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Unidad 3 Sociología Jurídica

1) El comportamiento:
La supervivencia, que es la adaptación a un medio ambiente, supone mecanismos que coloquen al
animal en equilibrio con el mundo exterior. El comportamiento es el conjunto de las respuestas
dadas por un organismo frente a determinados estímulos del medio.
La conducta entendida como la reacción determinada del animal a una manifestación del mundo
exterior. Las unidades más simples de conducta son los reflejos, que pueden ser innatos, sean de
tipo muscular, glandular o nervioso, y se los llama reflejos absolutos o incondicionados, o que
pueden constituir una pauta de conducta adquirida por el organismo a partir de los primeros,
debidos a un proceso de tipo nervioso, y se los llama reflejos condicionados.
El reflejo condicionado se forma por la asociación de un agente hasta entonces neutro con un
estímulo provocador de una respuesta incondicionada y específica, requiriéndose que el primero
sea anterior al segundo.
La conducta cumple una función de supervivencia, de adaptación al medio, con la activación de los
reflejos innatos y en los animales superiores, mediante respuesta adquirida, asociada a los reflejos
innatos, que llegan a fijarse como formas definidas de actividad.
Skinner afirma que debe rechazarse “el mentalismo”, y una solución más simple consiste en
identificar la mente de la persona. El pensamiento humano es comportamiento humano.
El auto-conocimiento es de origen social; que cunado el mundo privado de una persona se vuelve
importante para otras, se hace importante para ella. Esto es importante porque la persona que se
ha hecho “consciente de sí misma” por las preguntas que otras le han formulado, está en mejor
situación para predecir y controlar su propio comportamiento. La vida intelectual de la mente se
ha fabricado con el molde de la vida del mundo exterior por lo que un “yo”, o una “personalidad”,
es a lo sumo un repertorio de comportamiento proporcionado por un conjunto organizado de
contingencias: “el comportamiento de una persona adquiere en el seno de la familia constituye un
yo; el que adquiere, en el servicio militar constituye otro”. La única diferencia está en que la
especie adquiere el comportamiento bajo las contingencias de supervivencia, mientras que el
individuo adquiere comportamientos bajo las exigencias de refuerzo. Declara así desterrar un
vestigio del animismo que sostiene que el cuerpo se mueve por la acción de uno o más espíritus
que lo habitan, cuando en realidad la persona no es más que el resultado de su dotación genética
y su biografía.
Agrega Skinner un nuevo tipo de condicionamiento, que llama operante. La conducta es operante
porque influye en el medio y no es simple respuesta a determinados estímulos. El proceso del
condicionamiento operante se debe, a los antes citados reforzadores, los que pueden ser positivos
o negativos.
La probabilidad de un comportamiento depende de la clase o frecuencia del refuerzo en
situaciones similares del pasado. Cuando alguien declara lo que quiere, o lo que le gusta, la
verdadera causa es la existencia de un reforzador positivo, como resultado del cual la persona se
siente libre. Cuando se habla de motivos y propósitos, en realidad se trata de contingencias de
refuerzo de las que los primeros son efectos.
Dentro de este comportamiento operante y de importantes consecuencias se encuentra el
comportamiento verbal, el que presenta característica de que, fuera de una audiencia ocasional,
no requiere apoyo ambiental. La misma persona que habla se convierte también en persona que
escucha, lo que puede reforzar mucho su propio comportamiento.
La conciencia es la que comunica al organismo con el medio exterior: “la conciencia es el terreno
donde confluyen las modulaciones de origen externo y los instintos”. Es por esto que la conciencia
no es útil repetición de la unidad orgánica, ni mecánica reacción al medio, sino un dominio del

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cuerpo a requerimiento de un medio que también transforma. El órgano de la conciencia Ruyer la
define como la forma del sistema nervioso, por lo que esta es absolutamente real: es el sistema
nervioso, que en su estado superior y en comunicación con un medio exterior, despliega un
“campo de conciencia”.
2) La Experiencia:
Entendemos al comportamiento humano como conducta y como conciencia, y además que no
debemos entender a la conducta como absorbiendo a la conciencia, pero tampoco a la conciencia
como alma meta-sensorial que se vale del cuerpo como instrumento.
La experiencia es no solo el vivir, sino el aprender a vivir; es no solo la serie de actos de una
conducta, sino la utilización de los actos del pasado para la asunción inteligente del presente y la
previsión verosímil del futuro; es no solo la conciencia de los actos, sino la conciencia que lleva a la
organización deliberada de los mismos.
