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JUICIO ORAL
Problemas de aplicación
del Código Procesal Penal de 2004
GACETA
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JUICIO ORAL
Problemas de aplicación
del Código Procesal Penal de 2004
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Presentación
En su versión más garantista, el proceso penal supone la disputa igua-
litaria y reglada entre una tesis incriminatoria y otra de defensa que
conduzca a la decisión razonada de un tercero imparcial. Esto, que
algunos entienden como el producto de un trajinado y complejo debate
no es más que la derivación directa de una simple pero certera aproxi-
mación intuitiva a la idea de justicia.
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Análisis de los principios y
reglas del juicio oral
I. INTRODUCCIÓN
[*] Abogado especialista en Derecho Procesal Penal. Doctorando en Derecho en la Universidad Autónoma de
México. Docente universitario en México, Perú y Chile.
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[1] Vide al respecto: MORENO VARGAS, Mauricio/QUINTERO, María Eloísa/BENAVENTE CHORRES, Hesbert.
Nuevo sistema de justicia penal en el Estado de México. Porrúa, México, 2010.
[2] Se toma como referencia la entrevista efectuada por Radio Bío Bío, el 18 de diciembre de 2010, a Patricio
Souza, juez de garantía de Santiago y Director de la Asociación Nacional de Magistrados y Ana Morales, jefa
del área de Justicia y Reinserción Social de la Fundación Paz Ciudadana.
[3] Lo que nos motiva a reflexionar que en el ámbito caribeño no solo debe pensarse en Puerto Rico.
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[4] BAUMANN, Jürgen. Derecho Procesal Penal. Conceptos, fundamentos y principios procesales. Traducido por
Conrado Finzi, Depalma, Buenos Aires, 1989, p. 107.
[5] BENAVENTE CHORRES, Hesbert ét al. Derecho Procesal Penal aplicado. Flores editor, Ciudad de México,
2009, p. 81.
[6] SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Manual de Derecho Procesal Penal. Idemsa, Lima, 2004, p. 292.
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La publicidad está recogida entre los principios que regulan la etapa de juz-
gamiento. Esto puede observarse en el artículo 357.1 del CPP de 2004 que
establece que el juicio oral será público. La justificación de esta disposición
es que es en el juzgamiento donde se resuelven las cuestiones esenciales
del proceso, las que, prima facie, se reducen a la eventual afectación del de-
recho a la libertad personal del imputado. Por eso, se requiere un marco
de transparencia para el conocimiento de la información (probatoria) tanto
para las partes como para la sociedad.
[7] Mediante el término know how o “secretos de empresa” englobamos tanto al secreto comercial como al indus-
trial.
[8] Para mayores detalles en torno a la protección jurídica del know how, vide BENAVENTE CHORRES, Hesbert.
“La teoría trialista del know how y sus repercusiones en la propiedad intelectual”. En: Propiedad intelectual,
derechos fundamentales y propiedad industrial. Reus, Madrid, 2005. EL MISMO. “El contrato de know how o
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Para ingresar, en concreto, al tema del know how partimos de un caso pe-
nal de monopolio contra Bill Gates, en el que un juez de Washington ordenó
que la empresa Microsoft proporcionara a los abogados del Departamento
de Justicia el código fuente de Windows 95 y Windows 98, frente a lo cual,
los abogados de Gates adujeron que eso suponía revelar el secreto de su sis-
tema operativo (know how), tan preciado para ellos como la fórmula de una
famosa bebida gaseosa (Coca Cola)[10].
de provisión de conocimientos técnicos: Aspectos a ser considerados para su regulación normativa”. En: Ius et
Praxis. Vol. 14, N° 02, Universidad de Talca (Chile), 2008.
[9] GÓMEZ SEGADE, José Antonio. El secreto industrial (know how). Concepto y protección. Tecnos, Madrid,
1974, p. 43.
[10] Diario El País (España) del 7 de agosto de 1998.
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el secreto debe manifestar su deseo de que este no sea conocido por otras
personas y proyectar la actitud de mantener así esa situación.
Ahora bien, existen una serie de razones que justifican que el know how no
sea revelado. Así, tenemos:
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De otro lado, el artículo 358 del CPP de 2004 prevé las condiciones para la
publicidad del juicio. En ese sentido, el numeral 2 del citado artículo precisa
que está prohibido el ingreso de aquellos que porten armas de fuego u otro
medio idóneo para agredir o perturbar el orden. Tampoco podrán ingresar
los menores de doce años o quien se encuentre en estado de ebriedad, dro-
gadicción o sufra grave anomalía psíquica.
En ese sentido, consideramos que estas reglas deben ser analizadas, en tor-
no a su pertinencia, razonabilidad y proporcionalidad, con la finalidad de
asegurar el normal desarrollo de la audiencia del juicio oral.
Dentro de las reglas de la etapa de juicio oral encontramos aquellas que per-
miten al juez unipersonal o a los colegiados imponer una medida de apre-
mio frente al incumplimiento de sus resoluciones.
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[11] La palabra apremio procede del verbo latino premer, que significa oprimir, apretar y significa compeler al
litigante o a las partes a algún acto.
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[12] Artículo 76 del Código de Procedimientos Penales del Estado de México de 2009.
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El artículo 371.2 del CPP de 2004 regula los denominados alegatos de aper-
tura o preliminares de la siguiente forma:
[13] BAYTELMAN, Andrés/DUCE, Mauricio. Litigación penal, juicio oral y prueba. Fondo de Cultura Económica,
Ciudad de México, 2005, p. 51.
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2) La calificación legal
3) Las pruebas
En lo que se refiere al actor civil y al tercero civil, la norma antes citada pre-
cisa que serán sus abogados los que expongan los alegatos de apertura, ya
que estos son argumentos técnicos que deben ser formulados por profesio-
nales del Derecho. Asimismo, la norma en estudio indica que son dos los te-
mas que los abogados deberán señalar cuando expongan los alegatos:
1) Las pretensiones
El interés común del actor civil y el tercero civil gira en torno a la repa-
ración del daño. Es evidente que el primero de ellos busca el reconoci-
miento de su derecho a que se le restituya la cosa objeto del delito, los
frutos (naturales, industriales y civiles) o a que, en su defecto, se le pa-
gue el precio correspondiente y se le otorgue el resarcimiento de los
daños y perjuicios sufridos (incluyendo el lucro cesante). En cambio, la
expectativa del tercero es que no haya que restituir o resarcir o habién-
dolo que no puede atribuírsele responsabilidad civil que lo obligue a
asumir una reparación de los daños.
2) Las pruebas
Al igual que el Ministerio Público, tanto el actor civil como el tercero ci-
vil deberán realizar una mención genérica de sus medios de prueba ad-
mitidos en el proceso, los cuales permitirán establecer la fundabilidad
de sus pretensiones.
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2) Las pruebas
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[14] BERGMAN, Paul. La defensa en juicio. La defensa penal y la oralidad. Segunda edición, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1995, p. 234.
[15] Ibídem, p. 238.
[16] HIDALGO MURILLO, José Daniel. Investigación policial y teoría del caso. Flores, Ciudad de México, 2011, p. 3.
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entender la expresión “teoría” como una “hipótesis” del caso, esto es, como
una explicación provisional (y, por lo tanto, susceptible de confirmación) de
un suceso penal, expuesta ante el jurado y el juez (aunque el mensaje va di-
rigido primordialmente al primero) en un debate o juicio oral.
Quienes confunden la teoría del caso con los alegatos de apertura, pare-
cen entender la etapa de juicio como la única del proceso, sobre la base de
lo cual el juicio se abriría y definiría con el alegato, como si este delimita-
ra la litis sobre la cual se entablará el debate. Es lo que ocurre, por ejemplo,
con Calderón Sumarriva quien sostiene que: “El Fiscal y la defensa le debe-
rán presentar una hipótesis sobre los hechos (teoría del caso) en un alegato
preliminar, buscando vincular, en forma coherente y creíble, los hechos de la
causa, la teoría legal y la prueba. Luego deberá introducirse la información
en el juzgamiento, con el objetivo de demostrar la hipótesis”[17].
Para la citada autora, el juicio oral no se inicia con una acusación y/o con los
hechos admitidos en el auto de enjuiciamiento, sino, como se desprende de
su artículo, de una hipótesis que debe ser demostrada en juicio, a lo que lla-
ma “teoría del caso”, contradiciendo lo señalado en el artículo 356 del CPP
de 2004.
De similar opinión es Prieto Vera, quien explica que en el juicio oral: “se lle-
varán a cabo los alegatos o argumentaciones de apertura, obligatorios para
el fiscal y potestativos para la defensa, en los que cada parte hace una expo-
sición breve de su teoría del caso, entendiendo por esta la hipótesis fáctica,
jurídica y probatoria, para que el juez tenga una visión de la prueba que des-
filará en el juicio y lo que se busca al presentarla”[18].
[17] CALDERÓN SUMARRIVA, Ana. “El juez en el nuevo Código Procesal Penal peruano”. En: Revista
Iberoamericana de Derecho Procesal Garantista, 2006.
[18] PRIETO VERA, Alberto José. Esquema del proceso penal en el sistema acusatorio colombiano. Agosto, 2004.
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y manuales. Para dichos autores, desde los alegatos de apertura, “la teoría
del caso es, por sobre todas las cosas, un punto de vista. Siendo el juicio pe-
nal ineludiblemente un asunto de versiones en competencia”[19], la “técnica”
y la “estrategia” terminan siendo, en definitiva, un asunto del “mejor alegato”
para convencer al juez o tribunal.
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Análisis de los principios y reglas del juicio oral
En tal sentido, no es correcto afirmar que el juez del juicio oral define el ám-
bito cognitivo a través de los alegatos de apertura así como tampoco lo es
[22] Así tenemos: BLANCO SUÁREZ, Rafael, ét. ál. Litigación estratégica en el nuevo proceso penal. Lexis Nexis,
Santiago, 2006; MARTÍNEZ HIDALGO, José. Nuevo sistema de justicia penal para el Estado de Hidalgo.
Porrúa, México, 2010; LLANCAMAN NIETO, Patricio. El juicio oral penal. Ediciones Jurídicas, Santiago, 2003;
CASANUEVA REGUART, Sergio. El juicio oral. Teoría y práctica. Tercera edición, Porrúa, México, 2008;
GONZÁLEZ OBREGÓN, Cristal. Manual práctico del juicio oral. Ubijus, México, 2008.
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indicar que las partes darán a conocer, por primera vez, su teoría del caso al
juzgador a través de los mencionados alegatos, pues ellas ya han ido dando
a conocer “su caso” al órgano jurisdiccional en las diferentes audiencias a las
cuales han sido convocadas, así como, en diferentes diligencias de investi-
gación (v. gr. la declaración del imputado ante el fiscal).
Aquí, mi inquietud es la siguiente: ¿es la teoría del caso una simple explica-
ción de aquellas técnicas que nos han servido en la audiencia del juicio oral
con la necesaria advertencia de que lo que le sirve a uno no necesariamen-
te es útil para el otro? Si la teoría del caso fuera esto, entonces habría que
conceder la razón a quienes postulan que aquella no merece la importancia
que usualmente se le atribuye, pues se reduciría a una mera técnica de per-
suasión del órgano jurisdiccional, en torno a nuestra versión de los hechos
de uno de los sujetos procesales.
[23] Artículos 98, 229 y 232 del Código Procesal Penal chileno.
[24] Quizás es el sistema colombiano donde más se advierte la confusión entre alegatos de apertura y teoría del
caso, debido a lo regulado en el artículo 371 del Código de Procedimientos Penales de Colombia. No obstante,
si uno repasa los artículos 8, 286 y 288 del citado código, podrá advertirse la presencia de la mencionada
teoría aún desde la etapa de investigación.
[25] Artículos 16 y 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
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[26] Para un mayor análisis vide BENAVENTE CHORRES, Hesbert. La aplicación de la teoría del caso y la teoría
del delito en el proceso penal acusatorio. Bosch, Madrid (en prensa).
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Para analizar dicho planteamiento tenemos que ingresar al tema de las de-
claraciones previas, las cuales consisten en aquellas manifestaciones verti-
das por los órganos de prueba antes de la realización de la audiencia del jui-
cio oral. Este es el caso de la manifestación policial o la declaración ante el
fiscal, las que deben obrar en la respectiva carpeta de investigación.
Las declaraciones previas no son pruebas por sí mismas sino herramientas
que el abogado que está examinando al órgano de prueba puede emplear
durante la audiencia del juicio oral, con la finalidad de refrescarle la memo-
ria, identificar contradicciones o aclarar sus dichos (vide artículo 387.6 del
CPP de 2004). La razón por la que las declaraciones previas no constituyen
prueba es que cuando estas se emiten, no se encuentra presente el juez o
los magistrados encargados del juicio oral, de modo tal que no se cumple
con lo exigido por el principio de inmediación. Como ya se indicó, son herra-
mientas con las que cuenta el examinador para poder cumplir con los obje-
tivos de su interrogatorio.
Sin embargo, existe la posibilidad de que a las declaraciones previas se les
otorgue valor probatorio. Esto ocurre cuando ellas cumplen con las reglas
de la prueba documental (vide infra).
En ese sentido, existen dos escenarios:
1) El primero consiste en que las declaraciones previas no cumplen con las
reglas de la prueba documental, o bien, si cumplen con estas pero las
partes ni el juez (de oficio) solicitan su incorporación al juicio oral como
prueba. En este caso, las declaraciones previas solamente se utilizarán
en función de los fines ya señalados: a) refrescar o ayudar a su memoria;
b) demostrar contradicciones; o, c) solicitar las aclaraciones pertinentes;
esto es, como herramientas del abogado que interroga al acusado, tes-
tigo o perito.
2) El segundo escenario consiste en que las declaraciones previas cum-
plan con los requisitos de la prueba documental [vide artículo 383.1, li-
terales c) y d) del CPP de 2004] y hayan sido incorporadas al juicio oral
con esa calidad, ya sea a solicitud de la parte interesada o, de oficio, por
el juzgador. En ese sentido, cuando el juez lo disponga, se leerán o re-
producirán en la audiencia del juicio oral, bajo las reglas del contradic-
torio y de la valoración razonable del juzgador[27].
[27] Sin embargo, en mi opinión si se han admitido las declaraciones previas como prueba documentada, no existe
obstáculo para que, durante los interrogatorios, también sean utilizadas para refrescar la memoria, demostrar
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Es evidente que el problema que surge es una eventual afectación del dere-
cho a guardar silencio, dado que, este se vería comprometido si el tribunal
del juicio oral pretendiera colmar el silencio del imputado a través de otras
manifestaciones brindado por este. Aquí el mensaje sería el siguiente: ¡guar-
des silencio o no, encontraré información en tus dichos pasados y les daré
valor probatorio!
contradicciones o solicitar aclaraciones. Sin embargo, no deben proceder a la inversa, es decir, si una decla-
ración previa es empleada, por ejemplo, como ayuda de memoria, no significa que luego será analizada como
prueba documentada, pues para ello se requiere que cumpla más que su simple utilización en un interrogatorio.
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Ahora bien, testigo es toda persona llamada al proceso por presumirse que
posee conocimientos relacionados con el hecho investigado, con el fin de
que declare lo que conoce[29]. Por su parte, y de un modo muy semejante,
Ramos señala que son testigos las personas que de una u otra forma pue-
den tener conocimiento de los hechos o aportar datos útiles para la instruc-
ción de la causa[30].
Todas las personas citadas por la autoridad judicial como testigos tienen la
obligación de acudir a la sede judicial a prestar su declaración. En tal senti-
do, el juez debe citar como testigos a las personas ofrecidas por el Ministerio
[28] GORPHE, François . “La apreciación judicial de las pruebas” citado por KIELMANOVICH, Jorge. Teoría de la
prueba y medios probatorios. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1996, p. 127.
[29] LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Instituciones de Derecho Procesal Penal. Akal/Iure, Madrid, 1999,
p. 259.
[30] RAMOS MÉNDEZ, Francisco. El proceso penal. Bosch, Barcelona, 1999, p. 76.
[31] Esta clasificación, por ejemplo, la encontramos en el artículo 347 del Código Procesal Penal de Oaxaca.
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De otro lado, para iniciar las estaciones de preguntas al testigo, se debe ob-
servar las siguientes reglas:
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Sin embargo, el artículo 378.1 del CPP de 2004 no precisa el objeto de esta
segunda ronda de preguntas. En efecto, en el sistema acusatorio peruano se
permiten dos rondas o ruedas de preguntas. La primera está conformada por
el interrogatorio (realizado por quien ofreció al testigo) y el contrainterroga-
torio (realizado por la contraparte). La segunda ronda está conformada por
el reinterrogatorio, en el que la parte que ofreció al testigo vuelve a tomar
el uso de la palabra para interrogar, y el recontrainterrogatorio, donde la
contraparte retoma el uso de la palabra para formular preguntas al testigo.
Sin embargo, para que esto no sea repetitivo, la segunda ronda de pregun-
tas (el reinterrogatorio y el recontrainterrogatorio) debe limitarse al análisis
de las respuestas que el testigo ha dado durante el contrainterrogatorio, lo
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De otro lado, el artículo 375.4 del CPP de 2004 establece que el juez, excep-
cionalmente, podrá interrogar a los órganos de prueba, pero, solo cuando
hubiera quedado algún vacío. Aquí, nos encontramos ante el denominado
interrogatorio de oficio, el cual es realizado por el juez o tribunal del juicio
oral. Sin embargo, a fin de salvaguardar la regla según la cual la declaración
del testigo se sujeta al interrogatorio de las partes, el juzgador solo deberá
formular preguntas de forma excepcional y sobre temas no abarcados por
las partes a la hora de interrogar al testigo.
Si el juez ingresa a las preguntas trabajadas por las partes, quizá inconscien-
temente, puede destruir lo que estas han obtenido durante el interrogato-
rio inclinando la balanza a favor de una de ellas. No debe olvidarse que de-
ben ser las propias partes las que determinen la veracidad de sus posiciones
o la falsedad de lo propuesto por su contraparte, mientras que el juez debe
encargarse de la valoración de la información.
Por tal razón, lo más conveniente sería eliminar la figura del interrogatorio
de oficio y, de esta forma dejar en manos de las partes la responsabilidad de
un adecuado examen a los órganos de prueba y al juez la tarea de la mode-
ración de los interrogatorios y la valoración probatoria.
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más del plazo fijado inicialmente. Cuando la suspensión dure más de ese
plazo, se producirá la interrupción del debate y se dejará sin efecto el juicio,
sin perjuicio de señalarse nueva fecha para su realización.
El artículo 378.5 del CPP de 2004 precisa lo siguiente: “El examen de los pe-
ritos se inicia con la exposición breve del contenido y conclusiones del dic-
tamen pericial. Si es necesario se ordenará la lectura del dictamen pericial.
Luego se exhibirá y se les preguntará si corresponde al que han emitido, si
ha sufrido alguna alteración y si es su firma la que aparece al final del dicta-
men. A continuación se les pedirá expliquen las operaciones periciales que
han realizado, y serán interrogados por las partes en el orden que establez-
ca el juez, comenzando por quien propuso la prueba y luego los restantes”.
En ese sentido, la pregunta que nos planteamos es: ¿si además de ofrecer,
como medio de prueba, la declaración del perito, se debe también ofrecer
su dictamen pericial o este es un simple documento que se anexa, como for-
malidad, al ofrecimiento del perito y debe ser leído en la audiencia de
debate oral?
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tribunal del juicio oral, la que se obtendrá a través de las preguntas que le
formulen las partes y, en forma excepcional, el juez.
En tal sentido, no bastará una ratificación del dictamen sino una explicación:
i) de lo examinado; ii) de la metodología y operaciones empleadas; iii) de los
resultados obtenidos, iv) de las observaciones que las partes hubiesen po-
dido plantear (si presenciaron la práctica del peritaje); y, v) las conclusiones
a las que arribe el perito.
Por tal razón, en el actual sistema, el estudio de la prueba pericial gira en tor-
no a la figura del perito. Este es una persona que cuenta con una especial ex-
perticia[34] en un área de conocimiento, derivada de sus estudios o especiali-
zación profesional, del desempeño de ciertas artes o del ejercicio de un de-
terminado oficio. Lo que distingue al perito de un testigo cualquiera, es que
aquel es llamado al juicio para declarar sobre algo en lo es experto, y es pre-
cisamente esa experticia la que le permite dar opiniones y conclusiones re-
levantes acerca de diversas cosas. Es decir, el perito es alguien que compa-
rece al juicio para aportar conocimiento experto que está más allá del cono-
cimiento del juzgador y que es considerado necesario para decidir el caso[35].
