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Crítica a los discursos

sobre las prácticas


sexuales de los
pueblos originarios
© Antonio Requena
© Luiz Mott
© Dennis O. Quirós Leiva
© Ricardo de la Espriella Guerrero
© De la compilación: Juan Andrés Pizzani Ochoa
© Fundación Editorial El perro y la rana, 2015
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exponer la variedad de manifestaciones de lo “femenino”
Diseño de portada y diagramación que diariamente se confrontan con la norma social
Jenny Blanco
del género, creando relaciones de opresión
Edición y discriminación.
José Zambrano Nuestra propuesta es ampliar el tratamiento de los
Corrección “asuntos de la mujer” para abordar lo más posible las
Jóse Jenaro Rueda luchas contra las situaciones de violencia y
Daniela Moreno
dominación-explotación, sobre todo lo que está fuera
Hecho el Depósito de Ley del modelo del hombre-blanco-heterosexual-burgués.
Depósito legal lfi40220155003518
ISBN 978-980-14-3117-6
De tal modo, esta colección apunta a las reflexiones
Impreso en la República Bolivariana de Venezuela en torno al reconocimiento de la diversidad de
géneros, incluyendo los planteamientos de nuevas
masculinidades, feminismo y sexo género diversidad
enfocados en las particularidades de cada frente, pero

Crítica a los discursos


transversalizados todos por las luchas de clases.
La colección DeGéneros en sus tres series: DeVelar,

sobre las prácticas


DeConstruir y DesAprender, tiene como intención
seguir fortaleciendo las discusiones y aportes desde

sexuales de los
el Poder Popular, ahí, donde la construcción de
un modelo antipatriarcal es posible gracias a la

pueblos originarios
participación política y protagónica
de los pueblos.

Serie DeConstruir
Si bien los rasgos diversos que configuran una identidad
particular, única, se suman en una construcción
compleja, no se trata de un edificio rígido, inflexible,
homogéneo. Los planteamientos y teorías recogidas
en esta serie buscan socavar, debilitar, poner en tela
de juicio los cimientos de la cultura dominante Antonio Requena
del patriarcado capitalista, hoy conocido como Luiz Mott
globalización. Con una variedad de puntos de vista de Dennis O. Quirós Leiva
las luchas de mujeres, hombres y representantes de la Ricardo de la Espriella Guerrero
diversidad sexual, aporta conocimientos para la artillería
de la liberación de los derechos sexuales y reproductivos. Compilación:
Juan Andrés Pizzani Ochoa

COL
EC

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ÓN
Se
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D e C o n str ui
NOTA EDITORIAL
La presente compilación cuenta con trabajos de fechas, idiomas
de origen y latitudes muy diferentes, es decir, completamente inde-
pendientes en su concepción, aunque ligados por la línea investiga-
tiva. Se ha intentado unificar el estilo metodológico a nuestra pauta
de edición, así como completar muchas de las referencias bibliográ-
ficas; sin embargo, por respeto a los autores y por el valor testimonial
de los trabajos, como retrato de una época, se han conservado algunas
marcas tipográficas y estilísticas según las utilizaron sus autores.
Las imágenes empleadas en esta edición se han tomado de archivos
de dominio público y han servido para ilustrar los temas a los que se
refieren los autores, mas no conformaban ningún corpus de algún
trabajo anterior. No se pretende herir sensibilidades ni promover o
instaurar formas de vivir la sexualidad, sino más bien mostrar arte,
tradiciones, testimonios y costumbres. Este es un material divulgativo;
no tiene, además, como todos los difundidos por esta casa editorial,
ninguna clase de fin lucrativo, al contrario, pretende esclarecer las
investigaciones en torno a la sexualidad, que siempre han estado veladas
por los prejuicios religiosos homofóbicos insertos en las mentes de los
mismos científicos y personas de letras; ideas que siguen llevando a la
exterminación de los pueblos, a la desaparición de lenguas y a la destruc-
ción de obras de arte por considerarlas “incorrectas”, “aberradas”,
“salvajes” o “nocivas para la salud mental” de las gentes.
PRESENTACIÓN

Muy poco se conocen, casi ni se mencionan en ámbitos acadé-


micos, los hechos históricos que llevaron a la construcción de las
identidades modernas en lo concerniente al género y la sexualidad.
La diversidad sexual no es un fenómeno del siglo xx, las reivindi-
caciones de género no son un fenómeno burgués, como muchos
lo han planteado. La antigüedad sociopolítica del patriarcado está
fechada con un aproximado de seis mil años, aunque debemos ir
más atrás en el tiempo para rastrear la paulatina masculinización
de los mitos, deidades y religiones de Asia y Europa. Pareciera que
estos procesos son muy distantes, que nada tienen que ver con lo
que nuestra sociedad actual les permite vivir a mujeres y hombres,
con lo que les prohíbe y se establece como estigmas. Lo cierto es que
ninguna norma se ha difundido más entre las masas de personas,
que la obligatoriedad de los roles de género, la discriminación hacia
la disidencia y la concepción pecaminosa o vulgar de las experien-
cias sexuales y afectivas. Solo con miles de años de represión y temor
se logró suprimir la expresión espontánea y diversa de las formas de
ser, comportarse, sentir y amar de las personas alrededor del mundo.
Por estas razones, la Fundación Editorial El perro y la rana ha
propuesto la publicación de ciertos textos de importantes antro-
pólogos e investigadores latinoamericanos, que se han dedicado
a rescatar y analizar la historia oculta –desde las crónicas de la

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12 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Presentación 13

colonia– de la represión sexual y la imposición de la moral judeocris-


tiana entre los pueblos ancestrales de América. La diversidad cultural
de nuestros pueblos originarios ha sido estudiada y visibilizada en
los ámbitos universitarios, en las academias de Historia, Sociología
y Antropología. Sabemos que existieron antiguas redes de comercio
e intercambio interétnicas, que la mayoría de los grupos hablaban
su lengua propia más la de sus vecinos; lo que no sabíamos es que
esta misma diversidad abarcaba el ámbito de las prácticas sexuales y
afectivas, ni tampoco que muchos de nuestros pueblos fueron masa-
crados por su disidencia de la norma heterosexual europea.
Una de las evidencias materiales más conocidas y difundidas sobre
este pasado sexo género diverso, previo al contacto, es la cerámica
moche, datada aproximadamente entre el siglo i y v d.C., proveniente
de la costa noroccidental de Perú. Por esta razón, nuestra edición estará
acompañada de imágenes correspondientes a esta tradición ances-
tral, junto con otras ilustraciones que se comentarán puntualmente.
Decenas de miles de vasijas de la cultura mochica han sido distribuidas
alrededor del mundo; algunas para el estudio riguroso, otras para colec-
ciones privadas como resultado del saqueo. Lo cierto es que mucha de
la cerámica moche representa, con gran detalle, escenas sexuales, en las
que una mayoría considerable involucra prácticas unisexuales mascu-
linas; muchas de ellas contienen escenas de penetración anal. Recien-
temente, estas piezas han sido objeto de mejores y más profundos
estudios; por ejemplo, los de Michael J. Horswell y Mary Weismantel,
entre otros, ya que en el pasado la academia consideraba impropios o
vergonzosos los tópicos planteados por la cerámica moche.

Obras de la cultura preincaica moche que muestran escenas eróticas. Esta civilización estuvo
ubicada en las costas del Perú, entre los años 100 al 700 e.c.
14 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Presentación 15

Los especialistas coinciden en algo: es muy difícil llegar a plan-


teamientos conclusivos sobre cómo eran interpretadas original-
mente estas representaciones sexuales. Sin embargo, podemos estar
seguros de que existieron nociones y prácticas sexuales comunes en
la antigüedad, que eran muy diferentes de lo aceptado y sancionado
por la cultura del español. Horsewell, en su libro Decolonizando al
sodomita1, habla de un tercer género como elemento mítico-ritual
que resolvía la rigidez entre las polaridades masculino-femenino,
brindando a los polos opuestos un mayor equilibrio, de un sentido
ritual y religioso que debieron tener estas prácticas unisexuales.
Wesimantel plantea la diversidad de nociones en torno al hecho
reproductivo que en otras culturas podía implicar varios procesos
que, realizados por separado en el espacio-tiempo, hacían parte
de una cadena de acontecimientos sin los cuales no era posible la
concepción de la vida humana2. Dejemos que las imágenes hablen
por sí solas: a veces veremos a un hombre, de aparente mayor inves-
tidura, penetrando a otro que parece inferior, pero otras veces al
primero siendo penetrado por el segundo. De la misma forma
ocurre con escenas de felación, lo que implica un mayor dina-
mismo en las nociones de placer y poder.
Los artículos de investigación contenidos en el presente volumen
van en el siguiente orden: “Noticias y consideraciones sobre las
anormalidades de los aborígenes americanos: sodomía” (1445), del
médico arqueólogo venezolano Antonio Requena; “Etnohistoria
de la homosexualidad en América Latina” (1999), del antropólogo

1 Michael J. Horswell. Decolonizing the Sodomite. Queer Tropes of Sexua-


lity in Colonial Andean Culture. University of Texas Press, Austin: 2005
(traducción del título original en inglés, efectuada por el compilador).
2 Mary Weismantel. “Moche Sex Pots: Reproduction and Temporality
in Ancient South America”. American Anthropologist, vol. 106, issue 3,
University of California Press, Berkeley: 2004, pp. 495-505.
16 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Presentación 17

brasileño Luiz Mott; “Indios sodomitas y demoníacos: sumario de “etnohistoria” se refiere a la reivindicación de la historia oculta o no
la Historia natural de Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo” oficial, capaz de brindarnos nuevos datos que desafían lo estable-
(2003), del antropólogo costarricense Dennis O. Quirós Leiva; y cido por el canon convencional historiográfico.
“Homofobia y psiquiatría” (2007), del médico y psiquiatra colom- Dennis O. Quirós Leiva también revisa las crónicas –en este caso
biano Ricardo de la Espriella Guerrero. El venezolano Antonio las de Gonzalo Fernández de Oviedo– con similar propósito. El costa-
Requena fue el pionero en los estudios sobre las sexualidades de la rricense pone en duda la veracidad, en la totalidad de los casos mencio-
antigüedad amerindia, colocando a Venezuela como primer ante- nados por los cronistas, de dicha diferencia sexual de nuestros pueblos
cedente en esta línea de investigación. Aunque el abordaje de su antiguos. Esto se debe a que es cierto que en el lenguaje de las crónicas
artículo es abiertamente homofóbico –por surgir desde la postura había una línea muy fina entre las diferentes prácticas culturales y los
científica que consideraba la diversidad sexual como una enfer- estereotipos de lo no aceptado por el español: muchas veces se observa
medad– este es una referencia ineludible por tres razones: 1) fue el cómo los cronistas agrupaban términos como “salvaje”, “caníbal”,
primer estudio de este tipo y fue hecho en nuestro país, 2) exhibe el “pederasta” y “sodomita” en una misma categoría negativa que se
vocabulario homofóbico contenido en el lenguaje de los cronistas traducía desde la “superioridad cultural” de Europa. De esta manera,
de América, y 3) sirve como alarmante ejemplo de lo reciente que los españoles justificaban su genocidio como una labor de “sanea-
son los discursos científicos prejuiciados con base en principios miento” y “evolución cultural”. Para refutar este principio asesino
religiosos, que en verdad nada tienen que ver con el rigor cientí- de “evolucionismo” Quirós Leiva investiga los orígenes de la moral
fico. Condenamos este enfoque homofóbico; vea el lector cuánto judeocristiana, a los cuales ubica en el siglo vi a. e. c., cuando el pueblo
se afecta el discurso científico con semejantes irracionalidades, hebreo lleva a cabo un genocidio en contra de sus primos semíticos, los
aunque rescatamos la valiosa información lexicográfica e histórica cananeos, quienes tenían prácticas mágicas-religiosas-sexuales. Con
sobre el odio y el genocidio a manos de los europeos. este genocidio los hebreos instaurarían una única forma de sexualidad:
El artículo del brasileño Luiz Mott profundiza más en el hecho la reproductiva bajo el mando de un patriarca que, además, reprimía la
de la masacre de nuestros pueblos, a manos de los colonos, por mani- sexualidad de la mujer.
festar prácticas sexuales y modos de vida diferentes a la normativa Para dar una perspectiva más científica sobre los prejuicios que
moral judeocristiana. Allí vemos las penurias, torturas y asesinatos nuestra sociedad ha heredado de su historia colonial, ofrecemos
de nuestros grupos étnicos originarios no solo por ser conside- la investigación del psiquiatra colombiano Ricardo de la Espriella
rados “salvajes” o “primitivos”, sino por usar el “horrible vicio de la Guerrero, quien trae el debate de cómo la homosexualidad fue
sodomía”. Tampoco debemos olvidar que las mujeres ancestrales de excluida del Manual de Patologías Mentales (DSM-4) en 1973, con
América también hacían vida y compartían afectos entre ellas. La una revisión posterior en 1987. Durante esta discusión se revisaron
Amazonía, por ejemplo, debe su nombre al encuentro de los espa- posturas de los científicos que no consideraban la diversidad sexual
ñoles con verdaderos ejércitos de estas aguerridas mujeres, a quienes como una enfermedad y de aquellos que defendían esta tendencia.
ellos compararon con el mito griego de las amazonas. El término Finalmente, el fallo fue a favor de que no se trataba de ninguna
18 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Presentación 19

enfermedad, ya que todos los informes de los que buscaban patologizar colonialismo norteamericano (1920 hasta nuestros días) tuvieron y
la diversidad sexual carecían de rigor científico y se basaban amplia- tienen estos modelos muy presentes.
mente en prejuicios religiosos. En cambio, Ricardo de la Espriella La moral judeocristiana se impuso para suprimir la diversidad
Guerrero plantea nuevos desafíos para la psiquiatría: comenzar a sexual de nuestros pueblos ancestrales y la cultura estadounidense
considerar la homofobia como una verdadera enfermedad mental; –a través de la publicidad y la industria del entretenimiento– sigue
para ello ofrece pruebas clínicas fehacientes. reforzando su modelo de familia moderna nuclear (papá-mamá-hijo-
A propósito de los enfoques psiquiátricos que aportamos aquí, hija) como única opción “normal” y “natural”, con sus estereotipos
para que no queden escépticos, cabría mencionar que ya desde prin- de masculinidad y feminidad dominantes. Tendemos a asociar la
cipios de siglo xx la psiquiatría social determinó clínicamente que explotación sexual del cuerpo femenino y masculino en los medios
la capacidad de ser libre de la humanidad había sido suprimida tras publicitarios y de entretenimiento –e incluso la pornografía– con la
miles de años de cultura patriarcal, represora de la sexualidad natural “liberación de la sexualidad”, pero lo cierto es que, generalmente,
de la mujer y de toda la gente, en general, desde las más tempranas se trata de una imposición más contundente de los mismos estereo-
etapas de la vida. Aunque esta afirmación parezca extraña, hay que tipos nocivos. Vemos la belleza de la mujer como algo vulnerable en
revisar de manera crítica los estilos de crianza y vida doméstica en latas de cerveza y almanaques de talleres mecánicos; en las películas
los que se somete a los niños y niñas a fuertes modelos autoritarios, pornográficas vemos a la mujer siendo tratada de forma despectiva
donde el castigo y la violencia acortan la capacidad de autorregula- y sin control de su experiencia sexual, pero se representa al cuerpo
ción y causan la dependencia en la autoridad. Además, con la noción del hombre con atributos de belleza asociados a la dominación, la
de pecado y de culpa se reprime a temprana edad la necesidad natural competencia y la agresión: el boxeador, el castigador, los deportes, la
de afecto y los impulsos biológicos de nuestros cuerpos, como la exci- guerra, etcétera. Además, el exceso de imágenes alusivas a la sexua-
tación y el placer. El resultado son las masas de personas inseguras de lidad, expresadas en términos de lascivia y explotación patriarcal,
sí mismas, viviendo altos niveles de ansiedad sexual, dependientes de generan en la población cuadros de ansiedad sexual que casi nunca
una figura autoritaria a quien delegar sus responsabilidades vitales e se satisfacen dentro de los parámetros de la relación sexual plena,
incapaces de tomar en sus propias manos las riendas de su destino. tierna y afectiva. Es decir, se ha generado un exceso de contenidos
Según estos estudios de la psicología de las masas, observados en la relativos al sexo y al género que mantienen las inequidades e impiden
amplia bibliografía del psiquiatra social Wilhelm Reich, una revolu- la verdadera libertad sexual que más tiene que ver con la confianza,
ción de gente reprimida sexualmente, autoritaria y sexista sería una el afecto y la retroalimentación intersubjetiva de cualesquiera pares o
revolución impotente. En el momento de hacer transición hacia la grupos de personas.
disolución del Estado y la organización de los gobiernos desde las Esta recopilación se considera de vital importancia dentro de los
bases, la gente fracasaría por su dependencia de los modelos autori- procesos de crisis y transformación que vive Venezuela y la sociedad
tarios y su inevitable regresión hacia ellos. Parece evidente que tanto mundial. Las luchas y movimientos sociales tradicionalmente han
la Colonia española (1500-1800 e. c., aprox.) como la nueva ola de visibilizado la opresión por clase social, etnicidad y color de la piel,
20 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Presentación 21

pero apenas recientemente comienza a reconocerse la discrimina-


ción por género e identidad sexual. La opresión o inequidad por la
identidad sexual y la obligatoriedad de los roles de género son factores
que todavía siguen al margen de las izquierdas y de las estrategias de
resistencia anticolonial. Quizá con los aportes valiosos de los investiga-
dores incluidos aquí haremos comprender y se difundirá más el hecho
de que la heterosexualidad obligatoria es otra forma más de domina-
ción según el paradigma cultural occidental. La identidad es realmente
una encrucijada de discursos a los cuales una persona se inscribe, por
asimilación o disidencia, ante una diversidad de factores existenciales.
Dentro de las sociedades occidentales modernas, las identidades confi-
guran una variedad de rasgos con los que se puede gozar de privilegios
(ser rico, blanco, cristiano, poseer grado académico, ser hombre, hete-
rosexual, etcétera), o que pueden significar sanciones (ser pobre, indí-
gena, afrodescendiente, ser mujer, homosexual, lesbiana, transgénero,
transexual, etcétera). Por esto es de suma importancia comprender que
las luchas por la autodeterminación de los pueblos deben estar unidas
–desde todas sus aristas y reconociendo todas las injusticias– en contra
de la homogenización cultural, conocida hoy como globalización.

Juan Andrés Pizzani Ochoa


22 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios

Noticias y consideraciones sobre las anormalidades


de los aborígenes americanos: Sodomía

Antonio Requena
Publicado por primera vez en Acta Venezolana,
julio-septiembre, tomo I, N.° 1. Caracas, 1945

Es un hecho indiscutible que entre los habitantes de América


precolombina existió, entre otras perversiones sexuales, la sodomía. Y
no reducida a determinada área geográfica o conglomerado humano,
sino vastamente repartida en el norte, en el centro y en el sur. Por
eso, la encontramos en lugares y naciones separadas por enormes
distancias y también por enormes diferencias raciales y culturales.
Así, la vemos entre los californios, los chiriguanos, los aborígenes de
La Florida, los lache de Colombia y los habitantes del Darién prehis-
pánico, cubriendo la geografía y la etnología americanas. Aceptada o
rechazada, honrada o severamente castigada, según la nación en que
se ejerció, pero presente, del estrecho de Behring al de Magallanes.
Para el estudio que hoy nos proponemos hacer –suerte de
revista histórico-etnológica de los datos que nos suministra el
material americanista que disponemos–, consideramos necesario,
para facilitar el problema exposición, dividir este material bajo dos
grandes títulos: 1) testimonios americanos propiamente dichos,
o sea, aquellos suministrados por fuentes netamente americanas y

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24 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 25

que dividiremos en: artísticos y tradicionales; 2) testimonios extraa- árboles un idollilo de oro y muchos de barro; dos hombres cabal-
mericanos, o sea, aquellos que nos suministra la obra escrita de los gando uno sobre otro a fuer de Sodoma y otro de tierra”.4
cronistas europeos para la época de la Conquista y subsiguientes, pero Bernal Díaz del Castillo5, relatando el descubrimiento de
basados siempre en lo que constituyó la instalación de la dominación Yucatán, también apunta: “... tenían muchos ídolos de barro, unos
europea en América. como con caras de demonios y otros como de mujeres y otros de
malas figuras, de manera que, al parecer, estaban haciendo sodo-
Testimonios americanos propiamente dichos mías los unos indios con los otros”.

a) Testimonios artísticos b) Testimonios tradicionales

Están constituidos por todas aquellas obras del aborigen ameri- Los constituye la tradición oral, solo hecha gráfica en México
cano en las que, por medio de su habilidad manual y técnica, unidas con los códices, el Chilam Balam de Chumayel, el Popol Buj o Libro
a su sentido estético, representó en diversos materiales por el mode- del Consejo, las Profecías mayas y otras más.
lado, la escultura, el grabado o el dibujo, así como por los textiles, los Los códices son obras pictográfico-jeroglíficas que cuentan las
hábitos sexuales a que era afecto o de los cuales tenía conocimiento. tradiciones de la nación, la historia de aquel conglomerado y la
Forman la galería pornográfica de América y alcanzan la máxima descripción de sus costumbres, con las lógicas y naturales altera-
expresión artística en los países y naciones de cultura superior, como ciones propias del paso sucesivo del relato, a través de los tiempos, a
México y el Perú. Ricos son los veneros de tales artes en lo que a innúmeros individuos.
documentación sexual se refiere; ricos en número, en calidad artís- La multiplicidad de interpretaciones que se les ha dado, en muchas
tica y en interés etnográfico. En ellos encontramos la representación ocasiones contradictorias y paradójicas, desorientan y confunden,
de las costumbres sexuales de los hombres que habitaban América, pero a pesar de esto deben ser considerados como documentos
antes de la llegada del Almirante, y con ellas la demostración de la de primera categoría. Hay que tener en cuenta también que en el
práctica de la sodomía, tema que hoy nos ocupa. arreglo y traducción de tales documentos tomaron gran parte los
Ya en la Conquista la atención de los cronistas es atraída por el
hallazgo de ídolos o adornos representando la anormalidad sexual. 4 Advertimos a nuestros lectores que las locuciones: “vicio nefando”,
Así, Francisco López de Gómara3, hablando sobre los naturales “mostradores del dorso”, “pecado contranatura”, “abominable vicio”,
“diabólico vicio”, “maldito vicio”, y los términos: “sodomita”, “sodo-
del puerto de Sant Antón en México, dice: “... hallaron entre unos mético”, “nefando”, “uranista”, “pederasta”, “puto”, “amariconado”,
“amujerado”, etcétera, usados indistintamente por las autoridades
citadas y por el autor, tienen una sola y única acepción en el presente
trabajo: referirse a la anormalidad sexual y a sus afectos.
3 Francisco López de Gómara. Historia general de las Indias. Tomo i, 5 Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la Conquista de la Nueva
cap. xlix. Calpe, Madrid: 1922, p. 111. España, tomo i, cap. ii. Espasa-Calpe, Madrid: 1933, p. 13.
26 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 27

españoles, especialmente los frailes; y por otra parte, considerar de “las Flores y de Naxcit” con sus compañeros; regentes de los dos
que muchos de los depositarios de la tradición oral, al revelarla, ya días. Nefandos sus tronos, nefandos en el pecado carnal; estos, que
se encontraban bajo el influjo del dominio militar y la catequesis llámanse los “Hombres de los dos días”, dos jornadas han de durar y
castellana. así sus tronos, sus casas y sus coronas. Son ellos de la más desenfrenada
El admirable trabajo del argentino José Imbelloni6 sobre la lascivia, así de día como de noche, verdadera inmundicia del orbe.
llamada “Exaltación de las Flores”, basado en el estudio crítico que
hace de la obra del padre Suárez –en el cual, en nuestra opinión, fija Tal dice el Chilam Balam de Chumayel17, hablando de “los
de una vez por todas las interpretaciones y el sentido que se debe dar jóvenes hermanos”, los de Itzá. Hasta que los dioses asqueados y
tanto a la citada obra como al códice Vaticano 3738 que la originó–, cansados de los hombres, los exterminan implacablemente. Sobre-
aporta al problema datos de inestimable valor para la discriminación viene el hambre terrible, famme grandissime de la que habla Suárez,
de los puntos oscuros que existen al respecto. La experiencia, erudi- pues “no había pan para poner bajo los dientes”, y como un aviso de
ción y magnífico sentido crítico del maestro argentino profundizan calamidades, llueve sangre...
y aclaran ese intrincado laberinto de la llamada Cuarta Edad, que La tradición peruana, al respecto, coincide perfectamente con
representa aquella que antecede al período actual. aquellas de Centroamérica, según Imbelloni, quien con gran lógica
Explican, los documentos anteriormente citados, las cuatro edades y sindéresis científica aprovecha para explicar que, por medio de
del mundo dando a cada una un color, un nombre y un símbolo. Es a la materiales lingüísticos y mitográficos, como los enumerados por él
Cuarta Edad a la que nos referiremos; aquella que llaman Edad Negra, en su trabajo, es posible desechar lo que llama: “... premisas diame-
de Xochitonatiuh, de Las Flores, del Nikté-katún y de Xochiquetzal, tralmente opuestas, en las direcciones melódicas seguidas en América:
diosa del sexo y de la carnalidad. 1) la presunción del aislamiento recíproco de las civilizaciones ameri-
Esta es la edad en que los vicios, la molicie y el abandono de las canas; 2) su nacimiento in sihf; 3) su desarrollo en dependencia abso-
costumbres austeras se instalan entre los hombres. Es la edad en que luta y directa del lugar geográfico”.8
las aberraciones imperan y desplazan todas las actividades. Es la edad
en que se olvidan las virtudes viriles de los guerreros y de los magis- Testimonios extraamericanos
trados y se ensalza la vida blanda, fácil y pervertida. Es la sublimación
de la “Danza de Las Flores”, de las guirnaldas y del afeminamiento. Los cronistas: es esta la fuente que nos suministra mayor número
Es el imperio de “los mostradores del dorso”, del Chilam Balam... de datos. De estos esclarecidos varones, en cuyas obras recogemos
óptima cosecha de conocimientos sobre la vida y costumbres del
Los corazones están sumergidos, están amortajados bajo el peso de los “hombre americano”, no hay que olvidar que fueron como otro
pecados carnales. Abundan los sodomitas y cunde el pecado nefando

6 José Imbelloni. “La Essaltatione delle Rose”. Anales del Instituto de Etno- 7 Chilam Balam de Chumayel. Cit. por Imbelloni en op. cit., p. 192.
grafía Americana, tomo iv. Universidad de Cuyo, Argentina: 1943, p. 161. 8 J. Imbelloni. Op. cit., p. 205.
28 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 29

cualquiera de los hombres que vinieron a América en pos de gloria Pero bajo el estupendo rasgo de sus plumas, vemos desfilar gran-
y de oro; que tuvieron las mismas virtudes y los mismos vicios; que, dezas y miserias de ambos bandos, gloria y baldón del castellano y del
por consiguiente, fueron capaces de alterar, tergiversar y utilizar su indio, porque saben hacer justicia cuando es necesario, fustigando
propia ardiente como latina imaginación; pero también capaces duramente a sus compatriotas y ensalzando al aborigen. Y vemos
de interpretar fielmente los hechos, de expresar sus ideas condicio- cómo eran física y moralmente los indios, cuáles eran sus costum-
nadas a la verdad, a los conocimientos científicos de la época y, en bres, cuáles sus vicios, cuáles sus virtudes y cómo era también la tierra
muchos casos, a sus propias convicciones. que entonces se desfloraba porque presenciaron las más de las cosas
No debemos, pues, situarnos respecto a ellos en ninguno de los dos que dicen, recogieron temprano las tradiciones, y en carne propia
falsos extremos: de ser absolutamente escépticos de todo lo que dicen, sintieron la inclemencia o la bondad de la tierra americana.
ni demasiado crédulos; hay que adoptar una posición equidistante: En cuanto al tema que nos ocupa, el testimonio de los cronistas
aceptar lo que la lógica, el buen juicio y la experiencia del tiempo y de la es contundente, y al expresarse de manera general sobre la existencia
ciencia demuestren ser posible o verdad, y rechazar lo contrario; recor- de la sodomía en América, lo hacen en los siguientes términos:
dando siempre la época en que escribieron –con sus características López de Gómara9, en la carta de envío de su libro al emperador
generales y propias– sus ideas políticas, religiosas, sociales y morales, Carlos V, dice: “… y como no conocen el verdadero Dios y Señor,
aceptadas por ese conglomerado humano que ignoraba aún la exis- están en grandísimos pecados de idolatría, sacrificios de hombres
tencia de otro allende, el mar-océano, hombres que tenían, como el vivos, comida de carne humana, habla con el diablo, sodomías,
europeo, sus ideas propias que consideraban buenas para sus fines. muchedumbres de mujeres y otros así”. Y más adelante, hablando
Debemos recordar, también, la especialísima psicología del conquis- sobre el juicio de fray García de Loaysa ante el Consejo de Indias,
tador español del siglo xvi que, tras dominar Europa bajo la égida asienta10: “Los indios de Tierra Firme, comen carne humana y son
del césar Carlos, crece en ambición, en espíritu de conquista, de sodométicos más que generación alguna”.
rapiña, de orgullo y de suficiencia, que le hacen creerse ser único en Hernán Cortés11 en su primera Carta de Relación enviada a la reina
la humanidad, sin precedente en la historia y sin igual en la época. doña Juana y al emperador Carlos V el 10 de julio de 1519, dice:
Es el hombre que no admite que sea bueno más que lo que él
hace o lo que proviene de él; que mide al resto de los hombres con Porque allende de los que arriba hemos relación a Vuesas Majes-
el cartabón del esclavo, en relación con la extensión de la conquista tades, de los niños y hombres y mujeres que matan y ofrecen en sus
y el largo de su espada. Además de esto, tiene también el concepto sacrificios, hemos sabido y sido informados de cierto, que todos son
religioso fanatizado, agudo, despiadado de la Inquisición, Y es este, sodomitas y usan aquel abominable pecado.
el fraile, el que la mayoría de las veces hará la crónica o la historia;
9 López de Gómara. Op. cit., tomo i, p. 4.
ardiendo en ira arrasará monumentos, tradiciones, conciencias y
10 López de Gómara. Op. cit., tomo ii, cap. ccviii, p. 243.
vidas que no se conformen a su tremenda intolerancia.
11 Hernán Cortés. Cartas de Relación de la Conquista de México, tomo i.
Calpe, Madrid: 1922, p. 32.
30 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 31

Y ese gran desconocido y desafortunado Pedro Sarmiento de todos, ingratísimos, naturalmente viciosos de vicios abominables y
Gamboa12, en el envío de su libro al rey, escribe: bestiales”.

