisis del caso, véase S. CASSESE,
Global Standards for National Administrative Procedure, p. 109 y sigtes., en Law and
Contemporary Problems, vol. 68, 2005.
(36) (N. del t.: explicación razonada y adecuada). United States – Definitive
Safeguards Measures on Imports of Certain Steel Products, WTO, Appellate Body
Report, WT/DS248-254, 258, 259/AB/R, 10 de diciembre de 2003.
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 277
La judicial review a nivel global está por ende, dirigida por or-
ganismos judicantes, si bien tienen naturaleza quasi-judicial (39),
de naturaleza global y puede tener por objeto actos de naturaleza
nacionales para la observancia de normas ultra-estatales (como en
los casos del Appellate Body de la OMC o del ITLOS), decisiones de
organismos globales (véase el caso del Inspection Panel de la Banca
Mundial) o conducidos por particulares (como en el caso del ICC). En
todas estas hipótesis, el control se refiere a la observancia de reglas
o parámetros del sistema de pertenencia del organismo judicante.
Es en estas sedes, por ende, que no sólo se asegura la compliance
con las normas de derecho administrativo global, sino que se crean
también las condiciones para la actuación de muchos de los tran-
splantes jurídicos examinados.
¿En qué medida los casos indicados se corresponden con verda-
deros y genuinos transplantes jurídicos? En otros términos, ¿qué es
lo que se transplanta?
En todos los casos analizados, el objeto del transplante no es tanto
una reglamentación específica cuanto el principio general, compar-
tido por gran parte de los ordenamientos nacionales, que regula un
determinado instituto. El resto –los institutos de participación en
el procedimiento, la obligación de motivar, la revisión de las deci-
siones administrativas–, tiene rasgos y contenidos distintos según
el sistema nacional que se considere. No puede pensarse por ende,
que a nivel global el transplante venga en la forma de “clonación” de
reglas que pertenecen a determinados países (40). El transplante se
refiere, más concretamente, a principios generales, que correspon-
den –en las hipótesis examinadas– a los principios del due process of
law, de transparencia, de legalidad. Se trata de principios típicos del
“Estado de derecho”, que están en la base de los principales sistemas
nacionales de derecho administrativo (41). El contenido de estos
(39) Para un análisis completo de los órganos judicantes a nivel global, véase R.
MACKENZIE, C.P.R. ROMANO, Y. SHANY, & P. SANDS, The Manual on International
Courts and Tribunals, Oxford University Press, 2010.
(40) Al mismo tiempo, ex isten también algunos modelos nacionales
prevalecientes: por ejemplo, en materia de participación, muchos organismos
globales adoptan normas similares a las estadounidenses, reconociendo el derecho
de ser oídos incluso en procedimientos generales.
(41) El nacimiento y los rasgos esenciales del derecho administrativo están
estrechamente ligados a la afirmación del Estado de derecho. Desde esta perspectiva
deben interpretarse las afirmaciones de J. Mallet du Pan, que invitaba a dejar que los
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 279
locos discutan las formas de gobierno; el mejor es el que está mejor administrado”
(extraído y traducido al italiano en Über das charakteristiche und die lange Dauer der
französischen Revolution, p. 206, trad., pref. y notas de F. von Gents, Berlín, 1974) y
de B.G. Niebhur, según el cual “la libertad se basa mucho más en la administración
de acuerdo a la Constitución” (extraído y traducido al italiano en Vorrede, a L.
Freihern von Vincke, Darstellung der innern Verwaltung Groβbritanniens, Berlín,
Realschulbuchhandlung, 1815, III).
(42) Piénsese en el concepto de transparencia total promovido por los
organismos globales como “Transparency International” o por el más reciente
network global “Open Government Partnership”.
280 El procedimiento administrativo en el orden global
(67) En este sentido, la función de la revisión puede ser ejercida por los
organismos globales en sentido “relativo” o “proactivo”.
(68) (“Toma de decisiones integrada”, n. del t.). Sobre el punto, J.C. DERNBACH,
Achieving Sustainable Development: the Centrality and Multiple Facets of Integrated
Decision-making, p. 8,en Indiana Journal of Global Legal Studies nº 1, vol. 10, 2003.
(69) Sobre el origen histórico de la polisinodia, C.-I. DE SAINT-PIERRE, Discours
sur la Polysynodie (1718).
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 291
(77) Tales normas, adoptadas en función del artículo VI.4 del General Agreement
on Trade in Services-Gats, prevén que los Estados deben poner a disposición del
público, incluso a través de los servicios de información y de contacto, los nombres
y direcciones de las autoridades competentes, así como la información que contenga
la descripción de las actividades y de los títulos profesionales, los requisitos y
los procedimientos necesarios para obtener, renovar o mantener licencias o
calificaciones professionales; además, los Estados deben asegurar algunas garantías
de transparencia incluso en las relaciones de los otros Estados miembro, estando
obligados a indicar, a su pedido, las razones en que se base la adopción de las medidas
de regulaciones internas en el sector de la contabilitad.
(78) El Código, en el artículo 11.3.4, establece que si un Estado modifica los
requisitos legales del comercio de pesces y otros productos de la pesca con otros
Estados, debe preverse un plazo razonable e información suficiente que permitan a
los Estados y a los productores involucrados modificar sus procedimientos; a tal fin,
se prevén consultas con tales países.
(79) Véase el párrafo 3.
(80) J.H.H. WEILER y I. MOTOC, Taking Democracy Seriously: the Normative
Challenges to the International Legal System, ps. 68-69, en International Economic
Governance and Non-Economic Concerns-New Challenges for the International
Legal Order, bajo la dirección de S. Griller, Primavera, Viena, 2003.
(81) Véase el párrafo 3.
296 El procedimiento administrativo en el orden global
por parte de tal Estado del Green’s Gay Law Reform Bill en 1997 (94).
Organismos y normas globales promueven principios de no discri-
minación incluso en las relaciones entre sistemas nacionales, en
contextos además, no estrechamente reconducibles a la tutela de
los derechos fundamentales: el artículo XX del GATT, en materia
de comercio internacional, dispone que “such measures are not
applied in a manner which would constitute a means of arbitrary
or unjustifiable discrimination between countries where the same
conditions prevail, or a disguised restriction on international trade”
(N. del t.: “tales medidas no se aplicarán de manera tal que configuren
un medio arbitrario o injustificado de discriminación entre países
donde rija una igualdad de condiciones, o signifiquen una velada
restricción al comercio internacional”).
En el OCSE opera una especializada Office for Democratic In-
stitutions and Human Rights – ODIHR, con sede en Varsovia, con-
stituida por varios departamentos, entre ellos, el Democratization
Department. Tal departamento cumple funciones de promoción de
la rule of law, de participación democrática de los ciudadanos en la
vida política, de la libertad de movimiento, y de funciones más en
general, de democratización de los sistemas de los Estados miem-
bro (95). También otros organismos globales desarrollan actividades
similares, si bien con diferentes instrumentos: piénsese en la United
Nations Democracy Fund (UNDEF) (96), en el European Instrument
for Democracy and Human Rights (EIDHR) (97), en la actividad de la
Corte europea de derechos humanos (98). En algunos casos, enton-
ces, la promoción de valores comunes y globales (democracia, paz,
seguridad) incide en la naturaleza y en la actividad de los organismos
nacidos con otra finalidad, que vienen por lo tanto, a cumplir nuevas
funciones. Este es el caso de la NATO, ya transformada en el “núcleo
de una red de pactos para la seguridad y (en) un centro de consultas
sobre cuestiones de seguridad global (...) con más puntos focales y
reagrupamientos –muchos similares a un mapa de Internet o a los
(94) Para una descripción profunda del caso, véase S. CASSESE, Il diritto globale,
cit., ps. 164-165.
(95) Véase http://www.osce.org/odihr. Para el análisis de ulteriores ejempos,
véase S. CASSESE, Global Standards for National Democracies?, p. 701 y sigtes, en
Rivista trimestrale di diritto pubblico nº 3, 2011.
(96) Véase http://www.un.org/democracyfund/News/NFU01Nov10.html.
(97) Véase http://ec.europa.eu/europeaid/how/finance/eidhr_en.htm.
(98) Véase http://www.echr.coe.int/echr/.
300 El procedimiento administrativo en el orden global
VII. Conclusiones
El examen de los efectos del desarrollo de instrumentos y ga-
rantías del rule of law a nivel global permite evidenciar al menos
tres conclusiones principales.
(99) Trata tales consideraciones A.M. SLAUGHTER, La forza globale della nuova
Nato, p. 81, artículo publicado en italiano en “La Stampa”, mayo de 2012.
(100) (N. del t.: a medida que los cuerpos internacionales entran en interacción
con los centros nacionales de poder, pueden controlar los abusos de esos centros
nacionales […] y obligarlos a mejorar su nivel de desempeño democrático). R.O.
KEOHANE, S. MACEDO, A. MORAVCSIK, Democracy-Enhancing Multilateralism,
ps. 1-31, en International Organization nº 63, 2009.
(101) S. CASSESE, Il diritto globale, cit., p. 166.
(102) (N. del t.: un multilateralismo que mejora a la democracia”). R.O.
KEOHANE, S. MACEDO, A. MORAVCSIK, Democracy-Enhancing Multilateralism, cit.
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 301
(106) Este dato no excluye sin embargo, la existencia a nivel global de algunos
organismos independientes de revisión de las decisiones y órganos de Internal
Accountability o Internal Audit. Para una lista detallada, véase C.P.R. ROMANO, A
Taxonomy of International Rule of Law Institutions, cit., ps. 258-261.
(107) T. FRANCK, The Emerging Right to Democratic Governance, in American
Journal of International Law, p. 91, vol. 86, n. 46, 1992 (N. del t.: el sistema internacional se
dirige hacia un derecho claramente democrático, con regímenes nacionales validados
por parámetros internacionales y un monitoreo sistemático del cumplimiento”).
(108) Piénsese, por todos, en el citado caso de Tasmania.
El procedimiento administrativo en el orden global
Sabino Cassese – Elisa D’Alterio 303
(118) Estos temas fueron, por ejemplo, objeto de una importante convención
bajo el título “Courts, Social Change and Judicial Independence”, que reunió a jueces
de los tribunales constitucionales de varios Estados y estudiosos de nota, celebrada
en la European University Institute (Fiesole), del 16 al 17 de marzo de 2012.
Capítulo VII
I. Introducción
A cuarenta años de su dictado, es posible hoy formular una eva-
luación del decreto-ley 19.549/72 y de sus normas modificatorias que
establecieron el régimen legal de procedimientos administrativos en
el orden nacional, en lo sucesivo la “Legislación de Procedimientos
Administrativos” o “LPA”. Tal evaluación no podrá dejar de lado las
interpretaciones que la jurisprudencia de la Corte Suprema y de la
Cámara del fuero contencioso-administrativo federal han hecho
de sus normas.
Con tal fin, pasaremos revista, sucesivamente, a la situación exis-
tente antes de la sanción del decreto-ley 19.549/72, las primeras in-
terpretaciones que suscitó el nuevo régimen, las decisiones judiciales
del requisito y, con ello, del plazo referido. Tal, en primer lugar, la
consideración de las dos vías previstas por la LPA (la recursiva con el
plazo antedicho y la reparatoria sujeta sólo a la prescripción) como
opcionales y, en segundo lugar, la absorción de la vía recursiva por
la reparatoria cuando se trataba de peticiones mixtas.
También se pensó, ante la enérgica sanción que la LPA prevé para
los actos administrativos afectados de nulidad absoluta e insanable
(“deben ser revocados o sustituidos aun en sede administrativa”), que
esa orden regía también para los jueces, por lo cual la impugnación
de tales actos no estaba sujeta a plazo de caducidad alguno.
Existía además otra vía para escapar al angustioso plazo de 15
días y ella estaba prevista expresamente por la LPA: los recursos
presentados fuera del plazo podían ser considerados como una de-
nuncia de ilegitimidad y resueltos a menos que existieran motivos
de seguridad jurídica (como podía ser, anotamos, la presencia de
contra-interesados) o que el transcurso de un plazo prolongado sin
recurrir permitiera concluir que había mediado abandono volun-
tario del derecho. Como se observa, dos standards perfectamente
aptos para ser aplicados judicialmente.
Como se observa también, la regla de la LPA contenía una plau-
sible morigeración del brevísimo plazo de caducidad aplicado a la
exigencia del agotamiento, que hacía tolerable el requisito. Una ra-
zonable aplicación de esta regla hubiera acortado significativamente
las diferencias con el sistema que había funcionado correctamente
hasta la sanción de la LPA.
La LPA no definió el acto administrativo pero sí legisló los requi-
sitos de validez del acto administrativo. Recogió la jurisprudencia
de la Corte Suprema sobre los recaudos básicos de competencia,
objeto, forma y voluntad, pero introdujo importantes innovaciones
al exigir, como requisitos esenciales, la motivación y el dictamen
jurídico previo cuando el acto “pudiese afectar derechos subjetivos
e intereses legítimos”. Recogiendo la opinión de Marienhoff, la LPA
estableció categóricamente la presunción de legitimidad del acto
administrativo y, con una imprecisa salvedad, su ejecutoriedad.
En lo que respecta a las nulidades del acto administrativo la LPA
siguió un criterio muy riguroso, ampliando los casos de nulidad
absoluta a situaciones que, en otros derechos, sólo ocasionan la
anulabilidad del acto, como la desviación de poder y ciertos casos
312 Análisis crítico de la Legislación Nacional ...
IV. La jurisprudencia
Como hemos visto, la LPA, si bien contenía algunas normas que
establecían nuevas y peligrosas limitaciones para la defensa de los
derechos individuales, lo hacía con una redacción que permitía, sin
embargo, una interpretación acorde con los fines tuitivos de esos
derechos que anunciaba su mensaje. También incluía otras normas
que, por el contrario, ampliaban ambiciosamente dicha protección.
I. Introducción
Para comenzar debo fijar los límites de este trabajo. Desde lue-
go que no analizaré cada uno de los principios del procedimiento
administrativo en todos sus detalles, no sólo porque es material-
mente imposible dentro de las pautas fijadas por los editores para
mi intervención sino porque constituye la materia de los otros capí-
tulos de esta obra. Circunscribiré entonces la exposición a tratar de
conceptualizar e identificar lo que debe entenderse por “principios
generales del procedimiento administrativo”, describir cuál es la
función que les adjudico en general en nuestro derecho público y
cuál es su grado de vigencia efectiva en la práctica jurídica nacional.
(1) Quiero englobar con esta expresión, tal como lo desarrollo más adelante,
a los casos en que las normas positivas aluden a un principio pero le otorgan en
su desarrollo un contenido claramente inferior a sus potencialidades, tal como
lo hago notar más adelante respecto de principios tales como el debido proceso
adjetivo o el de irrestricto acceso a la información pública.
332 Principios Generales del Procedimiento Administrativo
los que aludiré más adelante, y, desde luego, también para resolver
los casos de lagunas del derecho, técnicas y axiológicas.
Como conclusión, sostengo que los “principios generales del pro-
cedimiento administrativo” constituyen una derivación directa y
razonada de los principios fundacionales de inviolabilidad, autonomía
y dignidad de la persona humana, que al estar consagrados positiva-
mente en el derecho internacional y constitucional que forma parte
de nuestro actual orden jurídico, son el fundamento del subsistema
jurídico procedimental aplicable a la actividad administrativa.
(4) Art. 8º. Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída,
con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para
la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o
de cualquier otro carácter.
Art. 25. Protección Judicial. 1. Toda persona tiene derecho a un recurso
sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones
oficiales.
338 Principios Generales del Procedimiento Administrativo
D. Conclusiones
En síntesis, interesa destacar de lo expuesto la importancia de
identificar los principios generales, que pueden aplicarse directa-
mente o bien incidir decisivamente en la aplicación de las normas
Jorge A. Sáenz 341
(5) “La ley regulará (…) c) El procedimiento a través del cual deben
producirse los actos administrativos, garantizando, cuando proceda, la audiencia
del interesado”.
Jorge A. Sáenz 349
sociedad. Por cierto que este principio general exige también que el
procedimiento no se convierta en una posibilidad formal de inter-
vención sino en una sustancial, en el sentido de que comprende la
más amplia posibilidad de tener un conocimiento completo y cabal
de las actuaciones, la obtención de documentación, la posibilidad
de presentaciones y pruebas y la intervención en audiencias, a los
efectos de concretar lo que la Corte Suprema ha tratado de comprimir
en la fórmula de “participación útil” en el proceso (Fallos, 215:357).
Rodolfo C. Barra
I. Introducción
El art. 36 del Régimen de Contrataciones de la Administración
Nacional (decreto de delegación legislativa 1023/01, en adelante
RCAN) incorporó una importante modificación a la Ley de Procedi-
mientos Administrativos (en adelante, LPA), de especial trascenden-
cia sobre lo que nuestra doctrina tradicionalmente ha denominado,
con acierto, “contratos administrativos”, por estar sometidos a un
régimen sustancialmente de derecho administrativo (1).
El RCAN confirma de tal manera aquella sustantividad del
contrato administrativo, como una suerte de respuesta normativa,
aunque con seria base doctrinaria, a la disputa que desde unos años
atrás, especialmente, ha estallado en nuestro medio acerca de la
existencia del “contrato administrativo” como categoría jurídica
autónoma, distinta de la categoría correspondiente al contrato de
derecho privado, regulado por la legislación civil y comercial.
La discusión es curiosa porque se trata de un tema que ya debería
haber sido superado. No es posible desconocer, en nuestro ordena-
miento, que existen figuras típicas de contratos administrativos,
que existen regulaciones generales aplicables a todos ellos y aun a
12, aptdo. a) del RCAN). Por supuesto que todas aquellas decisiones
que se tomen en el marco de tales supuestos “contratos de derecho
privado” serán, por imperio de la letra expresa del RCAN, actos
administrativos, regidos por la LPA, cuyo fructífero cincuentenario
estamos ahora homenajeando.
(3) Los Actos Administrativos Contractuales, Teoría del Acto Coligado, Ábaco,
Buenos Aires, 1989.
380 La reforma de la ley de procedimientos administrativos...
Procedimiento administrativo:
Especies y clasificaciones
I. Introducción
¿Por qué y para qué clasificar los procedimientos administrati-
vos?
Respecto de la primera pregunta decimos, en principio, con
Juan Carlos Morón Urbina (1) que, para poder aproximarnos a los
procedimientos administrativos, es necesario previamente llegar a
establecer un cierto orden para poder conocer con detalle y precisión
el conjunto de procedimientos existentes. En tanto estas secuencias
permanezcan confundidas y acumuladas, difícilmente podremos
hacernos una idea clara de las mismas. Para lograrlo, resulta ne-
A. Ámbito Nacional
En cuanto a cuáles son los principios esenciales del procedimien-
to en lo que atañe al ámbito de la Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos (LNPA) 19.549, son:
1. El de generalidad, que se sustenta en la circunstancia de que las
normas del procedimiento administrativo deben ser observadas por
todos los entes y órganos que componen la administración pública,
principio que ha sido establecido en el art. 1º de la ley, al disponer
que sus normas rigen tanto para la administración central (incluso
a los órganos desconcentrados o “descentralización burocrática”)
como respecto de las entidades descentralizadas, incluso los entes
autárquicos.
2. El de exclusividad, que importa que sólo los procedimientos
consagrados en las normas son los únicos válidos y admisibles para
la tramitación del obrar administrativo; ergo, como regla es jurídi-
camente improcedente transitar por otros procedimientos.
Así las cosas, resulta que los principios de generalidad y exclusi-
vidad son complementarios, dado que el procedimiento administra-
tivo reglado se aplica en exclusividad (con prescindencia de otros) a
la generalidad de la administración.
3. El de absorción, extensión o subsidiariedad, por el que se han
de aplicar ciertas reglas básicas de las normas generales en aquellos
regímenes excluidos por la misma ley.
Ahora bien, señala David A. Halperín (4) que en el citado art. 1º
hay dos ámbitos distintos de exclusión de la aplicación de la LNPA.
Uno de ellos es expreso y el otro en razón de la interpretación del
texto.
En lo que respecta a la exclusión expresa, se trata de los regímenes
procedimentales aplicables a los organismos militares, de defensa
y seguridad.
En lo que atañe a la exclusión por interpretación del mismo ar-
tículo, destaca que la cuestión se vincula a cuál es el alcance de los
términos “administración descentralizada” en la disposición citada.
Al respecto, el mencionado texto dispone que “Las normas del pro-
(5) También la ley facultó al Poder Ejecutivo Nacional a que dicte el procedi-
miento administrativo que regirá respecto de los organismos militares, de defensa y
Jorge H. Sarmiento García 391
B. Ámbito provincial
La Ley de Procedimiento Administrativo de Mendoza 3909, a di-
ferencia de lo que acontece en el orden nacional, contempla no sólo
los principios básicos a que deberán ajustarse los procedimientos
administrativos en cuanto tiendan a asegurar a los interesados las
garantías constitucionales del debido proceso, de las que no pueden
reputarse ajenos los atinentes a los elementos del acto administra-
tivo, sus caracteres, etc., sino también lo referido al trámite proce-
dimental propiamente dicho, incluidos naturalmente los recursos
administrativos.
En el ámbito nacional se ha seguido la opinión de Miguel S. Ma-
rienhoff (12), regulando la LNPA los principios generales del proce-
dimiento administrativo, en tanto que los detalles procedimentales
y el régimen de los recursos administrativos han sido normados en
el RLNPA. En Mendoza, por el contrario, se han receptado funda-
mentalmente los razonamientos de Agustín Gordillo (13), enten-
diéndose entonces que la Legislatura puede legislar sobre todas y
cualesquiera de las actividades administrativas, sin otra limitación
que la ley establezca una regulación razonable, límite por otra parte
común a todas las leyes.
Se explica por tanto que disponga el art. 1º de la ley 3909 que “Esta
ley regirá toda la actividad administrativa estatal…”, regulando en
consecuencia la que despliegan los Poderes Judicial y Legislativo,
como función accesoria de la principal de cada uno, agregando el
art. 187 que “Las Cámaras Legislativas, la Suprema Corte de Justicia
y el Poder Ejecutivo reglamentarán, en su caso, la presente ley”.
Ahora bien, según la última parte del mismo artículo, la ley
3909 no se aplica a aquella actividad administrativa regida por
leyes especiales, aunque expresamente dispone su supletoriedad
(“…con excepción de aquella [actividad administrativa] que tiene
un régimen establecido por ley especial, caso en el que se aplicarán
las disposiciones de la presente como supletorias”. Vid. arts. 16 del
Código Civil y 149 de la Constitución Mendocina). Esta norma debe
correlacionarse con la contenida en el art. 189 (14).
Obviamente, con estas dos disposiciones se ha querido conciliar
la necesidad de una regulación general que termine con la com-
plejidad e inseguridad derivada del dictado en diversas épocas de
normas de distinta jerarquía, a veces contradictoras, con la de remi-
tir la consideración de los procedimientos especiales a un estudio
que debe ser realizado con la indispensable intervención de agentes
idóneos de los diferentes organismos y entidades estatales.
(14) “Dentro del plazo de ciento veinte días, computado a partir de la vigencia de
esta ley, el Poder Ejecutivo determinará cuáles serán los procedimientos especiales
actualmente aplicables que continuarán vigentes. Queda asimismo facultado para
sustituir las normas legales y reglamentarias de índole estrictamente procesal de los
regímenes especiales que subsistan, con miras a la paulatina adaptación de éstos al
sistema del nuevo procedimiento y de los recursos administrativos por él implan-
tados, en tanto ello no afectare las normas de fondo a las que se refieran o apliquen
los citados regímenes especiales. La presente ley será de aplicación supletoria en las
tramitaciones administrativas cuyos regímenes especiales subsistan”.
Jorge H. Sarmiento García 397
A. Procedimiento disciplinario
También denominado procedimiento sancionador, parte de la
base de que el ejercicio de la potestad sancionadora requiere pro-
cedimiento legal o reglamentariamente establecido, que regule los
derechos del presunto responsable, las medidas de carácter provi-
sional, la presunción –o estado– de inocencia y los requisitos de la
resolución que ponga fin al procedimiento.
Es un procedimiento administrativo interno, que se desarrolla
de oficio, e implica regular el ejercicio de los poderes disciplinarios
de la Administración respecto de sus agentes, con el fin de conservar
el buen orden en el desarrollo de la función pública. Es un proce-
dimiento especial, que se rige por los principios del procedimiento
administrativo general y por aquellos que le son propios.
(16) Comp. Morón Urbina, Juan Carlos, ob. cit., p. 222 y ss.
Jorge H. Sarmiento García 399
(19) También es dable pensar que la limitación tiende a impedir que se lleve a
juicio a la administración aun cuando ésta no quisiese actuar, no obstante la acción
de lesividad.
(20) Sin perjuicio, por cierto, de que el administrado se allane en sede admi-
nistrativa a que se revoque el acto, renunciando de tal modo expresa o tácitamente
a la estabilidad del mismo.
(21) Ver arts. 45 LPA y 3º CPA, ambos de la Provincia de Mendoza.
Jorge H. Sarmiento García 401
La “ratio legis”
¿Fundamento constitucional?
El órgano competente
Como se persigue, en definitiva, la extinción de un acto que po-
dría revocarse en sede administrativa de no mediar la estabilidad,
es elemental que, quien podría revocar de no mediar la cosa juzgada
administrativa, es quien (órgano competente) debe (tiene atribución
para) declarar la lesividad a los efectos de obtener la extinción (anu-
lación) en sede judicial (25).
La acción de lesividad y el reglamento
Los reglamentos (26) no son susceptibles de impugnación en el
proceso por lesividad, con la salvedad que más adelante formula-
mos.
Adviértase que la acción de marras es viable tratándose de actos
irrevocables administrativamente, es decir, de actos que están com-
prendidos dentro de la regla de la cosa juzgada administrativa; y los
reglamentos –que no son por lo demás actos administrativos– están
privados de la calidad de cosa juzgada (27).
El reglamento no es impugnable por la acción de lesividad dado
que no hace cosa juzgada administrativa, por lo que “la administra-
ción está facultada para derogar en cualquier momento y a través
del procedimiento correspondiente una disposición general dictada
con anterioridad, siempre que se respete el principio de la jerarquía
de las normas” (28); en otras palabras: ante un reglamento ilegíti-
mo, la administración puede extinguirlo “per se”, sin necesidad de
demandar su anulación ante la justicia (29).
Mas la siguiente y correcta afirmación de la Procuración del
Tesoro de la Nación: “la supresión o modificación de un ‘status’
objetivo e impersonal no altera las situaciones jurídicas personales
adquiridas en base al ‘status’ anterior; ello por el principio de la
irretroactividad de las normas” (30), plantea una hipótesis en la cual
(40) Marienhoff, Miguel S., Tratado…, ob. cit., t. I, p 120 y sigtes., Buenos
Aires, 1965.
Jorge H. Sarmiento García 413
(45) Cassagne, Juan Carlos, Derecho Administrativo, ob. cit., t. II, p. 589 y
sigtes., Buenos Aires, 2002.
Jorge H. Sarmiento García 417
(46) LNPA, art. 30: “El Estado nacional o sus entidades autárquicas no podrán ser
demandados judicialmente sin previo reclamo administrativo dirigido al Ministerio
o Secretaría de la Presidencia o autoridad superior de la entidad autárquica, salvo
cuando se trate de los supuestos de los artículos 23 y 24. El reclamo versará sobre los
mismos hechos y derechos que se invocarán en la eventual demanda judicial y será
resuelto por las autoridades citadas”. Art 31: “El pronunciamiento acerca del reclamo
deberá efectuarse dentro de los noventa (90) días de formulado. Vencido ese plazo,
el interesado requerirá pronto despacho y si transcurrieren otros cuarenta y cinco
(45) días, podrá aquél iniciar la demanda, la que deberá ser interpuesta en los plazos
perentorios y bajo los efectos previstos en el artículo 25, sin perjuicio de lo que fuere
pertinente en materia de prescripción. El Poder Ejecutivo, a requerimiento del orga-
nismo interviniente, por razones de complejidad o emergencia pública, podrá ampliar
fundadamente los plazos indicados, se encuentren o no en curso, hasta un máximo
de ciento veinte (120) y sesenta (60) días respectivamente. La denegatoria expresa del
reclamo no podrá ser recurrida en sede administrativa. Los jueces no podrán dar cur-
so a las demandas mencionadas en los artículos 23, 24 y 30 sin comprobar de oficio
en forma previa el cumplimiento de los recaudos establecidos en esos artículos y los
plazos previstos en el artículo 25 y en el presente”. Art. 32: “El reclamo administrativo
previo a que se refieren los artículos anteriores no será necesario si mediare una nor-
ma expresa que así lo establezca y cuando: a) Se tratare de repetir lo pagado al Estado
en virtud de una ejecución o de repetir un gravamen pagado indebidamente; b) Se
reclamare daños y perjuicios contra el Estado por responsabilidad extracontractual”.
Art. 24 inc. a: “El acto de alcance general será impugnable por vía judicial: a) cuando
un interesado a quien el acto afecte o pueda afectar en forma cierta e inminente en
sus derechos subjetivos, haya formulado reclamo ante la autoridad que lo dictó y el
resultado fuere adverso o se diere alguno de los supuestos previstos en el artículo 10”.
(47) Art. 1º, inc. e, ap. 6, LNPA: “Una vez vencidos los plazos establecidos para
interponer recursos administrativos se perderá el derecho para articularlos; ello no
418 Procedimiento administrativo: Especies y clasificaciones
(52) Marienhoff, Miguel S., Tratado…, ob. cit., t. II, p. 374 y sigtes, Bs. As.,
1966; Fiorini, Bartolomé, Manual de Derecho Administrativo, t. I, p. 300, La Ley,
Bs. As., 1968.
(53) Sayagués Laso, Enrique, Tratado de Derecho Administrativo, t. I, p. 494,
Bianchi Altuna, Montevideo, 1959.
Capítulo XI
Ismael Mata
I. Bases conceptuales
A. Función y proceso
En el Estado moderno, la Administración Pública es una enorme
y compleja organización que tiene a cargo un sinnúmero de activi-
dades a las cuales resulta imposible atribuirles rasgos jurídicos co-
munes, que permitan una caracterización objetiva. Por ello, cuando
(1) Fiorini, Bartolomé A., Derecho Administrativo, t. II, p. 412, 2º ed. actua-
lizada, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1976.
424 Administración servicial y procedimiento administrativo
autor Derecho Administrativo, t. II, ps. 418/420, 2º ed. actualizada, Abeledo Perrot,
Buenos Aires, 1976.
(5) V. arts. 954 y 961 del Cód. Civil.
(6) “Disattenzione per il procedimiento. Per lungo tempo, la scienza giuridica ha
ignorato questo aspetto, ritenendo que ciò che rileva è la decisione finale. Di qui, la
tendenza della dottrina e della giurisprudenza, fino agli anni Quaranta, a ritenere che
l’attività consistesse di atti e si esaurisse con essi (...) I motivi per cui l’attività si risolve-
va in fenomeni puntuali erano due. Da una parte, l’attenzione esclusiva o prevalente
per quello che può dirsi il profilo giurisdizionale della pubblica amministrazione (...)
poiché oggetto dell’impugnazione è l’atto finale o provvedimento, ecco que solo questo
veniva in rilievo. L’altro motivo era l’influenza dell’approccio privatistico. Ora, nel
diritto privato, i modi di formazione della volontà sono irrelevanti o scarsamente ri-
levanti...” (Cassese, Sabino, Le basi del diritto amministrativo, ps. 298/299, Terza
edizione, Ed. Garzanti, Milano, 1995).
(7) Comadira, Julio Rodolfo, Procedimientos Administrativos –Ley Nacio-
nal de Procedimientos Administrativos– Anotada y Comentada, con la colaboración
de Laura Monti, t. I, ps. 2/3, La Ley, Buenos Aires, 2002.
426 Administración servicial y procedimiento administrativo...
B. Los modelos
La Administración Pública Nacional actúa conforme a un modelo
tradicional, que se denomina “burocrático” (8) y que registra como
rasgos culturales salientes, los que siguen:
- cumplimiento estricto de las normas y aplicación de sanciones
en caso de incumplimiento;
- abstenerse de decidir ante las dudas y tendencia a las respuestas
negativas;
- desinterés por el resultado de las decisiones (o despreocupación
por la eficacia);
- sujeción de la gestión administrativa al ciclo político, es decir,
a los cambios de las autoridades del gobierno;
- desarrollo de la gestión sin disponer de políticas sostenidas en
el tiempo;
- la “magia de las palabras” incorporada a la cultura de la Ad-
ministración, o sea, la creencia de que nuevas normas o las decla-
raciones tienen la fuerza necesaria para enfrentar los problemas de
la realidad.
Como puede advertirse a través de los rasgos expuestos, se trata
de un modelo organizativo con la mirada puesta sobre sí mismo y
cierto desinterés por lo que ocurre fuera de su ámbito.
Si bien la jerarquía consiste en una nota jurídica dominante, se
manifiesta acentuada en algunos sectores, dando lugar a las llama-
A. Caracteres de un sistema
La organización de la Administración Pública puede ser analiza-
da como un sistema, atendiendo a su “composición”, el “entorno” en
el cual se sitúa y la “estructura”, que es el conjunto de las relaciones
que genera. Del mismo modo que la distinción entre los conceptos
de órgano y organización depende del punto de vista del observa-
dor, los “componentes” de un sistema en cuanto producen mutuos
efectos pueden ser considerados como “subsistemas”.
Esta forma de abordaje sobre cualquier objeto de conocimiento,
sea real o ideal, responde al llamado modelo CES (composición,
entorno y estructura). El enlace o conexión entre los componentes
(estructura) consiste en un vínculo entre ellos que puede modifi-
carlos. A su vez, si la conexión tiene lugar entre los componentes
interiores del sistema, se la califica de relación de “endoestructura”.
Por otra parte, todo sistema tiene un “entorno” con el cual
mantiene vínculos externos, llamados de “exoestructura”, y que se
distinguen en entradas (inputs) y salidas (outputs).
La aplicación precisa del modelo CES requiere el tratamiento
de un sistema determinado en un momento dado (factores s y t) (9).
“En la teoría de los sistemas cada parte de la organización sólo
puede ser entendida en términos de su relación con las demás partes
de la entidad, y éstas, incluyendo su interrelación, son las que con-
tribuyen a su funcionamiento general. Las organizaciones, como
conjuntos, tienen metas que se sobreponen conceptualmente a las
necesidades, propósitos y metas conscientes de partes o miembros
individuales y pueden expresarse de manera estática o dinámica
e influidas por el ambiente externo, lo que proporciona recursos y
condiciones que permiten a la organización sobrevivir o realizar
sus propósitos” (10).
(9) V. Bunge, Mario, Sistemas sociales y filosofía, ps. 11-37, Ed. Sudamericana,
Buenos Aires, 1995.
(10) Harmon, Michael M. y Mayer, Richard T., Teoría de la organización
para la administración pública, p. 14, FCE, México, 1999.
430 Administración servicial y procedimiento administrativo...
B. Los subsistemas
A. Procedimiento y legalidad
Según la opinión de Woodrow Wilson, que figura en su obra “The
Study of Administration”, “La administración pública es la ejecución
detallada y sistemática del derecho público. Toda aplicación de las
leyes generales es un acto de administración”. Tal posición reflejaba
el criterio de que la Administración es una mera ejecutora de la ley
y, por otra parte, sirvió de base intelectual “para una distinción que
trajo consigo años de frustrante debate: La dicotomía entre política
y administración” (15).
Conforme a una visión más reciente desde el derecho, el obrar
administrativo está sujeto a los principios de juridicidad y legalidad,
el primero de los cuales determina que toda actividad del Estado
está sustentada en un sistema integrado por normas, principios,
técnicas y valores jurídicos. Por su parte, la legalidad es una forma de
garantía que regula la ejecución de las funciones estatales y asegura
el respeto de los derechos personales.
En esa línea, el “bloque de legalidad administrativa” se integra
por la Constitución, las leyes creadas para la Administración, las
normas dictadas por ella misma y los principios que conforman di-
cho conjunto normativo; que pueden formularse del modo siguiente:
1º) toda actividad administrativa se funda en una norma que, en
última instancia, se imputa al legislador o a una norma constitu-
cional; 2º) las resoluciones de la administración pública no pueden
derogar normas superiores; 3º) una resolución particular no puede
dejar sin efecto la norma general que se ha dictado para la misma
cuestión; 4º) la decisión individual dictada por un órgano superior,
no puede dejar sin efecto lo dispuesto por la norma general dictada
por un órgano inferior con competencia para ello; 5º) toda decisión
debe ser resultado de un debido proceso de razonabilidad y 6º) toda
violación de la legalidad debe ser rectificada por la administración
o impugnada ante la justicia (16).
La juridicidad y la legalidad requieren de pautas precisas para que
la Administración tome las decisiones que se expresan por medio
de actos administrativos y se gestan a través de un procedimiento
específico, el que puede definirse como una serie, secuencia o su-
cesión de actos que constituyen “el elemento ordenador, regulador
y sistematizador de la función administrativa del Estado” (17). Dicho
de otro modo, se trata del conjunto de formalidades jurídicamente
establecidas que deben ser cumplidas por la Administración y quie-
nes actúan ante ella.
(18) V. Canosa, Armando N., Los recursos administrativos, ps. 52/53, Ábaco,
Buenos Aires, 1996, con cita de distintos autores.
(19) Fallos 327:4185.
436 Administración servicial y procedimiento administrativo...
(20) La política de sujeción al derecho privado también está seguida por la ley
24.522 (art. 2°, que establece la posibilidad de la declaración en concurso de “las so-
ciedades en las que el Estado Nacional, provincial o municipal sea parte, cualquiera
sea su porcentaje de participación”). Del mismo modo, la exclusión del régimen ad-
ministrativo está prevista para las sociedades creadas últimamente, como el “Co-
rreo Oficial S.A.” (DNU 721/2004), “Líneas Aéreas Federales S.A.” (DNU 1238/2003),
“Aguas y Saneamiento Argentinos S.A.” (Dec. 304/2006).
(21) El Decreto 1155/97 le introdujo algunas modificaciones de índole formal.
Ismael Mata 439
C. La participación (24)
La reforma constitucional de 1994 introdujo importantes figuras
de participación ciudadana, como la “iniciativa popular” (CN, art.
39), la “consulta popular” (CN, art. 40), la “necesaria participación de
las asociaciones de consumidores y usuarios” “en los organismos de
control” de los servicios públicos” (CN, art. 42), la legitimación proce-
sal en el amparo de las asociaciones que propendan a la protección
de los derechos relativos al ambiente, la competencia, al usuario y
al consumidor, así como la legitimación reconocida a cualquier per-
sona cuando aparezca afectada la libertad personal (CN, art. 43), la
participación de la familia y la sociedad en la legislación educativa
(CN, art. 75, inc. 19) y las previstas en los tratados internacionales
sobre derechos humanos (CN, art. 75, inc. 22).
(25) El Decreto 1883/91 derogó, sin expresar los motivos, los artículos 103 a 107
del RLNPA, referidos a la elaboración de los actos administrativos de alcance general
y de proyectos de leyes, que establecían pautas útiles de información y de prepara-
ción de tales actos, que hasta la actualidad no han sido reemplazados. Las normas
suprimidas fueron las siguientes:
103.- La elaboración de los actos de alcance general y de los proyectos de leyes
que propicie la Administración, se iniciará por el órgano o ente de la Administración
que corresponda según las leyes o disposición del Poder Ejecutivo.
104.- El órgano o ente delegado deberá realizar los estudios y obtener los informes
previos que garanticen la juridicidad, acierto y dictámenes y consultas evacuados,
las observaciones y enmiendas que se formulen y cuantos datos y documentos fueren
de interés para conocer el proceso de elaboración de la norma o tiendan a facilitar
su interpretación.
105.- Toda iniciativa que suponga modificar o sustituir normas legales o regla-
mentarias, deberá ser acompañada de una relación de las disposiciones vigentes
sobre la misma materia y establecerá expresamente las que han de quedar total o
parcialmente derogadas. Cuando la reforma afecte la sistemática o estructura del
texto, se proyectará asimismo, su reordenamiento íntegro.
106.- Los proyectos de actos administrativos de alcance general serán sometidos,
como trámite final, al dictamen jurídico de la Procuración del Tesoro de la Nación
o de la delegación pertinente del Cuerpo de Abogados del Estado. Los proyectos de
lentes, a su vez, serán sometidos a estudio del Ministerio de Justicia en las condicio-
nes que determine la ley de ministerios.
107.- Las iniciativas podrán ser sometidas a información pública cuando su
naturaleza así lo justifique. Asimismo podrá requerirse el parecer de personas o
entes ajenos a la Administración, incluso de lo que ostentan la representación de
intereses sectoriales.
