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Artículo Redalyc 17326201 PDF
Artículo Redalyc 17326201 PDF
ISSN: 0210-1521
ie@funep.es
Fundación SEPI
España
a Gonzalo Mato
Quiero empezar diciendo que es un honor para mí estar aquí hoy dando la conferencia
invitada de Investigaciones Económicas en el XXIV Simposio de Análisis Económico. Lo
es, no sólo porque Investigaciones Económicas es una gran revista, sino por dos razones
personales. Una es que fue en esta revista donde publiqué mi primer artículo hace ya quince
años; la otra es que lo hice con un gran amigo y compañero, Gonzalo Mato, que ya no está
con nosotros.
1. Introducción
Todos hemos sufrido alguna vez el tópico de que la estadística es la
ciencia que dice que cuanto tú te comes un pollo y yo paso hambre
nos hemos comido medio pollo cada uno. Ciertamente la estadística no
es eso, pero el dicho señala un objeto de interés: que unos tienen más
que otros. El objetivo de este artículo es describir los avances de los
economistas en entender por qué unos hogares tienen más que otros.
Más precisamente, mi propósito es evaluar lo que sabemos sobre los
factores que determinan la desigualdad que observamos entre las per-
sonas e indicar cuáles son las nuevas lineas de investigación destinadas
a entender mejor los factores asociados a la desigualdad.
222 investigaciones económicas, vol xxvi (2), 2002
sonas, que responden a los incentivos creados por esas políticas. Uno
de los objetivos de este artículo es desarrollar los modelos apropiados
para evaluar las políticas redistributivas, que deben estar basados en
una teoría cuantitativamente plausible de por qué las personas difieren
entre sí.
La desigualdad entre los hogares la estudiaremos en dos partes. Em-
pezaremos por discutir la desigualdad de riqueza y cómo entenderla a
partir de la desigualdad de la renta (y para ello seremos bastante poco
exigentes sobre qué es lo que le pedimos a la teoría que nos diga sobre
la desigualdad de la renta). Repasaremos los modelos básicos que es-
tán construidos sobre la base de modelos de crecimiento neoclásico y
se diferencian en el horizonte temporal de los agentes que los pueblan.
Argumentaremos su incapacidad para proveer una buena teoría de la
desigualdad.
A continuación describiremos con algún detalle el principal modelo
con el que estudiamos la desigualdad, que es el modelo de crecimien-
to con shocks idiosincráticos a la renta laboral. Describiré los detalles
técnicos de este modelo y los desarrollos teóricos que necesito. Des-
pués veremos cómo en su forma básica no produce una buena teoría
de la desigualdad, ya que predice que los hogares tienen una riqueza
más pareja de la que tienen en realidad. A continuación pasaremos a
describir algunas de las alternativas que se han propuesto. Cerraremos
la discusión de la distribución de la riqueza argumentando que una
versión alternativa de este modelo sí que es capaz de dar cuenta de las
propiedades observadas de la desigualdad.
Luego pasaré a comentar parte del trabajo que se ha hecho sobre los
determinantes de la distribución de la renta, que es la otra cara del
problema de la desigualdad.
El plan del artículo es el siguiente. En la sección 2 voy a discutir so-
meramente las principales preguntas y cómo se pueden contestar. En
la sección 3 voy a documentar, desafortunadamente sólo con datos de
EE.UU., las propiedades de la desigualdad de renta y riqueza3 . La sec-
ción 4 discutirá lo que tienen que decir los modelos macroeconómicos
estándar. La sección 5 describirá el modelo básico para este tipo de
3
En España las cosas no son tan sencillas. Hay trabajos excelentes (Calonge y Ro-
driguez (1998) y Calonge y Manresa (1997)) para medir la redistribución que hace
el sector público. Ruiz-Castillo y Cardelus (1995) y sus colaboradores han estado
usando de forma creativa las fuentes de la Encuesta de Presupuestos Familiares
para medir la desigualdad.
224 investigaciones económicas, vol xxvi (2), 2002
Llegados a este punto tengo que ser más explícito y contestar ¿qué es
un modelo?
· Los agentes son racionales. Eso quiere decir que lo hacen lo mejor
posible y que no están equivocados sobre el mundo en el que
viven.
con el valor de cada variable y ese orden no es lo mismo para las dos
variables.
CUADRO 1
Porcentaje de la renta y la riqueza totales en manos de grupos de
hogares en EE.UU.
GRÁFICO 1
Curvas de Lorenz: Rentas laborables y riqueza en EE.UU.
