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De convertidos a creyentes
por una iglesia de creyentes.

CASH LUNA
ÍNDICE
01
PRÉDICAS
DOMINICALES
Semana 1
Correctas expectativas
Semana 2
La importancia de creer
07

16
06
Semana 3
La medida de tu fe 25
Semana 4
Orar siempre y no desmayar 33
Semana 5
Anticipando mi victoria 38
Semana 6

02
Amenazas para nuestra felicidad 43

Semana 1
Correctas expectativas 52
Semana 2
BOSQUEJOS
La importancia de creer 56
PARA GRUPOS
DE AMISTAD Semana 3
51 La medida de tu fe 61
Semana 4
Orar siempre y no desmayar 65
Semana 5
Anticipando mi victoria 70
Semana 6
Amenazas para nuestra felicidad 74
6

01
PRÉDICAS
DOMINICALES
7

SEMANA 1
CORRECTAS
EXPECTATIVAS
PODREMOS ESTAR ATRIBULADOS Y EN
APUROS, PERO NUNCA ANGUSTIADOS
O DESAMPARADOS. EL SEÑOR NOS
DARÁ LA VICTORIA.

Siempre tenemos grandes expectativas


cuando iniciamos algo nuevo, y la vida tam-
bién tiene grandes expectativas sobre lo
que lograremos. Podemos y debemos ser
mejores. Recordemos que no hay ambiente
perfecto, pero sí actitud correcta. Muchos
se quejan de su familia, pero ninguna es la
ideal. Yo crecí como hijo único y solo con mi
mamá, aprendí a vivir mi circunstancia y obe-
decí a mi llamado porque me dedico al oficio
para el que estaba orientado desde pequeño.
Recuerdo que era quien pasaba a casa de
mis amigos a las 7:45 a.m. para ir a misa y
ahora estoy entregado a la obra del Señor.

Los cristianos pensamos que nada malo pue-


de sucedernos porque somos hijos de Dios.
Alguno dirá: “Dios me ama tanto que saldré
a la lluvia y no me mojaré”. Efectivamente,
8

somos Sus hijos, pero también es cierto que si


salimos a la lluvia sin una sombrilla, nos mo-
jaremos e incluso nos enfermaremos porque
estar cerca del Señor no significa ser inmunes
a las situaciones desagradables. Durante 2010
tuve que superar dificultades. Estuve siete
semanas enfermo de las cuerdas vocales sin
poder hablar bien, mucho menos predicar. Pasé
seis semanas con gripe a pesar de ser una per-
sona que se cuida, hace ejercicio, toma vitami-
nas y se alimenta bien. También viví luto en mi
familia porque murió un pariente cercano. Así
que no soy diferente a cualquier ser humano,
creyente o no. El Padre está contigo aunque te
roben el celular. Lo que nos diferencia de quie-
nes no creen en el Señor es que talvez no ga-
namos todo el tiempo, pero triunfamos al final
porque Su presencia está con nosotros, como
poderoso gigante.

A veces los cristianos tienen expectativas de


una vida perfecta, sin problemas, pero la Pa-
labra dice que lo mismo ve la muerte un justo
que un impío. Ante las dificultades nos con-
fundimos y cuestionamos: ¿Por qué me sucede
esto? ¿Será que Dios está conmigo? Yo, siendo
predicador, cuando me enfermé de las cuerdas
vocales y no pude siquiera hablar, empecé a re-
visar qué había hecho mal o si había cometido
9

algún pecado involuntariamente. Si nos forma-


mos falsas expectativas, no vivimos por fe sino
por ilusiones y fantasías que al final serán de-
fraudadas. En la Biblia, por ejemplo, leemos so-
bre muchos hombres y mujeres que no vivieron
siempre felices o sin problemas, y al contrario,
son personas que supieron sobreponerse a la
adversidad y fueron fieles al Señor, por lo que
recibieron recompensa. Lo malo sucede incluso
en las mejores familias: Job, David, Salomón,
José, Ester y Moisés no me dejarán mentir. Si
quieres conocer a Dios en la Palabra, primero
descubre que Él habla a través de las viven-
cias de humanos como nosotros. Queremos
parecernos a Jesús pero somos más parecidos
al impulsivo Pedro, quien le cortó una oreja al
soldado.

Dios también pierde algunas veces. Saúl, por


ejemplo, no fue buen rey, por eso levantó a
David, para que hiciera lo que Él le pidiera.1
En la Biblia se lee: “He hallado”, es decir, que
tuvo que buscarlo, no fue fácil encontrarlo. Así
sucede con Dios, quien busca gente que pueda
obedecerle. Somos llamados por Él para ejer-
cer la profesión que sea necesaria. Cada uno
tiene su vocación y tener convicción nos ayuda

1. Hechos 13:21-22: Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de
Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste,
les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio dicien-
do: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón,
quien hará todo lo que yo quiero.
10

a comportarnos de forma diferente y ser más


diligentes. El hombre tiene el llamado para
ser proveedor y la mujer para administrar los
bienes en el hogar, así que asumamos con
humildad y entusiasmo nuestro papel.

Un día que tenía un gran problema, Sonia, mi


esposa, me preguntó: “¿Ya hablaste con el
Señor?”, y yo le respondí: “Aún no, primero
debo pensar un poco más para tener claro
qué le diré”. Estar ante la presencia de Dios
es un tiempo privilegiado que no podemos
desperdiciar en lloriqueos. Él es el Rey de re-
yes y Señor de señores, el Todopoderoso. Así
que lloré y me desahogué antes de ir delante
de Él. Entonces sentí que me escuchaba –
porque inclina Su oído a nosotros– cuando,
en un momento, tuve la impresión de que
veía los problemas que Él ha enfrentado, los
hijos pródigos que ha perdonado, la situa-
ción con Adán, Eva y el pueblo de Israel que
sacó de Egipto, y pensé: “Talvez Dios tam-
bién necesita consuelo, ya somos dos”.

Nosotros hemos superado malas situaciones


y el Señor también. Dios perdió a Saúl, pero
luego buscó a David. Jesús perdió a Judas,
pero luego levantó Pablo, quien escribió el
80% de las epístolas. Dios nos enseña cómo
reaccionar ante el fracaso. Lo correcto es
11

levantarse y continuar porque podemos


perder, pero triunfaremos al final. Él siempre
tiene un segundo plan que funciona. Es pro-
fético que habrá cielos nuevos y tierra nueva,
eso significa que hay algo que se destruirá
porque lo echamos a perder, pero la solución
del Señor es empezar de nuevo, lo mismo
debemos hacer nosotros. Caer significa que
estás caminando porque solo el que está de
pie puede caerse. Si caíste, ¡levántate!

Dios no puede decirnos que sí a todos si-


multáneamente porque sería un caos. Si tu
negocio es un taller de enderezado y pintura,
debe haber alguien que necesite arreglar su
carro; si eres dentista, alguien debe nece-
sitar que le ayudes con las caries. Toma tu
turno, Él siempre responde. No cometas el
error de pensar que no perderás nada solo
porque algún profeta dijo que este año será
fenomenal. Dios siempre está con nosotros,
ganemos o perdamos. Todos somos Sus hijos
y no con todos gana siempre. Reconoce que
a veces pierde contigo porque no le obede-
ces, entonces, si Él mismo ha perdido y no te
abandona, ¿cómo nos atrevemos a renegar
de nuestras dificultades y decir que fracasa-
mos? No te abandones dándote por venci-
do, no te decepciones si pierdes en algo. No
siempre ganaremos, pero si perseveramos,
seremos vencedores.
12

No tengas miedo a hundirte. Pedro caminó


sobre el agua y se hundió, pero hundirse era
señal de que estaba haciendo algo fuera de
lo común y tenía capacidad para lograr gran-
des cosas. El miedo a que nos suceda algo
malo no debe limitarnos para experimentar
lo bueno que puede venir si nos atrevemos a
seguir adelante.

A Dios hay que tenerle paciencia porque


nuestro tiempo no es el mismo que el Suyo.2
Él actúa cuando se debe, no cuando no-
sotros queremos. Es similar a la situación
con nuestros hijos. Si les diéramos las cosas
cuando ellos quieren, los niños manejarían
carro a los siete años y las niñas se casarían
a los diez. Quien sabe sobre deberes es más
paciente con Dios porque entiende que el
deber está por encima del gusto.

Muchos les decimos a nuestros hijos: “No te


lo daré, aún no es tiempo”. Mi madre siem-
pre me negó una moto porque sabía que era
muy peligroso y, conociéndome, probable-
mente me mataría. ¿Por qué Dios no puede
negarte algo y tú sí puedes hacerlo con tus
hijos? Su “no” es tan bueno y expresa tanto
amor como Su “sí”. A veces dices que el Se-
ñor no te contesta, cuando Su respuesta fue

2. Salmos 40:1-4: Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí,


y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del
lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
13

“no” para probar si eres digno de un “sí” en el


tiempo conveniente. Si lo abandonas porque
te da una negativa, demuestras que no me-
recías lo que pediste; pero si aceptas el “no”
con humildad le demuestras que mereces el
“sí”. Su respuesta siempre es la mejor aunque
no siempre será lo que quieres, sin embargo,
no dejes de pedirle; no seas conformista e
insiste delante de Su trono. Somos bienaven-
turados cuando confiamos en Dios.

El salmo 104 es confuso porque dice “Espe-


ró pacientemente, pero está en el pozo de
la desesperación”, por lo que no se entiende
si está desesperado o no. Yo lo comprendí
cuando llevé donde el pediatra a uno de mis
hijos que ardía en fiebre. Yo iba desesperado,
pues aunque confiaba en Dios, me sentía an-
gustiado. Entonces, en la clínica había otros
padres en la misma situación, desesperados,
pero esperando con la poca pacienia que
teníamos a que llegara el médico. No hay
otra salida: o esperábamos o esperábamos.
Pozo significa “desastre” y estar metidos en
un desastre es desesperante, pero debemos
tener paciencia porque si confiamos, Él nos
sacará. Somos tan desesperados que inclu-
so en el tráfico ¡le pedimos al Señor que nos
abra el paso! Si fuera por nosotros, los niños
deberían nacer a los tres meses de embara-
14

zo. Dile: “Aunque estoy en el hoyo de la des-


esperación, te esperaré con paciencia”.

Pidámosle al Señor que nos dé la excelencia


de Su poder. El apóstol dice que estamos
atribulados en todo, pero es una circunstan-
cia externa; estar en apuros significa “estar
sin recursos, en pena, con deudas y sin saber
qué camino tomar”, perseguidos o derriba-
dos. Por el contrario, la angustia, desespera-
ción o desamparo son sentimientos internos
a los que no debemos dar espacio.3 Nuestra
expectativa debe ser interna, no externa. El
hombre más santo y correcto puede pasar
tribulación, pero tendrá paz y se levantará
con fe en el Señor. Pablo dice que tenemos
crisis, pero Dios y Su paz gobiernan en nues-
tro corazón. Nunca estaremos desamparados
porque Cristo es nuestra esperanza.

