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Sociedades 1 Parcial - Docx-1
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SUCESIONES
Examen Final Integrador Presencial II- AÑO 2017
SUCESIONES
Sucesión intestada
Definición
La naturaleza del llamamiento a suceder determina distintas especies de sucesiones, ya sea
que el título creador de la vocación sucesoria reconozca su origen en las disposiciones legales
o bien en la voluntad del causante; conforme a ello, corresponde distinguir la sucesión
legítima o intestada de la testamentaria.
La sucesión intestada o ab intestato es aquella en que el llamamiento a la sucesión es
realizado por la ley, sin intervención de la voluntad del difunto manifestada en el testamento.
La sucesión intestada presenta los siguientes caracteres:
1) Es una sucesión hereditaria: pues el sucesor es siempre un heredero. No comprende los
legados. Se trata de un sucesor universal que recibe el conjunto de bienes del causante y
responde por sus deudas. Cuando concurren varios herederos, reciben una parte alícuota del
patrimonio, con derecho a acrecer.
2) Se defiere por ministerio de la ley: el llamamiento a los herederos es realizado de manera
directa y exclusiva por la ley.
3) Es supletoria de la testamentaria: ya que si el causante en un testamento ha dispuesto el
destino de su patrimonio, no procede la sucesión intestada, pues prevalece la voluntad del
sujeto. El límite está dado por el respeto a las legítimas cuando tiene legitimarios, de tal
manera que si el difunto se ha excedido de la porción disponible al distribuir sus bienes,
aquellos tienen acciones para la protección de las legítimas.
4) Procede cuando por testamento sólo se ha dispuesto de una parte de los bienes, o aquel
resulta parcialmente ineficaz: en este caso, se abre la sucesión intestada con relación al resto
de bienes, es decir, a los que no estén alcanzados por el testamento. Así, la sucesión será en
parte intestada y en parte testamentaria. Esta solución es receptada por el art. 2277, cuando
regula la apertura de la sucesión, pues establece que: “si el testamento dispone sólo
parcialmente de los bienes, el resto de la herencia se defiere por la ley…”.
Por último, el fundamento de la sucesión intestada radica, por un lado, en la presunta voluntad
del causante que responde al reconocimiento del orden natural de los afectos y, por otro, a la
protección de la familia.
Asimismo, debemos formular una distinción entre la sucesión intestada y la sucesión
legitimaria, pues esta última es la sucesión que la ley defiere forzosamente a favor de
Causas que la originan
Entre las causas que originan la sucesión intestada, podemos señalar las siguientes:
a) Cuando el causante no ha testado. Este es el supuesto que se da con mayor frecuencia. En
nuestra sociedad, no es una práctica generalizada el otorgamiento de un testamento.
b) Cuando el causante ha testado, pero el testamento es ineficaz, ya sea por nulidad,
caducidad o revocación.
Si el testamento es nulo ab initio, se considera que nunca ha existido y da lugar a la sucesión
intestada. La nulidad puede surgir ante la ocurrencia de alguno de los supuestos del art. 2467
del Código Civil y Comercial.
Ahora bien, la nulidad puede afectar a algunas de las disposiciones testamentarias; en tal caso,
el resto de las disposiciones mantienen su validez.
Por su parte, la caducidad implica la ineficacia del testamento, que es válido de por sí, atento
a la carencia, luego de abrirse la sucesión, de algunos de los presupuestos indispensables para
que el testamento o alguna de sus disposiciones testamentarias produzcan sus efectos (p. ej.:
beneficiario no sobrevive al causante o es indigno, etc.). Si la caducidad es total, se abre la
sucesión intestada (siempre que no actúe el derecho de representación); en cambio, si es
parcial, puede dar lugar a la sucesión intestada si no existe derecho de acrecer a favor de los
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beneficiarios no afectados.
Por último, la revocación que deja sin efecto un testamento puede producir la apertura de la
sucesión intestada en determinados casos. Así procede cuando se deja sin efecto un
testamento anterior o alguna disposición contenida en él, atento a un cambio en la voluntad
del difunto
c) cuando el testamento no instituye herederos y se limita a disposiciones patrimoniales
particulares a título de legados;
d) cuando el heredero testamentario renuncia a la herencia;
e) y cuando las disposiciones testamentarias no alcanzan la totalidad de los bienes.
Determinados parientes y cónyuge, a quienes adjudica porciones de la herencia.
El derecho sucesorio se organiza primordialmente sobre la base del llamamiento legítimo de
los legitimarios (también denominados legitimarios). Son tales: los descendientes, los
ascendientes y el cónyuge supérstite. Los parientes colaterales que tienen llamamiento o
vocación hereditaria (hasta el cuarto grado) no son legitimarios.
Por último, resulta oportuno indicar que el Código Civil y Comercial suprime el llamado
hereditario a la nuera viuda sin hijos. Ello responde a que la realidad social es diferente de la
existente al momento de su incorporación y afecta la igualdad jurídica del hombre y la mujer,
pues no se justifica una distinción entre yerno y nuera.
Se suprime el derecho hereditario de la nuera viuda porque, además de los ataques a su
constitucionalidad al distinguir según sea hombre o mujer, altera los principios del derecho
sucesorio y ocasiona un sinnúmero de dificultades interpretativas, especialmente después de
la incorporación del matrimonio de personas del mismo sexo.
Principios que rigen las sucesiones mortis causa deferidas por la ley
Trataremos a continuación los principios fundamentales que gobiernan el llamamiento ab
intestato. Estos son:
1) jerarquía o prioridad de los órdenes hereditarios;
2) proximidad de grado dentro de cada orden;
3) indistinción del origen y naturaleza de los bienes;
4) título universal del llamado.
Estos principios no son absolutos, pues reconocen excepciones que desarrollaremos
oportunamente.
Prioridad entre los órdenes sucesorios
La vocación legítima se basa en la prelación o sucesión de órdenes de llamamiento y, dentro
de cada orden, en la proximidad de grado de parentesco con el causante. Los órdenes son
llamados a la herencia de manera sucesiva; de este modo, si existen miembros de un orden
preferente, no se puede pasar a un orden posterior. Cuando se trata de clases pluripersonales,
esto es, compuestas por varios herederos (la del cónyuge es unipersonal), cobra plena vigencia
el principio según el cual el orden preferente excluye al orden siguiente; por ejemplo, los
descendientes excluyen a los ascendientes. Por su parte, el cónyuge supérstite constituye un
orden anómalo o atípico. En efecto, el cónyuge supérstite no actualiza su vocación
excluyendo llamamientos ulteriores, sino que en el caso de no existir descendientes, es un
orden excluyente de los parientes colaterales; sin embargo, concurre con descendientes y
ascendientes del causante.
Así, encontramos en los órdenes hereditarios: los parentales y el orden del cónyuge. La ley
convoca primero a los descendientes; no habiéndolos, llama a los ascendientes. Ambos
órdenes concurren con el cónyuge supérstite que, a su vez, hereda como único sucesor
cuando no hay descendientes o ascendientes y excluye a los colaterales. Por último, los
colaterales sólo son llamados en ausencia de descendientes, ascendientes y cónyuge.
En definitiva, la sucesión intestada se defiere a los descendientes, ascendientes, cónyuge
supérstite y a los colaterales.
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En tal sentido, el art. 2424 del Código Civil y Comercial enuncia que:
Las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus ascendientes, al
cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del cuarto grado inclusive, en el orden
y según las reglas establecidas en este Código. A falta de herederos, los bienes corresponden
al Estado nacional, provincial o a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según el lugar en que
están situados.
En los parientes consanguíneos y en la adopción plena, no hay límite de grado en el orden de
los descendientes y en el de ascendientes; en cambio, los colaterales sólo heredan hasta el
cuarto grado.
En la adopción simple no hay límite en la línea descendiente; en la línea ascendiente, sólo
hereda el adoptante. En cuanto a los colaterales, el Código Civil y Comercial omitió regular la
vocación hereditaria del adoptado simple y los demás hijos y nietos del adoptante, debe
inducirse la inexistencia de tal vocación. De acuerdo con estas ideas, este primer principio que
rige la sucesión ab intestato puede enunciarse así: los órdenes hereditarios se excluyen entre
sí, según la jerarquía, prioridad o preeminencia que la ley le asigna, salvo el cónyuge, que
siempre concurre, nunca es excluido y a su vez excluye.
De acuerdo con las ideas expuestas, puede elaborarse el siguiente cuadro:
Jerarquía de Orden Excluye Concurre Excluido por
los ordenes
1 Descendientes Ascendientes cónyuge nadie
y colaterales
2 Ascendientes Colaterales cónyuge descendientes
3 Cónyuges Colaterales Ascendientes y nadie
descendientes
4 Colaterales Fisco nadie Descendiente
Ascendiente
y cónyuge
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El art. 2425 del Código Civil y Comercial prescribe que “en las sucesiones intestadas no se
atiende a la naturaleza ni al origen de los bienes que componen la herencia, excepto
disposición legal expresa en contrario”.
El patrimonio hereditario, al momento de la muerte del causante, forma una unidad en la que
no se distinguen categorías de bienes en función de las cuales asignarlos a determinados
herederos o sucesores. Es decir, en principio la distribución de los bienes del causante se
realiza con independencia de su origen. Sin embargo, esta regla contempla dos excepciones en
materia sucesoria:
1) En la sucesión del cónyuge, si concurre con los descendientes y el régimen patrimonial
entre los esposos es el de comunidad, se diferencia si los bienes son propios o gananciales. De
este modo, sobre los bienes gananciales, el cónyuge supérstite retira la mitad que le
corresponde en calidad de integrante de la comunidad de ganancias, y el resto (mitad que le
corresponde al causante) se divide entre los descendientes.
2) En la sucesión del adoptado por adopción simple (art.2432)5el adoptante no tiene derechos
sucesorios sobre los bienes que el adoptado recibe de su familia de origen. Asimismo, la
familia biológica no hereda los bienes que el adoptado hubiera recibido a título gratuito de su
familia de adopción. Tales exclusiones no proceden si los bienes quedasen vacantes. Con
relación a los demás bienes, los adoptantes excluyen a los padres biológicos.
En conclusión: Los bienes gratuitos recibidos por el adoptado de parte de su familia biológica
vuelven a la familia biológica. Si se tratase de bienes adquiridos por el adoptado, la prioridad
la tiene el adoptante. Los bienes gratuitos de su familia adoptiva vuelven a la familia adoptiva.
Título universal del llamado
Al estudiar los caracteres de la sucesión intestada, señalamos que es una sucesión
hereditaria, pues el sucesor es siempre un heredero. Conforme a ello, la ley no llama a los
legatarios.
Distribución de la herencia
En nuestro sistema legal, la distribución de la herencia entre los herederos se realiza de dos
formas: por cabezas; por estirpes.
Algunas legislaciones de otros países receptan una tercera forma, esta es: la sucesión por
líneas en la de los ascendientes, cuando hubiese herederos de igual grado pertenecientes a
diversas líneas. Según ese sistema, la herencia se dividiría en dos, asignándose mitad para
cada línea, independientemente de la cantidad de herederos que componen cada línea.
Regla general
La forma normal de distribución de la herencia es la división por cabezas, la que consiste en
distribuir la herencia entre tantas partes como personas estén llamadas a la sucesión.
En la sucesión de los descendientes, el art. 2426 regula que los hijos del causante lo heredan
por derecho propio y partes iguales.
Por su parte, el art. 2428, en el segundo párrafo, establece que: “dentro de cada rama o
subdivisión de rama, la división se hace por cabeza”.
Respecto a la sucesión por ascendientes, la división por partes iguales se recepta en el art.
2431.
En cuanto a los colaterales, heredan por partes iguales, salvo que concurran hermanos
bilaterales y unilaterales, pues cada uno de estos últimos hereda la mitad de lo que hereda
cada uno de aquellos.
Por último, en los casos de sucesión por estirpes, para distribuir la sucesión dentro de cada
una de las estirpes, la división se hace por cabezas.
El derecho de representación.
Hay vocación referida cuando el llamamiento a ciertos herederos se hace con referencia a la
posición jurídica que hubieran ocupado otros herederos, pero que atentos a distintas
circunstancias, no efectivizaron esa ocupación.
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Cuando la vocación es referida a otra posición hereditaria por disposición de la ley, estamos
ante el derecho de representación.
La esencia del derecho de representación está en que los derechos sucesorios de ciertos
herederos (representantes) se determinan por referencia al grado, calidad parental y cuantía
que hubieran tenido otros herederos (representados), que los hubieran excluido de haber
heredado.
El grado se refiere al grado de parentesco; la calidad parental está relacionada a la
circunstancia de ser descendiente biológico o adoptivo, o hermano bilateral o unilateral del
difunto, y la cuantía es la porción hereditaria que le hubiere podido corresponder al
representado.
El derecho de representación constituye una excepción al principio según el cual el pariente
más cercano en grado excluye al más remoto. El derecho de representación es la facultad que
la ley le concede a los descendientes de los hijos y de los hermanos del causante para
acercarse al autor de la sucesión y ocupar los lugares que hubieran quedado vacantes por
determinados supuestos.
Al momento de la muerte hay una vocación que falla, que es la del representado. En este caso,
los representantes heredan en su lugar y ejercen los derechos hereditarios directamente por
disposición de la ley.
El Código Civil y Comercial no define el derecho de representación (a diferencia del Código
de Vélez, que lo definía en el art. 3459), sino que determina los sujetos que suceden por
representación. Estos son:
a) los descendientes de hijos del causante, sin límites. Esta procede en la línea recta a favor de
los nietos y descendientes de grado inferior; en tal sentido, el art. 2427 sostiene: “Sucesión de
los demás descendientes. Los demás descendientes heredan por derecho de representación, sin
limitación de grados”.
Respecto al parentesco por adopción: la adopción plena le confiere al adoptado la condición
de hijo, con lo cual se crea un parentesco igual que el consanguíneo entre adoptado y familia
del adoptante. Por lo tanto, el derecho de representación se da en los mismos casos que en el
parentesco por consanguinidad.
En la adopción simple, el adoptado y sus descendientes no heredan en la sucesión de los
ascendientes del adoptante. Respecto a éste último, tiene los mismos derechos hereditarios
que el hijo y sus descendientes por naturaleza.
b) los descendientes de hermanos del causante hasta el cuarto grado. Preceptúa el art. 2439:
“Orden. Los colaterales de grado más próximo excluyen a los de grado ulterior, excepto el
derecho de representación de los descendientes de los hermanos, hasta el cuarto grado en
relación al causante…”.
Condiciones para que funcione el derecho de representación:
Para la procedencia del derecho de representación deben reunirse presupuestos objetivos y
presupuestos subjetivos.
Los presupuestos objetivos constituyen circunstancias de facto referentes al representado.
Estas son:
1) Premuerte: el descendiente de grado más próximo o el hermano del causante faltan a la
sucesión por haber premuerto. Así, sus estirpes vienen a suceder en la cuantía y grado que le
hubiere correspondido al premuerto.
2) Conmoriencia: Pérez Lasala (2014) sostiene que hay derecho de representación en los
casos de conmoriencia. Por ejemplo, en un accidente automovilístico en el que fallecen
padre e hijo, los descendientes de este último pueden representarlo en la sucesión del abuelo,
pese a que no hay transmisión de derechos hereditarios entre padre e hijo; lo que ocurre es que
los descendientes del hijo reciben la herencia directamente del abuelo.
3) Ausencia con presunción de fallecimiento.
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4) Renuncia de la herencia.
5) Indignidad: el fundamento de la procedencia de la representación está dado porque los
nietos o sobrinos no tienen responsabilidad por la mala conducta del representado.
El art. 2429 señala que la representación tiene lugar en caso de premoriencia, renuncia o
indignidad del ascendiente.