La experticia que detenta el perito es lo que hace que las opiniones y con-
clusiones que él entrega sean admitidas allí donde, por regla general, a un
testigo común y corriente no se le permite dar opiniones. Como puede
apreciarse, lo que caracteriza a un perito es el conocimiento especializado y
la necesidad de ese conocimiento para la apreciación correcta de un hecho
o circunstancia relevante del caso[36].
[34] Diferenciamos experticia con experiencia, pues esta última puede referirse más al conocimiento sensorial; en
cambio, experticia denota la conjunción entre conocimiento teórico y práctico en una determinada ciencia, arte
u oficio.
[35] QUEZADA, José. Tratado de Derecho Procesal Penal. Conosur, Santiago, 1994, p. 360.
[36] DUCE, Mauricio. “La prueba pericial y su admisibilidad a juicio oral en el nuevo proceso penal”. En: Revista de
Ciencias Penales Iter Criminis. N° 5, México, 2006, p. 62.
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[37] Cita tomada de: DUCE, Mauricio. “La prueba pericial…”, Ob. cit., p. 63.
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El punto central del aporte del perito está dado en su capacidad para entre-
gar opiniones al tribunal sobre la base de su experticia.
[38] Cfr. ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Ediciones Del Puerto, Buenos Aires, 2000, p. 238.
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Esto constituye una consecuencia natural del carácter acusatorio del nuevo
proceso, de acuerdo al cual los jueces dejan de tener la iniciativa o un rol re-
levante en la producción de información y rendición de las pruebas, lo cual
queda entregado exclusivamente a las partes[39].
Ello no significa que los peritos sean “serviles” a quienes los han convocado,
sino que la decisión de presentarlos estará asociada al hecho de que lo que
el perito está dispuesto a afirmar en juicio, producto de su ciencia o disci-
plina, resulta consistente con la teoría del caso o la versión de quien lo con-
voca. Tampoco significa que todo perito que las partes intenten presentar
a juicio deba ser admitido por el juez de control en la audiencia intermedia,
sino que el peritaje debe ser pertinente, útil y no referirse a hechos públicos,
notorios o que se hubiesen conocido en forma ilícita.
[39] En esta misma línea Granados sostiene, para el caso de la reforma procesal penal colombiana que: “(...) la
concepción en un sistema acusatorio de que el perito es de las partes y no de la curia (...)”. Cfr. GRANADOS,
Jaime. “La prueba pericial y la prueba novel en el marco del nuevo proceso penal en Colombia”. En: Revista de
Derecho Penal Contemporáneo, N° 11, abril-junio, Bogotá, 2005, p. 78.
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De otro lado, y tomando en cuenta el artículo 383 del CPP de 2004, los casos
de prueba documentada propiamente dicha son:
1) Las actas que contienen la prueba anticipada, así como las actas
levantadas por la Policía, el fiscal o el juez de la investigación pre-
paratoria que contienen diligencias objetivas e irreproducibles ac-
tuadas conforme a lo previsto en el CPP de 2004, tales como las ac-
tas de detención, reconocimiento, registro, inspección, revisión,
pesaje, hallazgo, incautación y allanamiento, entre otras
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Ejemplos de ello pueden ser el caso del testigo o perito que no po-
drá concurrir al juicio oral o el documento que puede ser sustraí-
do, justificándose, por lo tanto, su desahogo anticipado en una au-
diencia dirigida por el juez de la investigación preparatoria, en la
que deben observarse las reglas del contradictorio y de la inmedia-
ción[40]. Esto es lo que se denomina prueba anticipada propiamen-
te dicha.
[40] Las dos garantías básicas de la preconstitución probatoria, la inmediación judicial y contradicción, como es ob-
vio, deben ser entendidas de manera distinta en la instrucción o investigación y en el juicio oral. La inmediación
instructora es una garantía de legalidad del acto –de carácter garantista–, que, sin embargo, no siempre es
posible –especialmente, en los supuestos de imprevisibilidad–. La contradicción efectiva, en sede de instrucción
no tiene un carácter absoluto y máximo, depende de algunas circunstancias, y será del caso tener presente
factores –que autoricen su realización no simultánea– tales como la urgencia en la realización de la diligencia
de instrucción de la que puede resultar una fuente de prueba; o la inexistencia, en el momento de su realización,
de una persona con el carácter de imputado; o del consentimiento del imputado en la utilización de fuentes de
pruebas generadas sin contradicción; o de actuaciones intencionales de alguna de las partes tendientes a evitar
la existencia de contradictorio para evitar precisamente que esta garantía esté en la obtención de la fuente de
prueba, etc. –tampoco es indiferente que se pueda prever o no la imposibilidad futura de la contradicción–. Es
posible, siempre, sostener que se pueda garantizar en sede de instrucción –ante la ausencia de un contradictorio
simultáneo– un contradictorio diferido sobre la fuente de prueba [importa conocimiento de las actuaciones para
la petición de las diligencias correspondientes que permitan cuestionar aquella, sea para proporcionar fuentes
de prueba de descargo o sembrar la duda sobre la fuente de prueba de cargo del acusador], y lo más cercano
posible al que se daría si la fuente de prueba estuviera directamente presente en el juicio oral (por todos, vide
GUZMÁN FLUJA, Vicente. “La anticipación y aseguramiento de la prueba penal”. En: Prueba y proceso penal.
Gómez Colomer, Juan Luis. Coordinador, Tirant lo Blanch, Valencia, 2008, pp. 203/207, y 221/224.
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[41] Por ejemplo, con el peritaje realizado durante la etapa de investigación, quizá el Ministerio Público deduzca que
el caso no es penalmente relevante, y el caso concluya allí –por archivo del referido órgano o por sobreseimiento
judicial–; ahorrándose dinero y tiempo, en lugar de que esa misma decisión se adopte en el juicio oral.
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El primer paso gira en torno al hecho de que una de las partes solicita
la actuación, como prueba documentada, de las declaraciones previas
del testigo, perito o imputado, en alguno de los casos o supuestos se-
ñalados en la ley[42].
Esto debido a que valorar como prueba algo realizado con anterioridad
al juicio oral constituye una concesión del sistema acusatorio para ha-
llar la verdad histórica. Sin embargo, se trata de una situación excepcio-
nal y debe ser la ley la que establezca (en un sistema cerrado o de nú-
merus clausus) los casos en los que procede la lectura o reproducción
de tales diligencias como prueba documentada.
2) Que sea solicitada por alguna de las partes y admitida por el juez
unipersonal o colegiado, o bien de oficio por este
[42] Esto es extensivo a aquellos documentos que, ante la posibilidad de su desaparición, fueron actuados a través
de la prueba anticipada.
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X. LA PRUEBA MATERIAL
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Sin embargo, una laguna que presenta el texto adjetivo se refiere a las for-
malidades para el ofrecimiento de la prueba material, así como la incorpo-
ración de la prueba de su autenticidad (tal como ocurre con los documen-
tos, de acuerdo al artículo 186 del CPP de 2004).
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[43] Para ello es de vital importancia que el interrogado pueda reconocer el objeto que se le muestra con aquellas
marcas o señas que se colocó al objeto que se encontró y se aseguró bajo las reglas de la cadena de custodia.
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a) Deben ser propuestas por una de las partes, la que deberá manifestar
que tuvo conocimiento de la existencia de tales pruebas después de la
etapa intermedia.
b) Deberán ofrecerse y actuarse hasta antes del cierre del debate oral.
XII. BIBLIOGRAFÍA
• BENAVENTE CHORRES, Hesbert. “La teoría trialista del know how y sus
repercusiones en la propiedad intelectual”. En: Propiedad intelectual, de-
rechos fundamentales y propiedad industrial. Reus, Madrid, 2005.
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Análisis de los principios y reglas del juicio oral
• ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Ediciones Del Puerto, Buenos Ai-
res, 2000.
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2
La oralidad y su aplicación en el proceso
penal peruano: Algunas consideraciones
I. INTRODUCCIÓN
Con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal de 2004 (CPP de 2004)
el 1 de julio de 2006, se inició en el país una nueva etapa relacionada con el
sistema de administración de justicia en lo penal. Para quienes eran actores
del modelo anterior –sistema mixto– la implantación del sistema acusatorio
garantista con rasgos adversariales en el proceso penal representó no solo
un cambio, sino también una preocupación.
[*] Integrante de la Comisión de Implementación del Código Procesal Penal en el Distrito Judicial de Ica. Juez (P)
del Segundo Juzgado Penal Unipersonal de Ica.
[1] En dicho sentido, al igual que muchos magistrados, debo expresar preocupación por una aparente parali-
zación de la implementación de la reforma por falta de recursos económicos, lo cual es contraproducente y,
como lo ha señalado el ex Presidente del Poder Judicial, Javier Villa Stein, debería entenderse como un in-
59
Juicio oral
Ahora bien, hay que destacar que gracias a la labor de muchos magistra-
dos del área penal se ha logrado agilizar la gestión en los procesos y los jui-
cios orales bajo la égida del Código de Procedimientos Penales, observán-
dose cada vez con más frecuencia la aplicación de los principios garantis-
tas en el proceso y de instituciones del nuevo Código –como la terminación
anticipada–.
Sin embargo, era evidente que el nuevo sistema procesal despertó expec-
tativas no solo en los magistrados, sino también en los académicos, pues
muchas instituciones del código no habían sido siquiera mencionadas en
la literatura jurídica de nuestro país, siendo además su experiencia prácti-
ca nula.
60
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
61
Juicio oral
Señalan que es un principio del proceso penal, pero no tiene amparo cons-
titucional y, por ende, puede permitirse la forma escrita en el proceso (tan-
to más si el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución prescribe la motiva-
ción escrita de las resoluciones judiciales). Por lo tanto, la oralidad no sería
[3] LARENZ, Kart. Derecho justo. Fundamentos de ética jurídica. Civitas, reimp. de la 1ª edición de 1985, Madrid,
p. 32.
[4] Mucho se viene discutiendo si la oralidad es un principio, pues la Constitución de 1993 señala en su artículo
139 inciso 4: “(…) La publicidad en los procesos salvo disposición contraria de la ley (...)”.
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La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
[5] Debe precisarse que pocas Constituciones señalan expresamente a la oralidad como principio. No se
encuentra, por ejemplo, en las Constituciones de El Salvador, Costa Rica, Chile, Argentina, Colombia y Brasil.
Sin embargo, encontramos detallado el principio en el artículo 20 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos que señala: “(…) el proceso penal será acusatorio y oral. Se regirá por los principios de
publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación (…)”. También en el artículo 168.6 de la
Constitución del Ecuador: “(…) La sustanciación de los procesos en todas las materias, instancias, etapas
y diligencias se llevará a cabo mediante el sistema oral, de acuerdo con los principios de concentración,
contradicción y dispositivo (…)”. Otra aproximación la tenemos en el artículo 16.III de la Constitución boliviana:
“(…) Nadie puede ser condenado a pena alguna sin haber sido oído y juzgado previamente en proceso legal
(…)”. Asimismo, la Constitución de Paraguay señala en su artículo 256: “Los juicios podrán ser orales y
públicos, en la forma y en la medida que la ley determine (…)”. En Venezuela está consagrado en el artículo
257 que señala: “El proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la justicia. Las leyes
procesales establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un procedimiento
breve, oral y público”. Sin embargo, en atención a los tratados de protección a los derechos humanos de los
cuales la mayoría de los estados citados son parte, no puede desdeñarse a priori la oralidad como principio.
[6] En España se aprecia consagrado el principio de oralidad en el artículo 120 de la Constitución de 1978
que señala: “1. Las actuaciones judiciales serán publicas, con las excepciones que prevean las leyes de
procedimiento. 2. El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en materia criminal. 3. Las
sentencias serán siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública”.
[7] Se suma a la Convención mencionada lo precisado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
[adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en resolución 2200 (XXI), de 16 de diciembre de
1966, en vigencia desde 23 marzo de 1976], que señala en su artículo 14.1 que: “(...) Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e
imparcial (...)”, lo que puede hacerse necesariamente solo por medio de un juicio oral. Asimismo, la Declaración
63
Juicio oral
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (aprobada en la Novena Conferencia Internacional
Americana realizada en en Bogotá - Colombia en 1948) en el párrafo segundo del artículo XXVI señala: “Toda
persona acusada de delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública (…)”. También la Convención
de salvaguardia de los Derechos del Hombre y de las Libertades Fundamentales (Roma, 4 de noviembre de
1950, Consejo de Europa) precisa en su artículo 6.1 que “toda persona tiene derecho a que su causa sea vista
equitativa y públicamente en un plazo razonable (...)”. Podemos citar también el Proyecto de Reglas Mínimas
de las Naciones Unidas para el procedimiento penal (Reglas de Mallorca), cuya recomendación 252.1 señala
que: “el imputado tiene derecho a un juicio oral”.
[8] Ver, por ejemplo, lo señalado por BINDER Alberto. Iniciación al proceso penal acusatorio. Alternativas, Lima,
2002, p. 73.
[9] El sistema de oralidad total ha sido adoptado por los siguientes países: Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela y
Uruguay (Fuente: <http://www.cumbrejudicial.org>).
[10] Ver: CREUS, Carlos. Derecho Procesal Penal. Astrea, Buenos Aires, 1996, p. 129.
[11] Ver: DE LA CRUZ ESPEJO, Marco. El nuevo proceso penal. Idemsa, Lima, 2007, p. 631.
[12] Así lo señala, por ejemplo, REYNA ALFARO, Luis Miguel. Proceso penal aplicado. Gaceta Jurídica, Lima,
2006, p. 277.
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La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
crito como una nueva forma de comunicación entre los actores del proceso
–lo que refuerza nuestra postura de considerarla como un principio–, per-
mitiendo que las decisiones judiciales tengan el componente de la inmedia-
ción y de la recopilación inmediata de datos y hechos para la resolución de
un conflicto, elementos que son de mucha utilidad para el juez (como órga-
no de decisión).
[13] Debe hacerse la salvedad, como lo indica DEL VALLE RANDICH, Luis. Derecho Procesal Penal. Tomo II,
Editorial Pérez, Lima, p. 224, que: “(…) la inmediación no es patrimonio únicamente del proceso oral (…)” y que
“(…) la inmediación es diferente de la oralidad y al igual que la mediación son compatibles tanto en el proceso
oral como en el proceso escrito”.
[14] Sobre el concepto de doble dimensión de la oralidad mencionado, ver: CRUZ ARENHART, Sérgio. “La oralidad
en la justicia. El caso brasileño”. En: Ius et Praxis. vol. 14, núm. 2, Universidad de Talca, 2008.
65
Juicio oral
La oralidad es uno de los pilares del proceso penal bajo las reglas del CPP
de 2004. La entrada en vigencia de este código era reclamada precisamen-
te por cuanto la comunidad jurídica cuestionaba la demora de los procesos,
su excesivo ritualismo, así como su tramitación escrita.
Esto originó que la solución del legislador –sumarización– para buscar cele-
ridad en los procesos resultara contraria a sus fines, sucediendo que muchos
procesos iniciados bajo el trámite del denominado “proceso sumario” caían
en prescripción –especialmente por inasistencia del procesado–, lo que de-
jaba una clara sensación de impunidad en la ciudadanía, y contribuía al des-
prestigio del Poder Judicial.
[15] NEYRA FLORES, José. Manual del nuevo proceso penal y de litigación oral. Idemsa, Lima, 2010, p. 142.
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La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
Fuente: Ministerio Público. Información desde la entrada en vigencia del NCPP a marzo del 2010
(Elaborado por la Secretaría Técnica de Implementación del Código Procesal Penal).
Fuente: Ministerio Público. Información desde la entrada en vigencia del CPP de 2004 a marzo del 2010 (Elaborado
Teniendo en cuenta
por la Secretaría lo de
Técnica anterior, pasamos
Implementación a enunciar
del Código algunos componentes de este
Procesal Penal).
principio en su aplicación práctica.
Teniendo en cuenta lo anterior, pasamos a enunciar algunos componentes
1. Algunos
de aspectos
este principio enresaltantes de la
su aplicación implantación de la oralidad en la experiencia
práctica.
peruana
Debemos distinguir a la aplicación de la oralidad en dos fases muy marcadas del
proceso:
1.1. Oralidad en etapas previas del juicio.
1.2. Oralidad en juicio y en la impugnación.
68
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
[17] Por ejemplo, el artículo 231 del Código Procesal chileno contempla la solicitud de audiencia para la
formalización de la investigación preparatoria, que tiene efectos especiales como lo indica el artículo 233 de
dicho texto legal.
69
Juicio oral
70
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
Además, debe considerarse que el artículo 102 del CPP nos remite al
artículo 8 para resolver la constitución del actor civil[19] [“(…) rige solo
para efectos del trámite (…)”], norma que especifica el trámite para las
excepciones, las que se resuelven en audiencia, no precisando si la au-
diencia está supeditada a una oposición. Por ende, la realización de una
audiencia para la constitución del actor civil no es contraria a Derecho
aun cuando no haya oposición, pues la audiencia es el escenario de so-
lución de incidencias del proceso y porque, además, el proceso es pú-
blico y la ciudadanía requiere conocer –aun cuando no haya oposición–
el porqué de la intervención de las partes o terceros legitimados en un
proceso.
[18] No es motivo de análisis en este artículo, pero debe considerarse que, inclusive, la intervención del
procurador como actor civil sin adecuado fundamento oral –puesto que debe justificar su pretensión– resulta
contraproducente al proceso, puesto que en muchos casos, luego de su constitución –aceptada por escrito–
no vuelve a intervenir en el proceso, salvo en el momento de la sentencia cuestionando el monto de la
reparación civil, sin haber intervenido activamente en el juicio. Considero que esto denota una falta de respeto
a la actividad procesal: su intervención no tendría mayor objeto, pues ya el Estado se encuentra resguardado
por el Ministerio Público como defensor de la sociedad. En el caso en comentario, la fundamentación de
la pretensión –exigida por el artículo 100.1.c) del CPP– solo eran argumentaciones generales sobre los
movimientos dinerarios de la droga y el daño a la sociedad, sin ningún análisis del caso en concreto. No se
niega a la Procuraduría su importante rol en defensa de los intereses del Estado, pero es justo exigirle una
actividad suficiente que amerite su intervención, pues, de lo contrario, una actividad procesal intrascendente
solo conllevaría a un mayor gasto de horas-hombre y recursos por parte del Estado, tanto más si en los delitos
contra la sociedad el Ministerio Público también vela por los intereses de la sociedad y del Estado.
[19] Particularmente considero deficiente el tratamiento del Código respecto al actor civil. Quizá sea más razonable
resolver la constitución de este en la etapa intermedia, tal y como lo contemplaba el Proyecto Huanchaco
(artículo 87) que señalaba “(…) La petición será formulada por escrito ante el juez de control y garantías, quien
la resolverá en el acto procesal (…)”.
71
Juicio oral
principio de oralidad, todo pedido debe ser efectuado a “viva voz” y re-
suelto en audiencia (previa constatación en el caso del actor civil).
Así, alguien podría indicar que planteada una oposición –de cualquier
tipo–, si el fiscal guarda silencio, debe resolverse por auto, dejando pau-
latinamente al juez la resolución de las incidencias, de motu proprio y
sin mayor debate. Advierto que ello es muy peligroso, pues ocasiona-
ría –al igual que en los procesos civiles, cuya tendencia a desnaturalizar
la audiencia ha ido in crescendo, con gran perjuicio a las partes, lo que
se refleja en la demora de los procesos– una sobrecarga procesal y que
se propugne la desaparición del sistema de audiencias como escenario
de resolución de incidencias y conflictos, tentación a la que fácilmente
se puede sucumbir, perjudicando todo intento de avance de una refor-
ma procesal penal[20].
[20] Como ejemplo para resaltar a la oralidad como principio y a la audiencia como metodología, el artículo 43 del
Código Procesal Penal de Costa Rica indica que las excepciones se plantean oralmente en audiencia y se
resuelven por el tribunal sin dilación (en el acto).
