Está en la página 1de 39

Raniero Cantalamessa

LAS PRIMICIAS
DEL ESPÍRITU
Reflexiones sobre el Capítulo VIII
de la Carta a los Romanos
PREMISA

Las reflexiones recogidas en este librito nacieron


como meditaciones tenidas en la Casa Pontificia,
en presencia del papa Benedicto XVI, en la Cua-
resma de 2009, con ocasión del Año Paulino con-
vocado por el mismo Sumo Pontífice para conme-
Cubierta: foto, stock.xchng morar el bimilenario del nacimiento del Apóstol.
Titulo original: Le p r i m i z i e d e l l o Spirito
Tocando algunos puntos neurálgicos del capí-
Traducción•. A d o r a c i ó n P é r e z S á n c h e z tulo octavo de la Carta a los Romanos que, como
se sabe, es el texto más completo e inspirado sobre
r PAULINAS 2012
Carril del Conde, 62 - 28043 Madrid el Espíritu Santo, no solo en el conjunto de los es-
Tel.: 91 721 89 84 - Fax: 91 759 02 04 critos paulinos, sino tal vez de todo el Nuevo Tes-
F.-mail: editorial@paulinas.es
www.paulinas.es
tamento. Algunas reflexiones desarrolladas en esta
ocasión están presentes en mis anteriores libros
V‫ ׳‬Odos Servizi S.c.p.l.
sobre el Espíritu Santo, sobre todo en el titulado
ISBN: 978-84-15022-42-8 El canto del Espíritu (editado en castellano por la
Depósito Legal: M-16742-2012 Editorial Monte Carmelo). Pero aquí se han revi-
Impreso en Gar. Vi. 28970 Humanes (Madrid)
sado a la luz de temas y problemas que han ido
Printed ¡n Spain. Impreso en España surgiendo mientras tanto, por ejemplo, el del papel
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública
del Espíritu Santo en el contexto de la discusión
o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con autorización sobre el evolucionismo, que se reactivó con oca-
de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a C E D R O
(Centro Español de Derechos Reprográticos) si necesita fotocopiar o
sión del bicentenario del nacimiento de Darwin en
escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.eom; 91 702 2009.
19 7 0 / 9 3 272 04 45)».

5
Pero la mayor novedad consiste en que, por pri-
mera vez, tengo ocasión de concentrarme, a propó-
sito del Espíritu Santo, sobre un solo autor, de ma-
ñera, por así decir, monográfica y, por añadidura, 1
sobre el autor indudablemente más significativo a «TODA LA CREACIÓN GIME Y SUFRE
este respecto: el apóstol Pablo, el gran cantor del C O N D O L O R E S DE PARTO»
Espíritu Santo y de la vida «en el Espíritu».
Para los lectores es también una forma de es- El Espíritu Santo en la creación
tablecer comunión con el Santo Padre Benedicto y en la transformación del cosmos
XVI, que fue el primero que tuvo la bondad (¡y la
humildad!) de escuchar estas reflexiones.
U N MUNDO EN ESTADO DE ESPERA

He elegido el capítulo octavo de la Carta a los Ro-


manos porque constituye, en el corpus paulino y
dentro del Nuevo Testamento, el tratado más com-
pleto sobre el Espíritu Santo. El Apóstol se revela
aquí como el guía más experto, para introducirnos
en un conocimiento cada vez más profundo y a un
amor cada vez más entusiasta del Espíritu Santo.
El pasaje sobre el cual queremos reflexionar en
este capítulo es el siguiente:
Estimo, en efecto, que los padecimientos del
tiempo presente no se pueden comparar con la
gloria que ha de manifestarse en nosotros. Porque
la creación está aguardando en anhelante espera
la manifestación de los hijos de Dios, ya que la
creación fue sometida al fracaso, no por su pro-
pia voluntad, sino por el que la sometió, con la

7
esperanza de que la creación será liberada de la mundo humano. La afirmación de que la creación
esclavitud de la destrucción, para ser admitida a ha sido sometida al fracaso «no por su propia vo-
la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Sabemos luntad», no tendría sentido si no se refiriese preci-
que toda la creación gime y está en dolores de par- sámente a la creación material.
to hasta el momento presente (Rom 8,18-22). El Apóstol ve esta creación impregnada por una
espera, en un «estado de tensión». El objeto de esta
Un problema exegético debatido desde la anti-
espera es la revelación de la gloría de los hijos de
güedad sobre este texto es el del significado de la
Dios. «La creación en su existencia aparentemen-
palabra creación, ktisis. Con el término ktisis san
te cerrada en sí misma e inmóvil [...] espera con
Pablo a veces designa el conjunto de los hombres,
ansia al hombre glorificado, del cual ella será el
el mundo humano, a veces con el hecho o el acto
"mundo", también él por tanto glorificado»3.
divino de la creación, a veces el mundo en su con-
Este estado de sufrida espera es debido al hecho
junto, o sea, la humanidad y el cosmos a la vez, a
de que la creación, sin culpa, ha sido arrastrada por
veces la nueva creación que resulta de la Pascua
el hombre al estado de impiedad, que el Apóstol ha
de Cristo. descrito al principio de su carta (cf Rom 1,18 ss).
Agustín1, seguido todavía por algún autor mo- Allí él definía dicho estado como «injusticia» y
derno2, piensa que aquí la palabra designa el mun- «mentira», aquí usa las palabras de «vanidad» (ma-
do humano y que, por tanto, se debe excluir del taiotes) y corrupción (phthora) que significan 10
texto toda perspectiva cósmica, referida a la mate- mismo: «pérdida de sentido, irrealidad, ausencia de
ria. La diferencia entre la «creación entera» y «no- la fuerza, del esplendor, del Espíritu y de la vida».
sotros que poseemos las primicias del Espíritu», Pero este estado no está cerrado, no es defi-
sería una distinción interna al mundo humano y nitivo. ¡Hay una esperanza para la creación! No
equivaldría a la distinción entre la humanidad no porque 10 creado, en cuanto tal, sea capaz de es-
redimida y la humanidad redimida por Cristo. perar subjetivamente, sino porque Dios piensa en
Pero la opinión, actualmente casi unánime, es un rescate para él. Esta esperanza está ligada al
que el término ktisis designa la creación en su to- hombre redimido, el «hijo de Dios» que, con un
talidad, es decir, tanto el mundo material como el movimiento contrario al de Adán, arrastrará un día
definitivamente al cosmos hacia el propio estado
1
Cf Agustín, Exposición sobre la Carra a los Romanos, 45 (PL 35, 2074 s). de libertad y de gloria.
‫ ־‬A. Giglioli, L 'nomo o il créalo? Ktisis in S. Paolo, Ed. Dehonianc, Bo-
Jonia 1994. ‫ י‬Η. Schlier, La Carta a los Romanos, Paideia, Brescia 1982, p. 429.

10
9
De aquí la responsabilidad más profunda de los Según el punto de vista de Pablo, Dios está al
cristianos con relación al mundo: la de manifestar, principio y al final de la historia del mundo; 10 guía
desde ahora, los signos de la libertad y de la gloria misteriosamente hacia un fin, haciéndola servir a
a la cual todo el universo está llamado, sufriendo las oleadas de la libertad humana. El mundo mate-
con esperanza, sabiendo que «los sufrimientos del rial está en función del hombre y el hombre está en
momento presente no pueden compararse con la función de Dios. No se trata de una idea exclusiva
gloria futura que será revelada en nosotros». de Pablo. El tema de la liberación final de la mate-
En el versículo final, el Apóstol afianza esta vi- ria, y de su participación en la gloria de los hijos de
sión de fe con una imagen audaz y dramática: toda Dios, encuentra un paralelo en el tema de los «cié-
la creación es comparada a una mujer que sufre y los nuevos y la tierra nueva» de la Segunda carta
gime en los dolores del parto. En la experiencia hu- de Pedro (cf 3,13) y del Apocalipsis (cf 21,1).
mana, este es un dolor siempre mezclado con gozo, La primera gran novedad de esta visión es que
bien diferente del llanto sordo y sin esperanza del habla de liberación de la materia, no de liberación
mundo, que Virgilio ha encerrado en el verso de la respecto de la materia, como ocurría en cambio en
Eneida: «Sunt lacrimae rerum», lloran las cosas4. casi todas las concepciones antiguas de la salva-
ción: platonismo, gnosticismo, docetismo, mani-
LA TESIS DEL «DISEÑO INTELIGENTE» queísmo, catarismo. San Ireneo combatió toda la
(1NTELLIGENT DESIGN): ¿CIENCIA O FE? vida contra la afirmación gnóstica, según la cual
«la materia es incapaz de salvación»5.
Esta visión de fe y profética del Apóstol nos ofre- En el diálogo actual entre ciencia y fe, el pro-
ce la ocasión para tocar el problema, tan debatido blema se presenta en términos distintos, pero la
hoy, de la presencia o ausencia de un sentido y den- esencia es la misma. Se trata de saber si el cosmos
tro de un proyecto divino en la creación, sin querer ha sido pensado y querido por alguien, o si es fruto
con ello sobrecargar el texto paulino de significados del «azar y de la necesidad»; si su camino mués-
científicos o filosóficos que evidentemente no tie- tra los signos de una inteligencia y avanza hacia
ne. La recurrencia al bicentenario del nacimiento de una meta precisa, o si se desarrolla, por así decir, a
Darwin (12 de febrero de 1809) hace todavía más ciegas, obedeciendo solo a leyes propias y a meca-
actual y necesaria una reflexión en ese sentido. nismos biológicos.

4 5
Virgilio, Eneida, I, 462. C f l r e n e o , Adv. Haei: V, 1 , 2 ; V, 3, 3.

10 11
La tesis de los creyentes, a este respecto, ha el misterio. Siempre permanece una pregunta sin
terminado por cristalizarse en la fórmula que en respuesta: ¿Por qué el ser y no la nada? La nada
inglés se expresa como lntelligent design, el dise- misma, ¿es tal vez para nosotros un misterio me-
ño inteligente, se entiende del Creador. Lo que ha nos impenetrable que el ser, y el azar un enigma
suscitado tanta discusión y contestación sobre esta menos inexplicable que Dios?
idea ha sido, en mi opinión, el hecho de no dis- En un libro de divulgación científica, escrito
tinguir con suficiente claridad el diseño inteligente por un no creyente, leí esta significativa afirma-
como teoría científica, del diseño inteligente como ción: si recorremos hacia atrás la historia del mun-
verdad de fe. do, como se hojea un libro desde la última página
Como teoría científica, la tesis del «diseño inte- hacia atrás, llegados al final, nos damos cuenta de
ligente» afirma que es posible probar por el análisis que es como si faltase la primera página, l'incipit.
mismo de lo creado, por tanto científicamente, que Lo sabemos todo del mundo, excepto por qué y
el mundo tiene un autor externo a sí y que muestra cómo comenzó. El creyente está convencido de
los rasgos de una inteligencia organizadora. Esta que la Biblia nos proporciona precisamente esta
es la afirmación que la mayoría de los científicos página inicial que falta; en ella, como en la porta-
procura (¡y la única que puede!) contestar, no la da de cualquier libro, está indicado ¡el nombre del
afirmación de fe, que el creyente tiene de la reve- autor y el título de la obra!
lación y de la cual también su inteligencia siente Una analogía que nos puede ayudar a conciliar
como íntima verdad y necesidad. nuestra fe en la existencia de un diseño inteligente
Si, como piensan muchos científicos (¡no to- de Dios sobre el mundo, con la aparente casuali-
dos!), es pseudo-ciencia hacer del «diseño inte- dad e imprevisibilidad sacada a la luz por Darwin
ligente» una conclusión científica, es igualmente y por la ciencia actual. Se trata de la relación entre
pseudo-ciencia la que excluye la existencia de un gracia y libertad. Como en el campo del espíritu
«diseño inteligente» basada en los resultados de la la gracia deja espacio a 1a imprevisibilidad de la
ciencia. La ciencia podría avanzar en esta preten- libertad humana y actúa también a través de ella,
sión si por sí sola pudiese explicarlo todo: o sea, así en el campo físico y biológico todo es confiado
no solamente el «cómo» del mundo, sino también al juego de las causas segundas (la lucha por la su-
el «qué» y el «por qué». La ciencia sabe muy bien pervivencia de las especies según Darwin, el azar
que esto no puede hacerlo. Incluso quien elimina y la necesidad según Monod), aunque también este
de su horizonte la idea de Dios, no con eso elimina mismo juego está previsto y asumido por la pro-