En cuanto a los presupuestos subjetivos: Requisitos del representante:
1) debe tener vocación hereditaria del causante;
2) debe tener delación hereditaria, es decir, llamamiento efectivo que presupone deben tener
habilidad para suceder y no ser indigno del causante;
3) aunque no reciba la herencia del representado, no debe haber sido declarado indigno por
aquel.
Requisitos del representado:
1) Debe tener el grado parental necesario para ser considerado ab initio heredero legítimo. La
representación sólo funciona en la línea recta descendiente, respecto de la descendencia de los
hijos, y en la línea colateral la representación sólo tiene lugar a favor de los hijos y
descendientes de los hermanos. No gozan de esta prerrogativa los ascendientes ni el cónyuge
del difunto, tampoco sus colaterales que no fueran descendientes de sus hermanos.
A continuación, desarrollaremos diferentes casos en los que procede el derecho de
representación:
1) C+
A B D
A la Muerte de C le sobreviven A, B y D; a éstos, conforme al vínculo con C, por derecho
propio y por partes iguales, les corresponde una alícuota equivalente en valor a 1/3 del acervo.
2) Supongamos, en cambio, que habiendo premuerto D, al momento de la apertura de la
sucesión de C, le sobreviven sus hijos A y B y sus nietos N, M y Ñ (hijos de D).
C+
A B D+
N M Ñ
Estos nietos actualizarán su vocación en la sucesión de C, "representarán" a su padre
prefallecido y concurrirán con A y B a recibir la misma parte de la herencia a la cual su padre
D habría sucedido. Entonces, heredan por estirpe; es decir, la herencia no se divide entre
cinco personas que son las que concurren, sino que se divide en tres: 1/3 para A, 1/3 para B y
1/3 para los herederos de D, que es el contenido de la vocación que están representando. Al
tercio que les corresponde lo dividen en partes iguales.
3) Pero si la estirpe ha producido muchas ramas, la subdivisión se hace también por estirpe en
cada rama.
C+
A B D+
N M Ñ+
X Y
Ocurre que Ñ también ha prefallecido al causante C. En este caso, sus hijos actualizarán su
vocación recibiendo en conjunto la parte que hubiera correspondido a su padre.
Efectos de la representación:
En cuanto a los efectos de la representación, podemos distinguir tres categorías:
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El efecto eventual del derecho de representación es la división por estirpes. Dentro de cada
estirpe, la división entre sus miembros se realiza por cabeza.
El efecto accesorio de la representación es la exclusión del derecho de acrecer, pues éste surge
como consecuencia de la regla de que el pariente más próximo excluye al más remoto; así, la
parte del pariente próximo que falta acrece a los herederos de igual grado. Ello no sucede
cuando opera el derecho de representación, pues aquí los representantes reciben la parte del
representado.
La representación en la sucesión testamentaria
En el Código de Vélez solo se regulaba el derecho de representación en la sucesión intestada.
Las teorías que niegan la representación en tal especie de sucesión fundan su posición en que
está basada en el parentesco y deriva exclusivamente de la ley; otros sostienen que es
innecesario admitirla en la sucesión testamentaria, pues existe una institución que cumple esos
fines y es la sustitución vulgar.
El Código Civil y Comercial, en el art. 2429, tercer párrafo, la recepta expresamente; así,
prescribe que la representación “se aplica también en la sucesión testamentaria, si el testador
se limita a confirmar la distribución a la herencia que resulta de la ley”.
Es decir, la representación se aplica a la sucesión testamentaria si el testador distribuye la
herencia de la misma forma que la distribuye la sucesión intestada.
Es conforme al curso ordinario de las cosas presumir que el testador que dispone a favor de
sus hijos o de sus hermanos, si hubiera previsto la contingencia de la premoriencia o
incapacidad del heredero instituido habría querido favorecer en defecto de éste a sus hijos o
descendientes que son los naturales continuadores de su persona.
Sucesión de los descendientes. Regulación legal. Sucesión de los hijos: alcance
En la sucesión de descendientes, los de grado más próximo excluyen a los más lejanos, salvo
derecho de representación; en ese caso, la división de la herencia se realiza por estirpe. Los
hijos heredan por derecho propio y por partes iguales. Por su parte, los demás descendientes
heredan por derecho de representación, sin limitación de grados. podemos señalar que si a la
sucesión vienen los descendientes, entonces los ascendientes y los colaterales son excluidos.
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Los descendientes concurren con el cónyuge y, en su caso, con los nietos y demás
descendientes que heredan por representación.
En cuanto a la sucesión de los hijos, es necesario precisar el alcance del término “hijos”. El
art. 2426 no determina a qué hijos se refiere; sin embargo, debe entenderse que –en principio–
alcanza a todos los hijos sin distinción.
Así, comprende a:
1) los hijos nacidos de matrimonio válido, tanto antes de la muerte del causante o después de
acaecida;
2) los hijos nacidos de matrimonios declarados nulos;
3) los hijos extramatrimoniales;
4) los hijos nacidos mediante técnicas de reproducción humana asistida, cuando se
cumplimenten los requisitos exigidos;
5) Los hijos adoptivos.
Por último, la distribución de la herencia se realiza de la siguiente manera:
Si se trata de un solo descendiente: recibe toda la herencia
Si concurren varios hijos: se distribuye por cabeza y por partes iguales
Si concurren hijos con descendientes de otros hijos: se distribuye por estirpe, atento al
principio de representación
Si concurren con cónyuge sujeto al régimen de comunidad: el cónyuge supérstite no
hereda sobre los gananciales, sino que sólo recibe la parte que le corresponde como
integrante de la comunidad de ganancias. Los descendientes heredan la parte de los
gananciales que correspondían al causante y la distribuyen por cabezas, salvo derecho
de representación. En cuanto a los bienes propios del causante, el cónyuge supérstite
recibe una parte igual a la de los descendientes.
Si concurren con cónyuge sujeto al régimen de separación de bienes: éste recibe una
parte igual a la de cada hijo.
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conforme a la misma regla. De esta manera, en los bienes propios, una mitad le corresponde a
los ascendientes y la otra, al cónyuge. En cuanto a los gananciales, los ascendientes heredan
una mitad y la otra se le entrega al cónyuge, independientemente de la mitad que recibió de
los gananciales en su carácter de integrante de la comunidad de ganancias.
Por último, resta analizar el caso de adopción:
El art. 2432 prescribe que: Los adoptantes son considerados ascendientes. Sin embargo, en la
adopción simple, ni los adoptantes heredan los bienes que el adoptado haya recibido a título
gratuito de su familia de origen, ni ésta hereda los bienes que el adoptado haya recibido a
título gratuito de su familia de adopción. Estas exclusiones no operan si, en su consecuencia,
quedan bienes vacantes. En los demás bienes, los adoptantes excluyen a los padres de origen.
Del artículo se desprende como principio general que el adoptante hereda al adoptado y es
legitimario; asimismo, excluye a los padres biológicos.
Excepción: los adoptantes en adopción simple no heredan los bienes recibidos a título
gratuito por el adoptado de su familia de origen (son excluidos por los progenitores
biológicos), salvo que quedasen vacantes.
Como el vínculo de parentesco en la adopción simple sólo es entre adoptante y adoptado, los
padres del adoptante carecen de vocación hereditaria con relación al adoptado.
Por otra parte, respecto a los ascendientes de sangre del adoptado por adopción simple, sólo
tienen vocación hereditaria sobre los bienes generados por el hijo cuando no hay
descendientes, cónyuge, ni padres adoptivos. Tal vocación hereditaria no alcanza los bienes
recibidos a título gratuito de la familia de adopción, salvo vacancia.
Sucesión del cónyuge.
Cabe recordar que el cónyuge concurre con los descendientes y ascendientes y excluye a los
colaterales. Constituye un orden anómalo.
Respecto a la concurrencia con los descendientes, el art. 2433 expresa que:
Concurrencia con descendientes. Si heredan los descendientes, el cónyuge tiene en el acervo
hereditario la misma parte que un hijo.
En todos los casos en que el viudo o viuda es llamado en concurrencia con descendientes, el
cónyuge supérstite no tiene parte alguna en la división de bienes gananciales que
corresponden al cónyuge prefallecido.
Así, el cónyuge supérstite hereda como un hijo más cuando concurre con ellos a la sucesión
de su cónyuge. Esto se aplica cuando el régimen patrimonial elegido entre los esposos es el de
separación de bienes. Asimismo, cuando se trate de un régimen de comunidad, rige respecto a
los bienes propios del causante. En cuanto a los bienes gananciales, el cónyuge supérstite no
hereda sobre los gananciales que le correspondiesen al cónyuge fallecido. En consecuencia,
respecto a los bienes gananciales, el cónyuge supérstite retira la mitad, atento a su calidad de
integrante de la comunidad de ganancias, y la mitad que le corresponde al causante se
distribuye entre sus descendientes.
Por otra parte, cuando el cónyuge concurre con los ascendientes, el art. 2434 regula:
“Concurrencia con ascendientes. Si heredan los ascendientes, al cónyuge le corresponde la
mitad de la herencia”. En este supuesto, la herencia se divide por mitades: una es para el
cónyuge y la otra es para los ascendientes, cualquiera sea su número. Esto se aplica tanto para
el régimen de separación de bienes como para el de comunidad.
Es importante hacer una aclaración, si el régimen entre los esposos es el de comunidad, de los
bienes propios, una mitad le corresponde a los ascendientes y la otra, al cónyuge. En cuanto a
los gananciales, los ascendientes heredan una mitad y la otra se le entrega al cónyuge,
independientemente de la mitad que recibió de los gananciales en su carácter de integrante de
la comunidad de ganancias.
Desde otra arista, respecto a los colaterales, el art. 2435 afirma: “Exclusión de colaterales. A
falta de descendientes y ascendientes, el cónyuge hereda la totalidad, con exclusión de los
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Atento al régimen del Código Civil y Comercial, Pérez Lasala (2014, p. 70) afirma que hay
dos grupos de colaterales:
1) Los hermanos y sus descendientes (que heredan por derecho de representación) son
colaterales preferentes. En este grupo, el heredero más próximo desplaza al más remoto, salvo
representación. Los hermanos dividen la herencia por partes iguales; si concurren
descendientes de los hermanos, reciben por estirpe; dentro de cada estirpe, la subdivisión es
por cabezas.
2) Demás colaterales: tíos abuelos, tíos y primos hermanos del causante (no heredan por
representación) son colaterales ordinarios. Heredan a falta de los colaterales preferentes. El de
grado más próximo desplaza al más remoto. Si hay varios herederos, reciben la herencia por
partes iguales.
La consecuencia más importante es que los primeros desplazan a los segundos.
Por ejemplo, el sobrino del causante –está en tercer grado– excluye al tío – tercer grado–,
pues aquel es un colateral preferente, mientras que este último es un colateral ordinario.
Por otra parte, señalan Lloveras y Orlandi (2012, p. 19) que no resulta relevante el carácter
matrimonial o extramatrimonial del vínculo entre sucesor y difunto; en cambio, sí es relevante
distinguir entre el parentesco bilateral y unilateral, pues ello tiene impacto en la distribución
de la herencia.
En esta línea, el art. 2440 expresa que: “en la concurrencia entre hermanos bilaterales y
hermanos unilaterales, cada uno de éstos hereda la mitad de lo que hereda cada uno de
aquéllos. En los demás casos, los colaterales que concurren heredan por partes iguales”. Esta
regla solo se aplica a los hermanos y, en virtud del derecho de representación, a los
descendientes del hermano que falló en su vocación; por tanto, no se extiende a los demás
colaterales. Para dividir la herencia en este supuesto, los hermanos de doble vínculo reciben
doble porción que los de vínculo simple.
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difunto por medio de la asistencia moral y –a veces– material a obtener ciertos bienes que
ahora forman parte de la sucesión. La solidaridad familiar justifica que se sacrifique la
capacidad jurídica de libre disposición de una persona .Así, resulta necesario hacer algunas
precisiones:
La legítima tiene importancia solamente en los casos en que el causante tuviese
legitimarios y hubiese realizado un testamento o efectuado una donación; en caso
contrario, el causante puede disponer de sus bienes libremente, ya que no existe
ningún heredero protegido con la legítima.
Es necesario distinguir la porción legítima de la cuota hereditaria. La legítima es la
porción de la herencia de la cual no pueden ser privados los herederos forzosos o
legitimarios.
A diferencia del Código de Vélez, el Código Civil y Comercial no contiene una definición
de legítima, sino que se limita a designar los tres tipos de legitimarios; estos son: los
descendientes, los ascendientes y el cónyuge.
El Código Civil confería al causante la posibilidad de privar de legítima a determinado
legitimario, siempre que concurriese una justa causa de desheredación. El Código
vigente suprimió el instituto de la deshederación.
“La legítima es una limitación legal y relativa a la libertad de disponer por testamento o
donación, que lleva como consecuencia la reserva de una porción de la herencia o de bienes
líquidos a favor de los denominados legitimarios”
Naturaleza jurídica
Existen dos posturas con relación a la naturaleza jurídica de la legítima:
1. Una parte de la doctrina sostiene que la legítima es una parte o porción de la herencia (pars
hereditatis) con su activo y pasivo; por lo tanto, los legitimarios deben ser necesariamente
herederos.
2. Otro sector afirma que la legítima es una porción líquida de los bienes (pars bonorum), es
decir, lo que resulta después de deducidas las deudas y cargas. En consecuencia, el legitimario
tiene derecho a recibir la porción de bienes que corresponden a la legítima aun cuando no
ostentase la calidad de heredero.
Tal discrepancia surgió en virtud de ciertos artículos regulados en el Código de Vélez.
El Código Civil y Comercial no explicita cuál es la naturaleza jurídica de la legítima. Por un
lado, elimina el concepto de legítima como "porción de la herencia", de modo tal que
podríamos presuponer que se acerca entonces a una legítima pars bonorum; sin embargo, los
únicos legitimarios señalados en la ley son herederos, por lo que podría sostenerse que para
poder ser legitimario, debe tenerse tal calidad; en consecuencia, la legítima es pars hereditatis.
La mayoría de los autores se inclinan por sostener la primera posición, porque ser heredero es
el requisito previo y necesario para ostentar la calidad de legitimario, y si el heredero recibe la
herencia, la legítima ineludiblemente debe ser parte de ella -
Pérez Lasala (2014, tomo 2, p. 214) señala que la legítima implica la reserva de una porción
de la herencia en favor de los legitimarios (pars hereditatis) o de una porción líquida de los
bienes (pars bonorum) según si la legítima se recibe por ser heredero intestado o
testamentario, o se otorgue por otros títulos, respectivamente.
Caracteres
En atención a que nuestro Código recepta un sistema protectivo imperativo, la legítima
presenta los siguientes caracteres:
Inviolabilidad: prescribe el art. 2447 que el testador no puede imponer gravamen o
condición alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se tendrán por no escritas.
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SUCESIONES
Legitimarios. Definición
Los legitimarios son los titulares de la porción legítima. El art. 2444 establece que son tales:
1. los ascendientes;
2. los descendientes;
3. el cónyuge.
En cuanto a quienes tienen derecho a la legítima, el Código Civil y Comercial los llama
legitimarios, salvo en el art. 2493, que se relaciona con el fideicomiso testamentario, en el que
se los llama “herederos forzosos”. Entonces, la terminología seguida por el Código y
receptada por la mayoría de la doctrina es la de legitimarios.
Por otro costado, resulta necesario distinguir al legitimario del heredero legítimo. Heredero
legítimo es todo aquel sucesible cuyo fundamento de la vocación reside en el llamamiento ab
intestato que hace la ley, independientemente de la voluntad del causante. Si bien todo
legitimario es, a la vez, heredero legítimo, no es igual a la inversa, pues hay herederos
legítimos que pueden ser preteridos por el causante mediante la institución de a otras
personas. En nuestro derecho, este es el caso de los parientes colaterales que no tienen por la
ley porción legítima.
