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El caso de Chile
Reflejando estas necesidades de la sociedad actual, y al mismo tiempo en forma
reactiva a los retos que enfrenta Chile en materia social y productiva, el currículo
ha cambiado en el propósito fundamental de entregar espacios para la realización
de los distintos proyectos educativos en el marco de la realidad concreta que
enfrenta la escuela. Cox (2003) ha argumentado que son cuatro los cambios
centrales en esta materia. El primero, consiste en una dimensión
descentralizadora, la cual promueve la mantención de un aprendizaje de
contenidos comunes, pero abriendo los espacios para reconocer la diversidad de
los distintos proyectos educativos en función de las problemáticas reconocidas
por la escuela. El segundo concierne a la estructura, que ha enfatizado una
Formación General en los dos primeros años de la Enseñanza Media, y la
combinación entre enseñanza Diferenciada y Formación General en los dos
últimos años, cambio que se ha justificado precisamente por la necesidad de una
fuerte formación humanista, combinada con una educación conocimiento-
específica. El tercero se refiere a la organización curricular, aspecto en el que se
introducen contenidos transversales, se enfatiza el uso de la informática, se crea
la educación Técnico-Manual, y se hace obligatoria la enseñanza de un idioma
extranjero. El cuarto, se dirige a una reorientación de los objetivos y contenidos
dentro de cada asignatura o área del conocimiento. Estas orientaciones se
enmarcan en las tendencias modernas que promueven la aplicación de un
currículo flexible, orientado por medio de una fuerte formación general,
caracterizado por la entrega de contenidos transversales basados en problemas y
que, en general, se adapte a las circunstancias cambiantes de la escuela y su
medio.
(2) Comunicar de forma clara y correcta, en forma oral y escrita, en los diversos
contextos vinculados con la profesión docente, así requiriendo un adecuado
manejo idiomático, capaz de corregir la deficiencias que traen los estudiantes;
(9) Cooperar con el equipo escolar, padres, diferentes actores sociales y alumnos
con el fin de cumplir los objetivos educativos de la escuela, procurando la
efectiva integración de éstos para que el trabajo escolar involucre a la
comunidad;
(10) Trabajar de común acuerdo con los miembros del equipo pedagógico para la
realización de tareas que permitan el desarrollo y la evaluación de las
competencias contempladas en el programa de formación, favoreciendo la
integración de objetivos curriculares y el desarrollo de actividades curriculares de
índole transversal;
Al reto global representado por la inequidad creada por las condiciones existentes
para enfrentar las nuevas demandas sociales sobre la escuela, se agrega el factor
interno que deriva de la mayor cobertura de la educación. En efecto, la creciente
mayor cobertura de la educación formal implica que cada vez más el profesor
reciba en su sala de clase todos los problemas sociales no resueltos, y derivados
de situaciones externas a la escuela. Estamos así frente a un dilema que,
seguramente, ha de implicar un sistema de enseñanza con la flexibilidad
suficiente para ocuparse de todos los niños y de sus problemas reales, con un
cierto nivel de calidad, para no cumplir solamente con un compromiso formal
cuantitativo. Innegablemente, un ambiente de deficiente financiamiento de la
educación pública y del sistema de municipalización de la gestión deja abierto
muchos flancos en materia de gestión curricular y educacional, la necesidad de
cambiar en la política pública es de primer orden.
Por esa razón las universidades reforman sus pregrados para lograr una mayor
integración disciplinaria en la formación profesional. Con ello se tenderán a
modificar las tradicionales rigideces en el sistema de ingreso carrera-específico
que ha prevalecido y que cada vez más se opone a la idea de una selección
disciplinaria con total información, y a la actual necesidad de movilidad
interdisciplinaria en la formación y la adquisición de un currículo transversal e
integrado. El reto de establecer una formación con comparadores internacionales
también se asocia al cambio en el enfoque curricular y formativo en las
universidades; más allá de un sistema de equivalencia de créditos, que permita y
haga fluida la movilidad estudiantil internacional, el requerimiento se orienta al
establecimiento de competencias profesionales comparables, un requerimiento
que emana de la mayor movilidad internacional del trabajo que resulta del actual
proceso de globalización.