La experiencia consiste en vivencias, es vida, es relación del ser vivo con su medio físico, pero
también es relación con su medio social y cultural, consiste en actos, es conducta, pero es también
la interacción entre el hacer y el padecer humano y las transformaciones que de ese obrar
resultan, es conciencia, pero también es conocimiento entendido como una forma de actividad
colectiva.
Un nuevo concepto de experiencia se deriva de:
 La psicología, que muestra que la mente no es pasiva: todo lo vital es actividad, la que
debe ser continua para que la vida no se extinga; actividad que se despliega en un medio
al que debe adaptarse, pero al que también reconstruye. A su vez, los cambios que el
organismo produce en ese medio reaccionan sobre él y sobre sus actividades; esta
conexión entre el obrar y el padecer es la experiencia y de ella brota la razón, como factor
ordenador consciente y deliberado de esa misma experiencia de la que surgió; la razón es
función de la experiencia.
 El cambio de la experiencia de la misma ocurrido en el mundo moderno: deja esta de ser
empírica y se vuelve experimental, deja de ser experiencia sufrida de la realidad y pasa a
ser mejora activa de la experiencia futura a partir de la pasada.
3) L a realidad socio-cultural, conciencia de la realidad social:
La sociología del conocimiento se ocupa del estudio de la relación entre el pensamiento humano y
su contexto social, los sociólogos han centrado su atención, en el pensamiento teórico.
Los individuos se categorizan recíprocamente y ajustan sus comportamientos a las formas que
responden las expectativas mutuas.
Las experiencias de la vida cotidiana se expresan en objetivaciones, que permanecen más allá de
las vivencias concretas. Entre esas objetivaciones, las más importantes son los signos, aquellas
objetivaciones, que tienen la intención explicita de servir como indicio de significados subjetivos.
El lenguaje es un sistema de signos vocales que permite la conservación de los significados, su
comunicación y transmisión a las generaciones futuras. También nos permite transcender la
realidad de la vida cotidiana: por medio del lenguaje podemos referirnos a significados y
experiencias de los que no tenemos vivencia actual, o de los que no podemos tener vivencia
posible. En el plano de la experiencia cotidiana, el lenguaje hace posible la formulación cultural,
porque permite la acumulación y transmisión del conocimiento necesario para la ubicación y la
actuación de los individuos en su vida diaria de relación. La cultura de la vida cotidiana es el
sentido común y el significado común de la interacción diaria.
En la vida social las acciones resultan pautadas en las situaciones “cara a cara”; en las relaciones
de mayor intimidad, las acciones son pautadas por la relación, pautacion que va haciéndose
general a medida que la ausencia de intimidad y de familiaridad y el desconocimiento personal

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hacen que las partes se definan entre si según las categorías sociales. También el hábito pauta a
las acciones: la repetición de situaciones semejantes hace que se actué en ellas como ya se actuó y
probo ser eficaz, por una razón de economía del esfuerzo que evita reiterar todo el proceso que
condujo a la decisión anterior; existe un significado ya atribuido a la situación que en el caso
presente se actualiza.
Y hay en la vida social una formalización de la actividad que proviene de la misma sociedad y que
se le impone a quien ocupe una cierta posición social, quienquiera que sea. Por el solo hecho del
puesto social, la sociedad espera un cierto desempeño, bastando en principio que el sujeto sea
apto para ocuparlo. Lo que interesa es una determinada forma de la actividad sin atención a otras
condiciones del sujeto. La pauta ahora es el “rol”.
Los roles responden, a normas sociales, de las que derivan deberes y sanciones para el caso de su
incumplimiento.
Los roles se jerarquizan formando unidades funcionales. Son las instituciones: organización de las
formas fijas, preestablecidas y por lo tanto previsibles de las acciones. Esto obliga al individuo a
reflexionar sobre sus diversos roles, procurando integrarlos en su biografía. No es lo mismo la
necesidad de reflexión del individuo para hacer coherentes las diferentes exigencias que la
sociedad impone a su conducta, que la conciencia predominante sobre la realidad en una sociedad
que se expresa en obras culturales.
Se trata del proceso de legitimación del orden institucional.