10 13
videncia de Dios. En uno y otro caso, Dios, como final de la evolución cósmica y humana. Se pue-
dice el proverbio, «escribe derecho sobre renglo- den discutir el modo y los argumentos con los que
nes torcidos». el estudioso jesuita llega a esta conclusión, pero
no la conclusión misma. Explica bien ese motivo
LA EVOLUCIÓN Y LA TRINIDAD Maurice Blondel en una nota escrita en defensa
del pensamiento de Teilhard de Chardin: «Ante los
El discurso sobre creacionismo y evolucionis- horizontes ampliados de la ciencia de la naturaleza
mo se desarrolla generalmente en diálogo con la y de la humanidad, no se puede, sin traicionar el
tesis opuesta, de naturaleza materialista y atea, por catolicismo, permanecer sobre explicaciones me-
tanto, en clave necesariamente apologética. En diocres y con modos de ver limitados, que hacen
una reflexión hecha entre creyentes y para creyen- de Cristo un incidente histórico, que lo aislan en el
tes, como es la presente, no podemos detenernos Cosmos como un episodio artificial, y parece que
en este punto. Detenernos aquí, significaría per- hacen de él un intruso o un desplazado en la aplas-
manecer prisioneros de una visión «deística» del tante y hostil inmensidad del universo»7.
problema, no todavía trinitaria, y por tanto no es- Lo que falta todavía, para una visión completa-
pecíficamente cristiana. mente trinitaria del problema, es una consideración
Quien ha iniciado el discurso sobre la evolu- del papel del Espíritu Santo en la creación y en la
ción hacia una dimensión trinitaria, ha sido Pierre evolución del cosmos. Lo exige el principio básico
Teilhard de Chardin. La aportación de este estu- de la teología trinitaria, según el cual las obras ad
dioso en la disputa sobre la evolución, consistió extra de Dios son comunes a las tres Personas de
esencialmente en introducir en ella a la persona de la Trinidad; cada una de ellas participa con su ca-
Cristo, convirtiéndolo así en un problema también racterística propia.
cristológico6. El texto paulino que estamos meditando nos
Su punto de partida bíblico es la afirmación de permite precisamente colmar esta laguna. La re-
san Pablo, según la cual «todas las cosas han sido ferencia al dolor del parto de la creación está he-
creadas por medio de El y en función de Él» (cf cha en el contexto del discurso de Pablo sobre
Col 1,16). Cristo aparece en este sentido como el las distintas actuaciones del Espíritu Santo. El ve
Punto Omega, o sea, como sentido y admiración una continuidad entre el gemido de la creación y
'‫ •י‬Cf C". F. Mooney, Teilhard de Chardinel le mystere du Christ, Aubier,
7
París 1966. M. Blondel y A. Valensin, Correspondente, Aubier, París 1965.

10 15
el del creyente, que es puesto abiertamente en re- de las relaciones internas en la Trinidad. El Espí-
lación con el Espíritu: No solo ella [la creación], ritu Santo no está en el origen, sino, por así decir,
sino también nosotros, que tenemos las primicias en el término de la creación, como no está en el
del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos origen, sino en el término del proceso trinitario.
(Rom 8,23a). El Espíritu Santo es la fuerza mis- En la creación -escribe san Basilio- el Padre es la
teriosa que impulsa la creación hacia su cumplí- causa principal, aquel del cual son todas las cosas;
miento. Hablando de la evolución del orden social, el Hijo la causa eficiente, aquel por medio del cual
el concilio Vaticano II afirma que «el Espíritu de se hicieron todas las cosas; el Espíritu Santo es la
Dios que, con admirable providencia, dirige el cur- causa pcrfcccionadora 10 .
so de los tiempos y renueva la faz de la tierra, está Por tanto, la acción creadora del Espíritu está
presente en tal evolución» 8 . en el origen de la perfección de la creación; él, di-
El es el «principio de la creación de las cosas»9, riamos, no es tanto aquel que hace pasar el mundo
y es también el principio de su evolución en el de la nada al ser, sino aquel que 10 hace pasar del
tiempo. Esta, de hecho, no es otra cosa sino la ser informe al ser formado y perfecto. En otras pa-
creación que continúa. En el discurso dirigido a labras, el Espíritu Santo es aquel que hace pasar la
los participantes al simposio sobre la evolución, creación del caos al cosmos, que hace de él algo
el 31 de octubre de 2008, promovido por la Ponti- bello, ordenado, limpio: un «mundo» precisamen-
ficia Academia de las ciencias, el Santo Padre Be- te, según el significado original de esta palabra.
nedicto XVI subraya este concepto: «Afirmar que San Ambrosio observa:
el fundamento del cosmos y de su desarrollo es la «Cuando el Espíritu Santo comenzó a aletear sobre
sabiduría providente del Creador, no quiere decir ella, la creación no tenía todavía belleza alguna. En
que la creación solo tiene que ver con el inicio de cambio, cuando la creación recibió la intervención
la historia del mundo y de la vida. Más bien impli- del Espíritu Santo, obtuvo todo este esplendor de
ca que el Creador funda este desarrollo y lo sostie- belleza que le hizo refulgir como "mundo"»".
ne, 10 fija y 10 mantiene continuamente».
No porque la acción creadora del Padre hubiese
¿Qué aporta de específico y de «personal» el sido «caótica» y estuviese necesitada de correc-
Espíritu en la creación? Depende, como siempre, ción, sino que el Padre mismo, nota san Basilio en
s
Gauc/iutn et spes, n. 26.
" Tomás de Aquino, Suma contra los gentiles, IV, 20, n. 3570 (Marietli, 111
Basilio, Sobre el Espíritu Santo, XVI, 38 (PC! 32, 136).
Turin 1961, vol. 3 p. 286). 11
A m b r o s i o , Sobre el Espíritu Santo, II, 32.

10 16
el mismo texto citado, quiso que todo existiese por vuelve en el capítulo siguiente del Génesis (Dios
medio del Hijo, quiso llevar las cosas a la perfec- le insufló en sus narices un hálito de vida y así el
ción por medio del Espíritu. hombre llegó a ser un ser viviente, 2,7b) con un
sentido «teológico» y no naturalista.
Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La
Excluir del texto toda referencia, por insigni-
tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían
ficante que sea, a la realidad divina del Espíritu,
el abismo; y el espíritu de Dios aleteaba sobre las
atribuyendo la actividad creadora únicamente a la
aguas (Gén 1,1-2).
palabra del Padre, significa leer el texto solo a la
La Biblia misma, por tanto, alude al paso de un luz de lo que lo precede y no tanto a la luz de lo
estado informe y caótico del universo, a un esta- que le sigue en la Biblia, a la luz de los influjos que
do en camino de progresiva formación y diferen- ha recibido y no tanto del influjo que ha ejercido,
ciación de las criaturas, y menciona al Espíritu de contrariamente a lo que sugiere la tendencia más
Dios como el principio de este paso o evolución. reciente de la hermenéutica bíblica (el modo más
La Biblia presenta este paso como repentino e in- seguro para establecer la naturaleza de una semilla
mediato, la ciencia ha revelado que ha ido suce- desconocida, ¿no es acaso ver qué tipo de planta
diendo a 10 largo de miles de millones de años y nace de ella?).
está todavía en marcha. Pero esto no debería crear Conforme se avanza en la revelación, se en-
problemas, una vez conocida la finalidad y el gé- cuentran referencias cada vez más explícitas a una
ñero literario de la narración bíblica. actividad creadora del soplo de Dios, en estrecha
Basándose en el sentido de análogas expresio- conexión con la de su Palabra. Con su palabra [da-
nes presentes en los poemas cosmogónicos babiló- bar] el Señor hizo los cielos y con el soplo [ruach]
η icos, hoy se tiende a dar a la expresión «espíritu de su boca todo lo que hay en ellos (Sal 33,6; cf
de Dios» (ruach 'elohim) de Génesis 1,2 el sentido también Is 11,4: «Al tirano herirá con la palabra
puramente naturalista de viento impetuoso, viendo de su boca, matará al criminal con el soplo de sus
en él un elemento del caos primordial, a la vez del labios»). Espíritu o soplo no indica ciertamente, en
abismo y las tinieblas, ligándolo por tanto a 10 que estos textos, el viento natural. A ese mismo texto
precede, y no a 10 que sigue, en la narración de se refiere otro Salmo cuando dice: Si envías tu so-
la creación' 2 . Pero la imagen del «soplo de Dios»
12 en Emtma Elish el viento aparece c o m o un aliado del Dios creador, no un
Así G. von Rad, en Génesis. Traducción y c o m e n t a r i o de G. von Rad,
elemento hostil que se le opone: cf R. J. Clifford-R.E. Murphy, en The New
Paideia, Breseia 1978, pp. 56-57; sin e m b a r g o hay que tener en cuenta que
Jerome Bíblica! Commenlary, 1990, pp. 8-9.

10 19
pío son creados, y renuevas la faz de la tierra (Sal teriores de la Biblia, de los cuales, de otra forma,
104,30). Por tanto, cualquier interpretación que se no se explicaría el origen.
quiera dar a Génesis 1,2, 10 cierto es que la conti-
nuación de la Biblia atribuye al Espíritu de Dios un PASCUA, PASO DE LA VEJEZ A LA JUVENTUD

papel activo en la creación.


Esta línea de desarrollo se hace clarísima en el Procuremos ahora especificar algunas conse-
Nuevo Testamento, que describe la intervención cuencias prácticas, que esta visión bíblica del pa-
del Espíritu Santo en la nueva creación, sirviéndose peí del Espíritu Santo puede tener para nuestra
precisamente de las imágenes del soplo y del vien- teología y para nuestra vida espiritual. En cuanto
to que se leen a propósito del origen del mundo (cf a las aplicaciones teológicas, recuerdo solo una:
Jn 20,22 con Gén 2,7). La idea del ruach creador la participación de los cristianos en el empeño por
no puede haber nacido de la nada. En un mismo el respeto a la salvaguardia de la creación. Para el
comentario o edición de la Biblia no se puede tra- creyente cristiano el ecologismo no es solo una ne-
ducir Gén 1,2 por «el viento de Dios soplaba sobre cesidad práctica de sobrevivencia, o un problema
las aguas» y luego remitir a ese mismo texto para únicamente político y económico, tiene un funda-
explicar la paloma en el bautismo de Jesús13. mentó teológico. ¡La creación es obra del Espíritu
Por tanto no es incorrecto seguir refiriéndose a Santo!
Gén 1,2 y a los otros testimonios posteriores, para Pablo nos habla de una creación que «gime y
encontrar en ellos un fundamento bíblico al papel sufre dolores de parto». A este llanto suyo de par-
creador del Espíritu Santo, como hacían los Padres. to, hoy se mezcla un llanto de agonía y de muerte.
«Si tú adoptas esta explicación -decía san Basilio, La naturaleza está sometida, otra vez «sin ella que-
seguido en esto por Lutero- sacarás de ello gran rerlo», a una vanidad y corrupción diferente de las
provecho»14. Y es verdad: descubrir en el «Espíritu de orden espiritual expresadas por san Pablo, pero
de Dios» que aleteaba sobre las aguas, una primera derivadas de la misma fuente que es el pecado y el
referencia embrionaria a la acción creadora del Es- egoísmo humano. El texto paulino que estamos me-
píritu, abre la comprensión de tantos pasajes pos- ditando podría inspirar más de una consideración
sobre el problema de la ecología: nosotros, que he-
"· Así sucede en la "Biblia de Jerusalén": cf notas a Gén 1,2 y Mt 3,16 y en mos recibido las primicias del Espíritu, ¿estamos
The New Jerome
14
Bíblica! Commentary, Prenlice Hall 1990, pp. 10 y 638. apresurando «la plena liberación del cosmos y su
Basilio, Εsámenme, II, 6 (SCh 26, p. 168); Lutero, Sobre el Génesis
(WA 42, p. 8). participación en la gloria de los hijos de Dios», o la