442 Administración servicial y procedimiento administrativo...
V. Modelo de desempeño
La decisión o acto administrativo tiene establecido en la LNPA sus
presupuestos, requisitos esenciales y forma de manifestación, con la
aclaración de que no contiene exigencias explícitas sobre el mérito de su
contenido, ni la eficacia en la satisfacción del interés público en juego.
El presupuesto de la competencia –fijada en la LNPA mediante
la fórmula “facultades pertinentes del órgano emisor” (art. 7°, inc.
f)– tiene relevancia sustancial en las relaciones interorgánicas y con
los administrados, en cambio, en lo interno de los órganos adminis-
trativos la competencia se atenúa, ya que el superior jerárquico tiene
la atribución de distribuir tareas o establecer delegaciones, con el
límite de la especialización técnica.
De acuerdo con la LNPA, los requisitos esenciales del acto admi-
nistrativo son los siguientes:
a) Antes de su emisión deben cumplirse los procedimientos
esenciales previstos y los implícitos del ordenamiento jurídico (art.
7°, inc. d);
b) el objeto o núcleo de la decisión ha de ser cierto y físicamente
posible (premisa fáctica) y jurídicamente viable (premisa normati-
va) (art. 7°, inc. c). Cabe destacar que la previsión de decidir todas
las peticiones y otras no propuestas, no implica necesariamente la
existencia de un conflicto, circunstancia que le da a la norma un
alcance general;
VI. Propuestas
Con reconocimiento del sustancial avance, producido por la
sanción de la LNPA, en la sujeción al derecho de la Administración
Pública, hoy, cuarenta años después, se impone la necesidad de un
procedimiento administrativo que resulte eficaz para una Admi-
nistración Servicial.
En armonía con ese fin, corresponde emprender un diseño
normativo firmemente orientado a obtener mejores decisiones de
gestión y, en tal sentido, sin perjuicio de mantener las reglas de la
actual LNPA, deberían incorporarse a ella, de modo orgánico, pre-
visiones en las materias siguientes (30):
(30) Corresponde señalar que algunas de las reglas relativas a las materias que
sugiero incorporar en forma orgánica al procedimiento administrativo están inte-
Ismael Mata 447
grando otros regímenes, v. gr. los reglamentos aprobados por el Decreto 1172/2003 o
la Carta Compromiso con el Ciudadano (Decreto 229/2000). Por lo tanto, se trata de
revisarlas y articularlas con el sistema general de toma de decisiones de la Adminis-
tración Pública, que debería ser el nuevo perfil del procedimiento administrativo.
(31) FIORINI, Derecho Administrativo, p. 425, op. cit.
Capítulo XII
I. Introducción
¿Tiene sentido e interés recordar los antecedentes y la evolución
de una norma de cuya vigencia se cumplen 40 años? Creo que sí,
en la medida en que el análisis tenga por finalidad determinar el
(1) Este criterio fue sostenido por Gordillo desde 1963 cuando publicara su
libro Procedimientos y recursos adminstrativos, y lo mantuvo en la 9º edición su Tra-
tado de Derecho Administrativo, t. 2, cap. IX-7.
(2) Cfr. Cassagne, Juan Carlos, Derecho Administrativo, t. II, ps. 305/310,
6º ed., Abeledo Perrot.
452 Antecedentes históricos y evolución normativa...
(8) Cfr. Posada, Adolfo, Tratado de Derecho Administrativo según las teorías
filosóficas y la legislación positiva, t. I, ps. 181 y 182, Madrid, 1897, citado por Mola-
res, José Quero, La codificación administrativa en Francia.
(9) Cfr. Abad Hernando, Jesús Luis, Estudios de derecho administrativo,
Estudio III, Ediciones Ciudad Argentina, 1985.
(10) Cfr. Brewer Carías, Allan R., La codificación del derecho administrati-
vo. La ley 1473 de 2011 sobre el nuevo código de procedimiento administrativo y de lo
contencioso administrativo, Lección inaugural de los cursos de la Maestría en Derecho
Administrativo, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 9 de febrero de 2011.
456 Antecedentes históricos y evolución normativa...
(11) Dictámenes t. 39, ps. 115; t. 62, p. 112, t. 64, p. 208, entre muchos otros.
458 Antecedentes históricos y evolución normativa...
(13) Cfr. Bielsa, Rafael, Derecho administrativo, t. I, ps. 237 y 240, 1947.
Héctor M. Pozo Gowland 461
(16) Cfr. Escola, Héctor, Tratado teórico práctico de los recursos administra-
tivos, ps. 362/3, Depalma, 1967.
(17) Cfr. Gordillo, Agustín, Procedimiento y recursos administrativos, p.
160, Jorge Alvarez Editor, 1963.
464 Antecedentes históricos y evolución normativa...
(19) Ello tuvo lugar “Visto la necesidad de complementar las disposiciones que
sobre Recurso Jerárquico establece el Acuerdo General de Ministros Nº 7520/44, de fecha
28 de marzo de 1944, y Considerando: Que dicho decreto no prevé el plazo dentro del
Héctor M. Pozo Gowland 469
(24) Cfr. Escola, Héctor, Tratado teórico práctico de los recursos administra-
tivos, cap. XIII, Depalma, 1967
(25) Conf. CS, Fallos 1:317 “Vicente Seste y Antonio Seguich c. el Gobierno Na-
cional” causa XLVI del 29 de septiembre de 1864.
472 Antecedentes históricos y evolución normativa...
(27) Al respecto cabe citar las leyes 4497, 4501, 457l, 4700, 4701, 4702, 4938, 4966,
5101, 5109, 5110, 5593, 6486, 7061, 7435, 7489, 8349, 8887, 8894, 8895, 9004, 9052,
9053, 9496, 9497, 9498, 9523, 9662, 9669, 9672, 9690, 9656, 9775 a 9780, 10.053, 10.077,
10.078, 10.079, 10.105, 10.106, 10.108, 10.135, 10.141, 10.248, 10.250, 10.667 a 10.677,
10.796, 10.803 a 10.806, 10.822, 11.018, 11.647, 11.063, 11.214 a 11.220, 1l.236 a 11.241,
11.310, 11.311, 11.321, 11.322, 11.324, 11.334 a 11.353, 11.373, 11.408, 11.409, 11.413
a 11.438, 11.546 a 11.562, 11.599, 11.605 a 11.614 (del 28 de agosto de 1932) dictadas
con posterioridad a 1900 a los fines del otorgamiento de la venia legislativa para la
promoción de demandas con el Estado hasta que se dictara la ley 11.634. Del mis-
mo modo cabe emitirse a lo sostenido por la Corte Suprema en causas en las que se
trató la procedencia de la reclamación administrativa previa como habilitante para
la promoción de demandas contra el Estado por cuestiones vinculadas al ejercicio
del poder público a partir de Fallos, 96:336 “Sociedad Protectora de Animales” del
4 de noviembre de 1902; Fallos 100:280 “Compañía Liquidadora de la Exposición
Continental” del 27 de septiembre de 1904.
474 Antecedentes históricos y evolución normativa...
ser ineficaz, inoportuno y satisfacer en forma precaria el interés público que quiere
custodiar y bien administrar”.
(31) Agregaba Fiorini: “La política de diferentes plazos para cada recurso no se
justifica cuando el que los debe interponer es el interesado que ya tiene cabal conoci-
miento de su situación jurídica y además ha acumulado, desde la promoción de las
gestiones, los antecedentes y el estudio sobre la cuestión interpuesta”.
478 Antecedentes históricos y evolución normativa...
(32) En la nota a esta disposición, Fiorini realizaba una extensa explicación so-
bre el fundamento de la responsabilidad del Estado y de los funcionarios conforme
los arts. 1112 y 1113 del Código Civil.
Héctor M. Pozo Gowland 479
3) Proyecto de Linares-Gordillo
A los fines de esta reseña, no nos fue posible contar con un ejem-
plar de este antecedente.
(40) Cfr. Marienhoff, Miguel S., A diez años de vigencia de la Ley Nacional
de Procedimientos Administrativos y de su decreto reglamentario. Valoración de los
mismos, p.709, en LA LEY 1982-D, sección doctrina.
(41) Cfr. Young. Carlos Alberto, Antecedentes y bases históricas de la Ley
Nacional de Procedimientos Administrativos, RAP, Doctrina / 7.
(42) Recoradaba Young que así lo habían hecho Bielsa –entre otras oportuni-
dades– en el Seminario que realizara las Naciones Unidas en la Ciudad de Buenos
Aires en 1939, destacando que dicha ausencia hacía que en este procedimiento no
existieran las garantías de defensa de los derechos lesionados o controvertidos “es
decir la defensa en juicio”; DIEZ en 1965 en el t. II, p. 239 de su Tratado; MARIENHOFF
en el t. I de su Tratado editado en 1964 (p. 320 y sigts.); FIORINI, a través de los pro-
yectos de Ley Orgánica de la Administración Pública Nacional de 1960; Gordillo
en sus diversas publicaciones realizadas a partir de 1961 y su proyecto de código
administrativo.
Héctor M. Pozo Gowland 483
fue la ley 19.549. Fue con posterioridad que las distintas naciones
lationamericanas fueron dictando sus leyes de procedimiento ad-
ministrativo, como ocurrió –entre otras– a través de la Ley General
de la Administración Pública de Costa Rica de 1978, la Ley Orgánica
de procedimientos administrativos de Venezuela de 1981, la incor-
poración del título sobre el procedimiento administrativo al código
contencioso-administrativo de Colombia que tuvo lugar en 1984, la
Ley de procedimiento administrativo de Honduras de 1987, la Ley
Federal de procedimiento administrativo de Méjico de 1994, la ley
9784 que regula el procedimiento administrativo en el ámbito de la
Administración Pública Federal en Brasil de 1999.
Lo expuesto, indica el carácter pionero que tuvo la ley 19.549, al
menos en los ordenamientos jurídicos de lationamérica.
La vía recursiva fue prevista para los casos en los que existe una
decisión formal de la Administración o pronunciamiento a través
del dictado de un acto administrativo. A los fines de lograr su revo-
cación, anulación o modificación la LNPA estableció la necesidad
de haber interpuesto el recurso administrativo o un reclamo admi-
nistrativo –conocido como reclamo impropio– y obtenido el agota-
miento de la vía administrativa, ya sea como resultado de un nuevo
pronunciamiento que resuelva el recurso o el reclamo o a través de
la invocación del silencio de la administración que, como medio de
asegurar el acceso a la jurisdicción judicial, establece la LNPA en su
art. 10 como un derecho de los administrados.
(57) Conf. Marienhoff, Miguel S., Demandas contra el Estado Nacional. Los
arts. 25 y 30 de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, LA LEY, 1980-B-
1028; Diez, Manuel . M., Derecho Procesal Administrativo, p. 98; Muñoz, Gui-
llermo, Naturaleza de los plazos establecidos por la ley 19.549 para la impugnación
judicial de los actos administrativos, ob. cit., p. 42; Pearson, Marcelo, Reclamos
administrativos: otras vías administrativas, ED, 66-752; González Arzac, Ra-
fael y SILVESTRI, BEATRIZ, La instancia administrativa previa a la judicial en la
ley 19.549 (recursos y reclamos), ob. cit., p. 768 y sigtes.
(58) La Corte expresó: “7. Que los plazos de caducidad previstos para la habi-
litación de la instancia contencioso administrativa en los arts. 25 de la ley nacional
de procedimientos administrativos y 100 de la ley orgánica municipal número 19.987
[ED, 47- 1085], constituyen una prerrogativa propia de la Administración Pública,
para que, en virtud de los postulados del Estado de Derecho –entre los que se encuen-
tran la justiciabilidad del Estado y la división de poderes– ella puede estar en juicio.
Esto significa, en otros términos, la posibilidad de habilitar la competencia de la rama
judicial del gobierno para revisar la validez de los actos emanados del Poder Ejecu-
tivo y de los que con la propiedad de ‘causar estado’, por cerrar la discusión en sede
administrativa emanan de los órganos y entes que se le subordinan, salvo los casos de
excepción también establecidos por el legislador. 8. Que, por obvia derivación de los
postulados precedentemente citados –la división de poderes– y el cumplimiento de
los objetivos y mandatos impuestos a los poderes públicos en el texto constitucional,
la demandabilidad del Estado exige que sea en condiciones tales que, por un lado,
el ejercicio de sus funciones no sea afectado por las demandas de los particulares;
pero, por otro, que las garantías de los habitantes no sean tampoco menoscabadas
por privilegios que se tornen írritos a la luz del texto constitucional. 9. Que el especial
tratamiento que el ordenamiento confiere a la Administración Pública, consecuencia,
a su vez, del denominado ‘régimen exorbitante del derecho privado’ (Fallos, 308:731)
que impera en la relación iusadministrativa da sustento jurídico a la institución de
los plazos de caducidad, cuya brevedad –acorde, claro está, con la razonabilidad– se
justifica por la necesidad de dar seguridad y estabilidad a los actos administrativos,
buscando siempre que esos dos extremos precedentemente señalados –prerrogativa
estatal y garantías del particular– encuentren su armónico equilibrio constitucional”
(conf. LA LEY, 1995-A-397) Fallos: 316:2454.
494 Antecedentes históricos y evolución normativa...
del recurso debería configurarse para ello con carácter facultativo con
sólo dos posibles excepciones, en principio: de un lado, los supuestos
típicos de tutela, rigurosamente excepcionales dada su naturaleza,
en los que el recurso ante el ente público que la ostenta cumple la fun-
ción de hacer posible el ejercicio de los poderes que el ordenamiento
jurídico le confiere en orden a la supervisión de la actividad del ente
tutelado; del otro, los casos de autoadministración, en los que pare-
ce justificarse que la actividad de las personas u organizaciones de
base privada que se benefician de ella se reconduzca, en interés de los
terceros afectados, a la Administración que retiene la titularidad y la
responsabilidad últimas de la función o servicio cuya gestión ha des-
centralizado la norma. En todos los demás casos en que no concurren
razones específicas de este o semejante orden la utilización de la vía
administrativa de recurso debería ser opcional para los afectados por
el acto administrativo, a quienes correspondería valorar en exclusiva
la conveniencia o no de agotar las posibilidades de arreglo de sus di-
ferencias antes de acudir a la vía, indudablemente más costosa, del
proceso” (63). En sentido coincidente se expresa González Pérez (64).
(66) Para la ampliación se requiere: (a) que sea dispuesta en forma expresa,
mediante la pertinente resolución, que lógicamente debería emitirse antes del
vencimiento del plazo ordinario; (b) debe ser dispuesta únicamente por el Poder
Ejecutivo; (c) el acto administrativo que disponga la ampliación del plazo debe ser
debidamente fundado en las únicas razones admitidas –complejidad del reclamo o
emergencia pública–.
502 Antecedentes históricos y evolución normativa...
3) Decreto 1023/01
(xvi) Los referentes a actos por los que se conceda deje sin efecto,
deniegue o suspenda la personería gremial;
(xvii) Los referentes a comprobación y juzgamiento de infracciones
a normas laborales;
(xviii) Los previstos en el Estatuto del Docente;
(xix) Los previstos en el Reglamento General para los Estableci-
mientos de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial, en lo referente
a representación de los menores de edad (artículo 172) y régimen
disciplinario de alumnos (artículos 200 a 205);
(xx) Procedimientos en las Universidades, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 117 de la Ley 17.245 y 94 y concordantes del
reglamento aprobado por el Decreto 1759/72;
(xxi) Los aplicables ante el Ente de Calificación Cinematográfica;
(xxii) Los referentes a faltas sanitarias;
(xxiii) Procedimientos en materia de previsión y seguridad social;
(xxiv) Los previstos en la ley 17.319 –hidrocarburos–;
(xxv) Los derivados de la ley 15.336 –régimen federal de la energía
eléctrica–;
(xxvi) Los que se refieren a la instalación, autorización, apertura,
cierre, traslado, transferencia y funcionamiento de estaciones de ser-
vicio y bocas de expendio de combustibles;
(xxvii) Procedimientos ante el Tribunal de Tasaciones;
(xxviii) Los que aplica la Dirección Nacional del Servicio Peniten-
ciario Federal;
(xxix) Los que aplica el Registro de la Propiedad inmueble en
materia registral;
(xxx) Los correspondientes a la Inspección General de Personas
Jurídicas;
(xxxi) Los que rigen en la Dirección Nacional de Derechos de Autor.
En el art. 2º se dispuso: “Los procedimientos en entidades finan-
cieras oficiales, empresas del Estado, sociedades de economía mixta,
508 Antecedentes históricos y evolución normativa...
2) Decreto Nº 1744/73
3) Decreto Nº 242/74
4) Decreto Nº 1383/74
5) Decreto Nº 3700/77
Modificó los arts. 46, 76, 87, 88, 91, 100 y 102 y agregó el art. 98bis.
Fue derogado por el decreto 1893/85.
6) Decreto Nº 333/85
7) Decreto 1893/85
8) Decreto 1883/91
9) Decreto 722/96
Para un análisis más detallado ver Sola, Juan Vicente, Constitución y Economía,
LexisNexis, 2003 o en Tratado de Derecho Constitucional, t. III, La Ley, 2009.
520 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
En http://capitalism.columbia.edu/files/ccs/SOLA%20Session%204%202011-
09-02.pdf
(11) Edmund Phelps colaboró con John Rawls en la redacción de su obra
Teoría de la Justicia tal como lo reconoce Rawls en el prólogo de esa obra. Phelps
tiene varias obras dedicadas al tema de la justicia y la economía, como Economic
Justice, Penguin, 1973 y fundamentalmente Rewarding Work: How to Restore Partici-
pation and Self-Support to Free Enterprise, Harvard, 1999. También Designing Inclu-
sion: Tools to Raise Low-end Pay and Employment in Private Enterprise, Cambridge
University Press, 2003. Asimismo su comunicación al incorporarse a la Academia
Nacional de Ciencias Morales y Políticas, La buena vida y la buena economía, Bue-
nos Aires, 2008.
(12) McCulloch v. Maryland, 17 U.S. 316 (1819).
(13) “Governance” en inglés. Sobre estructuras de gobierno en los contratos de
largo plazo ver Oliver E. Williamson (2002). “The Theory of the Firm as Governance
Structure: From Choice to Contract”. Journal of Economic Perspectives 16 (3): 171–195.
Williamson obtuvo el Premio Nobel de Economía en el año 2009.
(14) Marbury v. Madison, 5 U.S. (1 Cranch) 137 (1803).
524 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
(15) La metáfora de la novela por entregas ‘chain novel’ fue mencionada origi-
nalmente en Ronald Dworkin, Law’s Empire Harvard, ps. 228-238, 1986.
(16) Jurgen Habermas, Between Facts and Norms: Contributions to a Discourse
Theory of Law and Democracy The MIT Press 1998. Sobre la teoría de Kant del Con-
trato Social ver STANFORD ENCYCLOPEDIA OF PHILOSOPHY, Kant´s Social and
Political Philosophy.
http://plato.stanford.edu/entries/kant-social-political/#SocCon
(17) Hans Kelsen, General Theory of Law and State, p. 113 y sigtes., Harvard
University Press, 1945.
(18) Ver en Habermas, Between Facts and Norms… op. cit., cap. 6.3, p. 267.
Juan Vicente Sola 525
(19) United States v. Carolene Products Company, 304 U.S. 144 (1938).
(20) John Hart Ely, Democracy and Distrust: a Theory of Judicial Review, p.
75 y sigtes., Harvard 1980.
526 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
(22) Friedrich Von Hayek, Law, Legislation and Liberty, vol. I, p. 41, Rules
and Order, Chicago University Press, 1973.
528 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
V. El camino de la regulación
Frente a la reglamentación de derechos los funcionarios públicos
tienen tres opciones:
1. Dictar directamente un reglamento,
2. Negociar con las partes interesadas directamente en el regla-
mento, y
3. Buscar y obtener una decisión judicial regulatoria
(24) Sobre este tema ver capítulo correspondiente a las acciones declarativas
de certeza en Sola Juan Vicente, Tratado de derecho Constitucional, t. 5, La Ley,
Buenos Aires, 2009.
(25) Sola, Juan Vicente, La Corte Suprema y el Riachuelo, LA LEY, 2008-E-
117.
(26) Corte Suprema de Justicia. Acordada 28.04. Amigos del Tribunal.
(27) Sola, Juan Vicente, El caso Halabi y la creación de las ‘acciones colec-
tivas’, LA LEY, 2009-B-154.
530 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
(28) Cass R. Sunstein, The Cost-benefit State: The Future of Regulatory Protec-
tion, p. 55 y sigtes., The American Bar Association, 2002. Ver también. Richard L.
Revesz, Michael A. Livermore, Retaking Rationality: How Cost-benefit Analysis
can Better Protect the Environment and our Health, Oxford University Press, 2008.
532 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
el riesgo de ser despótico, ya que fue aprobado sin mayor debate con
la sociedad y propenso a ser secuestrado por grupos de interés bien
conectados con el poder político. Esta criticable situación ha llevado
a la posibilidad de que se abra algún debate sobre proyectos alterna-
tivos de regulación. Esta es la regulación a través de negociaciones
y lleva a los funcionarios a trabajar con personas o grupos intere-
sados en el resultado de la regulación y de esta manera restringir la
extensión de las alternativas que pueda tener la norma finalmente
propuesta. En este sistema, los representantes de los intereses que se
verían afectados sustancialmente por la nueva norma, incluyendo
los organismos gubernamentales que participen en su redacción,
como puede ser la agencia gubernamental especializada en el tema,
negocian de buena fe para llegar a un consenso sobre la norma pro-
puesta. Como paso inicial corresponde determinar la información
sobre el riesgo que se quiere evitar con la reglamentación y toda
información fáctica necesaria para tomar una decisión motivada.
La regulación a través de negociaciones tiene dos inconvenientes:
1. toda reglamentación desarrollada por consenso es más com-
pleja que la impuesta desde el gobierno. Porque se reglamentan los
puntos sobre los que existe un consenso sencillo y pueden quedar
fuera de la reglamentación muchos intereses legítimos que se ven
afectados por ella, pero sobre los cuales no se pueden acordar fá-
cilmente.
2. Puede también haber grupos de interés mejor organizados
que de que acuerden entre sí excluyan a los menos organizados de
influir en el resultado de la regulación.
En toda negociación en la que intervienen diferentes grupos
generalmente los grupos mejor organizados y con un menor núme-
ro de miembros obtendrán rentas a costa de los otros grupos más
numerosos y menos organizados (31).
La regulación a través de negociación tiene entonces estas ca-
racterísticas:
1. Requiere una negociación temprana y continua entre los gru-
pos de interés afectados directamente por el contenido de la norma.
(31) Ya nos hemos referido en una nota anterior al desarrollo del tema en la obra
de Mancur Olson sobre la lógica de la acción colectiva.
534 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
manos privadas. En este caso son los regulados los que proveen de
información al regulador. Asimismo, ya que las negociaciones son
generalmente cara a cara y aun en asambleas, se restringe la intru-
sión de consideraciones puramente políticas en todos los niveles
regulatorios. Esta forma de negociación “dentro de la casa” es decir
en el nivel técnico de la agencia gubernamental con exclusión de
consideraciones puramente políticas es uno de los principales bene-
ficios de la regulación a través de negociaciones. Pero sin embargo,
tiene un riesgo, ya que la exclusión de consideraciones políticas es
en detrimento de los intereses públicos en general.
(32) Ronald H. Coase, ‘The Problem of Social Cost’, (1960) 3 Journal of Law and
Economics, 1-44. Sobre este artículo George Stigler desarrolló el ‘Teorema de Coase’.
Stigler recibió por este tema el Premio Nobel de Economía en 1981. Ronald Coase lo
recibió en 1991. La bibliografía sobre Coase es inmensa y su artículo ‘El Problema del
Costo Social’ probablemente el más citado de la historia en las revistas jurídicas.
Juan Vicente Sola 537
(33) Sunstein, Cass, Cognition and Cost Benefit Analysis, p. 223, en Adler,
Matthew - Posner, Eric, Cost Benefit Analysis, University of Chicago Press, 2001.
Juan Vicente Sola 539
tenga en cuenta los costos. Esto ocurre al ignorar los efectos sistémi-
cos de intervenciones aisladas, por ver los casos aisladamente o por
reacciones emocionalmente intensas. El análisis de costo beneficio
sirve como un correctivo a estos problemas de conocimiento.
Sunstein sugiere ocho proposiciones como base teórica de la
utilización del análisis de costo beneficio (34):
1) Identificar y cuantificar
Esto no quiere decir que una vida y una cantidad de dinero sean la
misma cosa, sino para promover la coherencia y la uniformidad y
para asegurar claramente las prioridades. No existe nada mágico o
rígido en los equivalentes monetarios, la conversión es simplemente
una herramienta pragmática para guiar el análisis y permitir com-
paraciones informadas.
(35) Sunstein, Cass, The Cost-Benefit State, Chicago Working papers in Law
and Economics (Second series). Véase también Posner, E., Controlling Agencies
with Cost Benefit Analysis: A Positive Political Theory Perspective, Chicago Working
papers in Law and Economics, Chicago, 2001.
Juan Vicente Sola 543
B. El establecimiento de prioridades
El primer paso del análisis de costo beneficio es el estableci-
miento de prioridades. Esto supone que se deben conocer pautas
que determinen los estándares para decidir cuándo los riesgos son
suficientemente importantes y cómo requerir alguna reglamenta-
(36) Sobre el New Deal como un tercer régimen constitucional en los Estados
Unidos puede verse la obra de Ackerman, Bruce, We the People, t. I: “Founda-
tions”, t. II: “Transformations”.
544 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
(40) En El Federalista Nº 78. Dice: “The judiciary, on the contrary, has no influence
over either the sword or the purse; no direction either of the strength or of the wealth
of the society; and can take no active resolution whatever. It may truly be said to have
neither FORCE nor WILL, but merely judgment; and must ultimately depend upon the
aid of the executive arm even for the efficacy of its judgments”.
554 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
(41) Mancur Olson, JR., The Logic of Collective Action: Public Goods and
the Theory of Groups, 2º ed., Harvard University Press, 1971. Ver Sección VII, H. The
“Forgotten Groups” –Those who Suffer in Silence.
560 Análisis económico de la ley de procedimientos ...
I. Introducción
La madurez que alcanza (1) la norma que conocemos como Ley (2)
Nacional de Procedimientos Administrativos Nº 19.549, justifica un
(*) Dejo expresado mi agradecimiento a las personas que con críticas, comenta-
rios, y observaciones, colaboraron para que este texto adquiriera su fisonomía final.
Entre éstas, menciono especialmente al Dr. Juan Martín Vocos Conesa, y a la Dra.
Analía Conde, por sus valiosos aportes a la realización de esta obra.
(**)María Claudia Caputi se desempeña como Jueza de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal (sala II), es Abogada (UBA),
Especialista en Derecho Administrativo Económico (UCA), y maestría de Relacio-
nes Internacionales por la UBA; asimismo, se desempeña como docente en diver-
sos cursos de posgrado de la especialidad, y es autora de dos libros y de numerosos
capítulos en obras colectivas, ensayos, artículos y notas en revistas especializadas.
(1) A lo largo de estas líneas, no puedo evitar “subjetivar” a la ley cuyo aniver-
sario se conmemora, como si se le atribuyera una suerte de personalidad que, desde
la lógica y la ontología, lo sabemos, obviamente carece. Sin embargo, por esta vez,
habremos de acudir a este recurso, en aras de celebrar sus cuatro décadas, y para ser
coherentes con la magnitud que le atribuimos, en tanto hito jurídico, acontecimiento
cultural y singular disparador de la juridicidad de la Administración.
(2) Para el momento en el que nació dicho articulado, nuestro país era gobernado
por autoridades de facto, de manera tal que aquél recibió la tipología normativa de un
564 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(3) Publicada por la editorial Depalma en el año 2000, con prólogo de Agustín
Gordillo.
(4) A lo largo de este trabajo, me he de referir, centralmente, a las exigencias
éticas propias de la función administrativa. Por cierto que las funciones propiamente
legislativa y judicial, que ejercen los parlamentarios y los jueces, también se rigen por
mandatos éticos, no obstante lo cual, y pese a que todo servidor público está limita-
do por un núcleo de pautas comunes de probidad, los legisladores y los magistrados
judiciales desempeñan funciones sujetas a normas propias y sumamente específicas
de ética, ajustadas al particular perfil de sus respectivas competencias y funciones.
De entre ambos, las que mayor historia cuentan son las concernientes a los jueces,
a quienes tradicionalmente se les ha reclamado un singularmente elevado estándar
moral. En tales condiciones, se ha considerado razonable excluir del análisis que
desarrollamos en las líneas que siguen lo atinente a las normas o códigos de ética
judicial y los propios del ámbito parlamentario. Sin dejar de ser capítulos relevantes
566 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(5) Brandt Richard B., Teoría Ética, p. 501 y sigtes., cap. 17, 3º ed. (traducción
de Esperanza Guisán), Alianza Universidad Textos, Madrid, 1998.
(6) En general, todas las obras o tratados sobre Filosofía del Derecho explican
esta separación entre Derecho y Moral, describiendo incluso las múltiples teorías
que han buscado dilucidar dicha separación o la conexión entre ambas ciencias. Las
hay que vuelcan el contenido de una en el molde de la otra, amalgamándolas, hasta
las dualistas que trazan límites concretos e infranqueables. Entre todos, he seguido
en el texto el Capítulo V del Tratado General de Filosofía del Derecho, p. 171 y sigtes.
de Luis Recaséns Siches, Porrúa, México, 14º edición de 1999. A su vez, dentro
del Derecho Administrativo vernáculo, han sido Comadira y Jeanneret de Pérez
Cortés quienes con especial claridad han trazado el deslinde entre una y otra esfera,
por lo que a sus respectivas obras me remito, las cuales guardan concordancia con lo
que explicamos en el texto; véase: Comadira, Julio R., La regulación jurídica de la
ética pública, p. 595 y sigtes.; en: La emergencia económica (Segunda parte), v. 2002-2,
Revista de Derecho Público, 2002, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires. Jeanneret De
Pérez Cortés, María, Ética y Función Pública, p. 1097 y sigtes., LA LEY, 2005-D.
568 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(12) A tal efecto, remito a las acertadas reflexiones de Didier, Jean-Pierre, volca-
das en su obra: L’Ethique du Fonctionnaire Civil - Son contrôle dans les jurispruden-
cies administratives et constitutionnelles Françaises, t. 202, p. 13 y sigtes., Librairie
Générale de Droit et de Jurisprudence (LGDJ) - Bibliothêque de droit public - Paris,
1999; cabe consultar en especial el capítulo I, donde se abordan los fundamentos
éticos del Derecho.
572 Ética pública y procedimiento administrativo ...
“Actos de Corrupción:
A. La presente Convención es aplicable a los siguientes actos de
corrupción
1) El requerimiento o la aceptación, directa o indirectamente,
por un funcionario público o una persona que ejerza funciones
públicas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios
como dádivas, favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra
persona o entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier
acto en el ejercicio de sus funciones públicas;
2) El ofrecimiento o el otorgamiento, directa o indirectamente, a
un funcionario público o a una persona que ejerza funciones públi-
cas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como
dádivas, favores, promesas o ventajas para ese funcionario público
o para otra persona o entidad a cambio de la realización u omisión
de cualquier acto en el ejercicio de sus funciones públicas;
3) La realización por parte de un funcionario público o una
persona que ejerza funciones públicas de cualquier acto u omisión
en el ejercicio de sus funciones, con el fin de obtener ilícitamente
beneficios para si mismo o para un tercero;
4) El aprovechamiento doloso u ocultación de bienes prove-
nientes de cualesquiera de los actos a los que se refiere el presente
artículo; y
5) La participación como autor, coautor, instigador, cómplice,
encubridor o en cualquier otra forma en la comisión, tentativa de
María Claudia Caputi 573
(18) Entre tales figuras, creemos ver algunas en comentarios doctrinales. Por
ejemplo, así lo creemos respecto de la alusión de Carlos F. Balbín al “ejercicio
errático o defectuoso” del poder de regulación en materia de concesiones de servicios
públicos, que traen los consiguientes perjuicios para los usuarios (véase, al respecto,
del citado autor: su Curso de Derecho Administrativo, t. I, p. 1004 y sigtes., cap. XII,
La Ley, Buenos Aires, 2007).
(19) Remito, a tal efecto, a las ideas volcadas en mi trabajo: Tutela judicial de la
salud – Su reivindicación contra entes estatales, ps. 1460 a 1473, Reseña jurispruden-
cial, en LA LEY, 2005-B, en especial a la sección relativa a la “Creatividad y mejora
institucional”, pasaje en el cual recordé que el común denominador de muchas accio-
nes judiciales iniciadas para resguardar el derecho a la salud, consistía en que, con
frecuencia, habían sido utilizadas con el fin de tornar más eficiente la administración
de los hospitales, con lo cual se coadyuvaba al combate de la corrupción y de estas
figuras emparentadas, aludidas en el texto. Recordé, en dicha ocasión, el pensa-
miento de Jaime Rodríguez-Arana Muñoz, volcado en: Ética, Poder y Estado
(ed. RAP, Buenos Aires, 2004), quien efectuó un análisis sobre los nexos detectables
entre la crisis del Estado de Bienestar y la ética pública, a raíz de lo cual afirmó que
los fines estatales de redistribución o equidad social pueden verse obstaculizados
por el drenaje de recursos atribuible al aparato burocrático público.
576 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(22) Desde una explicación sencilla y gráfica, la Naturaleza misma nos aporta
ejemplos de esta tesis: si el león surge como un carnívoro por excelencia, que persigue
herbívoros para alimentarse (finalidad), lo lógico es que cuente con garras, dientes,
habilidad para correr, y las consiguientes aptitudes predatorias (procedimiento). Si,
por el contrario, en la Creación el rol de dicho animal debiera ser el de un herbívoro
más, no hubiera tenido sentido que sea dotado de los recursos antes mencionados,
ni tampoco es imaginable que los hubiera desarrollado.
(23) Sobre esta cuestión, Herbert Simon ha seguido a su vez los estudios de
William Dill y otros autores, como se explica en: Administrative Behaviour…, op.
cit., p. 50 y sigtes. Al respecto, se ha demostrado que toda organización se adapta al
ambiente o entorno en el que actúa, conforme la Teoría de la Contingencia. La ECA
es la Administración de Cooperación Económica (según sus siglas en inglés), y se
desenvolvió como agencia federal del gobierno norteamericano, a partir de 1948,
para gestionar el famoso “Plan Marshall”.
(24) CS, Fallos, 333:1891, 2010/10/05, expte. N.56.XLIV REX.
578 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(27) Los temas de la agenda internacional eran vastos, valga recordar que el
Papa Paulo VI estaba implementando las políticas fijadas en el Concilio Vaticano II,
concluido en 1965.
(28) Paralelamente, el plano internacional ofrecía manifestaciones interesantes:
la película “Cabaret” de Bob Fosse, y “El último tango en París”, de B. Bertolucci, eran
580 Ética pública y procedimiento administrativo ...
mientras que Tita Merello publicaba “La calle y yo”, con consejos,
reflexiones y poesías; por su parte, Aníbal Troilo compuso el tango
“La Patraña”.
En dicha época, las persecuciones a líderes o activistas sociales
estaban a la orden del día: si hacemos memoria, constataremos
además que en 1972 Nelson Mandela estaba preso en Sudáfrica,
situación que también padecía en Brasil una Dilma Rousseff de
25 años de edad. En nuestro país, estaba en el apogeo de su labor
pastoral el famoso sacerdote Carlos Mugica, quien sería asesinado
poco después, en 1974.
Si reflexionamos sobre dichos años en clave jurídica, cabe recor-
dar, sólo para tener una idea del panorama legal de por entonces,
que aún no había entrado en vigor la Convención Americana de
Derechos Humanos, o Pacto de San José de Costa Rica. De hecho, la
entrada en vigor del mismo se produjo más de seis años más tarde
del dictado de la LPA, toda vez que data del 18 de julio de 1978, con
el depósito del undécimo instrumento ratificatorio. Hasta el mo-
mento, sin embargo, se había celebrado en San José, en noviembre
de 1969, la “Conferencia Especializada Interamericana sobre Dere-
chos Humanos”, en cuyo contexto fue redactado el texto de dicho
instrumento internacional. En suma: el Derecho argentino, tal como
hoy lo conocemos, estaba en ciernes, como tantos otros datos de
nuestra realidad (29).
En cuanto al plano jurisprudencial, no había aún muchas mani-
festaciones expresas que incorporaran la ética pública al plan cons-
titucional; de hecho, faltaba bastante para su inclusión explícita, que
recién data de la Reforma Constitucional de 1994, cuando se adiciona
de lo más visto, junto con “El Padrino”, de Francis Ford Coppola, que terminó siendo
la ganadora del premio Oscar a la Mejor Película de 1972. Musicalmente, sonaban los
acordes de la canción “Imagine” compuestos por John Lennon un año antes.
(29) Valga recordar que el famoso Túnel Subfluvial entre Paraná y Santa Fe, que
dio por superados los cruces del Río Paraná en barca, contaba sólo con 3 años de
existencia en 1972, habida cuenta de que su apertura data de abril de 1969. A su vez, el
puente Zárate-Brazo Largo se abriría recién en 1977 –cinco años más tarde–, mientras
que la Central nuclear de Atucha I comenzaría a funcionar en 1974. Paralelamente,
la Administración de Obras Sanitarias de la Nación no se había transformado aún en
la Empresa pública homónima (lo sería a partir de la ley 20.324). El plano territorial
del escenario institucional no era el que actualmente conocemos: v.gr., faltaban 18
años para la constitución de Tierra del Fuego como provincia (seguía siendo territorio
nacional), y Santa Cruz llevaba sólo 16 años de provincializada.
María Claudia Caputi 581
el actual art. 36. Incluso, faltaban dos años para que la Corte Supre-
ma de Justicia de la Nación se expidiera en la causa “Lamas, Emilio
L. v. Banco Mercantil del Río de la Plata de Montevideo”, en la cual
se reafirmó que la ética de los funcionarios públicos no era extraña
al sistema jurídico vigente (30). El contexto del pronunciamiento
venía dado por una disputa sobre posible incompatibilidad de fun-
cionarios, a propósito de lo cual el Máximo Tribunal interpretó que
las prohibiciones en dicha materia reposan sobre “…una razón de
orden ético, que no puede interpretarse extraña al sistema jurídico
general que rige la función pública argentina”, a cuyo efecto fueron
invocados los arts. 34, 64, 79 y 91 del texto constitucional vigente a
la fecha del fallo.
Hechas estas referencias, el salto desde aquella época hasta el
momento presente se torna más nítido. Y en esta actualidad que
vislumbramos, estimo que nos encontramos en una etapa general
de modernización de los contenidos del Derecho Administrativo, y
Público en general. Según creo haber demostrado antes de ahora,
una significativa proporción de ese efecto es atribuible a la influencia
internacional en el rediseño de las fuentes: declaraciones, conven-
ciones, estándares, opiniones consultivas tapizan en la actualidad el
terreno jurídico, al cual nuestra especialidad no ha sido inmune (31).
Como fuese, se detectan respuestas normativas algo diferentes a
viejos y novedosos problemas, y uno de los factores determinantes
de este estado de cosas es un nuevo paradigma para pensar el modo
de actuar, tanto de la Administración como del sujeto particular.
En efecto: del lado de la sociedad, que ya no es una sumatoria de
“administrados” sino un muy conectado, variado y complejo sistema
(32) Se alude, con esto, a los conceptos elaborados por el filósofo y pensador
Zygmunt Bauman a lo largo de su obra.
(33) La tradición judeo-cristiana es pletórica en referencias singulares al nú-
mero cuarenta: esa es la cantidad de días que duró el Diluvio al que sobrevivió Noé,
el período durante el cual Moisés estuvo en el Monte Sinaí para recibir las Tablas
de la ley, los pasados por Jesús en el desierto, y los que se emplean para computar
la Cuaresma.
(34) Y esto, como es sabido, es justamente lo que implica la llamada “crisis de la
mediana edad”. No sostenemos, con ello, que la ley en cuestión esté en crisis, pero sí
que suscita un balance especial, del que esta obra da prueba, y que arroja resultados
que no se acotan a las vivencias en torno de esta ley, sino que muestran cómo hemos
obrado, en general, como juristas y como sociedad.
María Claudia Caputi 583
(35) En este sentido, y sin perjuicio de otros, cabe tener presentes los trabajos
de Marienhoff, Miguel S., A diez años de vigencia de la Ley Nacional de Proce-
dimientos Administrativos y de su decreto reglamentario: valoración de los mismos,
p. 708 y sigtes., LA LEY, 1982-D; y de Cassagne, Juan Carlos, Trascendencia y
contenido de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, p. 1175 y sigtes, LA
LEY, 2000-D; y del mismo autor: A treinta años de la sanción de la Ley Nacional de
Procedimientos Administrativos, p. 944 y sigtes, LA LEY, 2003-A. Las citas de concep-
tos y frases entrecomillados en el texto, corresponden a lo afirmado en este último
artículo de doctrina.