Porciones legítimas. Porción disponible
La legítima lleva consigo la existencia de una porción disponible. La porción disponible o de
libre disposición es la parte de la herencia sobre la que el testador puede disponer libremente
cuando hay legitimarios.
Para determinar la parte disponible debemos realizar el cálculo de la legítima global. Esta se
calcula determinando el activo neto del caudal hereditario (activo bruto menos las deudas), a
lo que deben adicionarse las donaciones.
El Código, en el art. 2445, distingue las porciones legítimas según el orden sucesorio; así, los
hijos tienen una legítima de 2/3; los ascendientes, de ½, y el cónyuge, también de ½. En
consecuencia, la porción disponible en el caso de los hijos es de 1/3, y en el de los
ascendientes y el cónyuge es de ½.
El Código de Vélez regulaba porciones legítimas mayores (descendientes: 4/5, ascendientes:
2/3, y cónyuge: ½), las que fueron reducidas en el nuevo Código.
Por otra parte, el Código Civil y Comercial prevé la posibilidad de mejorar la legítima de los
herederos descendientes o ascendientes con discapacidad, así el causante puede disponer de
hasta 1/3 de la legítima que corresponde a los demás legitimarios.
Concurrencia de legitimarios del mismo y distinto orden hereditario
Respecto a la concurrencia de legitimarios, establece el art. 2446 que “si concurren sólo
descendientes o sólo ascendientes, la porción disponible se calcula según las respectivas
legítimas. Si concurre el cónyuge con descendientes, la porción disponible se calcula según la
legítima mayor”.
Dentro de un mismo orden y grado, resulta irrelevante el número de parientes, pues la
legítima global siempre es la misma. Por ejemplo, la legítima de los hijos es de 2/3, ya sea
que se trate de un sólo hijo o de varios.
En los supuestos de concurrencia del cónyuge con los descendientes, se mantiene el criterio
del Código de Vélez y del Proyecto de reforma del Código Civil de 1998, en cuanto
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SUCESIONES
establecen que se impone la legítima mayor. Esto se debe a que en el caso de concurrir
legitimarios de distintos órdenes hereditarios, las cuotas legítimas no se acumulan, pues se
debe respetar la porción disponible. En estos supuestos, la porción legítima surge de la
legítima más elevada, distribuyéndosela en la proporción fijada para la sucesión intestada. Por
ejemplo, si concurren los hijos y el cónyuge del causante, la parte del cónyuge es sacada de la
legítima mayor; esto es, 2/3, y se mantiene intacta la porción disponible que es de 1/3.
En el caso de concurrencia de los hijos y el cónyuge, debe distinguirse si hay régimen de
separación de bienes o de comunidad entre los esposos. En el primero, la legítima global es de
2/3 y el cónyuge recibe una parte igual como si fuera un hijo más. En el segundo, si los bienes
son gananciales, no hay concurrencia, pues el cónyuge no hereda. Los descendientes reparten
la herencia por partes iguales y la legítima global es de 2/3. Si los bienes son propios, rige lo
mismo que en el sistema de separación de bienes; esto es, que el cónyuge recibe una parte
igual como si fuera un hijo más; la legítima global es de 2/3. En el caso de existir ascendientes
del difunto y el cónyuge, concurrirán participando de la mitad de la herencia; la legítima
global es de ½.
Lo expuesto aplica a los casos de adopción plena.
En la adopción simple podemos diferenciar: Legítima de los hijos adoptados: el adoptado y
sus descendientes tienen los mismos derechos hereditarios que los hijos por naturaleza; en
consecuencia, la legítima global es de 2/3, y concurren con el cónyuge de la misma manera
que éstos. Legítima de los adoptantes: hay que recordar que los adoptantes no heredan los
bienes que el adoptado hubiese recibido a título gratuito de su familia de origen, ni a la
inversa. Realizada tal aclaración, la legítima de los adoptantes es de ½, y concurren con el
cónyuge del adoptado, siendo la legítima global también de ½.
Mejora. Mejora a los ascendientes y descendientes con discapacidad
Una importante innovación en el Código Civil y Comercial está dada por la incorporación de
la mejora que puede realizar el causante a favor de los descendientes o ascendientes con
discapacidad.
Así regula el art. 2448 que:
Mejora a favor de heredero con discapacidad. El causante puede disponer, por el medio que
estime conveniente, incluso mediante un fideicomiso, además de la porción disponible, de un
tercio de las porciones legítimas para aplicarlas como mejora estricta a descendientes o
ascendientes con discapacidad. A estos efectos, se considera persona con discapacidad, a toda
persona que padece una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en
relación a su edad y medio social implica desventajas considerables para su integración
familiar, social, educacional o laboral.
El fundamento de esta innovación esta dado por la necesidad de armonizar la normativa con
los tratados internacionales que protegen a las personas con discapacidad ratificados por
nuestro país. La mejora para el heredero con discapacidad responde al principio integral de
asistencia y solidaridad entre los miembros de una familia, pues permite al autor de la
sucesión disponer de hasta un tercio de la porción legítima para otorgarla como mejora .Así, si
el heredero es descendiente, se aplica el 1/3 sobre la legítima de 2/3; si es ascendiente, el 1/3
se aplica sobre la legítima de ½. Tal mejora puede ser dispuesta por medio de fideicomiso,
indivisión forzosa, legado de cosa cierta, alimentos, derechos de uso, habitación o usufructo,
etcétera.
Cargas y condiciones. Regla. Supuestos especiales
Señala el art. 2447 del Código Civil y Comercial que “el testador no puede imponer gravamen
ni condición alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se tienen por no escritas”. Ello se
encuentra en consonancia con el principio de inviolabilidad de la legítima, receptado en el
Código de Vélez.
Analizada esta norma en armonía con el art. 2444, se infiere que la protección alcanza tanto a
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Acción de complemento
El art. 2451 regula la acción de complemento; así, establece que “el legitimario a quien el
testador le ha dejado, por cualquier título, menos de su porción legítima, sólo puede pedir su
complemento”.
Tal norma debe analizarse de manera armónica con los artículos que regulan la acción de
reducción.
Ambas acciones se encuentran fuertemente relacionadas, pues la de complemento se dirige a
integrar la legítima, mientras que la de reducción tiene por fin reducir las liberalidades hasta
el límite en que se hubiese afectado la legítima. De esta manera, la consecución del
complemento aparece como el fin, y la reducción, como el medio para alcanzarlo.
Respecto a las vías procesales, generalmente se plantea como acción. Puede plantearse como
excepción cuando el heredero legitimario se opone a la entrega de los legados que afectan la
legítima.
El juez competente es el juez del sucesorio.
Acción de reducción.
Esta acción prevé el modo de lograr el complemento de la legítima mediante la reducción de
las disposiciones testamentarias contenidas en legados o, en su caso, de las donaciones hechas
por el causante en la medida que están sujetas a declaraciones de inoficiocidad.
La reducción sólo se ejerce hasta lograr el complemento de la legítima. El efecto principal de
esta acción es resolver las liberalidades en la medida en que excedan los límites de la porción
disponible.
Caracteres:
es patrimonial, pues persigue integrar la porción legítima;
es transmisible;
es renunciable a partir de la muerte del autor de la sucesión;
es prescriptible: a los cinco años de la muerte del causante.
Naturaleza jurídica:
Para una parte de la doctrina, se trata de una acción real, pues persigue un fin reivindicador
(Aubry y Rau, como se cita en Pérez Lasala, 2014, p. 263). En cambio, otro sector sostiene
que es una acción personal, ya que hay una limitación respecto a los sujetos demandables y
por su plazo de prescripción. Todas las posturas coinciden en que la acción tiene efectos
reipersecutorios a fin de recomponer la porción legítima.
Orden en que debe operar la reducción:
En cuanto al orden de la reducción, primero se reducen las disposiciones testamentarias y
luego las donaciones.
Esto es materia de orden público, por lo que no puede ser alterado por la voluntad del
testador.
Lo que se persigue con la acción de reducción es redistribuir las cuotas asignadas hasta cubrir
las legítimas de los afectados, en los casos en que el testador haya realizado una distribución
que resulte violatoria de las legítimas.
Con relación a la reducción de las disposiciones testamentarias, el art. 2452 postula que: “A
fin de recibir o complementar su porción, el legitimario afectado puede pedir la reducción de
las instituciones de herederos de cuota y de los legados, en ese orden. Los legados se reducen
en el mismo orden establecido en el segundo párrafo del artículo 2358”
Por lo tanto, la acción de reducción puede ser ejercida contra los herederos instituidos por
testamento y contra los legatarios de cosa cierta.
De la norma se desprende que la reducción se realiza en el siguiente orden:
1. las instituciones de herederos de cuota;
2. los legados.
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Dentro de los legados, la reducción se realiza conforme a lo establecido en el art. 2358. Allí
se observa el siguiente orden:
a) “los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados”.
En cuanto a la reducción de las donaciones, expresa el art. 2453 que:
Si la reducción de las disposiciones testamentarias no es suficiente para que quede cubierta la
porción legítima, el heredero legitimario puede pedir la reducción de las donaciones hechas
por el causante.
Se reduce primero la última donación, y luego las demás en orden inverso a sus fechas, hasta
salvar el derecho del reclamante. Las de igual fecha se reducen a prorrata.
Esta reducción opera de manera supletoria a la reducción de las disposiciones testamentarias.
Se reduce de la última donación a las de fechas anteriores; es decir, en orden inverso al que
fueron realizadas. Pero puede suceder que se trate de donaciones realizadas en la misma
fecha; en ese caso, la reducción es a prorrata.
El art. 1565 define a las donaciones inoficiosas: “Se considera inoficiosa la donación cuyo
valor excede la parte disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los
preceptos de este Código sobre la porción legítima”.
El art. 2454 regula lo relativo a la reducción de las donaciones y distingue distintos supuestos:
si la reducción es total, la donación queda resuelta; si es parcial, pueden presentarse dos
situaciones:
el bien donado es divisible: se lo divide entre el legitimario y el donatario;
el bien donado es indivisible: se entrega al que tiene la porción mayor y se reconoce
un crédito a favor de la otra parte por el valor de su derecho.
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Si el bien donado perece por culpa del donatario, éste debe su valor.
Si perece sin su culpa, el valor de lo donado no se computa para el cálculo de la
porción legítima.
Si perece parcialmente por su culpa, debe la diferencia de valor; y si perece
parcialmente sin su culpa, se computa el valor subsistente.
Es dable señalar que si procede la reducción, pero el donatario o sus sucesores hubieran
constituido derechos reales sobre los bienes donados, tales derechos se extinguen respecto al
legitimario; es decir, el bien retorna al legitimario libre de todo tipo de gravámenes. Esto debe
ser analizado en armonía con los arts. 2670 y 2671; en consecuencia, el efecto reipersecutorio
procede con relación a los inmuebles, atento a lo cual se extinguen los derechos reales. En
cambio, si se trata de muebles, sólo podrá ser ejercida la acción de reducción contra terceros
adquirentes de mala fe.
Por otra parte, en caso de insolvencia del donatario e imposibilidad de ejercer la acción
reipersecutoria a que se refiere el artículo 2458, la acción de reducción puede ser ejercida
contra los donatarios de fecha anterior.
Acción reipersecutoria:
Establece el art. 2458: “El legitimario puede perseguir contra terceros adquirentes los bienes
registrables. El donatario y el subadquirente demandado, en su caso, pueden desinteresar al
legitimario satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima”. En este artículo se
mantiene la solución del Código de Vélez en cuanto a la procedencia de la acción
reipersecutoria contra los terceros adquirentes, los que quedan sujetos a la reducción de las
donaciones inoficiosas. La norma alcanza a los inmuebles y muebles registrables, por tanto,
quedan fuera de la regulación las cosas muebles a las que se aplica lo previsto para la
apropiación.
Se estima que esta norma brinda una protección exagerada de la legítima, pues puede
ejercerse contra los terceros adquirentes a título oneroso y de buena fe, lo que resulta injusto.
Con lo establecido en el segundo párrafo, el Código se aparta de una de las características del
efecto reipersecutorio que implica la restitución en especie.
Por otro costado, en cuanto a la reducción de las disposiciones testamentarias y los terceros
adquirentes, cabe señalar que si los herederos o legatarios hubiesen enajenado a favor de
terceros los bienes que recibieron, pero que afectan la legítima, no procede la acción de
reducción contra los terceros. Al legitimario le queda la posibilidad de accionar por daños y
perjuicios.
Prescripción adquisitiva:
Por último, debemos referirnos a un aspecto novedoso regulado en el Código, esto es, un
límite a la procedencia de la acción de reducción.
En tal sentido, el art. 2459 expresa: “Prescripción adquisitiva. La acción de reducción no
procede contra el donatario ni contra el subadquirente que han poseído la cosa donada durante
diez años computados desde la adquisición de la posesión. Se aplica el artículo 1901”.
La posesión se produce cuando se efectúa la donación; si la realiza el causante y fallece luego
de diez años de realizada, esa donación no puede ser sujeta a reducción, porque no forma
parte de la masa que sirve de base para determinar la legítima.
En cuanto al ejercicio de la acción:
Legitimación para demandar la reducción: se otorga en cabeza de los legitimarios y
sus acreedores (acción subrogatoria).
La acción puede ser ejercida contra los herederos –forzosos o voluntarios–, los
legatarios y los donatarios. En algunos casos, también procede contra los adquirentes
de donaciones inoficiosas.
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La acción no puede ser ejercida antes de la muerte del causante, pues se trata de un
derecho que nace originariamente en los legitimarios con motivo de la muerte del
causante.
Se puede renunciar a la acción de manera expresa o tácita.
La acción de reducción prescribe a los cinco años desde la muerte del autor de la
sucesión (aplica el art.2560, pues no hay disposición especial).
Opción del legitimario en los casos de constitución de usufructo, uso, habitación o renta
vitalicia
Puede ocurrir que el causante haya realizado una donación o un legado de usufructo, uso,
habitación o de renta vitalicia.
El supuesto plantea el difícil problema de determinar si la disposición lesiona o no la porción
legítima de los herederos, ya que resulta imposible precisar inicialmente el valor de una
liberalidad sometida a un término de duración incierto.
Para resolver la dificultad, nuestro Código ha apelado a una solución consistente en otorgar a
los herederos una opción en el cumplimiento de la manda. En tal sentido, dispone el art. 2460:
Constitución de usufructo, uso, habitación o renta vitalicia. Si la disposición gratuita entre
vivos o el legado son de usufructo, uso, habitación, o renta vitalicia, el legitimario o, en su
caso, todos los legitimarios de común acuerdo, pueden optar entre cumplirlo o entregar al
beneficiario la porción disponible.
El artículo permite a los herederos poder evaluar la opción que estimen más conveniente; esto
es, elegir entre entregar la porción disponible y desobligarse del pago de la renta o del
usufructo, uso o habitación, o bien esperar a que estos derechos se extingan.
No se prevé un plazo para realizar la opción, por lo tanto, los herederos conservarán este
derecho hasta tanto sean intimados por el beneficiado para que lo ejerzan.
Si son varios los herederos, puede suceder que estén de acuerdo en la opción; en ese caso, no
se produce ninguna dificultad. Pero también puede suceder que algunos herederos quieran
ejecutar la disposición testamentaria y otros entregar la porción disponible. Si los herederos
fueran varios, la opción y su ejercicio deberán adoptarse por unanimidad.