72
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
73
Juicio oral
Sin embargo, a partir del quinto o sexto mes –no olvidar los 120 días de
la investigación preparatoria–, la carga procesal se incrementa de ma-
nera paulatina y sostenida, resultando que las audiencias previas al jui-
cio se elevan sustancialmente en número (apareciendo también las de-
nominadas solicitudes de tutela de derechos), tal como se ve en el cua-
dro siguiente (sobre investigación preparatoria) respecto al distrito ju-
dicial de Ica.
PROVINCIA
Total
MES
mes
PALICAR DEL SARA
ICA CHINCHA PISCO NAZCA LUCANAS PARINACOCHAS HUAYTARA
SARA
Diciembre 37 28 30 6 3 2 0 0 106
Enero 64 8 37 19 9 0 4 0 141
74
ENERO 64 8 37 19 9 0 4 0 141
FEBRERO 131 14 0 22 15 0 3 0 185
MARZO 190 37 64 40 4 3 9 4 351
ABRIL 125 0 59 0 3 2 12 2 203
MAYO 224 0 0 0 8 4 13 6 255
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
Total Provincia 771 87 190 87 42 11 41 12 1241
2.24
1.9
1.31 1.25
1
0.64 0.64 0.59 ICA
0.4 CHINCHA
0.37 0.37 0.37
0.3
0.28 PISCO
0.22
0.19 NAZCA
0.15
0.14 LUCANAS
0.12 0.13
0.09 0.09 PARINACOCHAS
1 0.08 0.08
0.06 0.06 HUAYTARA
PAUCAR DEL SARA SARA
0.04 0.04 0.04
0.03 0.03 0.03 0.03
0.02 0.02
1
DICIEMBRE ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO
Del cuadro se observa que, desde la vigencia del CPP de 2004 en el Dis-
trito Judicial de Ica (diciembre de 2009), se han ido incrementado mes
tras mes los ingresos en los juzgados de investigación preparatoria, ten-
dencia que aún se mantiene[21].
[21] Fuente: Administración del Módulo Penal de Ica. Elaboración: Guillermo Uribe Meléndez y Juan Díaz Pineda.
75
Juicio oral
76
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
Fuente: La Reforma Procesal en Cifras. Informe de la Implementación del CPP en el Distrito Judicial de
La Libertad.
Fuente: La Reforma Procesal en Cifras. Informe de la Implementación del CPP en el Distrito Judicial de La
Libertad.
En suma, lo que hay que evitar es que nuestros jueces vuelvan al siste-
En suma, lo que hay que evitar es que nuestros jueces vuelvan al sistema de resolver por
ma de resolver
escrito y fuera de por escrito ylasfuera
audiencia de audiencia
decisiones las decisiones
en un proceso en cierto
judicial. Es un pro- que en
ceso
muchos caso la complejidad del asunto obliga a una meditación adecuada asun-
judicial. Es cierto que en muchos casos la complejidad del y la norma
to obliga
permite a una
plazos meditación
(por ejemplo, el adecuada y ladelnorma
artículo 352.1 permite
CPP permite plazos
diferir (por del
el dictado
auto de enjuiciamiento
ejemplo, hasta del
el artículo 352.1 por CPP
48 horas); sin embargo,
permite diferir el lo que se del
dictado debeauto
buscar
deen la
mayoría de los casos es decidir en audiencia.
enjuiciamiento hasta por 48 horas); sin embargo, lo que se debe buscar
en la mayoría de los casos es decidir en audiencia.
e) Cumplimiento del deber de motivación de las resoluciones interlocutorias
La Constitución exige en su artículo 139.5 la motivación escrita de las resoluciones
e) Cumplimiento
judiciales en todasdel
las deber
instanciasde
conmotivación
mención expresade delasla resoluciones
ley aplicable y los
interlocutorias
fundamentos de hecho en que se sustenta la decisión. Aun cuando consideremos que la
forma “escrita” a que hace referencia el texto constitucional ya no es la más adecuada a
La Constitución
nuestros tiempos, esexige en suque
innegable artículo
existe 139.5 la motivación
la obligación escrita
constitucional de las la
de “motivar”
resoluciones judiciales en todas las instancias con mención expresa de
decisión judicial.
la ley aplicable y los fundamentos de hecho en que se sustenta la deci-
Cuando
sión. Aunse inició
cuandola implementación
consideremosdeque la reforma procesal
la forma en elapaís,
“escrita” quebuena
haceparte
refe-de los
magistrados tomaron como referencia la reforma procesal chilena. Ello explica la gran
rencia el texto constitucional ya no es la más adecuada a nuestros tiem-
cantidad de pasantías efectuadas por magistrados y auxiliares jurisdiccionales a las
pos, es innegable
dependencias que existe
judiciales del paísla sureño,
obligación constitucional
donde apreciaron in de
situ“motivar” la del
las ventajas
decisión judicial.
sistema de audiencias así como la celeridad de los procesos que generaban. Pero
también se pudo apreciar que la motivación de las resoluciones era muy breve, lo que
Cuando
favorecía se inició la implementación
la culminación de la reforma procesal en el país,
rápida de las audiencias.
buena parte de los magistrados tomaron como referencia la reforma
procesal chilena.
Ello planteó Ello explica
la interrogante de silaesta
gran cantidad
mecánica de ser
podía pasantías
aplicada efectuadas
en el sistema de
audiencias
por peruano,yteniendo
magistrados auxiliaresen cuenta no solo el factor
jurisdiccionales a las tiempo, sino también
dependencias judi-que al
dictarse la resolución judicial a “viva voz” y sin ayuda de soporte
ciales del país sureño, donde apreciaron in situ las ventajas del siste- escrito se planteaba
un nuevo escenario al que no estaban acostumbrados los magistrados peruanos, salvo
ma de audiencias así como la celeridad de los procesos que generaban.
quienes hubiesen intervenido en los “juicios orales” en las salas penales.
77
Juicio oral
Por ello, el juez debe controlar que las partes ciñan sus argumentos a lo
que se encuentre en debate y no efectuar alegaciones que no tengan
relación con lo que es materia de discusión (generalmente la defensa y
aun el Ministerio Público buscan impactar en el público asistente con
argumentos sociales, lo que hace perder objetividad a la audiencia).
78
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
[22] Es de resaltar los modelos de actas de audiencias en etapas previas a juicio, que aparecen en TABOADA
PILCO, Giammpol. Jurisprudencia y buenas prácticas en el nuevo Código Procesal Penal. Tomo I, 2ª edición,
Reforma, Lima, 2010, p. 1195 y ss.
[23] Ver: Dialogo con la Jurisprudencia. Gaceta Jurídica, Tomo 119, Lima, agosto de 2008, pp. 242 y 243.
79
Juicio oral
Entonces, solo se cuenta con el registro de audio, para lo cual en las di-
versas cortes donde se ha implementado la reforma, se han adquirido
equipos de sonido cuya fidelidad es medianamente aceptable. Se ha
contemplado como soporte especial grabadoras portátiles, sin embar-
go, en muchos casos ha sucedido que la grabación del audio no tiene la
fidelidad esperada, lo que naturalmente atenta contra un sistema ade-
cuado de audiencias.
80
NUEVOS ( CAUSAS PARA JUICI
NUEVOS ( CAUSAS PARA JUICI
AUTO FINAL-IMPROCEDENTE
AUTO DE CITACION A JUICIO
AUTO FINAL-IMPROCEDENTE
INGRESOS VS
INGRESOS VS
TOTAL
TOTAL
TOTAL
TOTAL
PRODUCCION
PRODUCCION
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
QUERELLAS
QUERELLAS
Ingresos Produccion
INGRESOS NCPP
INGRESOS NCPP
INGRESOS CPP
JUZGADO UNIPERSONAL - PROVINCIA DE ICA
JUZGADO UNIPERSONAL‐
JUZGADO UNIPERSONAL‐ PROVINCIA DE ICA
PROVINCIA DE ICA
PERIODO: DICIEMBRE 2009 - MAYO 2010
PERIODO: DICIEMBRE 2009 ‐
PERIODO: DICIEMBRE 2009 ‐ MAYO 2010
MAYO 2010
QUERELLAS
QUERELLAS
QUERELLAS 35 35
NUEVASNUEVOS (
CAUSAS
NUEVOS ( 16 16
PARA JUICIO ORAL
CAUSAS PARA … …
CAUSAS PARA
PRODUCCIóN CPP
PRODUCCION NCPP
PRODUCCION NCPP
JUZGADO UNIPERSONAL - PROVINCIA DE ICA
JUZGADO UNIPERSONAL‐
JUZGADO UNIPERSONAL‐ - PROVINCIA DE ICA
PROVINCIA DE ICA
PERIODO: DICIEMBRE 2009 MAYO 2010
PERIODO: DICIEMBRE 2009 ‐
PERIODO: DICIEMBRE 2009 ‐ MAYO 2010
MAYO 2010
AUTO FINAL
AUTO FINAL‐
AUTO FINAL‐ 4 4
IMPROCEDENTE
IMPROCEDENTE
IMPROCEDENTE
AUTO DE
AUTO DE
AUTO DE 18 18
CITACION A JUICIO
CITACION A JUICIO
CITACION A JUICIO
Fuente:
Fuente:
Fuente: Informe
Informe
Informe semestral
semestral de lala
semestral
de deComisión
Comisiónde Implementación
la Comisión del Código
de Implementación
de Implementación delProcesal
del Penal
Código
Código en el Distrito
Procesal
Procesal Penal Penal
en elenDistrito
el Distri
Judicial de Ica.
Judicial
Judicial de Ica.
de Ica.
loDeanterior
De De loloanterior
anteriorsesedesprende
desprende
se desprende alque
queque al al
2010 2010
2010
un un un
20%20%20%
de dede procesos
procesos
procesos tramita-
tramitados
tramitados necesariamen
necesariamente
dos
culminannecesariamente
en juicio. culminan
Dicho en
porcentajejuicio.
se Dicho
viene porcentaje
incrementando,se viene
culminan en juicio. Dicho porcentaje se viene incrementando, requiriéndose un un in-
requiriéndose mayo
mayor
crementando, requiriéndose un mayor aparato judicial, asistentes judi-
ciales, equipos, etc.), como se puede apreciar de los cuadros siguientes
respecto a la misma corte superior:
81
Juicio oral
Fuente: Elaboración Propia. Cuadro de Audiencias realizadas por los Juzgados Unipersonales de Ica di-
ciembre de 2009-setiembre de 2010.
Una especial atención merecen los juicios orales a cargo de jueces co-
legiados, procesos en los que, dada su naturaleza –pena superior a seis
años, complejidad, número de acusados, tipo de delito–, el tiempo está
supeditado a lo siguiente: i) adecuada logística (equipos de informáti-
ca, personal y ambientes); ii) incidencias del proceso (pluralidad de acu-
sados, testigos y otras pruebas); iii) complejidad del asunto; iv) ausen-
cia de destrezas en litigación oral (por parte de los defensores y el pro-
pio Ministerio Público).
[24] Conforme a mi experiencia en el cargo de un Juzgado Penal Unipersonal de la Corte Superior de Justicia de
Ica, puedo señalar que el tiempo promedio de duración de la audiencia es de 50 a 60 minutos en caso de los
Juzgados de Investigación Preparatoria, y de dos horas en promedio en caso de los Juzgados Unipersonales.
82
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
i) El juez del juicio oral debe tener todos los antecedentes del juzga-
miento –no hay que olvidar que en muchos casos este dura varias
sesiones y, por ende, la capacidad de retención se ve afectada–, en
el caso de los juzgados colegiados es el director de debates quien
efectúa las anotaciones de interés y en los unipersonales es el mis-
mo juez quien recopila los antecedentes sin afectar su atención de
lo que las partes exponen.
[25] Al respecto, ver: MACHUCA FUENTES, Carlos. “La deliberación y la sentencia en el Código Procesal Penal
del 2004”. En: Revista Jurídica del Perú. N° 93, Normas Legales, noviembre de 2008, p. 303 y ss.
83
Juicio oral
[26] MONTERO AROCA, Juan et ál. Derecho jurisdiccional. Tirant to Blanch, Valencia, 1997, p. 273.
84
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
[27] Baste como ejemplo que desde su creación la Comisión de Implementación de la Corte Superior de Justicia de Ica,
durante los años 2008 y 2009 realizó diferentes talleres con el afán de familiarizar a los magistrados con el sistema
de audiencias, lo que finalmente resultó beneficioso, dado que en este distrito judicial, a diferencia de otras Cortes
Superiores, se produjo un adelantamiento súbito de la entrada en vigencia de la norma procesal, al emitirse con
fecha 21 de noviembre de 2009 el Decreto Supremo Nº 016-2009-JUS. Así lo resalta el Informe Semestral de la
Comisión de Implementación, elevado al Equipo Técnico de Implementación del Poder Judicial (ETI), pp. 8 y 9.
85
Juicio oral
[28] Al respecto son ilustrativas las pautas contenidas en el Manual de Resoluciones Judiciales. Academia de la
Magistratura - Jusper, julio de 2008, p. 31.
[29] La norma permite la deliberación hasta por dos días (artículo 392.2 del CPP).
86
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
[30] Mínimamente, una Sala de audiencia requiere: de equipos de cómputo adecuados, equipo de grabación de
audio, sistema de micrófonos, equipo auxiliar de contingencia. No debe olvidarse, además, que muchos de los
establecimientos penales, por su lejanía de la ciudad, no están adecuadamente interconectados con las redes
centrales del sistema de la Corte Superior, todo lo cual requiere una adecuada infraestructura y sobre todo su
mantenimiento periódico.
[31] Por ejemplo, en el caso del plazo de las diligencias preliminares en sede fiscal, la Corte Suprema ha establecido
en la Casación Nº 02-2008-La Libertad, que el plazo de la investigación preliminar no debe, en todo caso, ser
superior al de la investigación preparatoria (120 días), señalando así una línea a observarse en estos casos.
87
Juicio oral
1. Consideraciones preliminares
88
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
Sin embargo, dadas las circunstancias, es evidente que era necesario tener
tanto los audios del juez de la investigación preparatoria como de la Sala de
Apelaciones, los cuales sin necesidad de la observancia del trámite del
artículo 430.5 del CPP, debieron ser solicitados. Por otro lado, si debían sub-
sanarse las actas, ello se hubiera efectuado –pese a nuestros reparos– sin
mayor trámite, solicitando a los órganos respectivos su subsanación.
89
Juicio oral
Al contrario, no colabora con una justicia más transparente insistir que las
resoluciones judiciales sean inscritas, aun cuando la referida norma consti-
tucional lo señale expresamente.
[32] Habría que resaltar que la discusión entre oralidad versus escritura y registro de actos procesales, no solo ha
ocurrido en nuestro país. Sirva como ejemplo el fallo en el caso Leiva, en el que la Cámara de Apelaciones
en lo Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires - Argentina (Causa Nº 28506-01-CC/2007),
al defender el método escrito señala que: “(…) En el precedente de esta Sala ‘Zenteno’ (Causa N° 30686-00-
CC/2006, 12/04/07), hemos afirmado que las grabaciones de los juicios –o las audiencias como la de autos–,
deben ser entendidas como un complemento de las actas, pero no como un sustituto de aquellas, por lo que
deben contener las partes esenciales de los actos procesales que se desarrollan en la audiencia (…)”. Se adu-
cen razones de “(…) gravedad y la importancia de la cuestión (…)”, empero se olvida que el soporte magnético,
incluso, es superior al formato escrito y puede ser perfectamente escuchado por las partes.
90
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
b) El juez puede expresar de manera espontánea sus ideas. No hay una obli-
gación de acomodar las palabras para que la sentencia, que va a tener
un formato escrito en su integridad, sea entendible. Esto es muy impor-
tante, pues la redacción de la sentencia para el formato de papel –que
incluye el acta– debe ser “acomodada” para ser entendible –para quien,
por ejemplo, no asistió a audiencia–, perdiéndose la inmediatez de las
resoluciones.
Por otra parte, con la transcripción total, el juez necesita mayor tiempo
para elaborar su sentencia que va a adaptar al formato papel, alargan-
do el tiempo de las audiencias, lo que no solo perjudica la gestión judi-
cial, sino que genera desconfianza en el justiciable. La sentencia dicta-
da oralmente también evita malas prácticas, pues es común observar
que el juez efectúa un receso para dictar sentencia y, en muchos casos,
abandona la sala de audiencias para redactarla, lo que genera descon-
fianza en la comunidad jurídica.
91
Juicio oral
Esto último en la práctica no ocurría, pues la redacción del acta era te-
diosa, aun con mecanismos modernos, con la consiguiente demora y
gasto innecesario de horas-hombre (en muchos casos, la audiencia era
suspendida por falta del acta, que en ocasiones era muy extensa), ya
que, como repetimos, la justicia era la del expediente, situación que no
favorecía al proceso. Por ello, buscar que las actas solo contengan una
síntesis de lo actuado es un gran paso en la búsqueda de la celeridad
procesal; y cuando hablamos de síntesis, estamos refiriéndonos a todo
lo actuado, incluso a las sentencias.
92
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
4.1. Transitorias
a) Interpretación amplia del artículo 120.2 del CPP. Este precepto señala:
“(…) 2. El acta debe ser fechada con indicación del lugar, año, mes, día
y hora en que haya sido redactada, las personas que han intervenido y
una relación sucinta o integral –según el caso– de los actos realizados.
Se debe hacer constar en el acta el cumplimiento de las disposiciones
especiales previstas para las actuaciones que así lo requieran (…)”. La
expresión “actos” tiene relación con la secuencia de la audiencia. Ello no
significa que la denominada relación “sucinta o integral” reproduzca to-
talmente lo escuchado en audiencia. En el caso de las sentencias y au-
tos definitivos debe permitirse la transcripción total solo de los consi-
derandos que sustentan la imposición de la pena o de las penas que li-
miten la libertad ambulatoria, y en el caso de otros autos los principales
fundamentos de lo decidido. En los demás casos, el acta solo debe con-
tener un resumen de lo que es materia de pronunciamiento. Así, pro-
pugnamos la oralidad en los actos procesales pues, como reitero, el so-
porte magnético es superior al escrito.
93
Juicio oral
V. OPTIMIZANDO LA ORALIDAD
94
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
Sin embargo, también debe propenderse a que esta capacitación, que bási-
camente puede iniciarse en universidades, luego sea segmentada por gru-
pos (v. gr. fiscales, jueces) conforme a su labor y rol dentro del esquema pro-
cesal. Asimismo, la capacitación debe tomar en cuenta las etapas del proce-
so, pues, como ya hemos indicado, las audiencias de las etapas previas al jui-
cio tienen una tónica distinta a la del juicio mismo.
El CPP contempla el proceso por faltas en el Libro V Sección VII. Una simple
lectura de dichos preceptos nos permite apreciar que el juicio, que consta
de una única audiencia, tiene a la oralidad como elemento fundamental en
la totalidad de sus secuencias.
[33] Ver: LORENZO, Leticia. “Capacitación en oralidad. Desafíos y límites para la mejora en la gestión del sistema”.
En: Selección de Lecturas. Instituto de Ciencia Procesal, Lima, pp. 9-15.
95
Juicio oral
Por otro lado, el proceso por faltas, tal y como está estructurado en el CPP,
adolece de muchos defectos, esencialmente, porque no existe participación
alguna del Ministerio Público, lo que impide al Estado ejercer cabalmente su
función acusadora, dado que las faltas tal y como lo concibe nuestra legisla-
ción no son otra cosa que delitos en “miniatura”[34].
[34] Esta deficiencia se nota claramente, por ejemplo, en los casos de violencia familiar, donde las faltas contra
la persona no tiene parte acusadora válida, tal como lo ha resaltado la Defensoría del Pueblo en el Informe
contenido en la Resolución Defensorial Nº 0053-2006/DP.
96
La oralidad y su aplicación en el proceso penal peruano
VI. CONCLUSIONES
97
Juicio oral
98
La cesura del juicio oral: ¿Está prevista en el
Código Procesal Penal de 2004?