100
80
Porcentaje
60
40
20
US Earnings
US Wealth
0
0 20 40 60 80 100
Porcentaje
228 investigaciones económicas, vol xxvi (2), 2002
El valor del índice de Gini para las rentas laborales de los hogares6 es de
0,63, mientras que el de la riqueza es de 0,78. No es mi intención evaluar
si estos valores son demasiado grandes (o demasiado pequeños), pero
sí resaltar que la riqueza está más concentrada que la renta laboral.
Es importante señalar que hay otras características de las hogares que
están muy relacionadas con la renta y la riqueza. Por ejemplo, la edad
del cabeza de familia nos dice mucho de cómo va a ser el hogar en
términos de renta y riqueza. El Cuadro 2 describe la renta laboral y
la riqueza para el grupo de edad del cabeza de familia7 . Incluye el
valor medio de estas dos variables dentro de cada grupo de edad y
también el índice de Gini. Aquí hay que notar varias cosas. En primer
lugar, que la edad importa. Véase cómo la relación de las dos variables
con la edad es de una U invertida. La renta es máxima justo antes
de los cincuenta mientras que la riqueza es máxima justo antes de
los sesenta. Para muchas cuestiones esta relación con la edad es muy
importante y la edad de los cabezas de familia debe tenerse en cuenta
cuando se estudian cuestiones de desigualdad. En segundo lugar, que
la desigualdad dentro de cada grupo de edad es tan grande como en
la sociedad como un todo. Los índices de Gini de la renta laboral
están alrededor de 0,5 (0,6 globalmente) mientras que los de la riqueza
son siempre superiores a 0,7 (0,78 globalmente). Esto quiere decir que
la edad, siendo importante, no es el principal factor diferenciador de
la renta y la riqueza de los hogares, hay otros factores en juego que
queremos desentrañar. En Diaz-Giménez, Quadrini y Ríos-Rull (1997)
hay una descripción detallada de la distribución de la renta y la riqueza
y de otras variables relacionadas con ella.
6
Véase Díaz-Giménez, Quadrini, y Ríos-Rull (1997) para una descripción detallada
de las definiciones de renta laboral y riqueza usadas así como de otros detalles de la
construcción de éste y de otros estadísticos usados en esta sección. Aquí sólo quisiera
resaltar que la renta laboral imputa una parte de la renta de los empresarios al
trabajo y que la riqueza incluye bienes tales como coches y embarcaciones de recreo
pero no mobiliario corriente.
7
En este cuadro es interesante notar que hay un índice de Gini mayor que 1. La
razón es que hay unos cuantos hogares con riqueza negativa, lo que hace que la
curva de Lorenz cruce el eje de abscisas y el área bajo su curva puede ser negativo.
j. v. ríos-rull: desigualdad, ¿qué sabemos? 229
CUADRO 2
Media e índice de Gini de la renta laboral y de la riqueza por edades
en EE.UU., dólares de 1992.
CUADRO 3
Movilidad de la renta y de la riqueza en EE.UU. (1984–89).
X
"
max w x(flw ) [1]
flw >dlw+1
w=0
La ecuación [3] sólo requiere que x0 (flw ) = x0 (flw+1 ) para todo l, y por
tanto que flw = flw+1 , y ello es independiente del valor concreto de
flw . En palabras, cualquier consumo constante es consistente con el
estado estacionario. El modelo de crecimiento neoclásico con agentes
heterogéneos no restringe para nada la posible distribución de la renta
y la riqueza. Cualquiera es posible. Es más, no hay ninguna restricción
a la relación entre la renta laboral y la riqueza. Otra forma de ver
lo que dice es pensar que en este modelo las condiciones iniciales se
autoperpetúan. Dada una distribución de la riqueza, el paso del tiempo
la mantiene esencialmente constante9 .
Resumamos pues: el modelo de crecimiento neoclásico con agentes
iguales en sus preferencias y desiguales en sus dotaciones no ofrece
ninguna guía para estudiar la desigualdad. Por una parte no ofrece
ninguna restricción sobre los datos y es por tanto compatible con cual-
quier observación, una propiedad indeseable en cualquier teoría (que-
remos que las teorías tengan predicciones precisas). Por otra parte el
modelo predice que no hay movilidad ninguna, lo que está en clara
contradicción con los datos. Por tanto tenemos que mirar a otro lado
para encontrar una teoría satisfactoria.
Este problema tiene solución dada por una función d0 = j(> d; n) cuan-
do el tipo de interés es suficientemente bajo, 1 + u ? 3112 . La función
j es no decreciente en su segundo argumento, esto es, para cada valor
del shock tener más riqueza garantiza que no se ahorre menos. Ade-
más, la regla de decisión está acotada. Esto quiere decir que hay un
intervalo D = {d> d̄} tal que para todo {> d} 5 V = E × D tenemos que
j(v> d) 5 D. La razón para que exista el límite inferior puede ser o que
hemos impuesto arbitrariamente una cota inferior en los activos que
es normalmente negativa, esto es un límite al crédito, lo que llamamos
11
La maximización sobre horizonte infinito que normalmente se atribuye a Bellman
(1957).