PROTECCIÓN A LA IGUALDAD DE LOS LEGITIMARIOS
La colación es la imputación de las donaciones realizadas en vida por el causante al cónyuge
y a los descendientes llamados a la sucesión sobre la parte que al beneficiario de la donación
(donatario) le corresponde en la herencia. En virtud de aquella, se añaden en la masa
hereditaria todos los valores donados por el causante a dichos legitimarios, los que deben
sumar el valor total constitutivo del caudal relicto.
La colación es la computación en la masa partible del valor de las donaciones que el causante
hubiese hecho en vida a uno de sus descendientes o al cónyuge, y la imputación de ese valor
en la hijuela del donatario, tomando éste de menos y compensándose a los demás legitimarios
(descendientes o cónyuge) con más bienes hereditarios, con el objeto de igualar, mediante
compensaciones contables, las porciones hereditarias de todos ellos, salvo que el causante
hubiese hecho dispensa de colación en el instrumento de la donación o en el testamento.
Finalidad: La colación pretende mantener dentro de lo posible la igualdad entre los
legitimarios.
Fundamento: Parte de considerar que el silencio del autor de la sucesión respecto a las
donaciones que realizó a favor de sus descendientes o cónyuge implica interpretar que ha sido
efectuado como anticipo de herencia. El anticipo de herencia surge por donaciones hechas por
el causante en vida a determinados legitimarios.
Acción de colación. Definición. Condiciones para su ejercicio
La acción de colación es una acción personal que termina en una resolución que fija la suma
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colacionable, la que se hará valer en el juicio sucesorio, en el acto de partición. Se trata de una
acción divisible, pues cada heredero puede ejercerla o renunciarla. En consecuencia, la
interrupción de la prescripción por uno de los herederos que demandó por colación no
aprovecha a los demás que no la reclamaron.
Presupuestos para el ejercicio de la acción:
Dentro de los presupuestos, podemos distinguir los objetivos y los subjetivos.
Los presupuestos subjetivos son los siguientes:
quien colaciona debe ser descendiente o cónyuge;
el descendiente o cónyuge que recibió la donación debe concurrir con otros a la
herencia.
La colación actúa en la medida en que no se encuentren afectadas las legítimas. Otro aspecto
importante es que no se opera de oficio. Se tramita ante el juez de la sucesión, atento al fuero
de atracción.
Esta acción no puede ser ejercida antes de la muerte del causante, pues se trata de un derecho
que nace originariamente en los legitimarios con motivo de la muerte del causante.
Se puede renunciar a la acción de manera expresa o tácita.
La acción de colación prescribe a los cinco años desde la muerte del autor de la sucesión
(aplica el art.2560, pues no hay disposición especial).
Personas obligadas a colacionar. Personas con derecho a pedir la colación
El art. 2385 define a las personas que están obligadas a colacionar. Así, prescribe que:
Los descendientes del causante y el cónyuge supérstite que concurren a la sucesión intestada
deben colacionar a la masa hereditaria el valor de los bienes que les fueron donados por el
causante, excepto dispensa o cláusula de mejora expresa en el acto de la donación o en el
testamento.
Dicho valor se determina a la época de la partición según el estado del bien a la época de la
donación.
También hay obligación de colacionar en las sucesiones testamentarias si el testador llama a
recibir las mismas porciones que corresponderían al cónyuge o a los descendientes en la
sucesión intestada.
La norma establece que deben colacionar:
los descendientes;
el cónyuge.
El Código de Vélez también comprendía a los ascendientes. El Código Civil y Comercial los
excluye, pues se entiende que la donación efectuada a éstos no supone un anticipo de
herencia, ya que los hijos heredan a sus padres, pero no a la inversa. Por lo tanto, se presume
que la donación efectuada por un hijo a un ascendiente supone simplemente una liberalidad.
La legitimación activa y pasiva del cónyuge guarda armonía con la posibilidad de donar entre
cónyuges regulada en el Código Civil y Comercial.
Los herederos que concurren a la sucesión del causante en representación de su ascendiente
que ha recibido la donación, también deben colacionar. Esto responde al alcance y
características del derecho de representación.
Por otra parte, el descendiente o cónyuge que renuncia a la herencia puede conservar el bien
donado o reclamar el legado hasta el límite de la porción disponible. Tal situación puede ser
muy conveniente para el heredero renunciante que ha recibido una donación que supera la
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los beneficios recibidos a consecuencia de convenciones hechas con el difunto que tuvieron
por objeto procurarles una ventaja particular, excepto dispensa y lo dispuesto para el heredero
con discapacidad en el artículo 2448.87
Con esta norma se amplía el alcance de las liberalidades –que no son donaciones– que deben
colacionarse. Por ejemplo, el préstamo gratuito del causante a uno de los legitimarios de un
campo con plantaciones; el presunto heredero podría disfrutar por un tiempo de ese beneficio
en perjuicio de los demás coherederos, lo que podría generar desigualdad entre ellos. Es decir,
esta solución se debe a que la exclusión de colacionar esas liberalidades implica un
detrimento para los demás herederos.
Además, se regulan dos supuestos en los que no procede la colación:
dispensa;
mejora al heredero con discapacidad.
Por otra parte, no procede la colación cuando el bien ha perecido sin culpa del donatario, es
decir, por caso fortuito. En tal caso, si la pérdida de la cosa ha generado una indemnización
(subrogación real), tal indemnización es colacionable.
En cuanto a los frutos e intereses:
Afirma el art. 2394 que “el heredero obligado a colacionar no debe los frutos de los bienes
sujetos a colación, pero debe los intereses del valor colacionable desde la notificación de la
demanda”90. En consecuencia, los frutos de los bienes colacionables pertenecen al heredero
donatario y no se colacionan.
Pero el valor colacionable del bien genera intereses. Estos se deben desde la notificación de la
demanda.
Cálculo del valor colacionable
Al referirse al valor del bien donado, establece el art. 2385 que “dicho valor se determina a la
época de la partición según el estado del bien a la época de la donación”.
Una diferencia importante entre el Código Civil y el nuevo Código se produce respecto del
momento para determinar el valor de lo donado, que en el Código Civil era al momento de la
apertura de la sucesión, mientras que ahora es al momento de la partición. Esto responde a los
cambios producidos en el valor de los bienes por la inflación. Asimismo, el parámetro para
determinar el valor corresponde al estado del bien al celebrarse la donación.
Beneficios excluidos de la colación
Los beneficios excluidos de la colación están establecidos en el art. 2392. Estos son:
los gastos de alimentos;
los de asistencia médica por extraordinarios que sean;
los de educación y capacitación profesional o artística de los descendientes, excepto
que sean desproporcionados con la fortuna y condición del causante
los gastos de boda que no exceden de lo razonable;
los presentes de uso
el seguro de vida que corresponde al heredero, pero sí por las primas pagadas por el
causante al asegurador, hasta la concurrencia del premio cobrado por el asegurado;
lo empleado para establecer al coheredero o para el pago de sus deudas.
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La dispensa marca el carácter dispositivo de las normas que regulan la colación, pues si el
causante no quiere realizar un anticipo de herencia con la donación, sino que quiere mejorar a
un heredero, puede dispensar a éste último de colacionar.
No se exigen fórmulas sacramentales respecto a la dispensa; basta con que conste de manera
inequívoca la voluntad del causante de mejorar a ese heredero forzoso.
Colación de deudas. Supuestos. Modo de hacer la colación
El Código Civil y Comercial regula de manera expresa la colación de deudas. Esta consiste en
imputar a la hijuela de un heredero las deudas que tuviera a favor del causante. La colación de
las deudas se hace deduciendo su importe de la porción del deudor; si exceden tal porción,
debe pagarlas en las condiciones y plazos establecidos para la obligación. “La imputación de
la deuda al lote del coheredero deudor es oponible a sus acreedores”.
Establece expresamente el art. 2397: “Se colacionan a la masa las deudas de uno de los
coherederos en favor del causante que no fueron pagadas voluntariamente durante la
indivisión, aunque sean de plazo no vencido al tiempo de la partición”. Es decir, deben
colacionarse: las deudas que no fueron pagadas voluntariamente durante la indivisión; las
deudas de plazo no vencido al tiempo de la partición; por lo tanto, caen los plazos pendientes.
En esta misma línea, el art. 2398 postula que los coherederos no pueden exigir el pago de tales
deudas antes de la partición.
Al tratarse de un procedimiento de liquidación, el momento oportuno para imputar la deuda,
es la partición, que es un conjunto complejo de actos jurídicos encaminados a poner fin al
estado de indivisión, de modo que los copartícipes materializan la porción ideal que en la
herencia les corresponde, transformándola en bienes concretos sobre los que tienen un
derecho exclusivo. (Casado, 2014, p. 284).
En las deudas contraídas durante la indivisión (es decir, con posterioridad a la muerte del
causante), se aplica la colación de deudas cuando se trata de sumas de las cuales un
coheredero se hace deudor hacia los otros en ocasión de la indivisión, siempre que el crédito
esté relacionado a bienes indivisos. Se establece como excepción que se realice el pago antes
de la partición.
Momento a partir del cual se generan intereses: las sumas colacionables producen intereses
desde la apertura de la sucesión si el coheredero era deudor del difunto, cuando no se
hubiesen pactado intereses con anterioridad; las sumas colacionables producen intereses
con anterioridad al fallecimiento del autor de la sucesión (los intereses se deben desde su
origen); desde el nacimiento de la deuda, si ésta surge en ocasión de la indivisión.
Compensación:
Si el coheredero deudor es a la vez acreedor, aunque su crédito no sea aún exigible al tiempo
de la partición, hay compensación y sólo se colaciona cuando la deuda fuera mayor y sólo en
la medida del exceso.
Trasmisión de bienes a legitimarios en vida del causante: casos en que se presume la
gratuidad
La posibilidad de maniobras del causante que, con el objeto de beneficiar a alguno de sus
legitimarios, ocultare la gratuidad de la transmisión de bienes a favor de alguno de éstos, bajo
el velo de una apariencia onerosa, no escapa a las previsiones del Código vigente ni al Código
Civil anterior.
El art. 2461 del Código Civil y Comercial tiene como fuente próxima el art. 3604 del Código
Civil, cuya redacción mejora.
La norma presume, sin admitir prueba en contrario, que las enajenaciones efectuadas en vida
por el causante a sus legitimarios, en la medida en que llevan anexo el cargo de una renta
vitalicia en favor de aquel o la reserva de usufructo, uso o habitación, encubren una
liberalidad que debe imputarse sobre la porción disponible a título de mejora. Por ejemplo, el
padre vende a uno de sus hijos un inmueble y se reserva el usufructo.
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SUCESIONES
Por otra parte, si el valor de los bienes recibidos por el legitimario excede la porción
disponible, el excedente debe ser traído a la masa o acervo, pues se encuentra sujeto a
colación.
Se contempla la posibilidad de que si el acto no es absolutamente gratuito, el adquirente
pueda demostrar que ha abonado algunas sumas, las que podrán deducirse del valor de lo
donado.
Este artículo se aplica a las transmisiones a título oneroso, ya que en las gratuitas rigen las
normas relativas a la colación.
En definitiva, las enajenaciones hechas por el causante a cualquiera de los legitimarios en las
condiciones expuestas son reputadas a título gratuito. wdwv
Por último, se establece que tanto la imputación a la porción disponible como la colación (del
excedente) no pueden ser demandadas por el legitimario que hubiese prestado su
consentimiento al acto.
SUCESIONES TESTAMENTARIAS
Testamento.
Postula el art. 2462:
Testamento. Las personas humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de
su muerte, respetando las porciones legítimas establecidas en el Título X de este Libro,
mediante testamento otorgado con las solemnidades legales; ese acto también puede incluir
disposiciones extrapatrimoniales.
De la norma, podemos señalar los siguientes aspectos:
Se recepta expresamente la limitación del testador a la facultad de disponer de sus bienes en el
supuesto de que tuviese legitimarios, pues puede disponer de la porción disponible y debe
respetar las legítimas.
Tal aclaración ha sido cuestionada por parte de la doctrina que señala que el testamento sigue
siendo válido aun cuando no se hubiesen respetado las legítimas; en ese caso, los legitimarios
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podrán ejercer la acción de reducción una vez acaecida la muerte del testador.
Se admite que el testamento pueda contener disposiciones extrapatrimoniales.
A modo de ejemplo, podemos mencionar:
La designación de tutor para los hijos menores de edad.
El reconocimiento de hijos extramatrimoniales.
Declaraciones sobre estados de conciencia, ruegos, etcétera; por ejemplo, puede
contener recomendaciones para los sucesores. Estas declaraciones no hacen nacer
relaciones jurídicas, por lo tanto, el acto que contenga exclusivamente esas
declaraciones no es un testamento. El testamento, para poder tener exclusivamente
contenido extrapatrimonial, debe contener declaraciones que constituyan una tutela
jurídica que haga surgir una relación jurídica, es decir, debe haber una persona titular
del derecho y otra persona designada como obligada
Declaraciones sobre sepelio o sepultura: algunos estiman que la única forma de que
tales declaraciones pudieran obtener tutela jurídica sería si se impusiera como cargo al
heredero o legatario, pues así aparecería la persona obligada hacia la voluntad del
causante.
Disposición de órganos o materiales anatómicos del propio cuerpo: la obligación de
cumplir quedará a cargo de los herederos.
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un tercero11, ha de ser otorgado por una sola persona. No puede ser hecho en el mismo acto
por dos o más personas, sea a favor de un tercero, sea a título de disposición recíproca y
mutua.
8. Es autosuficiente: En consecuencia, las disposiciones testamentarias deben bastarse a sí
mismas y la prueba del cumplimiento de solemnidades debe surgir del mismo testamento.
9. Es formalmente indivisible.
Por último, resultan aplicables a los testamentos las reglas establecidas para los actos
jurídicos, en tanto no sean alteradas por las disposiciones de este título. Esta remisión presenta
la ventaja de que será aplicable al testamento lo relativo a los principios generales sobre
validez del acto jurídico.
Una norma de gran relevancia en la sucesión testamentaria es el art. 2470, que regula la
interpretación.
Capacidad para testar
El Código Civil y Comercial no contiene una norma específica que establezca el principio
general de capacidad para testar; ello surge de los principios que inspiran el acto jurídico. En
cambio, el art. 3606 del Código Civil sí receptaba una regla general de capacidad para testar
de las personas que legalmente eran capaces de tener voluntad y manifestarla.
Cabe señalar que la habilidad para testar se aplica sólo a las personas físicas, pues las
personas jurídicas no pueden disponer de sus bienes por testamento. En efecto, el testamento
es un acto destinado a tener efecto después de la muerte del causante.
En materia testamentaria, la aptitud para testar se encuentra unida al ejercicio del derecho,
pues no es posible testar por medio de representante que supla la incapacidad.
Momento en que debe existir la capacidad:
Para calificar la habilidad para testar, se atiende al tiempo en que se otorga el testamento,
independientemente de que se carezca de ella al tiempo de la muerte.
Como se observa, poco interesa que la persona pierda su habilidad para testar luego de haber
testado, puesto que se considera que persistió en su voluntad mientras tuvo aptitud, quedando
privada de la posibilidad de modificarlo cuando sobrevino la incapacidad.
Ley que rige la capacidad:
El Código Civil y Comercial en el art. 2647 (norma de derecho internacional privado) afirma
que “…la capacidad para otorgar testamento y revocarlo se rige por el derecho del domicilio
del testador al tiempo de la realización del acto”.
De tal norma se desprende que: la ley del domicilio del testador al tiempo de hacer su
testamento es la que decide de su capacidad o incapacidad para testar; la capacidad para
testar debe existir al momento de confeccionar el testamento.
Supuestos de incapacidad:
El Código ha establecido incapacidades generales, que se aplican a toda clase de testamento.