4) La realidad cultural:
La variabilidad de las culturas investigadas prueba que siempre en un sentido amplio, es el hombre
quien realiza su propia representación de la realidad, la que no está biológicamente determinada.
La conciencia del hombre y la necesidad de ordenar socialmente las relaciones interhumanas, son
originarias, aunque se relacionen: ambas constituyen la experiencia y la realidad humana.
No se debe identificar a la legitimación del orden institucional con la concepción que se expresa en
la cultura social. La estructura y la cultura social pueden y deben corresponderse, para que el
individuo integre coherentemente lo que hace con lo que piensa y siente, pero esto no ocurre
necesariamente.
El orden de las instituciones se vuelve necesidad y destino. También el individuo, en aquel aspecto
de su autoconciencia que se identifica con el rol, se percibe como sometido a un sino inhumano e
inevitable: deja de reconocerse a sí mismo en el desempeño del rol que cumple.
Los procesos y ordenaciones sociales precedentes tienen su expresión cultural cuando se objetivan
en cualquier sistema de signos. Estos confieren objetividad a los procesos sociales y a los
contenidos de conciencia, porque permiten su separación de las vivencias singulares y así su
conservación social y su repetición futura.
El principal de estos sistemas de signos es el lenguaje, que logra entonces el mantenimiento de los
significados institucionales y su transmisión a las futuras generaciones.
5) El Ordenamiento:
Enfocamos al Derecho como realidad social.
La experiencia es un saber que se deriva de la conservación de las vivencias pasadas en la memoria
del hombre. La experiencia de la vida humana colectiva se conserva en las formas culturales.
La convivencia humana consiste en interacciones y en conciencias orientadas, de lo que resulta
una estructuración del comportamiento y una conservación de los contenidos de conciencia en las
formas culturales. Un aspecto de la vida social es el ordenamiento.
Se trata de formas determinadas de la conducta, asociadas a ciertas situaciones cuya realización la
sociedad espera o exige de sus integrantes.

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Lo estructural refleja la objetividad social, mientras que el ordenamiento social atiende a la
conexión entre sociedades y comportamiento, entre continuidad colectiva y respuestas
individuales esperadas.
Del aspecto colectivo de la conducta, del rol deriva una expectativa social general de conducta; del
modo social deriva una expectativa social específica, porque es relativa a las acciones que se
asocian con situaciones determinadas.
El ordenamiento social es el sistema de los modelos sociales de conducta. La conducta es
consciente, a la asociación entre situación y conducta en que el modelo consiste, la establece la
conciencia. La norma, como los modelos sociales, es contenido de conciencia socialmente
compartido pero en la que se da además la conciencia de su obligatoriedad, lo que se manifiesta
en las relaciones sociales reprobatorias ante su incumplimiento.
La estructura social, se da en las conductas y en las organizaciones y mecanismos de control, en
tanto que los contenidos de conciencia se objetivan en formulaciones lingüísticas, que constituyen
sus productos culturales. El sustrato de la vida social es la conducta y es el signo.
Distinguir el modelo individual, el modelo social y la norma en que los dos segundos comprenden
una expectativa de los demás en el cumplimiento de la correspondencia y en que la última
comprende la conciencia de su obligatoriedad que se manifiesta por una reacción ante su
incumplimiento.
6) Orden estructural del ordenamiento:
El ordenamiento social es, el complejo de los modelos sociales de conducta, el modelo es la
correlación entre situación y conducta mediada por la conciencia. La constancia en esta
correlación genera en los demás, una expectativa en el sentido del cumplimiento de la misma. El
actor se forma el hábito, que es la tendencia a responder a parecidas situaciones con igual modo
de acción. El hábito que se extiende colectivamente, da lugar al uso, que no es todavía costumbre.
Esta se constituye cuando aquella expectativa que generara la persistencia del modelo se torna
exigencia, lo cual se comprueba con las manifestaciones de desaprobación que provocan sus
transgresiones.
Distinguir al derecho de la costumbre, la mayoría de los autores identifican o asocian al primero
con el estado: el derecho seria pues, un tipo de ordenamiento social monopolizado por el Estado.
7) Mecanismo de control del ordenamiento social:
En el orden estructural, existen mecanismos de control, los que pueden funcionar
espontáneamente o aliarse organizados. Los mecanismos espontáneos de control del
ordenamiento social consisten en la reacción colectiva, en la reacción personal o en el apoyo
activo colectivo a la persona afectada, respecto de actos considerados fuera del orden.
