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ATAQUES DE PÁNICO
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Tania Palacio
Universidad Católica del Uruguay Dámaso Antonio Larrañaga
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All content following this page was uploaded by Tania Palacio on 21 June 2017.
¿Qué es el Pánico?
El pánico es considerado como una vivencia de miedo o terror intenso, con sensación
de descontrol, desmayo o muerte inminente, que forma parte del cotejo de síntomas
de una crisis o ataque de pánico.
Su etimología griega nos recuerda al Dios Pan, un niño solitario, triste y taciturno, que
solía esconderse en una caverna. Si algún extraño se acercaba a perturbarlo, lanzaba
un grito espantoso que atemorizaba y hacía huir al intruso con un miedo intenso al que
se llamó luego “pánico”.
La ansiedad es una respuesta común y universal del ser humano, que se encuentra
presente a lo largo de toda su vida. Constituye una reacción emocional ante la
percepción de una amenaza o peligro, y su finalidad, a lo largo de la escala biológica,
es la protección del individuo. En el ser humano, frente a un ruido intenso o
inesperado, como una explosión o gritos, se produce de manera automática e
inmediata una respuesta de ansiedad, que prepara al individuo para la lucha o la huida.
La diferencia con el miedo radica en el miedo se da ante estímulos concretos, ante
situaciones objetivamente peligrosas, mientras que la respuesta de ansiedad se
presenta ante la percepción o la anticipación de una situación amenazante o peligrosa.
Una serie de cambios corporales ocurre mediante la respuesta ansiosa, pues al estar
hiperviligante, el ritmo cardíaco se acelera, aumenta la presión sanguínea, se eleva el
tono muscular y la frecuencia respiratoria se incrementa. Asimismo, disminuyen las
funciones digestiva y sexual. Todo este conjunto de respuestas físicas preparan al
individuo para huir, atacar o hacer frente a la situación amenazante y esta mediado
por el sistema nervioso simpático.
1
Licenciada en Psicología Egresada de la Universidad Católica del Uruguay.
Psicoterapeuta Cognitivo – Conductual Egresada de SUAMOC (Sociedad Uruguaya de Análisis y
Modificación de la Conducta)
Integrante honoraria del Equipo de Terapia Cognitivo – Comportamental del Hospital de Clínicas (2001
– 2007).
Como vimos anteriormente la respuesta ansiosa se evidencia mediante un conjunto de
manifestaciones que se pueden agrupar, según Peter Lang (1968) en tres áreas:
1. Palpitaciones o taquicardia
2. Sudoración
3. Temblores o sacudidas
4. Sensación de ahogo
5. Sensación de atragantamiento
6. Opresión o malestar torácico
7. Náuseas o molestias abdominales
8. Inestabilidad, mareo o sensación de desmayo
9. Desrealización o despersonalización
10. Miedo a volverse loco o descontrolarse
11. Miedo a morir
12. Parastesias (hormigueos o entumecimientos)
13. Escalofríos o sofocaciones
Puede suceder que la persona experimenta alguna vez en su vida un ataque de pánico y
nunca más vuelve a repetirse, pero en ocasiones se configura un Trastorno de Pánico.
Se estima que 1 de cada 10 personas tiene una crisis de pánico aislada a lo largo de su
vida, sin que la misma vuelva a repetirse.
Una crisis de pánico es una reacción física normal que ocurre en un momento
inadecuado y sin un motivo aparente, dando lugar a una crisis espontánea o falsa
alarma. La hipótesis médica más relevante con respecto a esta enfermedad es que el
sistema de alarma cerebral de las personas que lo padecen está hipersensible
produciendo descargas de noradrenalina y de adrenalina que llevan a la crisis de
pánico o alarmas sin motivo.
Modelo Cognitivo del Trastorno de Pánico de Clark (1986)
Estímulo Desencadenante
- interno
- externo
Amenaza Percibida
Sensaciones Corporales
Interocepción Aumentada
9 Farmacológico
Los antidepresivos clásicos, como los tricíclicos y los IMAOSs, actúan sobre la
noradrenalina del cerebro, aumentando sus niveles disponibles en la sinapsis nerviosa,
(unión entre dos neuronas). Estos antidepresivos tradicionales también afectan la
serotonina del cerebro, pero no slectivamente, es decir que los diferentes tricíclicos
e IMAOs afectan a ambos neurotransmisores en distinto grado, siendo todos muy
efectivos para bloquear las crisis de pánico. Los antidepresivos más modernos, como
los ISRSs, no afectan a la noradrenalina directamente, pero aumentan selectivamente
la serotonina en el cerebro y en la sinapsis nerviosas y producen el mismo efecto que
los anteriores. También algunas benzodiacepinas son muy beneficiosas para acabar
con las crisis de pánico. Actúan activando el sistema inhibitorio denominado GABA-
benzodiacepínico y algunas de ellas, como el clonazepan, presentan además una acción
serotoninérgica, que es también antipanicosa.
9 Cognitivo – Conductual
El pilar fundamental es lograr que la persona comprenda que tener estas sensaciones,
a pesar de ser muy desagradables, no son señales de peligro. El problema se resuelve
con que la persona aprenda a minimizar la intensidad con que ellas aparecen, para que
no sean tan molestas.
Bibliografía