AGONIA
EN EL |
BUNKER
i
Cardenal {
Miguel Obando Bravo 1PROLOGO
Ste breve @ intenso libro’ és, sin pretenderlo,
‘un exarmign de conciencia de [a historia nues-
traen su tiltims y doloréso capitulo que transcu
tre de los afios 70 alos 90.
. Examen de conciencia que nos descubre
cémo también la lucha bélica deshumaniza. Y
cémo los extremos se tocan en el terror.
Examen de conciencia de una historia que
pudo tener un desenlace civilizado y cristiano en
vez de una guerra fraticida con cincuenta mil
muertos y una incalGulable destruccién.
Examen de conciencia que un hombre traté
de promover oportunamenie y golpeé puertas y
apelé a la conciencias antes... antes que todo
fuera tarde.
éTuvimos ese éspiritu mediador? ZRespon-
dimos a é1? {Tratamos de sobreponer a los
extremos delirantes de los intereses y de las
ideologias, el sentimiento fraterno y el bien de la
Patria?
Pero aclemas de favorecer ese examen,
siempre necesario en la incesante creacién del
futuro, este libro en su humilde sencille, es une
gran leccién moral para el nicaragtiense de hoy
y de mafiana.
sa leccién moral; que el lector extrae de los
episodios protagonizados por Su Eminencia, E
Cardenal Obando, es que si un solo hombre de
buena voluntad evité con su mediaci6n un sin
rnimero de muertesy violencias, deberia de bus.
carse que ese Snimo, ese criterioy esa conduct
humanista del mediador no se restringleva a une
persona sino que fuera el espiritu y la conducts
de la tolalidad 0 por lo menos de la mayoria de
los nicaragdenses y sobre, todo de sus iri
gentes.
Guerra y dictadura, dictaduira y guerra sor
Jos extremos cuyo choque mortal Su Eminencia
El Cardenal evité cuanto pudo como servidor
mministro de Cristo. Aparte de su arriesgada, ge
rnerosa y patridtica labor de Salvador de vidas y
promotor de paz, lo que vernos en cada épisodic
es una locura homicida de los extremismos en
sefiando sus intenciones de exterminio y ur
hombre deteniendo en nombre de Cristo ambos
extremos de violencia. 2Por qué ‘no pensar er
que todo el pueblo siga los pasos del hombre
de paz para que terminen para siempre esos
cextremos mortales?
4Por qué no pensar que el dia en que todos
los nicaragdenses hagan de cérezén lo qui hize‘ese gran conductor de la grey cristiana, la patria
nicaragiense dejard de ser dividida, asolada por
guerras y exilios y sé convertiré en pais modelo
de concordia y fraternidad?
Un solo hombre con fe y con el corazén
abierto al amor del préjimo evité directamente,
porlo menos tres 0 cuatro masacres que todavia
hoy lamentariamos,
‘Ademés, junto a esas mediaciones, Su Em
rnencia organiz6, cuando la guerra aparecié en
cl horizonte, un grupo de personas de buena
voluntad para abrir conciencia y mediar, pidién:
dole valientemente a Somozala renuncia en bien
de la paz y, ante la negativa de éste, intentando
evitar que los dos bandos fraticidas llegaran a
peores extremos en el inevitable contronta-
mmiento.
En todo momento, pues, la cabeza de la
iglesia catblica en Nicaragua estuvo en el frente
de Ia paz luchando por recordar a los nicara
gilenses su condici6n de hermanos.
Silos hombres pensaran —ante una guerra
civit— que la muerte de hermanos no soluciona
problemas sino que los aumenta; si pensaran, al
enes, con el pensamiento de Napoleén, que
‘no honran los laureles enrojecidos con sangre
de compatriotas”; si pensaran que toda bala
‘contra un hermano y toda destruccién del propio
suelo es ademés de homicida, suicida; enten-
deriamos mejor y crecerla con més libertad y
fuerza la semilla que ha sembrado entre noso-
{10s el Cardenal Obando: queno es la misién del
hombre ser adversario del hombre, sing media-
dor.
Mediar es reconeiliar.
Y la reconcilacién es la Gnica base estable
de la paz.
Pablo Antonio Cuadra