Por ejemplo, la falta de edad. Junto a tales incapacidades, ha previsto incapacidades
específicas que afectan a determinadas personas para testar usando determinadas formas
testamentarias. Por ejemplo, quien no sabe leer ni escribir no puede testar por la forma
ológrafa.
Edad para testar
Según el art. 2464, pueden testar las personas mayores de edad al tiempo del acto. En
consecuencia, no pueden hacerlo los menores de 18 años de uno y otro sexo. La capacidad
para testar se cuenta desde el mismo día en que se cumplen los 18 años, momento a partir del
cual cesa la incapacidad de los menores
Capacidad testamentaria de los emancipados:
La celebración del matrimonio antes de los dieciocho años emancipa a la persona menor de
edad, la que goza de plena capacidad de ejercicio, salvo las limitaciones determinadas por el
Código. La única emancipación prevista es la de matrimonio, pues ha quedado derogada la
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En el inciso d), el testamento que se realice es nulo, salvo que se hubiese otorgado en
intervalo lúcido, lo que deberá probar quien sostenga su validez; es decir, deberá demostrar
que el testador, al momento de otorgar el testamento, se encontraba en un intervalo
prolongado de lucidez.
El concepto de intervalo lúcido se aplica tanto al caso de que la enfermedad hubiera cesado
definitivamente como aquellos en que hubiera cesado al tiempo de otorgarse al testamento.
Personas limitadas en sus facultades de expresión
Afirma el art. 2467, en su inc. e), que es: Es nulo el testamento o, en su caso, la disposición
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testamentaria: …e) por ser el testador una persona que padece limitaciones en su aptitud para
comunicarse en forma oral y, además, no saber leer ni escribir, excepto que lo haga por
escritura pública, con la participación de un intérprete en el acto
En el Código Civil, los sordomudos que no sabían leer y escribir eran incapaces absolutos de
hecho y, por lo tanto, no podían testar. El Código Civil y Comercial suprimió el término
sordomudez y se refiere a las personas que tienen limitaciones para comunicarse en forma
oral y que no saben escribir ni leer.
El art. 2467 permite a las personas que se encuentran en tal situación testar por escritura
pública y con la intervención de un intérprete, siempre que comprendan el contenido del acto.
Esto responde a los principios receptados por el Código en materia de capacidad.
Expresión personal de la voluntad del testador
Según el art. 2465:
Expresión personal de la voluntad del testador. Las disposiciones testamentarias deben ser la
expresión directa de la voluntad del testador, y bastarse a sí mismas. La facultad de testar es
indelegable. Las disposiciones testamentarias no pueden dejarse al arbitrio de un tercero.
Esto responde al carácter personalísimo e individual del testamento, conforme al cual el
testamento debe ser la expresión de la voluntad del causante. Por lo tanto, se establecen dos
prohibiciones:
el testamento no puede hacerse por medio de apoderado;
ni puede dejarse su formación al arbitrio de un tercero.
Mediante estas interdicciones, se desea asegurar que el testamento sea la expresión auténtica
de la voluntad del causante, así como evitar que el representante traicione el pensamiento de
aquel y disponga de sus bienes de una manera distinta a la que era su voluntad, cosa tanto más
fácil cuanto que, habiendo muerto el mandante, será prácticamente imposible probar que se ha
desviado del mandato y responsabilizar al representante por las consecuencias de su culpa o
dolo. Es, además, innecesario, pues no se advierte qué utilidad puede tener la delegación del
poder de testar (Borda, 1994, tomo I, pto. 1120.1057).
Respecto a los testamentos por poder otorgados en el extranjero, parte de la doctrina considera
que la prohibición de testar por medio de apoderado responde a una cuestión formal; en
consecuencia, estiman que es factible su aplicación en nuestro país si ha sido realizado
conforme a las leyes del lugar de su celebración -
Testamentos conjuntos
Por otra parte, dice el art. 2465, en su último párrafo, que “no es válido el testamento otorgado
conjuntamente por dos o más personas”. Esto es una derivación lógica del carácter individual
y unilateral del testamento, en virtud del cual el testamento no puede ser realizado en un
mismo acto por dos o más personas. No procede tal prohibición si se trata de distintos actos,
aun cuando los testadores se instituyan recíprocamente.
Los testamentos conjuntos pueden adoptar dos modalidades:
1. los testadores disponen recíprocamente el uno a favor del otro;
2. los testadores disponen simultáneamente a favor de terceros.
Se protege que el testamento represente la expresión de voluntad del causante, lo que puede
afectarse si queda sujeta al arbitrio de otra persona. De esta manera, se persigue garantizar la
espontaneidad de la voluntad, pues en el testamento conjunto se supone que hay un previo
acuerdo y una influencia recíproca de voluntades. Asimismo, se busca evitar que se afecte la
espontaneidad de la voluntad de revocar el testamento, pues el acuerdo, de celebrarlo,
encerraría el convenio de que para ser revocado también ser requiere el común acuerdo.
Vicios de la voluntad
Expresa el art. 2467 que “es nulo el testamento o, en su caso, la disposición testamentaria:
…f) por haber sido otorgado con error, dolo o violencia…”. El testamento debe surgir de la
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expresión de voluntad del testador dada con discernimiento, intención y libertad. Por lo tanto,
procederá la nulidad si fuese otorgado con algún vicio de error, dolo o violencia. En el caso
del error, debe ser esencial. Debemos diferenciar dos posibles casos:
1. Ausencia de voluntad: es cuando se trata de un escrito que tiene la forma y el contenido de
un testamento, pero que no fue realizado con la voluntad de disponer mortis causa, ni de crear
el documento; por ejemplo, fue realizado como modelo para enseñar o en broma.
2. Voluntad viciada: es cuando se tiene la voluntad de testar, pero ha sido influenciada en su
formación por violencia, dolo o error. De tal forma, sin esos vicios se habría formado de otra
manera o no habría llegado a formarse. En estos casos, lo declarado es acorde a lo que se ha
querido, pero el querer ha sido viciado en su formación.
Son aplicables a los testamentos las reglas que regulan los vicios de los actos jurídicos.
En cuanto a la violencia psíquica, Pérez Lasala (2014, tomo 2, p. 431) afirma que debe ser
interpretada en sentido amplio, como la influencia psíquica que altera la independencia de la
voluntad del testador. Constituye una fuerza irresistible que se proyecta sobre el testador o
sobre la persona de su cónyuge, ascendiente, descendiente, no importando que sea obra del
beneficiario o de un tercero.
Por otro costado, en el dolo, no es necesario que revista la gravedad que establece el art.
27229 a fin de que resulte factible anular el testamento, pues es suficiente que haya un engaño
que determine la disposición testamentaria en un sentido distinto al que tendría si no hubiese
mediado aquel.
Respecto al error, cuando sea sobre los motivos del testamento, debe ser determinante a fin de
que proceda la nulidad.
Para parte de la doctrina, para que proceda la nulidad es necesario que se den los siguientes
requisitos:
el motivo debe ser determinante: debe ser esa razón la que indujo al testador a instituir
heredero o legatario a determinada persona;
debe ser el único motivo que llevó al testador a testar de la manera que lo hizo;
el motivo erróneo debe surgir explícita o implícitamente del testamento (Pérez Lasala,
2014).
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Si el inhábil, antes de ser declarado tal, hubiese realizado actos de disposición sobre los
bienes, esos actos serán válidos si se trata de inmuebles que reúnen las condiciones del art.
2315, pero deberá responder por los daños y perjuicios. La misma solución aplicará cuando la
disposición testamentaria se realice a nombre de una persona interpuesta, es decir, toda
persona que figura como beneficiaria en el testamento, cuando en realidad no es el verdadero
destinatario de los bienes. La norma reputa como tales –sin admitir prueba en contrario– al
cónyuge, conviviente o determinados parientes de las personas inhabilitadas para suceder.
El momento en que debe existir la habilidad para suceder es el de la apertura de la sucesión
Ejercicio de la acción:
Legitimados activos: quienes se beneficiarían del testamento en caso de que proceda la
declaración de inhabilidad.
La forma en los testamentos. Ley aplicable. Sanción por inobservancia de las formas
El testamento es un acto que requiere necesariamente, para su validez, la observancia de las
disposiciones de forma impuestas por la ley. Las formalidades exigidas ad solemnitatem no
impiden que se admita que el testador elija entre las distintas formas de testar.
El principio de solemnidad implica que un acto produce los efectos cuando es realizado
cumpliendo las formalidades impuestas por la ley. Es conveniente, entonces, distinguir entre
las formalidades o solemnidades que son requisitos exigidos para la validez del acto, de las
formas o maneras de testar autorizadas por la ley.
De este modo, el testamento ológrafo, que constituye una de las formas admitidas de testar,
requiere ser escrito de puño y letra por el testador como una de las formalidades para su
validez.
En el Código de Vélez, las formas testamentarias se clasificaban en:
Ordinarias: que eran aquellas que el testador podía usar en cualquier circunstancia;
Especiales: eran las autorizadas en situaciones particulares a determinadas personas; como
característica específica, evidenciaban lo limitado de su duración. Los testamentos especiales
constituían actos de emergencia que se llevaban a cabo en condiciones que impedían cumplir
los requisitos corrientes, los que eran dispensados por ese motivo. Pero cuando cesaban los
motivos especiales y había transcurrido un término prudencial, el acto carecía de eficacia.
El Código Civil y Comercial regula como formas de testar: el ológrafo y el de acto público.
Se suprimió el testamento cerrado. Además, se eliminaron las formas extraordinarias
(testamento militar, marítimo, entre otros). Por su parte, el testamento consular es regulado en
el Libro Sexto, Título IV, Capítulo 3, Sección 9, art. 2646; esto es, en la regulación de las
disposiciones de derecho internacional privado.
Las solemnidades de cada una de las formas testamentarias han sido regladas por el Código
Civil y Comercial, que presenta una redacción más concisa y precisa que la del Código
Velezano.
Postula el art. 2473 que:
El testamento sólo puede otorgarse según alguna de las formas previstas en el Código.
Las formalidades que rigen una clase de testamento no se extienden a otra clase. Esto
responde a la autonomía de cada forma testamentaria; es decir que las formas de testar
son independientes entre sí, en tanto que las formalidades fijadas para un testamento
no pueden extenderse a otro.
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Por otra parte, la ley vigente al momento de testar es la que rige la forma del testamento. Parte
de la doctrina entiende que se ha dejado pasar una buena oportunidad para aclarar la solución
en el caso de que al momento de testar, el testador hubiese omitido un requisito formal
fundamental que luego ya no fuese exigido conforme a la normativa dictada con
posterioridad. Por lo tanto, considera que debe aplicarse el principio favor testamenti y
declarar válido el testamento (Moreyra, 2014, p. 452; Pérez Lasala, 2014, tomo 2, p. 463).
Si se trata de un testamento otorgado en el extranjero, será válido en nuestro país si se
observan:
las formas exigidas por la ley del lugar en que fue otorgado;
por la ley del domicilio, residencia habitual;
por la ley de la nacionalidad del testador al momento de testar;
por las formas de la ley argentina.
En consonancia con lo expuesto, el Código en su art. 2475 establece que el testador puede
confirmar las disposiciones de un testamento nulo por inobservancia de las formalidades,
realizando otro testamento en el que las reproduzca y que cumplimente los requisitos
formales.
Firma:
Una de las formalidades exigidas por la ley es la firma del otorgante. La firma es la manera
corriente de expresar una conformidad; en la sucesión testamentaria, es la expresión de la
voluntad de otorgar testamento y de que comprende lo que acontece.
En tal sentido, afirma el art. 2476:
Firma. Cuando en los testamentos se requiera la firma, debe escribírsela tal como el autor de
ella acostumbra firmar los instrumentos públicos o privados. Los errores de ortografía o la
omisión de letras no vician necesariamente la firma, quedando su validez librada a la
apreciación judicial.
El Código de Vélez prescribía que la regla general en la firma de los testamentos era la de
escribir todas las letras que componen el nombre y el apellido; de esta manera, no se tenían
por firmados aquellos en que sólo se ponía el apellido, las iniciales o el apellido de una
familia distinta a la que pertenecía el testador. Sin embargo, se estimaba válida la firma
incompleta si esta era la que habitualmente utilizaba.
Conforme al Código vigente, la firma del testamento se rige por las normas generales. La
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firma en el testamento debe ser de la misma forma que se utiliza en los actos de la vida
cotidiana. Puede consistir en la escritura del nombre o en el uso de un signo. Por otra parte, la
norma señala que los errores de ortografía y la omisión de letras no causa la nulidad del acto,
sino que quedará sujeto a lo que resuelva el juez. Se sostiene que tal apreciación judicial
también procederá cuando se hubiese firmado con un seudónimo o haciendo referencia al
grado de parentesco (p. ej.: tu hermano).
Formas de testar. Ventajas e inconvenientes de cada una
Como adelantáramos en el punto anterior, el Código Civil y Comercial regula las siguientes
formas de otorgar testamento:
ológrafo;
por acto público.
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rúbrica: debe ser rubricado en cada página por el cónsul o jefe de legación;
visto bueno: el testamento hecho ante un ministro plenipotenciario, un encargado de
negocios o un Cónsul, en el que no hubiese intervenido el jefe de legación, deberá ser
llevado ante éste para que dé el visto bueno, el que será colocado al pie del testamento
si es abierto y sobre la carátula si es cerrado;
rubricación y visto bueno de cónsul extranjero de una nación amiga: esto procede
cuando no hay cónsul ni jefe de legación argentino en el país extranjero (esto es
criticado por la doctrina);
remisión de copia del testamento: debe realizarla el cónsul al Ministerio de Relaciones
Exteriores. Éste la remite al juez civil del último domicilio del testador, que ordenará
su protocolización ante algún escribano del lugar. Si no se conociere el domicilio, se
remite a juez civil de la Capital Federal, quien ordena la protocolización a un
escribano de tal jurisdicción.
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La diferencia entre el heredero universal y el de cuota está dada por la vocación al todo que es
inherente al primero, pues el heredero de cuota carece de derecho a acrecer, salvo que la ley o
el testamento lo establezca.
Casos:
Como ya expresamos, la institución de herederos no tiene formas sacramentales; basta con
que las personas sean designadas con el objeto de suceder la universalidad de los bienes,
acordándoles el derecho de acrecer.
El art. 2487 regula los supuestos de institución indirecta de los herederos universales, a saber:
a) “La atribución de la universalidad de los bienes de la herencia, aunque se limite a la nuda
propiedad”. La disposición testamentaria por la cual el testador otorga a una o muchas
personas la universalidad de los bienes que deja a su muerte importa instituir herederos a las
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personas designadas, aun cuando según los términos del testamento, la disposición se
encuentre restringida a la nuda propiedad y que separadamente el usufructo se haya dado a
otra persona.
b) “El legado de lo que reste después de cumplidos los demás legados”: si después de haber
hecho a una o muchas personas legados particulares, el testador lega lo restante de sus bienes
a otra persona, esta última disposición importa la institución de heredero de esa persona,
cualquiera que sea la importancia de los objetos legados respecto a la totalidad de la herencia.
c) “Los legados que absorben la totalidad de los bienes, si el testador confiere a los legatarios
el derecho de acrecer”.
El heredero instituido en uno o más bienes determinados es legatario.
A los fines de interpretar las disposiciones testamentarias, se establecen las siguientes pautas:
interpretación literal: deben considerarse las palabras utilizadas por el testador;
interpretación contextual: cuando de las cláusulas demuestren que otra ha sido la
voluntad del testador, debe realizarse una interpretación contextual conforme al grado
de cultura y la construcción gramáticas propias del testador;
interpretación legal: la ley regula dos supuestos que pueden generar dudas al momento
de establecer la naturaleza del llamamiento testamentario; estos son: legado de
remanente e institución de herederos con asignación de partes.