Que estés en un apuro no te hace mal cris-


tiano. Afrontar problemas no significa fraca-
sar y sufrir no es sinónimo de abandono por
parte de Dios. Podemos estar atribulados,
en apuros, perseguidos y derribados, pero
nunca desesperados, angustiados, desampa-
rados o destruidos.

3. 2 Corintios 7-9: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro,


para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que
estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero
no destruidos.
15

No podemos alimentar falsas expectativas


de la vida por fe. El cristiano también pierde
familiares, le roban o enviuda. Incluso, pue-
de sufrir un divorcio y fracasar, pero al final
siempre triunfa porque Dios no lo abandona.
Con mi esposa oramos por nuestras ovejas,
para que no se crean inmunes a los proble-
mas sino que sepan afrontarlos y estén con-
fiados porque serán capaces de levantarse
cada vez que tropiecen. Los justos empiezan
de nuevo cuando otros piensan que todo
acabó.

Nunca te creas destruido y totalmente per-


dido. Puedes estar con la batería baja, pero
nunca en off; puedes sentirte atribulado,
pero nunca vencido. Confía porque Dios te
levantará, está contigo y nunca de aban-
donará. La victoria final será para quienes
luchan convencidos de Su amor infinito.
16

SEMANA 2
LA IMPORTANCIA
DE CREER
ACTIVA LA PALABRA DEL SEÑOR EN TU
VIDA A TRAVÉS DE LA FE Y SUS PROME-
SAS SE CUMPLIRÁN.

Las Escrituras son un conjunto de libros que


reúnen los testimonios de personas que se
relacionaron con Dios, por lo que al leer recibi-
mos revelación sobre el carácter y el corazón
de nuestro Padre. A través de la historia de
Abraham conocemos sobre la fe; a través de la
historia de Moisés sabemos sobre el valor del
servicio; y a través de Jesús descubrimos lo
importante que somos para Dios porque buscó
salvarnos dando lo más valioso: la vida de Su
Hijo. Si se continuara escribiendo, en alguna
parte aparecería tu vida como el ejemplo de
alguien que aprendió a relacionarse con Dios y
por la fe recibió salvación y bendición.

Así que la Biblia es un libro sobre la fe. Una de


esas historias cuenta que un padre buscó la
liberación de su hijo atormentado por un espí-
ritu inmundo. Cuando Jesús se acercó al grupo
17

donde estaban este papá, los discípulos y los


fariseos, los encontró discutiendo, lo que me
recuerda que a veces discutimos las Escrituras
en lugar de creerlas, y eso no debería ocurrir
ya que, si está escrito en la Palabra de Dios, así
será.

¿Qué sucedió entonces con este padre y su


hijo? Pues el hombre le pidió a Jesús que lo li-
berara porque lo había llevado con Sus discípu-
los, pero ellos no habían podido hacer la obra.
En esa afirmación vemos dos problemáticas
de fe: la de los discípulos y la del padre, quien
después reconoció que le costaba creer, pero
le pidió ayuda al Señor para que su fe se forta-
leciera. Entonces Jesús obró el milagro.1 Mu-
chas veces somos como ese padre que conoce
al Señor, lo busca y sabe que puede recibir
bendición, pero nos falta fe.

¿Cuánta Palabra sabemos y de verdad cree-


mos? Si realmente estamos convencidos de
que las promesas de Dios son ciertas, ¡no hay
nada imposible para nosotros! Por lo tanto,
comienza a vivir por fe ya que la Palabra que
de verdad creemos es la que funcionará para
bendecir nuestra vida.

Pareciera que sabemos más de lo que creemos


porque siendo cristianos escuchamos, leemos
y aprendemos la Palabra de Dios, pero si no
hacemos algo para que se cumpla, no demos-
tramos que la creemos de verdad. El reino de
Dios no solo funciona por lo que sabemos, sino
18

también por lo que creemos y ponemos en


práctica. Al Señor le gusta nuestra sinceridad;
si nuestra fe necesita ser fortalecida, pidamos
que nos ayude a creer y Él lo hará porque in-
sistentemente nos pide que le creamos, que no
caminemos por vista sino por fe.

Cierta vez venía de vuelta de un viaje y en el


avión, a lo lejos, vi un hermoso espectáculo:
era una tormenta eléctrica que se veía impre-
sionante en medio de las nubes, pero a medida
que el avión se aproximaba y entramos en ella,
las cosas ya no fueron tan bonitas. Al contrario,
todos se asustaron porque la turbulencia nos
zarandeaba como si la nave fuera de papel. En
medio del caos, saqué valor para tranquilizar

1. Marcos 9:14-24: Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio


una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con
ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corrien-
do a él, le saludaron. El les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? Y
respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que
tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude;
y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a
tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondien-
do él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar
con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se
lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al
muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espuma-
rajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede
esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en
el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de
nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo
le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se
agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y
sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.

2. Marcos 9:23: Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es


posible.
19

a los que me escucharan, pero la verdad, yo


también estaba muy asustado. Con esa ex-
periencia aprendí que incluso en medio de la
peor angustia nuestra fe nos sostiene. Además,
reflexioné sobre el hecho de que los pilotos
del avión realmente no avanzan por vista, sino
porque se dejan guiar por la ruta que les han
trazado en tierra, pues ellos no pueden ver
todo el panorama y el tráfico aéreo. Si al ver
la tormenta deciden desviarse sin permiso, la
catástrofe estaría más cerca porque el riesgo
de un choque es alto, así que deben confiar en
las instrucciones que reciben. ¡Eso es avanzar
por fe! No debemos tomar decisiones funda-
mentadas en la información que recibimos con
nuestros sentidos sino avanzar confiando en
las promesas que el Señor nos ofrece en las
Escrituras. Tus sentidos pueden decirte que
la enfermedad es mortal, pero Jesús te dice
que por Su llaga fuiste sanado. A pesar de los
pronósticos financieros, confía en que Dios te
guardará en la palma de Su mano y hará algo
hermoso con tu vida y con tu familia.

Para nosotros la fe es vital porque incluso por


fe —y no por obras— recibimos la salvación.3
Es imposible auto-salvarnos porque solo Dios,
por gracia, puede darnos ese regalo que no
tiene precio. Así que la fe es todo: activa la
gracia redentora en nuestra vida y también
activa el favor de Dios que abre puertas para
20

que crezcamos, avancemos y recibamos ben-


dición. Todo inicia por la fe que nos mueve a
esforzarnos, poner manos a la obra y provo-
car que Dios nos favorezca, porque le agrada
ver que le creemos con un corazón humilde
y agradecido por lo que ha hecho y hará en
nuestra vida. ¡Convéncete! Dios abre puertas a
quienes confían en Él y le creen, pero cuando
dejamos de confiar, cuando dejamos de vivir
por fe, nosotros mismos cerramos la puerta de
Su gracia y favor. Incluso es por fe que pode-
mos levantarnos cuando caemos por debilidad,
como sucedió con Pedro.4 Sin una fe activa es
como si estuviéramos muertos, porque de nada
sirve decir que creemos en Dios si no lo de-
mostramos.

El capítulo de Hebreos 11 nos habla de lo im-


portante que es activar la fe ya que al leer to-
dos los ejemplos que nos muestra vemos que
el verbo “creer” siempre se acompaña de otro
verbo de acción. En este capítulo vemos que
Dios ha buscado gente que le crea, pues todo
lo demás lo hace Él. Por fe, Abel alcanzó buen
testimonio, Abraham fue padre de una nación,
Sara concibió,5 Isaac bendijo a Jacob y a Esaú,
Noé preparó un arca y Moisés liberó a los israe-
litas,6 ¡la fe es acción!

3. Efesios 2:8-10: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas.

4. Lucas 22:31: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás


os ha pedido para zarandearos como a trigo.
21

Se nace, se vive, se camina, se pelea, se muere y


se resucita por fe. Si crees en Dios y en Su Palabra
debes demostrarlo con obras. Recuerda que sin fe
es imposible agradar a Dios, por lo tanto, todo lo
que hacemos por fe le agrada. ¿Qué hacemos con
nuestra medida de fe? Porque todos tenemos una
que puede incrementarse al ponerla en práctica.
Usa tu fe para aguantar una crisis y también para
salir de ella. Crece en fe, no te quedes con una
que solo aguanta sino que madura para obtener
una medida que te mueva a superar las dificul-
tades y lograr tus sueños. La Palabra de Dios es
viva y eficaz7 para realizar grandes proezas, no es
una Palabra que te pide ser conformista sino que
te motiva a conquistar y vencer, y nunca vuelve

5. Hebreos 11:1-11: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la


convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen
testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido consti-
tuido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve
fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más
excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que
era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún
habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no
fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto,
tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe
Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se
veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa
fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene
por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al
lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde
iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como
en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos
de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene funda-
mentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la
misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz
aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo
había prometido.
22

vacía porque busca que actúes. Cuando Dios te


sana, Su Palabra regresa con una persona que
tiene nueva vida; cuando restaura tu familia, Su
Palabra regresa con personas plenas de gozo,
pero todo esto puede suceder solo si crees y
actúas de acuerdo con esa Palabra.

Fortalece tu fe para ser esa tierra fértil donde


la Palabra de Dios produce abundante fruto
y no te dejes abatir por los afanes de la vida
que siempre ofrecerán mensajes negativos que
podrían ahogar el mensaje del Señor.8 Sabemos
que las preocupaciones de la vida diaria tienen
la capacidad de matar nuestra fe porque son
poderosas para enviar mensajes de fracaso.
Cuando te angustias por lo que comerás, vesti-

6. Hebreos 11:17-32: Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció


a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito,
habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensan-
do que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos,
de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe
bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe
Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apo-
yado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencio-
nó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus
huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres
por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el de-
creto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo
de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo
de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo
por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los
egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó
a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo
al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,
para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por
la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egip-
cios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de
Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no
pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los
espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría con-
tando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como
de Samuel y de los profetas.
23

rás y proveerás a tu familia, no tienes paz para


enfocarte en aprender de la Palabra de Dios y
crecer espiritualmente, así que lo primero es
tener fe para convencernos de que nuestro Pa-
dre nos proveerá y bendecirá nuestro esfuerzo.
No confíes en el dinero, en ese bien de inter-
cambio del mundo, porque tus recursos provie-
nen del dueño de todo cuanto existe.