Porque Vuesa Majestad y sus antepasados, reies santísimos, impi- Consideraciones sobre las anormalidades sexuales
dieron sacrificar los hombres inocentes y comer carne humana, el catalogadas como elementos patológicos
maldito pecado nefando y los concúbitos indiferentes con madres
y hermanas, abominable uso de bestias y las nefarias y malditas Aunque no se debe aceptar todavía como definitiva ninguna de
costumbres suyas. las innumerables hipótesis y explicaciones propuestas para dilucidar
el problema de la homosexualidad, parece que se puede considerar
Fray Fernando Montesinos13 dice: todo género de anormalidades, sexuales tipo homosexual, como el
resultado de la alteración de la probable bisexualidad latente del ser
En cuyo tiempo acabó el vicio de corromper las buenas costum- humano; lo cual significaría la existencia de hormonas masculinas
bres y la sodomía era ya pecado político (...) Los vicios les habían en la mujer y femeninas en el hombre, evolucionando en terreno
alzado la obediencia, conque la policía se había acabado e intro- psíquico o neurótico predispuesto a la intersexualidad.
ducido la behetría. El capital de todos era la bestialidad, origen de A la luz de la ciencia moderna, explicaciones de este género parecen
todas las desdichas que pasaban en el reino. Quien más sentía esta ser las más aceptadas y, en tal sentido, la consideración antigua de
desdicha eran las mujeres, por ver que a la naturaleza se le defrau- crimen, pecado o vicio cede su puesto a la moderna concepción de la
daban aumentos y a ellas gustos (...) ardíanse en celos, viendo entre homosexualidad como elemento patológico. Como nuestra opinión
los hombres comunicados los favores a ellas debidos. se alía totalmente a este concepto, encararemos el problema bajo la
faz médica moderna y apartaremos todas las consideraciones de orden
Y el “real coronista” Antonio de Herrera14, hablando de lo que moral, legal o social.
en el Consejo de Indias se dijo a los predicadores del rey, escribe: Una vez expresado nuestro punto de vista –de escuela, digamos–
“Decían que los indios eran idólatras, anthropóphagos, aunque no por medio del cual aceptamos las ideas de intersexualidad y homo-
sexualidad, según han sido divulgadas por Gregorio Marañón15 y
otros, pasemos al estudio de la sodomía entre los aborígenes ameri-
12 Pedro Sarmiento de Gamboa. 1942. Historia de los Incas. Buenos Aires canos y veamos, basados en la teoría anteriormente expuesta y en los
Emecé: p. 20. métodos usados por aquellos que comparten tales opiniones, cuáles
13 Fray Fernando Montesinos. Memorias antiguas, historiales y políticas y cómo fueron las características de la anormalidad sexual sodomí-
del Perú. Citado por Imbelloni en op. cit., p. 192. tica entre esos aborígenes.
14 Antonio de Herrera. Historia general de los hechos de los castellanos en
las Islas y Tierra Firme del Mar-Océano, dec. ii, lib. i, cap. iii. Imprenta 15 Gregorio Marañón. La evolución de la sexualidad y los estados inter-
Real de Nicolás Rodríguez Franco, Madrid: 1730, p. 91. sexuales. Morata, Madrid: 1930.
32 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 33

Influencias que actúan sobre la determinación homosexual indios del Darién, el mismo López de Gómara19 añade: “Tienen
mancebías públicas de mujeres y aún de hombres en muchos
a) Inducción, seducción cabos”. El cronista portugués Gabriel Soares de Souza20, al referirse
La repelida y constante inducción a que debían estar expuestos a los tupinambos del Brasil en el siglo xvi, dice:
los jóvenes en comunidades infectadas de sodomía, ya que es a ellos,
los efebos, a los que en la mayoría de las veces en la patología sexual Son muy aficionados al pecado nefando, que entre ellos no se tiene por
colectiva se encauza el líbido alterado por el uranismo; no solo por la afrenta; el que sirve de macho se tiene por valiente y cuentan esta bestia-
costumbre misma, abierta y sin tapujos, sino también oculta por las lidad por proeza; se tiene por cierto que en algunas de sus aldeas existen
disposiciones legales o sociales propias de un conglomerado especial, casas públicas para los que quieran actuar como mujeres públicas.21
tenían que ejercer, como dice Marañón16: “... ya por la energía de la
seducción, ya por recaer en organismos intensamente dispuestos a la El erudito dominico fray Gregorio Díaz22 anota el hecho de
intersexualidad”, un papel decisivo. que: “En dos o tres provincias se usaba este vicio abominable y
nefando, el cual se permitía públicamente, teniendo casas públicas
b) Prostitución homosexual de hombres”. No podemos resistir la tentación de copiar lo que
Una vez conseguida la seducción, era fácil dirigir las actividades el ilustre don Francisco Pi y Margall, en su Historia de América,
sexuales del individuo hacia la consecución de ganancias, a costa de dice de esto, y oirán muchas cosas más que a su hora se leerán,
su cuerpo vendido. Así, Bernal Díaz del Castillo17 dice, hablando de pues aunque la obra del eminente catalán no cabe dentro de los
los de la Nueva España en general: lineamientos de este trabajo, consideramos que su erudición es
tanta –como producto del perfecto conocimiento y costumbre de
… además desto eran todos los demás dellos someticos y en especial trajinar los cronistas–, que merece ser citado como fuente riquí-
los que vivían en las costas y tierras calientes, en tanta manera que sima de información y bibliografía. Dice, pues, Pi y Margall23
andaban vestidos de en hábitos de mujeres, muchachos a ganar con hablando de los aborígenes de Haytí: “Se era sodomita hasta con
aquel diabólico y abominable vicio.
19 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxviii, p. 163.
López de Gómara , refiriéndose a los habitantes de Panuco:
18
20 Gabriel Soares de Souza. Tratado descritivo do Brasil (Roteiro do Brasil),
“Son assimesmo grandissimos putos y tienen mancebías pública- 1587. Citado por Gilberto Freyre en: Casa-Grande y Senzala, tomo i,
cap. ii. Emecé, Buenos Aires, p. 159.
mente, do se acogen las ñochas mil y más dellos”. Hablando de los
21 Traducción hecha por nosotros del original en portugués.
22 Fray Gregorio Díaz. Origen de los Indios del Nuevo Mundo, lib. iii, cap.
16 Marañón. Op. cit., p. 149. vi. Imprenta de Francisco Martínez Abad, Madrid: 1729, p. 115.
17 Bernal Díaz del Castillo. Op. cit., tomo ii. cap. ccviil, p. 554. 23 Francisco Pi y Margall. Historia general de América, tomo i, lib. ii, cap.
18 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xlvii, p. 106. xxl. Centro Editorial Barcelona: 1888, p. 716.
34 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 35

las hembras y achaca el mismo Oviedo, este vicio al cacique Guaca- En el tiempo que así estaba entre éstos, vi una diablura y es que
nagari. Hombres sin pudor se prestaban al oficio de rameras y lo vi un hombre casado con otro y éstos son unos hombres amario-
publicaban vistiendo enaguas”. El mismo autor, refiriéndose a los nados, impotentes y andan tapados como mujeres y hacen oficios
californios “del mediodía”, continúa:24 de mujeres y tiran arco y llevan muy gran carga y entre estos vimos
muchos así amarionados como digo, y son más membrudos que los
Bajos y lúbricos, habían llevado las cosas al extremo de vestir y educar a otros hombres y más altos y sufren muy grandes cargas.
lo mujer a ciertos hombres, casándolos públicamente con sus jefes, para
cuyos apetitos no bastaban treinta y más mujeres… Hallamos ahora, Pi y Margall27, hablando también de los habitantes de La
(continúa más adelante), mancebos destinados al brutal sensualismo de Florida, anota:
los jefes, con el nombre de “joyas”.
Prevalecía la monogamia entre los súbditos y se castigaba el adulterio,
Siguiendo con Pi y Margall, encontramos que dice, hablando pero abundaban los sodomitas y lejos de ocultar éstos hombres su
de las tribus del norte y sur de México25: “Existían burdeles públicos vicio, lo publicaban vistiendo de mujeres como en la Isla de Haytí, y
de hombres y de mujeres, los primeros vestidos y comportándose lejos de ser mal vistos, eran por el contrario, por lo altos y robustos,
como hembras”. generalmente buscados como hombres de carga.

c) Los “hombres de carga” de La Florida Posiblemente jugara un gran papel, en esta variedad de costumbre,
Aparentemente era costumbre, también, escoger individuos la conocida y comentada pereza de los aborígenes americanos, que
del sexo masculino, y generalmente de elevada talla y gran robustez obligaban a las mujeres a ejercer todos los trabajos, reservándose los
física, para inducirlos por seducción a la sodomía, teniendo así, hombres tan solo aquellos menesteres de la guerra, magistratura y
entonces, “mujeres” que ejecutasen trabajos femeniles con energías sacerdocio. A este respecto dice Pedro Cieza de León28, hablando de los
de hombres; tal es el caso de los llamados “hombres de carga” en cañares de Tumebamba:
La Florida y otros lugares. De la influencia que tiene la talla en la
homosexualidad y que también podría explicar este caso especial, Son estas mujeres de mucho trabajo, porque ellas son las que cavan
tratamos más adelante a propósito del “mito de los gigantes”. la tierra, siembran los campos y cogen las sementeras y muchos de
Alvar Núñez Cabeza de Vaca26, hablando de los doguenes y sus maridos están en la casa tejiendo e hilando y aderezando sus
mariames de La Florida, dice: armas y curando sus rostros y haciendo otros oficios afeminados.

24 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xii, p. 727.


25 Pi y Margall. Op. cit., tomo ii, cap. l, p. 1150. 27 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xii, p. 727.
26 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragio y Relación de la Jornada que 28 Pedro Cieza de León. La crónica del Perú, cap. xliv. Calpe, Madrid:
hizo a La Florida, cap. xxvi. Layac, México: 1944, p. 52. 1922, p. 156.
36 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 37

Y Lucas Fernández de Piedrahita29, al hablar de los laches, y no pueden traer ni tirar arco”. Fernández de Piedrahita33, hablando
asienta: “Con todo esto, como entre los laches, todo lo trabajan las sobre los laches de Colombia, se extiende en consideraciones que
mujeres sin que haya ocupación y ejercicio fuera de la guerra, a que copiamos:
no resista la ociosidad en que viven y ambición que tienen de estar
bien servidos”. Observaremos, por otra parte, al hablar de los salivas Tenían por lei, que si la mujer paría cinco varones continuados, sin
del Orinoco, las mismas características. parir hembra, uno de los hijos podían hacer hembra, a las doce lunas
de edad, esto es, en cuanto a criarlo e imponerle costumbres de mujer
d) Medio ambiental femenino. Matrimonio homosexual y como lo criaban de aquella manera, salían tan perfectas hembras
En algunas naciones americanas, la costumbre de sodomizar a en el talle y ademanes del cuerpo, que cualquiera que los viese no
los niños varones llegó a tal extremo, que aun a los hijos se inducía y, los diferenciaba de otras mujeres; y a éstos llamaban “cusmos” y ejer-
lejos de considerarse desdoroso tal hecho, eran tenidos aquellos sodo- citaban los oficios de mujeres con robustecidad de hombres, por lo
mitas por correctos y honrados ciudadanos, dignos de ser llorados a su cual en llegando a edad suficiente, los casaban como a mujeres y
muerte. preferíanlos los Laches a las verdaderas de que según se sigue, que la
Aquí, entre otras cosas, se podría invocar la definitiva acción que, abominación de la sodomía fuese permitida en esta nación.
según Marañón30, Hirschfeld y otros, tiene la excesiva y prolongada
influencia del ambiente maternal en el aparecimiento de la homose- Solamente que se continuó hasta después de fundarse la Real Audiencia
xualidad, y ya sabemos que la mayoría de las madres indígenas de la de Santa Fé, haciéndoles usar de los oficios de hombres y obligándoles a
época mantenían a los jóvenes de 15 y más años con la leche de sus vestirse como tales, aunque jamás se vio que alguno desmintiese con el
pechos. traje varonil, la costumbre en que estaba connaturalizado desde pequeño.
El grado de inversión sexual de estos individuos llegó a tal extremo, Tal era el melindre con que se ponían la manta y lo que mostraban en
que se celebraban matrimonios con ellos como si se tratase de hembras los visajes al tiempo de hablar con los hombres y si morían los lloraban
verdaderas. Ya hemos visto lo que dice respecto a esto Núñez Cabeza de así hombres como mujeres, llamándolos en sus endechas: malogradas,
Vaca31, veamos ahora el testimonio de López de Gómara32, hablando desdichadas y otros epítetos usados con las mujeres verdaderas.
de los Albardaos: “Cásanse unos hombres con otros, que son impo-
tentes o castrados y que andan como mujeres y sirven y suplen por tales Tal vez el origen de tan curiosa costumbre pudiese ser explicado
por el hecho de que en alguna ocasión la tribu de los laches hubiera
29 Lucas Fernández de Piedrahita. Historia general del Nuevo Reino de
sido vencida por las armas y tomadas las hembras como botín de
Granada, tomo i, cap. ii, A. B. C., Bogotá: 1942, p. 25. guerra, para ser transportadas a tierras del vencedor. La ausencia
30 Marañón. Op. cit., p. 149. o disminución alarmante de ellas habría obligado, digamos así, a
31 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Op. cit., p. 52.
32 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xlvl, p. 104. 33 Fernández de Piedrahita. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 25.
38 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 39

recurrir a procedimientos como el que describimos para suplirlas. verdaderas mujeres en todo, salvo en lo que respecta a la parte anató-
Tal medida, de forzada necesidad, con el correr del tiempo se habría mica, que aún podría ser atacada, en los casos extremos, reduciendo
convertido en definitiva costumbre. Aunque una explicación seme- en tamaño los genitales externos por atrofia y dando al cuerpo del
jante parece satisfactoria, encontramos, analizándola, que presenta individuo apariencia femenil. Asistimos, así, a verdaderos casos de
puntos débiles que la hacen ser expresada por nosotros tan solo transmutatio sexualis y casos extraordinarios de “travestismo”. Veamos
como una hipótesis, pues se podría argumentar contra ella, con el lo que nos dicen los cronistas a este propósito. Gonzalo Fernández de
testimonio mismo de los cronistas, como a continuación se verá. Oviedo36, hablando sobre los indios de la costa occidental de Vene-
Cieza de León34, hablando de los habitantes de Puerto Viejo, en el zuela, dice:
Perú, dice:
… aquel que sirve de hembra en tal crimen, deja crecer el cabello
Pues como estos fuesen malos y viciosos, no embargante que entre hasta la mitad de las espaldas, como lo traen las mujeres y no osa
ellos había mujeres muchas y hermosas las más dellas usaban (alo tomar arco ni flecha ni otra arma, ni ocupar su persona en cosa alguna
que a mi certificaron) público y descubierto et pecado nefando de la en que los hombres la ejercitan, Y no es sola aquesta provincia, donde
sodomía, en la cual dicen que se gloriaban demasiadamente. aqueste maldito vicio se acostumbra en la Tierra Firme, por lo cual no
me maravillo de lo que haya o suceda en tal tierra.
Y el padre Juan Rivero35, hablando de los guahíbos y chiricoas
del Orinoco, anota el hecho de que: Ya hemos visto lo que dice Núñez Cabeza de Vaca37 y así
mismo Bernal Díaz38 y Cieza de León39; oigamos ahora a López de
Acostumbran tener muchas mujeres, aunque algunos se quitan destos Gómara40, hablando de los aborígenes de Venezuela: “Hay muchos
ruidos y no teniendo ninguna, se dan al vicio nefando, que se ha sométicos que no les falta para ser mujer del todo, sino tetas y
reconocido verdaderamente en esta nación y se juzga prudentemente, parir”. Y a propósito de los caribes de Santa Marta, el mismo autor
ser la causa de la nativa unión de los Guahibos y los Chiricoas, pues asienta41: “En Zamba que los indios dice Nao y en Gaira, crían los
parecen una sola nación, siendo verosímilmente que sean dos.

e) Trasmutación sexual. Travestismo 36 Gonzalo Fernández de Oviedo. Historia general y natural de las Indias,
Tal estado de cosas tenía que acarrear, indefectiblemente, profundos tomo ii, Madrid. 1855, p. 301.
cambios en la estructura física y psíquica de esos hombres. La inten- 37 Núñez Cabeza de Vaca. Op. cit., p. 52.
sidad de la perversión sexual, llegada a su máximo, hace de ellos 38 Díaz del Castillo. Op. cit., tomo ii, cap. ccviil, p. 554.

34 Cieza de León. Op. cit., cap. xlix, p. 173. 39 Cieza de León, Op. cit., p. 156.

35 Padre Juan Rivero. Historia de las misiones de los llanos de Casanare y de 40 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxxiii, p. 177.
los ríos Orinoco y Meta. Bogotá: 1883, p. 148. 41 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxxi, p. 171.
40 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 41

putos cabellos y atapan sus vergüenzas como mujer”. Herrera42, los amigos de la limpieza y de la gala, dos veces al día se hacían peinar
hablando de la conquista del Darién por Balboa, nos dice: “Fué y redondear el cabello por las hembras: dos veces al día untarse y
entre los presos hallado un hermano del cacique (Torecha) y otros pintarse minuciosamente el cuerpo. Acicalados ya, eran esclavos de sí
que andaban vestidos de mujer y juzgando Vasco Núñez, que del mismos. No se atrevían a tocarse ni consentían que los tocara nadie,
pecado nefando eran inficionados, les mandó echar a los perros que por temor, de que se les desordenaran y descompusieran los afeites.
en un credo los despedazaron”. De gallarda y gentil presencia se creían más hermosos de lo que eran
Fray Andrés Pérez de Ribas43, relatando las costumbres de los y se hacían por su vanidad, verdaderamente insufribles.
habitantes de Sinaloa y Sonora, se expresa en los siguientes términos:
“Principalmente en los pacientes, que estos eran conocidos y menos- g) Homosexualidad y religión
preciados por todos y los llamaban en su lengua con vocablos y pala- Es aparentemente un hecho que las religiones de los hombres
bras afrentosas y los tales no usaban de arco y flecha, antes, vestían americanos de la preconquista tuvieran una gran importancia en el
como mujer”. De lo dicho al respecto por fray Gregorio Díaz44 y por desarrollo de la sodomía, ya que a sus ministros, en la mayoría de los
Fernández de Piedrahita45 tenemos noticias ya. casos, les era severamente prohibido, o por lo menos restringido al
máximo, el comercio heterosexual. La castidad impuesta por la orden
f) Actitud narcisista debía provocar, entre individuos de un mismo sexo, inclinaciones
Parece que la actitud narcisista es, en muchos casos, también mutuas; y si a esto se une el casi seguro onanismo que tales prácticas
responsable del desencadenamiento de la homosexualidad y a de castidad forzadas acarrea, con su acción especial inhibitoria de las
este respecto dice Pi Margall, glosando seguramente una serie de relaciones sexuales normales, pero con mantenimiento de la libido
cronistas entre los cuales debe figurar Gumilla, en su obra sobre el insatisfecha e irritable, se tendrá un excelente terreno para el desa-
Orinoco:46 rrollo de la anormalidad sexual.
Los piaches de las tribus americanas, extraña mezcla de sacer-
… entre los Salivas, tenían tanto de varoniles las mujeres como de dotes, médicos, magos y consejeros, elementos de gran importancia
afeminados los hombres. Hablaban ellos poco y bajo que apenas se en la vida social y religiosa del indio, pudieran ser considerados
les oía; ellas alto y con soltura. Eran allí principalmente los varones como homosexuales, atendiendo que eran ellos los que manejaban
las llamadas “casas de hombres”, especie de logias o sociedades
42 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. x, cap. i, p. 263. secretas, generalmente con fines de iniciación de varones jóvenes a la
43 Fray Andrés Pérez de Ribas. Triunfos de nuestra Santa Fé, entre gentes las más
vida de hombres ya formados y con organización, la mayoría de las
bárbaras y fieras del orbe, tomo i, cap. iii. Layac, México: 1944, p. 132. veces, militar o religiosa, y en las cuales se practicaba la sodomía sin
44 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xlvl, p. 104. freno alguno y con carácter ritual o mágico. Dice Gilberto Freyre47
45 Fernández de Piedrahita. Op cit., tomo i, cap. ii , p. 25.
46 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, cap. xv, p. 621. 47 Freyre Gilberto. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 158.
42 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 43

que serían “posible expresión, o mejor, afirmación (en la fase social escogidas por muy hermosas, porque eran para mujeres y concu-
y sexual de cultura que atravesaron muchas de las tribus amerindias binas del Inca (y continúa más adelante) De donde cuando él las
al producirse el descubrimiento del continente) del prestigio del podía sacavan las más hermosas, para llevárselas donde él estava,
macho sobre la hembra, fuese mejor estímulo que la vida de guerra a para concubinas.
la práctica de la pederastia”.
En el Brasil, por ejemplo, el “pagés” (piache) ha devenido en Bernal Díaz51, al hablar sobre lo que les aconteció en Cipa-
jefe de los “baítos” (casas de hombres u organización por el estilo) cingo, dice: “Aquellos ‘papas’ (nombre que daban los mexicanos a
y, según el mismo Freyre también, que cita al respecto a von den sus sacerdotes), eran hijos de principales y no tenían mujeres mas
Steinen, pudo este verificar por sí mismo entre los bororó abiertas tenían el maldito vicio de sodomías”. Cieza de León52, refiriéndose a
relaciones sexuales entre varones en los citados “baítos”.48 los yungas, nos ilustra con el siguiente relato:
La importancia del papel desempeñado por estos piaches justi-
fica la aserción de Westermarck en Origen y desarrollo de las ideas Y en nosotros, por los tener el demonio, más presos en las cadenas
morales, y de Faithful en Bisexualidad, citados ambos por Freyre, de su perdición, se tiene ciertamente, que en los oráculos y adorato-
de que en muchas ocasiones los homosexuales obtienen preponde- rios donde se hallaba el ídolo y daba las repuestas, hacía entender que
rancia de mando en los conglomerados primitivos.49 convenía, para el servicio suyo, que algunos mozos dende su niñez,
Vemos así, pues, que con el objeto de practicar a sus anchas la estuviesen en los templos, para que a su tiempo cuando se hiciesen los
sodomía so color de rito y entrenamiento litúrgico, se educaba al sacrificios y fiestas solenes, los señores y otros principales, usasen con
futuro sacerdote en la práctica homosexual. En realidad y las más de las ellos el maldito pecado de la sodomía y para que entiendan los que esto
veces, la religión escondía bajo su respetable e incriticable apariencia leyera como aún se guardaba entre algunos esta diabólica santimonía,
verdaderas organizaciones cuyo fin, sino único, era al menos el de pondré una relación que medió della, en la Ciudad de los Reies, el
proporcionar a los mandatarios civiles, militares y religiosos, material Padre Domingo de Santo Tomás, la cual tengo en mi poder y dice
para el saciamiento de sus pervertidos apetitos sexuales. así: “Verdad es, que generalmente entre los Serranos y Yungas, ha el
A este respecto, Garcilaso de la Vega50, hablando sobre las Casas demonio introducido este vicio, debajo de especie de santidad y es que
de las Escogidas en el Perú, dice: en cada templo o adoratorio principal, tienen un hombre o dos o más
según el ídolo, los cuales andan vestidos como mujeres, desde el tiempo
Entravan también por gran favor y merced, hijas de curacas, señores de su niñez y hablaban como tales y en sus maneras y trajes y todo lo
de vasallos, assimesmo, entravan hijas de gente común, las que eran demás, remedaban a las mujeres. Con estos casi por vía de santidad y
religión, tienen, las fiestas y días principales, su ayuntamiento carnal
48 Freyre Gilberto. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 159.
49 Freyre Gilberto. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 157.
50 Inca Garcilaso de la Vega. Comentarios reales, tomo i, lib. iv, cap. iv, 51 Díaz del Castillo. Op. cit., tomo i, cap. lii, p. 165.
Emecé, Buenos Aires: 1943, pp. 189-190. 52 Cieza de León. Op. cit., cap. lxiv, pp. 221-223.
44 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 45

torpe, especialmente los señores principales. Esto sé, porque he casti- Sin embargo, no hemos encontrado en los cronistas mención
gado a dos dellos el uno, de los indios de la Sierra, que estaba afecto alguna de tales hechos, pero por analogía y deducción creemos que
a un templo que ellos llaman “guaca”, de la Provincia de Conchuco, no fuera del todo imposible que tal cosa acaeciese, ya que si es cierto
término de la ciudad de Guanaco; el otro era en la Provincia de que en México, por ejemplo, se tributaba a los vencidos que cayeran
Chincha; ambos indios de Su Majestad; a los cuales, hablándoles yo prisioneros combatiendo con valor toda suerte de consideraciones
sobre esta maldad que cometían y agravándoles la fealdad del pecado, y honores, antes de ser sacrificados y comidos, participando –con
me respondieron quellos no tenían la culpa, porque dende el tiempo la carne ingerida– de las virtudes, especialmente el valor del sacrifi-
de su niñez, los habían puesto allí sus caciques para usar con ellos este cado; así mismo, en numerosos conglomerados étnicos se practicaba
maldito y nefando vicio y para ser sacerdotes y guardas de los templos hasta hace solo unos años y, posiblemente, en ocasiones se practique
de sus ídolos. De manera que lo que les saqué de aquí era, que estaba todavía la castración y la sodomización vejatorias a los prisioneros de
el demonio tan señoreado desta tierra, que, no se contentando con los guerra (Arabia, Abisinia y Marruecos).
hacer caer en pecado tan enorme, les hacía entender que el tal vicio era La castración, considerada como un primer paso tal vez a la
especie de santidad y religión para tenerlos más subjetos. sodomización y con el conocimiento empírico, si se quiere, en tales
conglomerados, de que predispone a la homosexualidad por alterar
Esto me dio de su misma letra Fray Domingo, que por todos es –al hacer desaparecer las glándulas genitales masculinas– el equilibrio
bien conocido y saben cuan amigo es de verdad; y aún también me endocrino y, por ende, el correcto balance de la bisexualidad latente.
acuerdo que Diego Cálvese, secretario que agora es de Su Majestad Tales prácticas serían consideradas como secuelas de campañas
en la Corte de España, me contó como viniendo él y Per Alonso militares e incursiones guerreras, y esto porque parece comprobada
Carrasco, un conquistador antiguo, que es vecino de la Ciudad del la especial predisposición que entrañan las prácticas militares de la
Cuzco en la Provincia del Callao, vieron uno o dos destos indios que guerra al aislar porciones de individuos del sexo masculino, por razón
habían estado puestos en los templos, como Fray Domingo dice. del rigor de la campaña y separación de sus hogares, del elemento
femenino; actuando, entonces, las condiciones de castidad forzada
h) Homosexualidad por vejamen o por castigo. Influencia del o el onanismo como verdaderos desencadenantes de la anormalidad
militarismo sexual.
Es posible que en los pueblos vencidos y subyugados se impu- Y se ha llegado más lejos aún, al tratar de probar que los pueblos
siera a los hombres, como vejamen o castigo, la sodomía forzada. altamente militarizados encierran mayor número de sodomitas,
Así como se les destinaba a los sacrificios en una u otra forma, así proporcional o directamente, con relación a los pueblos no milita-
como se les encerraba en jaulas para cebarlos y luego comérselos, no rizados a tal extremo. Y como corolario de todo lo expuesto, se ha
es de extrañar que se les afrentase sodomizándolos, ya que el homo- tratado también de probar que luego de las guerras, con el cortejo de
sexual pasivo era considerado en América como aquel sobre el cual todos sus horrores, se observa una recrudescencia, digamos, especie
debía recaer el desprecio y el baldón. de epidemia de homosexualidad colectiva.
46 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 47

Aplicando estos datos a América aborigen, vemos que los caribes, Pasados algunos años, estando estos Gigantes en esta parte, como
raza esencialmente guerrera, incursionadora y pirata, que vivía solo les faltasen mujeres y las naturales no les cuadrasen, por su grandeza
para la guerra y la conquista; que alcanzó una organización militar o porque sería vicio usado entre ellos, por consejo o inducimiento
no superada por ninguna otra nación americana de la época, nos del maldito demonio, usaban, con otros pecados, el nefando de
proporciona el mayor acopio de datos, según los cronistas, sobre la la sodomía, tan gravísimo y horrendo, el cual usaban y cometían
anormalidad sexual de tipo sodomítico. pública y descubiertamente, sin temor de Dios y poca vergüenza de
En Venezuela ha hecho estudios especiales y profundizado el sí mismos (...).
problema homosexual caribe, describiendo lo que haría “complejo
sádico-anal” de esta raza, nuestro compañero Gilberto Antolinez53, Fray Reginaldo de Lizárraga57, también refiriéndose a los “gigantes”
quien en obra próxima a publicarse nos dirá del resultado de sus del Ecuador, anota:
investigaciones.
Vi también una muela muy grande de un Gigante, que pesaba 10
i) Alienaciones de la talla y homosexualidad onzas y más; refieren los indios, por tradición de sus antepasados,
Un dato, a nuestro parecer muy interesante, lo constituye el que como fuesen advenedizos, no saben de donde y no tuviesen
hecho de que se hable del “mito de los gigantes”con gran insistencia mujeres; las naturales no los aguardaban; dieron pues en el vicio de
en los cronistas de la Conquista, atribuyendo unánimemente a estos la sodomía, lo cual castigó Dios, enviando sobre ellos fuego del cielo
individuos la práctica de la sodomía. y así acabaron todos. No tiene este vicio nefando otra medecina.
Afirma Marañón54 que en su experiencia “la homosexualidad
masculina, se da muchas veces en sujetos de altura desmesurada, Bien conocido es, por otra parte, el hecho de que Ojeda al
de proporciones eunucoides o francamente gigantescas”. Los datos descubrir la isla de Curazao la llamara, por el al parecer desmesu-
que a este respecto nos proporcionan los cronistas son los siguientes: rado tamaño de sus habitantes, isla de los Gigantes; individuos de
Núñez Cabeza de Vaca55, al hablar de los habitantes de La Florida quienes Vespucio en su fantasiosa relación de viajes dice que eran
y que ya hemos mencionado; Cieza de León56, al referirse a los caribes, por la resistencia que le opusieron, aunque en realidad
“gigantes” de la Punta de Santa Helena, dice: se acepta hoy que pertenecían a la nación caquetía, de la cual no
tenemos noticias de que practicaran la sodomía, por más que estu-
vieran tan cerca de zonas fuertemente infectadas de pederastia.
53 Gilberto Antolinez. Hacia el Indio y su mundo, (en prensa), fue publicado
por la Universidad Centro-Occidental, Barquisimeto: 1972 [N. del E.].
54 Marañón. Op. cit., p. 134.
55 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Op. cit., p. 52. 57 Fray Reginaldo Lizárraga. Descripción y población de las Indias, lib. i,
56 Cieza de León. Op. cit., cap. lii, p. 182. cap. iv. Lima: 1907.
48 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 49