584 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(43) En el derecho de los Estados Unidos de América, las acciones Qui tam se
encuentran contempladas en la False Claims Act, regulada en el Título 18, Secc. 286
y 287, y el Título 31, Secc. 3729 a 3733, del United States Code.
(44) Como salvedad, podemos recordar los trabajos de: Bianchi, Alberto
B., Las acciones “Qui Tam como medio de lucha contra la corrupción en los contratos
públicos en los Estados Unidos, p. 589 y sigtes., v. 2001, El Derecho Administrativo,
ED, Buenos Aires; y Arias, Luis F., Anteproyecto de ley “qui tam”: una acción contra
la corrupción, p. 45 y sigtes., v. 1/2, Derecho Administrativo – Publicación cuatri-
mestral de doctrina y jurisprudencia vinculadas al Derecho Administrativo, ABDA -
Asociación Bonaerense de Derecho Administrativo. Véanse, también, los materiales
citados en el “Anteproyecto de ley Qui Tam”, presentado en el marco de la “Jornada
Sobre Independencia del Poder Judicial, Selección de Magistrados y Lucha contra la
Corrupción”, org. en abril de 2009 por la Asociación de Derecho Administrativo de
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo texto puede ser consultado en internet:
<http://www.adaciudad.org.ar/pdfs/eventos/20090414/ANTEPROYECTO_DE_LEY_
QUI_TAM_DEFINITIVO.pdf>.
(45) Al respecto, remitimos a lo explicado en: Caputi, Claudia, La ética pú-
blica, op. cit., ps. 119 y sigtes.
588 Ética pública y procedimiento administrativo ...
cosmovisión, máxime si se concibe una lectura que no sea restrictiva de las normas
sobre participación ciudadana o acceso a la información.
(54) Las jurisdicciones locales implementaron sus respectivas leyes, y en el plano
nacional la única regulación genérica es la del decreto 1172/03. Existen, paralela-
mente, en el nivel federal, leyes cuyo alcance no es general sino acotado a cuestiones
específicas, como sucede con la ley 25.831, que regula el acceso a la información en
materia ambiental.
(55) El sub portal de internet desde el cual puede accederse al texto de dicha
Ley Modelo, identificada como la Resolución 2514 (XXXIX-O/09) aprobada por la
Asamblea General de la OEA, puede ser consultado en este link: http://www.oas.
org/dil/esp/acceso_a_la_informacion.htm.
(56) Dichos informes pueden ser consultados en el link: <www.anticorrupcion.
gov.ar>.
(57) Véase, en especial, la página 59 de dicho Informe Anual. Según los datos
de dicho informe anual, en los ocho años transcurridos, aproximadamente, desde la
entrada en vigencia del régimen de acceso a la información pública del dto. 1172/03
(lo cual se habría producido el 22 de abril de 2004, según consigna el informe re-
María Claudia Caputi 593
(61) Es lo que leemos en el trabajo de Tawil, Guido S., A propósito del 75 ani-
versario de La Ley, su influencia en nuestra especialidad y el futuro del procedimiento
administrativo”, p. 88 y sigtes., La Ley, agosto 2010.
(62) Es la conceptualización que brinda González Pérez, Jesús, La ética
en la Administración Pública, p. 28 y sigtes., Civitas, Madrid, 1996, quien cita a tal
efecto la obra de Saban Godoy, Alfonso, El marco jurídico de la corrupción, ed.
Civitas, Madrid, 1991.
María Claudia Caputi 595
(67) Paralelamente, nuestro país también ha dictado la ley 25.319, por la cual
ha ratificado la “Convención sobre Lucha contra el Cohecho de Funcionarios públi-
cos extranjeros en las Transacciones Comerciales Internacionales”, o “Convención
de la OCDE”. Al respecto, cabe tener en cuenta que entre los objetivos de la Oficina
Anticorrupción, se encuentra el de “[v]elar por el cumplimiento de las Convenciones
Internacionales de lucha contra la corrupción ratificadas por el Estado Nacional”,
conforme lo previsto en el punto 2 del Anexo II del Decreto 466/07, por medio del
cual fue aprobada la estructura organizativa del primer nivel operativo de la O.A.,
y se fijó su organigrama, objetivos, responsabilidades primarias, acciones y dota-
ción. Sobre la convención aludida, véase: Gordillo, Agustín, La contratación
administrativa en la ’Convención sobre la lucha contra el cohecho de funcionarios
públicos extranjeros en las transacciones comerciales internacionales‘ (ley 25.319) y
en la Convención Interamericana contra la corrupción, p. 1268 y sigtes., vol. 2000-IV,
en Jurisprudencia Argentina.
(68) Para una reseña de la negociación de este instrumento internacional, y un
análisis de su articulado, véase: Raigorodsky, Nicolás, Convención de Naciones
Unidas contra la Corrupción: Nuevos paradigmas para la prevención y combate de
la corrupción en el escenario global, Oficina Anticorrupción, Ministerio de Justicia
y Derechos Humanos, 1º ed., Buenos Aires, 2004. El portal de la misma en Internet
puede hallarse en este link: <http://www.unodc.org/unodc/en/treaties/CAC/>. Di-
cha Convención entró en vigor el 14 de diciembre de 2005, a tenor de la Resolución
nº 58/4 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 31/10/2003. En el marco
onusiano funciona la Secretaría del Mecanismo de Seguimiento de la Aplicación
de la Convención.
602 Ética pública y procedimiento administrativo ...
cuales a su vez –según se explica en dicho texto– son elegidos o establecidos para
el caso concreto, al dictarse el acto de aprobación de la operación de que se trate.
(72) Véase, a tal efecto, las cifras informadas en las páginas 56 y 99 del documen-
to titulado: El estado de las contrataciones: mapa de condiciones de transparencia y
accesibilidad en las adquisiciones públicas, citado precedentemente.
(73) Concordantemente, en el mencionado documento se sugiere que “[l]os
actores clave en la gestión de los procedimientos de contratación consideran que
existen numerosas situaciones que no se encuentran contempladas por la normativa
y, lo que es peor, promueven desvíos de la misma”.
(74) Es el movilizador interrogante que aborda Isaac A. Damsky en la sección
III de su trabajo: Excursus sobre la forma de los contratos administrativos. Aproxima-
ción a algunas cuestiones ocultas, p. 1102 y sigtes., en LA LEY, 2011-D. El fallo en cues-
tión fue dictado por la Corte Suprema en diciembre de 2000, y publicado en Fallos,
323:3924, suscitando per se o a raíz de su aplicación posterior por el Máximo Tribunal
en otras causas, una nutrida serie de trabajos doctrinales, comentarios, y ensayos.
(75) Así se sostiene en la p. 104, en especial §38.
604 Ética pública y procedimiento administrativo ...
(76) Véanse, en especial, los acápites 41 y 42, que lucen en la p. 123 del docu-
mento que se viene comentando.
(77) Consultable en el link: <www.anticorrupcion.gov.ar>.
María Claudia Caputi 605
blica. Según dicho pasaje del citado ordenamiento, cuando los actos
“...emitidos por los sujetos del art. 1º estén alcanzados por los supuestos
de los arts. 13, 14 y 15”, los cuales, como es sabido, prevén lo atinente
a las incompatibilidades y conflictos de intereses de los funcionarios,
dichos actos “…serán nulos de nulidad absoluta, sin perjuicio de los
derechos de terceros de buena fe”, a lo cual se agrega que “[s]i se tratare
del dictado de un acto administrativo, éste se encontrará viciado de
nulidad absoluta en los términos del art. 14 de la ley 19.549”. A su vez,
el segundo párrafo de este art. 17 prevé que “[l]as firmas contratantes
o concesionarias serán solidariamente responsables por la reparación
de los daños y perjuicios que por esos actos le ocasionen al Estado”.
Como puede advertirse, la transgresión a los regímenes de
incompatibilidades y de conflictos de intereses, acarrea según la
norma comentada un doble orden de consecuencias: para la faz
administrativa, la nulidad absoluta del acto del funcionario que
incumplió los límites respectivos, mientras que para los sujetos
privados, la responsabilidad solidaria por los daños y perjuicios que
se le ocasionaren al Estado.
Por el momento, los repertorios jurisprudenciales no se han he-
cho eco de estas situaciones, y éstas tampoco han suscitado mayor
interés en la doctrina, sin perjuicio de algunos escasos trabajos. De
esta manera, una cláusula de la ley reglamentaria del art. 36 de la
Constitución Nacional en materia de ética pública, que podía resultar
detonante de interesantes soluciones en una materia que, como es la
relativa a las nulidades de los actos administrativos, aparece legis-
lada en la ley 19.549, no ha dado, a casi catorce años de su dictado,
mayores resultados ni novedades.
Recapitulando las consideraciones precedentes, estimamos que
sin desmedro de los progresos advertidos en todo cuanto implique
una intersección de la ética pública y la LPA, siguen existiendo áreas
de estancamiento, y situaciones que no dejan de mostrar la brecha
que nos aparta de un deber ser factible pero esquivo.
Mi reflexión final consiste en que cuando se apaguen las luces
del festejo por el presente aniversario que nos convoca, comenzará a
correr el tiempo que nos acerque a la celebración del medio siglo de
la ley, la cual difícilmente cobre sentido si no arribamos a la misma
con algún grado de superación en las asignaturas pendientes que
se han reseñado.
Capítulo XV
El procedimiento administrativo
en el estado constitucional social
de derecho
I. Introducción
En esta tarea, que procura proyectar los valores del Estado cons-
titucional vigente en la república sobre el procedimiento adminis-
trativo, avanzaremos en dos direcciones. De un lado enfocaremos
la garantía del debido proceso legal, en sede administrativa, según
las matrices del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. De
otro, a partir de la garantía fundamental a la tutela administrativa
efectiva, habremos de explorar tres variables correctivas del proce-
dimiento administrativo común: el procedimiento administrativo
constitucional; el procedimiento administrativo colectivo y el pro-
cedimiento administrativo urgente.
(7) Parada, Ramón, Derecho Administrativo, p. 231, 10º ed., Madrid. 1998.
(8) Boquera Oliver, Derecho Administrativo, vol. I, ps. 405-406, 10º ed.,
Madrid, 1996.
(9) Ibídem.
(10) Curso de Derecho administrativo, t. II, p. 438, 4º ed., Madrid, 1995.
(11) Ponce Solé, Juli, Deber de Buena Administración y Derecho al procedi-
miento debido, ps. 37/38, Lex Nova, Valladolid, 2001.
(12) Ídem, p. 127.
614 El procedimiento administrativo ...
(25) Ídem.
(26) Ídem.
(27) Dictámenes 256:134.
(28) CSJN, “Comunidad Indígena del Pueblo Wichi Hoktek T´Oi c/ Secretaría
de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable”, Fallos 325:1744 del 11 de julio de 2002
y Fallos 326:3258 del 8 de septiembre de 2003; “Copa”, sent. del 24-4-2001; “Cedale”,
Fallos 321:1972, cons. 12; CNCAF, sentencia del sala IV, Uromar SA, 30-12-1999, Ju-
risprudencia Argentina 2000-IV-668.
(29) Comadira, Julio Rodolfo, El Acto Administrativo en la Ley Nacional
de Procedimientos Administrativos, ps. 109 y sigtes., La Ley, Buenos Aires, 2003.
(30) CSJN, “Universidad Bartolomé Mitre”, del 5-3-69, La Ley 134- 86; “Formo-
sa, provincia de (Banco de la Pcia. de Formosa) c/ Dirección General Impositiva s/
impugnación de la resolución 604/99” del 16-12-2008.
(31) Una posición crítica hacia la teoría de la subsanación puede verse en: Co-
madira, Julio Rodolfo, op. cit., p.117 y sigtes.; Canda, Fabián O., La cesantía
del empleado público y el debido procedimiento previo, en El Derecho del 31-10-2000;
del mismo autor El incumplimiento de los procedimientos esenciales previos al dictado
620 El procedimiento administrativo ...
(39) Corte IDH, “Almonacid Arellano y otros vs. Chile”, parágrafo 124, del 26
de septiembre de 2006.
(40) CSJN, (“Mazzeo”), cons. 21, del 13-07-07, JA 2007-III-573.
(41) Fallos 315:1492 (Ekmekdjian), cons. 21.
(42) Fallos 318:514 (Giroldi),considerando 11, del 7-4-95
Patricio Marcelo E. Sammartino 627
(45) Corte IDH, Caso “Baena Ricardo y otros” , sentencia del 2 de febrero de 2001
(conf. párrafos 1224, 125, 127, 130, 134 y 143).
(46) Artículo 8º. Garantías Judiciales. 1. Toda persona tiene derecho a ser oída,
con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en
la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la deter-
minación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter. 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso,
toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
a. derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete,
si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; b. comunicación pre-
via y detallada al inculpado de la acusación formulada; c. concesión al inculpado
del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa; d. derecho
del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su
elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor; e. derecho irre-
nunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado
Patricio Marcelo E. Sammartino 629
(51) Corte IDH, Caso Claude Reyes y otros, sentencia del 19 de septiembre de
2006.
(52) Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Yakye Axa, sentencia del 17 de junio
de 2005.
(53) Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Xákmok Ksek vs. Paraguay, sentencia
de 24 de agosto de 2010.
632 El procedimiento administrativo ...
(54) Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Xákmok Ksek vs. Paraguay, cit.,
párrafo 133.
(55) Corte IDH, Caso Comunidad Indígena Xákmok Ksek vs. Paraguay, cit.,
párrafo 136.
Patricio Marcelo E. Sammartino 633
d) Conclusiones
(58) Tanto desde el punto de vista formal como material los derechos de defensa
son derechos que aseguran al individuo una esfera libre de intervenciones estatales
(v. Borowski, Martin, La estructura de los derechos fundamentales, ps.112/113,
Universidad Externado, 2003.
(59) Peces Barba Martínez, Gregorio, Lecciones de Derechos Fundamen-
tales, p. 289, Dykinson, Madrid, 2004.
(60) Dentro de los derechos a acciones negativas, R. Alexy (Teoría de los de-
rechos fundamentales, p. 189 y sigtes.) se distinguen tres grupos: derechos a que el
Estado no impida u obstaculice determinadas acciones del titular del derecho; de-
rechos a que el Estado no afecte determinadas propiedades o situaciones del titular
del derecho y derechos a que el Estado no elimine determinadas posiciones jurídicas
del titular del derecho.
Patricio Marcelo E. Sammartino 637
(65) “El ser humano es eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto fin en
sí mismo –más allá de su naturaleza trascendente– su dignidad intrínseca e igual es
inviolable y constituye valor fundamental con respecto al cual los restantes valores
tienen siempre carácter instrumental” (Fallos 333:2306, cons. 10).
(66) CSJN, Fallos 333:2306 (“Álvarez, Maximiliano y otros c/ Cencosud S.A. s/
acción de amparo”, y su cita, art. 2º.1 PIDESC, del 7-12-2010).
Patricio Marcelo E. Sammartino 639
ocurre en España (art. 72 de 1992), México (art. 44); Brasil (art. 45,
que las denomina cautelares) y Chile (art. 32).
VIII. Conclusiones
El Principio de la tutela
administrativa efectiva
Armando N. Canosa
(2) Baste mencionar que se alude a los principios básicos del procedimiento
administrativo, los que tuvieron como base la tradicional doctrina jurídica de la
Procuración del Tesoro de la Nación y leyes provinciales todavía hoy vigentes. Otros
capítulos de la ley tienen como sustento las opiniones doctrinarias y proyectos de
ley que nunca tuvieron aprobación. Ello se publicó en el Boletín Oficial del 27 de
abril de 1972.
(3) Escola Hector J., Ámbito de aplicación de la legislación de procedimiento
administrativo, AA.VV., Procedimiento administrativo, UNSTA, Tucumán, 1982.
(4) Ver Parejo Alfonso, Luciano, Objeto, ámbito de aplicación y principios
generales de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Proce-
dimiento Administrativo Común, p. 23, en AA.VV., la Nueva Ley de las Administra-
ciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, Tecnos, Madrid, 1993.
También ver Canosa, Armando N. y Mihura Estrada, Gabriel; El procedi-
miento administrativo de selección del contratista como procedimiento administrativo
especial, Jurisprudencia Argentina, p. 774, 1996-IV.
Armando N. Canosa 647
(10) CNFed. Cont. Adm., Sala I, 31/3/2000, “Dima, Juan Carlos c/ Comisión
Nacional de Energía Atómica”.
(11) Gutiérrez Colantuono, Pablo Ángel, Justo, Juan Bautista
(colaborador); Administración pública, juridicidad y derechos humanos, ps. 99 y 110,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009.
(12) Muñoz (h.), Ricardo Alberto; La tutela administrativa efectiva, LA
LEY 2012-B-919.
(13) Gutiérrez Colantuono, Pablo A., Imparcialidad e independencia:
sensores descalificantes del pago previo, LA LEY 2011-D-550.
(14) “Astorga Bracht, Sergio y otro c/ COMFER –decreto 310/98 s/ amparo ley
16.986” del 14/10/2004. Publicado en RAP 323, p. 78, con nuestro comentario Alcan-
ces de la denominada tutela administrativa efectiva.
Armando N. Canosa 649
por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que
interponga el recurso; b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y; c)
a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión
en que se haya estimado procedente el recurso”. Arts. inc. 3º ap. a) y 14 inc. 1º del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos: “Toda persona cuyos derechos
o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido violados podrá interpo-
ner un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida por per-
sonas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales”. “Todas las personas
son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho
a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por ley…”.
(16) Gutiérrez Colantuono, Pablo Ángel, Justo, Juan Bautista
(colaborador), ob. cit., p. 101.
(17) Urrutigoiti, Javier, El principio de la tutela administrativa efectiva;
JA 2005-IV-1383.
Armando N. Canosa 651
(21) Canosa, Armando N., Influencia del derecho a la tutela judicial efectiva
en materia de agotamiento de la instancia administrativa, ED 166-989.
(22) González Pérez, Jesús, Comentarios a la ley de la jurisdicción conten-
cioso – administrativa, t. I, p. 17, Civitas, Madrid, 1998.
Armando N. Canosa 653
(61) Ver Cassagne, Juan Carlos, La regulación legal del contrato de empleo
público.
(62) Halperín, David A. – Gambier, Beltrán, La notificación en el proce-
dimiento administrativo, p. 2, Depalma, Buenos Aires, 1989.
(63) Art. 43, RNPA.
(64) Art. 40, RNPA.
(65) Art. 11 LNPA. Ver Halperín, David A., La publicidad de los actos estatales:
notificación y publicación, p. 287, en AA.VV., Procedimiento administrativo, Guido
Santiago Tawil Director, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009.
(66) González Pérez, Jesús y González Navarro, Francisco, Co-
mentarios a la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Pro-
cedimiento Administrativo Común, t. I, p. 1557, Civitas, Madrid, 1997. De allí que si,
por ejemplo, la administración no notificó el acto oportunamente y sí lo hizo luego,
si se operó la prescripción de acuerdo a cómputos de la ley, la notificación tardía no
resulta suficiente para perjudicar al particular, simplemente porque el acto no tenía
eficacia al momento de producirse aquélla.
Armando N. Canosa 667
(77) Dromi, José R., El acto administrativo, p. 70, IEAL, Madrid, 1985; Becerra
Ferrer, Guillermo, Principios constitucionales del procedimiento administrativo,
p. 76, en AA.VV., Procedimiento administrativo, UNSTA, Tucumán, 1982.
(78) Art. 47 RNPA.
(79) González Pérez, Jesús, Comentarios a la ley de procedimiento admi-
nistrativo, p. 468, Civitas, Madrid, 1991. Desde luego que cuando nos referimos al
trámite del recurso también nos referimos al trámite administrativo en general.
672 El Principio de la tutela administrativa efectiva
(86) Se sostiene que el silencio administrativo con efectos positivos tiene las
características de un verdadero acto administrativo, cumpliendo con la obligación
de resolver, la administración no podrá válidamente revocar el acto en esa sede si
no se dieran algunas de las circunstancias jurídicas que la habilitan para ello. Al res-
pecto se ha dicho: “Del silencio positivo surge un verdadero acto (presunto), al que le
será de aplicación la teoría general sobre los mismos, a salvo, por supuesto, aquellas
particularidades derivadas de su específica naturaleza. Así, según veremos, una vez
producido el acto presunto por silencio positivo, no podrá la Administración dictar un
acto posterior de signo contrario, ni retirarlo del mundo jurídico sino a través de las
vías legalmente previstas al efecto”. Conf. García Trevijano Garnica, Ernesto,
El silencio administrativo en el derecho español, p. 125, Civitas, Madrid, 1990.
676 El Principio de la tutela administrativa efectiva
El principio de razonabilidad
en el procedimiento administrativo
Ezequiel Cassagne
I. El procedimiento administrativo
En la Argentina, ya se han cumplido cuarenta años desde la
sanción de la ley nacional de procedimientos administrativos, en el
año 1972. Antes de su sanción, si bien regía un reglamento que había
organizado el recurso jerárquico, no existían pautas que regularan
la iniciación, ordenación, instrucción y terminación de los proce-
dimientos administrativos, ni los conflictos de competencia entre
los órganos administrativos, y mucho menos teníamos normas de
derecho de fondo sobre los actos y reglamentos administrativos (1).
La importancia de la regulación del procedimiento administrati-
vo radica en que constituye una herramienta tendiente a satisfacer el
(2) Cfr. CASSAGNE, JUAN CARLOS, Curso de Derecho Administrativo, t. II, p.4,
10º ed. act., La Ley, Prov. Bs. As., 2011.
(3) Cfr. SESÍN, DOMINGO, El procedimiento administrativo en Córdoba, p. 475,
en AA.VV., Procedimiento Administrativo, RAP, Buenos Aires, 1998.
(4) Cfr. SAMMARTINO, PATRICIO M, Procedimiento Administrativo, Juridicidad
e Interés Público, p. 46, en AA.VV., Cuestiones de Procedimiento Administrativo,
RAP, Buenos Aires, 2006.
(5) HUTCHINSON, TOMÁS, Régimen de Procedimientos Administrativos, p. 33,
Astrea, 6º ed. act., Bs. As., 2002.
(6) Cfr. SÁNCHEZ, ALBERTO, Exigencia de la justificación de las causas de la
inacción procedimental, p. 234, en AA.VV., Procedimiento Administrativo, RAP,
Buenos Aires, 1998.
Ezequiel Cassagne 683
(9) Cfr. CASSAGNE, JUAN CARLOS, Los principios generales del Derecho en el
Derecho Administrativo, p. 28/29, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1988.
(10) Cfr. MARIENHOFF, MIGUEL, S. Tratado de Derecho Administrativo, t. I, p.
295, LexisNexis, Bs. As., 2003. Por su parte, Bidart Campos sostiene que “en el derecho
constitucional argentino, creemos que buena parte de los principios generales que él
anida, derivan del valor justicia o derecho natural”, en BIDART CAMPOS, GERMÁN,
Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, t. I, p. 73, EDIAR, Buenos
Aires, 1986.
(11) Cfr. GONZÁLEZ PÉREZ, JESÚS, La dignidad de la persona, p. 83, Civitas,
Madrid, 1986; CASSAGNE, JUAN CARLOS, Los principios generales del Derecho en el
Derecho Administrativo, p. 37, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1988, Cfr. MARIENHOFF,
MIGUEL, S. Tratado de Derecho Administrativo, t. I, p. 295, LexisNexis, Bs. As., 2003.
DURÁN MARTINEZ, AUGUSTO, Neoconstitucionalismo y Derecho Administrativo,
p. 84, La Ley, Buenos Aires, 2012.
(12) Cfr. CASSAGNE, JUAN CARLOS, Los principios generales del Derecho en el
Derecho Administrativo, p. 64, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1988.
Ezequiel Cassagne 685
(15) Cfr. CASSAGNE, JUAN CARLOS, Los principios generales del Derecho en el
Derecho Administrativo, ps. 38-39, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1988.
(16) Cfr. SACRISTÁN, ESTELA, Principios Generales del Procedimiento
Administrativo argentino, en AA.VV., Documentación Administrativa, t. I, p. 262,
INAP, Madrid, 2004.
(17) HUTCHINSON, TOMÁS, Régimen de Procedimientos Administrativos, p.
53, 6º ed. act., Astrea, Bs. As., 2002.
Ezequiel Cassagne 687
(18) Cfr. LINARES, JUAN FRANCISCO, Razonabilidad de las leyes, p. 165, 2° ed.,
Astrea, Buenos Aires, 1970.
(19) Cfr. CASSAGNE JUAN CARLOS, El principio de legalidad y el control judicial
de la discrecionalidad administrativa, ps. 198 y 201, Marcial Pons, Buenos Aires, 2009.
(20) Cfr. LINARES, JUAN FRANCISCO, Razonabilidad de las leyes, p. 108,
2° ed., Astrea, Buenos Aires, 1970; CASSAGNE, JUAN CARLOS, Ley Nacional de
Procedimientos Administrativos, p. 93, La Ley, Prov. Bs. As., 2009, LUQUI, ROBERTO,
Revisión Judicial de la actividad administrativa, t. I, p. 221, Astrea, Buenos Aires, 2005.
(21) SOLA, JUAN VICENTE, Control Judicial de Constitucionalidad, p. 579, 2º
ed., LexisNexis, Buenos Aires, 2006.
(22) Cfr. CASSAGNE, JUAN CARLOS, Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos, ps. 85/86, La Ley, Prov. Bs. As., 2009, y CASSAGNE, JUAN CARLOS,
Curso de Derecho Administrativo, t. II, p. 3, 10º ed. act., La Ley, Prov. Bs. As., 2011.
688 El principio de razonabilidad...
Por su parte, Bidart Campos advierte que “no cabe duda de que
es difícil definir, o siquiera conceptuar, qué es razonable. Alguien
puede pensar que se trata nada más que de una pura apreciación
subjetiva. Sin embargo, aunque la cuestión sea sutil, resulta suscep-
tible de una estimación objetiva. En primer lugar, la razonabilidad
consiste en una valoración axiológica de justicia que nos muestra lo
que se ajusta o no es conforme a justicia, lo que tiene razón suficien-
te… En segundo lugar, el sentido común y el sentimiento racional
de justicia de los hombres hace posible vivenciar la razonabilidad y
su opuesto, la arbitrariedad” (24).
aplicable, así como también las peticiones del administrado. Cfr. CASSAGNE
EZEQUIEL, El control de la inactividad formal de la Administración, La Ley, 19-5-
2010 y, del mimo autor, El amparo por mora de la Administración, La Ley 8-9-2010.
(36) Cfr. MARIENHOFF, MIGUEL S., Tratado de Derecho Administrativo, t. II,
p. 279, LexisNexis, Bs. As., 2003.
(37) FIORINI, BARTOLOMÉ, Derecho Administrativo, p. 457, 2º ed. actualizada,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1976.
(38) Cfr. CASSAGNE, JUAN CARLOS, Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos, p. 250, La Ley, Prov. Bs. As., 2009. Ver HUTCHINSON, TOMÁS,
Régimen de Procedimientos Administrativos, p. 89, 7º ed. act., Astrea, Bs. As., 2003.
(39) COVIELLO, PEDRO, El Debido Procedimiento Adjetivo y el Procedimiento
Administrativo, p. 608, en AA.VV., Cuestiones de Procedimiento Administrativo,
RAP, Buenos Aires, 2006.
Ezequiel Cassagne 693
(53) Barra sostiene, en una posición que compartimos, que “si el dictamen
jurídico es esencial cuando se hallen comprometidos derechos de terceros, esto
es así porque en el contenido de la decisión, en su elemento causa, se encuentra la
aplicación o interpretación de una norma jurídica. De la misma manera, entonces,
el dictamen consultivo tendrá la calidad de parte necesariamente integrante del
procedimiento cuando la decisión consista en –y contenga en su causa– la aplicación
de un mecanismo, o de una solución o de un procedimiento que involucre, con el
mismo grado de compromiso que en el caso jurídico, cualquier ciencia, técnica o
rama especial del arte o conocimiento, profesión u oficio especializado, naturalmente
utilizando como fuente de producción un organismo de la Administración con el
debido expertise, o, a falta de ello, recurriendo a los servicios de terceros ajenos a la
propia Administración, contratados al efecto. Esta solución está prevista por el art.
7° d, LPA, cuando prescribe que, antes de la emisión del acto, deberán cumplirse
los procedimientos esenciales y sustanciales previstos y los que resulten implícitos
del ordenamiento jurídico”. Ver BARRA, RODOLFO, Administración y Actividad
Consultiva, p. 537, en AA.VV., Cuestiones de Procedimiento Administrativo, RAP,
Bs. As., 2006.
698 El principio de razonabilidad...
del Estado y que permite a los jueces, ante planteos concretos de par-
te interesada, verificar el cumplimiento de dichas exigencias” (72).
En efecto, el principio de interdicción de la arbitrariedad admi-
nistrativa posee fundamento constitucional, dado que el art. 19 de
nuestra Constitución Nacional establece que “ningún habitante de
la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley ni privado de
lo que ella no prohíbe”, siendo aplicable a los funcionarios públicos,
quienes tienen prohibido, por tal motivo, emitir actos administrati-
vos contrarios a las leyes positivas, a la razón o a la justicia. Por otra
parte, la prescripción contenida en el art. 28 de nuestra Carta Magna,
que estatuye que “los principios, garantías y derechos reconocidos
en los anteriores artículos no podrán ser alterados por las leyes que
reglamenten su ejercicio”, también da sustento a la prohibición de
arbitrariedad, en la medida en que, como ya hemos dicho, si bien
aparece concebida para las leyes, resulta extensiva a todos los actos
de los distintos poderes públicos (73). Finalmente, el derecho a la
igualdad, consagrado en el art. 16 de nuestra Constitución, veda las
conductas arbitrarias puntuales.
Por otra parte, el análisis jurídico que se efectúe en el dictamen
también deberá valorar cada concepto jurídico indeterminado que
resulte aplicable al caso. Si bien reconocemos que no resulta una
tarea sencilla de afrontar, dado que éstos presentan una estructura
compleja, lo cierto es que no admiten más que una solución justa en
cada caso determinado (74). En tal sentido, no debe confundirse la
actividad discrecional con la técnica de interpretación de los con-
ceptos jurídicos indeterminados, aunque en muchas oportunidades
estas dos técnicas se presenten en forma conjunta. Con relación a
estos últimos, Grecco explica que “es compartible hoy sin mayor
esfuerzo la idea de que las estructuras normativas encuéntranse
constituidas de tal forma que los jueces y también los funcionarios
administrativos no pueden fundamentar sus decisiones a través
de la mera aplicación del mecanismo lógico de la subsunción en
conceptos jurídicos fijos, cuyo contenido pueda ser descubierto me-
diante simples parámetros interpretativos, sin que, contrariamente,
sea imprescindible, en mayor o menor grado, una cierta valoración
autónoma (…) conceptos tales como idoneidad o reconocida aptitud,
medidas necesarias, integridad moral o deshonestidad intelectual,
perjuicio importante o retraso sensible, razonable rentabilidad, real
jerarquía, necesidad anormal, urgente, imperiosa o súbita, no toleran
su encuadramiento automático dentro del esquema prevenido por
la norma” (75).
En este entendimiento, García de Enterría y Fernández sostienen
que tales conceptos jurídicos indeterminados –como ser, para dichos
autores, por ejemplo, necesidad pública, interés público, medidas
proporcionales, justo precio, orden público– no permiten en su aplica-
ción una pluralidad de soluciones justas, sino una sola solución para
cada caso, que resulta de la valoración de las circunstancias reales
determinadas, siendo en principio, un proceso reglado “que se agota
con el proceso intelectivo de comprensión de una realidad en el sen-
tido de que el concepto legal indeterminado ha pretendido, proceso
en el que no interfiere ninguna decisión de voluntad del aplicador,
como es lo propio de quien ejercita una potestad discrecional” (76).
Puede presentarse, por lo tanto, un concepto jurídico indetermi-
nado que deba valorarse –y aplicarse– a un caso concreto, sin que se
encuentre autorizada la libertad de elección propia de la actividad
discrecional (77). Va de suyo que esta valoración, al igual que ocurre
portante precisar qué ocurre cuando las leyes vigentes son, a juicio
del dictaminante, inconstitucionales.
En primer término, es incuestionable que la Administración
debe someter su conducta a la ley y al Derecho, por imperio de la
concepción de la separación de poderes propio de nuestro esque-
ma republicano de gobierno, y del principio de legalidad propio
del Estado de Derecho, que en nuestro ordenamiento reconoce la
supremacía constitucional (81). A su vez, como aclara Cassagne, “la
mención al Derecho no constituye una fórmula aislada que prescribe
la vinculación a la ley positiva, pues la Administración se encuentra
también vinculada a los principios generales del Derecho” (82) .
En tal entendimiento, la interpretación que el dictaminante
deba hacer de las distintas normas jurídicas –como ser leyes y regla-
mentos– deberá realizarse siempre conforme a la Constitución, los
Tratados Internacionales y los principios Generales del Derecho. Si
en este análisis, el asesor jurídico no encuentra una interpretación
adecuada a este ordenamiento, no puede, bajo ningún motivo, apar-
tarse del mismo y avanzar en la aplicación de una ley, reglamento o
acto administrativo que repugne de manera evidente los principios
de legalidad y razonabilidad de nuestro Estado de Derecho.
De esta forma, si en su análisis el servicio jurídico permanente
reconoce la existencia de un reglamento nulo, de nulidad absoluta,
por ser contrario a la Constitución, los Tratados internacionales o
los principios Generales del Derecho –entre los cuales se encuentra
la razonabilidad–, no debe aconsejar su aplicación mediante actos
administrativos, sino más bien su inmediata revocación por razones
de ilegitimidad (83), aun a pesar de que el mismo se haya fundado
(90) Cfr. Dictámenes 159:83, 168:28, 168:282, 192:144, 236:25, 251:339, entre otros.
(91) Cfr. Dictámenes 101:87, 192:144, 251:339 y 186:140.
(92) Cfr. Dictámenes 239:285, 250:52 y 251:224, 207:037, 239:285.
(93) CSJN, Fallos, 269:243, 298:511 y 311:460, entre otros.
(94) Cfr. BIDART CAMPOS, GERMÁN, Tratado Elemental de Derecho
Constitucional Argentino, t. I, p. 102, ed. EDIAR, 1986; Sagüés coincide con esta
postura, dado que entiende que “si la inconstitucionalidad de una ley es grosera y
obvia, el Poder Ejecutivo debe reputarla contraria a la Ley Suprema, e inaplicarla”,
en SAGÜÉS, NÉSTOR P., Derecho Procesal Constitucional, Recurso extraordinario,
t. I, , p. 240, 4º ed., Astrea, 2002; Cfr. BIDEGAIN, CARLOS M., El control de
constitucionalidad y la Procuración del Tesoro, en “120 años de la Procuración del
Tesoro. 1863-1983”, PTN, 1983. En su ya clásica obra “Introducción al Derecho
Administrativo, de 1962, Gordillo sostenía que el Poder Ejecutivo podía y debía
apartarse de la legislación sólo cuando la inconstitucionalidad de la misma se
encontrare razonablemente demostrada. No obstante ello, años después el autor
ha cambiado su criterio, ya que en la actualidad sostiene que la Administración no
puede incumplir la ley inconstitucional. En las últimas ediciones de su “Tratado de
Derecho Administrativo”, Gordillo ha manifestado que su cambio de opinión es
consecuencia de la posición que luego han adoptado Marienhoff y Bidart Campos,
Ezequiel Cassagne 709
(99) Cfr. CSJN Fallos 112:63, 209:337, 245:552, 264:364, entre muchos otros.
Ver URRUTIGOITY, JAVIER, Consideraciones sobre el principio de juridicidad de la
Administración y sus fuentes, a la luz de las nuevas disposiciones constitucionales,
p. 335, en Derecho Administrativo (Obra colectiva en Homenaje al profesor Miguel
S. Marienhoff), dirigida por Cassagne, Juan Carlos, AA.VV., Abeledo Perrot, 1998.
(100) Cfr. BUTELER, ALFONSO, Presunción de inconstitucionalidad y derecho
administrativo, p. 705 y sigtes., LA LEY 2011-C.
(101) SAMMARTINO PATRICIO, El Principio de Competencia en el Estado
Constitucional de Derecho Contemporáneo. Alcance y límites, p. 278, en AA.VV.,
Cuestiones de Organización Estatal, Función Pública y Dominio Público, RAP, Bs.
As., 2012.
Ezequiel Cassagne 711
(105) Cfr. COMADIRA, JULIO R., La licitación pública, p. 35, Depalma, Buenos
Aires, 2000.
(106) Es dable recordar que dicho reglamento, poco comentado, establece
que toda persona tiene derecho a solicitar, acceder y recibir información, no siendo
necesario acreditar derecho subjetivo, interés legítimo ni contar con patrocinio
letrado.
Ezequiel Cassagne 713
(126) CSJN, Fallos 316:2477. Por su parte, en el año 2006 la sala IV de la Cámara
Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal ha sostenido, in re “Palacios”, que
“ante la configuración del silencio administrativo frente a la reclamación efectuada
por un particular no resulta aplicable –a efectos de la admisibilidad de la demanda–
el plazo de caducidad establecido en el artículo 25 de la ley 19.549. (CNCAF, sala IV,
in re “Palacios, Héctor Julio c/ EN”, de fecha 5-10-06).
(127) Muchos autores que han estudiado la reforma introducida por la ley
25.344 sostienen que la aplicación de un plazo de caducidad al silencio frente a un
reclamo administrativo previo es inconstitucional. Entre otros, CASSAGNE, JUAN
CARLOS, Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, p. 478, La Ley, Prov.
de Buenos Aires, 2009; MAIRAL, HÉCTOR A. en La reforma de la ley 25.344 y las
garantías del Administrado, reportaje publicado en La Ley, Supl. Actualidad del 15 y
20/11/2001; BIANCHI, ALBERTO, en La reforma…, La Ley, Report. cit.; HALPERÍN,
DAVID - CANOSA, ARMANDO – MARTORELLO, BEATRIZ, Emergencia Económica,
p. 91, Errepar, Buenos Aires, 2001; BUJÁN, NÉSTOR, Reflexiones sobre los requisitos
procesales de admisibilidad de la pretensión administrativa y la habilitación de la
instancia judicial a la luz de las reformas de la ley 25.344”, p. 81, Revista de Derecho
Público, n° 2003-2. Otros autores, en cambio, si bien reprueban esta solución, no
consideran que ella sea inconstitucional. Ver MONTI, LAURA, La reforma…, La
Ley, Report. cit., quien entiende que el legislador puede establecer un efecto para
el silencio como se ha instituido en el nuevo art. 31 de la LNPA; Siseles y Vincenti
defienden la aplicación del plazo de caducidad, en la medida en que entienden que
el administrado tiene la facultad –no obligación– de presentar el pronto despacho
y acudir luego, en su caso, a la vía judicial. Cfr. SISELES, OSVALDO – VINCENTI,
ROGELIO, La Ley de emergencia 25.344 y el proceso contencioso administrativo, La
Ley, del 30/10/2001.
Ezequiel Cassagne 721
(134) Ver Fallos: 323:2409; 325:645, 1922; 327:1899, 5147, 5723; 328:1416, 1491;
entre muchos otros.
(135) GARCÍA DE ENTERRÍA, EDUARDO, El principio de la interpretación más
favorable al derecho del administrado al enjuiciamiento jurisdiccional de los actos
administrativos, p. 274, Rev. de Adm. Púb. (España), n° 42.
724 El principio de razonabilidad...
Y volviendo una vez más a las enseñanzas del maestro Linares Quin-
tana, para quien lo razonable es lo que dice el sentido común, o sea,
conforme a la razón, a la justicia, la moderación, proporcionalidad y
prudencia, debemos expresar nuestra posición, y seguir a aquellos
juristas que en nuestro medio, y en otros sistemas jurídicos, sostie-
nen que el sistema de agotamiento de la vía administrativa es un
procedimiento manifiestamente irrazonable, que debe ser superado.
Capítulo XVIII
El Procedimiento Administrativo
en las relaciones económicas
Hernán Celorrio
A. Legalidad sustancial
Un procedimiento no es más que una secuencia coordinada de
actos individualizables orientados a la emisión de un acto final, que
se constituye en el elemento definitorio en cuya función se valoran
aquéllos. Esta caracterización alcanza tanto a todos los procedimiento
desarrollables en sede administrativa como aquellos correspondientes
al área legislativa, como también la órbita judicial. Por un prurito adju-
dicable a la preocupación doctrinaria por remarcar la preponderancia
de la revisión judicial, se arbitró la diferencia entre “procedimientos
administrativos” y “proceso administrativo” (tradicional contencioso
administrativo), que movió a equívocos al legislador en la redacción
del art. 2º de la ley 19.549. Pero, más allá de este fárrago terminológico
bastante inconducente, pues la conformación de procedimiento está
dada por su naturaleza y no por la sede de su operatividad, cierto es que
precisamente en sede administrativa, se plantean muy diversos tipos
procedimentales coherentes con el acto final que motiva su configu-
ración, y más aún, sus notas presentan una amplia disparidad por la
razón apuntada, en discordancia con los procedimientos legislativos
y los judiciales, que pueden calificar en parámetros unitarios por la
similitud del acto final a emitir.