Se pasa de la reacción espontánea a la organizada por la fijación de una instancia social que media
entre las partes de un conflicto o de una relación problemática. Un juez asume ahora la función de
sujeto de la reacción social, declarando y aplicando las normas y según el grado de centralización
del poder operado, ejecutando, también, o haciendo ejecutar, sus resoluciones. La fijación de esta
instancia implica asimismo la organización de un procedimiento, dado que la reacción ha cesado
de ser espontanea, con la formalización de la prueba y la consecuente distinción entre derecho
procesal y derecho de fondo. Además, se comienza a cuidar la proporcionalidad entre reacción e
infracción referida la primera al acto más que a la persona.
Se trata de un proceso de institucionalización del control del ordenamiento social, a través del cual
se va perfilando una autoridad externa al individuo, quien ya no formara parte de las
manifestaciones de reacción colectiva porque precisamente esta reacción se ha fijado en un
órgano específico que ejerce de monopolio.

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Una vez constituida alguna instancia mediadora, más claramente se advierte que esa sociedad rige
un derecho, aunque no se haya operado todavía en ella la centralización completa ni la
organización del poder social, aunque no se ejerzan todavía en ella funciones preventivas de
vigilancia y hasta aunque no se ejecuten por la fuerza pública todavía en ella las resoluciones que
adopte la instancia mediadora.
La importancia que tiene la institucionalización del sistema político, para el derecho: con ella, se
organiza la coacción que lo garantiza y se torna predominante su fuente legal, aumenta la
conceptualización abstracta de sus normas, se avanza hacia su sistematización lógica, etc.
La institucionalización de los mecanismos de control del ordenamiento social da lugar a la
aparición de nuevas normas: normas de organización y competencia de los órganos, normas de
procedimiento ante ello.
8) Orden cultural del Ordenamiento:
En el orden cultural el derecho se va separando de otras normatividades. Nos interesan los
aspectos perceptivos de la cultura social. El arte y la ciencia no son prácticas colectivas, sino
expresiones individuales de una experiencia colectiva. El derecho se vincula con la costumbre, la
moralidad, la religión que, al igual que él, se dirigen a la conducta.
Podemos hablar de la tradición, que abarca elementos consuetudinarios, religiosos, morales y
jurídicos. De la tradición se van diferenciando el derecho, la religión y la moralidad individual; esta
separación no implica contraposiciones: debe conservarse una correspondencia desde el punto de
vista colectivo, unidad cultural y desde el punto de vista individual, coherencia del
comportamiento.
En un sentido cultural, la costumbre es derecho por la conciencia de obligatoriedad que la
acompaña y tanto las normas consuetudinarias como las jurídicas cuentan, en la sociedad
tradicional, con la reacción colectiva frente a sus infracciones.
La ética, en un sentido amplio y como formación básica común de la vida individual y social,
incluiría, con separaciones pero sin contradicciones, a la costumbre, a la moralidad, a la religión y
al derecho. Este último revestirá una dignidad ética o no, según que sus normas sean además
aceptadas o no, por la conciencia moral en general.
La moral se diferencia socialmente, se caracteriza el modelo moral por el estímulo interno que
inclina a su cumplimiento y provoca remordimientos de conciencia por su incumplimiento.
Hart, deduce la necesidad de reglas referentes a las personas, a la propiedad y al cumplimiento de
las promesas, para que sea posible la vida en sociedad. Reglas que serían comunes al derecho y a
la moral.
Diferencia a la moral del derecho según que la presión social de las reglas obligatorias se ejerza a
través de mecanismos tales como la vergüenza, remordimiento o culpa, o cuando entre las formas
de presión las sanciones físicas ocupan un lugar prominente o son usuales, respectivamente. El
derecho de la moral se refiere uno del otro.
Geiger considera a la institucionalización como único criterio de lo jurídico, desatendiendo al plano
cultural y a los contenidos de conciencia. A partir de la sociedad en que rige la tradición, que
castiga a la inmoralidad con el ostracismo, se va operando una transformación durante la cual la
conducta humana, regida antes estricta y completamente por la tradición, pasa a ser regulada por
normas de un carácter más general, que se alejan de lo individual, las que van siendo
complementadas pues, en la esfera íntima, por los imperativos morales.