Rechazo y castigos impuestos a los sodomitas Y a propósito de los que habitaban la ciudad de León de
Guanaco, se expresa en los siguientes términos61: “Más estos tales, si
Existieron naturalmente pueblos y naciones que no solo no acep- los conocen y lo saben, son tenidos en poco y por afeminados y casi
taron tal costumbre entre sus miembros, a los cuales castigaban diver- los mandan como a mujeres, según lo tengo descripto”. En cuanto a
samente, bien condenando a los afectos a desprecio y baldón, bien los habitantes de Taruma, dice62:
condenándolos a ejercer oficios de mujeres, ya que como mujeres
actuaban; bien imponiendo crudelísimos castigos que no solo a los Es gente limpia de pecado nefando, tanto, que entre ellos se tiene
miembros de ese conglomerado alcanzaban, sino también a aquellos refrán antiguo y donoso, el cual es, que antiguamente en la Provincia
pueblos que eran sojuzgados por las armas y en los cuales era patente de Huayllas, debió haber algunos naturales viciosos de este pecado tan
el vicio. grave y tuviéronlo por tan feo los indios comarcanos y vecinos de los
Así, López de Gómara58, hablando sobre los habitantes de Bogotá, que lo usaron, que por los afrentar y apocar, decían, hablando en ellos
nos dice: “Castigaban recio los pecados públicos: robar, matar y sodo- el antiguo refrán, que no han perdido memoria y que en su lengua dice:
mías, que no consienten putos, azotan, desorejan, desnarigan, ahorcan ¡Asía Huayllas! y en la muestra dirá: ¡Tras ti, rayan los Huayllas!
y a los nobles y honrados cortan el cabello por castigo, o rásganles las
mangas de las camiseta”. Cieza de León59, hablando de los naturales Garcilaso de la Vega63, hablando de los incas, sus antepasados,
del valle de Lile, apunta: “Del pecado nefando, no he oído que éstos o en su paso por los valles de Uiña, Camana, Carauli Piola, Quellaca,
ninguno de los que queda atrás usen; antes, si algún indio por consejo etcétera, dice:
del Diablo, comete este pecado, es tenido por ellos en poco y le llaman
mujer”. En particular, mandó el Inca, que con gran diligencia hiciesen pesquiza
El mismo autor60, hablando más adelante sobre los habitantes de los sodomitas y en pública plaza quemassen vivos los que se hallassen,
de San Miguel, dice: no solamente culpados, sino indiciados por poco que fuesse, assin-
tosmo quemassen sus casas y las derribassen por tierra y quemassen
Y no embargante que son todos los habitantes de esta provincia tan los árboles de sus heredades, arrancándolos de raíz, porque de ninguna
conjuntos a Puerto Viejo y Guayaquil, no cometían el pecado nefando, manera quedasse memoria de cosa tan abominable y se apregónasse
porque yo entendí dellos que tenían por sucio y apocado a quien lo por leí inviolable, que de allí en adelante se guardasen de caer en seme-
usaba, si engañado por el demonio, había alguno que tal cometiese. jante delito, so pena de que por el pecado de uno, sería asolado todo el
pueblo y quemados sus moradores en general como entonces lo eran

58 López de Gómara. Op. cit., cap. lxxii, p. 173. 61 Cieza de León. Op. cit., cap. lxxx, p. 266.
59 Cieza de León. Op. cit., cap. xxviii, p. 93. 62 Cieza de León. Op. cit., cap. lxxxiii, p. 274.
60 Cieza de León. Op. cit., cap. lvii, p. 203. 63 Inca Garcilaso de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155.
50 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 51

en particular. Lo cual se cumplió como el Inca mandó, con grandis- Advertimos al lector que la versión que damos de Vásquez de
sima admiración de los naturales de aquellos valles, del nuevo castigo Espinosa es traducida del inglés por nosotros, tratando de comuni-
que se hizo sobre el nefando; el cual fué tan aborrecido de los Incas y carle el sabor arcaico que seguramente tiene el original castellano,
de toda su generación, que aún el nombre solo les era odioso, tanto, que jamás –que sepamos– ha sido publicado, conociéndose la obra,
que jamás lo tomaron en boca y cualquier indio de los naturales del exclusivamente, por la traducción inglesa ordenada y editada por
Cuzco, aunque no fuese de los Incas, que con enojo, riñendo con otro, el Smithsonian Institution de Washington, D. C.; trabajo enco-
se lo dixesse por ofensa, quedaba el mismo ofensor por infame y por mendado al descubridor de los manuscritos de Vásquez de Espinosa
muchos días le miraban los demás indios como a cosa vil y asquerosa, en la Biblioteca del Vaticano: Charles Upson Clark. Fray Gregorio
porque había tomado tal nombre en la boca. Díaz67, hablando sobre la semejanza de los hebreos con los naturales
de Nueva España, dice:
Herrera64 dice, hablando de las costumbres de los naturales de
Tierra Firme: “La sodomía era aborrecida, porque vituperaban en Era lei en el mismo Levítico, que muriese el que cometía el pecado
gran manera al que la usaba”. Y más adelante65, refiriéndose a los nefando.
naturales de Tierra Firme: “Morían por la sodomía los que pecaban
en ella, aunque la usaban en otras provincias”. Los Indios de la Nueva España, guardaban esta lei sin faltar un punto
En el lenguaje castellano, desconocido autor, Antonio Vásquez y la executaban con grande rigor; i el propio castigo hacían de la mujer
de Espinosa66, hablando sobre las hazañas del Pacha Cutec Yupanqui, que se echaba con otra por ser también contra naturaleza.
dice:
Más adelante continúa68: “En México y en Tezcuco se hacía
Dejó entonces su Corte, para dirigirse al Norte y luego de viajar 150 gran castigo de los someticos”. Fernández de Piedrahita69, hablando
leguas, sometió las Provincias de Huamalíes, Pinco, Huari, Pisco-bamba, sobre las leyes del Zipa Nemequene, asienta que:
Cayatambo y Huayllas, adonde quemó algunos sodomitas que allí vivían
para que tal castigo trajese reforma y discreción en las costumbres. Al sodomita, pena de muerte que se ejecutase luego con ásperos
tormentos i en esta lei dejó puerta abierta, para que los Zipas que le
sucediesen, pudiesen extender el castigo con las más penas que arbi-
trasen, pareciéndole que mientras más se aplicasen, aún no serían
64 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. iii, cap. v, p. 67. suficientes ni condignas de semejante delito.
65 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. iv, cap. xvi, p. 162.
66 Antonio Vásquez de Espinosa. Compendium and Description of the 67 Díaz G. Op. cit., lib. iii, cap. iv, p. 111.
West Indies. Miscellaneous Collection, vol. 102, cap. lxxxvii (85)
(81), Smithsonian Institution. Washington. D. C.: 1942. (arreglo y 68 Díaz G. Op. cit., lib. iii, cap. vi, p. 115.
traducción al inglés por Charles Epson Clark), par. 1556, p. 578. 69 Fernández de Piedrahita. Op. cit., tomo i, cap. v, p. 88.
52 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 53

Pi y Margall70, tratando el tema, dice de las antiguas tribus mexi- Chincama ” ” López de Gómara18
canas: “Pena de muerte sufrían los que, varones, vistiesen como Gaira ” Venezuela Rivero19
hembras, o hembras como varones”. Más adelante71, hablando de Guanuco ” Bolivia Lizárraga20
los urabacs, ciparicotes e itotos de las vecindades del lago de Mara- Guatiaos Nac. Colombia Pi y Margall21
caibo, apunta: “No dejaba tampoco de ser frecuente la sodomía, Guahibos ” México Del Castillo22
por más que la castigasen, condenando a los que la practicaban, a Guayaquil Loc. Venezuela Pi y Margall23
las faenas mujeriles: hilar, moler maíz e ir por agua y leña”. Hemos Gigantes Nac. Perú Cieza24
creído conveniente elaborar, para el final de nuestro trabajo, una Haytises ” Venezuela Herrera25
especie de índice etnográfico de aquellas naciones o localidades Huayllas Loc. Cuba López de Gómara26
citadas por las fuentes que hemos consultado y con relación al uso o Herrera27
conocimiento de la sodomía. Panamá López de Gómara28
Ipuyes Nac. Herrera29 30
Achaguas Nación Venezuela Fernández de Piedrahita 1
Itotos ” La Florida Cabeza de Vaca31
Albardaos ” México López de Gómara2 Chiricoa Nac. Sto. Domingo Herrera32 33
Bobure ” Venezuela Pi y Margall3 Chiriguano Nac. López de Gómara34
Bororós ” Brasil Freyre4 Chitarero ” La Florida Pi y Margall35
Bogotá Localidad Colombia López de Gómara5 Cipacingo Loc. Cabeza de Vaca36
Californios Nac. California Pi y Margall6 Caparicote Nac. Colombia López de Gómara37
Cunama Loc. Perú Garcilaso7 Conchuco ” Perú Cieza38 39
Cañares Loc. ” Cieza8 Coquibacoa Loc. Colombia Herrera40
Capachos Loc. Venezuela Pi y Margall9 Cuba ” Venezuela Rivero41
Caribama Loc. ” López de Gómara10 Ecuador Cieza42
Caribes Nac. Vzla. - Col. Ant. Herrera11 12 Darien Loc. ” Cieza, Lizárraga43
López de Gómara13 Haytí Pi y Margall44 45
Carauli Loc. Perú Garcilaso14 Doguenes Nac. Perú Cieza46
Cayos Nac. Colombia Pi y Margall15 La Española Loc. Garcilaso47
Chinatos ” ” Pi y Margall16 Espinoza48
Chinchas Loc. Perú Cieza17 Florida La ” Venezuela Fernández de Piedrahita49
Iztá Loc. México Chilam Balam50
70 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, cap. xiv, lib. I, p. 215. Jaguaces Nac. ” López de Gómara51
71 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xiv, p. 612. Jamaica Loc. Jamaica Herrera52
54 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 55

Laches Nac. Colombia Fernández de Piedrahita53 54 Sinaloa Loc. México Pérez de Ribas83
Lile Loc. ” Cieza55 Sonora ” ” Pérez de Ribas84
Manta ” Perú Cieza56 Suvataes Nac. Colombia Pi y Margall85
Mariames Nac. La Florida Cabeza de Vaca57 Tabasco Loc. México Pi y Margall86
Mayas ” Yucatán Pérez de Ribas58 Tahus Nac. ” Pi y Margall87
México Loc. México Díaz G.59 Tarama Loc. Perú Cieza88
Pi Texcuco ” México Díaz G.89
y Margall60 Timotes Nac. Venezuela Pi y Margall90
Mosca Nac. Colombia Fernández de Piedrahita61 Tlascala Loc. México Herrera91
Motilones ” Ven. - Col. Pi y Margall62 Tumebamba ” Perú Cieza92
N i c a - ” Nicaragua Pi y Margall63 Tupinambas Nac. Brasil Soares de Souza93
ragüatecas Uiña Loc. Perú Garcilaso94
N u e v a Loc. México Castillo64 Urabaes Nac. Colombia Pi y Margall95
España Díaz65 Yucatecas ” Yucatán Del Castillo96
Panamá ” Panamá Herrera66 Herrera97
Panuco ” México López de Gómara67 Yungas ” Perú Cieza98
Perú ” Perú Sarmiento Zamba Loc. Colombia López de Gómara99
Gamboa68
López de Gómara69 Referencias a la tabla anterior
Picta ” Perú Garcilaso70
Plata, Isla de ” ” Cieza71 1 Fernández de Piedrahita. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 25.
Puerto Rico ” Puerto Rico Herrera72 2 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xlvl, p. 104.
Puerto Viejo ” Perú Cieza73 74 3 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606.
Puna, Isla de ” Perú Cieza75 4 Freyre Gilberto. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 159.
Quellaca Loc. Perú Garcilaso76 5 López de Gómara. Op. cit., cap. lxxii, p. 173.
Salivas Nac. Venezuela Pi y Margall77 6 Pi y Margall. Op. cit., tomo ii, cap. xlv, p. 1074.
Santa Helena Loc Perú Cieza78 7 Garcilaso Inca de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155.
San Juan ” Puerto Rico Herrera79 8 Pedro Cieza de León. La Crónica del Perú, cap. xliv. Calpe, Madrid:
Santa Marta ” Colombia López de Gómara80 1922, p. 156.
San Miguel ” Perú Cieza81 9 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606.
Serranos Nac. ” Cieza82 10 López de Gómara. Op. cit., cap. lvii, p. 128.
56 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 57

11 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. x, cap. v, p. 258. 39 Cieza de León. Op. cit., cap. lxxx, p. 266.
12 López de Gómara. Op. cit., cap. lvii, p. 128. 40 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. x, cap. v, p. 258.
13 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxxi, p. 171. 41 Padre Juan Rivero. Historia de las misiones de los llanos de Casanare y de
14 Inca Garcilaso de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155. los ríos Orinoco y Meta. Bogotá: 1883, p. 148.
15 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606. 42 Cieza de León. Op. cit., cap. lvii, p. 203.
16 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606. 43 Fray Reginaldo Lizárraga. Descripción y población de las Indias, lib. i,
17 Cieza de León. Op. cit., cap. lxiv, pp. 221-223. cap. iv. Lima: 1907.
18 López de Gómara. Op. cit., tomo ii, cap. cviii, p. 3. 44 Francisco Pi Margall. Historia de América, tomo i, lib. ii, cap. xxl.
19 Padre Juan Rivero. Historia de las misiones de los llanos de Casanare y de Centro Editorial Barcelona: 1888, p. 716.
los ríos Orinoco y Meta. Bogotá: 1883, p. 148. 45 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xii, p. 727.
20 Lizárraga. Op. cit., lib. i, cap. lxxx. 46 Cieza de León. Op. cit., cap. lxxxiii, p. 274.
21 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606. 47 Inca Garcilaso de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155.
22 Díaz del Castillo. Op. cit., tomo i, cap. lii, p. 165. 48 Antonio Vásquez de Espinosa. Compendium and Description of the
23 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xiv, p. 612. West Indies, cap. lxxxvii (85) (81), vol. 102. Miscellaneous Collec-
24 Cieza de León. Op. cit., cap. lxiv, pp. 221-223. tion, Smithsonian Institution. Washington D. C.: 1942 (arreglo y
25 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. x, cap. v, p. 258. traducción al inglés por Charles Epson Clark), par. 1556, p. 578.
26 López de Gómara. Op. cit., cap. ii, p. 113. 49 Fernández de Piedrahita. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 25.
27 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. ix, cap. v, p. 235. 50 Chilam Balam de Chumayel, citado por Imbelloni en op. cit., p. 192.
28 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxviii, p. 163. 51 López de Gómara. Op. cit., cap. xliv, tomo i, p. 102.
29 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. x, cap. V, p. 258. 52 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. ix, cap. v, p. 235.
30 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. x, cap. i, p. 263. 53 Fernández de Piedrahita. Historia General del Nuevo Reino de Granada,
31 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragio y Relación de la Jornada que tomo i, cap. ii. A. B. C., Bogotá: 1942, p. 25.
hizo a La Florida, cap. xxvi. Layac, México: 1944, p. 52. 54 Idem., p. 25.
32 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. ix, cap. v, p. 235. 55 Cieza de León. Op. cit., cap. xxviii, p. 93.
33 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. iii, cap. iv, p. 70. 56 Cieza de León. Op. cit., cap. l, p. 176.
34 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xxviii, p. 69. 57 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragio y Relación de la Jornada que
35 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xii, p. 727. hizo a La Florida, cap. xxvi. Layac, México: 1944, p. 52.
36 Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Naufragio y Relación de la Jornada que 58 Pérez de Ribas. Op. cit., tomo ii, cap. V, p. 25.
hizo a La Florida, cap. xxvi. Layac, México: 1944, p. 52. 59 Díaz G. Op. cit., lib. iii, cap. vi, p. 115.
37 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxxi, p. 171. 60 Pi y Margall. Op. cit., tomo ii, cap. l, pp. 11,50.
38 Cieza de León. Op. cit., cap. lxiv, pp. 221-223. 61 Fernández de Piedrahita. Op. cit., tomo i, cap. ii, p. 25.
58 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 59

62 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606. 91 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. iv, cap. xvi, p. 162.
63 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xviii, p. 284. 92 Pedro Cieza de León. La Crónica del Perú, cap. xliv. Calpe, Madrid:
64 Díaz del Castillo. Op. cit., tomo ii, cap. ccviil, p. 554. 1922, p. 156.
65 Díaz G. Op. cit., lib. iii, cap. iv, p. 111. 93 Gabriel Soares de Souza. Tratado descritivo do Brasil (Roteiro do Brasil),
66 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. x, cap. i, p. 263. 1587. Citado por Gilberto Freyre en Casa-Grande y Senzala, Tomo i,
67 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xlvii, p. 106. cap. ii. Emecé. Buenos Aires, p. 159.
68 Pedro Sarmiento de Gamboa. Historia de los Incas. Emecé, Buenos 94 Inca Garcilaso de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155.
Aires: 1942, p. 20. 95 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xiv, p. 612.
69 López de Gómara. Op. cit., tomo ii, cap. vxcv, p. 198. 96 Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la Conquista de la Nueva
70 Inca Garcilaso de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155. España, tomo i, cap. ii. Espasa-Calpe, Madrid: 1933, p. 13.
71 Cieza de León. Op. cit., cap. liv, p. 192. 97 Herrera. Op. cit., dec. ii, lib. il, cap. xvii, p. 48. Dice, hablando del
72 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. ix, cap. v, p. 235. descubrimiento de Yucatán por Francisco Hernández de Córdoba: “... y
73 Cieza De León. Op. cit., cap. xlix, p. 173. de hombres echados unos sobre otros y representando el abominable
74 Cieza de León. Op. cit., cap. lvii, p. 203. vicio”.
75 Cieza de León. Op. cit., cap. iv, p. 14. 98 Cieza de León. Op. cit., cap. lxiv, pp. 221-223.
76 Inca Garcilaso de la Vega. Op. cit., tomo i, cap. xiil, p. 155. 99 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxxi, p. 171.
77 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, cap. xv, p. 621.
78 Cieza de León. Op. cit., cap. lii, p. 182. Y para terminar, una cita más de Cieza de León72, que para esta
79 Herrera. Op. cit., dec. i, lib. ix, cap. v, p. 235. ocasión hago mía:
80 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. lxxi, p. 171.
81 Cieza de León. Op. cit., cap. lvii, p. 203. Porque algunas personas, dicen de los indios grandes males, compa-
82 Cieza de León. Op. cit., cap. lxiv, pp. 221-223. rándolos con las bestias, diciendo que sus costumbres y maneras de
83 Fray Andrés Pérez de Ribas. Triunfos de nuestra Santa Fé, entre gentes las más vivir, son más de brutos que de hombres y que son tan malos que
bárbaras y fieras del orbe, tomo i, cap. iii. Layac, México: 1944, p. 132. no solamente usan el pecado nefando, más que se comen unos a los
84 Idem. otros y puesto que en esta mi historia yo he descripto algo desto y
85 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606. de algunas otros fealdades y abusos dellos, que se sepa, que no es mi
86 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. ii, cap. xviii, p. 284. intención decir que esto se entienda por todos; antes, es de saber
87 Pi y Margall. Op. cit., tomo ii, cap. xlviii, p. 1129. que si en una provincia comen carne humana y sacrifican sangre de
88 Cieza de León. Op. cit., cap. lxxxiii, p. 274. hombres, otras aborrecen este pecado, Y si por consiguiente en otra,
89 Díaz G. Op. cit., lib. iii, cap. vi, p. 115.
90 Pi y Margall. Op. cit., tomo i, lib. il, cap. xiil, p. 606. 72 Cieza de León. Op. cit., cap. cxvii, p. 351.
60 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Antonio Requena 61

el pecado nefando contranatura, en muchas lo tienen por fealdad Fernández de Navarrete, Martín. Viajes por la costa de Paria.
y no lo acostumbran, antes, lo aborrecen; y así son las costumbres Fernández de Navarrete, Martín. Viajes de Américo Vespucio.
dellos, por manera que sería cosa injusta, condenarlos en general. Fernández de Navarrete, Martín. Viajes de Colón.
Feijoo, fray Benito. Cartas eruditas.
Otros textos consultados Forel, A. The Sexual Question.
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Acosta, padre Joseph de. Historia natural y moral de las Indias. Heródoto de Halicarnaso. Los nueve libros de la historia.
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para la historia de la provincia que tuvo la Compañía de Jesús en la Jahn, Alfredo. Los aborígenes del occidente de Venezuela.
Nueva España). Kraft-Ebbing. Psycopathia Sexualis.
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Bloch, Iván. La vida sexual contemporánea. del descubrimiento del océano Pacífico)
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Febres-Cordero, Tulio. Historia de Mérida (décadas). Cortés, según el códice Troano-Americano.
62 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios

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Westermarck, E. A. The Origin and development of Moral Ideas. Etnohistoria de la homosexualidad en América Latina

Luiz Mott
Este trabajo fue presentado en el “Seminario-Taller de
Historia de las Mentalidades y los Imaginarios”, realizado en la
Pontificia Universidad Javeriana por el Departamento de Historia
y Geografía, del 22 al 26 agosto de 1994.
La traducción del portugués al español es de Libia Restrepo.

Introducción

“La homosexualidad debe ser un desafío y no un tabú para la


Ciencia”, decía en 1957 G. A. Silver73 y, no obstante tal sugerencia,
un injustificado complot de silencio sigue cerrando la academia
a los estudios sobre “el amor que no se atreve a decir su nombre”
(Oscar Wilde). Ya en 1927 B. Malinowski, uno de los padres de
la antropología moderna, llamaba la atención sobre la importancia
de estudiar temas de la sexualidad humana, retirando “la hoja de
parra que cubre el sexo”74. No obstante, en este final del segundo
milenio de nuestra civilización, el estudio del amor y erotismo entre

73 G. A. Silver. “The Homosexual: Challenge to Science”, The Nation:


1957, 184, pp. 451-454.
74 B. Malinowski. Sexo e Repressáo na Sociedade Selvajem. Vozes Editora,
Petrópolis, 1973.
63
64 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 65

personas del mismo género o continúa prohibido, o es considerado


tema marginal y de menor importancia en el medio universitario. Si
tenemos en cuenta que los gays75 y lesbianas representan de 6 a 10%
de la población de los países occidentales76, concluiremos que sola-
mente el prejuicio y la discriminación podrían explicar el desprecio
por el conocimiento de tan significativo contingente demográfico.
En su reciente libro sobre uniones entre homosexuales en la Europa
premoderna, J. Boswell nos advierte de cuán ilógica y cruel ha sido
nuestra cultura, notoriamente, después del siglo xiv, al elegir la
homosexualidad como el mayor y más horroroso de todos nuestros
tabúes sexuales. El “pecado nefando”, es decir, aquel cuyo nombre
no puede ser mencionado –¡y mucho menos practicado!–, fue consi-
derado por la moral judeocristiana como mucho más grave que los
más repugnantes crímenes antisociales como, por ejemplo, el matri-
cidio, la violencia sexual contra niños, el canibalismo, el genocidio
y hasta el deicidio –todos pecados–, crímenes mencionables, en
tanto que el abominable pecado nefando de sodomía fue rotulado y Pareja homosexual del pueblo navajo.
tratado como nefandum77.
Es, pues, con el objetivo de romper el silencio y tabú que rodea el
amor entre personas del mismo sexo en nuestro continente, que he
decidido tratar la historia y la antropología de la homosexualidad en
América Latina. Reuniendo informaciones bibliográficas de difícil
acceso, generalmente inexistentes en los compendios tradicionales,
mi intención, además de esbozar un cuadro general del homoero-
75 El término gay proviene del catalán-provenzal “gai”, siendo usado tismo en diferentes áreas culturales de esta parte del orbe, es esti-
desde los siglos xiii-xiv como sinónimo de homosexual. Cf. J. Boswell.
Christíanity: Social Tolerance and Homosexuality. Gay People in Western mular a otros investigadores locales a profundizar en los indicios
Europe from the Beginning of the Christian Era to the xivth Century, aquí presentados; no solo visualizando el deleite intelectual, aficio-
Chicago University Press, Chicago: 1980:43. nado o fetichista, sino teniendo en cuenta el reconocimiento de los
76 A. Kinsey et al. Sexual Behavior in the Human Male. W. B. Saunders, derechos de ciudadanía de este atormentado segmento social, cuyos
Philadephia: 1948.
derechos humanos son negados y vilipendiados en la mayor parte
77 J. Boswell. Same-Sex Unions in Pre-Modern Europe, Villard Books,
New York: 1994, p. xxxiii. de nuestros países, incluso dentro de las propias universidades.
66 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 67

Para efectos de análisis, he dividido este trabajo en tres partes, a I. La homosexualidad en la América precolombina
saber:
I) La homosexualidad en la América precolombina. Ultra oequinotiatem no peccari.
II) La represión a los sodomitas en la América Latina colonial. Texto ibérico del siglo xv
II) Gays y lesbianas latinoamericanos hoy.
Por lo tanto, anticipando alguna de las conclusiones de esta inves- Para estudiar las prácticas homosexuales en el Nuevo Mundo
tigación, me gustaría destacar que el estudio de la etnohistoria del cuando llegaron los conquistadores europeos, disponemos básica-
homoerotismo en la América Latina se reviste de particular interés mente de tres fuentes: esculturas y cerámicas que representan escenas
para los estudios de las mentalidades, de lo cotidiano y de la sexua- homoeróticas, mitos conservados en la memoria oral de los nativos y
lidad. Los datos aquí reunidos permiten avanzar la discusión sobre registrados en los manuscritos tradicionales, y relatos de los primeros
la propia teoría de la homosexualidad78, ratificando de un lado la cronistas que entraron en contacto con los amerindios.80
universalidad temporal y espacial de las prácticas homófilas, desmi- Conforme relata Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia
tificando así la acusación vulgar de que habrían sido los europeos los general y natural de las Indias (1535), el gusto por el vicio nefando
introductores del “vicio filosófico” (Voltaire) en el Nuevo Mundo. se extendía no solo por toda el área circuncaribe, sino también a
Otra cuestión sugerida por los datos aquí presentados nos remite a lo largo de Tierra Firme, actual costa de Venezuela y Colombia,
uno de los impases teóricos más candentes y aún no resueltos por los “donde muchos destos indios y indias eran sodomitas”. Observó
estudiosos del tema: ¿hasta qué punto el concepto de homosexualidad escandalizado que:
puede ser usado con propiedad heurística para describir e interpretar
las relaciones unisexuales del mundo extraeuropeo? Dejaré al lector, ... en alguna partes destas Indias, traían por joyel a un hombre sobre
al final de este trabajo, sacar sus propias conclusiones en cuanto a esta otro, en aquel diabólico y nefando acto de Sodoma, hechos de oro
polémica que coloca, de un lado, los esencialistas, y del otro, los cons- en relieve. Yo vi uno destos joyeles del diablo que pesaba veinte pesos
tructivistas sociales.79 de oro, hueco, vaciado y bien labrado, que se hubo en el Puerto de

80 Este es el momento de presentar homenaje al precursor de los estudios


sobre la historia de la homosexualidad entre los amerindios: Antonio
78 David Greenberg. The Construction of Homosexuality, The University Requena, quien para 1945 publicaba su pionero y aún insuperado
Chicago Press, Chicago: 1988. “Noticias y consideraciones sobre las anormalidades sexuales de los
79 J. Boswell. “Revolution, Universals and Sexual Categories”, in Hidden aborígenes americanos: Sodomía”, publicado en Acta Venezolana,
from History: Reclaiming the Gay and Lesbians’ Past. M. Duberman tomo I, Nº 1, jul-sep, 1945, pp. 3-32 (con traducción al inglés:
et al (Eds.), New American Library, New York: 1990. Para efecto de “Sodomy among native american peoples”, Gay Sunshine, 38/39,
este análisis, restringimos nuestra muestra apenas a los territorios hoy 1979, pp. 37-39). A pesar de la postura abiertamente homofóbica del
conocidos como constitutivos de América Latina, teniendo como autor –hasta cierto punto comprensible en la época– este trabajo es
límite septentrional a México, incluyendo todos los países de lengua el vademécum para el estudio de este tema, del cual echamos mano
latina de América Central, Caribe y América del Sur. muchas veces a lo largo de estas páginas.
68 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 69

Santa Marta en la costa de Tierra Firme, año de 1514 (...) Así que se preservaron hasta nuestros días diversas piezas de cerámica, vasijas
ved si quien tales joyas se precia y compone su persona, si usará de tal de agua o jarrones, donde eximios artistas preincaicos moldearon en
maldad en tierra donde tales arreos traen, o si se debe tener por cosa arcilla escenas explícitas de homosexualismo. En la célebre colección
usada y ordinaria y común a ellos.81 de cerámica erótica mochica, recolectada por la familia Larco, con
fecha anterior a 1000 e.c., el 3% de las piezas retratan realísticamente
También Francisco López de Gómara (1552) se refiere a la escenas de penetración per annum.85
presencia de ídolos homosexuales entre los nativos mexicanos de Además de los ídolos mexicanos y de las cerámicas peruanas,
San Antonio. “Hallaron entre unos árboles un idolillo de oro y otra importante fuente precolombina para conocer la práctica de
muchos de barro, dos hombres cabalgando uno sobre otro a fuer de la homosexualidad en el Nuevo Mundo es la colección de los céle-
Sodoma”.82 bres códices mayas –como el Chilam Balam, el Popol Vuh (Libro del
Con ocasión del descubrimiento de la península de Yucatán, Consejo) y las Profecías Mayas–, obras pictográficas-jeroglíficas que
encontraron los españoles otra comprobación escultórica de que los tratan sobre la historia mitológica y costumbres de esta civilización.
mayas rendían culto al amor unisexual: “Tenían muchos ídolos de A través de estos manuscritos, sobre todo del códice Vaticano Nº
barro, unos como con caras de demonios y otros como de mujeres y 3738, se constata que en el panteón azteca ocupaba un lugar promi-
otros de malas figuras, de manera que al parecer, estaban haciendo nente la diosa Xochiquetzal, divinidad hermafrodita, protectora
sodomías los unos indios con los otros”.83 del amor y de la sexualidad no procreativa, que representada como
También en América del Sur, en la región de Los Andes, fueron hombre se convertía en el dios Xochipilli, padre de la homosexua-
encontradas pruebas arqueológicas confirmando la práctica de homoe- lidad masculina, controlador de las dolencias sexualmente trasmisi-
rotismo antes de la llegada de los europeos. Hay noticia que los espa- bles86. Según estos códices, los mayas dividían la historia mitológica
ñoles en el Perú habrían igualmente encontrado y derretido esculturas del mundo en diferentes períodos, siendo la Cuarta Edad la que
en oro representando una cópula anal entre dos hombres84. Con todo, precede el período anterior a la llegada de los europeos, también
llamada Edad Negra o Edad de las Flores, y tenía como patrona a
81 G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, lib. Xochiquetzal, símbolo del sexo y de la sensualidad:
v., cap. iii, 1535; apud Alberto Cardin. Guerreros, chamanes y travestis.
Indicios de homosexualidad entre los exóticos. Tusquets Editores, Barce-
lona: 1984, p. 150. Después de Requena, Alberto Cardin representa la Esta es la edad en que los vicios, la molicie, el abandono de las costum-
mayor síntesis documental referente a esta temática. bres austeras se instalan entre los hombres. Es la edad en que se olvidan
82 López de Gómara. Conquista de México. Historia general de Indias,
1551; apud Requena, op. cit. :1945, p. 4. 85 R. Larco Hoylo. Checan: Essay on Erotic Element in Peruvian Art,
83 Díaz del Castillo. Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España, Nagel Publ, Ginebra:1965.
1605, tomo i, cap. ii, p. 13; apud Requena, op. cit.: 1945, p. 4. 86 V. L. Bullough. Sexual Variance in Society and History. The University
84 F. Guerra. The Pre-Columbian Mind. Seminar Press, London: 1971, of Chicago Press, Chicago: 1976, p. 42; J. E. Thompson. Maya History
pp. 43-44. and Religion, University of Oklahoma Press, Norma: 1970.
70 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 71

las virtudes viriles de los guerreros y de los magistrados, y se ensalza


la vida blanda, fácil y pervertida. Es la sublimación de la Danza de
las Flores, de las guirnaldas y del afeminamiento. Es el imperio de los
mostradores del dorso, según el códice del Chilam Balam.87