En esas condiciones, debe postergarse toda pretensión de
unificación administrativa, y proveer específicamente a pautas
732 El Procedimiento Administrativo...
B. La eficiencia
Conjuntamente con la recepción constitucional de los Derechos
Económicos sociales y culturales (DESC) incorporados como Dere-
chos fundamentales, el surgimiento del parámetro de eficiencia en
la actuación administrativa, también con ribetes constitucionales,
se constituye en elemento definitorio del análisis de los nuevos
734 El Procedimiento Administrativo...
A. Procedimientos contractuales
D. Procedimientos impugnatorios
A. La subsunción impugnatoria
C. Temporaneidad y eficacia
Un elemento definitorio en una aproximación económica a los
procedimientos lo constituye la celeridad en la emisión del acto
final. Ya en el inc. b) del art. 1° de la ley 19.549 lo incluye como re-
quisito de las normas de procedimiento y el artículo 28 del mismo
texto legal estipula vías correctivas para demoras injustificadas. Sin
duda no cabe la referencia a eficacia administrativa si no se precisan
disposiciones normativas que aseguren una sincronía adecuada
en la secuencia procedimental. Pero esa necesidad de celeridad
procedimental, condición esencial aunque no suficiente de eficacia
operativa, debe configurarse en razonable consonancia con los otros
elementos relevantes de la aludida secuencia de los procedimientos,
es decir sin desmedro de la calidad procedimental descripta, y en
especial, sin implicancias ni riesgos de vulnerabilidad de derechos
exigibles. Por ello, nuevamente la necesaria referencia a cada tipo
de procedimientos para a su conjuro, determinar pautas precisas de
celeridad, que en modo alguno pueden limitarse al principio genéri-
co del art. 1° de la ley 19.549, pues en cada operativa administrativa
se plantearan recaudos a cumplimentar que exigirán pautas tem-
porales diversas. Nada sería más absurdo que pretender uniformar
condiciones y términos de plazos propios de procedimientos con-
tractuales ordinarios con aspectos temporales de procedimientos
de emisión de actos reglamentarios y menos aún de tramitaciones
748 El Procedimiento Administrativo...
D. Publicidad adecuada
Aspecto de muy especial consideración lo constituye la adecua-
da publicidad en la tramitación de los procedimientos, pues si bien
poco contribuye a la celeridad de la decisión, es a la vez pilar básico
en la configuración de un sistema hábil de garantía de derechos e
intereses involucrados. Esta ecuación, suficientemente enunciada,
desde ya esboza la notoria preferencia por la nota garantista porque
poco ayudaría una celeridad que operara en desmedro de la cali-
dad procedimental, que como enfatizáramos en el párrafo anterior
requiere inexcusablemente de certera seguridad jurídica. Ello no
excluye reconocer la clara correlación entre celeridad y eficiencia,
y por ende obliga a evaluar la configuración de una adecuada pu-
blicidad garantista que obste en grado mínimo a la proyección de
eficiencia. Estos aspectos están razonablemente arbitrados en proce-
dimientos de contrataciones y en ciertas aéreas de Fomento, siendo
en general inoperante en el campo impugnatorio. Pero, el problema
se plantea con crudeza en la elaboración ordinaria de regulaciones
y/o reglamentos administrativos; pues en estas áreas de gran tras-
cendencia, la solución tradicional se ha orientado, por razones que
exceden el mero aspecto eficientista a una publicidad muy limitada,
de caracteres excepcionales, y más aún, como ya se precisara, el texto
ordenado por decreto 1883/91 de la reglamentación de la ley 19.549
ha sustituido toda referencia normativa a los procedimientos para la
emisión de actos de alcance general, limitándose a una simple pres-
cripción sobre su vigencia. Entendemos que un esquema normativo
de procedimientos para reglamentos con publicidad acotada, sería
de real utilidad y tendría efectos económicos positivos, por cuanto
habilitaría no sólo una mejor información previa a la emisión del
acto para la Administración, sino que adicionalmente aseguraría a
Hernán Celorrio 749
V. Conclusiones
Toda la actividad administrativa genera consecuencias econó-
micas y a ello no son ajenos los procedimientos administrativos
pero su incidencia económica dado su aptitud de configuraciones
preliminares debe evaluarse en función de su habilidad para faci-
litar la emisión del acto final; y dicha capacidad se materializa en
condiciones de eficiencia, elemento que junto con el debido encua-
dre de legalidad, configura la calidad procedimental. Tal calidad se
encuentra absolutamente concatenada a la aptitud del acto final, y
por ello dada la muy diversa índole de las funciones operativas de
la Administración, obliga a preferenciar procedimientos especiales,
en contraposición con los procedimientos unitarios genéricos, y
en el marco de los procedimientos específicos, los impugnatorios
ocupan un área menor en el conjunto global de procedimientos
administrativos.
Las incidencias económicas de los procedimientos administra-
tivos son vastas, en cuanto de su aptitud y equilibrio depende en
grado sumo la emisión del acto administrativo final, sea este regla-
mentario, contractual, o de cualquier otra índole en el espectro de
cometidos estatales cuya consecución compete a la Administración,
y muy intencionadamente puntualice la condición de equilibrio,
pues a su conjuro deben concatenarse criterio objetivos eficientistas
y criterios subjetivos garantistas, y en este último aspecto, también
las perspectivas subjetivas contradictorias que han de componerse
en el vector del acto final.
En síntesis, un procedimiento hábil constituye base ineludible
para la emisión de un acto final acertado, y dadas sus notorias con-
secuencias económicas, no cabe duda de que la adecuada estruc-
turación del régimen procedimental es pauta necesaria aunque no
suficiente de una proyección económica positiva, todo ello enmar-
cado en condiciones procedimentales específicas, excluyentes de
tratamientos unitarios que desconozcan la obvia prevalencia del
acto final, como pauta decisiva en la secuencia de actos coordinados,
que la naturaleza de los procedimientos implica.
Capítulo XIX
I. Consideración liminar
Nos toca hoy, en ocasión de conmemorarse los cuarenta años de
la sanción de la ley de procedimientos administrativos (2), volver
sobre una temática siempre presente en toda relación jurídica vin-
culante con el Estado, cual es la de ahondar en esta delicada, acaso
inexorable, tensión entre la autoridad –de un lado– y la libertad –de
otro–, en el afán de armonizar las necesarias prerrogativas de poder
público y los derechos individuales o, de otro modo, entre los inte-
reses públicos y privados comprometidos en toda relación jurídica,
no necesariamente controversial, de los particulares con el poder
estatal (lato sensu).
Es que, tal como pusiéramos de resalto al tiempo de concebir
y co-redactar, el anteproyecto que diera lugar a la sanción de la
Ley de Procedimientos Administrativos para la Ciudad de Buenos
Aires (3), cuanto lo propio con respecto del Código Contencioso
Administrativo y Tributario para el mismo ámbito jurisdiccional (4),
trátase de la búsqueda del mentado equilibrio, en un mismo plexo
legal –enderezado primordialmente a regular el trámite de formación
de la voluntad estatal, junto a las manifestaciones ulteriores de los
órganos intervinientes, incluidos el órgano legislativo y judicial, en
ejercicio de toda actividad materialmente administrativa– en torno
de la legalidad y la verdad jurídica material, sin desmedro de los
principios cardinales y garantías que deben asistir al particular en
su duro fatigar con la administración.
En efecto, trátase de un cuerpo sistemático de normas destina-
das a regir el cauce formal de una de las funciones del Estado que
se materializa, al decir de la mejor doctrina, en una serie de actos y
recaudos de los órganos estatales conducentes, como fin primario,
(2) Nos referimos a la ley 19.549, Boletín Oficial 27-04-1972, modificada por Ley
Nº 25.344, Boletín Oficial 21-11-2000; y su reglamentación mediante decreto 1.759/72,
Boletín Oficial 27-04-1972, t.o. por decreto 1.883/91, Boletín Oficial 24-09-1991.
(3) Exposición de Motivos que informa al anteproyecto elaborado, junto a los
Dres. Juan O. Gauna y Marcer, antecedente del decreto 1510/97 (conf. Resol. nº 41,
Legislatura Ciudad de Buenos Aires).
(4) Ley 189, sancionada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en
fecha 13 de mayo de 1999.
Jorge A. S. Barbagelata 753
(22) SCHMITT, CARL, Teoría de la Constitución, ps. 165, 167, 169, Alianza
Universal, 1996.
Jorge A. S. Barbagelata 761
(26) HOLMES, STEPHEN Y SUNSTEIN CASS R., The cost of Rights. Why liberty
depends on taxes. (traduc. Edit. Siglo veintiuno), p. 122 y sigtes.
Jorge A. S. Barbagelata 765
(28) Vid., por ejemplo, ROSS ALF, Sobre el derecho y la justicia, Eudeba, 1997.
(29) BENN, S. I.; PETERS R.S., Los principios sociales y el estado democrático,
ps. 143, 145 y 148, Eudeba, 1984.
Jorge A. S. Barbagelata 767
(34) CASSESE, SABINO, Las bases del Derecho Administrativo, ps. 252/3, Madrid,
Instituto Nacional de Administración Pública, 1994, citado por COMADIRA, JULIO
R., Ley comentada..., op. cit., p. 64, 2002.
Jorge A. S. Barbagelata 771
(54) No hay razón, señala COMADIRA (ibídem) para dejar de plantear el debido
procedimiento previo como requisito esencial de validez para el dictado de los actos
pertinentes.
(55) CNCAF, sala IV, “Uromar SA”, 30-12-1999, Jurisprudencia Argentina 2000-
IV-668; CCAyT CBA, Sala II, Villalba del 20-05-2004, considerando 10.
(56) La CNCAF sala III, in re “Carbone” entendió que es nula por violación de
las formas esenciales (art. 14, inciso b), LNPA) la resolución administrativa dictada
sin habérsele permitido al particular obtener vista de las actuaciones para mejorar
los fundamentos de su recurso.
(57) Conf. CCAyT CBA, sala II, “Piesco, Raúl Antonio c/GCBA s/amparo”, del
23-10-2003.
Jorge A. S. Barbagelata 785
(58) CNCAF, sala I, “Frávega S.A. s/ Rec. de apelación”, sentencia del 12-09-1995.
(59) CNCAF sala II, “American Airlines Inc. c/Secretaría de Comercio”, del 04-
05-2000, ED, 29-09-2000.
(60) USLENGHI, ALEJANDRO J., Audiencias Públicas, p. 303, en Procedimiento
Administrativo, Jornadas de Derecho Administrativo organizadas por la Universidad
Austral 1997, Buenos Aires, Editorial Ciencias de la administración, 1998.
(61) COMADIRA, J.R., El principio de participación ciudadana…, p. 5.
786 El interés público y el interés privado...
(62) CNEspecial Civil y Com., en pleno, “González Vilar c/MCBA”, del 20-08-
1987, El Derecho 125-447. En igual sentido CNCont. Adm. Fed., sala IV, “Negocios y
Participaciones S.A. c/DGI”, del 16-03-1998, ED 179-777 y CNCont. Adm. Fed. Sala III,
“Colombo Murúa, M. c/Gobierno Nacional”, Jurisprudencia Argentina 1989-1-398.
(63) Al referirse a las relaciones entre el derecho administrativo y el derecho
privado, Benoit (cf. El derecho administrativo francés, p. 91, 1ª ed., Madrid, 1977) señala
que el derecho administrativo no es un derecho de excepción respecto del derecho
civil; son dos ramas del derecho diferentes, autónomas una respecto de otra, y entre
las cuales no existe ni filiación, ni subordinación, sino independencia.
Jorge A. S. Barbagelata 787
I. Introducción
El objetivo del presente estudio es analizar la pertinencia y la
extensión de la idea de presunción de legitimidad de los actos admi-
nistrativos, dentro de un contexto de actuación procesalizada de la
Administración Pública. Este objetivo será desarrollado a partir del
análisis del contenido jurídico de los actos administrativos, así como
del deber de procesalización de las decisiones públicas impuesto por
el ordenamiento jurídico.
Es uno de los conceptos más tradicionales del derecho adminis-
trativo que los actos emanados de la Administración Pública están
dotados de una característica especial, teóricamente inexistente en
los demás actos jurídicos: la presunción de su legitimidad. En razón
de ello, los actos administrativos son considerados, presumible-
mente, legítimos, debiendo su ilegitimidad ser alegada y probada
por los destinatarios del acto para que puedan ser retirados del
ordenamiento jurídico.
Pues bien; en este estudio tendremos como objetivo, de forma
breve, verificar la pertinencia –por estos días– de continuar afir-
mando que los actos administrativos deban ser analizados bajo la
presunción de legitimidad. El foco de nuestro análisis estará fundado
en el deber de observancia, por la Administración Pública, de un
procedimiento previo a la edición de sus decisiones. O sea, tendre-
mos como foco, reflejar cuáles son las consecuencias del deber de
procesalización de la Administración Pública sobre la característica
de presunción de legitimidad de los actos administrativos.
Para ello, presentaremos los contornos que nos parecen adecua-
dos de los actos administrativos en los días actuales, los contornos y
las funciones de los procesos administrativos y, finalmente, la rela-
ción entre ambos en lo que se refiere a la presunción de legitimidad
de los actos administrativos.
(1) SILVA, VASCO MANOEL PASCOAL DIAS PEREIRA DA, Em Busca do Ato
Administrativo Perdido, ps. 44-48, Almedina, Coimbra, 2003.
(2) Conforme enseña MARCEL WALINE, los actos administrativos son
actos jurídicos unilaterales, cuya constitución no demanda la conformidad de su
Vitor Rhein Schirato 793
(27) En este sentido, véase el criterio magistral de Vasco Manuel Pascoa Dias
Pereira da Silva, según el cual los actos –aun emitidos de forma unilateral– ven
cuestionada su unilateralidad por venir construidos de manera concertada, incluso
siendo provenientes, muchas veces, de la iniciativa de los particulares mismos. Cf.
Em Busca do Ato Administrativo Perdido, p. 466 y sigtes.
(28) En el derecho brasileño, además del principio de la oficialidad, previsto
en el inciso XII del artículo 2º de la Ley Federal de Procesos Administrativos,
existe la expresa imposibilidad de la obligación de la Administración Pública de
decidir el proceso administrativo. Es lo que se desprende del artículo 11, que prevé
la irrenunciabilidad de la competencia y de los artículos 48 y 49, que prevén la
obligatoriedad de decisión.
Vitor Rhein Schirato 803
V. Conclusión
Con el presente estudio, buscamos lanzar la discusión sobre la
pertinencia de la presunción de legitimidad de los actos administra-
tivos. Elemento creado en los comienzos del Derecho Administrativo
y preservado desde entonces, esa presunción no nos parece, en su
totalidad, propia del estadio actual de dicha rama del Derecho, sobre
todo en vista del desarrollo constitucional y de la valorización de los
derechos individuales frente al Estado.
Según nos parece, en los días actuales, el aumento de la impor-
tancia y de la eficacia de los derechos individuales, la ampliación de
810 Presunción de legitimidad de los actos administrativos...
Bibliografía
El silencio administrativo
Héctor M. Huici (*)
I. Introducción
Cassagne al cumplirse los 30 años de la Ley Nacional de Proce-
dimientos Administrativos (LPA) calificó a este artículo como una
de sus normas de mayor trascendencia, ya que tiende a evitar las
situaciones de real indefensión en las que se pueden encontrar los
particulares ante el silencio o ambigüedad de la administración
pública (1).
(9) VON MISES, LUDWIG, La Acción Humana, Sopec, Madrid, 1968, p. 40.
(10) BU ER ES, A LBERTO J. HIGHTON, LN Y Código Civil y Normas
Complementarias, Análisis Doctrinario Jurisprudencial, t. IIB, p. 475, Hammurabi,
Buenos Aires, 1998.
(11) CIFUENTES, SANTOS, Código Civil comentario anotado, t. I, p.642 La Ley,
Buenos Aires, 2003..
Héctor M. Huici 819
(17) Artículo 6º: La dirección y demás oficinas superiores cuidarán bajo su más
estrecha responsabilidad el pronto despacho de estos asuntos; en el concepto de que
dentro de cuatro meses, contados desde la fecha en que se entregó la exposición en
la administración de provincia, ha de estar resuelta y comunicada la resolución al
administrador.
Artículo 7º: Al expirar el término expresado en el artículo anterior, ocurrirán
los interesados a las administraciones respectivas, por las que se le harán saber las
resoluciones que recaigan, facilitándoles certificación expresiva de las mismas, o de
no haberles sido comunicadas por la superioridad dentro del término indicado en
cuyo caso se entenderá negada la solicitud.
822 El silencio administrativo
(19) Su redacción tras ser reformado por la ley 164 del 2 de diciembre de 1963
quedó del siguiente modo:
1. Cuando se formulara alguna petición ante la administración y ésta no
notificase su decisión en el plazo de tres meses, el interesado podrá denunciar la
mora y, transcurridos tres meses desde la denuncia, podrá considerar desestimada
su petición, al efecto de deducir frente a esta denegación presunta el correspondiente
recurso administrativo jurisdiccional, según proceda o esperar la resolución expresa
de su petición.
2. Igual facultad de opción asistirá, sin necesidad de denunciar la mora, al
interesado que hubiere interpuesto cualquier recurso administrativo, entendiéndose
entonces producida su desestimación presunta por el mero transcurso del plazo
fijado para resolverlo.
3. En uno y otro caso la denegación presunta no excluirá el deber de la
administración de dictar una resolución expresa. Contra el incumplimiento de este
deber podrá deducirse reclamación en queja, que servirá también de recordatorio
previo de responsabilidad personal, si hubiere lugar a ella, de la autoridad o
funcionario negligente.
Esta norma fue sustancialmente modificada en 1992, pero no me detengo en
ella, pues ya entonces nuestra LPA contaba con 20 años de vigencia y está claro
que no puede ser considerado un antecedente, a diferencia de lo que sucede con su
similar de 1958, que por lo demás está expresamente mencionada como fuente en
el mensaje de elevación de la LPA. Sin perjuicio de ello, haré alguna referencia a sus
disposiciones al analizar algunas cuestiones puntuales de nuestra LPA.
824 El silencio administrativo
Tratado de Derecho Administrativo, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1981, t II, p.320.,
LINARES, JUAN F., op. cit., p. 771 y GRECCO, CARLOS M. , op. cit, p. 778.
(30) Resulta criticable que por vía reglamentaria se haya alterado la solución
general del art. 10 de la LPA que requiere el pronto despacho para que se pueda
configurar el silencio de la administración. En el antecedente de la ley española
de 1958, según la reforma de 1963, dicha excepción provenía de la ley. Observa
acertadamente, sin embargo, Muñoz que un planteo de inconstitucionalidad
resultará en la práctica de difícil aplicación. En última instancia, el decreto
reglamentario implica una autolimitación del poder ejecutivo que va más allá de los
límites que la ley impone a su actuación. Es, además, una limitación que favorece a
los administrados, facilitando su acceso al control judicial. Su planteo por parte de los
representantes del Estado en el fondo implicaría ir contra sus propios actos. Observa
además que en la práctica administrativa argentina revela que, por lo general, los
particulares prefieren esperar una solución expresa de los órganos superiores de
la administración, que, frecuentemente, se produce con bastante posterioridad al
vencimiento del plazo para resolver los recursos jerárquicos. El costo y la lentitud
de los procesos judiciales son algunas de las causas que determinan esta actitud.
Frente a ello, la denuncia de mora puede ayudar a que la resolución expresa se dicte
en un término más razonable. MUÑOZ, GUILLERMO, op. cit., p. 51.
(31) CNFed. Contencisoadministrativo, sala II, 2006/05/30, “Seidel, Germán y
otros c. Ministerio de Economía”. LA LEY, 2006-E, 284.
828 El silencio administrativo
la sentencia, el actor reiteró su pedido en 1999, y recién ahí la ANSeS dictó un acto
administrativo rechazando su solicitud, iniciando luego el jubilado el respectivo
reclamo judicial. La Corte rechazó la defensa de la ANSeS respecto de que la acción
se encontraría prescripta porque el jubilado debió haber considerado el “silencio
de la Administración” y haber recurrido a la vía judicial en 1993. Se fundó el alto
tribunal, como se dijo, en que el instituto del “silencio de la Administración” sólo
puede ser alegado por los administrados en su favor, y no por la Administración,
y en que, a la postre, el ente previsional había efectivamente dictado un acto
administrativo resolviendo –desfavorablemente– el pedido en 1999. Ver en
SABELLI, HÉCTOR E., Actualidad en jurisprudencia de la Corte Suprema de la
Nación, JA 2008 –II-851.
(46) Fallos 296:726.
Héctor M. Huici 833
(60) HUTCHINSON, TOMÁS, op. cit., p. 218 y GRECCO, CARLOS, op cit., p.788.
(61) “La obligación de dictar resolución expresa a que se refiere el apartado
primero del artículo 42 se sujetará al siguiente régimen:
a. En los casos de estimación por silencio administrativo, la resolución expresa
posterior a la producción del acto sólo podrá dictarse de ser confirmatoria del mismo.
b. En los casos de desestimación por silencio administrativo, la resolución expresa
posterior al vencimiento del plazo se adoptará por la Administración sin vinculación
alguna al sentido del silencio”.
(62) Por ejemplo, en los casos previstos en los arts. 62, 102, 103 y 106.
838 El silencio administrativo
X. Reflexiones finales
El silencio no es una panacea para la inactividad de la adminis-
tración. No deja de reflejar el incumplimiento del deber de resolver
las peticiones de los particulares, hoy de rango constitucional en
virtud de la incorporación de este derecho a tratados internacionales
que gozan de dicha jerarquía.
De todas formas no puede dejar de reconocerse el mérito tuitivo
de los derechos de los particulares que el instituto brinda ante el
dogma revisor del control judicial de la actividad de la adminis-
tración.
Como advierte Mairal, es dable suponer que en principio siem-
pre le va a interesar al particular provocar la negativa por silencio,
cuando se halle frente a una facultad administrativa reglada, pero
que lo contrario sucederá si se trata de promover el ejercicio de una
facultad discrecional de la administración, habida cuenta de que
en este caso el silencio no constituirá un remedio ante la inacción
estatal, porque el juez difícilmente podrá satisfacer la pretensión
del administrado (67). En este último supuesto es indudable que el
amparo por mora se presenta como una alternativa más idónea para
que el particular logre un pronunciamiento de la administración y
de ser este negativo a sus pretensiones pueda acceder con mejores
probabilidades de éxito a la instancia de revisión judicial.
trativo era muy frecuente en los orígenes de éste, pero ha ido de-
creciendo paulatinamente a medida que adquirió más autonomía.
Entendemos, que no habiéndose producido aún la esperada co-
dificación del Derecho Administrativo, y ante el caso no previsto,
se deba recurrir a la legislación civil atento su carácter de derecho
común general.
Para seguir un orden lógico en este artículo, se considerará en
primer término el concepto de contrato, para luego determinar si
metodológicamente el Código Civil regula con exclusividad el con-
junto de dicha materia para concluir analizando que normas de tal
legislación entendemos aplicables, por expreso mandato legal, a los
acuerdos administrativos.
Debe tenerse en cuenta, que si bien es universalmente com-
prendido el concepto de contrato, lo cierto es que al pretender dar
su definición, surgen grandes diferencias. Es tema de discusión, su
ámbito de aplicación, su alcance y los sujetos que pueden participar
en el acuerdo.
Definimos el contrato como todo acuerdo de contenido patrimo-
nial, superando esta noción el ámbito limitado del Derecho Privado
y extendiéndose a todo el ordenamiento jurídico.
Al expresar que es un acuerdo, sostenemos la necesaria exis-
tencia de por lo menos dos partes, pudiendo ser, ambas Estados, o
particulares -en este caso tanto personas físicas como jurídicas- o
una un ente público y la otra un administrado.
Al expresar en la definición que tiene contenido patrimonial,
limitamos su alcance precisamente a este tipo de derechos o sea a
los personales o creditorios, los reales y los intelectuales y por ende
quedan excluidos los no patrimoniales.
Sostenemos, coincidiendo con la mayor parte de la doctrina, que
la noción de contrato es única para todo el derecho, mas no dejamos
de aclarar que dicho concepto se ha particularizado, originando una
diferencia de régimen entre el ámbito contractual público y el priva-
do. Así, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha expresado en la
causa “Yacimientos Petrolíferos Fiscales c/ Provincia de Corrientes y
Banco de Corrientes s/ cobro de australes” (sentencia del 3 de marzo
de 1992) que “si bien la noción de contrato es única, común al Dere-
cho Público y al Derecho Privado, pues en ambos casos configura un
Esteban Centanaro 843
(6) DUGUIT, LEON, Traité de droit constitucionnel, París, 1930, ps. 434-5.
848 Noción contractual en el Derecho Público y Privado
También, el art. 1443 del Código Civil veda toda cesión a los mi-
nistros del Estado, gobernadores de provincia, empleados municipa-
les, de créditos contra la Nación, o contra cualquier establecimiento
público, corporación civil o religiosa; también prohíbe toda cesión
de créditos contra la provincia en que los gobernadores actuasen y
contra los empleados de ella.
Otro aspecto claro de la aplicación de una norma del Código Civil
al Derecho Administrativo, se puede observar en la circunstancia en
que pueden ser locadas las cosas que están fuera del comercio, salvo
que lo estuvieran por ser nocivas al bien público, o contrarias a la
moral y las buenas costumbres, tal como lo autoriza expresamente
el art. 1501 (7) del Código Civil.
Ahondar en esta posibilidad resulta de singular trascendencia,
puesto que, en este aspecto pueden ser objeto de la locación cosas que
fueron excluidas al tratarse de los contratos en general, el objeto de
la locación resulta ser más amplio que el de los contratos en general;
dada la limitación que contempla el art. 953 ya citado, coherente con
la prohibición del art. 844 (8) del mismo cuerpo legal.
Para determinar si una cosa se encuentra dentro o fuera del
comercio debemos remitirnos a las disposiciones previstas por los
arts. 2336, 2337 y 2338, de las que se desprende que: “Están en el
comercio todas las cosas cuya enajenación no fuere expresamente
prohibida o dependiente de una autorización pública”; “Las cosas
están fuera del comercio, o por su inenajenabilidad absoluta o por
su inenajenabilidad relativa. Son absolutamente inenajenables:
1 - Las cosas cuya venta o enajenación fuere expresamente prohibida
por la ley. 2 - Las cosas cuya enajenación se hubiere prohibido por
actos entre vivos o disposiciones de última voluntad, en cuanto este
Código permita tales prohibiciones” y por último que “Son relati-
vamente inenajenables las que necesiten una autorización previa
para su enajenación”.
(7) Art. 1501 del Código Civil: “Las cosas que estén fuera del comercio, y que no
pueden ser enajenadas, o que no pueden enajenarse sin previa licencia o autorización,
pueden ser dadas en arrendamiento, salvo que estuvieran fuera del comercio por
nocivas al bien público, u ofensivas a la moral y buenas costumbres”.
(8) Art. 844 del Código Civil: “Las cosas que están fuera del comercio, y los
derechos que no son susceptibles de ser materia de una convención, no pueden ser
objeto de las transacciones”.
850 Noción contractual en el Derecho Público y Privado
Con relación a las donaciones, el art. 1810 del Código Civil, esta-
blece que respecto al Estado podrán acreditarse con la constancia
de las actuaciones administrativas.
(10) Artículo 2261 del Código Civil: “Es prohibido prestar cualquier cosa para
un uso contrario a las leyes o buenas costumbres, o prestar cosas que estén fuera del
comercio por nocivas al bien público”.
(11) Artículo 953 del Código Civil:” El objeto de los actos jurídicos deben ser cosas
que estén en el comercio, o que por un motivo especial no se hubiese prohibido que sean
objeto de algún acto jurídico, o hechos que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a
las buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se opongan a la libertad de
las acciones o de conciencia, o que perjudiquen los derechos de un tercero. Los actos
jurídicos que no sean conformes a esta disposición, son nulos como si no tuviesen objeto”.
Esteban Centanaro 853
I. Introducción
El propósito de este trabajo es abordar las relaciones entre los
principios que se derivan de instrumentos internacionales de
protección de los derechos humanos -varios de ellos con jerarquía
constitucional-, y las normas que disciplinan el procedimiento ad-
ministrativo en nuestro país, en particular la ley 19.549 y su decreto
reglamentario. Varios de esos instrumentos internacionales, en
(*) Abogado (UBA); Master of Laws (LL.M.; Harvard Law School); Especialista
en Derecho Administrativo y Administración Pública (Facultad de Derecho – UBA);
Profesor Adjunto regular de Derecho Constitucional (Facultad de Derecho – UBA).
Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Fe-
deral – Sala V.
858 Los principios supranacionales de derechos humanos ...
(3) Lo transcripto pertenece al caso “Parry, Adolfo E.” de 1942, que versaba
sobre el aplicación de una sanción por una falta de tránsito, que preveía una
sanción de multa o de dos días de arresto. Si bien la jurisprudencia posterior del
Alto Tribunal estableció recaudos más exigentes para el funcionamiento de órganos
administrativos con competencias jurisdiccionales (in re “Fernández Arias”, Fallos
Guillermo F. Treacy 861
(9) Estos son: la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo
Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la
Convención Internacional sobre la Eliminación todas las Formas de Discriminación
Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes y la Convención sobre los Derechos del Niño. Con
Guillermo F. Treacy 865
(18) CS, “Astorga Bracht, Sergio y otro c/ COMFER - dto. 310/98 s/ amparo ley
16.986”, Fallos 327:4185, considerandos 6° y 7°; lo destacado no es del original.
872 Los principios supranacionales de derechos humanos ...
(19) Corte IDH, Caso “Barbani Duarte y otros vs. Uruguay”, sentencia de 13 de
octubre de 2011, párrafo 140. En el caso se analizaba la responsabilidad del Estado
uruguayo por no brindar a un grupo de ahorristas del Banco de Montevideo una
audiencia imparcial para sus reclamos, sobre la base de lo dispuesto en la ley 17.613
de Reforma del Sistema Financiero de ese país.
(20) En nuestro país, por ejemplo, la Corte Suprema ha señalado la necesidad
de un control judicial suficiente de las decisiones del órgano dotado de atribuciones
jurisdiccionales (Fallos 247:646). Más recientemente, ha dicho que “el otorgamiento
de facultades jurisdiccionales a órganos de la administración desconoce lo dispuesto
en los arts. 18, que garantiza la defensa en juicio de la persona y sus derechos, y 109
de la Constitución Nacional que […] prohíbe en todos los casos al Poder Ejecutivo
ejercer funciones judiciales. Tales principios constitucionales quedan a salvo
siempre y cuando los organismos de la administración dotados de jurisdicción para
resolver conflictos entre particulares hayan sido creados por ley, su independencia e
imparcialidad estén aseguradas, el objetivo económico y político tenido en cuenta por
el legislador para crearlos (y restringir así la jurisdicción que la Constitución Nacional
atribuye a la justicia ordinaria) haya sido razonable y, además, sus decisiones estén
sujetas a control judicial amplio y suficiente” (Fallos 328:651).
874 Los principios supranacionales de derechos humanos ...
(25) V. párrafo 139. Si bien no critica la decisión estatal de establecer este tipo
de órganos administrativos, ello es así en tanto se respete la garantía del debido
proceso, que en el caso se vio conculcada no tanto por las características del órgano
como por su forma de funcionar para resolver los reclamos.
(26) La Ley de Ética de la Función Pública N° 25.188 contiene, entre otros
deberes, el de “[f]undar sus actos y mostrar la mayor transparencia en las decisiones
adoptadas sin restringir información […]”, “[a]bstenerse de utilizar información
adquirida en el cumplimiento de sus funciones para realizar actividades no
relacionadas con sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses
privados”; “[o]bservar en los procedimientos de contrataciones públicas que
intervengan los principios de publicidad, igualdad, concurrencia y razonabilidad”.
Asimismo, la ley consagra como pautas éticas: la honestidad, la probidad, la
Guillermo F. Treacy 877
(31) Corte IDH, Caso “López Mendoza vs. Venezuela”, cit., párrafo 121.
880 Los principios supranacionales de derechos humanos ...
(32) Corte IDH, Caso “Genie Lacayo vs. Nicaragua”, sentencia de 29 de enero
de 1997, párrafo 77; Caso “Acosta Calderón vs. Ecuador”, sentencia de 24 de junio de
2005, párrafo 105; Caso “López Alvarez vs. Honduras”, sentencia de 1° de febrero de
2006, párrafo 132 y sus respectivas citas.
(33) Corte Europea de Derechos Humanos, Caso “Zimmerman y Steiner v.
Suiza”, asunto N° 8737/79, sentencia de 13 de julio de 1983, párrafo 24. En un caso
posterior, el mencionado tribunal extrajo la conclusión de que “incumbe a los Estados
parte organizar sus sistemas judiciales de manera tal que puedan asegurar a todos
una decisión definitiva en controversias acerca de sus derechos y obligaciones civiles
dentro de un plazo razonable” (caso “AAU v. Francia”, sentencia de 19 de junio de
2001, párrafo 21; con cita del precedente “Frydlender vs. Francia”, sentencia del 27
de junio de 2000, párrafo 45).
(34) Corte IDH, caso “Genie Lacayo”, cit., párrafo 81 y sus citas).
(35) CS, “Losicer, Jorge Alberto y otros c/ BCRA - Resol. 169/05 (expte. 105666/86
- SUM FIN 708), L.216.XLV, sentencia del 26/06/2012. Se trataba de un sumario
sustanciado por el Banco Central contra los integrantes de una entidad financiera,
que culminó con la imposición de multas, que fueron recurridas por los actores.
Confirmadas las sanciones por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso
Administrativo Federal (Sala IV), los actores acudieron a la Corte Suprema de Justicia
de la Nación por recurso extraordinario.
Guillermo F. Treacy 881
(42) Corte IDH, Opinión Consultiva OC-11/90 del 10/08/1990, párrafo 28; lo
destacado no es del original.
886 Los principios supranacionales de derechos humanos ...
(54) SPISSO, RODOLFO R., Acciones y recursos en materia tributaria, Lexis Nexis,
Buenos Aires, 2005, p. 67, ss. y sus citas, donde este autor cuestiona este requisito a
la luz del derecho a la tutela judicial efectiva.
894 Los principios supranacionales de derechos humanos ...
Potestades sancionatorias
de la Administración en la Ley Nacional
de Procedimientos Administrativos
Javier Indalecio Barraza (*)
(*) Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires. Director del Master
en Derecho Administrativo de la Universidad Abierta Interamericana. Director
de la Revista “Administración & Derecho”. Profesor Regular Adjunto de Derecho
Administrativo y de Teoría del Estado de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires. Profesor Asociado de Derecho Político de la Universidad del Salvador.
Ganador del Premio Bienal de Derecho Administrativo del Colegio de Abogados de
la Ciudad de Bs. As.
902 Potestades sancionatorias de la Administración ...
G. Un breve repaso
B. Las multas
En cuanto a las multas, no debe olvidarse que éstas tienen natu-
raleza penal, lo cual impone que previo a su aplicación se observe
la garantía constitucional del debido proceso, que comprende tres
aspectos, el derecho a ser oído, a ofrecer y producir prueba y el de-
recho a una decisión fundada.
Javier Indalecio Barraza 907
las incorrecciones. Por otra parte, ¿cuáles son las mayores notas de
punición?
Probablemente, la diferencia se encuentre en la sanción posterior
que se aplique, pues ante una nueva incorrección, el que ha sido
sancionado con un apercibimiento recibe una sanción mayor que
el que ha sido advertido con un llamado de atención.
A. Los plazos
Si un funcionario incumple un plazo legal o reglamentario no
existe sanción alguna. Me refiero a los plazos en el procedimiento
administrativo, ya que en el proceso judicial, las consecuencias
pueden ser gravosas.
Si bien la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos
establece que los plazos son obligatorios para la Administración y
el administrado, si un funcionario no cumple con estos plazos no
existen antecedentes de que se haya aplicado una sanción por este
incumplimiento a un funcionario o agente. Este es un punto que
debemos reformular, ya que el tiempo es uno de los grandes lujos
del siglo XXI. En consecuencia, ¿Cómo podemos dejar sin sanción
a un funcionario que no cumple con los plazos, y que juega con el
tiempo de los demás? Si el administrado no cumple los plazos, la
sanción es la caducidad o la pérdida de la vía judicial. No ocurre lo
mismo con el funcionario público, que diariamente deja vencer los
plazos legales y reglamentarios.
B. El asesoramiento
Actualmente, la Administración Pública está mal asesorada
debido a la falta de preparación técnica de los jerarcas y agentes.
Javier Indalecio Barraza 911
idea? Sanción no voy a tener por perder un juicio, pero voy a tener
problemas si no presento la apelación. Que el Estado pierda plata
no es mi problema, yo tengo que cuidar mi trabajo, y el modo de
cubrirme es presentar la apelación aunque sé que la voy a perder”.
La consecuencia de este pensamiento es la pérdida de dinero por
parte del Estado. Veamos algunos casos jurisprudenciales lesivos del
erario, producto de una mala decisión.
En el caso Solá (6), el Estado Nacional tuvo que pagar una indem-
nización de $ 393.800, por haber removido a un grupo de fiscales sin
haberse comprobado la inconducta de los funcionarios. ¿Quién fue
el abogado que aconsejó al Presidente de la Nación llevar adelante
esta decisión? El pueblo argentino debió abonar esta suma, debido
a una decisión producto de la impericia y la corrupción. ¿Quién fue
sancionado por esta pérdida estatal? Absolutamente nadie.
El caso Gador (7) es otra muestra de decisiones basadas en la im-
pericia, donde el Estado terminó pagando una suma de dinero. No
surge del fallo el monto exacto que se debió abonar, lo que sí es claro
es que el Estado fue vencido y se le impusieron las costas judiciales.
Reitero, estos casos muestran cómo las decisiones de los funciona-
rios impactan en el erario de forma negativa y no hay consecuencia
alguna para esas decisiones.
En el referido caso, la Administración Nacional de Alimentos
Medicamentos y Tecnología Médica, que ejerce la policía de medi-
camentos detectó que Gador S.A. cometió una infracción y le impuso
un apercibimiento, por aplicación de las disposiciones del art. 21
de la ley 16.463. Dicho artículo establece que las resoluciones del
Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública por las que se impo-
nen apercibimientos hagan cosa juzgada y no sean susceptibles de
revisión judicial. Claramente podemos advertir que ese artículo es
lesivo de derechos constitucionales, y afecta la tutela judicial efectiva,
esto lo sabe un alumno de primer año de la carrera de Abogacía.
IV. Conclusiones
El tema de las potestades sancionatorias de la Administración en
el procedimiento administrativo ha tenido un tratamiento insufi-
ciente en la ley 19549. Su regulación busca que el procedimiento no
se vea obstaculizado, y para ello se han previsto multas, remoción de
audiencias o mandar a testar frases injuriosas. Esto es importante,
pero se requieren introducir nuevos aspectos que generen mayor
responsabilidad en los funcionarios y agentes.
En este sentido, si un funcionario genera con su decisión o im-
pericia una pérdida para la Administración, corresponde algún
tipo de sanción. Como lo manifesté en múltiples trabajos, si bien la
Administración no está guiada por el lucro, pues es un ente servicial,
ello no debe conducirnos a pensar que deba generar pérdidas por
todo. Este es un punto que debemos analizar, y sobre esta cuestión,
la comunidad debe saber que el Estado somos todos, no existe una
escisión entre el individuo y el Estado, cuando el Estado abona una
indemnización es el particular el que debe abonar con sus impuestos
esa indemnización.
Por último, debemos reformular el sistema sancionatorio en el
procedimiento administrativo, adecuándolo a los nuevos tiempos,
dándole flexibilidad y dinamismo, y generando funcionarios res-
ponsables y con pericia técnica. Para ello se impone restablecer las
conexiones entre el Derecho Administrativo con otras ciencias, tales
como la filosofía, la ciencia política, la economía, la epistemología de
la ciencia. Si podemos avizorar nuevas y originales formas, habremos
ganado algo para el bien de nuestras instituciones y para nuestros
ciudadanos, destinatarios del correcto funcionamiento de aquellas.
I. Planteo
A primera vista, la ley Nacional de Procedimientos Administrati-
vos (LPA) (2)no ofrece muchas aristas para su análisis constitucional.