12
La razón es sencilla, cuando el tipo de interés es bajo significa que si planeamos
consumir la misma cantidad hoy y mañana, es mejor aumentar un poco la de hoy
porque el interés que nos da esperar es inferior a la impaciencia que tenemos. Sin
embargo, en este mundo hay incertidumbre y por la convexidad de la primera
derivada de la función de utilidad (lo que ocurre en la mayoría de funciones de
utilidad que se usan en el trabajo empírico), la esperanza de la utilidad marginal
es mayor que la utilidad marginal de la esperanza. Por tanto para que en media el
consumo no crezca lo que es requerido es precisamente que 1 + u ? 31 .
j. v. ríos-rull: desigualdad, ¿qué sabemos? 235
Para probar que ese ratio capital trabajo existe se usa el teorema del
valor medio. Fíjense que el denominador de la ecuación [11] es cons-
tante para todo n. Cuando n es tal que su tipo de interés se aproxima
a la inversa de la tasa de descuento, el ahorro de los agentes se ha-
ce arbitrariamente grande y el lado derecho de [11] es mayor que el
izquierdo. Alternativamente, si n es muy grande el tipo de interés es
pequeño y los agentes ahorran poco. Basta con probar que para algún
n suficientemente grande el lado derecho de [11] es menor que el iz-
quierdo. Para probar que existe un cero de [11] sólo hace falta probar
que su lado derecho es una función continua de n. De nuevo estamos de
16
Un tipo de matrices K que no cumple esa condición es el de las que se componen
de bloques en la diagonal que hace que haya shocks o características que los agentes
que las tienen no las pierden nunca.
238 investigaciones económicas, vol xxvi (2), 2002
6. Desarrollos técnicos
Han sido necesarios numerosos desarrollos técnicos para poder usar la
clase de modelos descritos en la sección anterior. Entre esos desarrollos
técnicos, aparte de los ya descritos (ley de los grandes números, econo-
mías con continuos de agentes, programación dinámica), destacan la
teoría recursiva del equilibrio y el desarrollo de los ordenadores. Estos
avances son los mismos que han beneficiado a toda la macroeconomía
moderna.
La teoría recursiva del equilibrio se empieza a desarrollar plenamente
en Prescott y Mehra (1980). Esa teoría se edifica a partir del Primer
Teorema del Bienestar, que permite el cálculo del equilibrio a partir
de la solución de un problema de maximización. Este problema, nos
enseña la programación dinámica, es mucho mas sencillo de resolver y
de manejar en el espacio de funciones que en el espacio de secuencias.
El trabajo de Prescott y Mehra (1980) nos indica cómo definir el equi-
librio directamente en el espacio de funciones, lo que permite pensar
en la computación de equilibrios incluso en economías que no cumplen
el Primer Teorema del Bienestar, como son las que usamos en este ar-
tículo. La importancia de pensar de forma recursiva lleva más de diez
años en el centro de la macroeconomía, piénsese en el título de Stokey
y Lucas (1989) (Recursive Methods in Economic Dynamics), que es
uno de los más, si no el más, importantes libros de Macroeconomía de
los últimos años.
Es imposible exagerar la importancia de los ordenadores en los es-
tudios de desigualdad y en toda la macroeconomía moderna. Desde
los trabajos pioneros de, Sonnenschein (1973), Debreu (1974) y Man-
tel (1974) y Mas-Colell, McFadden, Mantel, y Richter (1974) sabemos
que la teoría pura es insuficiente. Ellos demostraron que las propieda-
des de la demanda individual desaparecen al agregar agentes (excepto
por la continuidad, la homogeneidad de grado cero y la ley de Walras).
En otras palabras la teoría no restringe las funciones de exceso de de-
manda agregada. Una versión de esta misma idea para los modelos de
j. v. ríos-rull: desigualdad, ¿qué sabemos? 239
GRÁFICO 2
Curvas de Lorenz de la riqueza: EE.UU. y Aiyagari (1994)
100
Riqueza en EE.UU.
Riqueza en Aiyagari 1994
80
Porcentaje
60
40
20
0
0 20 40 60 80 100
Porcentaje
no es muy grave: mucha gente las tiene y son más de la mitad de las
altas.