Representaciones del dios Xochipilli (páginas 70, 71 y 72)

87 Requena. Op. cit. 1945, p. 5.


72 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 73

término corriente desde la Edad Media en toda la península ibérica,


asociando injustamente los homosexuales a las prostitutas.
Una tarea extremadamente difícil es evaluar el grado de obje-
tividad o subjetividad de estas afirmaciones, pues en algunos casos
parece que los cronistas tendían a exagerar los hábitos pecaminosos
de los salvajes, exactamente con el pretexto de justificar la conquista,
reducción o genocidio de los mismos. López de Gómara y otros
cronistas asocian la sodomía a la impiedad: “Como no conocen el
verdadero Dios y Señor, están en grandísimos pecados de idolatría,
sacrificios de hombres vivos, comida de carne humana, habla con el
diablo, sodomías, etcétera.90
En cuanto a los aztecas, hay una clara contradicción entre los
primeros observadores. Díaz del Castillo los señala como grandes
amantes del homoerotismo, mientras que el franciscano fray Bernar-
dino de Sahagún los exime de esta abominación; ambos concuerdan, no
obstante, en cuanto a la afeminación y el travestismo como elementos
estructurales de la práctica homosexual masculina: “Eran todos los
demás dellos sométicos, en especial los que vivían en las costas y tierra
Son, con todo, los relatos de los primeros cronistas contem- caliente, en tanta manera que andaban vestidos en hábito de mujeres
poráneos de las conquistas del Nuevo Mundo la fuente principal muchachos a ganar en aquel diabólico y abominable vicio”91. El citado
comprobatoria de la existencia, gran extensión y variedad de las misionero franciscano describe así las costumbres de los nativos en su
prácticas homosexuales en la América Latina. Ya Hernán Cortés, Historia general de las cosas de la Nueva España:
en su primera Carta de Relación enviada al emperador Carlos V en
1519, decía: “Hemos sabido y sido informados de cierto que todos El somético paciente es abominable, nefando y detestable, digno de
[los indios] de Vera Cruz son sodomitas y usan aquel abominable que hagan burla y se rían las gentes, y el hedor y fealdad de su pecado
pecado”88. Añadiendo López de Gómara que los nativos del río nefando no se puede sufrir, por el asco que da a los hombres: en todo
Panuco y adyacentes eran “grandísimos putos”89, usando el mismo

88 H. Cortés. Cartas de Relación de la Conquista de México, tomo i, p. 32;


apud Requena, op. cit.: 1945, p. 8. 90 Ibidem; apud, Requena, op. cit.: 1945, p. 8.
89 López de Gómara. Op. cit., tomo i, cap. xlvii,1951, p. 163. 91 Díaz del Castillo. Op. cit., 1605, cap. ccviii; apud Cardin, 1984, p. 153.
74 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 75

se muestra mujeril o afeminado, en el andar o en el hablar, por todo donde los famosos berdaches llegaron a ser retratados en pintorescos
lo cual merece ser quemado.92 grabados del siglo xvii95. Practicada por los mayas, aztecas y caribes,
la homosexualidad también tuvo muchos adeptos en diferentes
También fray Bartolomé de las Casas defiende los nativos, a civilizaciones de los antiguos imperios andinos, de Colombia a
quienes señaló de ser muy afectos a las nefandices; resaltando los Chile, incluyendo los Chavin, Tiahuanaco, Nazca, Chimú, en
especialistas en las civilizaciones mayas y aztecas la contradicción particular los incas y Chibchas. En su Crónica del Perú, Cieza de
anotada entre una mitología extremadamente dionisíaca, valora- León observó que:
tiva inclusive de la homosexualidad, al lado de una práctica moral
bastante represiva, de tipo apolíneo, previendo inclusive la pena de Por los tener el demonio más presos en las cadenas de su perdición,
muerte para ciertos casos de homosexualidad.93 en los oráculos y adóratenos donde se hallaba el ídolo y daba las
“Aceptada o rechazada, honrada, severamente castigada, según respuestas, hacía entender que convenía para el servicio suyo, que
la nación en que se ejerció [la homosexualidad], estaba presente del algunos mozos desde su niñez estuviesen en los templos para que a
Estrecho de Berhing al de Magallanes” concluye con maestría quien su tiempo, cuando se hiciesen los sacrificios y fiestas solemnes, los
primero estudió “las anormalidades sexuales de los aborígenes señores y otros principales, usasen con ellos el maldito pecado de
americanos94. Innumerables son los relatos de los cronistas, viajeros sodomía. Según el padre Domingo de Santo Tomás, generalmente
y misioneros describiendo la presencia de indios homosexuales y entre los Serranos y Yungas, en cada templo o adoratorio principal,
travestis entre las tribus y naciones de la actual América del Norte, tienen un hombre o dos o más, según el ídolo, los cuales andan
vestidos como mujeres y en sus maneras y trajes y todo lo demás,
92 Sahagún. Historia General de las Cosas de la Nueva España, lib. x, remedan a ellas. Con estos, casi por vía de santidad y religión, tienen
cap. xi; apud Cardin, op. cit. 1984 p. 153. La intolerancia machista
y la homofobia de este franciscano no deja de ser sorprendente, pues las fiestas y días principales, su ayuntamiento carnal torpe, especial-
además de que la homosexualidad es conocida durante toda la Edad mente los señores principales. Ellos hacían entender que el tal vicio
Media como el “vicio de los clérigos”, dentro de todas las órdenes reli- era especie de santidad y religión.96
giosas, la de los franciscanos, exactamente, la que más devotos tenía
del “amor que no osa decir su nombre”. Boswell. Op. cit.: 1980; Luiz
Mott. “Pagode Portugués: A Subcultura gay em Portugal nos tempos La asociación entre homosexualidad y chamanismo y otras
de Inquisiçáo”, Ciencia e Cultura, vol. 40, fev. 1980, pp. 120-139. manifestaciones religiosas es un tema hartamente documentado en
93 S. O. Murray. Male Homosexuality in Central and South America, Gai
Saber Monograph, N° 5: 1987. Esta obra, que reúne 9 artículos de dife-
rentes especialistas sobre la homosexualidad latinoamericana, incluso un
artículo de mi autoría: “Homosexuality in Brazil: Bibliography”, es parti- 95 J. Katz. Gay American History. Avon Books, New York: 1976, p. 431.
cularmente útil, pues presenta una revisión crítica de los trabajos histó- Cf. reproducción del grabado de Theodore de Bry (1591) donde se
ricos y antropológicos clásicos, además de dos léxicos sobre términos ven hermafroditas empleados en el transporte de las personas.
españoles y portugueses para referirse a los homosexuales. 96 Cieza de León. La crónica del Perú. Calpe, Madrid: 1922; apud
94 Requena. Op. cit. 1945, p. 3. Requena, op. cit., pp. 17-18.
76 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 77

incontables culturas, en todos los continentes y a lo largo de toda la También entre los aborígenes del Brasil y de las partes más meri-
historia humana.97 dionales de América del Sur abundan evidencias de que los amores
homosexuales hacían parte de las alternativas eróticas socialmente
aceptables antes de la llegada de los conquistadores portugueses.
Entre los tupinambá, que ocupaban la mayor parte de la costa brasi-
leña, los indios gays eran llamados tibira y las lesbianas çacoaimbe-
guira. Es así como están descritos en el Tratado Descritivo do Brasil
em 1587:

No contentos en andar tan encarnizados en la lujuria naturalmente


cometida, son muy aficionados al pecado nefando, entre los cuales
no se tiene por afrenta. Y el que se sirve de macho se tiene por
valiente y cuentan esta bestialidad por proeza. Y en sus aldeas por el
Sartao hay algunos que tienen tienda pública a cuanto los quieren
como mujeres públicas.98
Berdache (llahamana o gente con dos almas) del pueblo zuni, Nuevo México
(fuente de la foto: TwoSpirit.org).
He aquí cómo otro cronista, Gandavo, ya en 1576 describía la
conducta de las mujeres-machos:

Algunas indias hay que no conocen hombre alguno de ninguna


calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todo
el ejercicio de mujeres e imitan a los hombres y siguen sus oficios como
si no fuesen hembras. Traen los cabellos cortados de la misma manera
que los machos y van a la guerra con sus arcos y flechas y a la caza,
perseverando siempre en la compañía de los hombres. Y cada una tiene
mujer que le sirve, con quien dice que es casada. Y así se comunican y
We’wa miembro de la tribu zuni (Nuevo México). Llamados también llahamana o “gente con
conversan como marido y mujer.99
dos almas”, que describe un tercer género (fuente de la foto: The Library at The College of
Staten Island of the City University of New York).
98 Gabriel Soares Souza. Tratado Descriptivo do Brasil em 1587. Companhia
Editora Nacional, S. Paulo: 1971, pp. 308-334.
97 R. P. Conner. Blossom of Bone, Reclaiming the connections between 99 Pero Magalláes Gandavo. Historia da Provincia Santa Cruz. Tratado da
homoeroticism and the Sacred. Harper San Francisco: 1993. Terra do Brasil, (1576), Editora Obelisco, S. Paulo: 1964, pp. 56-91.
78 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 79

Probablemente fueron estas indias ultramasculinizadas, las así como en monografías antropológicas e históricas consagradas
çacoaimbeguira, que al ser vistas luchando contra los españoles en a las diferentes culturas de esta región, enumero a continuación el
el río Marañón fueron confundidas con las legendarias amazonas, listado de las etnias indígenas, del pasado y del presente, sobre las
mito que se propagó por todo el continente americano, careciendo, cuales hay evidencia arqueológica, histórica, etnográfica o lingüís-
sin embargo, de cualquier evidencia confiable en cuanto a su veraci- tica, comprobatoria de la práctica del homosexualismo.102
dad.100 México: albardaos, cipacingo, itza, jaguaces, panuco, sonora,
Entre los nativos guaicurú, pertenecientes a la gran nación tabasco, tahus, tlasca, yucatecas, mayas y aztecas.
guaraní, residentes en las márgenes del río Paraguay, aún a finales Panamá: darién, panamá.
del siglo xviii eran encontrados indios homosexuales que, además Colombia: bogotá, cayos, chinatos, chitarero, guaira, gauticos,
de travestirse, estaban totalmente identificados con el estilo de vida laches, lile, kagaba, mosca, motilones, urabaes, zamba.
del sexo opuesto: Perú: camana, cañares, carauli, chinchas, chincamas, conchuco,
guanuco, huayllas, manta, perú, picta, quellaca, tarama, tume-
Entre los guaicurus y xamicos hay algunos hombres que estiman bamba y los nativos de Puerto Viejo, isla de Plata, isla de Puna,
y son estimados que llaman cudinhos, los cuales les sirven como Santa Helena, San Miguel, Serranos.
mujeres, principalmente en sus largas vagancias. Estos cudinhos o Venezuela: achaguas, bobure, capachos, caribana, caribes, chiricoa,
nefandos demonios, se visten y se adornan como mujeres, hablan ciparicote, coquibacoa, guahibos, salivas, timotes, warao, ypuies, itatos.
como ellas, hacen solo los mismos trabajos que ellas hacen, traen Bolivia: chiguano, wachipaeri.
jalatas, orinan agachados, tienen marido al que celan mucho y tienen Chile: araucanos, mapuche, patagones.
constantemente en los brazos, aprecian mucho que los hombres los Brasil: bororó, tupinambá, guatos, panaré, waiwai, xavante,
enamoren y una vez cada mes, afectan el ridículo fingimiento de que trumai, tubirá, guaicurú, xamicos, kaingaig, námbiquara, tenehara,
se suponen menstruados, no comiendo como las mujeres en aquella yanomani, mehinaku, camaiurá, cubeo, guaiaquil.
crisis, ni pez ni carne, pero sí de algún fruto y palmito, yendo todos
los días, como ellas practican, al río con una venda para lavarse.101

A manera de conclusión de esta primera parte, basándome en


los principales estudios sobre homosexualidad en América Latina,
102 Esta relación de grupos indígenas sobre las cuales hay evidencias etno-
históricas sobre la práctica del homoerotismo se basa en las siguientes
100 Luiz Mott. “As Amazonas: Um Mito e algumas hipótesis”, in América bibliografías: S. W. Foster. “A Bibliography on Homosexuality among
em tempo de Conquista, Vainfas R. (Org.), Jorge Zahar Editor, Río de Latin American Indians”, Cabirion, Nº 12, Spring/Summer: 1985,
Janeiro: 1992, pp. 33-57. pp. 17-19; Luiz Mott. “Homosexuality in Brazil: Bibliography”, in
101 Revista do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, tomo 13: 1850, p. Male Homosexuality in Central and South America, op. cit., 1987, pp.
358; tomo i: 1839, pp. 32-33. 41-54; Requena, op. cit.: 1945, pp. 24-27.
80 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 81

II. Represión a los sodomitas en la América Latina colonial Martire y retrata un dramático grabado de la época106–, a pesar de la
violenta homofobia capitaneada por la Inquisición, lo cierto es que
Raza sobre la cual pesa una maldición y debe vivir en desde los inicios de la colonización sodomitas europeos encontraron en
la mentira y en el perjurio, visto que el nuevo mundo un espacio privilegiado para la práctica del homoero-
sabe ser tenido por punible y vergonzoso, por inconfesable, su deseo, tismo. La extensión y aislamiento de los nuevos territorios, la desnudez
lo que hace para toda criatura la mayor dulzura de vivir. y mayor libertad sexual de los nativos y esclavos, la holgura moral de
M. Proust, 1921 los muchos desclasificados sociales que vinieron a arriesgar suerte en las
Américas, o que para acá fueron desterrados, son factores que facilitaron
A pesar de que la sodomía es considerada por la cristiandad la propagación de la homosexualidad en las nuevas conquistas. Añádase
como “el más torpe, sucio y deshonesto pecado”; castigada como todavía otro elemento notablemente facilitador de la homosexualiza-
crimen hediondo, equivalente al regicidio y a la traición nacional; ción de la América portuguesa: el 18% de los sodomitas condenados
merecedores los homosexuales de la pena de muerte en la hoguera; al destierro por el Tribunal del Santo Oficio de Lisboa fueron enviados
no obstante tamaño tabú y discriminación, en la época de los para el Brasil107, la mayor parte de ellos reincidiendo en el vicio italiano.
grandes descubrimientos floreció en la península ibérica una intré- Salvo error, el primer sodomita público y notorio que pisó
pida y heroica subcultura gay103, en algunas partes más visible y osada América y del que tenemos noticia fue el joven portugués Esteban
que la existente en países europeos fuera de la esfera inquisitorial.104 Redondo, criado del gobernador de Lisboa, D. Manuel Telles, que
No obstante los anatemas de los misioneros y primeros cronistas arribó en febrero de 1549 a Olinda, en el nordeste brasileño, “deste-
contra los indios practicantes del mal pecado, a despecho de la perse- rrado para siempre”.108
cución desencadenada por los conquistadores y autoridades contra En 1558 es el cirujano Felipe Correa, inveterado fanchono con
tal crimen –acordémonos del cruel genocidio practicado por Bazco nítida tendencia cross-gender109, quien es desterrado al Brasil: “... tenía
Balboa105 en 1513, quien en el istmo de Panamá, encontrando un fama de mujeril por sus hablas y maneras, bufón y paciente”110.
numeroso séquito de nativos homosexuales, “atrapé cuarenta de ellos
que fueron devorados por perros feroces”, conforme narra Pietro 106 “Balboa Indos nefandum sodomiae scelus committentes canibus
obijcit dilantiandos”.
107 Luiz Mott. “Justitita et Misericordia: A Inquisiçáo Portuguesa e a
103 R. Trumbach. “Sodomite subcultures, Sodomitical roles and the Gender represáo ao nefando pecado de sodomía”, in Inquisiçào: Ensaios sobre
Revotutions of the xviith century: The recent historiography”, Eighte- Mentalidade, Heresias e Arte. A. Novinsky et all (Orgs.), EDUSP/
Expresáo e Cultura, Sao Paulo: 1992, pp. 703-738.
enth Century Life, N° 9: 1985, pp. 109-121.
108 Archivo Nacional de la Torre del Tombo, Inquisición de Lisboa,
104 Gerard, K. et al. The pursuit of Sodomy Male homosexuality in Renais- Proceso Nº 352, 21-1-1547.
sance and Enlightenment Europe. The Haworth Press, New York: 1989.
R. Carrasco, Inquisición y represión sexual en Valencia, Laertes, Barce- 109 W. Dynes. Homosexuality: A research guide. Garland, New York: 1987.
lona: 1985.
110 Archivo Nacional de la Torre del Tombo, Inquisición de Evora,
105 N. de la T.: Así figura en el original. Proceso Nº 8874, 1553.
82 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 83

Establecida en 1536, la Inquisición portuguesa nunca consiguió practicado por los colonizadores. De los denunciados, 61% eran
instalar un tribunal autónomo en tierras brasileñas, diferente de lo blancos, 24% mestizos de variados fenotipos, 9% negros y 6%
que ocurrió con el Santo Oficio Español, que desde 1571 inauguró indios, predominando las relaciones sodomitas entre parejas de
tribunales en México y Perú, y en 1610 en Cartagena de Indias, en diferentes colores, las cuales ocupaban toda gama de profesiones:
el litoral colombiano. Lamentablemente aún no ha sido realizado desde el gobernador general del Brasil, Diego Botello, hasta sacer-
un inventario de todos los sodomitas latinoamericanos prisioneros dotes, señores de ingenio, funcionarios públicos, militares, estu-
y procesados por estos tribunales de la Santa Inquisición. Tenemos diantes, mayordomos, criados, esclavos, etcétera.112
noticia de que ya en 1548 fueron registrados siete casos de sodomía Tales relaciones entre homosexuales de colores y clases dife-
en Guatemala, entre estos, el diácono Juan Altamirano y su cómplice, rentes, y muchas veces antagónicas, no siempre reflejan la misma
fray José de Barrera, además de un indio, Juan Martín, que al ser lógica de la dominación señorial heterosexual, pues hay varios
conducido a la hoguera fue salvado debido a un disturbio provo- ejemplos de indios y negros que desempeñaron el papel activo, fuera
cado por cuatro clérigos y otros civiles. Levantamientos parciales en la iniciativa de la seducción o en la propia relación copulativa,
informan sobre la prisión de 19 sodomitas en México en 1658; conforme he demostrado en mi trabajo O Sexo Cativo. Alternativas
nada consta en las principales obras sobre la actuación inquisitorial eróticas dos africanos e seus descendentes no Brasil Escravista.113
en Perú y Chile, en lo tocante al abominable pecado de sodomía111. Después de un benedictino levantamiento de más de cuatro
Es en el Brasil donde conseguimos localizar el mayor número de mil denuncias y 400 procesos de sodomía archivados en la Torre del
registros documentales, permitiendo reconstruir con abundancia de Tombo de Lisboa, localizamos hasta el presente 283 denuncias de
detalles las principales características de la vivencia homosexual de brasileños o portugueses residentes en el Brasil, infamados de prac-
los colonos a partir de finales del siglo xvi. ticar el pecado de Sodoma. De estos, 32 fueron procesados, siendo
Entre 1591 y 1620, de un total de 283 culpas confesadas en las 11 condenados a remar en las galeras del rey, algunos por cinco
dos visitaciones que el Santo Oficio lisboeta hizo a diferentes capi- años, otros a “galeras perpetuas”; 6 fueron desterrados para áreas
tanías del nordeste brasileño, hay registros de 44 casos de sodomía remotas de la Colonia o para África. Aunque ningún sodomita de
(15,5%), siendo, después de la blasfemia, el desvío más frecuente estos, prisionero por el Santo Oficio, haya sido condenado a muerte
en la hoguera, hay registro de ejecución de dos homosexuales en
111 J. T. Medina. Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en el Brasil colonial: en 1613, en San Luis de Marañón, por orden de
Chile, vol. 2, Imprenta Ercills, Santiago: 1890. J. T. Medina. Historia los invasores franceses –instigados por los misioneros capuchinos–,
del Tribunal del 8. NOTAS HIST. Y SOC. 1-12. Uriel. Santo Oficio un indio tupinambá, públicamente infamado y reconocido como
de la Inquisición en México, Imprenta Elzeveriana, Santiago: 1905.
Ernesto Chinchilla Aguilar. La Inquisición en Guatemala, Edición
Ministerio de Educación Pública, Guatemala: 1953. Delgado Paulino 112 Luiz Mott. “Escravidáo e Homossexualidad” in Historia e Sexualidade
Castañeda y Pilar Hernández Aparicio. La Inquisición en Lima (1570- no Brasil. R. Vainfaz (Org.), Editora Graal, Sȃo Paulo: 1986, pp. 19-40.
1635), Editorial Deimos, Madrid: 1989. A. H. Verril. L’lnquisition, 113 Luiz Mott. O sexo Proibido: Virgens, Gays e Escravos nas garras da Inqui-
Payot, París: 1932. siçȃo. Editora Papirus, Campiñas: 1989.
84 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 85

tibira, fue amarrado en la boca de un cañón, siendo su cuerpo de legislación draconiana tanto civil como canónica contra el crimen
destrozado con la explosión del mortero “para purificar la tierra de de sodomía, hubo espacio en América colonial para el surgimiento
sus maldades”114. En 1678 un segundo mártir homosexual es ejecu- de una incipiente subcultura gay, a veces tímida y clandestina, otras
tado en la Capitanía de Sergipe del Rey: un joven negro, esclavo, veces exhibida y frenética117, comportando inclusive el exhibicio-
“fue muerto de azotes por haber cometido el pecado de sodomía”.115 nismo desafiador de travestis. El primer homosexual travesti del
En cuanto a las lesbianas, como en 1646 el Santo Oficio que tenemos noticia en el Brasil fue un negro natural del Congo,
portugués deliberó excluir la sodomía foeminarum de la lista de los Francisco Manicongo, esclavo de un zapatero residente en Salvador,
crímenes pertenecientes a su jurisdicción. Fue sobre todo a finales denunciado en la visitación de 1591:
del siglo xvi cuando las homosexuales femeninas fueron víctimas
de la saña inquisorial, aunque, menos reprimidas que los homoe- ... se rehusaba llevar el vestido de hombre que le daba su señor,
róticos masculinos. De las 29 denuncias de lesbianismo registradas [conservando] la costumbre de los negros paganos de Angola y
en el nordeste brasileño entre 1591-1593, 5 recibieron penas pecu- Congo, donde los negros somitigos que en el pecado nefando sirven
niarias y espirituales, 3 fueron desterradas y 2 condenadas a azotes de mujeres pacientes son llamados de quimbanda, los cuales traen
públicos.116 una tela ceñida con las puntas por delante que les queda una abertura
Conforme a lo referido, “el amor que no osaba decir el nombre” adelante ...118
tuvo sus adeptos en todas las clases, razas y etnias del Brasil colonial,
siendo practicado tanto en mansiones señoriales como en los ranchos También en Cuba hay información de prácticas homófilas entre
de esclavos y libres pobres; en las barracas, iglesias y monasterios los esclavos en los ingenios de caña de azúcar.119
masculinos y femeninos; en la zona rural y urbana, incluyendo tanto También indios bautizados, viviendo en los alrededores de los
interacciones esporádicas y fortuitas con diferentes parejos, como primeros núcleos coloniales del Brasil, son señalados como sodo-
relaciones estables, algunas por décadas seguidas. En mi estudio mitas, asumiendo algunos oficios y posturas generalmente atri-
“Desventuras de un sodomita portugués no Brasil Seiscentista” buidas al sexo débil, otros acusados de “vivir como marido y mujer,
reconstruyo la vivencia homosexual de un guitarrista mercader de como si amancebados fuesen”.120
tabaco, Luis Delgado, y de sus numerosos amantes; primero en Evora,
en el reino, después desterrado para el Brasil, viviendo ora en Río de
117 Luiz Mott. “Relaçôes raciais entre homossexuais no Brasil Colonial”,
Janeiro, ora en Bahía, donde concluyo que no obstante la existencia in Revista de Antropología, USP, vol. 35: 1992, pp. 169-190.
118 Luiz Mott. “Escravidȃo e Homossexualidade”, op. cit.: 1986, pp. 19-40.
114 Luiz Mott. “A Inquisiçȃo no Maranhȃo” (en preparación).
119 M. Fraginals. El Ingenio, Ed. Nuestra Historia, La Habana: 1978, p. 38.
115 Luiz Mott. A Inquisiçȃo en Sergipe. Fundesc, Aracaju: 1989.
120 Luiz Mott. “Somitigos, Tibira e Quimbanda: A prática do homose-
116 Ligia Bellini. A Coisa Obscura: Mulher, Sodomía e Inquisiçȃo no Brasil xualismo entre brancos, indios e negros na Bahía e Pernambuco nos
Colonial. Editora Brasiliense, Sȃo Paulo: 1989; Luiz Mott. O Lesbia- séculos XVI e XVII”, Ponencia presentada en la 33a Reunión de la
nismo no Brasil. Ed. Mercado Aberto, Porto Alegre: 1988. SBPC, Salvador: 1981.
86 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 87

Todo lleva a creer que también en los demás países latinoameri- Martín se volvió La Martina de los Cielos, y un negro atendía por La
canos, durante el período colonial, existieron no solo criptosodomitas Morocha123. He aquí cómo se comportaba uno de estos sométicos
amorfos y aislados, sino un contingente nada despreciable de somé- mexicanos:
ticos que, a pesar del rótulo de maricas, eran suficientemente machos
para exteriorizar sus preferencias invertidas a través de gestos, ropas El dicho Juan de la Vega hera mulato afeminado (...) le llamaban
y adornos propios de una subcultura sincrética y sui géneris. Es en Cotita (que es lo mismo que mariquita) y el dicho mulato se
México, además del Brasil, donde disponemos de documentación quebrava de cintura y traía atados en la frente de hordinario un
que prueba tal hipótesis: en el año 1658 fueron denunciados 123 pañito llamado melindre que usan las mujeres y en las aberturas de
sodomitas viviendo en la ciudad de México y sus alrededores, de las mangas de un jubón blanco que traía puesto, traía muchas cintas
los cuales 19 fueron apresados y 14 quemados. Uno de estos escapó pendientes y se sentaba en el suelo en un estrado como muger y
de la hoguera por ser menor de 15 años, recibiendo, no obstante, hacía tortillas y lavaba y guisaba.124
como castigo, 200 azotes y 6 años de trabajos forzados121. Según
comentaba el alcalde del crimen de Nueva España, D. Sotomayor, Consta que después de este violento Progrom de 1658, nueva-
“el pecado nefando tiene muy contaminadas estas provincias”; diag- mente en 1673 otros siete mulatos, negros y mestizos de Mixcoac,
nóstico correcto, pues dentro de los mariquitas apresados constaban fueron quemados. Aquí también quedamos con la duda de si fueron
algunos que por cuarenta años seguidos practicaban somitigarias, procesados con todas las formalidades propias del Santo Oficio, o
“se regalaban unos a otros”, llegando a simular preñez. Entre los por iniciativa de las autoridades civiles que consideraron la sodomía
denunciados predominaban indios, mestizos, españoles, mulatos como crimen de fuero mixto.125
y hasta moriscos y portugueses122. Dentro de estos se destacaban Además de estos homosexuales mexicanos ejecutados en la
los domésticos o esclavos, seguidos de los estudiantes y pequeños segunda mitad del siglo xvii, encontré en los archivos portugueses
comerciantes. Como ocurría en la península ibérica, también los referencia de otros cuatro sodomitas de la América española, hasta
sométicos de Nueva España asumían rasgos y características del hoy desconocidos por la historiografía local. El primer episodio nos
sexo débil, trayendo vestidos de mujeres y tratándose con nombres remite al Virreinato del Perú en 1598: fray Juan de Valenzuela era
femeninos; entre los sentenciados había un mulato apodado natural de Xerex (Sevilla), fraile carmelita, doctor en teología y misio-
Cotita; los mestizos atendían por La Zangarriana, La Estampa, La nero del Perú, “maestro y gran orador”. Al retornar de Los Andes, en
Conchita; un sastre español era La Luna, otro, Las Rosas; el indio Badajoz (Extremadura) fue hecho prisionero por los Familiares del
Santo Oficio portugués, acusado de dormir a puerta cerrada con su
121 Gregorio Guijo. Diario, 1648-1664, vol. 2, Ed. Manuel Romero
de Terreos, México: 1952; apud S. Ortega (ed.) De la santidad a la 123 Ibidem, p. 272.
perversión; Serge Gruzinski “Las Cenizas del Deseo”, Enlace, Editorial
Grijalbo, México: 1985, pp. 255-280. 124 Ibidem, p. 274.
122 S. Gruzinski. Op. cit. 1985, p. 266. 125 Ibidem, p. 278.
88 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 89

criado, el joven Juanillo de 13 años. En el desarrollo de la investiga- barba negra, estatura mediana. Vestía calzas amarillas con rayas
ción fue acusado de “ser tan puto cuantos putos habían en Italia”, verdes, jubón rayado de negro, todo cosa de la India”128. Su padre
tierra que en el imaginario ibérico de la época representaba la propia era portugués, trasladándose para México donde servía de escu-
reencarnación de Sodoma y Gomorra. Denunciaron, además, que dero de una hidalga. En Nueva España nació Pedro Medina, fue
después de la misión en Perú y en la Nueva España, en la carabela confirmado en la sede de México, siendo oficiante D. Francisco
en que retornó a Europa, por poco no fue arrojado al mar por los Manso. Nada informan los documentos sobre su vida erótica en
marineros escandalizados, con miedo de que Dios Nuestro Señor los su tierra natal. Hecho soldado en la armada castellana, viajó por
castigara con desgracias y naufragios, en castigo por los devaneos del lejanos reinos de Oriente: Filipinas, Jacatará en la India, China,
fraile somitigo. A pesar de alegar inocencia fue llevado al tormento cayendo cautivo de los moros. Sufrió violentas golpizas de su dueño
y condenado a cuatro años de reclusión en el Monasterio de los musulmán, entonces en Persia, renegó de Jesucristo, vivió en la Ley
Carmelitas de Castilla, obligado al ayuno de pan y agua todos los de Mahoma hasta que fue rescatado por los calvinistas holandeses,
miércoles y viernes.126 y permaneció cautivo en un navío en la costa de Ceilán por varios
Para el siglo xvii –que representa el período de mayor homo- meses seguidos. Nuevamente libre, después de tantas peripecias,
fobia por parte de la Inquisición– disponemos de otros dos procesos: al llegar a Lisboa es denunciado ante el Santo Oficio por un joven
Bartolomé Martínez de Mora, 40 años, artífice de oro con calidad de 20 años, Manuel Rois, igualmente exprisionero de los bátavos.
de cristiano nuevo, hecho prisionero en 1655, fue juzgado no solo Según este joven, en los seis meses en que estuvieron bajo el yugo
por profesar secretamente la Ley de Moisés, como por prácticas de los calvinistas mantuvieron más de 120 cópulas sodomíticas,
sodomíticas. En el Santo Oficio declaró haber vivido dos años en la “metiendo su miembro viril y derramando simiente en el vaso
Ciudad de México y en Vera Cruz, siendo en esta ocasión estudiante trasero de él, confesante, y con consentimiento de él, cometieron
–tal vez, compañero de alguno de aquellos 7 estudiantes senten- otras 80 veces el nefando pecado de sodomía, siendo Pedro Medina
ciados en aquella provincia en 1658.127 el paciente”. El reo mexicano, a su vez, al ser apresado, añadió que
Este último caso, relativo a un sodomita hispanoamericano cuando en la India también cometiera el pecado de sodomía con un
prisionero de la Inquisición de Lisboa, es particularmente inte- joven holandés, Cornelio, siendo agente y paciente “una sola vez”,
resante por reunir algunas especificidades. El reo era natural de y con Juan Bautista, veneciano de 18 años, rindieron culto a Venus
México: Pedro Medina, 30 años, soldado. Ostentaba imagen prepóstera otras tres ocasiones. Fue condenado a la humillante pena
masculina, a diferencia de muchos sométicos afeminados; “tenía de azotes por las calles públicas de Lisboa y condenado a 5 años de
rostro trigueño, cabello negro con guedejas sobre los hombros, galera –un lugar tentador para quien estaba tan acostumbrado a no
resistir las pulsiones homoeróticas, acunado por las olas del mar...
126 Archivo Nacional de la Torre del Tombo, Inquisición de Evora.
Procesos Nº 957 y Nº 10.618.
127 Archivo Nacional de la Torre del Tombo, Inquisición de Lisboa, 128 Archivo Nacional de la Torre del Tombo, Inquisición de Lisboa,
Proceso Nº 7.829, 1655. Proceso Nº 3.710, 1657.
90 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 91