Salvo el derecho al debido proceso adjetivo, mencionado expresa-
mente en su artículo 1º (f) y la prohibición de ejercer vías de hecho
que lesionen derechos constitucionales, establecida en el artículo 9º
(a), no parece haber en ella otra norma que tenga relación inmediata
o directa con la Constitución. Su articulado, con excepción del Título
III donde está regulado el régimen del acto administrativo, es propio
de una norma procesal.
Sin embargo, esta es una mirada estrecha y equivocada. Si nos
quedáramos solamente con ella, dejaríamos de advertir que cada
uno de sus contenidos esenciales tiene arraigo en principios y dere-
chos constitucionales. El objeto de este trabajo, entonces, es señalar
algunos de los principios y derechos constitucionales en los que está
fundada la arquitectura básica de la LPA. Comenzaré por enunciarlos
aquí, para luego intentar desarrollarlos en los párrafos que siguen,
aclarando desde ya que no pretendo dar carácter exhaustivo a esta
nómina. Se trata tan sólo de una propuesta que bien puede ser am-
pliada con aportes posteriores.
En primer lugar, debemos admitir que, tratándose de una norma
que regula el procedimiento ante la Administración, su propósito
básico es establecer las reglas bajo las cuales se ejercerá el derecho
de peticionar ante las autoridades, reconocido por el artículo 14 de
la Constitución. ¿En qué consiste esencialmente el procedimiento
administrativo, sino en la articulación formal y ordenada de las
peticiones que llevamos ante la Administración? Este derecho, ade-
más, engendra en ésta la obligación constitucional de resolver las
peticiones que le son formuladas, obligación ésta que es la otra cara
(7) The Words of Justice Brandeis, T. 1, p. 151, Goldman, 1953, citado por
SCHWARTZ, BERNARD, Administrative Law, p. 146, 3º ed., Little Brown & Co., 1991.
922 Una aproximación constitucional...
(8) “[Derecho de] exponer las razones de sus pretensiones y defensas antes de la
emisión de actos que se refieren a sus derechos subjetivos o intereses legítimos, interponer
recursos y hacerse patrocinar y representar profesionalmente. Cuando una norma
expresa permita que la representación en sede administrativa se ejerza por quienes
no sean profesionales del Derecho, el patrocinio letrado será obligatorio en los casos
en que se planteen o debatan cuestiones jurídicas”.
(9) “[Derecho de] ofrecer prueba y que ella se produzca, si fuere pertinente, dentro
del plazo que la administración fije en cada caso, atendiendo a la complejidad del
asunto y a la índole de la que deba producirse, debiendo la administración requerir y
producir los informes y dictámenes necesarios para el esclarecimiento de los hechos y de
la verdad jurídica objetiva; todo con el contralor de los interesados y sus profesionales,
quienes podrán presentar alegatos y descargos una vez concluido el período probatorio”.
(10) “[Derecho a que] el acto decisorio haga expresa consideración de los
principales argumentos y de las cuestiones propuestas, en tanto fueren conducentes
a la solución del caso”.
(11) Fallos 116-23 (1912).
(12) Fallos 116 en p. 26. En igual sentido ver: Juan B. Leivar, Fallos 119-284 (1914);
Núñez c/ Rocca de Ominelli, Fallos 125-10 (1916); Feliciano Silva y Colman, Fallos
127-374 (1918); Soldati y Cía., Fallos 137-352 (1922), etc.
(13) Fallos 177-194 (1937).
Alberto B. Bianchi 925
E. El silencio de la Administración
Sin el “silencio de la Administración” en un país como el nuestro,
donde la Administración no se siente compelida a cumplir –al menos
en forma oportuna– con la obligación de responder, el procedimiento
administrativo podría transformarse para el administrado en una
penuria interminable, similar a la experimentada por Josef K en la
célebre novela de Franz Kafka (48). El silencio administrativo per-
mite que, una vez cumplido el plazo en el cual la Administración
debería haberse expedido, el administrado considere que existe una
negativa tácita a su petición y pueda continuar con la tramitación
del caso en sede administrativa, o bien, en sede judicial. Se trata
de la finalización de una instancia determinada por expiración del
plazo fijado legalmente para llevarla a cabo. Su objetivo esencial es
evitar que el administrado quede “atrapado” sine die en las redes de
una Administración morosa en resolver. Naturalmente que esto es
opcional para el administrado, quien puede elegir entre permane-
cer en esa instancia a la espera de una resolución expresa, o bien,
considerar que la Administración ha producido una negativa ficta
por vía de silencio y continuar con la instancia siguiente.
La norma básica en la materia es el artículo 10 LPA que dice “El
silencio o la ambigüedad de la Administración frente a pretensiones
que requieran de ella un pronunciamiento concreto, se interpretarán
(51) Bossi y García S.A. (TF 5932-A) c/Dirección General de Aduanas, Fallos
334-1264 (2011).
(52) Entre los más recientes: Suárez c/ Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, S. 268. XLVII, 07/08/2012; Fernando Ariel Carrera, C. 927. XLIV, 05/06/2012;
Yoong Soo Kang, Fallos 334-1882 (2011); Lapadula c/López, Fallos 333-1273 (2010);
Marco Antonio Rivera Vaca, Fallos 332-2544 (2009); Matías Esteban Tarditi, Fallos
331-2077 (2008); Baigorria c/Dirección Provincial de Vialidad y Estado provincial,
B. 125. XLII, 06/05/2008.
936 Una aproximación constitucional...
(69) Ford Motor Argentina S.A. c/ Dirección Nacional de Aduanas, Fallos 283-
360 (1972).
(70) Fallos 283, en p. 365 cons. 16.
(71) Ídem, p. 365 cons. 17
(72) Ford Motor Argentina S.A. c/ Nación Argentina, Fallos 295-621 (1976) y Ford
Motor Argentina S.A. c/ Administración Nacional de Aduanas, Fallos 300-1027 (1978).
(73) Fallos 325-1897 (2002).
(74) Se demandaba la declaración de nulidad del acto por el cual la Administración
requirió a la actora la devolución del certificado que la habilitaba a importar dentro
del área aduanera especial de Tierra del Fuego, exenta –por entonces– de derechos en
los términos de los arts. 1°, inc. a, y 2° del decreto 1057/83. También se reclamaban los
daños derivados de haberse dejado sin efecto la exención oportunamente otorgada. La
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso administrativo Federal –a través
de su Sala III– hizo lugar parcialmente a la demanda, declaró la ilegitimidad del acto
944 Una aproximación constitucional...
A. Planteo
Perrot, Buenos Aires, 1969; DIEZ, MANUEL MARÍA, El Acto Administrativo, T.E.A.,
Buenos Aires, 1961.
(77) LPA, Títulos III y IV.
(78) Buenos Aires (Ley 7647, arts. 103-119); Catamarca (Ley 3559, arts. 25-42);
Córdoba (Ley 5350, arts. 93-112); Corrientes (Ley 3460, arts. 87-146); Chaco (Ley 1140,
arts. 114-127); Chubut (Ley 920, arts. 27-41); Formosa (Ley 971, arts. 27-63); La Pampa
(Ley 951, arts. 33-94); La Rioja (Ley 4044, arts. 25-100); Mendoza (Ley 3909, arts. 28-103);
Neuquén (Ley 1284, arts. 38-86); Río Negro (Decreto 819, arts. 11-24); Salta (Ley 5348,
arts. 25-100); San Juan (Ley 3784, arts. 7º-21); Santa Cruz (Ley 1260, arts. 7º-27); Tierra del
Fuego (Ley 141, arts. 97-117); Tucumán (Ley 4537, arts. 43-70). En la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, el decreto 1510/97 regula el acto administrativo en los artículos 7-21.
(79) MARIENHOFF, Tratado, t. II, Cap. III, 4º ed., 1993; CASSAGNE, Derecho
Administrativo, Caps. IV-VIII, 6º ed. 1998; GORDILLLO, AGUSTÍN, Tratado de Derecho
Administrativo, t. III, 5º ed., 2000.
(80) CASSAGNE, JUAN CARLOS, La Ejecutoriedad del Acto Administrativo,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1971; COMADIRA, JULIO R., Anulación de Oficio del
Acto Administrativo, 2º ed., Editorial Ciencias de la Administración, Buenos Aires, 1998.
(81) MAIRAL, HÉCTOR A., Control Judicial de la Administración Pública,
Depalma, Buenos Aires, 1984; TAWIL, GUIDO SANTIAGO, Administración y Justicia,
Depalma, Buenos Aires, 1992.
(82) MARIENHOFF, Tratado, t. I, §63, p. 240 y sigtes., 4º ed., 1990; CASSAGNE,
Derecho Administrativo, t. II, p. 54 y sigtes., 6º ed., 1998.
(83) GRECCO, CARLOS M., Impugnación de Disposiciones Reglamentarias, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1988; DIEZ, HORACIO P., Reglamentos. Su Impugnación en el
Procedimiento Administrativo, Cuadernos de la Universidad Austral, Buenos Aires, 1998.
946 Una aproximación constitucional...
1) Clases
de reglas llegando a enumerar doce clases: Davis, Kenneth C. and Pierce, Richard. J.
(Jr.): Administrative Law Treatise, 3rd. ed., Little Brown and Co, 1994, vol. III, p. 108.
En adelante: Davis-Pierce, Treatise.
(85) 5 USC § 553(b).
(86) En la Argentina la legislación –tanto la que sanciona el Congreso, como
la que produce la Administración– se publica en el Boletín Oficial, como medio de
darla a conocer y obtener así vigencia. En los Estados Unidos esta función se cumple
a través de cuatro publicaciones oficiales diferentes, dos para las leyes y dos para
la legislación administrativa. Las leyes se publican cronológicamente desde 1846
en los United States Statutes at Large, y luego son reordenadas por materias en el
United States Code que data de 1926. Los reglamentos, por su lado, se publican
cronológicamente en el Federal Register y luego son reordenados por agencia y por
materia en el Code of Federal Regulations. Para mayor información, véase: COHEN,
MORRIS L., BERRING, ROBERT C. and OLSON, KENT C., How to Find the Law, 9th
ed. West Publishing Co., 1989.
(87) 5 USC §§ 556 y 557.
948 Una aproximación constitucional...
(97) Sin perjuicio de los autores norteamericanos que citaré en el curso de esta
sección, en español puede consultarse: Lavilla Rubira, Juan José: La participación
pública en el procedimiento de elaboración de los reglamentos en los Estados Unidos
de América, Civitas Madrid, 1991, donde se explican con gran claridad y abundancia
de datos estos dos procedimientos.
(98) 5 USC § 553.
(99) 5 USC § 553 (b).
(100) 5 USC § 553 (c).
(101) 5 USC § 553 (c).
(102) 5 USC § 553 (d).
(103) 5 USC § 553 (b)(1).
(104) 5 USC § 553 (b)(2).
(105) 5 USC § 553 (b)(3).
(106) El término general es de 60 días, pero en casos de gran complejidad puede
extenderse hasta 75 y 90 días. Lubbers, Rulemaking, cit. pp. 182-183.
Alberto B. Bianchi 951
(142) En una obra publicada conjuntamente por los profesores Wade y Schwartz,
en 1972, éste último decía que los Estados Unidos no habían instrumentado
legalmente todavía la práctica británica de someter al Parlamento la legislación
administrativa. Wade, H.W.R. and Schwartz, Bernard: Legal Control of Government,
Clarendon Press, Oxford, 1972, p. 90.
(143) 462 U.S. 919 (1983).
(144) Jagdish Chadha, nacido en Kenya de padres hindúes, y con pasaporte
británico, ingresó a los Estados Unidos en la década de 1960 con una visa de
estudiante. Expirado el término de la visa ni el Reino Unido ni Kenya le permitieron
retornar de modo que Chadha pidió la extensión de una visa permanente que le fue
otorgada por el INS. Pero este acto administrativo fue vetado dos años después por
la Cámara de Diputados lo que puso a Chadha al borde de la deportación. El caso
fue paradigmático y su historia completa puede verse en: Craig, Barbara Hinkson:
Chadha: the Story of an Epic Constitutional Struggle, University of California Press,
1988.
(145) 462 U.S. en p. 984.
(146) 5 USC §§ 801-808.
(147) 5 USC § 801(a)(3).
(148) Para determinar cuando se trata de una major rule, se toma el mismo
criterio de las executive orders antes citadas.
958 Una aproximación constitucional...
(162) Ese mismo día resolvió dos casos conexos al anterior: Toilet Goods
Association v. Gardner 387 U.S. 158 (1967) y Gardner v. Toilet Goods Association,
387 U.S. 167 (1968).
(163) Nota 137, p. 308.
(164) § 7607(b)(1), 42 USC.
(165) Eagle-Picher Industries, Inc. v. Environmental Protection Agency (EPA),
759 F 2d. 905, 911 (D.C. Circuit, 1985).
(166) § 7607(b)(2), 42 USC.
(167) Adamo Wrecking v. United States 434 U.S. 275 (1978).
(168) National Indus. Contractors v. OSHRC, 583 F 2d. 1048 (8th.Circuit, 1978).
(169) McGarity, Thomas A., Multi-Party Forum Shopping for Appellate Review of
Administrative Action, University of Pennsylvania Law Review, Vol. 129, p. 302 (1980).
Alberto B. Bianchi 961
1) Enunciado
(196) “This court is not at liberty to substitute its own discretion for that of
administrative officers who have kept within the bounds of their administrative powers.
To show that these have been exceeded in the field of action here involved, it is not
enough that the prescribed system of accounts shall appear to be unwise or burdensome
or inferior to another. Error or unwisdom is not equivalent to abuse. What has been
ordered must appear to be so entirely at odds with fundamental principles of correct
accounting”, 299 U.S. en pp. 236-237.
(197) 292 U.S. 282, 287 (1934).
(198) 307 U.S. 125, 146 (1939).
(199) Véase supra nota 186.
968 Una aproximación constitucional...
(202) Se trataba de la llamada Wagner Act, sancionada en 1935 (29 USC § 151
y ss.), que reguló -entre otras cuestiones laborales- los derechos de los sindicatos.
(203) “Undoubtedly questions of statutory interpretation, especially when
arising in the first instance in judicial proceedings, are for the courts to resolve, giving
appropriate weight to the judgement of those whose special duty is to administer
the questioned statute ... But where the question is one of specific application of a
broad statutory term in a proceeding in which the agency administering the statute
must determine it initially, the reviewing court’s function is limited ... The Board’s
determination that specified persons are ‘employees’ under this Act is to be accepted if
it has ‘warrant in the record’ and a reasonable basis in law”. 322 U.S. en pp. 130-131.
(204) 441 U.S. 488 (1979).
970 Una aproximación constitucional...
knowledge respecting the matters subjected to agency regulations ... If this choice
represents a reasonable accommodation of conflicting policies that were committed
to the agency’s care by the statute, we should not disturb it unless it appears from the
statute or its legislative history that the accommodation is not one that the Congress
would have sanctioned ... In light of these well-settled principles it is clear that the Court
of Appeals misconceived the nature of its role in reviewing the regulations at issue”.
467 U.S., en pp. 842-845.
(218) “The problem in this case is to determine the highest price charged for
crushed stone during March, 1942, within the meaning of Maximum Price Regulation
No. 188”, 325 U.S. en p. 413.
974 Una aproximación constitucional...
(229) If Congress has explicitly left the gap for the agency to fill, there is an express
delegation of authority to the agency to elucidate a specific provision of the statute by
regulation. Such legislative regulations are given controlling weight unless there are,
arbitrary, capricious, or manifestly contrary to the statute.
(230) Sometimes the legislative delegation to an agency on a particular question
is implicit rather than explicit. In such a case, a court may not substitute its own
construction of a statutory provision for a reasonable interpretation made by the
administrator of an agency.
Alberto B. Bianchi 977
Corp. v. A.T&T. (236). La mayoría, por medio del voto del juez Scalia,
entendió que la regulación de la ley de Comunicaciones emanada de
la FCC en punto a ciertos aspectos de la desregulación del servicio
telefónico de larga distancia no tenía cabida bajo la ley (237). Por úl-
timo en Holly Farms Corp. v. National Labour Relations Board (238),
la mayoría de la Corte sostuvo la validez de la regulación emanada
del Consejo Nacional de Relaciones Laborales en su interpretación
de que “trabajador agropecuario”, no incluye a quienes transportan
pollos desde las granjas hasta las plantas de procesamiento. La mi-
noría, en cambio, entendió que la regulación era incorrecta bajo el
lenguaje empleado por la ley.
Una segunda fuente de controversia en relación con la primera
directiva que emana de Chevron, es la validez interpretativa de la
llamada historia legislativa de la norma. En Chevron la Corte sostuvo
que aquella es relevante (239), sin embargo, en una interpretación
posterior, el Tribunal le restó importancia al decir que si la regla-
mentación no está en conflicto con el lenguaje claro o sencillo de
la ley, corresponde la deferencia (240), lo que dio lugar una disputa
doctrinaria entre el juez Antonin Scalia y Stephen Breyer (241) acerca
de este punto. El primero entiende que no debe consultarse la his-
toria legislativa (242), en tanto que el segundo propicia su empleo
como elemento de hermenéutica (243).
La segunda directiva apuntada en Chevron, por su lado tam-
bién presenta algunos problemas. Una vez que se ha determinado
judicialmente que la ley es ambigua o poco clara y requiere efecti-
vamente una reglamentación interpretativa de su texto, aparece el
problema de si la reglamentación es la correcta y por ende merece
(244) Conf. Lubbers, Jeffrey S., A guide to Federal Rulemaking, 3rd. ed.,
American Bar Association, 1998, p. 335.
(245) Whitecliff v. Shalala, 20 Federal Reporter 3rd series 488 (D.C. Cir. 1994);
LEECO, Inc. v. Hays, 965 Federal Reporter 2 nd series 1081, 1085 (D.C. Cir. 1992);
Hammontree v. NLRB, 925 Federal Reporter 2nd series 1486, 1499-1500 (D.C. Cir. 1991);
Coal Employment Project v. Dole, 889 Federal Reporter 2nd series 1127 (D.C. Cir.1989);
King Broadcasting Co. V. FCC, 860 Federal Reporter 2nd series 465, 470 (D.C. Cir. 1988).
(246) Davis-Pierce, Treatise, vol. I, p. 110; Breyer, Administrative Law and
Regulatory Policy, p. 256.
(247) Scalia, Antonin: Judicial Deference to Administrative Interpretations of
Law, Duke Law Journal, año 1989, pp. 511.
(248) Schwartz, Bernard: Shooting the Piano Player?, Justice Scalia and
Administrative Law, Administrative Law Review, vol. 47, p. 2 (1995).
(249) Según su opinión, Chevron ha aportado muy poco a lo que ya estaba
establecido en Gray v. Powell. Schwartz, Administrative Law, p. 703.
980 Una aproximación constitucional...
(250) Pierce, Richard J., Jr.: Chevron and its Aftermath: Judicial Review of
Agency Interpretations of Statutory Provisions, Vanderbilt Law Review, vol 41, p. 301,
303 (1988); Silberman, Laurence H., Chevron – The Intersection of Law & Policy, 58
George Washington Law Review , vol. 58, p. 821, 823 (1990); Starr, Kenneth: Judicial
Review in the Post-Chevron Era, Yale Journal on Regulation, vol. 3, p. 283, 307-09
(1986); Strauss, Peter L., One Hundred Fifty Cases Per Year: Some Implications of the
Supreme Court’s Limited Resources for Judicial Review of Agency Action, Columbia
Law Review 1093, vol. 87, pp. 1121-22 (1987).
(251) Breyer, Stephen, Judicial Review of Questions of Law and Policy,
Administrative Law Review, vol. 38, p. 363, 377 (1986); Farina, Cynthia R., Statutory
Interpretation and Balance of Power in the Administrative State, Columumbia Law
Review, vol. 89, p. 452 (1989); Merrill, Thomas W., Judicial Deference to Executive
Precedent, Yale Law Journal, vol. 101, p. 969, 998 (1992); Mikva, Abner J., How Should
the Courts Treat Administrative Agencies, 36 American University Law Review, vol.
36, p. 1, 7-9 (1986); Seidenfeld, Mark, A Syncopated Chevron: Emphasaizing Reasoned
Decisionmaking in Reviewing Agency Interpretations of Statutes, 73 Texas Law Review,
vol. 73, p. 83 (1994); Sunstein, Cass R., Constitutionalism After the New Deal, Harvard
Law Review, vol. 101, p. 421, 465-69 (1987).
(252) Entre los autores españoles, habida cuenta de la tendencia judicialista de
la moderna doctrina, Chevron genera rechazo..
(253) Manning, John F., Constitutional Structure and Judicial Deference
to Agency Interpretations of Agency Rules, Columbia Law Review, vol. 96, p. 612,
613 (1996).
(254) 94 U.S. 113 (1877).
Alberto B. Bianchi 981
(270) Véase su disidencia en West v. Chesapeake & Potomac Telephone Co., 295
U.S. 662, 689 (1935).
(271) Véase su disidencia en McCart v. IndianapolisWater Co., 302 U.S. 419,
428-9 (1938).
(272) Las dificultades para establecer el criterio que debía tenerse en cuenta
en la fijación de una tarifa provenían del sistema tarifario aplicado en los Estados
Unidos. Por aquel entonces regían plenamente –y todavía es utilizado con bastante
amplitud– el sistema de la tasa de retorno (rate of return) donde como retribución del
prestador del servicio se fija una determinada alícuota (tasa) calculada sobre el capital
invertido. Para una explicación más detallada del sistema de la tasa de retorno, me
remito a: Bianchi, Alberto B., La tarifa en los servicios públicos (Del rate of return al
pricecap), Revista de derecho Administrativo, Depalma, Buenos Aires, 1998, Nos. 27-
29, pp. 35-60. El sistema de tasa de retorno genera una gran dificultad en determinar
el modo de calcular el monto de la inversión efectuada e insume incontables horas de
trabajo a los entes reguladores en la realización de esta tarea. De hecho Alfred Kahn
ha dicho que los entes reguladores se pasan la mayor parte de su tiempo regulando
directa o indirectamente las tarifas. Kahn, Alfred E., The Economics of Regulation,
The MIT Press, Massachusetts, 1993, p. 25.
(273) Sobre el particular véase: Bianchi, Alberto B., La Regulación Económica,
Ábaco, Buenos Aires 2001, T. I, §§ 5, 6 y 17.
(274) 281 U.S. 412 (1930).
(275) “The controlling principle, thus invoked, was derived from a consideration
of the nature of the question and of the inquiry and action required for its solution.
The inquiry would necessarily relate to technical and intricate matters of fact, and
the solution of the question would demand the exercise of sound administrative
discretion. The accomplishment of the purpose of Congress could not be had without
984 Una aproximación constitucional...
1) La evolución jurisprudencial
(294) Un comentario a este caso puede verse en: Weaver, Russell L., The Emperor
has no Clothes: Christensen and Mead and dual Deference Standards, Administrative
Law Review, vol. 54-1, Winter 2002, pp. 173-202.
(295) D.G.I. c. Mar S.A. Fallos 303-747 (1981); Cantera Sierras Bayas S.A., Fallos
303-1595 (1981) D.G.I. c. De Angelis S.A., Fallos 304-438 (1982); Hulytego S.A., Fallos
305-134 (1983); Krill Producciones Gráficas S.R.L. Fallos 316-1239 (1993); Juan Simón
Morillas, Fallos 316-1261 (1993); Tecnicagua S.A. Fallos 316-2492 (1993).
(296) Agüero c. Banco Central, Fallos 315-2530 (1992)
(297) Fallos 151-5 (1928).
988 Una aproximación constitucional...
ria que por hallarse tan sujeta a variaciones como la de que se trata,
se estimó conveniente dejarla librada al prudente arbitrio del Poder
Ejecutivo en vez de someterla a las dilaciones propias del trámite
parlamentario; y, en segundo término, porque no se demuestra ni
pretende que aquél haya ejercitado abusivamente las facultades que
se le delegaron” (319). Asimismo en D.G.I. c. De Angelis S.A. (320)se
declaró la validez de la Resolución 1700/75 de la D.G.I. basada en
el artículo 7º de la ley 11.683 (t.o. 1974) sobre la base de que “en la
medida en que la autorización a que alude dicho artículo constituye
una delegación en el órgano administrativo de facultades legislativas
limitadas a determinados aspectos de la recaudación y fiscalización
del cumplimiento de las obligaciones tributarias, se impone reconocer
que las normas que se dicten en su ejercicio integran el conjunto de
disposiciones imperativas que instituyen y regulan la percepción de
los impuestos y que, por lo tanto, poseen la misma eficacia de tales
preceptos, en tanto respeten su espíritu” (321).
Estos dos fallos merecen una reflexión en tres sentidos. Puede
verse, en primer lugar, que la regla enunciada para los reglamentos
ejecutivos es empleada también para las normas que surgen de una
delegación legislativa. Recordemos asimismo que esta igualdad de
trato entre reglamentos delegados y ejecutivos aparece en el caso
The American Rubber Co. (322) donde se dijo: “Ya se trate, en el caso,
de que la ley haya conferido al Poder Ejecutivo la facultad de reglar
ciertos pormenores o detalles necesarios para su ejecución o de la
potestad reglamentaria propia del citado poder (art. 86, inc. 2º, de la
Constitución Nacional), esta Corte ha reconocido la validez de tales
decretos cuando los lineamientos de la “política legislativa” aparecen
suficientemente determinados en la ley o no se altere su espíritu, según
el caso” (323). También se da en el segundo de los fallos examinados,
el caso de una reglamentación administrativa inferior a un decreto,
y finalmente en tercer término, no deja de ser necesario observar
que la Corte argentina –al igual que la norteamericana– maneja en
Laboratorios Anodia el concepto de razonabilidad de la reglamen-
tación administrativa para acordarle deferencia.
(336) Como puede recordarse, tuvieron gran influencia en ello las denuncias
hechas contra la República Argentina ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, que derivaron inicialmente en el dictado del decreto 70/91.
(337) B.O. 2.1.92.
(338) Véase especialmente el considerando 6º, Fallos 318, en p. 1710.
(339) Fallos 321-2223 (1998).
(340) Ley 11.723 (texto según ley 25.036).
(341) Decretos 743/73; 1670/74; 1617/74 y la Resolución 894/0200 de la Secretaría
de Información Pública.
(342) Asociación Argentina de Intérpretes (A.A.D.I.) y Cámara Argentina de
Productores e Industriales del Fonograma (C.A.P.I.F.).
996 Una aproximación constitucional...
(343) Votaron los nueves jueces del Tribunal: Nazareno (Presidente), Moliné
O´Connor, Fayt, Belluscio, Petracchi, Boggiano, López, Bossert y Vázquez.
(344) Ver considerando 7º, Fallos 321 en p. 2237.
Alberto B. Bianchi 997
F. Conclusiones
Si bien he comprobado que la deferencia judicial existe con alcan-
ces muy similares, tanto en los Estados Unidos como en la Argentina,
la valoración que ella me merece no es la misma en ambos países. La
diferencia esencial a estos efectos radica en que los procedimientos
empleados para la sanción y control de los reglamentos en la Admi-
nistración norteamericana y en la Administración argentina, son
enteramente diferentes.
(345) The American Rubber Co. S.R.L., Fal los, 298-609 (1977).
(346) López c. Estado Nacional, Fallos 300-1167 (1978).
998 Una aproximación constitucional...
(348) Puede verse un comentario a este caso en: Barron, David y Kagan,
Elena: Chevron´s Non Delegation Doctrine, The Supreme Court Review, The
University of Chicago Press, 2001, pp. 201-265. Véase también el artículo citado
supra nota 294.
(349) Dice la Corte: “We have recognized a very good indicator of delegation
meriting Chevron treatment in express congressional authorizations to engage in
the process of rulemaking or adjudication that produces regulations or rulings for
which deference is claimed ... It is fair to assume generally that Congress contemplates
administrative action with the effect of law when it provides for a relatively formal
administrative procedure tending to foster the fairness and deliberation that should
underlie a pronouncement of such force ... Thus, the overwhelming number of our
cases applying Chevron deference have reviewed the fruits of notice-and-comment
rulemaking or formal adjudication. That said, and as significant as notice-and-
comment is in pointing to Chevron authority, the want of that procedure here does
not decide the case, for we have sometimes found reasons for Chevron deference even
when no such administrative formality was required and none was afforded ... The
fact that the tariff classification here was not a product of such formal process does
not alone, therefore, bar the application of Chevron. There are, nonetheless, ample
reasons to deny Chevron deference here. The authorization for classification rulings,
and Customs’s practice in making them, present a case far removed not only from
notice-and-comment process, but from any other circumstances reasonably suggesting
that Congress ever thought of classification rulings as deserving the deference claimed
for them here”.
1000 Una aproximación constitucional...
A. Planteo
Dedicaré este punto a reflexionar en torno a una opción consti-
tucional ejercida por la LPA.
Toda ley es una toma de decisiones y ello implica haber ejercido
opciones entre las diferentes variantes disponibles. La LPA no ha
sido ajena a todo ello. Una de estas opciones ha sido elegir a quien
estará destinada a proteger. Para precisar mejor esta cuestión,
digamos que cuando el legislador establece el régimen procesal
ante la Administración (350), tiene básicamente tres opciones en
relación con la protección de las partes involucradas: (a) proteger a
la Administración; (b) proteger al administrado y (c) establecer un
sistema neutral. Nuestro sistema, establecido en LPA y su reglamen-
to (RPA) (351), parecerían haber optado por lo segundo, es decir la
protección del administrado. Esta conclusión es la que sugiere el
artículo 1° de la LPA.
No obstante, me atrevo a sostener –y trataré de demostrarlo aquí–
que nuestra legislación en realidad tiene como mira la protección de
la Administración, antes que la del administrado. Mi conclusión se
basa –fundamentalmente– en los dos breves plazos que el adminis-
trado debe sortear para impugnar judicialmente un acto adminis-
trativo: el que impone el agotamiento de la vía administrativa y el de
caducidad previsto en el artículo 25 LPA. Me ocuparé sumariamente
de ambos, pues se trata de cuestiones constante y reiteradamente
abordadas por nuestra doctrina (352).
B. El agotamiento de la instancia
Una de las reglas básicas sobre las cuales descansa el procedi-
miento administrativo en la Argentina es la del llamado agotamiento
de la vía administrativa que, en pocas palabras, significa que la
Administración no puede ser emplazada en juicio, si antes no se
ha producido una decisión previa y formal, emanada de la máxima
instancia administrativa competente al efecto. Esta regla se aplica,
además, en las dos vías procesales que pueden ser articuladas ante
la Administración, esto es, la del recurso y la del reclamo (353).
Para la primera rige lo dispuesto en el artículo 23 LPA (354),
tomado del derecho español y para la segunda hay dos tipos de re-
clamos. Uno de ellos, previsto en el artículo 24 LPA, está diseñado
para impugnar los reglamentos. El otro, en cambio, no tiene como
antecedente –a diferencia de los casos anteriores– un pronuncia-
(355) Ley 3952, Registro Nacional 1900, T. III, p. 268; modificada por ley 11.634,
B.O. 28-09-32.
(356) Sindicato de Trabajadores de la Industria Lechera, Fallos 288-398 (1974).
(357) Con las excepciones previstas en el artículo 1° RPA.
(358) RPA, artículo 90.
(359) Cierto es que hoy en día todos estos procedimientos especiales están
prácticamente eliminados en virtud del decreto 722/96 (B.O. 08-07-96) el cual
los unifica bajo la LPA y el RPA. No obstante subsisten -en particular- los que ha
dejado vigentes el decreto 1155/97 (05-11-97) y en general subsisten también estos
procedimientos en relación con los “requisitos previos a la interposición del recurso
administrativo de que se trate” (artículo 1º.b, decreto 722/96).
Alberto B. Bianchi 1003
(363) Hay multiplicidad de plazos para los llamados recursos directos, esto es,
los que se articulan directamente ante la alzada y no en primera instancia.
(364) LPA, artículo 25.
(365) En orden cronológico, y solamente a modo de ejemplo, menciono: Mairal,
Héctor A., Control Judicial de la Administración Pública, Depalma, Buenos Aires,
1984; Tawil. Guido S., Administración y Justicia, Depalma, Buenos Aires, 1989; García
Pullés, Fernando R., Tratado de lo Contencioso Administrativo, Hammurabi, Buenos
Aires, 2004; Hutchinson, Tomás: Derecho Procesal Administrativo, Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe, 2009.
(366) La doctrina tradicional ha sostenido, en general, que el sistema judicial
argentino está tomado del modelo norteamericano. El más vehemente de los alegatos
a favor de esta tesis puede encontrarse en García Mansilla, Manuel J. y Ramírez Calvo,
Ricardo: Las Fuentes de la Constitución Nacional, Lexis-Nexis, Buenos Aires, 2006.
Juan Carlos Cassagne, por el contrario, ha puesto mucho énfasis en que las fuentes
judicialistas de nuestra Constitución hunden sus raíces en el derecho medieval
español (en particular en la figura de la Justicia de Aragón) y que tales fuentes nos
llegaron por conducto de la Constitución de Cádiz de 1812, cuyo artículo 243 es la
fuente de nuestro artículo 109. De todos los trabajos que Cassagne ha dedicado a esta
cuestión, menciono el último y más completo: Cassagne, Juan Carlos, El Principio de
Alberto B. Bianchi 1005
Entre los muchos efectos negativos que todo ello posee sobre el
sistema republicano, está la anulación de la obligación de rendir
cuentas de la gestión al electorado. Esto es irremediable. Si la ocu-
pación de la banca no depende primordialmente de la voluntad del
electorado, sino de la incorporación a la lista por parte de quienes
detentan la conducción del partido, la principal preocupación del
legislador, con miras a la próxima elección, será agradar a estos
últimos antes que al electorado.
(388) LPA, artículo 31, según la reforma introducida por el artículo 12 de la ley
25.344.
(389) Fallos 313-83 (1990). Véase Bianchi, Alberto B., ¿Tiene fundamentos
constitucionales el agotamiento de la instancia administrativa?, LL, 1995-A, pág.397
y ss.
(390) Fallos 318-441 (1995), anotado por Tawil, Guido S., El artículo 25 de
la ley 19.549 en la reciente jurisprudencia de nuestra Corte Suprema, LL 1995-E,
p. 473.
(391) Fallos 319-1476 (1996), con nota de Caputi, María C. - Sacristán, Estela B.,
La caducidad del artículo 25 de la ley 19549, la presunción de legitimidad de los actos
administrativos y la seguridad jurídica, LL, 1997-A, p. 70.
(392) Fallos 319-1532 (1996).
(393) Fallos 322-73 (1999), comentado por Comadira, Julio R., El caso ‘Gorordo’:
nueva jurisprudencia de la Corte Suprema en materia de habilitación de la instancia
y revisión judicial de la denuncia de ilegitimidad, ED, t. 181, p. 960; Rejtman Farah,
Mario, Un importante giro jurisprudencial en la revisión de oficio de la llamada
Alberto B. Bianchi 1013
lo 1º, 7mo. párrafo, modificado por el decreto 83-1025. Con anterioridad a este
decreto, el Consejo de Estado ya lo tenía decidido en relación con plazos inferiores
a dos meses. Caso Breton, del 4 de noviembre de 1966.
(400) Nótese la similitud de denominación con nuestro recurso jerárquico,
instituido originalmente por el decreto 7520/44. En España, en cambio, se lo
denomina recurso de alzada, denominación que nosotros hemos tomado para
identificar al recurso optativo que procede contra actos definitivos de los órganos
superiores de entes autárquicos (RPA, artículo 94).
(401) Fueron creados por ley del 6 de diciembre de 1971 (n° 1034), modificada
luego por el decreto-Ley 80/1998 y por la ley del 21 de julio de 2000 (n° 205).
(402) Véase Virga, Pietro: Diritto Amministrativo, 5a edizione, Giuffrè, Milano, 1999,
t. 2, p. 193.
(403) ley del 20 de marzo de 1865.
(404) Virga, Diritto Amministrativo, cit., t. 2, p. 217 y ss.
(405) “El recurso contencioso-administrativo será admisible en relación
con las disposiciones y los actos de la Administración que no sean susceptibles
de ulterior recurso ordinario en vía administrativa, ya sean definitivos o de
trámites, si éstos deciden directa o indirectamente el fondo del asunto, de
tal modo que pongan término a aquélla o hagan imposible o suspendan su
continuación”.
(406) “El plazo para interponer el recurso contencioso-administrativo será de
dos meses, contados desde el día siguiente a la notificación del acuerdo resolutorio
del recurso de reposición si es expreso”.
Alberto B. Bianchi 1015
(414) Davis, Kenneth Culp and Pierce, Richard J., Administrative Law Treatise,
3rd edition, Little Brown and Co., Boston, 1994, Vol. II, p. 312.
(415) Contenido en el Título 28 del USC.
(416) 28 USC, §. 2401(a).
(417) 28 USC §§ 2401(b) y. 2501.
(418) Funcionario encargado de la administración y ejecución del contrato.
(419) 41 USC § 606.
(420) 41 USC § 609(a)(3).
Alberto B. Bianchi 1017
(425) El artículo 31, último párrafo de la LPA, reformado por la ley 23.544, dice:
“Los jueces no podrán dar curso a las demandas mencionadas en los artículos 23,
24 y 30 sin comprobar de oficio en forma previa el cumplimiento de los recaudos
establecidos en esos artículos y los plazos previstos en el artículo 25 y en el presente”.
Así, lo que en Gorordo Allaria (fallo citado en nota 393) había sido reconocido como
una facultad del juez, fue transformado en un deber.
(426) De acuerdo con el artículo 9º de la ley 25.433 “Admitido el curso de la
acción, se correrá traslado por el plazo de treinta (30) días o el mayor que corresponda,
para que se opongan todas las defensas y excepciones dentro del plazo para contestar
la demanda” (agrego el subrayado).
(427) Ley 25.344, artículos 6º y 8º.
Alberto B. Bianchi 1019
VIII. Conclusiones
He intentado por medio de estas reflexiones poner de manifies-
to que son varias las cláusulas de la LPA que tienen fundamento
constitucional. No he pretendido agotar aquí la mención de todas
ellas sino abordar las que me parecen más importantes. Hay dos
de ellas que son estructurales: organiza por un lado, cómo ha de
ejercerse el derecho de petición ante las autoridades bajo la forma
de un sistema procesal administrativo y reglamenta, al mismo
tiempo, el artículo 116 de la Constitución en lo que ser refiere al
control judicial de la Administración, lo que exige un equilibrio
crítico para la separación de poderes. Al reglamentar esto último
ha ejercido también una opción que, por lo menos, implica una
interpretación de la Constitución. Luego, están muy presentes en
ella dos derechos constitucionales y sus garantías. El debido pro-
ceso adjetivo y el derecho de propiedad.
Reconozco haber puesto un fuerte acento en la crítica a la defe-
rencia judicial hacia los reglamentos y es porque estoy convencido
de que es una de las áreas que con mayor cuidado debería abordar
el legislador en una eventual reforma de la LPA. Así como el acto
administrativo ha sido reglado con sumo cuidado, igual o mayor
dedicación debería otorgarse al reglamento, que es la fuente cuan-
titativamente más importante del derecho administrativo y uno de
los cauces por medio de los cuales se impone con mayor energía la
prerrogativa ejecutiva. El reglamento es todavía un instrumento
Procedimiento administrativo
y derecho procesal
El derecho constitucional de probar
en el procedimiento administrativo
(*) Doble doctorado en Derecho - Área Constitucional (1987) - Área Derecho Pro-
cesal (2010)–, ambos en la Universidad de Buenos Aires. Profesor titular ordinario
de Derecho Procesal Civil de la Facultad de Derecho (UBA) desde 1997. Director de
la carrera de especialización en Derecho Procesal Civil de esta unidad académica.
Director de la Maestría Internacional en Derecho Procesal Constitucional de la Se-
cretaría de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas
de Zamora. Autor de más de cuarenta libros propios, donde se destacan: a) Tratado de
Derecho Procesal Civil, cinco tomos, editorial LA LEY, Buenos Aires, 2009; b) Tratado
de Derecho Procesal Constitucional, dos tomos, editorial Porrúa, México, 2011; c)
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, tres tomos, LA LEY, varias ediciones.
(1) Mercader, Amílcar, Estudios de Derecho Procesal, p. 21, ed. Platense,
La Plata, 1964.
1022 Procedimiento administrativo y derecho procesal ...
alcanzar (Cfr. Pellegrini Grinover Ada, A tutela jurisdiccional dos intereses difusos,
p. 15, Revista Uruguaya de Derecho Procesal, n° 3/4, año 1977, Montevideo); premisa
que sostiene la Corte Nacional que reconoce en las formas un cuadrante indispen-
sable y jurídicamente valioso, que no se reduce a una mera técnica de organización
ritual de los procesos sino que, en su ámbito específico, tiene por finalidad y objetivo
ordenar adecuadamente el ejercicio de los derechos en aras de lograr la concreción
del valor justicia en cada caso y salvaguardar la garantía de la defensa en juicio (Fa-
llos: 302:1611).