Carlos Zoe VÁSQUEZ GANOZA[*]
I. INTRODUCCIÓN
La cesura del juicio oral ha sido una característica del sistema anglosajón, ín-
timamente ligada, por lo tanto, al sistema del common law[1] y, sobre todo,
a un sistema acusatorio[2]. Su establecimiento divide el juicio penal en dos
[*] Abogado, con estudios de Maestría en Derecho Penal por la Universidad Privada Antenor Orrego. Miembro de
la Secretaría Técnica de la Comisión Especial de Implementación del Código Procesal Penal - Ministerio de
Justicia.
[1] Así FIERRO-MÉNDEZ, Heliodoro. Sistema procesal penal de EE.UU. Ibáñez, Bogotá, 2006, p. 62.
[2] Véase MAIER, Julio. Derecho procesal penal, Tomo I. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2004, p. 264 y ss.
101
Juicio oral
a) Primer nivel
[3] Al respecto, véase STRUENSEE, Eberhard y MAIER, Julio B. “Introducción”. En: Las reformas procesales pena-
les en América Latina. Ad-Hoc, Buenos Aires, 2000, p. 17 y ss.
[4] Frase célebre expresada por Alberto Bovino en Problemas del derecho procesal contemporáneo. Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2006, p. 3.
[5] LANGER, Máximo. “La dicotomía acusatorio - inquisitivo y la importación de mecanismos procesales de la tradi-
ción jurídica anglosajona. Algunas reflexiones a partir del procedimiento abreviado”. En: El procedimiento abre-
viado. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2005, p. 125.
102
La cesura del juicio oral
b) Segundo nivel
103
Juicio oral
c) Tercer nivel
104
La cesura del juicio oral
de operadores penales confiables, consideramos necesario incorporar a la sociedad civil al sistema de justicia
en forma más concreta, mediante su participación directa en los jurados escabinos. El jurado escabino es un
jurado mixto, compuesto por jueces profesionales y jueces legos; estos son elegidos entre los ciudadanos más
respetados y que gocen de credibilidad, quienes intervienen en el juicio teniendo por finalidad fijar los hechos
del caso, mientras que los jueces profesionales, serán los encargados de aplicar el derecho al caso concreto.
Consideramos necesario introducir el debate de la participación ciudadana en los jurados escabinos, para ir for-
mando conciencia y el cambio de cultura hacia el jurado pleno. Cuando se consolide la participación ciudadana
en el sistema de justicia penal, podremos afirmar que estamos ante un modelo procesal confiable y legitimado
socialmente”.
[16] MAIER, Julio B. Derecho Procesal… Ob. cit., p. 788.
[17] NINO, Carlos Santiago. Fundamentos de Derecho Constitucional. Astrea, Buenos Aires, 1992, p. 451.
[18] FIERRO-MÉNDEZ, Ob. cit., p. 62, señala que: “Sánchez Viamonte, cuenta Matías Bailone, indica que el sistema
de juicio por jurado consiste en someter al veredicto de un cuerpo de carácter popular, la culpa y la responsabili-
dad de los procesados por delitos, de manera que cada miembro de ese cuerpo se determine de acuerdo con su
ciencia y conciencia a ese respeto, pronunciándose sobre los hechos y la imputabilidad resultante, no aplicando
el derecho, el que solo es realizado por un juez técnico”.
[19] De esta posición es MAIER, Julio B. “La cesura del juicio penal”. En: Antología del proceso penal contemporáneo.
Palestra, Instituto de Ciencias Penales de la Universidad Privada Antenor Orrego, Lima, 2008, p. 367 y ss.
105
Juicio oral
[20] Ibídem, p. 372. “Solo quienes defienden una teoría absoluta de la pena –quia peccatum est– concibiéndola como
expiación o retribución pura por el acto, parecen excluidos para sostener consecuentemente la posibilidad o
necesidad de la división del juicio penal (…)”.
[21] Por todos BERTONI, Eduardo Andrés. “La cesura del juicio penal”. En: Determinación judicial de la pena.
Editores del Puerto, Buenos Aires, 1993, p. 113 y ss.
[22] MAGARIÑOS, Mario. “Hacia un criterio para la determinación judicial de la pena”. En: Determinación judicial de
la pena. Editores del Puerto, Buenos Aires, 1993, p. 82. “Tanto el principio de inocencia como el de mínima lesi-
vidad del proceso penal se verían seriamente afectados si antes de haberse constatado la existencia de delito se
decidiese sobre la determinación de la pena, pues los criterios a utilizar aquí, como ya se ha dicho, son criterios
allegados al autor, que obligan a inmiscuirse con la vida del imputado, con sus problemas de personalidad, etc.
y, por lo tanto, su esclarecimiento deberá excluirse cuando no aparezca necesario para la resolución penal, no
solo por motivos de economía procesal sino, ante todo, por respeto a la dignidad de la persona”.
[23] Así BUSTOS RAMíREZ, Juan. “Medición de la pena y proceso penal”. En: Hacia una nueva justicia penal.
Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 1989, pp. 329 y 330: “En efecto, como hemos visto, la determinación
de la pena obliga a inmiscuirse con la vida del imputado, con las situaciones sociales que lo rodean, con sus
problemas de personalidad o enfrentamiento de situaciones, etc. Ello, evidentemente, no puede decidirse antes
de haber constatado la existencia de un delito o injusto”.
106
La cesura del juicio oral
Aunque pareciera que, tras lo expuesto, la división del juicio oral en dos eta-
pas aparece como un tema racional atendible y, sobre todo, necesario, lo
cierto es que su establecimiento genera más de una problemática que más
allá de un carácter “instrumental”[25] requiere la toma de una posición co-
rrecta para su aplicación. Dicha problemática abarca tanto cuestionamien-
tos sustantivos como procesales.
a) ¿Cuál es el contenido del debate en las etapas del juicio bifásico?
El primer problema complejo que trae la división del juicio oral en dos
etapas, es la posición que puede adoptarse en cuanto al contenido de
lo que en ellas se debata. Pareciera que la respuesta ya se dio cuando se
dijo que en la primera etapa, el objeto del estudio es la culpabilidad o
responsabilidad del procesado, dejando para la segunda, su personali-
dad y su relevancia para la determinación de la pena. Sin embargo, esto
no pasa de ser un concepto amplio, debido a lo cual es necesario dis-
gregarlo para su mejor desarrollo.
Un sector de la doctrina señala que el objeto de la primera etapa es
el estudio de la tipicidad y la antijuridicidad (el injusto penal), y la cul-
pabilidad y la fijación de la pena, el objeto de la segunda etapa. Su
107
Juicio oral
Otro sector se inclina por debatir en la primera fase del juicio, además
del injusto penal, la culpabilidad (teoría de la culpabilidad). El funda-
mento de esto se encuentra en la necesidad de fundar la condena en
que el imputado haya podido valorar el hecho y obrar conforme a esa
comprensión, lo que constituye una verdadera limitación al poder pe-
nal del Estado[27]. Por poner un ejemplo, aplicar esta teoría haría innece-
saria la apertura de la segunda fase del juicio en caso se hubiese confi-
gurado un estado de necesidad exculpante en el primer nivel. Sin perjui-
cio de lo dicho, pareciera que esta teoría abarcaría mejor a las distintas
teorías sobre el elemento subjetivo de la acción, incluyendo a los causa-
listas con su concepción de dolo como elemento de la culpabilidad[28].
Así como los hechos que sustentan la culpabilidad deben estar proba-
dos (para lo cual, las partes ofrecen los elementos de convicción nece-
sarios) el siguiente problema a resolver es el referido al momento en el
que debe iniciarse la investigación y ofrecerse la prueba para debatir la
pena. Esto no es irrelevante conforme se verá a continuación al desarro-
llar las dos posturas existentes al respecto:
[26] De esta posición: KAISER, ZIPFT, HEINZ y ANDENAES. Cfr. MAIER, Julio B. “La cesura…”, Ob. cit., p. 381. De
igual manera, BUSTOS RAMíREZ, Juan, Ob. cit., p. 332.
[27] MAIER, Julio B. “La cesura…”. Ob. cit., p. 382.
[28] De esta posición MAIER, Julio B. “La cesura…”, Ob. cit., p. 382 y ss.; MAGARIÑOS, Mario. Ob. cit., p. 8;
BERTONI, Eduardo Andrés. Ob. cit., p. 117.
[29] De esta posición MAIER, Julio B. “La cesura…”. Ob. cit., p. 385.
108
La cesura del juicio oral
[30] De esta posición BERTONI, Eduardo Andrés, Ob. cit., p. 118: “En mi opinión, lo más aconsejable sería comen-
zarla a partir del interlocutorio de culpabilidad, es decir, cuando ya se tiene certeza de que el autor es culpable del
hecho que se le imputa. Me hago cargo de que esto podría traer inconvenientes relacionados con la prolongación
de los juicios, pero creo que es un problema solucionable a partir de la fijación de plazos razonables: tal vez una
prolongación del juicio por estas razones traiga aparejado un beneficio considerable para el enjuiciado, ya que la
pena que en definitiva se le impondrá habrá estado suficientemente meditada”. De la misma posición BINDER,
Alberto. Iniciación al proceso penal acusatorio (para auxiliares de la Justicia). Alternativas, Lima, 2002, p. 95.
109
Juicio oral
i) Teoría absolutista
[31] Véase MAIER, Julio B. “La cesura…”. Ob. cit., p. 386 y ss.
[32] Véase Charles G. M’clary, petitioner v. California Adult Authority, California Department of Corrections.
110
La cesura del juicio oral
Se puede decir que esta teoría es ecléctica, en tanto afirma que de-
terminados principios, como el de inocencia, ya no pueden volver-
se a debatir o alegar, pero otros, como el de libertad probatoria, no
pueden ser limitados.
V. TOMA DE POSICIÓN
111
Juicio oral
La estructura unitaria del juicio oral ha sido una vieja práctica del sistema
imperante en Europa continental del cual somos fieles emuladores, tanto
en la normativa como en la práctica procesal.
Pese a que el siglo XIX es considerado una etapa en la que Europa continen-
tal ingresó a una espiral de reformas procesales, lo cierto es que en gran par-
te de ella se mantiene el juicio oral monofásico, lo que ha generado –hasta
hoy– un reclamo de la doctrina europea. Baste recordar que, así como Lati-
noamérica ha experimentado quinientos años de cultura inquisitiva, Euro-
pa continental lo ha hecho por seis siglos, desde su expansión a mediados
del siglo XII, hasta la Revolución Francesa del siglo XVIII que recondujo el
sistema a uno de corte acusatorio, a través de la Ley de setiembre de 1791,
la que debido a la “sociología de reforma judicial” que generó, fue rápida-
mente derogada en menos de cuatro años por el Código Brumario de 1795,
el cual devolvía la vieja ordenanza francesa de 1680 y sirvió de base para la
creación del Código Napoleónico de 1808, esto es, el famoso sistema mix-
to, eufemismo utilizado para encubrir el mantenimiento del sistema inqui-
sitivo reformado.
112
La cesura del juicio oral
[35] FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Trotta, Madrid, 1995, p. 41. “Según esta concepción, objeto de conocimien-
to y de tratamiento penal no es tan ni solo el delito en cuento formalmente previsto como tal por la ley, sino la
desviación criminal en cuanto en sí misma inmoral o antisocial y, más allá de ella, la persona del delincuente, de
cuya maldad o antisocialidad el delito es visto como una manifestación contingente, suficiente pero no siempre
necesaria para justificar el castigo”.
[36] De esta opinión MAIER, Julio B. “La cesura…”. Ob. cit., p. 392.
[37] ROXIN, Claus. Derecho Penal. Parte general. Tomo I, Madrid, 1997, p. 193.
[38] BINDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. Ad-Hoc, Buenos Aires, 1999, p. 27: “no se puede
tener un Código Penal que responda a una orientación, un Código Procesal Penal que responda a otra y una Ley
Penitenciaria que responda a una tercera. La política criminal es la que va a plantear los grandes objetivos de
todo el sistema y cada uno de los subsistemas debe ser coherente con la preservación de esos objetivos”.
113
Juicio oral
[39] De esta opinión, Artemio Moreno. Cfr. FIERRO-MÉNDEZ. Ob. cit., p. 62 y ss.
[40] Así MAIER, Julio B. Derecho Procesal… Ob. cit., p. 783. “La concepción que, políticamente, rechaza el juicio
por jurados tiene, sin duda, raíces autoritarias. Históricamente, según vimos, la participación de los ciudadanos
en los tribunales de justicia es sinónimo de una administración de justicia republicana y, especialmente, de una
administración de Derecho y del Estado constitucional actual”.
[41] Fallos CSN, t. 115, p. 92; t. 165, p. 258; t. 208, p. 21; t. 208, p. 225.
[42] Véase QUIROGA LAVIÉ, Humberto. Derecho Constitucional. Cooperadora de Derecho y Ciencias Sociales,
Buenos Aires, 1978, p. 687, quien paradójicamente, pese a lo señalado por la constitución, tiene la siguiente
posición: “(…) los constituyentes de 1853 no estaban muy convencidos de la necesidad de establecer realmen-
te esa forma de juicio (…)”. De igual modo VéLEZ MARICONDE, Alfredo. Derecho Procesal Penal, Tomo I,
Córdoba- Lerner Marcos, Buenos Aires, 1982, p. 220 “Pero adviértase ante todo –en un plano dogmático– que
el art. 24 de la Constitución Nacional está lejos de ser un albergue seguro de los partidarios del juicio popular.
Esta disposición consagra –como observa muy bien Soler– una norma jurídica imperfecta, es decir, una simple
aspiración, declaración o expresión de un ideal, puesto que a la hipótesis de que no se cumpla no se conecta
consecuencia jurídica alguna, ‘que sea, al mismo tiempo, la garantía de cumplimiento de aquella y la sanción
de su incumplimiento’”.
[43] MAIER, Julio B. Derecho Procesal… Ob. cit. p. 779.
114
La cesura del juicio oral
115
Juicio oral
dió en sus inicios, pues si bien la finalidad inicial fue “proponer la sen-
tencia”, terminaron “dictándola”[47]. Su selección se hace en razón de un
número de jurados por la cantidad de habitantes de las comunas don-
de se instaurará el juicio, por periodos concretos[48].
[47] ídem.
[48] GÓMEZ COLOMER, Juan Luis. El proceso penal alemán. Bosch, Barcelona, 1985, p. 454.
[49] BAUMANN, Jürgen. Derecho procesal penal. De Palma, Buenos Aires, 1986, p. 107: “La publicidad del proceso
penal concierne al control de la justicia penal por la colectividad”.
[50] Así, NINO, Carlos Santiago. Fundamentos de Derecho Constitucional. Astrea, Buenos Aires, 1992, p. 451;
VÉLEZ MARICONDE, Alfredo. Derecho procesal penal, Tomo I, Lerner, Buenos Aires, 1969, p. 426; BINDER,
Alberto. Introducción al derecho procesal penal. Ad-Hoc, Buenos Aires, 1992, p. 102; BOVINO, Alberto.
Principios políticos del procedimiento penal. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2009, p. 70.
[51] Véase BOVINO, Alberto. Ob. cit., p. 264 y ss.
116
La cesura del juicio oral
117
Juicio oral
[55] De la misma opinión MAIER, Julio B. “La cesura…”, Ob. cit., p. 383. “Parece necesario postular que la primera
faz del procedimiento abarque todos los presupuestos de la condena pena, también la cuestión de la culpabilidad
del acusado es decir, todos los elementos necesarios para poner o no a cargo del imputado una acción punible e,
incluso, culmine en cado de condena con la expresión de la pena máxima viable conforme a la función limitadora
del principio de culpabilidad, con lo cual deberán ingresar allí, entre otros, los problemas de imputación dismi-
nuida y atenuantes de la culpabilidad”. Asumen esta postura además del referido autor, HASSEMER, Winfried.
Fundamentos del Derecho Penal. trad. de Muñoz Conde, F. y Arroyo Zapatero, L, Bosch, Barcelona, 1984,
p. 129; MAGARIÑOS, Mario. Ob. cit., p.81
[56] BERTONI, Eduardo Andrés. Ob. cit., p.118.
[57] Así MAIER, Julio B. “La cesura…”. Ob. cit., p. 384, para quien la investigación paralela “peca fundamentalmente
por la excesiva intervención estatal en la esfera individual y social del imputado sin mayor fundamento y frente
a su consideración como inocente y por la dificultad que supone su necesaria colaboración y la de las personas
más cercanas a él (familia, amigos, vecinos) en la investigación cuando todavía se averigua y discute si va a ser
condenado”.
118
La cesura del juicio oral
Ante esto, puede alegarse que tanto nuestra legislación, así como la
europea continental y la estadounidense, establece ciertas medidas
119
Juicio oral
Considero que un mismo juez puede llevar, sin problema alguno, la ce-
sura del juicio oral en sus dos etapas, siempre que respete la finalidad
de cada una, de estas permitiendo además el debate de la culpabili-
dad en la primera de ellas y el de la pena, en la segunda. Si se actúa así,
se cumplirá la finalidad de la cesura y no habrá prejuzgamiento, con lo
cual se mantendrá incólume la imparcialidad del juez.
[59] Me remito a la excelente advertencia de MAIER, Julio B. “La cesura…”. Ob. cit., p. 387 y ss. “El acusado, en la
idea del Estado de derecho, no es objeto”.
[60] Ibídem, p. 388.
[61] Disponible en: <http://openjurist.org/386/us/605/specht-v-k-patterson>.
[62] Disponible en: <http://www.uscg.mil/legal/Suspension_Revocation/Commandant_Decisions/S_and_R_1680_
1979/1687%20-%20BAKER.pdf >.
120
La cesura del juicio oral
121
Juicio oral
h) Facultativa u obligatoria
122
La cesura del juicio oral
123
Juicio oral
[69] El subrayado es nuestro y se debe a la determinación de la facultad de la cesura para las partes.
[70] Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado recaído en el proyecto
de ley, en tercer trámite, que modifica los Códigos Procesal Penal y Penal, pp. 37 y 38.
[71] Esta misma posición es asumida por BINDER. Ob. cit., p. 97. “Una vez fijada la audiencia, es normal que exista
un periodo de vacancia obligatoria, ya que todos los sujetos deben prepararse para el debate. Esto significa que
la audiencia no se puede fijar de un modo inmediato, sino que se suele establecer un plazo mínimo que varía
según los sistemas procesales. De este modo, tanto los sujetos procesales como el Tribunal saben qué día, a
qué hora y en qué lugar deberán estar presente para realizar el Juicio”.
124
La cesura del juicio oral
[72] El subrayado es nuestro y determina la incoherencia que significaría imponer como obligatoria la cesura para las
partes cuando estas no la solicitan.
125
Juicio oral
126
La cesura del juicio oral
127
Juicio oral
En cuarto lugar, el inciso 3 del artículo 372 del CPP de 2004, establece la po-
sibilidad de la cesura como una facultad del imputado cuando se somete
a la conclusión anticipada del juicio oral y exista un cuestionamiento a la
pena, delimitando el juez de juzgamiento el debate a “la sola aplicación de
la pena” y determinando “los medios de prueba que deberán actuarse” para
llegar a tal fin.
VII. CONCLUSIONES
La cesura del juicio oral es una característica necesaria del sistema acusato-
rio, por la cual el juicio oral se bifurca en dos estadios o fases. La primera,
donde se debate la culpabilidad del procesado, es decir, su responsabilidad
por el hecho punible materia de acusación; la segunda, donde se debate la
determinación judicial o individualización de la pena.
[76] Ídem.
128
La cesura del juicio oral
Finalmente, se debe entender a la cesura del juicio oral como una institu-
ción facultativa para las partes, pero obligatoria para el juez una vez que ha
sido solicitada por aquellas, no pudiendo este último rechazar esa solicitud
argumentando (inquisitivamente) que la determinación judicial de la pena
129
Juicio oral
130
Problemas en la formación de
la prueba en el juicio oral
Juan Humberto SÁNCHEZ CÓRDOVA[*]
I. INTRODUCCIÓN
El nuevo proceso penal, puesto en marcha desde mediados del año 2006,
es sin duda uno de los más grandes avances en cuanto a la justicia penal.
Sin embargo, su utilización, al ser un instrumento nuevo, es aún débil. Pue-
do afirmar esto porque en el proceso de reforma aún se ven serias dificul-
tades al momento de llevar a cabo las actuaciones procesales. Esta vez me
ocuparé del juicio oral, en el cual se ponen de relieve las mayores exigen-
cias de garantías y donde se puede establecer cuán acusatorio es el mode-
lo adoptado.