10 21
estamos retrasando, como todos los demás? tual. Nosotros nacemos «hombres viejos» y teñe-
Pero acudamos a la aplicación más personal. mos que hacernos «hombre nuevos». Toda la vida,
Decimos que el hombre es un microcosmos; por no solo la adolescencia, ¡es una «edad evolutiva»!
tanto a él, como individuo, se le aplica todo 10 que Según el Evangelio, no nacemos niños, ¡nos
hemos dicho en general del cosmos. El Espíritu hacemos! Un Padre de la Iglesia, san Máximo de
Santo es el que hace pasar a cada uno de nosotros Turín, define la Pascua como un paso
del caos al cosmos: del desorden, de la confusión «de los pecados a la santidad, de los vicios a la vir-
y la dispersión al orden, a la unidad y a la belleza. tud, de la vejez a la juventud: se entiende una juven-
Esa belleza, que consiste en ser conforme a la vo- tud no de edad sino de sencillez. Pues estábamos
luntad de Dios y a la imagen de Cristo, en el pasar decrépitos por la vejez de los pecados, pero por la
del hombre viejo, al hombre nuevo. resurrección de Cristo hemos sido renovados en la
inocencia de los niños» 15 .
Con un acento veladamente autobiográfico, el
Apóstol escribía a los Corintios: Un prefacio del tiempo de Cuaresma dice: «Tú
Aunque nuestro hombre exterior vaya perdien- has establecido para tus hijos un tiempo de renova-
do, nuestro hombre interior se renueva de día en ción espiritual, para que se conviertan a ti de todo
corazón, y libres de los fermentos del pecado vi-
día (2Cor 4,16b).
van las vicisitudes de este mundo, siempre orien-
La evolución del espíritu no se desarrolla en el tados hacia los bienes eternos». Una oración, de la
hombre paralelamente a la del cuerpo, sino en sen- época del Sacramentarlo Gelasiano del siglo VII
tido contrario. y todavía en uso en la vigilia pascual, proclama
Hace tiempo, por causa de los tres Óscar que solemnemente: «Que todo el mundo vea y reco-
recibió y por la fama del protagonista, se habló nozca que 10 que está destruido se reconstruye, lo
mucho de una película titulada «El curioso caso de que está envejecido se renueva, y todo vuelve a su
Benjamín Button», sacado de un cuento del escritor integridad por medio de Cristo, que es el principio
Francis Scott Key Fitzgerald. Es la historia de un de todas las cosas».
hombre que nace viejo, con los rasgos monstruo- El Espíritu Santo es el alma de esta renovación
sos de un anciano de ochenta años y, creciendo, y de este rejuvenecimiento. Comenzamos nuestras
rejuvenece hasta morir cono un niño. La historia jornadas diciendo, con el primer verso del himno
es evidentemente paradójica, pero puede tener una
15
aplicación muy real si se considera a nivel espiri- M á x i m o de Turín, Sermo de sancta Pascha, 54, 1 (CC 23, p. 218).

10 22
en su honor: <<‫ ׳‬Ve π i creator Spiritus», Ven Espíritu
creador, renueva en mi vida el prodigio de la pri-
mera creación, aletea sobre el vacío, las tinieblas 4
y el caos de mi corazón, y guíame hacia la plena
realización del «diseño inteligente» de Dios sobre
«LA LEY DEL ESPÍRITU
mi vida.
Q U E DA LA VIDA»

El Espíritu Santo, nueva ley del cristiano

LA LEY DEL ESPÍRITU Y PENTECOSTÉS

El modo con que el Apóstol comienza su trata-


do sobre el Espíritu Santo, en el capítulo VIII de la
Carta a los Romanos, es realmente sorprendente:
No hay condenación alguna para los que están
unidos a Cristo Jesús. Porque la ley del espíritu,
que da la vida en Cristo Jesús, me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte (Rom 8,1 -2).
Pablo ha empleado el capítulo precedente en-
tero para establecer que «el cristiano está libera-
do de la ley», y aquí comienza el nuevo capítulo
hablando en términos positivos y exaltantes de la
ley. «La ley del Espíritu» significa la ley que es el
Espíritu; se trata de un genitivo epexegético, o de
explicación, como la flor de la rosa indica la flor
que es la rosa misma.
Para comprender 10 que Pablo pretende decir
con esta expresión, hay que referirlo al acontecí-

56 24
miento de Pentecostés. La narración de la venida de ellos, Dios dio a Moisés la ley, estableciendo,
del Espíritu Santo, en los Hechos de los Aposto- en base a ella, una alianza con el pueblo y hacien-
les, comienza con estas palabras: Al llegar el día do de él «un reino de sacerdotes y una gente santa»
de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo (cf Éx 19,4-6).
lugar (He 2,1). De estas palabras deducimos que Parece que san Lucas haya descrito, con inten-
Pentecostés existía ya antes... de Pentecostés. Ha- ción, la venida del Espíritu Santo con los trazos
bía ya, en otras palabras, una fiesta de Pentecostés que marcaron la teofanía del Sinaí; de hecho usa
en el judaismo y fue durante esa fiesta cuando des- imágenes que recuerdan el terremoto y el fuego.
cendió el Espíritu Santo. La liturgia de la Iglesia confirma esta interpreta-
En el Antiguo Testamento existieron dos ínter- ción, puesto que inserta Éx 19 entre las lecturas de
pretaciones fundamentales de la fiesta de Pente- la vigilia de Pentecostés.
costés. Al principio, Pentecostés era la fiesta de ¿Qué viene a decirnos, de nuestra celebración
las siete semanas (cf Tob 2,1), la fiesta de la re- de Pentecostés, este enfoque? En otras palabras,
colección (cf Núm 28,26 ss), cuando se ofrecían ¿qué significa el hecho de que el Espíritu Santo
a Dios las primicias de la cosecha (cf Éx 23,16; descienda sobre la Iglesia precisamente el día en
cf Dt 16,9). Pero más tarde, en el tiempo de Je- que Israel recordaba el don de la ley y de la alian-
sús, la fiesta se había enriquecido con un nuevo za? Ya san Agustín se lo preguntaba:
significado: era la fiesta de la entrega de la ley en
«¿Por qué los judíos celebran también Pentecostés?
el monte Sinaí y de la alianza; la fiesta que con- Hay un gran y maravilloso misterio, hermanos: si os
memoraba los acontecimientos descritos en Éx dais cuenta, el día de Pentecostés ellos recibieron la
19,20 (según los cálculos internos de la Biblia, ley escrita con el dedo de Dios y en el mismo día de
la ley fue dada en el Sinaí cincuenta días después Pentecostés vino el Espíritu Santo» 16 .
de la Pascua).
Otro Padre -este de Oriente- nos permite ver
Como fiesta ligada al ciclo de la naturaleza (la
cómo esta interpretación de Pentecostés era, en
cosecha), Pentecostés se había transformado en
los primeros siglos, patrimonio común de toda la
una fiesta ligada a la historia de la salvación: «Este
Iglesia.
día de la fiesta de las semanas -dice un texto de
la actual liturgia hebrea- es el tiempo del don de
nuestra Torah». Al salir de Egipto, el pueblo cami-
Agustín, Sermo Mai, 158,4: PLS 2, 525.
nó durante cincuenta días por el desierto y, al final
10
27
«En el día de Pentecostés se dio la ley, era con- No ya sobre tablas de piedra, sino sobre los co-
veniente por tanto que en el día en que se diera la razones; no ya una ley exterior, sino una ley inte-
ley antigua, en ese mismo día se diese la gracia del
rior.
Espíritu» 17 .
En qué consiste esta ley interior, 10 explica me-
En este punto queda clara la respuesta a nuestra jor Ezequiel, que retoma y completa la profecía de
pregunta: por qué el Espíritu desciende sobre los Jeremías.
apóstoles precisamente el día de Pentecostés. Es
«Os daré un corazón nuevo y os infundiré un
para indicar que él es la nueva ley, la ley espiritual
espíritu nuevo; quitaré de vuestro cuerpo el co-
que sella la nueva y eterna alianza y que consagra
razón de piedra y os daré un corazón de carne.
el pueblo real y sacerdotal, que es la Iglesia. ¡Qué
Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que viváis
revelación tan grandiosa sobre el sentido de Pente-
según mis preceptos, observando y guardando mis
costés y sobre el mismo Espíritu Santo!
leyes (Ez 36,26-27).
«¿Quién no quedaría impresionado -exclama san
Agustín- por esta coincidencia y al mismo tiempo Con la expresión «la ley del Espíritu», san Pablo
por esta diferencia? Cincuenta días se cuentan desde se refiere a todo este conjunto de profecías ligadas
la celebración de Pascua, hasta el día en que Moisés al tema de la nueva alianza; esto aparece clara-
recibió la ley en tablas escritas por el dedo de Dios; mente en el pasaje en que él llama a la comunidad
de manera semejante, cumplidos los cincuenta días
de la nueva alianza una «carta de Cristo, escrita, no
de la muerte y la resurrección de aquel que corno
con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente, no
cordero fue conducido a la inmolación, el Dedo de
Dios, o sea, el Espíritu Santo, llenó de sí a los fieles en tablas de piedra, sino en las tablas de carne de
reunidos juntos» 18 . los corazones» y en la cual define a los apóstoles
«ministros idóneos de una nueva alianza, no de la
De golpe, se iluminan las profecías de Jeremías
letra, sino del Espíritu; pues la letra mata, pero el
y de Ezequiel sobre la nueva alianza:
Espíritu da vida» (cf 2Cor 3,3.6).
«Esta es la alianza que haré con la casa de Is-
rael después de aquellos días -dice el Señor-: pon- Q U É ES LA LEY DEL ESPÍRITU Y CÓMO ACTÚA
dré mi ley en su interior, la escribiré en su corazón»
(Jer 31,33). La ley nueva, o del Espíritu, no es, por eso, en
" Severiano de Gabala, en Caleña in Aetus Aposlotorum 2,1. Ed. J.A. sentido estricto, la promulgada por Jesús en el ser-
Cramer, 3. O x f o r d 1838, p. 16.
18
Agustín, De Spiritu et littera, 16,28; C S E L 60, 182.
món de la montaña, sino la que El grabó en los
10
29
corazones en Pentecostés. Los preceptos evangéli- «Por letra se entiende toda ley escrita que queda
eos son ciertamente más elevados y perfectos que fuera del hombre, incluso los preceptos morales
los de Moisés; sin embargo, por sí solos, también contenidos en el Evangelio; por 10 cual también la
letra del Evangelio mataría, si no se añadiese, den-
ellos hubiesen sido ineficaces. Si hubiese bastado
tro, la gracia de la fe que sana»1''.
con proclamar la nueva voluntad de Dios por me-
dio del Evangelio, no se explicaría la necesidad de Es todavía más explícito 10 que escribió un
que Jesús muriese y que viniese el Espíritu Santo. poco antes:
Pero los apóstoles mismos demuestran que no bas- «La ley nueva es principalmente la misma gracia
taba; ellos, que habían escuchado todo -por ejem- del Espíritu Santo que se da a los creyentes» 20 .
pío, que a quien te golpea en la mejilla derecha
Pero, ¿cómo actúa, en concreto, esta ley nueva
le ofrezcas también la otra-, en el momento de la
que es el Espíritu y en qué sentido se puede llamar
pasión no tienen la fuerza de seguir ninguno de los
«ley»? ¡Actúa por medio del amor! La ley nueva es
mandamientos de Jesús.
lo que Jesucristo llama el «mandamiento nuevo».
Si Jesús se hubiese limitado a promulgar el
El Espíritu Santo ha escrito la ley nueva en nuestros
mandamiento nuevo, diciendo: «Os doy un man-
corazones, infundiendo en ellos el amor: El amor
damiento nuevo: que os améis unos a otros» (Jn
de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
13,34a), esto hubiese quedado, como era antes,
por el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom
ley vieja, «letra». Cuando Él, en Pentecostés in- 5,5b). Este amor es el amor con que Dios nos ama
funde, mediante el Espíritu, ese amor en el cora- a nosotros y con el cual, al mismo tiempo, hace
zón de los discípulos, entonces es cuando se hace que nosotros le amemos a Él y al prójimo: amor
realmente ley nueva, ley del Espíritu que da vida. quo Deus nos diligit et quo ipse nos dilectores sui
Ese mandamiento es «nuevo» por el Espíritu, no facit2\ Es una capacidad nueva de amar.
por la letra. Por la letra era ya antiguo, puesto que Quien se acerca al Evangelio con la mentalidad
se encuentra en el Antiguo Testamento (cf Lev humana, encuentra absurdo que se haga del amor
19,18). un «mandamiento»; ¿qué amor es - s e objeta- si
Sin la gracia interior del Espíritu, incluso el no es libre, sino mandado? La respuesta es que hay
Evangelio, y por tanto el mandamiento nuevo, hu-
" Tomás de Aquino, Summa theologiae, I-IIae, q. 106, a. 2.
biese quedado como ley vieja, letra. Retomando el 211
Ib id., q. 106, a. I; cf ya Agustín De Spiritu et littera, 21,36.
pensamiento audaz de san Agustín, santo Tomás 21
Tomás de Aquino, Comentario a la Carta a los Romanos, cap. V, lee.
1. n. 392.
escribe:

10 30
dos modos según los cuales el hombre puede ser EL AMOR GUARDA LA LEY...
inducido a hacer, o a no hacer, una cosa determi-
nada: o por constricción o por atracción; la ley po- ¿Qué lugar tiene, en esta economía nueva del Es-
sitiva 10 induce del primer modo, por constricción, píritu, la observancia de los mandamientos? Este es
con la amenaza del castigo; el amor 10 induce del un punto neurálgico que debe ser aclarado. También
segundo modo, por atracción. después de Pentecostés subsiste la ley escrita: están
De hecho, cada uno es atraído por lo que ama, los mandamientos de Dios, el Decálogo, están los
sin que por eso sufra constricción alguna desde el preceptos evangélicos; a ellos se han añadido, des-
exterior. Muestra a un niño unas nueces y verás pués, las leyes eclesiásticas. ¿Qué sentido tienen el
cómo se lanza para cogerlas. ¿Quién lo impulsa? Código de Derecho Canónico, las reglas monásti-
Nadie, es atraído por el objeto de su deseo. Muestra cas, los votos religiosos, en fin, todo eso que indica
el Bien a un alma sedienta de verdad y ella se lan- una voluntad objetiva, que se me impone desde el
zará hacia él. ¿Quién le impulsa? Nadie, es atraída exterior? ¿Son estas cosas una especie de cuerpos
por su deseo. El amor es como un «peso» del alma extraños en el organismo cristiano?
que atrae hacia el objeto del propio placer, en el A lo largo de la historia de la Iglesia, como se
cual sabe que encontrará el propio descanso22. sabe, hubo movimientos que pensaban así y recha-
En este sentido el Espíritu Santo -concretamen- zaban, en nombre de la libertad del Espíritu toda
te, el amor‫ ״־‬es una «ley», un «mandamiento»: este ley, tanto que se llamaban movimientos «amonis-
crea en el cristiano un dinamismo que 10 lleva a ha- tas», pero siempre fueron rechazados por la auto-
cer todo lo que Dios quiere, espontáneamente, sin ni ridad de la Iglesia y por la conciencia cristiana. En
siquiera tenerlo que pensar, porque ha hecho suya la nuestros tiempos, en un contexto cultural marcado
voluntad de Dios y ama todo lo que Dios ama. por el existencialismo ateo, al contrario que en el
Podríamos decir que vivir bajo la gracia, gober- pasado, no se rechaza ya la ley en nombre de la
nados por la nueva ley del Espíritu, es un vivir de libertad del Espíritu, sino en nombre de la libertad
«enamorados», es decir, transportados por el amor. humana, simplemente. Dice un personaje de J. P.
La misma diferencia que crea en el ritmo de la vida Sartre: «No hay ya nada en el cielo, ni Bien, ni
humana y en la relación entre dos criaturas, el ena- Mal, ni persona alguna que pueda darme órdenes.
moramiento la crea, en la relación entre el hombre [...] Soy un hombre, y todo hombre debe inventar
y Dios, la venida del Espíritu Santo. el propio camino»23.
‫נב‬
Cf Agustín, Comentario al Evangelio de Juan, 26, 4-5: C C L 36, 261;
23
Confesiones, XIII, 9. J. P. Sartre, Íes mouches, París 1943, p. 134 s.

10
33
La respuesta cristiana a estéxproblema nos vie- amor, el signo para reconocer si se vive «según el
ne del Evangelio. Jesús dice qije no ha venido a Espíritu» o «según la carne».
«abolir la ley», sino a «darle Cumplimiento» (cf ¿Cuál es, entonces, la diferencia respecto a la
Mt 5,17). Y ¿cuál es el «cumplimiento» de la ley? primera, si todavía estamos obligados a observar
«El pleno cumplimiento de la ley -responde el la ley? La diferencia consiste en que antes se ob-
Apóstol- es ¡el amor!» (cf Rom 13,10). Del man- servaba la ley para obtener de ella la vida eterna,
damiento del amor -dice Jesús- dependen toda la que no podía dar y se hacía así un instrumento de
ley y los profetas (cf Mt 22,40). Por tanto, el amor muerte, ahora se la observa para vivir en coheren-
no sustituye a la ley, sino que la observa, la «cum-
cia con la vida recibida. La observancia de la ley no
pie». El amor es la única fuerza que puede hacer
es ya la causa, sino el efecto de la justificación. En
observar la ley.
este sentido el Apóstol tiene razón cuando dice que
En la profecía de Ezequiel se atribuía al don su discurso no anula la ley, sino que la confirma y
futuro del Espíritu y del corazón nuevo, la posi-
la ennoblece: ¿Quiere decir esto que anulamos la
bilidad de observar la ley de Dios: «Infundiré mi
Ley con la fe? De ninguna manera. Al contrario,
espíritu en vosotros y haré que viváis según mis
consolidamos la Ley (Rom 3,31).
preceptos, observando y guardando mis leyes» (Ez
36,27). Y Jesús dice en el mismo sentido: «Si uno ...Y LA LEY GUARDA EL AMOR
me ama observará mi palabra» (Jn 14,23a), o sea,
será capaz de observarla.
Entre ley y amor se establece una especie de
Entre ley interior del Espíritu y ley exterior escri- circularidad y de pericoresis. Si es verdad, en efec-
ta no hay oposición o incompatibilidad, en la nueva to, que el amor guarda la ley, es también verdad
economía, sino, al contrario, plena colaboración: la
que la ley guarda el amor. De varios modos la ley
primera es dada para guardar la segunda:
está al servicio del amor y 10 defiende. Se sabe que
«Ha sido dada la ley para que se buscase la gracia «la ley se da para los pecadores» (cf ITim 1,9) y
y ha sido dada la gracia para que se observase la nosotros somos todavía pecadores; es verdad que
ley» 24 . hemos recibido el Espíritu, pero solo a modo de
La observancia de los mandamientos y, en la primicia; en nosotros el hombre viejo convive to-
práctica, la obediencia, es el banco de pruebas del davía con el hombre nuevo y mientras estén en
nosotros las concupiscencias, es providencial que
24
Agustín. De Spirilu el littera, 19, 34.
haya también mandamientos que nos ayuden a re-
10
35
conocerlas y a combatirlas, aunque sea con la ame- mejor percibe con angustia el peligro que corre este
naza del castigo. amor suyo, peligro que no viene de otros sino de
La ley es un sostén dado a nuestra libertad, to- ella misma; sabe bien, en efecto, que es voluble y
davía incierta y vacilante en el bien. Esta es para, que mañana podría ya cansarse y no amar. Y, puesto
no contra la libertad, y es preciso decir que aque- que ahora que está en el amor, ve con claridad qué
líos que creyeron tener que rechazar toda ley, en pérdida irreparable sería, por eso se fortifica «unién-
nombre de la libertad humana, se equivocaron, dose» al amor con la ley y anclando así a la eterni-
ignorando la situación real e histórica en la cual dad su acto de amor, que tiene lugar en el tiempo.
actúa dicha libertad. Esto supone que se trate de verdadero amor y
Junto a esta función, por así decir, negativa, la no, como dice el filósofo, de un juego y de una
ley asume otra positiva, de discernimiento. Con la tomadura de pelo recíproca. El verdadero amor
gracia del Espíritu Santo, nos adherimos global- -explica el Papa en la encíclica Deus caritas est-
mente a la voluntad de Dios, la hacemos nuestra «busca lo definitivo, y esto en un doble sentido: en
y deseamos cumplirla, pero no la conocemos to- cuanto implica exclusividad -solo esta persona-,
davía en todas sus implicaciones. Estas se nos re- y en el sentido del «para siempre». El amor englo-
velan por los acontecimientos de la vida y también ba la existencia entera y en todas sus dimensiones,
por las leyes. incluido también el tiempo. No podría ser de otra
Hay un sentido todavía más profundo en que manera, puesto que su promesa apunta a 10 definí-
se puede decir que la ley guarda el amor. «Sola- tivo: el amor tiende a la eternidad»26.
mente cuando hay el deber de amar - h a escrito El hombre de hoy se pregunta cada vez más qué
Kierkegaard- solo entonces el amor está garantí- relación puede haber entre el amor de dos jóve-
zado para siempre contra toda alteración; eterna- nes y la ley del matrimonio y qué necesidad tiene
mente liberado en bienaventurada independencia; de «vincularse» el amor, que es por naturaleza li-
asegurado en eterna bienaventuranza contra toda bertad y espontaneidad. Por eso son cada vez más
desesperación» 25 . numerosos los que son conducidos a rechazar, en
El sentido de estas palabras es el siguiente: la la teoría y en la práctica, la institución del matri-
persona que ama, cuanto más intensamente ama, monio y a elegir el llamado amor libre o la simple
convivencia.
25
S. Kierkegaard, Giiatti del! amare, I, 2, 40, ed. a cargo de C. Fabro, 2
^ Benedicto XVI, Deus Caritas esI, n. 6.
Milán 1983, p. 177 ss.