La moral, que se diferencia socialmente, con un fundamento primeramente teológico y
seguidamente metafísico, para arribar, acaso, a la autonomía moral, si bien niega la convicción en
todo bien moral supra empírico, no tiene por qué excluir la responsabilidad social de los actos.

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9) Perspectiva del ordenamiento social:
El ordenamiento social puede ser atendido según tres perspectivas. La del que acepta las normas
sociales y las usa como guías de conducta; la del observador que, sin el aceptarlas, comprueba que
el grupo que estudia, lo hace, viendo las normas desde el punto de vista interno; y la del
observador que se limita a registrar las regularidades de la conducta. Este último no podrá hacer,
una descripción en términos de normas ni, en términos de las nociones de obligación y deber que
son dependientes de la noción de norma, por lo que toda una dimensión de la vida social que
observa se le escapara. En cambio, el observador colocado en la perspectiva anterior lograra una
percepción más completa de la realidad que estudia lejos de postular derecho natural alguno.
10) Grados de conciencia:
Los grados determinables de conciencia podrían ser:
 La asunción del ordenamiento social como ético, en donde coincidirían el yo social y el yo
individual de la persona,
 El reconocimiento del ordenamiento social por un tipo de consideraciones diferente ( el
orden, la seguridad), no estrictamente éticas, y separadamente a como se asume la
moralidad individual, en donde el yo social y el yo individual pueden discrepar en una
misma persona,
 El manejo de las reglas del juego social por un cálculo puramente utilitario.
 Y la difusión social de una actitud contraria al actual estado de cosas, que puede llegar a
manifestaciones aisladas de protesta o a una posición de rebeldía garantizada.
La primera determinación es la que los historicistas exigían del derecho, como cuando Puchta lo
definía como convicción común de lo establecido en la comunidad jurídica, y Savigny lo hacía
surgir del espíritu del pueblo que en todos los individuos juntos vive y actúa y produce el derecho
positivo.
La segunda determinación de conciencia jurídica es la más frecuente en la sociedad compleja, en
que los modelos sociales pueden discrepar con las consideraciones morales del individuo, pero
este no obstante exigir el cumplimiento de los mismos, en su condición de participante del
ordenamiento social. Es el reconocimiento y respaldo prestado al derecho.
La tercera determinación corresponde a la situación social que Berger y Luckmann describen así: la
internalización no tiene por qué ir acompañada de una identificación afectivamente cargada… el
individuo puede optar… de manera manipulativa…; si este fenómeno llega a estar distribuido, el
orden institucional en conjunto empieza a asumir el carácter de una red de manipulaciones
reciprocas.
La cuarta, en fin, es aquella por la que se prepara un cambio del ordenamiento social o frente a la
que, por el contrario, sobrevendrá una represión oficial.
11) La Norma Jurídica:
Para Kelsen, el derecho es derecho por su forma normativa y esta consiste en la imputación, que
es el enlace lógico de dos hechos (la pena es imputada al delito) en la norma.
Las normas no describen al ser sino que prescriben, expresan un deber ser. Esser decía que el
derecho ha de corresponder a la realidad, pero no en el aspecto descriptivo sino en el normativo.
Hay normas jurídicas que no provienen de la voluntad del estado y que otras, formalmente
creadas, ni se cumplen ni su cumplimiento se exige judicialmente.
Geiger define a la obligatoriedad como la situación de alternativa de acción entre cumplir la norma
o no hacerlo y padecer una reacción colectiva. La distinción entre cumplir y estar obligado
demostraría que la obligatoriedad es probabilidad, pero también podría demostrar que no
siempre la conciencia de la obligatoriedad se sustituye por su aspecto factico.

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En la realidad social hay regularidades de la vida colectiva que constituyen contenidos de sentido.
Debemos insistir en la necesidad de seguir viendo, aun en la sociedad de estructura compleja, a los
modelos de conducta social, porque ellos configuran el ordenamiento a que se somete la vida
colectiva en toda sociedad. El contacto entre norma y conducta, es el modelo de conducta social.
El modelo es quien comunica a la conducta con el derecho, porque no es tanto la conducta misma
como una forma predeterminada de la misma, la que hace el ordenamiento social. La norma se
desconecta de los modelos de conducta, si reducimos al derecho a un conjunto de
procedimientos, reglas e instituciones en apariencia formales, abstractas y aisladas del resto de la
vida social.