III. Gays y lesbianas latinoamericanos hoy peligrosos productos químicos, hasta el transplante de testículos de
chimpancés.131
Con el término de las inquisiciones portuguesa y española, Suicidio, clandestinidad total, baja estima, marginalidad, asesi-
también en América Latina se extinguieron los Tribunales del Santo natos, pasaron a ser el pan de cada día de millares de uranistas latinoa-
Oficio: en 1820 en Perú y México, en 1821 en Cartagena y en el mericanos, rechazados dentro de sus propias familias, humillados en
Brasil129. Se extingue el Monstrum Horribilem, pero, lamentable- las calles, impedidos en el acceso al trabajo. Investigaciones llevadas a
mente, como las mentalidades no se cambian por decreto, hasta hoy cabo en Brasil, país considerado uno de los menos homofóbicos de
persiste en América Latina el espectro inquisitorial no solo en la ideo- América Latina, revelan que dentro de todas las minorías sociales,
logía moralista e intolerante, sino en la propia composición de las gays y lesbianas son los más odiados, odio manifiesto en un conti-
élites locales, cuyas cepas más tradicionales descienden directamente nuum que incluye el insulto verbal, el tratamiento despreciativo
de los terribles Familiares y Comisionarios del Santo Oficio.130 en los medios de comunicación, la violencia física en las calles,
Diversos países latinoamericanos, entre ellos el Brasil, con la prisión arbitraria o los asesinatos132. En México, hasta hoy los gays
independencia –por inspiración modernizante del Código Napo- son apodados como “cuarenta y uno”, en alusión a los 41 maricones
leónico– descriminalizaron la sodomía, dejando de constar en los apresados en una noche del año de 1901, los cuales fueron some-
nuevos Códigos Penales, aunque persista entre nosotros un fuerte tidos a humillantes castigos, obligados a barrer las calles de la capital
prejuicio y discriminación contra los practicantes de esta variante y a lavar las letrinas públicas133. También en Argentina, en los años
amorosa. Bajo el alegato de atentado al pudor o práctica de la pros- treinta, las fiestas que reunían homosexuales “terminaban muchas
titución, incontable número de pederastas han sido chantajeados, veces con la irrupción imprevista de la policía, sobre todo en la
encarcelados y torturados por los agentes del nuevo orden policial. época en que era más urgente la limpieza periódica de los vidrios de
A pesar de que muchos médicos y científicos trabajaron por sacar a la jefatura, menester para el que los vigilantes elegían siempre a los
los invertidos sexuales de las delegaciones y prisiones, para intentar maricas, obligados entonces a entregarse con trapo, jabón y agua a la
su cura en sus dispensarios y clínicas; en calidad de perros guar- femenina pero nada agradable tarea”.134
dianes de la moral oficial, estos doctores, en el afán de regenerar
tales desvíos, adoptaron a veces modernas formas de violencia, tortu- 131 Leonidio Ribeiro. Homossexualismo e Endocrinología. Livraría Fran-
rando los indefensos mariquitas con terapias dolorosísimas que cisco Alves, Río de Janeiro: 1938.
llegaron a incluir choques eléctricos, dosis caballares de hormonas y 132 Grupo Gay da Bahia. Violaçáo dos Direitos Humanos de Gays e Lésbicas
no Brasil (en preparación).
133 Daniel Bao. “Invertidos sexuales, Tortilleras and Maricas Machos: The
129 G. Testas & J. Testas. “A Inquisiçȃo na América Espanhola”, in A construction of Homosexuality in Buenos Aires, Argentina, 1900-
Inquisiçȃo, Difusión Europea del Libro, Sȃo Paulo: 1968: 100. 1950”, in De Cecco & Elia (Orgs.), If you seduce a straight person can
you make them gay? The Haworth Press, New York: 1993, p. 205.
130 B. Bennassar. “Aux origines du caciquisme: Les Familiers de L’lnquisi-
tion en Andalousie au XVIIéme siécle”, Cahiers du Monde Hispanique 134 Bulletín of internacional Gay and Lesbian Human Rights Commis-
et Luso-Brasilien, N° 27, 1976, pp. 64-71. sion. S. Francisco: 1993.
92 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 93

En los últimos años, la prensa viene informando repetidamente de Liberación Homosexual139 que pasó a editar el primer boletín
el homicidio de centenares de gays, travestis y lesbianas en México, homosexual de América del Sur, el Somos. Luego en el año siguiente
Colombia, Ecuador135, y sobre todo en el Brasil, donde hay docu- son fundados en México dos entidades congéneres: Sex-Pol y Frente
mentación que comprueba que, en los últimos 15 años, más de de Liberación Homosexual140. En 1978 es la ocasión para que el
1.200 homosexuales fueron violentamente asesinados, víctimas Brasil entre en la lucha por la ciudadanía de los homosexuales:
de crímenes homofóbicos, lo que hace una media de un asesinato de nuestro primer grupo gays se llamó Somos, fundado en São Paulo
homosexual cada cinco días.136 y luego ramificado en otros estados de la federación. En 1979 una
Para reaccionar contra este verdadero genocidio y contra las no facción de este grupo organiza el LF, Lesbiano-Feminista, que
menos crueles discriminaciones de que son víctimas más del 10% pasó a editar el boletín Chanacomchana141. Para la realización del
de los latinoamericanos homófilos137, en sintonía con el reconoci- I Encuentro Brasileño de Homosexuales en 1980, ya existían más
miento internacional de que la homosexualidad no es enfermedad de veinte grupos gays y lesbianas de norte a sur del país: hoy pasan de
ni desvío, sino una orientación sexual tan legítima y saludable como medio centenar.
la heterosexualidad o la bisexualidad138, algunos años después de la Perú también tuvo su Movimiento Homosexual de Lima (MHOL)
famosa rebelión gay ocurrida en Nueva York en 1969, considerada fundado apenas en los inicios de los años ochenta, posee sede en el
el marco inicial y símbolo del moderno movimiento homosexual centro de la ciudad donde presta asistencia psicológica y jurídica a los
internacional, también en América Latina, gays y lesbianas se vienen homosexuales. Como los demás grupos aquí citados, con el surgimiento
organizando para tener los mismos derechos humanos de los demás de la epidemia de AIDS, tales entidades pasaron a dedicarse también a
ciudadanos. la prevención del HIV, contribuyendo con los gobiernos locales y con
Fue en Argentina donde se organizó el primer grupo de defensa otras organizaciones no gubernamentales (ONG/AIDS) en la preven-
de los derechos de los gays y lesbianas: en 1971 es fundado el Frente ción de este síndrome.142
Colombia posee desde los inicios de la década de los ochenta la
mayor y mejor revista gay producida en América del Sur, Ventana
135 Bulletin of Internacional Gay and Lesbian Human Rights Commission.
S. Francisco: 1993. 139 Joey Stuckelman. Intercourse. Discourse and Identity: A study of the
formation of homosexual identities under authoritarianism in Argentina
136 Boletín do Grupo Gay da Bahía. Nº 1-28, 1980-1994. and Brasil, Senior Thesis, Latin American Studies, Santa Cruz Univer-
137 Es con base en la citada “Escala Kinsey” que se acostumbra a calcular sity, C. A., 1992.
en 6% las personas exclusivamente homosexuales, 4% las predomi- 140 Ian Lumsden. Homosexuality, Society and the State in México. Cana-
nantemente homosexuales, que ocupan los números 5 y 6 de la “Escala dian Gay Archives, Toronto: 1991.
Kinsey”.
141 Edward MacRae. A construçâo de Igualdade. Identidade Sexual e Polí-
138 En 1985 el Consejo Federal de Medicina del Brasil excluyó la homo- tica no Brasil da Abertura. Editora Unicamp, Campiñas: 1990; J. S.
sexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades; y en Trevisan. Devassos no Paraíso, Max Limonade, Río de Janeiro: 1986.
1993 la Organización Mundial de la Salud ratificó esta decisión, supri-
miendo en el último CID el parágrafo 302.0, que clasificaba el homo- 142 Manuel Arboleda. “Social and sexual variance in Lima”, in S. Murray.
sexualismo como “desvío o trastorno sexual”. Op. cit.: 1987, pp. 101-117.
94 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 95

Gay, además del boletín De Ambiente, publicado entonces por el


Colectivo del Orgullo Gay con sede en Bogotá. Según Spartacus Gay
Guide, la principal publicación internacional del género, existieron en
los inicios de la década actual otras dos publicaciones homosexuales
en Bogotá: Lambda Gay y Connotaciones. Según esta misma fuente, en
1987 más de 50 homosexuales fueron asesinados en este país, algunos
de estos homicidios atribuidos a escuadrones de la muerte143. Vene-
zuela también tuvo su organización homosexual, hoy inactiva: Grupo
Entendido, que en 1983 denunció ante Amnistía Internacional una
serie de maltratos practicados por las fuerzas policiales contra los
frecuentadores de los espacios gays locales.144
México, debido a la vecindad con los Estados Unidos, donde el Representación de Xochiquetzal, conservada por el Museo de Liverpool, Inglaterra.
movimiento homosexual es extremadamente fuerte y organizado,
y gracias al contacto con los chicanos homófilos, es el país hispa- Hay países latinoamericanos donde todavía persisten leyes que
noamericano donde los gays y lesbianas están más organizados: penalizan a los homosexuales: Nicaragua, Cuba146 y Ecuador147,
han llegado a realizar manifestaciones públicas con más de cuatro impidiendo el surgimiento del movimiento organizado en defensa
mil maricones y tortilleras. Además de decenas de grupos homo- de la ciudadanía de los gays y lesbianas. En Uruguay, Bolivia y Para-
sexuales, se destaca el Grupo Orgullo Homosexual de Liberación, guay, y en los demás países de América Central y del Caribe, los
y Qué, Colectivo Sol, con actuación en la capital y en Guadalajara y homosexuales aún no se han organizado para defender sus derechos
Tijuana; disponen los actuales veneradores de la diosa Xochiquetzal humanos148. Chile ofrece motivo para reflexión: luego, después
de algunos servicios de apoyo, como el Centro Comunitario Gay, de los años lúgubres de la dictadura militar, surgieron algunos grupos
Grupo para Alcohólicos y Neuróticos Homosexuales, además de un bastante dinámicos como Movimiento Homosexual y Lésbico de Chile,
templo filial de la Metropolitan Community Church, la primera y el Colectivo Lésbico-Feminista. En 1992 se realizó en Santiago
iglesia homosexual del mundo.145 de Chile el Primer Encuentro Suramericano de Grupos Gays y
Lésbicos. Un detalle positivo: este encuentro contó con el apoyo

146 Legal desde 1979. Además, actualmente se permite el cambio de


género subvencionado por el Estado (N. del E.).
143 B. Gmunder & J. Stamford. Spartacus Gay Guide. B. G. G. Verlag,
Berlín: 1990-1991, 19° edición: 110. 147 Ibidem, pp. 122, 142, 601.
144 Ibidem, pp. 990-993. 148 Puentes de respeto: Creación de Apoyo para la Juventud Lesbiana y
Homosexual. Una guía de referencia del American Friends Committees y
145 Ibidem, p. 519 y ss. del Comité de Servicios Chileno Cuáquero, Santiago: 1992.
96 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Luiz Mott 97

táctico de la Comunidad Quaker, un gesto histórico y pionero de A pesar del cuadro aún sombrío y de las frecuentes violaciones de
respeto y solidaridad humana que parte de una entidad cristiana de los derechos de ciudadanía de los homosexuales latinoamericanos,
Latinoamérica. todo nos lleva a creer que días mejores comienzan a brillar para tal
minoría social: hasta los inicios del siglo pasado, cuando la extinción
A manera de conclusión del Santo Oficio de la Inquisición, la homosexualidad era un crimen
condenable a muerte en todo el continente latinoamericano. Hoy
El estudio de la etnohistoria de la homosexualidad en América América Latina camina en sentido inverso: hacia la imitación de
Latina, desde los tiempos precolombinos hasta la actualidad, nos lo que ocurre hace décadas en los más civilizados países del primer
revela, de un lado, el prejuicio irracional y cruel contra una minoría mundo; en Brasil, en 73 municipios y en tres estados de la Fede-
social, los gays, lesbianas y travestis –cuya identidad existencial y ración, las constituciones locales prohíben expresamente cualquier
expresión afectivo-sexual fueron secularmente considerados el más discriminación basada en la orientación sexual. Ayer era crimen ser
grave pecado y el crimen más repugnante, ambos merecedores de la homosexual. Hoy el crimen es discriminar al homosexual.
muerte.
Al rescatar esta microhistoria, tan marcada por la intolerancia
y la violencia, fueron tres nuestros objetivos: primero, quebrar el
silencio y desmitificar el tabú que aún hoy persiste frente a la homo-
sexualidad, convirtiéndolo en tema serio, merecedor de más estudios
e investigaciones por las diferentes áreas del conocimiento científico;
segundo, al abordar la evolución de la homosexualidad masculina y
femenina en este medio milenio de historia latinoamericana, tuvimos
como pretexto demostrar la universalidad temporal y espacial de esta
manifestación humana, avanzando en el conocimiento empírico de
ciertas áreas culturales hasta entonces poco divulgadas en los medios
académicos; tercero, tuvimos como preocupación demostrar que la
homofobia, así como el racismo y el machismo, son frutos podridos
de variadas matrices culturales que se exacerbaron en nuestro conti-
nente, en gran parte como resultado de nuestro triste pasado escla-
vista y, como tal, emergen como facetas de una ideología perversa
e inhumana, que solo podrá ser superada a través de las luces de la
ciencia y por el buen sentido de los códigos internacionales de dere-
chos humanos.
Indios, sodomitas y demoníacos: Sumario de la Natural
Historia de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo

Dennis O. Quirós Leiva149


Originalmente publicado en la revista InterCambio, Año II, N° 2,
enero-diciembre de 2003. Dicha publicación pertenece al Programa de Investigación
Producciones Culturales Centroamericanas y Caribeñas del
Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas-CIICLA

Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma


y Gomorra azufre y fuego de parte de Yahveh.
Y arrasó aquellas ciudades, y toda la redonda
con todos los habitantes de las ciudades
y la vegetación del suelo.
Génesis 19: 24-25

… quiere Dios castigar las idolatrías, e sodomía e


bestiadles vicios e horrendos e crueles
sacrificios e culpas de los mesmes indios, e las mezclas de nasciones
que allá han paseado de levantiscos e extranjeros.
Historia General y Natural de las Indias. Tomo III

149 Licenciado en Ciencias de la Comunicación Colectiva. (N. del E.).


99
100 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 101

Introducción Estas descripciones no resultan hijas de una obligación, la del cronista


oficial, sino más bien de la comprensión y admiración con una cultura
En este texto se analiza cómo en el Sumario de la natural historia distinta que la suya le provocan.152
de la Indias150, de Gonzalo Fernández de Oviedo, se realiza una dife-
renciación entre las sociedades europeas y las indígenas, en la cual se Lógico es que no pudieran escaparse de su condición de español y
resaltan los aspectos raciales, sexuales y religiosos. A partir de estas dife- de representante de una forma de dominación. Pero ello en modo
rencias, Fernández de Oviedo considera que las sociedades europeas alguno impidió apreciar el valor de esa cultura (los chorotegas, en
son superiores (“naturales” o acordes con la ley de Dios) y los indios Nicoya), para él ajena y más bien extraña. Se dio cuenta del valor y
son inferiores (“contranaturales” o paganos/demoníacos). Muchos trascendencia de lo visto y conocido.153
estudiosos151 de Fernández de Oviedo resaltan su relevancia de los
datos sobre los recursos naturales (minerales, fauna, flora, comestibles y Por el contrario, Fernández de Oviedo no “admira” los pueblos/
otros), otros subrayan el papel de sus informaciones para una adecuada culturas autóctonas sino que los censura inquisorialmente, pues
administración/explotación colonial; también se estudia lo relacio- compara la cultura propia con la observada (diferenciación). Como
nado con las culturas ancestrales. Pero pocos indagan sus concepciones resultado, la cultura foránea aparece como incompleta, anormal o
ideológicas sobre los indígenas, por lo que no se problematiza sobre contranatural (jerarquización). Se cataloga a los aborígenes como
la deslegitimación de la sociedad indígena y la paralela legitimación diferentes/inferiores en tres aspectos: racial, sexual y religioso.
de la conquista española. No concordamos con la opinión de Carlos Se realizó una revisión exhaustiva de la bibliografía sobre las
Meléndez, importante historiador costarricense que opina sobre este crónicas de Fernández de Oviedo en búsqueda de lecturas simi-
cronista: lares a la propuesta. No se encontró ningún estudio sobre prácticas
sexuales. Solo se revisó un artículo de Álvaro Félix Bolaños154 sobre
el satanismo/antropofagia155. Fernández de Oviedo parte de una

152 Carlos Meléndez Ch. Costa Rica vista por Fernández de Oviedo, Minis-
terio de Cultura, Juventud y Deportes, Costa Rica: 1978, p. 7.
150 La edición utilizada, que fue impresa en 1950 en México, por el Fondo
de Cultura Económica, no transcribe el original sino que está tradu- 153 Carlos Meléndez Ch. “Palabras introductorias”, en: Congreso sobre el
cida al español actual. En adelante las referencias a esta obra se reali- mundo centroamericano de su tiempo: Quinto Centenario de Gonzalo
zaron con la palabra Sumario, seguida por el capítulo utilizado y la Fernández de Oviedo: 1978, pp. 13-14.
página de la citada edición. 154 Álvaro Félix Bolaños Cárdenas. “Antropofagia y diferencia cultural:
151 Para un estudio diacrónico de la crítica sobre este autor, consultar el construcción retórica del caníbal del Nuevo Reino de Granada”, en:
artículo de Bolaños, “Panegírico y libelo del primer cronista de Indias: Revista Iberoamericana: 1995, pp. 170-171.
Gonzalo Fernández de Oviedo”. En: Thesaurus XL(3), 1990, pp.
577-649; “El primer cronista de Indias frente al ‘mare magno’ de la 155 Con respecto al salvajismo/satanismo, no se tuvo acceso al libro Fernández
crítica”. En: Cuadernos Americanos XX: 1990, pp. 42-61; y El sumario de Oviedo e il problema dell’indio (Rocío Oviedo. “Fernández de Oviedo e il
de Gonzalo Fernández de Oviedo, Cobo: 1986. problema dell’indio”, en: Anales de literatura hispanoamericana XX: 1991,
102 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 103

diferenciación racial entre españoles e indios, que implica establecer de Castilla, que en la época medieval tenían por propósito “adecuar
la superioridad “natural” de los conquistadores europeos sobre las la conducta de los gobernantes al conocimiento de los hechos del
y los habitantes autóctonos. Esta diferenciación/jerarquización pasado, para lograr así un mejor gobierno”157. No solo “el buen
se refuerza por consideraciones de tipo cultural, específicamente gobierno” será el motivo de las crónicas de las Indias, sino también
prácticas sexuales y religiosas, en las cuales sobrevalora el modelo la necesidad de justificar el derecho de la Corona española sobre
español y denigra el indígena; por lo tanto, esta diferenciación/ sus posesiones. Las hazañas de los primeros conquistadores eran
jerarquización permite legitimar la conquista española y deslegi- (d)escritas por sus protagonistas o acompañantes a través de cartas
timar las sociedades indígenas, a partir de tres ejes principales: y relatos breves, luego la Corona nombra cronistas oficiales y –en
Indios: en el sentido de personas con características raciales dife- 1571– se crea el cargo de cronista mayor de las Indias. El primer
rentes/inferiores (extranjeros). cronista oficial, Pedro Mártir de Anglería, escribió De Orbe Novo,
Sodomitas: que realizan prácticas sexuales “contranaturales”. decades. Tras su muerte en 1532, la Corona crea oficialmente el
Demoníacos: que adoran al demonio, por lo que deben ser cargo de cronista de Indias y nombra a fray Antonio de Guevara,
catequizados/colonizados. pero diversas investigaciones concluyen que descuidó su tarea, ya
Antes de ahondar en la lectura del Sumario de la natural historia que no se ha encontrado ningún escrito.
de las Indias, se hace referencia a aspectos generales de Fernández A instancias del Ayuntamiento de La Española, sede de la
de Oviedo y del texto citado. Luego, se establecen cuáles son las conquista de América, y a través del Consejo de Indias, Carlos V
bases de la cultura judeocristiana que condicionan y posibilitan nombra en 1532 a Gonzalo Fernández de Oviedo, alias Valdés,
el pensamiento de Fernández de Oviedo, para lo cual se estudia el cronista oficial de Indias. Así, estando aún vivo de Guevara, fue
carácter adverso de dicha cultura para los extranjeros y las personas designado Oviedo como cronista oficial, siguiendo “la vieja tradi-
con prácticas sexuales y/o religiosas diferentes. ción de la crónica castellana, según la cual podían coexistir dos o
más cronistas al mismo tiempo”.158
Oviedo como cronista oficial

Las crónicas156 del continente americano continuaron y trans-


formaron las crónicas historiográficas que se escribían en el Reino 157 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. El escenario geográ-
fico de Costa Rica en el siglo xvi según los informes de Gonzalo Fernández
pp. 301-303; y Giuliano Gliozzi. “Recensioni”, en: Quaderni Iberoameri- de Oviedo en la Historia general y natural de las Indias, Universidad de
cani IX (71): 1992, pp. 514-521). Costa Rica, San José: 1979, pp. 1-2.
156 Se utilizará el término genérico “crónica”, que designa biografías, 158 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. “Gonzalo
diarios, cartas, relaciones, historias y crónicas en el sentido estricto. Fernández de Oviedo representante de una filosofía española para la
Para más información, revisar Catherine Poupeney Hart. “La crónica dominación de las Indias”, en: Congreso sobre el mundo centroameri-
de Indias: Intentos de una tipología”, en: Revista de Estudios Hispá- cano de su tiempo: Quinto Centenario de Gonzalo Fernández de Oviedo:
nicos, XIX, 1995, pp. 117-126. 1978, p. 84.
104 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 105

Funcionario, comerciante y hombre de letras vida de Fernández de Oviedo161. Además de su participación en la


Inquisición, escribe y traduce varios libros religiosos. Como funcio-
El nombramiento de Fernández de Oviedo como tercer cronista nario público reprende a los españoles; por ejemplo, como teniente
oficial no fue azaroso, pesaban su amplia experiencia en la vida gobernador de Santa María la Antigua: “Ordena, por pregón, que
cortesana de España e Italia, su participación militar en Europa, nadie tenga manceba y hace quemar públicamente, en la plaza,
diversos puestos administrativos y judiciales en las Indias (escri- ‘todos los naipes que había en el pueblo’”162. Pero, ante todo, sobre-
bano, veedor, regidor de Nuestra Señora de Antigua y otros)159, sale su labor de escritor (literato/cronista)163 con diversidad de obras
y sus diversos viajes por estas tierras, incluidas las cinco veces que y traducciones: libros de caballería, libros religiosos, hechos corte-
realizó el recorrido entre España y las Indias; además su experiencia sanos, genealogías, heráldica, versos y crónicas como historia general
como comerciante: traficó indios y artículos para estos, sacó perlas, y natural de las Indias y el Sumario de la natural Historia de las Indias,
vendió santos. Juan Gustavo Cobo Borda160 comenta que: además de varias ilustraciones y mapas. Entre sus aportes cartográ-
ficos destaca el primer mapa del golfo de Nicoya, realizado en 1529.
(Gonzalo Fernández) vende hachas de baja calidad a los indios vecinos Historia general y natural de las Indias incluyó figuras aclaratorias
y cuando estas pierden el filo envía un barco con piedras de afilar camu- de costumbres y utensilios indígenas, así como de la vegetación del
fladas. Así devuelve nuevas y cortantes las ya romas hachas y gana el Nuevo Mundo.164
doble con tal artimaña. Pero los indios, en otro viaje, le incendian el Fernández de Oviedo escribió un libro de caballería titulado
bergantín a Oviedo y sus socios. Clarialte: libro del muy esforzado e invencible caballero de fortuna don
Clarialte, nuevamente imprimido y venido a la lengua castellana: el
Abogado de profesión, Fernández de Oviedo fue nombrado cual procede en nuevo y galán estilo de hablar, por medio de Gonzalo
en 1506 “notario apostólico o secretario del consejo de la Santa Fernández de Oviedo, alias de Sobrepeña, vecino de la noble villa de
Inquisición” en Madrid, donde trabajó hasta que se alistó en la
frustrada expedición de Gonzalo Fernández de Córdoba a Italia en
1512. No se tiene más información sobre esta oscura etapa de la 161 Héctor H. Orjuela. “Orígenes de la literatura colombiana: Gonzalo
Fernández de Oviedo”, en: Thesaurus XL (2): 1985, p. 244.
159 Para mayor información, se recomienda consultar Olga Lidieth
Corrales Cascante. “Vida y obras de Fernández de Oviedo”, en: 162 Juan Gustavo Cobo Borda. “El Sumario de Gonzalo Fernández de
Congreso sobre el mundo centroamericano de su tiempo: Quinto Cente- Oviedo”, en: Cuadernos Hispanoamericanos 429: 1986, p. 68.
nario de Gonzalo Fernández de Oviedo: 1978, pp. 451-460; Jorge
Eduardo Arellano. “Oviedo y la provincia de Nicaragua”, en: Congreso 163 Información más detallada en Miranda, El hombre de letras: 1950, pp.
sobre el mundo centroamericano de su tiempo: Quinto Centenario de 37-45; Avalle-Arce. El novelista Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés,
Gonzalo Fernández de Oviedo: 1995, pp. 99-104; y Héctor H. Orjuela. alias Sobrepeña: 1972.
“Orígenes de la literatura colombiana: Gonzalo Fernández de Oviedo”, 164 José Anadón señala defectos en la reproducción de estas ilustraciones
en: Thesaurus XL (2): 1985, pp. 241-292. y publica algunas ilustraciones originales. Videre “Los manuscritos
160 Juan Gustavo Cobo Borda. “El Sumario de Gonzalo Fernández de originales de la Historia general y natural de las Indias”, en: Revista de
Oviedo”, en: Cuadernos Hispanoamericanos 429: 1986, p. 68. la Universidad de México XXXIII (12): 1979, pp. 30-31.
106 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 107

Madrid165. Esta obra, publicada en 1519, constituye la primera experiencias en el Nuevo Mundo170. En este cronista confluyen
novela escrita en el Nuevo Mundo166. Además, este autor escribió tres preocupaciones: la naturaleza y geografía de los nuevos terri-
Las Quinquagenas de la nobleza de España por el capitán Gonzalo torios conquistados, las características de los pueblos autóctonos
Fernández de Oviedo y Valdés, alcayde de la Fortaleza de Santo y los hechos de los españoles171. El ámbito americano conocido
Domingo, que se considera el primer libro de poesías escritas en y descrito por Fernández de Oviedo era reducido: Tierra Firme
América167. Fernández de Oviedo escribe la Historia general y natural (el cual incluye el territorio actual de Costa Rica) y algunas de
de las Indias, islas y tierra firme del mar océano168, que es conside- las Antillas, en particular La Española172. La mayor parte de las
rada la crónica más importante relativa a los recursos naturales del fuentes utilizadas son de primera mano. Visita La Española, Cuba,
Nuevo Mundo. Esta extensa obra consta de 40 libros distribuidos el Darién, las costas de América del Sur, Nicaragua y Nicoya; allí
en tres tomos. Es una crónica oficial, pero no una crónica mayor. prueba frutos, mide alturas con el astrolabio, hierra a los indígenas
Esta última estaba reglada por las ordenanzas de 1571 –posteriores y destruye personalmente templos. Es el único cronista de Indias
a su muerte ocurrida en 1557–, entre las cuales sobresalía la censura que vive en los territorios de Costa Rica, Nicaragua, Panamá173
por parte de un comisario del Consejo de Indias, que aconsejaba o y el norte de Colombia174, por lo que aporta información valiosa
no su impresión.169 sobre la cultura chibcha. Cuando no ha sido testigo de los sucesos
En sus obras se combina el pensamiento medieval –propio relatados busca testimonios de diversas fuentes sobre un mismo
de Castilla, de donde era oriundo–, las nuevas ideas renacen- hecho, que lo ayuden a dilucidar la trama de la historia175. Entre
tistas ligadas a sus viajes por Europa y su estancia en Italia, y sus
170 Carlos Meléndez Ch. “Palabras introductorias”, en: Congreso sobre el
165 Juan Gustavo Cobo Borda. “El Sumario de Gonzalo Fernández de mundo centroamericano de su tiempo: Quinto centenario de Gonzalo
Oviedo”, en: Cuadernos Hispanoamericanos 429: 1986, p. 67. Fernández de Oviedo: 1978, p. 13.