Por ello, primero haremos una breve revisión del sistema de enjuiciamiento
del CPP de 2004, para luego hacer referencia a las etapas centrales del nue-
vo proceso y la relación que cada una de ellas tiene con la formación de la
prueba en el referido cuerpo normativo. Después de ello, pasaré a los pro-
blemas que atañen a la formación de la prueba en el nuevo código procesal
penal, pues como veremos es prueba aquella que se forma en el juicio oral
a través de su actuación, la cual está guiada por principios que garantizan
[*] Coordinador del Área de Investigación de Derecho Procesal Penal del Instituto de Investigación de Derecho
Público. Técnico judicial de la Tercera Sala Penal con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima.
133
Juicio oral
que se dará al juez la mejor información para que así pueda juzgar y tome la
decisión más justa.
Sin embargo, esto no se logra en todos los casos y veremos como es que se
afecta la producción de la prueba en el juicio oral infringiéndose principios
básicos para su formación.
De la misma forma, en los inicios del proceso penal la acusación y las alega-
ciones eran orales. Esto era una necesidad pues no existía escritura.
Por ello, luego de haber pasado siglos desde el origen del sistema acusato-
rio y su cambio por el sistema inquisitivo, en la actualidad se vuelven a rein-
corporar el primero de ellos, pues se ha demostrado que son la mejor forma
de llevar a cabo un proceso penal. Es el único proceso que respeta las garan-
tías y que puede facilitar el descubrimiento de la verdad sin violar aquellas[1].
[1] Para mayores referencias puede verse mi trabajo: “El sistema de enjuiciamiento del Código Procesal Penal del
2004”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 185, Gaceta jurídica, Lima, abril de 2009, pp. 131-136.
[2] VÁZQUEZ ROSSI, Jorge Eduardo. Derecho Procesal Penal. Rubinzal - Culzoni, Buenos Aires, 1995, p. 190.
134
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
En este sistema el proceso no era oral y menos público, sino escrito y secre-
to (por lo tanto faltan las garantías propias de todo sistema procesal actual).
Para la investigación y posterior acusación no era necesario el impulso de
parte sino que bastaba con la noticia criminal. Este era un proceso en el que
el juez actuaba de oficio.
[3] Devis Echandía refiere que en Grecia rigió la oralidad, tanto en el proceso civil como en el penal y como regla
general imperó el principio dispositivo que pone la carga de producir la prueba sobre las partes y solo en casos
especiales permite su práctica de oficio. DEVIS ECHANDíA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal:
Teoría General de Proceso. T. I, ABC, Santa Fe de Bogotá, 1996, p. 14.
[4] MAIER, Julio. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, p. 272.
[5] MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “El juez de garantía vs. el juez de instrucción en el sistema procesal penal
acusatorio”. En: Revista Peruana de Ciencias Penales. Nº 17, Lima, 2005, p. 410.
135
Juicio oral
Por ello, Miranda Estrampes[6] señala que “el modelo inquisitivo se caracte-
riza por la concentración y caracterización de funciones por parte del juez,
en un marco procedimental dominado por la escritura y el secreto. El juez se
erige en dueño absoluto del proceso, acumulando una pluralidad de funcio-
nes: la de investigador, la de acusador y la de juzgador”.
[6] ídem.
[7] Pero en este lapso de tiempo fue desarrollándose la ciencia procesal y hubo cierto reconocimiento de de-
rechos de los imputados que hizo que algunos procesos fueran mas parecidos a los procesos acusatorios
actuales, pero su punto culminante se da luego de la Segunda Guerra Mundial.
[8] La justicia penal en Europa sufrió un cambio de paradigma tras la segunda Guerra Mundial. El conflicto
mundial dejó una huella imborrable en la humanidad y cuestionó muchos de los pilares sobre los que se
había construido el Estado liberal en el siglo XIX. El nazismo-fascismo había accedido al poder a través de la
legalidad democrática y una vez en el poder, haciendo uso del principio de la mayoría, había dictado leyes que
conculcaban directamente los derechos de los ciudadanos y que respondían a una concepción totalitaria del
poder. MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. Ob. cit., p. 411.
136
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
derechos humanos[9] y que la normativa nacional debe ser acorde con los
derechos humanos.
Por ello se reconoce como los ejes de toda reforma la división de roles, es de-
cir debe existir un funcionario público que acuse, alguien que juzgue sobre
lo acusado y otro que se defienda de la acusación. Aquí es importante tener
en cuenta el método para llegar a la convicción del juzgador. En tal sentido,
solo lo que ha pasado el test de la contradicción podrá ser tenido como in-
formación de alta calidad ante los ojos del juzgador. Además, solo de esta
forma se respetan los derechos de defensa e igualdad. En esencia, esto es el
sistema acusatorio moderno.
Con base en lo dicho supra, se podría pensar que nuestro CPP de 2004
se enmarca en esta tendencia hacia lo acusatorio, incorporando las garan-
tías conquistadas a lo largo del curso de la historia. Así lo cree San Martín
Castro, quien señala que nuestro proceso penal pertenece a un sistema acu-
satorio moderno[11].
[9] Son dos los acontecimientos que contribuyeron de una forma decisiva en la transformación de la justicia penal.
El primero es consecuencia de la propia transformación cualitativa de las constituciones nacionales como
norma suprema del ordenamiento jurídico que acogen los valores fundamentales de una determinada comu-
nidad y la segunda fue la elaboración de numerosos convenios internacionales que incorporaron a la noción
de proceso debido directamente los derechos de los ciudadanos y que respondían a una concepción totalitaria
del poder. Ibídem, pp. 412 y 413.
[10] Vide PÉREZ SARMIENTO, Eric Lorenzo. Fundamentos del sistema acusatorio de enjuiciamiento penal. Temis,
Bogotá, 2005, pp. 26-30.
[11] SAN MARTÍN CASTRO, César. “Diplomado Internacional de Enjuiciamiento Criminal NCPP 2004”. INPECCP,
abril - agosto de 2008.
137
Juicio oral
[12] Grueso error ya que el sistema acusatorio en su perspectiva histórica asume que el proceso es de partes e
incluso en el sistema de los pueblos germanos se podía componer antes que llegar al castigo. Entonces ese
proceso [acusatorio] también es de partes por el devenir histórico y la toma del proceso por el Estado que hace
público al proceso penal moderno le quita esa visión particular y lo vuelve justamente eso: público.
[13] ASENCIO MELLADO, José María. Diplomado Internacional de Enjuiciamiento Criminal NCPP 2004. Abril -
agosto 2008. INPECCP.
138
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
[14] Esta búsqueda de la justicia esta ligada a la búsqueda de la verdad. Como dice Fernandez López, “la verdad
tiene […] en todo caso, y no solo en el proceso, carácter aproximativo, pero sin que esto suponga renunciar
a alcanzar la verdad, sino que se trata de la única verdad que podemos llegar a conocer […]; la finalidad de
la prueba es la máxima aproximación posible, dentro de los límites del proceso, al conocimiento de la verdad
o falsedad de las afirmaciones sobre los hechos. Esta aproximación es evaluada por el Juez y se manifiesta
en su convencimiento racional, pero para que la decisión esté plenamente justificada el mero convencimiento
no es suficiente. En efecto, su valor no es el de ser un fin en sí mismo, sino el de ser un indicador de que el
fin último –la aproximación a la verdad– se ha satisfecho y en que grado”. FERNáNDEZ LÓPEZ, Mercedes.
Prueba y presunción de inocencia. Iustel, Madrid, 2005, pp. 34 y 35.
139
Juicio oral
¿Es nuestro sistema eurocontinental? Pareciera que sí, pues la mayoría de las
instituciones que tenemos son parecidas. Sin embargo, algo que usualmen-
te no se toma en cuenta es que nuestro desarrollo procesal se enmarca en
una serie de reformas llevadas a cabo en toda Latinoamérica desde los años
ochenta, las que si bien siguen los modelos de la Ordenanza Procesal Penal
Alemana o el Código de Procedimientos Penales de Italia, también recogen
los aportes de la denominada Escuela de Córdoba y la estructura del Códi-
go Procesal Penal Tipo para Iberoamérica. Estas reformas se han implemen-
tado gracias a la labor de juristas como Julio Maier y el apoyo de institucio-
nes como el Usaid. Es decir, nuestro sistema procesal está enmarcado en un
sistema latinoamericano, propio. En ese sentido señala Langer[15]: “la ola de
reformas procesales penales acusatorias en América Latina es un caso de di-
fusión desde la periferia porque los abogados latinoamericanos de esta red
de expertos activistas del sur fueron los autores intelectuales y promotores
cruciales de las reformas. Ellos propusieron el reemplazo de códigos inqui-
sitivos por acusatorios como una solución a un número de problemas, par-
ticiparon en la redacción de los códigos y en su implementación, y aboga-
ron por las reformas a lo largo de la región y ante la Usaid y otros actores
internacionales”.
[15] LANGER, Máximo. “Revolución en el proceso penal latinoamericano: difusión de ideas legales desde la peri-
feria”. En: <http://www.cejamericas.org/doc/documentos/revolucionenprocesopenal_Langer.pdf>.
140
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Técnicamente, una opción como esta viola la ley y no tiene asidero, pues
si se aplica en esa etapa puede dejarse en indefensión a la parte civil. Ade-
más, la razón por la cual ya no debe aplicarse la terminación anticipada tie-
ne que ver con el beneficio que el Estado recibirá, pues si el imputado acep-
ta la pena antes de la etapa intermedia, se ahorrará mucho presupuesto en
instalar la etapa intermedia y el juicio oral. Por ello se beneficia al imputado
con una rebaja de un sexto de la pena. El caso contrario es el de la conclu-
sión anticipada del juicio donde se ahorra menos al Estado y, por lo tanto, la
disminución de la pena es menor a un sexto.
¿Cómo se explica entonces esta práctica? Pues a la luz de los derechos hu-
manos, ya que el imputado tiene también derecho a un juicio rápido[17], más
141
Juicio oral
Por lo tanto, podemos decir que el sistema del CPP de 2004 tiene caracte-
rísticas propias y se puede enmarcar dentro del esfuerzo de los juristas la-
tinoamericanos por hacer un proceso penal y un Estado más democrático,
con pleno respeto a los derechos humanos debido a lo cual, la base para in-
terpretar cualquier norma del nuevo código procesal penal, siempre será los
tratados sobre derechos humanos ratificados por el Perú, pues son la esen-
cia misma de las normas procesales penales.
142
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Estos actos son los que buscan ingresar material probatorio al proceso y son
obtenidos durante la investigación a cargo del Ministerio Público. Este lo
usa para sustentar su acusación y promover el juicio oral. Por su parte, la de-
fensa las usará para acreditar sus alegaciones de defensa.
[18] En esta etapa más que fuentes de prueba se trata de fuentes de investigación que deben pasar el examen de
admisibilidad para que en el proceso sean considerados fuentes de prueba.
[19] FENECH, Miguel. “Puntos de vista sobre el proceso penal español”. En: Estudios de Derecho Procesal.
Barcelona, 1962. p. 692. Citado por ORMAZÁBAL SÁNCHEZ, Guillermo. El periodo intermedio del proceso
penal. McGraw-Hill, Madrid, 1997, p. 3. Señala que: “la etapa intermedia es la fase situada entre la investi-
gación formalizada (investigación preparatoria o instrucción), que cumple el papel de filtro de lo actuado en
la investigación y que determina si una causa debe pasar o no a la fase del juicio oral, por ello se dice que la
fase intermedia se presenta como un periodo bifronte, pues de una parte, mira a la fase anterior (revisión de
la instrucción) y de otra, al juicio oral (ejercicio de la acusación, reconocimiento de la acción), hecho que la
caracteriza como periodo de transición, en el que se decide si el resultado de la fase concluida justifica el inicio
de la posterior”.
143
Juicio oral
La conducencia exige que el medio probatorio sea idóneo para probar algo;
así el legislador puede establecer la necesidad de que determinados hechos
deban ser probados a través de determinados medios probatorios. Será in-
conducente o no idóneo aquel medio probatorio prohibido en determinada
vía procedimental o para verificar un determinado hecho[24].
[20] Además se pueden proponer acuerdos probatorios sobre hechos circunstanciales y medios de prueba (artícu-
lo 350.2 del CPP de 2004), así como excluir la prueba prohibida (artículo 350.1.h) pues ninguna prueba que
haya sido obtenida con violación del contenido esencial de los derechos fundamentales puede sustentar una
condena y no puede ser valorada como prueba, así mismo tampoco debe ingresar al proceso.
[21] Aunque esta regla es general también puede proponerse pruebas en la solicitud de prueba nueva (artículo 373
del CPP de 2004) y en la inspección o reconstrucción y la prueba de oficio (artículo 385).
[22] CAFFERATA NORES, José. La prueba en el proceso penal. Depalma, Buenos Aires, 1998, p. 22.
[23] STC recaída en el Exp. Nº 6712-2005-HC/TC-LIMA.
[24] STC recaída en el Exp. Nº 6712-2005-HC/TC-LIMA. Asimismo, sobre este punto, ver el artículo 157 del CPP
de 2004.
144
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Por ello el CPP de 2004 establece en su artículo VIII.2 que carecen de efecto
legal las pruebas obtenidas, directa o indirectamente, con violación del con-
tenido esencial de los derechos fundamentales de la persona, objeto que es
materia de nuestro estudio y que será desarrollado infra.
[25] Ello no podrá hacerse cuando se ofrecen medios probatorios destinados a acreditar hechos contrarios a una
presunción de derecho absoluta; cuando se ofrecen medios probatorios para acreditar hechos no contro-
vertidos, imposibles, notorios, o de pública evidencia; cuando se trata de desvirtuar lo que ha sido objeto de
juzgamiento y ha hecho tránsito a cosa juzgada; cuando el medio probatorio ofrecido no es el adecuado para
verificar con él los hechos que pretenden ser probados por la parte y, cuando se ofrecen medios probatorios
superfluos, bien porque se han propuesto dos medios probatorios iguales con el mismo fin (dos pericias con
la finalidad de acreditar un mismo hecho) o bien porque el medio de prueba ya se había actuado antes. STC
recaída en el Exp. Nº 6712-2005-HC/TC-LIMA.
145
Juicio oral
146
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
La prueba se actuará en el juicio oral. Para que dicha actuación sea conside-
rada legítima deberá respetar los siguientes principios: inmediación, orali-
dad, continuidad y concentración, contradicción, publicidad y presunción
de inocencia.
En tal sentido Jaén Vallejo[31] señala que es en el juicio oral donde hay que
practicar las pruebas, porque solo lo que ha sido oralmente debatido en el
juicio puede ser fundamento legítimo de la sentencia; así lo exige tanto el
carácter público del proceso, como el derecho de defensa.
147
Juicio oral
[32] ídem.
[33] BAYTELMAN, Andrés. Ob. cit., p. 249.
[34] Ha identificado como la principal condición epistemológica de la prueba: la refutabilidad de la hipótesis acu-
satoria experimentada por el poder de refutarla de la contraparte interesada. FERRAJOLI, Luigi. Derecho y
razón. Trotta, Madrid, 2005, p. 613.
148
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
149
Juicio oral
150
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Por lo tanto, para que la prueba sea considerada legítima debe respetar en
el momento de la admisión, los principios de pertinencia, conducencia, uti-
lidad y legalidad. En la actuación probatoria se respetaran los principios de
inmediación, oralidad, continuidad, concentración, contradicción, publici-
dad y presunción de inocencia.
A continuación, veremos una serie de casos en los que esto no ocurre, ya sea
por afectación a los principios del juicio oral (que tienen que ver con la ac-
tuación y formación de la prueba) o a las reglas esenciales de litigación oral
(que ayudan a obtener la mejor información de la prueba).
Esto, afecta la legitimidad del proceso penal pues acá viene a colación la
diferencia entre el sistema anglosajón de aceptación de responsabilidad y
nuestro sistema, pues en este no es posible, como en Estados Unidos, un
allanamiento de los cargos sin tener en cuenta la inmutabilidad del objeto
procesal así como la efectiva voluntad del imputado de aceptar los cargos.
151
Juicio oral
[42] La defensa en el Perú es de tres formas: 1. A elección del imputado, pudiendo elegir entre los profesionales de
la actividad privada, 2. De oficio, donde por razones económicas el imputado no puede elegir libremente a su
defensor sino que el Estado le asigna uno que depende del Ministerio de Justicia y 3. Casos sociales, los que
son una serie de casos que los profesionales están obligados a llevar sin costo alguno. En Chile, la defensa
penal es pública y la mayoría de abogados litigantes en el proceso penal son costeados por el Estado, siendo
muy pocos los de actividad privada.
152
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Esta es una práctica funesta para la reforma procesal penal, pues lo prime-
ro que salta a la vista es la continuación de prácticas del sistema anterior, en
las que el fiscal oralizaba su requisitoria, es decir, leía en audiencia los car-
gos al acusado para que este estuviera completamente informado de esto.
Sin embargo, el nuevo modelo procesal no busca ello; sino que a través del
alegato de apertura, el fiscal (así como la defensa) muestre al juzgador su
teoría del caso. En tal sentido, el alegato de apertura se encuentra muy lejos
de ser una simple lectura de la acusación, sino que debe ser concreto, esti-
mulante, breve y con capacidad para mostrar al juzgador lo que se va a pre-
sentar en el juicio como elementos de prueba que afirmarán la teoría del
caso. De allí, la importancia de este alegato.
Sin embargo, esta práctica rompe el principio de inmediación, toda vez que
en la prueba personal (peritos y testigos) es necesario que estos declaren en
la audiencia para que el juez esté en contacto con ellos y pueda valorar su
credibilidad así como su testimonio.
Las dos excepciones a este tipo de prácticas son aquellas que se dan en el
caso de que la persona, por imposibilidad, urgencia u otro motivo lejano a
su voluntad no pueda asistir al juicio oral, en cuyo caso se podrá leer su de-
claración, la que tendrá valor de prueba documental y deberá ser valorada
conjuntamente con las demás pruebas. El segundo caso se da cuando se
presenta la declaración anterior del testigo que está declarando. Esto es lo
que se conoce como uso de las declaraciones previas, lo que en el ámbito
de la litigación oral sirve tanto para “refrescar la memoria”, en el caso de tes-
tigos propios, como para hacer notar las incoherencias en el caso de testigos
no favorables al caso del litigante.
153
Juicio oral
Las técnicas de litigación oral no son una ciencia, sino algo parecido a un
arte. Como su propio nombre lo indica es una técnica orientada a lograr que
el juez que resuelve un caso se lleve información cualificada para que sen-
tencie con base en ella. Solo así, se garantizará una decisión justa. Por ello
tiene una gran relevancia para la formación de la prueba, pues permite que
esta se forme del mejor modo posible. En consecuencia, una infracción de
las técnicas de litigación oral implica que el juez resuelva con base en prue-
bas de baja calidad.
154
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Dentro de las técnicas de litigación oral existen categorías que nos ayudarán
a dar la mejor información, como los alegatos de apertura y de clausura, los
exámenes, los contraexámenes y otros.
a. Alegato de apertura
Aparte de esto, el juez no suele precisar que la teoría del caso se expone
oralmente y no leyendo ya que él como el encargado de valorar las pruebas
debe tener todos los puntos de vista necesarios. De ahí la importancia de las
facultades directoras del juez de juicio oral, de cuyo buen uso depende el
éxito de esta etapa procesal y de todo el proceso.
En los inicios de la reforma además se pudo observar, también, que los fisca-
les y defensores elaboraban incorrectamente su teoría del caso. En tal senti-
do, no identificaban los hechos relevantes del caso, pese a que esto es de la
máxima relevancia pues ayuda al juzgador a ubicarse en el relato de la par-
te que ofrece el alegato de apertura.
[43] NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del nuevo proceso penal y de litigación oral. Idemsa, Lima, 2010,
p. 811.
155
Juicio oral
b. Examen al acusado
[44] GARCÍA HERRERA, Catarino (coordinador). Técnicas de litigación oral en el sistema penal de Nuevo León.
Programa de divulgación. Usaid, Monterrey-Nuevo León, setiembre de 2004, p. 99.