La tentación de pensar que las riquezas del


mundo eliminarán los afanes es poderosa y
puede ahogar una vida de fe. Incluso Jesús fue
tentado con el afán porque el diablo le pregun-
tó si tenía hambre y lo motivó a convertir las
piedras en pan, pero Su respuesta fue que no
solo de pan terrenal vive el hombre sino de la
Palabra de Dios, lo cual significa dos cosas: la
primera, que debemos alimentarnos de las en-
señanzas de nuestro Padre; y la segunda, que
debemos confiar en que nuestra provisión tam-
bién viene de Él. Todo cuanto necesitas saber
para prosperar en cada área de la vida —espiri-
tual, material y emocional— se encuentra en la
Palabra de Dios. Cuando crees en el Señor, no
importa la escasez o la abundancia que tengas
porque tu gozo debe provenir de Él, quien es
tu esperanza y fortaleza. Cuando tienes fe, los

7.Hebreos 4:12: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cor-


tante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y
el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamien-
tos y las intenciones del corazón.

8.Mateo 13:22: El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye
la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas aho-
gan la palabra, y se hace infructuosa.
24

afanes de la vida no ahogan la Palabra de Dios,


entonces creces espiritual y personalmente. La
fe es la sustancia, la esencia de tu gozo y pleni-
tud, lo que extrae de la Palabra el contenido de
tu bendición, sanidad, salvación y restauración.
Cuando sabemos de la Palabra de Dios, tene-
mos la materia prima, el conocimiento, pero
necesitamos activarla con la fe.

Los milagros no suceden por lo que sabemos


sino por lo que creemos. Conéctate con las
Escrituras, apréndelas y actívalas con la fe que
Dios te ha dado. Por fe, entrégale tu vida para
que Su gracia te salve y te guíe en cada etapa
de tu vida.
25

SEMANA 3
LA MEDIDA DE TU FE
DIOS NOS HA DADO UNA FE PERSONAL
Y ESPECIAL PARA SUPERAR NUESTROS
DESAFÍOS.

Cuando finalmente Jesús le dio el milagro de


sanidad a la mujer cananea que pedía por su
hija, le dijo: “Grande es tu fe”.1 No le dijo “gran-
de es Mi poder” o la fe en general, sino que se
refirió particularmente a la fe de ella. Cada uno
tiene su fe personal e intransmisible, aunque
la Palabra también dice que podemos imitar
la fe de nuestros pastores. Esa fe particular
puede usarse para todo, no solo para salir de
problemas sino también para avanzar en tus
sueños y anhelos. No permitas que te llamen
vanidoso, orgulloso o materialista si usas tu fe
para pedir por algo más que no sea un milagro
de sanidad o provisión para pagar una deuda
grande. También podemos usar nuestra fe para
cumplir nuestros sueños, por ejemplo, fundar
un negocio o viajar con nuestra familia. Pídele
a Dios por lo que anhelas, aun cuando no sea

1. Mateo 15:28: Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande


es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde
aquella hora.
26

para salir de un conflicto. Cambia tu sistema de


creencias para renovar tu fe y verás que los re-
sultados que obtienes serán mejores. La iglesia
debe estar llena de gente bendecida por Dios,
a quien le otorga el honor y la gloria, porque a
Él le agrada que le presentes tus proyectos, no
solo tus problemas.

Cada uno usa la fe de acuerdo con su medida y


circunstancia. La cananea solo pidió salud para
su hija y Salomón, en cambio, pidió sabiduría,
pero si hubiera estado enfermo seguramente le
hubiera pedido salud. Por tanto, no debemos
copiar la oración de otro, al contrario, oremos
según lo que tenemos en nuestro corazón y
lo que necesitamos. Si el Señor te dice que le
pidas lo que quieras, no te acerques con una
falsa humildad, no le pongas cara de bulldog
suplicante y hambriento, ¡saca tu lista de de-
seos y pídele con confianza!

La conversación con el centurión romano fue


diferente porque le dijo que no había hallado
tanta fe como la que tenía ese hombre, esto
significa que Jesús estaba buscando la fe que
no había encontrado. De hecho, en la Palabra
dice que cuando Él regrese hallará fe en la tie-
rra, es decir que, si ya nos la dio, ahora quiere
encontrarla. ¡Provoca que Jesús encuentre en ti
la fe que ha buscado en otros!
27

El pasaje de Habacuc 2:2-4 podría confundir-


nos un poco ya que asegura que la visión tar-
dará un tiempo, pero luego le dice a la persona
que espere porque sin duda vendrá y no tar-
dará.2 Lo que quiere decir es que todo aquello
que esperas por fe y sin duda, no tarda tanto.
La incredulidad del pueblo de Israel provocó
que lo que tomaría cuarenta días, tomara cua-
renta años en suceder. Los procesos que en-
frentamos pueden ser más cortos de acuerdo
con nuestra fe. Esa circunstancia puede tardar
tanto como tu fe lo permita o se puede apre-
surar tanto como tu fe la altere. Lo que puede
tardar años es posible que se reduzca a meses,
como lo que puede tardar meses es posible
que se extienda a varios años, todo depende
de lo que creas.

Este pasaje también dice que el justo vivirá por


su fe. No por la fe en general sino por la propia,
la que se expresa en cada vida y en cada cir-
cunstancia. Además descubrimos otra revela-
ción importante: si por la fe viviremos, significa
que también es posible morir por la falta de fe.
No me refiero a una muerte física, pero sí pue-
des morir en el ánimo y en el espíritu. Pedro,

2. Habacuc 2:2-4: Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y


declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la
visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no
mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tarda-
rá. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el
justo por su fe vivirá.
28

por ejemplo, por su fe caminó y por falta de


fe estuvo a punto de ahogarse unos minutos
después. Los cambios de fe pueden ser inme-
diatos, en segundos, por eso es necesario que
prestes atención y escuches al Señor. Aprende
a usarla para que te otorgue vida, no para mo-
rir en depresión y angustia.

Cuando Jesús sanó a dos ciegos, de nuevo ve-


mos que hizo énfasis en la fe personal. Enfatiza
que todo se hace conforme a lo que cada uno
cree, así que la cantidad de poder que reci-
bes depende de tu fe. Ahora descubro que los
ciegos no pidieron que les devolviera la vista
sino misericordia, y la forma de recibirla fue a
través de un milagro de sanidad.3 Recibimos
misericordia de muchas formas. Cuando pidas,
hazlo con fe y seguridad en que lo recibirás. No
te acerques a Él como si fuera el departamento
de quejas de una tienda, pues el Señor ve nues-
tra fe, no nuestro llanto. Si estás angustiado,
llora y desahógate, pero debes saber que no
es llorando como recibes. Báñate en lágrimas
si te hace sentir mejor, pero luego dile conven-
cido: “Sé que lo harás, creo en mi corazón que
recibiré lo que te pido”. Imita a las mujeres que

3. Mateo 9:27-30: Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dan-


do voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y
llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que
puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos,
diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fue-
ron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que
nadie lo sepa.
29

entran en una zapatería confiadas, seguras de


lo que quieren y piden, no llorando o suplican-
do por un par de zapatos. Admiro a las mujeres
que obtienen los zapatos que quieren ¡aunque
no sean de su talla! Los piden y se los ponen
convencidas de que serán suyos, sin importar
que luego sus adoloridos pies les pidan auxilio
porque les quedan apretados. Pídele al Señor,
usa tu fe con una sonrisa en los labios porque
puedes estar convencido de que quiere bende-
cirte.

La Palabra nos habla de una mujer que tenía


doce años de padecer flujo de sangre y que
había gastado todo lo que tenía en buscar la
cura a su enfermedad. Esto nos indica que era
una persona con recursos, porque no se haría
la referencia si fuera poco lo que gastó. Esto
me hace pensar que, de hecho, cuando se re-
cibe un milagro de sanidad también se recibe
uno de prosperidad porque ya no es necesario
gastar en medicinas y hospitales. Al entregar-
le nuestra vida a Jesucristo inmediatamente
inicia un proceso de sanidad espiritual y finan-
ciera porque ya no se tira el dinero en peca-
dos como el licor, los cigarros o la amante, por
tanto, es posible ahorrar y proveer a la familia.
Conozco miles de testimonios vivos de lo que
se restaura espiritual, física y económicamente
cuando venimos a los pies de Cristo.
30

Respecto a la mujer que padecía flujo de san-


gre, Jesús también habla de la fe que ella tenía
y que fue efectiva para salvarla4 incluso del
castigo que le esperaba por haber tocado a un
hombre según la ley. Ella fue valiente y tocó a
Jesús a pesar de que se arriesgaba a ser ape-
dreada, sin embargo, eso no la detuvo, acaso
pensando primero en obtener su sanidad para
luego ocuparse del problema que implicaba
haber faltado a la ley. Su actitud no solo nos
enseña a tener valor para usar nuestra fe, sino
también a enfrentar uno a uno los problemas
ya que no es posible resolver todo al mismo
tiempo. Su fe y valor obtuvieron los frutos que
esperaba porque Jesús la sanó y también la
salvó. Fue como si le dijera: “No te preocu-
pes, no serás castigada ya que no tocaste a un
hombre, tocaste a Dios y eso no es prohibido”.

Ella tenía fe y lo demostró durante los doce


años que buscó sanidad hasta que encontró a
quien realmente podía darle lo que anhelaba.
No importa cuánto tiempo esperes, mantén tu
fe porque el Señor sanará tu vida. Todos tene-
mos fe, la pregunta es si tenemos el valor de
usarla. ¿Tienes la determinación para fundar tu
empresa o iniciar la carrera universitaria? Una
cosa es creer y otra es tener el valor de hacer
lo que dices que crees. La mujer con flujo de
sangre creyó para buscar su sanidad y enfren-

4. Marcos 5:33-34: Entonces la mujer, temiendo y temblando, sa-


biendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de
él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva;
ve en paz, y queda sana de tu azote.
31

tar el riesgo, además, tuvo pantalones para usar


su fe. ¡Imitémosla!

Jesús rogó porque la fe de Pedro no faltara; no


lo criticó o condenó por la debilidad que de-
mostraría sino más bien le profetizó su futuro
de bien en el reino.5 Lo mismo debemos hacer
ahora con alguien que se aleja de la congrega-
ción por cualquier motivo. ¡Levantemos nues-
tras manos y profeticemos que cuando esa per-
sona vuelva, servirá al Señor mejor que antes!
Debemos ser intercesores como Jesús, ya que
todo tiene un propósito. En el caso de Pedro,
volvió renovado con una nueva perspectiva y
fue capaz de ver a los demás como hermanos,
no como rivales o competidores frente al Se-
ñor. Esto fue posible gracias a su fe personal
e íntima, que no era igual a la de ninguno de
los otros discípulos porque cada uno tenía su
propia medida de fe para enfrentar sus propios
desafíos.

Dios ha dado fe a todos, una medida diferente


y particular adecuada para la circunstancia es-
pecífica que cada uno enfrenta.6 ¡Úsala y cree
para ponerla en acción! Creer no es lo mismo

5. Lucas 22:31-32: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Sata-


nás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado
por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus herma-
nos.