El proceso de racionalización de aquellos contenidos de sentido a que nos referimos, lleva la
conceptualización del modelo de conducta obligatoria. La conceptualización de la norma es la
representación general de la conexión entre el tipo de situación y el correspondiente modo de
conducta.
El aspecto interno de la norma se produce en la conciencia misma del infractor, pero se manifiesta
en la conciencia crítica respecto de los actos ajenos. Todos aseguran así el acatamiento de cada
uno al modelo. Y es esta reacción colectiva la que se institucionaliza, a partir de cierto
desenvolvimiento de la vida social, constituyendo la maquinaria que es además el aspecto
estructural del derecho. Aunque la reacción social ante la infracción del modelo deje de ser
espontanea, sobrevive como actitud general frente a la conducta en su relación con el modelo.
Lo institucional tiene funcionamiento independiente que puede llevar a que cierta forma de
regulación de la conducta se sostenga pese a la ausencia de esa actitud colectiva de aceptación y
hasta con la actitud contraria hasta cierto límite más allá del cual podría provocar una rebeldía
abierta y generalizada.
Esa conciencia se da también en el actor. Es por eso que la obligatoriedad de la norma y la
obligación de la misma es la conciencia de obligatoriedad del mismo modelo. La condición de
obligación es el supuesto de libertad del actor para que pueda ocurrir el cumplimiento o la
infracción.
Hart distingue entre habito de obediencia y norma social. La existencia de la norma para él es la
combinación de un comportamiento regular con la actitud consistente en considerar ese
comportamiento como modelo. Se puede considerar una norma, desde un punto de vista externo,
“sin implicar su aceptación como guía de conducta”, o desde un punto de vista interno, implicando
“ su aceptación como guía de conducta”; solo desde este último punto de vista, diría Hart, es
posible evaluar una conducta en relación con una norma. Y el aspecto factico de la obligatoriedad
es función de lo interno.
La norma jurídica tiene aspecto interno que no se reduce a la frecuencia estadística ni tampoco al
aparato institucional que lo respalda. La norma jurídica es un modelo obligatorio de conducta
social con validez general y garantizada por la coacción organizada de la sociedad.
12) La Validez del Derecho:
La validez de un ordenamiento jurídico no es otra cosa que su existencia social. Para quien parte
de una posición realista y no idealista, el criterio de validez normativa no es formal, sino material.
En relación con una norma particular, su validez formal y su eficacia pueden no coincidir, a menos
que rija la llamada regla de desuso, según la cual ninguna regla ha de valer como regla del sistema
si hace mucho que ha dejado de ser eficaz.
Para la validez no alcanza con un criterio formal. Si el problema de la validez del derecho debe ser
identificado como el de su existencia social, podrá ser entendida como la medida de la realización
del derecho en la sociedad.

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La postura lógico-formal se comprende, tanto en el jurista como en el juez, por la necesidad de
hacer aparecer a las soluciones jurídicas como consecuencia inevitable, estrictamente lógica de
algo previamente vigente.
Hay dos aspectos en la actividad judicial, uno es teórico en tanto que el otro consiste en el
desempeño de una función burocrática, de índole técnica y reglada.
La norma no tiene un contenido fijo y definitivo, por lo que su validez substancial se va
determinando con su aplicación y también con el seguimiento del modelo.
Lo que nos autoriza a la siguiente ecuación: DERECHO VALIDO= DERECHO EFECTIVO, siendo este
último el que los tribunales aplican y el que se cumple.
Ahora nos conviene que sustituyamos al término genérico eficacia por el más preciso de vigencia y
que distingamos la vigencia de sanción: la frecuencia de su aplicación judicial; la vigencia en el
comportamiento: el grado de obediencia en la vida social; y la vigencia de legitimidad.
La validez fáctica consiste en la imposición de sanciones y en el grado de obediencia. La validez
normativa es la que nosotros llamamos formal, mientras que la validez fáctica es la vigencia.
Se advierte la importancia que adquiere la actividad judicial en el mecanismo total de realización
del derecho, porque de ella depende la vigencia de las normas jurídicas, según sean estas
aplicadas o no en aquella.
Cuando se aplica la proposición normativa, se define también el modelo de conducta para el
derecho vigente. Y por otro lado, las resoluciones judiciales ejercen influjo en la misma practica
extrajudicial.