166 Héctor H. Orjuela. “Orígenes de la literatura colombiana: Gonzalo 171 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. El escenario geográ-
Fernández de Oviedo”, en: Thesaurus XL (2): 1985, p. 247. fico de Costa Rica en el siglo xvi según los informes de Gonzalo Fernández
de Oviedo en la Historia general y natural de las Indias, Universidad de
167 Orjuela. Op. cit., p. 281. Costa Rica, San José: 1979, p. 7.
168 Para el estudio de Historia general y natural de las Indias, se recomienda 172 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. “Gonzalo
consultar la compilación de fragmentos realizada por María Molina Fernández de Oviedo representante de una filosofía española para la
de Lines y Josefina Piana de Cuestas, La sociedad indígena costarricense dominación de las Indias”, en: Congreso sobre el mundo centroameri-
según los informes de Gonzalo Fernández de Oviedo en la Historia general cano de su tiempo: Quinto centenario de Gonzalo Fernández de Oviedo:
y natural de las Indias, Universidad de Costa Rica, San José: 1979. 1978, p. 21.
Elaborada con base en la Guía para la clasificación de los datos cultu-
rales, de Murdock y Ford. 173 Molina y Piana. Ibidem, p. 84.

169 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. El escenario geográ- 174 Héctor H. Orjuela. “Orígenes de la literatura colombiana: Gonzalo
fico de Costa Rica en el siglo XVI según los informes de Gonzalo Fernández Fernández de Oviedo”, en: Thesaurus XL (2): 1985, pp. 241-292.
de Oviedo en la Historia general y natural de las Indias, Universidad de 175 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. “Gonzalo
Costa Rica, San José, p. 4. Fernández de Oviedo representante de una filosofía española para la
108 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 109

las fuentes secundarias rescata el mandamiento real de 1519, que y natural de las Indias, con la única diferencia de que el Sumario
obliga a todos los gobernadores y adelantados de Indias para que contiene todo lo que se conocía de América hasta 1525, y la Historia
le remitiesen relación verídica de sus hechos, a fin de que pudiera lo que llegó a conocer por sí mismo y por los demás hasta 1549”180.
completar la historia general y natural.176 Esta obra de Fernández de Oviedo puede catalogarse como ensayo/
literatura. Al respecto, el colombiano Héctor Orjuela opina que:
El Sumario de la natural historia de las Indias
Como ocurre con algunas crónicas de Indias, las de Oviedo tienen
Es uno de los primeros libros que circularon sobre el Nuevo índole ensayística, particularmente acusada en el Sumario, y, por lo
Mundo. De acuerdo con Juan Gustavo Cobo177, además de los tanto, además del contenido histórico, debe considerarse en ellas su
escritos de Colón y Vespucci solo circulaban por aquellas fechas Las dimensión literaria.181
Décadas, de Pedro Mártir (1518); la Suma de Geografía, del bachi-
ller Martín Fernández de Enciso (1519); y Las cartas de relación, Más que una crónica el Sumario constituye un ensayo de historia
de Hernán Cortés (1519). La primera edición del Sumario (1526) natural, el primero que en realidad se escribe sobre el Nuevo Mundo.182
lleva dos títulos: De la natural historia de las Indias, en la portada,
y Sumario de la natural y general historia de las Indias, en el inte- Antecedentes de la intolerancia:
rior178. De acuerdo con Juan Gustavo Cobo179, el título completo de los judíos a la Inquisición
es Sumario de la natural y general historia de las Indias, que escribió
Gonzalo Fernández de Oviedo, alias de Valdés, natural de la villa de La prohibición de ciertas prácticas sexuales –propia de nuestra
Madrid, vecino y regidor de la ciudad de Santa María de Antigua sociedad occidental– es de origen hebreo y se empezó a gestar en
del Darién en tierra firme. Esta crónica es “síntesis y compendio el siglo vi a. e. c. En esta prohibición se mezclan aspectos raciales y
de la materia que, con más amplitud, trataría en la Historia general religiosos. Esta censura de algunas prácticas sexuales, y en particular
de las homosexuales183, ha constituido para los antiguos hebreos y
dominación de las Indias”, en: Congreso sobre el mundo centroameri-
cano de su tiempo: Quinto centenario de Gonzalo Fernández de Oviedo:
1978, p. 85. 180 Olga Lidieth Corrales Cascante. “Vida y obras de Fernández de
Oviedo”, en: Congreso sobre el mundo centroamericano de su tiempo:
176 José Miranda. “Introducción”, en: Gonzalo Fernández de Oviedo.
Quinto centenario de Gonzalo Fernández de Oviedo: 1978, pp. 456.
Sumario de la natural historia de las Indias, pp. 5-75.
181 Héctor H. Orjuela. “Orígenes de la literatura colombiana: Gonzalo
177 Juan Gustavo Cobo Borda. “El Sumario de Gonzalo Fernández de
Fernández de Oviedo”, en: Thesaurus XL (2): 1985, p. 256.
Oviedo”, en: Cuadernos Hispanoamericanos 429: 1986, p. 71.
182 Ibidem, p. 259.
178 José Miranda. “Introducción”, en: Gonzalo Fernández de Oviedo.
Sumario de la natural historia de las Indias, 1950: p. 49. 183 Aunque en este texto se utiliza el término “homosexual” en un sentido
general, varios autores han afirmado que la utilización de este y otros
179 Juan Gustavo Cobo Borda. “El Sumario de Gonzalo Fernández de términos ha sido ahistórica. Al respecto, Pablo Ben resume: “Los homo-
Oviedo”, en: Cuadernos Hispanoamericanos 429: 1986, p. 67. sexuales no son un sujeto específico que existió en cualquier época y
110 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 111

la sociedad occidental un tabú, lo cual implica una significación de la edificación del Primer Templo –que terminó con el exilio en
intermedia de lo demoníaco, que incluye dos significaciones Babilonia (587 o 586 a. e. c.)–, de acuerdo con Tripp:
opuestas: lo sagrado y lo prohibido (o impuro)184. Lo anterior
debido a que las condenas iniciales no eran directamente hacia las … los judíos fueron imitando (de los vecinos pueblos cananeos)
prácticas homosexuales, sino hacia la sexualización en los templos muchas de las formas de culto sexual. Éstas llegaban hasta extremos
de los dioses –hoy “demonios”– cananeos, particularmente Asteré o tales como la prostitución sagrada de hombres y mujeres –los dona-
Athar185. Es interesante cómo la cultura hebreo-cristiana asimiló los tivos se entregaban en el templo como sacrificio absolutorio–, la
dioses cananeos como demonios; por ejemplo, Belzebú, original- introducción de los jóvenes a las exaltaciones religioso-sexuales del
mente Baal Zebub o “señor de las moscas”, fue una divinidad filistea orgasmo dentro del templo y contactos ceremoniales bucogenitales
de origen semítico que ha sido transformada en uno de los nombres entre los sacerdotes y los fieles.187
del demonio.186
Algunos investigadores sostienen que, antes de la instauración Según Adolphe Lods188, “las personas a las que se les llamaba
de las leyes mosaicas, la homosexualidad y otras prácticas sexuales por excelencia los santos y las santas (qedeshîm, qedeshôt) eran los
no reproductivas no solo eran aceptadas, sino que tenían impor- hombres y las mujeres que se entregaban a la prostitución”. Pero
tantes funciones religiosas en el pueblo judío. Así, en los tiempos durante e inmediatamente después del cautiverio en Babilonia
(siglo vi a. e. c.), en un proceso de diferenciación étnico-religiosa
lugar, sino una forma de disfrutar de la sexualidad que comenzó a ser
con los vecinos pueblos cananeos, se censuró toda práctica sexual
posible con la extensión del capitalismo”. Cfr. Pablo Ben. “Las relaciones cuyo fin no fuera la reproducción; esta idea fue plasmada en las
sexuales entre personas del mismo sexo en la transición del feudalismo al
capitalismo”: 1997, en: Razón y Revolucion III <www.razonyrevolucion. leyes mosaicas. Luego, estas prohibiciones fueron desarrolladas en
com.ar/RTF/ryr3-ben.rtf> [consulta: 1 de octubre de 2003]. el Talmud de Babilonia189. La existencia de reiteradas condenas a la
184 Mario Mieli. Crítica homosexual, s.n.t., s.f., p. 95. Mieli se basa en el sexualización masculina y/o femenina (hieródulos) en los templos en
ensayo Tótem y tabú, de Freud.
el Antiguo Testamento190 indican que este tipo de prácticas estaban
185 A partir de estas interpretaciones/traducciones, varios estudiosos niegan
la existencia de condenas al homosexualismo en el Antiguo Testa-
mento, sino que estas son interpretaciones/traducciones erróneas que 187 C. A. Tripp. La cuestión homosexual, EDAF, España: 1978, p. 30.
(con)funden la prostitución masculina en los templos con las prácticas 188 Adolphe Lods. Israel: desde los orígenes hasta mediados del siglo viii (a. de
homosexuales actuales (Edwards Georges. Gay/Lesbian liberation: C.), Uteha, México: 1956, p. 85.
A biblical perspective. The Pilgrim Press, Nueva York: 1984; Jacobo
Shifter Sikora. La formación de una contracultura: homosexualismo y sida 189 Talmud significa “disciplina”, es una colección de tradiciones rabí-
en Costa Rica, Ediciones Guayacán, San José: 1989). Pero de acuerdo nicas en dos libros: el Talmud de Babilonia y el Talmud de Jerusalem.
con la Congregación para la Doctrina de la Fe (Carta a los obispos de
la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, El primero, que fue escrito entre los años 212 y 500 a.e. c., tiene valor
Litografía Políglota Vaticana. Vaticano: 1986, p. 5), estas reinterpreta- oficial en el judaísmo.
ciones de la Biblia son “gravemente erróneas y desorientadoras”. 190 Por ejemplo, en Génesis 23:14, 1 Reyes 14:24, 1 Reyes 15:12, 1 Reyes
186 Mateo, 12:40; en: Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 22:47, Deuteronomio 23:18-19 y Oseas 4:14, también podría interpre-
España: 1976. tarse así la prostitución del relato de Judá y Tamar en Génesis 38.
112 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 113

muy difundidas y que hubo varios intentos por eliminarlas191; para ascético”195. El Concilio de Elvira, en el año 300 e. c., dispuso que
justificar esta prohibición se adujo que estas prácticas sexuales a los sodomitas se les negara los ritos religiosos en trance de muerte
eran contrarias a Dios (contranaturales) y propias de los extran- y después de esta. En el 342, Constantino el Grande, primer empe-
jeros, paganos e idólatras, que no eran parte del pueblo escogido. rador cristiano, impuso la pena de muerte para el delito de sodomía;
Al respecto, Tripp192 indica que: “La mayoría de las actividades en el 390, Valenciano decretó la pena de muerte en la hoguera. Justi-
sexuales se consideraron contrarias a la voluntad de Dios (contra- niano, en la codificación de la ley romana en el 538, prescribió para
naturales), y se hicieron esfuerzos específicos para identificar los los homosexuales la tortura, la mutilación y la castración antes de la
actos prohibidos con los hábitos de los vecinos ahora despreciados”. ejecución196. Se mantuvieron estas penas tras la caída del Imperio
Jean Nicolas193 también establece este paralelismo entre prácticas romano de Occidente; por ejemplo, la Lex Visigothica condenaba
homosexuales y prácticas religiosas de los pueblos cananeos: “... la a los sodomitas a la castración y la pena de muerte o cárcel. En la
prohibición de la homosexualidad entre los hebreos desempeñaba, España del siglo xiii los homosexuales serán condenados a la castra-
además, una función bastante análoga a la de la prohibición de la ción y la lapidación; los Reyes Católicos introdujeron la hoguera
carne de cerdo, esto es, el deseo de distinguirse de los pueblos que en 1479197, pero en 1541 el papa Nicolás V confió a la Inquisición
los circundaban”. plenos poderes para la represión de la homosexualidad.198
Recapitulando, en la tradición hebrea se identificaron prácticas
sexuales prohibidas con las religiones de los paganos o la idolatría.
Existe, además, una relación entre esta censura con la xenofobia:
en varios pasajes del Antiguo Testamento, Sodoma representa los
pueblos extranjeros/paganos194. Estas prohibiciones sexuales fueron
retomadas por los primeros cristianos, que eran judíos que vivían
bajo la dominación de Roma, por lo cual “sus ideas sobre la conducta
sexual derivaron de una combinación de las leyes sexuales judaicas
y de las creencias sustentadas por algunos cultos romanos de tipo

191 Adolphe Lods. Israel: Desde los orígenes hasta mediados del siglo VIII (a.
de C.), UTEHA, México: 1956. 195 C. A. Tripp. La cuestión homosexual, EDAF, España: 1978, pp. 29-30.
192 C.A. Tripp. La cuestión homosexual, EDAF, España: 1978, p. 31. 196 Jean Nicolas. La cuestión homosexual, Editorial Fontamara, Barcelona:
193 Jean Nicolas. La cuestión homosexual, Editorial Fontamara, Barcelona: 1982, p. 46.
1982, p. 44. 197 Fernández de Oviedo trabajó como secretario del Consejo de la Inqui-
sición en Madrid (1506-1512 ).
194 Más información en: The destruction of Sodom and the fall of Nations
(Georges 1984: pp. 48-51). 198 Mario Mieli. Critica homosexual, s.n.t., s.f.
114 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 115

En la figura superior, también de De Bry, se observa a los perros devorando a


un grupo de sodomitas.

Extranjeros, herejes y sodomitas

El término español “sodomita” fue tomado del latín sodomita


(“habitante de Sodoma”) que –de acuerdo con Corominas y
Pascual– “en la Edad Media tomó el significado actual por alusión a
los vicios de que se acusaba a los pobladores de la ciudad bíblica”199.
Estos autores indican que, de acuerdo con Nebrija (1493), “sodo-
mita” significa originalmente “puto”, en alusión directa con las
prohibiciones en el Antiguo Testamento a la prostitución cúltica.
En términos generales, la sodomía era concebida como parte de un
“universo simbólico” que incluía la herejía y la brujería; de acuerdo
con D’Emilio200, esto ocurrió específicamente durante los siglos

Representaciones de Theodore de Bry. Se observa a los hombres de carga, considerados como 199 Joan Corominas y José A. Pascual. Diccionario crítico etimológico,
hermafroditas por De Bry. tomo 5, Gredos, Madrid: 1984, pp. 288-289.
200 Citado por Pablo Ben. “Las relaciones sexuales entre personas del
mismo sexo en la transición del feudalismo al capitalismo”: 1997,
en: Razón y Revolucion III <www.razonyrevolucion.com.ar/RTF/
ryr3-ben.rtf> [Consulta: 1 octubre de 2003].
116 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 117

xvi y xvii. La persecución de los homosexuales estuvo estrecha- ejemplo, en la Enciclopedia de la Biblia207 se registra: “SODOMÍA.
mente relacionada con la represión de las herejías; así, los valdenses El nombre deriva de la ciudad de Sodoma por el pecado de homo-
y cátaros o albigenses eran acusados de sodomía201 y de prácticas sexualidad que practicaban sus habitantes”, aunque la interpre-
orgiásticas. Al respecto, Mario Mieli202 señala: “... herejía y homose- tación/traducción de este pasaje no concuerda con Ezequiel208 y,
xualidad se convirtieron en la misma cosa” y el castigo para herejía y además, otros autores/traductores consideran que más bien se trató
sodomía era el mismo203. de un crimen contra la hospitalidad, que era una práctica común
En términos más específicos, desde la Edad Media hasta la actua- en los pueblos nómadas de Mesopotamia209. En el sentido amplio,
lidad existen dos interpretaciones del término sodomía: una hace incluye las prácticas sexuales en “vafo indebido” o “contra el orden
referencia solo a prácticas homosexuales y la otra incluye una gama natural”; así lo establece Bouyer210 en el Diccionario de Teología:
más amplia de prácticas sexuales consideradas contranaturales. En “Dicho pecado de los habitantes de Sodoma (Génesis 19), designa
concordancia con lo anterior el Diccionario de autoridades204 de 1726 en general las relaciones contra natura”. Abarca “tanto la sodomía
define sodomía como: “Concúbito entre personas de mifmo fexo. ó ratione sexus (ambas formas de homosexualismo), como la sodomía
en vafo indebido. Es voz puramente Latina”. Un significado similar contra ordinem naturae (cunnilingus, fellatio) y la sodomia rationes
es registrado en el Diccionario de la lengua española de 1992205: generis (bestialidad)”.211
“Concúbito entre varones o contra el orden natural”206. Así, en un
sentido reducido, sodomita remite únicamente a: “Concúbito entre
personas de mifmo fexo” o “entre varones” (homosexualidad). Por

201 Jean Nicolas. La cuestión homosexual, Editorial Fontamara, Barcelona:


1982, pp. 45-46.
202 Mario Mieli. Critica homosexual, s.n.t., s.f., 104. 207 Enciclopedia de la Biblia. Ediciones Garriga, Barcelona: 1965, p. 782.
203 Para mayor información sobre la identificación entre herejía y sodomía, 208 La Enciclopedia de la Biblia (Ediciones Garriga, Barcelona: 1965, p. 783)
consultar Bailey, Herite and Bougre: 1955, pp. 135-144; y Evans, Here- aclara que “el profeta Ezequiel insiste, no precisamente en los pecados
tics: Women, Buggers and Free Spirits: 1978, pp. 51-61. de orden sexual, sino en las injusticias y crueldades”. Así, en Ezequiel
204 Real Academia Española. Diccionario de autoridades, Edición facsi- 16:49: “Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad,
milar, Gredos, España: 1979, tomo iii, p. 136. indolencia de la dulce vida que tuvieron ella y sus hijas; no socorrieron
al pobre y al indigente”.
205 Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, Real
Academia, Madrid: 1992, p. 1344. 209 Lo cual concuerda con Génesis 18 (La teofonía de Mambré) y la
historia del crimen de Guibeá (Jueces 19). Como dicta el Éxodo 23:9:
206 Esta doble significación también está presente en otros idiomas, “No oprimas al forastero; ya sabéis lo que es ser forastero, porque
por ejemplo, en el Wesbter´s Ninth New Collegiate se define sodomía forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”.
como: “1. Copulación con un miembro del mismo sexo o con un
animal. 2. Copulación no coital, especialmente anal o oral, con un 210 L. Bouyer. Diccionario de Teología, Editorial Herder, Madrid: 1973, p. 619.
miembro del sexo opuesto”. Citado por Edwards Georges. Gay/
Lesbian liberation: A biblical perspective, The Pilgrim Press, Nueva 211 Henry Pratt Fairchild. Diccionario de Sociología, Fondo de Cultura
York: 1984, p. 47. Económica, México: 1971, p. 284.
118 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 119

Lectura del Sumario llaman los yucayos ” (naturales de las islas Bahamas o Lucayas)215,
pero ni la altura ni el color de la piel son distintivos de las gentes
Se realiza una lectura del Sumario en atención a los citados tres salvajes, sino la ausencia total o parcial de vellos y la barba:
ejes: indios, en el sentido de personas con características raciales
diferentes/inferiores (extranjeros); sodomitas, que se refiere a una Tienen (los indios de La Española) las frentes anchas y los cabellos
gama de prácticas sexuales catalogadas de contranaturales por el negros y muy llanos, y ninguna barba ni pelos en ninguna parte de
modelo cultural español, y demoníacos, que adoran al demonio, por la persona, así los hombres como las mujeres; y cuando alguno o
lo que deben ser catequizados/colonizados. alguna tiene algo de esto, es entre mil uno y rarísimo.216

Aspectos raciales: diferencias entre los cristianos Todos los indios (de Tierra-Firme) comúnmente son sin barbas, y
y las gentes salvajes por maravilla o rarísimo es aquel que tiene bozo o algunos pelos en
la barba o en alguna parte de su persona, ellos ni ellas, puesto que el
Fernández de Oviedo propone, en la “Dedicatoria” al rey Carlos V, cacique de la provincia de Catarapa yo le vi que las tenía, y también
tratar “de algunos ritos y ceremonias de aquellas gentes salvajes”212; en las otras partes que los hombres de acá las tienen y a su mujer
aunque cataloga a los indios de “gentes” (seres humanos), en en el lugar y partes que las mujeres las suelen tener; así, en aquella
algunos pasajes establece diferencias físicas entre los “cristianos” y provincia diz que hay algunos, pero pocos, que esto tengan, según el
las “gentes salvajes”. Los indios de La Española y de otras islas del mismo cacique me dijo.217
Caribe son “de estatura algo menor que la de España comúnmente,
y de color loros claros” o sea morenos213. Asimismo los “... indios Otra diferencia importante es el grosor y dureza del cráneo:
de Tierra-Firme son de la misma estatura y color que los de las islas,
y si alguna diferencia hay es antes declinando a mayores que no a También me ocurre una cosa que he mirado muchas veces en estos
menores, en especial los que atrás dije que eran coronados, que eran indios, y que tienen el casco de la cabeza más grueso cuatro veces que
recios y grandes”214. Pero establece que hay indios más altos: “... los los cristianos. E así, cuando se les hace guerra y vienen con ellos a
de las islas de los Gigantes, que están puestos a la parte del mediodía las manos, han de estar muy sobre aviso de no les dar cuchillada en la
de la isla Española, cerca de Tierra-Firme. E asimismo otros que cabeza, porque se han visto quebrar muchas espadas, a causa de lo que
es dicho, y porque demás de ser grueso el casco, es muy fuerte …218

212 Gonzalo Fernández de Oviedo. “Dedicatoria”, en: Sumario de la


natural historia de las Indias, Fondo de Cultura Económica, México: 215 Idem.
1950, p. 80. 216 Fernández de Oviedo. Sumario, iii, p. 91.
213 Fernández de Oviedo. Sumario, iii, p. 91. 217 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 140.
214 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 115. 218 Idem.
120 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 121

Además, los españoles no tienen algunas enfermedades que sí Aspectos sexuales: sodomía
aquejan a los indios. Los “cristianos” que emigran a las Indias no
tienen piojos, pero los indios/idólatras sí: Como se mencionó, en un sentido reducido, sodomita remite
únicamente a: “Concúbito entre personas de mifmo fexo” o “entre
… siguiendo nuestro viaje y navegación para el poniente, todos los varones” (homosexualidad); pero en el sentido amplio, incluye las
piojos que los cristianos llevan o suelen criar en las cabezas y cuerpos, prácticas sexuales en “vafo indebido” o “contra el orden natural”.
se mueren y alimpian, que como dicho es, ni se ven ni parecen, y Las prácticas consideradas sodomíticas por la cultura española de la
poco a poco algunos se despiden, y en las Indias no los crían, excepto época incluyen desde el tipo de vestimenta y/o la desnudez, pasando
niños de los que nacen en aquellas partes, hijos de los cristianos; por la poligamia y el sexo extramatrimonial, para finalizar con
comúnmente en las cabezas los indios naturales todos los tienen.219 “pecado nefando”.

Aunque nos parezca inverosímil, este autor agrega que: Vestimenta y desnudez

… pero es de notar una cosa grande, que así como los cristianos Entre estas costumbres de vestimenta de los indios se incluye el
estamos limpios de esta suciedad en las Indias, así en las cabezas como pintarse (tatuarse), que los hace parecerse a los moros221 y, por tanto,
en las personas, cuando a estas partes de Europa volvemos (...) tornan enemigos del cristianismo:
los hombres a quedar con algunos, según que antes en estas partes los
solían tener o según la limpieza o diligencia que cada uno en este caso … el cual cacique tenía mucha parte de la persona pintada, y estas
(...) Esto he yo muy bien probado, pues ya cuatro veces he pasado el pinturas son negras y perpetuas, según las que los moros de Berbería
mar Océano y andado este camino220 (África del norte, principalmente Marruecos y Argelia) por gentileza
traen, en especial las moras, en los rostros y gargantas y otras partes;
Los indios son, para Fernández de Oviedo, “gentes” pero con y así entre los indios, los principales usan estas pinturas en los brazos
características distintas a los españoles/europeos; por lo tanto, y en los pechos, pero no en la cara, sino los esclavos.222
extranjeros, por naturaleza “salvajes”, lo que se refuerza con las
costumbres de (no) vestimenta. 221 Por otro lado, Leonardo Bracamonte comenta que los españoles llamaron
mezquitas a los templos indígenas en México. Por ejemplo, en una carta
enviada al rey de España comenta Cortés en 1519: “E certificó a vuestra
alteza que yo conté desde una mezquita cuatrocientos y tantas torres en
la dicha ciudad de Churultecal”. Ver: Leonardo Bracamonte. “Indios:
‘perros sucios’ o ‘salvajes nobles’ s. XVI”: 2000., en: Venezuela Analítica,
22-junio-2000. <http://www.analitica.com/bitblioteca/leonardo_braca-
219 Fernández de Oviedo. Sumario, lxxxi, p. 243. monte/perros_sucios.asp> [consulta: 1 de octubre de 2003].
220 Idem. 222 Fernández de Oviedo. Sumario, x, pp. 140-141.
122 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 123

Fernández de Oviedo resalta la desnudez casi total de los indios. También resalta en Tierra Firme el uso de una especie de sostenes
En La Española, los indios “andan desnudos como nacieron, salvo que de oro:
en las partes que menos deben mostrar traen delante una pampanilla,
que es un pedazo de lienzo u otra tela, tamaño como de una mano; A las mujeres principales que se les van cayendo las tetas, ellas las
pero no con tanto aviso, puesto que se deje ver cuánto tienen”223. En levantan con una barra de oro, de palmo y medio de luengo y bien
algunas partes de Tierra Firme, las indias “traen unas mantillas desde la labrada, y que pesan algunas más de doscientos castellanos, hora-
cinta hasta la rodilla rodeadas, que cubren las partes menos honestas, dadas en los cabos, y por allí atados sendos cordones de algodón; el
y todo lo demás en cueros según nacieron”224. Este cronista describe un cabo va sobre el hombro, y el otro debajo del sobaco, donde lo
varios aspectos de la indumentaria, particularmente de los indios añudan en ambas partes.228
“coronados”, pero sobresale el uso del penestuche225 en los indios de
Tierra Firme: Poligamia y/o sexo extramatrimonial