1024 Procedimiento administrativo y derecho procesal ...
(9) Guasp, Jaime, Prólogo a la obra de Jesús González Pérez, Derecho Procesal
Administrativo, p. 26, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1955.
Osvaldo A. Gozaíni 1029
V. Principios y reglas
Las proyecciones del derecho procesal en el derecho adminis-
trativo son variadas, y vinculan al procedimiento con la necesidad
de obtener una interpretación única. No significa esto que el proce-
dimiento administrativo se ritualice o “judicialice”, sino, tan sólo se
trata de conciliar la situación procesa1 del individuo en una armonía
de principios que no tengan diversidad de valores o de criterios según
el tipo de procedimiento donde se apliquen.
Desde luego, las variaciones ofrecen alternativas y diferencias,
porque, por ejemplo, en las controversias entre administrado y
administración, sabido es que en la etapa de formación del acto
administrativo la intervención del interesado es pasiva, aun cuando
la voluntad estatal tenga origen bilateral; en cambio, en la gestión
de control, o de fiscalización a través del recurso o del reclamo, la
participación es activa.
Pero lo cierto es que todas las garantías jurisdiccionales –de
fuente procesal constitucional, o constitucional, si se prefiere– para
sustanciar un trámite justo, deben ordenarse bajo una directiva
A. Principio de igualdad
De nuestra Constitución Nacional se desprende el principio de
igualdad, no solo en la declamación del art. 16, sino en el punto de
partida, cuando las principales garantías que se reconocen, no dis-
tinguen la condición de ciudadano o extranjero. Por tanto, la idea
del “debido proceso” es una garantía para todo tipo de actuación que
signifique una función del Estado frente a un particular admitiendo
modelaciones basadas en las peculiaridades de su régimen, pero sin
que las variables modifiquen los principios superiores que contiene
el fundamento constitucional.
En este camino pueden encontrarse procesos judiciales, juicios
políticos, procedimientos administrativos (al que no llamamos
proceso, no por el género, sino por otro componente de la estructu-
ra procesal, que el administrativo no tiene: la jurisdicción) que se
diferenciarán por sus mecanismos, pero que tendrán en común la
columna vertebral de los derechos y garantías que se obtienen por
el debido proceso.
Osvaldo A. Gozaíni 1049
B. Principios inalterables
C. Reglas específicas
En el segundo grupo del aspecto objetivo de la estructura
del derecho procesal administrativo, es decir, de aquellas reglas
permanentes e invariables que se dan en el debido proceso y que
surgen como características específicas, tiene las siguientes posi-
bilidades:
1) Principio de legalidad. Una de las características más impor-
tantes que brinda este principio es la ampliación natural que tiene
el marco de composición, pues no sólo el interés legítimo pretende
encauzarse, sino también el interés del Estado por la defensa de la
norma jurídica objetiva. En virtud de sus fundamentos, el procedi-
miento adquiere carácter instructorio, con impulso de oficio, y en
miras de obtener la verdad material (36).
A partir de sus generalizaciones se obtienen distintas garantías
que determinan su naturaleza desde su conciliación con este princi-
pio de legalidad objetiva, evidentemente, el más importante dentro
del procedimiento administrativo.
El principio reconoce raíz constitucional, siendo posible inter-
pretar que se trata de una aplicación operativa de la supremacía
constitucional que impone un orden de prelación normativa. Aquí,
como anticipamos, el principio de igualdad jurídica es uno de los
componentes de la legalidad.
Tal como dice Fiorini […], “la carga jurídica de ayuda y colabo-
ración en beneficio del administrado en el cumplimiento de las
normas procesales, no se sustenta en un vago sentimentalismo de
perdón y tolerancia a la equivalencia de las situaciones jurídicas,
entre el ejercicio de las prerrogativas que se reconocen a todo poder
frente a la actividad los particulares, y en especial con el ejercicio
del derecho de defensa” (40).
(43) Diez, Manuel María, El Acto Administrativo, p. 48, Tea, Buenos Aires,
1956.
(44) Cfr. Cassagne, Juan Carlos, El acto administrativo, p. 327, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 1974.
1060 Procedimiento administrativo y derecho procesal ...
que, para mejor proveer, soliciten las partes [...] En último término,
el derecho a la prueba conlleva que el medio probatorio admitido
y practicado sea valorado por el órgano jurisdiccional (valoración
motivada que tiene lugar en la sentencia) ya que, en caso contrario,
se le estaría sustrayendo toda su virtualidad y eficacia (47).
El derecho constitucional a la prueba se releva de la preponde-
rancia que toma la actividad dirigida por las partes, en la medida que
con ella se fijan los hechos que el juez deberá considerar al tiempo de
dictar sentencia. La prueba se convierte así en una pieza clave dentro
del engranaje de todos los procedimientos. Ahora, como la etapa de
prueba es formal y reglada, no significa que los límites impuestos
puedan socavar el derecho a defenderse, se ha encontrado necesario
vincular la prueba con el derecho de defensa en juicio, para desde
allí referir a la constitucionalidad propia de la prueba.
Básicamente el derecho consiste en admitir todas las pruebas
que sean lícitas y pertinentes, y en poder practicarlas. Se trata de
hilvanar la propuesta con la producción, y en materia penal se hace
extensivo a criterios abiertos que actúan como complementos de la
prueba, como los indicios y las presunciones. Por eso, cuando uno
refiere al derecho fundamental (constitucional) a la prueba, realiza
un esfuerzo de síntesis en lo que significa ofrecer, probar, persuadir
y obtener un resultado por la tarea de convencer probando.
Significa tanto como advertir que la búsqueda de la verdad
que permita dictar una sentencia ajustada a hechos ciertos, debe
celebrarse en el interés común de todos los operadores jurídicos
y no, solamente, como el producto de satisfacción entre litigantes
enfrentados. Por tanto, la garantía opera como salvaguarda del de-
recho de defensa, al establecer principios de naturaleza superior a
las simplemente adjetivas o rituales, como son las de impedir que
se apliquen en la sentencia hechos que no están probados, o que se
valoren hechos inexistentes, o en su caso, que se consideren pruebas
ilegítimas o que no hayan tenido control bastante o suficiente de la
parte contra quien se oponen.
En consecuencia, el derecho constitucional a la prueba es un
derecho que transita por una avenida de doble mano: por una vía,
pueda ser atribuida tanto objetiva como subjetivamente (CS, 1988/10/04, “Gordon,
Aníbal y otro”, LA LEY, 1989-B, 447, con nota de Alejandro D. Carrió). Por tanto, debe
dejarse sin efecto la sentencia que rechazó la demanda de daños y perjuicios, dado
que la interpretación de la prueba realizada por el a quo se limita a un análisis ais-
lado de los diversos elementos de juicio obrantes en la causa, pero no los integra ni
los armoniza debidamente en su conjunto, circunstancia que lo lleva a desvirtuar la
eficacia que, según las reglas de la sana crítica, corresponde a los distintos medios
probatorios. Ello así, pues no obstante referirse los agravios de la apelante a cuestio-
nes de hecho y prueba, tal circunstancia no resulta óbice decisivo para habilitar la
apelación extraordinaria cuando median razones de entidad suficiente para dem-
ostrar la existencia de un menoscabo al derecho de defensa en juicio que autorizan
a descalificar lo resuelto (CS, 1986/02/13, “Grocci de Regía, María C. c. Jurado, Oscar
A. y otros”, LA LEY, 1986-D, 415 - DJ, 986- 2-792).
Osvaldo A. Gozaíni 1065
(51) Trigo Represas, Félix, Responsabilidad civil del abogado, p. 88, Revista
de Derechos de Daños, Rubinzal Culzoni, Buenos Aires / Santa Fe, 2000.
Capítulo XXVII
Oscar Camilión
el pariente más cercano del rey sea su hijo o hija o hermano o tío o
primo o quien tenga mejor título de sangre .Isabel primera, de In-
glaterra y María Estuardo fueron enemigas mortales porque ambas
descendían de Enrique VII (padre de Enrique VIII) La legitimidad
dinástica puede conducir a serios problemas cuando el titular en-
ferma o está afectado a priori de condiciones mentales deficitarias
insuperables. Carlos II, de España, es un ejemplo típico que lleva
como habituales consecuencias una guerra de sucesión o el domi-
nio del nuevo poderoso que hará inevitable la aparición del derecho
administrativo: la burocracia.
La dominación legal se funda en que quien ejerce el poder lo ha
obtenido de acuerdo a reglas, escritas o no, que en la mayoría de los
casos constituyen la constitución del grupo en cuestión. Normal-
mente, en este sistema la dominación tiene que pasar por una serie
de reglas normativas. Primero, la constitución del Estado. Luego, las
leyes que se refieren a la forma de adquisición del poder, por ejemplo
las leyes de partidos políticos. En siguiente lugar, las disposiciones
vigentes para la designación de candidatos que pueden ser muy
variadas.
Finalmente, las elecciones porque es la voluntad del cuerpo
político lo que confiere el título. Ese cuerpo político puede estar
constituido de variadas formas. En las repúblicas italianas del Rena-
cimiento, cuyos modelos principales eran Venecia y Génova, existían
elecciones que enfrentaban a facciones como patricios y plebeyos (en
Génova) o un sistema de elecciones escaladas que terminaban con
la designación del Dux en Venecia que a su vez distaba de ejercer un
poder sin límites. Era más bien el símbolo externo de la República
Aristocrática.
A estos ejemplos convendría agregar el caso del Papado de la
Iglesia Romana, particularmente en le época de los Estados Ponti-
ficios. La forma constitucional del Papado era la de una monarquía
absoluta vitalicia aunque electiva. No vale la pena entrar en detalles
acerca de cómo este modelo tenía imperfecciones. Lo que sí vale la
pena señalar es que el papado se convirtió en el primer ejemplo de
Estado moderno: su prototipo.
Funcionó antes que nadie como un mecanismo de poder que
operaba a través de reglas escritas, jurídicas, ejecutadas tanto ha-
cia adentro o hacia afuera por una burocracia profesional estable,
Oscar Camilión 1071
III. La burocracia
Procedimiento Administrativo
y Derecho Municipal
I. Introducción
Memorando el regreso a la democracia, señalaba Hutchinson,
que sobraban los dedos de una mano para clasificar en 1983 las
leyes de procedmientos admnistrativos emitidas en gobiernos de-
mocráticos locales. Santiago del Estero, Jujuy y Misiones eran parte
del selecto grupo, que como es obvio no incluía tampoco a la Ley
Nacional de Procedmientos Administrativos (LNPA).
III. Es la economía
En adelante y en reiteradas oportunidades, utilizaré un ejemplo
de influencia de legislación nacional e internacional en el plano
local, que demostrará posteriormente la presencia habitual e inte-
lectual de la LNPA en el administrativismo municipal. Me refiero
a los múltiples sistemas de contrataciones públicas que a partir del
Dec. 1023/2001 –art. 36– integran una única estructura al recurrir a
la aplicación directa del art. 7º de la LNPA cada vez que fuera perti-
nente en todo el sector público nacional, insuflando una visibilidad
sobre este régimen que será rápidamente recogido como la solución
analógica por excelencia en las entidades subfederales.
Para el caso que señalábamos en el título anterior, la atribución de
competencia se limita a identificar al órgano u organismo contratan-
te –en el caso de las adquisiciones de bienes o servicios–, y dejar en la
órbita de la actividad o función legislativa la organización procedi-
mental que rija los sistemas precontractuales de selección. He aquí
el vértice de la cuestión: la ley o norma que atribuye competencia,
adjudica obligaciones y responsabilidades al organismo, entre ellas
la potestad de contratar para satisfacer las necesidades públicas. La
imposibilidad material o la desaconsejable desorganización que
generaría autorizar a cada organismo competente la facultad norma-
(9) CS, 1941/06/30. Ganadera Los Lagos S.A. c. Nación Argentina. LL, 23-251.
Alberto Biglieri 1093
Salvat (20) se explayaba:
(20) Salvat, Raymundo M., Derecho Civil Argentino, t. I, Editorial TPA, Bue-
nos Aires, 1950.
1098 Procedimiento Administrativo y Derecho Municipal
(23) Como lo ha titulado Dromi. Ver en Dromi, José Roberto, Ciudad y Mu-
nicipio, p. 117, Editorial Ciudad Argentina, Buenos Aires, 1997.
(24) LN 24.309, artículo 7º: “La Convención Constituyente no podrá introducir
modificación alguna a las Declaraciones, Derechos y Garantías contenidos en el
Capítulo Único de la Primera Parte de la Constitución Nacional. “
(25) Que, por cierto, es el objeto de los Fallos Promenade y Rivademar, comen-
tados reiteradamente –Nota 8– y que inspirarán el artículo 123 en la Constituyente
Nacional de 1994. Por otra parte, y en relación a los límites impuestos por la Ley de
Convocatoria a la Reforma, dejo brevemente asentado que en relación a casos espe-
cialmente importantes para la organización normativa del país como los esquemas
emergentes de los artículos 27, 30 y 31, los Constituyentes no siguieron el planteo del
representante de Neuquen, Mons. De Nevares, que porponía rechazar los límites
impuestos por la LN 24.309, pero de hecho le hicieron caso omiso. Amén del tema
de estas líneas, –el artículo 123, “aclarando” el artículo 5º– la constitucionalización
de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos y su procedmiento futuro
(articulo 75 inciso 22), los Pactos de integración y el derecho comunitario derivado
(artículo 75 inciso 24) y la posibilidad de consulta popular vinculante (artículo 40) y
las normas de presupuestos mínimos ambientales, son modificaciones directas sobre
los artículos que se mantuvieron incolumes, pero pierden paulatinamente vigencia.
(26) Biglieri, Alberto, Estudios de Derecho de la Integración, Ediciones Ju-
rídicas, Buenos Aires, 2010.
(27) Para nuestra organización: Provincias, Ciudad Autónoma y Municipios.
Alberto Biglieri 1101
(34) Decisiones CMC Mercosur 27/04, 23/06, 23/10, 66/10, 09/11. La 23/06 es la
que se tranformó en la ley 26.443.
(35) CS.1994/10/13. Cafés La Virginia SA. Ver con especial detalle el voto de
Boggiano.
(36) TJE.1989/12/13. Grimaldi, Salvatore c. Fonds des maladies professionenlles.:
“Cons.10:... Por consiguiente, debe entenderse la cuestión planteada en el sentido de
saber si, a falta de toda medida nacional destinada a asegurar su aplicación, las an-
tes citadas Recomendaciones crean derechos para los justiciables que éstos puedan
ejercitar ante el Juez nacional. Cons. 18: Sin embargo, con el fin de dar una respuesta
completa a la cuestión planteada por el órgano jurisdiccional remitente, conviene
subrayar que los citados actos no pueden ser considerados como carentes en absoluto
de efectos jurídicos. Efectivamente, los Jueces nacionales están obligados a tener en
cuenta las recomendaciones a la hora de resolver los litigios de que conocen, sobre
todo cuando aquéllas ilustran acerca de la interpretación de disposiciones nacio-
nales adoptadas con el fin de darles aplicación, o también cuando tienen por objeto
completar las disposiciones comunitarias dotadas de fuerza vinculante.
(37) CS.2009/02/24. Halabi, Ernesto c. PEN ley 25.873.
1106 Procedimiento Administrativo y Derecho Municipal
XVII. Conclusión
La necesidad de un camino de armonización administrativa,
obviamente respetuosa de las características y poderes locales debe
ser recorrido por los caminos que la sociedad ha internalizado y
aceptado como principios generales del derecho, y en nuestra rama,
el derecho público, la Ley Nacional de Procemdientos Administrati-
XVIII. Epílogo
40 años llenos de vigor, nos permiten sostener que la LNPA se ha
impuesto como un compendio de principios generales de la discipli-
na. Tiene y ha tenido, como dirían los profesionales de la comuni-
cación un feedback permanente con la jurisprudencia y la doctrina.
Sus criterios básicos sobre informalismo en favor del administrado,
el debido proceso (40) adjetivo, su esquema de requisitos esenciales
del acto, la interpretación negativa del silencio administrativo, su
lógica de las nulidades y de los recursos, son copiados o aplicados
por precedentes y costumbres administrativas que nadie se atreve
a observar. Deberían continuar la lista de los principios generales
que señala Cassagne, y que no necesitan ley escrita (41) para estar
vigentes: la separación de poderes, el principio de inderogabilidad
singular de los reglamentos, la autotutela en materia de dominio
público, la continuidad de los servicios públicos, y la igualdad en la
licitación pública (42).
A tal punto ha llegado el fenómeno que hemos intentado abordar
en estas escuetas páginas, que vuelvo a invitar a dar un paseo por
las oficinas de asuntos legales de los municipios argentinos y con
una superficial revisión de su material de biblioteca bastará para
sostener nuestra posición. Puedo dar fe, de todos estos años en los
que he visitado en actividades académicas y profesionales más de
Procedimiento administrativo
y procedimiento tributario
(2) En este punto, la expresión podría utilizarse no solo con referencia a la ad-
ministración y la justicia, sino también para comprender la actividad legislativa del
Estado, porque en tanto los actos se realicen con un fin específico y conformen una
unidad, también al lado del proceso administrativo y el proceso judicial podría in-
cluirse el proceso legislativo. En este orden de consideraciones, el sujeto es el órgano
legislativo, la acción es legislativa y el fin, la ley.
Jorge Héctor Damarco 1119
(3) Gordillo, Agustín A., Tratado de Derecho Administrativo, t. II, ps. XVII-2
y XVII-3, Parte General, Ediciones Macchi, Buenos Aires, 1991.
1120 Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
(4) Ello sin perjuicio de reconocer que los organismos judiciales y legislativos
también realizan algunas actividades administrativas, pero no se trata de sus funcio-
nes esenciales. El dictado de las sentencias y de las leyes son los fines de su función
esencial y que los caracteriza como tales.
(5) Devis Echandía, Hernando, Compendio de Derecho Procesal, ABC,
Bogotá, 1948 y Teoría del Proceso, 3º ed. revisada y corregida, reimpresión, Editorial
Universidad, Bogotá, 2004.
Jorge Héctor Damarco 1121
(7) Se trata de un derecho que para su realización fáctica requirió del adveni-
miento de las modernas constituciones sancionadas a partir del siglo XVIII que con-
sagraron los derechos individuales y establecieron garantías para dichos derechos.
Es el fruto del pensamiento racionalista y de la filosofía iusnaturalista que precedió
a la sanción de dichas constituciones.
En ese marco filosófico y jurídico constitucional, en el cuál, el Estado se subor-
dinó al derecho, se abrió paso la posibilidad del derecho de defensa. Es por ello,
que se ponen en riesgo los derechos y las garantías individuales cuando se instalan
autocracias o regímenes dictatoriales.
Jorge Héctor Damarco 1123
derecho a ser oído, el derecho a producir prueba y el derecho a una resolución fun-
dada. En efecto, en los sumarios regulados a partir del artículo 70 de la ley 11.683,
la ley dispone que deberá darse vista al presunto infractor para que efectúe su
descargo y ofrezca la prueba que haga a su derecho. Por dicha vista se le hace sa-
ber los hechos que se le imputan y su posible subsunción en algunas de las figuras
penales descriptas por la ley 11.683. De tal modo, el presunto infractor tiene co-
nocimiento de los hechos y el derecho invocado por el fisco y está en condiciones
de ejercer su derecho de defensa en sede administrativa. La misma ley dispone
que contestada la vista se aplicarán las normas que regulan el procedimiento de
determinación de oficio.
Si bien en relación a las sanciones previstas por el artículo 40 de la ley 11.683,
los arts. 41 y sigtes. estructuran un procedimiento oral, con plazos más breves,
igualmente garantiza el derecho a ser oído y a ofrecer prueba en la audiencia que
debe celebrarse ante juez administrativo. El juez administrativo declarará cual es
la prueba que estima admisible y, entonces, el presunto infractor ejercerá su dere-
cho a producir prueba. Es claro que tratándose de ilícitos de naturaleza penal, no
existirán restricciones al derecho a ofrecer y producir pruebas en otras instancias
jurisdiccionales posteriores.
Es posible que se prefiera el procedimiento escrito de los arts. 70 y sigtes. de la
ley 11.683, con plazos más largos que permiten un tiempo mayor para la reflexión y
la preparación de la defensa, pero dicha preferencia no significa que se haya lesiona-
do el derecho de defensa en sede administrativa porque, como queda dicho y surge
del mismo texto de los artículos 41 y siguientes de la ley 11.683, se aseguran los tres
pilares básicos del debido proceso.
(9) Artículo 10 del decreto 618/97.
1126 Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
(12) Podría existir una tercera forma de determinación de los tributos, denomi-
nada mixta, pero es irrelevante para de esta exposición.
(13) La resolución determinativa del tributo, al liquidar el monto de la obligación
tributaria y el monto que debe ingresarse, tendrá que tener en cuenta si el contribu-
yente ha realizado pagos a cuenta o anticipos y si ha sufrido retenciones.
1132 Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
de oficio debe iniciarse con una vista que el juez administrativo debe
otorgar al contribuyente o responsable para que efectúe su descargo
y ofrezca las pruebas que hagan a su derecho.
La vista que se concede comprende las actuaciones administrati-
vas y las impugnaciones o cargos que se formulen. Parece elemental,
incluso para el sentido común, que antes de exigirle el pago de una
suma de dinero al contribuyente o responsable como consecuencia
de la determinación, éste pueda ser oído (que pueda hablar para
defenderse). Y para que sea oído, para que pueda defenderse es ne-
cesario que conozca cuáles son las cargos e impugnaciones que se
le formulan y cuál es el sustento de dichos cargos e impugnaciones.
Es más, debe conocer las actuaciones administrativas que los han
originado y por ello la ley establece en el artículo 17 que debe darse
vista de las actuaciones, de los cargos e impugnaciones, proporcio-
nando el detalle de los fundamentos en que se fundan. Ello significa
que la vista debe ser completa. Para defenderse adecuadamente el
contribuyente o el responsable deben conocer los cargos y las im-
pugnaciones, su detallado fundamento y todas las actuaciones que
los originan.
El contribuyente o responsable no debe ser sorprendido al dic-
tarse el acto de determinación de oficio del tributo por hechos o
actuaciones administrativas que sustentan la determinación del
tributo y que no tuvo oportunidad de conocer al contestar la vista.
En la ley 11.683, el juez administrativo debe iniciar el procedi-
miento de determinación de oficio confiriendo al contribuyente o
responsable una vista de los cargos e impugnaciones que se le for-
mulan, dando un detallado fundamento de los mismos. El objeto
de la vista es que aquél a quién se confiere, efectúe su descargo y
ofrezca la prueba que haga a su derecho.
La iniciación del procedimiento tiene por objeto esencial que
el contribuyente o responsable conozca cuales son los cargos e
impugnaciones para que pueda ser oído respecto de ellos. La fina-
lidad primordial para la que se concede la vista es asegurar que el
contribuyente o responsable efectúe su descargo. El procedimiento
es escrito, pero el concepto es idéntico. La expresión sea oído corres-
ponde a épocas pretéritas como el período colonial en nuestro país,
en el que los jueces comerciales de los cabildos eran los oidores y los
juicios penales se celebraban en las audiencias (de Charcas, Chu-
Jorge Héctor Damarco 1135
(14) El artículo 38 del decreto 1883/1991, dispone: “La parte interesada, su apo-
derado o letrado patrocinante, podrán tomar vista del expediente durante todo su
trámite, con excepción de actuaciones, diligencias, informes o dictámenes que a
pedido del órgano competente y previo asesoramiento del servicio jurídico corres-
pondiente, fueren declarados reservados o secretos mediante decisión fundada del
respectivo Subsecretario del Ministerio o del titular del ente descentralizado de que
se trate”. “El pedido de vista podrá hacerse verbalmente y se dará, sin necesidad de
resolución expresa al efecto, en la que se encuentre el expediente, aunque no sea la
Mesa de Entradas o Receptoría”. “Si el peticionante solicitare la fijación de un plazo
para la vista, aquél se dispondrá por escrito rigiendo a su respecto lo establecido por
el artículo 1º, inc. e), apartados 4º y 5º, de la Ley de Procedimientos Administrativos”.
“El día de vista se considera que abarca, sin límites, el horario de funcionamiento de
la oficina en que se encuentra el expediente”. “A pedido del interesado, y a su cargo,
se facilitarán fotocopias de las piezas que solicitare”.
1136 Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
Es lógico que así sea, porque son los hechos comprobados los
que determinan las imputaciones penales y no es posible omitir
la vista si de dichos otros hechos puede resultar una infracción
distinta. Al mismo tiempo se aclara que si los hechos son los mis-
mos y sólo varía el encuadramiento legal, no se deberá conceder
nueva vista.
En esta materia el código ha sido cuidadoso porque el procedi-
miento para las infracciones comprende también un procedimiento
en el que la autoridad aduanera se pronunciará sobre los tributos que
se adeuden. Con el claro propósito de asegurar el derecho de defensa
el artículo 1103 del código establece que: “La vista contemplada en
el artículo 1101 tendrá los efectos de la notificación de la liquidación
de los tributos a que alude el artículo 1094, inciso d)”.
La falta de otorgamiento de la vista o el no haberla otorgado
en forma detallada y completa constituye un vicio grave del pro-
cedimiento administrativo que vulnera el derecho de defensa del
contribuyente o responsable y que conduce a la declaración de
nulidad de la resolución determinativa del tributo que se dicte en
el procedimiento de determinación de oficio.
Al comentar estas normas de la ley 11.683 y del Código Aduanero
no puede soslayarse la incesante tarea que el Tribunal Fiscal de la
Nación desempeñó durante sus diez primeros años de existencia.
En su transcurso, a través de decisiones que declararon la nulidad
de las resoluciones determinativas de los tributos en los casos en los
que no se confirió vista o se la confirió parcialmente o de manera
defectuosa y, del mismo modo en relación a la formulación de los
cargos suplementarios en materia aduanera, consiguió judicializar
la administración tributaria y aduanera. En la actualidad, excep-
cionalmente, se encontrará una sentencia que, fundada en aquellas
circunstancias, declare la nulidad de una resolución de la Adminis-
tración Federal de Ingresos Públicos recaídas en procedimientos de
la ley 11.683 o del Código Aduanero.
La ley 11.683, al disponer que se confiera la vista persigue dos
objetivos. En primer lugar, que el contribuyente o responsable sea
oído a través de la formulación de su descargo. En segundo término,
otorgarle la llave para el segundo de los principios del debido proce-
so, cuál es la producción de la prueba. Por ello, la ley establece que la
vista tiene como propósito que el contribuyente efectúe su descargo
Jorge Héctor Damarco 1139
(16) roland arazi expresa que “En el proceso civil, los hechos que son ob-
jeto de prueba deben haber sido afirmados por las partes. En principio, el juez civil
no investiga ni averigua, sino que verifica las afirmaciones de las partes”, Derecho
Procesal Civil y Comercial, p. 276, Astrea, Buenos Aires, 1995.
Jorge Héctor Damarco 1141
sin duda, en relación a otros supuestos, ello no será posible. Por ejemplo, cuando se
demuestre la ineficacia de la instancia posterior frente a la desaparición de las prue-
bas (véase, Fallos 273:134; 301:953). Para conocer un juicio crítico sobre la doctrina
de la subsanabilidad, fundada en serias razones, debe leerse la obra de AGUSTÍN
Gordillo, Tratado de Derecho Administrativo, t. 2, p. IX-20, 6º ed., Fundación de
Derecho Administrativo, Buenos Aires, 2003.
1144 Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
(22) Así, tanto la ley 11.683 como el Código Aduanero contienen algunas normas
específicas sobre notificaciones que agregan algunos medios de notificación que no
están contemplados en las leyes de procedimientos administrativos y en los códigos
procesales. En este sentido, puede mencionarse la notificación “por nota o esquela
numerada, con firma facsimilar del funcionario autorizado, remitida con aviso de
1158 Procedimiento administrativo y procedimiento tributario
Procedimiento Administrativo
y Derecho del Trabajo
La actuación de la Administración
en el ámbito laboral
Marcelo Navarro
A. Concepto
Esta especialidad jurídica no es extraña al derecho administra-
tivo general, sino que constituye parte de él, aunque exhiba ciertas
particularidades en muchos de sus contornos en razón del carácter
instrumental que adquiere con respecto al derecho del trabajo, cuyos
fines protectores está llamado a garantizar.
El derecho administrativo laboral se define, en consecuencia,
como una porción del derecho administrativo que está integrada,
por una parte, por normas y principios de derecho público que
determinan las competencias de la autoridad administrativa del
trabajo y sus relaciones interorgánicas e interadministrativas y, por
otra, por las disposiciones de carácter público y privado, de fondo
y procesales que reglan las relaciones entre dicha autoridad y los
administrados pertenecientes al mundo del trabajo (5).
El derecho administrativo laboral comparte con la disciplina ad-
ministrativa general determinados rasgos (publicidad, carácter local)
y se sirve de algunas de sus instituciones (acto administrativo, proce-
dimiento) y principios (legalidad, oficialidad, informalismo, etc.) pero
cuenta, además, con algunos institutos y fuentes propios y se inspira
también en principios provenientes de otras ramas del derecho, todo
lo cual le imprime características peculiares. No se constatan mayo-
res distinciones entre una y otra en lo que concierne al despliegue de
ciertas facultades de la autoridad estatal frente a los particulares en
determinadas áreas de las relaciones del trabajo, como las atinentes al
registro del empleo, contralor o expedición de documentos laborales e,
incluso, en alguna medida, en la actividad de inspección (que presenta
rasgos semejantes a la policía sanitaria, por ejemplo). Se observan, en
cambio, ciertas notas singulares en el ejercicio de las potestades que
despliega la administración al actuar como componedor de conflictos
individuales o pluri individuales de trabajo.
Ahora bien, donde más claramente se aprecian signos contras-
tantes es en el plano del derecho colectivo de trabajo en el cual la
C. Sujetos
El derecho administrativo laboral comprende a una gran varie-
dad de sujetos. A los que son, a la vez, sujetos del derecho del trabajo,
es decir, el trabajador, el empleador y sus respectivas organizaciones
representativas, se añade la figura predominante de la administra-
ción pública laboral.
Es necesario apuntar, asimismo, que la organización estatal
cuenta con tribunales de naturaleza administrativa con competen-
cia para resolver las contiendas suscitadas en el ámbito del trabajo
doméstico. Ese organismo, en el plano nacional, es el Tribunal del
Servicio Doméstico (8) y actúa como una primera instancia para la
(7) Puede verse, entre muchos, Marienhoff, Miguel S., op. cit., ps. 161-198
y 335-345 y los autores allí citados.
(8) Actúa bajo la dependencia de la Dirección de Relaciones Individuales, en
la órbita de la Subsecretaría de Relaciones Laborales del Ministerio de Trabajo, Em-
pleo y Seguridad Social. En la Provincia de Catamarca se trata del Consejo de las
Empleadas Domésticas, cuya competencia está fijada por la ley 4396 (BO 19.12.1986).
Marcelo Navarro 1169
D. Fuentes
1) Fuentes normativas
(14) A modo de ejemplo cabe citar, entre muchas, la ley 14.250 de Convenciones
Colectivas del Trabajo (art. 12), la ley 23.551 de asociaciones gremiales de trabajado-
res (art. 56) y la ley 26.727 de Trabajo Agrario (art.99).
Marcelo Navarro 1171
2) Otras fuentes
las medidas que el acto involucra y los fines que lo orientan;) y valiosa (confr. art. 7°,
inc. f, de la ley 19.549).
(24) Arts. 1°, inc. f, punto 3 y 7°, inc. c, de la ley 19.549.
(25) Art. 1°, inc. a, y 17 de la ley 19.549.
(26) Art. 1°, inc. c, de la ley 19.549.
(27) Art. 18 de la Carta Magna.
(28) Confr. art. 1°, inc. f, de la ley 19.549.
(29) Art. 1°, inc. b, de la ley 19.549.
(30) Cabe recordar que, acerca de este punto, el art. 4° del Código Penal deter-
mina que sus disposiciones generales se aplican a todos los delitos creados por leyes
especiales (en cuanto éstas no dispusieran lo contrario), lo que refleja el necesario
acatamiento del principio de legalidad por todo el derecho represivo.
(31) Las figuras de infracciones administrativas utilizan, no obstante, conceptos
jurídicos amplios e indeterminados, dada la imposibilidad de precisar de antemano
y detalladamente cada una las hipótesis que merecen sanción, extremo que depende
en muchas ocasiones del resultado de la valoración de circunstancias concretas y, por
1174 Procedimiento Administrativo y Derecho del Trabajo ...
(34) Dados los objetivos de este trabajo, resulta imposible ahondar en la ca-
racterización de cada uno de estos principios por lo que cabe remitir a la doctrina
especializada sobre el tema. Se destaca, al respecto, la obra de Pla Rodríguez,
Américo, Los principios del Derecho del Trabajo, 3º ed. actualizada, Desalma, Bue-
nos Aires, 1998. Puede consultarse, también, Podeti, Humberto A., Los principios
del Derecho del Trabajo, p. 1125, Buenos Aires, DT 1996-A.
(35) En particular las disposiciones del Convenio n° 87 de la OIT, de 1948, so-
bre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, aprobado por la
Argentina mediante la ley 14.932 (BO. 29.12.1959).
(36) López, Justo, Libertad Sindical, ps. 81/204, Derecho Colectivo del Trabajo
(obra colectiva), LA LEY, Buenos Aires, 1998. Será éste el autor de referencia para el
desarrollo de este punto.
(37) Arts. 14 y 14 bis de la Constitución Nacional y art. 2° del Convenio n° 87 de
la OIT.
(38) Arts. 2° del Convenio n° 87 de la OIT y 4°, inc. b, de la ley 23.551.
(39) Art. 14 bis de la Constitución Nacional y arts. 8°, 15, 16, 17, 18 y concs. de
la ley 23.551.
(40) Art. 7° de la ley 23.551.
(41) Art. 4°, inc. b, de la ley 23.551.
(42) Artículo e inciso citado.
1176 Procedimiento Administrativo y Derecho del Trabajo ...
(57) . El art. 39, inc. 3°, de la Constitución de Buenos Aires (1994) determina la
“gratuidad de las actuaciones en beneficio del trabajador”. El art. 20 de la Constitu-
ción de Santa Fe (1967) establece, en lo pertinente, que “la ley concede el beneficio
de gratuidad a las actuaciones administrativas y judiciales de los trabajadores y de
sus organizaciones”. Por otra parte, el art. 16, inc. 9° de la Constitución de Tierra del
Fuego (1991) reconoce a sus habitantes el derecho “a la gratuidad para la promoción de
actuaciones administrativas o judiciales de naturaleza laboral, previsional o gremial”.
(58) Art. 427, cláusula 9.
Marcelo Navarro 1179
(61) Con el objeto de lograr un “buen orden y policía” entre la gente de guerra y
los civiles, se crearon en las provincias delegaciones del prévot, una justicia severa
dirigida a militares.
(62) Confr. Marienhoff, Miguel S., quien cita al respecto la opinión de
autores españoles (García Oviedo y Garrido Falla), en Tratado de Derecho Adminis-
trativo, t. IV, p. 525, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1987.
(63) En la cual se discutía la constitucionalidad de una norma local que gravaba
con una tasa o exigía la expedición de una licencia para el ingreso de ciertas bebi-
das alcohólicas provenientes del extranjero (una empresa de Baltimore había sido
condenada por vender dichos productos sin haber obtenido la licencia). Se concluyó
–con la disidencia del juez Thompson– que solo el Congreso Federal estaba habilitado
por la Constitución para fijar gravámenes sobre importaciones. THE UNIVERSITY
OF CHICAGO PRESS, The Founders’ Constitution, , Volume 2, Article 1, Section 8,
Clause 3, Document 17 (Commerce), Chicago, 2000, http://press-pubs.uchicago.edu
(64) Duguit, León, Traité de Droit Constitutionnel, t. III, p. 728, 3º ed., Fonte-
moing, París, 1925/1927.
Marcelo Navarro 1181
policía, t.83, p. 772, LA LEY). Gordillo, por su parte, considera que las implicancias
políticas e ideológicas que contiene la noción de poder de policía la vinculan con un
estado autoritario, lo que constituye motivo suficiente para la supresión del concepto
(Gordillo, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, t. 2°, cap. V, 2º ed., Fun-
dación Derecho Administrativo, Buenos Aires, 1998). Merkl, asimismo, advirtió que
ninguna de las notas distintivas de los conceptos examinados, ni la suma de todas
ellas, permite diferenciar a la policía del resto de la actividad estatal en general y del
resto de la propia actividad administrativa, por lo que propició también su elimi-
nación en tanto que todo lo que se diga del quehacer policial es también aplicable a
otras funciones reconocidamente no policiales (Merkl, Adolfo, Teoría general del
derecho administrativo, p. 323, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1935).
(69) Garrido Falla, Fernando, Tratado de Derecho Administrativo t. II,
p. 158, 13º ed., Tecnos, Madrid, 2002.
Marcelo Navarro 1183
2) Poder de policía
(77) BO 6.01.2000.
1186 Procedimiento Administrativo y Derecho del Trabajo ...
las normas que los regulan y con los convenios 81 y 129 de la OIT a la
par de coordinar su actuación, formular recomendaciones, elaborar
planes de mejoramiento y realizar acciones para erradicar el trabajo
infantil. Asimismo, actúa, mediante acciones de inspección comple-
mentarias, en aquellas jurisdicciones donde se registre un elevado
índice de incumplimiento informando y notificando previamente al
servicio local. Puede, igualmente, previa intervención del Consejo
Federal del Trabajo (94), ejercer las correspondientes facultades
cuando un servicio local de inspección del trabajo no cumpla con
las exigencias de los convenios internacionales o las determinadas
en la propia norma (95).
La normativa reconoce a los representantes sindicales de los
trabajadores el derecho de acompañar a los funcionarios de la ad-
ministración durante las inspecciones y a ser informados de sus
resultados (96).
De un modo acorde con lo establecido en los convenios n° 81 y 129
de la OIT, la ley reconoce a los inspectores las garantías y facultades
necesarias para lograr su cometido (97). Pueden actuar de oficio o por
denuncia, ingresar a los lugares sujetos a inspección sin notificación
previa ni orden judicial de allanamiento, requerir la información
y realizar las diligencias probatorias que consideren necesarias
y aún clausurar los lugares de trabajo u ordenar la suspensión de
tareas en los supuestos legalmente previstos o cuando se verifique
un riesgo grave e inminente para la salud de los trabajadores. Para
el logro de su cometido pueden requerir, incluso, el auxilio de la
fuerza pública.
En los casos en que se compruebe que la infracción a las normas
laborales implique, en alguna forma, una evasión tributaria o de la
seguridad social, el hecho debe ser denunciado formalmente ante la
(94) El Consejo Federal del Trabajo ha sido creado por la ley 25.212 como un
organismo integrado por los representantes de las distintas administraciones la-
borales del país (presidido por el Ministro de Trabajo nacional) al que le han sido
asignadas numerosas competencias: impulsar políticas generales en materia laboral,
fortalecer los organismos locales, llevar a cabo la vinculación con los organismos
internacionales, participar en el diseño de programas de promoción del empleo y
capacitación laboral (arts. 1 y 2 del Anexo I de la ley).
(95) Idem, art. 30 y 35.
(96) Ley cit. art. 31, segundo párrafo.
(97) Art. 32.
Marcelo Navarro 1191
2) Registro laboral
4) Mediación y conciliación
(113) En el cual existe una reducción de la jornada (art. 200 de la ley de contrato
de trabajo y se origina la obligación patronal de proveer elementos de protección y
adoptar medidas generales para reducir los riesgos ambientales (art. 74 idém).
(114) Resol. 434/2002, modif. por Resol. 860/2002, del Ministerio de Trabajo,
Empleo y de la Seguridad Social
(115) Art. 8°.
(116) Art. 19.
(117) Art. 124 de la ley de contrato de trabajo.
(118) Art. 134 ídem.
1196 Procedimiento Administrativo y Derecho del Trabajo ...
en, entre las funciones más relevantes que en tal carácter desarrolla,
cabe mencionar:
a. La inscripción y registro de los sindicatos (124).
b. El otorgamiento de personería gremial (125).
c. El contralor de la actividad sindical (126).
d. El requerimiento del cese de medidas o conductas contrarias a
derecho de quienes despliegan tareas gremiales y la petición ante la
justicia de la suspensión o cancelación de la personería gremial o la
intervención de los sindicatos como también el dictado de medidas
cautelares cuando se constaten graves irregularidades (127).
e. La intimación a que se convoquen elecciones de los cuerpos
directivos o deliberativos, o disponer directamente la realización de
comicios si la intimación no da resultados y, eventualmente, designar
autoridades provisionales en caso de acefalía en las condiciones y
bajo los supuestos previstos por la ley (128).
f. La resolución de cuestiones de encuadramiento sindi-
cal (129).
g. La disposición para que se suspenda en forma precautoria el
proceso electoral sindical en caso de irregularidades en los comi-
cios (130).