10 37
Solo si se descubre la profunda y vital relación de las sirenas y, temiendo naufragar, como tantos
que hay entre ley y amor, entre decisión e insti- otros, se hizo atar al mástil de la nave después de
tución, se puede responder correctamente a esas haber taponado las orejas de sus compañeros. Al
preguntas y dar a los jóvenes un motivo convin- llegar al lugar de las sirenas fue hechizado, quería
cente para «unirse» y amar para siempre y a no te- alcanzarlas y gritaba para que lo desataran, pero
ner miedo de hacer del amor un «deber». El deber los marineros no oían y así superó el peligro y
de amar protege al amor de la «desesperación» y pudo alcanzar la meta.
lo hace «bienaventurado e independiente», en el
sentido de que protege de la desesperación de no «¡NO HAY NINGUNA CONDENA!»
poder amar para siempre. Dame un verdadero ena-
morado, advierte Kierkegaard, y verás si el pensa- Antes de concluir, volvamos a la afirmación ini-
miento de tener que amar para siempre es para él cial de la que hemos partido:
un peso o más bien suma bienaventuranza.
«No hay condena alguna para los que están
Esta consideración no vale únicamente para el
unidos a Cristo Jesús, Porque la ley del Espíritu,
amor humano, sino también, y con mayor razón,
que da la vida en Cristo Jesús, me ha librado de la
para el amor divino. ¿Por qué -podemos pregun-
ley del pecado y de la carne» (Rom 8,1 -2).
tamos- vincularse para amar a Dios sometiéndose
a una regla religiosa, por qué emitir unos «votos» El mundo contemporáneo del Apóstol vivía opri-
que nos «obligan» a ser pobres, castos y obedien- mido por un sentido de condena y de separación de
tes, siendo así que tenemos una ley interior y espi- la divinidad, que procuraba superar a los distintos
ritual que puede obtener todo eso por «atracción»? cultos mistéricos. Un gran estudioso de la antigüe-
Es que, en un momento de gracia, tú te has sentido dad la ha definido «una época de angustia» (E. R.
atraído por Dios, le has amado y has deseado po- Dodds).
seerlo para siempre, completamente y, temiendo Para hacerse una idea del efecto que debían
perderlo por tu inestabilidad, te has «ligado» para producir aquellas palabras en Pablo sobre los inte-
preservar tu amor de toda «alteración». lectuales de la época, pensemos en un condenado
Nos ligamos por el mismo motivo por el cual a muerte que vive en espera de la ejecución y un
Ulises se ligó al mástil de la nave. Ulises quería a día siente gritar a una voz amiga: «¡Gracia! ¡Has
toda costa volver a ver su patria y a su esposa que obtenido gracia! Se suspende toda condena. ¡Eres
amaba. Sabía que debía pasar a través del lugar libre!». Es un sentirse renacer. Esta carga de libe-
10
39
ración está todavía intacta, porque el Espíritu San-
to no está sujeto a la ley de la entropía, como todas
las fuentes de energía física. A todos nosotros nos 4
corresponde abrir el corazón para recibirla y a los
ministros de la Palabra el deber de hacerla resonar
«TODOS AQUELLOS
también hoy vibrante en el mundo.
Q U E S O N G U I A D O S POR EL ESPÍRITU
S O N HIJOS DE DIOS»

¿ U N A ERA DEL ESPÍRITU SANTO?

No hay condenación alguna para los que están


unidos a Cristo Jesús. Porque la ley del Espíritu,
que da la vida en Cristo Jesús, me ha librado del
pecado y de la muerte. [...] Si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo no es de Cristo. Y si Cristo está
en vosotros, el cuerpo ciertamente está muerto,
pero el Espíritu está vivo por la justicia. Y si el Es-
píritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos
habita en vosotros, el que resucitó a Cristo Jesús
de entre los muertos vivificará también vuestros
cuerpos mortales por obra de su Espíritu, que ha-
bita en vosotros (Rom 8,1-2.9b-11).
Son cuatro versículos del capítulo octavo de la
Carta a los Romanos sobre el Espíritu Santo, y en
ellos resuena hasta seis veces el nombre de Cristo.
La misma frecuencia se mantiene en el resto del
capítulo, si consideramos también las veces que
se refiere a él con el pronombre o con el término

56
41
Hijo. Este hecho es de fundamental importancia; de la manifestación del Espíritu, no de su ser o de
nos dice que para Pablo la obra del Espíritu Santo su actuar, y en este sentido su afirmación expresa
no sustituye a la de Cristo, sino que la mantiene, la una verdad incontestable, acogida pacíficamente
lleva a cabo y la actualiza. por toda la tradición.
Pocos de los que disertan sobre la filosofía de La llamada tesis Joaquiniana está excluida de
Joaquín de Fiore saben de él, o se preocupan por raíz por Pablo y por todo el Nuevo Testamento.
saber, qué dijo exactamente este monje medieval. Para estos el Espíritu Santo es el Espíritu de Cris-
Toda idea de renovación eclesial o mundial es to: objetivamente porque es el fruto de su Pascua,
puesta con desenvoltura bajo su nombre, hasta la subjetivamente porque es él quien lo infunde en la
idea de un nuevo Pentecostés para la Iglesia, invo- Iglesia, como dijo Pedro a las multitudes el mismo
cada por Juan XXIII. Pero una cosa es cierta. Tanto día de Pentecostés:
si se ha de atribuir o no a Joaquín de Fiore, la idea
«Exaltado, pues, por la diestra de Dios, y ha-
de una tercera era del Espíritu que sucedería a la
biendo recibido del Padre el Espíritu Santo, objeto
del Padre en el Antiguo Testamento y a la de Cristo
de la promesa, lo ha derramado. Esto es lo que
en el Nuevo es falsa y herética, porque mancilla el
estáis viendo y oyendo» (He 2,33).
corazón mismo del dogma trinitario.
Bien diferente es la afirmación de san Gregorio El tiempo del Espíritu es, por tanto, co-extensi-
Nacianzeno. El distingue tres fases en la revelación vo al tiempo de Cristo.
de la Trinidad: en el Antiguo Testamento, se reveló El Espíritu Santo es el Espíritu que procede pri-
plenamente el Padre y fue prometido y anunciado mariamente del Padre, que descendió y «reposó» en
el Hijo; en el Nuevo Testamento, se ha revelado plenitud sobre Jesús, historificándose y habituándo-
plenamente el Hijo y ha sido anunciado y prometí- se en él, dice san Ireneo, a vivir entre los hombres, y
do el Espíritu Santo; en el tiempo de la Iglesia, se que en la Pascua-Pentecostés fue por él derramado
conoce finalmente en plenitud el Espíritu Santo y sobre la humanidad. La prueba de todo ello es el
se goza de su presencia27. Solo por haber citado en propio grito «Abbá» que el Espíritu repite en el ere-
uno de mis libros este texto de san Gregorio termi- yente (cf Gál 4,6) o enseña a repetir al creyente (cf
né también yo en la lista de los seguidores de Joa- Rom 8,15). ¿Cómo puede el Espíritu gritar «Abbá»
quín de Fiore, pero san Gregorio habla del orden al Padre? El no es engendrado por el Padre, no es
su Hijo... Puede hacerlo, nota Agustín, porque es el
27
C f Gregorio Nacianceno, Discursos, X X X I , 26 (PG 36, 161 s). Espíritu del Hijo y prolonga el grito de Jesús.
10
43
EL ESPÍRITU COMO GUÍA EN LA ESCRITURA te» (cf He 16,6 s). Se comprende, después, el por-
qué de esta guía tan apremiante: el Espíritu Santo
Después de esta premisa, voy al versículo del impulsaba de este modo a la Iglesia naciente a salir
capítulo octavo de la Carta a los Romanos sobre de Asia y asomarse a un nuevo continente, Europa
el cual quisiera detenerme: Los que se dejan guiar (cf He 16,9).
por el Espíritu de Dios son hijos de Dios (Rom Para Juan, la guía del Paráclito se ejerce sobre
8,14). todo en el ámbito del conocimiento. El es quien
El tema del Espíritu Santo-guía no es nuevo en «guía» a los discípulos a la verdad completa (cf Jn
la Escritura. En Isaías todo el camino del pueblo 16,3); su unción «enseña todas las cosas», hasta
en el desierto es atribuido a la guía del Espíritu. el punto de que quien la posee no necesita otros
El Espíritu del Señor los guiaba al reposo (Is maestros (cf lJn 2,27). Pablo introduce una impor-
63,14b). Jesús mismo fue «conducido {ductus) por tante novedad. Para él, el Espíritu Santo no es solo
el Espíritu al desierto» (cf Mt 4,1). Los Hechos «el maestro interior»; es un principio de vida nue-
de los Apóstoles nos muestran una Iglesia que es va («los que son guiados por él se hacen hijos de
paso a paso «conducida por el Espíritu». El mismo Dios»); no se limita a indicar 10 que se ha de hacer,
diseño de san Lucas de hacer seguir al Evangelio sino que da la capacidad de hacer 10 que manda.
los Hechos de los Apóstoles, tiene la finalidad de En esto, la guía del Espíritu Santo se diferencia
mostrar cómo el mismo Espíritu que había guiado esencialmente de la de la ley que permite ver el
a Jesús en su vida terrena, ahora guía a la Iglesia, bien que hay que hacer, pero deja a la persona en la
como Espíritu «de Cristo». ¿Pedro va hacia Corne- lucha con el mal que no quiere (cf Rom 7,15 ss). Si
lio y los paganos? Es el Espíritu quien se 10 ordena os dejáis guiar por el Espíritu no estáis bajo la ley,
(cf He 10,19; 11,12). En Jerusalén, ¿los apóstoles había dicho el Apóstol anteriormente en la Carta a
toman las decisiones importantes? Es el Espíritu los Gálatas {Gal 5,18).
quien las ha sugerido (cf He 15,28). Esta visión paulina de la guía del Espíritu San-
La guía del Espíritu Santo se da no solo en las to, más profunda y ontológica (puesto que toca el
grandes decisiones, sino también en las cosas pe- ser mismo del creyente) no excluye la otra más
queñas. Pablo y Timoteo quieren predicar el Evan- común de maestro interior, de guía hacia el cono-
gelio en la provincia de Asia, pero «el Espíritu cimiento de la verdad y de la voluntad de Dios, y
Santo no se 10 permite»; intentan dirigirse hacia en esta ocasión es precisamente de esto de 10 que
Bitinia, pero «el Espíritu de Jesús no se 10 permi- quiero hablar.
10 44
Se trata de Un tema que ha tenido un amplio de- vés del cual el Espíritu Santo habla a cada persona?
sarrollo en la tradición de la Iglesia. Si Jesucristo Mi conciencia, bajo la acción del Espíritu Santo
es «el camino» (odós) que conduce al Padre (cf Jn (Rom 9,1b), exclama san Pablo, hablando de su
14,6), el Espíritu Santo, decían los Padres, es «la amor por sus compatriotas los hebreos.
guía a lo largo del camino» (odegós) 28 . Escribe san A través de este «órgano», la guía del Espíritu
Ambrosio: Santo se extiende también fuera de la Iglesia, a to-
dos los hombres, los paganos muestran que llevan
«Este es el Espíritu, nuestro jefe y guía (ductor et
princeps), que dirige la mente, confirma el afecto,
escrita la ley en sus corazones, según lo atestiguan
nos atrae hacia donde quiere y dirige hacia 10 alto su conciencia y sus pensamientos (Rom 2,15a).
nuestros pasos» 2 ''. Precisamente porque el Espíritu Santo habla a todo
ser razonable por medio de la conciencia, decía san
El himno Veni Creator recoge esta tradición en
Máximo Confesor,
los versos: «Ductore sic te praevio vitemus omne
noxium»: contigo que nos guías evitaremos todo «vemos a muchos hombres, incluso entre los bár-
mal. El concilio Vaticano II se incluye en esta lí- baros y nómadas, convertirse a una vida decorosa y
buena, y despreciar las leyes salvajes que desde el
nea cuando habla de la Iglesia como «del pueblo
origen habían dominado entre ellos» 11 .
de Dios que cree ser conducido por el Espíritu del
Señor»30. La conciencia es también una cspccic de ley in-
terior, no escrita, distinta e inferior respecto de la
EL ESPÍRITU GUÍA POR MEDIO DE LA CONCIENCIA que existe en el creyente por la gracia, pero no en
1 -
desacuerdo con ella, puesto que procede del mis-
¿Dónde se explica esta guía del Paráclito? El mo Espíritu. Quien no posee esta ley «inferior»,
primer ámbito u órgano es la conciencia. Hay una pero la obedece, está más cerca del Espíritu que
relación estrechísima entre conciencia y Espíritu quien posee aquella superior por el Bautismo, pero
Santo, ¿Qué es la famosa «voz de la conciencia», no vive de acuerdo con ella.
sino una especie de «repetidor a distancia», a tra- En los creyentes esta guía interior de la con-
ciencia es como potenciada y elevada por la un-
:s
ción que «10 enseña todo, es verídica y no miente»
Gregorio de Nisa, Sobre ¡a fe (PG 45, 1241C): cf Ps. Atanasio, Diálogo
contra los Macedonios, 1, 12 (PG 28, 1308C).
Ambrosio, Apología de David. 15, 73 ( C S E L 32, 2, p. 348).
!
" Caudium et spes, η. 11. "· M á x i m o Confesor, Capítulos varios, I, 72 (PG 90, 1208D).