… de aquellos caracoles hacen unas cuentecicas blancas de muchas Fernández de Oviedo describe prácticas sexuales en los indios,
maneras, y otras coloradas, y otras negras, y otras moradas, y canutos contrarias a su moral católica medieval; por ejemplo, los indí-
de los mismos.226 genas tenían varias esposas y además “tomaban” otras mujeres, sin
importar que tuviesen marido229. Una forma de que un indígena
… los hombres traen un canuto de oro los principales, y los otros tuviese mujer era que el cacique lo nombrara cabra (hidalgo) y le
hombres sendos caracoles, en que traen metido en miembro viril, y lo asignara una mujer: “... el señor principal le llama cabra, y le da
demás descubierto, porque los testigos próximos a tal lugar les parece gente que mande, y le da tierra o mujer, o le hace ora merced seña-
a los indios que son cosa de que se deben avergonzar; y en muchas lada”230. Además, existe el “divorcio”, como indica el autor al refe-
provincias ni ellos ni ellas traen cosa alguna en aquellos lugares ni en rirse a los indios de Tierra Firme:
parte otra de toda la persona.227
Las otras gentes no señores: toman sendas mujeres no más, y aquellas
223 Fernández de Oviedo. Sumario, iii, p. 91. algunas veces las dejan, y toman otras, pero acaece pocas veces; ni
224 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 122.
225 Al respecto, Yazmín Ross comenta que “En los rituales del amor y la 228 Idem.
seducción tampoco podían faltar los objetos y adornos personales, tan
abundantes en las civilizaciones antiguas y donde los zanúes fueron sin 229 Otra interpretación es sustentada por Iliana Rodríguez. Esta autora
duda provocativos con los caracoles de oro exquisitamente trabajados describe los matrimonios y los hábitos sexuales postmaritales en
para cubrir el sexo y acentuar su aire de virilidad”; en: El sexo antes de Nicaragua, tomando como base las crónicas de Fernández de Oviedo.
Colón: 2003, s.p. Aunque puede deberse a que Rodríguez se refiere a sociedades mesoa-
mericanas y Oviedo a los chibchas. Ver: Iliana Rodríguez. Primer
226 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 141. inventario del invasor, Editorial Nueva Nicaragua, Managua: 1984.
227 Ibidem, pp. 122-123. 230 Oviedo. Sumario, x, p. 117.
124 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 125

tampoco para esto es menester mucha ocasión, sino la voluntad del ni se hecha con su madre”, pero agrega que “en todos los otros
uno o de entreambos, en especial cuando no paren. grados usan con ellas siendo o no sus mujeres”236. Más adelante este
cronista escribe que: “Cuanto a lo que toca a sus casamientos, es de
... [En Tierra-Firme] Los caciques y señores que son de esta gente manera que se dijo en las islas porque tampoco se casan con sus hijas
tienen y toman cuantas mujeres quieren, y si las pueden haber que ni hermanas ni con su madre”.237
les contenten y bien dispuestas, siendo mujeres de linaje, hijas de
hombres principales de su nación y lengua, porque de extraños no Libertad sexual de la mujer
las toman ni quieren (...) pero cuando de tales no hay, toman las que
mejor les parecen.231 Este autor considera que las mujeres tienen libertades sexuales
semejantes a los hombres. Por ejemplo, las mujeres de la Tierra
Además, los indios intercambian mujeres: “Los indios en algunas Firme no “tienen fin a ser viudas, ni religiosas que guarden castidad”,
provincias, según ellos mismos dicen, truecan las mujeres con otros, aunque “después de que conocen algún cristiano carnalmente, le
y siempre les parece que gana en el trueco el que la toma más vieja, guardan lealtad si no está mucho tiempo apartado o ausente”238.
porque las viejas los sirven mejor”232. Como lo atestiguan varias Agrega que:
crónicas, comenzando por las de Cristóbal Colón, el regalo y/o
trueque de mujeres a los visitantes españoles era una práctica común … hay muchas que de grado se conceden a quien las quiere, en
en los habitantes del “Mar de Sur”233. Los indios flecheros tienen especial las que son principales, las cuales ellas mismas dicen que las
relaciones con las mujeres que cazan: “... no toman esclavos ni mujeres nobles y señoras no han negar ninguna cosa que se les pida,
quieren a vida ninguno de sus contrarios o extraños, y todos los que sino las villanas. Pero asimismo tienen respeto las tales de no mezclar
matan se los comen, y las mujeres que toman sírvense de ellas”.234
Pero Oviedo establece que no son incestuosos235. En La Espa-
ñola “ninguno de ellos toma por mujer a su hija propia ni hermana,
algunos familiares políticos y consanguíneos. Algunas de estas prohi-
231 Fernández de Oviedo. Sumario, x, pp. 120-121. biciones eran sostenidas por la Iglesia católica en el siglo xvi.
232 Fernández de Oviedo. Sumario, lxxxi, p. 245. 236 Fernández Fernández de . Sumario, iii, p. 91.
233 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. “La sociedad 237 Fernández de Oviedo. Sumario, ix, p. 108.
indígena costarricense a través de Historia general y natural de las
Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo”, en: Congreso sobre el mundo 238 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 123. En la Historia general y
centroamericano de su tiempo: quinto centenario de Gonzalo Fernández natural, Gonzalo Fernández de Oviedo trata de las amazonas, una
de Oviedo: 1978, p.199. tribu constituida únicamente por mujeres, con prácticas sexuales/
sociales diferentes al modelo español. Para mayor información revisar
234 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 123. Myers, “Imitación, revisión y amazonas en la Historia general y natural
235 El Antiguo Testamento estipula la prohibición del incesto (Levítico 18 de Fernández de Oviedo”: 1995; en: Revista Iberoamericana 61, N°
y 20, Deuteronomio 27), así se condenan las relaciones sexuales con 170-71: 1995, pp. 161-173.
126 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 127

con gente común, excepto si es cristiano, por los conocen por muy Las enfermedades venéreas (la sífilis)
hombres, a todos los tienen por nobles.239
También los indígenas utilizan remedios contra la sífilis (mal de
Fernández de Oviedo no indica el uso de contraceptivos, pero sí búas o bubas243), como hierbas y el guayacán o palo santo:
del aborto:
Así en las Indias como en los reinos de España y fuera de ellos es muy
Tienen muchas de ellas mismas (mujeres de Tierra-Firme) que cuando notorio el palo santo, que lo indios llaman guayacán (...) Es madero
se empreñan toman una yerba con que luego mueven y lanzan la muy fortísimo y pesado, y tiene el corazón casi negro, sobre pardo; y
preñez, porque dicen que las viejas han de parir, que ellas no quieren porque la principal virtud de este madero es sanar el mal de las búas,
estar ocupadas para dejar sus placeres, ni empreñarse, para que pariendo y es cosa tan notoria, que no detengo mucho en ello, salvo que del
se les aflojen las tetas, de las cuales mucho se precian, y las tienen muy palo de él toman astillas delgadas, y algunos lo hacen limar, y aque-
buenas.240 llas limaduras cuéncenlas en cierta cantidad de agua (...) y bébelan
los dolientes en ayunas (...) y se sanan sin ninguna duda muchos
Además, establece que las mujeres que han procreado “parecen” enfermos de aqueste mal.244
vírgenes:
Esta enfermedad es considerada por Gonzalo Fernández de
… pero cuando paren se van al río y se lavan, y la sangre y purgación Oviedo como originaria de las Indias:
luego les cesa, y pocos días de hacer ejercicio por causa de haber
parido, antes se cierran de manera, que según dicen los que a ellas se Puede vuestra majestad tener por cierto que aquesta enfermedad vino
dan, son tan estrechas mujeres, que con pena de los varones consuman de las Indias, y es muy común a los indios, pero no peligrosa tanto
sus apetitos, y las que no han parido están que parecen vírgenes.241 en aquellas partes como en éstas; antes muy fácilmente los indios se
curan en las indias con este palo y en Tierra-Firme con otras yerbas o
Por otro lado, Fernández de Oviedo relata que: “... algunas cosa que ellos saben, porque son muy grandes herbolarios.245
mujeres principales van a las batallas con sus maridos, o cuando son
señoras de la tierra, y mandan y capitanean a su gente”.242

243 De acuerdo con Corominas: “Buba, h. 140, o búa, 1535”, “tumor


venéreo en la ingle, ‘pútulo’”, derivado regresivo de bubón, “tumor volu-
239 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 121. minoso, en particular el de la peste”, 1537. Joan Corominas. Breve diccio-
240 Ibidem, p. 122. nario etimológico de la lengua castellana, Gredos, Madrid: 1976, p. 109.
241 Idem. 244 Fernández de Oviedo. Sumario, lxxv, pp. 218-219.
242 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 142. 245 Fernández de Oviedo. Sumario, lxxv, p. 220.
128 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 129

Además, este cronista establece cómo la sífilis pasó de América clásica donde se leía “maldito sea el día en que Colón descubrió a la
a España (primeros viajes de Colón), de España a Italia (envío de América, pues desde entonces tuvimos sífilis”.249
tropas españolas a favor de Fernando II, rey de Nápoles) y de allí a
Francia (guerra entre Fernando, rey de Nápoles, y Carlos VIII, rey Hasta algunos connotados médicos sostenían esta opinión, como
de Francia)246 “y de ahí se esparció por toda la cristiandad, y pasó en Girtamen, que en 1792 decía:
África”247. Este autor establece que es peligroso el contacto con las
indígenas, pues los métodos de transmisión son diversos: … que la sífilis había tenido este origen por que las mujeres volup-
tuosas de América, cuando veían a sus varones demasiado pacíficos,
… porque de ninguna manera se pega tanto como del ayuntamiento durante el sueño les ponían en el pene ciertos insectos venenosos
de hombre y mujer, como se ha visto muchas veces, y asimismo de para que los excitaran al coito. De las picaduras de estos animalillos
comer en los platos y beber en las copas y tazas que los enfermos de se había producido úlceras de fondo lardáceo.250
este mal usan, mucho más en dormir en las sábanas y ropa do los
tales hayan dormido (así) los cristianos que se dan a la conversación y Las opiniones de Oviedo tuvieron poca discusión hasta que
ayuntamiento de las indias, pocos hay que escapen de este peligro.248 investigaciones históricas demostraron que la sífilis, como otras
muchas enfermedades, es originaria del “viejo mundo”.251
Oviedo también consigna estas ideas sobre la sífilis en su Historia
general y natural de las Indias, tomo i, capítulo xiv. Estas ideas gene- Barbaje o travestismo
raron adeptos en contra de los indígenas, como lo señala el doctor
Enrique Valverde: Gonzalo Fernández indica claramente las prácticas homosexuales,
entremezcladas con travestismo, entre los indígenas de Tierra Firme:
Esta primera opinión de que la sífilis fue importada de América por
Colón, formulada por Gonzalo Fernández de Oviedo, desató una 249 Enrique Valverde Runnebaum. “Origen de la sífilis: una hipótesis
errónea que causó grandes consecuencias”, en: Congreso sobre el mundo
serie de opiniones contrarias a los nativos de América, hasta llegarse centroamericano de su tiempo: Quinto Centenario de Gonzalo Fernández
a decir que la sífilis era un regalo de América a la Europa sana y de Oviedo: 1978, p. 426.
culta; éstas y otras palabras no menos denigrantes de la medicina 250 Idem.
251 “La herencia morbosa del Viejo Continente es pesada y amplia carga
para la América joven y virgen. Viruelas, sarampión, paludismo perni-
cioso, fiebre amarilla, cólera nostras, influenza, etcétera, son enfer-
246 Gonzalo Fernández llama a Fernando II “Fernando joven de Nápoles” medades regaladas por negros y blancos a estas tierras de promisión”.
y a Carlos viii “Charles de Francia” (Sumario, lxxv, p. 220). Martínez Durán, citado por Enrique Valverde Runnebaum. “Origen
de la sífilis: una hipótesis errónea que causó grandes consecuencias”,
247 Fernández de Oviedo. Sumario, lxxv, p. 221. en: Congreso sobre el mundo centroamericano de su tiempo: Quinto
248 Idem. Centenario de Gonzalo Fernández de Oviedo: 1978, p. 426.
130 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 131

Entre los indios en muchas partes es muy común el pecado nefando explicó que actualmente hay pocos hombres vestidos de mujer (...). En
contra natura, y públicamente los indios que son señores y príncipes una tribu cerca de la suya hay muchos hombres vestidos de mujer”.255
que en esto pecan tienen mozos con quien usan este maldito pecado;
y tales mozos son pacientes, así como caen en esta culpa, luego se Sodomía y canibalismo
ponen naguas, como mujeres que son unas mantas cortas de algodón,
con que las indias andan cubiertas desde la cinta hasta las rodillas, y Para este cronista, la sodomía se entremezcla con prácticas igual-
se ponen sartales y puñetes de cuentas y las otras cosas que por arreo, mente aborrecibles como el uso de flechas envenenadas con yerba:
ni hacen cosa que los hombres ejerciten, sino luego se ocupan en el
servicio común de las casas, así como barrer y fregar y las otras cosas … que hasta ahora el remedio contra esta yerba no se sabe, aunque
a mujeres acostumbradas.252 muchos cristianos han muerto con ella. (…) La yerba de que aquestos
indios usan la hacen, según algunos indios me han dicho, de una
Este cronista agrega que estos indios son aborrecidos: manzanilla olorosa y de ciertas hormigas grandes, de que adelante se
hará mención, y de víboras y alacranes y otras ponzoñosas que ellos
… son aborrecidos estos tales de las mujeres en extremo grado; pero mezclan y hacen negra que parece pez-cera muy negra.256
como son muy sujetas a sus maridos, no osan hablar en ello sino
pocas veces, o con los cristianos. Llaman en aquella lengua de Cueva Se dijo que la utilización de estas flechas envenenadas es propia
a estos tales pacientes camayoa; y así, entre ellos, cuando un indio a de indios que practican la antropofagia:
otro quiere injurias o decirle por vituperio que es afeminado y para
poco, le llama camayoa.253 Pocos días antes de que el Católico Rey don Fernando pasase de esta
vida, le truje yo a Placencia seis indios caribes de los flecheros que
Existen numerosas descripciones sobre el travestismo en varias comen carne humana257
sociedades indígenas, principalmente de Norteamérica254. Lucena
Salmoral, en una visita a una tribu guahibo del río Tomo, en Colombia, Los caribes flecheros, que son los de Cartagena y la mayor parte de
ocurrida en 1964, relata que: “Finalmente Juana (una indígena) aquella costa, comen carne humana.258

255 Lucena Salmoral. “Barbaje en una tribu guahibo del Tomo”, en:
Revista Colombiana de Antropología XIV. 1966-1969, pp. 261-266.
256 Fernández de Oviedo. Sumario, ix, p. 114. Además de esta cita, se
252 Fernández de Oviedo. Sumario, lxxxi, pp. 244-245. puede revisar el capítulo lxxvii “Manzanas de la yerba”, Sumario,
253 Ibidem, pp. 245-246. lxxvii, 223, y siguientes.

254 Luiz Mott. “La homosexualidad en la América precolombina”, en: 257 Fernández de Oviedo. Sumario, xxix, p. 167.
Historia y Sociedad IV: 1977, pp. 125-132. 258 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 123.
132 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 133

El cronista agrega que estos indios: de los indios, con excepción de los caribes. Esta disposición se repite en
1501, pues la reina da licencia:
… no toman esclavos ni quieren a vida ninguno de sus contrarios
o extraños, y todos los que matan se los comen, y las mujeres que … a todos e cualesquiera personas que con mi mando fuesen (...) para que
toman sírvense de ellas, y los hijos que paren (si por caso algún caribe fagan guerra a los caribes (...) e los puedan cabtivar e cabtiven, para llevar
se echan con las tales) cómenselos después; y los muchachos que a las partes e yslas donde quysieren, e porque los puedan vender e apro-
toman de los extraños, cápanlos y engórdanlos y cómenselos.259 vecharse dellos sin que por ello caygan nin yncurran en pena alguna.263

A estos indios antropófagos se les atribuye, además, la sodomía: El pecado nefando

… y éstos que son flecheros viven desde el dicho golfo de Urabá o Muchos cronistas, conquistadores y religiosos españoles reseñan
punta que llaman de Caribana, a la parte del levante, y es también la presencia de prácticas homosexuales en los aborígenes americanos;
costa alta, y comen carne humana y son abominables, sodomitas y entre estos se pueden citar a Pedro Mártir de Anglería, Reginaldo de
crueles, y tiran sus flechas empozoñozas de tal yerba, que por maravilla Lizárraga, Francisco de Jiménez, Gonzalo Jiménez de Quesada, Pedro
escapa hombre de los que hieren, antes mueren rabiando, comiéndose de Heredia, Bernal Díaz del Castillo, Juan Ruiz de Arce, Hernán
a pedazos y mordiendo la tierra.260 Cortés, Pedro Cieza de León, Pedro Simón, fray Bernardino de
Sahagún, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Francisco López de Gómara
Esta relación entre abominación y sodomía recuerda la ley y fray Tomás Ortiz264. Pero se puede desconfiar de esta información,
mosaica: “No echarán con varón como con mujer: es abominación”261. debido al carácter moralista de algunos de los conquistadores; así “El
Por otro lado, Álvaro Félix Bolaños262 pone en duda la existencia real morbo, como la sífilis, llegó por barco. La información que existe sobre
de las prácticas de canibalismo. La descripción de estas por varios las costumbres sexuales de los pueblos de origen está contada por los
cronistas se debe a una inadecuada percepción, o que debían demos- cronistas de una cultura para la cual bañarse era obsceno”.265
trar que los indios eran caníbales/caribes para poderlos esclavizar. Esto
último debido a que desde 1493 la reina Isabel prohíbe la esclavización 263 Álvaro Félix Bolaños Cárdenas. “Antropofagia y diferencia cultural:
Construcción retórica del caníbal del Nuevo Reino de Granada”:
1995, en: Revista Iberoamericana, p. 85.
259 Idem. 264 Fray Tomás Ortiz, primer obispo de Santa Marta en tiempos de García
de Lerma, fue reiteradamente acusado de ser puto y hereje: en Víctor
260 Fernández de Oviedo. Sumario, ix, p. 113. Manuel Patiño, Historia de la cultura material en la américa equinoc-
261 Levítico 18:22. cial (tomo 7) Vida erótica y costumbres higiénicas. s.f. <http://www.
262 Álvaro Félix Bolaños Cárdenas. “Antropofagia y diferencia cultural: banrep.gov.co/blaavirtual/letra-h/historia7/indice.htm> [consulta: 1
Construcción retórica del caníbal del Nuevo Reino de Granada”: de octubre de 2003].
1995, en: Revista Iberoamericana, s. p. 265 Yazmín Ross. Sexo antes de Colón: 2003, s.p.
134 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 135

También se debe dudar de estos datos debido a que la cédula de Algunos estudiosos han llegado a afirmar que la sodomía era
Isabel, de 1503, autorizaba esclavizar a los indios caribes, a los cuales muy practicada por los habitantes de la América precolombina269,
les atribuía comer carne humana y practicar la sodomía. Por lo que los aunque faltan estudios históricos que establezcan cuáles eran las
conquistadores estaban interesados en demostrar que los aborígenes prácticas sexuales antes de la llegada de los españoles270. Existe
realizaban prácticas “nefandas”, para beneficiarse económicamente. alguna información sobre las culturas indígenas de Norteamé-
Por otro lado, existen algunas crónicas españolas que establecen que rica, pero no se encontró información detallada sobre las prácticas
las sociedades indígenas eran homofóbicas, por ejemplo, las descrip- homosexuales en los aborígenes del área de influencia sudamericana
ciones de Bartolomé de las Casas sobre los aztecas266. De las Casas, y del Caribe. Aunque algunos estudiosos consideran que:
refiriéndose a la acusación de sodomía, dice que “este asunto he
hecho diligentísima pesquisa y he encontrado que el nefando vicio De los escasos datos disponibles sobre organización social y etnográ-
de sodomía entre los Indios o no se da absolutamente o es rarísimo”. fica en los códices, en el archivo general de Indias, se desprende que
Añadió que ese “crimen” era castigado por las mujeres de la isla Espa- las culturas sudamericanas (entre ellas la cultura chibcha) eran, de
ñola267. Este religioso tuvo enfrentamientos con Fernández de Oviedo alguna manera, más liberadas o menos sexistas que las sometidas a
a causa del carácter generalizado de la sodomía en los indios. influencia mesoamericana.271
Asimismo otros cronistas como Pascual de Andagoya, en su Rela-
ción de los sucesos de Pedrarias Dávila en las Provincias de Tierra Firme o Fernández de Oviedo no solo cataloga la homosexualidad de
Castilla del Oro, y de lo ocurrido en el descubrimiento de la Mar del Sur contranatural, sino que agrega el adjetivo de nefando, “torpe e
y costas del Perú y Nicaragua, en referencia a la provincia de la Cueva, indigno de que se hable de ello”. Considera que era impropio refe-
anota que: “La sodomía tenían por mala, y vituperaban al que en ella rirse a esto, más aún en una crónica escrita para recreación del rey,
tocaba, y así eran limpios de este pecado”268. Andagoya tiene muchos por lo que no da más detalles sobre las prácticas homosexuales entre
puntos encontrados con las descripciones de Fernández de Oviedo los indios.
sobre las prácticas sexuales de los aborígenes de Tierra Firme.
269 Antonio Requena, citado por Ian Lumsdem. Homosexualidad: sociedad y
Estado en México, Solediciones-Canadian Gay Archives, México: 1991,
266 Ian Lumsdem. Homosexualidad: sociedad y Estado en México, Soledi- p. 14; Luiz Mott. “La homosexualidad en la América precolombina”,
ciones-Canadian Gay Archives, México: 1991, p. 14. en: Historia y Sociedad IV: 1977, pp. 125-132; y Víctor Manuel Patiño.
267 Oswaldo Albornoz Peralta. “Diálogos, justificación de la conquista Historia de la cultura material en la América Equinoccial (tomo 7) Vida
y dominación de los indígenas americanos”: 2003, [en línea], en: La erótica y costumbres higiénicas, s.f., <http://www.banrep.gov.co/blaavir-
Insignia. 3-sept-2000. <http://www.lainsignia.org/2000/septiembre/ tual/letra-h/historia7/indice.htm> [consulta: 1 de octubre de 2003].
cul_005.htm> [consulta: 1 de octubre de 2003]. 270 Se recomienda consultar: La homosexualidad en la América preco-
268 Pascual de Andagoya. “Pascual de Andagoya”, s.f., [en línea], en: lombina de Luiz Mott (1977) y la Historia de la cultura material en la
Historia de Panamá: Visiones sobre el istmo. <www.critica.com.pa/ América Equinoccial de Víctor Manuel Patiño (s.f.).
archivo/visiones/pascual.html> [consulta: 1 de octubre de 2003]. 271 Yazmín Ross. Sexo antes de Colón: 2003, s.p.
136 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 137

Aspectos religiosos: adoración al demonio … asimismo lo hacen de oro de relieve y entallado en madera, y muy
espantable siempre y feo, y tan diverso como le suelen acá pintar los
Por otro lado, Fernández de Oviedo considera que los indios pintores a los pies de San Miguel Arcángel o de San Bartolomé, o en
del norte de Tierra Firme “discurriendo al occidente, y puesta en otra parte donde más temeroso le quiere figuran.276
cuarenta grados y cuarenta y uno”, que fue conocida por relaciones
del piloto Esteban Gómez, “adoran el sol y la luna; y dentran otras Estos “sacerdotes”/tequinas son hábiles en el pronóstico del
idolatrías y errores”272. Pero este autor dedica más información a tiempo:
los indios de Tierra-Firme que, de acuerdo con su opinión, adoran
al diablo273 y para comunicarse con él tienen “sacerdotes” llamados (el tequina) les dice lo que han de hacer, y lo que será mañana o desde
tequinas. Al respecto, Fernández de Oviedo escribe que: a muchos días; porque como el diablo será tan antiguo astrólogo,
conoce el tiempo y mira adónde van las cosas encaminadas, y las
Para comenzar sus batallas, o para pelear, y para otras cosas muchas guía la natura; y así, por el efecto que naturalmente se espera, les dé
que los indios quieren hacer, tienen unos hombres señalados, y que noticia de lo que será adelante, y les a entender que (...) sabe las cosas
ellos mucho acatan, y al que es de estos tales llámenle tequina (...) por venir y que están por pasar; y que él atruena, y hace sol, y llueve,
Así que el que es maestro de sus responsiones (correspondencias) y y guía los tiempos, y les quieta o les dé mantenimientos; los cuales
inteligencias con el diablo, llámanle tequina; y este tequina habla con dichos indios, engañados por él de haber visto que en efecto les ha
del diablo y ha de él sus respuestas.274 dicho muchas cosas que estaban por pasar y salieron ciertas, créenle
en todo lo demás, y témenle y acátanle.277
Claramente dicen que el tuyra los habla, porque así llaman al demonio.275
[Pero] Cuando Dios [cristiano] dispone lo contrario de lo que el
Pero también se llama tequina a “cualquiera que es señalado en diablo (tuyra) les ha dicho y les miente, dales a entender que él ha
cualquier arte, así como en ser mejor montero o pescador, o hacer mudado la sentencia por algún enojo o por otro achaque o mentira,
mejor una red o un arco o otra cosa, le llaman tequina; y quiere decir cual a él parece, como quiere que es suficientísimo maestro para
tequina tanto como maestro”. Además de la comunicación por ordenar y engañar las gentes.278
intercesión del tequina, existen representaciones iconográficas del
demonio: Supuestamente, para eliminar el enojo del tuyra o demonio,
los indios realizan ceremonias y ritos, entre los que sobresale
272 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 126.
273 Fernández de Oviedo, op. cit., pp. 125-126. 276 Ibidem, p. 130.
274 Ibidem, p. 124. 277 Ibidem, pp. 124-125
275 Ibidem, p. 125. 278 Ibidem, p. 125.
138 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 139

el consumo de carne humana. Este cronista afirma que el diablo … hácenle sacrificios en muchas partes de sangre y vidas humanas,
manda los huracanes para aterrorizar a los aborígenes: y en otras de sahumerios aromáticos y de buen olor, y de malos
también ...
… cuando el demonio los quiere espantar, promételes el huracán,
que quiere decir tempestad; la cual hace tan grande, que derriba casas Tornando al propósito del tequina que los indios tienen, y está para
y arranca muchos y muy grandes árboles; y yo he visto en montes hablar con el diablo, y por cuya mano y consejo se hacen aquellos
muy espesos y de grandísimos árboles, en espacio de media luna, y diabólicos sacrificios y ritos y ceremonias de los indios.282
de un cuarto de legua continuado, estar todo el monte trastornado, y
derribados todos los árboles chicos y grandes, y las raíces de muchos Estos sacrificios deben relacionarse con las prácticas antropó-
de ellos para arriba, tan espantosa cosa de ver, que sin duda parecía fagas que se trataron anteriormente. Por lo tanto, son prácticas de
cosa del diablo, y no de poderse mirar sin espanto.279 sacrificio de prisioneros de guerra, por lo que el consumo de carne
humana no formaba parte de la dieta cotidiana283. Este cronista
El remedio contra los huracanes es la exposición de la comu- establece que los indios poseen prácticas religiosas/sociales, que
nión: “... en todas las partes donde el Santo Sacramento se ha puesto, cataloga no solo de paganas sino de demoníacas; una de ellas es el
nunca ha habido los dichos huracanes y tempestades grandes con suicidio colectivo de indios por incitación de un indio principal:
grandísima cantidad, ni que sean peligrosas como solía”.280
… después que el principal, por exhortación del demonio, decía a
Sacrificios humanos, suicidio y muerte todos los que se querían matar con él, las causas que le parecía para
los atraer a su diabólico fin, tomaban sendos tragos de agua o zumo
Más adelante, Fernández de Oviedo recalca los sacrificios y ritos de la yuca, y súbitamente morían todos, sin remedio alguno.284
al demonio281. Sobre esto indica que:
Fernández de Oviedo cree que el zumo de la yuca es venenoso
solo en las islas donde han ocurrido estos homicidios colectivos.
Existen otros suicidios colectivos, como en caso de la muerte de
algún cacique: “... es de saber que en muchas partes de la Tierra
279 Ibidem, p. 130. Firme, cuando algún cacique o señor principal se muere, todos
280 Idem.
282 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 125. y p. 126.
281 En Bozzoni, Continuidad del simbolismo del cacao, del siglo xvi al siglo
xx: 1978, se hace referencia al simbolismo de la sangre entre los aborí- 283 Más información en Álvaro Félix Bolaños Cárdenas. “Antropofagia y
genes de Nicoya y de Nicaragua; además, se ahonda en el cacao, utili- diferencia cultural: construcción retórica del caníbal del Nuevo Reino
zando como fuente principal la Historia general y natural de las Indias, de Granada”: 1995, en: Revista Iberoamericana, pp. 170-171.
de Fernández de Oviedo. 284 Fernández de Oviedo. Sumario, iii, p. 98.
140 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Dennis O. Quirós Leiva 141

lo más familiares y domésticos criados y mujeres de su casa que Estos tres aspectos de la deslegitimación de las sociedades indígenas
continuo le servían, se matan”285. Lo anterior en concordancia con son la base de la legitimación de la conquista. Al respecto, Molina
las creencias sobre la vida después de la muerte que tenían estos y Piana289 escriben que “... su instinto político lo lleva a demostrar
grupos aborígenes:286 que la inferioridad del indígena, sumido en la idolatría y la sodomía,
hacen necesaria la dominación española”.
… porque tienen por opinión, y así se lo tiene dado a entender el Este proceso de deslegitimación de la sociedad indígena no solo
tuyra, que el que se mata cuando un cacique muere, que va con él al es realizado por Fernández de Oviedo –aunque se podría considerar
cielo, y allá le sirve de darle de comer o a beber, o está allá arriba para como uno de sus precursores y de sus principales exponentes–, sino
siempre ejercitando aquel mismo oficio que acá, viviendo, tenía en que es válida para la mayoría de los cronistas/historiadores espa-
casa de tal cacique; y que el que aquesto no hace, que cuando muere ñoles, como lo anota Álvaro Félix Bolaños:290
por otra causa o de su muerte natural, que también muere su ánima
como su cuerpo.287 Para los historiadores de una tradición cultural grecolatina que se afianza
en la expansión imperial de España en América durante el Renacimiento,
Este cronista considera que estas creencias son un engaño del los nativos americanos se definían señalando en ellos sus carencias de
demonio: “A lo cual yo repliqué que mirase como el tuyra los enga- rasgos culturales europeos. La falta de vestidos y de reconocible organiza-
ñaba, y todo lo que les daba a entre era mentira”.288 ción social y familiar para los españoles, los hacía carentes de “policía” (es
decir de orden civil); la falta de alfabeto, los hacía carentes de historia; y
Deslegitimación de los indígenas/legitimación de la conquista la práctica de antropofagia, de calidad humana. El indio americano es así
un engendro sin civilización (lo que lo convierte en bárbaro) y sin rasgos
Fernández de Oviedo califica a los indios de bárbaros/bestias, humanos (lo que lo convierte en bestia).
racialmente diferentes a los europeos; además, censura sus prácticas
culturales, particularmente la sodomía y la idolatría o satanismo. La dominación española y el consiguiente exterminio de indí-
genas y su cultura es, para Fernández de Oviedo, “un justo castigo
285 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 128.
por las idolatrías y malas costumbres en las que se hallaban sumidos
286 Más información sobre las creencias indígenas en el capítulo x de 289 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. “La sociedad indí-
Sumario de la natural historia de las Indias (particularmente las páginas gena costarricense a través de la Historia general y natural de las Indias
128-133 ). También en Dolly Lucero. “Tiempo real y tiempo mítico de Gonzalo Fernández de Oviedo”, en: Congreso sobre el mundo centro-
en el Sumario de la natural historia de las Indias”, en: Congreso sobre el americano de su tiempo: Quinto Centenario de Gonzalo Fernández de
mundo centroamericano de su tiempo: Quinto Centenario de Gonzalo Oviedo: 1978, p. 196.
Fernández de Oviedo: 1978, pp. 94-95.
290 Álvaro Félix Bolaños Cárdenas. “Antropofagia y diferencia cultural:
287 Fernández de Oviedo. Sumario, x, p. 128. construcción retórica del caníbal del Nuevo Reino de Granada”, 1995.
288 Ibidem, p. 129. En: Revista Iberoamericana, p. 81.
141
142 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios

los habitantes de América”291, y el medio para que España se convir-


tiera en la potencia hegemónica, en la monarquía más grande
que jamás haya existido, como lo escribe el mismo Fernández de
Oviedo292 ya en su función de cronista oficial:

¿Cuál monarquía de los asirios, cuál poder de los sicionios o del


grande Alexandre y sus macedonios, cuál de Darío y de Ciro y de los
persas, cuál de los atenienses o tebanos, cuál potencia de cartagineses Homofobia y psiquiatría
o de los romanos, cuyas potencias tan alabadas y famosas son solem-
nizadas en muchos volúmenes de letras y autores auténticos y graves? Ricardo de la Espriella Guerrero
(...) Todos estos e otros que callo, se incluyen en el ártico hemisferio, Publicado originalmente en la Revista Colombiana de Psiquiatría, año/vol. xxxvi,
pero los vuestros, el uno y el otro comprenden. N° 004, de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, Bogotá-Colombia, 2007.