El criterio de la validez reside entonces en los actos de su individualización. La validez es una
cuestión, pragmática. La validez es función de la vigencia normativa, jugando en esta un papel
importante en la actividad judicial. Incide en los jueces las sentencias anteriores de casos afines y
el resto del cuerpo judicial, principalmente los tribunales de suprema instancia. Porque cuando se
sanciona una ley, el ciudadano cuenta con que el juez la aplicara si él no la cumple, todo otro
interesado en su validez, cuenta con ello y de no ser así, apelara contra la resolución contraria de
un juez individual. Y porque, inclusive frente a una situación de dudosa solución, suelen los jueces
respaldarse en la doctrina más autorizada, en la que suponen atenderá la instancia superior, para
evitar el riesgo de desprestigio derivado de la revocación de sus sentencias por dicha instancia.
13) La Obligación y el Derecho Subjetivo:
La obligatoriedad de la norma, en relación con su destinatario, es la obligación o deber jurídico, lo
que permite establecer distinciones entre el deber moral y la obligación, o deber jurídico.
El ordenamiento social es el conjunto de modelos de conducta. El modelo de conducta obligatorio
puede consistir en la prescripción de una forma de conducta o en la prohibición de una forma de
conducta. El derecho subjetivo lo es en los casos en que se concede la iniciativa o participación del
espectador en el mecanismo jurídico.
El ordenamiento social se establece e instaura, en el campo del comportamiento humano
consciente y libre. Libre en el sentido de espontaneo. La obligatoriedad se reduce a la posibilidad
de predecir que será aplicada una sanción a quien realiza una conducta que la infrinja. La
obligación consiste, para el actor, entre cumplir con la conducta prescripta o la probabilidad de
sufrir una sanción.
Tanto para el obligado como para el facultado por el derecho, se halla presupuesta su libertad.
Únicamente que la libertad del obligado consiste en la alternativa entre cumplir o padecer una
sanción, mientras que la libertad del titular de un derecho subjetivo consiste en la alternativa
entre ejercerlo o no, en cualquier caso sin sanción.
El derecho subjetivo está condicionado a las norma de derecho procesal para ser
institucionalmente admitido y ejecutado, se ha pretendido suprimir la distinción entre lo que suele
llamarse derecho de fondo o derecho sustantivo, o derecho material y el derecho procesal.

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Esta clase de derechos subjetivos, que podemos llamar de libertad, consisten, pues en el derecho
a no ser sancionado por la conducta permitida y en el derecho a no ser impedido en su ejercicio.
La diferencia entre este derecho a no ser impedido y el derecho de exigir la cesación de un acto
jurídicamente prohibido, reside en que en el presente caso el contenido del derecho es la
realización de la conducta permitida y solo eventualmente, la exigencia de que cese el acto
probatorio. Se trata de un derecho de libertad, no de exigencia.
14) Legitimidad:
Todo derecho debe cumplir con su función social, que es garantizar la seguridad del
ordenamiento social. Esta seguridad consiste en que cada integrante sepa cómo comportarse ante
situaciones típicas y como se comportara el otro, y de no hacerlo, que exista una probabilidad
suficiente de que entonces se pondrán en funcionamiento los mecanismos de control social. Lo
que si debe garantizarse en todo ordenamiento social es el conocimiento de sus integrantes de
como conducirse en él y la probabilidad de las consecuencias sociales de los actos. El principio que
excluye el efecto retroactivo de la norma jurídica es un aspecto de esta exigencia de seguridad.
Podemos plantearnos el problema de su legitimidad, si por tal entendemos al hecho de que las
normas jurídicas sean además moralmente reconocidas.
La legitimidad normativa es el aspecto interno de uno de los sentidos de vigencia; aquel que hace
al cumplimiento general de la norma jurídica en la vida social, por la convicción socialmente
predominante de su necesidad para el orden social. La vigencia de legitimidad, es pues, la vigencia
cultural de la misma.
Si vinculamos a la validez, a la existencia social de la norma, con su legitimidad, podríamos decir
que originariamente, la fuente de validez es la legitimidad: la conciencia de la obligatoriedad del
modelo hace que el sujeto lo siga y de no hacerlo, que la comunidad reaccione.
La validez del derecho se infiere, de la regularidad de ciertas conductas: la de aplicar ciertas
normas surgidas de ciertas fuentes por parte de jueces y funcionarios y el acatamiento a las
mismas por la población.
Recién la convicción de su población acerca de la necesidad colectiva de esa norma, la califica
como legitima.

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