(1) Pensar, hablar y leer claramente, razonando en forma crítica y sistemática; (2)
Conceptualizar y resolver problemas, desarrollando la capacidad de pensar y
trabajar independientemente; (3) Generar iniciativas, promover nuevas ideas y
ser capaz de trabajar en equipo y aprender conjuntamente; (4) Capacidad para
juzgar cuando algo se comprende totalmente y para discriminar entre lo
importante y lo trivial, y lo permanente de lo transitorio. (5) Familiaridad con
diversas formas de pensamiento (científica, histórica, moral, cuantitativa y
estética) y capacidad para observar las conexiones entre disciplinas, ideas y
cultura; y (6) Profundidad de conocimiento en un área específica y capacidad
para aprender a lo largo de la vida.
Los elementos integrantes del diseño educacional moderno son tres. Primero, el
currículo, como reflejo de un proyecto formativo integrado que requiere
continuidad y conexión entre los diversos niveles de desarrollo curricular y
principios de acción comunes basados en la integración de la acción docente.
Segundo, el centro educacional, que constituye una unidad institucional
formativa con identidad propia, en que prima un criterio de descentralización en
la aplicación de prácticas educativas seleccionadas y organizadas
contextualmente consonante con una visión estandarizada y homogenizadora,
pero atenta al cambio tecnológico y social. Finalmente, el profesor como
profesional del currículo, en oposición al concepto de profesor como 'pasante de
materia', integrando su trabajo en un proyecto formativo global del que él mismo
es responsable, como miembro de un equipo docente y de una institución.
El currículo, en los tiempos actuales y como respuesta del sistema escolar a los
desafíos del cambiante entorno social, ha de experimentar permanentes cambios
de orientación, atendida, precisamente, esa dinámica. Hasta ahora, la pretensión
de centrarlo en criterios de desempeño preestablecidos ha primado por sobre una
estrategia que favorece la toma de decisiones desde las unidades educativas
mismas. Pero la necesidad de respuestas proactivas frente a un medio que desafía
la educación tradicional y quiere cada vez de mayores insumos innovativos en
materia de enseñanza, implica la necesidades de un proyecto educativo que sea la
respuesta descentralizada, en el marco de principios y orientaciones globales. En
este desafío la educación pública debe responder en forma activa y conductora,
puesto que su principal orientación debe estar en el bien común y en el diseño de
respuestas a las cambiantes condiciones del entorno al medio escolar.
Gestión curricular
La gestión curricular realizada por las organizaciones escolares, orientada al
logro de las finalidades explicitadas en los planes y programas de estudio,
tienden a tener matices en función de los sentidos y orientaciones que tales
estructuras poseen. Y tales tonalidades emergen de los múltiples contextos
históricos, políticos, económicos, tecnológicos, éticos, epistemológicos que las
enmarcan.
A modo de conclusión
La realidad actual levanta desafíos importantes en cuanto a la necesaria
modernización de nuestra educación, la necesidad de adoptar mecanismos
flexibles para otorgarle relevancia al currículo formal, y la elevación de las
capacidades docentes que deben volver a tener el liderazgo en la conducción del
proceso. La irrelevancia de la educación crecerá en la medida en que ella no
responda a las contradicciones que crea el acceso de los estudiantes a una
multitudinaria información, y al cada vez más faltante apoyo familiar en la
formación valórica y cívica, como en cuanto al manejo de la información a la que
se tiene acceso permanente. La flexibilización del currículo, sobre la base de un
proyecto educativo que oriente la formación integral de los educandos, es una
condición fundamental, que requiere una actitud participativa y un compromiso
fundamental con la calidad del proceso. La gestión curricular debe orientarse a
optimizar los recursos docentes y de apoyo en la dirección de los objetivos
centrales considerados en la estrategia del proyecto educativo.
Referencias Bibliográficas
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DUDERSTADT, James, J. A University for the 21st Century, Ann Harbor,
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