La Actuación de la Administración
en el Ámbito Previsional y de la Seguridad
Social
Lilia Mabel Maffei de Borghi (*)
I. Introducción
Para paliar las diversas contingencias que pueden impedir al
individuo ejercer su actividad profesional y consecuentemente
percibir el rédito correspondiente, sea que esto derive de su estado
psicofísico (enfermedad, vejez, etc.) o de la situación económica (car-
gas de familia, desempleo), se han dado a través del tiempo diversas
técnicas de protección, de carácter individual como el ahorro u otras
que implican la intervención de terceros como la asistencia pública
y privada, la solidaridad familiar, la responsabilidad de terceros por
el daño causado, y ya en otro estadío el seguro y la mutualidad me-
diante los cuales son los propios interesados quienes con su aporte
a un fondo común contribuyen a subsanar las consecuencias de
aquellos eventos.
A. Tendencias
La Seguridad Social tiende a hacer extensivo su amparo a todos
los hombres sin distinción, de manera universal y a cubrir todas las
contingencias sociales en forma integral. Pero sin perjuicio de esta
amplitud y su necesaria proyección futura, no debe ello hacer per-
der de vista su dimensión presente, de manera que los principios de
universalidad e integralidad tienen que encauzarse en un proceso
de aplicación progresiva.
Estas tendencias para su concreción exigen cierta unidad o armo-
nía en la organización administrativa, financiera y legislativa para
obviar contradicciones, desigualdades, injusticias y complejidades,
como también a efectos de obtener economías y agilización admi-
nistrativa, pues todo esto hace a la eficacia del sistema (9).
Es necesario destacar especialmente que en materia de Seguri-
dad Social, a diferencia de otras ramas del Derecho que enuncian
conductas dentro de las cuales los propios particulares se incluyen
directamente por su relaciones o negocios jurídicos, en el caso de
la Seguridad Social, la organización institucional es fundamental,
(15) SC, caso Badaro, Valentín contra Anses, Sentencia del 2007/11/26,
considerandos 15 y 16.
(16) FERNANDO HORACIO PAYA (H), MARÍA TERESA MARTÍN YAÑEZ,
Régimen de Jubilaciones y Pensiones, Lexis Nexis, Abeledo Perrot, 2005.
(17) ETALA JUAN JOSE op. cit p. 69
1210 La Actuación de la Administración...
A. Constitución Nacional
El artículo 14 bis de la Constitución Nacional establece que “el
Estado otorgara los beneficios de la Seguridad Social”, lo cual destaca
Lilia Mabel Maffei de Borghi 1217
(23) http://www.anses.gob.ar/institucional/historia.php
Lilia Mabel Maffei de Borghi 1219
(24) http://www.desarrollosocial.gov.ar
Lilia Mabel Maffei de Borghi 1221
Seguridad Social (CARSS) para ser una instancia revisora última de los
actos administrativos, con la finalidad de evitar la litigiosidad. Excluye
de su competencia los pedidos de reajuste y los supuestos de los arts.
15 y 49, ley 24.241. Es optativo el recurso de revisión que dispone, pero
su interposición suspende los plazos para acudir a la instancia judicial.
Por resolución MTEyFRH 553/2000 se incorpora a la competencia
de la CARSS lo relacionado con los artículos 15 y 4º de la ley 24.241
y las denegatorias dictadas conforme el régimen de la ley 24.714 de
asignaciones familiares. Modifica el plazo para acudir en revisión,
fijándolo en 30 días hábiles, debiendo interponerse el recurso ante
la autoridad que dictó el acto.
Por resolución MTE y FRH 964/2001 se disuelve la CARSS (BO,
8-1-2002).
Posteriormente por resolución del Ministro de Trabajo Empleo
y Formación de Recursos Humanos, interinamente a cargo del Mi-
nisterio de Seguridad Social, se suspenden los efectos de la anterior
(BO, 30/1/2002).
Asimismo por resolución SSS 17/2002 (BO, 21-11-2002) se amplía
la competencia de la CARSS a la totalidad de los pronunciamientos
de la Seguridad Social, manteniendo la exclusión de casos que versen
sobre reajustes por movilidad y planteos de inconstitucionalidad y
las decisiones administrativas originadas en el grado de invalidez
de los peticionantes (art. 49, ley 24.241).
Por resolución Anses 270/10 se dispuso que la CARSS estará com-
puesta de un presidente y dos vocales y tendrá una sala única que en-
tenderá en todas las competencias previstas en la normativa precitada.
Sobre esta base normativa podemos señalar que la Anses tiene
un procedimiento administrativo especial, con aplicación supletoria
de la ley 19.549.
Las resoluciones que dicta la Administración Nacional de la
Seguridad Social admiten los siguientes recursos administrativos:
1- El de reconsideración (dentro de los 10 días hábiles de notifi-
cado el acto) conforme art. 84, decreto 1759/72, reglamentario de la
ley 19.549. Se interpone ante quien dictó la resolución.
2- El de revisión ante la CARSS (dentro de los 30 días hábiles de
notificado el acto) conforme resolución MTE y FRH 553/2000. Se
1224 La Actuación de la Administración...
2) Obras Sociales
Las obras sociales están reguladas por la ley 23.660, son organi-
zaciones de la seguridad social, financiadas mediante el aporte y la
contribución obligatorios de trabajadores y empleadores, respectiva-
mente, sujetas a contralor estatal e integradas al Sistema Nacional de
Seguro Social, cuyo fines son la prestaciones de servicios de salud y
sociales a los beneficiarios, los que tiene la opción de elegir afiliarse
a la entidad que ha de prestar esos servicios.
Están comprendidas en la ley 23.660:
a) Las obras sociales correspondientes a las asociaciones gremia-
les de trabajadores con personería gremial, signatarias de convenios
colectivos de trabajo;
b) Las obras sociales del personal de dirección y las asociaciones
profesionales de empresarios;
c) Las obras sociales constituidas por convenios con empresas
privadas o publicas y las que fueron originadas a partir de la vigencia
del artículo 2 inc. g) punto 4, de la ley 21.476;
d) Las obras sociales de la administración central del Estado
Nacional, sus organismos autárquicos y descentralizados;
e) Obras sociales empresas y sociedades del estado;
f) Toda otra entidad creada o por crearse que no encuadrándose
en la enunciación precedente, tenga como fin lo establecido en la
ley 23.660;
g) Los institutos de administración mixta, las obras sociales y las
reparticiones u organismo que teniendo como fines los establecidos
1226 La Actuación de la Administración...
en dicha ley hayan sido creados por ley de la Nación. Estos man-
tendrán sus modalidades administrativas, contables y financieras
conforme a las leyes que le dieron origen, con las salvedades espe-
cificadas en los artículos 37, 38, 39 y 40 de la ley 23.660;
h) Las obras sociales del Personal Civil y Militar de las Fuerzas
Armadas, de Seguridad, Policía Federal Argentina, Servicio Peniten-
ciario Federal y los pensionados del mismo ámbito cuando adhieran
en los términos que determinen la reglamentación.
Son beneficiarios de las Obras Sociales:
a) Trabajadores en relación de dependencia, sea en el ámbito
privado o sector público y sus grupos familiares primarios;
b) Jubilados y pensionados, juntos con sus respectivos familiares
y adherentes;
c) Trabajadores autónomos comprendidos en el régimen nacional
de jubilaciones y pensiones;
d) Personas sin cobertura médico asistencial con residencia en
el país;
e) Personas que se incorporan al seguro social mediante conve-
nios de adhesión;
El régimen de financiación es de carácter contributivo.
(35) CS, caso “Pertusso, Catalina Nilda sobre desafiliación”, Sentencia del 08
/07/1980; ver dictamen del Ex Procurador General de la Nación Mario Justo López
del 23/03/1980.
BIDART CAMPOS, GERMÁN J., Principios Constitucionales de Derecho del
Trabajo (individual y colectivo) y de la Seguridad Social en el artículo 14, bis., p. 537,
en Suplemento extraordinario art. 14 bis de la Constitución Nacional, publicado por
la Revista Derecho del Trabajo y Seguridad Social, año 1981, Punto XXVII.
SAGÛES, PEDRO NESTOR, Elementos de Derecho Constitucional, t. II, p.297,
Astrea.
Lilia Mabel Maffei de Borghi 1241
IX. Conclusión
De lo hasta aquí expuesto se advierte que la actuación de la Ad-
ministración en el ámbito Previsional y de la Seguridad Social en
nuestro país cuenta con una amplia regulación constitucional, legal
y reglamentaria con la cual se pretende alcanzar el bienestar social.
Al respecto cabe señalar que esta actividad deberá tener presente
la dinámica de los hechos que atañen a la Seguridad Social y dan
sustento al cambio social (37).
Ya no se trata sólo, como en el pasado, de adoptar medidas
concretas y aisladas para remediar la pobreza del proletariado o
para corregir algunas derivaciones del sistema económico, sino de
dirigir la marcha entera de la sociedad, y aún de modificar su es-
tructura misma para hacerla más justa y para extender el bienestar
a toda la población. El estado social se presenta ante todo como un
aparato prestacional (38). Por ello cabe hablar en adelante no de la
administración del estado social, sino de la administración social
prestadora (39)
Ello así, pues el hombre es el centro del orden jurídico y la dig-
nidad humana es el valor básico fundamentador de los Derechos
Humanos que tienden a explicitar y satisfacer las necesidades de la
persona en su esfera moral.
En este sentido será relevante la actividad tanto del Poder Eje-
cutivo, Legislativo y Judicial, como también de los demás órganos
de control incorporados a la Constitución por la reforma de 1994, la
cual está condicionada como fundamento obligatorio por las nor-
mas de la Ley Fundamental, como asimismo por las Declaraciones
y Convenios Internacionales sobre Derechos Humanos a los cuales
les reconoce jerarquía constitucional.
(37) MOIX MARTÍNEZ, MANUEL, Bienestar Social, Trivium SA, Madrid 1986, y
su cita MORRIS G. FOX. Report of the Pre-Conference Working Party, ps. 8-12, en New
Strategies for Social Development. Role of Social Welfare, Proceedings of the XVth
International Conference on Social Welfare, Manila, Philippines, September 6-12, 1970.
(38) FERNANDEZ, BETTINA, Garantizar la dignidad humana: una obligación
de preeminencia para el Estado. Sucinto repaso por los derechos económicos, sociales y
culturales, Suplemento constitucional n°3, LA LEY, 11/05/12 y su cita de SANTAMARÍA
PASTOR, JUAN ALFONSO, Fundamentos de derecho administrativo I, Centro de
estudios Ramón Areses, 1988.
(39) RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, JOSÉ MARÍA, La administración del estado
social, p.90 y sigtes., Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, Madrid 2007.
Capítulo XXXII
Procedimiento administrativo
y derecho internacional
I. Introducción
Abordar un tema como el propuesto exige formular algunas
aclaraciones preliminares.
Hablar de procedimiento administrativo implica, en nuestro
medio, mencionar el derecho eminentemente local. Como es bien
sabido, la legislación de normas procedimentales forma parte del
conjunto de atribuciones no delegadas por las provincias a la Na-
ción, de modo que su elaboración compete a los Estados locales. Se
convierte, así, en materia de diferenciación entre ellos.
Por otra parte, el orbe asiste hoy, desde hace ya más de medio
siglo, a un inédito fenómeno de globalización, que trae aparejado un
(1) VERDROSS, ALFRED, Derecho Internacional Público, p. 14, Aguilar, Madrid, 1978.
1246 Procedimiento administrativo y derecho internacional
II. La Globalización
Como se ha dicho ya, hay un antes y un después, en la conside-
ración de las normas jurídicas, como consecuencia de la irrupción
de la globalización, nacida a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Por ello, es imprescindible aunque sea enunciar algunos postulados
vinculados a este tema, a los efectos de que podamos reflexionar
sobre sus verdaderos alcances y contenidos.
Diré primero que la globalización es un fenómeno de nuestro
tiempo, nacido con el desarrollo de los medios de comunicación y
de información. Es la posibilidad de la comunicación instantánea
la que la define. No comparto por ello algunas teorías que la sitúan
en un pasado más remoto como, por ejemplo, en el descubrimiento
de América. La globalización no es el conocimiento integral de lo
mundial, sino precisamente la interdependencia que genera este
fenómeno de relativización de las fronteras.
En segundo lugar, como ya se ha dicho, la globalización es un
fenómeno neutro, que de suyo no es ni positivo ni negativo. Será
negativo en la medida en que contribuya a la implementación de
lo que se denomina el pensamiento único, de las hegemonías, del
unilateralismo; pero va a ser muy positivo si lo convertimos en una
herramienta fundamental para fortalecer la hermandad universal
del género humano, para acentuar los regionalismos, para fomentar
el multiculturalismo.
También hay que entender que la globalización no genera de-
pendencias, sino interdependencias. No existen hoy países autosufi-
cientes, no hay países que puedan autoabastecerse completamente,
sino que de todos los países de la comunidad internacional puede
predicarse la misma nota que caracteriza a la persona humana:
necesitan de los demás para su desarrollo y perfección.
En cuarto lugar, la globalización ha incidido decididamente en
los diseños de política exterior de los Estados, al punto de haber des-
echado algunas formas de política exterior antes posibles, como era
por ejemplo el aislacionismo. Como contrapartida, se desarrollan
hoy otras con muchísima fuerza, como son los regionalismos y la
conformación de bloques continentales.
Un quinto postulado es que la globalización relativizó el concepto
de soberanía, haciéndonos abandonar aquella concepción de sobe-
Alberto M. Sánchez 1247
(4) SALOMONI, JORGE LUIS, Reforma del Estado y Mercosur, en Revista “Actua-
lidad en el Derecho Público”, Nº 6, Buenos Aires, 1997.
1250 Procedimiento administrativo y derecho internacional
(10) Cfr. Vigo, Rodolfo L., Los principios jurídicos, p. 9, Depalma, Buenos
Aires, 2000.
(11) Sarmiento García, Jorge H., Los principios en el Derecho Administra-
tivo, p. 41, Diké, Mendoza, 2000.
Alberto M. Sánchez 1257
Es que son los principios los que permiten llenar vacíos legislati-
vos, interpretar correctamente las normas o legislar con prudencia.
El art. 16 del Código Civil argentino dispone, en esta línea, que “si
una cuestión civil no puede resolverse, ni por las palabras, ni por
el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas;
y si aún la cuestión fuese dudosa, se resolverá por los principios
generales del derecho, teniendo en consideración las circunstan-
cias del caso”.
Por último, creo imprescindible señalar acá que los principios
no están disponibles para el hombre. Cuando están enraizados en el
derecho natural no pueden ser alcanzados por la convencionalidad.
Y la razón es muy simple: se trata de principios propios de la natu-
raleza humana, que sostienen la propia dignidad del hombre y son,
por eso, inalienables e indisponibles. Sostiene Cassagne al respecto
que “ese fundamento último no es otro que la dignidad humana, a
partir de la cual se llega a unos principios inmutables, superiores a
todo el ordenamiento positivo” (12).
Estos principios son, como hemos visto, universales, válidos
para todo tiempo y lugar y sólo sobre ellos ha sido posible construir
el derecho internacional.
Con lo dicho, queda claro que ni el positivismo ni el constructi-
vismo son respuestas adecuadas a la pregunta acerca de la misión
del derecho. Como bien sostiene Massini Correas, “…la ciencia
jurídica conoce no sólo, ni principalmente para describir su objeto,
sino ante todo para valorar, dirigir y ordenar la conducta humana
jurídica de acuerdo a principios que, en sus raíces y fundamentos,
revisten carácter moral” (13).
He planteado en otro lado lo que denomino la “contaminación
ideológica” del procedimiento administrativo (14), intentando con
ello llamar la atención acerca de esta tendencia a utilizarlo como
herramienta para el abuso de poder.
A. Principio de legalidad
El principio del sometimiento de la autoridad a la normatividad
es uno de los pilares del sistema republicano (19). En Argentina cobra
cada vez más fuerza la denominación que le diera Comadira: “princi-
pio de juridicidad”. El recordado maestro enseñaba que “la juridicidad
nuclea… todo el sistema normativo, desde los principios generales del
derecho y la Constitución Nacional, hasta los simples precedentes ad-
ministrativos en cuyo seguimiento esté comprometida la garantía de
igualdad, pasando por los tratados internacionales, la ley formal, los
reglamentos y, eventualmente, ciertos contratos administrativos” (20).
Sin embargo, este principio es predicable también de todo ciu-
dadano, quien está tan obligado como la Administración a respetar
el orden normativo. Esto, que parece una verdad de Perogrullo,
tiene hoy una especial relevancia en algunos ámbitos. Piénsese por
ejemplo en la objeción de conciencia, definida por Navarro Floria
como “incumplimiento de un mandato o un deber legal o norma-
tivo, por parte de quien lo considera contrario a los mandatos de la
propia conciencia, afrontando el objetor las consecuencias negativas
(castigo) que ese incumplimiento legal le acarrea” (21). Se trata de
incumplir el orden normativo invocando razones de conciencia, lo
que presenta serios problemas a la hora de resolver cada caso, ya
que se enfrentan, de modo insoluble, una norma positiva con un
precepto moral que la conciencia reconoce como superior a aque-
lla. Cumplir la norma implicaría violentar esa convicción; respetar
la convicción llevaría inexorablemente a incumplir la ley (22). En
nuestra época, y fundamentalmente con el desarrollo de la bioética,
se presentan cada vez más casos: médicos dependientes del Estado
que se niegan a practicar un aborto en un hospital público en lugares
donde está legalizado; funcionarios del Registro Civil que se resisten
a intervenir en casamientos de personas del mismo sexo allí donde
éstos son legalmente factibles; matrimonios que rechazan some-
D. Principio de razonabilidad
E. Principio de imparcialidad
Este principio, derivado del más general de igualdad ante la ley,
nos pone en presencia de un aspecto que solemos olvidar con fre-
cuencia: el procedimiento administrativo jamás debe verse como
un contradictorio entre la Administración Pública y los ciudadanos.
En este sentido, dice Tawil con acierto que “…la intervención admi-
nistrativa debe ser visualizada, exclusivamente, como una etapa
precontenciosa o de conciliación… que encuentra sustento en la obli-
gación del administrado de colaborar en la preservación del principio
de legalidad, evitando la propagación de litigios inútiles con quien
ha asumido el papel de guardián del interés público” (24).
Sin embargo, no pocas veces este principio es socavado en la coti-
dianeidad, sea por particulares que desean obtener indebidamente un
provecho personal a costa del interés general, sea por las autoridades,
que se niegan a reconocer legítimas pretensiones del administrado.
La Administración, para alcanzar un equilibrio justo en este
sentido, debe respetar dos axiomas liminares: por un lado, “el bien
del todo está por encima del bien de la parte”; pero por otra parte,
“el Estado es para la persona y no la persona para el Estado”. Sólo
F. Principio de informalismo
Este principio, mejor llamado de formalismo moderado, que
permite la subsanación de defectos en las presentaciones del parti-
cular, debe ser interpretado a la luz de la no exigencia de asistencia
letrada en la tramitación administrativa. Sólo así encuentra una
auténtica justificación.
Asimismo, mantiene una ligazón estrecha con la importancia
que para la Administración tiene alcanzar la verdad real, de modo
que ésta no quede sepultada bajo una maraña de exigencias for-
males no esenciales que pueden ser fácilmente salvables. Incluso
este principio debe encontrar aplicación en procedimientos en los
que ha estado tradicionalmente vedado, como es por ejemplo el
licitatorio. Cuando un error formal puede ser salvado sin que ello
otorgue al oferente un status privilegiado o una ventaja respecto de
los demás oferentes, debe salvarse. Se privilegia así el principio de
concurrencia, siempre importante para la Administración en orden
a recibir más y mejores ofertas (25).
H. Principio de celeridad
Este principio, llamado en la ley argentina de “celeridad, eco-
nomía, sencillez y eficacia en los trámites” es, a mi juicio, uno de
(25) Cfr. Sánchez, Alberto M., Licitación Pública: ¿concurrencia vs. igualdad?,
Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública. Nº 253, Buenos Aires,
1999. Ver Linares, Mario, Principios licitatorios, tribunal administrativo y arbitraje.
Visión comparada, p. 53 y sigtes., en “Revista Peruana de Derecho Administrativo Eco-
nómico”, 1/2006, AEDA-Grijley, Lima, 2006; Munive Rojas, Karem E., La contrata-
ción de la Administración Pública: el principio de eficiencia, p. 360 y sigtes., en “Revista
Peruana de Derecho Administrativo Económico”, 1/2006, AEDA-Grijley, Lima, 2006.
1266 Procedimiento administrativo y derecho internacional
I. Principio de eficacia
Con buen tino, este principio dispone que es más importante
la sustancia que la forma. No pocas veces se dificulta el procedi-
miento, y hasta se declaran nulidades, en razón de defectos for-
males no esenciales, que pueden subsanarse sin poner en riesgo
el interés público ni la seguridad jurídica. No me refiero por cierto
a la llamada “teoría de la subsanación”, conforme a la cual los vi-
cios o defectos que se presentan en una etapa del procedimiento
administrativo pueden ser subsanados en una etapa ulterior del
mismo o en la sede judicial. Conforme a ella, se ha sostenido, por
ejemplo, que aquellas defensas de las que se ha visto impedido
el administrado en la etapa previa al acto administrativo que re-
suelve su pretensión pueden ser desarrolladas por él en la etapa
recursiva; o que la ausencia del dictamen legal previo a dicho acto
administrativo puede ser subsanada con el dictamen legal previo
al acto que resuelve el recurso.
Discrepo con la formulación y los alcances de esta teoría. Si
un procedimiento está bien diseñado, con seguridad no le sobran
Alberto M. Sánchez 1267
K. Principio de participación
Estamos acá en presencia de un principio que se ubica en la base
misma del sistema democrático. Ya no hablamos de democracias
representativas, sino participativas, y ello es así porque es un sistema
que se nutre de la participación y encuentra en ella su modo de ser y
de desarrollarse. Donde la participación es escasa, las democracias
son débiles y siempre necesitadas de liderazgos mesiánicos; donde
existe participación fecunda y comprometida, el sistema funciona
con madurez, porque no depende del solista sino del funcionamiento
del conjunto.
L. Principio de simplicidad
M. Principio de uniformidad
Es éste un principio volcado en la ley peruana, por el cual “la
autoridad administrativa deberá establecer requisitos similares
para trámites similares, garantizando que las excepciones a los
principios generales no serán convertidos en la regla general. Toda
diferenciación deberá basarse en criterios objetivos debidamente
sustentados”.
Veo en esta formulación, ausente en la norma argentina, la reac-
ción contra un vicio propio de nuestros pueblos latinos: “hecha la
ley, hecha la trampa”. Como una expresión cínica de gatopardismo,
no pocas veces se dicta una norma para aparentar orden, seguridad
y transparencia para, a renglón seguido, comenzar a establecer ex-
cepciones a dicha norma hasta el punto de que las excepciones se
convierten en la regla y viceversa.
Lo que hace esta norma es advertir sobre el fenómeno. ¿Lo habrá
desterrado?
VIII. Conclusiones
He intentado, de alguna manera, establecer un vínculo entre el
procedimiento administrativo y el derecho internacional. La difi-
cultad inicialmente planteada ha sobrevolado todo el tiempo sobre
estas líneas. ¿Cómo compatibilizar normas eminentemente locales,
como son para nosotros las procedimentales, con el plexo normativo
internacional? Creo que existe un solo camino: entender que ello sólo
es posible en la medida que se entienda que el objetivo debe ser es-
tablecer un estándar mínimo de coincidencias, sin ánimo alguno de
uniformidad. Este estándar mínimo necesariamente habrá de tener
como contenido un haz de principios que sí pueden ser considerados
universales sin temor a afectar las identidades locales.
Por ello, si el fin del Estado es el bien común y el interés público es
que el Estado alcance su fin, está claro que nada hay más caro al interés
público que el buen funcionamiento del Estado. Por otra parte, el Estado
no puede funcionar bien si no ajusta su conducta a la juridicidad, siendo
el procedimiento administrativo, aun en su carácter instrumental, una
parte esencial de la normativa que el Estado debe acatar.
Los principios nos recuerdan, así, que si bien el Derecho evo-
luciona y debe ir dando paso a las nuevas manifestaciones de la
ciencia y de la tecnología, también es cierto que su núcleo esencial
no cambia, que permanece inmutable, simplemente porque está in-
disolublemente ligado a la dignidad humana. Es lo que en definitiva
expresaba el jurisconsulto Paulo (S. III): “El derecho no se extrae de
la norma, sino de lo que el derecho es, se hace la norma” (27).
I. Introducción
En este trabajo se analizará el sistema de justicia interna de las
Naciones Unidas, es decir, el sistema establecido para resolver las
controversias internas y las cuestiones disciplinarias dentro de esa
organización.
Se trata, en definitiva, del modo de solución de los conflictos
que pueden plantearse entre el personal de la Organización de las
Naciones Unidas (1) y la administración.
Cabe en primer término aclarar que, si bien el análisis se centrará
en el sistema de justicia interna, a los fines de una mejor exposición
A. Origen
Las Naciones Unidas son una organización internacional fun-
dada por 51 países en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial con el
propósito de: (1) Mantener la paz y la seguridad internacionales.
(2) Fomentar entre las naciones relaciones de amistad. (3) Realizar
la cooperación internacional en la solución de problemas interna-
cionales, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales de todos. (4) Servir de
B. Estructura
1) Órganos principales
2) Órganos subsidiarios
3) Inmunidad de jurisdicción
A. Características
El actual sistema de administración de justicia interna de la ONU
(en adelante “el Sistema”) fue establecido por la Asamblea General
en el año 2007 con el fin de resolver controversias internas y cues-
tiones disciplinarias dentro de la Organización, en reemplazo del
anterior, considerado lento, engorroso, ineficaz y no profesional (47).
Comenzó a funcionar el 1° de julio de 2009.
La Asamblea General modificó el sistema sobre la base de una
propuesta del Secretario General, que se basó en las recomenda-
ciones de un grupo de expertos externos, el “Grupo de Reforma del
sistema de administración de justicia de las Naciones Unidas”, y en
consultas con el personal realizadas por intermedio del Comité de
Coordinación entre el personal y la administración (48).
El Sistema fue diseñado con el objetivo de que sea independiente,
transparente, profesional, con recursos suficientes y descentralizado,
conforme con las normas pertinentes del derecho internacional y los
principios de legalidad y del debido proceso, para asegurar que se
respeten los derechos y obligaciones de los funcionarios y que los ad-
ministradores y los funcionarios respondan por igual de sus actos (49).
A su vez, se procura que el Sistema tenga un efecto positivo en las
relaciones entre el personal y la administración y mejore la actuación
de los funcionarios y los administradores (50). Asimismo, se hace
hincapié en la resolución de controversias por medios informales,
evitando recurrir a un litigio formal.
Por último, a continuación se enumeran las normas que rigen
el Sistema, a saber:
(i) La resolución de la Asamblea General 61/228, que decidió el
nuevo sistema de justicia interna.
(ii) La resolución de la Asamblea General 62/228, que estableció:
la Oficina de Administración de Justicia –compuesta por la Oficina
B. Estructura
El Sistema contempla dos vías de resolución de conflictos, una
informal y otra formal.
La vía informal se compone de la Oficina del Ombudsman y de
la División de Mediación, dependiente de la primera (51).
Se considera que la solución informal de conflictos es un ele-
mento decisivo del sistema de administración de justicia, debiendo
hacerse todo el uso posible del sistema informal a fin de evitar litigios
innecesarios (52).
Por su parte, el sistema formal de administración de justicia está
constituido por dos niveles, esto es, una primera instancia, denomi-
nada “Tribunal Contencioso-Administrativo de las Naciones Unidas”,
y una instancia de apelación, llamada “Tribunal de Apelaciones de
las Naciones Unidas”, que dictan decisiones vinculantes y ordenan
reparaciones adecuadas (53).
A su vez, en forma previa a la intervención de esos niveles, se esta-
bleció un proceso de evaluación interna eficiente, eficaz e imparcial.
2) La División de Mediación
1) Evaluación Interna
a) Integración (76)
b) Competencia (78)
c) Legitimación
(118) Art. 10, incisos 5 y 6, y art. 11, incisos 1, 2, y 3, del Estatuto del Tribunal
de Apelaciones.
(119) Art. 11, inciso 4, del Estatuto del Tribunal de Apelaciones.
Josefina Barbarán - Inés M. Weinberg de Roca 1307
Cabe destacar que esta oficina cuenta con un sitio web en el que
brinda información acerca del sistema de justicia interna de la ONU.
amparado por la estabilidad, el agente afectado podrá optar por impugnarlo por la
vía administrativa común y una vez agotada ésta acudir a sede judicial, o recurrir
directamente por ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso
Administrativo Federal o por ante las cámaras federales con asiento en las provincias,
según corresponda (art. 39).
(140) Cfr. A/RES/61/261, punto 11.
(141) Art. 10 del Estatuto y art. 15 del Reglamento, del Tribunal Contencioso.
(142) Art. 15.
(143) Art. 15, inciso 1.
1316 El sistema de justicia interna de las Naciones Unidas
V. Conclusiones
A. Dada la inmunidad de jurisdicción de la ONU, por un lado, y
el derecho de defensa de los miembros de su personal, por el otro,
es necesaria la existencia de un sistema de justicia interna dentro
de esa organización que permita resolver las situaciones en que
aquéllos consideran que se han violado sus derechos.
B. El actual sistema de administración de justicia interna de la
ONU fue establecido por la Asamblea General en el año 2007 con
el fin de resolver controversias internas y cuestiones disciplinarias
dentro de la Organización, en reemplazo del anterior, considerado
lento, engorroso, ineficaz y no profesional. Comenzó a funcionar el
1° de julio de 2009.
C. El Sistema fue diseñado con el objetivo de que sea independien-
te, transparente, profesional, con recursos suficientes y descentrali-
zado, conforme con las normas pertinentes del derecho internacio-
nal y los principios de legalidad y del debido proceso, para asegurar
que se respeten los derechos y obligaciones de los funcionarios y que
los administradores y los funcionarios respondan por igual de sus
actos. A su vez, se procura que el Sistema tenga un efecto positivo
en las relaciones entre el personal y la administración y mejore la
actuación de los funcionarios y los administradores. Asimismo, se
hace hincapié en la resolución de controversias por medios infor-
males, evitando recurrir a un litigio formal.
D. El Sistema contempla dos vías de resolución de conflictos,
una informal y otra formal. La vía informal se compone de la Ofi-
cina del Ombudsman y de la División de Mediación, dependiente
de la primera. El sistema formal de administración de justicia está
constituido por dos niveles: una primera instancia, denominada
“Tribunal Contencioso-Administrativo de las Naciones Unidas”, y
una instancia de apelación, llamada “Tribunal de Apelaciones de
Procedimiento Administrativo
y Derecho Informático
Carlos E. Delpiazzo (*)
I. Objeto
El estudio del procedimiento administrativo frente al Derecho
Informático supone referirse en primer lugar a esta novel disciplina
jurídica.
y apareja una novedosa perspectiva (27) que debe ser asumida por
una Administración diferente a la tradicional.
A. Supuestos
En el marco de la evolución contemporánea de la Administración
(28), la denominada Administración electrónica exige nuevos reque-
rimientos que no deben ocultar los permanentes (por esenciales) de
toda Administración pública.
1) Nuevos requerimientos
2) Requerimientos permanentes
(45) DELPIAZZO, CARLOS E., Instrumentos usados para la reforma del Estado en
Uruguay, p. 67 y sigtes., Año I, Nº 2, en Rev. de Derecho del Mercosur, LA LEY, Buenos
Aires, 1997; y Bases jurídicas y tecnológicas de la reforma administrativa en Uruguay,
p. 65 y sigtes., Nº 7, en Rev. Iberoamericana de Derecho Público y Administrativo,
San José de Costa Rica, 2007.
(46) MESTRE DELGADO, JUAN F., Nuevas tecnologías y Administración pública,
p. 117 y sigtes., Nº 265-266, en Documentación Administrativa, Instituto Nacional
de Administración Pública, Madrid, 2003.
(47) DELPIAZZO, CARLOS E., La Administración y el Gobierno electrónico,
en CD del XI Congreso Iberoamericano de Derecho e Informática, Panamá, 2006;
y Telecomunicaciones y Administración, p. 449 y sigtes., en Fernando GALINDO
(Coordinador). Gobierno, Derecho y Tecnología: las actividades de los Poderes públicos,
ed. Civitas, Madrid, 2006.
(48) SANZ LARRUGA, FR ANCISCO JAV IER, Las bases jurídicas de la
Administración electrónica en España: el uso de las técnicas informáticas, electrónicas
y telemáticas en las Administraciones públicas, p. 714, Nº 6, en Anuario da Facultade
de Dereito da Universidade da Coruña, Año 2002.
Carlos E. Delpiazzo 1331
A. Supuestos
El crecimiento de los medios electrónicos y la generación per-
manente de información, que se encuentran en la base misma de
1) Nuevas exigencias
2) Exigencias permanentes
(101) TOSI ZAS, MARÍA LUISA y otros, Notificaciones electrónicas, p. 201 y sigtes.,
Nº 27, en Rev. de la Facultad de Derecho, Montevideo, 2010.
(102) MAURER, HARTMUT, Derecho Administrativo. Parte General, cit., p. 461
y sigtes.
(103) DELPIAZZO, CARLOS E., Acto administrativo automático, p. 943 y sigtes.,
en VI Congreso Iberoamericano de Derecho e Informática, Montevideo, 1998; y El
procedimiento administrativo electrónico y el acto administrativo automático, p. 39 y
sigtes., en Jornadas de Profesionales y Técnicos de U.T.E., Montevideo, 1999.
Carlos E. Delpiazzo 1351
V. Conclusión
A modo de conclusión, es posible constatar que nuestro tiempo es
testigo del nacimiento de una nueva Administración y de un nuevo
procedimiento, que nos enfrenta a la tensión entre lo nuevo y lo de
siempre en el obrar administrativo.
Siendo así, se impone al jurista -y constituye un desafío para
el Derecho Administrativo- velar porque la incorporación por la
Administración de las nuevas tecnologías de la información y de
las comunicaciones no altere su esencia ni lo sustancial del proce-
dimiento administrativo.
En la medida que dichas tecnologías constituyen instrumentos
de modernización de la organización administrativa y de facilitación
del quehacer administrativo que los organismos públicos deben
utilizar para mejor servir a los ciudadanos a los que se deben, no
puede sino concluirse en la reafirmación de la esencial servicialidad
administrativa centrada en la persona del administrado.
Capítulo XXXV
I. Derecho penal
Una de las tareas fundamentales a cargo del Estado ha sido la
creación e imposición de un orden jurídico, sin el cual sería imposi-
ble la convivencia en sociedad. De ahí que la necesidad de la coacción
1356 La influencia del derecho penal...
(4) Conf. CIDH, 2001, Caso “Baena, Ricardo y otros vs. Panamá”, Consideraciones
de la Corte, punto 106.
(5) ZAFFARONI, E. RAÚL, ALAGIA, ALEJANDRO y SLOKAR, ALEJANDRO,
Tratado de Derecho Penal, ps. 37-43, Ediar, Buenos Aires, 2000.
(6) BACIGALUPO, ENRIQUE, Tratado de Derecho Penal, Parte General, ps. 53-
55, Hammurabi, Buenos Aires, 1999.
1358 La influencia del derecho penal...
108, inc. a del decreto 467/99), y sobre los que resolverá la autoridad
competente al dictar el acto conclusivo (art. 122, decreto 467/99).
La validez del procedimiento depende de tal habilitación, si el
instructor investiga un hecho que no fue ordenado, la actividad
deviene nula (17).
El principio de ne bis in ídem impide que el agente pueda ser
perseguido más de una vez por el mismo hecho (art. 28, ley 25.164)
El art. 29 de la ley 25.164 establece que los agentes sujetos a un
procedimiento en los términos de aquella ley tendrán derecho a que
se les garantice el debido proceso, en los términos del art. 1°, inc. f) de
la ley 19.549 (derecho a ser oído, derecho a ofrecer y producir pruebas,
derecho a una decisión fundada). Con ello se hace referencia a las
garantías constitucionales de la defensa en juicio y el debido pro-
ceso (art. 18 CN). “La garantía constitucional de la defensa en juicio
requiere que se oiga al imputado y se le permita producir la prueba
que juzgue procedente en su descargo, en la forma y oportunidad,
que dispongan las respectivas leyes procesales (18).
El tiempo de la comisión de la falta disciplinaria reviste im-
portancia pues a partir de su perpetración (ver art. 63 del Código
Penal), comienza a correr el plazo de la prescripción de la acción
disciplinaria. El artículo 37 de la reglamentación de la Ley Marco,
aprobado por decreto 1421/02 prevé que los plazos de prescripción
que correspondan, se suspenderán en los siguientes supuestos: 1)
por la iniciación de la información sumaria o del sumario y hasta la
finalización de éste (de igual modo artículo 38 de la reglamentación
de la ley 22.140, aprobada por el decreto 1797/80, durante su vigen-
cia). Por lo cual, si como consecuencia de la información sumaria
se decide la instrucción de un sumario, el plazo de prescripción de
la acción continua suspendido hasta el dictado del acto conclusivo
(conf. Dict. 267:145).
Asimismo, puede suceder que desde de la ocurrencia del hecho
hasta el momento en que se ordena un sumario administrativo disci-
plinario hubiera transcurrido el plazo para la prescripción de la acción
disciplinaria, esto es que la acción por el transcurso del tiempo se
encuentre prescripta; en tal supuesto y en virtud de tal circunstancia
(20) SOLER, SEBASTIÁN, Derecho Penal Argentino I, ps. 4-6, Tipográfica Editora
Argentina, Buenos Aires, 1983.
(21) FONTÁN BALESTRA, CARLOS, Tratado de Derecho Penal, Parte General,
t. I, ps. 64-69, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1995.
1364 La influencia del derecho penal...
(22) Cfr. art. 1°, inc. f, ley 19.549. Por aplicación de este principio, la práctica
administrativa, seguida por algunos entes regulatorios, de denegar medidas de
prueba en sumarios donde se discuten aspectos fácticos resulta ilegítima y arbitraria
(23) Dec. 1738/92, reglamentación de los arts. 71 a 73 de la ley 24.076, inc. 2°.
(24) CASSAGNE, JUAN CARLOS, Derecho Administrativo, t. II, ps. 416-7, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 2002.
Francisco J. D´Albora (h.) - Martín F. Chasco 1365
(29) Los preceptos generales del Código Penal son aplicables a la interpretación
y juzgamiento de las infracciones al régimen tributario, en tanto sus normas no
dispongan lo contrario o aquéllos no resultan incompatibles con éste (Disidencia del
Dr. Adolfo R. Gabrielli). “Usandizaga, Perrone y Juliarena S.R.L. c/ Dirección General
Impositiva.” CSJN, Fallos 303:1548; Las sanciones administrativas participan de las
características de las penas, por lo que corresponde en el caso la aplicación analógica
de la ley penal y, en consecuencia, de sus principios. (Conf. PTN, Dictámenes 222:215)
(30) ROXIN, CLAUS, Derecho Penal, Parte General, Fundamentos. La Estructura
de la Teoría del Delito, t. I, ps. 52-57, Civitas, Madrid, 1997.
Francisco J. D´Albora (h.) - Martín F. Chasco 1367
B. El principio de legalidad
Emanado de la cláusula constitucional que instituye la garantía
de la defensa, este principio prescribe que toda pena debe fundarse
en ley (art. 18, Constitución Nacional). Este precepto posee entre
nosotros una tradición que se ha arraigado en una interpretación ju-
rídica constante, formulada a partir de la sanción de la Constitución
de 1853. A su vez, el citado principio se completa con el principio de
reserva contenido en el art. 19, según el cual todo se encuentra per-
mitido, salvo lo que está expresamente prohibido por las leyes (32).
Del principio de legalidad derivan trascendentes principios del
derecho penal sustantivo, que se analizarán seguidamente. Interesa,
sin embargo, advertir que por ley ha de entenderse aquí, en mérito
a la naturaleza restrictiva que demanda la interpretación en esta
materia –en cuanto tiende a tutelar los derechos fundamentales
de las personas– solamente a la ley material y formal. Es decir, que
las sanciones administrativas de naturaleza penal no pueden ser
establecidas por reglamentos, pues las autoridades administrativas
carecen de competencia constitucional para crearlas (33).
Por lo demás, el propio Código Penal, al prescribir que sus dis-
posiciones generales se aplicarán a todos los delitos previstos por
C. La regla de tipicidad
Una de las principales garantías que poseen los ciudadanos y
las personas en general se halla configurada por el principio de
tipicidad consistente en la exigencia de que las conductas punibles
se encuentren descriptas o delimitadas por una norma legal.