[45] BLANCO, Rafael, et ál. Litigación Estratégica en el Nuevo Proceso Penal. 1ª edición, Lexis Nexis, Santiago
de Chile, p. 168. Nos dice que la denominación de testigo propio alude al hecho de que tales testigos han sido
seleccionados para aportar información a la parte que los presenta por resultar útil y coherente con la versión
que de ese caso posee esa parte en particular.
156
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Para que los testigos logren acreditar ciertos hechos de nuestra teoría del
caso es necesario que este sea creíble. En tal sentido, son dos las bases so-
bre las cuales se apoya la acreditación: a) el relato coherente, lógico y verosí-
mil de los hechos; y, b) la credibilidad que el mensajero posee.
Sin embargo, se ha podido ver que los testigos no son acreditados correcta-
mente por las partes que los presentan, es decir, que solo se remiten los da-
tos de estas personas a modo de trámite formal, pero no se informa al juez
los criterios con base en los cuales puede determinarse que uno u otro tes-
tigo emitirá un testimonio veraz, lo que al momento de valorar esta prueba
mellará su eficacia.
Otro problema encontrado en los exámenes es que las preguntas que sue-
len hacerse a los testigos son sugestivas. Así, se ha podido observar que
en una audiencia, la defensa realizaba preguntas cerradas que solo dejaban
157
Juicio oral
También resulta reprochable la actitud del fiscal que ante esta flagrante fal-
ta no objeta las preguntas. La objeción es un instrumento que permite una
contracción acorde con las reglas de juego del juicio oral. En tal sentido, las
objeciones no permitirán que ingresen preguntas prohibidas al juicio oral y
que puedan informar mal al juez.
d. Contraexamen
Se ha visto también en los inicios de la reforma que muchos litigantes (abo-
gados y fiscales) no efectúan el contraexamen. Si bien, a veces no es impres-
cindible su realización porque quizá es parte de la estrategia procesal, en es-
tos casos daba la impresión de que no lo hacían por desconocimiento o por-
que no se había preparado adecuadamente la teoría del caso.
En tal sentido es necesario recordar que los objetivos del contraexamen son:
obtener un testimonio favorable, desacreditar el testimonio o desacreditar
al testigo y limitar su testimonio[48]. Todos estos objetivos van de la mano
con nuestra teoría del caso; por ello, toda pregunta que realicemos en esta
etapa será el fiel reflejo de lo queremos demostrar. Por ello, es tan impor-
tante elaborar una teoría del caso, pues de ella dependen nuestras ulterio-
res actuaciones.
[48] VIAL CAMPOS, Pelayo. Técnicas y fundamentos del contraexamen en el proceso penal chileno. Librotecnia,
Santiago de Chile, 2008, p. 33.
158
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Pero existe otro tipo de carencias subsanables con una buena preparación
y una tenaz práctica. En tal sentido, la mayoría de afectaciones a las técni-
cas de litigación oral se pueden evitar con una buena teoría y una abundan-
te práctica.
De ahí la importancia de las técnicas de litigación oral, pues son las herra-
mientas necesarias para dar al juez la mejor información posible y así este
pueda llegar al resultado más justo. Debido a ello, es necesario identificar la
importancia de las técnicas de litigación oral.
La teoría del caso es una herramienta del litigante, pues sirve para ordenar
de forma clara, sencilla y breve lo que expone la parte; es decir, es la brúju-
la del litigante que lo orientará para brindar datos de gran valía para la de-
fensa de su pretensión.
Por lo tanto, es necesario conocer a fondo esta herramienta para así poder
utilizarla de modo justo. La teoría del caso, puede utilizarse tanto a nivel de
juicio oral como a nivel de audiencias previas. Por ejemplo, en el caso de la
prisión preventiva, la teoría del caso nos ayudará a identificar los tres ele-
mentos que son necesarios para su imposición.
[49] En el sistema inquisitivo, el juez recolecta la información y como es el funcionario encargado de ello, lo que él
disponga será tomado como cierto.
159
Juicio oral
La relevancia del alegato de apertura que se realiza al inicio del juicio oral debe
ser tenida en cuenta porque en EE.UU. se señala que el alegato de apertura
determina en un 90% de casos el éxito del juicio oral para una de las partes.
El uso de declaraciones previas que son de suma utilidad en los casos de tes-
tigos propios porque servirá para hacerles refrescar memoria, y de testigos
hostiles para poder dar cuenta al juez de las contradicciones en las que in-
curre el testigo.
160
Problemas en la formación de la prueba en el juicio oral
Por último debemos señalar que las técnicas de litigación oral están dirigi-
das a las partes, pues son ellas quienes hacen uso de estas herramientas. Sin
embargo, el juez también debe hacer uso de técnicas para captar la infor-
mación que se produce en la audiencia. En tal sentido, debe ser capaz de re-
tener esa información mediante una papeleta en la que se ubiquen puntos
clave que ayudarán a resolver la cuestión.
V. CONCLUSIONES
VI. BIBLIOGRAFÍA
- BAYTELMAN, Andrés. “El juicio oral”. En: AAVV. Nuevo Proceso Penal. Lexis
Nexis, Santiago de Chile, 2000.
161
Juicio oral
- MAIER, Julio. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Editores del Puerto, Buenos
Aires, 1996.
- NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del nuevo proceso penal y de litiga-
ción oral. Idemsa, Lima, 2010.
162
¿Para mejor resolver?
Crítica a la prueba de oficio[*]
Guillermo Alexander CRUZ VEGAS[**] [***]
I. A MANERA DE INTRODUCCIÓN
[*] Dedico el presente artículo a mis padres Rubén Cruz y Rosa Vegas, quienes con sus sabios consejos y su
constante apoyo hacen posible la realización de mis anhelos profesionales. A ellos mi mayor admiración y
felicitación por haber asumido con gran capacidad su rol de padres.
[**] Abogado por la Universidad Privada Antenor Orrego. Con estudios de maestría en Derecho Penal en dicha
casa de estudios.
[***] “Cuatro características corresponden al juez: escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar pruden-
temente y decidir imparcialmente” Sócrates.
[1] Definitivamente estamos aún en una etapa de tránsito, pues, estamos cambiando de sistema procesal penal
de una forma gradual y lenta. Evidencia de ello es que tenemos varios procesos y cuerpos penales adjetivos
vigentes. Así pues, estamos regidos, sin tomar en cuenta los procesos especiales, por el proceso penal co-
mún, el proceso penal sumario y el proceso penal ordinario; y en cuanto a códigos: el Código Procesal Penal
de 2004, el Código de Procedimientos Penales de 1940, el Decreto Legislativo N° 124 y el Código Procesal
Penal de 1991 (del cual solo están vigentes veintidós artículos).
[2] Al contrario de lo que pasaba con el Decreto Legislativo N° 124 y el Código de Procedimientos Penales de
1940 cuyas características y estructura se contradecía con lo establecido en la Constitución Política, debido
a que allí la investigación es una atribución del órgano judicial a pesar de que la norma fundamental precep-
tuaba que tal función le correspondía al Ministerio Público. Asimismo, en el proceso sumario el órgano que
165
Juicio oral
Una muestra clara de ello es, sin duda alguna, la prueba de oficio, regulada
en los artículos 155. 3[4] y 385 incisos 1 y 2[5] del CPP de 2004. Dicha categoría
atenta contra las líneas directrices que encausan al sistema acusatorio y destru-
ye los cimientos sobre los que reposa dicho modelo. En suma, contradice sus
principios y postulados, y, además, propicia la desnaturalización del sistema
acusatorio que tanto cuesta implementar en todo el territorio nacional.
investigaba era el encargado de resolver, con lo cual se rompía la imparcialidad del juzgador. En cambio ahora,
a partir de la dación del Código Procesal Penal de 2004, se habla ya de la constitucionalización del proceso
penal.
[3] Entre los rezagos inquisitivos no suprimidos por el legislador tenemos: las pruebas de oficio, el interrogatorio
de oficio, el ofrecimiento de prueba en el juicio, que fue declarada inadmisible en la etapa intermedia, la impo-
sibilidad del juez de imponer pena más grave a la solicitada por el fiscal. Para mayores alcances sobre el tema,
véase mi artículo: “Pecados veniales y pecados mortales en el nuevo Código Procesal Penal”. En: Revista
Jurídica del Colegio de Abogados de La Libertad. N° 142, abril de 2010.
[4] “Artículo 155.- Actividad probatoria
(…)
3. La Ley establecerá, por excepción, los casos en los cuales se admitan pruebas de oficio.
[5] “Artículo 385.-Otros medios de prueba y prueba de oficio
1. Si para conocer los hechos, siempre que sea posible, que no se halla realizado dicha diligencia en la in-
vestigación preparatoria o esta resultara manifiestamente insuficiente, el Juez Penal, de oficio o a pedido de
parte, previo debate de los intervinientes, ordenará la realización de una inspección o de una reconstrucción,
disponiendo las medidas necesarias para llevarlas a cabo
2. El Juez Penal, excepcionalmente, una vez culminada la recepción de las pruebas, podrá disponer, de oficio
o a pedido de parte, la actuación de nuevos medios probatorios si en el curso del debate resultasen indispen-
sables o manifiestamente útiles para esclarecer la verdad. El Juez Penal cuidará de no reemplazar por este
medio la actuación propia de las partes.
(...)”
166
¿Para mejor resolver?
[6] “Es lógico que en un proceso inquisitivo se confieran mayores dificultades al juzgador, quien representa el
poder monárquico constituido, cuya meta esencial es llegar a la verdad histórica, como una manifestación
máxima del poder, sin interesar que su desarrollo pueda afectar los derechos civiles del acusado, pues, este
es un objeto más del procedimiento que no tiene más remedio que soportar los actos de coacción, de cuyos
efectos las pruebas no tendrán limite en su configuración. De modo contrario, el principio acusatorio importa
separar abiertamente la actuación probatoria de la función decisoria, confiados a órganos distintos, por lo que
el juez se limita a valorar las pruebas incorporadas por las partes; cada una de ellas presenta su propia verdad
a fin de verse favorecida con el fallo final”. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Exégesis del Nuevo
Código Procesal Penal, Rodhas, Lima, 2007, p. 426.
[7] SAN MARTÍN CASTRO, Cesar. Derecho Procesal Penal, volumen I, Grijley, Lima 1999, p. 33.
[8] “Artículo I: Justicia penal
1. La justicia penal es gratuita, salvo el pago de las costas procesales establecidas conforme a este Código”.
Se imparte con imparcialidad por los órganos jurisdiccionales competentes y en un plazo razonable
(El resaltado es nuestro).
[9] PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., p. 65.
167
Juicio oral
En ese sentido, podemos afirmar que para que exista una verdadera impar-
cialidad debe tener plena vigencia el brocardo iuxta allegata et probata, es
decir, que el juez no investiga hechos ni practica pruebas que no han sido
ofrecidas por las partes[14]. Dicho de otra forma, si se quiere un juzgador que
se encuentre en una postura imparcial y distanciada del lance jurídico que
va a resolver, debemos contar con uno que asuma única y exclusivamente la
tarea de fallar, sin intervenir en la tarea de las partes; pues de lo contrario, se
producirá quizá, incluso inconscientemente, la contaminación y, como lógi-
ca consecuencia, la pérdida de imparcialidad del órgano decisor.
Queda claro entonces que un sistema acusatorio requiere como elemento im-
prescindible un juez imparcial, ya que las garantías se pierden en el mismo
momento en que el tribunal deja de ser un tercero imparcial, porque sin este
no puede decirse que exista un debido proceso, derecho de defensa, ni igual-
dad[15]. Por lo tanto, las pruebas de oficio, aun cuando sean excepcionales,
[10] No se debe confundir los conceptos de independencia judicial y de imparcialidad, pues a pesar de que ambos
principios, suelen usarse a menudo como términos que tienen un mismo contenido, la disimilitud entre ellos
radica en que, el primero es del juez con respecto a influencias externas, mientras que el segundo es del juez
con las partes y el objeto del proceso.
[11] SAN MARTÍN CASTRO, César, Ob. cit., pp. 94 y 95.
[12] Picó i Junoy, juan. Las garantías constitucionales del proceso. Bosch, Barcelona, 1997, p. 133.
[13] De igual opinión es Peña Cabrera Freyre, para quien: “las garantías de publicidad, oralidad, inmediación, con-
tradicción e irrestricto derecho de defensa solo pueden desarrollar en un juzgamiento dirigido por un tribunal
imparcial”. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Ob. cit., p. 418.
[14] SAN MARTÍN CASTRO, César, Ob. cit., p. 33.
[15] CALDERÓN SUMARRIVA, Ana, citando a Alvarado Velloso. Análisis integral del Nuevo Código Procesal
Penal. San Marcos, Lima, 2006, p. 26.
168
¿Para mejor resolver?
[16] “Es consustancial al sistema acusatorio; a las partes les corresponde no solo la introducción de los hechos
a través de los escritos que delimitan el tema de la prueba, sino la proporción y ejecución de los medios de
prueba. Ellas son responsables de introducir la información en el proceso a través del interrogatorio y contra-
interrogatorio. Al juez penal no le corresponde la labor de construir su propia convicción, de modo directo o
indirecto el que pueda disponer, como regla, de pruebas de oficio o interrogar, determina el quiebre o ruptura
de la imparcialidad judicial”. CALDERÓN SUMARRIVA, Ana. Ibídem., p. 135.
[17] MAIER, Julio B.J. citado por CALDERÓN SUMARRIVA, Ana. Ibídem., p. 16.
[18] Por el contrario, dentro del modelo inquisitivo el rasgo principal es la absoluta preeminencia y supremacía del
juzgador, que es a la vez ente acusador, frente a un acusado en colocado en condición de desigualdad.
[19] ASENCIO MELLADO, José María. Principio acusatorio y derecho de defensa en el proceso penal. Trivium,
Madrid, 1991, p. 17.
169
Juicio oral
[20] ANGULO ARANA, Pedro. La investigación del delito en el Nuevo Código Procesal Penal. Gaceta Jurídica,
Lima, 2006, p. 26.
[21] Código Procesal Penal de 2004
“Artículo IV.- Titular de la acción penal
1. El Ministerio Público es titular del ejercicio público de la acción penal en los delitos y tiene el deber de la
carga de la prueba. Asume la conducción de la investigación desde su inicio.
2. El Ministerio Público está obligado a actuar con objetividad, indagando los hechos constitutivos de delito,
los que determinen y acrediten la responsabilidad o inocencia del imputado.
Con esta finalidad conduce y controla jurídicamente los actos de investigación que realiza la Policía Nacional.
3. Los actos de investigación que practica el Ministerio Público o la Policía Nacional no tienen carácter juris-
diccional. Cuando fuera indispensable una decisión de esta naturaleza la requerirá del órgano jurisdiccio-
nal, motivando debidamente su petición”.
[22] Código Procesal Penal de 2004
“Artículo V.- Competencia judicial
1. Corresponde al órgano jurisdiccional la dirección de la etapa intermedia y, especialmente, del juzgamien-
to, así como expedir las sentencias y demás resoluciones previstas en la Ley” (el resaltado es nuestro).
[23] “Artículo 159.- Atribuciones del Ministerio Público.
Corresponde al Ministerio Público:
(…)
4. Conducir desde su inicio la investigación del delito. Con tal propósito, la Policía Nacional está obligada a
cumplir los mandatos del Ministerio Público en el ámbito de su función.
5. Ejercitar la acción penal de oficio o a petición de parte”.
[24] ANGULO ARANA, Pedro, Ob. cit., p. 22.
170
¿Para mejor resolver?
Este principio, al igual que todas las garantías del proceso penal, posee un
respaldo constitucional ya que deriva del derecho a la igualdad ante la ley[26]
y el debido proceso[27]. La Corte Interamericana de Derechos Humanos tam-
bién ha establecido el marco jurídico dentro del cual se desenvuelve este
principio[28]. El CPP de 2004 recoge expresamente en su título preliminar[29]
171
Juicio oral
Ahora bien, debe quedar clara mi posición de que, si bien es cierto, como
algún sector de la doctrina establece, que la igualdad de armas es difícil de
conseguir, pues el Ministerio Público posee ventajas en cuanto a recursos
económicos, logística, apoyo de otros sectores como la policía, etc., (que,
obviamente, el imputado no tiene[33]), no debemos perder de vista que esa
desigualdad material se suple formalmente a través de la siguiente formu-
la: un fiscal que tiene la carga de la prueba, un imputado que está blindado
por la presunción de inocencia y un juez imparcial.
Para explicar esto, debe decirse que las ventajas materiales del Ministerio
Público sobre el imputado desaparecen porque es aquel al que le corres-
ponde probar la culpabilidad del imputado, mientras que a este le asiste
la presunción de inocencia, debido a lo cual no tiene por qué demostrar su
inocencia. Además, es necesario un juez supra partes, que es imparcial. Si al-
guno de los elementos mencionados se quiebra o debilita, no será posible
la igualdad procesal.
172
¿Para mejor resolver?
[34] GIMENO SENDRA, Vicente y otros. Derecho Procesal Administrativo. Tirant lo Blanch, Valencia, 1991, p. 81.
[35] “Artículo 158.- Autonomía del Ministerio Público
El Ministerio Público es autónomo. El Fiscal de la Nación lo preside. Es elegido por la Junta de Fiscales
Supremos. El cargo de Fiscal de la Nación dura tres años, y es prorrogable, por reelección, solo por otros dos.
Los miembros del Ministerio Público tienen los mismos derechos y prerrogativas y están sujetos a las mismas
obligaciones que los del Poder Judicial en la categoría respectiva. Les afectan las mismas incompatibilidades.
Su nombramiento está sujeto a requisitos y procedimientos idénticos a los de los miembros del Poder Judicial
en su respectiva categoría”.
[36] Ley Orgánica del Ministerio Público
“Artículo 5.-
Los Fiscales actúan independientemente en el ejercicio de sus atribuciones, las que desempeñarán según su
propio criterio y en la forma que estimen más arreglada a los fines de su institución. Siendo un cuerpo jerárqui-
camente organizado deben sujetarse a las instrucciones que pudieren impartirles sus superiores”.
173
Juicio oral
174
¿Para mejor resolver?
[39] SAN MARTÍN CASTRO, César, Ob. cit., pp. 115 y 116.
[40] Llama muchísimo la atención lo estipulado en el Código Procesal Penal de Paraguay que en su artículo 265
prescribe: “Cuando se haya demostrado fehacientemente la inocencia del imputado en una sentencia
absolutoria, las costas serán soportadas por el Estado”. (El resaltado es nuestro). Como se puede observar,
tal expresión normativa contradico clamorosamente la garantía de la presunción de inocencia.
[41] CAFFERATA NORES, José. Proceso penal y derechos humanos. Editores Del Puerto, Buenos Aires, 2000,
p. 140.
175
Juicio oral
Por último, debo reafirmar mi posición de que las pruebas de oficio no asis-
ten en absoluto al imputado, como algunos erradamente sostienen[43]. Así,
lo señalado en el citado artículo del CPP de 2004 (“El Juez cuidará de no re-
emplazar por este medio la actuación propia de las partes”), resulta innece-
saria, pues al disponer pruebas oficiosas el juez sabe a qué parte va favore-
cer. No se va a beneficiar al imputado que ya está amparado por el estado
de inocencia, sino que se va a suplir la deficiente labor del Ministerio Públi-
co que es el que tiene la carga de la prueba[44]. De allí que, en nuestro con-
cepto, es errado denominar a las pruebas de oficio como pruebas para me-
jor resolver, pues, en rigor, nos encontramos frente a una prueba para me-
jor condenar.
176
¿Para mejor resolver?
En ese sentido, las pruebas de oficio no son más que pruebas que han sido
dispuestas por el juzgador, debi1do a la actitud pasiva y apática de las par-
tes, cuando sea imprescindible e indispensable para llegar a la verdad o
cuando existan graves inconvenientes probatorios. Es decir, los fines u obje-
tivos que persiguen son los mismos: generar convicción en el juez para que
este sentencie. En el caso de las pruebas, estas son aportadas por las partes;
en cambio, los medios probatorios de oficio son ordenados por el órgano
resolutor; sin embargo, en el caso de nuestro país, tal atribución judicial es,
como lo fija el CPP de 2004, excepcional, y cuando sean indispensable o ma-
nifiestamente útil para esclarecer la verdad.