6. Romanos 12:3: Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada


cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí
que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a
la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
32

que tener fe, como no es lo mismo tener pier-


nas y caminar, ya que el acto de creer es usar
la fe que ya tenemos, es decir, creer implica
valentía para enfrentar y superar los desafíos.

Dios le dio medida de fe a Abel, Noé, Enoc,


Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, David,
Sansón, Jefté y a Rahab. Cada uno tenía una fe
propia y especial para su circunstancia. Cuan-
do Dios nos creó nos formó con cuerpo, alma
y espíritu, nos dio talentos y una medida de fe
personal que nos ayudará a enfrentar nuestros
retos y desafíos personales. Nadie debe de-
cir que no puede salir de cierta circunstancia
porque desde que el Padre nos creó nos dio la
fe, voluntad y habilidad para superar nuestro
reto individual. Debemos verlo de esta forma:
la medida de nuestros problemas va de acuer-
do con la medida de fe que tenemos, por eso
Él dijo que no nos daría más de lo que pudié-
ramos soportar. No sé cuál es el tamaño de tu
dificultad, pero te aseguro que tienes fe sufi-
ciente para superarla porque Dios ya te la dio.

La fe que Dios me dio desde que pensó en mí


no fue para ser un gran basquetbolista, sino
para ser Su siervo y servidor de Sus hijos, y yo
la uso para superar los retos que dicha tarea
conlleva. Dios te dio la fe, ten el valor para
usarla. Acércate a Él y dile: “Señor, gracias por
la medida de fe que me has dado, la utilizaré
para enfrentar la medida de mis problemas,
desafíos y sueños”.
33

SEMANA 4
ORAR SIEMPRE Y
NO DESMAYAR
HABLAR CON NUESTRO PADRE,
AGRADECERLE Y PEDIRLE CON FE
ES UNA NECESIDAD DIARIA.

La noche que Jesús fue a orar al Getsema-


ní antes de ser entregado al padecimiento, la
Biblia cuenta que le pidió a Sus discípulos que
se sentaran mientras se llevó a Pedro, Jacobo
y Juan para que lo acompañaran. A ellos tres
les pidió que velaran mientras Él oraba.1 Esto
nos enseña que podemos encontrar tres nive-
les de discípulos; el nivel de los que se quedan
sentados, el nivel de los que velan y el nivel de
Jesús, quien ora a solas incluso en las horas de
más angustia. Busca estar en el nivel de ora-
ción donde encuentras más intimidad con el
Padre.

1. Marcos 14: 32-38: Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getse-


maní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y
tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse
y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte;
quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra,
y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba,
Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa;
mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló dur-
miendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una
hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
34

A los tres discípulos que llevó consigo, Jesús


les preguntó por qué no fueron capaces de
orar una hora. Esto, a veces, confunde a algu-
nos porque los hace pensar que la clave de la
oración eficaz es dedicarle por lo menos una
hora al día, pero esta no es una fórmula. Claro
que mientras más disciplina de oración demos-
tremos, más resultados positivos veremos en
nuestra vida, pero no depende del tiempo que
le dediquemos sino de la capacidad que desa-
rrollemos para conectarnos íntimamente con
el Señor, hablarle, escucharlo y adorarlo. No es
cuestión de “cuánto tiempo aguanto” sino de
lograr el nivel de intimidad que renueva nues-
tras fuerzas y nos brinda esa paz que sobrepa-
sa todo entendimiento.

Cuando leo el versículo que nos relata que


Pedro comenzó a hundirse al caminar sobre el
agua, viene a mi mente su oración tan breve y
efectiva: “¡Señor, sálvame!”2 La Biblia no dice
que primero ofreció cantos de alabanza, luego
algunos de adoración y que después ofrendó
para ser escuchado. Pedro simplemente clamó
y obtuvo respuesta porque ante una situación
desesperada nuestro Señor nos escucha. Así
que debemos aprender a ser flexibles y no
ahogar la comunicación con Dios en tantos
protocolos. Por supuesto que tampoco hay
que buscar la brevedad por sí misma. Algu-
nos son tan parcos para orar por los alimentos
que ¡dan gracias por lo que ya se comieron en

2. Mateo 14:30-31: Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comen-


zando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento
Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe!
¿Por qué dudaste?
35
vez de agradecer por lo que hay en la mesa y
van a comer! Este pasaje de Pedro es como el
ejemplo del “911, llamada de emergencia” en la
oración, esos momentos cuando no hay tiempo
para ayunar o para hacer una vigilia, solo hay
tiempo para buscar una comunicación directa
con Dios y pedirle auxilio. La oración es efec-
tiva si la hacemos con un corazón sincero y
puro.

Preocúpate por cumplir principios básicos


como aprender a hablar y a escuchar, acercar-
te sin rencores y confiado en que tu Padre te
escuchará. Hay oraciones de emergencia, pero
también están aquellas enriquecedoras que
hacemos a puerta cerrada, en un tiempo apar-
tado para hablar con el Señor, quien nos forma
en lo secreto y nos bendice en público.

Cuando Jesús habló sobre oración, también


relató la parábola de un juez que hizo justicia
a una viuda porque no quería que lo molestara
con su insistencia y explicó que tanto más hará
justicia nuestro Padre porque nos ha escogido
y le clamamos, no porque se desespera de es-
cucharnos.3 Así que orar es una necesidad de
todos los días, ya que buscamos Su justicia al
clamarle de día y de noche. Además, hay que
hacerlo con fe, porque hay quienes hacen de
la oración una apuesta. La hacen tan general y
ambigua, siempre cerrando con la frase: “Que
se haga Tu voluntad”, porque quieren evitar la
vergüenza de quedar mal si no se cumple lo
que piden. Ora con autoridad, pidiendo espe-
cíficamente lo que deseas que suceda. De esa
forma demuestras fe y lo que pidas será hecho.
36
Déjate transformar por el Espíritu Santo que te
llena de seguridad y fe, si quieres orar efectiva-
mente. ¡No desmayes, necesitamos orar!

Siempre pedimos a Dios paz, alegría, tranqui-


lidad y serenidad, pero ¿sabías que Él se goza
con tu oración si la haces con un corazón recto
y humilde?4 Según Apocalipsis, las oraciones
se convierten en incienso de los santos delante
de Dios. Nuestra búsqueda de intimidad con Él
y nuestras palabras de adoración y de gratitud
son aroma agradable, sacrificio acepto delan-
te del Padre. Dile al Señor que deseas que tu
oración alegre Su corazón de día y de noche
porque sabes que le complace ver que depen-
des de Él en todo y para todo.

Debemos clamar a nuestro Padre convencidos


de que somos Sus hijos y, por lo tanto, cohe-
rederos con Jesús, por lo que tenemos el de-
recho de ir ante Él para darle gracias y pedir
nuestra herencia.5 ¿Qué esperas para acercarte
a tu Padre con plena confianza? Si oras de día
y noche, seguramente Dios hará justicia en tu
vida, te bendecirá, te protegerá y te sanará,
pero ¡no desmayes, insiste con fe!

3. Lucas 18:1-8: También les refirió Jesús una parábola sobre la nece-
sidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad
un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también
en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme jus-
ticia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después
de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a
hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justi-
cia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el
Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a
sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en respon-
derles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el
Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra
37

A veces nos equivocamos al creer que solo


quien se encuentra en problemas puede pe-
dir en oración, y no es así. Todos podemos
acercarnos a pedir al Padre porque tenemos
la gracia para hacerlo. Atrévete a pedir sani-
dad si estás enfermo y también pide recursos
para mejorar tu vida si te has cuidado y no
padeces ninguna enfermedad. Alguien pue-
de pedir dinero para pagar una deuda y otro
puede pedir la misma cantidad para gozar de
unas vacaciones con su familia porque ha sido
obediente y ha sabido administrar sus recur-
sos. Dios puede responder ambas oraciones, el
problema de nuestra fe es que la usamos para
salir del pozo de la desesperación pero no para
escalar y llegar a la cima de la montaña. Si tu
oración y obediencia ya te sacó del pozo, ¡no
te detengas! Sigue pidiendo y esforzándote,
porque hay un monte por conquistar. No cri-
tiques a quienes piden por sus sueños. Dile:
“Señor Jesús, acudiré a ti para pedir socorro y
también para pedir que me lleves a las alturas.
Pediré por lo que necesito y por lo que sueño.
Oraré de día y de noche. Te doy gracias porque
has prometido escucharme”.

4. Proverbios 15:8: El sacrificio de los impíos es abominación a Jeho-


vá; Mas la oración de los rectos es su gozo.

5. Romanos 8:15-18: Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud


para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de
adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos,
también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si
es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en
nosotros ha de manifestarse.
38

SEMANA 5
ANTICIPANDO MI
VICTORIA
HABLA PALABRAS DE BIEN Y CONFÍA
EN TU CAPACIDAD PARA TRIUNFAR, TAL
COMO DIOS LO HACE.
Luego de la muerte de Moisés, Dios le habló
a Josué para que guiara al pueblo a la tierra
prometida. No le dijo que hiciera luto o que se
deprimiera, al contrario, le ordenó levantarse y
hacer la obra porque Él lo acompañaría de la
misma forma que estuvo con Moisés.1 Muchas
veces nos estancamos porque hay cosas que
mueren y nos deprimen, puede ser una perso-
na querida o un sueño que no se ha cumplido.
Esto sucede porque al proponer hazañas los
enemigos se levantan y debemos anticiparnos
positivamente a la victoria. Así que tendrás
que pelear la buena batalla contra ellos y ven-
cer para la honra de tu Señor.

1. Josué 1:1-5: Aconteció después de la muerte de Moisés siervo


de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de
Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, leván-
tate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo
les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había
dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la
tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será
vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días
de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré,
ni te desampararé.
39

Deja de lamentarte y levántate porque Él te


ayudará, pero tú debes tomar acción en Su
nombre. Dios también le dijo a Josué que na-
die podría hacerle frente en todos los días de
su vida. Esto significa que tendría que afrontar
dificultades pero que triunfaría. Se anticipó a la
victoria tal como debemos hacerlo nosotros.

Nadie se atreverá a estar contra nosotros cre-


yendo que puede vencernos.2 Así que debemos
preguntar: “Si Dios es por mí, ¿quién contra
mí?” Y la respuesta es: “Ni Satanás puede con-
tra nosotros”. Entonces debemos analizar algo
importante: sabemos que Dios no nos abando-
na, pero lo crucial es tener la certeza de que
nosotros mismos no nos abandonaremos. Es
decir, confiaremos en nuestras capacidades y
nos motivaremos a vencer. Solamente de esa
forma estaremos realmente con Dios. Parece
algo confuso, pero es sencillo: si Dios está con-
tigo y tú no estás contigo, entonces no estás
con Dios. La solución es cuidarte, valorarte y
motivarte para hacer proezas. Nadie más que
tú puede encontrar la voluntad para luchar y
vencer. Quiérete, valórate y enfrenta la vida
convencido de que lograrás grandes proezas.
No te abandones a la depresión y la tristeza,
toma carácter, enfrenta la vida. Eres valioso,
por eso Dios dice que está contigo. Si Él te va-
lora, tú también debes valorarte.

