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Mil formas de atracar en menos de un minuto

Los joyeros no pueden prever la actuación de los ladrones, que utilizan


todo tipo de peripecias en su vandalismo. El butrón, el aluzinaje de
escaparates, el descuido de los vendedores, la intimidación con armas y
la violencia son los métodos más utilizados

Desgraciadamente, los ladrones de joyerías en la Comunidad nada tienen que ver


con ese desastroso, adorable y divertido grupo de delincuentes dirigidos por Woody
Allen en su película «Granujas de medio pelo». Nuestros ladrones, sin ningún pudor,
destrozan pequeños negocios familiares, arruinan a núcleos enteros, utilizan la
violencia sin escrúpulos y, lo que es peor, llegan incluso a matar.

Los «cacos» de estos establecimientos cada día se las ingenian más para
encontrar diferentes métodos con los que puedan robar en las joyerías, una
presa muy fácil de derrotar y que además, tiene como recompensa un gran botín. De
hecho, este tipo de delincuente ha pasado de ser un ladronzuelo de poca monta a
convertirse en peligrosos grupos organizados y especializados en esta materia. No
tienen horarios para sus asaltos, pero si éstos deciden actuar mientras el local está
abierto, suelen hacerlo a primera hora de la mañana o a última, ya que es el momento
en el que tanto la caja fuerte como los expositores con las joyas se encuentran a
simple vista y sin apenas seguridad.

Sólo en la Comunidad de Madrid se han producido en lo que va de año alrededor de 40


asaltos a joyerías, de las cuales más de diez se han realizado en este último mes. Sus
métodos son rápidos. A veces, no tardan ni un minuto:

Mazas. Muchos ladrones utilizan las mazas de palo de madera para romper el cristal
de los escaparates de las joyerías porque es un sistema rápido y muy eficaz. El 2 de
septiembre del pasado año un grupo de delincuentes asaltaron una joyería en El Corte
Inglés del centro comercial de Arroyomolinos. Los tres ladrones, encapuchados y
armados con mazas, consiguieron un botín de más de 70 relojes de oro y el dinero de
una caja registradora. En esta acción sólo utilizaron un minuto y 25 segundos.

Butrón. Esta forma de robo es cada vez más frecuente. Los delincuentes consiguen
entrar en el establecimiento colindante a la joyería, que muchas veces carece de
alarma, y después de realizar un agujero que atraviese la pared, consiguen
introducirse en el comercio sin que salte la alarma, por lo que no es necesario actuar
con rapidez. El pasado día 23, mientras el gremio de joyeros se reunía con el ministro
de Justicia, unos «cacos» entraron en una joyería de Leganés, por el método del
butrón. Al parecer, en el local contiguo del establecimiento estaban realizando unas
obras. Los delincuentes aprovecharon esta situación para entrar en la tienda y sustraer
todo el material posible, que además no estaba asegurado.

Alunizaje. Los llamados «aluniceros» utilizan para su peripecia un coche, casi siempre
robado, y lo empotran contra la luna del escaparate de una joyería. De esta forma,
entran y consiguen llevarse todo lo que encuentran a su paso. A veces otro coche les
espera fuera del local para huir con el material sustraído. Por ello, muchas joyerías han
optado por poner pibotes de hormigón armado o vigas de protección en el exterior. El
pasado 10 de junio tres «aluniceros» robaron en una joyería de Pinto, situada en la
calle de Isabel la Católica.

Pistola. Desgraciadamente este sistema es el más violento ya que cualquiera de los


trabajadores puede ser una de sus víctimas. A punta de pistola, encapuchados o no,
entran en el local y amenazan con disparar si no se les proporciona todo el dinero y las
joyas que piden. Así murió Antonio Sancho el pasado 9 de junio en su joyería de
Móstoles.

Cogoteros. Los llamados cogoteros son los ladrones que se encargan de vigilar y
esperar a los clientes y dueños a la salida del local. Una vez en la calle les roban lo que
lleven encima. En marzo del pasado año la Policía y la Guardia Civil desarticularon a un
grupo dedicado al robo de clientes a la salida de entidades bancarias y joyerías.

Descuideros. Un grupo de personas entran en el establecimiento y mientras uno


distrae a los trabajadores otro aprovecha para robar todo lo posible. También en
marzo del pasado año, la Guardia Civil desarticuló una organización acusada de
realizar, al menos, 31 robos.

Navajas o Cascos. Los delincuetes entran en la joyería como si fuesen clientes.


Aprovechan un descuido del vendedor para amenazar con una navaja y obligarlo a
entregar todo el material que esté a mano. A veces, utilizan cascos de motos y armas
falsas para asustar y ocultar su identidad. El pasado 11 de junio, dos ladrones entraron
a plena luz del día con unos cascos de moto y unas pistolas falsas en una joyería de
Las Tablas, mientras otros dos vigilaban fuera del local.

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