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Relevancia del índice del cuerpo calloso.

Se analizó la relación del índice del cuerpo calloso como medida de atrofia global y de
los distintos segmentos de esta estructura con el rendimiento en diferentes tareas
cognitivas

El servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Canarias (HUC),


adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha llevado un estudio de la
relación del Índice del cuerpo calloso como medida de atrofia global y de los distintos
segmentos de esta estructura con el rendimiento en diferentes tareas cognitivas en
pacientes con esclerosis múltiple. Participaron un total de 112 pacientes y se utilizó un
sencillo procedimiento de análisis de imágenes desarrollado por un grupo de neurólogos
de Río de Janeiro.

El cuerpo calloso es el mayor haz de fibras nerviosas del cerebro de la mayoría de los
mamíferos que conecta los dos hemisferios cerebrales por puntos no simétricos de la
corteza. Su principal función es la de servir como vía de comunicación entre ambas
mitades y conseguir que trabajen de forma unitaria y complementaria.

Las fibras callosas aparecen en embriones humanos entre las semanas diez y once de
gestación, si bien, su mielinización (perdida de mielina) es lenta y termina en torno a la
pubertad y, comienza a perder grosor y tamaño de forma gradual, a partir de la cuarta
década de la vida, especialmente en sus regiones más anteriores.

Anatómicamente, el cuerpo calloso se divide en tres partes: la rodilla, que abarca el


tercio anterior e interconecta las zonas prefrontales, el tronco, que une las cortezas
motoras y somatosensoriales de los lóbulos parietal y temporal y, finalmente, el
esplenio, que constituye la porción más posterior y conecta los lóbulos occipitales.

La composición de los axones mielinizados, convierte al cuerpo calloso en una de las


estructuras diana en el estudio de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad crónica, de
carácter inflamatorio-desmielinizante cuya afectación de la sustancia blanca es bien
conocida.

Distintas investigaciones han relacionado la afectación de esta estructura con déficit


cognitivos presentes en la enfermedad como el enlentecimiento en la velocidad para
procesar la información, la memoria, la fluidez verbal, la integración de distintas
funciones e incluso con la fatiga, uno de los síntomas más discapacitantes de la
enfermedad.

El índice del cuerpo calloso de los pacientes estudiados fue de 0,34 y correlacionó con
medidas de velocidad de procesamiento, memoria verbal y visual, fluidez verbal,
flexibilidad e integración a la percepción visual. A nivel regional, se objetivaron
múltiples asociaciones entre las distintas partes anatómicas del cuerpo calloso,
especialmente la parte posterior (esplenio) y diferentes dominios cognitivos.

Así, por ejemplo, un menor volumen de esta región se traduce en enlentecimiento


cognitivo, déficit en memoria operativa y memoria verbal así como problemas en
habilidades perceptivas visuales. A nivel práctico, estos déficit se traducen en la
necesidad de más tiempo para realizar determinadas tareas, dificultades en la
recuperación de la información memorizada, que se traducen en despistes y olvidos, etc.

En relación al segmento más anterior del cuerpo calloso, en nuestra muestra, se


relaciona especialmente con funciones que implican la planificación, la organización o
flexibilidad, de manera que, un mayor volumen en esta área implica una mayor
capacidad en estas funciones. Finalmente, un mayor volumen del tronco del cuerpo
calloso (o segmento central) se traduce en un rendimiento superior en memoria visual y
en tareas que implican la integración de otras funciones como la organización y la
percepción visual.

Todos estos datos confirman la importancia de esta estructura como pieza fundamental
en esta enfermedad, especialmente en el déficit cognitivos asociados a la misma

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