177
Juicio oral
Ahora, si bien es cierto que toda la actividad probatoria debe estar encami-
nada a una búsqueda de la verdad jurídica objetiva o verdad real (según el
principio de búsqueda de la verdad material), esgrimiremos tres argumen-
tos con los cuales demostraremos que ni siquiera la obtención de la verdad
real es un fundamento contundente para la justificación de las pruebas de
oficio.
[47] En esa línea de pensamiento tenemos a Juan Hurtado: “(…) el juez, por lo tanto, debe cumplir su función
de ‘averiguación de la verdad’ solo y únicamente cuando la verdad se le presenta parcial y deformada, por
actuación dolosa o de culpa inexcusable de cualquiera de los sujetos procesales o de ambos (…) quieran o no
el fin del proceso penal peruano es la averiguación de la verdad, que no la ejerzan (o no quieran hacerlo) en
la práctica ya responde a otros intereses (…) finalizo pensando que las pruebas de oficio son necesarias en
algún momento determinado para evitar una impunidad repudiable o condena injustificados, por consiguiente
su uso es residual, no pretende cubrir los errores del fiscal ni de la defensa del acusado, la actuación de esos
medios probatorio, claro está, se cumplirá solo cuando se hayan actuado todos los medios probatorios de
todos los sujetos procesales”. HURTADO POMA, Juan. “¿Son convenientes las pruebas de oficio en el sistema
acusatorio peruano”. En: <http://www.cal.org.pe/pdf/diplomados/convenientes_pruebas.pdf>.
[48] SAN MARTÍN CASTRO, César. “La prueba procesal penal”. En: <http://www.amag.edu.pe/web/html/comuni-
cados/La_Prueba_Proce_Penal.pdf>.
178
¿Para mejor resolver?
En tal sentido, quienes señalan que el fin del proceso penal es la verdad his-
tórica ostentan un idealismo inconciliable con la realidad o bien proponen
una ingenuidad epistemológica. A mi juicio, está descartada la posibilidad
de aspirar a alguna categoría de verdad absoluta[50].
Así pues, coincido con aquel sector de la doctrina que opina que el proce-
so penal en el marco del Estado de Derecho supone el sometimiento de las
sentencias penales a un máximo de certeza y de convencimiento, para que
las resoluciones judiciales sirvan a la reafirmación de la seguridad jurídica.
Dicha verdad, limitada por una serie de presupuestos, no refleja la entera
realidad de los hechos objeto de esclarecimiento, sino solo una verdad for-
mal o jurídica, que sintetiza las garantías que rodean al imputado durante
el desarrollo de la persecución. El proceso puede, a lo sumo, reconstruir una
verdad formalizada, que se ha denominado también “verdad forense” o, en
una terminología algo más antigua, la “verdad formal” utilizada en el proce-
so civil[51].
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Juicio oral
180
¿Para mejor resolver?
Finalmente, debo señalar que la verdad debe ceder ante garantías como la
presunción de inocencia, la imparcialidad judicial, la igualdad procesal. Por
lo tanto, deben desdeñarse las pruebas de oficio como un medio para hallar
la verdad en el proceso pues no se puede contradecir la esencia misma del
sistema acusatorio con base en este argumento de la verdad. En el proceso
penal acusatorio, la naturaleza misma del modelo y las garantías que este
propugna, están por encima de cualquier cosa.
8. La solución colombiana
Desde hace algunos años varios países han promulgado Códigos Procesa-
les Penales con la finalidad de cambiar el modelo inquisitivo o mixto por un
nuevo sistema de corte acusatorio adversarial. Por lo tanto, es importante
dar una mirada a las legislaciones procesales adjetivas de distintas latitudes
con el objetivo de tener una noción de la forma en la que algunas naciones
conciben las pruebas de oficio en el proceso penal.
Así por ejemplo, en Paraguay al igual que en Costa Rica, se establece que
se permiten las pruebas de oficio de modo excepcional, y cuando surjan
hechos nuevos en el curso de la audiencia que necesiten ser esclarecidos.
Aunque existe una diferencia, pues en el primero de los mencionados paí-
ses se hace mención a que el juez debe tener cuidado de no suplir a las par-
tes, lo que no sucede con el país centroamericano. En el CPP de 2004 no se
hace referencia a hechos nuevos. El caso de Ecuador es el más preocupan-
te, a mi juicio, dado que no otorgan a la prueba de oficio la característica de
excepcionalidad. En otras palabras, su regulación no encuentra ninguna li-
mitación legal. En el Perú, aunque esto no salva la situación, se ha determi-
nado su carácter excepcional. El caso chileno reviste una peculiar caracterís-
tica porque en este país se actúan pruebas de oficio para esclarecer alguna
controversia con la legitimidad o veracidad de la prueba, hecho que no está
regulado en el Perú.
Por fortuna, no todo es malo. Existen países que prohíben las pruebas de
oficio en sus textos procesales penales en tanto habrían logrado compren-
der el peligro que representan para la configuración de un verdadero siste-
ma acusatorio. Dentro de estos países que han abolido las pruebas de oficio
182
¿Para mejor resolver?
III. PROPUESTAS
Siendo el fiscal la parte que carga sobre sus hombros la enorme tarea de
conducir la investigación y, por ende, de acreditar la culpabilidad del im-
putado con la finalidad de crear certeza en el juzgador sobre la responsa-
bilidad del imputado, debe tener una sólida formación no solo en cuestio-
nes procesales o procedimentales, sino en todas las ramas del Derecho Pe-
nal; vale decir, el fiscal debe dominar también la parte general y especial del
183
Juicio oral
El artículo X del Título Preliminar del CPP de 2004[62], constituye uno de los
grandes aciertos del legislador debido a que allí se ha dejado claramente es-
tablecido que las garantías y principios recogidos en este conjunto de nor-
mas tienen prevalencia sobre las restantes disposiciones recogidas en el có-
digo. En tal sentido, si existiera alguna contrariedad entre las normas del
Título Preliminar y cualquier otra del mismo cuerpo normativo, se deberá
preferir a las primeras.
Así pues, como ya hemos revisado a lo largo del presente trabajo, las prue-
bas de oficio se contraponen de manera flagrante a varios de los principios y
normas a los que hace referencia el Título Preliminar, tales como la imparcia-
lidad, la presunción de inocencia, la igualdad procesal, entre otros. No per-
damos de vista que desde hace mucho tiempo se ha abandonado el viejo
brocardo que enunciaba que el juez era “la boca de la ley”. Por lo tanto, los
jueces no deben aceptar a ojos cerrados lo que establezca la ley, pues cons-
tantemente el creador de la ley le da la espalda a los principios y los postula-
dos que informan un modelo procesal determinado. En ese sentido los juz-
gadores no deberían intervenir de oficio para ordenar pruebas, aun cuando
la ley lo hubiera determinado así. Los magistrados deben regir su compor-
tamiento de acuerdo a la naturaleza acusatoria del sistema procesal penal y
dejar de usar estas instituciones que ponen en riesgo no solo su imparciali-
dad sino también el propio modelo.
184
¿Para mejor resolver?
185
Los alegatos finales y la
deliberación de la sentencia
Alonso Peña Cabrera Freyre*
1. Introducción
189
Juicio oral
En otras palabras: los alegatos finales son el producto de los debates contra-
dictorios, que de forma adversarial tuvieron lugar en el juzgamiento, y que
sintetizan la pretensión de ser acogidas en la resolución que pone punto fi-
nal al proceso[2].
Para presentar los alegatos de conclusión las partes no tienen tiempo para
preparar y estudiar con paciencia su exposición, puesto que la intervención
se presenta una vez concluyan las pruebas. Por ello, en el desarrollo de la au-
diencia, el fiscal y el defensor deben estar absolutamente atentos y concen-
trados, a fin de que, al terminar la práctica de pruebas, estén debidamente
preparados para el reto final[3].
[2] PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Manual de Derecho Procesal Penal. Rhodas, Lima, 2008, p. 522.
[3] ARCINIEGAS MARTÍNEZ, G. A. Ob. cit., p. 226.
190
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
[4] BAYTELMAN, A. / DUCE, M. Litigación penal, juicio oral y prueba. Ediciones Universidad Diego Portales,
Santiago de Chile, 2004, p. 355.
[5] ARCINIEGAS MARTÍNEZ, G. A. Ob. cit., p. 226.
[6] BAYTELMAN, A. / DUCE, M. Ob. cit., pp. 356 y 357.
191
Juicio oral
192
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Si solicita una pena por debajo del mínimo aplicable del delito de que se tra-
te, debe sustentar debidamente los motivos sobre los cuales se basa dicha
atenuación, con arreglo a lo previsto en el artículo 397.3. De igual forma ha
de proceder en el caso de la reparación civil, sobre la base de los elementos
comprendidos en el artículo 93 del CP, quántum que debe ser proporcional
al daño causado por el delito.
Ahora bien, puede que a juicio del fiscal aparezcan elementos o motivos ra-
zonables que justifiquen una pena más grave de la solicitada en el escri-
to de acusación o, a la inversa, que justifiquen una atenuación de la pena.
No pasemos por alto que pueden introducirse nuevos medios probatorios
en el juicio oral, según lo previsto en los artículos 373.1 y 385 del nuevo
CPP, por lo que dichos elementos de cognición pueden demostrar circuns-
tancias agravantes o atenuantes, siempre que se encuentren fijadas en el
193
Juicio oral
El inc. 2) del artículo 387 dispone: “Si el fiscal considera que del juicio han
surgido nuevas razones para pedir aumento o disminución de la pena o la
reparación civil solicitadas en la acusación escrita, destacará dichas razones
y pedirá la adecuación de la pena o reparación civil. De igual manera, en mé-
rito a la prueba actuada en el juicio, puede solicitar la imposición de una me-
dida de seguridad, siempre que sobre ese extremo se hubiera producido el
debate contradictorio correspondiente”.
3. El retiro de la acusación
194
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
[7] Así, PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Ob. cit., pp. 525 y 526.
195
Juicio oral
Dicho lo anterior, el juez puede optar por dos alternativas. Primero, al es-
tar conforme con el retiro de la acusación, podrá dictar un auto de sobresei-
miento definitivo de la causa, ordenando la inmediata libertad del acusado
si es que se encuentra sujeto a prisión preventiva.
Segundo, si discrepa con la decisión del fiscal, elevará los autos al fiscal je-
rárquicamente superior, en uso del “control institucional”. Este, a su vez, tie-
ne también dos posibilidades: si está de acuerdo con la posición del inferior
jerárquico, el juez no tendrá más remedio que dictar el sobreseimiento de la
causa; pero si discrepa con el inferior, su decisión lo obligaría a que este for-
mule acusación u ordenaría a otro fiscal que lo haga, en evidente lesión a la
autonomía de la función fiscal, tal como se desprende de las previsiones le-
gales comprendidas en el artículo 346.
En todo caso, debería darse un tiempo prudencial al nuevo fiscal para que
tome su decisión o al Fiscal Superior para que tome las riendas de la cau-
[8] HORVITZ LENNON, M. I. / LÓPEZ MASLE, J. Derecho Procesal Penal chileno. Tomo II, Editorial Jurídica de
Chile, Santiago de Chile, 2003, p. 328.
[9] ARCINIEGAS MARTÍNEZ, G. A. Ob. cit., p. 227.
196
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Por tales razones, en nuestro entender, el juzgador no tiene por qué estar
atado a las decisiones del fiscal, pues aquel tiene el poder de juzgar y de eje-
cutar lo juzgado, es el funcionario competente para la aplicación del ius pu-
niendi estatal y para concretar dicho poder, le basta que se haya producido
un juicio oral de acuerdo con la idea del debido proceso, respetándose la
contradicción y el derecho de defensa; y si las pruebas actuadas le demues-
tran con firmeza y convicción la configuración del hecho punible y la res-
ponsabilidad penal del acusado, podrá condenarlo pese a la insistencia del
fiscal en el retiro de su acusación.
En este caso no solo se formula una acusación, sino que también hay una
rendición de pruebas y, en consecuencia, el tribunal podría estimar que la
acusación se encuentra suficientemente acreditada con la prueba producida
en el juicio y emitir sobre la base de ella una decisión de condena, desenten-
diéndose del pedido de absolución efectuado por el Ministerio Público[10].
Nuestra tesis, en todo caso, es que si bien no puede haber “juzgamiento sin
acusación”, sí puede haber “condena sin acusación”. El juzgador no tiene por
qué estar vinculado a las decisiones del fiscal, como en el caso del principio
de congruencia entre la acusación y la sentencia, donde lo que se cautela es
que el acusado no sea condenado por tipificaciones penales que no fueron
objeto de debate y contradicción en el juicio. Lo dicho no implica una vul-
neración alguna al principio acusatorio, el cual consiste, esencialmente, en
que las funciones de acusar y juzgar no pueden recaer en la misma persona
197
Juicio oral
“Si el fiscal considera que los cargos formulados contra el acusado han
sido enervados en el juicio, retirará la acusación. En este supuesto el trá-
mite será el siguiente:
[11] HORVITZ LENNON, M. I. / LÓPEZ MASLE, J. Ob. cit., pp. 329 y 330.
198
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Entonces, los alegatos del actor civil deben referirse principalmente a dicha
pretensión: los medios probatorios actuados en el juzgamiento deben de-
mostrar con convicción la intensidad del perjuicio ocasionado, que, en mé-
rito a los diversos aspectos que se contemplan en el artículo 93 del CP, debe
ser fijado en una determinada suma de dinero. El hecho de que el persecu-
tor público se haya pronunciado previamente sobre dicho aspecto en nada
enerva el derecho del actor civil para reclamarlo. Así, el artículo 388.1 seña-
la que el abogado del actor civil argumentará sobre el agravio que el hecho
ha ocasionado a su patrocinado, demostrará el derecho a la reparación que
tiene su defendido y destacará la cuantía en que estima el monto de la in-
demnización, así como pedirá la restitución del bien si aún es posible o el
pago de su valor.
Ahora bien, ¿el actor civil podrá referirse al aspecto penal del proceso? Con-
sideramos que sí. No dejemos de lado que la concretización de la repara-
ción, por lo general, se encuentra condicionada a la acreditación de la puni-
bilidad de la conducta y de la responsabilidad penal del acusado, de confor-
midad con lo previsto en el artículo 399.4. En este caso, las alegaciones que
haya de dirigir el actor civil deben consistir en un reforzamiento del plan-
teamiento del fiscal, a menos que existan ciertas desavenencias, sobre todo
199
Juicio oral
Los alegatos del tercero civil pueden estar referidos a dos aspectos. Su res-
ponsabilidad se basa presuntamente en un ligamen legal, contractual y/o
patronal, así como en una relación de parentesco con el acusado, por lo que
ha de pretender desbaratar dicho vínculo, es decir, destruir dicho ligamen
para ser exonerado de la responsabilidad civil que el fiscal y el actor civil le
están atribuyendo; por ejemplo, alegar y demostrar que al momento del su-
ceso ilícito el vínculo contractual que lo unía con el acusado estaba ya re-
suelto. Esta argumentación ha de corresponderse con las pruebas que han
sido actuadas en el proceso circunscritas a dicho tema.
En tal sentido, el artículo 389.1 dispone al respecto que el abogado del ter-
cero civil podrá negar la existencia del hecho delictivo atribuido al acusado,
200
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Al respecto, el artículo 389.2 expresa: “El abogado del tercero civil podrá re-
ferirse íntegramente al hecho objeto de imputación y, sin cuestionar el ám-
bito penal de la misma, resaltar la inexistencia de los criterios de imputación
de Derecho Civil”.
201
Juicio oral
En tal sentido, debe referirse, por ejemplo, a que los testigos de cargo se han
contradicho entre sí, que existen divergencias relevantes entre los relatos el
acusado y los propuestos por la víctima, que la pericia oficial carece de vali-
dez científica para demostrar lo pretendido, lo que ha sido evidenciado in-
cluso con la pericia ofrecida por la defensa, etc.
La teoría de la defensa importa, a su vez, fijar un relato que cuente con res-
paldo fáctico y probatorio, o una coartada apoyada en medios de prueba,
que de forma conjunta aparezcan como suficientes para controvertir la te-
sis de la acusación, o cuanto menos generar duda en la mente del juzgador
(in dubio pro reo). Como se dice en la doctrina, la teoría del caso es, en suma,
nuestra simple, lógica y persuasiva historia acerca de “lo que realmente ocu-
rrió”. Como tal, debe ser capaz de combinar coherentemente nuestra evi-
dencia controvertida que se presentará en el juicio[15].
El buen abogado debe mostrar en su alegatos finales que los hechos que
fueron expuestos en el juzgamiento pusieron de manifiesto la debilidad y
fragilidad de la tesis de la acusación, o que no pudieron ser subsanados, lo
que a su vez determina su escasa fiabilidad para alcanzar un alto grado de
certeza.
202
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
203
Juicio oral
por los fines preventivo-especiales, pues estos pueden incidir en una rebaja
sustantiva de la respuesta jurídico-penal.
En estos casos, el abogado, por ejemplo, debe hacer referencia a que su pa-
trocinado por primera vez incurre en delito, que su grado de socialización
y/o educación no le permitió asimilar de forma adecuada el mensaje del De-
recho positivo, etc. Es ahí donde en supuestos tasados podrá solicitar un
sustituto de la pena privativa de libertad, conforme a las instituciones de
la suspensión de la ejecución de la pena, de la reserva del fallo condenato-
rio y de la exención de pena. El letrado debe hacer saber al tribunal que una
pena efectiva de libertad resulta contraproducente, según las característi-
cas personales de su patrocinado, tomando en cuenta el factor criminóge-
no de la prisión.
204
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
sobre sus hombros pesa la posibilidad de ser recluido en una prisión, el or-
denamiento jurídico le autoriza a exponer sus palabras finales.
205
Juicio oral
1. Introducción
[19] Así, GÁLVEZ VILLEGAS, T. A. et ál. El Código Procesal Penal. Jurista Editores, Lima, 2008, p. 756.
[20] Así, PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Ob. cit., pp. 531 y 532.
206
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
La medida de pena debe corresponderse con los datos que las partes hayan
incorporado en el debate, ratificados y reforzados en los alegatos finales,
que deben ser valorados de conformidad con los principios de proporcio-
nalidad, culpabilidad, lesividad y humanidad de la sanción punitiva. De nin-
gún modo, la practicidad que nos quiere introducir algún sector de la doc-
trina debe ocasionar el abandono por las categorías dogmáticas que resul-
tan imprescindibles para revestir de legitimidad y de razonabilidad al juicio
de condena.
Asimismo, la etapa deliberativa tiene que ver también con la redacción mis-
ma de la “sentencia”, con los elementos que han de estructurarla no solo for-
malmente, sino en tanto composición lógico-jurídica que ha de exteriori-
zar una vinculación ordenada y sistematizada de sus partes conformantes.
207
Juicio oral
Sobre el particular, los artículos 392 y 393 del nuevo CPP expresan lo
siguiente:
[23] HORVITZ LENNON, M. I. / LÓPEZ MASLE, J. Ob. cit., pp. 334 y 335.
208
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
209
Juicio oral
En virtud de ella, la situación del acusado puede ser resuelta desde un do-
ble baremo. En forma positiva para con la persecución penal, cuando el ór-
gano jurisdiccional tiene la firme convicción de que las pruebas actuadas en
el juzgamiento han demostrado de forma fehaciente e incontrovertible que
el acusado ha cometido el delito contenido en la acusación, sobre la base
de las proposiciones fácticas aportadas en la teoría del caso propuesta por
el fiscal.
210
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
La motivación debe ser legal (fundada en pruebas válidas), veraz (no puede
“fabricar” ni distorsionar los datos probatorios), específica (debe existir una
motivación para cada conclusión) y arreglada a las reglas de la sana crítica
211
Juicio oral
Desde el punto de vista externo formal, la sentencia debe ser clara y precisa
en cuanto a su redacción; y en cuanto a su estructura interna, debe ser con-
gruente con las pretensiones de las partes[30].
El artículo 394 del nuevo CPP dispone que la sentencia deba contener:
[28] CAFFERATA NORES, J. I. “Garantías y sistema constitucional”. En: Garantías constitucionales y nulidades
procesales. Tomo I, Rubinzal Culzoni, Madrid, 2001, p. 160.