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Es decir, la sustitución de herederos procede cuando dos o más personas son llamadas por el
testador como herederos o legatarios de manera sucesiva. En la sucesión testamentaria, el
testador establece el orden, y aunque llame a varias personas, puede determinar un orden para
todas o para algunas. Así puede suceder que a un heredero le nombre un sustituto; por
ejemplo: instituye heredero a Juan y nombra como sustituto a Pedro. También puede nombrar
varios sustitutos para un heredero, de manera conjunta o sucesiva, o nombrar un sustituto para
varios herederos o varios sustitutos para varios herederos o varios herederos sustitutos entre
sí.
El Código Civil y Comercial contempla la posibilidad de instituir herederos o legatarios y
aclara que esto no significa imponerle un sucesor al instituido en primer término. Por otra
parte, aclara que de producirse esta última posibilidad, no se afectará la validez de la
institución si se dan las siguientes condiciones:
que subrogue al instituido frente al supuesto de que éste no quiera o no pueda aceptar
la herencia o legado;
que la sustitución establecida para uno de esos casos valga para el otro.
En cuanto a sus efectos, cuando el sustituto queda convertido en heredero, desplaza a los
intestados y excluye, en principio, el derecho de acrecer.
El heredero instituido en primer término mantendrá todos sus derechos, y al momento de su
muerte, su sucesión se regirá por el orden legítimo o por su propio testamento, con total
independencia de lo dispuesto en el testamento que lo instituyó a él. Por su parte, el heredero
o legatario sustituto queda sujeto a las mismas cargas y condiciones que el testador le había
impuesto al sustituido, salvo que el causante haya querido limitarlas respecto del que ha sido
llamado en primer término.
Lo dispuesto en materia de sustitución hereditaria resulta de aplicación a los legados.
Legados
Hemos visto que la sucesión testamentaria puede ser:
a título universal;
a título particular.
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tomar la definición de Borda (1994) quien lo conceptualiza como una “liberalidad hecha en
un testamento, por la que se transmiten al beneficiario derechos o excepciones de carácter
patrimonial, sobre objetos particulares” . Generalmente, se produce la transmisión de
derechos (propiedad, usufructo, créditos);El legado puede consistir en un acto de atribución
patrimonial (legado de cosa cierta) o no constituir una atribución patrimonial (legado de
liberación de deuda), pues el legatario no obtiene adquisición alguna.
Atento al carácter personalísimo e individual del testamento, el legado no puede dejarse al
arbitrio de un tercero ni de un heredero. El testador no puede delegar la designación de sus
sucesores a otra persona.
Caracteres:
a) Es una disposición realizada por causa de muerte y que requiere, por tratarse de un acto de
última voluntad, la forma testamentaria.
b) Es una disposición a título gratuito; sin embargo, no en todos los casos hay verdadera
liberalidad; por ejemplo, no la hay en los legados remuneratorios ni en el caso en que los
cargos impuestos al legado insuman su valor.
c) Grava a la masa hereditaria: el legado pesa sobre los herederos, es decir, sobre la masa
hereditaria; en consecuencia, si los gravados no son todos los herederos, sino algunos de ellos,
no estamos en presencia de un legado, sino de un cargo.
Sujetos del legado: Sobre quién pesa el legado:
El cumplimiento del legado pesa sobre los herederos; es decir, sobre la masa hereditaria.
Prescribe el art. 2467 que “el heredero queda obligado por las deudas y legados de la sucesión
sólo hasta la concurrencia del valor de los bienes hereditarios recibidos. En caso de pluralidad
de herederos, éstos responden con la masa hereditaria indivisa”. Es decir que la obligación de
pagar los legados pesa sobre todos los herederos, en proporción a la parte de cada uno de
ellos.
Sujeto beneficiado:
Los sujetos beneficiados por los legados se llaman “legatarios”. Son sucesores singulares que
tienen su llamamiento de un testamento. El legatario no responde por las deudas del causante,
y la posesión que recibe es la material ante la entrega del objeto que efectúa el heredero. El
legatario debe ser designado con la precisión suficiente que no deje dudas sobre su calidad de
beneficiario.
Normas aplicables:
Postula el art. 2494 que “el heredero está obligado a cumplir los legados hechos por el
testador conforme a lo dispuesto en este Código sobre las obligaciones en general, excepto
disposición expresa en contrario de este Capítulo”. Los legatarios tienen derecho al legado
desde la muerte del testador.
El heredero debe cumplir con el legado; si no lo hiciera, el legatario podrá emplear los medios
legales para obtener su legado y reclamar las indemnizaciones que resulten ante el
incumplimiento.
Adquisición del legado. Modalidades. Entrega
El derecho al legado se adquiere a partir de la muerte del testador o desde el cumplimiento de
la condición. A su vez, la adquisición de la titularidad sobre la cosa legada se produce de
pleno derecho a la muerte del testador. Sin embargo, el legatario pedirá a los herederos, al
albacea o al curador de la herencia que se le entregue el objeto legado. En el caso en que el
legado estuviera sujeto a una condición suspensiva, se adquirirá a partir del cumplimiento de
la condición. Si se tratara de bienes muebles registrables ej., un automóvil) el registro es
constitutivo, por lo tanto, el legatario adquirirá el dominio a partir de la inscripción .Si se trata
de un legado de bienes determinados, el legatario es propietario desde la muerte del causante
y podrá ejercer todas las acciones de las que éste era titular.
Aceptación del legado:
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Puede ser realizada por el legatario y sus sucesores universales. Se prevé que puedan
efectuarla los acreedores de aquel, aun cuando haya repudiado el legado.
Objeto de los legados
Legado de cosa cierta, de cosa ajena, de cosa ganancial, de un bien en condominio, de cosa
gravada, de cosa inmueble, con cargo, de género, de dar sumas de dinero, de prestaciones
periódicas: alimentos, alternativos, de créditos, de liberación de deuda, de reconocimiento de
deuda
Regla general:
El Código establece que pueden legarse todos los bienes que estén en el comercio, aun los de
existencia futura. Dispone el art. 2497: “Bienes que pueden ser legados. Pueden ser legados
todos los bienes que están en el comercio, aun los que no existen todavía pero que existirán
después”.
El término bienes comprende las cosas y los derechos. Alcanza a los objetos de contenido
patrimonial cuya enajenación no se encuentra prohibida o dependiente de autorización
pública. Conforme a ello, no podrán ser objeto de legados: la jubilación, el bien de familia,
entre otros. El objeto legado debe ser designado por el testador, pues –como lo establece el
art. 249594–, no puede dejarse aquel al arbitrio de un tercero. La cosa legada debe pertenecer
al testador, si se trata de un legado de cosa cierta y determinada.
Legado de cosa cierta:
El legado de cosa cierta es aquel por el cual se dispone de un objeto material, cierto y
determinado. Los legatarios adquieren el dominio de pleno derecho a la muerte del testador;
por lo tanto, la facultad para intentar la acción reivindicadora deriva de tal dominio. La acción
puede ser ejercida aun cuando no tuviese la posesión de la cosa; por ello, debe citar a los
herederos a fin de resguardar los derechos de éstos últimos. Por otra parte, los gastos de
entrega del legado se encuentran a cargo de la sucesión. Éstos son los necesarios para la
entrega material de la cosa al legatario. Pesa sobre el legatario el pago de impuestos que pesen
sobre la cosa legada desde la muerte del causante.
Extensión:
La cosa legada se debe en el estado que existe al tiempo de la muerte del testador,
comprendiendo los accesorios. La norma no es sino un corolario del principio de que los
testamentos producen sus efectos al momento de la muerte del causante. Empero, la regla
cede en algunos supuestos. La referencia de que la cosa debe entregarse en el estado en que
se encuentra no se limita al estado material, sino que comprende el jurídico, pues los contratos
que la gravan deben ser respetados. Las mejoras corresponden al legatario y pesan sobre él los
deterioros de la cosa legada desde la muerte del testador
Legado de cosa ajena:
Está regulado en el art. 2507. El principio es que el testador sólo puede legar sus propios
bienes; por lo tanto, es de ningún valor todo legado de cosa ajena cierta y determinada.
Excepción: se convalida el legado si la cosa es adquirida con posterioridad por el testador.
Adquisición ordenada por el testador:
Si el testador ordenare que se adquiera una cosa ajena para darla a alguna persona, el heredero
debe adquirirla y darla al legatario; pero si no pudiese adquirirla porque el dueño no quiere
enajenarla o pide un precio excesivo, el heredero estará sólo obligado a dar en dinero el justo
precio de la cosa.
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Si la cosa ajena legada hubiese sido adquirida por el legatario antes del testamento, se le debe
su precio equitativo. Por último, si la adquisición es gratuita, el legado queda sin efecto.
Legado de cosa ganancial: El Código Civil y Comercial no regula expresamente el legado de
cosa ganancial.
Se distinguen dos supuestos:
que la cosa sea adjudicada al testador antes de su muerte: en tal caso, el legado es
válido como legado de cosa cierta y determinada; lo importante es que al legatario se
le adjudique en la liquidación de la sociedad conyugal el bien legado aun cuando tal
adjudicación se produzca luego de su muerte;
que la cosa legada le sea adjudicada al cónyuge supérstite al dividir los gananciales: en
este caso el legado vale como legado de cantidad conforme al valor que tenía el bien al
momento de la muerte del causante.
Legado de cosa gravada: Dispone el art. 2500 que el heredero no está obligado a librar la
cosa legada de las cargas que la gravan. Por otra parte, responde por las obligaciones a que
esté afectada la cosa, hasta la concurrencia del valor de ésta.
Cosa gravada con usufructo, uso, o cualquier otro derecho real que no sea de garantía: El
legatario debe recibir la cosa con tales cargas, pues los herederos no están obligados a
liberarla. Si el legatario quisiera liberar la cosa legada, deberá acordar con el titular del
derecho real que pese sobre ella.
Cosa gravada con derecho real de garantía:
Sobre el legatario pesa:
el derecho real de garantía;
la obligación garantizada.
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Legado de género:
a) Legado de cosa indeterminada:
El legado cuyo objeto está determinado genéricamente es válido, aunque no haya cosa de ese
género en la herencia. Por ejemplo: heladera de dos puertas. Si en el patrimonio del testador
hay una sola cosa de ese género, con ella debe cumplirse el legado.
Forma de hacer la determinación:
Si el testador ha dejado expresamente la elección al heredero o al legatario, podrá el heredero
dar lo peor y el legatario escoger lo mejor.
Estos legados confieren un derecho de crédito para su cobro que deberán reclamar los
legatarios a los herederos. El derecho sobre el objeto se tendrá cuando el heredero lo entrega.
Legado de cosa fungible: Está regulado en el art. 2504, cuando se refiere a los legados con
determinación del lugar. Conforme a esta norma, el legado se cumple entregando la cantidad
allí existente a la muerte del testador, aunque sea menor que la designada. Si es mayor, se
cumple entregando la cantidad designada. Si no se encuentra cosa alguna, nada se debe. Si las
cosas legadas han sido removidas temporariamente del lugar habitual de ubicación aludido en
el testamento, el legado comprende las que subsistan en el patrimonio del testador hasta la
concurrencia de la cantidad indicada por éste.
Es necesario para la validez del legado que una vez determinada la especie del objeto del
legado se indique su peso, medida o cantidad.
Evicción: En los legados de género el heredero responde por evicción104. Esto se aplica
también a los legados alternativos.
Legado de dar sumas de dinero:
Este legado es una subespecie dentro del legado de cantidad o cosas fungibles. Puede consistir
en la entrega de una determinada cantidad de moneda nacional o de moneda extranjera. En
cuanto a su exigibilidad, ésta procede aunque no hubiese dinero en la herencia. El
cumplimiento de estos legados, si es puro y simple, es exigible desde la apertura de la
sucesión, sin perjuicio de la facultad de los herederos de oponerse a entregarlo hasta tanto se
hubiesen pagado las deudas.
Si los herederos no cumplen con el legado, el legatario podrá constituirlos en mora y a partir
de allí comenzarán a correr los intereses. En cambio, si el legado está sujeto a condición
suspensiva o a un plazo, sólo podrá exigirse cuando se hubiese cumplido la condición o
acaecido el plazo.
Legados de prestaciones periódicas: alimentos
El legado de prestaciones periódicas es aquella disposición por la cual se otorga al legatario el
derecho de recibir la manda, que consiste generalmente en una suma de dinero durante
períodos determinados por el testador. Estos pueden ser semanales, quincenales, mensuales,
etcétera. Pueden tener plazo o carácter vitalicio.
Establece el art. 2510 que cuando el legado es de pago periódico, se considera que “existen
tantos legados cuantas prestaciones se deban cumplir”. Desde la muerte del testador, se debe
la cuota íntegramente, “con tal de que haya comenzado a transcurrir el período
correspondiente, aun si el legatario fallece durante su transcurso”.
En cuanto al legado de alimentos:
Comprende la instrucción adecuada a la condición y aptitudes del legatario, sustento,
vestimenta, vivienda, asistencia en las enfermedades hasta que alcance la mayoría de edad o
recupere la capacidad.
Debe tenerse presente que el legado se mantiene mientras dure la falta de aptitud para
procurarse alimentos aun cuando hubiese alcanzado la mayoría de edad.
Si el legado de alimentos se confiriera a una persona capaz, se considera legado de
prestaciones periódicas conforme a lo dispuesto por el testador.
Legados alternativos: En estos legados, el heredero o, en su caso, el legatario pueden elegir
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SUCESIONES
Por otra parte, el código establece que la remisión no comprende las deudas posteriores a la
fecha del testamento. Si el testador lega el instrumento de la deuda, ésta se entiende remitida.
Asimismo, una vez legada la cosa tenida en prenda, se entiende también remitida la deuda si
no hubiese documento público o privado de ella; si lo hubiese y no se legase, se entiende sólo
remitido el derecho de prenda.
El legado de la deuda hecho a uno de los deudores solidarios, si no es restringido a la parte
personal del legatario, causa la liberación de los codeudores. El legado hecho al deudor
principal, libra al fiador; mas el legado hecho al fiador no libera al deudor principal.
Legado de reconocimiento de deuda Prescribe el art. 2506 que el reconocimiento de una
deuda hecho en el testamento, es reputado como un legado mientras no se pruebe lo contrario.
Si el testador manda a pagar lo que cree deber y no debe, la disposición se tendrá por no
escrita. Si en razón de una deuda determinada se manda pagar más de lo que ella importa, el
exceso no es debido. La presunción es iuris tantum y, por ende, cabe al acreedor la
demostración de la existencia de la deuda. Por otra parte, lo que el testador legue al acreedor
no se imputa al pago de la deuda, salvo disposición en contrario.
Prelación de pago
El art. 2358 dispone: El administrador debe pagar a los acreedores presentados según el
rango de preferencia de cada crédito establecido en la ley de concursos.
Pagados los acreedores, los legados se cumplen, en los límites de la porción disponible, en el
siguiente orden:
a) los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados. Si hay varios de la misma categoría, se pagan a prorrata.
Así deben ser pagadas las deudas del causante, las cargas de la sucesión deben apartarse la
porción legítima de los herederos forzosos, y sobre el remanente, deben seguir el orden de
pago de los legados previstos por el artículo 2358.
Responsabilidad
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SUCESIONES
En cuanto a la responsabilidad del legatario por las deudas y cargas de la sucesión, es dable
distinguir:
1) Sucesión solvente: los legatarios no son responsables por las deudas y cargas de la
sucesión.
Excepción:
cuando las deudas forman parte de un conjunto de bienes tomados como una unidad
(fondo de comercio);
cuando la cosa legada tiene un gravamen real (hipoteca): el legatario debe responder
por la deuda que es garantizada con el bien legado;
cuando el testador lo dispusiera.