2. Romanos 8:31: ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por noso-


tros, ¿quién contra nosotros?
40

Debes anticiparte a tu victoria. Solo las guerras


planeadas son las que se ganan. No puedes
pensar en superarte si te abandonas. Contágia-
te del “síndrome de persecución positiva”. Deja
de pensar que nadie te quiere, mejor levántate
pensando que algo bueno te sucederá, que
alguien está pensando bendecirte y así será.

Nuestro Señor nos pide recordar a nuestros


pastores, imitar su fe y considerar el resultado
de sus conversaciones.3 Esto nos hace reflexio-
nar en lo importantes que son las palabras.
Pueden levantarnos o hundirnos, por lo que
debemos tener cuidado con lo que decimos y
escuchamos. La vida se compone de acciones
y palabras. Un hijo y un discípulo aprenden del
ejemplo y de los consejos, por eso es necesario
que cuidemos lo que hacemos y decimos.

Dios espera que nos anticipemos a la victoria


con nuestras palabras. Él, con Sus palabras,
anticipó la victoria de Josué y también la de
Gedeón, a quien le dijo: “Ve con esa tu fuerza
y derrotarás a los madianitas”. Se refería a la
fuerza que Gedeón expresaba con sus pala-
bras, aunque eran de duda y temor. Si Dios
con Su Palabra anticipa la victoria, nuestras
palabras deben afirmarla. Sus palabas y las
nuestras deben ser las mismas. Por favor, no te

3. Hebreos 13:7: Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la


palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su con-
ducta, e imitad su fe.
41

anticipes a tu fracaso, habla solo de victorias,


sé tu mejor aliado porque suficientes enemigos
tendrás que vencer como para ser tu propio
verdugo. Debes decir “Soy capaz, lo lograré,
Dios está conmigo y yo también estoy de mi
lado”.

En el libro de Habacuc vemos un buen ejemplo


de un hombre que anticipa su victoria.4 Dice
que se gozará en el Señor aunque la higuera no
florezca, no den fruto las vides y olivos, y no
haya ovejas o vacas. Dice: “Dios es mi fortaleza
y me hace andar en mis alturas”. Este hombre
habla de un probable futuro de escasez, pero
su presente es de abundancia. Se anticipa a
la crisis y dice que sin importar lo que deba
enfrentar siempre se gozará en Dios quien lo
levanta. Al decir que lo hace andar en sus al-
turas, está afirmando que no nació para estar
abajo sino arriba. Hay pensamientos que te
hacen creer que naciste para estar abajo, pero
son erróneos. No aplastes tus propias alturas,
las que el Señor te ha otorgado. No hagas caso
de las palabras que intentan hundirte.

En otras palabras, Habacuc dice: “Aunque algo


me falte —que no sucederá—, me esforzaré en

4. Habacuc 3:17-19: Aunque la higuera no florezca, ni en las vides


haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den
mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya
vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me
gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el
cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.
Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.
42

el Señor, me alegraré en Él y me levantaré”.


¡Eso es anticipar la victoria! asegurar que ten-
dremos alegría en medio de la crisis porque la
tristeza seca los huesos, pero el gozo del Señor
es nuestra fortaleza. Gozarnos en cualquier
situación no significa resignarnos y cantar sino
demostrar que estamos convencidos de que
Sus promesas son más grandes que los proble-
mas.

Cada vez que te sientas abatido, párate frente


al espejo y repite el salmo 27:13-14: “No desma-
yaré, me esforzaré y esperaré en Jehová”. Ade-
más, expresa que Él también lo hace. Las me-
jores palabras deben salir de tu boca, no para
adularte sino para motivarte. La fórmula para
no desmayar es creer en Sus promesas, no en
lo que ven tus ojos. Deja de quejarte, entrégale
tu vida al Señor para que te enseñe a confiar
en Su Palabra y en tu capacidad de triunfar. Si
Él está contigo, tú debes estar contigo porque
juntos alcanzarán la victoria que han anticipa-
do.
43

SEMANA 6
AMENAZAS PARA
NUESTRA FELICIDAD
DECIDE SER FELIZ, NO TE COMPARES
CON ALGUIEN MÁS Y AGRADECE LO QUE
TIENES.

En el libro de Hechos de los Apóstoles, leemos


sobre un hombre llamado Simón. Él era famoso
y todos lo escuchaban.1 Hacía actos de magia
engañando a las personas, por lo que se creía
muy grande e importante. Luego, recibió a Je-
sús y se convirtió de sus malos caminos, aun-
que las intenciones de su corazón aún necesi-
taron un poco más de tiempo para cambiar.

Simón se maravilló de lo que el poder del Espí-


ritu Santo es capaz de provocar y quiso com-
prarlo. Entonces, Pedro lo reprendió duramente
diciéndole que muriera con todo y su dinero,
porque tiempo antes, había visto cómo Ananías

1. Hechos 8:9-10: Pero había un hombre llamado Simón, que antes


ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gen-
te de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. A éste oían
atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande,
diciendo: Este es el gran poder de Dios.
44

y Safira murieron instantáneamente al mentir


sobre el valor de una propiedad que vendieron
para ofrendar.2 Esto nos enseña que la econo-
mía es un asunto importante y delicado, más
aún cuando la malinterpretamos al pensar que
es posible comprar la unción o el favor de Dios.

Simón le dio valor al poder del Espíritu Santo y


estaba dispuesto a pagar un precio por tener-
lo, a diferencia de muchos que desean recibir-
lo sin esfuerzo. Así que su pecado realmente
fue desearlo por las razones equivocadas, por
buscar la fama y mantener a sus seguidores.
Por eso Pedro le dijo que su problema era la
amargura de su corazón, ese motivo incorrecto
para desear lo correcto. La tristeza y amargura
muchas veces provocan que actuemos mal y
cometamos errores. Entonces, debemos buscar
la forma de mantener nuestro gozo en el Señor
y alejarnos de lo que nos impide ser felices.

El primer factor que nos aleja de la felicidad


es la comparación. Cuando comparas tu vida,
tu posición económica y tus bienes con los de
otros, atentas contra tu felicidad. Nadie que se
compara es realmente feliz porque al lograr lo

2. Hechos 8:18-23: Cuando vio Simón que por la imposición de las


manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dine-
ro, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera
a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces
Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el
don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en
este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arre-
piéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea per-
donado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y
en prisión de maldad veo que estás.
45

que veía en otros, de nuevo se encuentra en


desventaja al descubrir que esas personas ya
avanzaron y debe continuar con esa “persecu-
ción” del estatus de otros. Así que la insatisfac-
ción nunca desaparece. Si somos únicos, ¿por
qué queremos ser iguales? Personalmente me
gusta el arte abstracto porque ninguna pieza
es igual a otra, así como no hay dos humanos
idénticos, ni siquiera los gemelos.

Al compararnos con otros siempre viviremos


inconformes. Con la apariencia física es eviden-
te. Las personas morenas quieren ser blancas,
los bajos de estatura quieren ser más altos, los
colochos buscan tener el pelo liso. Especial-
mente las mujeres, nunca se sienten conformes
con su peso y con su aspecto ¡aunque estén
tan delgadas que se ven pálidas y huesudas! Lo
único que no he encontrado es alguien peludo
que quiera ser calvo, por lo demás, siempre hay
algo que quisiéramos cambiarnos. Esa insatis-
facción nos impide ser felices.

La Palabra nos dice que podemos dominar


nuestros sentimientos y ser humildes, de esta
forma le daremos a cada uno su valor sin con-
tienda.3 Este consejo nos llama a apreciarnos
y apreciar a los demás sin comparaciones, ver

3. Filipenses 2:2-4: Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo


el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis
por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada
uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
46

lo bueno que cada uno tiene, sin envidia. Con


esta forma de pensar y actuar descubriremos
que todos somos únicos, que podremos traba-
jar y esforzarnos por lograr nuestras metas, y
que estas pueden complementar a las de otros.
Acepta quién eres, qué tienes y hacia dónde
puedes llegar. Nadie más puede ocupar tu lu-
gar, no busques llenar los zapatos de otros sino
los tuyos, con orgullo y sano deseo de superar-
te a ti mismo. Si quieres ser feliz, sé tú mismo.

Algunos, como Simón, buscan lo correcto pero


con la motivación incorrecta. Por ejemplo, a
veces nuestros hijos hacen las cosas que les pe-
dimos, pero de mala gana. Estudian y ordenan
su cuarto a regañadientes. Pero no basta hacer
lo correcto, ya que para vivir tranquilos y felices
debemos hacer lo bueno, con la actitud y las
razones correctas en el corazón.

El segundo factor que nos aleja de la felicidad


es la falta de agradecimiento. Debemos rego-
cijarnos si estamos con el Señor, pues siempre
habrá algo bueno por qué dar gracias.4 Todos
los días Dios nos da un motivo para alegrarnos.
La Palabra nos dice que el día lo pone el Señor,
pero la alegría la ponemos nosotros. Algunos
siempre le encontraremos algo bueno a todo y
sonreiremos incluso en medio de la adversidad,

4. Filipenses 4:4-6: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo:


¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.
El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias.
47

Esto refleja ingratitud. Debemos ser agrade-


cidos por lo que tenemos hoy y demostrar fe
para el mañana. Mostramos confianza en el
futuro cuando damos gracias por el presente y
por lo que vendrá.

Por ejemplo, en medio del tráfico, da gracias


porque tienes vehículo cuando muchos deben
transportarse en búses incómodos y peligro-
sos. A veces es increíble ver que otras perso-
nas con menos recursos que tú son más felices.
Demuestra buena actitud ante la vida, disfruta
lo que tienes y esfuérzate por mejorar, pero
con carácter positivo, no con angustia o mal
ánimo. Cuando tienes gozo eres gentil y ama-
ble; al perderlo, olvidas los modales y te con-
viertes en una persona desagradable. Si no te
aguantas ni a ti mismo, revisa tu corazón por-
que seguramente has perdido el gozo. Enton-
ces haz una pausa, mira a tu alrededor y en tu
interior, busca al Señor y descubre que tienes
mil razones para agradecerle Su bondad. Sé
feliz manejando tu automóvil aunque no sea el
más nuevo, pero con actitud positiva será más
fácil que logres comprar otro mejor. Cuando
eres fiel en lo poco, sobre mucho serás puesto,
pero si vives renegando de tu situación, no te
haces merecedor de más bendiciones.