En este plano, la tipicidad aparece como un corolario obligado
del principio de legalidad, que juega en un doble sentido, esto es,
como una garantía frente a la determinación subjetiva o discrecional
de los hechos que configuran el ilícito penal y como una forma de
prevención individual y social, en la medida en que el conocimiento
público y oficial de la acción punible desalienta la comisión de los
hechos reprimidos por la ley. A este respecto, el principio de tipicidad
legal requiere tanto la descripción de los hechos que definen cada
contravención como que se precisen las penas a aplicarse en cada
supuesto típico ya que, en materia penal, el silencio del legislador se
considera que configura un ámbito de libertad (35). Por esta causa,
el principio de tipicidad es difícilmente compatible con las fórmulas
genéricas y abiertas que se emplean en algunas oportunidades para
calificar la infracción, llamadas también leyes penales en blanco.
D. La culpabilidad
Una consecuencia importante derivada de la aplicación de las
reglas prescriptas en el Código Penal es la vigencia del principio
nulla poena sine culpa en materia sancionatoria.
Este principio tiende a proteger la libertad de las personas im-
pidiendo que puedan ser declaradas responsables por conductas
o hechos ejecutados sin culpa o dolo, por más que las respectivas
conductas les sean imputables a los sujetos de la acción violatoria
del orden jurídico objetivo. La culpa se constituye entonces en el
factor de atribución de responsabilidad.
El principio de personalidad impide castigar a alguien por un
hecho ajeno.
En la jurisprudencia tradicional de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación se impuso la tesis favorable a la admisión de la res-
ponsabilidad de las personas jurídicas sobre la base de que en las
(36) Vid. el caso “Wlodavsky Pedro y otros”, LL, t. 1978-A-431. Allí se declaró la
responsabilidad solidaria de una institución bancaria, juntamente con sus directores
y el síndico titular, condenándolos a pagar una multa por infracciones cometidas
por un dependiente, a quien también se le aplicó dicha sanción.
(37) LL, t. 1978-D-231 y sigtes.
(38) No obstante, la impropia redacción de las leyes 19.359 y 10.184 que
prescriben que sin perjuicio de la responsabilidad de los autores, la persona jurídica
será sancionada con la pena de multa... que se aplicará en forma solidaria a la
sociedad... y a sus directores”.
Francisco J. D´Albora (h.) - Martín F. Chasco 1371
(41) El art. 2º del Código Penal prescribe: “Si la ley vigente al tiempo de cometerse
el delito fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el tiempo
intermedio, se aplicará siempre la más benigna. Si durante la condena se dictare
una ley más benigna, la pena se limitará a la establecida por esa ley. En todos los
casos del presente artículo, los efectos de la nueva ley se operarán de pleno derecho”.
(42) “Cristalux S.A. s/ ley 24.144.” CSJN, Fallos 329:1053 – Voto mayoritario,
extraído de la disidencia del Dr. Petracchi emitida en el precedente “Ayerza”-.
1374 La influencia del derecho penal...
minos del artículo 8º.1 y 8º.2, tanto en materia penal como en todos
estos otros órdenes.
En cualquier materia, inclusive en la laboral y la administrativa, la
discrecionalidad de la administración tiene límites infranqueables,
siendo uno de ellos el respeto de los derechos humanos. Es impor-
tante que la actuación de la administración se encuentre regulada,
y ésta no puede invocar el orden público para reducir discrecional-
mente las garantías de los administrados.
Es un derecho humano el obtener todas las garantías que permi-
tan alcanzar decisiones justas, no estando la administración excluida
de cumplir con este deber.
Las garantías mínimas deben respetarse en el procedimiento
administrativo y en cualquier otro procedimiento cuya decisión
pueda afectar los derechos de las personas.
La Corte Europea se ha pronunciado sobre este tema, señalando
que:
…los principios enunciados en el párrafo 2 (art. 6º-2) y 3 (a sa-
ber los incisos a, b y d) [...de la Convención Europea de Derechos
Humanos], se aplican mutatis mutandis a los procesos discipli-
narios a los que se refiere el inciso 1 (art. 6º-1) de la misma forma
en que se aplican a los casos en que una persona es acusada por
una infracción de carácter penal. (cfr., inter alia, Eur. Court. H.R.,
Albert and Le Compte judgment of 10 February 1983, Series A no.
58, para. 39) (45).
f) Reformatio in peius. El funcionario con competencia para de-
cidir el recurso tiene facultades para corregir los fundamentos de
derecho dados por las partes y para darles la correcta calificación
que corresponda a los recursos; también para decidir cuestiones no
propuestas por las partes, pero que surgen del expediente. En este
sentido no es aplicable el criterio judicial que prohíbe decidir ultra
petitum. El acto debe resolver “todas las peticiones formuladas, pero
puede involucrar otras no propuestas, previa audiencia del intere-
sado y siempre que ello no afecte derechos adquiridos:” art. 7°, inc.
c) del decreto-ley).
(54) CSJN, Fallos, 185:25, “Soc. Anón. Frigorífico Anglo V. Junta Nacional de
Carnes” donde se señaló que “dado el carácter penal de las multas y no existiendo
disposición especial alguna sobre la prescripción de la acción ni de las penas son de
aplicación los principios generales del Código Penal”.
(55) Art. 59 del Código Penal.
(56) CASSAGNE, JUAN CARLOS, Derecho Administrativo, t. II, ps. 459-460,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2002.
(57) CSJN, Fallos, 259:231 y sigs.
Francisco J. D´Albora (h.) - Martín F. Chasco 1381
(58) CSJN, Fallos, 287:76; 289:336; 290:202; 295:307 y 300:717. En Fallos, 301:426
la Corte dijo que las disposiciones generales del Código Penal son aplicables a las
infracciones cambiarlas en tanto no se advierta incompatibilidad
(59) CASSAGNE, JUAN CARLOS, Derecho Administrativo, t. II, ps. 446-456,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2002.
(60) CSJN, Fallos, 247:652 “Fernández Arias, Elena y otros v. Poggio, José”
considerando 19. En el leading case estableció que “control judicial suficiente quiere
decir: a) reconocimiento a los litigantes del derecho a interponer recursos ante los
jueces ordinarios; b) negación a los tribunales administrativos de la potestad de
dictar resoluciones finales en cuanto a los hechos y al derecho controvertidos, con
1382 La influencia del derecho penal en el procedimiento administrativo
V. Colofón
No debe cometerse el error de considerar que la afirmación de
estos principios ha resultado sencilla, ni que la delimitación de las
áreas de incumbencia de los aspectos penales y los administrativos
o la aplicación de los principios basales del derecho penal liberal y el
marco de garantías que contiene al derecho penal administrativo, se
afirma sin un significativo esfuerzo. Pero, claramente, a partir de la
sentencia de la Corte Suprema dictada en el mencionado caso Cris-
talux se ha producido un punto de inflexión que permite anticipar
un compás de armonía en la integración de nuestro ordenamiento
jurídico.
excepción de los supuestos en que, existiendo opción legal, los interesados hubiesen
elegido la vía administrativa, privándose voluntariamente de la judicial”.
(61) CASSAGNE, JUAN CARLOS, Derecho Administrativo, t. II, p. 441, Abeledo
Perrot, Buenos Aires, 2002.
Capítulo XXXVI
El Procedimiento Administrativo y su
relación con el Derecho Aduanero
Enrique C. Barreira
de Derecho Aduanero - Homenaje al Dr. Juan Patricio Cotter Moine”, Lexis Nexis,
Buenos Aires, 2007).
(7) BIDART CAMPOS, GERMÁN, Teoría general de los derechos humanos, ps.
2, 3 y 4, Astrea, Buenos Aires, 2006.
(8) RECASENS SICHES, LUIS, Filosofía del derecho, cap. 20, ps. 551 y 553, pto.
2, Porrúa, México.
(9) Sobre el concepto de “principio” en materia jurídica remitimos al punto V de
nuestro trabajo Sistema y metodología del Código Aduanero argentino, p. 35 y citas,
cap. II de la obra colectiva “Estudios de Derecho Aduanero - Homenaje a los 30 años
del Código Aduanero”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2011.
1388 El Procedimiento Administrativo...
de ello; esto es, por las aduanas (10). Al interferir esa función estatal
con los derechos de los titulares de las mercaderías, limitando su
derecho de propiedad y afectando la libertad de comercio, pretende
armonizar las prerrogativas aduaneras y los derechos individuales de
manera de que éstos se vean afectados de la menor manera posible
en el curso del procedimiento que forzosamente el administrado
debe transitar para logar su importación o exportación.
Al contemplar límites a las prerrogativas aduaneras sobre el
administrado, tiene contenidos propios del derecho administrativo
(11). El derecho administrativo no es la única rama del derecho que
influye en el derecho aduanero. El Código Aduanero contempla en
su Sección IX las normas referidas al derecho tributario aduanero;
en su Sección XII las referidas al derecho penal aduanero y en la
Sección XIV las referidas al derecho procesal aduanero.
El derecho es uno sólo y el Código Aduanero, como parte de él,
se integra con el resto del ordenamiento jurídico. No pretende, por
lo tanto, abarcar la totalidad de las posibles relaciones jurídicas de
orden administrativo, tributario, penal y de procedimiento. Siendo
el derecho civil la madre del resto de las ramas del derecho que
fueron tomando de aquél los institutos básicos, así como también
los principios generales del derecho por ser su más antiguo y rico
reservorio, muchos de esos institutos y principios han pasado al de-
recho público y, por ende, al derecho aduanero (12). Por ello, siendo
la “mercadería” un elemento esencial para la materia aduanera, no
debe extrañarnos que la influencia del derecho civil se advierta en
materia de derechos reales, derecho de las obligaciones, preferencias
(22) Sobre las dos fases en el sistema de control aduanero: BARREIRA, ENRIQUE
C., Código Aduanero - Comentarios, Antecedentes y Concordancias, t. II-A, p. 22,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1986, desde el punto de vista de la declaración aduanera
y sus consecuencias, La solicitud de destinación aduanera y las declaración aduanera,
cap. VII y sigtes., p. 134 y sigtes., Revista de Estudios Aduaneros, órgano del Instituto
Argentino de Estudios Aduaneros, 2001.
Enrique C. Barreira 1395
(33) Volvemos sobre este tema en el Capítulo VII. Para un mayor desarrollo de
este tema, ver: BARREIRA, ENRIQUE C., Reformas al Código Aduanero introducidas
por la ley 25.986, cap. III ps. 1037 y sigtes., revista Jurisprudencia Argentina, 2005-II.
(34) BARREIRA, ENRIQUE C., Sistema y Metodología del Código Aduanero
Argentino, p. 27 y su nota 16, en la obra colectiva “Estudios de Derecho Aduanero
- Homenaje a los treinta años del Código Aduanero”, bajo la coordinación de Juan
Patricio Cotter, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2011.
Enrique C. Barreira 1403
organización del Estado importante para la garantía de una libertad (… est et doit
être du domaine de la loi toute condition nouvelle imposée à l´exercice d´une liberté et
toute organisation de l´Etat importante pour la garantie d´une liberté)
(37) HAURIOU, MAURICE, antes citado, p. 460, n. 1 (“La seule différence qu´on
pourra relever, c´est que les droits subjectifs consacrés par la loi seront plus stables,
plus acquis, plus définitifs que ceux consacrés par un simple règlement. Et il ne faut
pas entendre par là simplement que le règlement qui a consacré le droit peut être, en
la forme, plus facilement modifié ou rapporté que la loi; il faut entendre aussi que les
droits subjectifs consacrés par la loi son naturellement perpétuels parce que la loi es
naturellement définitive, tandis que les droits subjectifs, consacrés par un règlement
sont naturellement révocables parce que le règlement est naturellement provisoire…”).
(38) Sobre las facultades de delegación del proyecto del Código Aduanero
Mercosur y su incompatibilidad con nuestra Constitución Nacional remitimos a
nuestro trabajo “Aspectos institucionales que presenta el Código Aduanero Mercosur
(Decisión CMC 27/2010)”, p. 3, revista Guía Práctica, Nº 178, diciembre 2010. Sobre
estas y otras observaciones relacionadas con este proyecto, ver: BASALDÚA,
RICARDO, El Código Aduanero Mercosur: territorio aduanero y mercadería, p. 3,
revista Guía Práctica del Comercio Exterior, Nº 174 octubre de 2010; del mismo autor
Enrique C. Barreira 1405
propia cabeza del servicio aduanero que, como sabemos, no está encargado de fijar
la política comercial internacional, sino de ejecutar la que establecen los órganos
constitucionalmente competentes. Remitimos a nuestra nota publicada en la Sección
5ª (Comercio Exterior) del diario “La Nación” del 5/03/2012 y “La Declaración Jurada
Anticipada de Importación”, estudio publicado en el diario informático “El Dial”
(www.eldial.com) del 16/03/2012. En materia de exportación, también a modo de
ejemplo, nos remitimos a la Resolución 543/2008 de la entonces ONCCA, mediante
la cual ésta convirtió la Declaración Jurada de Ventas al Exterior establecida por la
ley 21.453 en materia agrícola, en una licencia previa para autorizar la exportación,
convirtiéndola en exportación prohibida salvo permiso de ese organismo. De esa
manera, se restringió el derecho de comerciar por vía de normas dictadas por dos
entes autárquicos.
(40) CSJN, caso “Eduardo Sojo”, 22/09/1887, Fallos 32:125 y sigtes. Allí se expresó
que “Es principio inconcuso en esta materia, que una disposición legal para casos
determinados implica la exclusión de los demás, porque de otro modo la disposición
sería inútil como decía Story”.
Enrique C. Barreira 1407
(48) ABARCA, ALFREDO E., obra y lugar citados en la anterior nota 47.
(49) FALCÓN, ENRIQUE M., Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
Anotado, Concordado y Comentado, t. II, p. 162, n° 166.9.2, Abeledo Perrot, Buenos
Aires, 1983.
1414 El Procedimiento Administrativo...
(50) ABARCA, ALFREDO E., obra y lugar citados en la anterior nota 47.
Enrique C. Barreira 1415
1) El impulso de oficio
El art. 1009 C.A. recoge el plazo de gracia de las dos primeras ho-
ras del día hábil siguiente para los casos en que no se hubiera podido
hacer la presentación en día hábil inmediato anterior. Se recoge aquí
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en
el caso “Fundación Universidad de Belgrano”, del 5/10/1978, admitió
el criterio del art. 124 del CPCCN para el ámbito administrativo. Este
criterio fue luego introducido en el art. 25 del DRLNPA.
El art. 1010 C.A. recepta el criterio contemplado en el art. 1° inciso
d) de la LNPA sienta en el ámbito aduanero el principio de que las
actuaciones y diligencias deben practicarse en días y horas hábiles
administrativos aunque el art. 1011 C.A. dispone que cuando lo
considerare necesario, el servicio aduanero podrá habilitar días y
horas para determinadas actuaciones o diligencias, lo que es usual
en materia operativa y que se encuentra directamente relacionada
con la tasa de “servicios extraordinarios” contemplada para com-
pensar las horas “extra” de los funcionarios aduaneros abocados a
esa actividad (arts. 773 C.A., modificado por la ley 23.860).
(53) CSJN, “Neumáticos Good Year” del 9/11/2000 (N.18.XXXI), con cita del caso
“Orazio Arcana”, Fallos 308:283.
Enrique C. Barreira 1423
2) Domicilio
(55) DAMARCO, JORGE H., Algunos principios esenciales…, obra antes citada,
p. 390.
1426 El Procedimiento Administrativo...
92, 109 C.A. y art. 9°, ap. 2 inciso l) del DNU 618/97 – ex art. 23 inciso
t) del C.A.) que requiere de un domicilio registrado ante el servicio
aduanero. Es por ello que si el interesado no hubiera constituido
domicilio dentro de ese radio y poseyera domicilio registrado dentro
del radio urbano, éste será considerado constituido, pero si poseyera
domicilio fuera del radio urbano en cuestión, deberá ser notificado
por primera vez en el domicilio que tuviere registrado, a fin de estar
a derecho y constituir domicilio, (arts. 1002 y 1003; este último en
consonancia con lo dispuesto en el art. 20 del DRLNPA).
El art. 1004 del C.A., adoptando el criterio del art. 41 del CPCCN,
contempla el supuesto de que debidamente notificado el interesado,
éste no constituye domicilio especial. En tal caso se lo considerará
automáticamente constituido en la oficina aduanera en que tra-
mitare la actuación. El art. 1005 C.A. adopta igual temperamento
para el caso en que despareciera el domicilio o este no existiera,
en concordancia con el art. 42 del CPCCN. En los comienzos de la
aplicación del Código Aduanero era usual que las oficinas pusieran
en lugar visible una cartelera con el listado de personas con noti-
ficaciones pendientes, a fin de que adquirieran estado público, en
forma concordante con lo previsto en el art. 1013 inciso g) última
parte del C.A. Este modo de operar ha caído ahora en desuso lo que
genera un mayor riesgo para una adecuada defensa.
3) Notificaciones
El art. 1012 del C.A. enumera los actos que deben ser objeto de no-
tificación en los procedimientos “constitutivos”, (actos administrati-
vos de alcance individual de carácter definitivo; los que resolvieren
incidentes o que afectaren derechos subjetivos o intereses legítimos;
los que ordenaren emplazamientos, intimaciones, citaciones, vistas
o traslados y los demás que la autoridad dispusiere), alineándose con
el art. 39 del DRLNPA. En cuanto a los procedimientos “impugna-
torios” el art. 1037 C.A. dispone en doce incisos los actos que deben
ser objeto de notificación por alguno de los medios contemplados
en el art. 1013.
El importante tema de los medios de comunicar estas notifica-
ciones se encuentra contemplado en el art. 1013 del C.A. y mantiene
concordancia con el art. 41 del DRLNPA con los añadidos de las
notificaciones automáticas para quienes tuvieren constituido el do-
micilio en la oficina aduanera conforme los arts. 1004 y 1005, edictos
Enrique C. Barreira 1427
Otro de los temas que merecen atención a los fines del debido
proceso consiste en posibilitar la representación del interesado ante
el administrador que debe resolver en la causa. El art. 1030 dispone
que cuando no se tratare de una representación necesaria sino vo-
luntaria o convencional, el interesado debe hacerse representar por
quien se encontrare inscripto en la matrícula de procuradores o de
1428 El Procedimiento Administrativo...
El art. 1058 del C.A. disponía en su versión original que “la inter-
posición de la impugnación tendrá efecto suspensivo si el acto de
que se tratare fuera cualquiera de los enumerados en el art. 1053,
inciso a), b) o e)”:
El inciso a) se refiere a la impugnación formulada contra los actos
por los cuales se liquidaran tributos aduaneros en forma originaria
o suplementaria.
(57) Para una ampliación de este tema, ver: BARREIRA, ENRIQUE C., Reformas
al Código Aduanero introducidas por la ley 25.986, cap. III, revista Jurisprudencia
Argentina, 2005 - II - 1037.
1430 El Procedimiento Administrativo...
Congreso, el régimen de garantías previsto en los arts. 140 y siguientes de ese proyecto
no respeta estas garantías de los derechos del administrado. En dicho proyecto que
está destinado a reemplazar al Código Aduanero vigente, la potestad de la aduana
para exigir garantías es facultativa (art. 140, ap. 1); los casos en que la aduana puede
exigirla están indeterminados, delegándolos en los casos que establezcan las normas
reglamentarias (art. 140, aps. 1 y 2); no se determinan los importes máximos exigibles
para su constitución; se faculta a la aduana para rechazar el pedido de garantía sin
cortapisas (art. 142) y no se otorga derecho al particular para optar por la forma de
garantía que más se adecue a su estructura financiera.
1432 El Procedimiento Administrativo...
Procedimiento Administrativo
y Medio Ambiente
Nélida Mabel Daniele
I. Presentación
Los temas relacionados con el derecho ambiental tienen la par-
ticularidad de irradiar sus conflictos en todos los ámbitos de esta
disciplina.
Por ende, donde exista ejercicio (u omisión) de la función admi-
nistrativa con relación a la materia objeto del derecho ambiental,
allí habrá también presencia de derecho administrativo.
Un somero repaso por el articulado del decreto–ley (DL) 19.549/72
(también, en adelante, DLPA) y su reglamentación (1) nos darán idea
de cuáles son los aspectos que deberán ser tenidos en cuenta.
(34) Ver BIDART CAMPOS, GERMÁN J., op. cit., t. VI, p. 311 y sigtes., Ediar,
Buenos Aires, 1995; GELLI, MARÍA A.; op. cit., t. 1, ps. 608.
(35) El viejo decreto–ley de amparo 16.986/66 preveía como requisito de
admisibilidad de la demanda la inexistencia de “recursos o remedios judiciales
o administrativos que permitan obtener la protección del derecho o garantía
constitucional de que se trate” (art. 2º inc. a).
Nélida Mabel Daniele 1441
IV. Legitimación
En materia de legitimación es donde mayor influencia han tenido
los temas de medio ambiente.
Tal afirmación se sustenta al comprobarse que fue en esta materia
que la jurisprudencia anterior a la reforma constitucional de 1994
admitió acciones interpuestas por quienes carecían de un “derecho
subjetivo”, ampliando así la órbita de los legitimados.
Las recordadas sentencias en “delfines o toninas”, “el agente na-
ranja”, la planta de tratamiento de residuos peligrosos, entre otros,
generaron allá por la década del ‘80 una tendencia a la que los doc-
trinarios comenzaron a llamar intereses difusos.
Varias fueron las fundamentaciones utilizadas para escapar del
cepo de la trilogía básica de derecho subjetivo, interés legítimo e
interés simple. Ya fuera por analizar nuevas categorías como las
del derecho subjetivo público (36), derechos o intereses colectivos
o difusos, o bien al ampliar el concepto del derecho subjetivo tradi-
cional, o avanzar hacia conceptos verdaderamente amplios como
los de derechos de incidencia colectiva utilizados en la C.N.
Fueron jueces trabajadores y valientes quienes abrieron esa bre-
cha: Mauricio Obarrio, Oscar Garzón Funes, Emilia Martha García,
entre otros.
(37) “Resulta de todo ello que el tema del derecho subjetivo stricto sensu esté
destinado a perder progresivamente importancia a medida que se extiende la tutela
a otras situaciones; el derecho de incidencia colectiva es una noción superadora
tanto del derecho subjetivo como del interés legítimo” GORDILLO, AGUSTÍN, op.
cit., t. 2, p. II-3.
(38) GELLI, MARÍA A., op. cit., t. 1, ps. 618-26.
(39) GELLI, MARÍA A., op. cit., t. 1, p. 618.
(40) También se ha trabajado, en relación con el afectado en los derechos
de incidencia colectiva, sobre los conceptos de interés potencial y daño eventual,
descartando de la legitimación en el amparo tan sólo a quienes tienen una “relación
de causalidad remota entre un determinado comportamiento o abstención y el
perjuicio invocado” Balbín, Carlos F., Sobre la legitimación en el proceso de amparo,
LA LEY, 2001/04/11.
(41) GELLI, MARÍA A.; op. cit., t. 1, p. 621.
Nélida Mabel Daniele 1443
(46) CS, “Ekmekdjian”, LA LEY, 1992-C, 543; ED, 148-354; “Monges”, LA LEY,
1997-C, 150; CNFed. Contenciosoadministrativo, sala I, “Blas”, LA LEY, 1998-A-288;
“Barsanti”, LA LEY 1998-A-293; entre otros.
Otros casos de efectos erga omnes de la sentencia (por su objeto) son CNFed.
Contenciosoadministrativo, sala V, “Labatón”, LA LEY, 1998-F-345 (1996), primera
instancia Dr. Silva Garretón; JNCiv. Nro. 54, Dr. Ricardo Li Rosi, “Dalbon, Gregorio
c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, LA LEY, 1997-F-291, confirmado por la
sala B de la Cámara de Apelaciones; CNFed. Contenciosoadministrativo, sala III,
“Colegio Público de Abogados de la Capital Federal c/ Sec. de Estado y Rel. de la
Com. (Dir. Nac. de Migraciones) s/ amparo ley 16.986”, causa 6128/96, 1997/04/17;
sala III, “Centro Despachantes de Aduana”, causa 30.710, 1997/04/11; CNTrab., sala
de feria, 1997/01/24, in re “Confederación General del Trabajo”, LA LEY, 1997-B-
332; CS, “AGUEERA”, LA LEY, 1997-C-322; CNFed. Contenciosoadministrativo,
sala IV, “Telintar”, LA LEY, 1995-A-220 (firme), con nota de GORDILLO, AGUSTÍN;
La interpretación restrictiva de concesiones y privilegios, LA LEY, 1995-A-217; sala
IV, “IMPSAT S.A.”, LA LEY, 1998-A-261 (1996). Todos citados por GORDILLO,
AGUSTÍN; op. cit., t. 2, p. XIV-22. En fecha reciente la CS, haciendo propio el
dictamen de la Procuradora Fiscal, admitió los efectos erga omnes de la sentencia
in re “Defensor del Pueblo c/ Estado Nacional –PEN– Ministerio de Economía”,
S.C.D. 123, L XL.
(47) Gordillo entiende que “si se considera al art. 43 referido principal pero no
exclusivamente a la más restrictiva de las vías judiciales, el amparo, de allí se sigue,
a fortiori, que la legitimación así ampliada es asimismo aplicable a los juicios de
conocimiento. La Corte Suprema admitió en AGUEERA, en efecto, que el derecho del
art. 43 puede ejercitarse tanto por la vía del amparo como por la acción meramente
declarativa, y la Sala IV –al igual que la V– aclaró que ese derecho se aplica a los juicios
sumarísimo y sumario y que puede igualmente tramitarse como proceso ordinario.
Lo mismo cabe decir de las cautelares autónomas” GORDILLO, AGUSTÍN, op. cit., t. 2
p. II-21. Ver, además, sobre los diferentes supuestos referidos al funcionamiento de la
acción de clase t. 3, p. III-19 y sigtes. Gelli opina que para remediar ciertas situaciones
que se presentan, “las acciones de clase proporcionan soluciones posibles, aunque
requieren la reglamentación de los procedimientos y efectos de aquéllas y generan
problemas de difícil –pero no imposible– solución. Estimo, pues, que las acciones de
clase constituyen alternativas posibles que brinda la Constitución Nacional en virtud
de los arts. 43, 41, 42 y 120” GELLI, MARÍA A., op. cit., p. 623.
Bianchi plantea la necesidad de analizar al sistema de las class actions como
posible solución, alertando que “nuestro país no está en condiciones de adoptar
las acciones de clase todavía, y sería en consecuencia sumamente desaconsejable
que lo hiciera sin haber estudiado antes su adaptación a nuestro medio” BIANCHI,
ALBERTO; Las acciones de clase, p. 109, Ábaco, Buenos Aires, 2001.
1446 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
V. Permisos, habilitaciones
Resaltamos este tema que es muy importante y que sin embargo
no siempre es tenido en cuenta.
Muchas de las actividades susceptibles de dañar al ambiente
requieren autorización para funcionar, mediante el otorgamiento
de permisos o de habilitaciones.
Esa es una de las oportunidades de control por parte de los
órganos competentes para constatar que cumplen con las normas
ambientales y de los interesados para participar conforme lo prevé
el art. 21 de la ley 25.675.
Si bien no se ha dictado a la fecha una ley de evaluación de im-
pacto ambiental a nivel nacional puede ser útil estudiar cómo se
interpreta la Ley General del Ambiente para actividades de relevante
efecto en la Ciudad de Buenos Aires. Remitimos para ello al punto
siguiente.
A. EIA
La lucha por el reconocimiento del derecho a un medio ambiente
sano (67) lleva también varias décadas (68), con gran cantidad de
batallas perdidas, pero con algunas otras ganadas, y no de poca
importancia (69).
Entre las últimas puede contarse el dictado de normas que es-
tablecen el Estudio o Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) (70)
como herramienta indispensable para la toma de decisiones públicas
inteligentes (71). Destacamos este hecho por entender que, de esta
manera, las autoridades y los habitantes involucrados pueden co-
nocer el diagnóstico del estado actual del medio, las características
del nuevo proyecto, y anticipar así las posibles consecuencias que
su desarrollo podría causar.
(72) Cano, Guillermo J., “Palabras claves concernientes a una crisis coyuntural
(la eléctrica): mantenimiento y planeamiento a largo plazo como deberes
intergeneracionales”, Ambiente y recursos naturales, Revista de derecho, política
y administración, 4: 7 (LA LEY, diciembre de 1988). Afirma el autor “Volviendo al
pensamiento de Tejera París agreguemos que la falta de tomar decisiones políticas
sin proyectarlas hacia el futuro involucra también una falta ética, porque castiga
también a las generaciones futuras. Cuando el auge de los planificadores, éstos
nunca sobrepasaron el quinquenio. Planes de plazos más largos eran calificados
como meramente indicativos. La prospectiva es hoy una ciencia, con la consiguiente
tecnología, que va mucho más allá de consultar la bola de cristal.”
(73) MOSSET ITURRASPE, JORGE; HUTCHINSON, TOMAS y DONNA,
EDGARDO A., op. cit., t. 1, ps. 86-7.
(74) Ilustrativa (y hasta esperanzadora) es la aplicación que ha hecho,
recientemente, la CS del principio precautorio, al exigir –en el marco de una medida
cautelar y sin haber resuelto aún sobre su competencia– la realización de un Estudio
de Impacto Ambiental (ver “Salas Dino y otros c/ Provincia de Salta s/ amparo”, S.
1144. XLIV; ORI; sentencia de 2009/03/26).
1452 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
sino como uno de los presupuestos mínimos (art. 8º inc. 2º). En for-
ma concordante el art. 2º que se refiere a los objetivos de la política
ambiental nacional, en su inc. k) dispone que se deben establecer los
procedimientos y mecanismos adecuados para minimizar riesgos,
así como para prevenir emergencias ambientales y recomponer los
daños causados por la contaminación ambiental.
En su art. 11 dispone que “toda obra o actividad que, en el territorio
de la Nación, sea susceptible de degradar el ambiente, alguno de sus
componentes, o afectar la calidad de vida de la población, en forma
significativa, estará sujeta a un procedimiento de evaluación de im-
pacto ambiental, previo a su ejecución.” Corresponde ahora estudiar
los lineamientos del procedimiento técnico–administrativo aplicable.
A nivel nacional subsiste la necesidad de contar con una norma
que los consagre, sin embargo su falta no puede impedir la apli-
cación del procedimiento que la C.N. y la ley 25.675. Por esa razón
puede acudirse para explicar su dinámica, a los desarrollos en el
derecho comparado y en especial a otras normas que basadas en
él, lo regulen. Tal es por ejemplo la ley 123 de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
Sus etapas, según las delinea el art. 9º de esa ley, son las siguien-
tes, a saber:
a. Solicitud de categorización,
b. Categorización de actividades,
c. Manifiesto de Impacto Ambiental acompañado de un Estudio
Técnico de Impacto Ambiental (ETIA o EIA),
d. Dictamen Técnico,
e. Audiencia Pública,
f. Declaración de Impacto Ambiental,
g. Certificado de Aptitud Ambiental.
Es cierto que las dos primeras etapas (solicitud y categorización)
no pueden aplicarse sin una reglamentación adecuada, pero las
restantes pueden ser adaptadas al caso en que las leyes nacionales
traigan exigido el procedimiento. Esto ocurre por ejemplo para la
construcción y funcionamiento de plantas de tratamiento de resi-
duos peligrosos.
Nélida Mabel Daniele 1453
(75) Art. 17, ley 123 y modificatorias (BOCBA N° 622 del 01/02/1999).
(76) Art. 18, ley 123 y modif. Debe advertirse que este tipo de manifiesto no puede
ser confundido con los que regulan las leyes de residuos peligrosos o especiales (por
ejemplo, las leyes 24.051 –de la Nación–, 11.720 –de la Provincia de Buenos Aires– y
154 y modif. –de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires–) ya que en estas normas es el
documento que acompaña al residuo desde su generación hasta su tratamiento y/o
disposición final y debe ser suscripto por la totalidad de los actores que intervienen en
su derrotero (generadores, transportistas y operadores), y además uno de los ejemplares
(generalmente se presentan en cinco copias) debe llegar a la autoridad de aplicación.
(77) Ley 25.675 de presupuestos mínimos, art. 13. La ley 123 y sus mods. Se
encuentran reglamentadas por el decreto 222/2012 (BOCBA Nº 3914 del 18/5/2012).
Sin embargo, se mantienen los comentarios basados en las características del ETIA
de la anterior reglamentación pues a la fecha no han sido reemplazados.
(78) Es bueno destacar que la ley 123 requiere dentro de los contenidos mínimos
del ETIA el análisis –y no la mera mención– de las normas relativas al medio ambiente
y al proyecto, lo que no siempre aparece regulado en las normas sobre EIA.
1454 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
(92) Cfr. IRIBARREN, FEDERICO, op. cit., cap. VI, § B.1, p. 109, quien parece
hacer una velada crítica a este sistema por considerarlo estático y a esto atribuye
su abandono actual. Sin embargo el entorno contempla la posibilidad de utilizar
criterios que atiendan a la “temporalidad o probabilidad de impacto”. De todos modos
consideramos que es uno de los métodos más utilizados en nuestro país.
1460 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
(93) Ver GORDILLO, AGUSTÍN, op. cit., t. 3, cap. IX, § 4.5, p. 13 y sigtes., 10° ed.,
Fundación de Derecho de Administrativo, Buenos Aires, 2011; GORDILLO, AGUSTÍN
y DANIELE, MABEL (Dirs.), op. cit., p. 127.
(94) De acuerdo, ZEBALLOS DE SISTO, MARÍA C., op. cit., cap. VI, ps. 128 y 147.
1462 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
B. Audiencias públicas (97)
Nos referimos en este punto a las audiencias como un tipo de
procedimiento administrativo que tiene por objetivo permitir la
participación pública que en el tema ambiental generalmente se
da en el ámbito de EIA. Por ende debe cumplir con los principios
generales que han recogido las normas administrativas DLPA (98), a
saber: impulsión e instrucción de oficio; celeridad, economía, senci-
llez y eficacia en los trámites; informalismo a favor del administrado
y debido proceso adjetivo.
A nivel nacional, sus mayores aplicaciones han estado referidas
a los servicios públicos. En esta materia, las ideas directrices vie-
nen dadas por los arts. 19 y 20 de la Ley General del Ambiente, que
respectivamente disponen que “[t] oda persona tiene derecho a ser
consultada y a opinar en procedimientos administrativos que se
relacionen con la preservación y protección del ambiente, que sean
de incidencia general o particular, y de alcance general” y que “[l]
y emitir dictamen, luego de dictado este último acto, el particular puede solicitar
que se aclaren los aspectos que estime pertinentes y se formulen observaciones en
el plazo y modo que fije la reglamentación.
(102) Ley 6, BOCBA 420 del 03/04/1998.
(103) Art. 26 ley 123 y modif.
(104) Ley 6, art. 1º. La sala II de la CContenciosoadministrativo y Trib. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, por mayoría, en autos “Fernández, Ana Julia”, sentencia
de 2012/06/18, declaró la nulidad de la audiencia pública convocada para dar
tratamiento a la construcción de un paso bajo a nivel, por razones vinculadas a su
publicidad y, por ende, al afectar la participación de los habitantes en el tratamiento
del tema.
(105) GORDILLO, AGUSTÍN, op. cit., t. 2, cap. XI, El procedimiento de audiencia
pública, § 7, Forma y sustancia, p. XI-20; PIGRETTI, EDUARDO A., Un nuevo ámbito
de responsabilidad: criterios, principios e instituciones del derecho ambiental, op. cit.,
ps. 28-9.en AA.VV., La responsabilidad por daño ambiental.
1466 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
(106) GELLI, MARÍA A., op. cit., t. 1, ps. 575-6 (comentario al art. 41). Ver también
SCHEIBLER, GUILLERMO, Autonomía, participación y legitimación en el amparo
porteño; TREACY, GUILLERMO F., Amparo colectivo y control de constitucionalidad:
algunas proposiciones a partir del principio de democracia participativa y VALLEFÍN,
CARLOS A., De la legitimación individual a la legitimación colectiva, todos ellos en
Daniele, Mabel (Dir.), Amparo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ps. 237-78,
279-99 y 301-17 respectivamente, Librería Editora Platense, La Plata, 2008.
(107) Ver CANO, GUILLERMO J., op. cit., p. 8: “[L]as decisiones sobre políticas
energéticas y otras concernientes al ambiente y los recursos naturales deben, antes de
ser adoptadas, ser sometidas a consultas con el público y no adoptadas en secreto en
un gabinete técnico. La consulta al público tiene la ventaja de que co-responsabiliza
a éste de las decisiones a las que asiente o no objeta. Se habla mucho de democracia
participativa, pero en los hechos no se la práctica”.
(108) Ley 6, art. 35.
Nélida Mabel Daniele 1467
(112) Ver IRIBARREN, FEDERICO, op. cit., cap. V, p. 72 y cap. VI, p. 101 y sigtes.
(113) Remisión nota 87.
(114) Arts. 41, inc. d) y 46 inc. e) ley 6.
(115) Art. 42 ley 6. Por su parte, Leme Machado señala que los mismos
documentos (EIA y RIMA en Brasil, EIA y manifiesto, según la norma que analizamos)
que fueran puestos a disposición de la autoridad ambiental son los que deben ser
exhibidos al público. LEME MACHADO, PAULO A., op. cit., p. 160.
(116) Para el análisis de los aspectos que posibilitan una eficaz participación
pública ver IRIBARREN, FEDERICO, op. cit., cap. VI, p. 103. RAMÓN MARTÍN MATEO
menciona como características de una audiencia pública que debe ser temprana,
efectiva y diáfana, ver su Tratado de derecho ambiental, vol. I, cap. VI, p. 317, Trivium,
Madrid, 1991.
Nélida Mabel Daniele 1469
(117) Cfr. ZEBALLOS DE SISTO, MARÍA C., op. cit., Conclusiones, p. 156:
“La Ley 123 permitirá la realización de un procedimiento que dará seguridad
ambiental a las actividades productivas que se desarrollen en la ciudad, para que
los responsables de estos emprendimientos puedan generar productos capaces de
captar mercados ambientalmente exigentes y hacer que las empresas que en ella se
localicen sean coeficienes. Así, en los considerandos de la ley, tomando las palabras
de Stephan Schmidheiny, se explica que «la adopción de las herramientas de gestión
destinadas a evaluar los impactos de las actividades antrópicas supone que no podrá
haber crecimiento económico a largo plazo, a no ser que éste sea ecológicamente
sustentable y que los productos, servicios y procesos deben contribuir en conjunto
a un desarrollo sostenido en el tiempo»”.
(118) Ver VALLS, CLAUDIA F., op. cit., cap. I, § 2, p. 17.
(119) LYNTON CALDWELL ya afirmaba en 1987 que “[e]n un principio la EIA.
fue criticada argumentando razones de costo y de retraso en importantes proyectos.
En los hechos la experiencia ha demostrado que [...] no requiere más investigación que
cualquier planificación adecuada. La EIA. probablemente ha ahorrado más dólares de
lo que realmente cuesta la investigación, especialmente evitando los errores ecológicos
o económicos...” (Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La
Plata, Primeras jornadas regionales sobre medio ambiente natural, p. 17, La Plata, 1987).
1470 Procedimiento Administrativo y Medio Ambiente
(120) ZEBALLOS DE SISTO, María C., op. cit., cap. VI, p. 133: “Cabe aquí
destacar que al momento de efectuarse las reuniones con los grupos empresariales,
éstos mostraron una especial preocupación por los costos de la evaluación, por la
necesidad de efectuar su traspaso al precio final de los productos y el tiempo que se
debía perder realizando audiencias públicas y discutiendo una serie de cuestiones
técnicas que no pueden comprender los ciudadanos comunes”.
(121) GÓMEZ OREA, DOMINGO; GÓMEZ VILLARINO, MAURICIO y GÓMEZ
VILLARINO ALEJANDRO (Cols.), Evaluación Ambiental Estratégica. Un instrumento
para integrar el medio ambiente en la elaboración de planes y programas, p. 27,
Ediciones Mundi-Prensa, Madrid, 2007.
Nélida Mabel Daniele 1471
VII. Conclusiones
Como hemos podido ver a lo largo de estas líneas, los principios
del procedimiento administrativo se aplican en toda su extensión
a aquellos en los que se abordan cuestiones ambientales, con la
particularidad del instituto de la legitimación, que probablemente
resulte ser el que más se ha desarrollado a partir de las dimensiones
colectivas de los intereses en juego. Tal vez al revés, pueda afirmar-
se que el derecho ambiental ha contribuido mucho, a partir de su
perfil colectivo, al estudio y evolución de la legitimación tal como se
la concibe en nuestros días, en tanto ha hecho necesario superar y
redefinir los criterios clásicos que se presentaban como insuficientes
para la resolución de los conflictos.