10 46
(cf Un 2,27), es decir, guía infaliblemente, si se las cuales todos han hecho alguna experiencia en
la escucha. Precisamente comentando este texto, la vida. Son impulsos para seguir el bien y huir
san Agustín formuló la doctrina del Espíritu Santo del mal, atracciones y predisposiciones del co-
como «maestro interior». ¿Qué quiere decir, se pre- razón que no se explican naturalmente, porque a
gunta, que «no necesitáis que nadie os instruya»? menudo van en dirección opuesta a la que quisiera
¿Tal vez que cada cristiano lo sabe ya todo por su la naturaleza.
cuenta y que no necesita leer, instruirse, ni escu- Precisamente basándose en esta componente éti-
char a nadie? Si fuese así, ¿para qué habría escrito ca de la persona, es como algunos científicos y bió-
el apóstol esta carta? La verdad es que se necesita logos actuales han llegado a superar la teoría que ve
escuchar a los maestros y predicadores exteriores, al ser humano como resultado casual de la selección
pero que solo entenderá y aprovechará lo que estos de las especies. Si la ley que gobierna la evolu-
dicen, aquel al cual habla en 10 íntimo el Espíritu ción es solo la lucha por la sobrevivencia del más
Santo. Esto explica por qué muchos escuchan la fuerte, ¿cómo se explican ciertos actos de puro al-
misma predicación y la misma enseñanza, pero no truismo y hasta de sacrificio de sí por la causa de
todos la entienden del mismo modo32. la verdad y la justicia? 34
¡Qué seguridad tan consoladora da todo esto!
La palabra que un día resonó en el Evangelio: «El EL ESPÍRITU GUÍA A TRAVÉS DEL MAGISTERIO
maestro está aquí y te llama» (Jn 11,28b), es ver- DE LA IGLESIA

dadera para todo cristiano. El mismo maestro de


entonces, Cristo, que habla ahora a través de su Hasta aquí el primer ámbito en que se ejerce la
Espíritu, está dentro de nosotros y nos llama. Tenía guía del Espíritu Santo, el de la conciencia. Existe
razón san Cirilo de Jerusalén al definir al Espíritu otro, que es la Iglesia. El testimonio interior del
Santo «el gran Didascalo», o sea, el maestro de la Espíritu Santo se debe conjugar con el exterior, vi-
Iglesia33. sible y objetivo, que es el magisterio apostólico.
En este ámbito íntimo y personal de la concien- En el libro del Apocalipsis, al final de cada una de
cia, el Espíritu Santo nos instruye con las «buenas las siete cartas, aparece la amonestación: «El que
inspiraciones», o las «iluminaciones interiores» de tenga oídos, que escuche lo que el Espíritu dice a
las Iglesias» (Ap 2,7a).
Cf Agustín, Sobre la primera carta de Juan, 3, 13; 4, I (PL 35, 2004 s).
14
" Cirilo de Jerusalén, Catcquesis, XVI, 19. Cl' I•'. Collins, El lenguaje de Dios, Milán 2007.

10 48
El Espíritu habla también a las iglesias y a las los gnósticos. Contra ellos, san Ireneo escribió es-
comunidades, no solo a los individuos. San Pedro, tas palabras:
en los Hechos, reúne los dos testimonios -interior
«A la Iglesia le ha sido confiado el Don de Dios,
y exterior, personal y público- del Espíritu San-
como el soplo a la creatura creada [...]. De él no
to. Apenas termina de hablar a las muchedumbres son partícipes los que no corren a la Iglesia [...].
de Cristo muerto y resucitado, y estas se sienten Separatistas de la verdad, estos se agitan en todo
«conmovidas» ( c f H e 2,37), hace el mismo discur- error dejándose zarandear por él; según los mo-
so ante los jefes del Sanedrín, y ellos se enfure- mentos, piensan siempre de forma diferente sobre
cen (cf He 4,8 ss). El mismo discurso, el mismo los mismos temas, sin tener nunca un pensamiento
predicador, pero el efecto es completamente dis- estable» 35 .
tinto. ¿Cómo puede ser? La explicación está en Cuando se reduce todo a la sola escucha per-
estas palabras que el apóstol pronuncia en aquellas sonal, privada, del Espíritu, se abre el camino a
circunstancias: «Nosotros somos testigos de estas un proceso imparable de divisiones y subdivisio-
cosas, como ¡o es también el Espíritu que Dios ha nes, porque cada uno cree que está en lo cierto y
dado a ¡os que lo obedecen» (He 5,32). la misma división y multiplicación de las denomi-
Dos testimonios deben unirse para que pueda naciones y de las sectas, a menudo en contraste
brotar la fe: el de los apóstoles que proclaman la entre ellas sobre puntos esenciales, demuestra que
Palabra y el del Espíritu que dispone para acoger- no puede ser el mismo Espíritu de la verdad el que
la. La misma idea se expresa en el Evangelio de habla en todos, pues de ser así, él estaría en contra-
Juan cuando, hablando del Paráclito, Jesús dice: dicción consigo mismo.
«Cuando venga el Paráclito [...] él dará testimo- Como se sabe, este es el peligro al que está más
nio de mí; y vosotros también daréis testimonio» expuesto el mundo protestante, habiendo erigido
(Jn 15,26-27a). el «testimonio interior» del Espíritu Santo como
Es igualmente nefasto querer prescindir de único criterio de la verdad, contra todo testimonio
una como de la otra, de las dos guías del Espíritu. exterior, eclesial, excepto el de la Palabra escri-
Cuando se descuida el testimonio interior, se cae ta36. Algunos grupos extremos llegaron a tal exce-
fácilmente en la juridicidad y en el autoritarismo; so como para separar la guía interior del Espíritu
cuando se descuida la exterior, apostólica, se cae
Ireneo, Contra ías herejías, III, 24, 1-2.
en el subjetivismo y en el fanatismo. En la antigüe- Cf J. L. Witte, Hsprít-Saint et EgUses séparées, en Dictionnaire de
dad rechazaban el testimonio apostólico, oficial, Spiritualité, 4, 1318-1325.

10 50
incluso también de la Escritura; entonces comenza- EL DISCERNIMIENTO EN LA VIDA PERSONAL

ron los movimientos de los «iluminados» que han


salpicado la historia de la Iglesia, tanto la católi- Tratemos ahora de la guía del Espíritu en el
ca como la ortodoxa y la protestante. El final más camino espiritual de cada creyente. Esto lleva el
frecuente de esta tendencia, que concentra toda la nombre de discernimiento de los espíritus. El pri-
atención sobre el testimonio interior del Espíritu, mero y fundamental discernimiento de los espíritus
es que insensiblemente el Espíritu... pierde la letra es el que permite distinguir «el Espíritu de Dios»
mayúscula y viene a coincidir con el simple espíri- del «espíritu del mundo» (cf ICor 2,12). San Pa-
tu humano. Es lo que sucedió con el racionalismo. blo ofrece un criterio objetivo de discernimiento,
Pero hay que reconocer que existe también el mismo que había dado Jesús; el de los frutos.
el riesgo opuesto: el de absolutizar el testimonio Las «obras de la carne» revelan que un determina-
exterior y público del Espíritu, ignorando el indi- do deseo viene del hombre viejo pecaminoso, «los
vidual que se ejerce por medio de la conciencia frutos del Espíritu» revelan que viene del Espíritu
iluminada por la gracia. En otras palabras, reducir (cf Gal 5,19-22). Porque la carne lucha contra el
la guía del Paráclito solo al magisterio oficial de Espíritu, y el Espíritu contra la carne (Gál 5,17a).
la Iglesia, empobreciendo así la acción multiforme Pero a veces este criterio objetivo no basta, por-
del Espíritu Santo. En este caso prevalece fácil- que la elección no es entre el bien y el mal, sino
mente el elemento humano, organizativo e insti- entre un bien y otro y se trata de ver qué es 10 que
tucional; se favorece la pasividad del cuerpo y se Dios quiere, en una circunstancia precisa. Precisa-
abre la puerta a la marginación del laicado y a la mente para responder a esta exigencia, san Ignacio
excesiva clericalización de la Iglesia. de Loyola desarrolló su doctrina sobre el discerní-
También en este caso, como siempre, debemos miento. Él invita a mirar sobre todo una cosa: las
reencontrar 10 pleno, la síntesis, que es el criterio propias disposiciones, las intenciones (los «espíri-
verdaderamente «católico». Lo ideal es una sana tus») que están detrás de una elección.
armonía entre la escucha de 10 que el Espíritu me San Ignacio sugirió medios prácticos para apli-
dice a mí, individualmente, con lo que dice a la car estos criterios". Uno es el siguiente: cuando
Iglesia en su conjunto y por medio de la Iglesia a nos encontramos ante dos elecciones posibles, con-
cada uno. Con su decreto sobre la libertad de con-
ciencia, el concilio Vaticano II ha querido precisa- " Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, cuarta semana (Ed. B A C ,
Madrid 1 % 3 , pp. 262 ss).
mente esta síntesis.

10 52
viene considerar primero una, como si tuviésemos to que cuando la nube se alzaba del tabernáculo,
que seguir sin más aquella, permaneces en tal esta- los israelitas emprendían la marcha. Si la nube del
do durante un día o más; luego valorar las reaccio- Señor no se alzaba, no se ponían en marcha (Ex
nes del corazón frente a tal decisión: si da paz, si 40,36b-37a). Tampoco nosotros debemos empren-
se armoniza con el resto de las propias elecciones; der nada si no es con el Espíritu Santo, del que
si algo dentro de ti te anima en esa dirección o, al la nube, según la tradición, era figura, el que nos
contrario, si la cosa deja un velo de inquietud... mueve, y sin haberlo consultado antes de cualquier
Repetir el proceso con la segunda hipótesis. Todo acción.
ello en un clima de oración y de abandono a la vo- Tenemos el más luminoso ejemplo en la misma
luntad de Dios, de apertura al Espíritu Santo. vida de Jesús. Él no emprendió nunca nada sin el
Una disposición de fondo a hacer, en todo caso, Espíritu Santo. Con el Espíritu Santo fue al desier-
la voluntad de Dios, es la condición más favorable to; con el poder del Espíritu Santo volvió y comen-
para un buen discernimiento. Jesús decía: «Mijui- zó su predicación; «en el Espíritu Santo» eligió a
ció es justo porque no busco mi voluntad, sino la sus apóstoles (cf He 1,2); en el Espíritu oró y se
voluntad del que me envió» (Jn 5,30b). ofreció a sí mismo al Padre (cf Heb 9,14).
El peligro en algunas maneras modernas de en- Santo Tomás habla de una conducción interior
tender y practicar el discernimiento, es acentuar del Espíritu como de una especie de «instinto pro-
hasta tal punto los aspectos psicológicos que se pió de los justos»:
llega a olvidar el agente primario de todo discerní-
«Como en la vida corporal el cuerpo no es movido
miento, que es el Espíritu Santo. Hay una profunda sino por el alma que 10 vivifica, así en la vida es-
razón teológica de esto. El Espíritu Santo es él mis- piritual cada uno de nuestros movimientos debería
mo la voluntad sustancial de Dios y, cuando entra proceder del Espíritu Santo»' 9 .
en un alma, «se manifiesta como la voluntad mis-
Y así actúa la «ley del Espíritu»; esto es 10 que
ma de Dios para aquel en el cual se encuentra»38.
el Apóstol llama un «dejarse guiar por el Espíritu»
El fruto concreto de esta meditación podría ser
(cf Gal 5,18).
una renovada decisión de confiarnos en todo y
Debemos abandonarnos al Espíritu Santo como
para todo a la guía del Espíritu Santo, como por
las cuerdas del arpa en los dedos de quien las mué-
una especie de «dirección espiritual». Está escri-
‫ ־'יי׳‬Tomás de Aquino, Sobre la Carta a los Cálalas, V, lee. 5, n. 318; lee.
18
Cf Guillermo de St. Thierry, El espejo de la fe, 61 (SC'h 301, p. 128)
7, n. 340.