No te afanes, pues ¡ni siquiera sabes si estarás


vivo mañana! Conozco a una señora que vivía
48

angustiada por la universidad a la que asistirían


sus hijos desde que ellos apenas iban al kínder.
Mi consejo fue: “Mejor preocúpese por ense-
ñarles buenos valores ahora, disfrútelos porque
crecen rápido, angustiada se pierde de sus me-
jores años”. Jesús nos dijo que cada día tiene
su propio afán, así que no podemos aguantar
la carga de más de un día. Concéntrate en lo
que debes hacer este día, que mañana deberás
hacer lo mismo. No significa que evites pla-
nificar, pero todo tiene su momento y debes
aprender a disfrutarlo.

Si dejamos de compararnos y somos agrade-


cidos, nuestra felicidad no está bajo amenaza.
La felicidad es una actitud y una decisión que
debemos tomar. Cuando era niño y descubrí
que mi familia se integraba solamente por mi
mamá y yo —contrario a mis amigos, que vi-
vían con su papá y otros hermanos— mi felici-
dad se vio amenazada. Claro que me frustré en
algún momento porque me comparé con ellos.
Es inevitable que suceda, aunque no debemos
ejercer la comparación como un estilo de vida
que nos desgaste. Entonces, a mis nueve años
tomé un camino: “Decido ser feliz, sin importar
lo que suceda”. Claro que había otros niños
en mejores circunstancias, pero decidí aprove-
char la mía y sacarle provecho. Cuando pones
en tu mente y corazón la decisión de ser feliz
eres más fuerte para superar los ataques de la
49

adversidad. Tu actitud positiva te ayuda a ven-


cer el mal que atenta contra ti. La felicidad no
viene de fuera, debes cultivarla en tu interior.

Cierta vez escuchaba a un amigo que se que-


jaba por todo. Estábamos en su oficina muy
elegante y al bajar al sótano donde parqueaba
su vehículo, me guio hasta un bonito carro del
año; llegamos a un buen restaurante y comi-
mos delicioso. Entonces, luego de escuchar to-
das sus quejas le dije que me permitiera decirle
algo como pastor, no como amigo: “Realmente
eres un gran infeliz, tienes mucho por qué dar
gracias, pero el mesero que nos sirve la comida
es más feliz que tú aunque seguramente debe-
rá regresar a su casa tarde y en bus. No serás
dichoso hasta que aprendas a ver y disfrutar
lo que tienes”. Mi amigo, llorando, me dio la
razón. Da gracias a Dios por todo lo que tienes:
tu sofá, tus platos, agradece hasta por lo más
insignificante que creas poseer, no se diga por
tu familia, tu trabajo y las oportunidades que
tendrás. No protestes tanto y decídete ser feliz.

¿Cuándo fue la última vez que derramaste


lágrimas de agradecimiento sobre tu comida?
Cierta vez que mi esposa me cocinó un pesca-
do encebollado cerré mis ojos y conmovido le
dije al Señor: “Tengo un pescado en mi mesa,
cocinado con amor por mi esposa, ¿qué más
50

puedo pedirte? ¡Gracias, Padre, por Tu bon-


dad!” Cuando dejamos de agradecer empe-
zamos a valorar más todo lo que no tenemos,
adquirimos la peligrosa y dañina costumbre
de compararnos con otros y perdemos la fe-
licidad. La vida no consiste en la abundancia
de bienes sino en lo bueno que agradecemos
abundantemente. Con fe, da gracias al Señor
porque eres único, porque te ama y dio Su vida
por ti. Agradécele todo lo que te ha dado y lo
que está por venir. Esa es la correcta actitud
que te llevará a la verdadera felicidad.
51

02 BOSQUEJOS
PARA GRUPOS
DE AMISTAD
52

SEMANA 1
CORRECTAS
EXPECTATIVAS
INTRODUCCIÓN

Muchas veces los cristianos pensamos que


nada malo puede sucedernos porque somos
hijos de Dios. Alguno pensará: “Dios me ama
tanto, que saldré a la lluvia y no me mojaré”.
Desde luego, es un hecho que somos Sus
hijos, pero también es cierto que, si salimos
a la lluvia sin una sombrilla, nos mojaremos
e incluso nos enfermaremos porque estar
cerca de Él no significa ser inmunes a situa-
ciones adversas o desagradables.

Recuerdo cuando en 2010 tuve que supe-


rar dificultades de salud. Estuve siete se-
manas enfermo de las cuerdas vocales, sin
poder hablar bien y mucho menos predicar;
todo esto a pesar de ser una persona que
se cuida, hace ejercicio, toma vitaminas y se
alimenta bien. Además, ese mismo año viví
luto en mi familia porque murió un pariente
cercano. Con esto quiero decirte que no soy
diferente a cualquier ser humano, creyente
o no, pero nuestro Padre está con nosotros
incluso cuando nos levantemos con el pie iz-
quierdo y un perro nos orine en la calle o nos
roben el teléfono celular.
53

01
DIOS NOS ENSEÑA A LEVANTARNOS
| HECHOS 13:21-22

Saúl no fue buen rey, por eso Dios levantó a


David. Él busca gente que pueda obedecerle.
Somos llamados por Él para ejercer la profe-
sión que sea necesaria. Cada uno tiene una
vocación y tener la convicción de nuestro
llamado nos ayuda a comportarnos de forma
diferente y ser más diligentes. El miedo a que
nos suceda algo malo no debe limitarnos para
experimentar lo bueno que pudiera venir si nos
atrevemos a levantarnos y seguir adelante.

02
ESPERAR A DIOS CON PACIENCIA
| SALMOS 40:1-4
A Dios hay que tenerle paciencia porque nues-
tro tiempo no es el mismo que el Suyo. Él
actúa cuando es debido, no cuando nosotros
queremos. La situación es similar con nuestros
hijos: si les diéramos las cosas cuando ellos
quieren, los niños manejarían carro a los siete
años y las niñas se casarían a los diez. El que
sabe de deberes es más paciente con Dios por-
que entiende que el deber está por encima del
gusto. Confía en que Él te dará lo que es mejor
para ti y en el tiempo justo, porque es tu Padre
y quiere lo mejor para ti.
54

03
DERRIBADOS, PERO NO DESTRUIDOS
| 2 CORINTIOS 4:9

Hasta el hombre más santo y correcto puede


pasar tribulación, pero nunca estará desampa-
rado porque Cristo es su esperanza. Que estés
en un apuro no te hace mal cristiano, afrontar
problemas no significa fracasar y que sufras no
significa que Dios te haya abandonado. Podre-
mos estar atribulados, en apuros, perseguidos
y derribados, pero nunca desesperados, angus-
tiados, desamparados o destruidos.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN

Tener fe no significa alimentar falsas expec-


tativas de vida. El cristiano también pierde
familiares, le roban o enviuda. Incluso, podría
pasar por procesos de divorcio o fracasar en
los negocios, pero el final siempre triunfa por-
que Dios no lo abandona. No te creas inmune
a los problemas, y si llegan, levántate confiado
a afrontarlos. Los justos empiezan de nuevo
cuando otros piensan que todo acabó. La vic-
toria final será para quienes luchan convenci-
dos de Su amor infinito.
55

LLAMADO Y MINISTRACIÓN

El Señor fortalecerá tu corazón ante las tribu-


laciones y adversidades. Levántate, sé paciente
y, sobre todo, no te apartes del llamado que Él
te hizo ni del camino que trazó para ti.

INTERCESIÓN | LUCAS 18:7

Oremos para que todos confiemos en Su poder


y en Su justicia, seguros de que no tardará en
responder y obrar en nuestra vida.

OFRENDAS | LUCAS 18:10-12

Ofrendemos al Señor convencidos de que al


hacerlo lo honramos y provocamos Su bondad.
56

SEMANA 2
LA IMPORTANCIA
DE CREER
INTRODUCCIÓN
¿Cuál es tu libro favorito? Las Escrituras son
un conjunto de libros que reúnen los testi-
monios de personas que se relacionaron con
Dios, por lo que al leer recibimos revelación
sobre el carácter y el corazón de nuestro
Padre. A través de la historia de Abraham
conocemos sobre la fe; a través de la historia
de Moisés sabemos sobre el valor del servi-
cio; y a través de Jesús descubrimos lo im-
portante que somos para Dios porque buscó
salvarnos dando lo más valioso: la vida de Su
Hijo. Si se continuara escribiendo, en alguna
parte aparecería tu vida como el ejemplo de
alguien que aprendió a relacionarse con Dios
y por la fe recibió salvación y bendición.

01
ESCRITO ESTÁ | MARCOS 9:14-24

La Biblia es un libro sobre la fe. Una de esas


historias cuenta que un padre buscó la libe-
ración de su hijo atormentado por un espíri-
57

tu inmundo. Cuando Jesús se acercó al grupo


donde estaban este papá, los discípulos y los
fariseos, los encontró discutiendo. El hombre
le pidió a Jesús que lo liberara porque lo había
llevado con Sus discípulos, pero ellos no habían
podido hacer la obra. En esa afirmación vemos
dos problemáticas de fe: la de los discípulos
y la del padre, quien después reconoció que
le costaba creer, pero le pidió ayuda al Señor
para que su fe se fortaleciera. Entonces Jesús
obró el milagro. Muchas veces somos como
ese padre que conoce al Señor, lo busca y sabe
que puede recibir bendición, pero nos falta fe.
A veces discutimos las Escrituras en lugar de
creerlas y eso no debería ocurrir ya que, si está
escrito en la Palabra de Dios, así será.