Hay un principio que constituye una barrera a toda información, que está
al abrigo de todas las discusiones y que logra mantener al hombre en una
permanente ignorancia: colocar el desprecio delante de la investigación.
Herbert Spencer

Introducción

Durante mucho tiempo el discurso psiquiátrico se manifestó en


diagnosticar la homosexualidad, en buscar características físicas, de
comportamiento o de pensamiento en contraposición a la “hetero-
sexualidad obligatoria”; en contraste, muy poco se ha hecho para
estudiar la homofobia, salvo para la “homofobia interiorizada”.
Existen dos hechos fundamentales que se toman como una acepta-
291 María Molina de Lines y Josefina Piana de Cuestas. “La sociedad
indígena costarricense a través de la Historia general y natural de las ción de la homosexualidad por parte del colectivo psiquiátrico:
Indiass de Gonzalo Fernández de Oviedo”, en: Congreso sobre el mundo 1. La American Psychiatric Association (APA) retiró la homo-
centroamericano de su tiempo: Quinto centenario de Gonzalo Fernández sexualidad de la lista de trastornos psíquicos (DSM) en 1973; esta
de Oviedo: 1978, p. 196.
decisión ha tenido consecuencias en todo el mundo. En 1987 se
292 Jaime González. “El antirromanismo de Gonzalo Fernández de
Oviedo”, en: Revista de Indias XLIII (171): 1983, pp. 335-342.
143
144 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 145

excluyó, también, la categoría diagnóstica de homosexualidad egodis- de lo evidente. Esta asimetría es evidente en los términos usados
tónica (DSM III-R). para nombrar la heterosexualidad y la homosexualidad: “En el
2. El Comité Directivo (The Board of Trustees) de la American diccionario de sinónimos, la palabra ‘heterosexualidad’ no figura en
Psychiatric Association aprobó una declaración de posición sobre ninguna parte. Por el contrario, androgamia, androfilia, homofilia,
“Terapias enfocadas sobre intentos de cambiar la orientación sexual inversión, pederastia, pedofilia, socratismo, uranismo, androfobia,
(terapias reparativas o de conversión)”, por parte de su Comisión de lesbianismo, safismo, tribadismo, se proponen como términos
Psicoterapia por Psiquiatras (COPP) en 1998, aduciendo que desde equivalentes a ‘homosexualidad’”294; otro tanto puede decirse para
1973 la homosexualidad, en sí misma, no es un trastorno mental; se los términos coloquiales usados para definir heterosexual y homo-
reveló, además, la base de las terapias reparativas en creencias reli- sexual. Esta designación sobreabundante revela lo que es conside-
giosas y su falta de rigor científico. rado como problemático, y mantiene implícito lo que se supone
Pese a estos hechos, aún encontramos en los discursos y acciones evidente y natural295. Curiosamente, la asimetría también se reporta
de algunos psiquiatras que la homosexualidad se sigue diagnosti- ligada al género: 46 acepciones para “homosexual” (masculino) y
cando; se toma como criterio diagnóstico de trastornos mentales solo 6 para “lesbiana”, en términos usados en Ecuador. Katz (citado
o se aplica un tratamiento para esta. Declaraciones de psiquiatras a por Drescher) muestra cómo la palabra homosexual aparece a finales
los medios de comunicación evidencian la adherencia a una postura del siglo xix, pero el término heterosexual es aún más tardío.296
todavía patologizadora de la homosexualidad; por ejemplo: La homosexualidad en Colombia fue considerada delito en el
Código Penal desde 1936 hasta 1980. La Constitución Política de
Conviene no olvidar la frecuente presencia en los homosexuales de los 1991 ha supuesto una mayor garantía de los derechos de los homo-
trastornos simultáneos (un fenómeno denominado co-morbilidad que sexuales, al considerar, por ejemplo, el derecho al libre desarrollo de
suele abrir numerosos interrogantes sobre su interacción, influencia, la personalidad y el establecimiento de que toda persona es libre. Sin
relación causa-efecto y efectos de ac­ción-reacción cuando se actúa embargo, falta mucho para equiparar los derechos de heterosexuales
médicamente sobre ellos): los trastornos de personalidad y los tras- y homosexuales, como son, por ejemplo, el reconocimiento de la
tornos obsesivo-compulsivos.293 pareja y la posibilidad de adopción.297

Jerarquía de la sexualidad

294 D. Borrillo. Homofobia. Bellaterra, Barcelona: 2001, s.p.


Existe una “jerarquía de la sexualidad” que otorga a la heterose-
xualidad un estado superior, situándola así en el rango de lo natural, 295 Idem.
296 J. Drescher. Psychoanalytic Therapy and The Gay Man. The Analytic
293 J. Sardá. “La víctima gay del Dr. Aquilino”, [en línea], 26 junio de Press, Hillsdale, New Jersey: 1998, s.p.
2005 [consulta: 30 de octubre de 2007]. Disponible en: http://www. 297 Colombia Diversa. Legislación y derechos de lesbianas, gays, bisexuales y
elmundo.es/suplementos/cronica/2005/506/1119736803.html transgeneristas en Colombia. Tercer Mundo, Bogotá: 2006, s.p.
146 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 147

Homosexualidad y construccionismo social demonización de aquellas conductas sexuales que exceden el marco
de la homosexualidad ‘tolerada’”.300
La homosexualidad es un concepto cambiante que debe ser Algunas manifestaciones claras de la inscripción de formas
entendido por los referentes culturales. El término homosexual no diversas de evidenciar la homosexualidad están, por ejemplo, en el
fue utilizado sino hasta la segunda mitad del siglo xix por el escritor “orgullo gay”, la estética leather, bears o SM, que controvierten la
húngaro K. M. Kertbeny298; la psiquiatría propuso una interpreta- tradicional imagen del homosexual afeminado y sugieren que debe
ción matizada del darwinismo, al considerarla, por ejemplo, como hablarse de las homosexualidades (en plural).
“monomanía afectiva”, o al buscar anomalías psíquicas o físicas que
justificaran su condición diagnóstica. Homofobia
Se reconoce, a través de la historia y de las diferentes culturas,
cómo las conductas homoeróticas han sido consideradas en forma La homofobia es la actitud hostil hacia los homosexuales301. Al
diversa: la efebofilia de los griegos clásicos no era considerada anormal; parecer, el término fue utilizado por primera vez en 1971; sin embargo,
existen culturas donde las prácticas homosexuales se permiten en la Real Academia Española302 se negó durante sucesivas ediciones a
forma transitoria en los jóvenes y, por ejemplo, en nuestra cultura se incluir el término homofobia en su diccionario, pese a ser solicitado
considera que no es homosexual quien penetra a otro, pero sí aquel varias veces por distintos colectivos gays y antirracistas (finalmente
que es penetrado. incluyó el término en última edición de 2001); así mismo, el término
Los trabajos de Margaret Mead299 mostraron que los roles de no existe, por ejemplo, en el buscador de PubMed.
género varían respecto a la cultura. Los aportes de antropólogos Por su parte, el término homosexualidad fue introducido en 1995.
donde evidencian el papel que tiene la cultura en la asignación de No encontramos el término homofobia en libros de texto de semio-
roles de género han sido retomados por la llamada teoría Queer, la logía y psicopatología utilizados en Colombia. Aún más, si bien la
cual afirma que la orientación sexual, al igual que la identidad sexual homosexualidad no es un trastorno psiquiátrico, la homofobia nunca
o de género, es el resultado de una construcción social y que no ha sido incluida en el Manual estadístico y diagnóstico de los trastornos
existen papeles inmutables, sino formas variables de ejercer uno o mentales (DSM). La homofobia como constructo se valida por estu-
varios papeles sexuales, coherentes con la cultura. “Quienes deciden dios conductuales, en los cuales se han medido respuestas somáticas
autonominarse queer se oponen no solo a los intentos de inscribir equivalentes de las fobias (respuesta cardíaca, por ejemplo) en personas
el deseo en una supuesta normalidad psíquica, sino también a la
300 L. Aragón González. “Manifiestos de queer nation”, [en línea], 2007
[consulta: 30 de octubre de 2007]. Disponible en: http://www.hartza.
298 En J. Sardá. “La víctima gay del Dr. Aquilino”, [en línea], 26 de junio com/queer4.htm.
de 2005 [consulta: 30 de octubre de 2007]. Disponible en: http:// 301 D. Borrillo. Homofobia, Bellaterra, Barcelona: 2001, s.p.
www.elmundo.es/suplementos/cronica/2005/506/1119736803.html 302 Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, 22ª ed.,
299 M. Mead. Adolescencia y cultura en Samoa. Paidós, Buenos Aires: 1990, s.p. Espasa Calpe, Madrid: 1992, s.p.
148 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 149

intolerantes con los homosexuales. Se verifica que el homonegati- La homofobia supone que la identidad de valor de la homo-
vismo tiene una respuesta biológica similar a las fobias.303 sexualidad que reivindica públicamente su existencia o su equi-
En sentido estricto, una fobia es el temor irracional. En el caso valencia con la heterosexualidad se evidencia, por ejemplo, en
de la homofobia, su rango es variado, incluye el odio, el señala- discursos de expertos; tiene un carácter familiar, produce consenso
miento del homosexual como contrario, inferior o anormal y, en y se percibe como un fenómeno banal306. El rechazo a la homofobia
el caso del discurso psiquiátrico, el hecho de ubicarlo en el rango se relaciona con la tolerancia, la cual, si bien es un concepto que
patológico o sintomático. goza de prestigio, es imprecisa y, como lo afirma Savater: “En cuya
Actualmente, se relaciona la homofobia con otros tipos de into- alabanza todo el mundo está vehementemente de acuerdo, pero
lerancia, como son el racismo, la xenofobia y el antisemitismo, al sobre cuya aplicación casi nunca se dice nada concreto, por lo que
señalar al otro como contrario, inferior o anormal, y ha sido seña- cada cual puede emplearlo para arrimar el ascua a su sardina”, si
lada como fascismo, ya que: “Se fundamenta en el odio al otro, bien decimos que “es necesario ser tolerantes”, también decimos
entendido este como una entidad ajena y peligrosa, con valores que “no debe tolerarse la intolerancia”.307
particulares y extraños, amenazadores para la sociedad, y –lo que es Daniel Borrillo considera que existe una doble dimensión del
peor– contagiosos”.304 En nuestra cultura corresponde a una fobia problema: el rechazo irracional (afectivo) y una construcción ideo-
promovida y aceptada, en tanto que la condición de tolerancia hacia lógica (cognitiva), por lo cual la homofobia debe ser considerada
los homosexuales muchas veces es vista, al menos, con desconfianza: tanto en el ámbito individual como social.308
De igual manera que la homosexualidad puede ser considerada
La homofobia, como las demás variantes del fascismo, prepara siempre una construcción social, la homofobia también puede serlo. No
las condiciones del exterminio. Pasiva o activamente crea y consolida todas las culturas son homofóbicas y las formas de homofobia tole-
un marco de referencias agresivo contra los gays y las lesbianas, iden- radas varían entre culturas.309
tificándoles como personas peligrosas, viciosas, ridículas, anormales y Se han sugerido diversos orígenes de la homofobia: ya sean
enfermas, marcándoles con un estigma específico que es el cimiento motivos religiosos, temor secreto de ser homosexual, envidia repri-
para las acciones de violencia política (desigualdad legal), social (exclu- mida o la afrenta a los valores310; sin embargo, falta mucho por estu-
sión y escarnio públicos) o física (ataques y asesinatos).305 diar de este fenómeno, cuyas bases encontramos a escala individual,

306 D. Borrillo. Op. cit.


303 S. A. Shields y R. E. Harriman. “Fear of male homosexuality: cardiac
responses of low and high homonegativism males”. J Homosex: 1984, 307 F. Savater. Libre mente. 2ª ed., Espasa Calpe, Madrid: 1996, s.p.
N° 10, pp. 1-2, y pp. 53-67. 308 D. Borrillo. Op. cit.
304 D. Borrillo. Op. cit. 309 J. Drescher. Psychoanalytic Therapy and The Gay Man, The Analytic
305 J. Sáez. “Homofobia”, [en línea]: 2007, [consulta: 30 de octubre de Press, Hillsdale, New Jersey: 1998, s.p.
2007]. Disponible en: http://www.hartza.com/HOMOFOBI.html. 310 J. Drescher. Op. cit., s.p.
150 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 151

familiar y social, en las creencias y los valores, en la ignorancia y la Tabla 1. Factores individuales ligados a actitudes negativas hacia la homosexualidad
intolerancia; luce como un trastorno complejo, con diversos grados
y expresiones. • Escaso contacto con lesbianas y hombres homosexuales.
A continuación se muestran los factores relacionados con las • Residencia en áreas donde la homosexualidad no es
actitudes negativas hacia la homosexualidad (Tabla 1); luego se aceptada.
establecen algunas consideraciones sobre la homofobia y, en parti- • Menor permisividad con la sexualidad en general.
cular, lo que atañe al discurso psiquiátrico. • Expresión de elevados grados de autoritarismo.
• Edad (elemento generacional).
Homofobia personal • Falta de experiencias homosexuales personales.
• Percepción de la propia comunidad como una que no
“La homofobia se presenta como una experiencia onírica de acepta la homosexualidad.
autoacusación en el Otro, reproduciendo los procedimientos de • Escasa educación.
defensa contra el miedo y la culpabilidad (mecanismo de desplaza- • Identificación como religioso o perteneciente a una
miento) con la posibilidad de defensas contrafóbicas dirigidas hacia religión conservadora.
sustitutivos de la situación reprimida” y “La homofobia influye en
todas las etapas del desarrollo de la persona psicológica y se expre- Fuente: modificado a partir de Herek, citado por Drescher.312
sará de acuerdo a las características de personalidad de la misma”.311
Homofobia cultural

Desde la segunda mitad del siglo xx, muchos grupos excluidos


reivindicaron sus derechos y lucharon por la inclusión y la no segre-
gación; los homosexuales permanecen como una minoría excluida
por la homofobia, de la cual no hay “conciencia colectiva de su peli-
gro”313. En muchas regiones aún se penalizan las relaciones homo-
sexuales, en forma atenuada persisten chistes y “rumores” sobre gays,
los mal llamados “grupos de limpieza social” continúan asesinando

312 J. Drescher. Psychoanalytic Therapy and The Gay Man, The Analytic
311 J. H. Raíces Montero. Homofobia-tiflofobia (paradoja y metonimia de Press, Hillsdale, New Jersey: 1998, s.p.
una realidad psicológica-social), inédito [solicitar documento a raíces_ 313 J. Sáez. Homofobia, [en línea]: 2007 [consulta: 30 de octubre de 2007].
montero@ciudad.com.ar]. Disponible en: http://www.hartza.com/HOMOFOBI.html.
152 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 153

homosexuales, y aún existen redadas policiales en sitios de encuentro Homofobia psiquiátrica


de homosexuales.
La falta de reconocimiento de los derechos de los homosexuales, La temática homosexual ingresa a la psiquiatría con los trabajos
como es el reconocimiento a la pareja homosexual con sus impli- de Ulrichs: los tempranos intentos de individuos homosexuales
caciones legales (sustitución pensional, afiliación a salud, derecho por su propia aceptación fueron vistos como parte de su patología
a herencia, etcétera), es una forma de ejercer un dominio hetero- (“perversión”); así, por ejemplo, Chauncey anota que los médicos
sexista; véanse, por ejemplo, las declaraciones homofóbicas para norteamericanos de los años veinte se quejaban de que cada vez
justificar el rechazo de la propuesta de ley de parejas, la cual no fue era más difícil curar a los invertidos, porque algunos se negaban a
aprobada en Colombia en 2007. considerarse enfermos y hasta se enorgullecían de ser lo que eran. El
psiquiatra Jean Delay, por ejemplo, en su psicobiografía de André
Homofobia e institución Gide lo trata de pederasta arrogante, al reivindicar su homosexua-
lidad y escribir Corydon.316
La homofobia ejercida por las llamadas instituciones totales El DSM I, publicado por la APA en 1952, contenía la homo-
(manicomio, Iglesia e institución militar) supone un énfasis parti- sexualidad dentro de las llamadas “alteraciones sociopáticas de la
cular, “ya que ponen en juego las viejas prohibiciones”314; estas personalidad”; posteriormente, fue trasladada a la categoría de “otras
ejercen represión sobre la sexualidad y excluyen los sentimientos o alteraciones mentales no psicóticas”. En el DSM III fue retirada de
expresiones homoeróticas. En la medida en que ha existido revisio- los trastornos mentales, y en el DSM III-R fue retirado el diagnós-
nismo sobre las actuaciones y posible totalitarismo de la psiquiatría tico de homosexualidad egodistónica. A propósito, Foucault, citado
–al abrir espacios hacia la comunidad–, pensar en el ejercicio de la por Eribon, afirma lo siguiente:
sexualidad de los pacientes incluye pensar también la orientación
homosexual. Puede ver en el personaje del “homosexual” el efecto de una inven-
Otros espacios, como las escuelas, son escenario de actitudes ción de la psiquiatría del siglo xix, y no ya, como en Historia de
homofóbicas; son instituciones donde un adolescente que siente la locura, la enfermedad de todos los parias del siglo xvii. Lo que
atracción por personas del mismo sexo es víctima frecuente de abuso significa que el “contraataque” no pasa ya por una “transgresión” de
verbal o físico debido a su orientación sexual. Se refiere que un 70% lo “prohibido” o del “tabú”, sino por una política “de los cuerpos y
de las conductas discriminadoras tienen lugar en la escuela.315 los placeres”.317

314 J. H. Raíces Montero. Homofobia-tiflofobia (paradoja y metonimia de


una realidad psicológica-social), inédito [solicitar documento a raices_
montero@ciudad.com.ar]. 316 D. Eribon. Una moral de lo minoritario: variaciones sobre un tema de
315 L. Hillier y D. Rosenthal. Journal of Adolescence Editorial, N° 24: Jean Genet, Anagrama, Barcelona: 2004, s.p.
2001, pp. 1-4. 317 D. Eribon. Op. cit.
154 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 155

La influencia psicoanalítica temprana de la psiquiatría ha estado la supervivencia reproductiva321. Es necesario resaltar que las presun-
plagada de conceptos homofóbicos. D. J. West (citado por Isay) escribió: ciones teóricas que “biologizan” las actitudes antihomosexuales han
“El psicoanálisis posee un repertorio considerable de etiquetas ofensivas, sido sesudamente retadas, entre otros, por Kinsey, Pomeroy y Martin;
casi todas ellas aplicadas tarde o temprano a los homosexuales”318. Hubo Ford y Beach; Wilson; Foucault; Bayer; Butler; Gonsiorek, Faus-
oposición a que la homosexualidad se borrara de la clasificación de enfer- to-Sterling; DeCecco y Parker; Cabaj y Stein.
medades psiquiátricas; tan tardíamente como en 1986, Otto Kernberg Existen trabajos que demuestran formas de homofobia en
escribió: “... no encontramos, excepto muy raramente, hombres homo- trabajadores de salud mental; algunos de ellos han alertado a los
sexuales sin patología del carácter significativa”. terapeutas a no mostrarse discriminadores y ser “políticamente
“La incomprensión, e incluso el estupor, de los psiquiatras y los correctos”. Muy pocos terapeutas admiten abiertamente ser homo-
psicoanalistas ante el ‘orgullo’ mostrado por los homosexuales ha fóbicos, dada la valoración negativa de tal tipo de actitudes322.
sido una constante de la historia de estas disciplinas de ‘pretensión Algunos ejemplos de actuaciones de psiquiatras nos revelan que la
científica’, por emplear una expresión de Foucault”.319 actitud hacia el homosexualismo sigue siendo homófoba, pese al
Aún más, Daniel Borrillo afirma: discurso oficial.

La interpretación que la medicina y, en consecuencia, el psicoaná- Patologización


lisis, hizo de la homosexualidad es en sí misma una forma de homo-
fobia, ya que no se busca nunca la diferencia en aras de integrarla en Caso 1: paciente de 47 años que acude para examen ejecutivo
una teoría pluralista de la sexualidad normal, sino, por el contrario, y es remitido a psiquiatría, dado que presenta algunos síntomas de
para colocarla en las filas de la enfermedad, la neurosis, la perversión corte depresivo ansioso. Al ser examinado por el psiquiatra, este
o la excentricidad.320 pregunta por su orientación sexual, el paciente responde que es
homosexual; acto seguido, el psiquiatra manifiesta que “el problema
Debe recordarse, por ejemplo, el diagnóstico de pánico homo- de los homosexuales es la inestabilidad de pareja”; el paciente anota
sexual. Algunos psiquiatras han actuado en defensa de la homofobia; que lleva 17 años con su pareja y rechaza la intervención.
por ejemplo, Socarides ha hipotetizado que la denigración cultural de La homosexualidad aún es considerada patológica por el psiquiatra,
la homosexualidad es el resultado de procesos biológicos para asegurar al igual que sus conductas; dominan aquí los estereotipos respecto
a la pareja homosexual. Es evidente la patologización y la actitud
de prejuicio del psiquiatra, la cual llevó a organizar un cuadro de
problemas de pareja e inestabilidad emocional que no correspondían
318 R. Isay. Becoming gay: the journey to self-acceptance, Pantheon, New
York: 1996, s.p. 321 Socarides, citado por J. Drescher. Psychoanalytic Therapy and The Gay
319 D. Eribon. Op. cit, s.p. Man, The Analytic Press, Hillsdale, New Jersey: 1998, s.p.
320 D. Borrillo. Homofobia. Bellaterra, Barcelona: 2001, s.p. 322 M. Moreno. Sea políticamente correcto, Radar, Buenos Aires: 1997, s.p.
156 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 157

al caso; el paciente rechazó la homofobia del psiquiatra al negarse a la creación de un dominio de sujetos desautorizados, presujetos, de
continuar tratamiento con el profesional. poblaciones borradas del panorama visual, y las lesbianas ocupan
Una forma sutil de homofobia es considerar la homosexua- ese dominio de sujetas borradas de lo posible de imaginar”.324
lidad como “opción o elección” y no como orientación sexual; una
forma más agresiva la constituye el equiparar el homosexualismo Homofobia interiorizada
con la psicosis o el trastorno de la personalidad (del polo dramá-
tico, obviamente), o considerar que “los homosexuales no pueden Caso 2: psiquiatra homosexual que en varias ocasiones ha
pensar dialógicamente, pues no hay alteridad”, según la expresión “acusado” de homosexual a otro colega con quien no tiene rela-
de un psiquiatra docente universitario. ción laboral directa, frente a psiquiatras, psicólogos y residentes de
psiquiatría; con esto busca deteriorar su imagen.
Desconfirmación La internalización de la norma cultural en la cual la homosexua-
lidad es pecado, desviación, anormalidad o inferioridad se refleja,
La desconfirmación involucra el mensaje “tú no existes”, no en este caso, para desviar la mirada y las culpas personales; no hay
revela una aparente aceptación, pero tampoco un rechazo explícito; aceptación de la propia homosexualidad y se utiliza la del otro para
ha sido considerada una actitud mucho más dolorosa y agresiva lograr aceptación y ajuste social:
que el ataque frontal. El hecho de no pensar la homosexualidad es
mucho más evidente en el caso de las lesbianas, que no son consi- El elemento tabú, que la persona toda expresa, imprimirá a través de
deradas en sus particularidades en la explicación de su orientación diferentes rechazos, tomando en el afuera, los objetos que necesite
sexual, al asumir que todo lo que es dicho acerca de la homosexua- o cree necesitar para aliviar la angustia culpógena que produce el
lidad se aplica a ellas. Otra forma de desconfirmación es el heterose- lugar de la prohibición. Es así que aparecen defensas que C. A. Tripp
xismo “por default, el cual asume que, por ejemplo, a quien estamos denominaría defensa del “rol de género”, en que muchos varones y
entrevistando es heterosexual: le preguntamos al varón acerca de su mujeres se sienten libres para responder a parejas del mismo sexo si
relación de pareja y asumimos que es una mujer (la homosexualidad pueden mantener el rol que el género les asigna ante sí mismos, ya
no existe)”. que es una forma de racionalizar que lo que están haciendo “no es
Para el caso de las lesbianas existe un doble riesgo de discrimi- realmente homosexual”.
nación y también de desconfirmación, por el hecho de ser mujeres
y por tener una orientación homosexual en una sociedad heterose- (...)
xista patriarcal. Los varones homosexuales han tenido mayor parti-
cipación y reconocimiento social323: “La exclusión opera mediante

323 Colombia Diversa. Legislación y derechos de lesbianas, gays, bisexuales y 324 G. Lopes Louro. O corpo educado. Pedagogias da sexualidade, Autentica
transgeneristas en Colombia. Tercer Mundo, Bogotá: 2006, s.p. Editoria, Belo Horizonte: 2001, s.p.
158 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 159

La psicología homofóbica de algunas personas homosexuales puede • La homosexualidad no constituye un síntoma per se de
ser muy compleja. Motivada por un simple deseo de proteger a patología.
los de su propia posición, es frecuente que construya una compli- • La homofobia debe ser considerada un trastorno mental.
cada moralidad, según la cual justifique sus preferencias mediante • La homofobia requiere tratamiento.
el ataque público a las variaciones de su propia actividad, y puede • Es necesario combatir los esfuerzos por repatologizar la
hacerlo pensando que mantiene una cierta honestidad.325 homosexualidad.
• Muchos casos de homofobia son evidencia de ignorancia;
Así, niega ante grupos homosexuales ser homofóbico y obtiene en el caso de los psiquiatras revela sus déficits personales y
beneficios de posturas homófobas frente a heterosexuales, al asumir no puede establecerse como un discurso científico u oficial
que la norma es el rechazo. de la especialidad.
• Como acciones que se deben tener en cuenta para combatir
Exclusión la homofobia a partir de la psiquiatría podemos considerar
las siguientes:
Caso 3: psiquiatra y psicoanalista que “revela” la homosexua- - La necesidad de mantener la psiquiatría como una disci-
lidad de un colega frente a sus jefes, y busca con ello la remoción del plina no confesional, donde no se deben traducir los valores
cargo de este; pese a ello, el colega es mantenido en el cargo, dado y creencias personales para ejercer una exclusión de cual-
que su orientación sexual no interfería con el trabajo; además, se quier individuo o grupo por pertenecer a una minoría.
tuvo en cuenta el tiempo que llevaba en la institución. Velar por incluir el estudio de los derechos humanos y la
En este caso, el discurso heterosexista implica que es correcta la bioética por parte de los psiquiatras y residentes de psiquia-
heterosexualidad y que la homosexualidad es un impedimento moral tría. La psiquiatría debe explorar, de manera desprejuiciada,
para el ejercicio psiquiátrico; la rivalidad intenta tomar ventaja del las nuevas sexualidades y ampliar el espectro de estudio
discurso imperante y de la presumida intolerancia de los oyentes. respetuoso a formas tradicionalmente consideradas como
trastornos mentales. Hace falta explorar la proliferación
Conclusiones de nuevas sexualidades en la cultura, expresadas a través de
lenguaje innovador, aún no apropiado por el discurso oficial
En resumen, podemos considerar que: psiquiátrico326. Por ejemplo, Eve Kosofsky Sedwick anota:
• La homosexualidad no constituye una enfermedad o tras-
torno psiquiátrico.

325 J. H. Raíces Montero. Homofobia-tiflofobia (paradoja y metonimia de 326 A. Amado y N. Domínguez. “Presentación”, en: D. Balderston y D. Guy
una realidad psicológica-social), inédito [solicitar documento a raices_ (compiladores), Sexo y sexualidades en América Latina, Paidós, Buenos
montero@ciudad.com.ar]. Aires: 1998, pp. 9-12.
160 Crítica a los discursos sobre las prácticas sexuales de los pueblos originarios Ricardo de la Espriella Guerrero 161

Podemos describirnos (entre otras posibilidades) como lesbianas Podríamos considerar algunas acciones específicas de la Asocia-
femeninas y penetradoras, locas new age, fantasiosas y fantasma- ción Colombiana de Psiquiatría y las universidades tendientes a
doras, travestis, clones, leathers, mujeres con esmoquin, mujeres prevenir y manejar la homofobia, las cuales deben comprometer al
feministas, hombres feministas, onanistas, fraileras, divas, jotos, colectivo psiquiátrico en coherencia con la evidencia y los pronun-
machos sumisos, mitómanas, transexuales, tías, hombres que se ciamientos oficiales de la psiquiatría:
definen como lesbianas, lesbianas que se acuestan con hombres,
etcétera.327 • Educar sobre la homofobia y comprometer a los colegas
acerca de la tolerancia y el respeto por los derechos.
• Es necesario estudiar y evidenciar las formas de homofobia • Evidenciar el lenguaje homófobo cotidiano, usado en las
en nuestra cultura. Una consideración especial la requiere el universidades y clínicas, el cual legitima el odio y la agresión
estudio de la homofobia al lesbianismo, el cual ha sido pasado (véase la cantidad de términos al respecto, que evidencian la
por alto; incluso, se ha llegado a considerar que la homosexua- homofobia cultural), e incluir el término homofobia para
lidad femenina no existe. nombrar esta tendencia.329
• Es necesario realizar acciones incluyentes y tolerantes sobre la • Abandonar las formas de segregación en el discurso psiquiá-
homosexualidad en las universidades e instituciones psiquiá- trico y, en el caso que nos ocupa, la segregación por orien-
tricas, y la psiquiatría puede ejercer un liderazgo en el manejo tación sexual; dejar de señalar la homosexualidad como
de la homofobia en nuestro medio. anormal, patológica, indicadora de gravedad de patología
• Se requiere un cambio epistemológico y político de la consi- o síntoma.
deración sobre la cuestión homosexual, en el análisis y trata- • Vigilar los comunicados en medios de comunicación y
miento de la hostilidad específica de la orientación sexual textos producidos por psiquiatras.
homosexual328; la psiquiatría se ha ocupado in extenso del • Favorecer la apertura (disclosure) de la postura que el tera-
homosexualismo y muy poco se ha estudiado la homofobia. Se peuta tiene frente a la homosexualidad y el establecimiento
debe realizar censura de grupo de los comportamientos homó- de programas del tipo “zona segura”330 para la atención de
fobos, tanto los actos de discriminación como los discursos de personas homosexuales.
odio; podemos considerar que el discurso psiquiátrico ha sido • Estudiar la homofobia, los factores personales y culturales y
muy conservador al respecto. las formas de esta en Colombia.

329 J. Sáez. Homofobia, [en línea]: 2007 [consulta: 30 de octubre de 2007].


Disponible en: http://www.hartza.com/HOMOFOBI.html.
327 E. Kosofsky. Epistemología del armario, La Tempestad, Barcelona: 330 R. de la Espriella. “La clínica psiquiátrica como ‘zona segura’, sobre la
1998, s.p. inclusión de minorías sexuales”, en: Revista Ecos Hospitalarios: 2006,
328 D. Borrillo. Homofobia, Bellaterra, Barcelona: 2001, s.p. N° 26, pp. 8-14.
ÍN
DI
CE
PRESENTACIÓN / Juan Andrés Pizzani Ochoa 11

Noticias y consideraciones sobre las anormalidades


de los aborígenes americanos: Sodomía / Antonio Requena 23

Etnohistoria de la homosexualidad
en América Latina / Luiz Mott 63

Indios, sodomitas y demoníacos:


Sumario de la Natural Historia de las Indias de
Gonzalo Fernández de Oviedo / Dennis O. Quirós Leiva 99

Homofobia y psiquiatría / Ricardo de la Espriella Guerrero 143


EDICIÓN DIGITAL

octubre de 2015
Caracas-Venezuela

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