GRÁFICO 3
Curvas de Lorenz de las rentas laborables: EE.UU. y
Aiyagari (1994)
100
80
60
Porcentaje
40
20
Lo que este gráfico nos dice es que el proceso de renta que usamos
genera mucha menos desigualdad que la observada en renta. Que ese
proceso que usamos implícitamente dice que hay diferencias en renta
entre los hogares que son perpetuas y que por tanto no hay que mo-
delarlo cuando pensamos en la riqueza como mecanismo asegurador.
Esto es lo que hace Castañeda, Díaz Giménez y Ríos-Rull (1998a),
que genera unos índices de desigualdad muy bajos. Alternativamente,
y ésta es la interpretación propuesta en Castañeda, Díaz Giménez y
Ríos-Rull (2000), es que para poder dar cuenta de las diferencias en
riqueza hay que contar con un modelo que genere diferencias en las
rentas laborales como las observadas. Éste no es lugar para describir
los detalles de Castañeda, Díaz Giménez y Ríos-Rull (2000), pero baste
decir que replica las curvas de Lorenz de renta laboral y riqueza en un
modelo con agentes con preferencias idénticas y constantes y donde se
modela explícitamente el sistema impositivo americano. Storesletten,
Telmer y Yaron (1998), en un importante trabajo, contestan las esti-
maciones estándar de volatilidad de las rentas laborales y alegan que
son mucho más volátiles de lo previamente pensado.
Para ver esto de forma sencilla, Díaz, Pijoan-Mas y Ríos-Rull (2000)
usa una versión muy escueta de Castañeda, Díaz Giménez y Ríos-Rull
(2000) con un proceso de las rentas laborales que genera la curva de
Lorenz del Gráfico 4. Como vemos este proceso, con sólo tres valores
posibles, genera una distribución de renta laboral muy similar a la de
los datos, con mucha más desigualdad que la postulada en la versión
estándar del modelo de Aiyagari (1994) que vimos en Gráfico 3.
La pregunta es qué le hace este proceso a la distribución de la riqueza.
La respuesta la podemos ver con ayuda del Gráfico 5. Vemos que,
a pesar de que los detalles no coinciden, las propiedades básicas de
la desigualdad de la riqueza en este modelo son muy similares a las
encontradas en la economía americana.
Concluyo con esto que shocks a la rentas laborales sí son capaces de
dar cuenta de la desigualdad laboral y que, por tanto, no hace falta
recurrir a variables no observables para dar cuenta cuantitativamente
de la distribución de la riqueza. Ello no quiere decir que piense que
la gente no difiere en cuestiones como la paciencia, sino que no hace
falta imponer heterogeneidad sobre propiedades no observables para
entender la distribución de la riqueza. El problema de las variables
no observables es que pueden tomar cualquier valor, lo que reduce la
disciplina y hace posible que obtengamos cualquier resultado.
j. v. ríos-rull: desigualdad, ¿qué sabemos? 245
GRÁFICO 4
Curvas de Lorenz de las rentas laborables: EE.UU. y otra
muy variable
100
80
Porcentaje
60
40
20
GRÁFICO 5
Curvas de Lorenz de la riqueza: EE.UU. y economía con
rentas laborables muy variables
100
80
60
Porcentaje
40
20
Porcentaje
246 investigaciones económicas, vol xxvi (2), 2002
También encontraron que esos costes son muy diferentes para los ricos
y para los pobres (en perjuicio de estos últimos).
En Castañeda, Díaz-Giménez y Ríos-Rull (1998b), que es esencial-
mente una versión anterior de Castañeda, Díaz-Giménez y Ríos-Rull
(2000), se pregunta cuánto se concentraría la riqueza si se eliminase
la progresividad impositiva en EE.UU. El trabajo encuentra que la
concentración de la riqueza aumentaría dramáticamente.
Finalmente (aunque seguramente se me han quedado muchos en el
tintero), Conesa y Krueger (2000) se preguntan cuál sería el grado de
progresividad que un agente que aún no sabe su tipo preferiría en el
estado estacionario (esto es una forma indirecta de hablar de bienestar)
y encuentran que no muy lejos del de la economía americana.
22
Lo que las ha inducido a trabajar más, acumular más experiencia y reducir las
diferencias salariales (Olivetti, 2000).
j. v. ríos-rull: desigualdad, ¿qué sabemos? 249
CUADRO 4
Rentas laborales y riqueza medias por tipo familiar en EE.UU.
(dólares de 1992)
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252 investigaciones económicas, vol xxvi (2), 2002
Abstract
In this article I review the current state of our knowledge of what factors ac-
count for labor income and wealth inequality among households. In particular,
I stress that shocks to labor incomes su!ce to generate observable dierences
between the wealth of the households.