10 54
ve. Como buenos actores, tener el oído atento a
la voz del consejero oculto, para recitar fielmente
nuestra parte en la escena de la vida. Es más fá-
cil de lo que parece, porque nuestro consejero nos 4
habla dentro, nos enseña todas las cosas, nos ins-
«TAMBIÉN N O S O T R O S ,
truye sobre todo. A veces basta una simple ojeada
QUE POSEEMOS
interior, un movimiento del corazón, una oración.
LAS PRIMICIAS DEL ESPÍRITU,
De un santo obispo del siglo II, Melitón de Sardes,
G E M I M O S ESPERANDO»
se lee este hermoso elogio que quisiera se pudie-
se repetir de cada uno de nosotros después de la
El Espíritu Santo, alma de la escatología cristiana
muerte: «En su vida hizo cada cosa movido por el
Espíritu Santo»40.
LA LEY DEL ESPÍRITU Y PENTECOSTÉS

Escuchemos el pasaje de Romanos 8 sobre el


cual queremos meditar hoy:
También nosotros, que tenemos las primicias
del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción filial, la redención de núes-
tro cuerpo. Porque en la esperanza fuimos salva-
dos; pero la esperanza que se ve no es esperanza,
porque lo que uno ve, ¿cómo puede esperarlo? Si
esperamos lo que no vemos, debemos esperarlo
con paciencia (Rom 8,23-25).
La misma tensión entre promesa y cumplimien-
to que se aprecia en la Escritura, a propósito de la
persona de Cristo, se percibe también a propósito
de la persona del Espíritu Santo. Como Jesús fue
‫ '"־‬Eusebia de Cesarea, Historia de la Iglesia, c. V, 24,5.
primero prometido en las Escrituras, luego mani-

56 57
festado según la carne, y por fin esperado en su ¿A qué se refiere Jesús cuando llama al Espíritu
retorno final, así el Espíritu, un tiempo «prometido Santo promesa del Padre? ¿Dónde hizo el Padre
por el Padre», fue dado en Pentecostés y ahora es esta promesa? Se puede decir que todo el Antiguo
de nuevo esperado e invocado «con gemidos ine- Testamento es una promesa del Espíritu. La obra
narrables» por el hombre y por toda la creación del Mesías es constantemente presentada como
que, habiendo gustado sus primicias, esperan la culminante en una nueva efusión universal del Es-
plenitud de su don. píritu de Dios sobre la tierra. La confrontación con
En este espacio que se extiende de Pentecostés 10 que dice Pedro el día de Pentecostés, muestra
a la parusía, el Espíritu es la fuerza que nos im- que Lucas piensa, en particular, en la profecía de
pulsa hacia adelante, que nos mantiene en camino, Joel: «En los últimos días -dice Dios- infundiré
que no nos permite acomodarnos y volvernos un sobre todos mi Espíritu» (He 2,17a).
pueblo «sedentario», que nos hace cantar con un Pero no solo a ella. ¿Cómo no pensar también
sentido nuevo los «salmos de las ascensiones»: en 10 que se lee en otros profetas? «Pero al final
«Qué alegría cuando me dijeron: "¡Vamos a la será infundido en nosotros el Espíritu desde lo
casa del Señor!"» (Sal 122,1). Él es quien nos da alto» (Is 32,15a). «Derramaré mi espíritu sobre
impulso y, por así decir, pone alas a nuestra espe- tu descendencia» (Is 44,3b). «Pondré mi Espíritu
ranza; es más, es el principio mismo y el alma de dentro de vosotros» (Ez 36,27a).
nuestra esperanza.
Dos autores nos hablan del Espíritu como «pro- E L ESPÍRITU, PRIMICIA Y ARRAS
mesa» en el Nuevo Testamento: Lucas y Pablo
pero, veremos, con una importante diferencia. En En cuanto al contenido de la promesa, Lucas
el Evangelio de Lucas y en los Hechos es Jesús acentúa, como suele hacerlo, el aspecto carismáti-
mismo quien habla del Espíritu como «la promesa co del don del Espíritu, especialmente la profecía.
del Padre»: La promesa del Padre es «el poder de lo alto», que
Una vez que estaba comiendo con ellos les capacitará a los discípulos para llevar la salvación
mandó que no saliesen de Jerusalén, sino que hasta los confines de la tierra. Pasando de Lucas
aguardasen la promesa del Padre, de la que os ha- a Pablo, se entra en una perspectiva nueva, teoló-
blé: porque «Juan bautizó con agua, pero vosotros gicamente mucho más profunda. El enumera di-
seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de versos objetivos de la promesa: la justificación, la
pocos días» (He 1,4-5). filiación divina, la herencia; pero lo que resume

10 58
todo, el objetivo por excelencia de la promesa, es ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros
precisamente el Espíritu Santo que él llama unas corazones el Espíritu como prenda de salvación
veces «promesa del Espíritu» (cf Gal 3,14), y otras (2Cor 1,21-22).
«Espíritu de la promesa» (cf Ef 1,13).
Dos son las ideas nuevas que introduce el Após- El que nos ha hecho para este destino es Dios, y
tol en el concepto de promesa. La primera es que como garantía nos ha dado su Espíritu (2C0r 5,5).
la promesa de Dios no depende de la observancia ¿Qué es 10 que viene a decir el Apóstol de este
de la ley, sino de la fe y por tanto de la gracia. Dios modo? Que el cumplimiento realizado en Cristo no
no promete el Espíritu a quien observa la ley, sino ha agotado la promesa. Nosotros, dice con especial
a quien cree en Cristo: contraste, «poseemos... esperando», poseemos y
¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o esperamos. Precisamente porque lo que poseemos
por haber aceptado la fe que os anunciaron? [...] no es todavía la plenitud, sino solo una primicia,
Pues si la herencia depende del cumplimiento de un anticipo, nace en nosotros la esperanza. Es más,
la ley, ya no se debe a la promesa (Gál 3,2b, 18a). el deseo, la espera, el anhelo se hacen todavía más
intensos que antes, porque ahora se sabe 10 que es
La segunda novedad es en cierto sentido des-
el Espíritu. Sobre la llama del deseo humano, la
concertante. Es como si Pablo quisiera apagar en-
venida del Espíritu en Pentecostés ha añadido, por
seguida toda tentación «entusiasta», diciendo que
así decir, combustible.
la promesa no está todavía cumplida... ¡al menos
Ocurre exactamente como con Cristo. Su ve-
enteramente! Dos conceptos aplicados al Espíritu
nida ha cumplido todas las promesas, pero no ha
Santo son, a propósito de esto, reveladores: primi-
puesto fin a la espera. La espera es reimpulsada,
cia (aparché) y arras (arrabón). El primero está
bajo forma de espera sobre su retorno en la glo-
presente en nuestro texto de Romanos 8, el otro se
ria. El título «promesa del Padre» coloca al Espí-
lee en la segunda carta a los Corintios:
ritu Santo en el corazón mismo de la escatología
También nosotros, que tenemos las primicias cristiana. No se puede, pues, acoger sin reservas
del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, la afirmación de ciertos estudiosos, según los cua-
esperando la adopción filial, la redención de núes‫׳‬ les «en el pensamiento de los judíos cristianos, el
tro cuerpo (Rom 8,23). Espíritu era primariamente la fuerza del mundo /¿/-
Dios es el que a nosotros y a vosotros nos man- turo, y según los cristianos helenistas es la fuerza
tiene firmes en Cristo y nos ha consagrado. El nos del mundo superior». Pablo demuestra que los dos

10 60
conceptos no se oponen necesariamente entre sí, de la misma intensidad. Lo mismo se ha de decir
sino que pueden coexistir juntos. En él el Espíritu de la posesión del Espíritu Santo.
es, al mismo tiempo, realidad del mundo superior, Una profunda transformación ha intervenido,
divino, y fuerza del mundo por venir. como se ve, en el significado de la fiesta de Pen-
En el pasaje de las primicias a la plenitud, las tecostés. En el origen, Pentecostés era la fiesta de
primeras no serán eliminadas para hacer sitio a la las primicias42, es decir, el día en que se ofrecían a
segunda, más bien se volverán ellas mismas pleni- Dios las primicias de la cosecha. Ahora es también
tud. Conservaremos 10 que ya poseemos y adquirí- la fiesta de las primicias, pero de las primicias que
remos lo que todavía no tenemos. Será el Espíritu Dios ofrece a la humanidad, en su Espíritu. Se han
mismo quien se expandirá plenamente. invertido los roles del donador y del beneficiario,
El principio teológico «la gracia es el inicio en perfecto acuerdo con 10 que sucede, en todos
de la gloria», aplicado al Espíritu Santo, significa los campos, en el paso de la ley a la gracia, de la
que las primicias son el inicio del cumplimiento, salvación como obra del hombre, a la salvación
el principio de la gloria, parte de ella. No es nece- como don gratuito de Dios.
sario, en este caso, traducir arrabon por «prenda» Esto explica cómo es que la interpretación de
(pignus), sino solo por señal (arras). La prenda no Pentecostés, como fiesta de las primicias, no ha te-
es el inicio de la paga, sino algo que se da en espe- nido, extrañamente, casi ningún equivalente en el
ra del pago. Una vez efectuado el pago, la prenda ámbito cristiano. San Ireneo hizo una tentativa en
es restituida. No así las arras. Estas no se restitu- este sentido, diciendo que el día de Pentecostés «el
yen en el momento del pago, sino que son comple- Espíritu ofrecía al Padre las primicias de todas las
tadas. Forman parte ya del pago.
gentes»4‫י־‬, pero esta no tuvo prácticamente ninguna
«Si Dios nos ha dado como prenda el amor por me- repercusión en el pensamiento cristiano.
dio de su Espíritu, cuando se nos dé toda la realidad,
¿se nos va a quitar la prenda? Ciertamente no, pero
lo que ya ha dado 10 completará» 41 .

El amor de Dios que aquí pregustamos, gracias


a las arras del Espíritu, es pues de la misma cali-
dad de lo que gustaremos en la vida eterna, pero no 42
C l ' N ú m 28,26; Lev 23,10.
41
Irene«, Contra las herejías, 111, 17,2; cf también Eusebia de Cesarea,
41 Sohre la solemnidad pascua!, 4 (PG 24, 700A).
Agustín, Discursos, 23, 9 (CC 41, p. 314).