[29] STC 109/1991, citada por RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, R. Derechos fundamentales y garantías individuales en
el proceso penal. Comares, Granada, 2000, p. 17.
[30] CALDERÓN CEREZO, A. / CHOCLÁN MONTALVO, J. A. Derecho Procesal Penal. 2ª edición, Dykinson,
Madrid, 2005, p. 414.
212
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
4. La redacción de la sentencia
213
Juicio oral
214
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Bajo este rubro, el legislador ha glosado ciertos criterios que se erigen como
límites para la modificación de la sentencia con respecto al escrito de acu-
sación, en el entendido que la resolución que pone fin al proceso penal no
puede ir más allá del contenido del requerimiento fiscal (principio de con-
gruencia), sino que ha de ceñirse al relato fáctico en él expresado, sin que
sea posible agregar aspectos fácticos no incluidos ni imponer una sanción
punitiva más grave a la solicitada por el fiscal.
[32] A decir de Ortells Ramos, con la acusación se determina el objeto del proceso (el “hecho justiciable”, un acae-
cimiento real constitutivo de algún tipo de delito) y la persona del acusado, elementos ambos que delimitan
215
Juicio oral
el fiscal ha construido su teoría del caso, en virtud de la cual sostiene las fi-
guras delictivas aplicables.
Sin embargo, es sabido que en la dialéctica que toma lugar entre el fiscal y
el imputado, este es la parte más débil de la relación, por lo que la ley pro-
cesal se coloca en dicha situación al permitir que el tribunal pueda agregar
hechos no descritos en la acusación o en la acusación complementaria[34]
cuando favorezcan al imputado. Este es el caso de aquellas circunstancias
que configuran figuras atenuadas, que debiliten la tesis de incriminación,
así como que permitan una reducción punitiva. Puede tratarse de aquellos
hechos que la defensa agregó en el debate y que no fueron propuestos en
la audiencia preliminar de la etapa intermedia.
el ámbito sobre el que puede proyectarse el poder de resolución del órgano jurisdiccional; ORTELLS RAMOS, M.
Derecho Procesal: Introducción. Edisofer, Madrid, 2006, p. 280.
[33] BAYTELMAN, A. / DUCE, M. Ob. cit., pp. 72 y 73.
[34] Según lo previsto en el artículo 374.2, el fiscal puede formular una acusación complementaria, incluyendo un
nuevo hecho y/o circunstancias que no fueron alegadas en su escrito de acusación.
216
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
217
Juicio oral
ampare, solicite una pena por debajo del mínimo legal; lo que también im-
plica que puede imponer una sanción menor a la pedida por el persecutor
público sobre la base del principio de legalidad material en el ámbito de la
determinación judicial de la pena[37].
De modo contrario, cuando el fiscal solicita una pena por debajo del mínimo
legal, sin concurrir las causas de exención de responsabilidad penal “incom-
pletas”, de acuerdo a lo estipulado en los artículos 21 y 22 del texto punitivo,
u otras circunstancias atenuantes (tentativa, desistimiento voluntario, com-
plicidad secundaria, error de tipo o de prohibición vencibles, responsabili-
dad restringida, etc.), resulta plausible que el juzgador pueda subsanar si-
tuaciones que pongan en riesgo la vigencia irrestricta del principio de lega-
lidad material, así como los cometidos preventivo-generales de la pena[39].
[37] Así, Cortés Domínguez señala que la correlación entre la acusación y la sentencia, y la vigencia del principio
acusatorio, no impiden que el órgano jurisdiccional pueda imponer una pena inferior a la solicitada por las
partes, y dentro de su ámbito de competencia; ni le impide, incluso, dictar una sentencia absolutoria. Lo que no
le está permitido al órgano judicial es dictar una sentencia por encima de los límites de su competencia, pero
nada le impide enjuiciar para fallar conforme a la ley y dentro de su competencia; CORTÉS DOMÍNGUEZ, V,
et ál. Derecho Procesal Penal. 2ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2008, p. 421.
[38] PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Ob. cit., p. 54.
[39] ídem.
218
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
3. El juez penal no podrá aplicar pena más grave que la requerida por el
fiscal, salvo que se solicite una por debajo del mínimo legal sin cau-
sa justificada de atenuación”.
2. La sentencia absolutoria
[40] TARUFFO, M. La prueba de los hechos. Trotta, Buenos Aires, 2002, p. 185.
219
Juicio oral
220
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
3. La sentencia condenatoria
En tales casos, la tesis del fiscal debe haber sido verificada en toda su ex-
tensión, las proposiciones fácticas que le sirven de línea argumental deben
haber sido plenamente acreditadas en el debate, producto de la actuación
probatoria que ha tomado lugar en el juzgamiento. Esto quiere decir tam-
bién que si la defensa presentó una versión antagónica de los hechos, esta
no fue idónea para enervar la consistencia de la acusación.
Se habla en la doctrina que el juzgador debe realizar un doble juicio. Por una
parte, un juicio histórico tendiente a establecer si un determinado hecho o
conjunto de hechos ha existido o no con anterioridad al proceso. Por otra
parte, un juicio de valoración jurídica que tiende lógicamente a concluir si el
hecho que históricamente sucedió puede ser calificado como penalmente
ilícito y merece la imposición de una pena[41].
Este interés jurídico solo puede verse afectado de forma legítima en un Es-
tado de Derecho cuando se han seguido las reglas del debido proceso, me-
diante una decisión jurisdiccional que cumple con los requisitos formales y
materiales, así como los estándares de racionalidad y de logicidad no solo
en cuanto a su coherencia estructural y argumentativa, sino también en
221
Juicio oral
222
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Este precepto legal debe ser entendido de común idea con el artículo 47 del
CP, de cuya redacción se desprende lo siguiente: “El tiempo de detención
que se haya sufrido el procesado se abonará para el cómputo de la pena im-
puesta a razón de un día de pena privativa de libertad por cada día de
detención. Si la pena correspondiente al hecho punible es la de multa o limi-
tativa de derecho, la detención se computara a razón de dos días de dichas
penas por cada día de detención”.
Sobre este aspecto, cabe realizar las siguientes precisiones. Primera, sea cual
sea la denominación que se pretende atribuir a la privación de la libertad
personal (detención preventiva, prisión preventiva, prisión provisional, etc.),
esta debe ser computada en el descuento de carcelería como abono a la
pena privativa de libertad impuesta como sentencia de condena.
223
Juicio oral
Esta afirmación resulta compatible con los fines axiológicos que sostienen
el texto iusfundamental, y que tienen cabal correspondencia con los fines
[44] PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. “La detención domiciliaria”: En: Gaceta Constitucional. Nº 4, Gaceta
Jurídica, Lima, abril de 2008, pp. 227-240.
224
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
del Derecho Penal y del Derecho Procesal Penal, que apuntan hacia una ra-
cionalización de la violencia institucional, y a que la libertad solo puede ser
afectada en los casos estrictamente necesarios, cuando se ha afectado bie-
nes jurídicos de especial importancia social.
Ello quiere decir que la respuesta punitiva debe ser adecuada a la gravedad
de la conducta realizada, así como a la magnitud de la lesión, de modo que
si la libertad ya se ve mermada antes de producirse la emisión de la senten-
cian de condena, dicho menoscabo debe ser objeto de valoración por el juz-
gador para que la pena no vaya a desbordar el umbral de legitimidad que
ha de preservarse como dictado fundamental de un Estado Democrático de
Derecho.
Dicho así, el vacío que pueda presentar una norma legal, en lo que respecta
a una situación de hecho que ha de verificar un estado de coerción para con
los derechos constitucionales del individuo, no puede significar per se que
deje de lado dicha situación, adscribiéndose –como bien dice el Tribunal
Constitucional– a un “positivismo puro”; todo lo contrario, ha de situarse el
juzgador según el orden de valores que se desprende de la Ley Fundamen-
tal, a fin de realizar un test de constitucionalidad que le permita conceder
225
Juicio oral
“No obstante, antes de entrar al análisis concreto del caso creemos que
es necesario recordar que el favorecido estuvo vinculado a actos de co-
rrupción contrarios al cuadro de principios y valores que inspiran nues-
tra Constitución y que la sociedad reprocha. Sin embargo, ello no cons-
tituye razón suficiente para que este Colegiado asuma una posición re-
nuente a otorgar tutela, más aún, si es que podrían existir elementos
que conlleven a ubicarnos ante la presencia de un ejercicio irregular
de atribuciones por parte de la autoridad competente que vulneran o
amenazan derechos fundamentales reconocidos en la norma constitu-
cional. Una situación como la planteada en autos, donde podría estar
en juego y cuestionamiento el valor justicia, es la que sirve para medir
en su real dimensión y eficacia al Estado Democrático y Constitucional
de Derecho asentado sobre la base de la dignidad de la persona”.
226
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
La igualdad ante la ley –escribe Peña Cabrera– no solo debe eliminar estig-
matizaciones, sino también interpretaciones caprichosas de los jueces, pues
de poco valdría que las leyes sean racionales si es que el juzgador ha de re-
solver de acuerdo con su “libre arbitrio”[50].
[50] PEÑA CABRERA, R. Tratado de Derecho Penal. Estudio programático de la parte general. 3ª edición, Grijley,
pp. 116 y 117.
227
Juicio oral
228
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
El artículo 399.1 del nuevo CPP declara que si se impone pena privativa de
libertad efectiva, para los efectos del cómputo se descontará, de ser el caso,
el tiempo de detención, de prisión preventiva y de detención domiciliaria
que hubiera cumplido, así como de la privación de libertad sufrida en el ex-
tranjero como consecuencia del procedimiento de extradición instaurado
para someterlo a proceso en el país.
Esto quiere decir que el legislador tomó en consideración que el arresto do-
miciliario es una medida de coerción que por su naturaleza debe ser valo-
rada para el cómputo de la pena impuesta. Por consiguiente, el artículo 47
del CP debe ser modificado por el legislador, amén de su adecuación al
articulado antes invocado.
Por otro lado, se debe precisar el plazo en virtud al cual ha de hacerse efec-
tivo el pago de la pena de multa. Aun cuando este punto resulta discutible,
se alega en doctrina que contradice el artículo 44 del CP, que establece que
229
Juicio oral
“En lo que al caso incumbe, este Tribunal debe precisar que el cumpli-
miento sucesivo de penas no corresponde, propiamente, a una simple
acumulación material o suma de penas, como lo ha entendido el re-
currente, sino que tiene su justificación en la observancia de legalidad
en el cumplimiento de las penas a que se refiere el artículo VI del Tí-
tulo Preliminar del Código Penal, que inequívocamente establece que
‘No puede ejecutarse pena alguna en otra forma que la prescrita por
la ley [...]. En todo caso, la ejecución de la pena será intervenida judi-
cialmente’. Queda claro, entonces, que la pena que le resta cumplir al
230
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
Si bien puede ser una fórmula lógica y ajustada a los fines preventivo-gene-
rales de la pena que la sanción sea cumplida a cabalidad, primero la del de-
lito primigenio y luego la del delito subsecuente, debe examinarse en qué
casos esto puede ser incompatible, conforme a la singularidad del caso con-
creto; y en qué casos puede lograrse una unificación de la condena o de
la pena; con ello haremos prevalecer los cometidos preventivo-especiales,
siempre y cuando no sea mayor el sacrifico con respecto a los fines preven-
tivo-generales. Lo último procederá siempre y cuando el aspecto unificador
de la pena haya sido materia del debate en el juzgamiento.
[53] Vide, al respecto, PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Derecho Penal. Parte general. 2ª edición, Rodhas, Lima,
2007, p. 997.
231
Juicio oral
Pero el precepto legal en comento no dice nada con respecto a las insti-
tuciones criminológicas de la “reincidencia” y “habitualidad” en cuanto a su
aplicación por parte del juzgador. Ambas figuras fueron incorporadas por la
Ley Nº 28726, del 9 de mayo de 2006 (artículos 46-B y 46-C), y merced a ellas
el órgano jurisdiccional está facultado para rebasar el marco penal impo-
nible, en franca vulneración a los principios de culpabilidad por el acto, de
prevención especial y de proporcionalidad[54].
En efecto, la sentencia de condena no solo tiene que ver con el aspecto pu-
nitivo, en lo referente a la concretización de la pena, pues también ha de re-
glar lo concerniente a la indemnización extracontractual (reparación civil)
que es ventilada en el proceso penal, cuya legitimidad reposa en los dere-
chos indemnizatorios de la víctima (actor civil).
[54] Vide PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. “Comentarios a la sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el
Exp. Nº 0014-2006-PI/TC, con respecto a las figuras jurídico-penales de la reincidencia y la habitualidad (Ley
Nº 28726)”, pp. 219-247.
[55] Al respecto, PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Derecho Penal. Parte general, p. 998.
232
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
233
Juicio oral
Esto quiere decir que está proscrito condenar a una persona que no tuvo la
calidad de imputado y luego de acusado, según la garantía del debido pro-
ceso penal, y las máximas de defensa y contradicción.
En todo caso, si se advierte de los debates que otra persona –distinta a los
acusados– se encuentra comprometida en los hechos punibles objeto de
234
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
De igual modo sucederá cuando, tras los debates, aparezca un nuevo relato
fáctico que dé lugar a una tipificación penal distinta a la comprendida en la
acusación, que tiene como autores o partícipes a los acusados, y que sien-
do conexo o no con el enjuiciado, debe pasar por el mismo filtro: ponerse en
conocimiento del fiscal competente, siempre y cuando sean perseguibles
por acción penal pública (pudiendo tratarse de un concurso real de delitos
e, inclusive, de un delito continuado).
Ahora bien, lo dicho debe ser concatenado con la previsión legal conteni-
da en el 374.2, que confiere al fiscal la posibilidad de introducir un escrito de
acusación complementario, mediante la inclusión de un hecho nuevo o una
nueva circunstancia que no haya sido mencionada en su oportunidad, y que
modifica la calificación legal o integra un delito continuado.
Por otro lado, es de verse el caso del testigo que profirió una declaración
abiertamente falsa, contraria a la verdad de lo acontecido (artículo 409 del
CP: perjurio), no podrá ser denunciado ni procesado, mientras ello no se or-
dene en la sentencia dictada en el proceso común, siempre que esta haya
adquirido la calidad de firme. En efecto, mientras no se haya emitido un pro-
nunciamiento jurisdiccional firme sobre los hechos materia de juzgamiento,
luego de haberse agotado las instancias correspondientes, no se puede sa-
ber con rayana seguridad si es que el testigo proporcionó una información
que no se condice con aquello que ha quedado en evidencia en el juicio.
235
Juicio oral
5. Recurso de apelación
236
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
El artículo 401 del nuevo CPP regula la el recurso de apelación, en los si-
guientes términos:
6. Ejecución provisional
La sentencia que adquiere la calidad de “cosa juzgada” tiene por efecto lógi-
co y natural que sus consecuencias jurídicas sean susceptibles de ser ejecu-
tadas sobre los bienes jurídicos de las partes en contienda, en orden a cau-
telar los derechos subjetivos que se someten al amparo jurisdiccional.
Pese a que la sentencia haya sido impugnada por alguna de las partes, sus
extremos resolutivos pueden ser ejecutados siempre y cuando la impugna-
ción haya sido concedida “sin efecto suspensivo”; solo de esta forma resulta
válido que las consecuencias jurídicas de la recurrida puedan alcanzar con-
creción fáctica.
237
Juicio oral
Parece que de lege lata el CPP se ha decantado por la segunda opción, con-
forme es de verse del artículo 402.1, que dice literalmente que el extremo
penal se cumplirá provisionalmente, aunque se interponga recurso contra
ella. Esta previsión legal debe ser entendida en concordancia con lo previs-
to en el artículo 412.1, que refuerza la prescripción anotada. Empero, la ley
procesal concede la facultad al juzgador de alzada de decidir mediante auto
inimpugnable que pueda suspenderse la ejecución provisional de la sen-
tencia si las particularidades del caso así lo ameritan, conforme se despren-
de del artículo 418.2.
7. Inscripción de la condena
238
Los alegatos finales y la deliberación de la sentencia
que también han de ser inscritas en el Registro de Condenas del Poder Judi-
cial, siempre y cuando sean sentencias firmes.
No obstante que el artículo 403.2 del nuevo CPP recoge esta orientación po-
lítico-criminal, nuestro texto punitivo, luego de la modificación producida al
artículo 69, vía la Ley Nº 28730, supuso la inclusión de una regla que deter-
mina la pervivencia de los antecedentes penales, judiciales y policiales, has-
ta el cumplimiento de la nueva pena.
¿A qué pena se refiere ello? A la condena que reciba el expenado por vol-
ver a cometer un delito, a quien se le ha de denominar “reincidente”, según
239
Juicio oral
la redacción normativa del artículo 46-B del CP, incorporado por la Ley
Nº 28726, en razón de haber vuelto a caer en la propensión delictiva, a pe-
sar de que fuera amonestado en el pasado por la administración de justicia
penal.
[58] Al respecto, PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. “Comentarios a la sentencia del Tribunal Constitucional recaída
en el Exp. Nº 0014-2006-PI/TC, con respecto a las figuras jurídico-penales de la reincidencia y la habitualidad
(Ley Nº 28726)”, pp. 219-241.
[59] Cfr. PEÑA CABRERA FREYRE, A. R. Derecho Penal. Parte general, p. 999.
240
Índice General
Índice General
Presentación..................................................................................................................................... 5
I. Introducción............................................................................................................................ 9
II. El principio de publicidad................................................................................................... 10
III. Las medidas de apremio..................................................................................................... 16
IV. Los alegatos de apertura.................................................................................................... 19
V. Confusión entre la teoría del caso, los alegatos de apertura y las técnicas de
litigio.......................................................................................................................................... 22
VI. El valor de la declaración del imputado realizada ante el fiscal en la audiencia
del juicio oral........................................................................................................................... 27
VII. La prueba testimonial.......................................................................................................... 29
VIII. La prueba pericial.................................................................................................................. 38
IX. La prueba documentada.................................................................................................... 43
X. La prueba material................................................................................................................ 50
243
Juicio oral
I. Introducción............................................................................................................................ 59
II. La oralidad como principio de aplicación en el proceso penal............................ 62
1. La oralidad: ¿principio constitucional?................................................................... 62
2. ¿Qué es entonces el principio de oralidad?.......................................................... 64
III. Experiencias sobre la oralidad en los distritos judiciales donde se encuentra
en vigencia el cpp de 2004................................................................................................ 66
1. Algunos aspectos resaltantes de la implantación de la oralidad en la
experiencia peruana..................................................................................................... 68
1.1. Oralidad en etapas previas al juicio................................................................ 68
IV. La casación nº 61-2009-la libertad y su implicancia en la oralidad en el
proceso penal ....................................................................................................................... 88
1. Consideraciones preliminares................................................................................... 88
2. Las resoluciones judiciales y la exigencia constitucional................................ 89
3. ¿Por qué es perjudicial para el proceso la transcripción íntegra de
la sentencia o resolución final en el acta?............................................................. 90
4. Soluciones al problema presentado con motivo de la casación N° 61-
2009-La libertad............................................................................................................ 93
4.1. Transitorias . ........................................................................................................... 93
4.2. De índole legislativa............................................................................................. 94
V. Optimizando la oralidad .................................................................................................... 94
1. ¿Es necesario capacitar en oralidad?....................................................................... 94
244
Índice general
I. Introducción............................................................................................................................ 101
II. Importación de instituciones de un sistema a otro.................................................. 102
III. Fundamentos a favor de un juicio bifásico o de la cesura del juicio oral.......... 104
IV. Problemas que genera la implementación de la cesura del juicio oral............. 107
V. Toma de posición.................................................................................................................. 111
VI. ¿está contemplada la cesura en el código procesal penal de 2004?.................. 126
VII. Conclusiones........................................................................................................................... 128
Problemas en la formación de
la prueba en el juicio oral
Juan Humberto SÁNCHEZ CÓRDOVA
I. Introducción............................................................................................................................ 133
II. El sistema procesal del cpp de 2004............................................................................... 134
1. Sistema acusatorio y sistema inquisitivo............................................................... 134
2. Del sistema mixto al acusatorio moderno............................................................ 136
3. El sistema del Código Procesal Penal de 2004.................................................... 137
III. Esquema del nuevo proceso penal................................................................................. 142
245
Juicio oral
246
Índice general
247