02
SABER Y CREER | MARCOS 9:23
¿Cuánta Palabra sabemos y de verdad cree-
mos? Si realmente estamos convencidos de
que las promesas de Dios son ciertas, no hay
nada imposible para nosotros; por lo tanto,
comienza a vivir por fe ya que la Palabra que
de verdad creemos es la que funcionará para
bendecir nuestra vida. Pareciera que sabemos
más de lo que creemos porque siendo cristia-
nos escuchamos, leemos y aprendemos la Pala-
bra de Dios, pero si no hacemos algo para que
se cumpla, no demostramos que la creemos de
verdad. El reino de Dios no solo funciona por lo
que sabemos, sino también por lo que creemos
y ponemos en práctica.
58

03
PUNTO 3: SALVOS POR FE | HEBREOS 11:1-32

Para nosotros la fe es vital porque incluso por


fe —y no por obras— recibimos la salvación. Es
imposible auto-salvarnos porque solo Dios, por
gracia, puede darnos ese regalo que no tiene
precio. Así que la fe es todo: activa la gracia
redentora en nuestra vida y también activa el
favor de Dios que abre puertas para que crez-
camos, avancemos y recibamos bendición. Todo
inicia por la fe que nos mueve a esforzarnos, a
poner manos a la obra y provocar que Dios nos
favorezca, porque le agrada ver que le creemos
con un corazón humilde y agradecido por lo
que ha hecho y hará en nuestra vida. Dios abre
puertas a quienes confían en Él y le creen, pero
cuando dejamos de confiar, cuando dejamos de
vivir por fe, nosotros mismos cerramos la puerta
de Su gracia y favor. El capítulo de Hebreos 11
vemos que Dios ha buscado gente que le crea,
pues todo lo demás lo hace Él.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN

La tentación de pensar que las riquezas del


mundo eliminarán los afanes es poderosa y
puede ahogar una vida de fe. Incluso Jesús fue
tentado con el afán porque el diablo le pregun-
tó si tenía hambre y lo motivó a convertir las
piedras en pan, pero Su respuesta fue que no
solo de pan terrenal vive el hombre sino de la
59

Palabra de Dios, lo cual significa dos cosas: la


primera, que debemos alimentarnos de las en-
señanzas de nuestro Padre; y la segunda, que
debemos confiar en que nuestra provisión tam-
bién viene de Él. Todo cuanto necesitas saber
para prosperar en cada área de la vida —espiri-
tual, material y emocional— se encuentra en la
Palabra de Dios. Cuando crees en el Señor no
importa la escasez o la abundancia que tengas
porque tu gozo debe provenir de Él, quien es
tu esperanza y fortaleza. Cuando tienes fe, los
afanes de la vida no ahogan la Palabra de Dios,
entonces creces espiritual y personalmente. La
fe es la sustancia, la esencia de tu gozo y pleni-
tud, lo que extrae de la Palabra el contenido de
tu bendición, sanidad, salvación y restauración.
Cuando sabemos de la Palabra de Dios, tene-
mos la materia prima, el conocimiento, pero
necesitamos activarla con la fe.

LLAMADO Y MINISTRACIÓN

Los milagros no suceden por lo que sabemos


sino por lo que creemos. Conéctate con las Es-
crituras al aprenderlas y activarlas a través de
la fe que Dios te ha dado. Dile: “Padre, ayúda-
me a combinar la Palabra y la fe para recibir la
bendición que deseas para mí”. Por fe, entréga-
le tu vida al Señor para que Su gracia te salve y
te guíe durante cada etapa de tu vida.
60

INTERCESIÓN | 2 PEDRO 1:21

Ora al Señor para que las personas abran sus


oídos a quienes les ofrecen palabras de bien
inspiradas por Él.

OFRENDAS | PROVERBIOS 3:9-10

Demuestra al Señor que tienes fe en Su palabra


y la obedeces, especialmente el mandato de
honrarle con tus ofrendas, lo que traerá abun-
dancia para tu vida.
61

SEMANA 3
LA MEDIDA DE TU FE
INTRODUCCIÓN

Cuando finalmente Jesús le dio el milagro de


sanidad a la mujer cananea que pedía por su
hija, le dijo: “Grande es tu fe”. No le dijo “gran-
de es Mi poder” o la fe en general, sino que se
refirió particularmente a la fe de ella. Cada uno
tiene su fe personal e intransmisible, aunque la
Palabra también dice que podemos imitar la fe
de nuestros pastores. Esa fe particular puede
usarse para todo, no solo para salir de proble-
mas sino también para avanzar en tus sueños
y anhelos. Cada uno usa la fe de acuerdo con
su medida y circunstancia. La cananea solo
pidió salud para su hija y Salomón, en cambio,
pidió sabiduría, pero si hubiera estado enfermo
seguramente le hubiera pedido salud; esto nos
demuestra que no debemos copiar la oración
de otro, al contrario, debemos orar según lo
que sentimos y necesitamos en nuestro cora-
zón.
62

01
POR TU FE VIVIRÁS | HABACUC 2:4-4

Todo lo que esperas por fe no tarda tanto. La


incredulidad del pueblo de Israel provocó que
algo que tomaría cuarenta días en suceder,
tomara en realidad cuarenta años. Los proce-
sos que enfrentamos pueden ser más cortos
de acuerdo con nuestra fe. Esa circunstancia
puede tardar tanto como tu fe lo permita o se
puede apresurar tanto como tu fe la altere. Lo
que puede tardar años es posible que se re-
duzca a meses, como lo que puede tardar me-
ses es posible que se extienda a varios años,
todo depende de lo que creas.

02
CONFORME A TU FE | MATEO 9:27-30

Cuando Jesús sanó a dos ciegos, de nuevo ve-


mos que hizo énfasis en la fe personal. Aclaró
que todo se hace conforme a lo que cada uno
cree, así que la cantidad de poder que recibes
depende de tu fe. Ahora descubro que estos
hombres no pidieron que les devolvieran la vis-
ta, sino misericordia, y la forma de recibirla fue
a través de un milagro de sanidad.

También son admirables las mujeres que obtie-


nen los zapatos que quieren ¡aunque no sean
de su talla! Los piden y se los ponen convenci-
63

das de que serán suyos, sin importar que luego


sus adoloridos pies les pidan auxilio porque les
quedan apretados. Ellas los compran conforme
a la fe que tienen al pensar que se les ven muy
bien. Todos tenemos fe, la pregunta es si tene-
mos el valor de usarla.

03
QUE TU FE NO FALTE | LUCAS 22:31-32

Jesús rogó porque la fe de Pedro no faltara; no


lo criticó o condenó por la debilidad que de-
mostraría, sino más bien le profetizó un futuro
de bien en el reino. Lo mismo debemos hacer
ahora con alguien que se aleja de la congre-
gación por cualquier motivo: levantar nuestras
manos y profetizar que cuando esa persona
vuelva, servirá al Señor mejor que antes. De-
bemos ser intercesores como Jesús, ya que
todo tiene un propósito. En el caso de Pedro,
volvió renovado con una nueva perspectiva y
fue capaz de ver a los demás como hermanos,
no como rivales o competidores frente al Se-
ñor. Esto fue posible gracias a su fe personal
e íntima, que no era igual a la de ninguno de
los otros discípulos porque cada uno tenía su
propia medida de fe para enfrentar sus propios
desafíos.
64

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN

Dios ha dado fe a todos, una medida diferen-


te y particular adecuada para la circunstancia
específica que cada uno enfrenta. ¡Úsala y cree
para ponerla en acción! Creer no es lo mismo
que tener fe, como tampoco lo es tener pier-
nas y caminar ya que el acto de creer consiste
en usar la fe que ya tenemos, es decir, implica
valentía para enfrentar y superar los desafíos.

LLAMADO Y MINISTRACIÓN
Dios te dio la fe, ten el valor para usarla. Acér-
cate a Él y dile: “Señor, gracias por la medida
de fe que me has dado, la utilizaré para en-
frentar la medida de mis problemas, desafíos y
sueños”.

INTERCESIÓN | JOSUÉ 1:9

Pidamos al Señor porque emprendamos gran-


des conquistas con esfuerzo y valentía, con-
vencidos de que Él está con nosotros y nos
otorga la victoria.

OFRENDAS | 1 TIMOTEO 6:18-19


Usemos nuestra fe siendo dadivosos y gene-
rosos, no solo en buenas otras sino también al
ofrendarle.
65

SEMANA 4
ORAR SIEMPRE Y
NO DESMAYAR
INTRODUCCIÓN

La noche que Jesús fue a orar al Getsema-


ní antes de ser entregado al padecimiento, la
Biblia cuenta que les pidió a Sus discípulos que
se sentaran mientras se llevó a Pedro, Jacobo
y Juan para que lo acompañaran. A ellos tres
les pidió que velaran, mientras Él oraba. Esto
nos enseña que podemos encontrar tres nive-
les de discípulos; el nivel de los que se quedan
sentados, el nivel de los que velan y el nivel de
Jesús, quien ora a solas incluso en las horas de
más angustia.

A los tres discípulos que llevó consigo, Jesús


les preguntó por qué no fueron capaces de
orar una hora. Esto, a veces, confunde a algu-
nos porque los hace pensar que la clave de la
oración eficaz es dedicarle por lo menos una
hora al día, pero esta no es una fórmula. Claro
que mientras más disciplina de oración demos-
tremos, más resultados positivos veremos en
nuestra vida, pero no depende del tiempo que
le dediquemos sino de la capacidad que desa-
rrollemos para conectarnos íntimamente con
el Señor, hablarle, escucharlo y adorarlo. No es
66

cuestión de “cuánto tiempo aguanto” sino de


lograr el nivel de intimidad que renueva nues-
tras fuerzas y nos brinda esa paz que sobrepa-
sa todo entendimiento.

01
¡SEÑOR, SÁLVAME! | MATEO 14:30-31

Cuando leo el versículo que nos relata que


Pedro comenzó a hundirse al caminar sobre el
agua, viene a mi mente su oración tan breve
y efectiva: “¡Señor, sálvame!” La Biblia no dice
que primero ofreció cantos de alabanza, luego
algunos de adoración y que después ofrendó
para ser escuchado. Pedro simplemente clamó
y obtuvo respuesta porque ante una situación
desesperada nuestro Señor nos escucha. Así
que debemos aprender a ser flexibles y no
ahogar la comunicación con Dios en tantos
protocolos. Por supuesto que tampoco hay
que buscar la brevedad por sí misma. Algu-
nos son tan parcos para orar por los alimentos
que ¡dan gracias por lo que ya se comieron en
vez de agradecer por lo que hay en la mesa y
van a comer! Este pasaje de Pedro es como el
ejemplo del “911, llamada de emergencia” en
la oración. En esos momentos cuando no hay
tiempo para ayunar o para hacer una vigilia,
solo hay tiempo para buscar una comunicación
directa con Dios y pedirle auxilio. La oración es
efectiva si la hacemos con un corazón sincero
y puro.
67

02
ORAR SIEMPRE Y NO DESMAYAR | LUCAS 18:1-8

Cuando Jesús habló sobre oración, también


relató la parábola de un juez que hizo justicia
a una viuda porque no quería que lo molestara
con su insistencia y explicó que tanto más hará
justicia nuestro Padre porque nos ha escogi-
do y le clamamos, no porque se desespera de
escucharnos. Así que orar es una necesidad de
todos los días, ya que buscamos Su justicia al
clamarle de día y de noche. Además, hay que
hacerlo con fe, porque hay quienes hacen de
la oración una apuesta. La hacen tan general y
ambigua, siempre cerrando con la frase: “Que
se haga tu voluntad”, porque quieren evitar la
vergüenza de quedar mal si no se cumple lo
que piden. Ora con autoridad, pidiendo espe-
cíficamente lo que deseas que suceda. De esa
forma demuestras fe y lo que pidas será hecho.