2) Sucesión insolvente: los legados no pueden pagarse hasta que estén pagas las deudas y
cargas de la sucesión. Los legados se abonarán en la medida en que alcance y en el orden del
art. 2358.
Si se declara el concurso o quiebra de la herencia, se aplica la ley de concursos.
Derecho de acrecer
Dentro de la esfera en que el testador puede disponer, su voluntad es decisiva; en
consecuencia, puede determinar quién se beneficiará en caso de que falle alguno de los
llamamientos. El derecho de acrecer procede en la institución de herederos y en los legados.
Fundamento:
El fundamento del derecho de acrecer en la sucesión testamentaria está dado por la presunta
voluntad del causante de beneficiar a todos los llamados sin realizar preferencia entre ellos.
En consecuencia, ante la disposición testamentaria, para determinar si hay o no acrecimiento a
favor de otros instituidos, hay que estar a la voluntad del testador. En el caso en que no sea
expresa, debe recurrirse a la interpretación.
Definición. Requisitos
El derecho de acrecer es el derecho que tiene el heredero o legatario de aprovechar la porción
de la herencia de otro coheredero o colegatario, respectivamente, cuando éstos no quieren o
no pueden recibirla.
Requisitos del derecho de acrecer:
a) Llamamiento plural o conjunto: los sujetos beneficiarios deben ser varios y deben ser
llamados a una misma herencia o a la misma parte de ella o al mismo bien. No debe haber
asignación de la parte de cada uno de los herederos o legatarios.
d) Porción vacante: es necesario que el colegatario o coheredero no recoja su parte, sea por
premoriencia o renuncia, entre otros. La cuota que no ha sido tomada corresponderá al
coheredero o colegatario cuando no medie derecho de representación en esa cuota.
e) Voluntad del causante: el derecho de acrecer no podrá funcionar si el causante
expresamente se ha opuesto a él. Por ejemplo, el causante estableció una sustitución vulgar
para el heredero que no pudo o no quiso recibir la herencia.
Personas a las que se aplica
El derecho de acrecer se otorga a colegatarios o coherederos. Los colegatarios tienen derecho
a acrecer cuando el testador los llama conjuntamente sobre un mismo objeto, sin asignarles
parte. En el caso de los herederos, el derecho de acrecer se da en dos supuestos:
a) Varios herederos llamados a una misma herencia: si alguno de ellos no acepta, su parte
acrece a todos los demás por partes iguales. Por ejemplo: Juan (quien no tiene legitimarios)
nombra herederos a sus sobrinos, Lucas, Hernán y Pablo; éste último no acepta la herencia.
En este caso, Lucas y Hernán reciben la porción de Pablo, la que se asignarán en partes
iguales.
Ahora bien, no tienen derecho de acrecer los herederos que son instituidos por cuotas, salvo
que del testamento deba entenderse que el testador ha querido darles ese llamado para el caso
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SUCESIONES
que no puedan cumplirse las demás disposiciones testamentarias. Esta solución está prevista
en el art. 2488, primer párrafo. Por ejemplo: Lucas, Hernán y Pablo son nombrados herederos
por su tío Juan, quien ha asignado al primero la mitad; al segundo, un cuarto, y al tercero, el
cuarto restante. Si Hernán fallece, la regla es que no hay acrecimiento a favor de Pablo y
Lucas. La excepción es que del testamento se desprenda que el llamado ha sido al todo.
b) varios herederos llamados a una misma porción de la herencia.
Institución de herederos con asignación de partes y sin asignación de partes en el mismo
testamento:
El art. 2486, en el segundo párrafo, regula:
Si el testamento instituye uno o varios herederos con asignación de partes y otro u otros sin
ella, a éstos corresponde el remanente de bienes después de haber sido satisfechas las
porciones atribuidas por el testador. Si éstas absorben toda la herencia, se reducen
proporcionalmente, de manera que cada heredero sin parte designada reciba tanto como el
heredero instituido en la fracción menor.
Conforme a esta norma, los herederos instituidos sin asignación de partes reciben por partes
iguales y son llamados al todo si los otros fallaran en su vocación. Por otra parte, a los
instituidos sin parte les corresponde el remanente de los bienes que quedara luego de dadas las
porciones a los herederos instituidos por el testador con asignación de parte.
Ahora bien, la norma prescribe una solución a fin de proteger a los herederos instituidos sin
asignación de parte, pues prevé que si las cuotas absorben toda la herencia, deben ser
reducidas para que aquellos reciban tanto como el heredero instituido en la fracción menor.
Conjunciones que dan origen al derecho de acrecer. Efectos
En el supuesto de que varios herederos sean llamados a una misma porción de la herencia la
ley determina la procedencia del derecho de acrecer en los siguientes casos:
a) Conjunción re et verbis: esta surge cuando varios herederos son llamados a la misma cuota
y en la misma frase. Por ejemplo: el testamento expresa: “nombro herederos a Soledad y
Rogelio en la mitad de mi herencia y a Sofía en la mitad restante”. Si se frustra el llamado de
Soledad acrece solamente Rogelio y viceversa.
b) Conjunción re tantum: se presenta cuando por cláusulas distintas se da el mismo objeto a
varios legatarios. Es decir, se llama a varios herederos a la misma cuota, pero en frases
distintas. Por ejemplo, en el testamento se detalla: “nombro heredero de la mitad de la
herencia a Soledad y a Sofía en la otra mitad”. Luego, en otra cláusula expresa: “Sobre la
primera mitad, nombro heredero también a Rogelio”. Si se frustra el llamado de Soledad
acrece solamente Rogelio y viceversa.
Lo dicho también aplica al derecho de acrecer entre colegatarios unidos por una conjunción,
es decir, a los legatarios llamados conjuntamente a un mismo objeto, sin asignación de partes.
Efectos del acrecimiento:
Regula el art. 2489: “Cuando el testador instituye a varios herederos en una misma cuota, o
atribuye un bien conjuntamente a varios legatarios, cada beneficiario aprovecha
proporcionalmente de la parte perteneciente al heredero o legatario cuyo derecho se frustra o
caduca. Los favorecidos por el acrecimiento quedan sujetos a las obligaciones y cargas que
pesaban sobre la parte acrecida, excepto que sean de carácter personal. El derecho de acrecer
se transmite a los herederos.
De la norma se desprende que el efecto natural es que la porción no recogida por el legatario o
heredero aprovecha a sus otros colegatarios o coherederos, respectivamente, de manera
proporcional. El acrecentamiento produce sus efectos en el momento en que se produce la
vacante, sin necesidad de aceptación de los coherederos o colegatarios.
Otra consecuencia es que los beneficiados deben asumir las obligaciones y cargas que
pesaban sobre la parte acrecida. Esto no se aplica si se trata de obligaciones o cargas intuitu
personae.
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SUCESIONES
Por último, prevé la norma que el derecho de acrecer se transmite a los herederos. Por
ejemplo: el derecho de acrecer que tuvo el padre le corresponderá a sus herederos.
Ineficacia de testamentos y disposiciones testamentarias. Principios generales
Se dice que un testamento o cualquiera de sus disposiciones son ineficaces cuando no
producen sus efectos propios, cualquiera fuere la causa. La noción genérica de ineficacia se
especifica con los conceptos de nulidad, revocación y caducidad, aplicables con relación al
testamento como acto jurídico mortis causa.
a) Nulidad
La nulidad se ocasiona por vicios o defectos constitutivos, es decir, concurrentes en el
otorgamiento del testamento. Es decir, la causa de la ineficacia es originaria, vale decir,
concomitante con el otorgamiento del acto.
b) Revocación
La revocación es cuando se deja sin efecto el testamento o la disposición testamentaria en
virtud de un cambio en la voluntad del propio testador, sea expresa o presunta. También
procede cuando devienen ineficaces las disposiciones testamentarias por inejecución de las
cargas impuestas al gravado o por ingratitud del beneficiario.
c) Caducidad
La caducidad se produce ante la falta de alguno de los presupuestos indispensables, después
de que se abra la sucesión, para que el testamento o determinadas disposiciones testamentarias
puedan producir sus efectos. Es ocasionada ante una causal de ineficacia sobrevenida con
posterioridad al acto y que es independiente de la voluntad del testador. Puede afectar al
testamento completo o a alguna de sus disposiciones testamentarias.
La ineficacia del testamento siempre es total; en consecuencia, en principio caen todas las
disposiciones testamentarias contenidas en él. En cuanto a las disposiciones testamentarias, la
ineficacia puede ser total o parcial; en este último supuesto, las disposiciones no afectadas se
mantienen.
La noción de inexistencia en materia testamentaria.
Un acto es inexistente cuando falta el acto mismo, aunque pudiera llegar a tener la apariencia
de tal; en consecuencia, no produce efecto jurídico alguno. Esta noción no ha sido regulada
por el Código Velezano y tampoco lo ha hecho el Código Civil y Comercial.
Entre los supuestos, podemos señalar:
a) Falta de las solemnidades relativas a la esencia misma del testamento: la falta de la firma
del testamento por parte del testador provoca su inexistencia. Esto sucede en el testamento
ológrafo, por ejemplo, si es escrito de manera digital, pues una de las solemnidades en esta
forma de testamento es la escritura de puño y letra. En el testamento público, la falta de
escribano implica que el testamento es inexistente como tal.
b) Testamento no admitido o prohibido: por ejemplo, nuestro sistema no admite el testamento
por poder, por lo tanto, un testamento realizado de esta manera es inexistente. Otro supuesto
es el testamento mancomunado, pues aún cuando la voluntad de los sujetos otorgantes existe,
la vinculación de la de cada uno de ellos con la del otro implica que no se trata de la voluntad
individual y desligada de toda otra, que es la que nuestra ley admite como formativa del acto
testamentario.
c) Ausencia absoluta de voluntad de testar: tiene la apariencia del testamento, pero no ha
habido voluntad de testar. Por ejemplo, el realizado con fines docentes.
d) Falta de autenticidad: cuando el testamento es falso con relación a la persona que se
atribuye. Tal caso ocurriría por la falsedad material de un testamento ológrafo, producida por
la acción de un tercero que ha imitado la firma y letra del presunto causante.
Distinción con la nulidad:
La nulidad es una sanción de la ley que recae sobre un acto jurídico real o existente; es decir,
que reúne los elementos esenciales de tal, esto es: sujeto, objeto y forma. En cambio, la
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SUCESIONES
inexistencia es una noción que se aplica a ciertos hechos que no obstante tener la apariencia
de actos jurídicos, no son tales por carecer de algún elemento esencial de ellos. La
inexistencia no se declara, sino que se constata (se la invoca como defensa sin que sea
necesario plantearla como acción o reconvención); debe ser verificada por el Ministerio
Público Fiscal dentro del proceso sucesorio. En la nulidad es necesario que se plantee una
controversia sobre la validez o no del testamento.
Nulidad. Clasificaciones: posiciones doctrinarias
Como ya adelantáramos, la nulidad se ocasiona por vicios o defectos constitutivos; es decir,
concurrentes en el otorgamiento del testamento.
El criterio de distinción entre nulidad absoluta o nulidad relativa se funda en el interés que
protege la sanción de ineficacia. La nulidad del acto es absoluta cuando el vicio afecta el
interés general, orden público. En cambio, la nulidad es relativa cuando el vicio atañe al
interés de las partes intervinientes.
La doctrina no es pacífica respecto a si resulta aplicable la clasificación de nulidad relativa y
absoluta a los testamentos. En el derecho comparado, encontramos dos posiciones:
1) no es posible aplicar tal clasificación, pues la nulidad testamentaria siempre es absoluta;
2) resulta posible realizar tal distinción, ya que puede suceder que los testamentos estén
afectados de nulidad absoluta o de nulidad relativa; éste último caso es el que se produce
cuando solo se puede invalidar el testamento a instancia de alguien legalmente autorizado
para impugnarlo.
Nulidad total y nulidad parcial:
La nulidad de un acto jurídico puede ser completa o sólo parcial. En este segundo caso, la
nulidad de una disposición no perjudica a las demás. Ello permite mantener la validez de las
disposiciones testamentarias que no estén afectadas por la ineficacia de otra u otras.
Análisis de las causales por el art. 2467.
Prescribe la norma que:
“Es nulo el testamento o, en su caso, la disposición testamentaria:
a) por violar una prohibición legal;
b) por defectos de forma;
c) por haber sido otorgado por persona privada de la razón en el momento de testar. La falta
de razón debe ser demostrada por quien impugna el acto;
d) por haber sido otorgado por persona judicialmente declarada incapaz. Sin embargo, ésta
puede otorgar testamento en intervalos lúcidos que sean suficientemente ciertos como para
asegurar que la enfermedad ha cesado por entonces;
e) por ser el testador una persona que padece limitaciones en su aptitud para comunicarse en
forma oral y, además, no saber leer ni escribir, excepto que lo haga por escritura pública, con
la participación de un intérprete en el acto;
f) por haber sido otorgado con error, dolo o violencia;
a) por favorecer a persona incierta, a menos que por alguna circunstancia pueda llegar a ser
cierta”.
Pérez Lasala distingue las siguientes causales:
1. inobservancia de las solemnidades prescriptas por la ley que no se refieren a la existencia
misma del testamento: por ejemplo, falta de fecha en el testamento ológrafo;
2. falta de capacidad del testador: fue dictado por persona que no alcanza la edad para exigida
para testar o que se encuentra privada de razón;
3. vicios que afectan la voluntad del causante: por ejemplo, violencia, dolo y error.
Confirmación
Cuando el testamento tuviese vicios de forma, el testador no puede confirmar, pues debe
reproducir las disposiciones del testamento afectado en un nuevo testamento. Ello implica
realizar un nuevo testamento perfectamente válido sin conexión con el nulo.
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SUCESIONES
Si el testamento estuviera afectado de nulidad por una causa distinta al vicio de forma, es
posible su confirmación mediante un nuevo testamento en el que se haya subsanado el vicio
invalidante. De este modo, un testamento nulo por haber carecido el testador de razón al
otorgarlo, puede confirmarse cuando la recupere.
Efectos
La nulidad del testamento no impide que produzca efectos hasta tanto sea impugnado. La
nulidad de las disposiciones testamentarias no lleva consigo la caída del testamento, sino que
se mantiene su validez respecto a las disposiciones no afectadas de nulidad, salvo cuando es
evidente la interdependencia entre dos cláusulas testamentarias; en este último caso, puede
suceder que la nulidad de una provoque la de la otra.
Acción de nulidad. Legitimación activa y pasiva. Carga de la prueba
La nulidad del testamento o de alguna de sus disposiciones podrá ser demandada por
cualquier interesado, salvo que, conociendo el vicio, la hubiese ratificado o cumplido
espontáneamente. Se reconoce una amplia legitimación activa, pues puede ser entablada por
todo aquel a quien pasarían los bienes si se declara la nulidad del testamento o la disposición.
Por ejemplo: herederos intestados; herederos testamentarios o legatarios de un testamento
anterior, siempre que el posterior fuese declarado nulo por defectos de forma.
Los legitimados pasivamente son aquellos a quienes beneficia el testamento.
Quien pretende la nulidad, deberá acreditar el vicio o defecto por cualquier medio de prueba.
La acción debe plantearse ante el juez del sucesorio.
Prescripción: rige el plazo genérico de los cinco años. En el caso de las acciones derivadas
del dolo, la violencia y la simulación o en las que corresponden por los actos otorgados por
incapaces, prescriben a los dos añoS.
Revocación de testamentos.
La revocación es el acto por el cual el testador deja sin efecto una disposición testamentaria
anterior .El testamento es en esencia revocable, atento al carácter unilateral del acto y al hecho
de no producir efectos hasta la muerte del testador.