10 62
EL ESPÍRITU SANTO, ALMA DE LA TRADICIÓN señando a la Iglesia a decir: «Ven, Señor Jesús»
(cf Ap 22,20). Cuando el Espíritu dice Marana-tha
La época patrística, contrariamente a todos los con la Iglesia, es como cuando dice «Abbá» en el
otros aspectos de la pneumatología, no ofrece, a corazón del creyente: se debe entender que él hace
propósito del Espíritu Santo como promesa, una decir, que se hace voz de la Iglesia. De hecho, por
aportación importante, y esto por causa del menor sí mismo el Paráclito no podría gritar «Abbá»,
interés que los Padres tienen por la perspectiva porque no es el hijo del Padre y no podría decir
histórica y escatológica, respecto de la ontológica. Marana-tha, «Ven, Señor», porque no es siervo de
San Basilio tiene un buen texto sobre el rol del Es- Cristo, sino «Señor» igual que él, como profesa-
píritu en la consumación final; escribe: mos en el Credo.
«Él os anunciará las cosas futuras», dice Jesús
«También en el momento de la esperada manifes-
tación del Señor desde los cielos, no estará ausente del Paráclito (cf Jn 16,14): es decir, abrirá el co-
el Espíritu Santo. [...] ¡Quién puede ignorar hasta nocimiento del nuevo orden de cosas brotado de
tal punto los bienes que Dios prepara para los que la Pascua.
son dignos de ellos como para no comprender que El Espíritu Santo es, por lo tanto, el estímulo de
también la corona de los justos es gracia del Espíritu la escatología cristiana, el que mantiene a la Igle-
Santo!» 44 . sia proyectada hacia adelante, hacia el retorno del
Pero, si se mira bien, el Santo dice solo que el Señor. Y esto es precisamente 10 que ha querido
Espíritu Santo tendrá una parte activa también en destacar la reflexión bíblica y teológica de núes-
el acto final de la historia humana, cuando desde el tros días.
tiempo se pasará a la eternidad. Está ausente toda La nueva existencia suscitada por el Espíritu,
reflexión sobre lo que el Espíritu Santo hace ya escribe Moltmann, es ya ella misma escatológica,
ahora, en el tiempo, para impulsar a la humanidad sin esperar el momento final de la parusía, en el
hacia el cumplimiento. Falta el sentido del Espíritu sentido de que es inicio de una vida que se mani-
Santo como impulso, fuerza propulsora del pueblo festará plenamente, solo cuando se haya establecí-
de Dios, en camino hacia la patria. do el modo de existencia determinado únicamente
El Espíritu empuja a los creyentes a permanecer por el Espíritu, no ya hostilizado por la carne. El
vigilantes y en espera del retorno de Cristo, en- Espíritu no es solo promesa en sentido estratégi-
co, sino la fuerza de la promesa, aquel que hace
41
Basilio, Sobre et E.spirilu Sanio, XVI, 4 0 (PG 32, 141 A). percibir la posibilidad de la liberación, que hace

10 64
sentir como todavía más pesadas e intolerables las La Tradición es, desde luego, una fuerza de
cadenas, y empuja por tanto a romperlas45. permanencia y de conservación del pasado, pero
Esta visión paulina del Espíritu Santo como es también una fuerza de innovación y crecimien-
promesa y como primicia, nos permite descubrir to; es al mismo tiempo, memoria y anticipación.
el verdadero sentido de la Tradición de la Iglesia. Es como la onda de la predicción apostólica, que
La Tradición no es primeramente un conjunto de avanza y se propaga en los siglos47. La onda no se
cosas «transmitidas», sino que es, en primer lugar, puede captar si no es en movimiento. Congelar la
el principio dinámico de transmisión. Es más, esa tradición en un cierto momento de la historia sig-
es la vida misma de la Iglesia, en cuanto, anima- nifica hacer de ella una «tradición muerta», nada
da por el Espíritu bajo la guía del Magisterio, se más, no como la llama san Ireneo, una «tradición
desarrolla en la fidelidad a Jesucristo. San Ireneo viva». i ,‫י‬ ‫·•• ׳<•׳׳•••• ׳*' ׳׳‬... < · ·
escribe que la revelación es
EL ESPÍRITU SANTO NOS HACE ABUNDAR
«como un depósito precioso contenido en un vaso
EN LA ESPERANZA
de valor, que gracias al Espíritu de Dios, rejuvenece
siempre y hace rejuvenecer también el vaso que lo
contiene»46. La llamada que brota de nuestra meditación es:
esperar, esperar siempre y si ya hemos esperado
El vaso de valor que rejuvenece junto con su
mil veces en vano, ¡volver a esperar! La encíclica
contenido, es precisamente la predicación de la
del Santo Padre, Benedicto XVI, cuyo título «Spe
Iglesia y la Tradición.
salvi: en la esperanza hemos sido salvados» está
El Espíritu Santo es, por tanto, el alma de la Tra-
sacado precisamente del pasaje paulino que hemos
dición. Si se quita, o se olvida, el Espíritu Santo,
comentado, comienza con estas palabras: «Según
lo que queda de ella es solo letra muerta. Si, como
la fe cristiana, la redención, la salvación, no es
afirma santo Tomás de Aquino, «sin la gracia del
simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la
Espíritu Santo hasta los preceptos del Evangelio
salvación en el sentido de que se nos ha dado la
serían letra que mata», ¿qué tendríamos que decir
esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual
de la Tradición?
podemos afrontar nuestro presente: el presente,
aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir
45
Cf J. M o l t m a n n , El Espíritu de la vida, Brcscia 1994, pp. 18.92 s. 190.
47
46
Ireneo, Adv. Haer. III, 24, Ε H. Holstcin, la Tradition dansl'Eglise, Grasset, París 1960.

10 66
y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos es- Nosotros aguardamos la justicia esperada por
tar seguros de esa meta, si esa meta es tan grande la fe mediante la fe del Espíritu. Si creemos en
como que justifique el esfuerzo del camino». Cristo, da lo mismo estar o no estar circuncida-
Se establece una especie de equivalencia y de dos; lo que importa es la fe y que esta fe se exprese
intercambiabilidad entre esperar y salvarse, como en obras de amor (Gál 5,5-6) (cf Rom 5,5).
también entre esperar y creer. «La fe -escribe el
Papa- es esperanza», confirmando así, desde un El Espíritu Santo aparece así como la fuente y
punto de vista teológico, la intuición poética de la fuerza de nuestra vida teologal. Por mérito suyo,
Charles Péguy, que comienza su poema sobre la particularmente, podemos «abundar en la esperan-
Segunda virtud con las palabras: «La fe que pre- za». Escribe el Apóstol poco más adelante en la
fiero -dice Dios- es la esperanza». misma Carta a los Romanos:
Como distinguimos dos tipos de fe: la fe creí- Que el Dios de la esperanza llene de alegría y
da y la fe creyente (o sea, las cosas creídas y el paz vuestra fe, y que la fuerza del Espíritu Santo
acto mismo de creer), así sucede con la esperanza. os colme de esperanza (Rom 15,13).
Existe una esperanza objetiva, que indica 10 que
«El Dios de la esperanza»: ¡qué insólita definí-
esperamos - l a herencia eterna- y existe una espe-
ción de Dios!
ranza subjetiva, que es el acto mismo de esperar
La esperanza ha sido llamada a veces la «pa-
aquello. Esta última es una fuerza de propulsión
riente pobre» entre las virtudes teologales. Es cier-
hacia adelante, un impulso interior, una extensión
to que ha habido un momento de intensa reflexión
del alma, un dilatarse hacia el futuro. Decía un ati-
sobre el tema de la esperanza, hasta dar lugar a una
tiguo Padre:
«teología de la esperanza». Pero ha faltado una re-
«Una amorosa migración del espíritu hacia lo que flexión sobre la relación entre esperanza y Espíritu
se espera» 48 . Santo. Sin embargo, no se comprende la peculia-
Pablo nos ayuda a descubrir la relación vital ridad de la esperanza cristiana y su alteridad res-
que existe entre la virtud teologal de la esperanza pecto a toda otra idea de esperanza, si no se la ve
y el Espíritu Santo. Él refiere a la acción del Espí- en su relación íntima con el Espíritu Santo. Es él
ritu Santo cada una de las tres virtudes teologales. quien marca la diferencia entre el «principio es-
Escribe: peranza» y la virtud teologal de la esperanza. Las
8
virtudes teologales son tales no solo porque tienen
‫ י־‬Diadoco de Fótica, Cien capítulos, p r e á m b u l o (SCh 5, p. 84).
a Dios como su fin, sino también porque tienen a
10 68
Dios como su principio: Dios no es solo su objeto, que, a no ser que tengan un corazón de piedra, han
sino también su causa. Son causadas, infundidas de tener caridad unas con otras. [...] Pero la es-
por Dios. peranza, dice Dios, esto sí que me extraña. Que
¡Necesitamos la esperanza para vivir y nece- esos pobres hijos vean cómo van las cosas y crean
sitamos al Espíritu Santo para esperar! Cualquier que irá mejor mañana mismo. Esto es realmente
tiempo es bueno para esperar, pero sobre todo sorprendente. Y mi gracia debe ser de verdad una
el tiempo de la tribulación, sabiendo [escribe el fuerza increíble»49.
Apóstol] que los sufrimientos producen paciencia, No podemos conformarnos con tener esperanza
la paciencia consolida la fidelidad, la fidelidad solo para nosotros. El Espíritu Santo quiere hacer
consolidada produce la esperanza y la esperanza de nosotros sembradores de esperanza. No hay don
no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido más hermoso que difundir en casa, en comunidad,
derramado en nuestros corazones por medio del en la Iglesia local y universal, esperanza. Esta es
Espíritu Santo que nos ha dado (Rom 5,3-5). como ciertos productos modernos que regeneran
La esperanza es, por 10 tanto, la virtud más nc- el aire, perfumando todo un ambiente.
cesaría en este tiempo de crisis para el mundo y de Termino con un texto de Pablo VI, que resume
tribulación para la Iglesia. muchos de los puntos tocados en las reflexiones
Uno de los peligros principales en el camino precedentes: «Nos hemos preguntado varias ve-
espiritual es el de desanimarse frente al repetirse ees [...] qué necesidad notamos, primera y última,
de los mismos pecados y la aparentemente inútil para esta Iglesia nuestra, bendita y querida. Lo de-
sucesión de propósitos y recaídas. La esperanza bemos decir casi temblando y rezando, porque es
nos salva. Ella nos da la fuerza de comenzar siem- su misterio y su vida, vosotros lo sabéis: el Espí-
pre desde el principio, de creer cada vez que esta ritu, el Espíritu Santo, animador y santificador de
será la buena, la de la verdadera conversión. Así la Iglesia, su respiro divino, el viento de sus velas,
se conmueve el corazón de Dios, el cual vendrá en su principio unificador, su fuente interior de luz y
nuestra ayuda con su gracia. de fuerza, su sostén y su consolador, su fuente de
«La fe no me sorprende, dice Dios - e s el poeta carismas y de cantos, su paz y su gozo, su prenda y
de la esperanza el que habla, mejor dicho, el que
«· Ch. Péguy, Le porche du mystére de la deuxiéme vertu, en (Euvres
hace hablar a Dios- Resplandezco espléndida- poétiques completes, Gallimard, París 1975, pp. 531 ss). (Trad. Española:
mente en mi creación. La caridad no me extraña, El pórtico del misterio de la segunda virtud. Editorial Encuentro, Madrid

dice Dios. Esas pobres criaturas son tan infelices 1991).

10 70
preludio de vida bienaventurada y eterna. La Igle-
sia necesita su perenne Pentecostés; necesita fuego
en el corazón, palabra en sus labios, profecía en su
mirada [...]. La Iglesia necesita readquirir el anhe-
10, el gusto y la certeza de su verdad»50.
s

Indice

PREMISA 5

TODA LA CREACIÓN GIME Y SUFRE


CON DOLORES DE PARTO 7
Un mundo en estado de espera 7
La tesis del «Diseño inteligente»:
¿ciencia o fe? 10
La evolución y la Trinidad 14
Pascua, paso de la vejez a la juventud 21

LA LEY DEL ESPÍRITU QUE DA LA VIDA 25


La ley del Espíritu y Pentecostés 25
Qué es la ley del Espíritu y cómo actúa 29
El amor guarda la ley 33
... y la ley guarda el amor 35
«¡No hay ninguna condena!» 39

TODOS AQUELLOS QUE SON GUIADOS


POR EL ESPÍRITU SON HIJOS DE DIOS 41
¿Una era del Espíritu Santo? 41
El Espíritu como guía en la Escritura 44
El Espíritu guía por medio de la conciencia 46
El Espíritu guía a través del magisterio
50. Discurso en la audiencia general del 29 de noviembre de 1972 (Ense- de la Iglesia 49
ñanzas de Pablo VI. Tipografía Políglota Vaticana, X, pp. 1210 s). El discernimiento en la vida personal 53

10 72
TAMBIÉN NOSOTROS, QUE POSEEMOS
LAS PRIMICIAS DEL ESPÍRITU,
GEMIMOS ESPERANDO 57
La ley del Espíritu y Pentecostés 57
El Espíritu, primicia y arras 59
El Espíritu Santo, alma de la Tradición 64
El Espíritu Santo nos hace abundar
en la esperanza 67

74

También podría gustarte