03
ORAR CON CORAZÓN RECTO Y HUMILDE
| PROVERBIOS 15:8

Siempre pedimos a Dios paz, alegría, tranqui-


lidad y serenidad, pero ¿sabías que Él se goza
con tu oración si la haces con un corazón recto
y humilde? Según Apocalipsis, las oraciones se
convierten en incienso de los santos delante de
68

Dios. Nuestra búsqueda de intimidad con Él y


nuestras palabras de adoración y de gratitud
son aroma agradable, sacrificio acepto delan-
te del Padre. Dile al Señor que deseas que tu
oración alegre Su corazón de día y de noche
porque sabes que le complace ver que depen-
des de Él en todo y para todo.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN

Debemos tener confianza para clamar a nues-


tro Padre convencidos de que somos Sus hijos
y, por lo tanto, coherederos con Jesús. A veces
nos equivocamos al creer que solo quien se
encuentra en problemas puede pedir en ora-
ción, y no es así. Todos podemos acercarnos a
pedir al Señor porque tenemos la gracia para
hacerlo.

LLAMADO Y MINISTRACIÓN
Atrévete a pedir sanidad si estás enfermo y
también pide recursos para mejorar tu vida si
te has cuidado y no padeces ninguna enferme-
dad. Si tu oración y obediencia ya te sacó del
pozo, ¡no te detengas! Sigue pidiendo y esfor-
zándote, acude a Él para pedir lo que necesitas
y por lo que sueñas.
69

INTERCESIÓN | SALMOS 4:8

Pidamos por quienes aún no han depositado


su confianza en Dios, por los que no han orado
con confianza y no encuentran la paz y bienes-
tar para reponer sus fuerzas.

OFRENDAS | NÚMEROS 18:10-12


Ofrendemos al Señor convencidos de que al
hacerlo lo agradamos y provocamos Su provi-
sión para nuestros hijos. Como en tus oracio-
nes, persevera con tu ofrenda y Él no te de-
fraudará.
70

SEMANA 5
ANTICIPANDO MI
VICTORIA
INTRODUCCIÓN
Luego de la muerte de Moisés, Dios le habló
a Josué para que guiara al pueblo a la tierra
prometida. No le dijo que hiciera luto o que se
deprimiera, al contrario, le ordenó levantarse y
hacer la obra porque Él lo acompañaría de la
misma forma que estuvo con Moisés. Muchas
veces nos estancamos porque hay cosas que
mueren y nos deprimen, puede ser una perso-
na querida o un sueño que no se ha cumpli-
do. Esto sucede porque cuando proponemos
hazañas los enemigos se levantan y debemos
anticiparnos positivamente a la victoria.

01
¿QUIÉN CONTRA NOSOTROS? | ROMANOS 8:31

Nadie se atreverá a estar contra nosotros cre-


yendo que puede vencernos, así que debemos
preguntar: “Si Dios es por mí, ¿quién contra
mí?” Y la respuesta es: “Ni Satanás puede con-
tra nosotros”. Entonces debemos analizar algo
71

importante: sabemos que Dios no nos abando-


na, pero lo crucial es tener la certeza de que
nosotros mismos no nos abandonaremos. Es
decir, confiaremos en nuestras capacidades y
nos motivaremos a vencer. Solamente de esa
forma estaremos realmente con Dios. Debes
anticiparte a tu victoria. No puedes pensar en
superarte si te abandonas. Contágiate del “sín-
drome de persecución positiva” y deja de pen-
sar que nadie te quiere, mejor levántate pen-
sando que algo bueno te sucederá, que alguien
está pensando en bendecirte y así será.

02
IMITA LA FE | HEBREOS 13:17

Nuestro Señor nos pide recordar a nuestros


pastores, imitar su fe y considerar el resultado
de sus conversaciones. Esto nos hace reflexio-
nar en lo importantes que son las palabras.
Pueden levantarnos o hundirnos, por lo que
debemos tener cuidado con lo que decimos y
escuchamos. Dios espera que nos anticipemos
a la victoria con nuestras palabras. Si Dios con
Su Palabra anticipa la victoria, nuestras pala-
bras deben afirmarla. Sus palabas y las nues-
tras deben ser las mismas.
72

03
ALEGRARNOS EN JEHOVÁ SIEMPRE
| HABACUC 3:17-19

En el libro de Habacuc vemos un buen ejemplo


de un hombre que anticipa su victoria y decla-
ra que se gozará en el Señor aunque la higuera
no florezca, no den fruto las vides y olivos, y
no haya ovejas o vacas. Este hombre habla de
un probable futuro de escasez, pero su pre-
sente es de abundancia. Se anticipa a la crisis
y dice que sin importar lo que deba enfrentar
siempre se gozará en Dios quien lo levanta.
Hay pensamientos que te hacen creer que na-
ciste para estar abajo, pero son erróneos. No
aplastes tus propias alturas, las que el Señor
te ha otorgado. No hagas caso de las palabras
que intentan hundirte.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN

Aun cuando algo nos falte, esforcémonos en el


Señor, alegrémonos en Él y levantémonos. ¡Eso
es anticipar la victoria! Declaremos que ten-
dremos alegría en medio de la crisis porque la
tristeza seca los huesos, pero el gozo del Señor
es nuestra fortaleza. Gozarnos en cualquier
situación no significa resignarnos y cantar sino
demostrar que estamos convencidos de que
Sus promesas son más grandes que los proble-
mas, y la fórmula para no desmayar es creer en
ellas, no en lo que ven nuestros ojos.
73

LLAMADO Y MINISTRACIÓN
Cada vez que te sientas abatido, párate frente
al espejo y repite el salmo 27:13-14: “No desma-
yaré, me esforzaré y esperaré en Jehová”. Ade-
más, expresa que también confías en ti mismo
porque Él también lo hace. Las mejores pala-
bras deben salir de tu boca, no para adularte
sino para motivarte. Deja de quejarte, entréga-
le tu vida al Señor para que te enseñe a confiar
en Su Palabra y en tu capacidad de triunfar. Si
Él está contigo, tú debes estar contigo porque
juntos alcanzarán la victoria que han anticipa-
do.

INTERCESIÓN | 2 SAMUEL 8:6

Oremos por aquellos que se sienten abatidos y


necesitan consuelo, para que el Señor siempre
los acompañe y les de victorias dondequiera
que vayan.

OFRENDA | JUAN 3:16


Dios dio lo mejor que tenía para nosotros,
siempre será buen momento para darle a Él
ofrenda de agradecimiento. Hazlo confiando en
que serás agradable a Sus ojos y verás la cose-
cha de tu siembra.
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SEMANA 6
AMENAZAS PARA
NUESTRA FELICIDAD
INTRODUCCIÓN

En el libro de Hechos de los Apóstoles, leemos


sobre un hombre llamado Simón. Él era famoso
y todos lo escuchaban. Hacía actos de magia
engañando a las personas, por lo que se creía
muy grande e importante. Luego, recibió a Je-
sús y se convirtió de sus malos caminos, aun-
que las intenciones de su corazón aún necesi-
taron un poco más de tiempo para cambiar.

Simón se maravilló de lo que el poder del Espí-


ritu Santo es capaz de provocar y quiso com-
prarlo. Entonces, Pedro lo reprendió duramente
diciéndole que muriera con todo y su dinero,
pues tiempo antes había visto cómo Ananías
y Safira murieron instantáneamente al mentir
sobre el valor de una propiedad que vendieron
para ofrendar. Esto nos enseña que la econo-
mía es un asunto importante y delicado, más
aún cuando la malinterpretamos al pensar que
es posible comprar la unción o el favor de Dios.
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Simón le dio valor al poder del Espíritu Santo y


estaba dispuesto a pagar un precio por tener-
lo, a diferencia de muchos que desean recibir-
lo sin esfuerzo. Así que su pecado realmente
fue desearlo por las razones equivocadas, por
buscar la fama y mantener a sus seguidores.
Por eso Pedro le dijo que su problema era la
amargura de su corazón, ese motivo incorrecto
para desear lo correcto. La tristeza y amargura
muchas veces provocan que actuemos mal y
cometamos errores. Entonces, debemos buscar
la forma de mantener nuestro gozo en el Señor
y alejarnos de lo que nos impide ser felices.

01
NO ACTUAR POR CONTIENDA NI POR VANAGLORIA
| FILIPENSES 2:2-4

Al compararnos con otros siempre viviremos


inconformes e infelices. Con la apariencia física
es evidente. Las personas morenas quieren
ser blancas, los bajos de estatura quieren ser
más altos, los colochos buscan tener el pelo
liso. Especialmente las mujeres, nunca se sien-
ten conformes con su peso y con su aspecto
¡aunque estén tan delgadas que se ven pálidas
y huesudas! Lo único que no he encontrado
es alguien peludo que quiera ser calvo, por
lo demás, siempre hay algo que quisiéramos
cambiarnos. Esa insatisfacción nos impide ser
felices.
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02
AGRADECIMIENTO | FILIPENSES 4:4-6

El segundo factor que nos aleja de la felicidad


es la falta de agradecimiento. Debemos rego-
cijarnos si estamos con el Señor, pues siempre
habrá algo bueno por qué dar gracias. Todos
los días Dios nos da un motivo para alegrarnos.
La Palabra nos dice que El día lo pone el Señor,
pero la alegría la ponemos nosotros. Algunos
siempre le encontraremos algo bueno a todo y
sonreiremos incluso en medio de la adversidad,
pero hay otras personas que le buscan lo malo
a cada circunstancia, sea positiva o negativa.
Esto refleja ingratitud. Debemos ser agrade-
cidos por lo que tenemos hoy y demostrar fe
para el mañana. Mostramos confianza en el
futuro cuando damos gracias por el presente y
por lo que vendrá.

03
NO TE AFANES | MATEO 6:34

Jesús nos dijo que cada día tiene su propio


afán, así que no podemos aguantar la carga de
más de un día. Concéntrate en lo que debes
hacer este día, que mañana deberás hacer lo
mismo. No significa que evites planificar, pero
todo tiene su momento y debes aprender a
disfrutarlo. Si dejamos de compararnos y so-
mos agradecidos, nuestra felicidad no está
bajo amenaza. La felicidad es una actitud y una
decisión que debemos tomar.
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CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN

La vida no consiste en la abundancia de bienes


sino en lo bueno que agradecemos abundan-
temente. Con fe, da gracias al Señor porque
eres único, porque te ama y dio Su vida por
ti. Agradécele todo lo que te ha dado y lo que
está por venir. Esa es la correcta actitud que te
llevará a la verdadera felicidad.

LLAMADO Y MINISTRACIÓN

Da gracias a Dios por todo lo que tienes: tu


sofá, tus platos, agradece hasta por lo más
insignificante que creas poseer, no se diga por
tu familia, tu trabajo y las oportunidades que
tendrás. No protestes tanto y decídete ser feliz.

INTERCESIÓN | FILIPENSES 4:6-8

Pide al Señor por quienes están afanados y an-


gustiados, para que asuman una actitud opti-
mista, fundamentada el Él.

OFRENDA | EFESIOS 3:20

Dios quiere darnos mucho más de lo que le


pedimos. Nuestra ofrenda provoca que la
bendición se active, por ello debemos dar con
optimismo convencidos de que nuestra fe trae
recompensa.

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