El art. 2511 dispone: “Revocabilidad. El testamento es revocable a voluntad del testador y no
confiere a los instituidos derecho alguno hasta la apertura de la sucesión. La facultad de
revocar el testamento o modificar sus disposiciones es irrenunciable e irrestringible”.
Conforme a la norma en análisis, si el testamento contiene una cláusula de irrevocabilidad,
ésta sería nula, pero el testamento conservaría su validez. La revocación puede ser total o
parcial, según que abarque todo el contenido del testamento o solamente algunas de sus
cláusulas.
La revocación podrá provenir de una manifestación de voluntad:
expresa
tácita
legal
-La revocación expresa se da cuando el testador otorga un nuevo testamento, expresando que
revoca el anterior. Tal revocación “debe ajustarse a las formalidades propias de los
testamentos”.
-La revocación puede ser realizada por cualquier forma de testamento. Por lo tanto, si el
testamento a revocar fue realizado por la forma ológrafa, el que lo revoca puede tener tal
forma o de acto público.
-La revocación es tácita cuando la ley presume la intención del testador de dejar sin efecto las
disposiciones testamentarias. Así la revocación tácita procede cuando el causante, si bien
expresamente no revoca el testamento anterior, en el nuevo testamento realiza disposiciones
testamentarias que resultan incompatibles con las dispuestas en aquel; también, cuando
destruye el testamento ológrafo celebrado, o cuando efectúa la venta de la cosa que es objeto
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SUCESIONES
del legado.
Prescribe el art. 2513 que el testamento posterior revoca al anterior si no contiene su
confirmación expresa, excepto que de las disposiciones del segundo resulte la voluntad del
testador de mantener las del primero en todo o en parte.
Para que el testamento posterior revoque al anterior debe ser incompatible con éste. A los
fines de determinar la incompatibilidad, la segunda disposición testamentaria debe
interpretarse de acuerdo a la intención del testador, deducida del propio tenor del testamento.
Por otra parte, puede suceder que las disposiciones del primer testamento puedan coexistir
con las del posterior.
La revocación es legal cuando con posterioridad a la celebración del testamento, se producen
hechos que llevan al testador a revisar las disposiciones testamentarias que realizó.
En virtud de ello, podemos identificar los siguientes supuestos de revocación legal:
1-Postula el art. 2514 que “el matrimonio contraído por el testador revoca el testamento
anteriormente otorgado, excepto que en éste se instituya heredero al cónyuge o que de sus
disposiciones resulte la voluntad de mantenerlas después del matrimonio”. La ley supone, en
ese caso, que por el solo hecho de las nupcias ha cambiado la voluntad del testador, ya que se
crean nuevas afecciones y un vínculo que origina un legitimario que no tenía ese carácter
cuando se redactó el testamento preexistente. Este segundo matrimonio también deja sin
efecto el testamento dictado durante la vigencia del primer matrimonio. El matrimonio
posterior no establece una presunción iuris et de iure de revocación del testamento. “se trata
de una presunción iuris tantum porque admite prueba en contrario, ya que permite que el
testamento anterior al matrimonio tenga valor si de sus disposiciones resultare la voluntad de
mantenerlas después del matrimonio” .Esta interpretación es acorde con el principio general
de interpretación de los testamentos de acuerdo a la voluntad del causante.
Matrimonio anulado: Si el matrimonio -celebrado luego de la realización del testamento- es
posteriormente declarado nulo, el testamento recobra su validez.
Matrimonio putativo: Una situación especial es la que corresponde al matrimonio putativo,
pues si tal matrimonio resulta anulado luego de la muerte del testador, el cónyuge supérstite
de buena fe podrá invocar la revocación del testamento ya que para éste rigen las
consecuencias establecidas para el matrimonio válido.
2-Otro de los supuestos es el de destrucción del testamento ológrafo. En este supuesto dispone
el art. 2515 que dicho testamento debe ser revocado por su cancelación o destrucción, la que
debe haber sido hecha por el testador o por orden suya. Cuando existen varios ejemplares del
testamento, éste queda revocado por la cancelación o destrucción de todos los originales, y
también cuando ha quedado algún ejemplar sin ser cancelado o destruido por error, dolo o
violencia sufridos por el testador.
Si el testamento se encuentra total o parcialmente destruido o cancelado en casa del testador,
se presume que la destrucción o cancelación es obra suya, mientras no se pruebe lo contrario.
Las alteraciones casuales o provenientes de un extraño no afectan la eficacia del testamento
con tal de que pueda identificarse la voluntad del testador por el testamento mismo. No se
admite prueba alguna tendiente a demostrar las disposiciones de un testamento destruido
antes de la muerte del testador, aunque la destrucción se haya debido a caso fortuito. La
destrucción se refiere al “destrozo material del testamento ológrafo”; en cambio, “la
cancelación tiene lugar cuando en el texto del testamento se introducen rayas o se colocan
inscripciones tales como ‘anulado’ o ‘cancelado’.
Principio general: la cancelación o destrucción del testamento ológrafo produce la total
revocación de la voluntad testamentaria siempre “que proceda del mismo testador y aparezca
cumplidamente probada”. En principio, no hay revocación si existiendo varios ejemplares
originales de un testamento, no son todos destruidos. Esta afirmación admite las siguientes
excepciones:
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SUCESIONES
que algunos de los ejemplares se encontrare en poder de un tercero y esto fue olvidado
por el causante;
cuando se probare la subsistencia de un ejemplar que se sustrajo de la destrucción,
siendo irrelevante que la sustracción responda o no a una conducta dolosa;
La transmisión de la cosa legada revoca el legado, aunque el acto no sea válido por
defecto de forma o la cosa vuelva al dominio del testador.
El mismo efecto produce la promesa bilateral de compraventa, aunque el acto sea
simulado.
La subasta dispuesta judicialmente y la expropiación implican revocación del legado,
excepto que la cosa vuelva a ser propiedad del testador.
La transformación de la cosa debida al hecho del testador importa revocación del
legado.
La constitución de gravámenes sobre la cosa legada no revoca el legado.
Revocación del legado de cosa cierta por su enajenación posterior:
Si con posterioridad a la celebración del testamento se enajena la cosa cierta sea a título
oneroso o sea a título gratuito, el legado es revocado. La disposición está referida a los
legados de cosa cierta. No será aplicable, por tanto, al resto de los legados que no quedarán
revocados por la enajenación de cosas particulares, sin perjuicio, claro está, de que ellos
pierdan su eficacia por haberse agotado con esas enajenaciones la porción disponible.
La revocación resulta de la enajenación, sea el acto a título gratuito u oneroso.
Los actos gratuitos demuestran un cambio en la voluntad de beneficiar. Si la enajenación
resultara forzosa, ya sea por ejecución judicial o por expropiación, el acto no responderá a la
voluntad del testador y, por ende, no producirá la revocación del legado. Habrá, en el
supuesto, caducidad de la disposición.
En definitiva, cualquier acto de disposición que tenga por efecto la transmisión del dominio
de la cosa cierta, provoca la revocación del legado (venta, dación en pago, donación, etc.).
Para que el acto de disposición produzca la revocación es necesario que haya sido realizado
por el causante o por un apoderado con poder especial. La pérdida o deterioro de la cosa
legada que se produce luego de la muerte del testador es soportada por el legatario en virtud
del principio que el dominio de la cosa es atribuido al legatario desde la apertura de la
sucesión.
La responsabilidad es extracontractual y prescribe en el plazo de cinco años.
4-Otro supuesto está dado por la revocación del legado por causa imputable al legatario.
Regula el art. 2520 que:
Los legados pueden ser revocados, a instancia de los interesados:
a) por ingratitud del legatario que, después de haber entrado en el goce de los bienes legados,
injuria gravemente la memoria del causante.
b) por incumplimiento de los cargos impuestos por el testador si son la causa final de la
disposición. En este caso, los herederos quedan obligados al cumplimiento de los cargos.
Por causa final se entiende el móvil determinante que ha impulsado al autor del testamento a
efectuar la liberalidad. Cuando el cargo impuesto por el testador ha sido la causa determinante
de la liberalidad, ésta se revoca si aquél no se cumple. De lo contrario, no hay razón que
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SUCESIONES
justifique la revocación.
Efectos
El efecto principal de la revocación es que despoja de efectos al testamento o a las
disposiciones testamentarias que son alcanzadas por ella.
Los beneficiarios no pueden pretender algún resarcimiento del testador por el hecho de
revocar un testamento, pues los instituidos no gozan de ningún derecho en vida del causante.
El testamento revocado queda privado de todos sus efectos en cuanto acto de disposición de
bienes, pero si el acto contiene otras manifestaciones [reconocimiento de hijos] éstas… no son
alcanzadas por los efectos de la revocación, ya que no quedan privadas de eficacia las
declaraciones del testador que configuren una confesión extrajudicial de relaciones jurídicas
con terceros.
Resulta necesario precisar las distinciones que existen entre la caducidad y la revocación de
las disposiciones testamentarias, ya que si bien ambas causan la extinción de éstas, cubren
circunstancias que no se superponen.
Para la eficacia de la disposición testamentaria, es necesario que el testador haya preservado
la manifestación de voluntad hasta su muerte. Si la cambia, habrá revocación. En cambio, la
caducidad obedece a circunstancias que son ajenas a la voluntad del causante.
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SUCESIONES
En consecuencia, “el legado caduca por la transformación de la cosa por causa ajena a la
voluntad del testador, anterior a la muerte de éste o al cumplimiento de la condición
suspensiva”.
En el primer caso, el legado es revocado aun en el caso que la cosa legada recobrara la forma
que tenía antes de la transformación. En el segundo, si la cosa legada recuperara su forma
original, renacerá el legado.
4) Renuncia del legatario:
Establece el art. 2521 que “el legatario puede renunciar al legado en tanto no lo haya
aceptado. Cualquier interesado puede pedir al juez la fijación de un plazo para que el
instituido se pronuncie, bajo apercibimiento de tenerlo por renunciante”.
“La renuncia de un legado no puede ser parcial. Si se han hecho dos o más legados a una
misma persona, uno de los cuales es con cargo, no puede renunciar a éste y aceptar los
legados libres”.
El beneficiario de un legado puede aceptarlo o renunciarlo. La voluntad del legatario en uno u
otro sentido no está sujeta a formas sacramentales, pudiendo manifestarse en forma expresa o
tácita, por escrito o verbal.
…El derecho de opción puede ser ejercido por el legatario, o bien por sus sucesores
universales, ya que de producirse el fallecimiento del primero, el mismo se transmite a sus
herederos.
Caracteres de la aceptación:
1. Es lisa y llana: no puede ser sometida a condición o a término…
2. Es indivisible: no puede ser aceptada en forma parcial…
3. Es irrevocable: la doctrina mayoritaria sostiene que la aceptación del legado es irrevocable
Si el legatario renuncia al legado se produce la caducidad de éste. La renuncia no se presume.
El legatario podrá renunciar al legado en cualquier tiempo, desde la apertura de la sucesión.
El albacea. Definición. Caracteres. Designación. Capacidad
El albacea es la persona designada por el causante con la función de hacer cumplir las
disposiciones testamentarias.
Naturaleza Jurídica:
La doctrina no es pacífica respecto a la naturaleza del albacea. En consecuencia, se han
desarrollado distintas posiciones:
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público, la designación se estima ligada a la función, cualquiera sea la persona que la sirve”.
El art. 2524, en su segundo párrafo, establece que pueden ser albaceas:
“Las personas humanas plenamente capaces al momento en que deben desempeñar el
cargo [Podrán ser albaceas: los menores emancipados y los mayores de edad. Los
designados deben ser capaces al momento de ejercer el cargo; esto tiene su lógica,
pues antes de la muerte del causante, no tienen función que cumplir.];
“Las personas jurídicas;
“y los organismos de administración pública centralizada o descentralizada”.
Si bien el Código Civil y Comercial respeta la voluntad última del causante, ella resulta
acotada en dos supuestos:
o imposibilidad de dispensa al albacea del deber de inventariar los bienes legados;
o imposibilidad de dispensa de rendir cuentas por su labor.
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Responsabilidad:
“El albacea responde por los daños que el incumplimiento de sus deberes cause a los
herederos y legatarios”.
El Código Civil y Comercial sigue el criterio fijado por el Código Velezano.
El albacea deberá responder por los daños causados a los herederos o legatarios derivados del
incumplimiento de sus funciones. Tal responsabilidad es una consecuencia lógica de las
obligaciones de ejecución del mandato del causante, de inventariar los bienes y de rendir
cuentas. Surge ante el incumplimiento de la manda (con dolo o culpa) y el consecuente daño a
los herederos y legatarios.
El Código vigente limita los sujetos ante quienes debe responder el albacea; estos son; los
herederos y legatarios. Sin embargo, la doctrina mayoritaria estima que aquel debe responder
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por los daños que ocasiones a cualquier persona (acreedores de la sucesión, beneficiarios de
un cargo, etc.), pues no hay razón para eximirlo de ello, lo que resultaría contrario al orden
jurídico.
Facultades de los herederos y legatarios:
Están reguladas en el art. 2528 del Código Civil y Comercial.
La regla es que :Los herederos y los legatarios conservan las facultades cuyo desempeño no es
atribuido por la ley o por el testador al albacea.
Los herederos pueden solicitar la destitución del albacea por:
incapacidad sobreviniente,
negligencia,
insolvencia o
mala conducta en el desempeño de la función.
Pedida la destitución, será el juez quien evaluará las circunstancias y las causales en las que se
funda tal solicitud.
Por otra parte, en cualquier tiempo pueden poner término a su cometido pagando las deudas y
legados, o depositando los fondos necesarios a tal fin, o acordando al respecto con todos los
interesados. Los herederos y legatarios pueden solicitar las garantías necesarias en caso de
justo temor por la seguridad de los bienes que están en poder del albacea. En este supuesto, el
albacea podrá dar fianza u otra seguridad para continuar en el ejercicio de su función.
Remuneración. Gastos
El albacea tiene derecho a percibir la retribución fijada por el testador o, en su defecto, la que
sea determinada por el juez conforme a: “la importancia de los bienes legados y la naturaleza
y eficacia del trabajo realizado”.
En el caso que sea fijada por el testador, el albacea que aceptó el cargo no puede impugnarla
ni reclamar una suma mayor ni renunciar a tal remuneración a fin de solicitar que sus
honorarios sean regulados por el juez. Ello se funda en que al aceptar el cargo consintió las
condiciones impuestas en el testamento.
La remuneración es una carga de la sucesión. El art. 2530 nada dice respecto a la posibilidad
de que el albaceazgo sea gratuito. Ante esto, algunos autores consideran que si el testador
prevé en el testamento que la función será gratuita y esto es aceptado por el albacea, debería
respetarse tal solución .
Cuando el albacea es también legatario, se establece que la función constituye un cargo del
legado y, por lo tanto, no puede pretender remuneración alguna, salvo que haya sido otra la
voluntad del causante.
Por otra parte, tiene derecho a que se le reembolsen los gastos incurridos para cumplir sus
funciones. Asimismo, si ha realizado trabajos en ejercicio de su profesión que son de utilidad
para la sucesión, tiene derecho a que se le paguen los honorarios pertinentes. Se recepta la
utilidad como parámetro para la medición en la retribución de gastos y honorarios.
Conclusión del albaceazgo
El albaceazgo acaba:
a) por la ejecución completa del testamento,
b) por el vencimiento del plazo fijado por el testador,
c) por la muerte del albacea,
d) por su la incapacidad sobreviniente,
e) por renuncia, y
f) por la destitución ordenada por el juez.
Ante el cese de función del albacea designado, si subsiste la necesidad de cubrir la vacancia,
el juez lo designará previa audiencia con los herederos y legatarios.
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“Cuida tus sueños, son los hijos de tu alma, son las huellas
de lo que aCabaras Consiguiendo”
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